Page 890 of 2674
1 888 889 890 891 892 2.674

Es hora de enfocar la transformación profunda de la educación

Por: .

 

Hace años que empezamos a reaccionar frente a un entorno que se va moviendo cada día más deprisa. Hemos leído libros, asistido a conferencias, realizado innumerables cursos de formación. Hemos dedicado muchas horas en largas reuniones del equipo de dirección o del equipo impulsor de la innovación, lo hemos comentado en muchas reuniones de profesorado. Hemos implementado cantidad de iniciativas de innovación en nuestra escuela o universidad. Incluso, tenemos un responsable de innovación educativa. Hemos invertido en tecnología y también quizás, en mobiliario o en cambiar espacios físicos. Y, sin embargo, tenemos la sensación de no terminar de despegar, de que esto no es lo que deseamos, de que nos falta mucho para llegar a un punto de inflexión y de cambio.

Incluso estamos física y psicológicamente cansados, estresados. Con un punto de saturación. Si esto dura mucho, ¿podremos aguantarlo? Pero sobre todo, ¿es este el camino que nos llevará a donde queremos llegar? ¿Podría ser mucho ajetreo para que nada importante y de fondo cambie?

Nos contaron que vivíamos en un “entorno VUCA” (Volatility, Uncertainty, Complexity and Ambiguity) y que debíamos reaccionar ante él. Pero ¿Y si esto no ha hecho más que empezar? El profesor Yuval Noah Harari, en su último libro, 21 lecciones para el siglo XXI, nos explica que estamos entrando de lleno en un entorno UTRU (Unprecedented Transformation and Radical Uncertainties) que podríamos traducir como que ya nos hemos situado en un mundo que va hacia Transformaciones sin Precedentes y Radicalmente Inciertas (TPRI en español). Tenemos un nuevo entorno, distinto, disruptivo, que nos lleva a un futuro incierto pero muy distinto. Como dice mi amigo y compañero Lluís Tarín: “El futuro no es lo que va a venir, está sucediendo ahora y podemos aprender de él”.

“Estamos ante un nuevo sistema operativo OS. Un nuevo paradigma de la educación”.

Aconsejo leer el libro que cito (especialmente el breve capítulo 19 en el que reflexiona sobre educación), así como las dos anteriores obras del autor (Homo Sapiens y Homo Deus). Sin embargo, no tengo suficiente espacio en este post para explicar las razones y la profundidad del cambio que nos plantea y que, con toda seguridad, vamos a vivir.

Me parecen especialmente relevantes los avances en biotecnología, en infotecnología, en la inteligencia artificial basada en algoritmos que aprenden por sí mismos y que son capaces de analizar cantidades astronómicas de datos en tiempo real, en un mundo globalizado y lleno de oportunidades y desafíos (o peligros, como se quiera ver) con unas fronteras cada vez menos claras entre el mundo físico y el mundo virtual.

“Estos cambios profundos, que en parte ya estamos viendo, se revelarán sobre todo en los próximos cinco o diez años y afectarán de lleno la forma como pensamos, vivimos, trabajamos y nos relacionamos. Y por supuesto, afectarán de lleno a la educación”.

Si pasamos de ver nuestro mundo con una mirada en modo VUCA a verlo con una mirada en modo UTRU, y si nos convencemos de que la educación va a ser, sin ninguna duda, el sector de nuestra sociedad que más va a cambiar en los próximos años, coincidiremos en que no podremos seguir repitiendo o incrementando lo que hemos hecho hasta ahora en nuestra escuela o universidad para mejorar la educación. Va a ser insostenible y, además probablemente, no nos lleve a donde soñamos llegar. Podemos hacer un símil tecnológico para explicarlo mejor: no estamos frente a un tema de más y mejores aplicaciones (innovaciones pedagógicas), ni siquiera ante la necesidad de nuevas adaptaciones y puestas al día (e-Learning, TIC…). Estamos ante un nuevo sistema operativo OS. Un nuevo paradigma de la educación.

Este mes agosto he sido abuelo por primera vez. Es una muy grata experiencia vital. Dentro de unos años, mi nieta va a ir a la escuela y, si así lo decide, probablemente saldrá de la universidad más allá de 2040 (si es que la universidad continúa existiendo en una forma parecida a la actual) y cumplirá los 30 años cerca de 2050. ¿Cómo será el mundo en el que ella va a vivir y desarrollar su proyecto vital?

“Necesitamos que [los futuros estudiantes] sean personas equilibradas, creativas, con iniciativa, comprometidas, competentes, acostumbradas a enfocar y resolver problemas complejos e interdisciplinares de forma colaborativa”.

Es evidente que nadie lo sabe, pero ya intuimos que la simple transmisión de conocimientos, o incluso la enseñanza experiencial de competencias con una tutoría fundamentalmente grupal, no van a ser suficientes para ayudarla. Vamos a necesitar que ella y sus compañeros de promoción se conozcan profundamente, sepan cómo aprenden y, por tanto, se acostumbren a aprender de forma permanente, sepan e interioricen qué inteligencias tienen y expresan fuertemente, y qué pueden aportar a este mundo.

Necesitamos que sean personas equilibradas, creativas, con iniciativa, comprometidas, competentes, acostumbradas a enfocar y resolver problemas complejos e interdisciplinares de forma colaborativa. Que incorporen y normalicen que el cambio va a ser lo único permanente en su vida, que la reinvención continua va a ser su hábitat. Que se hagan una idea propia de cómo es el mundo y de qué quieren hacer en él. Y que sean libres, por tanto, de conducir su proyecto vital.

Es por esto que debemos cambiar de fase y pasar de la innovación activista y pensada de curso en curso (ojo, que seguramente nos ha venido bien hasta ahora hacerlo de esta manera, y además hemos aprendido mucho) a la transformación profunda de la educación (cambio de paradigma), en un proceso que va a durar algunos años y para el que hay que tener una mirada a medio y largo plazo. Un cambio de fase que debemos empezar cuanto antes. Debemos pararnos, visualizar y establecer un punto de llegada. ¿Dónde queremos que nuestra escuela o facultad esté dentro de cinco años? ¿Con qué cultura interna, con qué organización, con qué roles y espacios? ¿Qué metodologías y mecanismos didácticos disruptivos vamos a poner en marcha? ¿Cómo establecemos un relato del cambio y preparamos una sólida coalición para afrontar este cambio mucho más profundo que lo que hemos hecho hasta ahora? Y, lo más importante y que ocupa el primer lugar, ¿qué tipo de alumnos, de personas, queremos educar y ofrecer, por tanto, a este mundo tan cambiante?

En los últimos meses, muchos centros se han dirigido al equipo de Reimagine Education Lab con la sensación que describía al empezar este post. Andan desorientados, cansados, perdidos en lo inmediato, y nos han pedido ayuda para enfocar esta nueva fase de transformación profunda de la que hablamos.

Y lo estamos haciendo, estamos construyendo juntos, en base a nuestra metodología del proceso de transformación que denominamos RIEDUSIS, caminos distintos y flexibles (según la situación de cada centro o red de centros) para poder empezar otra fase.

Una fase más profunda, más en línea con los ecosistemas educativos que deseamos desarrollar para que los alumnos puedan crecer, madurar y seguir su proyecto vital acorde con los tiempos en que van a vivir. En esto andamos, con fuerza e ilusión. Y no podemos retrasarlo. ¿Cómo lo ves?

