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Estados Unidos, cien años de exclusiones

Por: Anahín Rubin

Estos primeros días de la presidencia de Donald Trump están marcados por políticas de persecución contra refugiados e inmigrantes indocumentados, así como respuestas de miles de personas repudiando estas políticas.

Lo asombroso es que poco se menciona el largo historial de estas políticas xenófobas que ha implementado Estados Unidos a lo largo de más de 100 años. En este artículo recordamos fechas claves, cuando se prohibía la entrada a inmigrantes que huían de guerras, hambrunas y persecuciones ideológicas.

El testigo que registró parte de esta historia fue la isla Ellis Island, ubicada entre Nueva York y Nueva Jersey. Ahí se estableció un Centro para la llegada de inmigrantes que abrió sus puertas el 1 de Enero de 1892 y hasta 1954 vio pasar a más de 12 millones de personas de diferentes países del mundo; que guardaban en sus valijas la secreta ilusión de llegar a la tierra prometida; el lugar donde todos los sueños se cumplían. Aunque penosamente para muchos, transformado en pesadilla.

Tres leyes marcaron el destino de miles que debieron atravesar exámenes, humillaciones y maltratos en sus intentos de ingresar a Estados Unidos.

En 1917 se firmó el Acta de Inmigración, (Inmigration Act, en sus siglas en inglés),que imponía a los inmigrantes un examen de escritura y lectura; el que no lo pasaba no podía ingresar al país; tampoco aceptaban personas con problemas físicas y psicológicas o las que eran consideradas una carga económica para el estado .El tema político, también era una razón importante para la exclusión ; así anarquistas y comunistas eran rechazados acusados de ser «amenazas’’, para el país que «generosamente’’ les abría sus puertas.

Estas prohibiciones fallaron con el tiempo y en 1921, se implementó una nueva Regulación de Cupos de Emergencia, (Emergency Quota Act en sus siglas en inglés), que restringía la inmigración al 3% del total de inmigrantes que vivían en el país en 1910. Cuando esta regulación resultó insuficiente, se aplicó el Acta de Johnson Reed, (Johnson Reed Act, en sus siglas en inglés) en 1924, la más restringida de todas estas leyes, que imponía una cuota del 2 % de todos los inmigrantes que habitaban esta tierra, desde 1890.

En 1920, el Congreso escribió un reporte recomendando «una suspensión temporaria a los inmigrantes’’, basado particularmente en ciudadanos polacos de origen judío.

«Es imposible estimar que clase de inmigrantes viene de esa zona del mundo, hay que usar todo tipo de cuidado para mantener fuera a este tipo de indeseables’’, mencionaba dicho reporte.
Entre las escusas para rechazarlos mencionaban que podrían ser quintas columnas del nazismo.

Como consecuencia, muchos de ellos tuvieron que ingresar ilegalmente al país, con documentación falsa, así lo menciona el historiador Libby Garland en su libro« After They the Closed the Gates’’.

En las próximas décadas cercanas a la Segunda Guerra Mundial, miles siguieron siendo excluidos, deportados y tuvieron que volver a Europa, donde fueron asesinados por el nazismo.

Recién en 1948 el Congreso, pasó una Regulación para Personas Desplazadas, (the Displaced Persons Act en sus siglas en inglés), que permitió al país abrir las puertas a mayor cantidad de inmigrantes

En estos tiempos, que retornan las políticas xenófobas con más fuerza, los «indeseables’’ son otros, musulmanes, latinos; desplazados de sus países por la política de Estados Unidos con sus intervenciones militares, económicas y políticas.

No empezaron estas persecuciones con Donald Trump; son 100 años de expulsión y discriminación. Demócratas y Republicanos comparten en este sentido una misma línea ideológica.

«América y sus intereses, siempre primero’’.

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/Estados-Unidos-cien-anos-de-exclusiones-20170202-0001.html

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Odio

Por: Fernando Savater

El paciente clama angustiado: “¡Doctor, odio a mis padres, a mi mujer, a mis hijos, a mis amigos…!”. El médico se asombra: “Pero… ¿por qué me lo cuenta a mí?”. “¿Acaso no es usted el médico del odio?” “¡No, hombre! ¡Del oído!”. Perdón, es que se me olvida todo menos los chistes del cole. Lo cierto es que el odio causa hoy especial inquietud pública. Hasta caracteriza un tipo delictivo. Fomentar el odio provoca la exclusión y la persecución del prójimo. Es el odio contra individuos o grupos humanos, que nos envenena por semejanza con lo odiado. Al final de Lucien Leuwenrecomienda Stendhal: “Lector, no desperdicies la vida en odiar y tener miedo”. Habla del odio y el miedo a personas o a nosotros mismos. Pero odiar ciertas ideas o ciertos comportamientos creo que es una forma de salud mental. No debe ser considerado delito, sino casi una obligación. Por ejemplo, detestar la idea más abominable, la que considera a alguien culpable o despreciable por lo que es y no por lo que hace. Una idea que vuelve a estar de moda, si es que alguna vez dejó de estarlo…

