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El rol de los padres en la educación escolar

Por: Keila E. Rojas

Profesionales hablan sobre los deberes y límites de los padres en el proceso enseñanza-aprendizaje.

‘Este es un trabajo en equipo donde cada miembro tiene derechos, deberes y límites’, asegura la docente María del Carmen de Brown, con referencia a la participación de los padres en la educación escolar de los hijos.

Sobre el mismo tema, la psicóloga infantil, Laura Mendieta, afirma que ‘desde la infancia el rol de los padres juega un papel sumamente importante en el aprendizaje de los hijos y esto no cambia en la etapa escolar’.

Por su parte, el estudio ‘La participación de las familias en la educación escolar’ (edición 2014), divulgado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, España; y realizado por profesionales en la materia, señala que ‘existe una amplia evidencia empírica que indica que la participación de las familias en la escuela, además de constituir un derecho y un deber, aporta grandes beneficios, tanto a los estudiantes como a la escuela y a los propios padres y madres’.

Expuesto lo anterior, se hace necesario delinear las responsabilidades y límites de los padres en el proceso enseñanza-aprendizaje de sus hijos.

‘La enseñanza o preparación que los padres le dan a sus hijos para ingresar y desenvolverse en el campo escolar debe empezar desde el día uno de nacimiento del niño. Con esto me refiero a que la formación de valores y principios es lo más importante en todas las facetas de la educación’,

LAURA MENDIETA

PSICÓLOGA INFANTIL

LA EDUCACIÓN INICIA DESDE EL DÍA DEL NACIMIENTO

Mendieta explica que ‘la enseñanza o preparación que los padres le dan a sus hijos para ingresar y desenvolverse en el campo escolar debe empezar desde el día uno del nacimiento del niño. Con esto me refiero a que la formación de valores y principios es lo más importante en todas las facetas de la educación’. Añade que ‘los docentes intervienen de manera temporal, por lo que conviene aliarse con ellos y no ser sus enemigos’.

También es responsabilidad de los padres, agrega la psicóloga, fortalecer la autoestima de sus hijos. Brindarle afecto, felicitarlos frente a buenos resultados, apoyarlos cuando no se obtienen los deseadod y frecuentemente motivarlos a superarse así mismos.

Considera Mendieta, que ‘los padres, deben sacar algún tiempo del día para involucrarse en los deberes escolares de sus hijos, aún cuando designen la labor de revisar y apoyar en tareas a otra persona. Con esto demuestran interés por sus hijos, a pesar de la falta de tiempo que tengan.

Mientras que Brown indica que ‘si no hay un adulto pendiente de los deberes escolares del menor el proceso de enseñanza-aprendizaje se complica’.

UN TRABAJO EN EQUIPO

‘Este es un trabajo en equipo donde cada miembro tiene derechos, deberes y límites. Los padres tiene derecho de obtener información en cuanto al docente, plantel y sobre todo sus hijos. Pero con estos derechos viene el deber de velar en casa porque el proceso de enseñanza-aprendizaje se cumpla. Nosotros damos las bases y ellos deben reforzar en el hogar’, señala Brown.

Según explica la docente, uno de los errores cometidos frecuentemente por los padres, es tomar ‘actitud de rival’ frente a los docentes por algún desacuerdo.

‘Lo mejor es aliarse al maestro. Hay que saber exponer nuestro descontento sin llegar a caer en desafíos de autoridad’, dice Brown. Añade que ‘siempre existirán desacuerdo si tomamos en cuenta que regularmente los padres desean que a sus hijos les vaya muy bien, pero lo más importante es tratar estas diferencias de la mejor forma posible’.

Las profesionales coinciden en que debe haber un grado de independencia en el niño, ‘este grado de independencia debe ir aumentando conforme vaya creciendo. Primero se le ayuda a hacer la tarea, luego solo supervisar y por último solo revisa’, dice la psicóloga infantil.

Fuente: http://laestrella.com.pa/vida-de-hoy/familia/padres-educacion-escolar/23987492

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¿Cómo puede contribuir el manual de convivencia con la formación de ciudadanos activos?

22 de febrero de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Mónica Machado Valencia

Una institución educativa es un espacio privilegiado para aprender y practicar los conocimientos, habilidades y actitudes fundamentales para el ejercicio de la ciudadanía.

La escuela, como pocos escenarios, ofrece múltiples oportunidades para la formación de ciudadanos que convivan pacíficamente, que valoren la diferencia, que hagan parte de las construcciones sociales de sus entornos próximos y que puedan aplicar sus aprendizajes en la transformación de sus contextos y en la defensa de los derechos humanos: a esto llamo ciudadanos activos. Una institución educativa es un espacio privilegiado para aprender y practicar los conocimientos, habilidades y actitudes fundamentales para el ejercicio de la ciudadanía. Y frente a esto ¿qué puede aportar la construcción y actualización del manual de convivencia?

