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Resiliencia y formación

07 de junio de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Germán Pilonieta

Su meta: sacar provecho de los demás, con su carrera profesional, simplemente miran para el otro lado y siguen disfrutando de sus ganancias.

Todos sabemos que no todos los  niños ni jóvenes se encuentran en las mismas condiciones, ni responden de igual manera a los mismos procesos ni pertenecen a la misma generación Z. Los estados de pauperización cada vez más abundantes y las condiciones en que miles de jóvenes se crían, los hace mas  vulnerables y deprivados culturales y esto los pone en riesgo inminente de marginalidad y debilidad. Muchos otros, que aparentemente son acomodados en cuanto a bienes y servicios, también presentan  los síntomas de las nuevas adversidades. Se trata de dos categorías acuñadas por un habitante de la calle: Pars[1] y Pirs[2]

La categoría de la personalización radical

Para la historia de la educación siempre fue una ilusión y un desafío poder hacer educación personalizada. Hubo algunos intentos pero definitivamente el rumbo se desbordo por la educación masiva, grupal, escolarizante, y muchas veces anónima. Hoy certificada y acreditada.

Por lo general los niños y los jóvenes  van a escuelas y colegios en donde se supone que son todos iguales y desde la cultura del apiñuzcamiento, se hace educación en masa, estilo supermercado, o lo peor, en megacolegios, en donde  las diferencias se pierden y con ellas,  los estudiantes también. Políticas para la educación en masa. Prácticas educativas  genéricas para ocultar las diferencias y hacer caso omiso de las necesidades de cada quien. A eso le llaman calidad, que todos los que vayan,  se aguanten y logren pasar las pruebas.

Cobertura es apiñuzcamiento. Calidad es paso de pruebas estandarizadas.

En el camino se van quedando muchos, ya sea al inicio de su escolaridad, al iniciar la secundaria, al terminarla,( pues no pueden pagar el precio en que se vende la educación superior privada), al iniciar la universidad o a la mitad de ella[3]. Son cientos de miles de personas las que se quedan, o los que no logran entrar por mil razones  y los que logran salir, salen como profesionales mediocres sin ningún tipo de formación humana. Su meta: sacar provecho de los demás, con su carrera profesional, simplemente miran para el otro lado y siguen disfrutando de sus ganancias.

Tal parece que no podemos pensar en otro tipo de educación que en la que tenemos. Y entonces hacemos lo mismo para obtener los mismos resultados, año tras  año. Para que desacomodarnos si así las cosas marchan y todo va andando, no importan las consecuencias. No importa si  hay mas suicidios de niños y jóvenes, no importa si hay mas niñas   embarazadas, no importa si hay mas integrantes de pandillas juveniles, no importa si hay mas y mas fumadores y consumidores de drogas y alcohol. No importa en que usan el tiempo libre, si en la prostitución juvenil, en la delincuencia organizada, en el terrorismo o en la vida profesional corrupta. No importan tantas cosas que suceden, pues eso nada tiene que ver con las asignaturas y demás parafernalia escolarizante. Mas cárceles para mas gente que el sistema no pudo formar.

Los desarrollos científicos y tecnológicos y la conciencia de una formación humanística nos pone hoy una situación privilegiada para dar el salto a un nuevo paradigma y una nueva mirada puede darse a través de diferentes fundamentos. Nuevos enfoques en donde el principio de oportunidad  este siempre presente. Oportunidad para la generación de nuevos maestros formadores y oportunidad para las nuevas generaciones  de niños y jóvenes.

Dadas las condiciones reales de la gran mayoría de los niños y jóvenes (los que nunca pertenecerán a  “ser pilo paga”) se requiere un PARADIGMA de tipo resiliente, en donde la condición real de los estudiantes, sea el objeto fundamental de la evaluación dinámica, bajo la categoría formativa de la personalización radical,  en donde los procesos de formación, partan de nuevos fundamentos conceptuales, técnicos, e instrumentales.

La primera herramienta es de tipo conceptual, pues sin ella no es posible avanzar ni un centímetro. Se trata de reconceptualizar la categoría formación y para ello, es preciso partir de un contexto bien determinado y ese es el futuro. La segunda, tiene que ver con la resiliencia, ya que esta permite visualizar los parámetros sobre los cuales se pueden diseñar procesos formativos para personas con carencias y necesidades vitales y para ello es preciso acudir a los avances en neurociencias. Una tercera consiste en los avances en ciencia y tecnología, expresados en innovaciones disruptivas, en torno de los procesos formativos para el desarrollo de nuevas habilidades como fundamento de competencias pertinentes. Una cuarta tiene que ver con los avances respecto de la bioética y  las nuevas economías.

