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Las actividades lúdicas y el aprendizaje de idiomas

02 de noviembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: Carla Martínez

Es tan fácil encontrar información contradictoria sobre cómo se adquiere un idioma… Por ejemplo, aún hay muchos profesionales de la educación que están en contra del bilingüismo natural. Profesores de niños de seis o siete años que provienen de hogares naturalmente bilingües, con un padre que no es hispanoparlante, que recomiendan a sus padres dejarles de transmitir los dos idiomas a la vez.

Este tipo de ideas preconcebidas sobre el bilingüismo en casa cambian completamente cuando se piensa en las lenguas adquiridas de forma académica. Los profesores que desaconsejan a una madre que habla ruso que le hable en ruso a sus hijos “porque perjudica su aprendizaje del español”, no estarán en contra de que tome clases particulares de inglés. ¿A qué se debe esta actitud? ¿Por qué pensamos que un idioma adquirido formalmente en la escuela es mejor que uno que se aprende de forma natural en casa?

Como en muchos otros ámbitos de la enseñanza, los prejuicios más extendidos, se contradicen con lo que puede suceder en ambientes de aprendizaje formales. Quienes hemos sido profesores de idiomas sabemos que la forma más efectiva para que en clase se aprenda un idioma es “imitar”, por absurdo que parezca, la forma en que nosotros adquirimos nuestro idioma materno. La inmersión lingüística (por ejemplo, participando en campamentos para personas de la misma edad) y las actividades lúdicas (juegos, canciones, concursos) son una forma en que el aprendizaje de un idioma puede ser más sólido y significativo.

Los teóricos del constructivismo (escuela que aunque no esté de moda, nos puede enseñar mucho aún al respecto) como Vigotsky nos decían que cuanto más atractiva sea una actividad, más significativo será el aprendizaje que obtengamos a largo plazo. No es lo mismo que yo le explique a un alumno qué es un árbol teóricamente, que salir, tocarlo, trepar en él, olerlo, sentirlo con sus manos y divertirse conociéndolo. Evidentemente la segunda experiencia le generará un aprendizaje mucho más significativo y por lo tanto, duradero, de lo que es un árbol.

Pasa lo mismo con un idioma. Sabemos español porque nuestros padres nos cantaban en español cuando éramos bebés. No podemos reproducir esa ternura en un aula, pero sí imitar en la medida de lo posible la diversión y el interés que puede generar un juego, algo sencillo y cotidiano, en un aula en la que se aprende un idioma. No quiere decir que vivamos jugando, pero cuanto más divertida y lúdica sea la experiencia, los aprendizajes generados serán más significativos y permanecerán en nuestros alumnos por más tiempo. ¿Cuáles pueden ser estas actividades? Aquellas que involucren el uso de música, ejercicio al aire libre y, sobre todo, juegos y diversión.

Algunos ejemplos que pueden incluso resultar obvios por su sencillez, son los siguientes:

  • Utilizar juegos de mesa: Un juego que realmente funciona muy bien es el tipo “bingo” de vocabulario. Aún mejor si conseguimos un audio de una persona autóctona que diga las palabras al momento de ir enunciando las fichas. Que haya un premio auténtico (aunque sea una golosina pequeña) hace el juego más emocionante. Cualquier juego que involucre manipular materiales es ideal.
  • Utilizar música: Ya lo decíamos, aprendemos nuestra lengua materna cuando nuestros padres nos cantan y nos acunan. Usar música en clase para jugar, como telón de fondo mientras realizamos otras actividades, enriquece las capacidades auditivas y además, hace placentero el hecho de aprender el idioma.
  • Salir: Siempre que el clima lo permita, tomar clases al aire libre. Jugar juegos de exterior usando expresiones en el lenguaje que se aprende. Relacionar el vocabulario con algo divertido es un paso sólido en su aprendizaje.

Como profesores de idiomas debemos tener la capacidad de hacer que el aprendizaje sea divertido y que el juego no sea simplemente juego. ¿Sencillo? No. Nadie dijo que lo fuera.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/las-actividades-ludicas-y-el-aprendizaje-de-idiomas/

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¿Dónde comienza la Educación Emocional?

02 de noviembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: Antonio Esquivias

Hasta hace relativamente pocos años, emociones y sentimientos han sido consideradas como no científicas, como algo estrictamente personal y, por tanto, estaban relegadas al mundo de lo personal, de lo privado. Mundo personal de los sentimientos y mundo público eran opacos uno para el otro. Aún hoy en el trabajo entra muchas veces solo lo objetivo, y los sentimientos son lo subjetivo. «Los sentimientos se dejan en la puerta por la parte de fuera, aquí se viene a trabajar y a rendir», frase muy habitual que aún no ha desaparecido de los ambientes laborales y profesionales.

