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Talento y Poder: Evitando el Síndrome de Procusto

Estados Unidos/10 de Julio de 2016/Expansión.com

Por: Javier Busquets

En esta ocasión me gustaría proponer una reflexión en torno al debate entre talento y poder en el contexto de las transformaciones digitales. Empecemos por el «talento». En un reciente informe (http://www.siliconbeat.com/2016/01/20/100892/) se presentan los puestos de trabajo que tienen mayor demanda en los EEUU: Científicos de datos, Arquitectos de Software, Especialistas en User Experience, desarrolladores de aplicaciones móviles y arquitectos de modelos de negocio. Muchas de estas nuevas profesiones están vinculadas con las nuevas necesidades de la digitalización de las empresas y con salarios altos (entre 60.000 y 110.000 euros anuales).

Pero estos profesionales, muchos de ellos jóvenes, que intenten encontrar oportunidades en la empresa tradicional pueden encontrarse con dificultades. La empresa burocrática se está convirtiendo en una jaula de hierro – por utilizar el término de Richard Sennet en su libro La Cultura del Nuevo Capitalismo (Anagrama, 2012). La  especialización que impone no está pensada para la época digital. Además, un especialista, no ve el «cuadro completo». Lo tradicional es que sea en la cúspide, donde la élite de la burocracia «une los puntos» y de sentido general a la actividad. La burocracia tradicional es una fuente de ejercicio del poder, obviamente. Pero las nuevas profesiones deben conectar componentes, departamentos y personas. Deben crear sistemas y por ello tienden a ser generalistas. Y esto puede suponer un contrapoder.

Las especialidades y estructuras que fundamentan la burocracia clásica pueden convertirse por ello en Lechos de Procusto, un ser mitológico que gestionaba un hostal en la Grecia Antigua. A los huéspedes que no encajaban bien en la longitud de las camas (les sobraban parte de las piernas), Procusto procedía a cortar sus extremidades; si el desdichado era de corta estatura, Procusto lo estiraba hasta hacerlo encajar.

Ante la digitalización, algunas burocracias pueden tender a defenderse de los cambios de forma enérgica manteniendo sus estructuras y pueden oponerse de dos formas: (1) con su jerarquía, procesos, incentivos, premios y castigos;  y (2) manteniendo los procesos de transferencia de trabajo a capital.  Las empresas sobreviven «capitalizando» conocimiento. Una burocracia es una estructura extractiva – por utilizar un término de moda – que a su vez redistribuye riqueza entre generaciones. Este proceso de transferencia de talento a capital se fundamenta en el supuesto ético que Weber desarrolló en su obra La ética protestante y el espíritu del capitalismo. La idea es que los empleados se comprometen con la empresa, aplazando las satisfacciones a corto plazo, por la inversión a largo plazo, es decir, por el desarrollo de una carrera y el mantenimiento de un cierto status que permita sufragar los gastos familiares y formando redes de compromisos entre empleados.

La digitalización está configurando una economía mucho más compleja y está minando los valores sobre los que se ha constituido la empresa en los últimos cien años. De hecho, se bada en la ética de Adam Smith: lo que se valora es el talento y el trabajo. En una crisis profunda con la precarización del empleo ¿Qué tipo de ética seguirá vigente?  Por un lado tenemos jaulas de hierro que pueden actuar como Procustos ante el talento joven y por otro la generación del Milenio que se cuestiona la ética del compromiso a largo plazo y exige inmediatez.

¿Qué esperábamos? Si las empresas no ofrecen compromiso a largo plazo, no pueden esperar de sus empleados más jóvenes que sí lo hagan. Paul Mason en su libro Post-Capitalism (Penguin Books, 2015) argumenta que dotar de un poder desproporcionado a la innovación puede llevar a una obsesión de valorar sólo lo «no existente»,  lo que está por venir, con la consiguiente reducción del valor marginal de productos y servicios existentes a cero. Por el contrario, la obsesión con mantener el statu-quo, olvidando el futuro, puede llevar a la desaparición de la organización. En definitiva, el colapso del sistema. Esta ténsión ética entre mérito y solidaridad a su vez entra en tensión entre el largo plazo y el corto plazo.

La innovación requiere directivos que creen «espacios de innovación», un eufemismo para explicar que las estructuras «verticales» pueden estar obsoletas y es necesario establecer conexiones entre unidades no conectadas, o con ecosistemas exteriores. Construir nuevos sistemas requiere generalistas, como argumentamos, no tanto especialistas. Por eso, la innovación es un contrapoder al statu-quo, es muy dependiente de la gestión del talento y en ocasiones no inclusiva.  Richard Sennet nos recuerda que una de las funciones de la burocracia es mantener el orden social, es decir, ser inclusiva, a cambio de gestionar ciertos niveles de ineficiencia. Pero esto requiere sostenibilidad del modelo de negocio, algo que la digitalización cuestiona.  Por otro lado, en cualquier «transformación», por definición, se re-definen las redes de compromisos entre personas; y entre personas y empresa. Este es un punto capital que no puede olvidarse.

