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Hasta conquistar el derecho a la educación en Chile

CAMILA ROJAS
Presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile

Desde hace 10 años las y los estudiantes de todo Chile nos movilizamos para denunciar un modelo en crisis: la libertad de enseñanza por sobre el derecho a la educación fue condición suficiente para que los mercaderes de la educación crearán con impunidad colegios y universidades de escasa calidad y nulo compromiso con el país; al mismo tiempo que la educación pública fue abandonada y precarizada sin clemencia.

Por años este sistema educativo funcionó sin oposición, y a vista y paciencia de todos. Nuestra educación se vendió al mejor postor. Pero el modelo hizo agua y lo denunciamos ante todo Chile siendo “pingüinos” en 2006, y reafirmamos siendo universitarios con la crisis educativa del 2011.

Hoy, a diez años, el conflicto educacional sigue abierto y el entendimiento de la educación como derecho social es una deuda pendiente. Por el contrario, los camuflajes han abundado: tal como lo fue la LGE en 2008, hoy lo es la gratuidad que el Gobierno anunció con bombos y platillos, medida que no hace más que inyectar recursos a un saco roto, siendo la mejor beca posible pero lejana a un cambio estructural; y más aún, al entendimiento de la educación como derecho social garantizado, donde el tamaño de nuestra billetera no sea lo que determine nuestro futuro.

Con convicción el Gobierno nos dice que faltan recursos. Pero nuestra crítica no apunta a la posible gradualidad en la implementación de la reforma, sino a que su lógica no altera los criterios de mercado que actualmente la rigen. Así, el problema de fondo sigue siendo el mismo que explica los estallidos del 2006 y el 2011: la escasa o nula voluntad política por realizar cambios profundos que nos permitan volver a hablar de la educación como un bien público, democrático y al servicio de las grandes mayorías. Con convicción les decimos que tenemos propuestas y que queremos cambiar la educación. Con convicción le transmitimos a este gobierno que queremos una reforma que transforme el sistema educativo desde su raíz.

Cabe recordar que en estos años no hemos estado solos: con nosotros están los sueños de miles de familias que ven en la educación la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida. A nuestro lado se ubican los docentes agobiados por extensas jornadas laborales, bajos sueldos y escaso reconocimiento social. A nuestra par están los trabajadores de la educación luchando por dignidad. Nuestra lucha no se reduce al corporativismo, nuestra lucha busca sentar el precedente para pensar un horizonte de país distinto, por eso no hemos estado, ni estaremos solos.

Somos nosotros los endeudados, a quienes a diez años del CAE se nos embargan nuestros bienes. Somos los maleducados, fruto de este sistema que nos prometió educación para la movilidad y nos entregó un 67% de egresados subempleados. Somos los alegres y rebeldes dispuestos a movilizarnos cuantas veces sea necesario. Aquí estamos y aquí seguiremos, hasta reconstruir la educación pública y conquistar una educación digna para todas y todos.

Fuente del articulo:  http://www.publimetro.cl/nota/columnistas-publimetro/columna-de-camila-rojas-hasta-conquistar-el-derecho-a-la-educacion/xIQpdu!erkIOyfoxKbqg/

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Por un San Jorge más social

Aragondigital/Tribuna Digital/23 de abril de 2016/Por: Enrique Guillén Pardos

Hace unos días una persona a la que admiro y respeto desde hace años me preguntaba como un cariñoso reproche por qué no escribía desde hace tiempo ningún artículo. Repitió la pregunta con la misma insistencia con que detallaba cómo miraba muchos días este diario para ver si aparecía mi opinión o apelaba a mi obligación moral de tomar posición sobre lo que está pasando. Le prometí que haría pronto lo que me pedía y con estas líneas empiezo a cumplir gustosamente con él.

Precisamente por eso, me siento obligado a llamar la atención sobre el carácter nada social que tiene este año el programa con el que las instituciones aragonesas celebran el Día de la Comunidad. Sé que él estaría bastante de acuerdo con esta valoración, porque he visto siempre su compromiso con los débiles y su honesta búsqueda de la verdad. Eso le llevó en su día a formar parte de los sacerdotes que apoyaron al cura de Fabara frente al entonces arzobispo Pedro Cantero o a trabajar en la mina de mi pueblo cuando, para los poderosos, el lugar de un sacerdote era la iglesia.

Apropiándome de su mirada –le pido disculpas, aunque no dudo de que me entenderá–, he de reconocer mi sorpresa por algunas paradójicas coincidencias de este San Jorge 2016. Mientras el Gobierno y las Cortes de Aragón repiten el protocolo anual para la celebración institucional de el Día de Aragón –incluido el acto fiesta de La Aljafería–, los periódicos de estos días vomitan noticias sobre los problemas económicos de la educación o la sanidad pública aragonesa y de quienes prestan los distintos servicios sociales.

Los directores de los institutos públicos se han quejado de no recibir el dinero que debió llegar el año pasado, la Plataforma Salud Universal ha denunciado que seis mil aragoneses no tienen aún acceso a la sanidad pública y los disminuidos psíquicos representados en Adislaf se han encerrado de forma indefinida para que el Gobierno de Aragón les pague los 735.000 euros que les adeuda también desde 2015. Mientras, el presidente de la Comunidad, Javier Lambán, dedica su discurso institucional a hablar de un aragonesismo que aproveche todas las potencialidades de los aragoneses.

Para quien piense que uso interesadamente los hechos o los datos, todo lo escrito en el párrafo anterior procede de titulares periodísticos. Y si alguien aduce que precisamente por eso presenta la realidad de forma instrumentalizada, debe tener en cuenta que esas noticias son las que han oído y leído estos días los aragoneses. En otras palabras, mi sorpresa y decepción, mi posición crítica, quizá sea parecida a la que muchos de ellos han podido tomar o sentir.  Desde luego, no parece esta la mejor forma de celebrar San Jorge –las instituciones por un lado, la realidad social más acuciante por otro– ni tampoco el camino adecuado para que los aragoneses se identifiquen con quienes los gobiernan y lo que representan, la autonomía.

Sé que los datos anteriores son escasos y parciales para generalizar a partir de ellos. Sin embargo, parece bastante evidente que las carencias presupuestarias del Gobierno de Aragón las está pagando, sobre todo, la parte del estado social que gestiona la Comunidad Autónoma. Basta recordar las dificultades con las que se viene prestando todo lo relativo a la dependencia, pese a que bastantes de esos casos podían ser incluidos en lo que Podemos suele llamar emergencia social.

