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Fidel y las transnacionales

Por: Gladys Cecilia Hernández Pedraza

Consciente del papel histórico que las empresas transnacionales han jugado en la concepción y aplicación de las políticas neoliberales a partir de la década de los años setenta, la voz de Fidel se ha elevado para reflejar la esencia de tales manipulaciones y dedicar al estudio de estas expresiones del sistema capitalista importantes análisis, indispensables a la hora de desentrañar las causas que provocan tales fenómenos y discutir sobre las políticas alternativas para impulsar otro mundo posible.

Fidel y las empresas transnacionales en los primeros años de la revolución

En los últimos cien años, en la misma medida que el sistema capitalista ha continuado avanzando y los Estados-nación han venido cediendo parte de su soberanía en cuanto a las decisiones socioeconómicas, las empresas transnacionales han logrado consolidarse y ampliar su control sobre incontables recursos, tanto naturales como humanos. Cuba también experimentó la explotación de las empresas transnacionales radicadas en Cuba. Sobre este proceso Fidel destaca: “Pero el hecho fue que los yankis se apoderaron de nuestra economía. Y si en 1898 poseían inversiones en Cuba por valor de 50 millones, en 1906 unos 160 millones en inversiones, y 1 450 millones de pesos en inversiones en 1927”. (Castro Ruz, Fidel, 1968)

No creo que haya otro país donde se haya producido en forma tan increíblemente rápida semejante penetración económica, que condujo a que los imperialistas se apoderaran de nuestras mejores tierras, de todas nuestras minas, nuestros recursos naturales; que explotaran los servicios públicos, se apoderaran de la mayor parte de la industria azucarera, de las industrias más eficientes, de la industria eléctrica, de los teléfonos, de los ferrocarriles, de los negocios más importantes, y también de los bancos”. (Castro Ruz, Fidel, 1968)

En los primeros años de la Revolución se organizarían nuevas estrategias para favorecer al pueblo que entraban en contradicción directamente con los intereses de tales empresas extranjeras, fundamentalmente norteamericanas. Estas acciones desembocaron en una guerra mediática y otra que implicaba ataques directos a los bienes económicos y sociales del país con las que se pretendía acabar con el gobierno revolucionario. Sobre estos acontecimientos, Fidel declararía: No se puede llamar democracia al gobierno de las oligarquías; democracia es el gobierno del pueblo, como dijo Lincoln, para el pueblo y por el pueblo, y aquí sí hay democracia porque aquí ya las oligarquías no gobiernan, aquí gobierna el pueblo”. (Castro Ruz, Fidel, 1959a)

“Estamos haciendo una revolución profunda. Esta Revolución tiene por objetivo llevar a los sectores más humildes y necesitados del país los beneficios de las medidas revolucionarias, y aun cuando esas medidas perjudiquen algunos intereses nacionales toda la nación marcha detrás de las medidas revolucionarias, y marcha más unida tras las medidas del Gobierno Revolucionario mientras más evidente se hace la actitud de los intereses extranjeros lesionados por nuestra Revolución ; porque, en definitiva, ¿qué problemas tenemos en Cuba y qué problemas tiene nuestra Revolución que no sean problemas con intereses extranjeros? ¿Y qué tienen que ver los intereses extranjeros con nuestra Revolución?” (Castro Ruz, Fidel, 1959b)

En opinión del intelectual Atilio Borón, refiriéndose a la importancia histórica de la Segunda Declaración de la Habana: “Si hoy esta región no es la misma que hace medio siglo atrás; si aquí se ha derrotado al ALCA, si hay gobiernos y pueblos que resisten y luchan contra el imperialismo, si el centro de gravedad de la política latinoamericana se ha corrido hacia la izquierda, todo eso se lo debemos, en una medida mucho mayor de lo que habitualmente se reconoce, a ese grito lanzado por Fidel desde La Habana, plantando una semilla que germinaría en mil flores. Un texto de enorme valor histórico y de también rigurosa actualidad que las nuevas generaciones de luchadores anti-imperialistas y anticapitalistas deben leer, estudiar y, lo más importante, llevarlo a la práctica”. (Borón, A, 2012)

Este documento marca, sin dudas, un legado histórico, reflejo fiel de una etapa, de su coyuntura internacional, y simultáneamente ofrece un escenario sobre los problemas que todavía hoy enfrentan los países subdesarrollados, fundamentalmente la región latinoamericana

“¿De dónde salieron las colosales sumas de recursos que permitieron a un puñado de monopolistas acumular miles de millones de dólares? Sencillamente, de la explotación del trabajo humano. Millones de hombres, obligados a trabajar por un salario de subsistencia, produjeron con su esfuerzo los gigantescos capitales de los monopolios. Los trabajadores acumularon las fortunas de las clases privilegiadas, cada vez más ricas, cada vez más poderosas. A través de las instituciones bancarias llegaron a disponer estas no solo de su propio dinero, sino también del dinero de toda la sociedad. Así se produjo la fusión de los bancos con la gran industria y nació el capital financiero. ¿Qué hacer entonces con los grandes excedentes de capital que en cantidades mayores se iba acumulando? Invadir con ellos el mundo. Siempre en pos de la ganancia, comenzaron a apoderarse de las riquezas naturales de todos los países económicamente débiles y a explotar el trabajo humano de sus pobladores con salarios mucho más míseros que los que se veían obligados a pagar a los obreros de la propia metrópoli. Se inició así el reparto territorial y económico del mundo. (Castro Ruz, Fidel, 1962)

Estos mensajes también despertaron la conciencia de los pueblos latinoamericanos y del Tercer Mundo acerca de la necesidad de iniciar la lucha por la justicia, la dignidad, la democracia; palabras capaces de movilizar a las masas en la búsqueda de la verdadera satisfacción de las necesidades de los pueblos.

Fidel Castro y el tratamiento del tema de las transnacionales en el período de años 70 y 80: El estallido de la crisis de la deuda externa en la región latinoamericana

Fidel Castro retoma el recrudecimiento de la crisis a inicios de los 70 vinculando sus impactos al deterioro de la situación económica, social y ambiental, en los países capitalistas desarrollados.

“A fines de la pasada década, arrastrada por el peso de sus propias contradicciones y, sobre todo, por el apetito insaciable de ganancias de los grandes monopolios, la economía capitalista entró en un período de conmociones y sacudidas de insólita fuerza. Tras diferentes altibajos e infructuosos intentos de los gobiernos burgueses por estabilizar y controlar la situación, desde la primera mitad del año pasado los índices de la economía capitalista señalan un descenso acentuado de la producción, acompañado por el agravamiento de todos los demás factores que componen la crisis. (Castro Ruz, Fidel, 1974)

El análisis realizado por Fidel Castro en el contexto de la crisis petrolera de este período confiere, ya desde esta etapa, un papel preponderante a los manejos de los monopolios en el contexto global, que se acrecentará con los años: “No es de extrañarse, pues, que las siete mayores compañías petroleras declarasen en 1973 beneficios del orden de los 8 000 millones de dólares, un 77% más que el año anterior, y que esperen para el presente año ganancias por 17 500 millones”. (Castro Ruz, Fidel, 1974)

El período comprendido entre los años setenta y principios de los ochenta, resultó particularmente difícil para el Tercer Mundo. Los impactos de la recesión en los EE.UU que comenzó en el período 1969-1971, se extendieron hasta los primeros meses de 1984, sacudiendo a la economía norteamericana y a las demás regiones. El tema de la deuda externa comenzaría a ser abordado por Fidel ya desde esta etapa: “Las deudas de los pueblos de América Latina después de la Alianza para el progreso aumentaron a más de 20 000 millones de dólares. Y como explicó en las Naciones Unidas el compañero Salvador Allende, los monopolios extraen de la América Latina más de 1 000 millones de dólares al año, y en los últimos la años han extraído 10 000 millones más de lo que han invertido en este continente”. (Castro Ruz, Fidel, 1972a)

El Comandante Fidel Castro se referirá también a todos estos elemento que fueron conformando el caldo de cultivo para la crisis de los 70: “El problema más serio que tiene hoy ante sí el Movimiento de los Países No Alineados es la actual crisis económica internacional. Esta crisis se inició con la inflación galopante en el mundo capitalista desarrollado, a la cual se le suma ahora una grave recesión económica. Para los estudiosos de Marx, Engels y Lenin tal hecho no constituye una sorpresa ni un misterio. La crisis económica es consustancial al sistema capitalista, agravada en este caso por la política de guerra fría, la carrera armamentista y la represión del movimiento de liberación nacional que propició el imperialismo norteamericano después de la Segunda Guerra Mundial; por el intercambio desigual y el feroz saqueo a que las sociedades capitalistas desarrolladas sometieron a los recursos naturales de los países subdesarrollados del mundo”. (Castro Ruz, Fidel, 1975)

Ya desde esta etapa comienza Fidel a señalar la conjunción de múltiples factores que establecen elementos clave para la actual crisis sistémica en la que se verá envuelta la humanidad en la décadas de los 2000. Con aguda certeza apuntan sus ideas hacia el papel jugado por los monopolios y el capital transnacional.

En el Informe a la VII Cumbre de los Países No alineados, en 1983 Fidel Castro analizaba la naturaleza compleja de las políticas aplicadas por las transnacionales; “Ante todo es necesario apreciar el impresionante grado de control ejercido por las transnacionales sobre la comercialización de productos básicos. Este hecho fundamental, pese a ser bastante conocido, no siempre es lo bastante destacado. La realidad es que, “de hecho, todo el comercio internacional de los productos primarios exportados por los países en desarrollo sigue estando dominado por las empresas transnacionales”. (Castro Ruz, Fidel, 1983).

Fidel Castro y el tratamiento del tema de las transnacionales en las décadas de los 90 y los 2000.

La década de los 90 será testigo excepcional del avance de las políticas neoliberales, de la profundización de los procesos de financierización económica y de la concentración cada vez más profunda de los capitales en manos de las transnacionales. En las tres últimas décadas del siglo pasado y en los años transcurridos del actual, la expansión a escala global del neoliberalismo ha recreado un entramado político, económico, jurídico y cultural, que ha beneficiado directamente, en primer lugar a las transnacionales.