Fuente del articulo: https://observatorio.tec.mx/edu-news/cambio-paradigma-educativo

Comparte este contenido:

Vídeo: Educación es igual a Libertad por Sergio Fajardo

Por: TEDx Talks.

Es un impulsor de la educación desde la gestión pública, como elemento fundamental para lograr un desarrollo sostenible y la transformación social. Matemático con Maestría y Doctorado de la Universidad de Wisconsin-Madison, Estados Unidos. En 1999 decidió dejar el mundo de la academia para liderar un movimiento cívico e independiente y en el 2004 llega a la Alcaldía de Medellín, en dónde dirigió la más grande transformación de la ciudad. Fue candidato Vicepresidencial del Partido Verde en el 2010 y Gobernador de Antioquia 2012 – 2015.

Es un impulsor de la educación desde la gestión pública, como elemento fundamental para lograr un desarrollo sostenible y la transformación social. Matemático con Maestría y Doctorado de la Universidad de Wisconsin-Madison, Estados Unidos. En 1999 decidió dejar el mundo de la academia para liderar un movimiento cívico e independiente y en el 2004 llega a la Alcaldía de Medellín, en dónde dirigió la más grande transformación de la ciudad. Fue candidato Vicepresidencial del Partido Verde en el 2010 y Gobernador de Antioquia 2012 – 2015.

Fuente del documento: https://www.youtube.com/watch?v=dgniv9WazS0

Comparte este contenido:

Nuestra América, tiempos de esperanza

 

La rebeldía que recorre Nuestra América dignifica el sentido pleno del sueño unitario e integrador de los próceres fundadores de las naciones hoy en disputa, los tiempos esperanzadores vuelven con la brisa enfurecida que derriba la injuria pedante del opresor, las cordilleras ven pasar a sus pueblos enardecidos de orgullo y valentía dirigiéndose a los centros del desprecio para tender la mano incluso a quienes por siglos los ignoraron, pueblos originarios, mestizos, campesinos, obreros, mujeres y hombres, proletarios todos en el sentido emancipador, Nuestra América despierta y entre piedras y palos clama por su liberación. Tiemblan los poderes sostenidos por las capillas y capellanes de la explotación, caen las rejas, muros y ballestas, en su lugar nacerán las flores primaverales que tanto cantara Pablo Neruda, pues nos han robado todo menos la dignidad.Terremoto profundo en el neurálgico centro de lo convencional, grietas de nuevo siglo, singular muestra antiortodoxa de las variables palpables de la verdad, el subterráneo malestar que aflora es producto del desprecio acumulado, gota por gota rebosa la inoperancia de un mundo regido por la idea y el deseo de poseer mucho antes de ser, por la imaginaria felicidad construida por la valoración material de la esencia habiendo relegado la única e innegable necesidad; el ser humano es en sí mismo la razón de su existencia, todas las determinaciones impuestas por normas codificadoras y enajenadoras no son más que meras distracciones de la dominación, lo que hoy vivimos va mucho más allá de una simple reivindicación de los oprimidos, vivimos la expresión de la crisis capitalista y todo el mundo que creó, los tiempos que nos asisten traen como reto la responsabilidad de asumir el rol correspondiente para contribuir a la nueva era que nos llama.

Las grandes movilizaciones de Haití, Ecuador, Chile, Costa Rica, Brasil, Argentina, Perú, Guatemala, Honduras, Colombia contra el neoliberalismo y la resistencia heroica de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia frente a los intentos de golpes de estado imperialistas, exigen el resurgimiento del pensamiento crítico libertario reformulando cada una de sus concepciones de la realidad concreta, la puesta en juicio de los conceptos elementales, generales y específicos se mezcla con la necesaria revisión táctica y estratégica para la resistencia y el proyecto emancipador, cuestionar todo fue la premisa siempre de Carlos Marx, incluso lo planteado por él mismo, cuestionarnos todo el presente no es ir en contra de esa gran enseñanza, es justamente ponerla en práctica reconociendo la vigencia del marxismo y el pensamiento latinoamericano (antiimperialista y anticolonial) para dar su lugar al planteamiento revolucionario que agrupe una y otra herencia con el fin de servir a la humanidad, las voces que claman por la libertad nos conducen al ejercicio pleno del compromiso y del pensamiento.

La ejemplar hazaña revolucionaria de Cuba tras sesenta años, sigue brillando como la estrella suprema en el cielo rebelde de nuestros pueblos, su grandeza va más lejos que el hecho de vencer a la potencia imperialista en el sentido de la guerra, su ejemplo se funda en la moral y la ética de transformación, en el compromiso y el estudio objetivo de las condiciones de lucha, en el continuo análisis de los avances y los retrocesos, en el hacer y el revisar, en el rectificar si es necesario, pero nunca jamás en traicionar, desertar o rendirse, el ejemplo revolucionario cubano ha hecho importantes aportaciones al pensamiento revolucionario latinoamericano y mundial, las ideas y análisis de José Martí, Fidel Castro, Ernesto Che Guevara, Raúl Castro, Roberto Fernández Retamar y otros pensadores y pensadoras muestran ese paradigma vigente que se debe asumir, que sumado al de Simón Bolívar, Augusto Sandino, José Carlos Mariátegui y tanto más, acrecienta la luz del saber nuestro. El socialismo sigue vigente y su construcción es necesaria: la fuerza viva transformadora que recorre nuevamente Nuestra América habrá de nutrirse de la herencia para superarla cambiando el mundo.

Los tiempos de esperanza regresan como brisa y como anhelo, Nuestra América se renueva dejando a un lado al fin heridas palpitantes, las huellas de las dictaduras que tan obstinadamente la ultraderecha quiere revivir, son aplastadas los pueblos retomando la memoria robada y exigiendo constituyentes que borren toda ley dictatorial, los sujetos revolucionarios siguen multiplicándose, con su diversidad agrietan la profundidad de la opresión, hacen complejo el entramado del acontecer pero lo enriquecen para la formulación de naciones realmente integradoras de toda su necesidad, la belleza que cubre la rebeldía tiene su poética propia, son los pueblos los que hacen la historia, Nuestra América escribe ahora una página nueva de libertad.

Fuente del artículo: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=262086

Comparte este contenido:

Documento final. La Iglesia se compromete a ser aliada de la Amazonía

Por: vaticannews.

Cinco capítulos, más una introducción y una breve conclusión: así se articula el Documento Final de la Asamblea Especial para la Región Panamazónica, distribuido en la tarde del 26 de octubre, por voluntad expresa del Papa. Entre los temas que se examinaron figuraban la misión, la inculturación, la ecología integral, la defensa de los pueblos indígenas, el rito amazónico, el papel de la mujer y los nuevos ministerios, especialmente en las zonas donde el acceso a la Eucaristía es difícil.