Repartir la pobreza siempre resulta más que complicado. Con todo, dudo que quejarse del sistema de financiación autonómica o de la escasa aportación del Gobierno de Rajoy a la prestación por dependencia –comparto ese punto de vista– sean razones suficientes para justificar que partidos de izquierda –los que gobiernan y los que le dan apoyo parlamentario en las Cortes de Aragón– apenas estén resolviendo las injusticias y carencias provocadas por los recortes del PP.

Si esos partidos preguntaran a los aragoneses sobre qué ha cambiado en Aragón en políticas sociales desde las pasadas elecciones autonómicas, dudo que obtuvieran respuestas gratificantes. Principalmente, porque la mayoría de los problemas sociales siguen ahí tan graves y amenazantes como entonces. O más. Y porque igual que ven continuidad en la forma de celebrar el Día de Aragón, también tienen la sensación de que en el Edificio Pignatelli han cambiado mucho más las personas que las políticas.

Las instituciones necesitan ser útiles a sus ciudadanos o corren un alto riesgo de perder su respaldo. La autonomía no se libra de esa exigencia. Ahora mismo, la desafección ciudadana convierte en un sueño apoyos sociales a la demanda de más autonomía o contra el trasvase como los que se han vivido en el pasado. Eso, sin duda, avisa de la debilidad actual de las instituciones aragonesas y de la propia autonomía como proyecto colectivo compartido.  Por todo esto, hacía falta una celebración menos oficial, más social, del Día de Aragón.

Fuente. http://www.aragondigital.es/noticia.asp?notid=144035&secid=21

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La mejora educativa no vendrá de hacer más papeleo

Jordi Marti

Ayer tuve la oportunidad de acudir a una charla sobre competencias básicas (sí, sé que ahora se denominan competencias clave) que se impartió en mi centro educativo. Ya sabéis que, por suerte o desgracia, tengo la necesidad de explayarme acerca de cuestiones educativas y, hoy no puedo evitar seguir reiterándome en uno de los postulados básicos de la mejora educativa: la necesidad de obviar el papeleo para centrarnos en el aula.

No, no tienen ningún sentido las rúbricas de evaluación para complicar, aún más si cabe, el proceso que permite dar como aptos o no a nuestros alumnos. No, no tiene ningún tipo de sentido una programación de curso que se realiza a principios del mismo y que no va a incluir ninguna de las casuísticas que se puedan dar a lo largo del año. No, sigo sin entender la necesidad de papeles y más papeles para justificar prácticas educativas que lo único que hacen es derivar el esfuerzo que debería hacerse en las mismas hacia cuestiones tan banales como rellenar formularios, justificar acciones formativas o, incluso, validar un modelo de docencia más ágil a golpe de cantidad de papeles con diferentes sellos.

Estoy convencido de la necesidad de hacer fácil la profesión. De, dentro de los márgenes que nos permite la misma -que son más amplios de los que nos pensamos- poder hacer cosas nuevas, equivocarnos y volver a plantear otras cosas diferentes. Quizás es que sea muy poco amigo de la regulación o del control o que considere al caos como mi gran amigo pero, sinceramente, es que no puedo con el papeleo. Ni con el papeleo, ni con las prácticas educativas que exigen aún más papeleo para ser gestionadas. No sé, como no sabía antaño, la utilidad que tiene poseer en papel o formato digital cientos de papeles para justificar mi práctica educativa. No creo tampoco que quien atesore más cantidad de los mismos sea mejor profesional. Más trabajador a nivel “papelario” quizás pero, la profesionalidad del docente nunca se demuestra en los papeles.

Supongo que, en el caso de los papeles, hablo de extremos. Que quizás, los papeles en su justa medida tengan su utilidad pero, para alguien cuya máxima es el aula y mejorar lo que pasa en ella -con sus aciertos y sus errores- es tan sólo una pérdida de tiempo. Tiempo que pasamos como docentes en demasía rellenando burocracia o justificando, mediante documentos que nadie va a leer jamás, nuestra competencia profesional. Con lo fácil que sería que alguien pasara por nuestras aulas para ver qué hacemos y nos diera algunas indicaciones. Con lo productivo que sería reducir el trabajo carcelario -o sea, el ejercer de burócrata- a su mínima expresión. Eso sí, cuando lo único que importa son los papeles o la necesidad de justificar por escrito lo que uno hace en su trabajo en lugar de validar los resultados obtenidos desde una óptica global, es que hay alguien, en algún momento y con capacidad de decisión en el ámbito educativo, que ha confundido el tocino con la velocidad.

Articulo tomado de: http://www.xarxatic.com/la-mejora-educativa-no-vendra-de-hacer-mas-papeleo/

Fuente de la foto: ShutterStock

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The Paris Agreement Will Not Be Enough to Save the Planet

América del Norte/EEUU/Abril 2016/Autor: Leonardo DiCaprio/ Fuente: EcoWatch

Thank you, Mr. Secretary General, for the honor to address this body once more. And thanks to the distinguished climate leaders assembled here today who are ready to take action.

President Abraham Lincoln was also thinking of bold action 150 years ago when he said:

“The dogmas of the quiet past are inadequate to the stormy present. As our case is new so we must think anew and act anew. We must disenthrall ourselves and then we shall save our country.”
He was speaking before the U.S. Congress to confront the defining issue of his time—slavery.

Everyone knew it had to end but no one had the political will to stop it. Remarkably, his words ring as true today when applied to the defining crisis of our time— climate change.

As a UN Messenger of Peace, I have been traveling all over the world for the last two years documenting how this crisis is changing the natural balance of our planet. I have seen cities like Beijing choked by industrial pollution. Ancient Boreal forests in Canada that have been clear cut and rainforests in Indonesia that have been incinerated. In India I met farmers whose crops have literally been washed away by historic flooding. In America I have witnessed unprecedented droughts in California and sea level rise flooding the streets of Miami. In Greenland and in the Arctic I was astonished to see that ancient glaciers are rapidly disappearing well ahead of scientific predictions. All that I have seen and learned on this journey has terrified me.

There is no doubt in the world’s scientific community that this a direct result of human activity and that the effects of climate change will become astronomically worse in the future.