“Si se quiere discutir sobre el tema, discútase, y que cada cual se enfrente, según su conciencia, a las cifras irrebatibles y las realidades palpables que demuestran el desarrollo acelerado de una especulación financiera universal e insostenible, la vulnerabilidad creciente de las economías, la destrucción de la naturaleza, el porvenir incierto y el abismo sin fondo a que nos conducen el neoliberalismo ciego e incontrolable y un globalismo aplastante y brutal, bajo la égida de la potencia más poderosa y egoísta de la historia. No hay que esperar a que las monedas pierdan su valor y las bolsas se desplomen” (Castro Ruz, Fidel, 1997)

Ya en el Informe a la VII Cumbre de los Países No alineados, en 1983 Fidel Castro se refería al evidente poder que, en términos económicos, tienen las corporaciones transnacionales. Un estudio sobre fuentes estadísticas disponibles situaba la “producción transnacional” a finales de los años noventa en torno al 10% del producto mundial (Glyn, Andrew y Sutcliffe, Bob, 1999). Las empresas transnacionales o multinacionales han pasado de ser unas 7.000 en la segunda mitad de los años sesenta a 80.000 en el 2010, y controlaban 810.000 compañías filiales. A pesar de que existen miles de transnacionales en el mercado global, apenas unos cientos de ellas controlan a las demás: 737 multinacionales monopolizan el valor accionarial del 80% de total de las grandes compañías del mundo, y solo 147 controlan el 40% de todas ellas. (Ramiro P. et Al, 2012)

Las enormes ganancias que acumulan las empresas transnacionales tienen su origen en mecanismos de explotación y apropiación de la riqueza económica que constituyen la esencia misma del sistema capitalista. La creciente explotación de los obreros y campesinos y la permanente introducción de políticas que reducen salarios , las presiones sin límites para garantizar el control de las materias primas y recursos naturales, la especulación financiera tanto con el excedente obtenido como con todo aquello que pueda ser comprado y vendido, la mercantilización de cada vez más esferas de las actividades humanas y la absoluta prioridad de la que gozan los mecanismos de reproducción del capital frente a los procesos que permiten el sostenimiento de la vida han servido, efectivamente, para que los principales directivos y accionistas de las grandes corporaciones se conviertan en multimillonarios.

“Le presentan al mundo como algo ideal esos desarrollos a través de las empresas transnacionales y de las medidas que imponen los organismos internacionales de finanzas. Van a acabar de destrozar lo que queda de la naturaleza. La concepción globalista neoliberal y capitalista significa la suspensión de todas las barreras y regulaciones que dificulten la transferencia de grandes masas de capital de un país a otro, de una región a otra, el desarrollo máximo del mercado mundial en manos de las transnacionales y en beneficio de las potencias más ricas y desarrolladas” (Castro Ruz, Fidel, 1997a)

Hoy las compañías multinacionales controlan sectores estratégicos en la economía mundial tales como energético, financiero, telecomunicaciones, servicios de salud básicos, agricultura y alimentación, desarrollo de infraestructuras, agua, recursos de la biodiversidad, medios de comunicación, e industrias bélicas.

La crisis capitalista actual ha fortalecido el accionar económico y la capacidad de influencia política de las grandes transnacionales que simultáneamente realizan negocios en diversos sectores tales como los recursos naturales, los servicios públicos y la especulación inmobiliaria, o se establecen y adueñan de los mercados de futuros de energía y alimentos, las patentes sobre la vida o el acaparamiento de tierras. La actual crisis sistémica   abarca ya no solo el sector económico sino que se extiende al medioambiente, a la cultura, a la sociedad.

En su discurso ante Informe a la VII Cumbre de los Países No alineados, en 1983 Fidel Castro introducía algunos temas que perfectamente constituyen los antecedentes para la refacturación de mercancías, uno de los mecanismos empleados por las empresas transnacionales para sacar provecho de los paraísos fiscales.

“Otro procedimiento consisten en inflar los costos de las mercancías importadas desde sus sucursales, para burlar los controles gubernamentales tendentes a impedir que los márgenes de venta al por menor excedan de cierto porcentaje de los precios de las mercancías importadas o de los costos de producción. También se manipulan los precios de transferencia para retirar las ganancias y los saldos de tesorería de los países de moneda débil y eludir las restricciones en materia de extracción de divisas”. (Castro Ruz, Fidel, 1983)

En opinión del Informe sobre Integridad Financiera Mundial, la refacturación comercial es la manera más común de cambiar de lugar reservas ilícitamente de países subdesarrollados. Esta organización ha calculado que la refacturación se duplicó en el período entre 2004 y 2012, representando más de 80% de todos los flujos ilícitos, aproximadamente unos 655 mil millones de dólares promedio anual. Asimismo, el volumen global de los flujos financieros ilícitos provenientes de los países subdesarrollados, de los cuales la refacturación constituye mayoría, resultaba superior al valor combinado de la AOD y la inversión directa extranjera (IED) recibida por estos países. (Spanjers Joseph y Frede Foss Håkon, 2015)

 

“El resultado de todo esto, es un comercio internacional distorsionado, precios de transferencia que actúan como piezas en el mecanismo de explotación comercial e intercambio desigual, una menor capacidad nacional para dirigir las economías y orientar el desarrollo, una dependencia de nuevo cuño e inalterable sustancia, estadísticas internacionales engañosas que sugieren un curso positivo, allí donde las tendencias reales indican un ahondamiento del subdesarrollo y creciente saqueo”. (Castro Ruz, Fidel, 1983)

También en este período, y como consecuencia de las pérdidas económicas experimentadas por Cuba a raíz de la desaparición del campo socialista, se inició un proceso de transformaciones en el cual se abrió paulatinamente la posibilidad de atracción de inversiones extranjeras al país. Sobre estas tendencias que resultaban controvertidas, el Comandante Fidel Castro comenta y aclara las motivaciones, las causas que predominaron en la adopción de tales políticas así como el enfoque totalmente social que recibiría la redistribución de las ganancias y recursos obtenidos a partir de dichas inversiones.

“Aunque antes del derrumbe del campo socialista habíamos pensado en ciertas formas de inversión extranjera para sociedades mixtas en ciertas ramas donde no había otra solución, estamos bien conscientes de que durante muchos años combatimos la inversión extranjera, estamos bien conscientes de que durante muchos años nos sentíamos orgullosos de que el pueblo fuera dueño de todos sus recursos, de todas sus industrias y de todos los bienes del país; sin embargo, en las condiciones actuales no podíamos prescindir de la inversión extranjera en un grado mayor porque necesitábamos capital, tecnología y mercados. Son los factores determinantes, lo contrario sería la parálisis, el estancamiento durante mucho tiempo. (Castro Ruz, Fidel 1995)

“Cualquier ingreso que obtenga el país por cualquiera de esas vías no es para enriquecer a nadie ni para ir a parar a los bolsillos de nadie, es para el pueblo hasta el último centavo para comprar alimentos, para comprar medicamentos, para comprar combustible para que hubiera luz eléctrica, para comprar materias primas indispensables para la producción, para que el país marche. Y el país, cualesquiera que sean las dificultades, marcha, y marcha ordenadamente; y el pueblo, cualesquiera que sean los sacrificios, comprende que ese era el camino correcto, que ese era el camino revolucionario; y, desde luego, sin el bloqueo, aquí en este país se habrían invertido grandes cantidades”. (Castro Ruz, Fidel 1995)

Conclusiones

El pensamiento de Fidel Castro sobre el accionar de las transnacionales resulta hoy transcendente y oportuno. En la medida que estas empresas asumen nuevas formas de explotación, los impactos que generan abarcan simultáneamente múltiples sectores y provocan enormes violaciones de los derechos humanos.

“El neoliberalismo, la globalización de la economía, la política hegemónica, el egoísmo y el monopolio de todos los recursos son cuestiones incompatibles con cualquier medida de desarrollo social” (Castro Ruz, Fidel, 1996)

Resulta urgente la necesidad de analizar y promover políticas racionales que controlen el accionar de las empresas transnacionales. En todo el planeta se observa el avance de las ETNs sobre los recursos naturales, los bienes comunes a partir de mecanismos que promueven el acaparamiento de los recursos. Tales acciones se realizan con una impunidad flagrante ya que cuentan con el apoyo de las élites ricas en los países donde se establecen.

Las actuales negociaciones internacionales sobre los tratados bilaterales de libre comercio y protección de las inversiones, tales como el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP), el Tratado de Comercio Transpacífico (TTP) y el Acuerdo sobre el Comercio de Servicios (TISA), proponen consolidar y profundizar el poder de las transnacionales.

Nunca como hoy se eleva con tal nitidez el mensaje de Fidel Castro, su denuncia por los abusos cometidos por las empresas transnacionales, así como la necesidad de mantener aquellos procesos de movilización y resistencias que permitan construir alternativas al dominio de las grandes corporaciones

Lejos de debilitarse con la actual crisis económica y financiera, el hecho es que las grandes trasnacionales continúan fortaleciendo su poder e influencia en el mundo gracias a sus renovadas estrategias corporativas y a la constante aplicación de nuevos modelos de negocio constituye un reto para las fuerza progresistas.

La obra Marxista–Leninista está presente en la obra de Fidel concerniente a las transnacionales, su papel determinante en el contexto del sistema capitalista. Los principios teóricos y metodológicos marxistas aparecen en cada uno de los análisis que realiza; ya sea explícitamente por las causas históricas, políticas, económicas, tecnológicas y científicas del surgimiento y desarrollo de las empresas transnacionales, así como de manera implícita, en sus análisis sobre la intervinculación de los problemas globales que amenazan a la civilización.

El pensamiento de la Revolución cubana, de Martí a Fidel, ha revelado como “trincheras de ideas, valen más que trincheras de piedras”. El contenido humanista del pensamiento económico de Fidel, constituye expresión reveladora del ideario martiano, y se presenta a través de sus incontables discursos, entrevistas, libros, declaraciones publicadas a lo largo de más de 5 décadas de lucha revolucionaria por Cuba y por la humanidad. Su ideario constituye fuente inagotable para las nuevas generaciones de cubanos.

Bibliografía

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Castro Ruz, Fidel (1968) Discurso pronunciado por el Comandante Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Primer Ministro del Gobierno Revolucionario en el Resumen de la Velada Conmemorativa de los Cien Años de Lucha, efectuada en la Demajagua, Monumento Nacional, Manzanillo, Oriente, el 10 de octubre de 1968. Consultada el 22 de febrero 2016.

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Castro Ruz, Fidel (1974) Discurso pronunciado por el Comandante Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, en el acto de saludo a los participantes en la XXV Reunión del Consejo General de la Federación Sindical Mundial, efectuado en el Teatro “Lázaro Peña” de la CTC, el 18 de octubre de 1974. Consultada el 22 de febrero 2016 http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1974/esp/f181074e.html

Castro Ruz, Fidel (1975) Discurso pronunciado por el Comandante Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Primer Ministro del Gobierno revolucionario, en la clausura de la tercera reunión ministerial del Buro de Coordinación de los Países No Alineados, en Santa María del Mar, La Habana, el 19 de marzo de 1975. Consultada el 22 de marzo 2016. http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1975/esp/f190375e.html

Castro Ruz, Fidel (1983) La crisis económica y social del mundo. Informe a la VII Cumbre de los Países No alineados. Oficina de publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 1983.

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GLYN, Andrew y SUTCLIFFE, Bob (1999): “Measures of Globalization and their Misinterpretation”. Review of Radical Political Economics, vol. 31, nº 1.

Ramiro Pedro, González Erika, Hernández Zubizarreta Juan (2012) El poder de las empresas transnacionales, Editores del ‘Diccionario crítico de empresas transnacionales’ (Icaria, 2012). 21 de novimbre de 2013 . Consultada 26 de abril 2016.https://www.diagonalperiodico.net/global/20825-poder-empresas-transnacionales.html

Ramiro Pedro, González Erika (2013) Empresas transnacionales: impactos y resistencias Paz con Dignidad. Revista El Ecologista nº 77. Junio. Consultada 12 de octubre 2014.http://www.ecologistasenaccion.org/article26540.html

Rodríguez, José Luis (1990) Estrategia de desarrollo económico de Cuba, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana.