Mañana nos reuniremos en Andoain para recordar el asesinato de Joseba Pagaza. Yo no odio a Gurutz Aguirresarobe, su asesino, juzgado y condenado, que purga su pena en prisión. Ni siquiera odio a los espías del pueblo, que dieron la información necesaria para el crimen y siguen impunes. Ni a sus amigos y familiares que dieron una rueda de prensa exculpatoria en el Ayuntamiento de Hernani, donde fue detenido, auspiciada por la entonces alcaldesa y hoy parlamentaria Marian Beitialarrangoitia. Odio la ideología tribal y obtusa de quien ordenó su muerte, de quien la ejecutó, de los que la justificaron. La odio porque sigue activa, emponzoñando almas e instituciones.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2017/01/27/opinion/1485527786_396553.html

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La reivindicación de los sujetos populares y la educación de jóvenes y adultos en América Latina

Por: Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia

Universidad Iberoamericana, Ciudad de México

El Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia (ODEJ) es una plataforma para el pronunciamiento público, impulsado por el campo estratégico en modelos y políticas educativas del Sistema Universitario Jesuita (SUJ). Su propósito consiste en la construcción de un espacio de análisis informado y de posicionamiento crítico de las políticas y las reformas educativas en México y América Latina, arraigado en la realidad social acerca de las injusticas del sistema educativo, y recupera temas coyunturales y estructurales con relación a la agenda educativa vigente.

El estado de las sociedades latinoamericanas en el marco de un mundo cada vez más interconectado, pero a la vez más desigual es muestra del posicionamiento de la democracia como significante vacío al que diversos sectores recurren como fuente de legitimación de sus proyectos. Así, los movimientos políticos que han contado con un amplio apoyo popular muestran cadenas equivalenciales diversas coaligadas en torno a liderazgos de rasgos populistas. Así, las centrales obreras en Brasil llegaron a converger con el liderazgo de Luis Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores; las clases medias pauperizadas y los sectores de trabajadores del Estado, entre ellos los docentes se aglutinaron en torno a la propuesta de los Kirchner en Argentina. La larga tradición aymara de autogobierno ha sido la base de la refundación de Bolivia en clave plurinacional con la llegada al poder de Evo Morales.

Estas experiencias han sido representativas de los movimientos político-sociales surgidos como respuesta ante las crisis generadas por las políticas neoliberales de ajuste, así como del retorno de la democracia en los contextos postdictadura. Estos liderazgos populistas se entienden en el marco de la frontera política trazada entre el conjunto de la población agraviada por las crisis padecidas entre las décadas de 1990 y 2000 y las desprestigiadas clases políticas que impulsaron las políticas emanadas del Consenso de Washington. Sin embargo, la tensión sigue presente y la vulneración de la democracia como expresión de la voluntad popular se encuentra amenazada. La propia fragilidad de las experiencias neopopulistas, que basaron sus programas redistributivos en un repunte favorable que experimentaron las exportaciones en el mercado internacional, revelaron su vulnerabilidad a partir de la crisis financiera de 2008.

A partir de entonces, se han posicionado los llamados golpes blandos de Estado, que vulneran la democracia a través de mecanismos legales con los que se han destituido a gobiernos representativos, elegidos democráticamente. Tales son los casos recientes de Honduras en 2009, Paraguay en 2012 y de Brasil en 2016. La confluencia del predominio del capital financiero internacional con los intereses de las oligarquías nacionales conforma las condiciones de producción de este contexto de vulnerabilidad de los regímenes elegidos democráticamente y de las políticas redistributivas que se basaron en lógicas compensatorias.

Dicho contexto plantea la necesidad de radicalizar el vínculo democrático en las experiencias basadas en liderazgos populistas. La reivindicación de las luchas populares va más allá de demandar una efectiva representación. Por el contrario, debe apuntar a conducir un proyecto de nación incluyente, que retome las revolucionarias ideas de Simón Rodríguez en torno a fundar el proyecto de instrucción pública como medio de cohesión sobre la base de los actores subalternos. Este horizonte apunta a revertir la dicotomía civilización/barbarie instalada por la tradición sarmientina que creó dualidades jerárquicas como la de ciudad/campo, dualidades basadas en la imposición de una cultura occidental sobre las diversas culturas populares. El normalismo como dispositivo de formación de un sujeto destinado a ejercer una labor de disciplinamiento en la escuela también creó una tendencia a la homogeneización. Dicha tendencia se recicla en el presente con el énfasis otorgado a las pruebas estandarizadas nacionales e internacionales, que miden el logro de aprendizajes en función de indicadores, lo cual resulta en un reduccionismo del acto educativo.