Varios acontecimientos han hecho cambiar la primacía total de lo “objetivo”. Primero en la ciencia, el escáner, el TAC (Tomografía Axial Computarizada), ya en los años 70, permitió ver en el cerebro las emociones y si es enfado o miedo. Desde entonces innumerables estudios y otros descubrimientos, han ido permitiendo a las emociones entrar en el terreno científico. Pero la verdadera revolución se produce en la cultura. La cultura dominante hasta quizá los años 60, privilegiaba la política y la vida pública, lo objetivo, el progreso industrial y tecnológico, el poder, una cultura básicamente masculina en todas las esferas.

La misma falta de humanidad de esa cultura es el revulsivo para hacer aflorar que lo importante son las personas concretas y su vida, la ecología del planeta en que vivimos, que es necesario dar peso a la mujer y lo femenino. De pronto emociones y sentimientos, que estaban relegados y vilipendiados, se encuentran en el centro de ese cambio, ya que emociones y sentimientos son lo que nos hacen singulares, únicos, la persona tan especial que somos.

Todo este inmenso cambio cultural afecta de lleno a la educación, porque trabaja con personas. Acercarse al alumno, a sus necesidades concretas, dejar de tratar en masa, necesita que los profesores sean capaces de reconocer y gestionar las emociones de sus alumnos, necesita en los docentes sensibilidad por las emociones. Esa es la Educación Emocional que va entrando en las aulas. La educación gira desde estar centrada en la enseñanza a focalizar el aprendizaje, del profesor como portador y transmisor del conocimiento a guía y potenciador de la motivación de las personas. El cambio es imparable, cada vez hay más sensibilidad para emociones y sentimientos, para entender a la persona detrás del alumno, para fomentar la motivación, gestionar el conflicto, incrementar la autoestima. Detrás de cada fracaso escolar hay una autoestima lesionada… y los docentes, profesores, maestros, muchos desde su iniciativa personal, buscan gestionar todos esos elementos.

La primera dificultad es que en la formación de maestros y profesores hay una gran carencia con respecto a emociones, sentimientos, autoestima, liderazgo, empatía, etc. El segundo obstáculo es que las escuelas son instituciones cuyos modos de hacer hunden sus raíces en otras épocas y hay que luchar contra el sistema cuando se quiere implementar a fondo la Educación Emocional, en realidad cuando se quieren introducir cambios profundos. El tercer elemento es el más importante, en realidad el central. Si emociones y sentimientos son la clave, la persona se convierte en el centro y… ¿qué sucede con la persona del docente?¿Puedo interesarme en emociones y sentimientos de los demás sin interesarme por los míos? Aún más, ¿puedo gestionar emociones de los otros sin saber personalmente cómo me siento?

En este punto todo el sistema se bloquea. ¡Los docentes son profesionales, las emociones son privadas! ¡No debemos meter las propias emociones en el aula! El que lo hace, el que implica la propia persona en el aula, entra en un desgaste terrible que incluso puede acabar en burnout, como de hecho sucede con cierta frecuencia entre los docentes. Además de ese modo no mantiene la distancia con el alumno y si no hay distancia, no hay autoridad, y sin autoridad no hay clases, hay un barullo continuo. Todo este conjunto de dificultades gripa el sistema: el profesor no puede implicarse con los alumnos si no quiere terminar quemado y además debe mantener la distancia de la autoridad: ¡no es un amigo de los alumnos! ¡Lo cierto es que hay miedo y resistencia a meterse en los sentimientos!

Hay un montón de malentendidos en todo esto y voy a buscar deshacer algo la madeja. Primero establezcamos las verdades.