Spanjers Joseph y Frede Foss Håkon (2015) Illicit Financial Flows and Development Indices: 2008–2012, Global Finantial Integrity. Junio.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2016/12/02/fidel-y-las-transnacionales/#.WEHXqxJGT_s

Imagen: http://elperiodiquito.com/muere-el-lider-cubano-fidel-castro-a-los-90-anos/

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¿Profesores por qué…? Homenaje al maestro

Por: Yolanda I. Crespo D.

¿Profesores por qué…? Homenaje al maestro : libro de ensayo psicopedagógico del Dr. Samuel Pinzón Bonilla, una de las mentes más preclaras de la carrera de Psicología. Consagrado catedrático de la Universidad de Panamá, se distingue como experimentado psicoanalista, escritor, panameño, inteligente, creativo, celebra sus cuarenta y un años como psicólogo clínico. Licenciado en Psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México, prosiguió sus estudios de magisterio y doctorado en Psicología Clínica. Emprende una fundamental investigación sobre la educación, la sexualidad masculina y las relaciones maestro, padre e hijo. Hombres , su obra anterior fue muy ponderada.

Aborda la historia de la educación y las características de los buenos educadores. El Dr. Pinzón hace un análisis exhaustivo de un gran número de películas, libros relacionados con el arte de la enseñanza aprendizaje.

Obra de imprescindible lectura, testimonio de una inmensa cultura producto de décadas de estudios.

En el prólogo del Dr. Alfredo Figueroa Navarro, al referirse al catedrático, resalta al autor como un ‘Educador nato e idealista, insigne psicólogo panameño, brinda sus reflexiones acerca de la figura del maestro y del profesor en la vida contemporánea y en el pretérito. Homenaje a los educadores, a través de este libro cuyos capítulos evocan los escenarios cotidianos’.

La enseñanza es la servidumbre de las profesiones. Los maestros y los padres transmiten su amor al niño, hacia la vida, al saber, lo motivan aprender, a buscar la sabiduría, la disciplina necesaria para el trabajo y las distintas facetas de la existencia. Toleran los errores, tratando de llevarlos a la senda del conocimiento.

La vocación de maestro está relacionada con el amor a aprender y seguir aprendiendo a través de la enseñanza.

Acertadas meditaciones sobre el papel del maestro. Realiza semblanzas de eminentes maestros desde la Grecia clásica hasta la actualidad, atesora un sinnúmero de tareas de enseñanza-aprendizaje. El educador cumple una función social, pedagógica y psicológica complementaria en la crianza de niños y adolescentes, sostenedora, en el desarrollo de aprendices adultos.

Elucidar los infinitos métodos pedagógicos en estos tiempos, desde computadoras portátiles y tableros electrónicos, considerando las innúmeras técnicas de evaluación, el método de exámenes, pruebas y trabajos prácticos. Asedia las multifacéticas calificaciones que generan los ámbitos escolares y universitarios.

El Método Mayéutico: técnica socrática basada en el interrogatorio, búsqueda del porqué. Mayeusis: parto. Sócrates buscaba hacer parir ideas.

Recursos audiovisuales. El uso de láminas, videos, películas contribuyen a vitalizar una presentación y a realzarla.

La educación en los Aztecas tenía como propósito fundamental formar la personalidad del individuo, ‘alcanzar el rostro y el corazón’, conformar la personalidad. Conocer su interioridad psicológica, estar en armonía con los buenos sentimientos alojados en su corazón.

Había hombres ancianos, elegidos por sabiduría, a quienes se les hacía cargo de orientar, de ayudar a los niños a tener una identidad propia.

El maestro debe enseñar, nunca adoctrinar. El niño desea ser aceptado, reconocido, recompensado, señalado como un buen alumno, se muestra dispuesto a trabajar basado en la necesidad de amor.

Los profesores, por exigencias curriculares, son sometidos a evaluaciones de su desempeño, esto puede ser objeto de revanchas, manipulaciones y actos punitivos que perjudican al maestro.

En muchos pueblos ostentan monumentos, estatuas y esculturas dedicadas al maestro y a distinguidos pedagogos. Cada país dedica un día a festejarlo. Nosotros lo festejamos el día primero de diciembre.

La puntualidad, el orden y el aseo del docente serán patrones básicos que se transmitirán a los alumnos.

No debemos permitir que las personas que hacen daño a los educandos, tanto a nivel personal como en cuanto a sus necesidades de aprender, continúen en sus puestos.

Los dieciocho valores axiales son: honestidad, tolerancia, libertad, agradecimiento, solidaridad, bondad, justicia, amistad, responsabilidad, lealtad, respeto, fortaleza, generosidad, laboriosidad, perseverancia, humildad, prudencia y paz.

El maestro afirma sus convicciones, no debe imponérselas a su discípulo ni buscar adeptos, no puede formar copias de sí mismo, sino inteligencias independientes, capaces de ir por su propio camino.

Felicitamos al Dr. Pinzón por este aporte capital, verdadera joya bibliográfica.

Fuente: http://laestrella.com.pa/opinion/columnistas/profesores-homenaje-maestro/23974023

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La descolonización de la mirada universitaria

Por: Martín Almada

¿Que educación podemos ofrecer a nuestros jóvenes en un mundo cada vez más violento?”

Cualquier reflexión sobre la Universidad ha de partir de su sentido cultural y también de su sentido social. En lo concerniente al sentido cultural hay que recordar que las Universidades son herederas de la tradición de las escuelas catedralicias y de las viejas academias, con un universo ritual y mítico que se ha mantenido a través del tiempo a la vez que han ido ofreciendo un saber que después se administra, de alguna manera, mediante una profesión, el arte o la ciencia. En este sentido su función cultural se ha mantenido en el transcurso del tiempo como una fuente de conocimiento notable, aunque siempre al servicio de las clases dominantes.

Pero hoy las universidades, además de este sentido cultural, han de caracterizarse por un sentido social. Y ello sin dejar de generar conocimientos y de formar investigadores en todos los ámbitos, especialmente en el ámbito de lo social con el objetivo de analizar la realidad y abordar acciones que la transformen. En países como los nuestros, en donde muchas veces no somos dueños de nuestros destinos, es absolutamente clave que tengamos conciencia de nuestra propia historia, de nuestra cultura, de nuestro mundo natural. Esto es fundamental para América Latina.

Pero muchas veces la posibilidad de realizar investigación social en nuestras universidades está condicionada por circunstancias externas, por ejemplo ligadas a intereses de agencias financieras internacionales, a las líneas o programas de investigación que se propongan desde empresas multinacionales, etc. En este sentido, la educación capitalista, aún dominante en los centros universitarios, constituye un obstáculo que apaga la curiosidad y la creatividad, y prepara a los estudiantes para que consideren el mundo injusto como un hecho normal, y la pobreza como una simple fatalidad, cuando sabemos científicamente que todo ello es consecuencia de la injusta distribución de la riqueza y de una desigual adquisición de conocimientos.

Esta cuestión sobre el papel del sistema educativo ante la injusticia del mundo actual ha generado un gran debate intelectual enfrentando las tradicionales concepciones socialistas con las ideas del neoliberalismo dominante en la actualidad, que sostiene la teoría de que todos los problemas económicos y sociales pueden resolverse a través del funcionamiento de los mercados sin la actuación del Estado y sin ningún tipo de análisis social de la realidad, dejando a la iniciativa privada toda actividad económica, aun las ligadas al sistema educativo( la idolatría del mercado)

Grandes impulsores de esta teoría neoliberal son el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo. Estas instituciones financieras internacionales quieren controlar, conscientes de su importancia estratégica, todo el sistema educativo de la Región, y pregonan el tópico que la educación es el motor del desarrollo de los pueblos. Frente a esta concepción, Paulo Freire, el gran pedagogo brasileño, afirma que “la educación no es la palanca de la transformación, pero la transformación social necesita de la educación”. Como es habitual, la educación simplemente reproduce el sistema capitalista para conservar la actual cadena de la servidumbre. Para romper esta cadena es necesario el cambio en las condiciones sociales. Por ejemplo, no habrá educación liberadora si esta no va acompañada de una auténtica reforma agraria en América Latina.

La producción, reproducción y consumo de conocimientos en las Universidades tienen que estar fundamentalmente orientados a la construcción de la vida cotidiana del país. En este ámbito tenemos que aprender a mirarnos, no simplemente como profesionales, sino como sujetos políticos que intervenimos normalmente desequilibrando la balanza a beneficio de la clase dominante. Hay que reconocer que la Universidad, hasta hoy, sigue generando un modelo de egresado ajeno a temas como este, de la misma manera que permanece ajena a debates esenciales de nuestro tiempo como el deterioro ambiental y moral.

En las cárceles del dictador Alfredo Stroessner mis inquietudes sobre estos y otros temas se convirtieron en acción política, y fui llegando al entendimiento de las grandes cuestiones en Paraguay, en el Caribe y en toda América Latina. Entre ellas, la urgente necesidad de globalizar las luchas políticas y sociales tanto como se globaliza el capital. Tenemos que exigir, por ejemplo, la representación popular en el consejo de administración de las grandes empresas multinacionales, y también en el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Interamericano, etc. siendo conscientes que estos centros financieros internacionales jamás desarrollaran una política favorable a la mayoría de la población. Tenemos que inventar nuevas formas de representación y de presencia del poder popular en las grandes corporaciones, que actúan en la actualidad como auténticas dictaduras.

A propósito de la clase dominante, cabe destacar la existencia del Club Bildelberg, donde se reúnen los que realmente gobiernan el mundo al margen de la democracia. Se trata de un gobierno mundial en la sombra, y lejos de cualquier control popular. Son un ojo global que todo lo ve, integrado por unas 130 personas de Europa y de los Estados Unidos de Norte América, y que toma las decisiones que rigen nuestras vidas por encima de las pretendidas soberanías nacionales. Las Universidades tienen la obligación de investigar y denunciar este modelo que apunta hacia una esclavitud global en una época contradictoria donde podemos contemplar el mayor número de declaraciones de Derechos Humanos de la historia y a la vez el mayor número de violaciones de estos mismos derechos. Hay que respaldar como Universidad a los que se enfrentan a este sistema nadando contra corriente a favor de la justicia, y corriendo por ello indudables riesgos personales.

La tarea de transformar la educación latinoamericana es inmensa, y caminar a solas es posible, pero bien sabemos que el camino es largo y se hace más liviano en compañía de otro caminante. Entre todos hay que conseguir urgentemente una educación alternativa para despertar la conciencia, una educación que sepa menos de cosas y más de valores éticos. Y para ello es imprescindible que la ética no sea una condición ocasional, sino que acompañe siempre a los educadores como el zumbido de una abeja. Y esta transformación ha de hacerse a partir de la creatividad, el reconocimiento de la potencialidad del entorno, la autoestima para superar la colonización de la mirada y el redescubrimiento de elementos tan básicos como el viento y el sol, recuperando los saberes y creencias ancestrales para conseguir que el DIOS SOL ESTE RESUCITANDO.