Este marco de referenciación formativa se hace necesario y por tal razón este aparte de educación de futuro se ha venido aproximando a cada una de las herramientas mencionadas, para abrir la posibilidad de construcción de un todo formativo, para la generación de los nuevos maestros formadores, es decir, de  constructores de un nuevo paradigma.

[1] Persona en alto riesgo social.

[2] Persona en intenso riesgo social.

[3] Bueno es recordar las cifras del 100% de los bachilleres solo el 45% ingresa y de estos menos del 50% termina la universidad.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/resiliencia-y-formacion

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Educación de futuro desde lo socio-político

10 de mayo de 2017 / Fuente: https://compartirpalabramaestra.org

Por: Germán Pilonieta

Desde esta perspectiva, la democratización de la oportunidad, que es la categoría más significativa hoy, sí que ha resultado ser un completo fiasco.

Volviendo a la democratización de la oportunidad

Las cosas han venido  resultado como se esperaba, altos niveles de violencia, economía desastrosa, descomposición a todo nivel, corrupción a granel, asesinatos con sello Bacrim todos los días, fuerzas bien polarizadas que no ceden, gobiernos débiles y dudosos, en fin, todo lo que sabemos y sufrimos. Las consecuencias, también son conocidas.

En medio de todo esto, las víctimas más inocentes y realmente destruidas son los niños, los jóvenes y las mujeres de los estratos sociales marginados. No es sino asomarse al panorama de los desplazamientos originados por  la violencia o por las catástrofes naturales, o simplemente mirar los cinturones de miseria en todas partes. La democratización de oportunidad, frente a esta realidad resulta ser un mal chiste, o a lo sumo, un chiste cruel.

Si lo que se esperaría en este nivel son altos grados de participación, organización y productividad, nada de esto se ha logrado con el modelo de desarrollo implementado, ni con los enfoques de protección y de  educación que también se han puesto en marcha, incluyendo el de la doble jornada, de lo cual se esperaban cambios pero nada, todo siguió igual y sus efectos se evidencian ahora en las pruebas internacionales y nacionales y en las estadísticas de criminalidad adolescente.

La democratización de la oportunidad en lo socio-político tiene como base real los dos niveles fundamentales: los hábitos de crianza y la calidad de los maestros formadores y nada puede esperarse, como nada se ha obtenido, si las personas no han logrado vivir, desarrollarse y formarse, en espacios dinámicos de calidad formativa.

“Si no tenemos un modelo político como contexto, la pedagogía como mediadora del proceso hacia la libertad no será posible”. El marco en que  nos movemos no es el adecuado para el logro de los niveles de compromiso político de los ciudadanos, ni de los docentes y por tal motivo la libertad solo es una palabra escrita en alguna parte.

Democratizar la oportunidad para la organización significa haber podido liderar el propio  y personal proceso de desarrollo y formación. Adquirir la habilidad para  interactuar de manera inteligente  y crear nuevos ámbitos de realidad.

Democratizar la oportunidad para la productividad no es sino la suma de todo lo anterior, convertido en una fuente de potencialidad, creatividad y  construcción. Significa poner en marcha la autonomía y el compromiso en nuevas y renovadas formas de producir en todo sentido, no solo bienes y servicios, sino también conocimiento, belleza, arte y bienestar.

Democratizar la oportunidad en este nivel no es un acto masivo de populismo rayado de demagogia, es un acto de generosidad inteligente, en el que se crean las condiciones para que las comunidades, una a una, puedan acceder real y no aparentemente a sus propios procesos de formación y crecimiento de manera independiente. La descentralización es un buen mecanismo, pero la debilidad en la formación de las personas ha hecho que este invento, se frustre en la mayoría de los casos.

Democratizar la oportunidad es, en síntesis, volver la mirada y la acción formativa inteligente y alternativa a las condiciones básicas del desarrollo y a las raíces mismas de las desventajas de las personas para superarlas. Es diseñar y poner en marcha los procesos de formación que generan grandes y verdaderas posibilidades en los niños, en los jóvenes y en los adultos.

Democratizar la oportunidad es convertirme en un excelente maestro formador mediador, generador de experiencias sinérgicas y positivas de desarrollo y aprendizaje en todos los espacios en donde me encuentre y en especial en el marco de los procesos auténticamente formativos en niños, jóvenes y adultos.

Democratizar la oportunidad significa en última instancia haber descubierto mi proyecto de vida y llevarlo a cabo sin dilaciones de  ninguna clase, en función de los demás, de los que he priorizado como personas con las que puedo comprometerme.

Democratizar la oportunidad es también equiparme con lo mejor, para responder con eficacia a las necesidades estructurales y también a las coyunturales  de las personas.