 Vatican News – Ciudad del Vaticano

Conversión: este es el hilo conductor del Documento Final del Sínodo Panamazónico. Una conversión que se declina en diferentes sentidos: integral, pastoral, cultural, ecológica y sinodal. El texto es el resultado del «intercambio abierto, libre y respetuoso» que tuvo lugar durante las tres semanas de trabajos del Sínodo, para contar la historia de los desafíos y potencialidades de la Amazonía, el «corazón biológico» del mundo extendido a lo largo de nueve países y habitado por más de 33 millones de personas, de las cuales cerca de 2,5 millones son indígenas. Sin embargo, esta región, la segunda más vulnerable del mundo debido al cambio climático provocado por el hombre, se encuentra «en una carrera desenfrenada hacia la muerte» y esto requiere urgentemente -reitera el documento- una nueva dirección que permita salvarla, so pena de un impacto catastrófico en todo el planeta.

Capítulo I – Conversión integral

Desde el principio, el documento exhorta a una «verdadera conversión integral», con una vida sencilla y sobria, al estilo de San Francisco de Asís, comprometida a relacionarnos armoniosamente con la «casa común», la obra creadora de Dios. Esta conversión llevará a la Iglesia a ser «en salida», para entrar en el corazón de todos los pueblos amazónicos. La Amazonía, de hecho, tiene una voz que es un mensaje de vida y se expresa a través de una realidad multiétnica y multicultural, representada por los variados rostros que la habitan. El «buen vivir» y el «hacer el bien» son el estilo de vida de los pueblos amazónicos, es decir, vivir en armonía consigo mismos, con los seres humanos y con el ser supremo, en una sola intercomunicación entre todo el cosmos, para forjar un proyecto de vida plena para todos.

Los dolores de la Amazonía: el grito de la tierra y el grito de los pobres 

Sin embargo, el texto no calla los muchos dolores y la violencia que hoy hieren y deforman la Amazonía, amenazando su vida: la privatización de los bienes naturales; los modelos de producción depredadores; la deforestación que afecta a casi el 17% de toda la región; la contaminación de las industrias extractivas; el cambio climático; el narcotráfico; el alcoholismo; la trata; la criminalización de los líderes y los defensores de la Amazonía; y los grupos armados ilegales. Es amplia y amarga la página sobre la migración en la Amazonía, que se articula en tres niveles: la movilidad de los grupos indígenas en territorios con circulación tradicional; el desplazamiento forzado de los pueblos indígenas; la migración internacional y los refugiados. Para todos estos grupos, es necesario una  pastoral transfronteriza en grado de incluir el derecho a la libre circulación.  El problema de la migración, se lee, debe ser afrontado de manera coordinada por las Iglesias de frontera. Además, se debe pensar un trabajo pastoral permanente para los migrantes que son víctimas de la trata.  El Documento Sinodal también llama la atención sobre el desplazamiento forzado de las familias indígenas en los centros urbanos, subrayando que este fenómeno requiere «una atención pastoral transfronteriza». De ahí la exhortación a crear equipos misioneros que, en coordinación con las parroquias, se ocupen de este aspecto, ofreciendo liturgias inculturadas y promoviendo la integración de estas comunidades en las ciudades.

Capítulo II – La conversión pastoral

Es central, además, la referencia a la naturaleza misionera de la Iglesia: la misión no es algo facultativo -recuerda el texto- porque la Iglesia es misionera y la acción misionera es el paradigma de toda la obra de la Iglesia. En la Amazonía, debe ser «samaritana», es decir, debe salir al encuentro de todos; «magdalena», es decir, amada y reconciliada para anunciar con alegría a Cristo resucitado; «mariana», es decir, debe generar hijos a la fe e «inculturada» entre los pueblos a los que sirve. Es importante, pues, pasar de una «visita» pastoral a una «presencia permanente» pastoral y, por ello, el Documento sinodal sugiere que las congregaciones religiosas del mundo establezcan al menos un puesto de avanzada misionero en cualquiera de los países amazónicos.

El sacrificio de los misioneros mártires

El Sínodo no olvida a los numerosos misioneros que dieron su vida para transmitir el Evangelio en la Amazonia, cuyas páginas más gloriosas fueron escritas por los mártires. Al mismo tiempo, el Documento recuerda que el anuncio de Cristo en la región se hizo a menudo en connivencia con los poderes opresores del pueblo. Por eso, hoy la Iglesia tiene la «oportunidad histórica» de distanciarse de las nuevas potencias colonizadoras, escuchando a los pueblos amazónicos y ejercitando su actividad profética «de manera transparente».

Diálogo ecuménico e interreligioso

En este contexto, se concede gran importancia al diálogo, tanto ecuménico como interreligioso: «camino irrenunciable de la evangelización en la Amazonía» – dice el texto sinodal – debe partir, en el primer caso, de la centralidad de la Palabra de Dios para iniciar caminos reales de comunión. En el frente interreligioso, en cambio, el Documento anima a un mayor conocimiento de las religiones indígenas y de los cultos afrodescendientes, para que cristianos y no cristianos, juntos, puedan actuar en defensa de la casa común. Por eso, se proponen momentos de encuentro, estudio y diálogo entre las Iglesias amazónicas y los seguidores de las religiones indígenas.

La urgencia de la pastoral indígena y la pastoral juvenil 

El documento señala, además, la urgencia de una pastoral indígena que tenga su lugar específico en la Iglesia: es necesario crear o mantener, de hecho, «una opción preferencial por los pueblos indígenas», dando también mayor impulso misionero entre las vocaciones indígenas, porque la Amazonía también debe ser evangelizada por los amazónicos. Se da lugar, luego, a los jóvenes amazónicos, con sus luces y sus sombras: divididos a mitad entre tradición e innovación, inmersos en una intensa crisis de valores, víctimas de tristes realidades como la pobreza, la violencia, el desempleo, nuevas formas de esclavitud y las dificultades para acceder a la educación, a menudo terminan en prisión o mueren por suicidio. Sin embargo los jóvenes amazónicos tienen los mismos sueños y esperanzas que los otros chicos del mundo y la Iglesia, llamada a ser una presencia profética, debe acompañarles en su camino, para evitar que su identidad y su autoestima sean dañadas o destruidas. En particular, el Documento señala  la evangelización a través de un  “ministerio juvenil renovado y audaz”, con una pastoral siempre activa, centrada en Jesús. Los jóvenes, de hecho, lugares teológicos y profetas de esperanza, quieren ser protagonistas y la Iglesia Amazónica quiere reconocer su espacio. De ahí la invitación a promover nuevas formas de evangelización también a través de los medios sociales y a ayudar a los jóvenes indígenas a lograr una sana interculturalidad.

Pastoral urbana y familias

El texto conclusivo del Sínodo se detiene luego en el tema de la pastoral urbana, con una mirada particular en las familias: en las periferias de la ciudad, ellas sufren de pobreza, desempleo, falta de vivienda, además de numerosos problemas de salud. Por lo tanto, es necesario defender el derecho de todas las personas a la ciudad como un disfrute equitativo de los principios de sostenibilidad, democracia y justicia social. Es necesario “luchar – se lee en el texto- para que las «favelas» y «villas miserias» tengan asegurados los derechos básicos fundamentales”. Y central debe ser también la institución de un «ministerio de acogida» para una solidaridad fraterna con los migrantes, los refugiados y las personas sin hogar que viven en el contexto urbano. En este ámbito, las comunidades eclesiales de base ofrecen una valiosa ayuda, «un don de Dios a las Iglesias locales de la Amazonia». Al mismo tiempo, se invita a las políticas públicas a mejorar la calidad de vida en las zonas rurales, para evitar el traslado incontrolado de personas a la ciudad.

