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Vivimos bajo el control de una especie de Imperio de la Vigilancia

Por: Ignacio Ramonet

Durante mucho tiempo, la idea de un mundo “totalmente vigilado” ha parecido un delirio utópico o paranoico, fruto de la imaginación más o menos alucinada de los obsesionados por los complots. Sin embargo, hay que rendirse a la evidencia: aquí y ahora vivimos bajo el control de una especie de Imperio de la Vigilancia. Sin que nos demos cuenta, estamos, cada vez más, siendo observados, espiados, vigilados, controlados, fichados. Cada día se perfeccionan nuevas tecnologías para el rastreo de nuestras huellas. Empresas comerciales y agencias publicitarias cachean nuestras vidas. Con el pretexto de luchar contra el terrorismo y otras plagas[1], los gobiernos, incluso los más democráticos, se erigen en Big Brother, y no dudan en quebrantar sus propias leyes para poder espiarnos mejor. En secreto, los nuevos Estados orwelianos intentan, muchas veces con la ayuda de los gigantes de la Red, elaborar exhaustivos ficheros de nuestros datos personales y de nuestros contactos [2], extraídos de los diferentes soportes electrónicos.

Tras la oleada de ataques terroristas que desde hace veinte años viene golpeando ciudades como Nueva York, Washington, París, Toulouse, Bruselas, Boston, Ottawa, Oslo, Londres, Madrid, Túnez, Marrakech, Casablanca, Ankara, etc., las autoridades no han dejado de utilizar el enorme pavor de una sociedad en estado de shock para intensificar la vigilancia y reducir, en la misma proporción, la protección de nuestra vida privada.

Que se entienda bien: el problema no es la vigilancia en general; es la vigilancia clandestina masiva. Ni que decir tiene que en un Estado democrático las autoridades están completamente legitimadas para vigilar a cualquier persona que consideren sospechosa, apoyándose en la ley y con la autorización previa de un juez. Como dice Edward Snowden:

No hay problema cuando se trata de escuchas telefónicas a Osama Bin Laden. Los investigadores pueden hacer este trabajo mientras tengan permiso de un juez –un juez independiente, un juez de verdad, no un juez anónimo–, y puedan probar que hay una buena razón para autorizar la escucha. Y así es como se debe hacer. El problema surge cuando nos controlan a todos, en masa y todo el tiempo, sin una justificación precisa para interceptar nuestras comunicaciones, sin indicio jurídico alguno que demuestre que hay una razón plausible para violar nuestros derechos[3].

Con la ayuda de algoritmos cada vez más perfeccionados, miles de investigadores, ingenieros, matemáticos, estadísticos, informáticos, persiguen y criban las informaciones que generamos sobre nosotros mismos. Desde el espacio nos siguen satélites y drones de mirada penetrante. En las terminales de los aeropuertos, escáneres biométricos analizan nuestros pasos, “leen” nuestro iris y nuestras huellas digitales. Cámaras infrarrojas miden nuestra temperatura corporal. Las pupilas silenciosas de cámaras de video nos escudriñan en las aceras de las ciudades o en los pasillos de los supermercados[4]. Nos siguen la pista también en la oficina, en las calles, en el autobús, en el banco, en el metro, en el estadio, en los aparcamientos, en los ascensores, en los centros comerciales, en carreteras, estaciones, aeropuertos…

Además, con el desarrollo en marcha de la “Internet de las cosas”, muchos elementos de nuestro hogar (refrigerador, botiquín, bodega, etc.), incluso nuestro vehículo[5], van a poder suministrar también informaciones valiosas sobre nuestras costumbres más personales.

Hay que decir que la inimaginable revolución digital que estamos viviendo, y que trastoca ya tantas actividades y profesiones, también ha desbaratado completamente el campo de la información y el de la vigilancia. En la era de Internet, la vigilancia se ha vuelto omnipresente y totalmente inmaterial, imperceptible, indetectable, invisible. Además, ya es, técnicamente, de una excesiva sencillez.

Software espía

"El editor de la página que visitamos vende a potenciales anunciadores informaciones que nos afectan, recogidas sobre todo por las cookies".

“El editor de la página que visitamos vende a potenciales anunciadores informaciones que nos afectan, recogidas sobre todo por las cookies”.

Ya no son necesarios toscos trabajos de albañilería para instalar cables y micros, como en la célebre película La conversación[6], en la que un grupo de “fontaneros” presenta, en un Salón dedicado a las técnicas de vigilancia, chivatos más o menos chapuceros, equipados con cajas rebosantes de hilos eléctricos, que había que disimular en las paredes o bajo los techos… Varios estrepitosos escándalos de la época –el caso Watergate[7], en Estados Unidos; el de los “fontaneros del Canard[8]”, en Francia–, fueron fracasos humillantes de los servicios de información, que mostraron los límites de estos viejos métodos mecánicos, fácilmente detectables y perceptibles.

En la actualidad, poner a alguien bajo escucha es asombrosamente fácil, y está al alcance de cualquiera. Quien quiera espiar su entorno encuentra una larga lista de opciones[9] de libre acceso en el comercio. En primer lugar, manuales de instrucción muy didácticos “para aprender a seguir la pista y espiar a la gente[10]”. Y al menos media docena de software espías (mSpy, GSmSpy, FlexiSpy, Spyera, EasySpy) que “leen” sin problemas el contenido de los teléfonos móviles[11]: sms, correos electrónicos, cuentas en Facebook, WhatsApp, Twitter, etc.

Con el impulso del consumo “en línea” se ha desarrollado considerablemente la vigilancia de tipo comercial, que ha generado un gigantesco mercado de datos personales, convertidos en mercancía. Cuando nos conectamos a una web, las cookies[12] guardan en la memoria el conjunto de las búsquedas realizadas, lo que permite establecer nuestro perfil de consumidor. En menos de veinte milisegundos, el editor de la página que visitamos vende a potenciales anunciadores informaciones que nos afectan, recogidas sobre todo por las cookies. Apenas algunos milisegundos después, aparece en nuestra pantalla la publicidad que supuestamente tiene más impacto en nosotros. Y ya estamos definitivamente fichados[13].

Una alianza sin precedentes

"Las nuevas empresas, como Google, Apple, Microsoft, Amazon y más recientemente Facebook han establecido estrechos lazos con el aparato del Estado en Washington, especialmente con los responsables de la política exterior".