Por ello debería asegurarse un equilibrio dinámico de cómo mantener la producción y la supervivencia a corto plazo; y en paralelo, lanzar proyectos de  transformación que permitan «dar juego» a los generalistas que conecten personas y conocimiento.  Es muy importante definir bien los objetivos:  «objetivar» las acciones para evitar que la transformación sea productiva, evitando en lo posible que un proceso de cambio convierta a la organización en un campo de batalla político.

La clave es despertar capacidades latentes en personas que se sientan protagonistas del futuro. Es también muy importante escoger bien las empresas de consulta (consultoría) que nos acompañen en el viaje: debe exigirse compromiso con los resultados y con las personas. Por tanto, desde mi punto de vista, el reto de los líderes empresariales – en un proceso de transformación digital – pasa por saber cómo incorporar las nuevas profesiones, potenciando el aprendizaje organizativo y la innovación en sus estructuras. El statu-quo no puede parar la evolución.

Fuente: http://www.expansion.com/blogs/sociedad-empresa-digital/2016/04/21/talento-y-poder-evitando-el-sindrome-de.html

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Mujeres, las auténticas heroínas invisibles de Gaza

Palestina/10 de Julio de 2016/Prensa Chile

Por: Gerd von der Lippe

Las mujeres y los niños son extraordinariamente vulnerables en tiempos de guerra y bloqueo. El bloqueo de Gaza es un bloqueo por tierra, mar y aire llevado a cabo por Israel y Egipto desde 2007. Israel y Egipto controlan las fronteras, el movimiento de personas y el transporte de mercancías al interior y exterior de la franja. En este territorio minúsculo las mujeres intentan tener una vida.¿Cómo se las arreglan en unas condiciones tan terribles?

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En 2015, más del 8% de las/los cabezas de familia en los hogares de Gaza eran mujeres. Según la OCHA (Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios) al menos 790 mujeres quedaron viudas como consecuencia del terror israelí durante 2014. Casi 24.000 chicas y 23.000 mujeres cuyos hogares resultaron destruidos o seriamente dañados continúan todavía desplazadas. Las condiciones de vida de las mujeres y las jóvenes desplazadas que en la actualidad viven acogidas por el hospedaje de otras familias, en apartamentos de alquiler, unidades prefabricadas, tiendas, refugios provisionales o incluso entre los escombros de sus antiguos hogares, plantean una gran variedad de preocupaciones en torno a su protección.
En 2015, más del 70% de los hogares disponía de agua de traída solo un día de cada dos o cada cuatro, y únicamente por un período de 6 a 8 horas. Además, toda la población sufre cortes programados en el suministro de energía eléctrica, que duran entre 12 o 14 horas diarias, a causa de los destrozos ocasionados por las bombas israelíes en las plantas de producción eléctrica. La reducción de las posibilidades de acceso a los servicios básicos, especialmente al agua y la electricidad, ha socavado la capacidad de una gran parte de las mujeres y jóvenes de desarrollar actividades generadoras de ingresos, o de dedicar tiempo a sus propias necesidades. Ello también guarda relación con la división tradicional del trabajo en la sociedad palestina, donde las mujeres y las jóvenes asumen en primer término la responsabilidad del buen funcionamiento y mantenimiento de los hogares, actividades que en las presentes circunstancias requieren más tiempo.
El estilo culinario de Gaza es similar a los estilos adoptados en los otros países del Levante, y está influenciado por la costa mediterránea. El alimento básico de la mayoría de los habitantes de la zona es el pescado, y Gaza disponía de una importante industria pesquera. Las mujeres y las jóvenes tenían una gran destreza en la preparación de sabrosos platos. Con frecuencia se preparaba el pescado a la brasa relleno de cilantro, ajo, pimiento rojo y comino, o marinado en una mezcla de cilantro, pimiento rojo y rodajas de limón. Pero esto es historia para la mayoría de la gente.
Desde el 2014 la marina israelí ha llevado a cabo más de 300 ataques sobre la flota de pescadores realizados a partir del 26 de Agosto de ese año (www.shiptogaza.no). Nueve pescadores fueron asesinados y 422 detenidos por los israelíes. Según los Acuerdos de Oslo el límite de las aguas de pesca debería ser de 20 millas náuticas, pero sólo se les permite pescar hasta 3 millas náuticas. Por lo tanto la pesca resulta demasiado escasa y la actividad, como tal, insuficiente para servir de sustento familiar.
En general se considera que la educación es el punto de partida para la consecución de un empleo bien remunerado. Pero no es así en la Gaza asediada y bombardeada. Jóvenes de ambos sexos acuden a escuelas y universidades. Pero los años de escasez presupuestaria han dejado exhausto al sistema educativo de Gaza, en el que aproximadamente el 94% de las escuelas operan en un sistema de doble turno, atendiendo a un grupo de alumnado por las mañanas y a otro distinto por las tardes. Como consecuencia de ello la educación de los chicos y chicas resulta severamente perjudicada, aunque a unos pocos pueda irles bien. UNRWA (la Agencia de las Naciones Unidas de Ayuda y Empleo para los Refugiados Palestinos) ha lanzado una campaña sobre “estilos de vida saludables” en las escuelas de Gaza. Con ella se intenta elevar el grado de concienciación del personal educativo, alumnado, comunidades de refugiados y demás para conseguir un ambiente escolar más saludable.
La mayoría de las mujeres con empleo se concentran en dos sectores económicos. El 76% de ellas trabajan en el sector servicios y solo un 17,5% en agricultura (UN Women-Palestine Country Office). El desempleo alcanza su máximo nivel entre mujeres jóvenes de entre 15 y 29 años. El 82.6% estaba sin trabajo en 2015, así como el 74% de mujeres solteras, el 63.6% de mujeres casadas y el 37.4% de los hombres (OCHA). Muchas de las madres con estudios suelen ser solteras, ciudadanas activas en la política local y buscadoras de empleo, cuidando a sus hijos mientras sus parejas entran y salen de prisión.
Algunas mujeres intentan crear empleos por si mismas. Uno de ellos es “6 flores” de 2014. Un grupo de ellas se iniciaron como empresarias haciendo y poniendo a la venta bordados tradicionales gazatíes. Después de una exposición de gran éxito, vendieron sus trabajos a Qatar y obtuvieron algunos ingresos. Pero cuando intentaron hacer lo mismo con otros países Israel no se lo permitió. Es, por desgracia, un símbolo de cómo Israel se niega a que Gaza pueda prosperar.
Fuente: http://piensachile.com/2016/07/mujeres-las-autenticas-heroinas-invisibles-gaza/
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Ojalá algún día la educación despierte la misma pasión que el fútbol