  • La primera es que no se pueden gestionar emociones si no se conocen las propias. Esto es así porque las emociones cambian nuestra mirada, por ejemplo, si estamos enfadados no vemos todo lo que hay, sino que nuestra vista se enfoca en lo que consideramos un obstáculo. Algo similar sucede con el miedo. Por el contrario, la alegría nos permite mirar todo lo que sucede, sin embargo, cuando un alumno ha interrumpido la clase es difícil que estemos en la alegría. Esto quiere decir que todo profesor que pretende trabajar con las emociones está obligado a conocerse, a percibir lo que siente en cada momento, primero porque sino su propio sentimiento se va a mezclar con el del alumno y mezclados no se pueden gestionar. O se identificará con su alumno o lo rechazará, en ambos casos sin ser consciente plenamente de que lo está haciendo.
  • Debe conocerse, en segundo lugar, porque necesita ser auténtico: impregnar su comunicación con los sentimientos reales que la acompañan, comunicar alguna vez su sentimiento real. Sus alumnos van a advertir enseguida cuando no es así, y no se van a abrir. Las emociones son lo más personal y por lo mismo lo más libre, solo se comunican libremente. Cualquier otra cosa no funciona. Solo la autenticidad crea la confianza necesaria entre docente y alumno. Solo la libertad permite esa profunda comunicación en la que están implicados nuestros sentimientos. Esta segunda parte implica una cierta igualdad con el alumno. Los sentimientos se comunican sólo en situaciones de igualdad. Luego hay momentos en que el maestro o el profesor debe saber ponerse al nivel de sus alumnos. Por decirlo de un modo sintético, como personas son iguales, en cuanto que son docente y alumno están a un nivel diverso. El docente debe saber gestionar ese doble prisma y ser profesor cuando debe serlo y persona cuando es necesario que lo sea. Esta es una habilidad emocional fundamental.

Mi conclusión de todo esto es que la Educación Emocional comienza en el docente. Si el docente no se conoce, si no es auténtico y honesto, si no sabe ser persona, si no es capaz de ponerse a nivel de sus alumnos en su conjunto y de cada uno de ellos, si no es empático con ellos, la Educación Emocional no comienza. Y por otro lado existen siempre esos profesores/as que tienen una gran humanidad, saben ser persona, hayan recibido o no una formación específica en gestión de emociones. Se trata de esos maestros, de los que todos hemos conocido alguno, que han sabido entendernos como persona. Porque la clave de la Educación Emocional, lo que la hace permanente y necesaria en nuestras aulas, es la comunicación y comprensión persona a persona.

Ese es el centro de la Educación Emocional: funciona cuando el docente saber ser persona y respetar y comprender la persona de su alumno.

La Educación Emocional comienza en el docente.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/donde-comienza-la-educacion-emocional/

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Cómo conseguir que todos tus alumnos participen en clase

02 de noviembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: David Soria

A menudo oigo quejas de compañeros docentes refiriéndose a sus alumnos. Utilizan expresiones como “nada les motiva”, “siempre participan los mismos”, “no se escuchan entre ellos”… ¿Has sentido esto en tus clases alguna vez? Entonces, este artículo te interesa, y mucho.

Hoy trataremos una de las técnicas docentes más eficaces para conseguir que todos los alumnos participen en la clase en todo momento. Una técnica utilizada por profesores con éxito en sus carreras:  A Puerta Fría

Cuando preguntamos a los alumnos en clase para repasar conceptos ya aprendidos, o para comenzar una lección a partir de lo que los alumnos ya saben, tenemos que tomar decisiones muy rápidas para gestionar quién y cuándo participa. ¿A quién pregunto? Si pregunto a Lucía, dará la respuesta que estoy buscando para desatascar la situación incómoda que se está creando. Si pregunto a Pablo, es probable que no sepa la respuesta, pero necesito que participe como los demás. Si pido voluntarios, sólo unos cuantos alumnos que avanzan más rápido que el resto contestarán. Si no lo hago y elijo a alguien que no conoce la respuesta, parecerá que le pregunté para pillarle, nada más lejos de mi intención, necesito tener una buena relación con ese alumno en concreto… ¿Hay alguna forma de acertar? La respuesta es SÍ. Te explicamos cómo.

La idea es sencilla. Necesitas un sistema en el que cualquier alumno sienta que se le va a preguntar, independientemente de que levante la mano para participar o no. Un sistema en el que la pregunta no va dirigida a un alumno en particular sino a todos y cada uno de los alumnos de tu clase. Un sistema en el que todos tienen que pensar una respuesta porque existe la posibilidad de que tengan que participar activamente. En definitiva, un sistema que deja claro que tienes expectativas positivas de todos tus alumnos. A ese sistema lo llamamos “A Puerta Fría”.

¿Cómo funciona la técnica A Puerta Fría?

Para que todos los alumnos sientan que cuentas con su participación, lo primero que tienes que hacer es preguntarles independientemente de si han levantado la mano para participar o no. Este es el proceso a seguir cada vez que haces una pregunta:

  1. Formulas una pregunta a toda la clase.
  2. Dejas pasar un par de segundos.
  3. Sólo entonces eliges a quien debe contestar, tanto si había levantado la mano como si no.
  4. Puedes utilizar un sistema para elegir nombres al azar. Hay aplicaciones informáticas que te ayudan en este sentido. Si prefieres un sistema más tradicional, puedes escribir los nombres de todos los alumnos de la clase en palos de polo e ir sacándolos.

¿Qué beneficios aporta esta técnica a tu clase?

