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El mito del Tec de Monterrey y la formación de profesores

México/Abril 2016/Autora: Mayra Castañeda

El 18 de febrero de este año se dio a conocer en México la noticia del Convenio firmado entre la Secretaría de Educación Pública y el Instituto Tecnológico de Monterrey con la finalidad establecer “la unión de esfuerzos y capacidades, en el ámbito de sus respectivas competencias, para llevar a cabo la organización y desarrollo de proyectos de formación, capacitación, investigación y desarrollo de planes y programas de especialización o actualización profesional para el  fortalecimiento del Sistema Nacional de Educación”1 .

El acto se llevó a cabo dentro del foro denominado Reunión de Consejeros 2016 ‘Experiencias que inspiran. Líderes que trasforman’ que tuvo lugar el día 16 de febrero y que fue organizado por el Tecnológico de Monterrey (ITESM) al que el Secretario de Educación, Aurelio Nuño, se presentó (en la Ciudad de Monterrey, desde luego) para firmar el mencionado convenio con el Presidente del Consejo del ITESM, José Antonio Fernández Carbajal. Posterior a este evento mediático la SEP se encargó de difundir que la mencionada institución se sumaría ala“Estrategia Nacional de Formación Continua de Profesores de Educación Básica y Media Superior”ofertando, de manera “gratuita” (desde luego con cargo al erario), diversos cursos de capacitación docente en línea, presenciales y de modalidad mixta para todos aquellos profesores de educación básica y media superior que deseen fortalecer sus competencias en las áreas en las que fueron o serán evaluados, como si esto se tratara de una novedad, pero, como veremos, el ITESM viene capacitando a docentes del SEN desde hace más de diez años en diversos programas.

El pasado 25 de marzo el secretario Nuño Mayer anunció que el próximo 15 de abril se iniciará con laEstrategia Nacional de Formación Continua de Profesores de Educación Básica y Media Superior y quedaron a disposición de los docentes adscritos al Sistema Educativo Nacional 550 cursos con la intención de obtener mejores resultados en su próxima evaluación. El presupuesto destinado para este programa es de mil 809 millones de pesos lo que significa un aumento de más del 800% en este rubro en contraste con el año pasado (2015), aquí hay muchos puntos por aclarar pero iniciemos por el que nos atañe en este análisis: ¿Cuánto de este presupuesto será asignado al Tecnológico de Monterrey? Aunque entraremos en el terreno de la especulación, por la magnitud del evento, el mensaje enviado con la presentación del secretario de educación y la difusión que se ha dado al acto, podríamos pensar que una buena parte de esos casi dos mil millones será adjudicada a la mencionada institución privada, que, sin mayor análisis, es calificada, entre los empresarios por lo menos, como una de las mejores de México.

Pero si observamos con un poco más de detalle encontramos que: el “Tec” (como se le llama coloquialmente) ha venido realizando programas de “fortalecimiento” docente desde 2006 con un programa denominado “Formando Formadores” en colaboración con el IUCE de la Universidad Autónoma de Madrid, Fundación Televisa, representada por el Programa Bécalos, así como con Excelencia Educativa A.C., la Cátedra de Movimiento Educativo Abierto para América Latina de la UNESCO, el gobierno federal y los gobiernos estatales. Este programa que imparte diversos trayectos formativos, según la información difundida en su propio portal (http://www.formandoformadores.org.mx/acerca-de/resultados-obtenidos)  ha “capacitado” a 72,634 docentes de educación básica en toda la República Mexicana, entre ellos 7,875 en Veracruz, estado que en la evaluación del desempeño obtuvo un 14.55% de docentes con resultado insuficiente y el 8.06% de destacados con 7,691 docentes evaluados2, es decir, un número menor de los que fueron capacitados por el ITESM; 6,911 en Puebla (con 10.25% de insuficiencia y 8.04% de docentes destacados, con 12,829 evaluados), siendo estos dos estados los que cuentan con mayor número de docentes participantes en los cursos y diplomados referidos;  1,663 fueron “capacitados” en Oaxaca (con 31 docentes con resultados destacados en la evaluación de INEE y 1,134 evaluados),  1,453 en Chiapas ( 43 destacados de 973 evaluados), 559 en Guerrero (con 96 docentes destacados y 1,606 evaluados) y 1,061 en Michoacán (con 36 docentes destacados de 821 evaluados), los 4 estados donde no se ha podido culminar el proceso de evaluación docente y 5,606 en la Ciudad de México que cuenta con la mayor densidad poblacional y de escuelas(con 8.50% de docentes calificados como insuficientes contra 9.21% de destacados).

A estos más de 70 mil docentes capacitados por el Tec de Monterrey en educación básica se suman 9,750 de educación media superior, que según una investigación publicada en la Revista de Investigación de la Escuela de Graduados del propio instituto (abril-septiembre de 2014)3 habrían cursado su diplomado de Formación Docente de Educación Media Superior en más de 6 años, con 7 generaciones. Según estos datos el ITESM ha formado, capacitado o fortalecido las competencias docentes de 82,384 docentes mexicanos esto supone casi un 7% del total de docentes que están adscritos al SEN, esto sin mediar el “macro-convenio” que se firmó el pasado febrero, lo cual supondrá un alza exponencial de docentes que serán inscritos en estos trayectos formativos.

Aquí cabría preguntarse si, de casualidad, algunos de estos docentes capacitados por el ITESM fueron evaluados en el primer grupo y sería muy interesante conocer sus resultados en dicha evaluación, porque, no sé a Usted, pero a mí me entra la duda de por qué una institución que se encuentra en el ranking internacional “QS WorldUniversity Rankings bySubject 2016” muy por debajo de la UNAM ( con 11 tablas por materias diferentes y tres veces en el Top 100, mientras la máxima casa de estudios aparece en 35 de las 42 tablas por materias y 23 veces en el Top 100 de las mismas)4 merece la absoluta confianza de la Secretaría de Educación Pública y de su titular desde luego, para “capacitar” ( que al parecer a la autoridad educativa le gusta emplearla en el sentido de “componer”) a los maestros que la propia institución se supone que formó y acreditó para que ejercieran su labor con la mayor calidad dentro de un aula de las millones que funcionan diariamente en las instituciones públicas de nuestro país ¿Cuáles son los resultados “reales” y “tangibles”, que tanto exige la autoridad a los docentes en servicio, de la institución en cuestión?. Desde luego no hemos mencionado la ideología que ostenta esta organización y la “eficiencia” con la que forma a sus egresados que sería materia de un amplio análisis, pero quedándonos un poco en la superficie, estas interrogantes y muchas más permanecerán abiertas y seguramente en brevepodremos atisbar o por lo menos adivinar algunas respuestas que, debemos estar tranquilos, seguramente nada tendrán que ver con “compadrazgos” o fortunas inexplicables… por lo pronto quedan para el debate.

 

REFERENCIAS:

1SNC Portal Informativo del Instituto Tecnológico de Monterrey http://www.itesm.mx/wps/wcm/connect/snc/portal+informativo/por+tema/educacion/tec_conveniosep18feb16#sthash.ffQAtJU2.dpuf

2 Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente, portal.Evaluación del Desempeño Docente. Educación Básica Ciclo Escolar 2015-2016. http://servicioprofesionaldocente.sep.gob.mx/ba/permanenciadocentes/estadisticas/

3 Alemán de la Garza, L;  Gómez Zermeño, M. “PROFORDEMS-TECNOLOGICO DE MONTERREY: Caso de éxito en la formación docente de la educación media superior”. Revista de Investigación Educativa de la Escuela de Graduados en Educación, Año 5, Núm. 9. http://rieege.tecvirtual.mx/

4 PROCESO, Revista, portal electrónico. “UNAM ocupa 10 lugares en el Top-50 de las universidades por disciplina en 2016”. 22 de marzo de 2016. http://www.proceso.com.mx/434337/unam-ocupa-10-lugares-en-top-50-las-universidades-disciplina-en-2016

Fuente de la Fotografía:

http://www.oronoticias.com.mx/nota/141869/Necesario-que-inventores-posean-una-vision-empresarial

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Sobre el trabajo académico, el asalto neoliberal a las universidades y cómo debería ser la educación superior

Lo que sigue es la traducción castellana de una transcripción editada en inglés de un conjunto de observaciones realizadas por Noam Chomsky vía Skype el pasado 4 de febrero para una reunión de afiliados y simpatizantes del sindicato universitario asociado a la Unión de Trabajadores del Acero (Adjunct Faculty Association of the United Steelworkers) en Pittsburgh, PA. Las manifestaciones del profesor Chomsky se produjeron en respuesta a preguntas de  Robin Clarke, Adam Davis, David Hoinski, Maria Somma, Robin J. Sowards, Matthew Ussia y Joshua Zelesnick. La transcripción escrita de las respuestas orales la realizó Robin J. Sowards y la edición y redacción corrió a cargo del propio Noam Chomsky. La traducción castellana del texto ingles la realizó parawww.sinpermiso.info Mínima Estrella.Sobre la contratación temporal de profesores y la desaparición de la carrera académicaEso es parte del modelo de negocio. Es lo mismo que la contratación de temporales en la industria o lo que los de Wall Mart llaman “asociados”, empleados sin derechos sociales ni cobertura sanitaria o de desempleo, a fin de reducir costes laborales e incrementar el servilismo laboral. Cuando las universidades se convierten en empresas, como ha venido ocurriendo harto sistemáticamente durante la última generación como parte de un asalto neoliberal general a la población, su modelo de negocio entraña que lo que importa es la línea de base. Los propietarios efectivos son los fiduciarios (o la legislatura, en el caso de las universidades públicas de los estados federados), y lo que quieren mantener los costos bajos y asegurarse de que el personal laboral es dócil y obediente. Y en substancia, la formas de hacer eso son los temporales. Así como la contratación de trabajadores temporales se ha disparado en el período neoliberal, en la universidad estamos asistiendo al mismo fenómeno. La idea es dividir a la sociedad en dos grupos. A uno de los grupos se le llama a veces “plutonomía” (un palabro usado por Citibank cuando hacía publicidad entre sus inversores sobre la mejor forma de invertir fondos), el sector en la cúspide de una riqueza global pero concentrada sobre todo en sitios como los EEUU. El otro grupo, el resto de la población, es un “precariado”, gentes que viven una existencia precaria.

Esa idea asoma de vez en cuando de forma abierta. Así, por ejemplo, cuando Alan Greenspan testificó ante el Congreso en 1997 sobre las maravillas de la economía que estaba dirigiendo, dijo redondamente que una de las bases de su éxito económico era que estaba imponiendo lo que él mismo llamó “una mayor inseguridad en los trabajadores”. Si los trabajadores están más inseguros, eso es muy “sano” para la sociedad, porque si los trabajadores están inseguros, no exigirán aumentos salariales, no irán a la huelga, no reclamarán derechos sociales: servirán a sus amos tan donosa como pasivamente. Y eso es óptimo para la salud económica de las grandes empresas. En su día, a todo el mundo le pareció muy razonable el comentario de Greenspan, a juzgar por la falta de reacciones y los aplausos registrados. Bueno, pues transfieran eso a las universidades: ¿cómo conseguir una mayor “inseguridad” de los trabajadores? Esencialmente, no garantizándoles el empleo, manteniendo a la gente pendiente de un hilo que puede cortarse en cualquier momento, de manera que mejor que estén con la boca cerrada, acepten salarios ínfimos y hagan su trabajo; y si por ventura se les permite servir bajo tan miserables condiciones durante un año más, que se den con un canto en los dientes y no pidan más. Esa es la manera como se consiguen sociedades eficientes y sanas desde el punto de vista de las empresas. Y en la medida en que las universidades avanzan por la vía de un modelo de negocio empresarial, la precariedad es exactamente lo que se impone. Y más que veremos en lo venidero.

Ese es un aspecto, pero otros aspectos que resultan también harto familiares en la industria privada: señaladamente, el aumento de estratos administrativos y burocráticos. Si tienes que controlar la gente, tienes que disponer de una fuerza administrativa que lo haga. Así, en la industria norteamericana más que en cualquier otra parte, se acumula estrato ad administrativo tras estrato administrativo: una suerte de despilfarro económico, pero útil para el control y la dominación. Y lo mismo vale para las universidades. En los pasados 30 0 40 años se ha registrado un aumento drástico en la proporción del personal administrativo en relación el profesorado y los estudiantes de las facultades: profesorado y estudiantes han mantenido la proporción entre ellos, pero la proporción de administrativos se ha disparado. Un conocido sociólogo, Benjamin Ginsberg, ha escrito un muy buen libro titulado The Fall of the Faculty: The Rise of the All-Administrative University and Why It Matters(Oxford University Press, 2011), en el que se describe con detalle el estilo empresarial de administración y niveles burocráticos multiplicados. Ni que decir tiene, con administradores profesionales más que bien pagados: los decanos, por ejemplo, que antes solían miembros de la facultad que dejaban la labor docente para servir como gestores con la idea de reintegrarse a la facultad al cabo de unos años. Ahora son todos profesionales, que tienen que contratar a vicedecanos, secretarios, etc., etc., toda la proliferación de estructura que va con los administradores. Todo eso es otro aspecto del modelo empresarial.

Pero servirse de trabajo barato –y vulnerable— es una práctica de negocio que se remonta a los inicios mismos de la empresa privada, y los sindicatos nacieron respondiendo a eso. En las universidades, trabajo barato, vulnerable, significa ayudantes y estudiantes graduados. Los estudiantes graduados son todavía más vulnerables, huelga decirlo, La idea es transferir la instrucción a trabajadores precarios, lo que mejora la disciplina y el control, pero también permite la transferencia de fondos a otros fines muy distintos de la educación. Los costos, claro está, los pagan los estudiantes y las gentes que se ven arrastradas a esos puestos de trabajo vulnerables. Pero es un rasgo típico de una sociedad dirigida por la mentalidad empresarial transferir los costos a la gente. Los economistas cooperan tácitamente en eso. Así, por ejemplo, imaginen que descubren un error en su cuenta corriente y llaman al banco para tratar de enmendarlo. Bueno, ya saben ustedes lo que pasa. Usted les llama por teléfono, y le sale un contestador automático con un mensaje grabado que le dice: “Le queremos mucho, y ahí tiene un menú”. Tal vez le menú ofrecido contiene lo que usted busca, tal vez no. Si acierta a elegir la opción ofrecida correcta, lo que escucha a continuación es una musiquita, y de rato en rato una voz que le dice: “Por favor, no se retire, estamos encantados de servirle”, y así por el estilo. Al final, transcurrido un buen tiempo, una voz humana a la que poder plantearle una breve cuestión. A eso los economistas le llaman “eficiencia”. Con medidas económicas, ese sistema reduce los costos laborales del banco; huelga decir que le carga los costos a usted, y esos costos han de multiplicarse por el número de usuarios, que puede ser enorme: pero eso no cuenta como coste en el cálculo económico. Y si miran ustedes cómo funciona la sociedad, encuentran eso por doquiera. Del mismo modo, la universidad impone costos a los estudiantes y a un personal docente que, además e tenerlo apartado de la carrera académica, se le mantiene en una condición que garantiza un porvenir sin seguridad. Todo eso resulta perfectamente natural en los modelos de negocio empresariales. Es nefasto para la educación, pero su objetivo no es la educación.

