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Israel: El sistema educativo es una asignatura pendiente

Israel/ Aurora/ 18 de Mayo de 2016 /Por : Benito Roitman

En una nota reciente me he referido a algunos de los requisitos para el mantenimiento y fortalecimiento de un estado realmente democrático, con el caso de Israel presente en todas esas reflexiones. En esa ocasión terminaba diciendo que: «…pese al discurso oficial que sostiene la existencia de bases comunes en los programas de cada una de las cuatro corrientes educativas con financiación pública, la realidad muestra un cuadro diferente y amenazador. Un único sistema es una condición necesaria para consolidar los ideales democráticos, alrededor de las más tempranas experiencias de convivencia y de respeto al otro. Hoy esta posibilidad no sólo es negada sino que ni siquiera es considerada. Y sin embargo, la verdadera democracia se construye desde los pupitres escolares compartidos».

En toda ocasión en que se propone un planteamiento de esta naturaleza, centrado en la unificación del sistema educativo, las respuestas son abrumadoramente negativas, cualquiera sea la orientación de quienes respondan. La imposibilidad de establecer y mantener un sistema educativo único en Israel parece ser una verdad absoluta (o en el mejor de los casos, una tarea impracticable). Y no es que se desconozcan los problemas que arrastra el sistema educativo israelí. Un gran número de expertos en el tema vienen proponiendo soluciones para superar las carencias y desequilibrios que aquejan al sistema, entre los cuales parece destacar la necesidad de mejorar sensiblemente su capacidad para generar igualdad de oportunidades a los alumnos, lo que requiere, paradójicamente, tratamientos desiguales de acuerdo a los niveles socioeconómicos de las respectivas poblaciones escolares.
Pero entre las soluciones propuestas difícilmente se encontrarán menciones a una transformación radical desde el pluralismo existente hacia la unificación del sistema; lo más cercano a ello serían las recomendaciones de mantener -y aplicar de manera sistemática- un curriculum básico común, como condición esencial que asegure que todos los alumnos adquieran el mínimo de habilidades que necesitarán para integrarse exitosamente en una sociedad moderna, al mismo tiempo que provee los fundamentos y valores necesarios para generar y mantener una mayor cohesión social. Lamentablemente, aunque existen disposiciones legales al respecto, su cumplimiento es relativo, para decirlo en términos suaves.
El sistema educativo obligatorio en Israel, y en particular el referido a la educación primaria -que abarca desde 1o. a 6to.año escolar- incluye básicamente cuatro grandes corrientes: la corriente judía se divide en la corriente estatal, la corriente estatal-religiosa y la ultra ortodoxa o haredí; por su parte, la llamada corriente árabe integra también a beduinos y drusos, Las proporciones de alumnos en escuelas primarias en cada una de esas corrientes en los años 2000, 2005, 2010 y 2014 se muestran en el cuadro adjunto.
Ahora bien; ésta es sólo una de las formas en que se organiza -o se complejiza- el sistema educativo israelí, aunque resulta útil para pensar que, a diferencia de lo que se especulaba hasta hace poco, parecería que esa estructura tendería a estabilizarse en vez de llevar a un crecimiento exponencial de los sectores árabe y haredí. La educación obligatoria abarca desde los 3 a los 17 años, en la pre-primaria (de 3 a 5 años, establecida como gratuita y obligatoria a raíz de las protestas del 2011), la primaria (de 6 a 11 años), la secundaria inferior (de 12 a 14 años) y la secundaria superior (de 15 a 17 años). Pero del punto de vista de los niveles de vinculación con las autoridades públicas educativas, y con el nivel de presupuesto público que reciben, las escuelas se dividen en a) oficiales, b) reconocidas pero no oficiales y c) instituciones exentas. Supuestamente las primeras reciben el 100% de sus gastos del Estado, mientras que las segundas reciben el 75% y las exentas el 55%, pero las presiones políticas y la historia de las concesiones para integrar coaliciones en el gobierno, entre otros arreglos, han introducido muchas excepciones a ese principio.

Por otra parte, los procedimientos de financiamiento también han ido cambiando, desde el financiamiento por alumno al financiamiento por clase y una combinación de ambos; cada uno de esos procedimientos exhibe argumentos positivos y negativos, en términos de los propósitos de disminuir brechas educativas entre diferentes grupos poblacionales. Para complicar más el panorama, es de tomar en consideración el conflicto presente entre el deseo de mantener -y ampliar- el carácter público de la educación obligatoria primaria y secundaria, y las tendencias a establecer instituciones privadas de educación, lo que exacerba eventualmente las brechas entre diferentes grupos socioeconómicos -y quizás también étnicos.
No cabe duda que las diferentes propuestas de soluciones que se han ido poniendo en práctica se han diseñado con la intención de mejorar el rendimiento del sistema educativo y de elevar el nivel de igualdad de oportunidades de sus alumnos. Pero parece imperativo señalar la aparente existencia de una especie de inhibición generalizada para proponer la fusión de las diferentes corrientes de la educación obligatoria israelí, en un único sistema, con las obvias adecuaciones requeridas por una sociedad plural.
Ciertamente, una fusión como la que se menciona demanda enormes esfuerzos y ha de chocar con obstáculos inmensos. Pero la sociedad que emprendería esos esfuerzos es la que se enorgullece de haber hecho del desierto un vergel, de haberse sobrepuesto -en la guerra de la independencia- a los ataques concertados de los ejércitos árabes, y de haberse convertido, ahora, en la «startup nation». Para esa sociedad, lograr que la educación de su gente, de toda su gente, sea al mismo tiempo el instrumento de mejora global generalizado y la garantía de una creciente cohesión social, no es un desafío insuperable; pero precisa construir una voluntad que trascienda mitos y miedos.
Con todo, cabe reconocer que no todo intento de fusión es democrático, lo que hace esa tarea doblemente difícil. Los ejemplos de la orientación que el actual Ministerio de Educación imprime a sus acciones, en materia del contenido de los nuevos libros de texto para la enseñanza cívica, o la censura a la lectura de ciertos textos literarios, están a la vista. Pero como un lego en la materia, me atrevo a pensar que la tarea de los expertos en este campo, muchos de los cuales están muy seriamente preocupados por la inercia actual, es la de explicar y movilizar a la sociedad para que reaccione ante lo que es, hace tiempo y precisamente en el campo de la educación, una asignatura pendiente.
Fuente:http://www.aurora-israel.co.il//articulos/israel/Opinion/71518/
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La Educación Popular en clave de debate

Claudia Korol

La educación popular nació en Nuestramérica como pedagogía de “los oprimidos”, que comprendiendo las razones de su opresión se organizan para enfrentar a la explotación capitalista e imperialista. Al caminar se volvió también pedagogía de “las oprimidas” y de quienes, sintiéndose vulneradxs por el patriarcado, enfrentan su dominación; y se entrelazó como pedagogía de la descolonización cultural, con las experiencias diversas de más de cinco siglos de resistencia indígena, negra y popular.

En la marcha, frente a los intentos de disolución de su sentido subversivo, tuvo que aprender a ser –una y otra vez- pedagogía de los y las de abajo, e insubordinación frente a las instituciones que ponen chaleco de fuerza a los procesos transformadores.

En Argentina, una parte significativa de la energía desatada en el 2001, parece acorralada actualmente en discursos en los cuales un recorte de las superganancias de los sectores oligárquicos es presentado como la “reforma agraria”; o los planes asistencialistas como “redistribución de la riqueza”. Los gestos simbólicos –después de décadas de oscuridad- tienen una luz enceguecedora, que dificulta el análisis de los cambios reales en las relaciones de fuerzas, de los reagrupamientos en el poder, o de los desafíos a las políticas capitalistas y patriarcales hegemónicas. La división y cooptación de los movimientos populares se acompaña del secuestro del lenguaje, de las palabras, e incluso de los sueños. Sin embargo, seguimos soñando un mundo diferente, humanizado por nuestras acciones. Pero como no nos gusta soñar sin actuar para ver el sueño realizado, revisamos una y otra vez críticamente nuestras prácticas y creencias sobre las mismas, volvemos sobre nuestros propios pasos.