Por: Raquel Aldana

Ojalá algún día la educación despierte la misma pasión que el fútbol. Ojalá se haga tan relevante y esencial que nuestros niños y jóvenes puedan disfrutar de una educación de calidad. De una educación en la que los descubrimientos despierten la misma emoción que un gol o una canasta en el último minuto.

Ojalá pudiésemos aliviar a los maestros, ojalá hiciésemos de su profesión un trabajo bien considerado y remunerado. Ojalá viésemos en nuestros niños su verdadero potencial, ojalá los gobiernos dotasen de los mejores medios a los maestros para que estos pudiesen enseñar de la forma más individualizada posible, acogiendo y resaltando los puntos fuertes de cada uno de sus pupilos.

Ojalá el adolescente que pregunta y demuestra pasión por lo que cuentan los libros despertara la misma ilusión en los padres, en la sociedad, que el adolescente que promete ser un nuevo balón de oro, plata bronce o todos a la vez. Ojala los periódicos que aluden a nuevos descubrimientos hicieran portadas tan esperadas y coleccionadas como las de los días posteriores a los grandes partidos.

Mientras leemos y pensamos en estos “ojalás”, hay miles de niños que no tienen nada para comer, que buscan una parcela de suelo para ponerse a estudiar un libro heredado, que miran su cuadernillo de notas y no saben qué ha pasado. Miles de niños que se frustran con las matemáticas, miles de análisis que no comprenden, guerras que no conocen. Guerras, prejuicios y creencias que soslayan con su afán de seguir adelante, de sobrevivir.

Está constatado que gran parte de los sistemas educativos del mundo son inadecuados por su insuficiencia, pues limitan el estudio a la escuela y no parten del conocimiento de los niños para potenciarlo. Aunque los medios sean distintos, la mala educación está presente tanto en los países pobres como en los desarrollados.

El efecto “doctor fútbol”

Es algo archisabido en el contexto sanitario: en los días de partidos de fútbol y las épocas de competiciones importantes las urgencias de nuestros hospitales están más vacías. Un fenómeno tan curioso que provoca cierta reflexión sobre nuestras pasiones.

En España se han realizado estudios sobre este hecho y las conclusiones que se derivan es que hay al menos un 35% menos de pacientes que acuden a Urgencias, siendo el porcentaje mayor (44%) si contemplamos la afluencia de personas con dolencias menores o poco relevantes. La diferencia es significativa y nos invita a cuestionarnos nuestros hábitos.

Hábitos que se reflejan en la pregunta -de obligada respuesta- que les hacemos a nuestros niños prácticamente desde que aciertan a articular su primera palabra. “¿De qué equipo eres?”, decimos. No nos cuestionamos, habitualmente, que puede que el fútbol no sea de su interés o, al menos, no le interese de manera natural. Les “obligamos” a tener una respuesta, a marcarse un objetivo.