Para responder a esta pregunta, hay que señalar que el mayor potencial del manual de convivencia, como herramienta pedagógica, se da cuando es concebido como un proceso de actualización permanente y no como un documento terminado y estático. Como un escenario que permite la participación de todos los actores de la comunidad educativa, que obedece a la lectura del contexto del establecimiento educativo, que da cabida a opiniones diversas y las valora como algo positivo y que está enmarcado en un enfoque de derechos y diferencial, en donde prima la garantía de los Derechos Humanos sobre las apropiaciones morales  individuales.

Quiero referirme concretamente a cuatro ejemplos, que pueden mostrar de qué manera el manual como proceso permite aprender y poner en práctica los ejes que constituyen el ejercicio de la ciudadanía activa.

  1. Los ciudadanos como sujetos de derechos y responsabilidad.

Con la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño, los niños, niñas y adolescentes dejan de ser considerados como “objetos de cuidado y protección”, para ser “sujetos de derecho y responsabilidad”. En este sentido, el Decreto 1860 establece que los Manuales de convivencia deben contener la definición de los derechos y responsabilidades de los estudiantes. El aprendizaje de esta doble connotación indivisible de la ciudadanía, del derecho y la responsabilidad, puede permitir la formación de estudiantes que conozcan los mecanismos para exigir la garantía de sus derechos, que obren en consecuencia con sus responsabilidades, y, en un nivel más elevado, que desarrollen acciones transformadoras de sus entornos que propendan por la garantía de los derechos de los demás.

En actividades relacionadas con la convivencia escolar, he escuchado a muchos docentes manifestar su inquietud porque, en sus palabras, desde que se empezó a hablar de los derechos de los niños, se perdió la posibilidad de exigirles sus responsabilidades. En este escenario, se hace aún más necesario empoderar a los estudiantes como garantes de los derechos propios y de los demás y para ello requieren de aprendizajes significativos, que les permitan ser conscientes de cómo el incumplimiento de sus deberes afecta la garantía de los derechos de los demás y la sana convivencia.

Por ejemplo, uno de estos aprendizajes se puede dar en la elaboración o revisión de la Ruta de Atención Integral que debe contener el manual de convivencia, en donde es necesario partir de la identificación de las situaciones que afectan la convivencia escolar. En un ejercicio participativo se puede orientar a los estudiantes para que reflexionen sobre cómo se protegen o no los Derechos Humanos en sus entornos próximos y sobre cómo la afectación de los derechos y de la convivencia se producen por el incumplimiento de las responsabilidades de cada persona. Podrán entender que asumir sus derechos significa también un compromiso ético con los derechos de los demás y se ganará autonomía para el cumplimiento de sus responsabilidades.

  1. La construcción colectiva y acatamiento de las normas y pactos de convivencia.

La imposición de las normas de disciplina que han sido definidas de manera unilateral por las directivas de un colegio poco favorece la autonomía, la auto-regulación y la formación ciudadana. Los estudiantes terminarán cumpliéndolas solamente por temor a la sanción o incumpliéndolas a escondidas.

Por el contrario, cuando los niños, niñas y adolescentes son involucrados en la construcción de normas y pactos de convivencia y en la definición de las consecuencias y sanciones en caso de su incumplimiento, pueden lograr una mejor comprensión del significado y necesidad de establecer acuerdos mínimos: interiorizarán las normas. También, se comprometerán mucho más con su cumplimiento, serán replicadores con sus compañeros sobre la importancia de acatarlas y tendrán claridad de que todas las acciones que llevemos a cabo deben ser reflexionadas previamente, porque implican una consecuencia para nosotros y para los demás.

La construcción y revisión de un manual de convivencia es un ejercicio que, en un contexto específico, recrea la manera como las sociedades definen sus valores rectores en la Constitución Política y en marcos normativos. Así, será un espacio propicio para aprender sobre la conformación y funcionamiento del Estado Social de Derecho y sobre la incidencia que los ciudadanos pueden tener en la manera cómo se construye su sociedad. Los alumnos serán protagonistas en el momento de definir los principios que orientarán el proyecto pedagógico de su colegio y deberán hacer uso del diálogo, la concertación y el pensamiento crítico para llegar a pactos, alianzas entre iguales, que contribuyan a preservar un clima de convivencia pacífica.