El siglo 21 desde América Latina

El sistema capitalista en nuestro continente es –como el patriarcado y el racismo- producto de siglos de colonialismo y neocolonialismo. En este momento en que su crisis se agrava en todas las dimensiones (es crisis económica, financiera, alimentaria, energética, política, cultural) a nivel mundial, se refuerzan los mecanismos de salvataje de su “prestigio” y sobre todo, de sus desmedidas ganancias. Al mismo tiempo, se multiplican los discursos fundamentalistas religiosos y políticos que tienden a legitimar la dominación a través de la imposición de una cultura que justifica la exclusión y estigmatización del “otro”, del “diferente”.
El continente es pensado desde una voz principal, a partir de un sujeto hegemónico: blanco, burgués, masculino, urbano, heterosexual. El resto -la mayoría- es el otro: bárbaro, primitivo, negro, indio, mujer, homosexual, pobre, extranjero; y como tal es subalterno, es negado, es desvalorizado. La cultura de los violentos vencedores se vuelve dominación, pero también sentido común entre los vencidos y vencidas. Esto explica la colonización no sólo como ideología del poder, sino como legitimación del mismo en los cuerpos, ideas, sentimientos, sentidos y acciones de los colonizados y colonizadas.

La formación de militantes, en este contexto, se encuentra obligada a desafiar a la cultura hegemónica que atraviesa y modela -a través de los grandes medios de comunicación, las religiones, las prácticas políticas clientelares, la escuela pública en liquidación-, la subjetividad y los imaginarios populares, especialmente de los sectores más vulnerables.

Pero también es necesario cuestionar a las culturas que se proponen ser contrahegemónicas, discutiendo su eficacia. La posmodernidad progresista, acentuando las dimensiones fragmentarias de la creación popular, proponiendo la lógica del acontecimiento, de la situación, de los micropoderes… debilita los esfuerzos para la articulación de un pensamiento y una práctica que puedan derrotar a un enemigo globalizado y poderoso. Por otra parte, las formaciones dogmáticas de las izquierdas, que intentan encerrar en unas pocas categorías predominantemente económicas la riqueza de la existencia social y de las posibilidades de lucha cultural, favorecen la fragmentación. Unos y otros, posmodernxs y dogmáticxs, resultan altamente funcionales a los mecanismos culturales de la hegemonía dominante.

Desde las corrientes dogmáticas, el diálogo con culturas originarias o con las corrientes feministas, son consideradas como parte de las lógicas “posmodernas”. Se acusa a quienes sostenemos la necesidad de este diálogo, de complicidad con los procesos de fragmentación del sujeto popular promovidos por la cultura posmoderna. Sin embargo, en nuestra experiencia, las posiciones dogmáticas lejos de contribuir a superar esa fragmentación, la estimulan, al dejar fuera del proceso de articulación del sujeto a un conjunto de experiencias que consideran “secundarias”.

Es imprescindible reconocer las múltiples dinámicas de la dominación, para aportar al proceso complejo de creación de un bloque popular contrahegemónico, y para debatir el carácter y la metodología de las propuestas de formación política que actúen como dimensión pedagógica de esa creación. Los actuales momentos de fragmentación social tienen en su base material la desarticulación de las clases y sectores sociales, como resultado de la flexibilización y precarización laboral, la desindustrialización, el despoblamiento del campo, y por el retroceso en los niveles de conciencia social producido por la dictadura primero, así como por el fuerte impacto de la cultura neoliberal, patriarcal, heteronormativa, en los movimientos populares.

Las urgencias de la sobrevivencia generan formas de militancia basadas en el pragmatismo y en el cortoplacismo, que estimulan la manera efímera de constitución y desarticulación sucesiva de los agrupamientos de hombres y mujeres agredidos por el sistema, que no alcanzan a volverse sujetos políticos en la vivencia cotidiana de la inmediatez. Estas concepciones llevan al desprecio por la teoría, a la acentuación de la ruptura entre teorías y prácticas, a la limitación a procesos acotados de “capacitación” pero no de formación, a la subordinación ideológica a las diversas “modas” que se van renovando desde las usinas de la producción cultural hegemónica.

¿Qué pasa con la Educación Popular?

En la última década se ha producido una multiplicación de experiencias que se reconocen como de educación popular. Desde aquellas que pretenden -aun con dificultades- seguir siendo pedagogía de los oprimidos y oprimidas, pedagogía revolucionaria, y aquellas que han disociado las dinámicas y algunas técnicas participativas de la propuesta liberadora, y tienden a utilizarlas para instituir en su nombre un espacio de contención social con una fuerte marca de asistencialismo, gobernabilidad, y de inclusión subordinada en la dominación.

En la experiencia colectiva que venimos realizando desde Pañuelos en Rebeldía, intentamos recrear cotidianamente una pedagogía emancipatoria, a la que concebimos como una dimensión específica de los procesos organizativos y de lucha de las fuerzas populares y revolucionarias.

Intentamos que sea una pedagogía de la rebeldía, de la esperanza, de la libertad. Una pedagogía que tiene en su horizonte el socialismo –no como calco ni copia, sino como creación heroica de los pueblos (tal como lo concebía José Carlos Mariátegui)-. La entendemos por lo tanto en clave de revolución permanente, de desafío a las opresiones, de proceso y de proyecto libertario de los y las de abajo.

Desde Pañuelos en Rebeldía participamos en experiencias de recuperación del trabajo –con la modalidad de fábricas sin patrones, de cooperativas, de emprendimientos sociales-, en experiencias de salud comunitaria –que se realizan simultáneamente con la socialización de saberes ancestrales-, en propuestas de recreación y comunicación popular que se alejan del pasatismo promovido por los grandes medios de comunicación. También somos parte de las batallas de defensa de los bienes comunes, de los territorios, del medio ambiente, frente a las políticas depredadoras y expropiatorias del capital. Junto a las mujeres y a los colectivos de la diversidad sexual desafiamos el avasallamiento de nuestros cuerpos, de nuestras subjetividades, de nuestra sexualidad realizado sistemáticamente por el machismo y por la heteronormatividad impuestos violentamente por la cultura patriarcal.

Trataremos ahora de explicitar un poco más algunos elementos de nuestra propuesta y de nuestra experiencia:

– Concebimos a la Educación Popular como pedagogía de los oprimidos y oprimidas, y no como pedagogía para los oprimidos y oprimidas. A nuestro entender, el sujeto de la educación popular está constituido fundamentalmente por los movimientos populares que se organizan en procesos de resistencia, y que conciben a la educación como una de sus dimensiones organizativas. El sujeto no son lxs educadorxs que pretenden “iluminar” con sus teorías revolucionarias a lxs sectores populares, ni siquiera lxs educandxs de manera aislada, sino los sectores populares que –con o sin ayuda de educadorxs externos al movimiento- se preparan en diferentes terrenos para hacer sus luchas más eficaces. Entender la Educación Popular como pedagogía de los oprimidos y oprimidas, significa afirmar el protagonismo del sujeto popular en la creación histórica revolucionaria.

– Es pedagogía de la rebeldía frente al sistema y no de la adaptación al mismo. Esta posición está en polémica con quienes realizan prácticas que tienen fuertes componentes de asistencialismo y clientelismo, promovidas fundamentalmente desde algunos espacios gubernamentales, ONGs e Iglesias, con el objetivo de “contener” y de “adaptar” a los sectores sociales excluidos, en una inclusión subordinada. Es una contención que funciona en clave de disciplinamiento: se trata de “contener” en el corralito de las políticas de sobrevivencia, reduciéndose la formación -por lo general- a propuestas de “entrenamiento” en algunos saberes necesarios para no morir. Estas “capacitaciones” en proyectos productivos del circuito asistencial, no sólo van dando legitimidad a ese circuito; también son mecanismos de multiplicación de la explotación, de la extracción de plusvalía, e incluso de “autoexplotación”.

En la mayoría de los casos, los mismos educadores y educadoras están precarizados, con lo que se va creando un “acostumbramiento” a la idea de sobrevivir de cualquier manera, perdiendo los derechos sociales conquistados por los trabajadores y trabajadoras, y se legitima una concepción de la educación en la que se fragmentan los saberes hasta el punto de decidirse de manera pragmática cuáles deben ser “transmitidos” y cuáles “no son necesarios”, en procesos que más de formación vienen a resultar de “adiestramiento” para algunas labores.