Cuando se haya agotado el diluvio neoliberal, deberemos enfrentar la inmensa tarea de la reconstrucción del Estado para la producción de conocimientos y de herramientas necesarias para fortalecer una cultura de la paz.

Considero importante, para finalizar, recordar aquí al gran poeta chileno, víctima de la Operación Cóndor, Pablo Neruda, que nos dejó este mensaje de esperanza: “Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera”. Efectivamente, ya no es tiempo de banqueros ni multinacionales, es tiempo de pueblos y dignidad previa descolonización de la mirada.

Fuente: http://www.tercerainformacion.es/opinion/opinion/2016/08/01/la-descolonizacion-de-la-mirada-universitaria

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Tecnologías libres y geopolítica del conocimiento

Por: Santiago José Roca P.

En este trabajo nos proponemos realizar algunas precisiones en torno a un modo de interpretación del conocimiento y las tecnologías libres en el cual éstos dialoguen con la perspectiva de una geopolítica del conocimiento del Sur. Para ello estableceremos relaciones entre ciertos elementos para fundamentar el concepto de que el conocimiento y las tecnologías libres son categorías que pueden integrarse en los esfuerzos por decolonizar la producción material y de saberes, ayudar a construir estilos tecnológicos no dependientes y formar una geopolítica multipolar del conocimiento y el desarrollo integral de la región. Apuntamos hacia la exploración y la fundamentación de la idea de que, en contraste con las prácticas del capitalismo cognitivo, el esquema de producción abierta y de gobernanza orientada a los bienes comunes puede proporcionar una palanca para cultivar el sentido de una geopolítica del conocimiento enraizada en el Sur.

Palabras Clave: geopolítica del conocimiento, tecnologías libres, bienes comunes, Sur global.

Introducción: En torno a la geopolítica del conocimiento y el desarrollo.

La ciencia y la tecnología son ciertamente una mediación esencial para el desarrollo y la riqueza de un país, no sólo cuantitativa, sino cualitativa, pero deberían estar orientadas no con criterios meramente universales y abstractos de las potencias científicas y tecnológicas que han dominado la situación en el mundo moderno en los últimos cinco siglos. La ciencia y la tecnología no tienen un valor abstracto, sino que deben concretarse en las exigencias de un país o de una región. Es necesaria una política de descolonización epistemológica y tecnológica.

Enrique Dussel, Hacia la liberación científica y tecn ológica [1]

Es conocido que las dinámicas de producción y validación del conocimiento científico y tecnológico se encuentran vinculadas con esquemas colonialistas, cuyo fin es conservar el saber, los talentos y los recursos del Sur como patrimonio susceptible de explotación en tanto que forma de dominación sociocultural [2][3]. Dado que los modos de reproductibilidad del saber están vinculados con estos esquemas, las políticas de desarrollo de la región poseen un sesgo eurocéntrico, lo cual explicaría la aparición de estilos tecnológicos desarrollistas o neocoloniales como formación social acorde con la posición geopolítica asignada al Sur1 [4]. De esta manera, la construcción de alternativas de desarrollo endógeno y de estilos tecnológicos creativos se encuentran a contracorriente de la colonialidad del poder/saber eurocéntrico e involucra otra geopolítica del conocimiento.

Tomemos en cuenta también que la comprensión de la tecnología como fenómeno social está cambiando muy rápido. La transformación de las sociedades industriales en post-industriales ha generado conceptos como “sociedad del conocimiento” en el contexto de una geopolítica de desarrollo desigual donde coexisten el capitalismo cognitivo con la explotación mineral. La articulación de este modelo hace posible la interdependencia entre “mundos” de desarrollo desigual según la fuente de valor mercantil sea el monopolio del conocimiento tecnológico o de las actividades de minería. Así mismo se han desplegado formas de extracción del capital cognitivo de la periferia capitalista mediante cercos impuestos por políticas de propiedad intelectual, una institucionalidad eurocentrista que destina sus recursos y talentos a los problemas del centro [6][7], e incluso por prácticas de outsourcing para la creación de productos tecnológicos que luego se concretan como mercancía en otros mercados. Fenómenos como la precarización del trabajo y el endurecimiento de las políticas de propiedad intelectual aparecen como parte de modos de gestión cerrados y centralizados que caracterizan las dinámicas del capitalismo cognitivo [8][9].

En un escenario en disputa, no deja de ser pertinente reclamar modos alternativos de gestión del conocimiento que puedan contribuir con la superación del extractivismo como expresión del capitalismo dependiente y del colonialismo cultural. Es por ello que la creación de una sociedad del conocimiento del Sur aparece como una empresa postcapitalista y decolonial, a su vez determinante para una geopolítica del conocimiento y el desarrollo. Sólo desde esta perspectiva el capitalismo y el colonialismo aparecen como problemas a los cuales se oponen los elementos de una geopolítica del Sur: multipolaridad, postcapitalismo y decolonialidad.

El conocimiento y la tecnología libre como modelo de producción abierta.

Cuando hablamos de conocimiento y tecnologías libres nos estamos refiriendo a creaciones cuyos procesos de producción son “abiertos”. Por ejemplo, el “software libre” involucra dinámicas de trabajo colaborativo que contrastan con el ciclo de producción cerrado de una cadena de montaje, por lo cual, a diferencia de un esquema de diseño propietario, los programas generados pueden ser modificados por los usuarios. Se puede sintetizar esto con el concepto de “diseño abierto”. Un diseño es abierto si está pensado para que el ciclo de vida de un producto trascienda la manufactura y uso del bien. Las denominadas “libertades del software” (ejecución, modificación, redistribución y copia del software [10]) dan cuenta de un ciclo de producción que incluye la transformación constante de los bienes finales. En contraste, el diseño privativo, basado en ciclos cerrados y productos “terminados”, establece que todo producto alcanza una forma final que precede a su utilización y obsolescencia. Esto es una manera de afianzar el monopolio sobre la conceptualización, la producción, la distribución y el uso de los bienes y servicios, lo cual queda establecido explícitamente en las normas de propiedad intelectual que se deriva de ese modelo.

Si damos pie a la comparación con la cadena de montaje, podemos decir que los procesos de producción en tecnologías libres integran directrices como la horizontalidad, al iteratividad, la flexibilidad y la descentralización; en contraste con la jerarquización, la linealidad, la especialización y la centralización de los modelos de producción cerrados. Además, en cuanto que el conocimiento es objeto de intermediación, existe una valoración del mismo como un recurso compartido y como un bien común (“commons”), y no sólo como bien mercantil (“commodities”), por lo que son necesarios el acceso a los datos y la existencia de comunidades políticas de productores-usuarios, o “produsuarios”. El enfoque de producción abierta ha entrado en diferentes áreas del conocimiento, de manera que podemos identificar su presencia en corrientes como la investigación colaborativa, el acceso abierto a las publicaciones, el software y el hardware libre, la manufactura distribuida y las licencias libres.

En el contexto de un ecosistema de productores podríamos precisar un sistema de intercambio en el cual aspectos como financiamiento, diseño, manufactura, distribución, consumo y reutilización se desarrollan con parámetros como participativo, horizontal y distribuido, lo que ha recibido denominaciones como “economía colaborativa” [11] y “economía social del conocimiento” [12]. En este sentido, el modelo de producción entre pares o peer-to-peer (P2P) ejemplifica un esquema de producción abierta que apunta a la creación de valor de uso a través de la cooperación de productores organizados en una comunidad asociativa, con acceso a capital distribuido y con respeto a modos de propiedad común [13]. Entre algunos aspectos representativos de este modelo tenemos: capital nominal y real distribuido, procesos de producción abiertos, creación de valor de uso, coordinación colectiva, propiedad común, interés social. Estos conceptos involucran una comprensión distintiva de elementos como el capital y el trabajo en tanto que factores de la producción de bienes tangibles e intangibles.

Ahora bien, existen algunas tendencias problemáticas en torno a la apropiación del modelo de producción abierta, consecuencia de la presencia del capitalismo cognitivo como forma actualizada del capitalismo contemporáneo. Entre tales tendencias podemos mencionar las siguientes:

  • El precedente histórico del neoliberalismo puede generar presión para que se transfieran a la sociedad las competencias del Estado a través de la externalización de costos, como en los casos de la seguridad laboral y las actividades de interés social.
  • Persistencia de una lógica monopólica en fenómenos como el capitalism o netárquico, representado por emprendimientos que conjugan arquitectura de redes con un modelo de negocios cerrado orientado a la concentración de capitales, a pesar de que implementen modelos y herramientas de código abierto [14].
  • La denominada “gig economy”, o economía del trabajo “a destajo” como forma de institucionalización de la precarización laboral generalizada, popularizada gracias a la utilización de plataformas de servicio digitales2.
  • Una interpretación rentista del conocimiento libre, es decir, la comprensión (colonialista) de que el conocimiento como producto se equipara a la renta minera y que debe repartirse según la lógica redistributiva del Estado, perspectiva que reproduce la carga del rentismo en aspectos como la ausencia de relación percibida entre el trabajo como factor de producción y la creación de valor social.

Es claro que en cada uno de estos esquemas se mantienen las condiciones de apropiación privada del valor generado por el trabajo cognitivo, premisa de fondo del capitalismo cognitivo. Al mismo tiempo, tales esquemas apoyan la división internacional del trabajo y el desarrollo desigual, vistos en escala global. La presencia de estas tendencias justifican la exploración de una sociedad del conocimiento que reúna una geopolítica multipolar, una economía no-mercantilista y una institucionalidad cultural decolonial.

La producción abierta como problema de decisión política.

Podemos hacer una comparación entre el modo de producción abierta y formas de organización tradicional como la cayapa, el convite y la manovuelta. De esta forma podríamos ver analogías entre la manovuelta y la producción entre pares en cuanto que formas de organización vinculadas con el valor de la reciprocidad; entre la cayapa y el trabajo colaborativo, entre el convite y el aporte colectivo (crowdfunding) y entre el conuco (o taller) y los nodos de fabricación distribuida con impresoras 3D. Esta coincidencia resulta de que el momento actual de desarrollo de medios de producción como las tecnologías de información favorece el regreso de formas de organización cooperativas que precedieron al capitalismo industrial. Por lo tanto podemos afirmar que la exploración de las tecnologías libres apoya la búsqueda de alternativas a la racionalización capitalista de la producción y el trabajo, las cuales a su vez son consustanciales con la colonialidad del poder y del saber [2]. En este sentido la idea de formular modos alternativos de producción puede hallar su espacio en las raíces de una geopolítica decolonial.