En efecto, si echamos una mirada más retrospectiva, la cosa se revela más profunda todavía. Cuando todo esto empezó, a comienzos de los 70, suscitaba mucha preocupación en todo el espectro político establecido el activismo de los 60, comúnmente conocidos como “la época de los líos”. Fue una “época de líos” porque el país se estaba civilizando [con las luchas por los derechos civiles], y eso siempre es peligroso. La gente se estaba politizando y se comprometía con la conquista de derechos para los grupos llamados “de intereses especiales”: las mujeres, los trabajadores, los campesinos, los jóvenes, los viejos, etc. Eso llevó a una grave reacción, conducida de forma prácticamente abierta. En el lado de la izquierda liberal del establishment, tenemos un libro llamado The Crisis of Democracy: Report on the Governability of Democracies to the Trilateral Commission, compilado por Michel Crozier, Samuel P. Huntington y Joji Watanuki (New York University Press, 1975) y patrocinado por la Comisión Trilateral una organización de liberales internacionalistas. Casi toda la administración Carter se reclutó entre sus filas. Estaban preocupados por lo que ellos llamaban la “crisis de la democracia” y que no dimanaba de otra cosa del exceso de democracia. En los 60 la población –los “intereses especiales” mencionados— presionaba para conquistar derechos dentro de la arena política, lo que se traducía en demasiada presión sobre el Estado: no podía ser. Había un interés especial que dejaban de lado, y es a saber: el del sector granempresarial; porque sus intereses coinciden con el “interés nacional”. Se supone que el sector graempresarial controla al Estado, de modo que no hay ni que hablar de sus intereses. Pero los “intereses especiales” causaban problemas, y estos caballeros llegaron a la conclusión de que “tenemos que tener más moderación en la democracia”: el público tenía que volver a ser pasivo y regresar a la apatía. De particular preocupación les resultaban las escuelas y las universidades, que, decían, no cumplían bien su tarea de “adoctrinar a los jóvenes” convenientemente: el activismo estudiantil –el movimiento de derechos civiles, el movimiento antibelicista, el movimiento feminista, los movimientos ambientalistas— probaba que los jóvenes no estaban correctamente adoctrinados.

Bien, ¿cómo adoctrinar a los jóvenes? Hay más de una forma. Una forma es cargarlos con deudas desesperadamente pesadas para sufragar sus estudios. La deuda es una trampa, especialmente la deuda estudiantil, que es enorme, mucho más grande que el volumen de  deuda acumulada en las tarjetas de crédito. Es una trampa para el resto de su vida porque las leyes están diseñadas para que no puedan salir de ella. Si, digamos, una empresa incurre en demasiada deuda, puede declararse en quiebra. Pero si los estudiantes suspenden pagos, nunca podrán conseguir una tarjeta de la seguridad social. Es una técnica de disciplinamiento. No digo yo que eso se hiciera así con tal propósito, pero desde luego tiene ese efecto. Y resulta harto difícil de defender en términos económicos. Miren ustedes un poco lo que pasa por el mundo: la educación superior es en casi todas partes gratuita. En los países con los mejores niveles educativos, Finlandia (que anda en cabeza), pongamos por caso, la educación superior es pública y gratuita. Y en un país rico y exitoso como Alemania es pública y gratuita. En México, un país pobre que, sin embargo, tiene niveles de educación muy decentes si atendemos a las dificultades económicas a las que se enfrenta, es pública y gratuita. Pero miren lo que pasa en los EEUU: si nos remontamos a los 40 y los 50, la educación superior se acercaba mucho a la gratuidad. La Ley GI ofreció educación superior gratuita a una gran cantidad de gente que jamás habría podido acceder a la universidad. Fue muy bueno para ellos y fue muy bueno para la economía y para la sociedad; fue parte de las causas que explican la elevada tasa de crecimiento económico. Incluso en las entidades privadas, la educación llegó a ser prácticamente gratuita. Yo, por ejemplo: entré en la facultad en 1945, en una universidad de la Ivy League, la Universidad de Pensilvania, y la matrícula costaba 100 dólares. Eso serían unos 800 dólares de hoy. Y era muy fácil acceder a una beca, de modo que podías vivir en casa, trabajar e ir a la facultad, sin que te costara nada. Lo que ahora ocurre es ultrajante. Tengo nietos en la universidad que tienen que pagar la matrícula y trabajar, y es casi imposible. Para los estudiantes, eso es una técnica disciplinaria.

Y otra técnica de adoctrinamiento es cortar el contacto de los estudiantes con el personal docente: clases grandes, profesores temporales que, sobrecargados de tareas, apenas pueden vivir con un salario de ayudantes. Y puesto que no tienes seguridad en el puesto de trabajo, no puedes construir una carrera, no puedes irte a otro sitio y conseguir más. Todas esas son técnicas de disciplinamiento, de adoctrinamiento y de control. Y es muy similar a lo que uno espera que ocurra en una fábrica, en la que los trabajadores fabriles han de ser disciplinados, han de ser obedientes; y se supone que no deben desempeñar ningún papel en, digamos, la organización de la producción o en la determinación del funcionamiento de la planta de trabajo: eso es cosa de los ejecutivos. Esto se transfiere ahora a las universidades. Y yo creo que nadie que tenga algo de experiencia en la empresa privada y en la industria debería sorprenderse; así trabajan.

Sobre cómo debería ser la educación superior

Para empezar, deberíamos desechar toda idea de que alguna vez hubo una “edad de oro”. Las cosas eran distintas, y en ciertos sentidos, mejores en el pasado, pero distaban mucho de ser perfectas. Las universidades tradicionales eran, por ejemplo, extremadamente jerárquicas, con muy poca participación democrática en la toma de decisiones. Una parte del activismo de los 60 consistió en el intento de democratizar las universidades, de incorporar, digamos, a representantes estudiantiles a las juntas de facultad, de animar al personal no docente a participar. Esos esfuerzos se hicieron por iniciativa de los estudiantes, y no dejaron de tener cierto éxito. La mayoría de universidades disfrutan ahora de algún grado de participación estudiantil en las decisiones de las facultades. Y yo creo que ese es el tipo de cosas que deberíamos ahora seguir promoviendo: una institución democrática en la que la gente que está en la institución, cualquiera que sea (profesores ordinarios, estudiantes, personal no docente) participan en la determinación de la naturaleza de la institución y de su funcionamiento; y lo mismo vale para las fábricas.

No son estas ideas de izquierda radical, por cierto. Proceden directamente del liberalismo clásico. Si leéis, por ejemplo, a John Stuart Mill, una figura capital de la tradición liberal clásica, verán que daba por descontado que los puestos de trabajo tenían que ser gestionados y controlados por la gente que trabajaba en ellos: eso es libertad y democracia (véase, por ejemplo, John Stuart Mill,Principles of Political Economy, book 4, ch. 7). Vemos las mismas ideas en los EEUU. En los Caballeros del Trabajo, pongamos por caso: uno de los objetivos declaradis de esta organización era “instituir organizaciones cooperativas que tiendan a superar el sistema salarial introduciendo un sistema industrial cooperativo” (véase la “Founding Ceremony” para las nuevas asociaciones locales). O piénsese en alguien como John Dewey, un filósofo social de la corriente principal del siglo XX, quien no sólo abogó por una educación encaminada a la independencia creativa, sino también por el control obrero en la industria, lo que él llamaba “democracia industrial”. Decía que hasta tanto las instituciones cruciales de la sociedad –producción, comercio, transporte, medios de comunicación— no estén bajo control democrático, la “política [será] la sombra proyectada en el conjunto de la sociedad por la gran empresa” (John Dewey, “The Need for a New Party” [1931]). Esta idea es casi elemental, y echa raíces profundas en la historia norteamericana y en el liberalismo clásico; debería constituir una suerte de segunda naturaleza de la gente, y debería valer igualmente para las universidades. Hay ciertas decisiones en una universidad donde no puedes querer transparencia democrática porque tienes que preservar la privacidad estudiantil, pongamos por caso, y hay varios tipos de asuntos sensibles, pero en el grueso de la actividad universitaria normal no hay razón para no considerar la participación directa como algo, no ya legítimo, sino útil. En mi departamento, por ejemplo, hemos tenido durante 40 años representantes estudiantiles que proporcionaban una valiosa ayuda con su participación en las reuniones de departamento.

Sobre la “gobernanza compartida” y el control obrero

La universidad es probablemente la institución social que más se acerca en nuestra sociedad al control obrero democrático. Dentro de un departamento, por ejemplo, es bastante normal que al menos para los profesores ordinarios tenga capacidad para determinar una parte substancial de las tareas que conforman su trabajo: qué van a enseñar, cuando van a dar las clases, cuál será el programa. Y el grueso de las decisiones sobre el trabajo efectuado en la facultad caen en buena medida bajo el control del profesorado ordinario. Ahora, ni que decir tiene, hay un nivel administrativo superior al que no puedes ni eludir ni controlar. La facultad puede recomendar a alguien para ser profesor titular, pongamos por caso, y estrellarse contra el criterio de los decanos o del rector, o incluso de los patronos o de los legisladores. No es que ocurra muy a menudo, pero puede ocurrir y ocurre. Y eso es parte de la estructura de fondo que, aun cuando siempre ha existido, era un problema menor en los tiempos en que la administración salía elegida por la facultad y era en principio revocable por la facultad. En un sistema representativo, necesitas tener a alguien haciendo labores administrativas, pero tiene que poder ser revocable, sometido como está a la autoridad de las gentes a las que administra. Eso es cada vez menos verdad. Hay más y más administradores profesionales, estrato sobre estrato, con más y más posiciones cada vez más remotas del control de las facultades. Me referí antes a The Fall of the Faculty de Benjamin Ginsberg, un libro que entra en un montón de detalles sobre el funcionamiento de varias universidades a las que sometió a puntilloso escrutinio:  Johns Hopkins, Cornell y muchas otras.

El profesorado universitario ha venido siendo más y más reducido a la categoría de trabajadores temporales a los que se asegura una precaria existencia sin acceso a la carrera académica. Tengo conocidos que son, en efecto, lectores permanente; no han logrado el estatus de profesores ordinarios; tienen que concursar cada año para poder ser contratados otra vez. No deberían ocurrir estas cosas, no deberíamos permitirlo. Y en el caso de los ayudantes, la cosa se ha institucionalizado: no se les permite ser miembros del aparato de toma de decisiones y se les excluye de la seguridad en el puesto de trabajo, lo que no sirve sino para amplificar el problema. Yo creo que el personal no docente debería ser integrado también en la toma de decisiones, porque también forman parte de la universidad. Así que hay un montón que hacer, pero creo que se puede entender fácilmente por qué se desarrollan esas tendencias. Son parte de la imposición del modelo de negocios en todos y cada uno de los aspectos de la vida. Esa es la ideología neoliberal bajo la que el grueso del mundo ha estado viviendo en los últimos 40 años. Es muy dañina para la gente, y ha habido resistencias a ella. Y es digno de mención el que al menos dos partes del mundo han logrado en cierta medida escapar de ella: el Este asiático, que nunca la aceptó realmente, y la América del Sur de los últimos 15 años.

Sobre la pretendida necesidad de “flexibilidad”

“Flexibilidad” es una palabra muy familiar para los trabajadores industriales. Parte de la llamada “reforma laboral” consiste en hacer más “flexible” el trabajo, en facilitar la contratación y el despido de la gente. También esto es un modo de asegurar la maximización del beneficio y el control. Se supone que la “flexibilidad” es una buena cosa, igual que la “mayor inseguridad de los trabajadores”. Dejando ahora de lado la industria, para la que vale lo mismo, en las universidades eso carece de toda justificación. Pongamos un caso en el que se registra submatriculación en algún sitio. No es un gran problema. Una de mis hijas enseña en una universidad; la otra noche me llamó y me contó que su carga lectiva cambiaba porque uno de los cursos ofrecidos había registrado menos matrículas de las previstas. De acuerdo, el mundo no se acabará, se limitaron a reestructurar el plan docente: enseñas otro curso, o una sección extra, o algo por el estilo. No hay que echar a la gente o hacer inseguro su puesto de trabajo a causa de la variación del número de matriculados en los cursos. Hay mil formas de ajustarse a esa variación. La idea de que el trabajo debe someterse a las condiciones de la “flexibilidad” no es sino otra técnica corriente de control y dominación. ¿Por qué no hablan de despedir a los administradores si no hay nada para ellos este semestre? O a los patronos: ¿para qué sirven? La situación es la misma para los altos ejecutivos de la industria; si el trabajo tiene que ser flexible, ¿por qué no la gestión ejecutiva? El grueso de los altos ejecutivos son harto inútiles y aun dañinos, así que ¡librémonos de ellos! Y así indefinidamente. Sólo para comentar noticias de estos últimos días, pongamos el caso de Jamie Dimon, el presidente del consejo de administración del banco JP Morgan Chase: acaba de recibir un substancial incremento en sus emolumentos, casi el doble de su paga habitual, en agradecimiento por haber salvado al banco de las acusaciones penales que habrían mandado a la cárcel a sus altos ejecutivos: todo quedó en multas por un monto de 20 mil millones de dólares por actividades delictivas probadas. Bien, podemos imaginar que librar de alguien así podría ser útil para la economía. Pero no se habla de eso cuando se habla de ”reforma laboral”. Se habla de gente trabajadora que tiene que sufrir, y tiene que sufrir por inseguridad, por no saber de donde sacarán el pan mañana: así se les disciplina y se les hace obedientes para que no cuestionen nada ni exijan sus derechos. Esa es la forma de operar de los sistemas tiránicos. Y el mundo de los negocios es un sistema tiránico. Cuando se impone a las universidades, te das cuenta de que refleja las mismas ideas. No debería ser un secreto.