Rechazar estas propuestas nos coloca muchas veces en los límites testimoniales del ejercicio crítico… pero aceptar la subordinación a las lógicas ideológicas y simbólicas del poder nos arrastra a un terreno abonado por el cortoplacismo y la mediocridad (cuando no como socios/as subordinados de corruptelas escandalosas).

De esta manera, el objetivo de la educación popular no es la adaptación ni la inclusión en el sistema de dominación, sino el combate al mismo con el objetivo de su destrucción. Y en el “mientras tanto”, el objetivo es crear las fuerzas populares con capacidad para dar esa batalla.

– Es pedagogía de la organización popular. Se realiza prioritariamente desde las organizaciones en lucha, tendiendo a fortalecer a su militancia en los distintos ámbitos que tienen de análisis crítico de la realidad y de transformación de la misma. En este marco, polemizamos con los criterios que establecen fuertes diferencias jerárquicas entre los procesos educativos “de base”, y los destinados a “los cuadros”. Pensamos a la Educación Popular como teoría del conocimiento, que sustenta todos los procesos de estudio y de reflexión sobre la práctica, o de debate teórico. La división en “base” y “cuadros”, establece una jerarquía en las organizaciones que en gran medida ha sido desmentida por el proceso histórico. Son muchos los “cuadros” revolucionarios que rápidamente se han vuelto “cuadros” del sistema. Y son muchos los y las “militantes de base” que se han mantenido fieles al ideario y a las necesidades populares. El reconocimiento de diferentes tipos de experiencias –hecho real, que constituye una riqueza de los movimientos- no debiera derivar en una construcción jerárquica, sino en la oportunidad de un intercambio de saberes enriquecido por las mismas.

Tampoco creemos que se deba establecer una jerarquía entre los diferentes tipos de opresiones y de luchas contra las mismas. Concebimos a la educación popular como una pedagogía de los sujetos organizados o que tienden a organizarse para luchar contra todas las formas de alienación, de negación de nuestro ser social, de enajenación de nuestra fuerza y capacidad creativa. La dimensión organizativa es una parte esencial de esta teoría del conocimiento, basada en el trabajo grupal, y en la convicción de que la única manera de transformación del mundo es a partir de la lucha colectiva de los oprimidos y oprimidas.

– Es una pedagogía del conflicto social, que se desenvuelve al calor de las movilizaciones sociales y políticas, y de la creación de experiencia de poder popular. Sus contenidos, métodos, propuestas, no se deciden por fuera del grupo social que forma parte del proceso educativo, sino que se va realizando junto y como decisión del grupo. En este sentido, se aleja de aquellas concepciones de algunas izquierdas que se consideran poseedoras de verdades que deben “enseñar” a “la clase”; posición que Paulo Freire caracterizó como “educación bancaria”, porque sigue suponiendo que en un lugar elitista está el dominio del saber y en otro está la ignorancia, y considera que el acto educativo se limita a “transferir” o “depositar” ese saber, para “iluminar” a los que no lo tienen. La Educación Popular estimula, por el contrario, procesos de creación colectiva de conocimientos, de descubrimiento del mundo, de diálogo de saberes.

– Es una pedagogía de la descolonización, del develamiento de las marcas eurocéntricas y occidentales de la cultura dominante. En nuestro continente, marcado a fuego por los genocidios propiciados por la cultura capitalista, patriarcal, racista, impuesta por la conquista, la colonización y la recolonización, es imprescindible pensar en una mirada profundamente crítica del eurocentrismo y de sus lógicas racionalistas, basadas en ideales como el “desarrollo”, el “progreso”, la “civilización”. Es necesario plantearnos -en el contexto de la crisis del capitalismo “desarrollado” y de llamado “socialismo real”-, la necesidad de dar una vuelta radical en las maneras de pensar y pensarnos, de sentir, de crear, haciendo del reconocimiento de la multiculturalidad una oportunidad de crecer en la diversidad, y de encuentro de pistas que permitan detener la destrucción del planeta.

Esto nos obliga a cuestionar nuestras propias ideas sobre las formas de vida deseables, tanto en su dimensión colectiva como individual, los modelos pensados de socialismo, los proyectos populares en los que nos involucramos.

Esta concepción propone un debate tanto al modelo hegemónico de educación –esencialmente colonial-, como a las propuestas de algunas corrientes de izquierda que han hecho del paradigma occidental de desarrollo su principal fuente de inspiración.

Sin renunciar a los aportes que puedan provenir de todos los saberes existentes en el mundo, es necesario pensar la realidad desde América Latina, desde nuestra historia, desde los sujetos que la constituyen, desde nuestra identidad indoamericana, desde nuestros saberes, desde nuestros sueños, desde nuestros cuerpos sometidos, y desde nuestros cuerpos rebeldes.

Polemizamos con algunas construcciones sostenidas desde la izquierda, que llevan a negar las raíces culturales y políticas de los movimientos populares del continente, reduciendo el conjunto de contradicciones de una sociedad a la contradicción clasista (jerarquizada como contradicción principal, y considerada en muchos casos como única y prioritaria).

Fundamentamos nuestro pensamiento en el marxismo, e intentamos despojar al mismo de las connotaciones que provienen de interpretaciones sectarias, dogmáticas, que esterilizan su mayor potencia: la capacidad crítica, la dialéctica revolucionaria, la metodología de análisis de la realidad con el objetivo de su transformación. Esto significa al menos dos desafíos inmediatos: una reflexión profunda sobre nuestra historia, y sobre la manera en la que se enseña en escuelas y universidades, y la crítica de las bases epistemológicas de todas las ciencias, que han convertido a las universidades en dependencias de las grandes empresas.

La colonización de los saberes es especialmente visible en las prácticas académicas, que -con valiosas excepciones- cada vez más se han colocado al servicio de los intereses de las corporaciones transnacionales, como se expresa en la aceptación de fondos por parte de muchas universidades de las mineras como La Alumbrera, o de “donaciones” de transnacionales del agronegocio como Monsanto. La reacción que una parte de la comunidad universitaria viene realizando frente a estos fondos, inaugura nuevos debates en el campo académico, y promueve puentes con el mundo de las víctimas de las políticas de las transnacionales.
Desde nuestra experiencia, interactuamos con aquellas franjas del movimiento universitario que tejen sus compromisos con los movimientos populares, contribuyendo con seriedad y profundidad al develamiento de los intereses que están hoy en juego en aquellas disputas.

También tejemos redes con las educadoras y educadores que en los diferentes niveles del sistema de educación pública intentan abrir paso a una pedagogía crítica, cuestionadora del statu quo, transformadora y desafiante de las lógicas que esperan de este espacio la mera reproducción de los saberes de la dominación.

Descolonizar nuestras maneras de estar y de sentir, de pensar y de vivir, exige un enorme esfuerzo grupal que tenga signos claros de cambio, de crítica, de re-educación; que desafíe lo “aprendido” en la “socialización” en la que nos hemos de-formado. Es un esfuerzo que sólo puede concretarse en la lucha, en la praxis transformadora, en la fuerza que se reúne en el gesto colectivo. Es un proceso fundante de nuevas identidades, de nuevas prácticas, de proyectos de creación de poder popular, de soberanía, de independencia, de libertad, de socialismo, que seguramente no podrán realizarse tan sólo en términos de un grupo –por más amplio que éste fuera-, ni siquiera de un pueblo-nación; sino que tendrán que ir forjándose en una perspectiva continental, indoamericana, desde nuestra América mestiza.

Se trata de la posibilidad de ir proyectando la integralidad de la lucha, superando los mecanismos de fragmentación y dispersión de los esfuerzos populares. No hablamos de la suma caótica de fragmentos, sino de la posibilidad de inventar y realizar un proyecto popular, con un horizonte que se proyecte desde las luchas anticoloniales hacia prácticas alternativas originales, comunitarias, sociales, nacionales, continentales, internacionalistas, en las que el diálogo de saberes, de haceres, de sentires, de sueños, permitan que nuestros colores y olores, gustos y palabras, cuerpos y gestos, avancen hacia una manera de encuentro basada en la alegría del descubrimiento, en la continuidad terca y rebelde de más de cinco siglos de resistencia indígena, negra, feminista y popular.

