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“El Regreso” una propuesta fílmica desde el pensamiento wayúu

Por: María Alejandra Vega Molina.

RESUMEN

La estandarización estética del cine desde la concepción específica de los pueblos indígenas reproduce repetitivamente los universales de belleza, excepcionalidad y generalidad sin preguntarse si son válidos o no para todas las culturas universales. La racionalidad eurocentrada del cine hollywoodense se presenta como epísteme única, en el que el indígena es visto como un salvaje, separado de lo moral, de las leyes de Dios y de los hombres. Los creadores eligen las historias desde la herida colonial de las regiones y pueblos clasificados como subdesarrollados econó- mica y mentalmente. El largometraje zuliano, El Regreso, escrito y dirigido por Patricia Ortega, visibiliza el pensamiento indígena wayúu, desafiando lo establecido a través de una estética y episteme propia de la población originaria.

Palabras Clave: estética, colonialidad, indígena, epísteme

ABSTRACT

The aesthetic standardization of cinema from the specific conception of indigenous people repeatedly reproduces universal beauty, uniqueness and generality without wondering if they are valid or not for all the world cultures. The Eurocentric rationality of Hollywood cinema is presented as one episteme, in which the indigenous man is seen as a wild person, separated from morality and the laws of God and men. The creators choose stories from the colonial wound regions and villages classified as economically and mentally underdeveloped. The zuliano film, El Regreso [The Return], written and directed by Patricia Ortega, makes visible the Wayúu indigenous way of thinking, challenging the established through the characteristic aesthetic and episteme of the indigenous populatione.

Key words: aesthetics, colonialism, indigenous, episteme

La estética universal del cine

La visión estética eurocentrista es un proceso cultural de carácter ideológico, hegemónico y expansionista que se manifiesta a través de un comportamiento de superación frente a lo europeo, entre cuyos indicadores está el racismo, el coloniaje y la opresión. Desde esta concepción universalista del arte, las culturas artísticas forman parte de una matriz colonial del poder y de manipulación de las subjetividades, con una visión de un arte y una estética válidos, cuya lógica central está determinada por el capitalismo y la racionalidad científico-tecnológica. (Mignolo, 2012). Este proceso universal del poder, sustentado en el conocer (epistemología), entender y comprender (hermenéutica) y el sentir (aésthesis), generó a partir del siglo XVIII, la apropiación de la aesthesis por el pensamiento imperial, transformándola en aestética, sentimiento de lo bello y lo sublime.

Tal como lo expresa Mignolo (2010), lo sublime pasó a segundo plano y lo bello totalizó la estética y quedó limitado al concepto occidental del arte. Además, impuso un canon de principios para definir el quehacer desde una postura y para definir una zona en la cual lo artístico se diferencia de lo no artístico, y es así como la estética colonizó definitivamente la aesthesis. Esta red de creencias sobre las que se racionalizó la acción permitió el control de la economía y de la autoridad. Es precisamente, desde la ilustración, cuando la superioridad de este pensamiento universalista, uno de los aspectos fundamentales de la colonialidad, esa lógica que impone el control, la dominación y la explotación, toma su mayor fuerza, tras el discurso de salvación, progreso, modernización y el bien común.

Este pensamiento se constituyó como único en América Latina excluyendo los conocimientos subalternos porque representan una etapa mítica, inferior, premoderna y precientífica del conocimiento humano. (Mignolo, 2012) Para Dussel (1994), esta lógica de la colonialidad que se cumple desde la conquista de América hasta nuestros días, está justificada desde el sentido paradójico del mito de la modernidad, de que en este pensamiento hay una cultura superior, más desarrollada, y otra cultura inferior, bárbara, culpable de inmadurez. A partir de esta óptica se justica la irracional dominación que se ejerce sobre el Otro, quien es el culpable de su propia victimización y cuyo sufrimiento es el costo necesario para el progreso.

Al respecto, Quijano (2000) expresa que América se constituyó como el primer espacio/tiempo de un nuevo patrón de poder mundial, siendo la primera id-entidad de la modernidad, en la que se desarrollaron dos patrones desde la colonialidad del poder; el primero es la concepción de la raza que ha generado un grado de inferioridad único y el segundo es la articulación de todas las formas históricas de control del trabajo, de sus recursos y de sus productos en torno al capital y al mercado mundial. Esta complicidad entre modernidad/racionalidad fue duramente criticada por Quijano (2000) porque es una excluyente y totalitaria noción de totalidad, que niega, excluye y opaca la diferencia y la posibilidad de otras totalidades.