I do not need to throw statistics at you. You know them better than I do, and more importantly, you know what will happen if this scourge is left unchecked. You know that climate change is happening faster than even the most pessimistic of scientists warned us decades ago. It has become a runaway freight train bringing with it an impending disaster for all living things.

Now think about the shame that each of us will carry when our children and grandchildren look back and realize that we had the means of stopping this devastation, but simply lacked the political will to do so.

Yes, we have achieved the Paris agreement. More countries have come together to sign this agreement today than for any other cause in the history of humankind—and that is a reason for hope—but unfortunately the evidence shows us that it will not be enough.

Our planet cannot be saved unless we leave fossil fuels in the ground where they belong. An upheaval and massive change is required, now. One that leads to a new collective consciousness. A new collective evolution of the human race, inspired and enabled by a sense of urgency from all of you.

We all know that reversing the course of climate change will not be easy, but the tools are in our hands—if we apply them before it is too late.

Renewable energy, clean fuels and putting a price on carbon pollution are beginning to turn the tide. This transition is not only the right thing for our world, but it also makes clear economic sense, and is possible within our lifetime.

But it is now upon you to do what great leaders have always done: to lead, inspire and empower as President Lincoln did in his time.

We can congratulate each other today, but it will mean nothing if you return to your countries and fail to push beyond the promises of this historic agreement. Now is the time for bold unprecedented action.

My friends, look at the delegates around you. It is time to ask each other—which side of history will you be on?

As a citizen of our planet who has witnessed so much on this journey I thank you for all you have done to lay the foundation of a solution to this crisis, but after 21 years of debates and conferences it is time to declare no more talk. No more excuses. No more 10-year studies. No more allowing the fossil fuel companies to manipulate and dictate the science and policies that effect our future. This is the only body that can do what is needed. You, sitting in this very hall.

The world is now watching. You will either be lauded by future generations, or vilified by them.

Lincoln’s words still resonate to all of us here today:

“We will be remembered in spite of ourselves. The fiery trial through which we pass will light us down, in honor or dishonor, to the last generation… We shall nobly save, or meanly lose, the last best hope of Earth.”
That is our charge now—you are the last best hope of Earth. We ask you to protect it. Or we—and all living things we cherish—are history.

Thank you.

Leonardo DiCaprio’s address to the United Nations at the Paris climate agreement signing ceremony in New York City on April 22.

Fuente de la noticia: http://readersupportednews.org/opinion2/277-75/36462-leonardo-dicaprio-paris-agreement-will-not-be-enough-to-save-the-planet

Fuente de la imagen: http://readersupportednews.org/images/stories/article_imgs20/020755-leo-042216.jpg

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El Día de la Tierra: Entre el ambientalismo keynesiano y la ecología revolucionaria

 

Carmelo Ruiz Marrero

 

ALAI AMLATINA, 22/04/2016

El 22 de abril de 1970 unas 20 millones de personas en Estados Unidos participaron de un evento educativo nacional para el ambiente. Salieron a las calles, parques y auditorios para manifestarse en favor de la protección ambiental.

En ese día, el primer Día de la Tierra, “Miles de universidades organizaron protestas contra la destrucción del ambiente. Grupos que habían peleado contra derrames petroleros, fábricas y generadoras de electricidad contaminantes, aguas usadas sin tratamiento, basureros tóxicos, pesticidas, autopistas, la pérdida de áreas naturales, y la extinción de la vida silvestre de repente se dieron cuenta que compartían valores comunes”, según la página web EarthDay punto org. (http://sfenvironment.org/news/update/the-history-of-earth-day)

En la ciudad de Nueva York, el Día de la Tierra de 1970 fue nada menos que sensacional. “En una movida sin precedente, el entonces alcalde John V. Lindsay cerró la quinta avenida al tráfico vehicular desde el Parque Union Square hasta el Parque Central por dos horas, básicamente dejando el Midtown (parte central de Manhattan) con el tráfico paralizado. Un ‘carnaval ecológico’ tomó lugar en la calle 14 entre las avenidas tercera y séptima. Nelson Rockefeller, gobernador del estado de Nueva York, fue en bicicleta a la manifestación en Union Square y luego firmó legislación que creó el Departamento Estatal de Nueva York para la Conservación Ambiental. Se consideraba que la feria fue la mayor demostración en Union Square desde las manifestaciones socialistas de la década de 1930”, dijo el activista ambiental y autor Brian Tokar. (https://indypendent.org/2010/04/21/reclaiming-earth-day-climate-chaos-horizon-environmental-movement-needs-traction)

Este evento masivo marcó un punto de maduración y transformación del ambientalismo estadounidense y fue el nacimiento del movimiento ambientalista moderno como lo conocemos hoy. Antes del Día de la Tierra el ambiente no tenía un alto lugar entre las preocupaciones de la población. Según EarthDay punto org, “El auge de la cultura hippie y ‘flower-child’ en Estados Unidos, 1970 trajo la muerte de Jimi Hendrix, el último disco de los Beatles, y (la canción) ‘Bridge Over Troubled Water’ de Simon & Garfunkel. La protesta era la orden del día, pero salvar el planeta no era la causa. Había guerra en Vietnam y estudiantes de todo el país se oponían cada vez más. Para entonces, los estadounidenses tragaban gasolina con plomo a través de masivos vehículos sedan V8. La industria eructaba humo y cieno con poco temor a consecuencias legales o mala prensa. La contaminación del aire era aceptada comúnmente como el olor de la prosperidad. ‘Ambiente’ era una palabra que aparecía con más frecuencia en concursos de gramática que en las noticias de la tarde.”

Sin embargo, en la década de 1960 una conciencia ambiental se desarrollaba paulatinamente. En 1962 se publicó “Primavera Silenciosa” de Rachel Carson, un libro que abrió los ojos de millones de lectores a los peligros de los agrotóxicos para la salud humana y la vida silvestre. La industria química desató una sañosa campaña para desacreditar a Carson y su libro. Pero para el tiempo de su muerte en 1964 ella había sido ampliamente vindicada y “Primavera Silenciosa” se convirtió en uno de los textos ambientalistas más importantes de todos los tiempos. El activismo e investigación de Carson inspiró y movilizó a muchos de los académicos y activistas que luego organizaron el Día de la Tierra de 1970.