Niña con bote lleno de corazones

La educación es la base de la sociedad

El secreto del éxito de la educación finlandesa, claro referente en el ámbito, es que sus actuaciones se caracterizan por lograr consideración hacia el profesorado, el cual ha sido seleccionado y al que se les ofrecen medios para que llegue a convertirse en maravillosos instructores.

Así, la garantía que debe ofrecer la educación es la de instruir a cada niño en base a su potencial, asegurando que cada persona pueda llegar a superarse y no fabricando temarios generales que no dan cabida a ninguna adaptación y sí a muchas frustraciones, a muchos aburrimientos, a notas desastrosas y a pérdidas que son difíciles de cuantificar por su grandeza para la sociedad, para la especie o para el mismo planeta.

El mejor sistema educativo es el que logra que los estudiantes vayan más allá y mejoren sus resultados, individualizando y flexibilizando el currículum que se promueve. Es decir, hacer realidad una propuesta educativa basada en el concepto vygostkiano de capacidad y de potencial.

niño leyendo en una hamaca

Esto no quiere decir que debamos dejar de emocionarnos con el deporte. Seríamos necios si no entendiéramos que, más allá de su componente lúdico, es una fuente de juego y un contexto perfectamente valido para la formación de valores. Un buen equipo no lo sería si sus componentes no entendiesen la importancia de la cooperación, si en la práctica no pusiesen en marcha el principio gestáltico de que el todo es mucho más que la suma de las partes.

Es un milagro que la educación sobreviva a nuestro sistema educativo

La educación, tal y como se plantea en términos de recursos y de concepto, es hoy en día deficitaria a lo largo y ancho de nuestro planeta. Einstein, uno de los mayores genios de la historia, afirmó que es un milagro que la curiosidad humana sobreviva a la educación reglada.

Estaremos de acuerdo en que algo falla y ese algo no es solo de ahora. ¿Por qué, si no, un niño de 4 años hace más de 100 preguntas al día y un niño de 10 comienza solo a preocuparse por las respuestas de los exámenes? Se responde fácil, pues como sociedad estamos cortando las alas a nuestros niños. Y eso no solo se hace en la escuela.

Porque si el niño no puede aprender por el camino generalista que se ha trazado para él y para el resto de los niños se su edad, entonces se le debe enseñar por el camino por el que el niño aprenderá, por el camino hacia el que señalan sus capacidades. Porque, al fin y al cabo, se trata principalmente de darnos cuenta de que el verdadero derecho no es el de ser iguales, sino el de ser diferentes y ser tratados como tal, empezando por la educación. 

  • Tomado de: https://lamenteesmaravillosa.com/ojala-algun-dia-la-educacion-despierte-la-misma-pasion-futbol/?utm_medium=post&utm_source=website&utm_campaign=popular
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The Racist Killing Machine in the Age of Anti-Politics

Por: Henry A. Giroux

The killing machine has become spectacularized, endlessly looped through the mainstream cultural apparatuses both as a way to increase ratings and as an unconscious testimony to the ruthlessness of the violence waged by a racist state. Once again, Americans and the rest of the world are witness to a brutal killing machine, a form of domestic terrorism, responsible for the deaths of Philando Castile and Alton Sterling who were shot point blank by white policemen who follow the script of a racist policy of disposability that suggests that black lives not only do not matter, but that black people can be killed with impunity since the police in the United States are rarely held accountable for such crimes.

In the Castile case, the police fired into the car with a child in the back seat–a point rarely mentioned in the mainstream press. At the same time, the power of violence as a tool for expending rage and addressing deeply felt injustices has resulted in a young black man mimicking the tools of state violence by deliberately killing five police officers and wounding seven others in Dallas, Texas. This is a horrendous and despicable act of violence but it must be understood in a system in which violence is disproportionately waged against poor blacks, immigrants, Muslims, and others who are now defined as excess and pathologized as disposable. The killings in Dallas speak to a brutal mindset and culture of mistrust and fear in which violence has become the only legitimate form of mediation

In the increasingly violent landscape of anti-politics, mediation disappears, dissent is squelched, repression operates with impunity, the ethical imagination withers, and the power of representation is on the side of spectacularized state violence. Violence both at the level of the state and in the hands of everyday citizens has become a substitute for genuine forms of agency, citizenship, and mutually informed dialogue and community interaction.

Etienne Balibar has pointed out that “as citizenship is emptied of its content,”[i] the right to be represented is ceded to the financial elite and the institutions of repression or what Althusser once called the “repressive state apparatuses.” Under such circumstances, politics is replaced by a form of “antipolitics” in which the representative and repressive machineries of the state combine to objectify, dehumanize, and humiliate through racial profiling, eliminate crucial social provisions, transform poor black neighborhoods into war zones, militarize the police, undermine the system of justice, and all too willingly use violence to both to punish blacks and to signal to them that any form of dissent can cost them their lives. But such apparatuses do more, they willfully exclude and repress the historical memories of racial violence waged by both the police and other racist institutions.[ii] They have no choice since such histories point to the deeply embedded structural nature of such violence as a reproach to the bad cops theory of racist violence.