– Es una pedagogía de la dialéctica práctica-teoría-práctica, que intenta superar las dicotomías trabajo manual-trabajo intelectual. Creemos firmemente que las experiencias históricas de los pueblos son una fuente ineludible de conocimiento, que la teoría debe integrar, a partir del esfuerzo colectivo por leer y reescribir el mundo. Desde esta perspectiva, los procesos de conocimiento no se agotan en las búsquedas académicas. Es imprescindible el diálogo de los saberes académicos y de los diversos saberes populares.
La educación liberal y su pedagogía han ido creando sucesivas disociaciones. Una de ellas es la dicotomía entre trabajo manual y trabajo intelectual, en la cual queda desvalorizado el trabajo manual. Esta experiencia conduce a la distancia entre “los que hacen” y “los que piensan”, entre los “intelectuales” y “los trabajadores”. Estas dicotomías, al tiempo que privilegian el pensar sobre el hacer, también priorizan el pensar sobre el sentir, y la “mente” sobre “el cuerpo”. Este sistema dicotómico escinde no sólo a los grupos, sino también a las personas, siendo un factor de alienación de los seres humanos.

En los grupos populares, cuando se traslada esa dicotomía, queda de un lado la teoría y del otro la práctica. De ahí surge una concepción elitista de la elaboración teórica, que deposita en los intelectuales o en los “cuadros políticos” esta tarea, como supuestos portadores del saber. La teoría queda fuera del movimiento, y debe ser “transmitida” al mismo, perdiéndose la capacidad de que el movimiento popular en sí se constituya como intelectual colectivo, en el cual los “intelectuales orgánicos”, al decir de Gramsci, sean parte –y no aparte- del mismo.

En nuestra concepción de Educación Popular, la clave del proceso educativo es la batalla contra la alienación que escinde a las personas, y la constitución de los movimientos populares como intelectuales colectivos. En ellos aportan de manera destacada los intelectuales “orgánicos”, tanto los que provienen de la academia, como los que se han formado en las organizaciones populares. La integración en la praxis cotidiana, permite a los intelectuales y a los movimientos –intelectuales colectivos- ganar capacidad de comprensión de la realidad que quieren transformar.

La sistematización de los procesos de lucha, de debate, la relación práctica –teoría – práctica, enriquece los análisis y es en sí mismo un momento educativo por excelencia.

Aporta a esta reflexión el concepto de “hombre nuevo” del Che, quien creía en el trabajo voluntario como camino para su formación en la lucha revolucionaria. El Che analizaba que en la educación anticapitalista, era imprescindible librar una batalla cotidiana contra la enajenación que produce el trabajo convertido en mercancía. Veía al trabajo voluntario como una de las posibles expresiones de un tipo de trabajo liberado de la coacción del capital y del mercado.

Otro debate necesario, vinculado con la relación teoría-práctica, es el tema de la dogmatización de la teoría. Muchas veces, los compañeros y compañeras considerados “intelectuales” por el movimiento revolucionario, comparten muy poco de las vivencias de este movimiento, salvo en momentos en que actúan como “docentes”, “enseñando” de manera directa o a través de sus libros, lo que “el pueblo debería saber para luchar mejor”. Es una reproducción de las concepciones iluministas, en la que se perjudican fuertemente tanto la teoría como las prácticas.

Es importante a la hora de repensar los horizontes de la formación política, someter a crítica no sólo la cultura capitalista, sino también aquellos modelos que en nombre del socialismo cimentaron diferentes corrientes de dogmatismo, una de cuyas características comunes es la negación de la dialéctica marxista, que permite establecer el carácter cambiante, las fuentes del movimiento, la historicidad de los procesos. Los enfoques dogmáticos, simplifican el análisis de la realidad en unas pocas contradicciones antagónicas –retrato en blanco y negro-. Desde esa lógica, se reacciona ante los procesos de despolitización y desideologización de los movimientos, regresando a los enfoques tradicionales de homogeneización política que no favorecen el análisis del complejo mundo en el que estamos insertos, quienes aspiramos a revolucionarlo. Se reproducen modelos de enajenación de los sujetos, al reforzar la vivencia de un saber que desvaloriza el conocimiento construido por los colectivos populares.
La necesidad de colocar en el centro de la acción política la tarea de formar un bloque político social contrahegemónico, no puede resolverse pretendiendo instalar una lógica falsamente homogeneizadora de las diferencias

– Es una pedagogía de la autonomía. Entendemos la autonomía como la capacidad de las organizaciones populares para determinar por sí mismas sus rumbos, sus proyectos, las maneras de realizarlos, sin volverse instrumentos de políticas que se resuelven sin su protagonismo. Aun aceptando las posibilidades que ofrece el Estado nacional como trinchera de disputa de las políticas de soberanía nacional y popular, es necesario cuestionar las concepciones que niegan la autonomía de los movimientos populares, y pretenden manipularlos desde la gestión estatal, atravesada como está la misma por fuertes lógicas de burocracia, clientelismo y corrupción. La autonomía de los movimientos populares, en esta perspectiva, no significa la reclusión en un lugar testimonial de crítica o de oposición a uno u otro gobierno, sino la capacidad de los mismos para actuar desde sus intereses y necesidades, en diálogo con otros movimientos, y si es conveniente, interpelar o apoyar a los diferentes niveles de los gobiernos que pueden favorecer una resolución positiva de sus demandas.

– Es una pedagogía anticapitalista, antiimperialista, de liberación nacional e internacionalista. Frente al ascenso de las movilizaciones populares que se enfrentan a las políticas de saqueo y destrucción de nuestras sociedades, estimuladas por el deterioro en el imaginario social del mito publicitario de los años 90 sobre los supuestos beneficios de las políticas neoliberales, la respuesta desde las fracciones del poder es el resurgimiento y fortalecimiento de tendencias militaristas, guerreristas, con las que se disponen a defender, reproducir y ampliar la explotación de los pueblos oprimidos. En esta dinámica se ponen a la orden del día nuevas invasiones, golpes de estado, intervenciones, bases militares, aumento de la carrera armamentista, políticas de desestabilización de los regímenes democrático populares. Se plantea un escenario internacional en el que cobran un fuerte protagonismo las propuestas antiimperialistas, que enfrentan el nuevo reparto del mundo que promueven las corporaciones transnacionales, y los grandes bloques imperialistas.

La Educación Popular tiene el desafío de asumir un aporte concreto en las batallas de liberación nacional, de defensa de la soberanía, en los procesos antiimperialistas locales, regionales y continentales, en la gestación de alternativas frente a los bloques de poder mundial.

La batalla antiimperialista, como dimensión específica de la lucha anticapitalista, implica conocer mejor las modalidades que asume hoy esta dominación, y en particular sus mecanismos de generación de consenso y de cooptación de las fuerzas sociales, y de los centros de producción de conocimiento. El poder mundial disputa e intenta apropiarse de todo el campo de los saberes, desde los saberes académicos, generados en los centros propios de investigación, hasta los saberes populares, a los que no sólo aspira a “conocer”, sino también a “poseer” y “patentar”

Desde la Educación Popular realizamos una revalorización del saber popular en la lucha contrahegemónica, que tiende a resguardar los conocimientos acumulados por los pueblos originarios, las comunidades campesinas, las mujeres de los sectores populares, como parte de las “armas” de la resistencia, de su capacidad de sobrevivencia y de gestión de alternativas.

El internacionalismo, en las condiciones de globalización del capitalismo, es una exigencia de nuestro proyecto político pedagógico. Comprender las relaciones existentes en el mundo hegemónico, ha vuelto más complejas las luchas reivindicativas y políticas. En tal sentido se trata no sólo de asumir, como lo hace la Vía Campesina, la consigna de “Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza”, pensadas estas “globalizaciones” en una perspectiva contrahegemónica. Es fundamental también hacer del internacionalismo práctico, de la solidaridad con los que luchan en cualquier parte del mundo, una manera de autoeducarnos, de formar nuestra sensibilidad ante los sufrimientos y dolores, sueños y esperanzas en cualquier rincón del planeta. Estas vivencias internacionalistas amplían al mismo tiempo nuestros horizontes de análisis, y nos permiten aprender de las múltiples experiencias de lucha que se desarrollan en nuestro tiempo.