  1. Con la técnica A puerta fría puedes comprobar si cualquier alumno de la clase te sigue en cualquier momento. Si utilizas esta técnica con regularidad, será percibida como algo normal por los alumnos. Crearás una cultura de esfuerzo y responsabilidad que hará que disfrutes de tu labor docente.
  2. Con la técnica A puerta fría no tienes que perder tiempo buscando manos de alumnos que quieren participar. No tienes que preguntarte si aquellos que eligen no participar lo hacen por falta de conocimiento, motivación, presión de los compañeros o cualquier otra razón. Simplemente, el no participar no es una opción cuando utilizas esta técnica sistemáticamente. Veamos un ejemplo común en las aulas:
    • Profesor¿Puede alguien decirme qué se perseguía conseguir con los tratados de Roma de 1941? Estoy viendo las mismas 4 manos todo el rato. ¿alguien más se anima? Desde el punto de vista del alumno la situación no invita a la participación. Si las mismas 4 personas son las que participan, será que la pregunta es especialmente difícil, así que, incluso si cree saber la respuesta, lo lógico y prudente es que se la reserve para sí mismo y compruebe más tarde si estaba en lo cierto o no. Eso en el mejor de los casos.Desde el punto de vista del profesor, esta escena es una pérdida de tiempo y además es una situación frustrante. Hace que se rompa el ritmo de la clase, con lo cual, más alumnos desconectarán de la explicación.
  3. Con la técnica A puerta fría conseguirás que tus alumnos se esfuercen en sus tareas de clase. Les estás dejando claro que te importa su opinión y lo que saben. Una vez terminen su trabajo serán expuestos a compartir lo que han hecho con el resto, tanto si se han esforzado como si no.
  4. La técnica A puerta fría hace que alumnos tímidos se sientan más seguros. Para quien no haya utilizado esta técnica, puede parecer algo estresante. Al fin y al cabo, cualquier alumno tiene que estar alerta en todo momento. Sin embargo, no es así, al menos si se implementa de forma eficaz. Esta técnica es una forma de dar seguridad a aquellos alumnos que quieren participar pero que son demasiado tímidos para hacerlo. Les da seguridad el saber que su profesor cuenta con ellos aunque la mano de Lucía se levante en todas las preguntas. Es una forma de hacerles entender que todos los alumnos tienen la oportunidad de brillar en tu clase.
  5. La técnica A puerta fría es quizás la que más cambia la cultura de una aula. Mejora la gestión del aula en todos sus aspectos y consigue la participación de todos tus alumnos. Una vez los alumnos interiorizan la idea de que se les puede llamar en cualquier momento, tienden a esforzarse más para no descolgarse de la mayoría de la clase. De la misma forma, como docente, esta técnica te permite medir si tus alumnos te siguen en todo momento. Es fácil pensar que la clase te sigue sin problemas a partir de la respuestas de los alumnos que levantan la mano. Esta forma de actuar te pasa factura cuando llega la hora de una evaluación formal y descubres que sólo unos cuantos alumnos se han enterado de lo trabajado en clase.

¿Cómo implementar la técnica A puerta fría para que funcione bien?

  • Crea un hábito. Para que esta técnica funcione bien, hay que entender que es una medida preventiva ante las distracciones. Mantiene a los alumnos en guardia e interesados en los contenidos planteados en todo momento. Si tus alumnos ya se han distraído, la técnica funcionará mucho peor. Es muy importante que no entiendas esta técnica como una forma de disciplinar a tus alumnos, sino como una forma de conseguir su atención e implicación. Si haces que tus alumnos se acostumbren a esta técnica, responderán anticipándose a las preguntas. Si sólo implementas la técnica de vez en cuando, parecerá que vas a “pillar” a tus alumnos.
  • Céntrate en el sistema, no en las personas. Llama a todos los alumnos sin distinción. Puedes tener un sistema en el que llamas a tus alumnos al azar. También puedes guiarte por tu instinto, pero no pierdas tiempo en pensar quién debería contestar, sino más bien en que todos los alumnos contesten en su cabeza.
  • Mantén una actitud positiva. Incluso aquellos alumnos que no suelen contestar a tus preguntas, se ven forzados a responder. Por tanto, es muy importante que des refuerzo positivo a todo aquel que participa. La idea es que los alumnos respondan correctamente, no que aprendan una lección a base de equivocarse. De hecho, si se equivocan, el que aprendes eres tú como docente, pues tendrás que revisar cómo estás explicando el contenido y por qué algunos alumnos no te siguen.
  • Aumenta la dificultad poco a poco. Puedes comenzar con una pregunta sencilla y subir la dificultad de las preguntas poco a poco. Una forma eficaz de practicar esta técnica es a base de formular una serie de preguntas muy seguidas que aumentan su dificultad, de manera que los alumnos se sienten retados intelectualmente por cada nueva pregunta.