La democratización de la oportunidad no es un concepto simple, es de magnitud categorial y como tal debe ser repensado, no para satisfacerme en actitud contemplativa o académica, sino para efectivizarlo y el camino real y estructural, es la construcción de procesos formativos  alternativas y además disruptivos, que generen condiciones destinadas a la eliminación de los factores  generadoras de la depravación cultural y al desarrollo posterior de las condiciones, también estructurales, de la interlocución con el desarrollo que vienen desde el futuro.

Sin esta perspectiva o perspectivas similares, es imposible alcanzar los necesarios niveles de progreso humano en nuestra sociedad. No será posible quebrantar el injusto estado de desequilibrio existente. Y lo peor de todo, no podremos encontrar el camino auténtico de una vida plena y productiva.

Fuente artículo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/educacion-de-futuro-desde-lo-socio-politico

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La democratización de la oportunidad como un hecho necesario

03 de mayo de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Germán Pilonieta

El fenómeno de la criminalidad adolescente es ya una terrible realidad. 

En el fondo, casi todas las personas no creemos que las cosas deban ser así como son, por el contrario, parece que nos sentimos un poco más cómodos y con regocijo reconocemos que es posible que otras sean las circunstancias y que otras sean las condiciones en que debamos vivir.

Parece que aquel viejo anhelo de la paz, que por lo demás nunca llega, es como lo que nos motiva para seguir viviendo. Pero… siempre nos quedamos esperando que llegue la paz. Que llegue la alegría al corazón. Que lleguen mejores tiempos y mejores oportunidades. Siempre esperamos ese que.

La democratización de la oportunidad

Nuestra condición de seres ”esperantes” nos hace ser bien particulares y asombrosamente pasivos y nada comprometidos, pues mientras esperamos, poco hacemos para que las cosas sean diferentes. Eso como que les corresponde a otros. Esa es, en esencia, el substrato de nuestra democracia y de todas las democracias, dadas las maneras y enfoques con que fuimos educados en el milenio pasado y bueno, en este también.

El hecho real es que con democracia o con psuedodemocracias, el estado en que muchas personas, demasiadas tal vez, se encuentran,  es lamentable. Los fenómenos de violencia se agudizan, la muerte temprana hace rotar su guadaña en todos los rincones del mundo y los hombres, recién niños, aparecen como los autores de las más terribles matanzas. El fenómeno de la criminalidad adolescente es ya una terrible realidad.

La justicia, ubicada al final de la cloaca social, no hace más que innumerables malabarismos jurídicos para clasificar a quienes allí van apareciendo, fruto de las desventajas sociales, para ponerlos o confinarlos en los sitios, cada vez más abundantes y saturados de inhumanidad, para… aún no se sabe para qué, pero lo que después sale de allí, es absolutamente asombroso y aterrador.

Esta situación se extiende también a los más jóvenes y lo peor es que esto ya se le salió de las manos, hace mucho  tiempo, a los gobiernos, cuando de manera apresurada y olímpica, institucionalizaron el problema de los niños y los jóvenes y los convirtieron en una categoría social, la de los  menores, sean estos infractores y contraventores, es decir, casi criminales.

La prevalencia ahora está enclavada y enterrada en las famosas instituciones. La incompetencia hace que se diga que lo que se necesita son más centros para encerrar a más jóvenes, más cupos, más camas, más cárceles; parece que esa es la tendencia. La cobertura allí si se está dando con plena evidencia.

Si mal no recuerdo, hace más de treinta años el problema en América Latina ha sido el mismo, solo que ahora ha aumentado y con él, los funcionarios de las instituciones. “La miseria y la condición de los niños en desventaja y abandono, ha dado de comer y mucho más, a un sinnúmero de profesionales y funcionarios que poco o nada han hecho para resolver el problema”, el hecho es que este aún persiste con visos de crecimiento permanente.

Los círculos viciosos que se han generado a lo largo de los tiempos, hacen que definitivamente sea cuestionado, no solo el enfoque con que estos problemas han sido abordados, sino la misma estructura institucional que es responsable de solucionarlos. Mientras esto no ocurra, mientras los enfoques y las instituciones no sean replanteados y transformados radicalmente, las consecuencias seguirán siendo factor determinante de desventaja, miseria y muerte.

Este cuadro, digno de Dante o del mejor director de películas de terror, adornado con algunos hechos recientes de la vida nacional colombiana e internacional y enmarcado con los restos de millones de niños sacrificados por el orden y el modelo de desarrollo con sus políticas sociales y económicas alienantes, es como el material, o mejor, el entorno que debemos tomar para tratar de hablar sobre la utopía de la democratización de la oportunidad a través de la educación, en términos de procesos de formación para el milenio.