  1. La inclusión y valoración de la diversidad.

Contradiciendo un viejo paradigma del sector educativo, que establece la necesidad de formar “iguales” a todos los alumnos y controlarlos totalmente para que se comporten conforme a lo definido por la autoridad, creo que en el aula diversa es en donde puede haber mayor riqueza de aprendizaje. Las actividades cotidianas de la escuela en donde se convive con personas “diferentes” que tienen posturas opuestas hacen necesario el aprendizaje del diálogo, como mecanismo para resolver las diferencias.

En nuestras aulas se presentan diariamente situaciones de discriminación y acoso escolar por razones de raza, condición social, identidad sexual, género, entre otras. Entre estas, la identidad sexual diversa es uno de los temas que ha sido más polémico en Colombia en los últimos meses, pues entran en tensión los derechos fundamentales de la población LGBTI frente a las apropiaciones morales y religiosas que han marcado la configuración de nuestra sociedad.

Estas situaciones afectan la dignidad, el bienestar emocional y el rendimiento escolar de los las víctimas, además de favorecer su deserción del sistema educativo. Solo por mencionar un ejemplo, quiero referirme a una investigación de la UNESCO en el año 2014 (Unesco, 2015) que establece que el bullying homofóbico es realizado tanto por estudiantes, como por docentes y directivos; que no es un tema prioritario en la educación de los colegios y que su afectación puede ir desde problemas académicos hasta el suicidio.

Frente a lo anterior, uno de los mayores aportes que el ejercicio de los manuales de convivencia puede dar para la convivencia y la paz es la posibilidad de poner en diálogo a individuos muy diversos, que deben encontrar acuerdos mínimos en donde tengan cabida y se respeten los deseos, opiniones, necesidades e intereses de todos. Para esto, los estudiantes tendrán que poner en juego su pensamiento crítico, su capacidad de comunicar y argumentar y la valoración de los conocimientos y pensamientos de otros.

  1. La participación democrática.

La débil enseñanza de la participación democrática en la escuela se hace evidente en la apatía de los ciudadanos para ejercer el derecho al voto y en la falta de pensamiento crítico a la hora de ejercerlo, en la escasa participación en los procesos de veeduría social y en el poco conocimiento de los mecanismos para exigir la garantía de los derechos y hacer control político.

¿Cómo puede un niño que se ve forzado a aceptar las determinaciones de los adultos sin cuestionar la autoridad, convertirse en un ciudadano que ejerce conscientemente su derecho al voto y que utiliza los mecanismos constitucionales para exigir sus derechos? Aunque permitir la participación democrática de los estudiantes en todos los ámbitos de la escuela pueda significar para algunos directivos y docentes un riesgo en detrimento de la disciplina y de la autoridad, en realidad podría significar un cambio radical en nuestra sociedad: ciudadanos capaces de transformar y de construir contextos garantes de los derechos humanos.

Pues bien, cuando la revisión de los manuales de convivencia se realiza en un escenario de participación democrática, los estudiantes podrán aprender que sus opiniones son tan válidas como la de los adultos, que sus experiencias y conocimientos también son importantes para configurar el rumbo de su colegio. Sabrán que no hay que resignarse y que siempre se debe cuestionar con argumentos respetuosos. Solamente así los nuevos ciudadanos  podrán conducir nuestro país a condiciones de convivencia, honestidad y mayor equidad.

Referencias

Ianni, N. (2003). La convivencia escolar: una tarea necesaria, posible y compleja. Monografías virtuales Ciudadanía, democracia y valores en sociedades plurales, Número 2.  Recuperado desde: http://www.oei.es/historico/valores2/monografias/monografia02/reflexion02.htm

Ministerio de Educación Nacional (2014). Guías pedagógicas para la convivencia escolar. Ley 1620 de 2013 – Decreto 1965 de 2013. Guía No. 49. Bogotá: MEN.

Ministerio de Educación de Chile (2011). Conviviendo mejor en la escuela y en el Liceo. Orientaciones para abordar la convivencia escolar en las Comunidades Educativas. Chile: Ministerio de Educación. Recuperado desde http://www.mineduc.cl/usuarios/convivencia_escolar/doc/201203291223210.Conviviendo.pdf

Unesco (2015). La violencia homofóbica y transfóbica en el ámbito escolar: hacia centros educativos inclusivos y seguros. Chile: Unesco. Recuperado desde http://www.convivenciaescolar.cl/usuarios/convivencia_escolar/File/2016/UNESCO%20Violencia%20homofobica%20y%20transfobica%20e

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/como-puede-contribuir-el-manual-de-convivencia-con-la-formacion-de-ciudadanos-activos

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El profesor cierra los ojos

22 de febrero de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Miyer Pineda Pineda

Reflexiones de un profesor en medio de su ajetreado salón de clases.