Sobre el propósito de la educación

Se trata de debates que se retrotraen a la Ilustración, cuando se plantearon realmente las cuestiones de la educación superior y de la educación de masas, no sólo la educación para el clero y la aristocracia. Y hubo básicamente dos modelos en discusión en los siglos XVIII y XIX. Se discutieron con energía harto evocativa. Una imagen de la educación era la de un vaso que se llena, digamos, de agua. Es lo que ahora llamamos “enseñar para el examen”: viertes agua en el vaso y luego el vaso devuelve el agua. Pero es un vaso bastante agujereado, como todos hemos tenido ocasión de experimentar en la escuela: memorizas algo en lo que no tienes mucho interés para poder pasar un examen, y al cabo de una semana has olvidado de qué iba el curso. El modelo de vaso ahora se llama “ningún niño a la zaga”, “enseñar para el examen”, “carrera a la cumbre”, y cosas por el estilo en las distintas universidades. Los pensadores de la Ilustración se opusieron a ese modelo.

El otro modelo se describía como lanzar una cuerda por la que el estudiante pueda ir progresando a su manera y por propia iniciativa, tal vez sacudiendo la cuerda, tal vez decidiendo ir a otro sitio, tal vez planteando cuestiones. Lanzar la cuerda significa imponer cierto tipo de estructura. Así, un programa educativo, cualquiera que sea, un curso de física o de algo, no funciona como funciona cualquier otra cosa; tiene cierta estructura. Pero su objetivo consiste en que el estudiante adquiera la capacidad para inquirir, para crear, para innovar, para desafiar: eso es la educación. Un físico mundialmente célebre cuando, en sus cursos para primero de carrera, se le preguntaba “¿qué parte del programa cubriremos este semestre?”, contestaba: “no importa lo que cubramos, lo que importa es lo que descubráis vosotros”. Tenéis que ganar la capacidad y la autoconfianza en esta asignatura para desafiar y crear e innovar, y así aprenderéis; así haréis vuestro el material y seguir adelante. No es cosa de acumular una serie fijada de hechos que luego podáis soltar por escrito en un examen para olvidarlos al día siguiente.

Son dos modelos radicalmente distintos de educación. El ideal de la Ilustración era el segundo, y yo creo que el ideal al que deberíamos aspirar. En eso consiste la educación de verdad, desde el jardín de infancia hasta la universidad. Lo cierto es que hay programas de ese tipo para los jardines de infancia, y bastante buenos.

Sobre el amor a la docencia

Queremos, desde luego, gente, profesores y estudiantes, comprometidos en actividades que resulten satisfactorias, disfrutables, actividades que sean desafíos, que resulten apasionantes. Yo no creo que eso sea tan difícil. Hasta los niños pequeños son creativos, inquisitivos, quieren saber cosas, quieren entenderlas, y a no ser que te saquen eso a la fuerza de la cabeza, el anhelo perdura de por vida. Si tienes oportunidades para desarrollar esos compromisos y preocuparte por esas cosas, son las más satisfactorias de la vida. Y eso vale lo mismo para el investigador en física que para el carpintero; toenes que intentar crear algo valioso, lidiar con problemas difíciles y resolverlos. Yo creo que que eso es lo que hace del trabajo el tipo de actividad que quieres hacer; y la haces aun cuando no estés obligado a hacerla. En una universidad que funcione razonablemente, encontrarás gente que trabaja todo el tiempo porque les gusta lo que hacen; es lo que quieren hacer; se les ha dado la oportunidad, tienen los recursos, se les ha animado a ser libres e independientes y creativos: ¿qué mejor que eso? Y eso también puede hacerse en cualquier nivel.

Vale la pena reflexionar un poco sobre algunos de los programas educativos imaginativos y creativos que se desarrollan en los distintos niveles. Así, por ejemplo, el otro día alguien me contaba de un programa que usa en las facultades, un programa de ciencia en el que se plantea a los estudiantes una interesante cuestión: “¿Cómo puede ser que un mosquito vuela bajo la lluvia?” Difícil cuestión, cuando se piensa un poco en ella. Si algo impactara en un ser humano con la fuerza de una gota de agua que alcanza a un mosquito, lo abatiría inmediatamente. ¿Cómo puede, pues, el mosquito evitar el aplastamiento inmediato? ¿Cómo puede seguir volando? Si quieres seguir dándole vueltas a este asunto –dificilísimo asunto—, tienes que hacer incursiones en las matemáticas, en la física y en la biología y plantearte cuestiones lo suficientemente difíciles como para verlas como un desafío que despierta la necesidad de responderlas.

Eso es lo que debería ser la educación en todos los niveles, desde el jardín de infancia. Hay programas para jardines de infancia en los que se da a cada niño, por ejemplo, una colección de pequeñas piezas: guijarros, conchas, semillas y cosas por el estilo. Se propone entonces a la clase la tarea de descubrir cuáles son las semillas. Empieza con lo que llaman una “conferencia científica”: los nenes hablan entre sí y tratan de imaginarse cuáles son semillas. Y, claro, hay algún maestro que orienta, pero la idea es dejar que los niños vayan pensando. Luego de un rato, intentan varios experimentos tendentes a averiguar cuáles son las semillas. Se le da a cada niño una lupa y, con ayuda del maestro, rompe una semilla y mira dentro y encuentra el embrión que hace crecer a la semilla. Esos niños aprenden realmente algo: no sólo algo sobre las semillas y sobre lo que las hace crecer; también aprenden algo sobre los procesos de descubrimiento. Aprenden a gozar con el descubrimiento y la creación, y eso es lo que te permitirá comportarte de manera independiente fuera del aula, fuera del curso.

Lo mismo vale para toda la educación, hasta la universidad. En un seminario universitario razonable, no esperas que los estudiantes tomen apuntes literales y repitan todo lo que tu digas; lo que esperas es que te digan si te equivocas, o que vengan con nuevas ideas desafiantes, que abran caminos que no habían sido pensados antes. Eso es lo que es la educación en todos los niveles. No consiste en instilar información en la cabeza de alguien que luego la recitará, sino que consiste en capacitar a la gente para que lleguen a ser personas creativas e independientes y puedan encontrar gusto en el descubrimiento y la creación y la creatividad a cualquier nivel o en cualesquiera dominios a los que les lleven sus intereses.

Sobre el uso de la retórica empresarial contra el asalto empresarial a la universidad

Eso es como plantearse la tarea de justificar ante el propietario de esclavos que nadie debería ser esclavo. Estáis aquí en un nivel de la indagación moral en el que resulta harto difícil encontrar respuestas. Somos seres humanos con derechos humanos. Es bueno para el individuo, es bueno para la sociedad y hasta es bueno para la economía en sentido estrecho el que la gente sea creativa e independiente y libre. Todo el mundo sale ganando de que la gente sea capaz de participar, de controlar sus destinos, de trabajar con otros: puede que eso no maximice los beneficios ni la dominación, pero ¿por qué tendríamos que preocuparnos de esos valores?

Un consejo a las organizaciones sindicales de los profesores precarios

Ya sabéis mejor que yo lo que hay que hacer, el tipo de problemas a los que os enfrentáis. Seguid adelante y haced lo que tengáis que hacer. No os dejéis intimidar, no os amedrentéis, y reconoced que el futuro puede estar en nuestras manos si queremos que lo esté.

Traducción para www.sinpermiso.info: Miguel de Puñoenrostro

 Fuente:
http://www.counterpunch.org/2014/02/28/on-academic-labor/27}
Fuente de la Imagen:
http://blog.eternalvigilance.me/2013/04/why-mandatory-state-education/pink-floyd-the-wall-alan-parker/
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Dismantling neoliberal education: a lesson from the Zapatistas

México, /4 de abril de 2016/Ensayo escrito por: Levi Gahman. Fuente: RevistaROAR

Traducción del ensayo: El presente ensayo es un extracto del capítulo de: “Zapatismo frente a la Universidad neoliberal: Hacia una pedagogía contra el olvido”, en el próximo libro de la radicalización de la pedagogía
editado por Simón Springer, Marcelo López de Souza y Richard J. White. La educación no jerárquica de los zapatistas clama por la dignidad y sugiere
que el sufrimiento de la universidad neoliberal puede ser resistido y vencido. La historia de los zapatistas es una de la dignidad a la indignación. Es una saga duradera de más de 500 años de resistencia al intento de conquista de la tierra y la vida de los campesinos indígenas. Es nada menos que una cuenta revolucionaria y poética de la esperanza, la
insurgencia y la liberación, un movimiento que se caracteriza tanto por la adversidad y angustia, como lo es por la risa y el baile. Las crónicas en
curso de la insurrección zapatista proporcionan un dramático relato de cómo
las poblaciones indígenas han desafiado a la imposición de la violencia
estatal, la opresión en los roles de género y el saqueo capitalista. Y para
la gente de las comunidades ch’ol, tseltales, tsotsiles, tojolabales,
zoques y mames de Chiapas, México que toman la decisión de convertirse
zapatista, es una historia renacer, revitalizado y re-aprendido cada nuevo
día, con cada nuevo paso. Este ensayo proporciona una breve visión general
de cómo los zapatistas con su resistencia ofrecen una esperanza a aquellos
que luchan dentro y en contra de la universidad neoliberal. Antes de
profundizar tengo una confesión que hacer. No tengo absolutamente ninguna
fe que el statu quo académico cada vez que se va a reformar. Audre Lorde
nos dice que «las herramientas del maestro nunca se desmantelarán de la
casa del maestro», mientras que Emma Goldman señala que «el elemento más
violento de la sociedad es la ignorancia.» La mayoría de las universidades,
después de todo, fueron ensambladas utilizando la lógica racista y
patriarcal de un maestro ignorante. Es decir, la academia estaba rota, para
empezar, y sigue siendo de esa manera. Por lo tanto, cuando se trata de la
existencia de cualquier entidad o institución que surge de la mentalidad
del colonizador, al igual que la educación neoliberal, estoy de acuerdo con
Frantz Fanon, quien afirma que «hay que sacudirse la pesada oscuridad en la
que estábamos inmersos, y dejarlo detrás.» En resumen, el neoliberalismo,
la corriente de la «pesada oscuridad» del mundo, debe ser echada fuera de
las universidades. Y a pesar del hecho de que un comentario de este tipo
puede ser aparentemente repleto de cinismo y desesperación, en realidad
está profundamente arraigada en el anhelo y la esperanza para la
resistencia. Cuando se habla de «resistencia» hay que ir con cuidado, ya
que es, de hecho, un término que puede significar muchas cosas diferentes
para muchas personas diferentes. El análisis del concepto tsotsil (indígena
maya) de*vokol sts’ikel* , que significa «soportar el sufrimiento.» Y
cuando la resistencia se define de esta manera existen grandes
posibilidades de florecer. Las posibilidades de que la resistencia puede
significar la empatía y el trabajo emocional, así como la compasión y la
ayuda mutua, sin tener en cuenta el calendario de uno y la geografía, o
incluso la universidad. *La base del neoliberalismo es una contradicción:
con el fin de mantenerse a sí mismo, debe devorarse a sí misma, y ​​por lo
tanto, destruirse a s**í** misma. *El neoliberalismo es una fuerza a tener
en cuenta. A nivel mundial, que está exacerbando la dependencia, la deuda y
la destrucción del medio ambiente a gran escala, y a través de la
proliferación de las políticas de libre comercio, que rozan los derechos y
la protección de los trabajadores, los ambientes y las sociedades por
igual. En el plano personal, convence a la gente que el individualismo, la
competencia y la auto-mercantilización son las condiciones naturales de la
vida. En consecuencia, la sociedad civil está obligada a aceptar, a través
de la retórica capitalista manipuladora, que el mundo no es nada más que un
mercado en el que todo, y todo el mundo, pueden ser comprados y
vendidos. La miseria de los demás, entonces, se considera que el daño
colateral meramente de un mundo intrínsecamente sombrío y
fragmentado. Escalofriantemente, la educación superior no es inmune a estas
tendencias malévolas. La obsesión patológica en la generación de ingresos
que los administradores universitarios (e incluso algunos miembros de la
facultad) da precedente a esto (en lugar de fomentar el pensamiento
crítico, la auto-reflexión y praxis). Si uno escucha a los colegas o amigos
que trabajan en la academia, no pasará mucho tiempo para escuchar historias
de ansiedad aguda, depresión y paranoia, así como sentimientos de
desesperación, no pertenencia y desesperanza. La vida en la universidad
neoliberal se ha convertido de esta manera en una «muerte por mil cortes»;
sólo hay que preguntar a cualquier madre que trabaja dentro de ella. Uno de
los productos más desconcertantes, y se pasa por alto, de la educación
superior neoliberal es cómo los estudiantes son tratados por
ella. «Aprender» ahora consiste en la memorización, exámenes
estandarizados, exámenes de altas apuestas, los salones de clase como en la
fábrica, la competencia jerárquica entre pares y la acumulación de enormes
deudas para pagar los crecientes costos de matrícula. Los estudiantes
tienen que navegar por este guante neoliberal y simultáneamente son
presionados para realizar con entusiasmo el papel grotesco de la burguesa:
de «empresario» o «ciudadano global». Paulo Freire llamo a esto: días
deshumanizantes. Sin lugar a dudas, el neoliberalismo ha puesto en marcha
un asalto en toda regla sobre la salud mental de los profesores y
estudiantes por igual, por no mencionar el bienestar de los explotados
fuertemente, contratados los trabajadores, por lo general no sindicados en
los sectores de servicio y mantenimiento de alimentos de muchas
universidades. Estas circunstancias casi imposibles a menudo son las únicas
opciones que muchos tienen. Y una situación en la que es obligatorio para
las personas vigilarse y castigarse a sí mismos, así como otros, para
convertirse en funcionarios que auto promueven la hiper competitiva del
capitalismo. Cabe señalar que el proyecto en curso de la autonomía
zapatista es el resultado directo de la libre determinación de los pueblos
indígenas, así como su decisión de participar en una organización altamente
disciplinada contra una élite neocolonial. Más específicamente, los
zapatistas se sacrificaron para hacer del mundo un lugar mejor y más
seguro. Oportunamente, una de las frases más ampliamente vista dispersadas
a través de los territorios rebeldes de Chiapas es: *Para Todos Todo, Para
Nosotros Nada* («Todo para todos, nada para nosotros»). En la cara del
capitalismo global, tal afirmación es tan profunda como el que es
humilde. Llevar a primer plano de forma explícita la cooperación y el
desinterés; virtudes que los zapatistas han integrado en su sistema de
educación autónoma. Los zapatistas se refiere a las escuelas autorizadas
por el Estado y las universidades como «corrales de pensamiento para la
domesticación» Esto se debe al énfasis que las instituciones legitimadas
por el gobierno en lugar coaccionar a los estudiantes y profesores a
convertirse en dóciles ciudadanos-consumidores. La respuesta zapatista a la
perspectiva de tener que enviar a sus hijos en este tipo de entornos de
aprendizaje hostiles trajo como consecuencia una revuelta abierta y armada.
Por lo tanto, el 1 de enero de 1994, el Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) reavivó el espíritu de la llamada revolucionaria de
Emiliano Zapata de *Tierra y Libertad* («Tierra y Libertad»), exclamó *¡Ya
Basta!* (¡Basta!). Dada su capacidad de previsión y acciones, uno no puede
dejar de recordar al *anarco comunista geógrafo Peter Kropotkin, que en
1880 declaró: «Hay períodos en la vida de la sociedad humana cuando la
revolución se convierte en una necesidad imperiosa, cuando se proclama a sí
mismo como algo inevitable.»* En la liberación con éxito de edictos
beligerantes del gobierno mexicano, los zapatistas ahora practican la
educación en sus propios términos. Ellos no están en deuda con la
supervisión parroquial de burocracias gerencialistas como muchos de
nosotros en las universidades neoliberales. Por el contrario, la enseñanza
de la filosofía zapatista viene «desde abajo» y está anclada en la tierra y
la costumbre indígena. Su enfoque se ilustra mejor con el axioma de
duelo «Preguntando Caminamos». Las comunidades zapatistas generan sus
«programas de estudios» a través de asamblea popular, la democracia
participativa y la toma de decisiones comunitaria. Las aulas zapatistas por
lo tanto, incluyen lecciones territorialmente situados en agroforestal
orgánica, medicinas naturales a base de hierbas, la soberanía alimentaria y
las lenguas indígenas regionales. Teniendo en cuenta el contexto
geopolítico de su movimiento y, a continuación, los métodos de enseñanza
zapatistas constituyen actos de descolonización en sí mismos. Esto deja a
uno preguntándose si la academia neoliberal podría aprender una cosa o dos
de los zapatistas en lo que respecta a aprobar ambas cosmovisiones
indígenas y la educación basada en el lugar como algo esencial para
cualquier programa de estudio. E incluso, dada la profundidad y amplitud de
los zapatistas en los «planes de estudio,» el objetivo de su pedagogía
puede resumirse en inculcar una cosa: la capacidad de discernimiento. El
zapatismo no es ni un modelo, ni la doctrina. Tampoco es una ideología o
modelo, más bien, es la intuición que se siente dentro de su pecho para
reflejar la dignidad de los demás, lo que agranda mutuamente los
corazones». El zapatismo es también comúnmente se compone de siete
principios :