“Las nuevas empresas, como Google, Apple, Microsoft, Amazon y más recientemente Facebook han establecido estrechos lazos con el aparato del Estado en Washington, especialmente con los responsables de la política exterior”.

En cierto modo, la vigilancia se ha “privatizado” y “democratizado”. Ya no es un asunto reservado únicamente a los servicios gubernamentales de información. Aunque, gracias también a las estrechas complicidades que los Estados han entablado con las grandes empresas privadas que dominan las industrias de la informática y de las telecomunicaciones, su capacidad en materia de espionaje de masas ha crecido de forma exponencial. En la entrevista con Julian Assange que publicamos en la segunda parte de este libro, el fundador de WikiLeaks[14] afirma:

Las nuevas empresas, como Google, Apple, Microsoft, Amazon y más recientemente Facebook han establecido estrechos lazos con el aparato del Estado en Washington, especialmente con los responsables de la política exterior. Esta relación se ha convertido en una evidencia […]. Comparten las mismas ideas políticas y tienen idéntica visión del mundo. En última instancia, los estrechos vínculos y la visión común del mundo de Google y la Administración estadounidense están al servicio de los objetivos de la política exterior de los Estados Unidos[15].

Esta alianza sin precedentes –Estado + aparato militar de seguridad + industrias gigantes de la Web– ha creado este Imperio de la vigilancia cuyo objetivo claro y concreto es poner Internet bajo escucha, todo Internet y a todos los internautas.

En esta situación, es necesario tener en cuenta dos ideas muy concretas:

1- El ciberespacio se ha convertido en una especie de quinto elemento. El filósofo griego Empédocles sostenía que nuestro mundo estaba formado por una combinación de cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego. Pero el surgimiento de Internet, con su misterioso “interespacio” superpuesto al nuestro, formado por miles de millones de intercambios digitales de todo tipo, por su streaming y su clouding, ha engendrado un nuevo universo, en cierto modo cuántico, que viene a completar la realidad de nuestro mundo contemporáneo como si fuera un auténtico quinto elemento.

En este sentido, hay que señalar que cada uno de los cuatro elementos tradicionales constituye, históricamente, un campo de batalla, un lugar de confrontación. Y que los Estados han tenido que desarrollar componentes específicos de las fuerzas armadas para cada uno de estos elementos: el ejército de Tierra, el ejército del Aire, la Armada y, con carácter más singular, los bomberos o “guerreros del fuego”. De manera natural, desde el desarrollo de la aviación militar en 1914-1918, todas las grandes potencias han añadido hoy, a los tres ejércitos tradicionales y a los combatientes del fuego, un ejército cuyo ecosistema es el quinto elemento: el ciberejército, encargado de la ciberdefensa, que tiene sus propias estructuras orgánicas, su Estado mayor, sus cibersoldados y sus propias armas: superordenadores preparados para librar la ciberguerra digital[16] en el ámbito de Internet.

2- Internet se ha centralizado. Al principio, se percibió la Red como una explosión de posibilidades de expresión individuales, que permitía escapar de la dependencia de los monopolios estatales (correos, telégrafo, teléfono), de los gigantes de las telecomunicaciones y de los grandes medios de comunicación dominantes (prensa, radio, televisión). Era sinónimo de libertad, de evasión, de creatividad. Veinticinco años después, la Red está a punto de sufrir una violenta centralización en torno a ciertas colosales empresas privadas: las GAFAM (Google, Apple, Facebook, Amazon, Microsoft), todas estadounidenses, que, a escala planetaria, acaparan las diferentes facetas de la Red, y de las que son extraordinariamente dependientes los aproximadamente 3 mil quinientos millones de internautas, quienes, a su vez, las alimentan con todos sus datos personales. Y de este modo, las enriquecen descomunalmente.

Para las generaciones de menos de 40 años, la Red es sencillamente el ecosistema en el que han madurado su pensamiento, su curiosidad, sus gustos y su personalidad[17]. Para ellos, Internet no es sólo una herramienta autónoma que se utiliza para tareas concretas. Es una inmensa esfera intelectual, en la que se aprende a explorar libremente todos los saberes. Y, al mismo tiempo, un ágora sin límites, un foro donde la gente se encuentra, dialoga, intercambia y adquiere cultura, conocimientos y valores, generalmente compartiéndolos.

Para estas nuevas generaciones, Internet representa lo que para sus antepasados fueron simultáneamente la Escuela y la Biblioteca, el Arte y la Enciclopedia, la Ciudad y el Templo, el Mercado y la Cooperativa, el Estadio y el Escenario, el Viaje y los Juegos, el Circo y el Burdel… Es tan fabuloso que “por el placer de evolucionar en un universo tecnológico, el individuo no se preocupe de saber, y aún menos de comprender, que las máquinas gestionan su vida cotidiana. Que cada uno de sus actos y gestos es registrado, filtrado, analizado y, eventualmente, vigilado. Que, lejos de liberarle de sus ataduras físicas, la informática de la comunicación constituye sin duda la herramienta de vigilancia y control más formidable que el hombre haya puesto a punto jamás[18]”.

Y esto no ha acabado. Ya que, insaciables, los gigantes de la Red quieren ahora extender su dominio al conjunto de la humanidad, con el pretexto de la emancipación y la liberación. Paul Virilio, al evocar las catástrofes industriales, que son por definición contemporáneas a la era industrial, nos ha enseñado que, por ejemplo, la invención del ferrocarril conllevó simultáneamente la invención de los accidentes de tren. Con la Web pasa algo parecido. La catástrofe industrial de Internet es la vigilancia masiva, de la que solo escapan –consuelo de pobres– los que no tienen Internet; es decir, alrededor de la mitad de los habitantes del planeta.

Pero los gigantes de la Red –Google, Facebook y, concretamente, Microsoft– quieren acabar con esta injusticia: “Si conectamos a Internet a los cuatro mil millones de personas que no tienen acceso a la Red, tenemos la oportunidad histórica de educar al conjunto del mundo en las próximas décadas”, ha declarado, por ejemplo, el dueño de Facebook, Mark Zuckerberg[19].