La tensión que se produce entre el reconocimiento de las culturas populares y una educación enfocada en los requerimientos del mercado, repercute en la orientación que se imprime a los sectores subalternos del sistema educativo, como lo son los adultos en condición de rezago o analfabetismo. Su misma condición es evidencia de las desigualdades intrínsecas del sistema educativo. Asimismo, es muestra de la necesidad de ampliar los espacios de socialización por fuera de la escuela para llevarlos a los lugares en que estos sujetos se desempeñan, ya sea en sus distintos contextos laborales o en función de los requerimientos de desarrollo de sus referentes regionales. En ese sentido, se mantiene la disputa por el proyecto de educación pública, tras las reformas descentralizadoras de la década de 1990 que fragmentaron el sistema educativo en sus niveles locales, con consecuencias en el acceso equitativo a una educación gratuita y de calidad, ya que la descentralización administrativa no se tradujo en una descentralización de la dotación de recursos y en cambio afloraron las desigualdades regionales junto con las políticas de subvención a la oferta privada.[i]

En este marco, en América Latina hacia 2015 la tasa de alfabetización de las personas de 15 a 24 años fue de 98.2%, de 98.4% en mujeres y 98% en hombres.[ii] Sin embargo, esta disminución en el analfabetismo se ha debido más por la ampliación de la escolarización en el nivel primaria que por la acción de políticas exprofeso para la alfabetización de adultos.[iii] Este problema se relaciona con el hecho de que el sistema educativo “no elimina las desigualdades, sino que las recicla y traslada a otros momentos del proceso de escolarización”[iv]. En esa lógica se inscriben los programas gubernamentales enfocados a la reducción del analfabetismo en la población mayor de 15 años. Uno de los más sobresalientes es el Plan Iberoamericano de Alfabetización y Educación Básica de Personas Jóvenes y Adultas (PIA), cuyo objetivo es cubrir a un universo de 34 millones de adultos analfabetos. Otro es el programa cubano “Yo sí puedo” creado en 2003 y que opera en 12 países latinoamericanos, entre los que se encuentran Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Panamá y Venezuela. Mientras que en México el Modelo de Educación para la Vida y el Trabajo (MEVyT), dirigido a personas mayores de 15 años que no concluyeron sus estudios elementales, atiende cada año a 12,000 personas en sus 3 módulos básicos del nivel inicial.[v]

Sin embargo, en la mayoría de estos programas los alfabetizadores son voluntarios,[vi] lo cual indica que en América Latina la Educación para Jóvenes y Adultos (EPJA)  experimentó un reflujo hacia un enfoque compensatorio. Esto se relaciona con el hecho de que los programas que atienden a la EPJA se enmarcan en la política de discriminación positiva, que despliega distintos programas de acuerdo a las diferentes necesidades para obtener resultados equiparables en cuanto al logro de aprendizajes significativos. Estructuralmente, esta política genera una segregación que perpetúa las desigualdades generacionales y tiene su raíz en una escuela homogénea con respecto al servicio que los educandos reciben, que no reconoce la diversidad social y cultural. En este filtro del acceso a la escolarización influye la educabilidad, como factor que predispone a amoldarse al requerimiento de ser alumno. Este requerimiento tiene en mente a un alumno idealizado, con el consiguiente problema de demandar a los maestros la formación prescriptiva de ese sujeto que inevitablemente debe amoldarse a una cultura occidentalizada, ajena a su historicidad. A la vez, se genera una fragmentación en la diversidad de modalidades que integran el sistema educativo, creándose un archipiélago de circuitos educativos inconexos.[vii] En cambio, sigue siendo necesaria una concepción de escuela entendida como un espacio democrático que debe asociarse a la justicia social y a la igualdad de oportunidades.[viii]

A pesar del horizonte de equidad que se persigue a través de los distintos informes y encuentros internacionales, no se asume que la inequidad educacional en el caso de América Latina ha ido en aumento. Tal situación obedece a las políticas neoliberales que enfatizan el rendimiento de la inversión desvinculado del bienestar social y sólo comprometido con las ganancias. En consecuencia, los organismos internacionales pese a que plantean metas loables no asumen que las políticas neoliberales son parte de la causa del problema, siendo difícil avanzar en muchas materias educativas, si no se modifica la lógica neoliberal que se ha impuesto en las últimas décadas en la región.

En el caso del campo de la EPJA convive la necesidad de matizar los índices de escolaridad, que ocultan importantes rezagos al interior, con un desplazamiento en el sentido economicista que se le ha otorgado a la EPJA, así también se advierte la importancia de recuperar su sentido más integral de formación a lo largo de la vida. Esta recuperación  emergente es una oportunidad para revitalizar el sentido inicial de la EPJA en el marco del derecho a la educación, que consiste en promover y preservar el acervo cultural que representa el patrimonio intangible que se encuentra en los “saberes, hábitos comunitarios, herencias artísticas y técnicas”.[ix] Dicho patrimonio se refiere a una comunidad en movimiento de la que son parte los sujetos de la EPJA, como portadores de tal acervo que, al formar parte de la tradición oral quedan invisibilizados para la ciudad letrada[x] en tanto que el analfabetismo persiste como una barrera que separa ambas culturas. El acercamiento entre las esferas orales y letradas se sitúa como un itinerario más en el campo de la EPJA.

i] Stubrin, F. (2006). “Protesta magisterial y reformas educativas en América Latina” en Cadernos de Sociologia e Política. V. 9, p. 112.

[ii] CEPALSTAT (2016). América Latina y el Caribe: perfil socio regional demográfico. Consultado en: < http://estadisticas.cepal.org/cepalstat/Perfil_Regional_Social.html?idioma=spanish>

[iii] UNESCO (2015). América Latina y el Caribe Revisión Regional 2015 de la Educación para Todos. Santiago. pp. 200

[iv] Blanco, E. (2012) “El reciclaje de la desigualdad: exclusiones educativas en América Latina”. En Puchet, Martín; Rojas, Mariano; Salazar, Rodrigo; Valenti, Giovanna; Valdés Ugalde, Francisco (Coords.) América Latina en los albores del siglo XXI. 2. Aspectos políticos y sociales. México, FLACSO.