Capítulo III – Conversión cultural

La inculturación y la interculturalidad son herramientas importantes para lograr una conversión cultural que lleve al cristiano a ir al encuentro del otro para aprender de él. Los pueblos amazónicos, en efecto, con sus “perfumes antiguos” que contrastan la desesperación que se respira en el continente y con sus valores de reciprocidad, solidaridad y sentido de comunidad, ofrecen enseñanzas de vida y una visión integrada de la realidad capaz de comprender que toda la creación está conectada y de garantizar, por tanto, una gestión sostenible. La Iglesia se compromete a ser aliada de los pueblos indígenas -reitera el texto sinodal- especialmente para denunciar los atentados perpetrados contra sus vidas, los proyectos de desarrollo depredador etnocidas y ecocidas y la criminalización de los movimientos sociales.

Defender la tierra es defender la vida

«La defensa de la tierra -se lee- no tiene otra finalidad que la defensa de la vida» y se basa en el principio evangélico de la defensa de la dignidad humana. Por lo tanto, es necesario defender los derechos a la libre determinación, la demarcación de territorios y la consulta previa, libre e informada de los pueblos indígenas. Un punto específico está dedicado a los pueblos indígenas en aislamiento voluntario (Piav) o en aislamiento y contacto inicial (Piaci), que hoy en día, en la Amazonía, suman unas 130 unidades y son a menudo víctimas de la limpieza étnica: la Iglesia debe emprender dos tipos de acción, una pastoral y otra de incidencia, para que los Estados protejan los derechos y la inviolabilidad de los territorios de estos pueblos.

Teología india y piedad popular

Desde la perspectiva de la inculturación -es decir, de la encarnación del Evangelio en las culturas autóctonas- se da espacio a la teología india y a la piedad popular, cuyas manifestaciones deben ser apreciadas, acompañadas, promovidas y algunas veces purificadas, ya que son momentos privilegiados de evangelización que deben llevar al encuentro con Cristo. El anuncio del Evangelio, en efecto, no es un proceso de destrucción, sino de consolidación y fortalecimiento de aquellos sembradores del Verbo presentes en las culturas. De ahí el claro rechazo a la «evangelización al estilo colonial» y al «proselitismo», en favor de un anuncio inculturado que promueva una Iglesia con rostro amazónico, en pleno respeto e igualdad con la historia, la cultura y el estilo de vida de las poblaciones locales. En este sentido, el Documento del Sínodo propone que los centros de investigación de la Iglesia estudien y recojan las tradiciones, lenguas, creencias y aspiraciones de los pueblos indígenas, fomentando su trabajo educativo sobre la base de su propia identidad y cultura.

Crear una Red de comunicación eclesial Panamazónica

También en el campo de la salud – continúa el Documento – este proyecto educativo deberá promover el conocimiento ancestral de la medicina tradicional de cada cultura. Al mismo tiempo, la Iglesia se compromete a ofrecer asistencia sanitaria allí donde el Estado no llega. Es fuerte también la demanda de una educación a la solidaridad, basada en la conciencia de un origen común y un futuro compartido por todos, así como de una cultura de la comunicación que promueva el diálogo, el encuentro y el cuidado de la «casa común». En lo específico, el texto sinodal propone la creación de una red de comunicación eclesial panamazónica, una red escolar de educación bilingüe y nuevas formas de educación, también a distancia.

Capítulo IV – Conversión ecológica

Ante «una crisis socio-ambiental sin precedentes», el Sínodo invoca una Iglesia amazónica capaz de promover una ecología integral y una conversión ecológica según la cual «todo está íntimamente conectado».

Ecología integral, el único camino posible                                                                             

La esperanza es que al reconocer «las heridas causadas por el ser humano» al territorio, se busquen «modelos de desarrollo justo y solidario». Esto se traduce en una actitud que vincule el cuidado pastoral de la naturaleza con la justicia para las personas más pobres y desfavorecidas de la tierra. La ecología integral no debe ser entendida como un camino extra que la Iglesia puede elegir para el futuro, sino como la única manera posible de salvar a la región del extractivismo depredador, del derramamiento de sangre inocente y de la criminalización de los defensores de la Amazonía. La Iglesia, en cuanto “parte de una solidaridad internacional”, debe favorecer y reconocer el rol central del bioma amazónico para el equilibrio del clima del planeta y animar a la comunidad internacional a aportar nuevos recursos económicos para su protección, fortaleciendo las herramientas ya desarrolladas por la convención marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.

La defensa de los derechos humanos es una exigencia de fe     

Defender y promover los derechos humanos, además que un deber político y una tarea social, es una exigencia de fe. Frente a este deber cristiano, el Documento denuncia la violación de los derechos humanos y la destrucción extractiva; asume y apoya, también en alianza con otras Iglesias, las campañas de desinversión de las compañías extractivas que causan daños sociales y ecológicos a la Amazonía; llama a una transición energética radical y la búsqueda de alternativas, y propone el desarrollo de programas de capacitación para el cuidado de la «casa común». Se pide a los Estados que dejen de considerar la región como una dispensa inagotable, al tiempo que piden un «nuevo paradigma de desarrollo sostenible» socialmente inclusivo que combine el conocimiento científico y el tradicional.  Los criterios comerciales, es la recomendación, no deben estar por encima de los criterios ambientales y de los derechos humanos.

Iglesia aliada de las comunidades amazónicas        

La llamada es a la responsabilidad: todos estamos llamados a la custodia de la obra de Dios. Los protagonistas de la atención, protección y defensa de los pueblos son las mismas comunidades amazónicas. La Iglesia es su aliada, camina con ellos, sin imponer una forma particular de actuar, reconociendo la sabiduría de los pueblos sobre la biodiversidad contra toda forma de biopiratería. Se pide a los agentes pastorales y a los ministros ordenados que se formen en esta sensibilidad social y ambiental, siguiendo el ejemplo de los mártires de la Amazonía. La idea es crear ministerios para el cuidado de la casa común.

Defensa de la vida      

El documento reafirma el compromiso de la Iglesia en la defensa de la vida «desde la concepción hasta su ocaso» y en la promoción del diálogo intercultural y ecuménico para contener las estructuras de muerte, pecado, violencia e injusticia. La conversión ecológica y la defensa de la vida en la Amazonía se traducen para la Iglesia en una llamada a «desaprender, aprender y reaprender para superar así cualquier tendencia hacia modelos colonizadores que han causado daño en el pasado».

Pecado ecológico y derecho al agua potable     

Propuesta la definición de «pecado ecológico» como «una acción u omisión contra Dios, contra el prójimo, la comunidad y el ambiente», contra las futuras generaciones y contra la virtud de la justicia.  Para reparar la deuda ecológica que los países tienen con la Amazonia, se sugiere crear un fondo global para las comunidades amazónicas, a fin de protegerlas del deseo depredador de las empresas nacionales y multinacionales. El Sínodo recuerda la necesidad “urgente” de desarrollar políticas energéticas que reduzcan drásticamente las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases relacionados con el cambio climático, promuevan la energía limpia y monitoreen la cadena de suministro, también sobre el acceso al agua potable, derecho humano básico, fundamental y universal, y condición para el ejercicio de los demás derechos humanos. Proteger la tierra significa favorecer la reutilización y el reciclaje, reducir el uso de combustibles fósiles y plásticos, cambiar hábitos alimenticios como el consumo excesivo de carne y pescado, adoptar estilos de vida sobrios y sembrar árboles. En esta perspectiva, se inserta la propuesta de un Observatorio Social y Pastoral Amazónico que trabaje en sinergia con el CELAM, la CLAR, CARITAS, la REPAM, los episcopados nacionales, las iglesias locales, las Universidades Católicas, la CIDH, otros actores no eclesiales en el continente y los representantes de los pueblos indígenas. También se propuso la creación de una oficina amazónica dentro del Dicasterio para el Servicio de Desarrollo Humano Integral.