El 26 de septiembre de 2015, Zuckerberg, Bill Gates, fundador de Microsoft, Jimmy Wales, fundador de Wikipedia y otros[20] insistieron ante la ONU, inscribiendo su posición en el marco de los objetivos de desarrollo sostenible fijados por las Naciones Unidas para erradicar la pobreza extrema hasta el año 2030[21]: “Internet pertenece a todo el mundo, por lo tanto debe ser accesible a todo el mundo[22]”. Aunque Facebook no había esperado para lanzar, en agosto de 2013, Internet.org, una aplicación para smartphones que permite a las poblaciones de los países pobres acceder gratuitamente a la red Facebook y a una selección de unos cuarenta sitios web, Wikipedia entre ellos[23].

Por su parte, Alphabet (Google) ha puesto a punto su propio proyecto de ampliar al mundo entero el acceso a Internet. Para proporcionar gratuitamente a los ‘condenados de la Tierra’ los beneficios de su motor de búsqueda, esta empresa global cuenta sobre todo con apoyarse en su programa Loon: globos de helio instalados en la estratosfera.

Sin dudar en absoluto de la intención de estos gigantes de la Red de mejorar el destino de la humanidad, podemos preguntarnos si no les motivan también consideraciones más comerciales, puesto que la principal riqueza de estas empresas ineludibles -casi en situación de monopolio planetario- es el número de conectados. Facebook o Google, por ejemplo, no venden nada a los internautas; venden sus miles de millones de usuarios a los anunciantes publicitarios. Es lógico, por lo tanto, que, a partir de ahora, quieran venderles todos los habitantes de la Tierra. Simultáneamente, cuando el mundo entero esté conectado, podrán transmitir a la NSA, en una doble operación, todos los datos personales de todos los habitantes de la Tierra … ¡Bienvenidos al Imperio de la vigilancia!

Notas

[1] Julian Assange afirma que las democracias se enfrentan, de hecho, a los “cuatro jinetes del Infocalipsis”: el terrorismo, la pornografía infantil, el blanqueo de dinero y las guerras contras la droga y el narcotráfico. Cada una de estas plagas, a las que evidentemente hay que combatir, sirve también de pretexto para reforzar permanentemente los sistemas de vigilancia global sobre las poblaciones. Cf.Julian Assange y Jacob Apppelbaum, Andy Müller-Maughn y Jérémie Zimmerman, Ménace sur nos libertés. Comment Internet nus espionne. Comment résister.

[2] Se trata esencialmente de informaciones que permiten identificarnos, ya sea directa o indirectamente. A saber: nombre y apellidos, foto, fecha y lugar de nacimiento, estado civil, dirección postal, número de de la seguridad social, número de teléfono, número de tarjeta bancaria, placa de la matrícula del vehículo, correo electrónico, cuentas de redes sociales, dirección IP del ordenador, grupo sanguíneo, huellas digitales, huella genética, elementos de identificación biométrica, etc.

[3] Katrina van den Heuvel y Stephen F. Cohen, “Entrevista con Edward Snowden”, Nueva York, The Nation, 28 de octubre de 2014. Le Monde diplomatique en español, octubre de 2015.

[4] Como se puede ver claramente en la película, de Stéphane Brizé, La Loi du marché, 2015.

[5] Cf. “La voiture, cette espionne”, Le Monde, 2 de octubre de 2015.

[6] Francis Ford Coppola, 1973.

[7] El caso Watergate fue un asunto de espionaje político con múltiples ramificaciones, que empezó con la detención, en 1972, de falsos ladrones que habían colocado micros en el interior del edifico Watergate, en Washington, en las oficinas del Partido Demócrata, y desembocó en la dimisión del presidente Nixon, a la sazón presidente de Estados Unidos, en 1974.

[8] Escándalo político bajo la presidencia de Georges Pompidou: en diciembre de 1973, en París, se descubrió en los locales del semanario satírico Le Canard enchaîné un sistema de escuchas que habían colocado una decena de agentes de la Dirección de la Vigilancia del Territorio (DST: siglas en francés), disfrazados de fontaneros.

[9] Aunque, en Francia, el artículo 226-1 del Código Penal impone una pena “de un año de prisión y 45.000 euros de multa por atentar voluntariamente, mediante cualquier procedimiento, contra la intimidad de la vida privada de otro: captando, grabando o transmitiendo, sin el consentimiento de su autor, palabras pronunciadas a título privado o confidencial; fijando, grabando o transmitiendo, sin su consentimiento, la imagen de una persona mientras se encuentra en un lugar privado”.

[10] Léase, por ejemplo, Charles Cohle, Je sais qui vous êtes. Le manuel d’espionnage sur Internet, Nantes, Institut Pandore, 2014.

[11] Incluso existen “comparadores de software de vigilancia” que la publicidad presenta de esta manera: “Un comparador claro y completo de los programas chivato para el móvil, que le permitirá elegir y poder tomar una decisión acertada y económica antes de comprar su aplicación de localización”. Cf. http://www.smartsupervisors.com/

[12] La cookie equivale a un pequeño archivo de texto almacenado en el terminal del internauta. Permite a los programadores de sitios de Internet conservar los datos del usuario con el fin de facilitar su navegación. Las cookies siempre han sido cuestionadas, ya que contienen información personal residual que potencialmente pueden ser utilizada por terceros. (Fuente: Wikipedia).

[13] http://digital-society-forum.orange.com/fr/

[14] Sobre WikiLeaks, léase La explosión del periodismo, Ignacio Ramonet, Clave Intelectual (Madrid) y Capital Intelectual (Buenos Aires), 2011., pp. 93-123.

[15] Cf. Infra, p. 138.

[16] Cf. “Entrevista exclusiva: vicealmirante Arnaud Coustillière, oficial general ‘ciberdefensa’ del estado mayor de los ejércitos”, Cyber Risques News, 7 de abril de 2015.

http://www.cyberisques.com/fr/motscles-11/433-entretien-exclusif-vice-admiral-arnaud-coustulliere-officier-general-cyberdefenseal-etat-major-des-armees

[17] Es interesante destacar que, si el 60% de los franceses percibe la existencia de ficheros de vigilancia como un “atentado a la vida privada”, el tramo de edad de los 18 a los 24 años, es decir, el de los principales usuarios de Internet, es el que se muestra más preocupado en este sentido: el 78% de ellos denuncia que “su vida privada está insuficientemente protegida en Internet”. Estudio realizado a instancias de la Comisión Nacional de Informática y Libertades (CNIL), París, 2008.