[v] CEPAL (2010). Panorama social de América Latina 2010. Capítulo 2: “La educación frente a la reproducción inter-generacional de la desigualdad y la exclusión, situación y desafíos en América Latina”.

[vi] Infante, M., Letelier, M. (2013). La alfabetización de personas jóvenes y adultas

en América Latina y el Caribe: análisis de los principales programas. Santiago, CEPAL. Pp. 38

[vii] Blanco, “El reciclaje…” Op. Cit.

[viii] Rivero, J. (2000). “Reforma y desigualdad educativa en América Latina”. Revista Iberoamericana de Educación Número 23 ¿Equidad en la Educación? mayo – agosto.

[ix] Rojas, M. (2009). “La responsabilidad cultural de la universidad pública” en Latinoamérica. Revista de Estudios Latinoamericanos, UNAM, México, núm. 48, enero-junio, pp. 9-27.

[x] Rama, A. (1998). La Ciudad Letrada. Montevideo, Arca.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-reivindicacion-de-los-sujetos-populares-y-la-educacion-de-jovenes-y-adultos-en-america-latina/

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Sus medios y los nuestros El problema de la unidad en comunicación emancipadora

Por: Fernando Buen Abad Domínguez

¿Por qué nos cuesta tanto unirnos? Uno de nuestros peores errores, en materia de comunicación, es la escasa Unidad que suele lastimarnos de maneras muy diversas en la base de muchos otros problemas y debilidades. Des-unidos somos siempre un blanco fácil. Por des-unidos tenemos periódicos sin lectores, televisoras públicas sin público, radiodifusoras sin audiencias… porque -entre otras calamidades- tenemos egolatrías -de género muy diverso- que ahuyentan a las masas y desalientan a los trabajadores.

El resultado suele ser que tenemos pueblos movilizados con urgencias de cambios radicales, movimientos sociales que olfatean el rumbo pero que no encuentran fortaleza comunicacional -confiable- porque, esencialmente, perciben des-unión, individualismo y tufos burocrático-sectarios. Mal de males. Así pues, nuestra desorganización se vuelve instrumento de la burguesía, ella a cambio, se organiza y nos derrota cuando, además, el problema no es sólo “unirse” sino producir un gran cambio en la situación. Ya lo advertía el Informe MacBride en 1980.

Unidad no significa uniformidad. Unidad no implica anonimato. La Unidad no extingue la critica ni anestesia el debate. La Unidad no implica alianza dogmática y no implica complicidad de sectas. Oponerse a la Unidad, demorarla… implica una aberración y un peligro que debe ser denunciado en todo frente y, no obstante, sigue siendo una tarea postergada. Con sus debidas excepciones. Y no obstante el despojo, el secuestro y la subordinación de las herramientas para la comunicación, tenemos hoy un escenario mundial extraordinario donde fermentan y crecen, de manera desigual y combinada, experiencias emancipadoras que impulsan la liberación honesta de los caudales expresivos de la humanidad. Pero estamos, por causas muy diversas, atomizados y divididos mientras las oligarquías lo celebran.

Los “Medios de Comunicación”, “alternativos”, “comunitarios”, “populares”, “independientes” -o como cada cual prefiera denominarse- no logran convertirse en fuerza que constituya influencia política poderosa y organizada. Permanecen como una minoría numéricamente importante pero políticamente intrascendente. Su papel frente de las luchas de los pueblos no adquiere la influencia política decisiva, como debiera ser. Eso puede tener muchas explicaciones pero no puede admitir excusas. Mientras tanto, los pueblos permanecen bajo la metralla de las máquinas de guerra ideológica.

Es una obligación de nuestro tiempo asegurar la Unidad en la lucha presente. La Unidad debe construir un camino organizativo, preparando en terreno para hacer posibles, en cualquier momento, acciones coordinadas sin reducir las tareas a la sola propaganda. Debemos ganar confianza con los pueblos y apoyar acciones conjuntas respecto a una serie de tareas vitales “hombro a hombro” con los trabajadores unidos en organizaciones respectivas y con todas las luchas organizadas que se desarrollan a estas horas. Y esto significa crecimiento del contenido comunicacional para generar condiciones mucho más favorables para las acciones, los métodos de lucha y, en general, para la praxis. Hacia un Nuevo Orden Mundial de la Información y de la Comunicación.

Los pueblos trabajadores tienen la necesidad permanente de la Unidad para la acción. Eso no es una novedad ni una sorpresa para nadie. Necesitan de la Unidad para resistir todos los ataques. La necesidad de la Unidad no sólo es una urgencia propagandística sino un paso crucial para la organización y la acción. A nosotros debe interesarnos siempre la Unidad para correlacionar -en la práctica- nuestras acciones con las de las organizaciones que necesitan expresarse libremente y en pie de lucha. Y por eso la Unidad debe desarrollarse en todas sus escalas, con acuerdos organizativos que no deben quedarse a medias y que, naturalmente, reclaman un grado ético nuevo con cierta disciplina para la acción.