What we are observing is not simply the overt face of a militarized police culture, the lack of community policing, deeply entrenched anti-democratic tendencies, or the toxic consequences of a culture of violence that saturates every day life. We are in a new historical era, one that is marked a culture of lawlessness, extreme violence, and disposability, fueled, in part, by a culture of fear, a war on terror, and a deeply overt racist culture that is unapologetic in its disciplinary and exclusionary practices. This deep seated racism is reinforced by a culture of cruelty that is the modus operandi of neoliberal capitalism–a cage culture, a culture of combat, a hyper masculine culture that views killing those most vulnerable as sport, entertainment, and policy.

The United States is in the midst of a crisis of of governance, author­ity, and representation and as historical narratives of injustice and resistance fade there emerges a further crisis of individual and collective agency, along with a crisis of the identity and purpose regarding the very meaning of governance. As democratic public spheres disappear and the state increasing turns to violence to address social problems, lawlessness becomes normalized and violence becomes the only form of mediation. This is fueled by a discourse of objectification, and a race-based culture of pathology, which often finds expression not only in police violence but also in scattered mass shootings and a tsunami of everyday violence in America’s major cities, such as Chicago. Politics has been emptied out, lacking any representative substance, and opens the social landscape to the dangerous forces of right-wing populism and ultra-nationalism, both of which are deeply racist in their ideological discourse and their relationship to those excluded others.

Americans are witnessing not simply the breakdown of democracy but the legitimization of a society in the grips of what might be called a politics of domestic terrorism, a kind of anti-politics that rejects the underlying values of a democracy and is unwilling to reclaim its democratic tendencies while deepening its civic principles. The U.S. is deep into the entrails of an updated authoritarianism and until that is recognized under such circumstances violence will escalate, people of color will be killed, whites will claim they are the real victims, and the discourse of racial objectification will become, as it has, a visible if not embraced signpost of an anti-politics that defines the varied landscapes of power and institutions of everyday life.

The ultimate mark of terrorism both domestic and foreign is a hatred of the other, a certainty that defines dialogue, an ignorance that embraces the power of the mob and the redemptive force of the savior. As America moves dangerously close to embracing such an authoritarian social order and the politicians who endorse it, indiscriminate and intolerable violence will assume a kind of legitimacy that allows people to look away, refuse to recognize their own powerlessness, and align them with a barbarism in the making. All of this bears the weight of a history in which such indifference is easily transformed into the worst forms of state violence. The face of white supremacy and state terrorism, with its long legacy of slavery, lynching, and brutality has become normalized, if not supported by one major political party, a large percentage of the public endorsing Donald Trump, and a corporate and financial elite wedded only to increasing their power and profits. We are in a new historical era that is widening the scope and range of violence-an expansive age of disposability that widens the net of those considered expendable if not dangerous.

Some conservatives such as David Brooks have argued that the collapse of character and the rise of a form of political narcissism are producing deeply troubling forms of authoritarianism.[iii] That analysis is too facile, and ignores the underlying social, economic, and political conditions that concentrate power in very few hands, distribute wealth largely to the upper 1 percent, eliminate social services, and destroy those institutions capable of producing a culture of critique, empathy, and engaged citizenship. The old age of the social contract and social democracy is dead; the economic foundations that once supported large segments of the working class have been destroyed by the forces of globalization; and the promise of a collective ethical imagination has given way to the tawdry self-indulgence and self-interest that drives a consumer and celebrity culture. Not only have too many Americans become prisoners of their own experience, they also  have become passive in the face of state violence, a culture of extreme violence, and a web of mainstream cultural apparatuses that trade in violence as sport and entertainment.

Racism is one register of such violence, but in the age of cell phones and video cameras it has become more visible, and its brutalizing imagery contains the possibility for mobilizing social formations such as the Black Lives Matter Movement to both expose and eliminate its underlying ideologies and structures. At the same time, such blatant acts of racism offer a false sense of community to those being organized around hate and anger, resulting in a blind devotion to false prophets, such as Donald Trump, who trade in fear and despair.

Let’s hope that the current crisis we are witnessing as it appears to unfold daily will transform cries of collective outrage into a social movement that is organized around a call for economic and social justice, one less intent on calling for reforms than for eliminating a neoliberal economic order steeped in corruption, racism, and violence.

Notes.