La idea de un día nacional en Estados Unidos dedicado a la educación ambiental a menudo se le atribuye al activista por la paz John McConnell, quien lo propuso en una conferencia de la UNESCO en San Francisco en marzo de 1969. Pero fue Gaylord Nelson, senador por el estado de Wisconsin, quien fue la fuerza motriz del Día de la Tierra de 1970. Hasta 1962 Nelson había sido “el gobernador de la conservación” de su estado, conocido así por sus medidas populares para limpiar ríos, proteger recursos naturales, crear empleos verdes y mejorar la infraestructura de recreación del estado. Según Nelson, una vez fue electo senador, “Seis años pasarían antes de que la idea del Día de la Tierra se me ocurriera mientras estaba en una gira de charlas sobre conservación en el verano de 1969. Para entonces las demostraciones contra la guerra de Vietnam, conocidas como ‘teach-ins’, se habían extendido a recintos universitarios por toda la nación. De repente se me ocurrió la idea – ¿por qué no organizar una gran protesta de base por lo que le estaba pasando al ambiente? Estuve satisfecho de que si pudiéramos conectarnos a las preocupaciones ambientales del público general e inyectarle la energía estudiantil anti-guerra a la causa ambiental, podríamos generar una demostración que forzaría la entrada de este asunto a la agenda política. Era una apuesta grande, pero valía un intento.” (http://earthday.envirolink.org/history.html)

El primer Día de la Tierra tomó lugar en un tiempo lleno de energía y efervescencia en el desarrollo del ambientalismo. Al principio de la década de los ‘70 comenzaron a verse los primeros esfuerzos por usar el derecho para proteger el ambiente. Inspirados por el ejemplo dado por las agrupaciones de derechos civiles ACLU y NAACP, abogados con conciencia ambiental formaron organizaciones que se valían de la ley y el peritaje técnico para adelantar la protección del ambiente, como Natural Resources Defense Council y Environmental Defense Fund. El científico y activista ambiental Barry Commoner salió en la portada de la revista Time en febrero de 1970. La prestigiosa e influyente organización ambientalista Sierra Club fue transformada de un grupo elite de excursionistas a una agrupación activista que no temía meterse con el gobierno o con corporaciones contaminadoras, gracias al liderato de su director ejecutivo David Brower, un pensador adelantado a su tiempo. El crítico social Murray Bookchin combinaba conceptos ecológicos de avanzada con el anarquismo y la militancia anti-capitalista para crear una nueva filosofía llamada ecología social. Y los ecólogos Herman Daly, Kenneth Boulding, Nicolás Georgescu-Roegen y Howard T. Odum estaban publicando sus trabajos más trascendentes en esos años.

Y gracias al Día de la Tierra Ralph Nader, destacado progresista y defensor del interés público, comenzó a apreciar y entender la importancia de la ecología y a incorporarla a su activismo. “En 1970 el despertar ambiental se enfocó sobre los pesticidas y contaminación del aire y el agua, con atención a sustancias tóxicas en talleres de trabajo que contribuían a enfermedades ocupacionales”, rememoró Nader sobre esos días. “Ampliamente publicitadas fueron las inversiones (atmosféricas) en el área de Los Ángeles, sofocada con vehículos, y el río Cuyahoga cerca de Cleveland donde el petróleo derramado a veces se encendía- ¡sobre el río! Las metas de acción eran autoridad legislativa para dirigir las agencias federales a regular y reducir la contaminación permisible. En comparación con hoy, se aprobó legislación en el Congreso a paso vertiginoso. Los cabilderos corporativos que objetaron fueron barridos a un lado.” (http://www.counterpunch.org/2007/04/24/the-corporate-debasement-of-earth-day/)

Dice mucho del poder del movimiento ambiental en el periodo posterior a 1970 que la administración Nixon, recordada por sus políticas derechistas y escándalos políticos, fue la que aprobó más legislación ambiental en toda la historia de EEUU. “Entre los proyectos de ley aprobados (después del Día de la Tierra) estaban los estatutos de contaminación de agua y aire, la ley de agua potable segura, el establecimiento de la Agencia de Protección Ambiental y la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional”, dijo Nader. “Tan prevalentes y visibles eran millones de estadounidenses que pedían acción que los presidentes Richard M. Nixon y Gerald Ford firmaron las leyes con fuertes declaraciones de apoyo a sus propósitos declarados.”

Pero algunas voces en la izquierda veían el Día de la Tierra con escepticismo. “Resulta que el Día de la Tierra original el 22 de abril de 1970 fue inicialmente un evento montado”, dijo Tokar, quien es profesor del Instituto de Ecología Social y de la Universidad de Vermont. “Políticos como el senador Gaylord Nelson y el representante Pete McCloskey tomaron liderato en poner en pie la primera celebración del Día de la Tierra que inesperadamente atrajo millones de personas de todo el país. Los eventos, sin embargo, fueron apoyados por instituciones del establishment como la Conservation Foundation, un tanque de pensamiento corporativo fundado por Laurance Rockefeller en 1948. Nixon hasta comenzó el año con una proclama presidencial que decía que los años ‘70 serían la ‘década ambiental’”.

Los activistas por la paz opuestos a la guerra de Vietnam argumentaron que el Día de la Tierra estaba distrayendo la atención del público de la guerra, de la campaña Ofensiva de Primavera que planificaba el movimiento anti-guerra, y de esfuerzos para educar sobre las causas claves de la guerra, pobreza y destrucción del ambiente. Un editorial en Ramparts, importante publicación activista del periodo, describió el Día de la Tierra como “el primer paso en un juego de engaños que hará poco más que abusar del ambiente aún más.”

El ejemplar de Ramparts de abril de 1970 tenía un artículo titulado “el eco-establishment”, que exponía los tanques de pensamiento corporativos que influían sobre la nueva legislación ambiental. “La conservación de las grandes empresas de hoy no le interesa preservar la tierra; está racionalmente reorganizando para un más eficiente saqueo de recursos … y la producción de un producto nacional aún más bruto … Las contradicciones aparentes son alucinantes: las industrias están combatiendo el desperdicio para que así pueda desperdiciar más… Ecológicamente, podría ser el fin.” (http://www.counterpunch.org/2010/04/22/40-years-of-earth-days/)

De hecho, el impulso del primer Día de la Tierra no fue revolucionario sino de capitalismo reformista inclinado hacia el keynesianismo. Las nuevas leyes y agencias de gobierno que resultaron del entusiasmo generado por el Día de la Tierra marcaron el comienzo de lo que se podría considerar un ambientalismo keynesiano, la idea de que el estado es el garante del desarrollo sustentable y la protección del ambiente y los recursos naturales. En la década de 1990 esta doctrina fue empujada a un lado por el ambientalismo neoliberal, el cual postula que el estado no es más que un estorbo y que sólo la empresa privada y mercados libres pueden proteger el ambiente.