1. *Obedecer y no Mandar*

2. *Proponer y no Imponer*

3. *Representar y no suplantar*

4. *Convencer y no Vencer*

5. *Construir y sin Destruir*

6. *Servir y no Servirse*

7. *Bajar y sin Subir*

Estas convicciones guían los esfuerzos cotidianos de los zapatistas en la
construcción de lo que ellos denominan como *Un Mundo Donde quepan Muchos
Mundos*. El zapatismo, a continuación, también se puede considerar como la
expresión colectiva de una imaginación radical, la manifestación de una
visión creativa compartida, y una liberación de material de la geografía.
Lo que da lugar a la pedagogía en términos de posibilidades para el
establecimiento de métodos respetuosos de la enseñanza y el aprendizaje que
defienden el reconocimiento (y la práctica) de la mutualidad,
interdependencia, la introspección y la dignidad. Estas facetas no
jerárquicas y anti-neoliberales de la enseñanza zapatista son evidentes en
sus bases. El conocimiento local es tan central entre sus comunidades que
muchas de los promotores educativos vienen y permanecen en los mismos
municipios autónomos como los estudiantes. No hay contratos de sesiones y
los profesores no se desechan después de sólo unos pocos meses en el
trabajo. En el espíritu de igualdad, zapatistas no mantiene ninguna
distinción jerárquica ni rango vertical de entre sus miembros de la
facultad. Todo el mundo es simplemente, y humildemente, un promotor de la
educación. Este vaciado rápido de los títulos profesionales y credenciales
legitimada institucionalmente pone de relieve cómo los zapatistas son
capaces de frustrar las afirmaciones del ego y la autoridad jerárquica,
aboliendo el individualismo competitivo que tan a menudo corrompe
universidades neoliberales. Fundamentalmente, son inquietantes las rígidas
fronteras que dividen «los que saben» de «aquellos que no saben» porque no
hay nada de revolucionario en la arrogancia. Más radicalmente aún, los
zapatistas incorporar la justicia de género (como Ley Revolucionaria de
Mujeres Zapatistas), la soberanía alimentaria, la salud anti-sistémico, y
el discurso raro (como el uso de los términos inclusivos otras-otros, compañeros-compañeras. También no distribuyen las calificaciones finales para
significar el fin del proceso de aprendizaje, y no hay grados se utilizan
para comparar o condenar a los estudiantes. De esta manera, los zapatistas
ponen de relieve cómo la educación no es ni una competencia, ni algo que se
«completó». Estas estrategias han ayudado a los transgresores esencialmente
los zapatistas en la erradicación de la vergüenza del proceso de
aprendizaje, lo que lo consideren necesario a causa de cuán tóxico, la
educación neoliberal mezquino y vicioso puede llegar a ser. Para concluir,
el status quo académico está castigando y debe ser abandonado. El
neoliberalismo ha secuestrado la educación y lo está sosteniendo como un
rehén. Exige su rescate en forma de obediencia, conformidad y el trabajo
libre, a la vez que la disciplina de la curiosidad, la creatividad y la
imaginación de los estudiantes, profesores y trabajadores. La propia
universidad neoliberal es estéril, negligente y conformista; así como
asfixiante, solitario y gris.

Texto original:

The non-hierarchical education of the Zapatistas cries dignity and
suggests that the suffering of the neoliberal university can be withstood
and overcome.

I’ve said it before—in contrast to those traditional stories that begin
with ‘Once upon a time…’ Zapatista stories begin with ‘There will be a
time…’ — Subcomandante Galeano (formerly Marcos)

The story of the Zapatistas is one of dignity, outrage, and grit. It is an
enduring saga of over 500 years of resistance to the attempted conquest of
the land and lives of indigenous peasants. It is nothing less than a
revolutionary and poetic account of hope, insurgency and liberation—a movement characterized as much by adversity and anguish, as it is by laughter and dancing.

More precisely, the ongoing chronicles of the Zapatista insurrection
provide a dramatic account of how indigenous people have defied the
imposition of state violence, oppressive gender roles and capitalist
plunder. And for people of the Ch’ol, Tseltal, Tsotsil, Tojolabal, Mam and
Zoque communities in Chiapas, Mexico who make the decision to become
Zapatista, it is a story reborn, revitalized and re-learned each new day,
with each new step.

It is with this context in mind that I provide a brief overview of how the
Zapatistas’ vibrant construction of resistance offers hope to those of us
struggling within-and-against the neoliberal university.

FOR STS’IKEL VOKOL AND CASTING OUT

Power was trying to teach us individualism and profit…We were not good
students. — Compañera Ana Maria Zapatista Education Promoter

Before we dive too deeply into things, I have a confession to make. I have
absolutely no faith whatsoever that the academic status quo will ever be
reformed. Audre Lorde tells us that “the master’s tools will never
dismantle the master’s house,” while Emma Goldman notes that “the most
violent element in society is ignorance.” Most universities, after all,
were assembled using an ignorant master’s racist and patriarchal logic.
That is, the academy was broken to begin with, and remains that way.

Hence, when it comes to the existence of any entity or institution that
emerges from the colonizer’s mindset, like neoliberal education, I agree
with Frantz Fanon, who states that “we must shake off the heavy darkness in
which we were plunged, and leave it behind.”

In short, neoliberalism, the world’s current “heavy darkness”, must be cast
out, and the universities in which it is being taught must be pummeled into
ruin. And despite the fact that such a comment may seemingly be replete
with cynicism and despair, it is actually deeply rooted in yearning and
hope — for resistance.

When speaking of “resistance” one must tread lightly because it is, indeed,
an intensely contested term. Resistance can mean a lot of different things
to a lot of different people. For this piece then, I draw from (what I feel
is) perhaps the most fertile and most evolved source of resistance that
exists — the Zapatista insurgency.

The analysis that follows is thus informed by the Tsotsil (indigenous Maya)
concept of *sts’ikel vokol*, which means “withstanding suffering.” And when
resistance is defined in this manner possibilities blossom. Possibilities
that resistance can mean empathy and emotional labor, as well as compassion
and mutual aid, regardless of one’s calendar and geography… or even
university.

“DEATH BY A THOUSAND CUTS”

The basis of neoliberalism is a contradiction: in order to maintain
itself, it must devour itself, and therefore, destroy itself. — Don Durito de la Lacandona Beetle, Knight Errant

Neoliberalism is a force to be reckoned with. Globally, it is exacerbating
dependency, debt and environmental destruction on a widespread scale
through the proliferation of free trade policies, which slash the rights
and protections of workers, environments and societies alike.

On a personal level, it convinces people that individualism, competition
and self-commodification are the natural conditions of life. Consequently, civil society is compelled to accept, through manipulative capitalist rhetoric, that the world is nothing more than a market in which everything,
and everyone, can be bought and sold. The misery of others, then, is deemed
to be merely collateral damage of an inherently bleak and fragmented world.
Chillingly, higher education is not immune to such malevolent tendencies.

The debilitating effects that neoliberalism has on higher education have
been written about at length. The pathological obsession on generating
income that university administrators (and even some faculty members) give
precedent to (in lieu of encouraging critical thought, self-reflection and
praxis) is also well documented.

Less attention, however, has been paid to the psychological injuries
inflicted upon people by the disciplinary mechanisms of the neoliberal
university, like scholarly rankings, impact factors, citation metrics,
achievement audits, publication quotas, pressure to win prestigious grants,
award cultures, getting “lines on the CV”, and so on.

If one listens to colleagues or friends working in the academy, it will not
take long to hear stories of acute anxiety, depression and paranoia, as
well as feelings of despair, non-belonging and hopelessness. Life in the
neoliberal university has thereby become a proverbial “death by a thousand
cuts” — just ask any mother working within it.

One of the most disconcerting, and overlooked, products of neoliberal
higher education is how students are treated by it. “Learning” now consists
of rote memorization, standardized tests, high-stakes exams, factory-like
classroom settings, hierarchical competition amongst peers, the
accumulation of massive debts to afford rising tuition costs, and
patronizingly being scolded that “this is what you signed up for.”

Students must navigate this neoliberal gauntlet while also simultaneously
being pressured into enthusiastically performing the grotesque bourgeois
role of “entrepreneur” or “global citizen”. Paulo Freire said there would
be dehumanizing days like this.

Without question, neoliberalism has launched a full-fledged assault on the
mental health of faculty and students alike, not to mention the well-being
of heavily-exploited, contracted, typically non-unionized workers in the
food service and maintenance sectors of many universities. These nearly
impossible circumstances are often the only choices many have in simply
making a go of it in life. And a situation in which it is compulsory for
people to discipline and punish themselves, as well as others, into
becoming hyper-competitive, self-promoting functionaries of capitalism is —
as a Zapatista education promoter so vividly put it — olvido: oblivion.

DECOLONIZATION, AUTONOMY AND THE SPIRIT OF REVOLT

The battle for humanity and against neoliberalism was and is ours, and
also that of many others from below. Against death — We demand life. — Subcomandante Galeano (formerly Marcos)

It should be pointed out that the ongoing project of Zapatista autonomy is the direct result of indigenous people’s self-determination, as well as
their decision to engage in highly disciplined organizing against a
neo-colonial elite. More pointedly, the Zapatistas sacrificed themselves to
make the world a better and safer place.

Fittingly, one of the most widely seen phrases scattered across the rebel
territories of Chiapas reads: Para Todos Todo, Para Nosotros Nada
(“Everything for Everyone, Nothing for Us”). In the face of global capitalism, such a
statement is as profound as it is humble. It explicitly foregrounds
cooperation and selflessness; virtues the Zapatistas have integrated into
their autonomous education system.

As indigenous rebels, the Zapatistas astutely refer to state-sanctioned
schools and universities as “corrals of thought domestication.” This is due
to the emphasis that government-legitimated institutions place on coercing
students and faculty into becoming docile citizen-consumers. The Zapatista
response to the prospect of having to send their children into such hostile
learning environments was open and armed revolt.

Thus, on January 1, 1994, the Zapatista Army of National Liberation (EZLN)
rekindled the spirit of Emiliano Zapata’s revolutionary call for *Tierra y
Libertad*(“Land and Freedom”), cried *¡Ya Basta!* (Enough!), and “woke up
history” by taking back the land they had been dispossessed of.

Given their foresight and actions, one cannot help but be reminded of
anarcho-communist geographer Peter Kropotkin, who in 1880 stated: “There
are periods in the life of human society when revolution becomes an
imperative necessity, when it proclaims itself as inevitable.”

In successfully liberating themselves from belligerent edicts of the
Mexican government (*el mal gobierno*, “the bad government”), the
Zapatistas now practice education on their own terms. They are not beholden
to the parochial oversight of managerialist bureaucracies like many of us
in neoliberal universities are. On the contrary, Zapatista teaching
philosophy comes “from below” and is anchored in land and indigenous
custom. Their approach is best illustrated by the duelling axiom *Preguntando
Caminamos* (“Asking, We Walk”), which sees Zapatista communities generate
their “syllabi” through popular assembly, participatory democracy and
communal decision-making.