[18] Jean Guisnel, en el prólogo a la edición francesa del libro de Reg Whitaker, Tous fliqués! La vie privée sous surveillance, Denoël, 2001, París, 2001.

[19] “To Unite the Earth, Connect It”, The New York Times, 26 de septiembre de 2015.

[20] El propietario de Virgin, Richard Branson, la fundadora del Huffington Post, Ariana Huffington, el cantante Bono, la actriz Charlize Theron, la cantante Shakira, el actor George Takei, etcétera.

[21] http://www.globalgoals.org

[22] AFP, 27 de septiembre de 2015.

[23] Aunque sobre el papel es elogiable, el proyecto se enfrenta a fuertes críticas, especialmente en la India. Estos son los reproches: con internet.org, Facebook perjudicaría la neutralidad de la Red al decidir por sí mismo los sitios web a los que se pueden conectar los internautas. Además, crearía una Red a dos velocidades, la de los ricos, capaces de acceder a toda ella, y la de los pobres, conectados únicamente a algunos servicios. Léase, por ejemplo, Le Monde, París, 29 de diciembre 2015.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/especiales/2017/02/20/vivimos-bajo-el-control-de-una-especie-de-imperio-de-la-vigilancia/#.WKupxTiaz_s

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Competencias, educación y elecciones.

Por: Juan Morales Ordoñez.

En los años noventa del siglo anterior, el mundo empresarial posicionó una de las acepciones del término competencias capacidades, utilizándolo en los procesos de contratación y evaluación del desempeño de sus colaboradores. Posteriormente, a inicios de los dos mil, en Europa, se empleó esta palabra en el campo de la educación superior para significar que la formación universitaria debía buscar que los estudiantes adquirieran determinadas capacidades en los ámbitos del conocimiento, las destrezas y los comportamientos éticos. De hecho, en esa región y en esos tiempos, la obligatoria convergencia europea definió en el escenario de la educación superior, como mecanismo para que pueda concretarse, que las universidades de los diferentes países asuman un modelo educativo basado en competencias comunes y otros elementos educativos como una pedagogía que armonice aprendizaje con enseñanza y un sistema que acredite formalmente la calidad de sus procesos. Ese gran proyecto se denominó proceso de Bolonia, porque en esa universidad, considerada la más antigua de Occidente, se firmó ese convenio. Poco tiempo después, esa iniciativa se replicó en nuestra región con el proyecto Alfa Tuning América Latina, en el cual participaron profesores universitarios de 19 países, integrando más de 240 equipos de trabajo, en 16 carreras universitarias, por el lapso de 8 años.

Si relacionamos la educación por competencias con las capacidades de quienes pretenden obtener el voto popular, encontramos que al igual que lo que sucede en las universidades con los estudiantes, el análisis del valor de los candidatos está dado, para un gran sector de la opinión pública, por los conocimientos concretos que poseen y la habilidad para expresarlos en presentaciones o debates. El sistema de educación superior también está centrado esencialmente en desarrollar competencias cognitivas e instrumentales, sin abordar con el mismo interés las relacionadas con conductas éticas. En el ámbito electoral, la campaña ha sido pintada por discursos más o menos coherentes sobre economía, educación, medio ambiente, salud y otros temas; y, por la imagen o popularidad, la fluidez de palabra y la vehemencia, que han llegado a ser las competencias exigidas a los candidatos. Así, en los dos escenarios, en el de la educación y en el electoral, como sociedad, tenemos las mismas prioridades: el conocimiento y las destrezas o las destrezas y el conocimiento, quedando las competencias éticas en un plano secundario.

Debemos trabajar más, tanto en educación como en política en esas capacidades relegadas y que tienen que ver con la real búsqueda de la honradez, la probidad y la trascendencia moral. En la práctica educativa y en la justa electoral valoramos más el saber y el saber hacer, sin que ponderemos adecuadamente la importancia de la virtud y el mejoramiento moral que son características del saber ser personas y ciudadanos correctos. Esto pasa a nivel planetario, regional, nacional, grupal, personal y es un grave error para la sostenibilidad de la humanidad, pues el conocimiento y las destrezas, sin sustento moral, son instrumentos de la veleidad y el oprobio que afloran como rasgos distintivos de las débiles personalidades que sucumben fácilmente frente al dinero, el poder y la pompa insustancial de la posesión de bienes materiales.

Fuente: http://www.eluniverso.com/opinion/2017/02/16/nota/6049300/competencias-educacion-elecciones

Imagen: http://4www.ecestaticos.com/image/clipping/992/558/c44f9118a2f35e4df874314579dd419f/imagen-sin-titulo.jpg

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Aprendizaje insuficiente, una forma de exclusión.

Por: Mexicanos Primeros.

El esfuerzo educativo no se puede reducir a toneladas de cemento para los centros escolares, el tiraje de los libros que se ponen a disposición de niñas y niños o el tamaño del gasto en la nómina de sus maestros.

En esas métricas México sobresale claramente sobre las naciones de la región por el volumen directo, los números absolutos; pero es especialmente grande en la dimensión relativa, pues haciendo los ajustes por ingreso o demografía casi no tenemos parangón.

Ninguna nación de Latinoamérica ha hecho en tan pocos años tantas escuelas como México, y menos en el empuje constructivo actual, para reajustar la infraestructura y que se cubran las carencias más extremas como bebederos, baños y pisos firmes. El transporte de materiales, los ritmos de edificación, los retos ante la ingente variedad de climas y terrenos desafía los promedios de una ingeniería de gabinete, o de las obras en una sola sede; es literalmente más complejo coordinar y concretar esa operación dispersa por miles de localidades de toda la geografía, que levantar presas enormes o largas carreteras.

Los libros de texto gratuitos, editados o seleccionados para nuestros alumnos de educación básica, son un despliegue de letra escrita con pocos paralelos en la historia. Literalmente se imprimieron, cortaron, revisaron, empaquetaron y distribuyeron más de 180 millones de libros sólo en 2016, en operaciones que hacen palidecer a las grandes editoriales, con un alcance que parece el sueño de una Biblioteca de Alejandría duplicándose como caleidoscopio, el delirio de un Borges sin confines que apila libros sobre cada ser humano de la siguiente generación en una inundación gozosa.