El Día de la Tierra fue lentamente olvidado en las dos décadas que siguieron hasta que fue revivido en 1990, cuando regresó con revancha, movilizando diez veces más gente que en 1970. Dijo Tokar: “Esta vez el Día de la Tierra se tornó global, movilizando 200 millones de personas en 141 países y subiendo los asuntos ambientales al escenario mundial. El Día de la Tierra de 1990 dio un gran impulso a los esfuerzos de reciclaje por el mundo entero y ayudó a pavimentar el camino hacia la Cumbre de la Tierra de Naciones Unidas en Río de Janeiro en 1992. También motivó al presidente Bill Clinton a otorgarle al senador Nelson la Medalla Presidencial de la Libertad (en 1995)- el más alto honor dado a civiles en Estados Unidos- por su rol como fundador del Día de la Tierra.”

El Día de la Tierra de 1990 incluyó una acción directa para paralizar a Wall Street, acto precursor del movimiento Occupy Wall Street de dos décadas después. En 1990 el movimiento ambiental era mucho más maduro social y políticamente que veinte años antes. Según Tokar, “La acción de Wall Street en el Día de la Tierra de 1990 reflejó el florecer de una actividad ambiental de base que emergió en la década de 1980, parcialmente en respuesta a las componendas de los grupos ambientalistas grandes. La respuesta popular a la contaminación química tóxica – inaugurada por las madres de niños enfermos que vivían cerca del severamente contaminado Love Canal en Nueva York- creció hasta ser un movimiento nacional de justicia ambiental que desencubrió la exposición desproporcionada de comunidades de color a los peligros tóxicos. El grupo Earth First! creció como una red descentralizada de defensores de base de los bosques, usando acción directa teatral, combinada con actos de sabotaje industrial para obstruir la ola de destrucción de bosques. Otros se unieron en solidaridad con los movimientos de pueblos indígenas del mundo entero que se habían levantado en defensa de sus tierras tradicionales, respondiendo a la nueva ofensiva de las políticas de desarrollo neoliberales. Durante el preámbulo al Día de la Tierra de 1990, cien activistas de justicia ambiental firmaron una carta a las ocho mayores organizaciones ambientalistas nacionales criticando la falta de gente de color en las nóminas y juntas directivas de estos grupos, y también su creciente dependencia de financiamiento corporativo.”

Pero Tokar nota que las maniobras políticas de Washington en torno a los asuntos ambientales también se tornaron más astutas y escurridizas. “La administración Clinton-Gore de la década de los 90 perfeccionó el arte de canalizar la retórica ambiental mientras simultáneamente apoyaba un aumento en la extracción de recursos – precediendo así los recientes acercamientos de la administración Obama a las industrias de energía nuclear, petróleo y carbón.”

Hoy día el movimiento ambiental en Estados Unidos combate la doble amenaza de políticas republicanas anti-ambientales y de negación del cambio climático, y la cooptación por parte de ingeniosas campañas corporativas de “lavado en verde”. Mucho depende de la capacidad del movimiento para extenderle la mano a otros sectores, como el sindicalismo y los movimientos anti-imperialistas y anti-patriarcales para así formar un frente coherente que pueda atender los vínculos entre el capitalismo y la destrucción ambiental. Como dijo sabiamente el presidente de Bolivia, Evo Morales, “O muere el capitalismo o muere la Madre Tierra”.

Fuente del Artículo:

http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article102253

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Los pezones de Rihanna. El coito sin fin del capitalismo

Jon E. Illescas

Comencemos al menos por preguntarnos en voz alta qué hacer o los de siempre, desde sus grandes altavoces, nos seguirán dictando el ritmo y la melodía de nuestras vidas. Y mientras tanto, desde el altar del poder secular de la burguesía,  los pezones de Rihanna o quien la substituya serán el opio de un futuro repleto de cadáveres. Los nuestros, masacrados por lacerantes ritmos de trabajo, por la constante burla política y por el exterminio de toda cultura impregnada de humanismo.

 

 

Jon E. Illescas

 

 

Rihanna es la Reina absoluta del videoclip mainstream. Si analizamos los 500 vídeos musicales más vistos de la primera década de YouTube, en nada menos que en 26 aparece la célebre cantante.1 La barbadense más internacional, apadrinada por el extraficante, rapero y multimillonario ejecutivo estadounidense Jay-Z, supera ampliamente a otras estrellas del pop como Justin Bieber, Katy Perry o Shakira. Sin embargo, la cantante tiene otro hito en su poder. El año pasado apareció por primera vez haciendo topless en su vídeo Bitch Better Have My Money (“Zorra, mejor que tengas mi dinero”). Nunca antes se había producido un topless de una reina del pop en un videoclip dominante. La Madonna negra del siglo XXI superó a la caduca Madonna blanca del XX.2 Desde entonces, Rihanna no ha cesado en su empeño de mostrarnos los senos en cada uno de sus nuevos vídeos. Y ya llevamos tres.3

 

Así es, porque posteriormente al citado siguió con su estrategia de seducción,  tanto en su videoclip Work(“Trabaja”) en compañía del rapero Drake, como en Kiss It Better (“Bésalo mejor”). En todos, la célebre intérprete decidió mostrar sus otrora privadas areolas al conjunto de la juventud mundial. ¿Exagerado? Los tres vídeos suman en pocos meses más de 350 millones de visualizaciones, una población que multiplica por tres la suma de todos los jóvenes de la Unión Europea y Estados Unidos.4 Pero, ¿cuál es la razón de esta aparente obsesión de Rihanna con sus pechos?