Por lo tanto, estamos ante una discusión que tiene siglos: el gobierno de la actividad económica. Diferentes propuestas pueden derivarse del liberalismo, el anarquismo o del socialismo, por nombrar algunas categorías de filosofía política. Por ejemplo, en la filosofía del conocimiento libre existe una presencia importante del libertarianismo y del comunitarismo liberal, por lo cual se tiende a la defensa de los derechos del individuo o de la comunidad autónoma frente a los monopolios económicos (corporaciones) y políticos (Estados). Por lo tanto, es necesario poder describir el problema no sólo en términos estrictamente económicos o técnicos, sino también políticos.

Evidentemente, esto guarda relación con las dimensiones económica y técnica del modelo de desarrollo. Las tecnologías libres apoyan el cuestionamiento y la transformación del conjunto de relaciones productivas que caracterizan el capitalismo periférico y que obstaculizan la creación no sólo de valor mercantil, sino de valor social (“externalidades positivas” de la actividad económica [9]), importante desde la perspectiva de una economía del conocimiento como bien común de interés público. Para que ello sea posible se requiere formular un esquema de creación de valor social fundado en el conocimiento libre y diseñar los momentos de despliegue de las potenciales cadenas productivas en esta área, distribuidas territorialmente con una perspectiva de desarrollo endógeno y con visión de multipolaridad. En el caso de las economías extractivistas, el conocimiento y las tecnologías libres pueden proporcionar elementos para revisar los esquemas de capacitación, diseño, manufactura, procesos productivos y de consumo. Así mismo pueden ayudar a fomentar la captación de programas informáticos, maquinarias, equipos, procesos técnicos y esquemas de gestión que contribuyan con la creación de capacidades productivas distribuidas territorialmente.

La gestión participativa de la producción abierta: el conocimiento como bien común.

En el plano estratégico, este modelo requiere establecer modos de coordinación entre productores, que ayuden a formar consensos en torno a temas como la gobernanza de la actividad económica y el régimen de propiedad, para superar las limitaciones del capitalismo periférico y la recepción colonialista de los modos de producción libres3.

En cuanto a la coordinación entre productores uno de los objetos de cooperación es el acceso al conocimiento. Ahora bien, es necesario hacer precisiones para distinguir entre el conocimiento como “recurso compartido” y como “bien común” (“commons”, “procomún”). Por una parte, el conocimiento es un recurso compartido cuando se hace énfasis en los datos y en el acceso a los repositorios. Un ejemplo es el concepto de Open Access, que se orienta principalmente a proteger el libre acceso a productos de investigación [15]. Pero el conocimiento es además un bien común si, con énfasis en los sujetos y las relaciones, se garantiza el acceso en contextos sociales definidos por vínculos de reciprocidad. Un ejemplo podemos extraerlo de experiencias de gestión de los recursos comunes naturales [16] y los movimientos que proponen el intercambio de semillas, como Open Source Seed Initiative (http://osseeds.org/), por citar sólo uno4. Si bien en ambos esquemas existen normas que franquean el acceso a los recursos, en el primero es suficiente satisfacer la condición de no exclusión de los bienes, mientras que en el segundo es necesario además el consenso activo de los participantes. Según nos inclinemos de uno u otro lado podremos hablar de un énfasis en el repositorio o un énfasis en la comunidad.

Aunque ambos esquemas son permeables, el segundo está más cerca del comunitarismo y del interés en la regulación colectiva de las actividades de producción. Éste incluso puede entenderse dentro de un abanico de alternativas. En síntesis, un bien es “común” si existe una comunidad política plural que ejecute modos de autogestión de los recursos compartidos. De esta manera, la regulación comunal proporcionan la calidad de “común” a los bienes compartidos, por lo que se requieren modos de establecer pautas para la gestión de los mismos [17]. Resulta pertinente entonces comprender que la definición de bienes comunes abarca el concepto de recursos compartidos y las dinámicas institucionales necesarias para gestionarlos:

El procomún es un tipo particular de ordenación institucional para gobernar el uso y la disposición de los recursos. Su característica prominente, que la define en contraposición a la propiedad, es que ninguna persona individual tiene un control exclusivo sobre el uso y la disposición de cualquier recurso particular. En cambio, los recursos gobernados por procomún pueden ser usados por, o estar a disposición de, cualquiera que forme parte de un cierto número de personas (más o menos bien definido), bajo unas reglas que pueden abarcar desde «todo vale» a reglas formales finamente articuladas y cuyo respeto se impone con efectividad. [18]

En el caso del cuidado de los bienes comunes naturales se requiere la existencia de pautas asumidas colectivamente, tales como límites claramente definidos; coherencia con las condiciones locales y mecanismos para la resolución de conflictos [16]. Si bien es necesario establecer diferencias entre los bienes tangibles y el conocimiento, dada la condición intangible de éste, puede afirmarse que la existencia de normas compartidas es una condición necesaria para la presencia de una comunidad de productores-usuarios que encuentran en el conocimiento no sólo un recurso compartido sino también un bien común.

Para el conocimiento y la tecnología, la condición de los recursos y su dinámica de creación y circulación dentro de un sistema sociotécnico funciona como intermediación en el conjunto de relaciones de los productores, sea que estemos hablando de artefactos (libros, computadoras), instalaciones (repositorios, conectividad) o ideas (datos, información, conocimiento) [19]. En el modelo de producción entre pares, el carácter distribuido de los medios de infraestructura, información y organización implica la posibilidad de compartir recursos para fortalecer cadenas de producción y de gestión distribuidas [18]. En este sentido, una red de pares productores que se relacionan en términos de reciprocidad, muy probablemente recurrirá a pautas normativas para garantizar la posibilidad de que todos puedan acceder a los recursos del conocimiento y tributar al acervo común de saberes.

En cuanto a las formas de organización, la colectivización de los medios de la producción distribuida bajo formas que procuren la socialización de los excedentes (como las redes, las cooperativas y las empresas de propiedad social) parece ser, al menos como argumento, una fórmula para contrarrestar la apropiación de los esquemas distribuidos y de las herramientas de código abierto por los modelos cerrados, centralizados y privativos, orientados a la concentración de capitales, propios de la comprensión netárquica de la economía colaborativa5 [20]. Esta orientación armoniza con la idea de que la existencia de sistemas de regulación comunitaria es consustancial con el cuidado de los recursos en tanto que bienes comunes.

La gestión participativa de la producción abierta y las relaciones de producción.

Entramos entonces en un punto que por razones de espacio no podemos más que esbozar. Evidentemente, el esquema de producción abierta tiene consecuencias específicas para la caracterización de los factores de producción. Para explorar esta caracterización, es necesario evitar dos razonamientos extremos: el conocimiento no es un bien meramente abstracto ni un bien exclusivamente material. En cambio, en la categoría que genéricamente hemos referido como “conocimiento” confluyen el conjunto de condiciones tangibles e intangibles que, dadas las relaciones entre la esfera cultural y la esfera técnica, permiten la acumulación de instalaciones, medios de almacenamiento y transmisión; información, saberes tácitos y explícitos en uso; y la regularización de funciones de interés cognitivo asumidas en un sistema abierto de construcción de saberes.

Así, por ejemplo, si consideramos el trabajo físico e intelectual como una actividad humana en la cual se invierte tiempo y energía para la producción de un bien o servicio, tenemos que preguntarnos qué significa que el proceso de producción sea “abierto” y que el producto sea “libre”. En el contexto de las relaciones de reciprocidad implicadas en la lógica de la producción de pares, el aporte del trabajo se entrega al procomún en espera de participar dentro de las mismas condiciones en el conjunto de bienes. El valor social del trabajo es absorbido en una parte por el productor, y otra parte se entrega voluntariamente al proceso de producción como abono a un esquema de beneficio colectivo, de manera que el trabajo recibe insumos del procomún y entrega así mismo resultados6. En la búsqueda de un equilibrio, el enfoque debe apuntar a negar la posibilidad de separación del conocimiento (como bien intangible) de factores como la inversión, la infraestructura y el trabajo, pero al mismo tiempo debe evitar que se trate los soportes tangibles de la información como bienes estrictamente materiales. El hecho de que el conocimiento como bien simbólico sea generado en un marco de relaciones sociales y materiales, constituye quizá el nodo crítico de los problemas actuales en torno a la comprensión de la economía del conocimiento, como delata por ejemplo la diatriba en torno a la propiedad intelectual.

Es posible que en condiciones de gobierno colectivo sobre los bienes comunes sea más viable construir el sentido decolonial de una geopolítica del conocimiento. Para ello resulta pertinente el planteamiento de formas de regulación pública que permitan evadir las lógicas del mercado y de la burocracia, pero que se conviertan en referencia para el fomento de actividades económicas fundadas en el libre acceso al conocimiento con énfasis en el desarrollo endógeno. En este caso podría interesar buscar los aportes de formas de regulación pública comunitaria, como modo de gestión no burocrático centrado en el interés público. Dicho papel sería cumplido por organizaciones civiles de carácter socioproductivo que contribuyan con la gestión participativa de recursos compartidos -como el conocimiento- en el contexto de un marco de relaciones económicas con interés en el fomento de los bienes comunes.

Conclusiones: para una geopolítica del conocimiento y el desarrollo del Sur.

El conocimiento y las tecnologías libres pueden ayudar a apalancar un enfoque decolonial que confronte a modos hegemónicos de institucionalización de la producción de conocimiento y, por tanto, de prácticas vinculadas con la planificación del desarrollo que se asocian a estilos tecnológicos propios de culturas coloniales/desarrollistas. No obstante existe el riesgo de recolonización a través de la recepción de nuevas “ofertas” tecnológicas que encubren prácticas de capitalismo cognitivo y de posiciones de talante regresivo asumidas socialmente (como la interpretación rentista del conocimiento). La regulación comunal (énfasis en la comunidad política) en tanto esquema de gobernanza de la producción de pares, aparece como alternativa para la gestión participativa de iniciativas orientadas a la economía del conocimiento, en comparación con formas de interpretar el conocimiento libre más afines con la importación de patrones culturales y estilos tecnológicos. Así mismo, es posible que en el seno de redes para el cuidado del conocimiento como bien común existan mayores posibilidades de cultivar un proyecto de autonomía decolonial.

La economía política de los bienes comunes puede tener cabida en la estructura de un proyecto nacional de vocación cívica y popular. Esto enlazaría con una política de cooperación Sur-Sur y de integración multipolar. De este modo el esquema de producción abierto aparecerá como elección política y no como una ilusión determinista y potencialmente recolonizadora. Para ello, es importante conservar la referencia de que no se trata sólo de recursos compartidos, sino de la socialización de los recursos tangibles/intangibles y de los modos de gestión, por lo que la comunidad política tiene un papel protagónico. Por ejemplo, una política de Open Access convencional se concentra en la difusión de los productos de investigación, pero las dinámicas de creación de conocimientos y el contenido de los resultados se encuentra ausente de su ámbito de preocupación [1 5 ] . Por lo tanto, una política de Open Access enfocada en los repositorios y no en la comunidad de investigación, no tiene por qué considerar un problema el hecho de que los productos de investigación sean resultado de un conjunto de relaciones neocoloniales, ni que los contenidos reflejen una visión eurocéntrica. Esto sólo aparece como problema a partir del cuestionamiento planteado por la decolonialidad como vertiente sociocultural de una preocupación geopolítica y económica que necesariamente planteará la re-institucionalización de las relaciones de creación y aplicación de conocimientos [21].