Ninguna nación de estos rumbos tiene un fondo nacional para pago a maestros como el nuestro: alrededor de 920 mil depósitos quincenales, identificando con precisión al destinatario (ahora no sólo con RFC y CURP, sino una buena parte con cuentas individualizadas de bancos) y moviéndose con el vertiginoso ritmo de cambios, que van desde licencias de maternidad hasta cambios de adscripción. Ya no digamos la complejidad de descuentos por faltas, o retenciones por créditos e impuestos; mucho hay que hablar de lo inconveniente de algunos de esos movimientos para la continuidad y el logro de las respectivas comunidades educativas, pero lo que no se puede escatimar es lo monumental del esfuerzo de administración y auditoría que representa este sistema.

Estos tres ejemplos de aspiración perseguida con ahínco (aula para todos, libro para todos, maestro para todos,) son de una épica que no se puede conocer y no admirar; un despliegue que ni toda la mezquindad política puede dejar de estimar. En los albores del siglo XX, contar con aula, libros y maestros estaba profundamente condicionado a la localidad en la que uno nació y al poder de compra de sus padres. Nacer fuera era estar prácticamente excluido de por vida de la escuela, y con ello ser condenado a la asimetría permanente de influencia y poder, de voz y de agencia. Era quedarse cementado a la condición de ser parte de la sociedad, pero no tomar parte en ella. Los tres esfuerzos descritos fueron -y son- una hazaña de equidad que no debemos olvidar. Incluir, año tras año, a 23 millones de niñas, niños y jóvenes en la escuela pública es para llenarse de orgullo.

La gran pregunta es: “y con todo esto, ¿aprendemos?”. No lo suficiente. No todos. Es más: la respuesta honesta es que muy pocos, el global, aprenden lo esperado; dejamos a muchos de los nuestros atrás. El aprendizaje es el para qué de la educación; es su finalidad y su incorruptible juez. Es el punto de llegada, el resultado que corona el esfuerzo. Y es el punto de partida para más y mejores resultados.

La gran tarea de nuestro tiempo es que pasemos de los medios a los fines; que superemos la acumulación de ingredientes, y revisemos la transformación que esperamos en el proceso. Nuestras niñas, niños y jóvenes pueden estar incluidos en la escuela, pero excluidos del aprendizaje.

Un dato que lo ilustra, sin opción a escaparse a su desafío: Al término de la educación secundaria, 2 de cada 3 estudiantes no han logrado adquirir los aprendizajes clave de Matemáticas (INEE, 2016. Planea, Resultados Nacionales 2015, Matemáticas. Fascículo 10, p.3). Efectivamente, 65.4% de quienes estaban concluyendo la educación básica hace dos años, cito de nuevo, …tienen limitaciones para resolver problemas que impliquen operaciones básicas con números decimales, fraccionarios y números con signo; el mínimo común múltiplo y el máximo común divisor…Tampoco pueden calcular perímetros y áreas, o resolver ecuaciones de primer grado..(ídem). Apenas uno de cada diez alumnos alcanzan los aprendizajes clave de manera satisfactoria o sobresaliente.

Así que la próxima vez que oiga, estimado lector, hablar de “exclusión educativa” no sólo piense en una silla de ruedas o en una etnia; piense en que se puede estar excluido de la finalidad de la educación. Hoy se impone que busquemos aprendizaje para todos.

Fuente: http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/aprendizaje-insuficiente-una-forma-de-exclusion-i.html

Imagen: http://www.elfinanciero.com.mx/files/article_main/uploads/2016/08/31/57c76f722cf18.jpg

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Enseñanza: maquillaje o pacto imposible.

Por: Francisco Delgado.

En el Congreso se acaba de formalizar la creación de la Subcomisión de Educación, que tiene como finalidad el poder llegar a un Pacto Educativo.  A una Ley de consenso.

Se ha propuesto que, previo a los debates legislativos, se escuche la opinión de más de 80 comparecientes de la sociedad civil y del mundo de la Enseñanza, pública y privada, a especialistas,  técnicos y a los representantes del alumnado, de los sindicatos del profesorado y de las AMPAs.

Las comparecencias van a comenzar por los representantes en el Consejo Escolar del Estado: Sindicatos del profesorado (ANPE, CSIF, CC OO, UGT, FSIE, STES, USO, CIGA y ELA), las patronales de la Enseñanza (FERE, CECE y ACADE), dos confederaciones de asociaciones de madres y padres (CEAPA y CONCAPA) y de los estudiantes (Sindicato de Estudiantes, CANAE, FAEST y UDE). Se ha acordado, también, que estas comparecencias sean abiertas a los medios de comunicación.

Este tipo de comparecencia se da y se han dado con otras leyes de vital trascendencia y se dieron previos a los debates de la LOE y de la LOMCE (reforma parcial de la LOE)

Según diversos estudios, al parecer, un Gran Pacto es lo que está esperando la sociedad y, en especial, la comunidad educativa. Aunque yo no estoy tan seguro de ello, sobre todo desde los sectores más conservadores.

¿Pero, realmente, se puede llegar a un Pacto de consenso en una cuestión tan compleja y que tiene tantos intereses mercantiles, económicos e ideológicos? Honradamente creo que NO. La opinión pública no debería de ser manipulada de forma tan burda.

De hecho ya se han dado varios Pactos parciales por la Educación, incluso con un amplio apoyo: Con los procesos de transferencias educativas, cuando se apoyaron -ampliamente- los conciertos educativos, con la LODE y, posteriormente con  la LOGSE, maquillada después con la LOPEG. Y sobre todo con la LOE (PSOE), donde una parte importante del mundo social, sindical, corporativo, empresarial, religioso y político la apoyó.  Aunque se posicionó en contra el PP, por cuestiones exclusivamente electoralistas y por no haber podido poner en marcha “SU” ley -LOCE-, tuvo que votar en contra, aunque -en el fondo- estaban bastante de acuerdo.