Para este autor, el conocimiento del concepto de colonialidad ha abierto la reconstrucción de las historias invisibilizadas y a la crítica de la Totalidad a través de la descolonialidad cuyo objetivo principal es la liberación de la aesthesis promoviendo así la formación de subjetividades desobedientes a los principios del discurso filosófico-estético. (Mignolo, 2012) Parte de la prevalencia de este sistema de poder, oculto bajo la sombra del capitalismo, se debe a estrategias de poder solapadas, casi imperceptibles, que trabajan con lógicas oportunistas y se instaura como modelos ideológicos.

Un ejemplo de ello, es que estos modelos son transmitidos principalmente por el lenguaje, el discurso pasa a ser el vehículo principal de transmisión, cosa que es utilizada para los fines de mercantilización por un lado y de consumo por otro. No es fortuito entonces que parte importante de la lógica consumista de la industria y especialmente de la cultural, son los medios de comunicación. En todos los espectros estos medios se han colado para ejercer el poder del dominante. En nuestro país por ejemplo, se observa cómo en estos medios a muestran a los indígenas como adornos, no como parte del país sino como un ‘ornamento exótico’ del cual se le explota sus valores ancestrales, su idiosincrasia y su producción.

Durante esta disertación, se analizará la estandarización estética del cine desde la concepción específica de los pueblos indígenas, tomando en cuenta que el proceso de la colonialidad de la mirada, cada día reproduce 46 repetitivamente los universales de belleza, excepcionalidad y generalidad sin preguntarse si son válidos o no para todas las culturales universales. Este recorrido se hará desde las posturas descoloniales del poder, buscando así, las propuestas visuales que han logrado de el refinamiento del gusto y de los desafíos imperiales en sus variados rostros (Mignolo, 2012) El cine desde la descolonización de la mirada Los creadores que eligen la opción decolonial tienen una cosa en común: la herida colonial, el hecho de que regiones y pueblos del mundo sean clasificados como subdesarrollados económica y mentalmente.

En el caso del arte y la estética, expresa Mignolo (2012), la herida colonial es sentida y sufrida por aquellas personas cuyo hacer es desde los “elementos simbólicos” que afectan los sentidos, las emociones y el intelecto. Desde la visión estética universalista, estos elementos no son considerados artísticos porque el discurso filosófico finalmente, sólo se ocupa de definir el sentido del arte. La estética decolonial permite el desprendimiento de las posturas estéticas universales en el que se propone nuevas conversaciones para hablar de las experiencias que nos pertenecen, atendiendo así a otras voces silenciadas por los discursos de los expertos.

Desde esta estética propia, se hacen visibles las luchas de resistencia al poder de los sujetos reprimidos y marginados por el racismo y el patriarcado, así como los valores imperiales sustentados en la modernidad y su cara oscura, la colonialidad. (Mignolo, 2010). Desde la decolonialidad del ver, Barriendos (2011) señala que se debe aprender a desaprender las formas en las que miramos; necesitamos reinventar la manera en que nos implicamos con el conocimiento y concebimos las pedagogías de la mirada y la formación estética. Dejando atrás la producción de imaginarios tranculturales en los que exalta la diversidad cultural pero a través del consumo de estereotipos visuales. Cabe destacar, que esta estandarización estética aún está presente en las formas cómo han sido mostrados nuestros pueblos indígenas en los medios de comunicación de masas. Esta visión ha dejado a un lado la complejidad de sus mundos simbólicos para enfocarse en los aspectos exóticos de sus costumbres, a los que suelen comparar con el nivel occidental de la vida.

En el caso del cine, se ha mostrado a las culturas indígenas como adornos, exhibiéndolos como parte de otras historias, en el que los personajes se presentan con una estética ajena a su cosmovisión y tradiciones. Por eso, estamos acostumbrados a ver historias como Danza con lobos (1990), El último Mohicano (1992), La otra conquista (1998), El nuevo mundo (2005), Apocalypto (2006), entre otras, desde una visión universal, que contribuye al romanticismo y el exoticismo que acompaña a los indígenas en el cine occidental. Esta racionalidad eurocentrada del cine se presenta como epísteme única, en el que el indígena es visto como un salvaje, separado de lo moral, de las leyes de Dios y de los hombres.