El permanente optimismo oficial de las cifras, los informes y las promesas de las administraciones, así hayan sido las más duraderas pero inocuas, ha sido como la nube que está por encima de las duras realidades de miles y miles de niños y jóvenes que no tuvieron la oportunidad de formarse y si solo fueron objeto de promociones dudosas, su camino se corta, pues el otro escalón es muy costoso, allí se vende educación cara y no es para ellos. Las soluciones remediales tampoco han sido las mejores y así, año tras año, se han venido perdiendo muchas generaciones.

De nuevo, la categoría de la oportunidad, como secuencia real de posibilidades formativas, es el reto de las generaciones presentes y venideras y no será en el marco de los enfoques y prácticas educativas del pasado y del presente que puedan ser resueltas. Son otras, las divergentes y disruptivas, las que podrán dar el salto necesario hacia la democratización de la oportunidad y por ende la salvación de muchos y el logro de los valores tan anhelados por todos.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/la-democratizacion-de-la-oportunidad-como-un-hecho-necesario

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Conocimiento y ciencia en el milenio: ciencia modo dos

26 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Germán Pilonieta

En la  sociedad del nuevo milenio, la riqueza consiste en la producción y adquisición  equitativa del conocimiento a través de nuevas concepciones en formación y ciencia.

Los desarrollos que han venido dándose desde finales del siglo XX han ocasionado transformaciones  a todo nivel, especialmente en lo que a producción de conocimientos se refiere.

Michael Bibbons y otros eminentes pensadores han abordado una de las mas apasionantes reflexiones precisamente sobre la producción de los conocimientos y ello se traduce en el paso de la ciencia modo uno, a la ciencia modo dos.

Son variados los argumentos que se han elaborado desde  perspectivas  tales como: la nueva dinámica de la economía mundial, la globalización,  la identificación de una sociedad en donde la tecnología, el conocimiento y la información se vienen caracterizando cada vez con mayor claridad, aunque en  contextos de incertidumbre y transitoriedad.

Los desarrollos de las ciencias, montadas sobre el paradigma empírico, analítico, positivista hizo que  se reforzara cada vez mas la fragmentación hasta la quinta sub, sub, sub especialización y la enfermedad endémica de la “asignaturitis”.  Sabemos mucho de todo, pero no comprendemos nada.

Tenemos pues una educación sin coherencia y plenamente fragmentada, que poco a poco  fue perdiendo su sentido y su horizonte, y  se ha convertido en una carga muy pesada para el desarrollo y la convivencia.

El paso a otro paradigma, que no es nada fácil ni sencillo, representa la posibilidad y la oportunidad de entrar en un movimiento de gran esperanza para todos, especialmente en términos de inclusión, de integralidad y de gran comprensibilidad[1].

5.1.Ciencia modo dos

Al hablar de  ciencia  modo dos, lo primero que surge,  es un nuevo contexto , no solo  de gran complejidad ascendente, sino  de integralidad sistémica.  Por esta primera razón el tipo de abordaje y de comprensión es transdisciplinar. No multidisciplinar, ni interdisciplinar.

Una concepción y una visión transdisciplinar requiere del desarrollo de una gama amplia de criterios y sobretodo de nuevas categorías flexibles e integradoras para, no solo elaborar planteamientos sistémicos, sino otra arquitectura multidimensional de tipo comprensivo.  La bioética, por ejemplo,  es una de esas categorías fundantes.

Las diferentes complejidades del mundo del conocimiento requieren el concurso de multiplicidad de miradas  y actores con plena conciencia y compromiso. Las nuevas producciones de conocimientos cada vez  tienden a ser mas reflexivas y en sus consecuencias, afecta de manera directa tanto a  las genosituaciones como a  las genoestructuras y por lo tanto su influencia es mas profunda y sinérgica.

Ciencia modo dos, redimensiona definitivamente el rol y el hacer educativo y mucho mas el formativo. La articulación entre un nuevo tipo de  educación con profundo énfasis formativo y  el contexto dinámico de la sociedad del conocimiento ( del nuevo tipo de conocimiento para el milenio) plantea, no solo la necesaria transformación, sino la generación de nuevos  procesos formativos de  estructuras en las organizaciones  y fundamentalmente la formación de los agentes que harían este tipo de “trabajo” profesional. En este caso, el de los nuevos maestros formadores.

 Ciencia modo dos no solo se relaciona con el tipo de conocimiento que se produce, sino con el cambio a la educación modo dos y sin exagerar, a la sociedad modo dos. El paso de las instituciones educativas al de las organizaciones que forman, es precisamente una de las transformaciones mas significativas que deben ocurrir para poder poner en funcionamiento las condiciones fundamentales en la construcción de la ciencia modo dos, de la autonomía , de las nuevas formas de productividad y  la convivencia.