El enfoque de modos de producción abierta vinculados con modos de gobernanza colaborativa de los recursos compartidos/bienes comunes puede convertirse en palanca para la formulación de un modo de desarrollo integral que trascienda la concepción reduccionista del desarrollo económico. La economía del conocimiento como bien común de interés público, pensada desde el Sur, se muestra relevante entonces para una geopolítica del conocimiento y el desarrollo, en particular porque representa una oportunidad para cultivar potencialidades culturales que permitan formular estilos tecnológicos que apoyen una geopolítica multipolar. Por tanto, la producción distribuida desde una geopolítica del Sur puede convertirse precisamente en parte de una propuesta de desarrollo para el Buen Vivir.

Referencias

[1] Dussel, E. (2014). «Hacia la liberación científica y tecnológica». América Latina en Movimiento. Ciencia, tecnología e innovación en la integración suramericana. N° 493, Marzo. Ecuador: ALAI.

[2] Quijano, A. (2000). “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”. En: Lander, E. (Comp.). La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. Buenos Aires: CLACSO.

[3] Lander, E. (2000). “Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocéntricos”. En: Lander, E. (Comp.). La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas. Buenos Aires: CLACSO.

[4] Varsavsky, Oscar (2006). Hacia una política científica nacional. Caracas: Monte Ávila.

[5] Graham, M. (2014). «The Knowledge Based Economy and Digital Divisions of Labour». R. Potter. (Ed.) In Companion to Development Studies. 3° Edición. Hodder. 189-195. Disponible en: https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2363880

[6] Lander, E. (2001). “Los derechos de propiedad intelectual en la geopolítica del saber de la sociedad global”. En: Comentario Internacional. Revista del Centro Andino de Estudios Internacionales, no. 2, II semestre, 2001.

[7] Lander, E. (2005). “La Ciencia Neoliberal”. En: Revista Venezolana de Economía y Ciencias Sociales. (11) 2. Caracas, Venezuela.

[8] Vercellone, C. (2004) “Las políticas de desarrollo en tiempos del capitalismo cognitivo”. En: Capitalismo cognitivo, propiedad intelectual y creación colectiva. Madrid: Traficantes de sueños.

[9] Boutang, Y. M. (2004). “Riqueza, propiedad, libertad y renta en el capitalismo cognitivo”. En: Capitalismo cognitivo, propiedad intelectual y creación colectiva. Madrid: Traficantes de sueños.

[10] GNU Foundation (2016). “¿Qué es el software libre?”. Disponible en: https://www.gnu.org/philosophy/free-sw.es.html

[11] B auwens, M. (2012). Synthetic overview of the collaborative economy. Orange Labs – P2P Foundation.

[12] Vila-Viñas, D. & Barandiaran, X.E. (Eds.). Buen Conocer – FLOK Society. Modelos sostenibles y políticas públicas para una economía social del conocimiento común y abierto en el Ecuador. Quito, Ecuador: IAEN-CIESPAL.

[13] Bauwens, M. (2005). “La economía política de la producción entre iguales”. P2P Foundation. Disponible en: goo.gl/C5abJt

[14] Fernández, M. y Del Moral, L. (2016). “La ética hacker frente al capitalismo netárquico: software libre y peer production en las iniciativas de Economía Colaborativa en Andalucía”. Revista Teknokultura Vol. 13(1), 141-168.

[15] García, D. y Rendueles, C. (2014). “Abierto, libre… y público. Los desafíos políticos de la ciencia abierta”. Argumentos de Razón Técnica, nº 17, 2014, pp. 45-64.

[16] Ostrom, E. (1990). Governing the Commons. The evolutions of institutions for collective action. EUA: Cambridge.

[17] Ostrom, E. (2008). «El gobierno de los bienes comunes desde el punto de vista de la ciudadanía». En: Helfrich, S. Genes, bytes y emisiones: Bienes comunes y ciudadanía. México: Ediciones Böll.

[18] Benkler, Y. (2003) «La economía política del procomún». Novática, 163, Mayo-Junio. España.

[19] Ostrom, E. y Hess, Ch. (2001). «Artifacts, Facilities, And Content: Information as a Common-pool Resource». Conference on the Public Domain, Duke Law School, 09 de noviembre de 2001.

[20] Scholz, T. (2016). Cooperativismo de plataforma. Desafiando la economía colaborativa corporativa. Barcelona, España: Dimmons.net. Investigación acción en producción procomún. Internet Interdisciplinary Institute (IN3) – Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

[21] Roca, S. (2015). “Geopolítica del Conocimiento: repensar el Acceso Abierto desde el Sur”. Revista Conocimiento Libre y Licenciamiento. Conocimiento Libre a la luz del Pensamiento Bolivariano. N° 10 – Especial. Mérida: CENDITEL; pp. 36-53.

Nota: este artículo aparecerá publicado en la Revista “Conocimiento Libre y Licenciamiento – CLIC”. N° 13. Mérida, Venezuela: Centro Nacional de Desarrollo e Investigación en Tecnologías Libres (CENDITEL). Disponible en: http://convite.cenditel.gob.ve/

1Los resultados de esta forma de división internacional del trabajo pueden verificarse en la distribución geográfica de los resultados de la creación intelectual. Véase por ejemplo: [5] .

2Véase por ejemplo: Arun Sundararajan (26-07-2015). «The ‘gig economy’ is coming. What will it mean for work?». The Guardian. Disponible en: https://www.theguardian.com/commentisfree/2015/jul/26/will-we-get-by-gig-economy

3Esto implica ejercer presión contra la institucionalidad de la formación económica rentista. El fracaso del modelo económico-institucional del Estado rentista, en cuanto que mantiene la dependencia de la renta, representa una amenaza para las conquistas sociales en particular en aquellas sociedades que han abrazado una suerte de extractivismo redistributivo.

4Léase por ejemplo: López, G. (16-04-2016). «La iniciativa de Semillas de Código Abierto en contra de las corporaciones». El Salmón Contracorriente. Disponible en: http://www.elsalmoncontracorriente.es/?La-iniciativa-de-Semillas-de

5Como propuesta en este sentido, puede verse por ejemplo: Carson, K. (01-03-2016). «Which Way for the Gig Economy?». P2P Foundation. Disponible en: https://blog.p2pfoundation.net/which-way-for-the-gig-economy/2016/03/01. Algunas plataformas promueven directamente el cooperativismo como alternativa al modelo privado. Véase como un caso: Platform Cooperativism. Disponible en: http://platformcoop.net/about

6Así, desde una perspectiva que considera la producción de tecnología como proceso y como sistema abierto, un esquema de este tipo puede proporciona mayores posibilidades de brindar retornos sociales positivos a los participantes y los no-participantes directos del sistema sociotécnico.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=219929

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La educación es un acto de amor

Carlos Magro

Educar es un acto de amor, dijo ayer para cerrar su intervención el paleontólogo Ignacio Martínez Mendizábal. Y como no puedo estar más de acuerdo, me he permitido la licencia de tomárselo prestado para titular este post.

Robert Doisneau

Ayer estuve en Perales de Tajuña (Madrid) en la presentación de la I Feria de Innovación y Creatividad en Educación (ICE) en una mesa redonda sobre Innovación educativa que compartí con Clara Isabel García, directora del CTIF Madrid Este, Héctor García Barnés, periodista de El confidencial e Ignacio Martínez, profesor titular de Paleontología de la Universidad de Alcalá e investigador del proyecto Atapuerca. Ayer fui aPerales de Tajuña (algo menos de 3.000 habitantes) a hablar de utopía y educación (este texto debe mucho a Ferrán Ruiz Tarragó, Pablo Jarauta y Paulo Freire).

En noviembre de 1516 se publicó en la ciudad de Lovaina el libro de Tomás Moro, Del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía y, ayer, en Perales, más que conmemorar el libro quise celebrar el nacimiento de una palabra. Pocas veces conocemos con tanta precisión el origen de una. Antes de que Tomás Moro escribiera su libro, no existía la palabra utopía. Moro recogió dos palabras griegas al mismo tiempo:eutopia, buen lugar y outopía, ningún lugar. Su intención no era ofrecernos “una visión placentera de la realidad. Su inscripción en el aquí y ahora es total, muy distante de la imagen idealizada que se ha tratado de trasladar” (Francisco Martínez Mesa). Tomás Moro nos enseñó a buscar los medios reales y precisos para mejorar nuestra existencia. Convenció a sus contemporáneos de que podían proyectar un mundo mejor. El mundo moderno posterior, dice Zygmunt Bauman en Tiempos líquidos, “debería ser un mundo optimista. Un mundo que debería tender a la utopía. Un mundo convencido de que una sociedad sin utopía no es habitable”.Donde no hay utopía el presente lo ocupa todo. 

La utopía está vinculada al inconformismo (Amable Fernández Sanz), a las posturas críticas, a la idea de revolución, de transformación social, de progreso, de proyecto. Las utopías se proyectan pero no se habitan (Pablo Jarauta). No se puede vivir en una imagen pero sí necesitamos de imágenes para vivir.Semánticamente la utopía es lo opuesto a escaparse, nos dice Bauman. Utopía es lo opuesto a evadirse. “Las personas en general tendemos a preferir ocuparnos de temas gratificantes o de interés inmediato más que involucrarnos en asuntos complejos o que sólo son relevantes a largo plazo, especialmente si trascienden la esfera individual. La evasión también es desinterés de esforzarnos, de cooperar, es desplazar el discurso de la mejora compartida al de la supervivencia individual. Evadirse implica distraerse de pensar, es desentenderse de inquietudes, es optar por limitar al máximo los dolores de cabeza y las preocupaciones y centrarnos en lo que nos gratifica”, sostiene Ferrán Ruiz Tarragó en su excelente Evasión y utopía.

A la educación en las últimas décadas le ha sobrado evasión y le ha faltado utopía. Nos ha faltado poética y nos ha sobrado burocracia.

¿Dónde han quedado los sueños de una educación diferente, de una educación centrada en el alumno y de un futuro mejor a través de la educación?, ¿cómo podemos transformar la educación para hacerla más relevante y adecuada a nuestros tiempos?, ¿cómo podemos formar ciudadanos inquisitivos y participativos,ciudadanos molestos y no simplemente alumnos que pasen de curso, aprueben exámenes y saquen buenas notas? (Rafael Feito. Escuelas democráticas). ¿Cómo podemos hacer de la educación un agente de transformación y no solo de transmisión? (Ramón Flecha y Iolanda Tortajada).

Nuestro sistema educativo está altamente burocratizado y parece más centrado en la eficiencia que en la equidad. Un sistema que nunca ha dejado de proclamar su aspiración hacia el cambio, pero que se ha embarcado en una espiral de reformas que, sin embargo, parecen alejarnos cada día más de la visión de la educación como un agente transformador de los individuos y de la sociedad.