Tal como lo expresa, Barriendos (2011) esta visión moderno/colonial invisibiliza las otras epístemes que niegan ontológicamente la humanidad indígena y promueve su inferiorización racial y epistémica frente a la visión global a las que son presentadas. Así es como el cine comercial, presenta “el salvaje” ignorando las realidades de los pueblos originarios, contribuyendo así a perpetuar una imagen negativa o folclórica que los va estereotipando.

Ahora bien, Colombres (2012) expresa que el cine latinoamericano ha dado un viraje a la colonialidad del ver, actualmente, se está trabajando con un cine etnográfico, en el que el cineasta al “pensar” en imágenes está pensando e interpretando al otro, al diferente, en base a códigos que le son ajenos. Pero, para eso, recalca el autor, es necesario que el cineasta sea participante real de la cultura, para que pueda interpretar y defender los auténticos intereses de los pueblos. Esto se convierte entonces, en un ejercicio decolonial porque la propuesta, finalmente debe ser mostrada desde la herida colonial, tanto física como psicológica, aplicada sobre los aparatos que dominan la historia visual, así como un desprendimiento epistémico de los imaginarios sociales respecto a la visión conceptual occidental (Mignolo, 2012).

Representación de los pueblos indígenas en el cine latinoamericano En estos momentos, el cine indígena ha dejado de ser una moda, la visión del cine desde sus propias comunidades confronta la manera cómo algunas películas de Hollywood los han retratado, la cantidad de festivales no sólo en Latinoamérica, sino en Europa, han permitido el surgimiento 48 de cineastas achuares, aymaras, mayas, quechuas, guaraníes, sirionós, lo que ha generado la formación de profesionales de la comunicación, provenientes de las comunidades, creando así, un espacio de comunicación indígena.

Puede mencionarse algunas de las historias presentadas en festivales como La travesía del Chumpi (2009), Sirionó (2010), “Kajianteya, la que tiene fortaleza” (2012), Desterro guaraní (2012), “Relb’al q’ij (Donde nace el sol)” (2013), entre otras, la mayor parte de los audiovisuales indí- genas son documentales en el que se muestra el punto de vista indígena que la historia oficial ha tratado de ocultar, dejando a un lado el discurso de como los pueblos fueron desterrados de sus tierras y como aún siguen luchando por el respeto a sus derechos y denunciando el maltrato hacia la madre tierra.

En el caso del cine venezolano, se puede decir que a finales de los sesenta, y principalmente en las décadas de los setenta y ochenta se hace notoria la producción fílmica de documentales por encargo de instituciones culturales y/o universidades nacionales que pretendía rescatar los aspectos más significativos de las culturas. Es a finales de los ochenta y los noventa, cuando los cineastas venezolanos, comienzan a tratar las temáticas desde el formato de largometraje con argumentos de ficción, logrando cambios sustanciales, frente al estereotipo del “buen salvaje” que el cine industrial había infundido. (Camero, 2010)

Desde diferentes modalidades ha sido presentada la temática indígena en nuestro país. Camero (2010) hace una división según la propuesta del director, en el caso de la muestra de las comunidades en el paisaje, se puede mencionar a Río Negro (Atahualpa Lichy), Roraima (Carlos Oteiza); si la tendencia es de indígenas que aparecen como personajes secundarios están Desnudos con Naranja (Luis Alberto Lamata), Aire Libre (Armando Roche), y si la propuesta era destacar el proceso de invasión, despojo, desalojo y confrontación cultural que han experimentado las comunidades indígenas en el territorio venezolano, ubicamos a Cubagua (Michael New, 1987), Jericó (Luis Alberto Lamata,1991) y en territorio extranjero (Jacobo Penzo,1993).

Es a partir de 1998, en el que la producción fílmica realizada por los cineastas de origen indígena tuvo su mayor profusión, lo que ha hecho posible conocer desde su propia perspectiva y cosmogonía las problemáticas y luchas de sus comunidades. Es en Octubre de 2008, cuando se realizó en Maracaibo, la primera Muestra de Cine Indígena de Venezuela con el apoyo de cineastas wayúu. Posteriormente, con el apoyo de la Universidad Indígena, la Villa del Cine, y el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, se han dado talleres audiovisuales en las comunidades, dando como resultado documentales como el Ojo indígena de Joanna Cadenas y “El regreso” de Patricia Ortega, documental de ficción que contó con la asesoría de integrantes del pueblo wayúu.