Lo anterior  plantea la necesidad de elaborar enfoques mas integrados y al respecto algunos científicos como Manuel Castells con su teoría sobre la sociedad red y Taichi Sakaiya con sus planteamientos de tipo prospectivo, Max Neef, Reuven Feuerstein, y muchos otros, nos están  ubicando en un camino, o mejor en dimensiones mucho mas comprensivas y sobre todo integrales. Los enfoques economicistas y tecnocráticos ya no funcionan y por lo tanto harían mucho daño al desarrollo humano como ya lo estamos constatando.

Los movimientos a favor de la creación y fortalecimiento de las organizaciones que forman, a cambio de las viejas y caducas instituciones educativas, en donde la identificación de las interdependencias con los sistemas de conocimientos les permitirán ser mas útiles y sobre todo influyentes en los cambios generacionales, cada vez son mas evidentes y obviamente mas visibles para todos.

Estamos llegando a una esperada y anhelada cuarta etapa de evolución y generación de otro tipo  de conocimientos  y este es el referente mas significativo para la reorientación de todos los procesos que tiene que ver con la formación de personas, sean estos maestros formadores, educadores , instructores, estudiantes y sobre todo administradores y gestionadores de cambios como son los políticos y los gobernantes.

El paso de un enfoque modo uno, a otro como el  modo dos, es de por si una transformación radical de los modos de producción de nuevos conocimientos en todo sentido y por ende, del tipo de sociedad anterior, en donde como ya se ha mencionado, la vieja institucionalidad generadora de heteronomías diversas, pasa a ser mas dinámica, mas propositiva y generadora de autonomías con enfoques plenamente humanos. La vieja universidad como parte de ese tipo de institucionalidades, así como el aparato educativo tradicional y lamentablemente aun vigente, debe dar paso indefectiblemente a las nuevas dinámicas de las organizaciones que forman.


[1] Este es precisamente el caso de la educación estructurada en ciclos y de la  concepción de ciencia modo dos.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/conocimiento-y-ciencia-en-el-milenio-ciencia-modo-dos

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Educación de futuro

19 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Germán Pilonieta

Los desarrollos lineales que caracterizaron los fenómenos de productividad y con ellos los desarrollos educativos de las viejas generaciones ya no existen; antes eran garantía de continuidad y permanencia.

Abro este espacio de participación ubicándome en el contexto de la educación de futuro. Analizaré, desde varias perspectivas y en varias entregas, lo que ello significa y sobre todo lo que eso implica, esperando que sea un aporte significativo en la transformación de lo que hasta ahora hemos construido.

1. Los trasfondos paradigmáticos

Empezaré mi reflexión desde un espacio de recuperación conceptual, con el fin de poner en contexto, es decir, darle sentido, a los planteamientos que quiero compartir.

Los necesarios reposicionamientos y adecuaciones de la educación tradicional en los contextos diversos en los cuales ha surgido, hasta llegar a la sociedad del conocimiento y la información, debería dar como resultado un giro bastante pronunciado que obligue, a los distintos sectores, a la elaboración de nuevos enfoques teóricos que puedan soportar nuevas visiones y reconfiguraciones de lo que antes se denominaba educación, escuela, conocimientos, ciencia, enseñanza, docencia, escolarización, investigación, etc., pues estamos definitivamente en otros contextos.

Son muchos los aportes que durante estos últimos años se han venido produciendo al respecto[1]. Unos referidos a la natural tendencia a la inercia y la  continuidad y su reforzamiento, ocasionando con ello un grave retraso en su desarrollo  y otros, los mas interesantes, que se han ubicado correctamente en las fronteras del futuro y abren caminos hacia nuevos horizontes. Ya veremos cuales son, pues ellos son los que deben convertirse en el  fundamento conceptual-formativo de quienes quieran encargarse de la formación de las nuevas generaciones.

Los desarrollos lineales que caracterizaron los fenómenos de productividad y con ellos los desarrollos educativos de las viejas generaciones ya no existen; antes eran garantía de continuidad y permanencia. La educación tradicional con sus anclajes lineales, evidenciado en su explicita fragmentación en asignaturas y énfasis en lo escolarizante, ha hecho que poco a poco haya demostrando su ineficiencia y su ineficacia y ninguna ley  de educación, ni ningún acto administrativo que  le haga el juego a esta continuidad, podrá solucionar los problemas formativos que se plantean desde los nuevos contextos.[2]

La aparición de un nuevo modo en la producción de conocimientos,  ( ciencia modo dos), surgido de una dinámica de tipo holístico, como la cuántica, unido a un fenómeno económico denominado la “nueva economía”, entendida esta como el resultado de un conjunto de relaciones económicas glocales, de tipo contradictorio  y desigual a nivel internacional, así como en las diversas nuevas ciencias como la bioética, las neurociencias, las innovaciones disruptivas[3], etc., determinarán  un nuevo panorama en los procesos formativos del futuro.