“Un solo mundo, voces múltiples”. Nos urge reagrupar y hacer converger todas las tendencias comunicacionales, todas las herramientas y los métodos, todas las voluntades y los talentos… todas las organizaciones en torno a tareas concretas que permitan hacer avanzar a la clase trabajadora y a los pueblos en general en términos de consciencia y fuerza para transformarlo todo. Los medios de comunicación independientes, rebeldes, revolucionarios… están llamados a mostrase ante las clases populares no sólo como la vanguardia en la disputa por el poder comunicacional, sino también como una fuerza unificadora de la clase para todas las luchas cotidianas.

La única manera de librarnos de todo silenciamiento es avanzar unidos, no amontonados, no en tropel, no en estampida, no amorfos… No uniformes, no sin identidad y no sin diversidad. No reformistas, no reconciliadores, no olvidadizos. Unidad para lo inmediato y para los largos plazos. Unidad como un salto cualitativo de la conciencia. Unidad como peldaño necesario. Unidad rica y sabrosa, compendio de las mejores ideas, acciones y voluntades. Unidad que implica mucho más que acuerdos de coyuntura o episodios para salir del paso. Unidad inmensa y generosa plena de retos y promesas. Unidad dialéctica y sin simplismos. Unidad de clase. Unidad para aprovechar el tiempo. Unidad que educa.

Es necesario un Frente Único Internacional de la Comunicación Emancipadora como acción política porque hoy tenemos muchos medios muy desorganizados mientras tenemos un terreno excelente con universidades; con algunos estudiantes y profesores críticos, con los medios de los gobiernos democráticos de verdad… tenemos la prensa de muchos partidos revolucionarios y muchos movimientos sociales y, también tenemos mítines, discursos, cátedras, asambleas, manifestaciones… herramientas excelentes que languidecen si no se organizan… si no se unen.

Nuestra tarea urgente es ahora la Unidad. Combatir los vicios que nos des-organizan. Unidad de acción que construya un programa muy flexible, y al mismo tiempo enérgico. No confundir las tácticas con los principios. Necesitamos un Frente Único Internacional de la Comunicación Emancipadora que de ninguna manera abandone las tareas educativas, organizativas… que bajo ningún concepto abandone la lucha ideológica y que mantenga una posición firme en todas las tareas y tácticas de la Unidad transformadora que exige precisión teórica, científica y política en interés del porvenir humano. Las condiciones están dadas. ¿Qué esperamos?

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=222190

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Impulso al estudio de las políticas educativas

Por: Pedro Flores Crespo

La investigación educativa de México debe estar de plácemes. El pasado 27 de mayo, durante la entrega de los premios de ciencia, el presidente Enrique Peña Nieto anunció que se crearán cuatro nuevos centros públicos de investigación y uno de ellos será sobre políticas educativas. El resto abordará temas como aeronáutica, desarrollo metropolitano y zonas áridas.

Por otro lado, tres días después del anuncio de la creación de ese centro, el Fondo de Cultura Económica (FCE) instaló el Consejo Editorial de lo que será la Revista de Reformas y Políticas Educativas (REPE) cuyo objetivo será “difundir investigación científica relevante, con una orientación humanista, que promueva un diálogo informado entre la comunidad académica nacional e internacional, los tomadores de decisiones y los actores interesados de las comunidades escolares”.

Que el FCE impulse un proyecto editorial de esta naturaleza abre la oportunidad para discutir —de manera más rigurosa y constante—, la forma en que el gobierno y la sociedad se organizan y actúan para tratar de resolver los problemas educativos del país. Esto es precisamente la política educativa: cursos de acción explícitos o implícitos que surgen desde los gobiernos democráticamente electos, pero que los distintos actores sociales reconfiguran para cumplir con las finalidades que el Estado se va fijando. Una de estas finalidades puede ser la distribución equitativa de la calidad para todos los sectores, especialmente, para aquellos que enfrentan mayores desigualdades.

Contar con un espacio de “diálogo informado” como la REPE era una necesidad tanto académica como política. Política porque es imprescindible elevar el debate público sobre la educación mexicana con conocimiento y académica porque aún desconocemos muchos aspectos del desarrollo de las políticas públicas en educación. Por ejemplo, ¿por qué un determinado problema social (e.g. bullying) llega a conformar parte de la agenda pública? ¿Qué grupos sociales impulsan tal agenda? ¿Quién se oponen y bajo qué argumentos lo hace? ¿Es verdad que la pluralidad ideológica le imprime mayor efectividad a las políticas? ¿Por qué se entorpece tanto la implementación de las reformas educativas a pesar de que nacen de importantes cambios constitucionales? ¿Cómo “estructuran” las leyes a las políticas educativas en un país con altos grados de impunidad? ¿Se evalúan rigurosamente las políticas y los programas educativos actuales? ¿Qué programas funcionan efectivamente para elevar los aprendizajes de los niños y jóvenes y cuáles no? ¿Cómo las maestras y maestros producen conocimiento útil para mejorar el diseño de las reformas y las políticas educativas? ¿Por qué se reproducen las asimetrías de poder entre los actores centrales de las políticas?