De hecho la posterior LOMCE (PP), que modificaba un porcentaje pequeño del articulado de la LOE (PSOE), consistió en incluir algunos elementos nuevos de apoyo para aumentar la privatización, la segregación, la jerarquización y la confesionalidad, que ya apuntaba la LOE, desde la LODE y LOGSE, fundamentalmente y,  desde 2007, de acuerdo con el Tratado de Lisboa.

Todo ello se puede comprobar en los debates de la LOE en el Consejo Escolar del Estado y en los debates y votaciones del Congreso y del Senado. El ministro Gabilondo hizo un “muy buen trabajo” de consenso. Por cierto tanto a Gabilondo (padre de la LOE), como a Wert, (padre de la LOMCE) al parecer,  se les  va a citar para que comparezcan ante la Subcomisión.

A lo largo de estos últimos meses -desde diversos sectores- se han hecho propuestas muy variadas para una “nueva Ley de Educación” (?) o para un Pacto.

Quizá la más cercana  a mis históricos planteamientos personales es la que, desde un amplio colectivo político, social y sindical, se propone bajo el epígrafe “Documento de bases: Por otra política Educativa”, se puede ver en: www.porotrapoliticaeducativa.org – Pero dudo mucho que vaya a prosperar.

No voy a hacer un relato de lo que -a mi juicio- ha sucedido, desde que se implantó la Ley general de Educación de 1970. Ya que en varios de mis libros lo expreso, por haber sido testigo muy directo desde 1979, tanto a nivel institucional legislativo, como desde el Consejo Escolar del Estado, como en su día presidente de CEAPA.

Por ello, no soy nada optimista, porque he observado -en primera línea, año tras año y reforma tras reforma- como el Sistema Educativo español, se ha ido descomponiendo, desarmonizándose, corporativizándose, privatizándose, jerarquizándose y confesionalizándose,  conforme se iban desarrollando nuevas leyes generales, parciales y autonómicas, ya no digamos en sus desarrollos y aplicaciones.

Evidentemente el modelo de universalidad general de la Enseñanza que tenemos hoy, nada tiene que ver en cuanto a recursos, currículo, financiación, instalaciones, proyectos innovadores puntuales e incluso participación, al de hace 40 años. Faltaría más. Pero el “sueño” de un modelo democrático, profesional igualitario, inclusivo, no patriarcal, público, único y laico… se ha ido desmoronando.

Porque los mercados, el patriarcado y la religión (también otras ideologías parciales) están ahí introduciendo un grave estorbo para un desarrollo plural e inclusivo del Sistema.

Por lo tanto, en mi opinión, NO PUEDE HABER UN GRAN PACTO DE CONSENSO.  Como publicaba hace unos días, “estoy en condiciones de asegurar que el tan manido «Pacto por la Educación», en todo caso y si se da, va a consistir  en un simple MAQUILLAJE de la actual LOE-LOMCE.

Porque previo a un debate democrático e igualitario de tamaña envergadura, como mínimo, antes:

1-Habría que «denunciar y anular» los “Acuerdos concordatarios con la Santa Sede de 1979”, para que la religión saliera de la escuela y del sistema educativo;

2-Decidir sobre cómo ir eliminando (poco a poco) los conciertos educativos – en especial con los centros ideológicos, para poder primar la enseñanza pública;

3-Llegar a un acuerdo de cómo no ingerir en la libertad de conciencia del alumnado, básicamente. También de la comunidad educativa. En cumplimiento de la Constitución y de la DUDH;

4-Decidir como «sortear» el Tratado de Lisboa, que impulsa abiertamente la mercantilización del Sistema;

5-Como abordar con rigor la formación, la profesión docente y su acceso…

6-Como plantear una necesaria armonización del Sistema a nivel de todo el Estado y en el contexto europeo

7-Abordar toda la cuestión de la financiación. Porque sin ésta, es imposible plantear ciertas cuestiones.

8-Democratización: Como cumplir rigurosamente el 27.7 (control igualitario de la gestión por parte de TODA  la comunidad educativa)

9-Como desarrollar un Plan específico, para  el ámbito rural.

10-Como adaptar los proyectos de enseñanza-aprendizaje y el currículo a los contextos de diferencias sociales, intelectuales, multiculturales, etc.

Sin estas 10 premisas, llegar a un Pacto real de consenso, es imposible. Se tratará -en todo caso- de un MAQUILLAJE, para que todo siga parecido. O será un Pacto parcial, como los anteriores.

Y mientras tanto la ERA DIGITAL lo va  transformar todo, ya lo está transformando muy deprisa, incluidos los Sistemas Educativos, al uso. Tiempo al tiempo.

Fuente:

http://www.nuevatribuna.es/articulo/sociedad/ensenanza-maquillaje-pacto-imposible/20170216155437136801.html

Imagen: http://www.nuevatribuna.es/media/nuevatribuna/images/2017/02/16//2017021615565050873.png

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Educar sin adjetivos.

Por:  Antonio J Mialdea Baena.

Posiblemente sea éste que te dispones a leer uno de los artículos más complicados que he escrito. Y tú dirás: ¡Venga ya! Pues sí. Hoy la voz de un colectivo muy grande que siente que debe alzar su palabra en diálogo para reivindicar y defender lo que otros intentan, sin que haya necesidad, ni diálogo, ni razón suficiente, amenazar y destruir. Por tanto, siento una enorme responsabilidad al convertirme en eco de un colectivo como el de la Escuela Concertada y, por eso, voy a escribir este artículo tratando de conseguir, difícil a priori, el equilibrio entre lo que me dicta la razón y lo que me dicta la emoción, ambas con sus diferentes ramificaciones como la llamada inteligencia racional y la emocional. Yo añadiré, y espero que lo podáis descubrir con un poco de voluntad, que seguro que sí, la inteligencia de la interioridad que no se enseña sino que, como digo, se descubre.

Partiré en este viaje, corto pero intenso, de algo emocional. Soy padre de dos hijos y los dos estudian en la escuela pública. Y sin entrar ahora en demasiados detalles estoy muy satisfecho de la formación académica que están recibiendo. Lo he manifestado expresamente en numerosas ocasiones. De hecho, sé que esa formación es buena, y perdonadme la inmodestia, porque incluso cuentan con un servidor para que vaya a hablar a los alumnos de vez en cuando. Es decir, hay una preocupación por la formación de los estudiantes que va más allá de las clases magistrales de sus respectivos profesores. Es más, ningún profesor de la Pública, que yo conozca al menos y conozco a unos cuantos, tiene reparo en llamar a uno de la Concertada o Privada para que comparta con el alumnado su experiencia y sus conocimientos. Ni, por supuesto, al contrario. Y luego les diré algo sobre los espacios comunes que compartimos agradablemente y a los que no pienso renunciar.