El profesor cierra los ojos. Está agotado. Piensa en el momento en el que se metió en esto. Sonríe. No es para tanto (¿En verdad no es para tanto?). Comprende que ser profesor implica un diario ejercicio de reflexión sobre lo que significa entrar a un aula: ese espacio de construcción de sentido, ese espacio de construcción de lo humano. Se olvida del mundanal ruido; intenta recordar la imagen de su maestro favorito, aquel que se alejaba del concepto de profesor, o de docente, o de “facilitador”, (uno de sus jefes insiste en llamarlos así, porque las nuevas teorías dicen que así hay que llamarlos ahora). El profesor está cansado, imagina a Sócrates, -no como “corruptor” de menores sino como “facilitador”-; imagina a Cristo rodeado de algunas personas, lo imagina como “facilitador”, luego como profesor, finalmente como maestro, sobre todo cuando dicen que dijo: “Mi reino no es de este mundo”.

Intenta recordar a sus maestros de escuela o de colegio; uno que otro resalta en su memoria; había una profesora que golpeó a un par de niños con un palo de rosa; hubo otro que hizo lo mismo con un compañero de curso (incluso a él lo golpeó en dos oportunidades: puño en esternón). Uno más fue alcalde de la ciudad.  A los demás se los tragó el olvido. Se concentra en los que se alejaban de ser olvido y tristemente confirma que comienzan a desvanecerse. Los defiende; debieron ser importantes para alguien, para algún estudiante. Les reconoce el valor de haberlo soportado en clase; en soportar su inmadurez, su lento crecimiento. Luego, pasa a la Universidad. Allí sí hubo un maestro que se encumbró sobre los demás profesores. Era caleño y era poeta; contaba que había sido alumno de Estanislao Zuleta.

Se repite aquella conclusión: ser profesor implica un diario ejercicio de reflexión sobre lo que significa entrar a un aula: ese espacio de construcción de sentido, ese espacio de construcción de lo humano, a través del poder de la palabra.

El profesor cierra los ojos. Está cansado pero debe continuar. Tanto por calificar, por corregir, tantos formatos por llenar. Además debe dedicarle algo de tiempo a su familia. Se imagina a Sócrates llenando formatos (castigo para un ágrafo); se imagina a Aristocles llenando formatos, se imagina a uno de sus estudiantes estrella -Aristóteles- llenando formatos. Recuerda haber leído en algún libro que Aristóteles tenía unos 16 años cuando conoció a Platón, quien a su vez conoció a Sócrates. Se pregunta: ¿En qué momento ser maestro se volvió llenar formatos? Quiere continuar leyendo la novela de Padura; le dijeron que es mejor que cualquier libro de Isabel Allende; quiere leer algún libro de pedagogía aunque uno de sus compañeros le dijo que “la pedagogía se la habían inventado para los malos profesores”; quiere ver la película que le prestaron y que le va a cambiar la vida. Piensa que la escuela sería mucho mejor si profesores, directivos y estudiantes, tuvieran derecho a ver al menos una película a la semana: ¿cómo cambaría la visión de mundo de docentes y alumnos con 40 películas al año?  El cine como estrategia para taladrar la rutina. Ahora lo entiende, o cree que concluye algo: sus mejores maestros fueron esos con los que siempre estuvo solo, puliendo sus demonios, sus fantasmas interiores, los que lo atravesaron con el asombro. Comprende que, si en ese momento tuviera que elegir a un maestro, éste sería Carl Sagan o quizás Condorito; aprendió mucho de ‘Cosmos’: lo asombraba. Condorito era el humor, y a veces la ironía. Asombro, humor, ironía… ¿Y si el gran Carl Sagan le hubiera dado clase en el aula, él, como estudiante, se habría dado cuenta? Delira. Fantasea. Eso hacemos los seres humanos todo el tiempo. Recuerda que su mejor maestro de la universidad terminó siendo su amigo, y que las conversaciones que sostuvo con él eran más productivas que muchas clases magistrales de otros docentes. Esa es otra clave. El aula: ese espacio de construcción de sentido, ese espacio de construcción de lo humano… se dignifica a través del diálogo. Pero en una educación diseñada a tal punto que pareciera evidenciar que a través de los formatos cultiva un acelerado fetichismo temático, ¿cómo acercarse al diálogo?