A medida que la realidad cambia, requerimos mejores lentes para analizar las políticas públicas. Incluso, el lenguaje se renueva. Llama mucho la atención, por ejemplo, cómo los pioneros de la investigación educativa en México, en un principio, utilizaban el término “acción” en lugar de “política”; incluso ahora prosiguen los debates sobre si es apropiado hablar de “políticas públicas” o solamente de “decisiones gubernamentales”.

Con la revista del FCE sobre políticas educativas se reconoce a un campo de estudio que se ha ido consolidando en los últimos años, pero que no por esto, vive exento de varios retos. Uno de ellos es el desarrollo de mejores teorías para explicar cómo ocurren los procesos de la política pública. ¿Debemos seguir utilizando invariablemente el modelo neocorporativo para explicar el cambio en la educación? ¿Será posible aplicar el enfoque de redes de política (policy networks) dados los cambios políticos y sociales que hemos experimentado en los últimos tres lustros?

Otro reto académico es la integración de la dimensión de la política de “alto nivel” con lo que ocurre cotidianamente en las escuelas y en las aulas. Sin caer en el lugar común o clisé de que “lo de abajo” es más importante de lo que ocurre en las altas esferas del poder, sí es necesario reflexionar cómo ambas dimensiones de poder se integran e influyen mutuamente. Si hacemos un esfuerzo intelectual en este sentido, quizás pronto podríamos construir una visión más amplia y profunda de los actores del sistema educativo, sus niveles de cooperación, esquemas de conflicto y sobre todo, sus percepciones y razones.

Pero aparte de los retos intelectuales, la Revista de Reformas y Políticas Educativas (REPE) va a enfrentar desafíos de índole práctica. Por ejemplo, tendrá que definir más claramente su identidad y lidiar con los tortuosos esquemas de evaluación para las revistas científicas e ingresar a los índices de calidad. Pese a esto, la posibilidad de promover una cultura académica mucho más abierta y plural a través de este medio de divulgación científica es real. Enhorabuena.

Fuente: http://campusmilenio.mx/index.php?option=com_k2&view=item&id=4469:impulso-al-estudio-de-las-politicas-educativas&Itemid=256

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Los libros que está leyendo la élite: 11 publicaciones que cambiarán el mundo

Por: Hector G. Barnés

Entre reunión con la élite empresarial y cena en Davos, los grandes líderes globales también sacan tiempo para coger un libro y pasar un rato aprendiendo cosas nuevas. Ellos pueden permitírselo: Bill Gates es célebre por sus recomendaciones literarias y hace un par de años Mark Zuckerberg planteó en Facebook un club de lectura en el que él mismo daba su opinión sobre lo leído.

Una idea semejante es la base de ‘The Most Recommended Books’ de 2016, un proyecto llevado a cabo también por Facebook en el que se ha preguntado a 62 de sus influencers (que van desde Richard Branson hasta Ariana Huffington) acerca de los ensayos recientes que más les han gustado. La lista final está formada por 231 libros, de los cuales 11 han sido mencionados a menudo. Estos son los ganadores.

1. ‘Sapiens‘ de Yuval Noah Harari (Debate)

Aunque el israelí publicase el año pasado la continuación de este volumen, ‘Homo Deus’, el que figura en la lista es este éxito editorial que analiza 100.000 años de historia humana desde una perspectiva accesible y original. Si quieres que te cuenten qué ha pasado con la humanidad en apenas 500 páginas, este es tu libro.

2. ‘Originals‘ de Adam Grant (Penguin)

Aunque a diferencia de otras obras de su autor como ‘Dar y recibir’ esta no se haya traducido aún al castellano, ya ha pasado por muchas mesillas de noche de las personas más influyentes. Utilizando ejemplos de la vida real, en este volumen el profesor de la Universidad de Wharton intenta explicar por qué la gente más creativa e innovadora es la que tiene éxito. ¿Quieres saber si tú eres uno de ellos? Haz el test.

3. ‘Team of Teams‘ del General Stanley McChrystal (Portfolio Penguin)

¿El libro de un general del ejército americano es uno de los más influyentes entre los hombres que mueven los hilos? No teman: se trata, como descubre su subtítulo (“las nuevas reglas de combate para un mundo complejo”), de un ensayo sobre organización basado en estudios de otras áreas, como los servicios de inteligencia o el programa espacial de la NASA. ¿La moraleja? Tu estructura es tu estrategia.

4. ‘Hillbilly Elegy‘ de J.D. Vance (William Collins)

Los elogios sobre la bondad de este libro son casi unánimes, quizá porque, como asegura en Amazon un lector, se trata del “mejor para entender a los EEUU que votaron a Trump”. Es un retrato de la decadencia de la América de la clase trabajadora a partir de la familia Vance, que emigró desde los Apalaches hasta Ohio en busca de su sustento. Será publicado en abril por Deusto.

5. ‘The Industries of the Future‘ de Alec Ross (Simon & Schuster)

¿Cómo no iba a aparecer en la lista, si Huffington dijo de su autor que se encontraba ‘en una situación privilegiada para entender y explicar de dónde venimos y adónde vamos‘?Alec Ross intenta dilucidar de qué manera la tecnología (automatización, inteligencia artificial) y los cambios sociales alterarán la actual distribución de fuerzas industriales en todo el mundo de aquí a 10 años.