– Es una pedagogía feminista, socialista, libertaria, del “buen vivir”. Nuestra meta es crear colectivamente, en un diálogo fraternal con los diferentes colectivos de lucha, un proyecto que permita el encuentro de las propuestas emancipatorias, libertarias, que los pueblos han ido inventando en su marcha. No se trata de la suma de demandas, sino de la ampliación del horizonte de nuestros sueños. Es por ello una pedagogía de cuerpos en movimiento, de sujetos colectivos, de socialización de los saberes y de las esperanzas, de creación de nuevas relaciones entre los diversos géneros, y de los seres humanos con la naturaleza.

El paradigma libertario anima nuestras iniciativas, cada vez que pensamos a la educación “como práctica de la libertad” –de acuerdo con las primeras búsquedas “humanistas” de Paulo Freire-. Y es desde esa libertad que imaginamos la posibilidad de que la humanidad vuelva a plantearse como meta el proyecto socialista. Un proyecto que necesariamente tendrá que enamorar la lucha anticapitalista con la lucha antipatriarcal y anticolonial. Que requiere de la mirada crítica de todas las experiencias realizadas hasta el momento, en nombre del socialismo.

Con esta concepción de Educación Popular intentamos trabajar. Nuestra propuesta es inacabada, y no pretende ser más que un aporte al diálogo que puede realizarse en cualquier ámbito donde haya sujetos con disposición a la lucha y al diálogo creativo.

Nos resulta sumamente auspiciosa la multiplicación de experiencias de Educación Popular que vienen promoviendo diferentes movimientos sociales. También valoramos la gran batalla que están dando los educadores y educadoras que defienden la educación pública, como espacio fundamental de lucha política y pedagógica. No creemos que haya que optar obligatoriamente por un lugar u otro de construcción de la propuesta, sino que las posibilidades que tenemos en este momento, nos permiten trabajar críticamente en los más diversos campos de acción

Entendemos que sería sumamente productiva la creación de espacios comunes en los que podamos problematizar las experiencias en las que participamos, de manera de aprender colectivamente de las mismas, y fortalecerlas, identificando sus debilidades, y sumando fuerzas para superarlas.

La Educación Popular está en una encrucijada. Si se conforma con ser una metodología “democrática” de intervención social, con fines de inclusión de los marginados y marginadas, quedará atrapada en las redes fuertes y resistentes del poder, que se rehacen a cada paso.

Quisiéramos pensar que en sus diferentes expresiones, tenderemos a multiplicar la experiencia desde el lugar de la rebeldía, de la insubordinación frente a todas las dominaciones. A hacer de la Educación Popular el lugar donde la indignación, la rabia, el deseo, y las esperanzas de cambiar la vida encuentren no sólo su lugar, sino también un camino posible.

Fuente: la-educacion-popular-en-clave-de-debate-por-claudia-korol

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Somos diversidad, alto a la homofobia y transfobia

Ilka Coronado

 El otro día cuando Obama llegó de visita a Argentina veía  a cientos de peronistas que  en coro le gritaban a la caravana  donde iba: ¡Obama, puto! Era  un coro imparable, lo gritaban fuerte, encolerizados. Lo mismo a Macri.  Muy peronistas pero tremendamente patriarcales y homofóbicos.

 Es común que en  los juegos de fútbol en México la porra contraria le grite a cualquier jugador dentro del campo, ¡puto, puto, puto! Y esa misma porra lo haga en juegos internacionales como en los Juegos Olímpicos. Muy común que en Juegos Olímpicos también los medios de comunicación se ensañen con los deportistas homosexuales, (aunque aquí hay que reseñar que con más odio aún hacia las mujeres homosexuales) descalificándolos por su identidad sexual, devaluándolos como deportistas, llevándolos a la luz  mundial desde una visión homofóbica.

 He pasado leyendo esta semana, distintos artículos escritos por intelectuales y analistas políticos respecto a Brasil, en los que le dicen a Lula maricón. Aclaro: analistas de izquierda. Supuestamente defensores de los Derechos Humanos. Maricones también les han dicho a todos los que están a la cabeza en el gobierno de Maduro, por no sacar las armas y defender la Revolución a bala.

 Militantes de izquierda en Venezuela han filtrado fotografías de militantes  homosexuales de la derecha, -fotografías privadas- y las hacen virales,  denigrándolos con todo tipo de insultos  por su identidad sexual, dando con esto golpes bajos. Dejando en claro que antes que cualquier cosa son homofóbicos y misóginos.  ¿Cómo les irá a los mismos militantes de la izquierda latinoamericana con “compañeros de lucha”, homofóbicos? ¿Cómo les irá a las  mujeres homosexuales?

 Esa doble moral propia del ser humano que va mucho más allá de las ideologías: raíces patriarcales, sistema patriarcal, patrones de crianza patriarcales, gobiernos patriarcales, sociedad patriarcal; homofóbicos, transfóbicos y misóginos. Factores potentes que nos mantienen en esclavitud.  Que hacen que unos sean las víctimas y otros los victimarios. Pero  mucho más allá de los patrones de crianza está la condición humana individual, he ahí la hipocresía.

 Presidenciables que niegan el derecho al aborto y el Matrimonio Igualitario resultan ganadores en las urnas, votos adquiridos a través de la doble moral y el odio.  Y no digamos que se logren leyes que apoyen la adopción.

 A uno de mis amigos de infancia lo asesinaron  en Guatemala, en una fiesta de barrio, un homofóbico se enteró que era homosexual y le disparó por la espalda, sin conocerlo y sin haber cruzado palabra con él.

 En Estados Unidos, país que recién el año pasado firmó la Ley del Matrimonio Igualitario, la sociedad se niega rotundamente a que las personas transexuales vayan a baños de mujeres. No saben que quien es transexual nació en el cuerpo equivocado, que aman, sienten, crean, habitan y respiran como mujeres.

 Que piensan que las personas transexuales irán a abusar sexualmente de otras mujeres. Que no las aceptan como mujeres, las ven como hombres disfrazados y enfermos mentales.  Estereotipos respecto al abuso sexual y un irrespeto a la condición humana. ¿Una mujer transexual entonces tiene que ir a baño de hombres? Pero es mujer…  ¿Y qué hay de la transexualidad de un hombre que nació en el cuerpo de una mujer? ¿Cuál es el comportamiento de la sociedad?

 Todavía se realizan las “violaciones correctivas” hacia mujeres homosexuales. Cuando un niño comienza a dar señales de ser homosexual, en la escuela lo mandan a terapia con psicólogo y si es muy evidente lo expulsan, para que no “¨contamine” a los otros.  ¿Qué sucede entonces con un sistema de educación obsoleto, patriarcal y misógino? Psicólogos dando “terapia” para eliminar la homosexualidad de sus pacientes. Increíble pero cierto. Sacerdotes castigando a feligreses, condenándolos por atreverse a ser.

 ¿Qué hay de la familia, las amistades y la comunidad? ¿Qué hay de nosotros como sociedad? Es injusto decir “los logros de la comunidad LGBTI”. Es que esas deben ser las luchas y los logros de todos como seres humanos. De la misma forma en la que luchamos por la justicia social, la igualdad social, por los Derechos Humanos debemos luchar para que todas las personas sean iguales en derechos.

 No es asunto de nadie la vida privada del otro, su identidad sexual, lo que sí es asunto de todos es que se respeten los derechos de cada ser humano. Que no se le discrimine, que no se le abuse, que no se le asesine en crímenes de odio.

 Dejamos la comunidad LGBTI sola, como si ella nos dejara solos a nosotros en nuestras luchas sociales. Y no es suficiente con decir, “allá ellos y su vida, yo los respeto, mientras no se metan conmigo” esos son pensamientos patriarcales y misóginos. Tampoco necesitamos aceptación  ni tolerancia. La tolerancia es para la lactosa no para los seres humanos.  No es necesario reconocer el valor de una persona que se atreve a hacer pública su identidad. Lo que sí es  nuestra obligación es que ya no sea necesario mostrar valor ante la sociedad, que la identidad sexual ya no defina, estereotipe, o denigre a una persona.