Capítulo V – Nuevos caminos de conversión sinodal    

Superar el clericalismo y las imposiciones arbitrarias, fortalecer una cultura de diálogo, escucha y discernimiento espiritual, responder a los desafíos pastorales. Estas son las características en las que debe basarse la conversión sinodal, a las que la Iglesia está llamada para avanzar en armonía, bajo el impulso del Espíritu vivificador y con audacia evangélica.

Sinodalidad, ministerios, papel activo de los laicos y de la vida consagrada        

El desafío es interpretar los signos de los tiempos a la luz del Espíritu Santo e identificar el camino a seguir en el servicio del diseño de Dios. Las formas de ejercer la sinodalidad son variadas y deberán ser descentralizadas, atentas a los procesos locales, sin debilitar el vínculo con las Iglesias hermanas y con la Iglesia universal. La sinodalidad se traduce, en continuidad con el Concilio Vaticano II, en la corresponsabilidad y la ministerialidad de todos, en la participación de los laicos, hombres y mujeres, considerados «actores privilegiados». La participación de los laicos, tanto en la consulta como en la toma de decisiones en la vida y misión de la Iglesia -explica el Documento Final- debe ser fortalecida y ampliada a partir de la promoción y atribución de «ministerios a hombres y mujeres de forma equitativa». Evitando personalismos, quizás con cargos rotativos, “el Obispo pueda confiar, por un mandato de tiempo determinado, ante la ausencia de sacerdotes en las comunidades, el ejercicio de la cura pastoral de la misma a una persona no investida del carácter sacerdotal, que sea miembro de la comunidad». La responsabilidad de este último, se especifica, recaerá en el sacerdote. El Sínodo apuesta entonces por una vida consagrada con rostro amazónico, a partir del fortalecimiento de las vocaciones autóctonas: entre las propuestas se destaca la itinerancia de los consagrados, junto a los más empobrecidos y excluidos. Se pide también que la formación se centre en “la interculturalidad, la inculturación y los diálogos entre espiritualidades y cosmovisiones amazónicas”.

La presencia y la hora de la mujer   

Un gran espacio en el Documento está dedicado a la presencia y la hora de la mujer. Como sugiere la sabiduría de los pueblos ancestrales, la madre tierra tiene un rostro femenino y en el mundo indígena las mujeres son «una presencia testimonial y responsable en la promoción humana». El Sínodo aboga por que se escuche la voz de las mujeres, para que sean consultadas, participen en la toma de decisiones, contribuyan a la sinodalidad eclesial, asuman con más fuerza su liderazgo en la Iglesia, y que ésta lo reconozca y promueva reforzando su participación en los consejos pastorales o «incluso en instancias de gobierno». Como protagonistas y guardianas de la creación y de la casa común, las mujeres son a menudo «víctimas de la violencia, física, moral y religiosa, incluido el feminicidio». El texto reafirma el compromiso de la Iglesia en la defensa de sus derechos, especialmente con respecto a las mujeres migrantes. Al mismo tiempo, reconoce la «ministerialidad» confiada por Jesús a las mujeres y pide una «revisión del Motu Proprio Ministeria quædam de San Pablo VI, “para que también mujeres adecuadamente formadas y preparadas puedan recibir los ministerios del Lectorado y el Acolitado, entre otros a ser desarrollados”. Específicamente, en aquellos contextos en los que las comunidades católicas están dirigidas por mujeres, se requiere la creación del «ministerio instituido de la mujer dirigente de la comunidad”. El Sínodo destaca cómo las numerosas consultas en la Amazonía han solicitado el «diaconado permanente para las mujeres», un tema muy presente durante los trabajos en el Vaticano. El deseo de las participantes en la Asamblea es compartir las experiencias y reflexiones que han surgido hasta ahora con la «Comisión de Estudio sobre el Diaconado de las Mujeres» creada en 2016 por el Papa Francisco y esperar los resultados.

Diaconado permanente       

Se define como “urgente” la promoción, formación y apoyo a los diáconos permanentes. El diácono, bajo la autoridad del obispo, está al servicio de la comunidad y hoy se ve obligado a promover la ecología integral, el desarrollo humano, el trabajo pastoral social y el servicio de los que se encuentran en situación de vulnerabilidad y pobreza, configurándolo al Cristo Servidor. Es necesario, por tanto, insistir en una formación permanente, marcada por el estudio académico y la práctica pastoral, en la que participen también la esposa e hijos del candidato. El programa de formación, precisa el Sínodo, debe incluir temas que favorezcan el diálogo ecuménico, interreligioso e intercultural, la historia de la Iglesia en la Amazonía, el afecto y la sexualidad, la cosmovisión indígena, la ecología integral y otros temas transversales que son típicos del ministerio diaconal. El equipo de formadores estará conformado por ministros ordenados y laicos. Se debe fomentar la formación de futuros diáconos permanentes en las comunidades ribereñas e indígenas.

Formación de los sacerdotes   

La formación de los sacerdotes debe ser inculturada: es necesario preparar pastores que vivan el Evangelio, conozcan las leyes canónicas, sean compasivos siguiendo el ejemplo de Jesús: cercanos a las personas, capaces de escuchar, sanar y consolar, sin tratar de imponerse, manifestando la ternura del Padre. También en el área de la formación para el sacerdocio se espera la inclusión de disciplinas como la ecología integral, la eco teología, la teología de la creación, las teologías indias, la espiritualidad ecológica, la histórica de la Iglesia en la Amazonía, la antropología cultural amazónica. El Sínodo recomienda que los centros de formación se inserten preferentemente en la realidad amazónica y que se ofrezca a los jóvenes no amazónicos la oportunidad de hacer parte de su formación en la Amazonía, fomentando así las vocaciones misioneras.

Participación en la Eucaristía y en las ordenaciones sacerdotales

La participación en la Eucaristía es fundamental para la comunidad cristiana. Sin embargo – señala el Sínodo – muchas de las comunidades eclesiales del territorio amazónico tienen enormes dificultades para acceder a ella. Pueden pasar meses o incluso años antes de que un sacerdote pueda regresar a una comunidad para celebrar la Eucaristía, ofrecer el sacramento de la reconciliación o ungir a los enfermos de la comunidad. Apreciando el celibato como un don de Dios en la medida que este don permite al discípulo misionero, ordenado al presbiterado, dedicarse plenamente al servicio del Pueblo Santo de Dios y renovando la oración para que haya «muchas vocaciones» que viven en el celibato, aunque » esta disciplina no sea exigida por la naturaleza misma del sacerdocio » y considerando la vasta extensión del territorio amazónico y la escasez de ministros ordenados, el documento final propone » establecer criterios y disposiciones por parte de la autoridad competente”, para “ordenar sacerdotes a hombres idóneos y reconocidos de la comunidad, que tengan un diaconado permanente fecundo y reciban una formación adecuada para el presbiterado, pudiendo tener familia legítimamente constituida y estable, para sostener la vida de la comunidad cristiana mediante la predicación de la Palabra y la celebración de los Sacramentos en las zonas más remotas de la región amazónica”. Se especifica que “a este respecto, algunos se pronunciaron por un abordaje universal del tema”.

