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Miles de niños abandonan la escuela

Por: Yanira Alvizurez y corresponsales

En lo que va  del año, 13 mil menores de edad abandonaron sus estudios por diferentes causas, entre ellas trabajo,   especialmente en la provincia, según cifras oficiales.

Diego Fernando Castro Martínez, de 13 años,  siempre soñó con graduarse de médico para ayudar a su familia y contribuir con el desarrollo de su comunidad, pero hace unos meses su padre le dijo que tenía que abandonar su anhelo y dejar la escuela para buscar trabajo, a fin de que pudiera apoyar en la economía familiar.

Diego es uno de los 13 mil menores de edad que en los primeros cuatro meses del año suspendieron sus estudios, en  especial en primaria y básicos, por  pobreza, desintegración familiar, patrones culturales, migración, trabajo infantil, condiciones de salud, infraestructura escolar o racismo. Esos niños viven, en su mayoría, en Guatemala,  Escuintla,  Petén,  Izabal, Suchitepéquez, Zacapa y  Chiquimula.

Sectores de la sociedad coinciden en que debe sobresalir la voluntad del Gobierno para reducir el desafío de contrarrestar la deserción escolar en el país, cuyas  causas son pobreza, migración, trabajo infantil, condiciones de salud, infraestructura escolar y racismo. Guatemala es el país que menos invierte en educación, con el 2.8% del producto interno bruto.
Los establecimientos deben ser atractivos para los estudiantes y la calidad educativa debe ser igual para todos.
Los maestros deben ser capacitados para detectar las señales de deserción escolar  y evitarlas.
Es necesario promover nuevas políticas públicas que garanticen la calidad educativa.

 

“Me duele mucho haber dejado la escuela porque me doy cuenta  de que muchos niños desaprovechan la oportunidad que les dan sus padres de cumplir su sueño y yo, en cambio, debo trabajar”, lamenta el menor, quien cursaba sexto primaria en la escuela de El Progreso, Mazatenango, Suchitepéquez.

En  Escuintla, la causa de deserción escolar en muchas adolescentes es el embarazo precoz. En el 2016 se  registraron 65 casos.

Miriam Maribel Glinz Palencia, directora Departamental de Educación en Escuintla, explicó que la mayoría de  niñas que desertaron fueron víctimas de violación. Comentó que preocupa no solo que no hayan terminado el ciclo escolar, sino que no se inscribieron en el actual.

“Decidí abandonar mis estudios porque resulté embarazada y me daba vergüenza que mis compañeros se burlaran de mi condición. No denuncié al violador por temor a que tomara represalias contra mi familia”, expresó una de las adolescentes, de 14 años.

 Glinz Palencia  indicó que ningún establecimiento educativo privado o del Estado debe negar el acceso a una  niña embarazada, pero  la decisión de seguir con sus estudios es de estas y  sus familiares.

En los primeros cuatro meses del presente ciclo escolar, 737 estudiantes de todos los niveles abandonaron los estudios  en ese departamento.

Estrategias

Carlos Rodríguez, de la Oficina de Planificación de la Dideduc en Suchitepéquez, refirió: “Este año tenemos 154 mil estudiantes en todo el departamento y de esta cantidad, 635 ya han abandonado las escuelas. Los problemas siguen siendo los mismos:  que los padres no tienen empleo y en el caso de las niñas,  tienen que cuidar a sus hermanos o salir a trabajar”.

Rodríguez añadió que con el objetivo de disminuir las cifras de deserción han  promovido  estrategias, entre estas que los maestros visiten las viviendas de los estudiantes y  hablen con los padres para hacerles conciencia sobre   la importancia de la educación.

De acuerdo con el   último censo, recogido recientemente en ese departamento, unos ocho mil niños en edad escolar  trabajan o ayudan a sus padres en la agricultura.

Silvestre Cifuentes, líder comunitario, afirmó que  cuando se habla de niñas se les debe desagregar, ya que las menores indígenas tienen menos oportunidades que las mestizas de continuar en el sistema educativo.

El pequeño Diego tuvo que abandonar sus estudios para ayudar a la familia a vender en un mercado de Mazatenango, Suchitepéquez. (Foto Prensa Libre: María José Longo)
El pequeño Diego tuvo que abandonar sus estudios para ayudar a la familia a vender en un mercado de Mazatenango, Suchitepéquez. (Foto Prensa Libre: María José Longo)

“De alguna manera, lo que determina esta situación son  factores de pobreza y pobreza extrema, y por otro lado, por el rol que la niña desempeña o realiza dentro de las comunidades, pues  se limita más a oficios de tipo doméstico, casamientos y embarazos precoces”, manifestó.

 Autoridades de Educación en Quetzaltenango afirmaron que  durante los primeros cuatro meses del presente ciclo escolar, 483 estudiantes abandonaron las clases por migración, falta de interés por continuar en la escuela, embarazos en niñas, trabajo y la distancia que deben recorrer para llegar al plantel educativo.

Carlos Ixquiac, coordinador de la Unidad de Planificación de la Dideduc de ese departamento,  indicó que la cifra de estudiantes retirados incluye a 174  que fueron trasladados a otro plantel educativo por diversas razones.

“Con base en los informes de las causas de los  retiros buscamos estrategias para motivar a los menores  a que luchen por sus sueños y, además, concienciamos a los padres”, resaltó.

Olivia González, maestra de primaria en Quetzaltenango, expresó: “La función de un maestro no es solo  impartir clases, sino motivar  a los niños para que  se sientan atraídos por el aprendizaje,  conocer su historia de vida para determinar si afrontan algún problema en su casa y qué es lo que necesitan”.

Dentro de las causas por las cuales los pequeños abandonan sus estudios está el trabajo y los embarazos. (Foto Prensa Libre: Esbin García)
Dentro de las causas por las cuales los pequeños abandonan sus estudios está el trabajo y los embarazos. (Foto Prensa Libre: Esbin García)

En Chiquimula, el factor más común en los niños  desertores del área rural  es  el trabajo, pues la mayoría de padres deciden  llevarse a sus hijos   a trabajar al campo, sobre todo en la época de lluvia. Otros migran a Estados Unidos, por factor económico.

La deserción escolar en  las niñas de ese departamento se debe a que tienen que aprender oficios domésticos o asumir el papel de madre.

Autoridades del Comité Nacional de Alfabetización en Chiquimula aseguran que cuentan con programas y   apoyo de oenegés para ejecutar estrategias que contribuyan a prevenir ese problema, que afecta, en su mayoría, a estudiantes del nivel  primario.

 Baja matrícula

De acuerdo con estadísticas del Ministerio de Educación (Mineduc),  la matrícula  a escala nacional  comenzó este  año con tres millones 887 mil 264 estudiantes. Sin embargo, en los primeros cuatro meses desertaron 13 mil seis. De esa cifra, dos mil 551 dijeron que  no les interesa continuar sus estudios, tres mil 404 fueron trasladados; 968, por migración temporal; 663, por trabajo; 593, por la distancia que deben recorrer para llegar al centro educativo; 428, por falta de recursos; y 268, por enfermedad.

José Enrique Cortez Sic, de la Dirección de Planificación Educativa  del Mineduc, indicó que la mayoría de niños que han dejado la primaria estaban inscritos en primer grado.