El profesor abre los ojos. El asombro y el humor. Piensa que debe intentar en las semanas que vienen ser como Carl Sagan mientras busca alguna sonrisa; mientras cumple el papel de facilitador; mientras algunos de sus estudiantes fuman marihuana en los baños, o andan conectados todo el tiempo, explorando múltiples formas de alienación. Mientras hace el papel de portero, enfermero, psicólogo, chofer, prestamista (algunos alumnos le deben dinero), y hasta de sparring de alguno de sus compañeros al que le cayó mal desde el principio porque vio su llegada al colegio como una competencia o algo así… “Ese es el sino del poeta”, habría dicho su maestro de universidad, y luego habría citado a Borges o a Zuleta, o sabrá Dios a qué otro sabio; quizás habría citado el mismo refrán que utilizó Sagan en El mundo y sus demonios: “Enciende una vela en lugar de maldecir la oscuridad”. Ahora recuerdo que en el prefacio de este libro, Sagan destroza a sus maestros; solo valora a algunos de los que le enseñaron a nivel universitario.

El profesor cierra los ojos; mientras el tiempo pasa y piensa que debe hacer lo posible para que a él no le suceda lo mismo… es decir, no quiere ser olvido en la mente de sus estudiantes. Se repite aquella conclusión: ser profesor implica un diario ejercicio de reflexión sobre lo que significa entrar a un aula: ese espacio de construcción de sentido, ese espacio de construcción de lo humano, a través del poder de la palabra.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/el-profesor-cierra-los-ojos

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La educación artística: asignatura pendiente

22 de febrero de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Mauricio Mora Rodríguez

Una mirada sobre la situación de la educación artística en el país.

Quiero empezar este texto aclarando que no soy licenciado en educación artística y que la relación más cercana que he tenido con ella es cuando leo o escribo. Sin embargo, he tenido la fortuna de estar en contacto con muchos compañeros que orientan esta materia y puedo afirmar que, el viejo adagio de nuestras mamás, “nos quedó grande esta materia”.

Cada vez parece más difícil hablar de una educación para el posconflicto sin tener en cuenta el papel que deben desempeñar el arte y la cultura como elementos de reconciliación e integración. Sin embargo, en la gran mayoría de las instituciones la educación artística sigue ocupando un lugar decorativo donde los perfiles para dictar la asignatura no son los indicados o su intensidad horaria es reducida; en fin: la enseñanza del arte  parece una cuestión de trámite en muchos de los colegios del país.

Considero que ese es el primer error: no valorar todo lo que el arte y la cultura ofrecen al desarrollo de los seres humanos y sobre todo de niños y jóvenes. Una verdadera enseñanza de la educación artística reinventa el mundo, incrementa la capacidad de asombro, propone la apropiación de la creatividad, abre puntos de vista singulares, en definitiva: abre las puertas a las distintas formas de analizar un problema para poder resolverlo; contrastando con otras asignaturas para las que sólo existe una óptica y una solución.

El otro problema por el que creo que pasa la educación artística tiene que ver con el enfoque que algunos docentes le dan y aquí sí quiero referirme a las palabras de la profesora Luz Elena Acevedo Lopera, experta en el tema, quien afirma que esta asignatura se ha visto como un lugar donde el estudiante debe aprender unas técnicas para la pintura o para la música o para cualquier dimensión que se haya propuesto el colegio, ella cree que esas habilidades se deben dejar para la facultad de bellas artes, por ejemplo, si el estudiante quiere seguir la disciplina artística, pero que el arte es mucho más allá que eso, y ella habla de la necesidad de que desde la clase de educación artística se dé el enfoque hacia la expresión personal: que el arte sea, más que una recolección de técnicas una forma de expresarse; lo que me recuerda el proyecto de “Las Fridas” en el que Oswaldo Rocha y Edith Vernaza, en el que sin necesidad de tanta técnica, demostraron que mediante el arte se puede hacer catarsis.

Esas niñas vestidas de Frida Khalo, por medio del arte, subliman su dolor y lo utilizan como herramienta creadora es la prueba irrefutable de la necesidad que se tiene de una apropiación del arte en un país necesitado de reconciliación.

Considero que ese es el primer error: no valorar todo lo que el arte y la cultura ofrecen al desarrollo de los seres humanos

Las preguntas que surgen son ¿qué estamos esperando para darle a la educación artística y cultural el lugar que se merece dentro de nuestras prácticas pedagógicas?  ¿Vamos a seguir apostándole únicamente a la formación de las materias que solicita la OCDE para meternos en el baile de los países desarrollados o nos atrevemos a invertir tiempo y dedicación para hacer de este, no sólo el país más educado, sino el más cultural de América latina?

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/blog/la-educacion-artistica-asignatura-pendiente

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Reforma Educativa: factores que auguran fracaso

22 de febrero de 2017 / Fuente: http://www.excelsior.com.mx

Por: Carlos Ornelas

Aparte de los comentarios que suscriben lectores en el blog de Excélsior, recibo mensajes en mi buzón electrónico. Ya para denunciar irregularidades o para rebatir mis piezas. También llegan esquelas con preguntas provocadoras y lucubraciones. En unas asientan que la reforma ya feneció, en otras le ven posibilidades.