“Al debate colectivo le falta el punto de utopía necesario para dibujar visiones inspiradoras y a la vez realistas de lo que podría ser un futuro educativo más productivo y satisfactorio” (Ferrán Ruiz Tarragó).

El cambio será posible si recuperamos nuestra mirada poética y nuestra capacidad de proyectar utopías. Pero entonces la pregunta es obvia: ¿cómo recuperamos nuestro espíritu utópico?

Pues asumiendo, como dijo Paulo Freire, que no hay cambio sin sueño, como no hay sueño sin esperanza(Pedagogía de la Esperanza. P. 116), que las cosas no son así, sino que están así. Lo debemos hacer superando tanto el optimismo ingenuo como la desesperación que han caracterizado el debate sobre el cambio educativo en los últimos tiempos. Lo debemos hacer reclamando de una vez el optimismo realista y crítico que demandaba Freire. Lo debemos hacer convirtiendo la escuela en una institución optimista como sostiene Miguel Ángel Santos Guerra.

Tenemos la oportunidad y la responsabilidad de trabajar por una educación mejor, por una educación transformadora. Por una educación utópica. Es un buen momento de trabajar por la escuela que queremos. “Son muchos los datos que demuestran que, aquí y allí, aparecen ventanas de oportunidad que son aprovechadas por paladines, a veces anónimos, de la innovación; docentes, sin más, comprometidos con su trabajo, pero con frecuencia carentes de apoyos, de orientaciones y, sobre todo, de reconocimiento.” (Franscec Pedró. 2015. Guía Práctica de la Educación Digital).

El cambio vendrá desde las personas, con los alumnos como protagonistas de su propio aprendizaje, con los maestros y profesores como agentes del cambio, empoderándoles, con formación, con reconocimiento, con liderazgo, con renovación pedagógica y con cambios organizativos. Trabajando desde el aula y sobre todo desde los centros educativos. Desarrollando proyectos educativos. Trabajando en equipo.Desde la colaboración y cooperación entre centros y profesorado. Con actitud y asumiendo nuestra responsabilidad. Desde un compromiso social por la educación y un compromiso profesional con la educación (Mariano Fernández Enguita. La educación en la encrucijada).

No tenemos datos sobre el futuro, por lo que no podemos predecirlo. Pero sí podemos soñarlo, imaginarlo, proyectarlo y comunicarlo. Sí podemos construir la utopía. Construir la utopía pasa por imaginar las visiones de futuro valientes, coherentes, inspiradoras y realistas que nos reclamaban Seymour Papert y Gaston Caperton en Visiones de la educación.

Visualizar nuestro futuro es al final definir nuestro presente. Es imaginarnos las preguntas que queremos respondernos. Imaginar nuestro futuro es el primer paso para cambiar nuestro presente. Quizá no podamos transformarlo todo pero cada día podemos transformar las cosas. Cada día podemos imaginar nuestro futuro para cambiar nuestro presente.

No olvidemos que “la imaginación y el sueño son fuerzas de cambio y vida” (Josep María Esquirol. La resistencia íntima). No olvidemos, como sostuvo Gloria Steinem, que “soñar, después de todo, es una forma de planificación”.

No olvidemos, en definitiva, que “enseñar exige comprender que la educación es una forma de intervención en el mundo.” (Paulo Freire. Pedagogía de la autonomía. p.97).

No olvidemos que la educación es un acto de amor (Paulo Freire. Education for Critical Consciousness). Recuperemos nuestra capacidad de soñar. Planifiquemos. Imaginemos el futuro que queremos. Hagamos el presente. Pensemos y construyamos nuestra utopía educativa.

Fuente del articulo: https://carlosmagro.wordpress.com/2016/10/02/la-educacion-es-un-acto-de-amor/

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Trump o la impredecibilidad como estrategia

Blanca Heredia

El 9 de noviembre en un foro de discusión sobre la post-elección en la Brookings Institution, el moderador de la mesa abrió diciendo, algo así como: “hay que empezar por reconocer abiertamente que no sabemos qué nos espera con Donald Trump como presidente.” Afirmación entendible, sin duda, si tomamos en cuenta que se trataba del día siguiente de la elección. Comprensible, sobre todo, considerando que la victoria de alguien como Trump resultó muy sorpresiva y colocó a Estados Unidos, incluyendo a sus analistas políticos más avezados, frente a una situación inédita en muchos sentidos.

Un empresario de bienes raíces obsesionado con las letras de su nombre en doradito, un conductor de un reality show con un ego descomunal y cero experiencia política a punto de convertirse en presidente. Ningún precedente.

Hombre sagaz, amante del riesgo, sin principios distintos al de su propio engrandecimiento, que había ofendido brutalmente a minorías étnicas, mujeres y discapacitados durante su campaña a cargo del gobierno del país más poderoso del mundo. Inédito. Manipulador consumado, mentiroso descarado, sujeto dispuesto y capaz de saltarse todas las trancas (incluyendo las de la decencia más básica), bully completo a unas semanas de convertirse en el jefe del ejecutivo de Estados Unidos de América. Nunca visto.

El perfil de Trump ayuda a explicar el comentario inicial del moderador de aquella mesa de discusión en la Brookings al día siguiente de la elección. También echa luz sobre ese “no sabemos que nos espera” reiterado una y otra vez en los medios, en los análisis y en las charlas de café desde aquel 8 de noviembre.

A la percepción generalizada de incertidumbre generada por la realidad Trump-presidente-electo han contribuido elementos adicionales. Entre otros: sus retracciones a medias, expresadas en lenguaje profundamente ambiguo, en relación a algunas de sus promesas de campaña (cambio climático, por citar uno); la forma en que dio su única retracción clara hasta el momento, es decir su decisión de no procesar judicialmente a Hillary (en partes, como en una novela de suspenso); su manejo, primero aparentemente caótico y, más tarde, directamente, teatral o, mejor dicho, televisivo de la conformación de su equipo de gobierno; y su personalísimo estilo en materia de comunicación (ninguna conferencia de prensa, acceso limitado de la fuente noticiosa a su entorno, y, de vez en vez, ráfagas de comunicación directa a través de su cuenta de Twitter).

¿Es esta incertidumbre viscosa resultado simplemente de la llegada al poder de un personaje rocambolesco y temperamentalmente inestable?

¿Es tan sólo el producto previsible de esa su personalidad inflada y atípica en combinación con su falta completa de experiencia en el gobierno? Pudiera ser.

La impredecibilidad que produce Donald Trump pudiera ser, sin embargo, otra cosa. No un efecto colateral de su personalidad descontrolada y de su inexperiencia en las artes del gobierno, sino un resultado intencional y deliberado.

En suma, no una consecuencia natural y no intencionada de las peculiaridades del personaje, sino una estrategia explícitamente pensada para mantener a todos en ascuas y para mandar, con ello, el mensaje, una y otra vez, de que el único en control de las cosas es Trump-el-dueño-del-circo.

Como bien señala Pete Wehner, quien escribía discursos para George W. Bush, citado en un artículo de opinión reciente en el Financial Times: “El Sr. Trump vive y goza de crear suspenso e impredecibilidad. Ve al mundo como su escenario y a sí mismo como la estrella principal”.

Producir suspenso, sorprender y mantener a su público en la incertidumbre con respecto a lo siguiente que va a hacer o decir es lo suyo. Es parte central de lo que explica su éxito en televisión, su notable capacidad para comunicar y entretener, así como su enorme habilidad para vender y venderse.

Donald Trump es un tejedor de historias, en particular, de historias de suspenso. Además de captar la atención del público, ese suspenso le ha servido y le sirve, también, para hacerse del control del tablero.

Básicamente, pues le permite vulnerabilizar a los otros manteniéndolos en la duda y en la expectativa, al tiempo que le ofrece la ocasión para presentarse como el que controla los hilos de los que el resto penden.

Si, en efecto, Trump está utilizando las estrategias que tan buenos resultados le dieron en el mundo del entrenamiento y en la propia campaña presidencial como arma en el ejercicio del poder presidencial, las certezas que muchos esperan después de que asuma su cargo, serán mucho menos ciertas de lo esperado. Más bien, si su manera de operar como presidente es la de provocar impredecibilidad deliberadamente, es posible que lo que tengamos enfrente sean años interminables de incertidumbre y más incertidumbre.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/trump-o-la-impredecibilidad-como-estrategia/

Fuente de la imagen:http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2016/11/5839b8e074b64.jpg

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Brasil: un retorno al pasado en las políticas educativas

Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia

El Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia (ODEJ) es una plataforma para el pronunciamiento público, impulsado por el campo estratégico en modelos y políticas educativas del Sistema Universitario Jesuita (SUJ). Su propósito consiste en la construcción de un espacio de análisis informado y de posicionamiento crítico de las políticas y las reformas educativas en México y América Latina, arraigado en la realidad social acerca de las injusticas del sistema educativo, y recupera temas coyunturales y estructurales con relación a la agenda educativa vigente.

Roberto Catelli Jr.*

Hacia la década del 90, Brasil atravesó reformas educativas que tuvieron como punto de partida lo definido en la Constitución de 1988, llamada Constitución Ciudadana, cuyo objetivo central fue el restablecimiento del orden democrático en el país después de 21 años de dictadura militar.

La nueva Constitución profundizó en la descentralización administrativa, estableciendo un proceso de municipalización que consistió básicamente en que los municipios se convirtiesen en entes federativos y, por lo tanto, pasaran a constituirse en agentes directos de las políticas públicas. Este proceso de municipalización se centró en el proceso de reducción de la participación de la Unión Federal, llevando a los gobiernos sub-nacionales a invertir principalmente en la enseñanza fundamental del país.

Esta focalización de la política pública iba en la misma dirección de otros países latinoamericanos, como Chile o México que, siguiendo las directrices de organismos internacionales, como el Banco Mundial, proponían una mayor atención a la educación fundamental (educación inicial, primaria y secundaria) universal para niños y adolescentes. Con esa finalidad se crearon mecanismos de evaluación para supervisar la calidad de los servicios prestados en las diferentes regiones del país (OLIVEIRA, 2010).

En la década del noventa se llegó casi a la universalización total en el acceso de los niños y niñas a la enseñanza fundamental. En el 2000, según datos del Censo Nacional, 95% de los niños entre 7 y 9 años se encontraban en la escuela, así también el 93% de niños y adolescentes entre los 10 y 14 años. En 1992, conforme a la Encuesta Nacional de Hogares (PNAD), apenas un 17% había logrado completar la escuela secundaria. En 2012, la situación fue muy diferente: 48% de los jóvenes habían completado la escuela secundaria (PNAD, 2012).

A partir de 2003, por primera vez en la historia de Brasil, asume la presidencia un activista de izquierda, Luís Inácio da Silva, afiliado al Partido de los Trabajadores (PT). Durante sus gobiernos, entre 2003 y 2010, el país vivió un escenario de reducción de la pobreza extrema, que pasó del 23.9% en 1990 a un 5.9% en 2013 (CEPAL, 2014). En ese periodo, el PIB de Brasil se mantuvo con tasas de crecimiento mucho mayores que en las décadas anteriores y hubo una política de crecimiento real de los salarios.