Manifestó que con el fin de contrarrestar el problema cuentan con estrategias de mejoramiento de la calidad educativa, de infraestructura,  de rediseño del Currículum Nacional Base del ciclo básico y de padres en apoyo a la educación. También los programas  comprometidos con primero y de alimentación escolar.

“En la estrategia de ampliación de cobertura se tiene contemplado, para este año, desarrollar y fortalecer acciones que favorezcan el incremento a la cobertura, tales como visita a hogares, optimización del recurso humano del Mineduc, remozamiento y construcción de aulas”, indicó.

Mynor Estuardo Carranza, sociólogo, considera que el objetivo del Gobierno es mantener a la población en un determinado nivel de pobreza, para que centre su esfuerzo en la búsqueda del sustento diario y relegue la educación.

“Impresiona y resulta hasta aberrante observar que el acceso de la población a la educación primaria, la cual es básica para el bienestar y desarrollo social, vaya en un descenso tan vertiginoso que  va a resultar muy difícil revertir si no se toman medidas urgentes este año”, dijo.

Fuente: http://www.prensalibre.com/ciudades/guatemala/desercion-escolar-miles-de-nios-abandonan-la-escuela

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Estado, universidad, humanidades y ciencias sociales

Por: Humberto Muñoz García

El sistema mundo no va bien y está lleno de incertidumbre: la crisis de septiembre 11, la primavera árabe, el terrorismo,  la crisis del 2008-09, el consumo de drogas, la guerra en  Siria, el ascenso de la ultraderecha en algunos países centrales y periféricos, Brexit, las desigualdades internacionales, la poca eficacia y el vasallaje de los Estados,  el descrédito de la democracia y los partidos políticos, las nuevas formas de la dependencia, la dominación que ejerce el sistema financiero, los movimientos juveniles, étnicos, las manifestaciones feministas, de los indignados, la falta de valores y creencias nacionales, de tolerancia y de razonabilidad política, la destrucción del medio ambiente y una masa de seres humanos con vidas desperdiciadas (Bauman, 2005), carencia de identidades, la influencia de las redes sociales opuestas al establishment, etc. Y faltan ideas fuerza que orienten la salida de la crisis.

En México, todos los días, algo indica que el país no va por el rumbo correcto. El modelo de desarrollo auspiciado desde los centros de poder, internos y externos, ha permitido un magro crecimiento de la economía, que no alcanza para corregir la desigualdad y la pobreza. Estamos frente a un Estado fracasado (Ghani y Lockhart, 2009), incapaz de regular el sistema social y la economía, en una crisis de valores, anomia y pérdida de legitimidad de la clase política. Las viejas estructuras políticas colapsaron. Así, se requiere una reforma del Estado. Para hacerla, hay que convocar a un esfuerzo colectivo, donde intervengan las universidades públicas, en unión con la sociedad civil y los actores favorables al cambio.

Entre la crisis y la apatía social se ha desatado una fuerte disputa por la nación. En este medio, México necesita  a sus universidades públicas. En ellas se han desarrollado las humanidades y las ciencias sociales, que son las disciplinas que coadyuvan a generar cohesión, recomponer el tejido social y estimular programas que redunden en beneficio de los más precarizados. Su conocimiento incluye mecanismos para impulsar la movilidad social y la legitimidad de los órganos del gobierno, por medio de una nueva agenda de políticas públicas.

En el marco de los problemas nacionales e internacionales, éstas disciplinas son de primera importancia. Así, se han creado fuerzas internas, en varias universidades públicas, para ganar poder y beneficios a sus intereses particulares. Buscan tomar el control de la investigación humanística y social, que tiene un papel protagónico en los cambios políticos por venir, y frenar la crítica. Han desencadenado una confrontación estéril contra el orden académico, cuando la energía institucional debe estar canalizada a abrir oportunidades de estudio a los jóvenes, nuevas investigaciones y a conectarse de manera más estrecha con la sociedad. Ante esta situación, los académicos de las humanidades y las ciencias sociales debemos cerrar filas para evitar que nos dividan y nos debiliten.

Los investigadores debemos organizarnos para demandar que el Plan de Desarrollo de cada universidad dé cabida a un plan apropiado a las Humanidades y las Ciencias Sociales, que contenga y aplique las medidas que desarrollen, fortalezcan y consoliden el sistema de investigación en estas disciplinas.

Un proyecto institucional específico, que abra espacios, fomente la creación de equipos de investigación y condiciones para generar conocimiento, de manera libre y rigurosa. Que el sistema de investigación pueda expandirse mediante la lógica de la diversificación, y que los resultados sean pertinentes, orienten y den sentido a los cambios en la sociedad, contribuyan al avance teórico, metodológico, y a la formación de nuevos investigadores. Es imperativo que en este plan disciplinario se formulen las reglas generales de evaluación apropiadas a estos campos  del conocimiento.

Desde hace tiempo, en el mundo académico se habla de la apertura de las ciencias sociales y las humanidades, y de la ruptura de los límites disciplinarios. También, del modo de producción del conocimiento en su contexto de aplicación. Sobran ideas para señalar  que las humanidades y las ciencias sociales tienen que avanzar de forma inter y multidisciplinaria por la complejidad extrema que tiene la fenomenología social en países como México. Necesitamos, en las universidades públicas, estructuras organizativas flexibles, redes y proyectos colectivos, que eleven la capacidad de conocer.

Es fundamental, igualmente, que existan organismos que agrupen a los académicos de estas disciplinas a nivel nacional, que en su dinámica nos reúnan periódicamente en congresos, formulen agendas indicativas de lo que es emergente y urgente de conocer, y que refuercen los valores comunitarios que nos cohesionan en nuestras diferencias, que son muchas y de muchos tipos.

También,  es menester que la dirección de las humanidades y las ciencias sociales la hagan académicos de trayectoria, con prestigio y reconocimiento de su comunidad, con capacidad de convocatoria, diálogo, comunicación externa  y sensibilidad política. Que garanticen un clima intelectual que resalte el papel estratégico de la universidad, dentro del actual contexto nacional, como una institución que, en serio, crea futuro.

Fuente: http://campusmilenio.mx/index.php?option=com_k2&view=item&id=6966:estado-universidad-humanidades-y-ciencias-sociales&Itemid=140

 

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Humanidades y libertad de cátedra

Por: Ignacio Mantilla

En la celebración de los 150 años de la creación de la Universidad Nacional de Colombia, comparto con los lectores en esta ocasión, como ha sido habitual en algunas de mis columnas, un recuento histórico del devenir de otra de las escuelas que han formado parte de la composición de nuestra sesquicentenaria institución desde sus inicios. Me refiero a la Escuela de Humanidades, constituida hoy por varias facultades, institutos y centros de investigación.

El proyecto de ley presentado por el senador José María Samper en 1864 para la organización de la Universidad Nacional de los Estados Unidos de Colombia presentaba únicamente a las escuelas de Ciencias Naturales, Medicina e Ingeniería como las constituyentes de la institución nacional. Sin embargo, a través de las distintas y extendidas discusiones que este proyecto, de gran importancia para el país, experimentó en el Congreso, algunos cambios se incluyeron en él.

El primero fue la modificación del nombre de la institución que originariamente se había propuesto como “Universidad Central de los Estados Unidos de Colombia”, haciendo una clara referencia a la Universidad Central de Bogotá, creada en la Vicepresidencia del general Santander en la Gran Colombia. Y el segundo cambio fundamental del proyecto de Samper fue el incluido por el senador Lorenzo María Lleras, que ampliaba la conformación académica de la universidad, incluyendo dos nuevas escuelas: la de Literatura y Filosofía y la de Jurisprudencia.