La técnica A puerta fría es posiblemente la técnica más eficaz para cambiar la cultura del aula. Se cambia desde una dinámica en la que sólo algunos alumnos participan a otra dinámica completamente distinta en la que, en primer lugar, todos los alumnos participan y en segundo lugar, las expectativas de participación son altas para todos los alumnos. Pruébalo en tu clase, notarás un cambio enorme, a mejor, desde el primer día.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/conseguir-todos-tus-alumnos-participen-clase/

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El Caribe, ¿fin de la frontera imperial?

Por: Juan J. Paz y Miño Cepeda

El libro del célebre Juan Bosch (1909-2001) titulado “De Cristóbal Colón a Fidel Castro. El Caribe, frontera imperial”, se mueve alrededor de una idea central: el Caribe fue, desde inicios de la conquista y colonización europea de América en 1492, el espacio de disputa entre diversas potencias, un asunto que continuó en el tiempo. Ha sido una frontera de cinco siglos, acariciada fundamentalmente por España, Inglaterra, Francia, Holanda, y finalmente EE.UU.

La guerra Hispano-Cubana-Americana de 1898 sirvió para que se instalaran en el Caribe los intereses norteamericanos. La propia independencia de Cuba, obra de un pueblo que ansiaban soberanía y libertad, fue frustrada por el intervencionismo norteamericano, que convirtió a la isla en una verdadera neocolonia. De modo que la presencia imperialista, la necesidad de derrotar la dictadura de Fulgencio Batista (1952-1959) y el desarrollo de la lucha popular, crearon las condiciones para el triunfo de la Revolución Cubana el 1 de enero de 1959, con la que se inició el largo y difícil camino de construcción de una nueva sociedad.

Para los EE.UU. la vía cubana al socialismo era un proceso que se debía detener, de modo que el bloqueo a la isla siempre fue un acto de intervencionismo unilateral, al margen de toda legislación internacional y solo justificado por la necesidad de impedir el “comunismo”. Con el paso de las décadas e incluso con el fin de la Guerra Fría, el bloqueo se volvió indefendible y cada vez más, al interior de las asambleas de las Naciones Unidas, se ha votado en contra del bloqueo y a favor de Cuba.

En una decisión histórica sin precedentes, en la reciente Asamblea de la ONU, 191 países votaron contra el embargo o bloqueo a Cuba y por primera vez EE.UU. e Israel se abstuvieron, cuando antes siempre habían votado en contra. La embajadora estadounidense Samantha Power reconoció: “En lugar de aislar a Cuba nuestra política aislaba a EE.UU. Incluso aquí, en Naciones Unidas” y añadió: “La resolución que se vota hoy es un ejemplo perfecto de por qué la política estadounidense de aislar a Cuba no estaba funcionando”; aunque también, tratando de conservar algo del tradicional hegemonismo, igualmente declaró que la abstención “no significa que EE.UU. está de acuerdo con todas las políticas y prácticas del Gobierno cubano”.

Estuvo muy claro, para el canciller cubano Bruno Rodríguez, que la abstención “constituye un paso positivo en el proceso de normalización de las relaciones entre Cuba y EE.UU.”; pero también que “el bloqueo económico, comercial y financiero persiste y provoca daños al pueblo cubano y obstaculiza su desarrollo económico”.

Cabe observar, entonces, que en el mundo finalmente se impuso la razón histórica de Cuba y que la posición de la diplomacia norteamericana en la ONU apuntala al gobierno del presidente Barack Obama, pionero en restablecer las relaciones con Cuba. Pero también está claro, como lo señaló el propio canciller cubano, que en el futuro inmediato, más que las declaraciones y discursos, interesa el fin definitivo del bloqueo.

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Acuerdo mundial para proteger el clima

Por Cristián Frers

Alrededor de doscientos países firmaron, el 15 de octubre de 2016, un acuerdo  para reducir los gases efecto invernadero que se usan en equipos de aire acondicionado y refrigerantes. Es  uno de los pasos más importantes  para combatir el cambio climático.
Los hidrofluorocarbonados (HFC) son uno de los más poderosos inductores del calentamiento global pues atrapan miles de veces más calor en la atmosfera terrestre que el dióxido de carbono (CO2) y permanece en ella. Sus emisiones  crecen  a un ritmo de un 10 % anual,  en especial en los países en desarrollo.