 

En realidad no se trata de la voluntad de la cantante, aunque en última instancia, tenga que dar su consentimiento (faltaría más). Se trata del modo de producción que marca la lógica que determina la forma y el contenido de estos videoclips más comerciales: el capitalismo. En este sistema socioeconómico la mayoría de los productos se realizan con la “interacción” de dos clases sociales: los empresarios, que son los dueños de los medios de producción (empresas, medios de trabajo, materias primas, etc.) y los asalariados, que como no tienen aquellos han de trabajar para los primeros a cambio de un salario con el que sobrevivir. El problema es que, pese a las apariencias,  no es un trato justo entre ciudadanos libres porque el salario tiene un valor inferior al trabajo realizado por los “currantes”.5 ¿De lo contrario, de dónde saldría el beneficio? El salario no paga el trabajo de más contenido en las mercancías propiedad del empresario. Por esa razón, una vez vendidas, los empresarios transforman ese plustrabajo/plusvalor en suculentas ganancias.

¿Y qué tiene que ver todo este anticuado “rollo marxista”? ¿No era más adecuado para los explotados obreros de las fábricas de algodón de Mánchester en siglo XIX que para los provocadores videoclips de la musa caribeña en el XXI? En realidad no, porque la explotación capitalista se da en todos los sectores donde interaccionan económicamente estas dos clases sociales que todavía hoy escinden a la humanidad en dos partes enfrentadas. Poco importa si fabrican coches, helados, misiles, videoclips, condones o rosarios del Papa Francisco. El videoclip es así un producto audiovisual que en nuestro sistema adopta la forma social de mercancía capitalista, es decir, se fabrica mediante la inversión de capital de empresarios que contratan a trabajadores para producir un vídeo de su propiedad con el fin de venderlo en el mercado al mejor precio posible.

 

¿Y en qué momento entran en acción los pechos de Rihanna? En la lucha frente a la competencia. Pues resulta que el ojo humano, sea masculino o femenino, observa un 20% más rápido que cualquier otra imagen aquellas que poseen contenido sexual.6 Por esa razón otra famosa estrella del pop, Miley Cyrus, sentenció sabiamente aquello de: “Eres más famosa cuanto más enseñas las tetas”.Por ello en un mercado audiovisual (pongamos YouTube) repleto de videoclips en durísima competencia, es funcional para los empresarios que los financian utilizar el reclamo visual para congregar las atenciones de los espectadores.8 Una vez reunidas serán vendidas como nuevas mercancías a los anunciantes que pagarán por esos videoclips. Es decir, cuando millones de jóvenes queden atrapados/as observando la artísticamente realzada sexualidad de Rihanna o los pectorales de Justin Bieber, los anunciantes de turno tendrán que pagar al canal YouTube y a los propietarios del vídeo (Universal, Vevo, etc.) por haber construido un excelente cebo capaz de transformar esas atenciones en mercancía. De este modo, las empresas anunciantes podrán bombardear a los seguidores de Rihanna y Bieber con esa desarrollada forma de lavado cerebral llamada publicidad. Y todos contentos, ¿verdad?

 

En realidad, hay muchos que salen perdiendo. No sólo los trabajadores que cada vez son más pobres en relación con los empresarios,9 sino también los amantes de la música y el arte del videoclip. Debido a los condicionamientos capitalistas que encorsetan la música dirigida a las mayorías, ésta es cada vez más pobre musical y semánticamente hablando. Paralelamente, los videoclips que la ilustran tienen una forma y un contenido crecientemente homogéneos. La oligarquía mediática que personifica la lógica capitalista y de clase de la industria cultural impide que la música de masas sea más variada y de mayor calidad de lo que es.10

 

Además, con los videoclips mainstream se produce lo que denomino la “estrategia del coito sin fin”.11Ésta basa su poder de atracción en la continua excitación sexual del espectador. Así retiene su mirada en una zozobra interminable que continuamente contiene la promesa del orgasmo que su mismo flujo comunicacional debe negar para que la atención sea constantemente (re) mercantilizada y desviada hacia la oferta mercantil representada en el contenido audiovisual. En el videoclip dominante, la maldición del coito sin fin alcanza su expresión más elevada y sus agotados voyeurs forman su castigado público fiel.

Como la oligarquía mediática que controla/censura la música de masas desde la cima de la industria impide que la música destinada a las mayorías verse sobre  otros temas diferentes al sexo, la riqueza, la competitividad, la agresividad o el amor/desamor, hay decenas de temas importantes para la juventud que enmudecen o directamente desaparecen del flujo del videoclip mainstream. Entre ellos están aquellos que tienen que ver con la crítica al sistema: a las desigualdades sociales, las guerras, el hambre o el cambio climático. Pero tampoco encontraremos otros alejados de la política como la amistad, la solidaridad, la espiritualidad o el amor entendido más allá del unidimensional atractivo físico.   Por eso cada vez veremos más vídeos de Rihanna enseñando sus intimidades y menos de aquellos que no versen sobre el reclamo sexual. Habrá más videoclips como Work y menos como el políticamente comprometido y parcialmente censurado They Don’t Care About Us de Michael Jackson.12 En la actualidad, la libertad artística de los cantantes más populares es de la más bajas que se recuerdan debido a la concentración y centralización del capital que ha permitido que la luz verde sobre los vídeos más comerciales que verán la luz se tome cada vez por menos manos.

 

La existencia de algún grupo crítico como Calle 13 o Rise Against en el flujo audiovisual proporcionado por la gran industria (con sólo tres grandes discográficas controlando la distribución de más del 92% de los videoclips más populares) no cambiará el hecho de que el flujo sea aplastantemente mayoritario en favor de ideologías y valores (o contravalores) funcionales para el empresariado.13 Un par de célebres amigos lo apuntaron hace mucho tiempo: “Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época […] La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan […] las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente”.14

 

Quizás en la huida sin fin a la que está abocado el capitalismo (económico, político y cultural) lleguemos a una situación que hoy todavía puede parecernos sorprendente. Así es porque quizás dentro de unos años, en los videoclips dominantes, las estrellas de la canción deberán realizar escenas de sexo explícito para llamar la atención de los espectadores.15 No en vano, no pueden reclamarla de otro modo ajeno a la sexualidad y si ya están mostrando pezones, no se puede disminuir la temperatura de la provocación. No enseñarlos a partir de ahora será un riesgo empresarial de primer orden. Al menos para Rihanna y similares. Y esto que parece una broma de mal gusto en realidad nos ilustra sobre el sinsentido (social) de nuestro sistema.