En definitiva, en la ley aprobada el 22 de septiembre de 1867 se incluyó la Escuela de Literatura y Filosofía dentro de la estructura académica de la institución recién creada. Aun cuando esta escuela originalmente no otorgaba un título profesional, todos los estudiantes de la universidad debían iniciar sus estudios aprobando los cursos ofrecidos por la escuela.

Fue precisamente gracias a la Escuela de Literatura y Filosofía que se originó uno de los más recordados debates en la historia de la Universidad Nacional. Dos años después de la fundación de la institución el Congreso del país pretendió definir como texto obligatorio de enseñanza para las clases en la Escuela de Literatura y Filosofía “Los elementos de ideología» de Destutt de Tracy, político, militar y filósofo francés de gran influencia en la Ilustración y autor del concepto de “ideología” como ciencia de las ideas. Esta injerencia de los políticos en los contenidos de los cursos provocó que algunos profesores y el mismo rector Manuel Ancízar presentaran su carta de renuncia a mediados de 1870.

El Gran Consejo de la universidad nombró enseguida una comisión de profesores para que revisaran y estudiaran los textos con el fin de entregar un informe sobre la necesidad o no de adoptar textos de manera obligatoria. Dicha comisión fue integrada por Manuel Ancízar, que además de rector también era profesor de Filosofía de la Escuela de Literatura y Filosofía, el profesor Miguel Antonio Caro y Francisco Eustaquio Álvarez. Como consecuencia del informe el Congreso decidió autorizar definitivamente a los profesores que enseñaran con los textos elegidos por ellos, siguiendo sus propias concepciones filosóficas, pues como lo concluyera Miguel Antonio Caro, “las ideas expuestas en los textos obligatorios solo representaban el ejercicio de la tiranía sobre la inteligencia de la nación”.

Hoy en día, gracias a la Constitución de 1991, la libertad de cátedra y en general la autonomía académica son pilares fundamentales en cualquier universidad colombiana.

Manuel Ancízar se reintegró a su cargo como rector después de este debate que es nombrado por los historiadores como “La cuestión de los textos”, aunque meses después, al terminar el tercer año de regencia en la universidad se retiró definitivamente. Además del primer rector Manuel Ancízar, también debemos recordar a otros profesores de la Escuela de Literatura y Filosofía en los primeros años de nuestra universidad, como Salvador Camacho Roldán, primer profesor de la cátedra de Sociología en 1883 o el mismo José María Samper catedrático de Política y Sociología.

Pero en Colombia las ciencias humanas solo se consideraron como disciplina de estudio a través de su profesionalización hasta la década de 1930 cuando se crean las Escuelas Normales Superiores en la primera presidencia de Alfonso López Pumarejo, quien juntó las facultades de educación del país y las puso al resguardo académico de la Universidad Nacional. Este hecho fue el más claro origen de los programas que décadas más tarde iniciaron la reflexión profesional de las necesidades sociales y humanísticas de nuestra nación. Así, gracias a los esfuerzos y planteamientos de la República Liberal (1930–1946), se pudieron organizar oficialmente en las universidades del país programas académicos relacionados con el estudio de grandes teorías sociales que iban desde la economía, la filosofía, la sociología, la psicología o la antropología. Para el caso de la Universidad Nacional, fue en la rectoría de Gerardo Molina (1944–—1948) que se crearon los institutos de Economía y de Filosofía y se organizaron los primeros modelos para la creación de un Instituto de Psicología.

Posteriormente, en 1959, se crea en la Universidad Nacional de Colombia el primer programa de Sociología de toda América Latina, gestionado y dirigido por Orlando Fals Borda, quien años después, en 1966, bajo el influjo de la Reforma Patiño de la institución, lidera la creación de la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas. En aquella época la facultad agrupó los departamentos de Filosofía, Sociología, Historia, Geografía, Antropología, Psicología, Filología y Ciencias de la Educación.

Hoy en día las ciencias humanas en la Universidad Nacional son impulsadas pertinentemente en todas sus sedes. Las facultades de Ciencias Humanas en Bogotá y Medellín ofrecen 15 programas de pregrado, 6 especializaciones, 19 maestrías y 8 doctorados de alta calidad. Hoy somos uno de los centros de investigación en ciencias humanas más importantes de la región con institutos como los de Investigación en Educación, el Centro de Estudios Sociales, la Escuela de Estudios de Género o los laboratorios de Pedagogía Social, de Fuentes Históricas, de Estudios Geográficos y Territoriales o de Ciencias Sociales y Económicas.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/humanidades-y-libertad-de-catedra-columna-696651

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Cuba cuenta con una modalidad universitaria que no tiene paralelo en el mundo

Por: Frei Betto

En agosto de 1945, dos ciudades japonesas fueron barridas del mapa: Hiroshima y Nagasaki. Más de 200 mil personas, simples ciudadanos civiles, perdieron la vida al ser alcanzadas por las bombas atómicas lanzadas por aviones estadounidenses. Esos han sido, sin sombra de duda, los más graves atentados terroristas ocurridos en toda la historia de la humanidad.

Detrás de las mortíferas bombas había hombres graduados en las mejores universidades del mundo. Robert Oppenheimer, quien dirigió el Proyecto Manhattan, que culminó con la fabricación de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, era un físico teórico, graduado de la Universidad de Harvard en 1925. Tuvo varios hijos, y era conocido por su gentileza, su incapacidad de golpear a una mujer ni siquiera con una flor. Después de la catástrofe japonesa Oppenheimer sufrió una crisis de conciencia. Solía repetir una frase del Bhagavad-Gita, el libro de la espiritualidad hindú: “Me convertí en la muerte, destructora de mundos”. Más tarde se manifestó a favor de un mayor control sobre la proliferación de las armas nucleares, lo que le costó que lo acusaran de ser un espía de los soviéticos.

Edward Teller era colega de Oppenheimer en el Proyecto Manhattan. Nacido en Hungría de padre abogado y madre pianista, se graduó de ingeniero químico en Alemania. Fue profesor en las más prestigiosas universidades del mundo, como la de Londres y la de Berkeley, en California. Utilizó su inteligencia para inventar la bomba de hidrógeno, 750 veces más potente que la de Hiroshima. Fue él quien acusó a Oppenheimer de ser espía de los soviéticos. En la década de 1980 se destacó por ser el gran mentor del Programa de Defensa Estratégica, más conocido como “guerra de las galaxias”, patrocinado por el presidente Reagan. Su enajenación científica inspiró el filme Doctor Strangelove, dirigido por Stanley Kubrick en 1964.

Todos los científicos del Proyecto Manhattan tuvieron el respaldo de dos presidentes de los Estados Unidos: Franklin Delano Roosevelt y su sucesor, Harry S. Truman. Roosevelt ostentaba dos diplomas de Derecho, expedidos por las universidades de Harvard y Columbia. Truman, quien lo sucedió en abril de 1945, también había estudiado Derecho, pero no llegó a obtener el diploma.

Si Oppenheimer hubiera tenido, como Albert Einstein, una formación humanista basada sobre valores morales, ¿habría dirigido el Proyecto Manhattan? Si Edward Teller hubiera tenido una formación humanista fundada sobre la ética, ¿habría creado la bomba de hidrógeno? ¿Y Roosevelt y Truman habrían autorizado el Proyecto Manhattan y el genocidio nuclear en Hiroshima y Nagasaki?