[i] Etienne Balibar, “Uprisings in Banlieues,” Equaliberty, [Durham: Duke University, 2014] pp. 252

[ii] See, for instance, Jerome H. Skolnick, The Politics of Protest: Task Force on Violent Aspects of Protest and Confrontation of the National Commission on the Causes and Prevention of Violence 2nd Revised edition (New York: NYU Press, 2010). Also see Jonathan Simon,Governing Through Crime: How the War on Crime Transformed American Democracy and Created a Culture of Fear (New York: Oxford University Press, 2009).

[iii] David Brooks, “The Governing Cancer of Our Times,” The New York Times, [February 26, 2016] Online: http://www.nytimes.com/2016/02/26/opinion/the-governing-cancer-of-our-time.html?_r=0

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Analfabetismo y alfabetismo: ¿de qué estamos hablando?

Por: Rosa María Torres

Alfabetismo «Habilidad para leer y escribir, con comprensión, un enunciado simple relacionado con la propia vida cotidiana. Incluye un continuo de habilidades de lectura y escritura, y a menudo aritmética básica«.
UIS-UNESCO, Global Education Digest 2010, Glossary (nuestra traducción del inglés, p. 264)

El campo del analfabetismo es particularmente confuso, caracterizado por terminologías y definiciones variadas e incluso ad-hoc. La falta de consenso sobre el tema, y los continuos cambios en términos y nociones, se dan no solo en América Latina y el Caribe sino a nivel mundial.

En primer lugar, existe una confusión generalizada entre los términos alfabetismoalfabetización. Dicha confusión proviene entre otros de malas traducciones del término «literacy» en inglés (literacy equivale a alfabetismo; literacy education equivale aalfabetización). Alfabetización se refiere al proceso de adquisición de la lectura y la escritura.Alfabetismo se refiere a la condición o grado de manejo de la lectura y la escritura que tiene una persona, un grupo o un país. Deberíamos hablar, por tanto, de tasa de alfabetismo, no de tasa de alfabetización.

Algunas diferencias tradicionales vinculadas a los diferentes usos de los términosanalfabetismo/alfabetismo/alfabetización tienen que ver con:

▸ la usual asociación de estos términos con jóvenes y adultos, versus alfabetizaciónentendida como concepto abarcativo que incluye a todas las edades, dentro y fuera del sistema escolar;

▸ la inclusión o no del cálculo dentro del concepto de alfabetismo y de los programas de alfabetización;

▸ la alfabetización entendida como un período o un programa, o bien como un proceso y un continuo que se prolonga más allá de cierto número de años de escolaridad o de un determinado programa;

▸ el alcance de la alfabetización. Esta se entiende usualmente como básica, inicial o elemental. Esta visión estrecha y antigua contrasta con una comprensión de la alfabetización como apropiación de la cultura escrita – en todas sus variantes y soportes, incluidas las modernas tecnologías y las que sigan apareciendo – y el uso de la lectura y la escritura con fines diversos en la vida diaria;

▸ en algunos casos se especifica la lengua o lenguas a considerarse en la definición de una persona como alfabetizada (por ejemplo, creole en Haití u holandés en Surinam).

El término alfabetizaciones, en plural, ha sido introducido en los últimos años por académicos vinculados a la corriente llamada New Literacy Studies.

Otros preferimos ampliar el concepto de alfabetización y de alfabetismo para incluir en éste las nuevas y cada vez más amplias demandas puestas a la lectura y la escritura y a la cultura escrita en general, en la actualidad, incluyendo el mundo digital, que se ha incorporado de lleno a los requerimientos y competencias vinculados a la lectura y la escritura, a la información y el conocimiento.

Asimismo, los términos analfabetismo y alfabetización se vienen usando de manera cada vez más laxa, para indicar respectivamente ‘desconocimiento’ y ‘conocimiento básico’ de prácticamente cualquier campo (analfabetismo/ alfabetización científica, analfabetismo/ alfabetización ambiental, analfabetismo/ alfabetización en salud, analfabetismo/ alfabetización digital, etc.). Esto refleja entre otros el viejo prejuicio que asocia analfabetismo con ignorancia y alfabetismo/alfabetización con conocimiento.

Persisten las dicotomías tradicionales analfabetismo/ alfabetismo, analfabetismo ‘absoluto’/  ‘funcional’. No obstante, el conocimiento sobre el campo ha avanzado considerablemente en las últimas décadas, mostrando la obsolescencia de este pensamiento dicotómico. La alfabetización es un continuo y existen diversos niveles de dominio de la lengua y de la cultura escrita, en sus diversos formatos y soportes, como se reconoce hoy ampliamente. [1]

El término ‘alfabetización funcional’ fue oficialmente aprobado en 1978 en la Conferencia General de la UNESCO, entendiéndolo como la habilidad de una persona para “involucrarse en todas aquellas actividades requeridas para funcionar de manera efectiva en su grupo o comunidad, así como para permitirle continuar leyendo, escribiendo y calculando, para su propio desarrollo y el de su comunidad” (Glosario, Informe de Seguimiento de la EPT 2006:La alfabetización, un factor vital. Nuestra traducción del inglés).