El nuevo cine venezolano es vivencial con un enfoque bidireccional, en el que todos los actores están en interrelación constante aportando desde sus conocimientos. Éste es el cine que da cuenta de la cosmovisión de nuestros pueblos originarios, profundiza en sus rasgos culturales específicos para incitar así, no a su aplanamiento, sino a su recuperación y reconocimiento en un contexto plural, fundado en el respeto mutuo, de modo que su alteridad deje de ser la “razón” del colonialismo, es decir de la explotación (Mignolo, 2012).

En esta ocasión, se hará un análisis del largometraje zuliano, El Regreso, escrito y dirigido por Patricia Ortega, considerando que la propuesta estética es una estrategia para visibilizar el pensamiento indígena wayúu, con la finalidad de emprender la búsqueda de una estética propia, en la que se muestre otra epísteme, las posturas vistas desde una población originaria. (Mignolo, 2010). El regreso, la historia de una masacre El Regreso, es una historia que relata la masacre de la Bahía Portete de la guajira colombiana, ocurrida el 16 de abril de 2004, en la que un comando de paramilitares irrumpió en un campamento wayúu provocando el desplazamiento de más de 600 personas.

En palabras de la directora Ortega, su misión con este film era darle visibilidad a una masacre poco conocida y meterse en la piel de los desplazados, tomando en cuenta que muchos viven en la ciudad de Maracaibo. Además, expresa que optó por hacer una película de ficción para proteger la identidad de los afectados que aún se encuentran en la lucha por recuperar su territorio. (Piamo, 2013). 50 Este largometraje presentó varios inconvenientes para los realizadores porque recibieron constantes amenazas por los paramilitares de la zona, situación que el mismo gobierno advirtió era peligrosa alegando que no se hacían responsables de lo que pudiera suceder en ese territorio. Por otro lado, las comunidades wayúu colocaron barricadas impidiendo el acceso al equipo técnico, esto ocasionó que se hiciera un montaje del pueblo y el cementerio en las costas de Quisiro, ubicado al Norte de la Costa Oriental del Lago de Maracaibo, en el Edo. Zulia.

El resto de la historia se desarrolló en el centro de Maracaibo: mercado Las Pulgas, Callejón de Los Pobres y sus adyacencias, donde tuvieron que lidiar con la multitud de personas que transitaban y los ruidos propios de la ciudad. También se filmó en el terminal Wayuu Shawantamana. Inicialmente, la película está ambientada en la guajira colombiana, en el que se abordan diferentes elementos culturales del pueblo wayúu y la resistencia de una comunidad ante las constantes amenazas por parte de grupos violentos. Desde que inicia, la historia la ficción es un elemento que muestra con una estética propia, la realidad de la tragedia, pero no sólo la denuncia, sino que mezcla elementos propios del pueblo wayúu, con una poética que conmueve muchas profundamente al espectador.

Posteriormente, la historia se desarrolla desde la guajira venezolana, desde la lucha por salvar su vida de Shüliwala, una niña de 12 años, sobreviviente de la tragedia, que representa como los desplazados tuvieron que enfrentar el hecho de estar en un mundo nuevo y desconocido, con todos los conflictos que vienen con el idioma, los prejuicios y la xenofobia, en el que también se muestra abiertamente el tráfico de drogas, la delincuencia y el abuso hacia la infancia. (Paimo, 2013). Desde la narrativa, esta película está contada desde la perspectiva de Shüliwala, una niña wayüu de 12 años, recurso que utilizó la guionista para acercar más al espectador a la humanidad y la ingenuidad. Desde la mirada de un niño, expresa Ortega, se desprenden los prejuicios, está abierto al mundo, pero al mismo tiempo se enfrenta a lo desconocido, a lo que se muestra indefenso, pero tiene que luchar. Es a través de la mirada de esa niña que la directora sintió que podía cautivar al público y conectarlo con el mensaje de la película. (Paimo, 2013)

Otro aspecto presente en la narrativa de la película, tiene que ver con la importancia de la visión femenina en el discurso, aspecto cultural fundamental porque la sociedad wayúu gira alrededor de la mujer, desde los valores artísticos hasta los sociales giran en torno a la madre, por lo que está sociedad indígena es matricéntrica y matrilineal. Además, aborda a la mujer desde un punto de vista diferente y rompe los códigos estéticos, no muestra parámetros de bellezas encasillados, sino mujeres comunes y corrientes, que se ven en la calle a diario. Además, durante la película se ilustra la violencia y la tortura sexual puesta en escena por los paramilitares contra las mujeres wayúu, tanto por su condición de género, como por su carácter de voceras comunitarias. Restrepo (2004) expresa en un Boletín de Actualidad Étnica en Colombia, que el aumento cuantitativo de violencia reportada contra mujeres indígenas podía relacionarse con el papel que asumen en la defensa de sus comunidades, no sólo como “mediadoras ante los actores armados para la reivindicación de su autonomía territorial y de gobierno, sino también como retadoras a las políticas de dominio de éstos”.