No basta con una formación humanista. Heidegger tuvo una formación humanista y, sin embargo, apoyó el nazismo. Werner Heisenberg también recibió una formación humanista y, no obstante, colaboró con el proyecto atómico de la Alemania nazi. Una verdadera formación humanista supone encarnar valores como la solidaridad, la cooperación, la lucha por la justicia, la defensa de la dignidad de todos los seres humanos y la preservación ambiental.

Universidad y pluridiversidad

Las universidades nacieron a la sombra de la Iglesia como instituciones humanistas. Y toda universidad es, curiosamente, una multidiversidad, dado que reúne distintas disciplinas y métodos de aprendizaje. ¿Por qué, entonces, se les llama universidades y no pluridiversidades?

La realidad es que en el seno de una universidad, toda la diversidad de disciplinas, desde la Filosofía hasta la Medicina, sigue el mismo objetivo estratégico pedagógico: es una institución volcada a la formación de mano de obra calificada para el mercado, en el caso de las universidades capitalistas, o de profesionales en condiciones de responder a las demandas de la población, que debería ser el propósito de las universidades en los países socialistas.

Por eso resulta necesario que la universidad se someta siempre a un proceso permanente de autocrítica. Que se pregunte si es una isla del saber indiferente a las necesidades reales del país o una fábrica capaz de dotar a la nación de herramientas teóricas y prácticas para solucionar los problemas que la afectan.

Cuando Napoleón entró a Berlín en 1806, los prusianos tuvieron que abandonar sus posturas inflexibles y permitir que en los países de lengua alemana las universidades se liberaran de la tutela de la teología. Los pioneros de esa conquista emancipadora del saber fueron Johann Fichte, Christian Wolff e Immanuel Kant. Y gracias a la autonomía de la razón, las universidades alemanas nos dieron a Carlos Marx, Federico Engels, Max Planck, Max Weber, Sigmund Freud y Albert Einstein. La geología, la física y la química comenzaron a merecer la misma importancia que la filosofía, la historia y la sociología.

Los Estados Unidos copiaron el modelo alemán, sobre todo porque necesitaban profesionales calificados para ampliar su parque industrial. Se estableció un vínculo estrecho entre las empresas y las universidades. Yale concedió el primero título de doctorado en 1861, y en 1900 más de 300 alumnos ya ostentaban el título de doctores.

La universidad yanqui se transformó en una fábrica elitista de pragmatismo y liberalismo. Lo que le interesa, hasta el día de hoy, es el desarrollo de la ciencia y la tecnología. Y el principio estratégico pedagógico que rige ese pragmatismo es obvio: fortalecer el mercado y la apropiación privada de la riqueza.

El fundador del pragmatismo estadounidense fue Charles Sanders Pierce, un filósofo destacado en la década de 1870. Pero le cupo a William James el mérito de popularizarlo gracias a la serie de conferencias que pronunció en Boston en 1907, con el título de “Pragmatismo: un nuevo nombre para viejas formas de pensar”. James enseñaba que un profesional no debe estar movido por principios, sino por hechos empíricos… ¡Aunque sus enseñanzas eran contradictorias, porque se basaban sobre un nuevo principio!

La tercera figura importante del pragmatismo yanqui es John Dewey, un catedrático de la Universidad de Chicago. Su lema era “Democracia (entiéndase, capitalismo), ciencia e industrialismo”.

En 1908, Harvard inauguró su Escuela Superior de Empresas de Graduados. O sea, una vía para formar mejor a los hombres de negocios. Los alumnos eran enviados a hacer pasantías en las empresas. Esa pedagogía desarrolló dos aspectos: les permitió a los alumnos vincular la teoría y la práctica y, a la vez, les propició a las empresas la posibilidad de perfeccionar la calidad de sus nóminas de profesionales.

El carácter de ese proyecto estratégico pedagógico de las universidades de los Estados Unidos ya estaba definido en las palabras de Marx y Engels en el Manifiesto comunista: “Todos los complejos y variados lazos que ataban al hombre feudal a sus ‘superiores naturales’, [la burguesía] los despedazó sin piedad y solo dejó subsistir, entre hombre y hombre, el lazo frío del interés, las duras exigencias del ‘pago a la vista’. Apagó los fervores sagrados del éxtasis religioso, del entusiasmo caballeresco, del sentimentalismo pequeño burgués, en las aguas heladas del cálculo egoísta. Hizo de la dignidad personal un simple valor de cambio. Sustituyó las numerosas libertades conquistadas con tanto esfuerzo por la única e implacable libertad del comercio”.

Como bien señala el educador y filósofo brasileño Maurício Abdalla, en nuestras universidades, lamentablemente, casi no hay espacio para la filosofía de las ciencias. Si bien se rechaza teóricamente el positivismo, en la práctica está vigente, aunque criticado por los cultivadores de la Nueva Filosofía de las Ciencias como Popper, Kuhn, Lakatos, Feyerabend y Laudan. Muchos profesores universitarios, en especial de las áreas científicas y tecnológicas, permanecen ajenos a los debates epistemológicos, y son tributarios de una visión positivista ingenua de las ciencias. Creen que hay una ciencia neutra, exenta de influencias ideológicas y subjetividades, mero fruto de indagaciones e investigaciones desinteresadas, de observaciones empíricas ajenas a toda metafísica. El resultado de esa postura es que teorías científicas plagadas de subjetivismo y condicionamientos culturales son abrazadas como dogmas, sin conexión con la realidad cambiante y el proceso histórico dinámico.

Se crea así una escisión entre ciencias naturales y ciencias humanas, ética e investigación científica, lo que favorece aberraciones como la de querer impedir todo sistema axiológico en las investigaciones de la biogenética, o la de pregonar que los productos transgénicos en nada afectan el equilibrio ambiental y el organismo humano, o que el uso excesivo de combustibles fósiles no influye en el calentamiento global. Es la “cientocracia”, la dictadura de la ciencia, que debe decidir lo que comemos, de qué modo nos vestimos, qué tipo de sociedad es mejor, etc. Es el neoplatonismo posmoderno, que elige científicos-reyes en lugar de filósofos-reyes, como quería Platón.

Cooperación o competencia

Si el capitalismo es un sistema monetario en el que los derechos humanos están sujetos a los caprichos del mercado, el socialismo es un sistema humanitario en el que los derechos humanos son la prioridad por excelencia. Es en el marco de esos parámetros que la universidad debe enrumbar su objetivo estratégico pedagógico en un país como Cuba. Impedir que la universidad sea una torre de marfil y crear vínculos efectivos entre alumnos y profesores y entre los diversos sectores de la nación, que reflejen las demandas más urgentes de la población. Buscar respuestas a las siguientes preguntas: ¿cómo se relaciona la universidad con los sindicatos, las cooperativas, los movimientos sociales, los nuevos emprendimientos? ¿Cómo se prepara la universidad para las reformas económicas y sociales que se llevan a cabo en Cuba, sobre todo teniendo en cuenta la inauguración del puerto de Mariel y la reanudación de las relaciones con los Estados Unidos?