Lo ‘funcional’ ha venido dando lugar a dos interpretaciones:

(a) lo ‘funcional’ entendido como el manejo efectivo de la lectura y la escritura, y éste asociado con determinado número de años de escolaridad, y

(b) lo ‘funcional’ entendido como el vínculo entre alfabetización y capacitación vocacional, trabajo o actividades generadoras de ingresos.

Ambos usos están presentes en América Latina. La tendencia dominante hoy es asociar ‘analfabetismo funcional’ con menos de cuatro años de escolaridad (la noción de ‘educación incipiente’ propuesta por el SITEAL) [2]. No obstante, la idea de que cuatro años de escolaridad aseguran ‘alfabetismo funcional’ ha sido desafiada, probada empíricamente desde los 1980s y crecientemente reclamada por el Caribe anglófono. Como ratifican los informes mundiales de la Educación para Todos y de los Objetivos de Desarrollo del Milenio,cuatro años de escuela – buena o mala – son hoy claramente insuficientes para aprender a leer, escribir y calcular de manera autónoma en la vida real, fuera del aula de clase y los textos programados de instrucción. (Ver: El fracaso alfabetizador de la escuela).

Un estudio pionero sobre ‘alfabetismo funcional realizado por la UNESCO-OREALC a fines de los 1990s en áreas urbanas de siete países latinoamericanos (Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México, Paraguay y Venezuela) aportó evidencia empírica que confirmó la insuficiencia de cuatro años de escolaridad; mostró, además, que importa no sólo el número de años que alguien permanece en la escuela sino la calidad de dicha escuela y del contexto (Infante, 2000). Por muchos años la CEPAL ha venido afirmando en esta región que se necesitan al menos 12 años de escolaridad para que el alfabetismo alcanzado sea ‘funcional’ y pueda hacer una diferencia en la vida de las personas.

[1] Hay varias propuestas de clasificación de niveles y competencias de alfabetismo (para un breve recuento internacional, ver Letelier, 2008). La IALSS (International Adult Literacy and Skills Survey– Encuesta Internacional de Alfabetización y Habilidades de Adultos) la cual mide alfabetismo, cálculo y habilidades para la resolución de problemas, identifica cinco niveles de manejo. Ver IALLS/Statistics Canada  Ver también el LAMP (Literacy Assessment and Monitoring Programme-Programa de Evaluación y Monitoreo de la Alfabetización) desarrollado por el UIS en base a la IALLS y a la IALS (IALS- International Adult Literacy Survey-Encuesta Internacional de Alfabetización de Adultos).

[2] En Paraguay, el Censo de 2002 definió como analfabeta a la persona de 15 años o más que no ha terminado el segundo grado de la escuela. (Informe de Paraguay para CONFINTEA VI, 2008).

*Tomado de: http://otra-educacion.blogspot.com/2010/12/analfabetismo-y-alfabetizacion-de-que.html

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Informe sobre Desarrollo Humano 2015

www.hdr.undp.org

 

El desarrollo humano tiene por objetivo ampliar las oportunidades de las personas, prestando especial atención a la riqueza de las vidas humanas y no solamente a la riqueza de las economías (véase la infografía). El trabajo constituye un aspecto esencial de este proceso, ya que implica a personas de todo el planeta de diversas formas y ocupa una gran parte de sus vidas. De los 7.300 millones de habitantes del planeta, 3.200 millones tienen un empleo, otros llevan a cabo trabajo de cuidados, trabajos creativos, trabajos voluntarios u otros tipos de trabajo, o bien se preparan para convertirse en futuros trabajadores. Algunos de estos tipos de trabajo contribuyen al desarrollo humano y otros no. De hecho, hay trabajos que incluso perjudican el desarrollo humano.

El trabajo permite a las personas ganarse el sustento y tener seguridad económica. Es vital para lograr un crecimiento económico equitativo, la reducción de la pobreza y la igualdad de género. También permite a los ciudadanos participar plenamente en la sociedad y les confiere un sentido de dignidad y valía personal. El trabajo puede contribuir al interés público; y el trabajo que implica cuidar a otras personas fomenta la cohesión y crea vínculos en las familias y las comunidades. El trabajo también consolida las sociedades. Los seres humanos que trabajan juntos no solo aumentan su bienestar material, sino que también atesoran un amplio conjunto de conocimientos que constituyen el fundamento de las culturas y las civilizaciones. Además, cuando todo este trabajo es favorable al medio ambiente, los beneficios se prolongan durante generaciones. En última instancia, el trabajo impulsa el potencial humano, la creatividad humana y el espíritu humano.