Organismo eclesial regional postsinodal y Universidad Amazónica        

El Sínodo se propone rediseñar la organización de las Iglesias locales desde un punto de vista panamazónico, redimensionando las vastas áreas geográficas de la diócesis, agrupando a las Iglesias particulares presentes en la misma región y creando un Fondo Amazónico para el sostenimiento de la evangelización con el fin de hacer frente al «costo amazónico». En este contexto, se inserta la idea de crear un Organismo Eclesial Regional Postsinodal, articulado con la REPAM y el CELAM, para asumir muchas de las propuestas que surgieron del Sínodo. En el campo de la educación, es necesaria la creación de una Universidad Católica Amazónica, basada en la investigación interdisciplinaria, la inculturación y el diálogo intercultural y basada principalmente en la Sagrada Escritura, en el respeto de las costumbres y tradiciones de los pueblos indígenas.

Rito Amazónico      

Para responder de manera auténticamente católica a la petición de las comunidades amazónicas de adaptar la liturgia valorando la cosmovisión, las tradiciones, los símbolos y los ritos originarios, se pide al citado Organismo de la Iglesia en la Amazonía que constituya una comisión competente para estudiar la elaboración de un rito amazónico que “exprese el patrimonio litúrgico, teológico, disciplinario y espiritual amazónico”. Este se sumaría a los 23 ritos ya presentes en la Iglesia Católica, enriqueciendo la obra de evangelización, la capacidad de expresar la fe en una cultura propia y el sentido de descentralización y colegialidad que puede expresar la Iglesia Católica”. También se propone enriquecer ritos eclesiales con el modo en que estos pueblos cuidan su territorio y se relacionan con sus aguas.

Finalmente, para favorecer el proceso de inculturación de la fe, el Sínodo expresa la urgencia de formar comisiones para la traducción y redacción de textos bíblicos y litúrgicos en las lenguas de los diversos lugares, “preservando la materia de los sacramentos y adaptándolos a la forma, sin perder de vista lo que sea esencial”. La música y el canto también deben ser fomentados a nivel litúrgico. Al final del Documento se invoca la protección de María, Madre de la Amazonía, venerada con diversas advocaciones en toda la región.

Fuente del documento: https://www.vaticannews.va/es/vaticano/news/2019-10/sinodoamazonico-la-iglesia-se-compromete-ser-aliada-amazonia.html

Comparte este contenido:

La defensa de la cultura significa la salvaguarda de la nación

Por: Juan Nicolas Padrón.

 

Desde los años de la presencia de José de la Luz y Caballero en la sociedad habanera, hubo claridad sobre la diferencia entre instrucción y educación; si bien la primera se remite a la información o explicación recibida por una acción, comportamiento, método, tarea…, la segunda implica una complejidad superior. Cuando se habla de instrucción se refiere generalmente a un programa, registro o caudal de conocimientos adquiridos siguiendo reglas u operaciones técnicas o explicativas destinadas esencialmente a comunicar y nada más. Pero Luz y Caballero, polemista fecundo con una prédica pedagógica que conducía a la revolución social sin enunciarla explícitamente, sabía que el magisterio debía incluir mucho más; brilló como orador y periodista, y también atendió la traducción y escribió artículos pedagógicos, cartas y diarios, aunque lo más conocido o divulgado de su obra sean los aforismos.

Algunos de aquellos demuestran la distinción entre instrucción y educación, así como algunos conceptos sobre la educación y el maestro: “Instruir puede cualquiera, educar solo quien sea un evangelio vivo”; “Educar no es dar carrera para vivir, sino templar el alma para la vida”; “Quien no sea maestro de sí mismo, no será maestro de nada”; “La educación comienza en la cuna y acaba en la tumba” … No se trata, como pudiera creerse, de conceptos de la Ilustración solamente, sino de nociones que rebasan esos tiempos y demuestran el alto concepto de Luz sobre la educación y los maestros. Y más allá de los referidos estrictamente a ellos, hay también otros de carácter educativo indirecto: “Solo la verdad nos pondrá la toga viril”; “Para todo se necesita ciencia y conciencia”; “Quien aboga por una libertad, aboga por la libertad”; “Bienes comunes, males comunes”; “Hombres más que instituciones, suelen necesitar los pueblos para tener instituciones” … En ellos se revela la pasión por la verdad, se destaca la labor científica y de creación de valores de un educador que exige coherencia en la lucha por la emancipación y razona sobre la responsabilidad individual del ciudadano al relacionarse adecuadamente con las instituciones sociales.

Estas bases conceptuales de la tradición pedagógica cubana constituyen ejemplos para la formación de maestros que no han perdido vigencia. La educación es un proceso para facilitar un aprendizaje muy amplio, pues no solo incluye conocimientos o habilidades, sino también valores y creencias que van modelando los hábitos y las costumbres del individuo, la comunidad o la sociedad, una delicada misión cuyo objetivo no es solo transferir a otras personas la enseñanza, sino tributar a su formación integral. Si de manera tradicional se había asumido que la educación se producía solo mediante la transmisión de la palabra, hoy hay que incluir la imagen audiovisual. Su eficacia resulta significativa si es capaz de provocar sentimientos positivos que generen actitudes y acciones en la misma dirección. Pero para todo ello son determinantes el ejemplo y la coeducación entre profesores y alumnos, pues desde hace mucho tiempo los cambios sociales vienen transcurriendo a una velocidad en que el efecto formativo puede favorecer tanto a educandos como a educadores.

No hay por qué limitar la educación a sus espacios formales de la escuela, aunque ellos tengan un peso importante. Su estructura y formalidad debe complementarse con ámbitos informales más libres. El derecho a la educación formal debe ser reconocido por todos los gobiernos del mundo, con su correspondiente responsabilidad estatal, y no hay ningún pretexto para no hacerlo. Mas cualquier ciudadano necesita, junto a las acciones docentes propias de la escuela, desenvolverse bajo normas de cortesía, urbanidad, sentido de convivencia, respeto al derecho del “otro” aunque sea muy diferente, y en ello no solo interviene la escuela para lograrlo. Ser educado no es solo poseer conocimientos o elementales valores, sino también comportarse en sociedad con modales y consideraciones que enaltezcan al ser humano y no lo degraden, independientemente de criterios políticos, sentimientos religiosos, sexualidad, condición social, lugar de nacimiento, color de la piel o cualquier diferencia entre unos y otros. Una persona educada es distinguida, sea quien sea, y no pocas veces se ha acuñado la palabra “decente”, que implica, además, honestidad y sentido de la justicia, dignidad y calidad humana. Toda educación se completa con acciones de responsabilidad escolar, y, esencialmente, familiar y social.