Sin duda, Cuba cuenta con una modalidad de extensión universitaria que, por su alcance, no tiene paralelo en el mundo: la solidaridad internacional de sus profesionales, en especial sus médicos y maestros, presentes entre la población más pobre de más de 100 países. Ese internacionalismo logra su consistencia gracias al capital simbólico acumulado por la heroica historia de este país y enriquecido, de modo ejemplar, por la Revolución. Capital simbólico encarnado en la vida y el testimonio de hombres como Félix Varela, José Martí, Ernesto Che Guevara, Raúl y Fidel Castro.

Tanto en el mundo capitalista como en el socialista, las universidades transitaron del humanismo regado con agua bendita al racionalismo cientificista abrazado al mito positivista de la neutralidad de la ciencia. Pero la brújula de la ciencia es la ética, como bien demostró Aristóteles. Y la ética es el conjunto de valores que incorporamos para hacer más digno y feliz nuestro breve período de vida a bordo de esta nave espacial llamada Planeta Tierra. He ahí la cuestión central de un proyecto estratégico pedagógico verdaderamente revolucionario, capaz de superar las contradicciones de la razón instrumental, que en nombre de acelerados avances científicos y tecnológicos provoca la devastación ambiental, hasta el punto de que la naturaleza de nuestro planeta perderá su capacidad de autorregeneración, a menos que se produzca una intervención humana.

En tiempos de posmodernidad, que amenazan tener como paradigma no la religión del período medieval ni la razón del período moderno, sino el mercado, la mercantilización de todos los aspectos de la vida humana y la naturaleza, tan acertadamente denunciada por el papa Francisco en su encíclica socioambiental Laudato Si – sobre el cuidado de la casa común, la universidad se ve interpelada por una pregunta ontológica: ¿cómo lidiar con la experiencia subjetiva del mundo de sus profesores y alumnos? La experiencia subjetiva del mundo de cada ser humano es una cuestión que la ciencia jamás podrá resolver. Ni siquiera el lenguaje es capaz de traducirla, aunque haya formas de expresión que intentan aprender el alfabeto de los ángeles, como la filosofía, la religión y el arte. En una fase de transición civilizatoria, como la actual, precisamos de una nueva ontología ecosocialista.

Es ahí que se ubica el desafío ideológico para el proyecto estratégico pedagógico de la universidad en un país como Cuba. ¿Los profesionales que ella forma construyen una experiencia subjetiva del mundo centrada en valores ajenos a la universidad? ¿Esos valores están enraizados en la solidaridad, el altruismo, la cooperación, o en la ambición egocéntrica, el individualismo, la competitividad?

En un país como Cuba no es suficiente responder: ¡somos socialistas! ¡Somos marxistas! Basta repasar la historia para saber cuántas atrocidades se cometieron en nombre del marxismo y del socialismo, al igual que en nombre del cristianismo hubo Inquisición y se realizó la empresa colonialista genocida en la América Latina. Pero no hay que tirar al niño con el agua sucia. Tanto el cristianismo como el socialismo han escrito bellas páginas en la historia. Y los dos se nutren de la misma raíz: la ética bíblica, que proclama que todo ser humano está dotado de sacralidad ontológica y que el don de la vida nos fue dado para que podamos disfrutarlo en un paraíso aquí en la Tierra, a lo que el mensaje evangélico llama “reino de Dios” y el marxismo, sociedad comunista, en la que todo será común entre todos, se le dará a cada cual según sus necesidades y se exigirá de cada uno según su capacidad.

Ese humanismo debería ser la estrella polar de nuestras universidades, capaz de señalar el rumbo de todas las investigaciones científicas, los inventos tecnológicos, la formación de profesionales y de hombres y mujeres dedicados a la política y a la administración pública.

Termino con dos citas que reflejan bien lo que he pretendido decir aquí. La primera es del filósofo Gaston Bachelard, que instaba a los científicos a revelar el carácter humano de sus investigaciones. En su obra La filosofía del no (1978), señala: “Preguntémosles, pues, a los científicos: ¿cómo piensan, cuáles son sus intentos, sus ensayo, sus errores? ¿Cuáles son las motivaciones que los llevan a cambiar de opinión? ¿Por qué razón se expresan tan sucintamente cuando hablan de las condiciones psicológicas de una nueva investigación? Transmítannos, sobre todos, sus ideas vagas, sus contradicciones, sus ideas fijas, sus convicciones no confirmadas.”

La otra cita, con la cual termino, es del genio profético de Martí, quien en Nuestra América ya nos interpelaba en ese sentido:

“¿Cómo han de salir de las universidades los gobernantes, si no hay universidad en América donde se enseñe lo rudimentario del arte de gobierno, que es el análisis de los elementos peculiares de los pueblos de América? A adivinar salen los jóvenes al mundo, con antiparras yanquis o francesas, y aspiran a dirigir un pueblo que no conocen. En la carrera de la política habría de negarse la entrada a los que desconocen los rudimentos de la política. El premio de los certámenes no ha de ser para la mejor oda, sino para el mejor estudio de los factores del país en que se vive. En el periódico, en la cátedra, en la academia, debe llevarse adelante el estudio de los factores reales del país. Conocerlos basta, sin vendas ni ambages; porque el que pone de lado, por voluntad u olvido, una parte de la verdad, cae a la larga por la verdad que le faltó, que crece en la negligencia, y derriba lo que se levanta sin ella. Resolver el problema después de conocer sus elementos es más fácil que resolver el problema sin conocerlos. Viene el hombre natural, indignado y fuerte, y derriba la justicia acumulada de los libros, porque no se la administra en acuerdo con las necesidades patentes del país. Conocer es resolver. Conocer el país, y gobernarlo conforme al conocimiento, es el único modo de librarlo de tiranías. La universidad europea ha de ceder a la universidad americana. La historia de América, de los incas acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria. Los políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas. Y cállese el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas.”

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=209203

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Emprender es convencimiento integral

Carlos Cortés

El concepto es tan amplio como queramos comprenderlo y llevarlo a cabo con la visión y la misión de cada individuo o agrupación. Forma parte ineludible la educación impartida en el hogar y extendida en el entorno y el aula. Ejemplo carente de convencimiento son las recientes elecciones en más de la tercera parte que integra el país.

Emprender contiene el reto personal de lograr el objetivo en la vida, en una tarea de confiar en sí mismo y extender confianza en quienes habrán de apoyar, instruidos en un propósito común de prosperidad. Emprender implica motivación y convencimiento de dar lo mejor a nuestro alcance y difundir el propósito de la meta final.

El concepto es interpretado generalmente desde el punto de vista empresarial y es básico, mas no es el único al abrigar el sentido de mejoría en el comportamiento del ser humano, como extensión a la familia y el núcleo de vida con tranquilidad y en libertad, que deriva a la acción gubernamental; que ciertamente desempeña un papel predominante.

En la convivencia urbana enfrentamos la necesidad de emprender en seguridad y simultáneamente comprender cuál es el grado de responsabilidad, para alcanzar el propósito que nos hemos fijado en paz y tranquilidad en la vecindad con el cuidado y mantenimiento de valores, no estrictamente circunscritos a lo económico y guarda de orden policial.

Emprender exige disciplina con responsabilidad. Así nos lo muestra la acción de miles emprendedores, que comenzando con humildad aportaron su esfuerzo para alcanzar las metas propuestas con trabajo constante y la mirada en el objetivo de su creación.

Vivimos un ambiente de competencia mundial donde la educación es la base de un desenvolvimiento sano. Ello nos conduce a comprender el esfuerzo para asimilar la acción gubernamental de fortalecer la educación a través del conocimiento actualizado constante, sobre bases de ciencia y tecnología en dinámica evolución.