6. ‘Freakonomics‘ de Steven D. Levvi y Stephen J. Dubner (Zeta Bolsillo)

Aunque tiene 10 años de antigüedad, el pretendidamente provocador ensayo (“políticamente incorrecto”, según su subtítulo) sigue influyendo a muchas de las personas más poderosas. Es una recopilación de varios artículos que intentan explorar aspectos poco conocidos de la economía, como la relación entre el aborto y el crimen o de qué manera el nombre de una persona influye en sus posibilidades de tener éxito. Tuvo tanto éxito que ha terminado convirtiéndose en una franquicia.

7. ‘Writing My Wrongs‘ de Shaka Senghor (Convergent Books)

El subtítulo de este superventas de ‘The New York Times’ (todos lo son) es “vida, muerte y redención en una prisión americana”. El autor se crió en una familia de clase media de Detroit, durante la ‘epidemia’ de crack de los años 80. Senghor explica en primera persona cómo es pasar 19 años entre rejas, siete de años en confinamiento solitario.

8. ‘The Gene‘ de Siddharta Mukherjee (Random House)

Un erudito pero accesible repaso a la historia de la genética, desde que naciese en Moravia a mediados del siglo XIX hasta nuestros días. No se trata de una búsqueda ociosa: la investigación de Mukherjee parte del largo historial de enfermedades mentales en su familia, que le llevó a plantearse de qué manera el destino de sus allegados ha estado marcado por su herencia genética.

9. ‘Endurance. El legendario viaje de Shackleton al polo sur‘ de Alfred Lansing (Capitán Swing)

La expedición de sir Ernest Shackleton y sus 26 hombres está hecha del material del que está hecha la épica. El periodista publicó este libro en 1959, pero nunca se ha llegado a pasar de moda. Será porque a los poderosos les gusta verse reflejados en figuras legendarias, o porque como le ocurrió al explorador, consideran que su epopeya vital ha estado marcada por el peligro y el heroísmo.

10. ‘Delivering Happiness‘ de Tony Hseih (Business Plus)

Publicado en 2010, el volumen explica en primera persona cómo Zappos se convirtió en apenas 10 años en una empresa que facturaba 1.000 millones de dólares. Es posible que hoy no les vaya tan bien como hace algo más de un lustro, pero Zappos sigue siendo la referencia como compañía enrollada que intenta acabar con los jefes y garantizar la independencia de los trabajadores.

11. ‘La empresa consciente’ de Fred Kofman (Aguilar)

Ganador del Premio Nautilus en el año 2009, en apenas unos años se ha convertido en uno de esos clásicos de la ética empresarial; su subtítulo es “cómo construir valor a través de los valores”. Según su autor, de origen argentino, lo que distingue de verdad a las grandes firmas no es su capacidad de amasar grandes cantidades de dinero, sino también de comprometerse con el entorno en el que participa. Responsabilidad incondicional, integridad esencial, comunicación auténtica, compromiso impecable y liderazgo honesto son los principios de los que deben partir.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2017-02-03/libros-elite-facebook_1322238/

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Feminismo y política

Por: Lidia Falcón

Desde 1789 el Movimiento Feminista se constituye como tal en las luchas y reivindicaciones de las mujeres francesas que se suman a la Revolución con sus propias reivindicaciones. Desde entonces, con sus periodos de desánimo, las mujeres del mundo occidental han estado en las calles de todos los países reclamando sus derechos, su existencia, su visibilidad. Otras batallas han dado, y ganado y perdido, las mujeres del mundo entero, aunque nuestra ignorancia haya invisibilizado a las de otros continentes.

En la última época en España, la que se sigue a partir de 1975, el MF se ha batido bravamente por lograr salir de las catacumbas en que lo enterró la dictadura, por aprobar la no discriminación en la Constitución de 1978, por implantar las leyes de igualdad y de avance social. Y ha cosechado grandes triunfos.

Con motivo del II Congreso del Partido Feminista de España, hemos aprobado el programa electoral que ha asumido Izquierda Unida y que se ha implantado en Unidad Popular. Al redactarlo, comparándolo con el que aprobamos en el I Congreso de 1983, la sorpresa y hasta el asombro nos invadió, porque habíamos olvidado las reivindicaciones que llevábamos en él. Porque excepto la abolición de la prostitución, esta línea roja que es más una sima que separa el verdadero avance de las mujeres prostituidas de quienes quieren que permanezcan en la ignominia, todas las reivindicaciones que expusimos en aquel año las hemos alcanzado. Y supongo que esta afirmación sorprenderá a su vez a las mujeres que están sufriendo hoy tantas discriminaciones, pero no hay más que comprobar en el papel lo que digo.

Resulta emocionante leer que el primer artículo del programa de  aquel año, tan cercano, exigía que no hubiese discriminación a las mujeres por su opción sexual y estar  viviendo la legalización del matrimonio homosexual. Como es igualmente conmovedor comprobar que en 1983 todavía solicitábamos la coeducación. En la mayoría de apartados de nuestra vida y de nuestra lucha tenemos que celebrar victorias: la ley de aborto, la ley de violencia, la creación de juzgados especiales para encausar la violencia machista, gabinetes psicosociales para los casos de divorcio, la reforma de la ley de divorcio, los estudios feministas, la ley de igualdad, la ley de paridad. Todas estas reformas han sido aprobadas en estas tres décadas que nos separan de aquel exitoso I Congreso del Partido Feminista.