Vamos con lo racional, que tomaré en el sentido de profesional para no dejarme llevar en demasía por lo emocional. Soy profesor de la Escuela Concertada. Ya llevo algunos años y puedo decir que soy un tipo feliz con el trabajo que realizo cada día (bueno, he tenido y tengo, como todos, mis días…) y trato igualmente cada día de que mis alumnos sean felices, desde que entran muy temprano ¡demasiado! por la puerta del colegio hasta que salen, y sí, claro, a través de un modelo educativo atravesado, no me oculto, por los valores del Cristianismo, repito, del Cristianismo.

Partiendo de estas dos laderas, quien soy como padre y quien soy como profesor, escribiré tres o cuatro ideas que quiero dejar bien claras para que mis lectores puedan comprobar lo que algunos políticos de turno quieren hacer, en este caso, en materia educativa que es precisamente uno de los asuntos, después lógicamente de la economía, el paro, la corrupción, que más nos preocupan a los españoles. Por eso, y aunque me repita en exceso, creo que es urgente un pacto por la Educación porque es irracional seguir a merced del vandalismo político de unos cuantos que sólo se mueven para ganar votos, escaños y dietas sin dar palo al agua. Como he reescrito el artículo un par de veces, las dos o tres ideas que te dejo no van a ser ni datos poblacionales, ni económicos, etc. Esto ya lo tienes todo publicado por activa y por pasiva. Te dejo unas ideas para que reflexiones. La primera es mitad reflexión y mitad invitación a los altos jerifaltes del PSOE para que publiquen en qué colegios estudian o estudiaron sus hijos. Si ellos no lo hacen, a mí no me importaría hacer un ejercicio de memoria. No sabéis las sorpresas que nos llevaríamos, aunque algunas son de sobra conocidas. Que se preocupen ellos sobre estos asuntos y sobre otros, como recuperar su identidad (que se la han cargado) y que dejen de decirles a los padres de nuestros alumnos que no se preocupen. Los padres de nuestros alumnos se ocupan de saber dónde quieren que sus hijas e hijos estudien. Quienes se tienen que preocupar por arreglar ciertos asuntos son ustedes mismos, señoras y señores políticos del PSOE, PP, C’s, PODEMOS, etc. que se ocupan de lo que no se tienen que ocupar y que no se preocupan de lo que se tienen que preocupar verdaderamente.

Entiendo las reivindicaciones de los profesores de la Educación Pública y naturalmente que quiero que trabajen y que se sientan bien con lo que hacen, pero es absurdo que se quiera conseguir esto arruinando la vida del colectivo de la Concertada, quienes, igual que ellos, nos dejamos la piel cada día en las aulas, tanto, y no se olviden, con aquellos a quienes educamos como con aquellos que cada año nos examinan. También pasamos continuas oposiciones.

Termino diciendo algo sobre los espacios comunes porque quiero que nuestros políticos comprendan de una vez que los profes de la Pública y de la Concertada ya tenemos logros en común sin necesidad de destrozarnos los unos a los otros. Y me refiero, porque lo conozco sobradamente, a nuestros encuentros en torneos de debate con nuestro respectivo alumnado donde hemos sido capaces de crear lazos de trabajo y de amistad común. Así que no quieran ustedes venir a destrozar desde sus cómodos escaños lo que nosotros, con nuestro esfuerzo y nuestra ilusión, ya hemos logrado. Nosotros sólo miramos por el bien de nuestros alumnos porque mientras nuestros políticos siguen discutiendo para ver qué adjetivo le colocan detrás a la palabra Educación, nosotros, los que pasamos el día en el aula hemos ido aprendiendo a educar sin adjetivos.

Fuente: http://www.diariocordoba.com/noticias/opinion/educar-sin-adjetivos_1123628.html

Imagen: http://zetaestaticos.com/cordoba/img/noticias/1/123/1123628_1.jpg

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Los universitarios mexicanos frente a Trump

por: Miguel Ángel Casillas

La llegada a la presidencia de Estados Unidos de Donald Trump, representa un riesgo histórico de ascenso de un nuevo fascismo: predomina un liderazgo mesiánico, autoritario y antidemocrático; basado en el racismo, la discriminación y la misoginia; que sostiene un pensamiento anticientífico, enemigo de la educación pública, laica y gratuita.

El nuevo fascismo es depredador en términos económicos y ambientales, se sostiene en el capitalismo salvaje, en la preeminencia del poder norteamericano. Es además fuertemente discriminador con los mexicanos y en general con los latinoamericanos.

Frente al ascenso del nuevo fascismo es necesario un enorme trabajo ideológico y cultural para desmontar sus preceptos y concepciones, para refutar sus ideas. Al mismo tiempo es necesario profundizar en el conocimiento y comprensión de la coyuntura internacional que vivimos. Es prioritario que los universitarios nos convirtamos en la primera línea de defensa de los valores de la ciencia y la democracia; y que al mismo tiempo seamos capaces de diseñar una estrategia emergente para recibir a los estudiantes expulsados de Estados Unidos.

No será la primera vez que los universitarios mexicanos tengamos que defender la libertad del conocimiento y la valoración de la ciencia: desde mediados del siglo XIX los mexicanos hemos defendido el laicismo y una educación libre de fanatismos. En nuestra Constitución están consagradas la libertad de cátedra, de examen, de investigación y de discusión de las ideas. En México confiamos en la veracidad de la ciencia y compartimos sus valores. Al negar las evidencias sobre el cambio climático, al despreciar los avances científicos y al imponer criterios racistas a las comunidades académicas Trump amenaza la libertad y la ciencia.