La Reforma Educativa pretende precisamente, mejorar la calidad del magisterio motivando su comprensión, incluyente la capacidad que dé curso a la impartición de enseñanza acorde a los requerimientos formadores del educando de manera integral, con la visión de allegarle los conocimientos para un emprendimiento fundamentado en la misión para su vida.

En este marco es inadmisible la expresión de inconformidad y menos aún violencia y eventual vandalismo, reprobados por la mayor parte de la sociedad, padres de familia y en particular del sector empresarial del comercio afectado directamente, más los daños a la movilidad del ciudadano común que, adicionalmente sufre trastornos y contribuye a dañar la ecología.

Emprender una acción tan convincente como enérgica es imprescindible y urgente para propiciar confianza a la convocatoria de invertir en proyectos, con capacidad y esfuerzo por parte de la población dentro del marco sano de la confianza para obtener mejor nivel de vida.

Dios nos guarde de la discordia.

Fuente del articulo: http://opinion.informador.com.mx/Columnas/2016/06/12/emprender-es-convencimiento-integral/

Fuente de la imagen: http://geekmexico.com/blog/wp-content/uploads/2017/04/Razones-para-emprender-1.ppg

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Evaluación de la calidad en la educación universitaria

Keyla Isabel Cañizales (*)

En fin, lo que una y otra vez aparece como imagen dominante es la idea de la educación como producto, y de las escuelas como maquinarias institucionales de producción y competitividad.  Escudero (2000, p. 200)

De manera recurrente hemos leído o escuchado que Latinoamérica es la región más desigual y heterogénea del planeta, si a la anterior aseveración le agregamos como variable el tema de la Calidad Educativa, estamos frente a un escenario lleno de asimetrías. Se ha dicho mucho de calidad educativa, no obstante ante tanta variedad y diversidad de concepciones no existen un consenso sobre la noción del término, a lo cual Días Sobrinho señala que:

La solución mundialmente aceptada consiste en atribuir a entidades u organismos acreditados la prerrogativa de elaborar lineamientos generales, objetivos y propuestas operacionales sobre calidad. Esto facilita la comprensión y las prácticas de acreditación, pero también representa un desplazamiento parcial de la autonomía desde las universidades hacia los organismos de acreditación. (2007, pág. 282)

Las universidades, han estado sometidas a grandes procesos de transformaciones y reformas y a partir de los 80, la evaluación de la calidad de la educación universitaria se ha presentado como uno de los principales temas en la agenda de las reformas educativas a nivel mundial. (Villanueva, 2005). La evaluación de la calidad universitaria en América Latina, posee distintos grados de avance y diferentes objetivos, la región busca consolidar sus modelos frente a muchas dificultades de carácter técnico y político. Sin embargo se han generado e instrumentando iniciativas que realizan seguimiento a la denominada calidad educativa, estableciendo sistemas de indicadores o acreditaciones que se convierten en referentes para medir la “calidad” los sistemas educativos en los diferentes países.

Una mirada a los modelos de evaluación de la calidad

En Latinoamérica nos encontramos con varias propuestas de modelos o sistemas que tiene como propósito evaluar la calidad de las instituciones de educación universitaria. A continuación algunos de los más difundidos:

  • La Red Iberoamericana para el Aseguramiento de la Calidad en la Educación Superior (RIACES): Creada el 7 de mayo de 2003 en la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria de Argentina (CONEAU), luego de una reunión de representantes de agencias, unidades acreditadores, autoridades ministeriales de países iberoamericanos, así como representantes de organismos internacionales para la educación de la región. La aprobación de los Estatutos fue la culminación del proceso iniciado en 2002, cuando los países de América Latina, el Caribe y España intervinieron activamente para configurar un espacio de colaboración e intercambio con los siguientes objetivos: profundizar en el conocimiento mutuo de los sistemas universitarios; facilitar la identificación de las problemáticas comunes y singulares, relativas a los sistemas de evaluación y acreditación; incrementar las capacidades de evaluación y acreditación en la región, y promover proyectos de cooperación tendientes a agilizar las actividades de transferencia entre los países y, por último, facilitar el desarrollo articulado de los procesos de evaluación y acreditación en la región. (RIACES, 2016).

Esta red ha generado un modelo para la acreditación internacional de alta calidad académica, entendiendo por acreditación “el proceso para reconocer o certificar la calidad de una institución o de un programa educativo que se basa en una evaluación previa de los mismos. (RIACES, 2004, pág. 01), de igual manera es importante reflejar la concepción de calidad, la cual es entendida como:

Grado en el que un conjunto de rasgos diferenciadores inherentes a la educación superior cumplen con una necesidad o expectativa establecida. En una definición laxa se refiere al funcionamiento ejemplar de una institución de educación superior. Propiedad de una institución o programa que cumple los estándares previamente establecidos por una agencia u organismo de acreditación (Ob.cit, pág. 08)

Para RIACES la acreditación es una manera de propiciar el reconocimiento de programas e instituciones con el fin de favorecer la movilidad y el intercambio de estudiantes y profesores, generando con ello la cohesión regional a nivel de educación universitaria. (Ob.cit, 2004)

  • El Modelo Experimental de Acreditación de Carreras del MERCOSUR (MEXA): Este modelo fue establecido en el memorándum de entendimiento de los países signatarios del MERCOSUR, en junio de 1998. El MEXA tiene como principio respetar las legislaciones de cada país, la autonomía de las instituciones universitarias, los parámetros de calidad comunes para cada carrera y el requerimiento de un informe institucional y evaluativo. La adhesión al MEXA es voluntaria y se aplica a las carreras de Medicina, Ingeniería y Agronomía. El proceso para la acreditación considera la presentación de un informe institucional y de autoevaluación, la selección, entrenamiento y desempeño de los comités de pares, el análisis de los dictámenes elaborados por los pares y la información sobre dictámenes y resoluciones referidas a las carreras acreditadas.(Nicoletti, 2008)

Dicho modelo ve la acreditación como el “proceso mediante el cual se otorga validez pública, en tanto calidad académica y de acuerdo con las leyes nacionales, a los títulos universitarios. La acreditación es periódica, de acuerdo con parámetros de calidad previamente definidos para el MERCOSUR” (Villanueva, 2004, pág., 106). Los criterios de calidad, a los que hacen referencia se encuentran debidamente detallados en el documento “Dimensiones, Componentes, Criterios e Indicadores”.

El MEXA establece que “el juicio sobre la calidad de una carrera para la acreditación MERCOSUR como un proceso fundamentalmente cualitativo, que se basa en un análisis integral de las dimensiones y sus componentes por medio de los criterios de calidad” (MERCOSUR, 2002, pág. 61).  En consecuencia se basa en los criterios establecidos para otorgar la acreditación correspondiente.

  • El Sistema ARCU SUR: El Sistema de Acreditación Regional de Carreras Universitarias para el MERCOSUR, ARCU-SUR se orienta a la mejora permanente de la formación de las personas, con patrones de calidad requeridos para la promoción del desarrollo económico, social, político y cultural de nuestros pueblos. ARCU-SUR es la continuación del proceso denominado Mecanismo Experimental de Acreditación (MEXA), de la evaluación de la experiencia del MEXA, se planteó que era importante la conformación de un “sistema de acreditación permanente de la calidad de la formación de nivel universitario en la región” (MERCOSUR, 2015, pág. 05) Y en ese sentido establece que la acreditación es “el resultado del proceso de evaluación, mediante el cual se certifica la calidad académica de las carreras de grado, estableciendo que satisfacen el perfil del egresado y los criterios de calidad previamente aprobados a nivel regional para cada titulación” (Ob.cit, pág.08).