 ¿Cuántos países en el mundo han firmado la Ley del Matrimonio Igualitario? –La Unión Civil es un descaro, pero a la vez un paso hacia delante- ¿Cuántos permiten las adopciones? ¿Cuántos el aborto? ¿Cuántos de nosotros presionamos para que esas leyes se legislen, para que existan leyes que castiguen la discriminación y los crímenes de odio? ¿Cuántos de nosotros somos patriarcales, homofóbicos, misóginos e hipócritas?

 ¿Cuál es nuestra razón para no involucrarnos? ¿Nuestra doble moral? ¿Nuestro fanatismo religioso? Arranquemos de raíz esas normas patriarcales. Atrevámonos a ser  enteros, conscientes, humanos. Respetemos la identidad sexual de las personas y si de pelear se trata pues peleemos para que todos tengamos los mismos derechos y seamos iguales en políticas de inclusión y desarrollo. No tenemos derecho alguno de discriminar a quien se atreve a ser.

 Peleemos por los derechos que nos han quitado, por los que estamos quitando a los demás. No seamos parte de esta violencia descomunal  que nos consume como humanidad. No es suficiente con “pegar” una fotografía en una red social, con decir que no discriminamos, es necesario que nos involucremos en la legislación de políticas que castiguen la violencia por homofobia. Es necesario cambiar patrones de patriarcales, urge, era para ayer.

 Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado contacto@cronicasdeunainquilina.com

Blog de la autora: https://cronicasdeunainquilina.com/2016/05/17/somos-diversidad-alto-a-la-homofobia-y-transfobia/

Fuente de la imagen: http://mujer.starmedia.com/imagenes/2013/05/D%C3%ADa-Internacional-contra-la-Homofobia-y-la-Transfobia.jpg

Publicado en OVE el 20/05/2016

Ilka Oliva Corado. 

Blog: Crónicas de una Inquilina

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Poemario: Luz de Faro.

Libro: Historia de una indocumentada, travesía en el desierto de Sonora-Arizona.

Libro: Post Frontera. 

Poemario: En la melodía de un fonema 

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Arroz con leche no me quiero casar

POR YOSJUAN PIÑA NARVÁEZ

matriCuando tenía 13 años y cursaba 8vo grado en un barrio de Cagua —fuera de Caracas—, una de las reglas del colegio era tener cabello corto si eras “niño”. Esas fibras que salen de tu cuero pueden determinar qué tan cerca o lejos estés de los modelos normativos de género: qué tan niño, qué tan niña, qué tan “rarx” eres. Siempre me rehusé a cortarme el cabello y las profesoras me colocaban en la fila de las niñas como castigo. Al ver que nunca fue un castigo para mí, el aparato disciplinador escolar y la ortopedia de los géneros me cortaron el cabello a la fuerza. Delante de todo el liceo, como gesto aleccionador. Pero la lección fue: no le hagas caso a la institucionalidad domesticadora.

Hoy, la institucionalidad juega nuevamente al disciplinamiento de los cuerpos y las formas de relacionarnos. No hay nada más parecido a la heteronormatividad que la homonormatividad: el concepto de familia (pero ahora con personas con el mismo genital entre las piernas), credibodas, pasapalos y sanguchitos con los colores del arcoíris; la “luna de miel”, Ciudad Tiuna “gay”, mi casa bien equipada “gay” o la búsqueda de una propiedad para nuestro homo-lesbo nido de amor normativo según las reglas de un Estado; la internalización de concepto de exclusividad amoroso-monogámica, el beso “apasionado” (como en el capítulo final de Marimar) después de que una “autoridad civil” legitime la unión, la burocratización de los afectos, el acta, lxs testigxs, la adopción de niñxs o la reproducción.

No me opongo a la unión civil entre sexo-género-disidentes. No me opongo a los derechxs que tenemos perversxs, rarxs, polimorfxs, maricxs, cachaperxs, transexuales. Si esto incomoda a la Iglesia y al puritanismo criollo, entonces no estamos equivocadxs. Me alarma la instrumentalización política de la derecha que juega a hacerle guiños a “lxs gais”, pero que arrugan la cara al ver lxs transexuales, maricxs, cahaperas, negrxs (de barrios) y militantes no higienizadxs por la fashion-política “oenegista”. A ver si lxs autoproclamadxs de“izquierdas” comienzan su dilatación anal, cooperan para el alcance de derechos y deshacen su homolesbotransfobia.

Amanecí antinormativx y canto arroz con leche no me quiero casar. Quizá mañana cambie de opinión.

Fuente: http://epaleccs.info/arroz-con-leche-no-me-quiero-casar/

@ERCHOS / ILUSTRACIÓN JESSICA MENA

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La letra con sangre entra

Por. Dr. Horacio Krell

Esta frase de Sarmiento pone en evidencia fallas del Padre de la educación,  la contradicción  entre  la espada, la pluma y la palabra que  figura en la prosa del himno que lo inmortaliza, porque proponía duros castigos a los alumnos que no respetaban las normas del colegio.

En 1947 la Conferencia Interamericana de Educación estableció como Día Panamericano del Maestro al 11 de septiembre en homenaje a su fallecimiento. De origen humilde, sabía leer y escribir a los 5 años y a los 15 ya era maestro. El reglazo en la mano, el tirón de orejas, estar parado en una esquina del salón mirando hacia la pared, etc.,  son algunos de los castigos que ya no tienen espacio. Pero lo que sí parece haber ganado un lugar es el maltrato psicológico que rebaja la autoestima de los jóvenes.

El aporte de las neurociencias. En plena revolución del conocimiento una persona promedio sabe más sobre cómo funciona su auto que sobre su propio cerebro. Inclusive quienes deciden en materia de educación y encaran reformas pedagógicas ignoran los avances de las neurociencias.

Si resucitara un médico del siglo pasado e ingresara a un quirófano se sentiría perdido entre computadoras, luces, ruidos, imágenes y robots que hasta hacen invisible al paciente. La medicina se ha transformado a través de la computación, la bioingeniería y la biología molecular. Por el contrario, si resucitara un maestro, se sentiría muy a gusto con las aulas de hoy, sus pupitres, gradas, pizarras y sus clases magistrales.

Es necesario divulgar los avances de las neurociencias para que políticos, directivos, docentes, padres y alumnos, sepan que es posible hacer del aula el gran laboratorio de la sociedad. Educar es la industria pesada de cualquier país porque fabrica los ciudadanos del futuro.

El valor de la lectura. El cerebro produjo el lenguaje desde los albores de la humanidad, pero la lectura tiene 6000 años y el alfabeto 3800. Son adquisiciones mu recientes y no es posible que el cerebro haya cambiado tanto sino que áreas que siempre existieron se reciclaron para aprender a leer y a procesar textos  gracias a su “plasticidad”. Hay un componente genético que tolera la variabilidad. Ante cambios en el ambiente el cerebro adapta sus partes para nuevos usos, por ejemplo, identifica un mismo objeto en condiciones de luz y sombra diferentes. Esa capacidad le permite reconocer las letras aunque la escritura asuma formas diferentes. El sistema visual permitió desarrollar la lectura, pero también le impuso restricciones. Por ejemplo, la velocidad de lectura tiene como límite el tiempo que tardan los ojos en “saltar” de una palabra a otra y la capacidad del campo visual. Pero con un texto móvil computarizado que presenta frases se evita que el ojo deba saltar. Se puede llegar a leer 1500 palabras por minuto y con mayor comprensión. La velocidad de lectura encuentra su límite en la visión pero no en el procesamiento cerebral.

En febrero de 1676, Newton escribió una frase que se haría célebre: “Si he visto más lejos es porque estoy sentado en los hombros de gigantes”. Desde entonces se repite para subrayar la importancia de la lectura. Es muy duro avanzar en la vida a los golpes, sólo con la experiencia.

Aprender a leer. Una de las tareas más complejas que debe realizar el hombre, es el tallado del alfabeto en su cerebro.

La lectura es la mejor gimnasia para el cerebro y el motor de la civilización y la cultura. Los genes brindan los instintos, las reacciones y los movimientos, pero el tallado del alfabeto en el cerebro representa la victoria de la mente y del espíritu sobre la materia.  Los genes que definen la conducta dejan para el cerebro la sensibilidad ante la experiencia. ¿Por qué el niño indefenso al nacer se convierte luego en el dominador del universo? Por su capacidad de leer y comunicarse con los demás de una manera que ninguna otra especie puede hacerlo.