En el momento del enfrentamiento central, entre paramilitares y wayúu, se ve reflejados como los conflictos internos de la comunidad fueron aprovechados por los paramilitares, así como lo expresa su líder, contaban con el apoyo del gobierno y los militares: Juan El Paramilitar: Que es lo que quisieron hacer, echarnos al agua o que, aah, lo que vos no sabes es que el gobernador es mi compadre, y los militares son nuestros parceros. Fuente: extracto de un diálogo de la película Según, el informe “Las mujeres wayúu en la mira” (2010), la masacre quedó registrada como una pelea entre clanes que se disputaban a sangre y fuego uno de los puertos de entrada más importantes del contrabando en esa desértica región. Los personajes elegidos por Patricia Ortega son los portavoces de su pueblo, dan voz a los que no la tienen, a los que nadie conoce, ni escucha, de alguna manera, su cine es político en la medida que denuncia el etnocidio y la explotación, es una visión desde adentro que resulta en es- 52 cenas conmovedoras y movilizadoras.

Al respecto, Gloria Jusayú, asesora indígena wayúu y protagonista del largometraje expresa que inicialmente, la directora iba con una idea, pero en el proceso de convivencia y reconocimiento de la cultura wayúú, la mirada del equipo en general fue sensibilizándose, ante la orientación y los aportes de los wayúu que estaban asesorando. Otro aspecto resaltante, es lo artesanal, una estrategia utilizada a lo largo de la historia que visibiliza el pensamiento indígena wayúu, tal como lo expresa Mignolo, (2010) es una visión contada desde una epísteme nuestra, con la finalidad de reconstruir las voces silenciadas y dar a conocer los conocimientos ancestrales de nuestros pueblos originarios.

Desde los elementos artesanales en la escenografía, podemos mencionar, en primer lugar, el vestuario, constantemente, se muestran a los personajes, con mochilas, mantas o túnicas, sandalias wayúu (wayreñas), chinchorros, collares, sombreros, entre otros. En el montaje, se observan las comunidades con sus viviendas típicas, a lo que ellos denominan rancherías, conformadas por enramadas, corrales y casas de barro en donde viven varias familias pertenecientes al mismo clan matrilineal.

Uno de los elementos culturales más importantes resaltados en la escenografía es la utilización de la muñeca wayunkera, que tiene un significado fundamental para el pueblo ya que es la forma en la que se transmiten a las niñas las historias y anécdotas de las mujeres mayores, y a estas últimas, incluso para explicar la iniciación de la Educación sexual wayúu. Durante la película, Shüliwala recibe la enseñanza del significado de la muñeca por parte de una abuela de la comunidad: Abuela: Shüliwala. ¿Sabes por qué las muñecas no tienen rostro? Shüliwala: No Abuela: Hace mucho tiempo, las abuelas de nuestras abuelas, eran ni- ñas y hacían sus muñecas, con el rostro de sus abuelas, y también hacían muñecas con sus rostros. Y decían: esta soy yo. Y comenzaron a pelearse entre ellas Shüliwala: Yonna, ¿y tú tienes muñecas? Yonna: Cuando yo era niña, tenía una, pero ahora no. Shüliwala: ¿Por qué? Abuela: Porque cuando creces y eres mujer, no debes andar jugando. Cuando las niñas crecen, deben hacer lo que su abuela y su madre les han enseñado. Debe ser responsable. Shüliwala: ¿Por qué? Abuela: Porque las mujeres adultas no puedes jugar con muñecas.

Fuente: extracto de un diálogo de la película

Durante la conversación, se observa como la wayunkera se elabora a partir del barro crudo, esa muñeca tiene forma de mujer sentada con grandes caderas, senos pronunciados y firmes, piernas tatuadas sin pies y brazos sin manos. Tal como cuenta la abuela, la historia cuenta que en dé- cadas atrás, las wayunkeras tenían rostro de mujer, pero que debido a los constantes conflictos que generaba esto entre las amistades, se comenzó a adoptar las cabezas de algunos animales (pájaros, tortugas, y lagartos, entre otros) para darle personalidad propia a cada wayunkera.