 

Llegados al final de esta reflexión, tres preguntas me rondan. De lo micro a lo macro: primera, ¿cuántos videoclips interpretará a partir de ahora Rihanna sin mostrar sus pezones? Segunda, ¿cuándo se realizará la primera penetración o felación de una celebridad en un videoclip dominante? Tercera, ¿cuándo la mayoría social se percatará que no hay otro presente cultural posible bajo el capitalismo? Añado una cuarta con ansias constructivas: ¿Cuándo los que deseamos lograr un mundo mejor nos daremos cuenta que con este “alimento cultural” no habrá futuro alternativo posible sin crear una cultura contrahegemónica que seduzca a las mayorías?

 

El tiempo pasa inexorable, se acelera y en manos de otros nos oprime sin que apenas se oigan respuestas. Comencemos al menos por preguntarnos en voz alta qué hacer o los de siempre, desde sus grandes altavoces, nos seguirán dictando el ritmo y la melodía de nuestras vidas. Y mientras tanto, desde el altar del poder secular de la burguesía,  los pezones de Rihanna o quien la substituya serán el opio de un futuro repleto de cadáveres. Los nuestros, masacrados por lacerantes ritmos de trabajo, por la constante burla política y por el exterminio de toda cultura impregnada de humanismo.

 

No es cuestión de censurar el contenido sexual de ningún producto cultural, ni mucho menos, sino de entender que los seres humanos somos algo más que falos y pechos ansiosos de ser consumidos. Algo que, dicho sea de paso, contradice la función que el capitalismo nos tiene asignada. Por eso Rihanna es prisionera de sus propios pezones, convertidos en punta de lanza de las ubres del capitalismo internacional.

 

 

El autor es Doctor en Sociología y Comunicación y Licenciado en Bellas Artes. Recientemente publicó La Dictadura del Videoclip. Industria musical y sueños prefabricados (El Viejo Topo, 2015).

 

El presente artículo fue finalizado el 19 de abril de 2016 y publicado en el Topo Express. Tiene licencia Creative Commons y puede compartirse libre, respetando autoría y formato, sin ánimo de lucro.

 

 

Notas:

 

 

1. ILLESCAS, Jon E. (2015), La dictadura del videoclip. Industria musical y sueños prefabricados. Barcelona: El Viejo Topo, p. 65.

 

2. Madonna mostró un pezón durante unas fracciones de segundo casi imperceptibles de un plano general de su videoclip Papa Don’t Preach (1986), donde ya era una estrella. En concreto en diferentes momentos del metraje  entre el 1:36 y el 1:39.

 

3. Algunas veces sin ninguna prenda por encima (Bitche Better Have My Money) y en otras con alguna transparente (Work).

 

4. EUROPEAN COMISSION (2015), Situation of Young People in the UE, Bruselas: European Comission, p. 7. Datos para Estados Unidos: Indexmundi [Consultado el 19/04/2016].

 

5. MARX, Karl (2010), El Capital (3 tomos). Madrid: Siglo XXI [1872, (segunda edición en alemán con notas de la 3ª y 4ª )].

 

6. ANOKHIN, Andrey P. y otros (2008), «Rapid discrimination of visual scene content in the human brain». En National Institute of Health, [en línea], 4 de junio.

 

7. GÓMEZ, Lourdes (2014), «Miley Cyrus: ‘Eres más famosa cuanto más enseñas las tetas’». En El Mundo, [en línea], 6 de mayo.

 

8. El primero en descubrir la mercantilización del público fue el comunicólogo Dallas W. Smythe. Posteriormente, el que precisó que en realidad no era el público el que se transformaba en mercancía sino sus atenciones fue Tanner Mirrlees.

 

9. FARIZA, Ignacio (2015), «El 1% más rico tiene tanto patrimonio como todo el resto del mundo juntos». En El País, [en línea], 13 de octubre.

 

10. ILLESCAS, Jon E. (2015), La dictadura del videoclip. Industria musical y sueños prefabricados. Barcelona: El Viejo Topo, capítulo

 

11. Ibíd., p. 283.

 

12. Nos referimos a su versión censurada Prision, pero también a la que obtuvo una censura menor y conocen casi todos sus fans, grabada en Brasil. Ibíd., pp. 400-402.

 

13. Ibíd., p. 138.

 

14. MARX, Karl y ENGELS, Friedrich (1846), La ideología alemana. Barcelona: Grijalbo [1972], p.50.

 

15. En los conciertos, varios cantantes de primera fila ya simulan tener sexo con sus seguidores. Véase: ILLESCAS, Jon E. (2015),La dictadura del videoclip. Industria musical y sueños prefabricados. Barcelona: El Viejo Topo, p. 287.

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Liberad las semillas

La privatización de la vida es una de las consecuencias más salvajes del capitalismo. Si las semillas están patentadas no se pueden guardar de un año para otro para plantarlas. Es un delito. La capacidad de reproducción de la vida se ha privatizado gracias a la presión de las Corporaciones Transnacionales y a la connivencia de los gobiernos. Esta situación no sólo tiene graves consecuencias que se desencadenan sobre la soberanía alimentaria de países enteros, sino por la penalización de aquello que los campesinos y campesinas de todo el mundo llevan haciendo desde el año 7.000 a.C.

Las semillas no entienden de ratios de producción, ni de ahorro de costes, ni de optimización de insumos. Las semillas simplemente se reproducen y esto pone muy nerviosas a las grandes corporaciones. Tres han sido los mecanismos que han utilizado para conseguir la mercantilización y privatización de la vida: uno biológico (la hibridación), uno genético (los organismos genéticamente modificados) y uno legal (las patentes). Gracias a estos tres mecanismos, los agricultores y agricultoras de todo el mundo han dejado de poder realizar esa tradición milenaria que supone recoger la cosecha, secar las semillas y guardarlas para los próximos años. La mejora de las semillas mediante técnicas tradicionales es un proceso eminentemente colaborativo, cuanta más gente implicada, mejor. Baggett, un agricultor de Estados Unidos, consiguió un brócoli cuyo tallo era más largo y por tanto la cabeza de la planta estaba más alejada del suelo y era más fácil de cosechar. Usó el método tradicional: cruzó un brócoli con otro, identificó la mejor variedad y guardó las semillas para el año siguiente. Esto fue repetido durante décadas y Bagget consiguió un brócoli tan «separado» que los gorriones usaban sus ramas para posarse. Bagget utilizó una planta que había sido cultivada en los años 50 por la Universidad de Massachusetts. Inició su proceso de mejora de la planta en 1966 y fue ayudado y seguido por Myers, otro agricultor de la zona de Oregón.