Desde los primeros tiempos, las variaciones climáticas  modelaron el destino de la humanidad y el ser humano  reaccionó  adaptándose, emigrando y desarrollando su inteligencia.

Durante las últimas glaciaciones, los niveles de los océanos descendieron y los hombres se desplazaron a través de puentes continentales desde Asia hacia América y las islas del Pacífico: Desde entonces se registraron numerosas migraciones, cambios y también catástrofes. Algunas de éstas tuvieron su origen en pequeñas fluctuaciones climáticas, con siglos de temperaturas levemente superiores o inferiores a la media, más sequías prolongadas. La más conocida es la pequeña era glaciar, registrada en Europa, a comienzos de La Edad Media, que provocó hambrunas, disturbios y el abandono de las colonias septentrionales, tanto en Islandia como en Groenlandia. El hombre  soportó durante milenios los caprichos climáticos, recurrió a su ingenio para adaptarse, incapaz de influir en fenómenos de tal magnitud.

Hoy es un hecho científico que el clima global está en peligro, alterado por los seres humanos,  desde La Revolución Industrial hasta nuestros días, debido al aumento de concentraciones de gases invernadero, tales como el dióxido de carbono, metano, óxidos nitrosos y clorofluorocarbonos. Estos gases  atraparon una porción creciente de radiación infrarroja terrestre y se espera que hagan aumentar la temperatura planetaria entre 1,5º a 4,5 °C (el llamado efecto Invernadero o calentamiento Global).

Según el acuerdo, firmado, llamado “Enmienda de Kigali”, el calendario prevé que un primer grupo de los países desarrollados reduzcan su producción y consumo  de HFC un 10 %, a fines de 2019, en relación a los niveles de los años 2011 – 2013, y un 85 % antes de 2036  y de un 85% antes del año 2.036.

 China, hoy la segunda potencia del mundo, y un  segundo grupo de países en vías de desarrollo más los países africanos, deberán alcanzar una reducción de un 10% respecto de los niveles: desde 2.020 a 2.022, para el año 2.029, y del 80 % para el año 2.045.

India, Pakistán, Irán, Irak y los países del Golfo, no empezarán a disminuirlos  hasta el año 2.028; serán reducirlos el 10 %, con respecto del período 2.024 – 2.026, en el año 2.032, y del 85 %, para el año 2.047.

El calentamiento del planeta es un riesgo que no se puede permitir el lujo de seguir oculto. Pregunto: ¿En qué grupo se ubica o se ubicará La Argentina?

La defensa de la vida es una lucha que debemos incorporar en nuestra agenda, porque compromete la condición humana. Debemos sensibilizar la concienciar de quienes aún no se  percataron de la gravedad del problema y generar lazos solidarios que  permitan  revertir la actual tendencia histórica que  llevará hacia el abismo de la autodestrucción como especie, es decir, hacia el verdadero fin de la historia.

Ecoportal.net

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7. Reforzar y revalorizar la profesión

Por: Mariano Fernández Enguita

 Hace un siglo, la función educativa de un maestro era preparar al alumno para el entorno de la lectoescritura, fomentar su identidad nacional y disciplinarlo para un futuro de trabajo. Para lo primero estaba altamente cualificado, lo segundo era consustancial a la cultura de las escuelas normales y, en cuanto a lo tercero, él mismo era un perfecto producto de la conformidad escolar. Al profesor de secundaria le correspondía mantener y mejorar lo ya hecho, pero, sobre todo, iniciar a un puñado de alumnos escogidos en los que se consideraban, sin discusión, los saberes dignos de ser aprendidos, léase disciplinas o asignaturas, de la única manera en que se suponía que podían serlo. Hoy, el entorno comunicacional que espera al alumnado ya es otro, dominado por los recursos digitales, en los que los docentes tienen una formación nula o muy débil; los elegidos han ido aumentando, de grado o por fuerza, hasta ser la totalidad de los adolescentes, mientras los saberes y las maneras de aprender se multiplican y, por ello mismo, dejan de ser indiscutibles. El efecto de esto es tornar siempre insuficientes y a menudo inadecuados, al menos, las competencias comunicativas de todos los docentes, los conocimientos sustantivos del maestro y la capacidad pedagógica del profesor de secundaria, sobre todo tras una formación inicial que apenas ha evolucionado.