Otro aspecto cultural, es el entierro wayúu, presentado rápidamente con aportes culturales fundamentales, como la diferenciación del rol del hombre y la mujer. En el caso de los hombres cuelgan los chinchorros y las mochilas de viaje, eventualmente juegan dominó y beben, en el caso de las mujeres repartirán el tiempo entre el entable y enramada donde está el muerto, y deben taparse la cara y plañir ruidosamente. En relación a lo cultural, Gloria Jusayú expresa que fue sumamente cuidadosa al revisar cada detalle de producción para así mostrar una historia cercana a su pueblo que no ofendiera ni tergiversara sus creencias y tradiciones y así cuidarse de las constantes amenazas que recibieron por trabajar en la película.

En la actualidad, no toda la producción indígena se hace en las lenguas propias, una gran cantidad de películas son grabadas en castellano, portugués y otras lenguas oficiales, esto confirma el estigma que el idioma dominante, es el idioma de la expresión audiovisual. (Castells, 2003 ). Por esta razón, para ser fiel a la historia, la película se rodó con diálogos en wayuunaiki (subtitulado al castellano) y en castellano. (Paimo, 2013). Este recurso permitió mostrar, en primer lugar, los elementos de la cultura, conectar al espectador con la palabra originaria y con la sonoridad de las canciones en su idioma, y por otro lado, tal como lo expresa Patricia Ortega, también muestra un mundo que señala, que ve al otro como el dife- 54 rente, porque no habla el mismo idioma, porque no piensa igual, porque tiene otra cultura y es una realidad que no sólo viven los indígenas.

Se puede decir que la presencia del wayuunaiki constituye una estrategia de resistencia cultural, derriba así las estandarizaciones lingüísticas, contribuyendo así, al fortalecimiento y difusión del idioma y abriendo el espectro comunicacional indígena. La simbología está presente durante todo el largometraje, es constante la presencia de elementos que conectan la historia real con la ficción. Estos elementos ficticios sublimizan lo real, mostrando inicialmente, imágenes para anunciar la llegada de la tragedia, como por ejemplo la tapara con la sangre del chivo y posteriormente, la sangre de la llegada de la menstruación.

Por otro lado el hilo conductor, es el elemento de la invisibilidad, expresado en el momento de la masacre por la madre de Shüliwala: Madre de Shüliwala: Pase lo que pase, no salgas hasta que los hombres malos se vayan, ¡Quédate aquí, tienes que quedarte aquí! Vamos a hacernos invisibles y tú también tienes que ser invisible. Tienes que correr muy duro y desaparecer Fuente: extracto de un diálogo de la película Este símbolo la conecta a un mundo de ficción en el que en la realidad se ve forzada a huir sola a otro país para salvar su vida, separada de su familia, en un ambiente que no le pertenece, alrededor de gente que habla castellano.

Pero, la esperanza, expresada en la invisibilidad descrita por la madre le da fuerzas hasta el final de no parar la búsqueda de su familia. La segunda parte de la película, en la guajira venezolana, muestra la realidad de los desplazados, desde el tráfico de drogas, la delincuencia y el abuso hacia la infancia. Durante el recorrido de Shüliwala por encontrar a su madre, la película va revelando con muchos elementos visuales como anuncios publicitarios o graffittis, los sueños rotos de los niños abandonados en situaciones muy difíciles. Por otro lado, se rescatan momentos en que los niños y niñas salen de sus tragedias para hacer que lo lúdico construya otra realidad. En “El Regreso” no sólo muestra la denuncia de una tragedia invisibilizada por los mecanismos de poder sino también nos abre la posibilidad del diálogo intercultural que se evidencia en el encuentro de dos niñas que van madurando juntas y se convierten en mujeres para sobrevivir en la miseria.

Lo ficticio sublima lo real La creación desde la estética decolonial contribuye a la creciente tarea de construir lo propio, en medio de una colonialidad que tiende constantemente a impedirlo. Quijano (2000) propone un diálogo visual interepistémico entre aquellos regímenes visuales canonizados por la modernidad eurocentrada y aquellas culturas visuales otras que han sido racializadas y jerarquizadas por el proyecto de la modernidad/colonialidad. Tanto Mignolo como Quijano coinciden en la necesaria descolonización epistemológica, para dar paso a una nueva comunicación intercultural, un nuevo intercambio de experiencias y de significados. A pesar de la estandarización del cine hollywoodense, en el que el escepticismo y el romanticismo siguen estableciendo estereotipos visuales de los pueblos indígenas, en los últimos años el pensamiento fronterizo, tal como lo expresa Mignolo (2010), florece cada día más en Latinoamérica, bajo el nombre de interculturalidad.