La lectura se desarrolló  en sólo 6000 años pese a que el hombre tiene 200.000 de existencia. Por lo tanto no es el producto de la evolución natural sino de una capacidad latente que evolucionó.  Fue la invención de la escritura lo que produjo la lectura. Los niños aprenden hoy en 2 años lo que demandó muchas generaciones conseguir. Para eso se modifican y reorientan áreas que incorporan el hábito de la lectura. El desarrollo lingüístico  y visual es su condición previa. El niño nace con la capacidad de reconocer objetos que más adelante lo ayudarán reconocer letras.

También posee un circuito para el  habla. Primero comienza fotografiando palabras, así puede grabar la imagen escrita de algunas marcas.  Luego aprende a decodificar las letras o grafemas en sus sonidos o fonemas. Y por último logra el reconocimiento global de las palabras en forma veloz y automática. Encandilados por la primera etapa, el método global de enseñanza de la lectura, consideró que aprendía mejor presentándole palabras.

La falsa lectura. El niño empieza reconociendo a las palabras por su forma, sin prestar atención a las letras ni a los sonidos. Recién cuando aprende a conectar los grafemas  con los fonemas puede leer palabras que desconoce. La verdadera lectura comienza cuando puede advertir en forma explícita los diferentes sonidos del habla.  La conciencia fonológica debe ir acompañada del aprendizaje del código alfabético.

Hay ejercicios para lograrlo como decirle que saque la primera letra de una palabra y pedirle que la pronuncie.  Por ejemplo la c de cola (ola). O preguntarle si las palabra torre y corre empiezan con el mismo sonido (no).  Otro ejercicio es que diga cuántos sonidos tiene la sílaba pre (3).  Un juego para hacer con los niños es pedirles que reemplacen una palabra por otra que cambia en el primer sonido (gato por pato).

Aprender el alfabeto cambia el cerebro. Las zonas cerebrales deben adecuarse y eso genera una fluidez verbal extraordinaria.  El conocimiento del código escrito influye en alcanzar la conciencia fonológica. La última etapa es crear un diccionario mental de términos que se reconoce sin necesidad de deletrearlos y que se pueden captar con un solo golpe de vista  y pasarlas a las áreas del significado y la pronunciación.

Mientras el niño trata a las palabras como imágenes ambos hemisferios colaboran, pero luego el hemisferio izquierdo se especializa.  La conciencia fonológica permite incluso manejar mentalmente los sonidos de la lengua. La lectura amplifica la memoria verbal y los cerebros ya no serán los mismos. Mejora el reconocimiento visual, especializa a las neuronas y permite transferir aprendizajes hacia otras tareas,

El costo de la lectura. Como toda especialización, el lector ha cedido espacios que otrora dedicaba a otros menesteres. Por ejemplo ahora somos analfabetos en signos naturales que un primitivo dominaba a la perfección. El cerebro de un especialista en autos se activa mejor cuando ve un Mercedes Benz que ante otras imágenes. Es el costo que debe pagar el especialista.  El cazador arrodillado sobre la tierra para detectar las huellas de su presa pudo haber sido el predecesor de la lectura, es el gesto intelectual más antiguo de la historia.

El reciclaje neuronal. La educación debe jugar a favor de los cambios, el niño primero debe reconocer los sonidos, luego  asignarlos a las letras escritas y después de mucho tiempo establecer una ruta directa a las palabras. Las neurociencias no prescriben el modo de hacerlo pero el cerebro tiene límites que no se pueden superar. No es una tarea fácil aunque muchos crean que alcanza con mirar la palabra, eso lo hacen los adultos porque han transferido al inconsciente la tarea y lo hacen en forma automática. Los promotores de la lectura global niegan los avances de la neurociencia y proponen asociar cada palabra con su imagen o concepto. Para ellos el placer del niño es lo que vale y la excusa es que el silabeo lo atormenta. Es un error de sentido inverso al de la frase “la letra con sangre entra”. No se pueden saltear etapas, hay que pasar por eso. La prueba es que el niño lee más lentamente una palabra corta que una larga, pero el adulto no, pero llega a reconocer más rápido la palabra que las letras porque ya creó una jerarquía. Tampoco es cierto que en minúscula se lea más rápido por el reconocimiento de las formas, ya que la caja de letras del cerebro es invariante al tipo de presentación y la diferencia puede estar en la costumbre de leer con minúsculas.  Tampoco es la forma sino los parecidos de las letras lo que confunde. Enseñar a leer por palabras es un error derivado de ver que el adulto lo hace. Lo hace por experiencia.

Los experimentos muestran que niños aprenden más rápido con el método global pero luego se olvidan o se confunden con nuevas palabras. Los que usan el método fonológico progresan todos los días y hasta pueden leer palabras nuevas. La autoenseñanza, aprender a leer leyendo, es el camino hacia la lectura independiente, donde los vínculos neuronales entre sonidos y significados crecen sin una enseñanza explícita.

El cerebro es un todo. Leer es asociar un concepto abstracto a una realidad tangible. El hemisferio derecho es analógico con lo real, el izquierdo lo interpreta. Una mesa es parte de la realidad, el símbolo “mesa” es un signo que la representa. Los hemisferios se conectan por el cuerpo calloso, un cable de millones de fibras nerviosas. Al  aprender a leer, el niño avanza de lo conocido y concreto a lo desconocido y abstracto.

La educación debe encauzar su desarrollo con modelos. La mejor educación es el ejemplo y no “haz lo que te digo, pero no lo que yo hago”. El niño es un gran imitador. Generar en la edad de los principios la curiosidad lo hará joven para siempre, porque el niño es el padre del hombre

Según un estudio las personas que leen por placer son más propensas a manifestar satisfacción con su vida, a sentirse más creativas, menos tendientes a la depresión y tienen más alta su autoestima. Leer nos hace sentir menos solos. La lectura ofrece modelos más ricos y una perspectiva renovada. Ensancha el repertorio de vías de acción y de actitud. La gente que lee encuentra la toma de decisiones más fácil, como también planificar y priorizar. En 20 minutos menos de recorrer Facebook se pueden leer 50 páginas de un libro. El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, lanzó un desafío. Propone leer un libro cada 2 semanas con énfasis en lecturas que permitan comprender nuevas culturas, creencias, historias y tecnologías. Medio millón de personas leen los libros. “Uno llega a ser grande no por lo que escribe, sino por lo que lee”, dijo Borges.

Desde  la década  del cerebro (1990-2000) las neurociencias observa al cerebro mientras piensa y saben cómo funciona. La neuroeducación aplica esos conocimientos para optimizar el rendimiento, entrenando la mente en procesos de aprendizaje, creatividad e innovación. Mediante un pensamiento sistémico integrador de las funciones de Percepción, Memoria, Comunicación e Inteligencia, un desarrollo holístico de la actividad cerebral para potenciar y coordinar los hemisferios cerebrales,  con la fórmula de Nietzche  según la cual “los métodos son la mayor riqueza el hombre”; se puede generar una  sinergia positiva según la cual el todo supere a la sumatoria de las partes.

El sentido común. Las neurociencias han descubierto en los lóbulos frontales una zona de convergencia, un espacio neuronal global que permite realizar las tres actividades fundamentales del cerebro: 1- sintetizar la actividad de los cinco sentidos, 2-memorizar lo que ocurre después de que algo se ha desvanecido, 3- reflexionar e imaginar nuevas formas de alcanzar un objetivo. Todo esto se realiza gracias a una red de conexiones neuronales de larga distancia. Es en esta fábrica de ideas donde todo se mezcla y donde surgen las invenciones. Fue la lectura la que posibilitó que los signos se conectaran con representaciones auditivas y orales de la lengua y que se pudieran conectar en pensamientos con un don clave: la recombinación mental.  Tomar a la lectura como una ciencia es el aporte más valioso que como herencia podemos legar a las nuevas generaciones.