These horizontalist processes advance by focusing on the histories,
ecologies and needs of their respective bases of support. Zapatista
“classrooms” therefore include territorially-situated lessons on organic
agroforestry, natural/herbal medicines, food sovereignty and regional
indigenous languages. Given the geopolitical context of their movement,
then, Zapatista teaching methods constitute acts of decolonization in and
of themselves.

This leaves one wondering if the neoliberal academy might learn a thing or
two from the Zapatistas in regard to endorsing both indigenous worldviews
and place-based education as essential to any program of study. And even
given the depth and breadth of the Zapatista’s “curricula,” the goal of
their rogue pedagogy can be summed up as trying to instill one thing: a
capacity for discernment, which they foster through Zapatismo.

ZAPATISMO AS LIBERATION GEOGRAPHY

Liberation will not fall like a miracle from the sky; we must construct it
ourselves. So let’s not wait, let us begin… — Zapatista Pamphlet on Political Education

A kind and good-humored education promoter explained the notion of
Zapatismo to me on a brisk and fog-blanketed weekday morning in the misty highlands of Chiapas. In describing it, they noted: “Zapatismo is neither a model, nor doctrine. It’s also not an ideology or blueprint, rather, it is the intuition one feels inside their chest to reflect the dignity of others, which mutually enlarges our hearts.”

Additionally, as loyal readers of ROAR’s Leonidas Oikonomakis will
recognize, Zapatismo is also commonly comprised of seven principles:

1. Obedecer y no Mandar (to obey, not command)
2. Proponer y no Imponer (to propose, not impose)
3. Representar y no Suplantar (to represent, not supplant)
4. Convencer y no Vencer (to convince, not conquer)
5. Construir y no Destruir (to construct, not destroy)
6. Servir y no Servirse (to serve, not to serve oneself)
7. Bajar y no Subir (to go down, not up; to work from below, not seek
to rise)

These convictions guide the everyday efforts of the Zapatistas in the
building of what they refer to as: Un Mundo Donde Quepan Muchos Mundos (“A
World Where Many Worlds Fit”). Zapatismo, then, can also be thought of as
the collective expression of a radical imagination, the manifestation of a
shared creative vision, and a material liberation of geography.

What it gives rise to in terms of pedagogy are possibilities for
establishing respectful methods of teaching and learning that champion the
recognition (and practice) of mutuality, interdependency, introspection and
dignity.

These non-hierarchical/anti-neoliberal facets of Zapatista teaching are
evident in the grassroots focus they take. Local knowledge is so central
amongst their communities that many of the promotores de educación (education
promoters) often come from, and remain in, the same autonomous
municipalities as the students. There are no sessional contracts and
teachers are not disposed of after only a few months on the job.

In the spirit of equality, Zapatistas maintain neither hierarchical
distinction nor vertical rank amongst their “faculty members.” Everyone is
simply, and humbly, an education promoter. This jettisoning of professional
titles and institutionally-legitimated credentials highlights how the
Zapatistas are able to thwart assertions of ego/hierarchical authority and
abolish the competitive individualism that so often corrupts neoliberal
universities. Fundamentally, they are unsettling the rigid boundaries
dividing “those who know” from “those who do not know” — because there is
nothing revolutionary about arrogance.

Even more radically, the Zapatistas incorporate gender justice (like
Zapatista Women’s Revolutionary Law), food sovereignty, anti-systemic
healthcare, and queer discourse (like using the inclusive terms otros/otras, compañeros/compañeras, and so on, as well as “otherly” as a whimsical and respectful compliment) into their day-to-day learning.

They also do not distribute final marks to signify an end to the learning
process, and no grades are used to compare or condemn students. In these
ways, the Zapatistas underscore how education is neither a competition, nor
something to be “completed”. These transgressive strategies have
essentially aided the Zapatistas in eradicating shame from the learning
process, which they deem necessary because of just how toxic, petty and
vicious neoliberal education can become.

To conclude, the academic status quo is punishing — and must be abandoned.
Neoliberalism has hijacked education and is holding it hostage. It demands
ransom in the form of obedience, conformity and free labor, whilst also
disciplining the curiosity, creativity and imagination out of students,
faculty and workers. The neoliberal university itself is sterile, negligent
and conformist; as well as suffocating, lonely and gray.

Collective resistance is exigent because we need a new burst of hope amidst such a “heavy darkness” — and Zapatismo nurtures hope. Not hope in an abstract sense of the word, but the type of hope that when sown through compassion and empathy, and nourished by shared rage, resonates and is felt.

Zapatismo gives rise to the kind of hope that comforts affliction, enlarges
hearts and wakes up history. The kind of hope that causes chests to swell,
jaws to clench and arms to lock when others are being humiliated or hurt — regardless of whether it be by individual, institution, system, or
structure.

Zapatismo cries dignity and suggests the suffering of the neoliberal
university can be withstood and overcome, because truth be told,
neoliberalism is not an ominous, panoptic master — it is simply a reality. And
realities can be changed — just ask a Zapatista.

Fuente del ensayo y las imágenes: roarmag.org/essays/neoliberal-education-zapatista-pedagogy/

 

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¿Qué son «Los Papeles de Panamá»?: diez claves para entender esta investigación

InsurgenciaMagisterial/Por: El Confidencial. 08/04/2016

Destapamos los documentos de una de las mayores fábricas de sociedades offshore del mundo, el despacho de abogados panameños Mossack Fonseca.

El Confidencial, en colaboración con La Sexta, publicó en exclusiva este domingo ‘Los Papeles de Panamá’, una investigación que llega al corazón de uno de los más importantes despachos de abogados especializado en la creación de sociedades ‘offshore’, Mossack Fonseca. Estas son las claves para no perderse en la maraña de información.

1. ¿Qué son «Los Papeles de Panamá»?
Son más de 11,5 millones de documentos internos del despacho de abogados panameño Mossack Fonseca, considerado como uno de los cinco mayores registradores mundiales de sociedades ‘offshore’, a los que han tenido acceso el diario alemán ‘Süddeustche Zeitung’ y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ). Un equipo de más de 370 periodistas de un centenar de medios de comunicación de 76 países ha trabajado durante un año para analizarlos y arrojar luz sobre el secretismo que impera en la creación de sociedades en paraísos fiscales de todo el mundo. En España, las exclusivas de ‘Los Papeles de Panamá’ se publicarán en El Confidencial y La Sexta tras un trabajo periodístico conjunto iniciado en julio de 2015.

Los documentos abarcan casi 40 años de trabajo interno de la firma panameña, desde 1977 hasta diciembre de 2015. Los documentos secretos incluyen correos electrónicos, cuentas bancarias, bases de datos, pasaportes y registros de clientes del despacho, y revelan información oculta de 214.488 sociedades ‘offshore’ conectadas con más de 200 países.

2. ¿Qué es y a qué se dedica Mossack Fonseca?
Mossack Fonseca es un despacho de abogados creado en Panamá en 1986, cuando el panameño Ramón Fonseca y el alemán Jürgen Mossack unificaron sus dos bufetes bajo un mismo nombre. A día de hoy, tiene presencia en todos los continentes -con sedes europeas en Londres, Luxemburgo, Suiza, Malta y Gibraltar- y está especializado en derecho comercial y creación de estructuras internacionales. Es el segundo bufete de Panamá por incorporación de sociedades en el registro mercantil local y una de las cinco mayores firmas del mundo en creación de compañías ‘offshore’.

El despacho ha sido acusado en varias ocasiones de ayudar a ciudadanos de otros países a evadir sus impuestos. El pasado mes de febrero, la policía brasileña ordenó detener a cinco empleados del despacho por su implicación en el esquema de blanqueo de dinero por parte de directivos de la empresa pública Petrobras. Un año antes, una investigación judicial en Alemania acusó a Mossack Fonseca de haber ayudado a cientos de clientes del Commerzbank, el segundo banco del país, a ocultar su patrimonio en Luxemburgo. En España, el nombre de Mossack Fonseca ha sonado sobre todo por la implicación de una de sus sociedades en el caso del ático del expresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González.

3. ¿Qué personalidades relevantes aparecen en «Los Papeles de Panamá»?
Doce jefes de Estado o primeros ministros, 128 políticos, 61 familiares o socios cercanos a líderes políticos, entre ellos amigos íntimos del presidente ruso Vladimir Putin, pero también futbolistas, empresarios o actores. En las próximas semanas El Confidencial y La Sexta detallarán los nombres españoles de mayor interés público y el funcionamiento interno de esta enorme maquinaria ‘offshore’.

Fotogalería: todas las caras de la investigación 'Los Papeles de Panamá'

4. ¿Qué es un paraíso fiscal?
‘Paraíso fiscal’ es una mala traducción del inglés ‘Tax Haven’, literalmente ‘refugio fiscal’. Pero el concepto es el mismo. Se trata de lugares donde la creación de sociedades mercantiles es una de las principales, cuando no la única, industria del país. Por ejemplo, en Islas Caimán hay dos sociedades registradas por cada habitante. Su éxito reside en las enormes ventajas fiscales que ciudadanos de otros países pueden obtener utilizando estas sociedades y en el secreto bancario, necesario para ocultar bienes o patrimonio a las autoridades fiscales de cada país.

Tres de cada cuatro sociedades que aparecen en los documentos están registradas en Islas Vírgenes Británicas o Panamá.

No existe una lista global oficial de paraísos fiscales. Cada país decide por sí mismo con qué jurisdicciones firma acuerdos tributarios o de intercambio de información, lo que ha permitido a la OCDE eliminar a una treintena de países de su lista de estados ‘no cooperativos’ fiscalmente. En junio de 2015 la Comisión Europea publicó su propia lista de 30 países que considera como paraísos fiscales. El requisito utilizado por la Comisión Europea para confeccionar este listado es que estos Estados sean considerados paraísos fiscales por al menos diez países miembro. Panamá es uno de ellos, pero para España dejó de serlo cuatro años antes, en 2011, con la firma de un acuerdo de doble imposición. El mismo caso ocurre con Andorra. Cuando se publicó la lista comunitaria de paraísos fiscales, el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, habló de “armonizar” el listado europeo con los de cada país.

5. ¿Qué jurisdicciones aparecen en los documentos?
El hecho de que Mossack Fonseca sea un despacho en Panamá no implica que sólo creara sociedades en ese país. La mitad de las sociedades que aparecen en los documentos internos de Mossack Fonseca fueron registradas en Islas Vírgenes Británicas, jurisdicción considerada un paraíso fiscal también por España. Se trata de 113.648 compañías.

6. ¿Qué es una sociedad ‘offshore’? ¿Para qué se utiliza?
Se llama ‘offshore’ a cualquier sociedad creada según las leyes de un Estado extranjero y cuya actividad se realiza fuera de la jurisdicción en la que está registrada. Por esta razón, el término se utiliza para denominar aquellas compañías creadas en un paraíso fiscal, donde no llevan a cabo ninguna actividad sino que aprovechan las ventajas fiscales y de secretismo de la jurisdicción.

Estas sociedades se pueden utilizar simplemente para acumular patrimonio, pero a menudo tienen otros fines, como comprar acciones, bienes o desviar beneficios personales o de una empresa. Además, como reveló la ‘lista Falciani’, también publicada por El Confidencial hace un año, o el citado caso del Commerzbank alemán, se utilizan también para abrir cuentas bancarias en otros países -básicamente en Suiza, pero también en otros países con secreto bancario como Andorra o Mónaco- a nombre de estas sociedades y que los beneficiarios últimos puedan ocultar su identidad para eludir así el pago de impuestos.

Las nuevas leyes antiblanqueo obligaban a los bancos de estos países a informar de los titulares de cuentas a nombre de una persona pero no si estaban a nombre de una sociedad, con lo que bastaba con crear una sociedad en Panamá, por ejemplo, para mantener oculta su identidad. De ahí la denominación de “sociedades pantalla”, puesto que su único fin era ocultar el verdadero dueño del patrimonio y no tenían ninguna actividad real mercantil.

El hecho de que una sociedad se abra desde Panamá no significa que esté registrada en ese país. Como demuestran los documentos a los que se ha tenido acceso para esta investigación, uno de los servicios que proveen despachos como Mossack Fonseca es justamente el de buscar la solución más adecuada a las necesidades de su cliente, moviendo las compañías a jurisdicciones que garantizan mayor secretismo y se adaptan mejor a las demandas de los beneficiarios.

7. ¿Quién puede constituir una compañía ‘offshore’?
Cualquier persona o entidad puede poseer una sociedad ‘offshore’. Pero según muestran ‘Los Papeles de Panamá’, es muy complejo hacerlo sin un buen intermediario, generalmente un experto fiscal. Se trata de una pieza clave en la maquinaria ‘offshore’ y es un papel en el que destacan los despachos de abogados. Por cuenta de su cliente, contactan con Mossack Fonseca para crear el esquema que mejor se adapte a los intereses y necesidades del beneficiario. Son ellos quienes gestionan la parte burocrática y administrativa. En la mayoría de los casos, Mossack Fonseca no entra en contacto con el verdadero beneficiario de la sociedad.

Los documentos a los que este diario ha tenido acceso revelan además que varios grandes bancos internacionales han ejercido de intermediarios, con la adquisición de firmas ‘offshore’ que ofrecen a sus clientes para realizar inversiones o abrir cuentas bancarias.

8. ¿Cómo se constituye una compañía ‘offshore’?
Una vez establecido el contacto con los representantes del beneficiario, el despacho panameño provee los administradores para la compañías. En el caso de Panamá son suficientes tres administradores y un accionista (o dueño). Ninguno de ellos tiene por qué ser el beneficiario final de la sociedad.

Estas personas pueden así ejercer como ‘testaferros’ (literalmente, ‘cabeza de hierro’ en italiano), hombres de paja que se utilizan para que no aparezca el nombre del verdadero dueño de la sociedad. Despachos como Mossack Fonseca proveen este servicio, por lo que es bastante frecuente que un testaferro coincida en varias sociedades sin que este hecho implique, por sí solo, que haya alguna conexión entre ellas.

Aun cuando se conoce el nombre de los administradores de una sociedad, es muy complejo llegar saber quién es su dueño.

Incluso conociendo el nombre de los administradores, no es fácil llegar al beneficiario final. Como en el caso del ático de González, suelen hacer falta requerimientos judiciales para descubrir quién posee realmente una compañía ‘offshore’.