Con base en literatura internacional sobre educación comparada y en el seguimiento que he dado a la Reforma Educativa, voy a especular sobre los puntos que vaticinan su desmoronamiento.

Al estudiar las reformas educativas de Europa, el educador sueco Torsten Husén describe el primer ingrediente que prevé las dificultades: “Cuando las reformas se inician desde la cumbre del poder, con frecuencia mueren antes de llegar a la escala en que participan docentes, padres de familia y estudiantes”.

En efecto, a pesar de que la Reforma Educativa nació del Pacto por México, en un acuerdo cupular, pocos pusieron en duda su necesidad; otros de inmediato se opusieron, ya por principios (falta de consulta popular, imposición vertical), ya por interés (defensa de privilegios y territorios colonizados). Me refiero al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y sus diferentes camarillas. Los opositores ponen las aduanas que impiden que las consignas lleguen a la base; el gobierno tampoco tiene dispositivos que le permitan acercarse a maestros y familias con el fin de ganarse su confianza.

El segundo componente que puede incidir en el descalabro de la Reforma Educativa es la falta de cohesión de los órganos del aparato de Estado y la anemia de la tecnología del poder del presidente Peña Nieto. Ésta se evidencia en dos asuntos. Uno, la incapacidad de mantener la unidad de las fuerzas que signaron el Pacto. Cierto, no todo fue culpa del mandatario, los intereses del Partido Acción Nacional y del Partido de la Revolución Democrática fueron el caldo de cultivo de las fracturas. Pero el Presidente no se aplicó en mantener la alianza.

Dos, la tibieza de los gobernadores. Desde el principio previeron que no tenían nada que ganar; al contrario, el rompimiento de la tradición y componendas con las secciones locales del SNTE les acarrearía más querellas que beneficios. El espécimen más conspicuo en estos días es el gobernador de Oaxaca, que le regresa privilegios a la Sección 22.

La corrupción es el tercer elemento que quiebra el camino del logro. Ésta está en la médula del SNTE y, mediante la colonización del aparato escolar, contagió al sistema; lo que afecta a todos los educadores, aun en contra de su voluntad. Incluso, maestros competentes y comprometidos con sus alumnos tienen que ceder ante la inmoralidad del sindicalismo vertical.

Hans Weiler presagió el cuarto componente en su análisis de las reformas de los años 80 en Alemania y Francia. Señaló que cuando los grupos dirigentes no invierten capital político ni alinean sus acciones donde ponen sus discursos, a lo más que pueden aspirar es a conseguir legitimidad “compensatoria” y de corta duración. Allí están las negociaciones extralegales en la Secretaría de Gobernación que, en lugar de aminorar, parece que fortalecen las tradiciones corporativas y la colonización de la administración de la educación básica. Ésta era el blanco principal, sintetizado en la frase: “Recuperar la rectoría de la educación”.

Husén ofrece nociones para identificar el quinto factor. Él, al igual que casi todos los académicos que estudian las reformas en la educación, contempla a los docentes como los sujetos clave. Sin ellos, los cambios no se dan. Los gobernantes obtendrán frutos si logran convencerlos para que rompan la “cobertura de cemento” que sofoca el espíritu innovador. Pero —y allí el quid— si los reformistas no toman en cuenta las aspiraciones, saberes y prácticas de los docentes, ni escuchan sus inquietudes, es casi seguro que encaminarán a la bancarrota sus propuestas de transformación.

Habrá otros elementos que incidan en las contingencias para el fracaso. Mas no será absoluto. Tal vez el gobierno de Peña Nieto no verá coronados sus esfuerzos, en parte porque el Presidente mismo no se afanó con determinación, pero el acierto del Pacto por México es que fue al corazón. Asentó los propósitos —los valiosos y los inicuos— en la Constitución. Ya garantizó una base difícil de remover. Por ello, conjeturo que no caerá por completo.

El miércoles que viene consideraré el potencial de la Reforma Educativa en provecho del sistema escolar.

Fuente artículo: http://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/2017/02/15/1146409

Imagen: http://definicion.de/wp-content/uploads/2011/08/reformaeducativa.png

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Continuidad, poder y sentido en la educación del futuro

22 de febrero de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Germán Pilonieta

Los avances en neurociencias cognitivas ha permitido hacer descubrimientos significativos que reafirman la idea de una transformación de la educación en verdaderos procesos de formación.

Volver al pensamiento integrador de  concebirnos como síntesis del universo, en donde todo está y reside en cada uno, y no como uno más del todo, nos permite un sin número de posibilidades ya que  es reconocer no solo la  magnitud de lo que significa la naturaleza humana integral, sino el nivel de responsabilidad de cada quien con todo lo existente. Es el presupuesto más significativo de la física cuántica, que aunque suene un poco exótico, viene a representar otro de los fundamentos de la ciencia, la sociedad  modo dos y de esta propuesta de educación de futuro.