El proceso de crecimiento económico estuvo acompañado de una nueva perspectiva en el campo de la educación, poniendo en práctica la idea de que la educación debía ser efectivamente un derecho de todos y todas. En este sentido, se buscó crear las condiciones para que un número mayor de brasileros pudieran ingresar y concluir la escuela secundaria, a la vez que se ampliaron las vacantes en las universidades públicas. En 2007, se aprobó el Fondo de Desarrollo y Mantenimiento de la Educación Básica y Valorización de los Profesionales de la Educación (FUNDEB) que administró los recursos y amplió la cobertura escolar, incluida la educación secundaria y la de jóvenes y adultos.

Entre 2005 y 2010, durante el mandato de Fernando Haddad como ministro de educación, se buscó avanzar en la construcción de un Sistema de Evaluación de la Educación Básica (SAEB). También se creó el Índice de Desarrollo de la Educación Básica (IDEB), y en 2005 la Evaluación Nacional de Rendimiento Escolar (Anresc), llamada “Prueba Brasil” que consistía en la evaluación de los alumnos de 4º, 5º, 8º y 9º de la enseñanza fundamental de las escuelas públicas. El objetivo fijado por el gobierno federal fue definido como una meta de calidad, en tanto, se intentaría que en 2021 todas las escuelas brasileras alcanzasen la media de 6.0. Entre 2005 y 2015, la media del IDEB, en los primeros grados de la enseñanza fundamental pasó de 3.8 a 5.5, mientras que en la educación secundaria se incrementó de 3.4 a un 3.7, evidenciando sin embargo un estancamiento en esta etapa final de la escolarización.

En la educación superior, se evidenciaron cambios sustanciales con la creación del organismo para la Reestructuración y Expansión de las Universidades Federales (REUNI). Esta entidad promovió una importante expansión de las redes de universidades federales en todo el país. En 2003, la matrícula de educación superior no superaba los 3.9 millones, mientras que en 2014 alcanzó los 7.8 millones. En 2003, había 45 universidades federales en el país, y en 2011 ya había 59 universidades. En este periodo, también fueron construidos 100 nuevos campus universitarios, distribuidos en 237 municipios y muchos en las regiones más distantes y pobres de Brasil, a diferencia de 2003 donde las universidades federales estaban presentes en apenas 114 municipios.

La expansión del acceso a la educación superior se dio también como consecuencia del financiamiento público a las vacantes de la educación privada. En 2005, fue creado el Programa Universidad para Todos (PROUNI), que permitió a los sectores populares el acceso a las universidades privadas del país a través del Examen Nacional de Educación Media (ENEM). Este programa fue financiado por el gobierno federal con becas completas o parciales, obtenidas a través de la exención parcial de impuestos otorgados a las instituciones de educación superior privadas (CARVALHO, 2014). Además, se amplió el Fondo de Financiamiento Estudiantil (FIES), por medio de una beca reembolsable con los intereses más bajos del mercado.

La creación del PROUNI y la ampliación del FIES deben ser comprendidas como parte de un contexto histórico donde se han aprobado una serie de políticas de acción afirmativa cuyos objetivos estuvieron dados por la inclusión de sectores que históricamente no habían podido acceder al sistema educativo brasilero. Fue en este sentido que también se crearon nuevas vacantes en las universidades públicas, dirigidas a personas oriundas de escuelas públicas, negros e indígenas.

Con este propósito en 2004 se creó la Secretaría de Educación Continua, Alfabetización y Diversidad (SECAD), vinculada al Ministerio de Educación. El objetivo de la creación de este nuevo espacio fue justamente reunir en una sola secretaría las distintas actividades dispersas que se venían desarrollando desde el Ministerio de Educación, articuladas ahora bajo una esfera de diversidad étnica e inclusión social (MOEHLECKE, 2009). Algunas leyes, como la ley 10.639, promulgada en 2003, se relacionó directamente con este nuevo contexto de valorización de la diversidad étnica, procurando avanzar en el debate público en contra del racismo. Esta ley además previó la inclusión de estudios relativos a la cultura afro-brasilera en el currículo de la educación básica –primaria y media- y en 2008 se determinó también que los estudios de pueblos indígenas se incluyeran obligatoriamente en el currículo. En este marco se crearon además las Directrices Curriculares Nacionales para la Educación Escolar de los Quilombos.

No se puede dejar de mencionar la realización de la Conferencia Nacional de Educación (CONAE), durante la cual se aprobó el documento base que se traduciría después en el Plan Nacional de Educación para el período 2014-2024. En 2010, luego de varias conferencias municipales y estatales y con la participación de más de 4 mil participantes e instituciones del campo de la educación, se aprobó el documento del CONAE. Este se votó finalmente en 2014 en el Congreso Nacional, reducido a diez metas. Todo este proceso fue único en la historia de las políticas públicas educativas de Brasil, el cual fue posible dada la masiva participación de los agentes educativos y representantes de las asociaciones profesionales del país.

En 2013 también se modificó Ley de Directrices para las Bases de la Educación Nacional (LDB) con el objetivo de garantizar la educación obligatoria de los 4 a los 17 años, y hacer efectiva la oferta universal y obligatoria de la educación secundaria, ya garantizada constitucionalmente por el Estado desde 2009.

Un último aspecto de este periodo fue la creación del Sistema de Selección Unificada (SISU), el cual permitió que los estudiantes que aplicasen a la educación superior, pudieran inscribirse en un sistema centralizado. El procedimiento consistía en que, a partir de los resultados del Examen Nacional de Educación Media (ENEM), los candidatos pudieran buscar una vacante en las universidades federales que estuvieran adheridas a dicho sistema en cualquier región del país, y sin moverse de su ciudad.

En agosto de 2016, Dilma Rouseef fue despojada de su cargo presidencial a través de un proceso de destitución del que no se probó su legitimidad, siendo considerado por muchos analistas como un golpe de estado, maquillado de argumentos legales. Este proceso fue liderado por el Partido Social Demócrata Brasilero (PSDB) en alianza con el Partido del Movimiento Demócrata Brasilero (PMDB). Este dudoso proceso de impeachment que se instauró contra Roussef recibió el apoyo masivo de los medios de comunicación, monopolizado por unas pocas familias burguesas de Brasil, aliados además con figuras del poder judicial y los partidos de la oposición.

El gobierno que se instaló, liderado por Michel Temer, buscó promover cambios significativos en el ámbito de la educación. Uno de ellos consistió en el apoyo al Movimiento de la Escuela Sin Partido, el cual permitía que los estudiantes y sus familias pudieran denunciar a un docente que estuviera adoctrinando políticamente a sus alumnos. En realidad, este movimiento buscó criminalizar, mediante una ley federal, a cualquier pensamiento que pudiera relacionarse con ideologías de izquierda, censurando a los docentes en su libertad de enseñanza y de expresión. Informes del Ministerio Público dieron cuenta que se trataba de un proyecto inconstitucional por violar la libertad de expresión, aspecto ya explícito en la Constitución de 1988.

En este contexto, también se presentó un proyecto de Ley, que pretendía congelar los gastos federales por 20 años, así como una ordenanza donde se manifestó que las universidades federales reducirían el número de vacantes ofrecidas y se procedería a un recorte presupuestario para las instituciones federales, lo que llevaría a un vaciamiento y desguace de la estructura gubernamental constituida en los últimos años.

En lo que se refiere a la educación secundaria, se aprobó una reforma que pretendía flexibilizar y simplificar este nivel. Se propuso que solo la mitad de esta fuera obligatoria para todos y que, luego, el estudiante hiciera elección de una única área de conocimiento a cursar. De esta manera, se configuró una lógica en la cual se ampliaron las posibilidades de una educación profesional desde el nivel medio, eximiendo de obligaciones a los estados, así como de la posibilidad de ofrecer una educación de mayor profundidad para los jóvenes de este nivel, aun cuando el ingreso a las universidades seguiría exigiendo a los estudiantes una formación más amplia.  En consecuencia, lo que se observa ahora es una formación orientada hacia el trabajo, sobre todo para los sectores más pobres, quedando las universidades reservadas únicamente para las élites económicas del país.

Brasil se encuentra en un proceso de reducción de la inversión en la educación pública, lo que podría llevar a la adopción de medidas privatistas como solución a un contexto de precarización de las condiciones de la oferta de la educación púbica. El retorno a la política educativa que caracterizó a la década de 1990 es evidente en este nuevo proceso político, donde las políticas se diseñan en función de determinados sectores sociales, excluyendo a miles de otros. Bajo el argumento de que el Estado no puede con todo y que es necesario reducir los costos, se estima que el gasto público en educación sería cada vez menor, y estaría focalizado en la atención a la educación primaria, por lo que la iniciativa privada podría ampliar su participación en otros niveles, como la educación media, profesional y en la educación superior.

En un país que tiene el 8.3% de la población de 15 años o más analfabetos y aproximadamente la mitad sin haber terminado aún la escuela primaria, no se advierte tampoco que el gobierno tuviera iniciativas claras en cuanto a la educación de jóvenes y adultos. Apenas se enuncia como objetivo central el sostenimiento de un programa de alfabetización de adultos con bajo presupuesto y el mantenimiento de los programas existentes durante el gobierno anterior.

Lo que demuestra el interés por desencadenar un proceso de empobrecimiento de la educación, aumentando la segregación entre los sectores más enriquecidos que pueden pagar escuelas de calidad para poder acceder a las universidades, y los más pobres, quienes poseen menos oportunidades de acceder a servicios educativos de calidad y, por ende, a las universidades, lo que los lleva a ocupar cargos profesionales de más baja calificación y remuneración.

*Acción Educativa, A.C. Facultad de Educación de la Universidad de São Paulo

Referencias

ABRUCIO, Fernando Luiz. A dinâmica federativa da educação brasileira: diagnóstico e propostas de aperfeiçoamento. In: OLIVEIRA, Romualdo Portela de. Educação e federalismo no Brasil: combater as desigualdades, garantir a diversidade. Brasília: UNESCO, 2010.

CARVALHO, Cristina Helena Almeida de. Política para a educação superior no governo Lula: expansão e financiamento. Revista do Instituto de Estudos Brasileiros, Brasil, n. 58, p. 209-244, jun. 2014.

CEPAL. Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe, 2014. Disponível em: <http://repositorio.cepal.org/bitstream/11362/37647/1/S1420569_mu.pdf>. Acesso em 20 mar. 2016.

MOEHLECKE, Sabrina. As políticas de diversidade no governo Lula. Cadernos de Pesquisa, v.39, n.137, p. 461-487, maio/ago. 2009.

OLIVEIRA, Dalila Andrade. As políticas educacionais no governo Lula: rupturas e permanências.  RBPAE – v.25, n.2, p. 197-209, mai./ago. 2009

OLIVEIRA, Romualdo Portela de. Educação e federalismo no Brasil: combater as desigualdades, garantir a diversidade. Brasília: UNESCO, 2010.

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/brasil-un-retorno-al-pasado-en-las-politicas-educativas/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2016/12/brasil-escuela1-1024×681-300×200.jpg

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