 

Bagget and Myers compartieron su conocimiento con otros agricultores y agricultoras a lo largo de los Estados Unidos. El problema apareció cuando su versión mejorada del brócoli llegó a manos del departamento de brócoli de la Royal Sluis, una empresa holandesa que tenía granjas de investigación en California. Gracias a los tentáculos de distintas consolidaciones corporativas su semilla acabó en la corporación de de semillas vegetales más grande del mundo, Seminis, la cual en 2005 fue absorbida por la corporación de tecnología agrícola más grande del mundo, Monsanto. En el año 2011 Seminis recibió la Patente US 8.030.549 «Brócoli adaptado para facilitar la cosecha» cuya principal característica identificativa era tener una cabeza lo suficientemente separada del suelo como para facilitar su cosecha. Más de un tercio del material de la planta patentada venía de las mejoras realizadas por Bagget.

 

Los abogados de Seminis comenzaron a llamar a Myers, pidiendo más ejemplos de semilla de brócoli. La Patente US 8.030.549 cubría sólo unas pocas variedades de la planta y la corporación quería patentar la «característica», es decir, todos los brócolis adaptados para facilitar la cosecha. Seminis necesitaba otras plantas para comprar y probar que su invención era absolutamente novedosa. La petición de patente fue denegada, pero Seminis ha recurrido y el proceso puede estar abierto durante años.

 

El amparo de la ley y la connivencia de los gobiernos

 

En Estados Unidos, la Ley de Protección de Variedad de Semillas (PVPA en su acrónimo inglés) de 1970 permitió a los y las agricultoras guardar las semillas y replantarlas (pero no intercambiarlas y venderlas). Las patentes de uso, son sin embargo, absolutas, sin excepciones, no se pueden guardar las semillas ni cruzarlas. Las patentes empezaron con los granos, sobre todo con maíz y trigo, pero en la actualidad abracan a gran variedad de lechugas y están llegando a las zanahorias, cebollas, brócoli, coliflores y otros vegetales.

 

En los 80 la ingeniería genética superó todas las expectativas. La industria se consolidó y las grandes corporaciones compraron pequeños agricultores que no podían competir. En Estados Unidos empezó a ser legal patentar semillas como si fueran invenciones privadas y se extendieron las patentes a todas las formas de vida desarrolladas a través de la ingeniería genética. En el año 2001 la corte extendió estos derechos al cultivo tradicional, por lo cual, una planta obtenida a través de un cruce de semillas, podía ser patentada.

 

Guardar semillas se vuele un crimen con las patentes. La consolidación de la industria genética y las restricciones impuestas por la propiedad intelectual, han llevado a que los y las agricultoras cada vez tengan menos opciones y trabajen de manera más aislada, además de a una reducción de la riqueza natural del mundo vegetal. En el corto plazo puede que las consecuencias sean tener menos variedades de tomate en la mesa, pero en el largo plazo, las consecuencias pueden ser devastadoras, atacando a la propia resiliencia de la agricultura. El tener acceso a una amplia gama de semillas es para los agricultores fundamental. Cada vez que la protección de los derechos intelectuales de las corporaciones se ponen encima de la mesa, una línea genética se reduce.

 

En torno a los años 90 las grandes corporaciones empezaron a utilizar la metáfora del software para aplicarlo a las semillas. Las consideraban un bien comercializable, cuyo código pertenecía a un sistema de mayor envergadura perteneciente a la corporación y que incluía pesticidas, herbicidas, etc. Se calculó que por aquella época, el negocio de las semillas a nivel global estaba en torno a los 14.5 mil millones de dólares. En torno a 2013 había crecido un 250%, a los 39.5 mil millones de dólares y hay estimaciones de que para 2018 serán 52 mil millones.

 

La Iniciativa de Semillas de Código Abierto

 

Volviendo a Myers, harto del acoso de Seminis para patentar su brócoli fácil de cosechar, fundó junto con otros colegas, la OSSI, la Open Source Seeds Initiative, o lo que es lo mismo, la Iniciativa de Semillas de Código Abierto, en el año 2012. Su finalidad era restablecer el intercambio libre de semillas creando una reserva de semillas que no pueden ser patentadas, «un parque nacional de germoplasma» [1] lo llama uno de sus fundadores.

 

Precisamente utilizando la metáfora del software utilizado por las corporaciones, OSSI decide inspirarse en el software de código abierto. La idea es utilizar la misma herramienta que las corporaciones pero con la finalidad contraria: crear y reforzar el intercambio y la creación conjunta. El objetivo práctico de OSSI es crear una reserva de germoplasma, pero en realidad estamos hablando de redistribuir el poder en el mundo. Estamos hablando de luchas de base y de reconocimiento del derecho natural de la vida a reproducirse a sí misma sin pertenecer a nadie.

 

Jack Kloppegurg, otra de las personas implicadas, reconoce que las semillas es uno de los recursos que siempre ha pertenecido al área de los bienes comunes, los recursos naturales que son públicos de manera inherente, como el aire, el sol o la lluvia, pero gracias a las patentes, esta riqueza cultural, estos recursos que pertenecen a todos, han entrado en la lógica mercantilista para el beneficio privado. El problema de las patentes no es sólo éste, sino que también tienen un efecto disuasorio: las personas ya no intercambian semillas por miedo a las multas, aunque sus plantas no hayan sido genéticamente modificadas. Si una corporación consigue demostrar que el material genético de su maíz patentado y el maíz de un agricultor privado es muy similar, este último puede ser acusado de cometer un delito contra la propiedad intelectual.

 

Lo que distingue a las semillas OSSI es su etiqueta, la cual reza: «Tienes la libertad de utilizar las semillas OSSI de la manera que desees. A cambio, te comprometes a no restringir el uso de estas semillas o sus derivados mediante patentes u otros medios. Asimismo debes incluir esta etiqueta en cualquier intercambio que realices con estas semillas o sus derivados».

 

En la actualidad hay más de 20 compañías de semillas que promueven semillas de código abierto. La página web de OSSI conecta a compradores y empresas de variedades OSSI tratando de crear una red de intercambio de semillas que proteja los bienes comunes, y en última instancia, la vida.

 

 

Notas

 

[1] El germoplasma es el conjunto de genes que se transmite por la reproducción a la descendencia.

20-04-2016

 

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