Dr. Horacio Krell. CEO de Ilvem, mail de contacto horaciokrell@ilvem.com

Fuente: http://emprendedoresnews.com/tips/la-letra-con-sangre-entra.html

Imagen: http://es.ipcdigital.com/wp-content/themes/transcript/timthumb.php?src=http://es.ipcdigital.com/wp-content/uploads/2013/04/Castigo-fisico.jpg&q=90&w=629&zc=1

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La Complejidad de la Formación Docente

Por: Miguel de Castilla Urbina

Hablar de educación en cualquier país hoy, es hablar de su calidad. Siendo esta un constructo social, a su proceso concurren articuladamente un conjunto de factores exógenos y endógenos a la vida escolar, entre los que sobresalen: el contenido de lo que se enseña y se aprende (el currículum), los y las docentes que administran y gestionan esos contenidos desde su programación hasta su evaluación, y los propios estudiantes, como sujetos de aprendizaje y de su propio aprendizaje, incluidos su familia y su entorno económico y social.

Respecto al factor docente, recientemente, los días 30 de septiembre y primero de octubre pasado, se realizó en nuestro país un Congreso Internacional de Formación Docente con la participación como expositores en esta área del conocimiento educativo, de expertos de Cuba, Perú, Argentina y de organismos especializados del Banco Mundial y la Unesco y con la participación como talleristas de todos los cuadros dirigenciales del Mined a nivel institucional y territorial, directores y docentes de centros educativos y de las escuelas normales, coordinadores de TEPCEs y dirigentes y docentes de las facultades de educación del país.
Sobre la cuestión docente en Nicaragua, América Latina y el mundo mucho se ha investigado, se ha escrito y se ha hablado. Es un tema de difícil abordaje y tratamiento dada la variedad de sus múltiples caras y facetas, distribuidas en un amplio abanico, que van desde el reclutamiento y selección del personal, hasta su evaluación, pasando por su remuneración salarial y atención, cuidado y desarrollo profesional, formación, capacitación y promoción.
De lo anterior se deriva que la problemática docente, como fundamental para la elevación de la calidad de la educación, no se resuelve solamente con más y mejores programas de formación y capacitación. Es más, mucho más compleja. No obstante, si del conjunto antes mencionado, solamente con propósitos de análisis, aislásemos el componente de la formación y le convertimos en objeto de estudio, éste también presenta su propia complejidad cuyos componentes fundamentales son los de todos procesos formalizados de educación, esto es: un currículo o planes de estudios; los docentes llamados también para este caso formadores de formadores, y los estudiantes futuros maestros o profesores.
Sobre el currículo normalista o de las facultades de educación. Igual, una amplia bibliografía aconseja que hacer de acuerdo a los diferentes contextos. Sobre este tema, para el caso de Nicaragua y de muchos de los países de América Latina y el Caribe, antes que los futuros docentes aprendan las artes de la didáctica y de cómo enseñar, nuestro criterio es que lo primero de lo primero debería de ser que conozcan a profundidad el contenido de lo que van a enseñar. Esto es así para los docentes de todos los niveles, incluso universitarios. En Perú y Guatemala, recientemente se les administró a maestros de sexto grado, los mismos exámenes que ellos le habían practicado a sus estudiantes y los resultados fueron igual o peor que el de estos, especialmente en matemáticas y español.
Respecto a los docentes de las escuelas normales y de las facultades de educación, Nicaragua cuenta con una fortaleza muy grande. En los últimos años, con el apoyo de la Coordinadora Educativa y Cultural de Centroamérica la CECC-SICA, la mayoría de los profesores de las escuelas normales han realizado estudios de Maestría. Igual ha pasado y está pasando con los profesores de las facultades de educación. Lo que queda pendiente en este campo es un problema que es común a todos los que ejercemos el magisterio en nuestro país, y que trasciende a la academia y al régimen de estudios en cualquier universidad, me refiero especialmente a la fragilidad de la actitud y el compromiso de muchos de nosotros con el sentido de nuestro quehacer y de la profesión magisterial en general.
Respecto a los estudiantes de magisterio, pienso que Nicaragua cuenta con una cantera extraordinaria en su juventud, que eventualmente podría ser transformada en un poderoso movimiento magisterial de cara al porvenir. Todos los movimientos juveniles de la Juventud Sandinista y la Federación de Estudiantes de Secundaria. Movimientos culturales, deportivos, ecológicos. De comunicadores, alfabetizadores y de alumnos monitores, etc., son tierra fértil para la construcción del magisterio nicaragüense del futuro. Los programas de formación docente de los años venideros deberán contar con la juventud nicaragüense. Con su actitud proactiva, entusiasta, solidaria y progresista ya tenemos ganada la mitad de la batalla.
*Fuente de la imagen: http://www.lavozdelsandinismo.com/nicaragua/2014-03-10/impartiran-programa-pedagogico-para-maestros-empiricos/
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Tratado internacional de los pueblos para el control de las empresas transnacionales

Una apuesta desde los movimientos sociales y la solidaridad internacional

Juan Hernández Zubizarreta, Erika González y Pedro Ramiro (Cuadernos de Trabajo, Hegoa, nº 64, 2014)

Las empresas transnacionales se han convertido en poderosos agentes que condicionan directa o indirectamente la producción normativa estatal e internacional, mediante acuerdos formales e informales a nivel mundial y mecanismos específicos de resolución de conflictos, al margen de los criterios y fundamentos del poder judicial. Así, mientras las compañías multinacionales protegen sus contratos e inversiones a través de una multitud de normas, convenios, tratados y acuerdos que conforman un nuevo Derecho Corporativo Global, la llamada lex mercatoria, no existen contrapesos suficientes ni mecanismos efectivos para controlar sus impactos sociales, laborales, culturales y ambientales. El Derecho Internacional de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional del Trabajo se ven incapaces de contrarrestar la expansión del Derecho Internacional del Comercio como fundamento de toda la arquitectura económica globalizada.

En este contexto, diferentes movimientos sociales, pueblos originarios, sindicalistas, juristas, activistas y víctimas de las prácticas de las multinacionales vienen defendiendo desde hace años la necesidad de establecer mecanismos efectivos para el control de las empresas transnacionales. Todos ellos, junto con las organizaciones que forman parte de la campaña global Desmantelando el poder corporativo, han participado en la elaboración del Tratado internacional de los pueblos para el control de las empresas transnacionales, una propuesta alternativa para el ejercicio de un control real sobre las operaciones de las grandes corporaciones que se articula sobre la base de las ideas fuerza que presentamos en este cuaderno.

 

Título: Tratado internacional de los pueblos para el control de las empresas transnacionales / Herrien nazioarteko tuna, enpresa transnazionalen kontrolerako
Subtítulo: Una apuesta desde los movimientos sociales y la solidaridad / Gizarte-mugimenduetan eta nazioarteko elkartasunean oinarritutako apustua
Autores: Juan Hernández Zubizarreta, Erika González y Pedro Ramiro
Revista: Cuadernos de Trabajo / Lan Koadernoak, Hegoa
Número: 64
Fecha: 2014
Páginas: 47 pp

 


Índice

1. Controlar a las multinacionales
1.1. El poder de las empresas transnacionales
1.2. Mecanismos de control y normas vinculantes
1.3. Empresas y derechos humanos: el caso del Estado español
1.4. Hacia un Tratado internacional de los Pueblos

2. Derecho Internacional y contrahegemonía
2.1. El uso alternativo del Derecho
2.2. Por una transformación del Derecho Internacional

3. Ideas y propuestas para un tratado internacional de los pueblos
Presentación
A. Contexto y antecedentes
B. Justificación
C. Preámbulo
D. Dimensión jurídica
1. Ámbito del tratado
1.1. Empresas transnacionales
1.2. Instituciones internacionales económico-financieras
1.3. Estados
2. Principios generales
Sección primera. Derechos humanos, Estados y empresas transnacionales
Sección segunda. Los derechos humanos y las normas de comercio
Sección tercera. Los Estados y los organismos internacionales
3. Premisas y propuestas jurídicas en relación con las empresas
4. Obligaciones específicas de las empresas transnacionales
5. Crímenes internacionales
5.1. Crímenes económicos contra la humanidad
5.2. Crímenes corporativos internacionales
5.3. Crímenes ecológicos internacionales
6. Instancias
7. Disposición final

Bibliografía


Ver en línea : Cuadernos de Trabajo / Lan Koadernoak, Hegoa, nº 64, 2014.

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