Cada día son más los espacios rituales de creencias, de convivencia en el que se está haciendo el cine desde sus contextos, para liberar el discurso y así apropiarnos de nuestras contextualidades (Fornet-Betancourt, 1994). Actualmente, son más los jóvenes directores y productores de cine que están desarrollando sus propuestas desde sus pueblos originarios en una fuerte movida de resistencia cultural ante la visión exclusionista que el cine sigue haciendo con sus historias. Cabe destacar que la producción audiovisual se mantiene con documentales en los que se denuncian aspectos sociales relevantes de las comunidades, supervisados por profesionales pertenecientes a las culturas en estudio.

Sin embargo, aunque el cine documental ha sido fundamental en la visibilización de nuestros pueblos originarios y ha cumplido una función en las movilizaciones por la defensa de los derechos, es de resaltar que mientras se retraten a los grupos indígenas como activistas nunca se podrá comenzar a verlos desde la normalidad. Por esta razón, la ficción es un elemento clave para la transformación decolonial de la estética del cine desde la temática indígena. Este género cinematográfico admite una narrativa contada desde los personajes, lo que permite salir del encasillamiento que representa un reportaje antro- 56 pológico como panfleto de denuncia. (Castells, 2010).

Deja de tratar los elementos culturales de nuestros pueblos como excepcionales que sirven sólo para folclorismo. Por ejemplo, en el caso de la lengua indígena, se muestra como una normalidad usándolas sin prejuicios como un componente más de la película. En el caso de la película “El regreso” se hace una propuesta estética única que rompe con los esquemas del cine comercial, dado que, por un lado es un documental porque se refiere a una situación real, y por otro incluye una serie de subjetividades que sublimizan la realidad con la ficción. La estética mostrada en la película no deshumaniza a los personajes, no los representa ni como víctimas ni como guerreros, sino los refleja como personajes cotidianos con una simbología cultural particular. En ese aspecto es en el que se da a conocer la filosofía de vida wayúu, centrada en el respeto y en la armonía con la naturaleza. Además, muestra un ideal comunitario que está por encima de lo individual que prevalece en las posturas de la ética occidental.

BIBLIOGRAFÍA

Barriendos, J (2010). Diálogos sobre la colonialidad del ver. La Tronkal: Grupo de trabajo geopolítica y políticas simbólicas. Recuperado en: http://latronkal.blogspot.com/

Camero, A. (2010). Representación del indígena en el cine venezolano. Mérida: FERMENTUM

Castells, A. (2003). “Cine indígena y resistencia cultural”. Revista latinoamericana de comunicación CHASQUI. Quito: Centro de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina.

Colombres (2012). La decolonización de la mirada. Una introducción a la antropología visual. Mérida: Producciones editorial C.A.

Dussel, E. (1994). El encubrimiento del otro. Hacia el origen del “mito de la modernidad”. La Paz, Bolivia: Plural editores.

Mignolo, W. (2010). Desobediencia epistémica. Discurso de la modernidad, lógica de la colonialidad y gramática de la descolonialidad. Buenos Aires: Ediciones del signo.

Mignolo, W y Gómez, P (2012). Estéticas Decoloniales. Bogotá: Universidad Distrital Francisco José de Caldas

Fuente del artículo: http://ontoepistemico.blogspot.com/2016/10/el-regreso-una-propuesta-filmica-desde.html

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Revisa el nuevo capítulo de Mil Voces: “Educación Sexual”

Por: eldesconcierto.cl.

 

El 2010 Chile fue el último país latinoamericano en hacer obligatoria la educación sexual en la enseñanza media. Sin embargo, según el programa de la ONU para el VIH, entre 2010 y 2016 nuestro país tuvo el mayor cambio porcentual en nuevas infecciones, las que aumentaron en un 34%. Con este escenario en mente, este nuevo episodio de la serie documental sobre derechos reproductivos abordó el tema de la Educación Sexual.

Este domingo se estrenó el quinto capítulo de “Mil Voces“, la serie documental de El Desconcierto y Miles Chile, conducida por Alejandra Valle.