Desde los inicios de su implementación, la educación ha preocupado y ocupado a familias y líderes sociales, que han transmitido habilidades y conocimientos de una generación a otra sobre la base de modelos establecidos a lo largo de la historia: en el Oriente, Confucio había tenido una perspectiva educativa al formar a discípulos que se expandieron por esos diversos territorios; en Occidente, Platón fundó la Academia en Atenas, posiblemente la primera en la región; de manera semejante, reyes, emperadores, jefes…, que eran también “maestros”, dejaron su impronta educativa en diversas sociedades del resto del mundo. En la Edad Media europea las iglesias se apoderaron de la educación e impusieron su dominación en casi todo el planeta con instrumentos ideológicos. Solo en la Ilustración estas funciones fueron transferidas al Estado, según los intereses con que se fundó cada nación. Algunos, especialmente en el siglo xx, mostraron excesivo celo por su control ideológico, y en la centuria en que vivimos, con las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, se ha puesto en crisis esa perspectiva. La educación hoy en cualquier parte del mundo debe atemperarse a las sociedades informatizadas; de lo contrario, su comportamiento es obsoleto e inoperante.

Como la educación constituye un proceso de socialización que conduce a la moderación del diálogo y al debate con jerarquías sociales y políticas, intervienen de modo complejo y multidimensional diferentes disciplinas de la ciencia y la tecnología, el arte y la literatura, la estructura productiva y la ideología de una nación. Cualquier proceso educativo se inserta en un contexto sociocultural y se establecen ineludibles contactos entre la escuela y la sociedad, especialmente la comunidad donde se ubica el centro docente. Los procesos de enseñanza-aprendizaje interactúan y no hay forma en que el ambiente estructurado de la educación formal no dialogue en mutuas interinfluencias con su medio informal sociocultural inmediato, modelando un orden ético y estético, lúdico y creativo que incentiva procesos de pensamiento y creación expresados en la vida cotidiana de la comunidad, y no pocas veces consolida la estructuración de símbolos que favorecen o perjudican la maduración de este proceso en la sociedad.

Pretender la existencia de mundos separados es un error que se paga caro. Estimular la integración, convivencia y cooperación entre estos universos, constituye una necesidad apremiante, si no se quieren perder la mejor práctica pedagógica y los mejores resultados de la educación. Muchos pedagogos en el mundo han puesto en marcha programas de educación que tributan a estas relaciones; a los educandos se les enseña a convivir en el mundo en que están y viven, y no en uno ideal. Se ha insistido mucho en el vínculo entre escuela y familia, pero menos entre estas realidades, a veces separadas por el muro de la escuela. Ni la escuela puede vivir ajena a donde se encuentra, ni la comunidad debe desconocer a la escuela como medio de facilitación social para enriquecer el proceso de convivencia sociocultural. Toda comunidad tiene su propia cultura y la educación debe contribuir a ella con las mejores experiencias docentes y culturales. He reiterado que una vez le escuché a Armando Hart, uno de nuestros ministros de Educación y de Cultura más lúcidos, que la educación es un medio para llegar a la cultura.

Existe un estrecho concepto de cultura que estamos obligados a dinamitar: la cultura no es solamente arte y literatura, aunque exista un ministerio que se llame así y se ocupe solo de estas especialidades. Hay cientos de definiciones de cultura —de ahí puede deducirse su complejidad—, pero sería error trascendental limitarla a las llamadas “bellas artes” y “humanidades”, conceptos generalmente remitidos a la “alta cultura”; se trata de términos peligrosamente neocolonialistas, pues la cultura incluye conocimientos, saberes, creencias y conductas, desde el punto de vista material e ideológico, de cualquier grupo humano que genera una matriz simbólica, y de acuerdo con la posición, intereses e intencionalidades de esos grupos, será de dominación o de emancipación. Cultura viene de “cultivo”, y aunque se refiere a la profundización o refinamiento de la sabiduría, desde el siglo xx se asoció a la antropología y fue incorporando elementos de la sicología y la sociología, disciplinas con escasa o interrumpida tradición en Cuba, a veces por graves prejuicios heredados de las nefastas políticas del estalinismo en el pensamiento de la izquierda. La cultura es plenitud de integraciones dialécticas y rasgos distintivos de la materialidad y la espiritualidad que caracterizan a una nación.

Si bien la cultura es el resultado de las relaciones de producción, un fenómeno vinculado estrechamente al modo de producción de una sociedad, también se debe atender el proceso de hegemonía por el cual un grupo dominante se legitima ante sus dominados. Hoy no se puede desconocer que la cultura forma parte de las relaciones históricas entre un grupo humano y su medio ambiente, un proceso que comprende industrias culturales trasmisoras de expresiones en las que pesa su valor comercial pero también su intencionalidad ideológica. Hay un gran interés por parte de no pocas industrias culturales poderosas por hacer desaparecer peculiaridades y fortalezas de culturas tenidas por “periféricas”; no se trata de transculturación, sino de deculturación. Es un peligro real y una lucha actual como estrategia esencial de dominación.

Durante un tiempo, y sobre todo a partir de la Ilustración, se reforzó una clásica oposición entre naturaleza y cultura, vinculada al concepto de civilización, que sirvió para justificar una nueva esclavitud capitalista que en el presente pretende resurgir. Los pensadores de una Alemania fragmentada creían que la unificación podía resolverse mediante la política; no pocos dirigentes soviéticos suponían lo mismo partiendo del modelo de la URSS: ambos casos demostraron su ineficacia. El factor que más une a cualquier pueblo es la cultura, crisol al que se incorporan historias, tradiciones, pensamiento, acción, valores, moral, Derecho, creencias… que con orgullo nacional marcan un derrotero y un destino, por muy pequeña que sea la nación. A veces, algunas se mantienen resistiendo en el concierto mundial frente a otras culturas poderosamente depredadoras. Hoy la defensa cultural de esos pueblos pequeños como el de Cuba, significa la salvaguardia de su nación, forjada desde una identidad común y único idioma en una isla de singular historia de lucha por la justicia social y con la cazuela abierta a un ajiaco dispuesto a asimilar infinitas diversidades basadas en el respeto al “otro”. Nuestra educación revolucionaria es definitivamente el mejor medio para llegar a una cultura inclusiva y de la emancipación, bajo el apotegma martiano de “con todos y para el bien de todos”. Tomado de: http://cubarte.cult.cu

Fuente del artículo: https://www.cubaperiodistas.cu/index.php/2019/11/la-defensa-de-la-cultura-significa-la-salvaguarda-de-la-nacion/

Comparte este contenido:

Los sentidos de lo público y lo comunitario en las prácticas de Educación Popular en el Chile postdictatorial (1999-2016)

Por: Daniel Fauré y Diego Cabezas.

Resumen

En el presente artículo, se caracterizan y analizan las nociones de lo público y de lo comunitario que maneja una muestra de organizaciones de educación popular de las ciudades de Santiago y Valparaíso (Chile) que desarrollan proyectos educativos de nivelación de estudios y reinserción escolar. Para ello, en primer lugar, se describe el surgimiento del ‘nuevo movimiento de educación popular’ en el Chile postdictatorial desde fines de la década de los 90, en un contexto de profundización de las políticas neoliberales en el campo educativo; en segundo lugar, se caracterizan los proyectos educativos de las organizaciones estudiadas -todas partes de este nuevo movimiento-; y, en tercer lugar, se analiza su discurso en base a documentos internos, sistematizaciones y entrevistas -tanto individuales como colectivas-.