Por si fuera poco, también ha cambiado su posición relativa. En el inicio del proceso de modernización, la formación del docente lo situaba por delante de la inmensa mayoría de los progenitores de sus alumnos. Hace un siglo, según el anuario de 1915 y el censo de 1910, había 37.041 maestros en un país de veinte millones de habitantes. En el curso 1954-55 había 79.787 maestros ejerciendo en primaria (7.352 de ellos sin título); en 2014-15 eran ya 401.815, sin contar los de educación especial, para un país de 46 millones; o sea, once veces lo de hace un siglo y el quíntuplo que hace tres cuartos para una población algo más que el doble. No es posible ir tan atrás con el profesorado de secundaria, pero sí a 1940-41, con 2.862 docentes de secundaria; o, por alejarnos de la devastación post-bélica, a 1954-55, con 4.072 profesores de bachillerato; en 2014-15 había 262.292 profesores de ESO, bachillerato y FP, además de otros 66.588 con parte de su trabajo en primaria y contados ya en esta; o sea, de sesenta a ciento diez veces lo que hace tres cuartos de siglo. En 1950, de acuerdo con el INE, 33 de cada mil activos eran “profesionales, técnicos y similares” (categoría estadística en la que se incluye a maestros y profesores); en 2001 eran 230. Ya no es la escasez lo que puede dar valor a la profesión.

La actual formación inicial del docente de Primaria es el Grado de Magisterio (4 años), pero esto es relativamente reciente. La mayoría de los maestros en ejercicio estudiaron todavía una diplomatura (3 años), y hasta 1970 los estudios de Magisterio, salvo un breve periodo republicano, estuvieron alineados con el nivel de Secundaria, solo que especializados. Hoy, las notas de acceso y salida de la carrera indican sin equívoco que es muy fácil entrar y más aún aprobar, y los cuatro cursos se reducen a poco más de tres si se descuenta el prácticum. En cuanto a la del profesor de Secundaria, después de decenios con la inútil ficción del CAP hoy requiere, aparte del grado universitario -hasta hace poco licenciatura- previo, un máster específico de un año con un prácticum que supone el 30% de la carga en créditos pero se lleva el 50% del curso académico. El diagnóstico generalizado es que la formación del docente sigue siendo muy débil en general para Primaria y pedagógica o profesionalmente débil para Secundaria. A esto se añade, primero, que la universidad no es capaz de dirigir ni controlar el prácticum, mientras que los centros de Primaria y Secundaria, dado que solo son colaboradores, no se sienten obligados ni inclinados a hacerlo de forma efectiva, lo que lo convierte en un coladero ineficaz; segundo, que la llave de acceso a dos tercios del sistema, la enseñanza de titularidad pública, sigue estando en unas oposiciones librescas que de ninguna manera garantizan la competencia docente, si es que el educador ha de ser algo más que un transmisor de información mascada.

Una reforma a fondo de la formación inicial a la altura de los desafíos del nuevo entorno global, digital y transformacional y de la centralidad de la educación en el mismo debería, por un lado, reforzar la formación teórica y científica del profesorado (general para el de primaria y educacional para el de Secundaria), previendo que este tendrá, a lo largo de una vida profesional larga en un entorno complejo, cambiante e incierto, que estar en condiciones de analizar, diagnosticar, innovar y seguir aprendiendo; por otro, dar mayor peso a la formación y la selección en la práctica, ampliando el periodo de residencia en el centro y condicionando al desempeño en el mismo el acceso definitivo a la profesión. Este doble movimiento podría hacerse sacando definitivamente el prácticum de los estudios universitarios para dejar a la universidad hacer lo que mejor sabe y puede hacer, que es la formación teórica, y encomendándolo por completo a quienes están realmente en condiciones de organizarlo y dirigirlo, que son los empleadores (administraciones y patronales) y los profesionales en ejercicio, ya de forma más sistemática, remunerada y prolongada (llámese igual o, como ahora se propone, MIR docente).

En cuanto al acceso al empleo, bien podría dividirse en dos fases: una de acreditación, regulada por universidades y administraciones, y otra de contratación, por los centros. La acreditación podría ser el resultado del título universitario más la evaluación positiva del periodo de prácticas, y la contratación, establecidas unas normas generales, ser dejada a los centros y/o a las autoridades locales, que son los que pueden conocer las necesidades sobre el terreno. Huelga explicar que con tal modelo no harían falta oposiciones. Por último, la carrera docente debería situarse en algún lugar intermedio entre la inamovilidad y la precariedad. Más allá de la formación inicial, el aprendizaje del saber hacer docente es largo, descansa fuertemente en la experiencia y como mejor se transmite es a través de esta, en la colaboración, por lo que la estabilidad y un horizonte cierto en el empleo son elementos necesarios para el desarrollo en la profesión y activos muy relevantes para la institución; pero, en el extremo opuesto, la inamovilidad, inanidad e impunidad actuales del docente funcionario se han convertido en una rémora para ella, por lo que se precisa estudiar formas intermedias, que pueden ir de un contrato laboral protegido o reforzado a un estatuto funcionarial relativizado, no incondicional. Quizá no esté de más recordar que el contrato laboral, que ya rige en los centros privados y concertados, fue la reivindicación central del profesorado no funcionario de la escuela pública en los años de la transición política y primeros de la democracia, cuando se gestaba la figura actual de la profesión.