Una mirada a lo transdisciplinar

El desarrollo de la concepciones transdisciplinarias que superan las concepciones de tipo  fragmentado y todo enfoque interdisciplinar, en términos de integralidad, compromiso y conciencia común, facilitara el paso de ciencia modo uno, a ciencia modo dos, con todo lo que ello implica, la transformación radical de lo formativo de las personas del milenio.

Los procesos de transdisciplinarización de las antiguas disciplinas, o la integración de las ciencias no es una tarea fácil, Pero a pesar de todos los intentos, muchos de ellos fracasados,  es preciso seguir  consolidando este movimiento de gran significación. Recordemos como al inicio de 1900 uno de los físicos mas renombrados, ganador el premio Nobel en 1918, Max Planck, rompió en dos la tradición científica  y generó un nuevo paradigma que es precisamente iluminador y de gran poder para los siguientes siglos. Todos sabemos de qué se trata,  la creación de la física cuántica  que tiene que ver con la visión holística del mundo.

Ahora bien, los avances en neurociencias cognitivas ha permitido hacer descubrimientos significativos que  reafirman la idea de una transformación de la educación en verdaderos procesos  de formación. Si bien lo que se decía en los siglos pasados, de lo que ocurría en el cerebro humano, que se limitaba a suposiciones, opiniones y algunas intuiciones, ( convertidas en los contenidos de la pedagogía),  hoy los avances en neurociencias cognitivas, y en  tecnología, ha permitido la evidencia mas aproximada de lo que en realidad sucede en el cerebro humano. Ya lo habíamos trabajado en las anteriores entregas.

Continuidad, poder y sentido, tiene que ver con la comprensión siempre aproximada, de identificar los parámetros mas evidentes y significativos de los trasfondos integrales ubicados en las nuevas concepciones de tipo holístico. Esta concepción  responde a la necesidad, no solo de comprender,  sino de  desarrollar habilidades  como fundamento de las competencias en todo sentido.  Se trata procesos  neuronales intencionados, reiterativos, de gran intensidad y orientados, que ofrece la posibilidad de crear las condiciones  cerebrales de gran poder para el desarrollo de las habilidades, base de las competencias de diferente orden. El contexto y la necesidad es lo que otorga el sentido y desde el punto de vista de la ciencia modo dos, el contexto está en la realidad como construcción mental. Este enfoque para los  procesos de formación del milenio, es definitivamente significativa.

El salto a un nuevo paradigma, que  debe darse en este milenio, es perfectamente posible dados los cada vez mas grandes avances que se están dando desde diferentes centros de investigación científica en neurociencias cognitivas, experimentos en áreas de población, intentos en instituciones para romper los férreos límites gubernamentales, etc.

Es muy conveniente advertir desde ahora, que este salto no podrá hacerse sin personas formadas de diferentes maneras y con agentes ilustrados y convencidos de las bondades de tal movimiento de futuro. Con opiniones y conjeturas, ni con actos administrativos coyunturales, no será posible avanzar, es con conocimientos, con voluntad política y con actitudes mucho mas claras y desafiantes.

Lo que sigue tiene que ver con la puesta en escena de un esquema posible de una  propuesta sinérgica, perfectamente viable, para abrirle el camino   a un paradigma poderoso y de gran esperanza en donde la ciencia modo dos es el protagonista mas importante.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/continuidad-poder-y-sentido-en-la-educacion-del-futuro

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¿Cómo medir las competencias y habilidades socioemocionales? Recomendaciones de un experto

22 de febrero de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Ángela Escallón Emiliani

Según Koji Miyamoto, aunque al día de hoy la medición de competencias socioemocionales es todavía un poco incierta, hay muchas técnicas que pueden ser implementadas.

No cabe duda que uno de los temas que más nos trasnocha en materia de competencias es la medición de las habilidades socioemocionales. El pasado 16 de septiembre la Fundación Corona llevó a cabo un Conversatorio sobre Competencias Socio Emocionales con el experto Koji Miyamoto, quien desde su experiencia en la OCDE y ahora en el Banco Mundial, nos compartió importantes aprendizajes sobre este tema. Queremos compartir algunos consejos para esta tarea tan retadora.

Actualmente se pueden encontrar distintos instrumentos de medición por medio de tecnología como softwares y tests en computador, sin embargo, el despliegue de dichas tecnologías a grupos poblaciones grandes y lejanos puede ser muy costoso y difícil de ejecutar.