El gran atractivo de las sociedades panameñas ha sido históricamente la posibilidad de tener acciones al portador, títulos cuya simple posesión física acredita la participación en una sociedad y hace extremadamente complejo rastrear los verdaderos dueños para las Haciendas nacionales. Es decir, aquellos que tenían cuentas en Suiza o Andorra podían crear una de estas sociedades en las que ni siquiera figuraba su nombre, sino que bastaba con tener en su poder las acciones físicas. En 2015 el Gobierno de Panamá tuvo que regular este tipo de acciones, entre otras medidas, para adaptar las leyes locales a las normas internacionales contra el blanqueo de dinero.

A día de hoy, la fórmula que garantiza mayor secretismo en Panamá es la Fundación de Interés Privado. Funciona como una sociedad, no está sujeta a ningún tipo de impuestos y no hay necesidad de desvelar beneficiarios ni de rellenar informes de cuentas. No por casualidad, Luís Bárcenas, extesorero del Partido Popular, utilizó este tipo de entidad para mover dinero en sus cuentas en Suiza.

9. ¿Es ilegal tener una sociedad en un paraíso fiscal?
No, es legal siempre y cuando el beneficiario declare la sociedad a las autoridades fiscales del país en el que reside. La Agencia Tributaria española hizo público que, de acuerdo con los últimos datos disponibles (2012), los contribuyentes han aprovechado la amnistía fiscal para repatriar patrimonio procedente en su mayoría de paraísos fiscales.

10. Si no es ilegal, ¿por qué es importante la publicación de «Los Papeles de Panamá»?
Por primera vez, se puede conocer en detalle el funcionamiento del mundo ‘offshore’. ‘Los Papeles de Panamá’ permiten, caso por caso, arrojar luz sobre cómo ricos contribuyentes, bancos y firmas de abogados han realizado operaciones poco éticas y al borde de la legalidad con la ayuda de Mossack Fonseca. La firma ha ejercido de guardián del secretismo de sus clientes incluso al descubrir que eran miembros de organizaciones criminales, traficantes de droga, políticos corruptos o evasores fiscales.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/economia/papeles-panama/2016-04-03/papeles-panama-papers-claves-investigacion-mossack-fonseca_1177429/

Fotografía: elespectador

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EE.UU: Zonas de sacrificio

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RethinkingSchools/Volumen 30,N°3-Spring2016/Por: Rosemarie Frascella, traducido por: Vanesa Ortiz Solís

El concepto de sacrificio no es nada nuevo para mis estudiantes inmigrantes. Ellos han oído, visto, y vivido los sacrificios que los miembros de sus familias hicieron al venir a los Estados Unidos. Algunos arriesgaron sus vidas cruzando desiertos y fronteras, otros han navegado a través del mar Caribe y el océano Atlántico en contenedores oscuros. La mayoría dejó a sus seres queridos y emigró para sobrevivir. Puede que sus padres no tengan oportunidad alguna de alcanzar el “sueño americano”, pero todos ellos se han sacrificado enormemente para dar a sus hijos la oportunidad de que los alcancen. Sin embargo, la idea de que ellos o sus padres no han tenido realmente unaelección en los sacrificios que hicieron es nueva para muchos de ellos. Muchos de mis alumnos han escapado de tierras y economías que han quedado inhabitables por el capitalismo y su hambre de combustibles fósiles y ganancias.

Yo enseño inglés a onceavo grado en una preparatoria internacional en Brooklyn. Mis estudiantes provienen de más de 30 países diferentes y hablan más de 15 idiomas. Todos ellos están aprendiendo el idioma inglés y han estado en los Estados Unidos menos de cuatro años. Su diversidad es impresionante y es, a la vez, un desafío. Ellos vienen a mi aula con una variedad de niveles de alfabetización y habilidades académicas en inglés y en su lengua materna. Con un cuerpo estudiantil multicultural es muy difícil encontrar materiales que sean adecuados y respetuosos hacia sus diversos territorios patrios. A menudo busco la manera de permitirles realizar sus propias investigaciones y compartir sus conocimientos con el resto de la clase. En mis ocho años de enseñanza he aprendido la historia de Haití, he saboreado la comida bengalí, he practicado mi español dominicano, y he escuchado las reflexiones sobre el colonialismo desde Asia hasta América Latina.

El otoño pasado comencé mi clase de apoyo en el idioma inglés, explorando la brutalidad policiaca y los asesinatos recientes de Michael Brown y Eric Garner. Mis estudiantes estaban asombrados que ese nivel de racismo ocurriera en los Estados Unidos y carecían de un contexto histórico que les permitiera comprender estos eventos. Esther, una de mis estudiantes haitianas, me dijo: “Tengo miedo de los policías en Brooklyn. Me voy de regreso a Haití”.

Le pregunté, “¿En Haití no hay racismo?”

“Nos discriminan más por lo que vestimos y por cuánto dinero ganamos”. Agregó: “Todos ustedes están locos aquí. Tengo miedo de salir de mi casa”.

Yo lucho por educar sobre la raza y el racismo en los Estados Unidos por un par de razones. Como mujer blanca debo estar consciente de mi propio privilegio y respetar el hecho de que mis estudiantes no siempre puedan sentirse seguros hablando libremente delante de mí. Y es un reto encontrar un equilibrio perfecto entre la agitación y la esperanza. Por desgracia tiendo a ser mejor en agitar que en infundir esperanza; tal vez esa es la naturaleza inherente del sistema educativo norteamericano.

Pero yo sabía cuán importante es para los recién llegados aprender lo suficiente sobre la historia del racismo en este país, particularmente en relación a los afroamericanos, para comprender los acontecimientos actuales y las comunidades en las que viven ahora. Quería crear un contexto que los ayudara a realizar las conexiones desde ese conocimiento hasta sus propias experiencias como inmigrantes y de regreso a sus países de origen.

En diciembre de 2014, participé en un taller de diseño curricular organizado por Rethinking Schools, el Zinn Education Project, y This Changes Everything. Durante el taller discutimos, analizamos, y compartimos nuestras experiencias de enseñanza desde el enfoque del cambio climático y This Changes Everything: Capitalism vs. the Climate (Esto lo cambia todo: el capitalismo contra el clima) por Naomi Klein. Durante nuestras deliberaciones me sorprendió el concepto de una “zona de sacrificio” de Naomi Klein, quien escribe:

Operar una economía basada en fuentes de energía que liberan venenos como una parte inevitable de su extracción y refinado, ha requerido siempre de zonas de sacrificio, subconjuntos enteros de humanidad clasificados en un nivel inferior a los seres humanos, lo que hizo su envenenamiento en el nombre del progreso aceptable de alguna manera.

Para mí, este concepto es uno de los mejores extractos de su libro. La idea de una zona de sacrificio puede aplicarse a diferentes situaciones y eventos, desde el huracán Katrina al oleoducto Keystone al impacto de la gentrificación en nuestros vecindarios. Hay grupos de personas que son tratadas como menos que humanas y, por lo tanto, desechables en nombre del progreso para la “gran humanidad”. Y bien, ¿qué es la gran humanidad? ¿Quién decide? Explorar estas preguntas me llevó a pensar en otras más y sus conexiones con las vidas de mis alumnos. ¿Quién vive en estas zonas de sacrificio? ¿Quién no? ¿Qué es lo que está siendo sacrificado? ¿A quién beneficia el sacrificio? A menudo, cuando tengo preguntas, las llevo a mis alumnos. Y eso fue lo que hice.

¿Qué es una zona de sacrificio?

Decidí involucrar a los estudiantes en el concepto de zonas de sacrificio e intentar aplicar esto a lo que habíamos venido estudiando y sus propias experiencias personales. Habíamos explorado la manera en que los medios de comunicación retratan a la población negra, de las guerras del agua de Detroit al testimonio de Darrel Wilson, el policía que mató a Michael Brown, hasta las secuelas que dejó el huracán Katrina. Tuvimos un seminario de discusión en torno a estas preguntas:

  • ¿Quién es culpable de la pobreza?
  • ¿A quién se debe culpar por los problemas de salud?
  • ¿Cómo son las personas de raza negra diferentes a las mostradas en estas imágenes e historias?
  • ¿Cómo es diferente la gente blanca a como se muestra?
  • ¿Qué mensajes subliminales (encubiertos) nos enseñan?
  • ¿Cómo afectan nuestros estereotipos a determinados grupos raciales?
  • ¿Cuáles son las maneras en que las vidas de las personas de raza negra son desechables en estas situaciones?

Les di a los alumnos 10 minutos para reflexionar sobre una o dos preguntas del seminario. Nos sentamos frente a mesas acomodadas en un rectángulo para que todos pudieran hacer contacto visual. Al inicio del debate, expliqué: “Esta es la forma en que me senté en mis clases en la universidad. No voy a llamarlos a que participen; lo haremos de forma espontánea. Por favor sean conscientes del espacio de su participación. Si han hablado mucho, den oportunidad a otros. Si no han hablado todavía, por favor háganlo”.

Desde el comienzo, nuestra discusión se centró en el tema de la supremacía blanca y sus raíces coloniales. Los alumnos compartían las imágenes que los medios de comunicación han creado de los afroamericanos y sus comunidades. Los estudiantes utilizaron palabras como “peligrosas”, “inseguras”, y “criminales” para describir las imágenes ilustradas por presentadores de noticias, películas, y videojuegos.

Annie comentó: “Incluso en China me enseñaron, antes de que yo hubiera conocido a una persona negra, que las comunidades negras no eran seguras”.

Aliya cambió la conversación sobre los medios a los recursos y el colonialismo. Reflexionó: “Los blancos están aprovechando los recursos de muchas comunidades y países. No se trata solo de los negros, los blancos se muestran como superiores a todas las razas del mundo”.

Samia, una estudiante de Bangladesh, agregó: “Todavía hay colonialismo hoy en día, simplemente le dan otro nombre. Ellos toman los recursos de África, como el oro, y los traen a Estados Unidos”.

Jacques, de Haití, dijo: “Hay muchas divisiones en mi país, piel clara versus piel oscura, aldea versus ciudad. Un grupo siempre tiene más poder”.

En ese momento introduje el concepto de una “zona de sacrificio” a mis alumnos. Compartí la definición de Naomi Klein e invité a los estudiantes a leerla unas cuantas veces, anotarla, y discutirla. Quería que se apropiaran de dicho concepto construyendo una definición colectiva que todos entendiéramos.

Los estudiantes se concentraron en el concepto de sacrificio. Muchos de ellos entendieron profundamente lo que significa sacrificar algo, por lo que fue su primer punto de entrada hacia la comprensión. Les pregunté: “¿Quién ha tenido que hacer sacrificios aquí?”.

“Mi familia tuvo que sacrificar mucho para venir aquí. Teníamos una casa enorme y un montón de familia en mi país. Ahora, vivimos solos en un apartamento pequeño”, compartió un estudiante.

“¿Fue la elección de tu familia venir aquí?”, le pregunté.

“Algo así. Queríamos tener más oportunidades que en Bangladesh”.

Otro estudiante agregó: “Mi madre no tendrá la oportunidad de ir a la universidad, pero yo sí. Su vida es sacrificada para que yo pueda tener más y apuesto que mis hijos tendrán incluso más que yo”.

La idea de una zona de sacrificio era confusa para ellos. Entendieron lo que significaba hacer sacrificios, pero lo vieron como una elección o que sus padres tomaron una decisión, no como a alguien más sacrificándolos por dinero o poder.

“Sí”, les dije. “Todos ustedes están en lo correcto acerca de los sacrificios. Pero es diferente la forma en que Naomi Klein utiliza el término “zona de sacrificio”. Una zona de sacrificio es cuando no queda opción alguna. Alguien está sacrificando a la gente y su comunidad o tierra sin su permiso”. Ellos parecían entender la distinción entre una elección que uno mismo hace y otra que se ha hecho por uno, pero aún se inclinaban hacia los sacrificios que habían hecho ellos para estar en los Estados Unidos. La cuestión de si los sacrificios son de libre albedrío es una cuestión más amplia que garantiza una conversación más profunda. Por ejemplo, Bangladesh es el punto cero de las perturbaciones climáticas, así que la decisión de la familia de la estudiante para salir de allí fue una elección personal; pero hecha dentro de las condiciones determinadas por la competencia global, no por el pueblo de Bangladesh.

Otro término en el que se detuvieron era el de la “extracción”. Unos pocos estudiantes en la clase conocían el término y lo definieron por nosotros. “Es cuando algo se saca de algo”, explicó Jacques.

Les pedí a los alumnos que pensaran en cosas diferentes que son tomadas de nuestras comunidades. Aquí está la lista que generó nuestra clase:

  • Petróleo
  • Oro
  • Minerales
  • Personas
  • Música
  • Danza
  • Talento (deportivo y académico)
  • Zonas turísticas (resorts, playas, etc.)
  • Trabajadores
  • Miembros de la familia

Al compartir nuestras ideas construimos esta definición de zonas de sacrificio:

En nombre del progreso (desarrollo económico, educación, religión, fábricas, tecnología), ciertos grupos de personas (llamados inferiores) pueden necesitar ser perjudicados o sacrificados para que los otros grupos (los superiores) se beneficien.

Pedí a los estudiantes que escribieran un diario en torno a estas preguntas: ¿Usted o alguien que usted ama ha vivido en una zona de sacrificio? ¿Qué tuvieron que sacrificar? ¿Tuvieron una opción? ¿Para quién se sacrificaron? ¿Quiénes se beneficiaron de ese sacrificio

Después del registro en el diario, los estudiantes encontraron ejemplos en sus propias vidas y familias del concepto de zonas de sacrificio. Utitlizaron sus ejemplos para completar una gráfica con las siguientes categorías:

Nombre de la zona de sacrificio

¿Quién vive allí?

¿Quién no?

¿Qué está siendo sacrificado?

¿Quién se beneficia del sacrificio?

¿Qué es lo que se gana?

Cuando volvimos juntos para discutir nuestras tablas, Karina describió cómo la industria turística está sacando a la gente de sus tierras en la República Dominicana. Los dominicanos están sacrificando sus tierras para que el gobierno y los ricos ganen dinero al construir hoteles. Ahora solo los extranjeros tienen la oportunidad de disfrutar de algunas de las playas más hermosas del país.

Annie escribió: “En China, la contaminación hace que la gente viva en una zona de sacrificio y las fábricas se benefician de eso”.