Los criterios regionales de calidad serán elaborados por Comisiones Consultivas y la acreditación tendrá vigencia por un plazo de seis años y será reconocida por los Estados Miembros del MERCOSUR y los Asociados, que adhieran al acuerdo. Este sistema reconoce las titulaciones, pero no otorga el derecho al ejercicio de la profesión, es usado más como un criterio para articular acuerdos bilaterales de movilidad y cooperación en pro de los sistemas educativos involucrados. (Ob.cit, 2015).

  • El Modelo CINDA: Está concebido sobre la base de un esquema de organización compleja y heterogénea que dispone una institución, y descansa sobre las premisas de que “calidad” no es un concepto absoluto sino relativo y el referente lo establece la propia institución cuando define su misión, objetivos, metas y estrategias, aun cuando pueda haber aspectos en los que sea necesario atenerse a exigencias establecidas por agentes externos. Por lo tanto, la autoevaluación institucional basada en el modelo requiere que la institución: a) formule su proyecto institucional, dejando claramente establecida su misión y sus valores, la población que atenderá, las políticas de docencia, investigación, extensión y administración; b) establezca sus planes a corto, mediano y largo plazo, estipulando metas y estrategias para cada una de las funciones que ha estimado importante realizar; y c) cuente con un servicio de información para la gestión completo, confiable y continuamente actualizado, que apoye la planificación, elaboración de políticas y los procesos de toma de decisión institucional. (Espinoza y otros, 1994). El modelo CINDA, establece como acreditación al:

Proceso voluntario de riguroso análisis, conducido por agencias externas a la institución de educación superior, con miras a cautelar la fe pública, respecto de: 1. claridad en la definición de misión y objetivos; 2. voluntad y solvencia para hacer lo que se promete; 3. coherencia entre procesos, misión y logros; 4. establecimiento de estándares de calidad consistentes con la política de acreditación, 5. mejoramiento continuo mediante mecanismos adecuados. (CINDA, 1994,, pág. 43)

Al referirse al término de calidad es conceptualizado como un:

Conjunto de cualidades de una institución u organización estimadas en un tiempo y situación dados. Es un modo de ser de la institución que reúne las características de integridad (incluye todos los factores necesarios para el desarrollo del hombre), coherencia (congruencia entre fines, objetivos, estrategias, actividades, medios y evaluación) y eficacia (logro de fines mediante la adecuada función de todos los elementos comprometidos). (Ob.cit.1994, pág. 43)

Este modelo se apalanca en la autoevaluación, como mecanismo de mejoramiento continuo para la institución que lo realice, en consecuencia el resultado es aplicable solamente a la institución estudiada y aceptará comparaciones en la medida que el referente sea otra institución con características similares.

  • El Sistema de Calidad con base en la Norma ISO 9000: La ISO, es una organización no gubernamental fundada en 1947 con sede en Ginebra, que federa mundialmente de forma voluntaria y fuera de tratados, a las organizaciones nacionales de normalización de 148 países. Las Normas ISO Serie 9000 y conexas, plantean un enfoque normativo de la calidad. Por lo general se usan para el área de educación opera las normas generales: ISO 9000:2000; ISO 9001:2000; y la norma ISO 9004:2000. (Martínez, 2001).

Sin embargo, la Organización Internacional de Normalización (ISO) se encuentra desarrollando un proyecto de norma internacional en el seno del Comité de Proyecto ISO/PC 288 Sistemas de gestión para las organizaciones educativas. Se trata de la Norma ISO 21001, que describirá un sistema de gestión para este tipo de organizaciones y se prevé que estará disponible en el 2017. Dicha norma, describirá un sistema de gestión específico para organizaciones educativas que quieran demostrar su capacidad para proporcionar, compartir y transferir conocimiento a los estudiantes. (Ordozgoiti, 2015).

  • El Sistema Centroamericano de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (SICEVAES): El SICEVAES fue creado por el Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA) en 1998, es el resultado de un proceso que permite la homologación de diplomas y títulos profesionales en Centroamérica, con el propósito de facilitar y promover la movilidad de los graduados universitarios de la región, estableciendo de esa manera un sistema de evaluación y acreditación (Tünnermann, 2008).

El SICEVAES evalúa programas de Educación Superior de nivel de pregrado, grado y postgrado, así como el desempeño global de Instituciones de Educación Superior. El sistema promueve la cultura de calidad, la evaluación y el rendimiento de cuentas a la sociedad en las universidades miembros, usando la evaluación y acreditación como estrategia de gestión del cambio, modernización y mejoramiento de las universidades. (SICEVAES, 2016)

A modo de reflexión

Considerando los modelos de evaluación de la calidad referidos, es palpable evidenciar que la calidad se ha constituido en una especie de pivote para ordenar los sistemas y prácticas de los sujetos dentro de las organizaciones contemporáneas y por extensión, al interior de las instituciones de educación superior (Correa y Bernache, 2006)

El enfoque que generalmente se la ha atribuido a la calidad educativa, está basado en los elementos de planificación, eficiencia y eficacia, conceptos provenientes de las teorías organizacionales. Esto podemos considerarlo como una visión reduccionista y limitada sobre el ámbito educativo, lleno de matices y contrastes. Con esa forma de mirar tan sesgada, se dificulta que la educación cumpla con los grandes compromisos que se le han atribuido para solventar los problemas mundiales de desigualdad, inequidad y transformación social

En consecuencia para que tomen las decisiones adecuadas, es imperante que las reflexiones que se realicen sobre el tema consideren la complejidad y profundidad necesaria que permita traspasar el velo técnico y alegórico homogeneizante y se dé un salto hacia la grandeza y riqueza del encontrarse con otra forma de avizorar la calidad educativa.

Tal como señala Días Sobrinho

Mucho más que mecanismos de inspección y fiscalización, la evaluación y la acreditación deben ser procesos de comunicación y de construcción de relaciones que faciliten el logro de la calidad y el consecuente reconocimiento público. La calidad es una construcción social y, como tal, requiere mucha reflexión, diálogo y esfuerzos colectivos. (2007, pág. 293)

 

Referencias:

CINDA 1994. Autoevaluacion para Instituciones de Educacion Superior. Colección Gestión Universitaria.ISBN 95ó-710ó-19-3.Inscripción Nº90.701. Disponible en: https://www.google.co.ve/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&cad=rja&uact=8&ved=0ahUKEwiuv5f0tLvRAhXDMyYKHepQCvcQFggaMAA&url=http%3A%2F%2Fwww.cinda.cl%2Fdownload%2Flibros%2F1-Manual%2520Autoevaluaci%25C3%25B3n%2520para%2520Instituciones%2520de%2520Educaci%25C3%25B3n%2520Superior.pdf&usg=AFQjCNEGsh6gYHHXfvdUtbVnJNMDpLLBDg Consultado el 10 Diciembre 2016

Correa. y Bernache, G. (2006). La necesidad de un análisis social de la calidad educativa en las instituciones de educación superior. Revista Educación Global. Pág. 159-175. ANUIES. Ciudad de México. Vol. 10.  Disponible en: http://148.202.18.157/sitios/catedrasnacionales/material/2010b/correa/s81cbernache.pdf. Consulta, 22 de febrero 2016.