Ahora bien, es preciso comprender y entender[4] que este tipo de procesos que llevan de un paradigma a otros mas poderosos, que generan nuevas estructuras y nuevos modelos de desarrollo, influyen y deben transformar las viejas instituciones reproductoras de conocimientos caducos como las escuelas, los colegios y demás instancias en donde se desarrollan procesos educativos, para que de verdad sean formativos.

Seguir considerando estos procesos tan importantes como simples servicios públicos, es desconocer su trascendencia y su significado en el mundo moderno. La formación de las nuevas generaciones debe constituirse como una empresa, como un proyecto vital de Estado y por lo tanto debe ser una empresa común y de todos. No de sectores privilegiados. En este sentido no puede haber ni privilegiados, ni excluidos, ni marginados.  El modelo anterior sí lo permitía y hasta lo fomentaba. Educación de cierto tipo para unos y de otro tipo para los demás y muchos se quedaron sin ninguna de las dos.

Los viejos  enfoques y los ya caducos modelos, fundamentados en viejas concepciones, deben ser muy rápidamente reemplazos por otros, pues se corre el peligroso riesgo de que al seguir insistiendo y fortaleciendo las viejas concepciones se le este haciendo un daño irreparable a los niños y jóvenes, pues se les estará educando para un mundo que ya no existe y se les dejara de formar para el que ellos deberán  comprometerse a seguir construyendo[5].

Un diseño radical de formación de  los nuevos maestros formadores es una necesidad urgente y este salto paradigmático bien podría darse bajo la figura de una innovación disruptiva, puesto que es muy difícil que las actuales universidades en donde se educan los licenciados, puedan romper sus rígidos esquemas. No es lo mismo señalar caminos[6] que recorrerlos.

De otra parte, es necesario que haya definitivamente una voluntad política que se convierta en actos administrativos inteligentes y de gran trascendencia para avalar, desde esas instancias, todos los intentos de transformación de lo que existe hoy.

[1] Generalmente llamadas innovaciones que no son más que cambios cosméticos o de fortalecimiento de algo que ya no funciona.

[2] Contexto, concepto fundamental referido mas bien a los contextos de diferente nivel que merece desde ahora un cuidadoso y muy “fino” tratamiento ya que todo lo que se diga, se haga, se planee,  se diseñe, se investigue etc, tiene sentido en el contexto, en estos nuevos contextos.

[3] Me referiré a cada una de ellas en las siguientes entregas.

[4] Comprender es contextualizar y Entender es establecer relaciones entre variables.

[5] Es conveniente reflexionar el paso de las diferentes generaciones, como la de los millennials a la nueva generación Z que rompe definitivamente con los paradigmas anteriores.

[6] Sobre todo caminos ya caducos que van a ninguna parte. Matrix.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/educacion-de-futuro

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Pensando en el futuro de la educación o, mejor, en la educación del futuro

12 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org/

Por: Germán Pilonieta

Tener el poder de visualizar el futuro incierto resulta toda una aventura sin precedentes. Y mientras eso es posible, podemos contar con algunos presupuestos que nos podrían facilitar la tarea.

Se trata de verificar en el continuo presente que algunos paradigmas deben ser superados con el fin de poner en el presente, el futuro en el que van a vivir los  niños de hoy.

Es posible que la educación de hoy no pueda ser transformada desde ella misma  o lo que es lo mismo, la escuela no será transformada desde dentro, puesto que ella no podrá transformar nada, tal como ella es. La actual educación va a ser transformada desde afuera,  desde los avances  en áreas diferentes de las que tradicionalmente han sido objeto de la pedagogía.

Tras la innovación disruptiva

Si uno observa con mucho cuidado como han sucedido las cosas en la historia del desarrollo,  algunos brotes y fuentes del mismo, ocurren en sitios y lugares, mentes y pasiones, a veces muy lejanos pero que cuando parecen, son determinantes y  de gran poder.

Recientemente se han dado transformaciones  muy significativas que si bien se esperaba que surgieran del mismo seno del sector , no fue así.  Son varios los ejemplos que pueden ilustrar ese punto. El  valor del vapor. El petróleo y su derivados, los relojes de cuarzo  y el paso de lo analógico a lo digital, etc, etc.