Samia escribió: “Algunos de los miembros de mi familia vivían en el oeste de la India, pero en 1948 tuvieron que trasladarse a causa de la guerra entre musulmanes e hindúes. Yo también conozco a alguien que lo obligaron a salir de su casa para que el gobierno pudiera construir algo allí. Esto benefició al gobierno, no a mi amigo”.

Poesía de zonas de sacrificio

Al día siguiente, leímos un poema, “Jorge the Church Janitor Finally Quits” (“Jorge el conserje de la iglesia finalmente renuncia”), de Martín Espada. Introduje el poema diciendo: “Hoy vamos a leer un poema desde la voz y la perspectiva de alguien cuyo país, Honduras, se convirtió en una zona de sacrificio de muchas maneras, y quien se vio obligado a abandonarlo”.

Los alumnos leyeron el poema un par de veces en voz alta y luego respondieron a unas pocas preguntas orientadoras en parejas: ¿Quién es el narrador? ¿Cómo se siente? ¿Por qué crees que él podría haber tenido que salir de su país? ¿Cómo está relacionado eso con nuestra comprensión de las zonas de sacrificio? ¿Qué le sucede a la gente cuyos países o comunidades se convierten en zonas de sacrificio?

Pasaje de Jorge, el conserje de la iglesia, finalmente renuncia
Por Martín Espada

Nadie pregunta
de dónde soy,
Debo ser
del país de los conserjes,
siempre he limpiado este piso.
Honduras, eres un campamento de ocupantes ilegales
fuera de la ciudad
de su comprensión.

Los estudiantes rápidamente identificaron el narrador: “un inmigrante” y “un conserje”. La íntima comprensión que ellos tenían de la lucha de los inmigrantes les permitió conectarse fácilmente con los sentimientos de soledad y deseo de ser entendido y conocido del narrador. Un estudiante escribió: “Se siente como un forastero. Se siente triste, no se siente respetado”.

Otro estudiante escribió: “Sacrificó su identidad, su país, y su nombre”. A través de un debate en torno a las preguntas en parejas y luego en grupo, los estudiantes revelaron que entendían el sentimiento y la perspectiva del personaje. Como por ejemplo, un estudiante dijo “Al escuchar la voz de Jorge podemos sentir su lucha, nos conectamos con él”.

A lo largo del año, estos alumnos habían escrito guiones en mi clase de inglés con la ayuda del Theater Development Fund (Fondo de Desarrollo de Teatro), de modo que estaban familiarizados con la escritura en primera persona. También se desenvuelven bien cuando tienen una estructura concreta. Cuando quiero que escriban poesía, les ofrezco un poema como ejemplo para que busquen apoyo. Les dije a los estudiantes: “Piensen sobre los sentimientos y las necesidades de las personas que viven en sus zonas de sacrificio o en cualquiera de las zonas que hemos estudiado este año. ¿Cómo desean que sus lectores se sientan? ¿Qué quieren ustedes que ellos sepan sobre el sacrificio?”

Comenzamos a escribir callados en clase. Yo escribí mi propio poema sobre las zonas de sacrificio mientras ellos escribían. Los estudiantes siempre aprecian verme haciendo las mismas tareas que les asigno. Escribimos en silencio por unos 15 minutos. Algunos estudiantes compartieron líneas de sus poemas y después terminamos la clase. A algunos estudiantes les encanta compartir con todo el grupo, lo cual inspira a otros estudiantes.

En la siguiente clase, comencé el intercambio mediante la lectura de mi poema. A continuación, le dimos la vuelta al salón y los estudiantes compartieron sus poemas y lo que los había inspirado. Todos los estudiantes tenían que compartir al menos unas pocas líneas de sus poemas. Algunos poemas estaban más desarrollados que otros, pero todos los estudiantes disfrutaron de la lectura y de escucharse entre sí. Para los aprendices del idioma inglés, la poesía es una gran manera de expresarse libremente sin que los distraigan las limitaciones que tienen en la lengua.

Karina Garcia escribió acerca de los dominicanos, quienes estaban perdiendo sus tierras y playas para que el gobierno y los ricos construyeran hoteles para turistas extranjeros.

Quieren deshacerse de nosotros
Están pintando esta bella imagen,
Pero no con nosotros.
Todo es una mentira.

No queremos ese lugar,
Queremos quedarnos aquí
Con nuestras playas y árboles.
Nadie sabe todas las cosas que hemos tenido que sacrificar
Esta es nuestra tierra y lucharemos por ella.
Hasta el último día.

Samia Abedine escribió acerca de la guerra civil en Bangladesh que hizo a su abuelo dejar su tierra.

Veo los cadáveres que no pueden ser reconocidos.
Puedo escuchar los gritos de las familias.
Huelo la sangre en el aire.
¿De quién es la culpa?

¿Cuándo ha solucionado algo la violencia?
¿Cómo llegó la gente a ser tan cruel?
¿Cuándo acogerán las personas la paz y la igualdad?
¿Cuándo terminará todo esto?

Unas pocas semanas después de la unidad, dos de mis estudiantes leyeron sus poemas en la Conferencia del New York Collective of Radical Educators (NYCoRE, por sus siglas en inglés). Ellos compartieron sus historias y su entendimiento de las zonas de sacrificio frente a otros profesores y compañeros. Al principio Samia estaba nerviosa, pero luego leyó su poema en voz alta y orgullosa. Incluso grabó un video, contando la historia de su zona de sacrificio y leyendo su poema, que el copresentador del proyecto Esto lo cambia todo, Alex Kelly, le envió a Naomi Klein.

En general, la actividad fue un éxito. Al final de la unidad, todos los estudiantes parecían entender el concepto de zonas de sacrificio, aunque la pregunta de quién tiene gestoría en estos sacrificios aún perdura. Si hubiese tenido más tiempo, me habría gustado animar a los estudiantes a investigar más para profundizar sus ejemplos de zonas de sacrificio y examinar los factores sociales, políticos, y económicos, especialmente en sus países de origen. Proyectos como estos permiten a los estudiantes elegir un enfoque de estudio que sea interesante y personalmente relevante.

Hoy en día, hay personas que viven en países y comunidades con zonas de extremo sacrificio. Estamos obligados a hacer sacrificios todos los días: desde recortes presupuestarios hasta libertades civiles, desde el agua potable hasta el aire que respiramos. De diferentes maneras vivimos en zonas de sacrificio sobrepuestas. La mayoría de las veces no se nos pide ni se nos avisa acerca de los sacrificios que vienen en camino. Estamos en crisis y es nuestra responsabilidad utilizarla para despertar a nuestras comunidades. Se necesitó la trágica muerte de nueve hermosas personas negras para remover el símbolo racista de la bandera confederada de los edificios de gobierno en Carolina del Sur. ¿Qué se necesitará para crear un mundo donde las vidas de algunas personas, especialmente los pobres y las personas de color, no sean sacrificadas por los beneficios y lujos de los ricos?

Recursos

  • Espada, Martín. 2004. Alabanza: New and Selected Poems 1982-2002. W. W. Norton & Company.
  • Naomi Klein. 2015. Esto lo cambia todo. Ediciones Paidós.

Fuente: http://www.rethinkingschools.org/archive/30_03/30-3_frascella_esp.shtml

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La educación en la era corporativa

LaHaine.org/08-04-2016/Por: Dario Balvidares

Asombroso avance de centros, fundaciones y ONG’s, que de pronto aparecen con la gran «preocupación» por la educación a nivel mundial y prescriben líneas políticas

Si bien la ola de reformas educativas comienza en 1980, la entrada del mundo corporativo en la educación global tiene un inicio marcado por la cumbre de Jomtien, Tailandia en 1990 con el precepto «Educación para todos»; reafirmado en la cumbre de Dakar (2000). La ruta a seguir queda señalada por los llamados Objetivos del Milenio (ODM); los Objetivos 2015; Estrategias post-2015; Estrategia de Educación 2020 del Banco Mundial y Metas Educativas 2021.

Un asombroso avance de centros, fundaciones y ONG’s, que de pronto aparecen con la gran «preocupación» por la educación a nivel mundial y prescriben líneas políticas a los países para la continuidad de la «reforma educativa», que en apariencia tiene por finalidad la educación de todos.

Pero no nos confundamos, no es un amplio debate pedagógico, puesto que la línea marcada por los reformadores responde de manera unívoca a la pedagogía instrumental, que transforma el conocimiento en instrumento de mercado, anulando la subjetividad en función de la estandarización. De esto hablaremos más adelante.

Lo que nos ocupa es testear, lamentablemente no en toda su magnitud, por razones de economía de lo que un artículo permite, el avance de la reforma privatizadora y su impacto en la educación pública.

El programa de Promoción de la Reforma Educativa para América Latina y el Caribe (PREAL) es llevado a cabo por la Comisión Internacional sobre Educación, Equidad y Competitividad Económica en América Latina y el Caribe creada en 1996 como producto de la articulación entre el centro de análisis políticos Diálogo Interamericano (IAD), con sede en Washington y la Corporación para el Desarrollo (CINDE) con sede en Santiago de Chile.

Según su propia página web, en sus inicios, decía que el IAD estaba integrado por «100 ciudadanos distinguidos del continente americano, entre ellos, dirigentes empresariales, académicos, de los medios de comunicación y otros líderes no gubernamentales (…) otros miembros fueron presidentes y otros tantos ministros en sus respectivos países».

Hoy la misma página del IAD dice: «La pertenencia del Diálogo Interamericano incluye más de 100 líderes públicos y privados de EEUU, Canadá y 21 países de América Latina y el Caribe…».

Los miembros argentinos del IAD (según la propia página web) son José Octavio Bordón, José María Dagnino Pastore, Gustavo Grobocopatel; Juan Manuel Urtubey, María Eugenia Vidal y Alfonso Prat Gay.

Por otra parte, en CINDE se presenta como «una institución de derecho privado (…) entre sus miembros incluyen líderes de diversas áreas, como la industria y el comercio, el gobierno, la educación superior, la política, la religión y los medios de comunicación».

Estas asociaciones se reproducen en fundaciones y ong´s y casi todas tienen cercanías con el Banco Mundial (BM) o el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), así como con otros organismos internacionales.

Al mismo tiempo entre las fundaciones y ong`s se construyen cadenas corporativas, como ya veremos.

Repasemos, entidades privadas aparecen como faros de la reforma educativa, en todos los casos el slogan es la «modernización» del estado y la idea de mayor «competitividad económica» mejorando los «estándares» de educación.

La estrategia de educación 2020 del BM se enmarca en «la expansión y la mejora de la educación son clave para adaptarse al cambio y enfrentar esos desafíos. En términos sencillos, las inversiones en educación de calidad conducen a un crecimiento económico y un desarrollo de manera más rápida y sostenible. (…) Los tres pilares de nuestra estrategia son: Invertir temprano. Invertir con inteligencia. Invertir para todos».

Veamos por un instante la siguiente cadena semántica: «cambio»; «inversiones»; «calidad»; «desarrollo sostenible».

Las preguntas que surgen, puesto que hablamos de educación, son: ¿a qué cambio se refieren?; ¿de qué inversiones hablan?; ¿qué es la calidad?; ¿quiénes se desarrollan de manera sostenible?

Brevemente, desde los comienzos de las reformas educativas venimos escuchando los mismos enunciados; de Jomtien hasta hoy pasaron 26 años de marchas y seudo contra marchas de las reformas educativas llevadas a cabo por los países firmantes.

Hace 26 años que soportamos un desenfrenado ataque a la educación pública, en pos del «cambio» y sobretodo la «calidad». Cuando a lo que estamos asistiendo es a un extenso proceso por la privatización de los sistemas educativos, a una sustitución de lo público y de un derecho humano invocando la «mala calidad» de los servicios educativos, como tanto les gusta llamar en los documentos de la reforma y en algunos medios.

Siempre hablamos de la macro-economía; hablemos de la macro-educación; puesto que el plan de reforma es subsumir la educación pública a mayores rentabilidades corporativas; es por eso que cuando hablan de «calidad» no lo hacen en términos pedagógicos, sino que hablan de calidad de los resultados: el modelo instrumental del conocimiento.

Para muestra…

En marzo de 2014 se realizó en San Pablo, Brasil, el Seminario Internacional «Privatización de la educación en América Latina y el Caribe», organizado en el marco de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE).

La campaña CLADE propuso para el seminario estudiar y debatir las tendencias de privatización que se despliegan en los países de la región:escuelas chárter; vouchers; liberalización del sistema educativo con perspectivas pro-mercado; alianzas con el sector privado (religiosas, corporativas) y escuelas de bajo coste.

Es importante, también, repasar el anexo que se produjo en el seminario respecto de las corporaciones y los espacios estratégicos para observar el plan de privatización de la educación.

El informe presenta una secuencia de corporaciones dedicadas a la «consultoría», «prestación de servicios educativos» e «industria de evaluaciones estandarizadas»:

Pearson PLC es una multinacional británica con sede en Londres, es la mayor compañía de servicios educativos y editora de libros del mundo, dueña del Financial Times Group y de Penguin Books. Tiene tres líneas de servicios educativos: educación básica, superior y profesional. Actualmente se inclina hacia los mercados digitales y los mercados educativos en países emergentes. En lo que se refiere a la incidencia por un modelo global de educación favorable a la privatización, desde 2012 Pearson co-presidió junto a UNICEF la Learning Metrics Task Force, que reúne bajo iniciativa de Brookings a 30 organizaciones interesadas en garantizar el enfoque de resultados mensurables de aprendizaje en la agenda Post-2015. Su objetivo es generar consenso favorable a la introducción de sistemas estandarizados de evaluación de los aprendizajes.

Pearson está involucrada en el mercado de escuelas de bajo coste y mantiene el Fondo de Aprendizaje Pagable (Pearson Affordable Learning Fund). Es un fondo con ánimo de lucro, que congrega personas y grupos interesados en invertir en escuelas de bajo coste.

Breve paréntesis ciudadano

En la página web de la corporación Brookings (brookings.edu) podemos leer lo siguiente:

«La ciudad de Buenos Aires ha llevado a cabo importantes reformas de la educación en los últimos cinco años inspirados por el Grupo de Trabajo de las métricas de aprendizaje, la comunidad excepcional de la Champions aprendizaje LMTF, y varios profesionales y especialistas de toda América Latina y el mundo. Estas conexiones son fundamentales para los logros de esos objetivos; su apoyo y experiencias proporcionan un conocimiento invaluable para nuestras propias políticas. Por esa razón, una red de aprendizaje se propuso en agosto pasado para asegurar que todos los niños aprendan lo que necesitan para convertirse en el arquitecto de su propio futuro en un mundo cambiante. La esperanza ahora es que todos seguimos trabajando juntos para mejorar los resultados del aprendizaje para estos niños».