¿Qué pasa entonces, me preguntarán mis lectoras sorprendidas ante esta declaración, para que los crímenes machistas se produzcan cotidianamente, para que los denostados gabinetes psicosociales estén decidiendo la separación de los hijos a las madres, para que los salarios sigan siendo un 30% menores que los de los hombres, y tantas otras discriminaciones e injusticias que siguen padeciendo las mujeres?.

Es preciso no olvidar que el enemigo nunca descansa. La ofensiva machista de los últimos años ha pervertido los avances alcanzados. O ni siquiera eran tan avances sino más bien maquillajes legales. Así la Ley de Violencia de Género contiene en su redactado, que refleja el espíritu patriarcal con que se aprobó, la ausencia de verdadera protección de la víctima; los juzgados especialistas no son tan especialistas y no disponen de medios, los gabinetes psicosociales están formados por quienes no son ni profesionales ni feministas, la ley de igualdad no es coercitiva por lo que resulta totalmente inoperante, la ley de paridad puede no cumplirse en la práctica. Y seguimos con las diferencias salariales que desde 1789 están denunciando las mujeres.

Las luchas del MF han sido continuadas, valientes y exigentes, y han alcanzado los éxitos señalados y otros más, pero ya vemos que muchos de ellos han sido desvirtuados o nos los han falsificado. Al final quienes legislan y deciden se sientan en el Congreso de los Diputados y en el Senado. Es preciso que se comprenda en el seno de MF que hemos llegado al final de una era. Ya no es rentable seguir reclamando nuestras vindicaciones en la misma forma que lo hemos hecho durante cuatro décadas porque nuestras acciones se repiten y se repiten y la gente se acostumbra a ellas, con el efecto de que se esclerotizan, porque el poder puede perfectamente asumir y digerir una gran marcha que dura cuatro horas, y las manifestaciones, asambleas, encuentros, debates y charlas que organizamos diariamente sin descanso. Hoy ya no erosionamos ni el poder capitalista ni el patriarcal con esas estrategias de lucha.

Por eso ha llegado el momento de que las organizaciones feministas se propongan alcanzar las cotas de poder político que las representen. Porque las leyes y el gobierno no se deciden únicamente en la calle. Nuestro sistema político está basado en los partidos, ellos dirigen la vida de las mujeres y de los hombres. Es imprescindible disponer de esa clase de organización para participar de las decisiones fundamentales que nos atañen a nosotras y al futuro del país.

La opción del Partido Feminista no es un capricho ni una curiosidad ni una experimentación. Nuestro programa es el más avanzado de los que se presentan, porque además de las cuestiones de Estado incluimos todas aquellas que pertenecen a nuestra situación específica. Si las mujeres y los hombres feministas no comprenden que únicamente batiéndonos en la arena electoral llegaremos a situarnos en las instituciones que deciden sobre nuestra vida, seguiremos medio siglo más manifestándonos en la calle por los mismos temas que lo hicimos en el XX y en el XVIII.

Es imprescindible entender que el feminismo es política, que esa artificial división entre feminismo y política únicamente beneficia a los que dirigen los partidos tradicionales, cuyas cúpulas masculinas –con la complicidad tantas veces de mujeres- deciden las que llaman “agendas” en las que los temas de la explotación de la mujer no tienen apenas cabida. Y a la vez hemos de comprender que el feminismo ha de decidir también sobre los grandes temas de toda la sociedad: la República, la defensa, la Iglesia, los tratados internacionales, porque a ninguno de ellos somos ajenas las mujeres.

Si, como recordamos continuamente, constituimos la mitad más dos de la población del mundo y somos las madres de todos,  no hay asunto en el que no estemos implicadas. Si limitamos el feminismo a la lucha por los específicos problemas que nos afectan pero nos inhibimos de la política, la economía, la cultura, hemos limitado nuestra lucha. Esta visión segregadora y reduccionista del feminismo nos hace más débiles, más ignorantes, más marginadas de la gobernación del país.

El Partido Feminista se propone llevar su proyecto político, su programa electoral, a las más amplias capas de nuestra población; organizar cursos de formación feminista y política, difundir los principios de igualdad y fraternidad, tan queridos por los pueblos desde hace doscientos años, para que la mayoría de las mujeres y los hombres de España comprendan que el feminismo es el movimiento social más avanzado, más comprometido con la libertad y por acabar con la explotación  de todos los seres humanos.

Para ello, ya hemos organizado varios cursos en distintas ciudades de España. Después de Sevilla, donde comenzamos la semana pasada, en Madrid, en el Club de Amigos de la Unesco, en la calle Atocha 20, nos reuniremos el jueves 18 de febrero en la primera sesión del curso, para recordar, aprender y homenajear a nuestras antepasadas y pioneras en esta larga lucha. Después seguirán el 22, 25 y 29 de febrero, con el estudio del feminismo, del marxismo y de la lucha política en que estamos inmersas. Os espero a todas y a todos.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2016/02/17/feminismo-y-politica/

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