En  el campo que nos atañe, ancestralmente se dieron algunos ejemplos que modificaron las tradiciones, como cuando apareció la imprenta y todo lo que de allí se derivó. Las ideas convertidas en acciones,  como aquellas de las que se derivaron  las prácticas  formativas, que después fueron educativas  y luego pedagógicas, desde las concepciones mecanicistas del mundo y su aliado el progreso de la preindustria, se creó la escuela.

Fueron muchos los años en los que ese tipo de escuela ha funcionado y se ha sofisticado en una avalancha de innovaciones  que la han dejado igual. Demencia se llama eso,”  Repetir y repetir esperando siempre resultados diferentes.

Pero bueno, al cabo del tiempo también surge la necesidad de dar un salto paradigmático. Se trata de mirar en algunas direcciones significativas que nada tienen que ver con la escuela  o con la educación , pero que  a la larga será uno de los factores que la harán diferente o al menos, significativa.  Se trata de las neurociencias cognitivas, de las nuevas y más científicas  aproximaciones a los fenómenos del cerebro, tan despreciadas por el verbalismo  y las posiciones generalistas y superficiales asumidas por el gran grueso de los profesores del momento, y de la pedagogía como discurso perenne, aunque sea dialogante.

Se inventaron una serie de conjeturas y suposiciones  desde diferentes rincones del hacer, a lo cual se le llamó la pedagogía  y desde allí se consolidó, no solo la formación de los profesores, sino la estructura de la educación . La pedagogía como el fundamento de la educación.  Educación fragmentaria, sin sentido y sin orientación definida que con él con el correr del tiempo perdió su horizonte y se enredó en su maraña infranqueable. Por esa razón esa educación no podrá transformarse desde dentro, es imposible.

La prepotencia cultural burocrática convertida en actos administrativos coyunturales, se traduce en competencias, programaciones, objetivos , contenidos curriculares y demás formas anacrónicas de procesos fallidos.

En ese pasado, que en nuestro caso ha sido un eterno presente, las cosas se han  hecho bien y razonablemente de acuerdo con las leyes y los decretos del momento, la tecnología de uso y el modelo económico vigente. El error y la equivocación ha sido que se ha hecho todo esto  para y desde los adultos solamente, desde el pasado y el presente, pero sin pensar en el tiempo en que los hijos y los hijos de estos vivirán.

Es posible que el antiguo paradigma de la pedagogía, sea cambiado por uno nuevo , el de las neurociencias cognitivas y la democracia real, dejando entrar a la ciencia en el ámbito de la educación y asumiendo la estructura democrática como escuela, en donde fundamentalmente primaran los presupuestos de la formación de la persona.

No es la tecnología, que nace en otro nicho diferente de la educación, una herramienta (para hacer mal lo que antes se hacía regular),  sino que debe convertirse  en una verdadera plataforma desde la cual y en la cual se originen nuevas miradas y enfoque de un viejo, pero nuevo sentido de lo formativo. Se trata de lograr uno de los sueños más anhelados en la vieja educación, la personalización de la formación a cambio del anonimato y el grupismo de las antiguas aulas de clase.

Es en la innovación disruptiva en donde vienen apareciendo aquellos factores que sin pertenecer, ni originarse en el sector educativo, la que la  va a transformar. Poco poco van apareciendo brotes  significativos en este campo que si bien es cierto son muy tímidos, muy pronto adquirirán el poder que otorgan los nuevos enfoques sobre los fenómenos humanos.

No es conveniente seguir considerando a la educación como un servicio público pues así se la está tratando. Es posible que el sentido que tiene “ servicio público”  sea una afirmación que tiene fundamento en que debe ser para todos y ello no será posible ni económica, ni logísticamente. Es tan solo una ilusión. El paradigma en que se sustenta no lo hace posible ahora ni nunca, así se haya escrito en la constitución.

Poder saltar del paradigma educativo  de “servicio público” al de empresa, permitirá poner en su justo lugar lo que podría ser  pertenencia y compromiso a través del  quehacer mancomunado.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/pensando-en-el-futuro-de-la-educacion-o-mejor-en-la-educacion-del-futuro

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Educación Vs. formación

01 de marzo de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Germán Pilonieta

Cuando se piensa en formación, los horizontes y las exigencias son muy diferentes de lo que se piensa en la educación escolarizante

No hace falta un cúmulo de investigaciones y estudios para saber que el sistema  de educación actual es un fracaso en todo sentido. Las evidencias que se suelen apreciar todos los días, muestran un sistema cansado y agotado que ya no produce los efectos que todos esperan con gran ilusión. La muerte de un niño por causa de los golpes de sus compañeros de colegio fue la gota que derramo el vaso. Ya es el signo más evidente de la enfermedad del sistema. De ahí para abajo los signos y evidencia en muchas de las escuelas, colegios, universidades  y comunidades, es de tal magnitud que seguir tapando el sol con un dedo, es simplemente la mayor de las demencias.