Por último, la mejora de la institución escolar requiere la recuperación de un tiempo de trabajo del docente que muchos mantienen e incluso estiran, pero en el caso de otros, no menos, se ha perdido: me refiero al horario y el calendario no presenciales. Sin cuestionar los derechos eventualmente adquiridos por los docentes ya en ejercicio (que podrían, no obstante, ser voluntariamente atraídos hacia unas nuevas condiciones de ejercicio profesional con incentivos varios), la contratación de nuevo profesorado debería devolverlo progresivamente a los centros, pues en esta profesión la proximidad física y el contacto informal son la columna de la tan necesaria colaboración, y la ausencia de los profesores del centro fuera de su horario lectivo o poco más provoca su infrautilización, favorece su burocratización y limita su capacidad de iniciativa, de adaptación al entorno y de resolución de problemas.

Aunque, para salir del terreno de las abstracciones, en este texto no se han ahorrado detalles de posibles cambios, todos son sin duda discutibles y deben distinguirse de lo esencial: reforzar la formación universitaria del profesorado, establecer una etapa sólida de formación práctica y evitar las disfunciones de la poltrona funcionarial. Esto entraña una carrera inicialmente más dura y más difícil, pero ese es uno de los dos pies del prestigio profesional tan añorado. El otro es un buen desempeño, comprometido, eficaz y eficiente, lo que quiere decir mejorar la vida de los centros y mejorar los resultados de los alumnos, en el sentido más amplio. Con eso, el prestigio volverá solo; sin eso, nunca, porque es cuestión de valor social real, no de marca.

Fuente: http://blog.enguita.info/

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Las empresas que impulsan la FP Dual buscan crear «una cantera de personal»

Por: Redacción EducaWeb

¿Qué piensan las empresas comprometidas con la implantación de la FP Dual en España, esa modalidad de formación profesional que se realiza en alternancia entre el centro educativo y la empresa? Un estudio realizado por la Universidad Ramon Llull entre las 270 empresas que integran la Alianza para la FP Dual revela que el 87,76% de las compañías busca sobre todo formar trabajadores potenciales y crear una «cantera de personal».

Otros objetivos menores se centran en apoyar la inserción laboral juvenil (12,24%), optimizar los costes de la inserción (8,16%), promover la FP Dual (6,12%) y mejorar la reputación de la empresa (2,04%).

Además, el 70% de los encuestados indica que está dispuesto a contratar al alumnado que hayan concluido con éxito su formación, aunque sólo el 50% asegura haberlo hecho. Ahora bien, la posibilidad de ser contratado aumenta con la especialización. Los perfiles más demandados por las empresas consultadas son los técnicos (43%), administrativos (20,6%), operarios (11,2%), de marketing y ventas (6,3%) y analistas de calidad (6,3%).

Un 68% de las empresas también ofrece becas remuneradas al alumnado que se forma en ellas, un 22% utiliza la fórmula del contrato laboral y un 10% no remunera el periodo formativo.

Falta de candidatos y demasiada burocracia

Entre los puntos débiles de esta modalidad educativa, los consultados comentan que las principales dificultades residen en la falta de candidatos (54%), la burocracia inicial (50%), las diferencias legales que existen entre las distintas comunidades autónomas (24%), la falta de una oferta formativa adecuada (24%), las dificultades en la gestión diaria (14%) y la remuneración obligatoria (8%).

Los autores del estudio también constatan la ausencia de tutores que sean referentes profesionales.  Éstos no solo tienen que ser excelentes técnicos, sino manifestar un gran interés por su faceta formativa, concluye el estudio.

Las empresas y la FP Dual en España. Informe de situación 2016 se ha realizado a partir de las respuestas de las 270 organizaciones adheridas a la Alianza para la FP Dual, una red estatal de empresas, centros e instituciones comprometidas con el desarrollo de este tipo de formación en España, impulsada por la Fundación Bertelsmann, conjuntamente con la Fundación Princesa de Girona, la CEOE y la Cámara de Comercio de España. En el país hay más de 4.800 empresas que colaboran con este tipo de formación que beneficia a más de 16.000 estudiantes, según los autores del trabajo.

Fuente:http://www.educaweb.com/noticia/2016/10/24/informe-fp-dual-empresas-formacion-espana-crear-10596/

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