Escudero, J. (2002) La reforma de la reforma. ¿Qué calidad, para quiénes?. Barcelona: Ariel

Espinoza, O.; González, L. E.; Poblete A., et al. (1994) Manual de autoevaluación para instituciones de educación superior. Pautas y procedimientos. Santiago de Chile: CINDA.

Martínez, C. (2001). La Evaluación para la mejora de la calidad de los centros educativos. Documento. Décima Conferencia Mundial Trianual. Sociedad Española de Pedagogía. Madrid.

MERCOSUR. (2002). Manual de procedimientos para pares evaluadores comité coordinador regional (CCR)-. Comisión regional coordinadora de área educación superior. Mercosur educativo

Nicoletti, J. (2008). Adecuación y aplicación de las normas de calidad iso 9000:2000 en el campo educativo. Horizontes Educacionales. Vol. 13, núm. 2. Universidad del Bío Bío. Chillán, Chile. Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=97912401005. Consultado febrero 2016.

Ordozgoiti, E (2015) Un mismo lenguaje en educación. AENOR. España. Disponible en: http://www.aenor.es/revista/pdf/abr15/30abr15.pdf, consultado el 10 de enero 2017

RIACES (2016). Red Iberoamericana para la Acreditación de la Calidad de la Educación Superior. Disponible en: http://riaces.org/index.php/ct-menu-item-3/ct-menu-item-11/ct-menu-item-17. Consultado febrero 2016.

RIACES (2004). Glosario internacional riaces de evaluación de la calidad y acreditación. Documento Madrid 2004, RIACES (Red Iberoamericana para la Acreditación de la Calidad de la Educación Superior), editado por Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación, Orense, Madrid. Disponible en: http://www.saidem.org.ar/docs/Glosario/RIACES.%20T%E9rminos%20para%20la%20Evaluaci%F3n%20de%20la%20calidad%20y%20acreditaci%F3n.pdf. Consultado el  13 diciembre 2016

SICEVAES (2016). Sistema Centroamericano de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior. Disponible en:  http://sicevaes.csuca.org/index.php/presentacion/quienes-somos, consulta el 27 de febrero 2016.

Días Sobrinho, J. (2007). Acreditación de la educación Superior en América Latina y el Caribe. La educación Superior en el mundo. Disponible en: https://upcommons.upc.edu/bitstream/handle/2099/7538/18_282-95.pdf;jsessionid=FE024CE13B27675CD88BFEE366D28F1B?sequence=1. Consultado el 10 diciembre 2016

Tünnermann, C . (2008).La calidad de la educación superior y su acreditación: la experiencia centroamericana. Revista Digital Scielo. On-line versión ISSN 1982-5765.  Disponible en: http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1414-40772008000200005 Consultado el 10 de enero 2017

Villanueva, E. (2004).  La acreditación en América Latina: El caso de Argentina en la Riaces y en el Mercosur. Revista iberoamericana de educación. Nº 35. pp. 99-112

(*) Keyla Isabel Cañizales

contacto: keylacanizales@gmail.com

La autora forma parte del  Doctorado Latinoamericano en Educación Políticas Públicas y Profesión Docente.

El presente es un artículo inedito, publicado con el consentimiento de la autora.

Fuente de la imagen: http://www.entrelibros.co/blog/wp-content/uploads/2016/08/EducacionSuperior.png

 

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La voz de los estudiantes, el grito válido en el escenario educativo

Carlos Aldana

Los estudiantes latinoamericanos, de secundaria o de educación superior, han sido los portavoces más potentes de las demandas por el derecho a la educación. Son ellos y ellas quienes han creado las condiciones más claras para la discusión política y ciudadana sobre reformas educativas en nuestros países.

Los estudiantes de Chile, Honduras o México, en distintos momentos o reivindicaciones, constituyen esfuerzos contra la imposición de una visión neoliberal de lo educativo.

En el 2015, Guatemala fue escuchada en el plano internacional. Las presiones ciudadanas (más otros factores de fuerza como la presión del Norte, o la Comisión Internacional contra la Impunidad y el Ministerio Público), causaron la caída de un gobierno de corte militarista y altamente comprometido con la corrupción. Sin embargo, en el abrigo del olvido se encuentra un hecho que debemos resaltar: fueron los estudiantes de las escuelas normales del país, los que ya en los inicios de ese gobierno, 2012, se enfrentaron a la imposición de políticas públicas sobre educación. La lucha fue contra el cierre de la carrera de Magisterio, pues en Guatemala, hasta ese momento, los docentes de primaria y preprimaria eran formados en el nivel secundario. El argumento fue mejorar la calidad y para ello pasar la formación magisterial a la educación superior. Algo muy discutible en un entorno como el guatemalteco. Pero no hay argumento posible frente a la imposición irrespetuosa, el silenciamiento o la creación de normativas que tildaron a los estudiantes participantes en todo tipo de manifestación como “terroristas” (así se indicó en el Reglamento 1505-2013 del Ministerio de Educación). Ellas y ellos fueron repudiados, avergonzados públicamente por la misma ministra de Educación, golpeados por policías, abandonados por profesores sindicalizados, amenazados si se organizaban.

Ya es una constante que ante demandas y movilizaciones estudiantiles siempre aparecen la descalificación, la burla y la reprimenda pública. Por supuesto, también la represión, el control y la violencia.

Necesitamos asumir que toda reforma educativa, o simple cambio de políticas públicas, necesita y se enriquece con el aporte de las y los estudiantes. Su visión del mundo es otra. Su mirada, más que técnica, es una mirada desde otra sensibilidad, tan necesaria para comprender la realidad educativa.

Los cambios educativos, ¿a quién o a qué deben responder? Según la dinámica como se generan, así es evidente a favor de quién y de qué surgen. Las imposiciones que provienen de gabinetes ministeriales, que responden a su vez a gabinetes de instituciones internacionales, responden a las necesidades globales vinculadas al mantenimiento del orden económico dominante. La educación hace su aporte en la construcción de las condiciones para reforzar en la población escolar las capacidades económicas e ideológicas favorables a ese orden. Las transnacionales, más que los Estados, imponen una agenda educativa lejana de los intereses y reivindicaciones de pueblos y organizaciones populares. Esta distancia empuja a la imposición de visiones y prácticas educativas, con violencia si es necesario.

Los movimientos estudiantiles en América Latina constituyen la expresión más cercana a las demandas de los pueblos, en muchas ocasiones más que los mismos docentes, pues estos, salvo excepciones, no han sabido ir más allá de sus demandas sectoriales.

Estamos frente a luchas reales por los derechos humanos. Reflejan la práctica concreta de una educación ciudadana y política que puede ser la escuela necesaria para transformar la cultura política predominante. Al constituir la manera más sensible, apasionada y real de reivindicaciones, la visión, la voz y la propuesta de los estudiantes es imprescindible. Solo, claro está, si anhelamos que la educación esté situada en el camino por el que transitan las transformaciones fundamentales en la vida de nuestros pueblos.

Fuente del articulo: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2016/10/12/la-voz-los-estudiantes-grito-valido-escenario-educativo/

Fuente de la imagen: https://ed100.org/img/auth/featured/2.10-Megaphone.jpg

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