Pensando en formación

Muchas de las cosas del pasado aun son válidas, no se puede negar, pero afirmar que ese sistema educativo, basado en inercias y prácticas obsoletas con agentes formados en otro siglo que ya no existe, pueda hacer algo por las nuevas generaciones y lo peor de todo, legalizar y fortalecer tales enfoques y prácticas por medio de legislaciones coyunturales, y presiones sindicales, es del todo un despropósito que a todas luces ha puesto a la Nación en un grave peligro de inestabilidad  y de inseguridad creciente.

Ante este oscuro y bien deprimente panorama educativo, es preciso que las nuevas generaciones de docentes  y agentes educativos inteligentes, puedan convertirse en NUEVOS maestros formadores y que las acciones pertinentes de reflexión y acción, logren cambiar realmente las viejas estructuras educativas por otras, las formativas, que correspondan a las dinámicas del presente y del futuro.

Una de las oportunidades que se presentan en este horizonte cambiante, tiene que ver con la idea de estructurar la educación por ciclos (mal denominada, pues corresponde mas a un sistema en espiral que de ciclos), en donde si bien es cierto se hace referencia a una serie de cambios, el criterio mas importante es concebirla como un proceso. CICLO ES PROCESO.

La categoría que debe subyacer a este nuevo enfoque es el de OPORTUNIDAD EDUCATIVA, entendida esta como proceso formativo, en donde se logra evidentemente y con claridad, éxito real de logro de habilidades que aseguran y garantizan la secuencia de posibilidades formativas y que  su finalidad es la categoría axiológica de la  AUTONOMIA.

Cuando se piensa en formación, los horizontes y las exigencias son muy diferentes de lo que se piensa en la educación escolarizante. Así mismo son muy distintos conceptos tales como: aprendizaje, ciencia, conocimiento, pues para el futuro los conceptos que se necesitan son: ciencia modo dos, personalización, evaluación, habilidad, competencia etc… todo cambia cuando el contexto es otro y en este caso el contexto es el futuro  y el tipo de generación de niños y jóvenes.[1]

La posibilidad de un proceso de formación estructurado en ciclos ( que supera la concepción” vulgar” de la educación organizada en ciclos) transforma, no solo el concepto mismo de conocimiento, sino la manera de abordarlo, aprenderlo y sobre todo de convertirlo en algo útil. Se trata de entender la secuencia de  pasar del dato, a la información, al conocimiento y al saber. Pasar de las viejas concepciones de aulas, en donde el tiempo escolar es transformado en tiempo formativo y en donde de profesor se pasa a maestro formador. Es una transformación total y esto se puede lograr cuando se supera el viejo paradigma de la educación escolarizante por  el paradigma formativo.

Entre uno y otro existen una serie de consecuencias muy importantes que hacen ver este enfoque, el de la educación estructurada en ciclos, como una de las mejores alternativas, que sin ser la mas revolucionaria o de punta, si representa un paso interesante hacia la  transformación paradigmática.

Este nuevo enfoque, que para Bogotá es ya una política, necesita de entrada, una transformación de actitud en el antiguo docente para aprender  y pensar  y actuar de otra manera  muy  diferente. Sin este componente básico, no es posible que este enfoque se consolide. Son varias las exigencias que resultan  y son muchos los conocimientos de otro tipo, que se necesitan para abordar una política de tal magnitud. No es imposible, pero si es preciso que esto ocurra. De ahí la necesidad de que los  viejos profesores y docentes, entren en un serio y continuado proceso de formación, para que lleguen  a ser maestros formadores y para ello es preciso que vivan y experimenten los mismos procesos que van a desarrollar con sus futuros estudiantes a los cuales educan hoy  de manera tradicional.

El futuro de las transformaciones en educación esta pues, ceñida al cambio de paradigma que se centra ahora en la supracategoría FORMACIÓN, que necesariamente obliga a  los actuales profesores y demás agentes educativos a transformar sus creencias, sus visiones, sus conocimientos y obviamente sus actitudes y formas de hacer y ser profesional de futuro. Pero, y aquí viene lo complicado de este tipo de avances, la necesidad de contar con una legislación inteligente generada por funcionarios inteligentes y también con visión de futuro. Es mi concepto, y así lo puede afirmar la historia, si la educación no ha dado el salto hacia su pertinencia con visión de futuro, ha sido por el  tipo de legislación que se ha producido en cada coyuntura y en la forma como se han formado los docentes y profesores en las viejas y caducas facultades de educación.

[1] Hoy la generación Z, es la que existe y se contrasta o se enfrenta con generaciones anteriores ya bastantes caducas.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/educacion-vs-formacion

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