Para leer el informe completo visitar el siguiente link:  http://http://hdr.undp.org/sites/default/files/2015_human_development_report_overview_-_es.pdf

 

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Cuando la educación hace daño: Madres Tóxicas

Por: Valeria Sabater

Hablamos de madres tóxicas, no obstante, cabe aclarar también que hay padres tóxicos y abuelos tóxicos. Las madres tóxicas son pilares en la educación de los niños que lejos de fomentar una madurez personal y una seguridad, anclan pesadas cadenas vetando por completo la independencia física y emocional de esa persona.

Ahora bien, cabe decir que el rol de la madre tiene casi siempre, un peso más intenso en la educación de los niños. Es ella quien establece ese vínculo de cuidado y afecto tan estrecho con ese recién nacido, que día a día, irá desprendiéndose de sus brazos para avanzar con seguridad por el mundo sabiéndose amado, teniendo siempre ese referente que le ha aportado un amor incondicional pero saludable, con el que madurar de modo inteligente.

1. ¿Qué hay detrás de la personalidad de las madres tóxicas?

Puede que nos llame la atención, pero detrás del comportamiento de una madre tóxica, está el amor. Ahora bien, todos sabemos que a la hora de hablar del amor, existen dos caras de una misma moneda: está esa dimensión capaz de propiciar el crecimiento personal de la persona, ya sea a  nivel de pareja o a nivel familiar, y a su vez, está también ese lado más tóxico donde se ejerce un amor egoísta e interesado, a veces hasta asfixiante, que puede ser completamente destructivo.

Lo preocupante, es que los familiares que despliegan las artimañas de la toxicidad, lo hacen hacia criaturas que están en pleno proceso de maduración personal, ahí donde debe asentarse su personalidad, su autoestima… Todo ello, irá esculpiendo en ellos grandes vacíos, grandes inseguridades en ocasiones insalvables. Veamos ahora qué dimensiones psicológicas perfilan a las madres tóxicas:

1. Personalidad insegura

En ocasiones, en una madre tóxica suele esconderse una clara falta de autoestima y autosuficiencia que les obliga a ver en sus hijos “esa tabla de salvación” a la cual modelar y controlar para tener siempre a su lado, para que cubran sus carencias.

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2. Obsesión por el control

La necesidad que tienen las madres tóxicas por tener controlado cada aspecto de sus vidas, hace que acaben haciendo lo mismo en la vida de sus hijos. No son capaces de ver los límites. Para ellas, control es sinónimo de seguridad, de algo inmanente que no cambia, y lo que no cambia es bueno porque les hace sentir bien.

Lo complicado de esta dimensión es que las madres tóxicas suelen ejercer el control pensando que con ello, hacen el bien y que así demuestran amor por los demás. “Yo te hago la vida fácil controlando tus cosas para que seas feliz”, “Yo solo quiero lo mejor para ti, y por ello evito que puedas equivocarte”…

El control llevado a cabo desde la justificación del cariño, es el peor acto de la sobreprotección.Impedimos con ello que los niños sean autónomos, capaces y valientes. Y aún más, que aprendan de sus errores.

3. La proyección de los deseos incumplidos

“Quiero que consigas lo que yo no tuve”, “No quiero que caigas en mis mismos errores”, “Quiero que llegues a ser aquello que yo no puede conseguir”.

En ocasiones las madres tóxicas proyectan en sus hijos los deseos incumplidos de su propio pasado, sin preguntar si quiera qué es lo que ellos desean, sin darles opción a elegir, pensando que con ello, les demuestran un amor incondicional, cuando en realidad, es un falso amor. Un amor interesado.

¿Cómo enfrentarnos a una madre o a cualquier familiar “tóxico”?

Sé consciente de que debes romper el ciclo de la toxicidad. Has vivido durante mucho tiempo dentro de él, sabes las heridas que te ha dejado, sin embargo, ahora ya comprendes que necesitas abrir tus alas para ser tú mismo. Para ser feliz. Te va a costar, pero debes empezar a decir “No”, a poner en voz alta tus necesidades y a alzar tus propios muros, esos por los que nadie debe pasar.

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Es tu madre, o es tu familia, los quieres y sabes que romper ese ciclo de toxicidad puede causar algún daño. En ocasiones, decir la verdad de lo que uno siente hace daño a los demás, pero es una necesidad vital. Se trata solo de marcar límites y dejar claro lo que permites o lo que no. No deseas causar daño alguno, debes dejarlo claro, al igual que debe quedar constancia de que tampoco tú quieres ser herido/a nunca más.

Reconoce la manipulación. Hay veces que es tan sutil, que no nos damos cuenta, así que atiende cualquier palabra, cualquier comportamiento. Y sobre todo, no caigas en las redes de la “victimización”, puesto que es un recurso fácil al cual suelen recurrir las personas tóxicas y las madres tóxicas. Alzarse como las más dolidas, las más heridas, cuando en realidad, al que han hecho daño es a ti. Tenlo siempre en cuenta.

*Tomado de: https://lamenteesmaravillosa.com/cuando-la-educacion-hace-dano-madres-toxicas/

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