Los universitarios tenemos bajo nuestra responsabilidad encabezar la lucha contra el racismo y la discriminación, y ser los primeros en la defensa de los derechos humanos. Nada atenta más contra los valores del pluralismo científico que el racismo y la discriminación, que se sostienen en el prejuicio y el fanatismo. Contra el racismo y la discriminación en México tenemos educación pública y gratuita, porque la consideramos herramienta del mejoramiento del pueblo y espacio de igualación de las oportunidades sociales. Nos reconocemos como una nación multicultural y como tal nuestro proyecto educativo rechaza cualquier tipo de discriminación. Desde las universidades hemos sido pioneros en la defensa de los derechos humanos; frente al autoritarismo del nuevo presidente norteamericano nos corresponde cultivar, difundir y defender los derechos humanos a escala global, pues son derechos de todos los humanos.

En las instituciones de educación superior mexicana ha sido ardua la batalla por la igualdad de género, en contra de las representaciones sociales que justifican la dominación masculina y los valores de la misoginia. El gobierno de Trump representa una grave regresión en materia de la igualdad de género, de tolerancia y de libertad sexual. Los universitarios mexicanos debemos defender lo que somos y lo que hemos alcanzado en nuestras instituciones: igualdad de género, feminización de la matrícula y de las comunidades académicas, desarrollo paritario y equitativo entre estudiantes y profesionistas sin distinción de género.

Los universitarios, que integramos el sistema de educación superior, debemos estar atentos y luchar contra la deportación masiva de estudiantes mexicanos y tener un plan de recepción para jóvenes universitarios expulsados de Estados Unidos en cada área de conocimiento. Debemos ampliar las redes y el intercambio de información con los mexicanos que estudian en el extranjero, los consulados deben actuar en su defensa y desde nuestras instituciones ser solidarios contra las redadas y deportaciones.

Los valores de la ciencia y la creación artística se sostienen en la libertad, en la libre circulación de las ideas y los avances científicos. A los universitarios nos ofende y nos estorba el muro y el hipernacionalismo que lo sostiene. Lejos de responder con la misma moneda, los universitarios no podemos refugiarnos en un falso nacionalismo; por el contrario debemos radicalmente luchar por la libertad, por la defensa del internacionalismo y las fronteras abiertas a las personas, al conocimiento, a las ideas.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/los-universitarios-mexicanos-frente-a-trump/

Imagen: www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2017/02/trump-6-768×405.jpg

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No pongas tus … manos sobre la educación

Por Juana María Sancho

Las grandes corporaciones han redescubierto que ‘la educación encierra un tesoro’, el de las enormes ganancias que les puede proporcionar la educación.

Economía y educación parecen compartir mucho más que su primera letra. En las civilizaciones que conocemos, siempre han sido los ricos y poderosos quienes han contado con el tiempo y los recursos para desarrollar su potencial de aprendizaje y experiencia y guiar su proceso de desarrollo. El resto lo tenía que dedicar a la supervivencia. A partir del siglo XIX la educación para todos no sólo se empezó a considerar un mecanismo de igualación y compensación social, sino un importante motor de creación de riqueza. La escolaridad creaba beneficios económicos para la sociedad y para los ciudadanos. En 1842, Horace Mann presentó una argumentación de tipo económico para justificar una mayor inversión en la escuela, que fue utilizada para justificar escolaridad obligatoria. El sentido de la ecuación educación-trabajo quedaba explícitamente establecido. Aunque permanecen las diferencias entre el ‘capital cultural y social’ de las distintas capas de la población.

Pero la relación no acaba aquí. La construcción, desarrollo y mantenimiento de los sistemas escolares son una fuente de riqueza considerable para distintos sectores: construcción, libros de texto, recursos de enseñanza, etc. Sectores que influencian mucho más de lo que se reconoce el sentido y la calidad de la educación. En todas sus realizaciones subyace una idea implícita o explícita sobre profesorado y el alumnado, la enseñanza y el aprendizaje, la representación de conocimiento y la propia evaluación, que es más poderosas que las directrices ministeriales y las políticas educativas.

Sin embargo, la relación no sólo no acaba aquí. En los últimos años las grandes corporaciones han redescubierto que ‘la educación encierra un tesoro’. No en el sentido del informe Delors, de los talentos que, como tesoros, están enterrados en el fondo de cada persona, porque estos no cotizan en bolsa. El tesoro son las enormes ganancias que les puede proporcionar la educación. Una situación que viene impulsada, como señala Stephen Ball, por el movimiento de desestatización que consiste en redibujar la división público-privado, reasignar funciones y rearticular la relación entre organizaciones y tareas. Lo que nos ayuda a entender artículos como ¿Qué tiene que ver Florentino Pérez con la guardería de tu hijo?. La aparición de sistemas educativos ‘paralelos’: Google, Apple o Microsoft. La proliferación de aplicaciones educativas para el penúltimo artilugio digital, que pronto quedará obsoleto y tendremos que renovar. O la multiplicación de entidades privadas que ofrecen cursos a distancia.

Todo un mundo paralelo que se presenta como lo más cool, innovador, interactivo… Pero en el que subyacen determinadas visiones sobre el aprender, el conocimiento, los valores y la sociedad; que se compran, y nunca mejor dicho, sin analizar lo que nos estamos llevando a casa. De ahí que ante cada propuesta tecnológica ‘inteligente’ publicitada en los medios, no pueda dejar de pensar en la experiencia de un grupo de trabajo liderado por Jacques Berleur en el IFIP 13th Computer World Conference, en 1994, sobre la responsabilidad de la tecnología. Un asesor del Banco Mundial explicaba cómo los proyectos de transferencia tecnológica que no tenían en cuenta la cultura y los saberes, las personas e instituciones, producían lo contrario de lo que decían perseguir: las personas y las instituciones acababan más ignorantes, porque no habían podido hacer suya la nueva cultura y habían dejado de desarrollar la suya; más pobres, por el coste de los recursos y más contaminados, por la constante obsolescencia de aquellos. A la vez que me lleva al título del artículo escrito por Manuel Vicent en 1981: No pongas tus sucias manos sobre Mozart, en mi empeño en pedir que no dejemos ponerlas sobre la educación a quienes tienen visiones estrechas, partidistas y basadas en el interés de unos pocos en detrimentos de muchos. Sé que no lo conseguiremos, pero quizás nos pongamos a pensar qué significan educativamente hablando antes de comprar sus productos.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/02/10/no-pongas-tus-manos-sobre-la-educacion/

Imagen: eldiariodelaeducacion.com/wp-content/uploads/2016/12/cc-oecd-flickr.jpg

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