Es decir, la Learning Metrics Task Force es la estrategia proveedora en la Ciudad de Buenos Aires para garantizar la estandarización educativa en la disputa desigual de la educación pública y el negocio corporativo, en este caso de Pearson PLC y de la Bookings como corporación colectora y, por supuesto, con la participación de UNICEF.

La Brooking Institution es una organización privada con más de 100 años, de origen estadounidense. A través de su Centro para la Educación Universal, está empeñada en incidir en la política educativa en el ámbito mundial. Se involucró fuertemente en los debates respecto de la agenda Post-2015. Creó, Learning Metrics Task Force, con el propósito de desarrollar un modelo de evaluación de aprendizajes e incidir por la inclusión de una meta en defensa de los resultados mensurables de aprendizaje en la nueva agenda.

Como ya vimos Brooking presta servicios de consultoría a gobiernos y otro de los objetivos más defendidos por la organización es la privatización del campo educativo.

Una reflexión; el texto citado dice: «asegurar que todos los niños aprendan lo que necesitan para convertirse en el arquitecto de su propio futuro». ¿Qué es lo que los niños necesitan? ¿Los conocimientos que se proponen en LMTF? Descontextualizados, deshistorizados ¿cómo los que evalúan en las pruebas PISA?

La corporación ataca de nuevo

Otra de las fundaciones que aparecen en el anexo del informe del seminario CLADE es la Varkey Gems Foundation, de Sunny Varkey (el mismo que estuvo reunido con el presidente Mauricio Macri en su visita a Davos).

Gems Education Ltd. Es el mayor proveedor global privado de educación escolar; ofrece un abanico de cupos escolares a precios que van desde los 750 a los 40.000 dólares por persona al año, atendiendo diferentes segmentos de renta. Tiene rendimientos anuales de cerca de 500 millones de dólares. Sus inversiones se centralizan en escuelas de bajo coste.

Sunny Varkey es propietario de más de 100 escuelas internacionales en todo el mundo, el 4 de abril de 2011 firmó un acuerdo con la UNESCO para desarrollar programas de formación docente. Dijo Sunny Varkey: «Este acuerdo es un ejemplo en el que GEMS ofrece su experiencia y sus conocimientos a educadores de todo el mundo para influir en la educación docente a nivel mundial».

¿Qué ocurre en el rancho propio?

Las fundaciones educando a los docentes, de hecho viene ocurriendo en los niveles locales con el eslogan de la «responsabilidad social empresaria», otorgan charlas o capacitaciones a docentes de todos los niveles, a directivos y supervisores.

Veamos. «…la Fundación Bunge y Born lleva adelante el Programa Sembrador, de ayuda a escuelas rurales, que entrega actualmente a 750 escuelas de todo el país, al comienzo del ciclo lectivo y en forma gratuita, útiles escolares, videos, textos de capacitación docente, banderas de ceremonia, juegos de mesa, elementos deportivos, instrumentos musicales y botiquines de primeros auxilios, entre otros elementos. (…) Este valioso programa, que se desarrolla en alianza con la Fundación Pérez Companc, beneficia directamente a unos 45.000 alumnos e incluye a alrededor de 5000 docentes». (Editorial diario La Nación 06/12/14).

Lo que parece que se está creando es un para-estado del gobierno de la educación, una transferencia a manos privadas cada vez con mayores competencias, como venimos desarrollando en esta «educación para todos», de fundaciones empresariales que forman incluso a directivos y supervisores para llevar a cabo la gestión escolar, el estado está en pleno proceso de tercerización de la educación pública.

En el video de promoción de los cursos de la fundación Bunge y su socio Perez Companc (subido a You Tube el 6/01/16) podemos escuchar mensajes como este: «…para nosotros, la mejora continua de la educación es clave. Así acompañamos a las escuelas secundarias y agropecuarias en la implementación de un sistema de gestión de la calidad educativa para que puedan alcanzar la certificación de sus prácticas bajo normas ISO 9001…» Más adelante vemos en el video que debe mediar un convenio con la Universidad de San Andrés (UdeSA), puesto que la capacitación en gestión de los cursos de verano así lo identifica.

La UdeSA se transformó en los últimos años en uno de los faros de la capacitación de directivos, en su promoción para este año: «Grupo de Estudio para Directivos» por tres jornadas de capacitación tiene un arancel de $ 2.100.

No será hora de comenzar a discutir uno de los enunciados que circulaba desde los comienzos de la «reforma»; aquello de que la «educación es pública y lo que diferencia es la gestión» que se diversifica en: estatal o privada (por supuesto que luego aparecieron otras clasificaciones); pero lo que en este trabajo interesa es ver cómo se borra la indistinción de público/privado, bajo el maquillaje de «todo es público» y es justamente la palabra estado la que provoca la interferencia. Dejemos, por el momento, este cambio de estado de la educación, porque, probablemente, en la medida que avancemos se irá respondiendo el porqué del cambio.

Otro poco de historia

Cabe recordar el documento fundante Educación y Conocimiento: Eje para la transformación productiva con equidad producido por la UNESCO y la CEPAL a comienzos de los ’90, dónde se explicitan los núcleos centrales de la reforma economicista de la educación, especialmente para para Latinoamérica y el Caribe en función de las transformaciones de los países de la OCDE.

Este documento es el aparece como marco para la generación de leyes de la reforma, y por supuesto que continúa vigente; en él se prescribe, entre otras cosas, sobre los incentivos docentes (que son sumas no remunerativas, ni bonificables), sobre la mayor «autonomía» de las escuelas (lo que permite desligarse a los estados de su responsabilidad pedagógica, la que se transfiere directa y únicamente a la escuela, siendo que los diseños curriculares y las estructuras son definidos desde el ministerio de educación bajo «recomendaciones» supranacionales).

Para el financiamiento del sistema – y por lo que nos ocupa en este trabajo – propone diversas formas de contribución privadas: programas financiados por empresas; aportes a la capacitación; aranceles para los niveles superiores del sistema; excepciones y estímulos tributarios para las personas privadas que hacen donaciones (léase fundaciones, ong’s); monitoreo y evaluación de resultados; fondos específicos para el mejoramiento de la calidad (a cargo de los llamados organismos de cooperación, léase BID, entre otros)

En 2005, cuando asumió Luis Alberto Moreno como presidente del BID dijo que tenía dos preocupaciones fundamentales: la economía y la educación regional.

En 2008 Argentina toma para educación, un nuevo crédito de 2.700 millones de dólares. Esto es lo que el BID desembolsó para el «Programa de Apoyo a la política de Mejoramiento de la Equidad Educativa». Este préstamo tuvo un complemento de dineros públicos de 300 millones de dólares.

Con esos dineros se financiaron la compra de libros, el plan mejora de las escuelas secundarias que se articulaba por proyectos y los docentes involucrados cobraban, otra vez, dinero no registrado, más que por la firma de una planilla, pero, que por supuesto tenía una tarifa plana no remunerativa y no bonificable.

Aún continúa, solo que ahora con dineros de fondos propios, pero con la misma metodología. Es más, para monitorear y evaluar la marcha del programa, en la primera fase, se destinaron 18 millones de dólares.

Los procesos de la «reforma» educativa traen aparejados endeudamiento externo, fijación de líneas políticas estandarizadas, insistentes «recomendaciones» sobre la «adecuación» de los estatutos que regulan la actividad docente y la creación del mercado global de la educación en el que compiten (o se cartelizan) las grandes corporaciones, vía fundaciones y ong’s con la meta de terminar de subsumir el sistema público de educación en los proyectos de dependencia económico-corporativo.

Más colonialidad

Para ir cerrando este trabajo comentemos un apartado más que interesante respecto del tan puesto en escena Programa Fulbright de becas de intercambio educativo internacional.

Según la página web de la Oficina de Asuntos Educativos y Culturales del Departamento de Estado de los EEUU: «La fuente principal de los fondos para el programa Fulbright es una asignación anual realizada por el congreso al departamento de estado» que es el patrocinador del programa junto a corporaciones y fundaciones en el extranjero y en el propio país que también prestan apoyo directo o indirecto, así como a través de los convenios realizados en más de 50 países.

En Argentina establecieron un acuerdo, la Comisión Fulbright, la fundación Bunge y Born y el Ministerio de Educación y de Ciencia y Tecnología de Córdoba para los intercambios 2001/2010. Es importante ver como existe un centralismo absoluto de los EEUU sobre como aglutina desde convenios bilaterales, es decir toda relación es EEUU y… algún otro país, toda relación es hegemónica.

Acaso demasiado suspicaz, pero que el Departamento de Estado del país del norte patrocine el Programa Fulbright ¿es sólo una cuestión filantrópica?

Para cerrar esta primera entrega es preciso citar al lingüista, investigador y pensador, Noam Chomsky, que escribía en Política y cultura a finales del siglo XX:

«En primer lugar, la democracia. Hemos de decir qué queremos significar con esa palabra. Como la mayor parte de los términos de la historia política, democracia tiene dos significados. Uno es su acepción real y el otro, el opuesto. El opuesto es el que se utiliza con propósitos de control ideológico. En el sentido ordinario (…)un sistema es democrático cuando ofrece posibilidades de que la generalidad de la población juegue un papel significativo en la administración de los asuntos públicos. En el sentido de democracia que se utiliza para control doctrinal, el contraste, la sociedad es democrática cuando imperan los procesos empresariales sin interferencias de la chusma inoportuna».

Texto completo en:

  • http://www.lahaine.org/la-educacion-en-la-era
  • 02-04-2016. www.contrahegemoniaweb.com.ar
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Lo que nos ha pasado

El director de cine Fernando Colomo deplora en una entrevista que “lo único importante ahora sea tener dinero sin importar de dónde venga. ¿Qué ha pasado en este país para que ese sea el único valor? ¿Por qué la persona que es honrada es considerada un pobre hombre? Nada que ver todo esto con los ideales que nos enseñaron de pequeños…”[1]

Bueno, lo que ha pasado en este país está bastante claro: han pasado sobre nosotros tres decenios de políticas neoliberales, aplicadas tanto por gobiernos del PSOE como del PP. El gran Karl Polanyi nos enseñó a distinguir entre economía de mercado y sociedad de mercado: “El mecanismo oferta- demanda- precio, cuya primera aparición dio origen al concepto profético de ‘ley económica’, se convirtió rápidamente en una de las fuerzas más poderosas que jamás haya penetrado en el panorama humano. Al cabo de una generación –de 1815 a 1845 (…)— el mercado formador de precios que anteriormente sólo existía como modelo en varios puertos comerciales y algunas bolsas demostró su asombrosa capacidad para organizar a los seres humanos como si fueran simples cantidades de materias primas, y convertirlos, junto con la superficie de la madre Tierra, que ahora podía ser mercantilizada, en unidades industriales bajo las órdenes de particulares especialmente interesados en comprar y vender para obtener beneficios. En un período de tiempo extremadamente breve, la ficción mercantil aplicada al trabajo y a la tierra transformó la esencia misma de la sociedad humana. (…) La esencial dependencia del ser humano respecto de la naturaleza y de sus iguales en cuanto a los medios de subsistencia se puso bajo el control de esa reciente creación institucional de poder superlativo, el mercado, que se desarrolló de la noche a la mañana a partir de un lento comienzo. Este artilugio institucional, que llegó a ser la fuerza dominante de la economía –descrita ahora con justicia como economía de mercado–, dio luego origen a otro desarrollo aún más extremo, una sociedad entera embutida en el mecanismo de su propia economía: la sociedad de mercado.”[2]

En el siguiente siglo y medio, múltiples resistencias -comenzando por la organización del movimiento obrero- frenaron o hicieron retroceder (temporal y localmente) la dinámica arrolladora del capital, con su esfuerzo incesante por transformar nuestras sociedades en sociedades de mercado. Luego, de forma fatídica, hacia 1980 se rompieron importantes barreras de contención y entramos en la desdichada fase de la historia humana que llamamos capitalismo financiarizado neoliberal. En este último tramo histórico –tres decenios aproximadamente- no sólo se ha avanzado decisivamente hacia ese estado de sociedad de mercado en casi todas partes, sino más allá: más hondamente, penetrando en las mismas raíces de la subjetividad humana de acuerdo con el lema thatcheriano según el cual “la economía es el método, el objetivo es cambiar el alma”.[3] Por eso hoy, en España y en otros lugares, tenemos no solamente sociedades de mercado –lo cual en sí mismo ya sería catastrófico— sino algo mucho peor: cada vez más sujetos de mercado en esas sociedades de mercado, vale decir, individuos que han interiorizado hasta lo más profundo la ontología del capitalismo neoliberal –no hay otra cosa que empresas compitiendo en mercados, y las personas han de verse a sí mismas como empresas unipersonales que necesitan sacar provecho de sus capacidades en los mercados competitivos— y sus valores. O más bien su valor único, ese que deploraba Fernando Colomo: “lo único importante ahora es tener dinero sin importar de dónde venga”.[4]



[1]Diego Galán, “Toda España es una comedia”, El País, 28 de marzo de 2016.

[2] Karl Polanyi: La gran transformación: crítica del liberalismo económico. La Piqueta, Madrid 1989 -ed. original de 1944; hay otra traducción al español en FCE-, p. 126. El importante análisis de Polanyi continúa en la media docena de páginas siguientes, cuya conclusión es: “Los mercados de trabajo, de tierra y de dinero son sin ninguna duda esenciales para la economía de mercado. No obstante, ninguna sociedad podría soportar, ni siquiera por un breve lapso de tiempo, los efectos de semejante sistema fundado sobre ficciones groseras, a no ser que su sustancia humana y natural, así como su organización comercial, estuviesen protegidas contra las devastaciones de esta fábrica del diablo” (p. 129).

[3] Sunday Times, 7 de mayo de 1988.

[4]Un buen estudio sobre estas cuestiones es La nueva razón del mundo de Christian Laval y Pierre Dardot: (Gedisa, Barcelona 2012), sobre todo el excelente capítulo 9 (“La fábrica del sujeto neoliberal”).

– See more at: http://tratarde.org/lo-que-nos-ha-pasado/#sthash.bS9FgGAt.dpuf

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