De acuerdo al artículo de la OCDE “Hacia mejores herramientas para medir las habilidades socioemocionales”, el instrumento más usado actualmente para medir competencias socioemocionales son los test de autoevaluación, entendidos como el proceso mediante el cual el estudiante realiza la valoración de su desempeño en una tarea realizada, además de describir cómo alcanzó ese logro y cómo puede mejorar. Un ejemplo conocido de este tipo de autoevaluación puede ser  la Escala de Perseverancia (Grit Scale), donde al estudiante se le pide que señale si lo que se le pregunta corresponden o no a su comportamiento y personalidad, con afirmaciones como: “Tengo dificultades para mantener mi enfoque en proyectos que tomen más de unos meses en completarse” o “He superado obstáculos para conquistar un reto importante”

No obstante, las respuestas de estos test estandarizados pueden tener altos sesgos en la información dependiendo del contexto, la cultura y la comunidad en el que se realiza, y la variabilidad y la intensidad de la formación de ciertas competencias socioemocionales en estos entornos.

Otro tipo de sesgo que se puede encontrar tiene que ver con el grupo de referencia en donde se realiza la medición. En este caso es posible que, si le pedimos a un niño que califique su nivel de perseverancia, este defina su puntaje según el promedio del grupo en el que se encuentra. Pero, si lleváramos este mismo niño a un grupo con un promedio más alto, lo más probable es que él mismo cambie su auto puntaje pues el grupo de control y referente es distinto.

De allí, asegura Miyamoto, nace la importancia de tener más de un instrumento de medición que permitan complementar y contrastar los datos, con el propósito de triangular la información y llegar a conclusiones más precisas. En este sentido es importante que la medición se complemente con técnicas que también involucren a la familia, a los docentes, a la comunidad, entre otros.

Hay otras alternativas y aproximaciones de monitoreo interesantes que pueden lograr un acercamiento más confiablemente a los datos. Para estas otras aproximaciones se puede usar métodos que utilizan referencias de imágenes o preguntas situacionales, para correlacionarlas con comportamientos o rasgos de personalidad de las personas que están siendo evaluadas.

En el primer caso, por ejemplo, se le pide al niño que identifique qué tan ordenado es su cuarto mediante tres imágenes que muestran una habitación ordenada, otra más o menos desordenada y la última muy desordenada. El niño debe escoger la imagen más cercana a su caso. En el segundo ejemplo, que es por medio de preguntas situacionales, consiste en hacerle preguntas al niño como: “Si tienes que terminar tu tarea para mañana, pero tus amigos están al frente de tu casa invitándote a jugar fútbol ¿Qué harías tú?”, y se espera que el niño conteste cuál sería su reacción ante esa situación.

O como lo menciona el artículo de la OCDE, también se puede usar técnicas de puesta en escena, juegos experimentales e incluso hay técnicas dirigidas a primera infancia que usa títeres para ejemplificar situaciones y sentimientos, y evaluar la respuesta de los niños ante ellos. Sin embargo, este tipo de técnicas no han sido sujeto aún de muchas investigaciones.

Conscientes de las limitaciones que aún existe en la medición de competencias socioemocionales, es definitivo que este componente esté presente en los programas e iniciativas para evaluar y monitorear sus avances. Sin embargo, hay que ser cuidadoso con mediciones ruidosas que lleven a conclusiones y resultados no ciertos. Pero, si se quiere realizar cambios con las intervenciones, la medición, el monitoreo y la evaluación son un factor definitivo y totalmente necesario en este campo.

Sobre el Estudio Longitudinal de Habilidades Socio Emocionales

Desde su anterior trabajo en la OCDE, Koji Miyamoto fue uno de los promotores del Estudio Longitudinal de Habilidades Socio Emocionales, el cual busca entender mejor cómo el desarrollo de habilidades socioemocionales contribuye al bienestar individual y al progreso social de los países. Además, tiene el propósito de abordar los retos en la medición de dichas habilidades, mediante el desarrollo de medidas válidas y fiables que sean comparables entre los diferentes contextos culturales.

Para esto, el estudio medirá durante los próximos años el desarrollo de competencias socioemocionales en niños de 10 grandes ciudades del mundo, a partir del año 2020, y tendrá un seguimiento hasta la adultez de estos. Bogotá es una de las afortunadas ciudades que fueron seleccionadas para este trabajo, en alianza con la Secretaria de Educación Distrital entre otros actores, como la Fundación Corona. Esta investigación permitirá que la ciudad avance en un desarrollo conceptual propio que le permite mejorar la educación, y le dé la posibilidad de medir el efecto de estrategias o políticas implementadas en esta materia de forma sostenida.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas-alianza-compartir-fundacion-corona/como-medir-las-competencias-y-habilidades

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