Palabras claves: educación popular, Chile, postdictadura, público, comunitario.

Link para leer el artículo: http://revista.trenzar.cl/index.php/trenzar/article/view/46/30

Fuente del artículo: http://revista.trenzar.cl/index.php/trenzar/article/view/46

Comparte este contenido:

Costa Rica se levanta para defender la Universidad Pública

Por: Ana  Montanaro Mena. 

 

Ana Marcela Montanaro Mena|Una marcha multitudinaria tomó las calles de la capital el 23 de octubre pasado. Miles de estudiantes universitarios tomaron las calles de la capital, San José, con el propósito de defender el derecho a la educación superior pública.

Ese mismo día, el gobierno se sentó con las dirigencias formales estudiantiles y administrativas de las universidades públicas y firmaron un acuerdo, el mismo es rechazado por una gran parte del movimiento estudiantil de base y autónomo.

También, se comunicó la renuncia de Rocío Aguilar, hoy exministra de Hacienda, quien fue la cara visible de las políticas de un ajuste fiscal regresivo que, ha golpeado a la gente ya de por sí empobrecida.

La lucha por el aumento de salarios mínimos, podría generar una ruptura, esta última demanda podría convocar a quienes no se sienten identificadas en las luchas dispersas de un sindicalismo desgastado, añejo y casposo.

Costa Rica, el país centroamericano en el que más ha aumentado la desigualdad respecto a todos los demás de la región y donde vivir es caro, porque no hay salario mínimo que alcance para vivir con dignidad. El país, en donde parece que nunca pasa nada, también se mueven las aguas de las protestas, de la indignación y del hastío.

El actual gobierno del Partido Acción Ciudadana, heredero del añejo bipartidismo, que baila al son de los mandatos de los grupos financieros y cámaras empresariales, es hoy la cara joven del grupo de políticos criollos y oligarquías internas que gobiernan el país.

Algunas dirigencias sindicales y estudiantiles asumen esta renuncia y el acuerdo suscrito con el gobierno como un logro del incipiente y aún débil, movimiento social. Evidentemente esto no es ninguna victoria. La salida de la ministra y el acuerdo firmado con las cúpulas universitarias, es una apuesta del sector rico y de los políticos progre neoliberales para frenar el descontento social.

Las cámaras empresariales, a pesar de que están divididas, tienen claro que hay que contener la olla de presión que puede calentarse más y explotar.  No vaya ser que Costa Rica el país de paz, de la pura vida y la felicidad eterna, se contagie de la ola de lucha e indignación que arde en toda América Latina.

Mientras tanto los sectores políticos y ricos criollos, tienen certeza que quienes pueden hacer explotar la olla de presión neoliberal, semejante a lo que está pasando en Chile, Ecuador, Haití y darle un giro al embate neoliberal son las voces y fuerzas del movimiento estudiantil. Lo tienen claro: es la gente joven creativa, con pedagogías diferentes, pero sobre todo valientes, quienes podrían dar una estocada.

El movimiento estudiantil autónomo, ha sido violentamente reprimido, sin apoyo claro de otros sectores. Pero al parecer están reduciendo  la lucha a la defensa del derecho a la educación superior pública y al FEES, el fondo especial que financia las universidades públicas costarricenses.

Se manifiestan en defensa del derecho a la educación pública superior, pero en su mayoría, siguen viendo la hoja de un árbol; desde la corta distancia no ven el árbol completo, mucho menos están viendo el bosque y no miran más allá de las montañas que cercan el Valle Central.

Por ello la lucha debe ampliarse a poner la vida en el centro y defender los derechos sociales, para los y las de abajo, olvidados en la fragmentación de demandas y discursos. Corresponde romper con la lógica de la política criolla….Y del “no se puede”.

Un movimiento estudiantil, que resurge, y que tiene la fuerza para unir más sectores. Entre ellos valorar una muy concreta:  la demanda por el aumento de salarios mínimos para todas las personas trabajadoras del sector privado. Porque la lucha debe ser también por salarios que permitan una vida digna.

El problema no sólo es el presupuesto de las universidades. Corresponde enfrentar el problema que está en la precariedad de todos los trabajos, la precarización de la vida de muchas personas, que se traduce en la dificultad para que la mayoría de madres y padres puedan brindar condiciones dignas y alimentación a su familia y para que sus hijas/os asistan a la escuela primaria, a la secundaria y que algunas/os puedan decidir llegar a la universidad pública, es la lucha por los y  las trabajadoras, la de la gente que cada día es golpeada por el neoliberalismo, la violencia, el ajuste fiscal y  la corrupción.

La tormenta neoliberal, que se traduce en pobreza, en la represión de la protesta y el cercenamiento del derecho a la huelga. Por ello la pelea es contra la precarización del agro, las costas empobrecidas y saqueadas por el turismo que arrasa el agua, los bosques, contra las plantaciones de piña que envenenan ríos y suelos. Contra el racismo interno, la violencia histórica contra pueblos indígenas, la xenofobia contra las personas migrantes y los intentos certeros de la explotación petrolera.

La lucha no es sólo contra el presidente Carlos Alvarado, los rectores universitarios Alberto Salom o Henning Jensen o contra el Partido Acción Ciudadana, y sus aliados. Corresponde luchar por vidas que merezcan la pena ser vividas.

La lucha es contra un modelo que atenta contra la vida misma y contra un proyecto de despojo impuesto hace ya más de cuarenta años por los organismos internacionales, el gran capital transnacional y la clase política criolla. Es contra el embate del sistema, sus políticas neoliberales, enmarcadas en el capitalismo, el neocolonialismo y el patriarcado.

El movimiento estudiantil nos señala que hay fuerza y esperanza. En este momento puede darse un giro y un golpe, hay posibilidades de transformación y resistencias. Es el tiempo para expandir la lucha y crear poder popular, por ello pensar en la lucha por aumentar los salarios mínimos podría crear una grieta para hacer de ella un volcán.

Puede la muchachada valiente, inteligente y digna aglutinar muchas voces, no solo académicas; sino las voces de los hermanos indígenas, personas migrantes, las mujeres del agro, las personas trabajadoras del sector privado precarizadas, las trabajadoras del sector público que dejen consignas gremiales, las voces ambientalistas y feministas no aliadas al poder, sumarse e ir con el movimiento estudiantil como protagonista.

Un movimiento que conciba otras demandas, necesidades y derechos, desde esa multiplicidad de voces, cuerpos e historias vitales, golpeadas por la exclusión social.

Son las personas jóvenes quienes poseen la creatividad y quienes tienen la posibilidad de protagonizar la lucha y extenderla a otros sectores de la población, tienen la fuerza, la entereza y la coherencia que tiene todos los colores de la juventud.  No hay que dejarlas en soledad, es un deber ético y político sumarse a la calle con ellas.

Que nos mueva la alegre rebeldía. Que vivan los pueblos que luchan por su dignidad. Sí se puede construir un nuevo futuro para los y las de abajo.

Fuerza, ilusión e imaginación.

Fuente del artículo: https://poderpopular.info/2019/10/26/costa-rica-se-levanta-para-defender-la-universidad-publica/

Comparte este contenido:
Page 890 of 2674
1 888 889 890 891 892 2.674