El 2010 Chile fue el último país de latinoamericano en hacer obligatoria la educación sexual en la enseñanza media. Sin embargo, según el programa de la ONU para el VIH, entre 2010 y 2016 nuestro país tuvo el mayor cambio porcentual en nuevas infecciones, las que aumentaron en un 34%.

Con este escenario en mente, este nuevo episodio de la serie documental sobre derechos reproductivos abordó el tema de la Educación Sexual, con tres invitados de diversas áreas.

La primera es Natalia Guerrero, Psicologa Especialista en Sexología Clínica y Educación Sexual y Afectiva, para quien “Chile es uno de los países que está más en deuda en temas de derechos sexuales y reproductivos”.

Otro de los entrevistados de este capítulo es el médico genico obstetra y director de Miles Chile, Guillermo Galán, quien afirmó que en nuestro país, “el embarazo, en más del 50% de los casos, no es esperado”.

Finalmente, la tercera invitada al programa fue Constanza Michelson, psicoanalista, columnista y escritora, quien opinó que el sexo “nunca es sexo solo. No es el sexo animal, no es programado. El sexo humano está lleno de ambigüedad”.

Fuente del documento: https://www.eldesconcierto.cl/2019/09/29/revisa-el-nuevo-capitulo-de-mil-voces-educacion-sexual/

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Acuse de recibo

Por: Carlos Ornellas.

• Moctezuma habló de equidad y justicia, también de interculturalidad y otros propósitos de la Nueva Escuela Mexicana, no de calidad, pero sí de excelencia educativa.

El miércoles 25 asistí al seminario internacional Equidad y Justicia en la Nueva Escuela Mexicana. La Secretaría de Educación Pública y el Banco Interamericano de Desarrollo fueron los anfitriones.

Hubo presentaciones y discusiones interesantes —y provocadoras— de personalidades de varias partes del mundo. Académicos y funcionarios mexicanos no se quedaron atrás. Me agitaron el cerebro las intervenciones de Javier Murillo Torrecilla e Ivania de la Cruz Orozco.

Como en toda ceremonia oficial, las palabras de los jefes atraen más reflectores. Antes de la intervención del secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, el subsecretario de Educación Básica, Marcos Bucio, planteó las perspectivas del seminario con el fin de aprender de otras experiencias. La educación mexicana no se encierra en sí misma, parece que quiso decir.

El secretario repitió consignas sobre el Acuerdo Educativo Nacional y la política del presidente López Obrador, aunque no escuché menciones a la Cuarta Transformación.

Pudiera decirse que la pieza de Moctezuma fue mesurada e informativa. Habló de los temas de la conferencia, equidad y justicia; también de interculturalidad y otros propósitos de la Nueva Escuela Mexicana, no de calidad, pero sí de excelencia educativa.

Aprovechó el pódium para cantar victoria por la aprobación de las leyes secundarias y debatió —sin aspavientos ni descalificaciones, hay que decirlo— con analistas que están en desacuerdo con la política educativa de este gobierno. Acuso recibo de un punto.

Según mis notas, dijo algo así: “Basta con leer las leyes para darse cuenta de que no se regresará a la venta de plazas… Habrá una caja transparente para el manejo de las plazas y los distintos trámites de las maestras y los maestros que, por distintos motivos, eran causa de extorsión, abuso y corrupción”.

La Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (artículo 34, fracción IV) establece: “La Secretaría celebrará un proceso público en el que pondrá a disposición de las autoridades educativas de las entidades federativas y las representaciones sindicales, en una mesa tripartita en cada uno de los estados y la Ciudad de México, para su participación…”.

No basta con leer la ley. También hay que examinar la historia. La representación sindical ya tiene una rendija, pronto abrirá la puerta para recolonizar la política de admisión, promoción y recompensa de los maestros. Lo tripartito es temporal. Esas y otras letras de la ley vaticinan que, de nuevo, las facciones del SNTE serán rectoras en la educación básica.

Y no hay que esperar tanto. La senadora Guadalupe Murguía Gutiérrez leyó en la tribuna una convocatoria de la sección 22 de Oaxaca para puestos de supervisión. En Michoacán, la venta de plazas está en crecimiento y va de 150 mil a 300 mil pesos (ContraRéplica 27/09/2019). Aquí están la extorsión, el abuso y corrupción.

En la rectoría de la educación se concentra la disputa. ¡La CNTE va a la vanguardia!

Fuente del artículo: https://www.excelsior.com.mx/opinion/carlos-ornelas/acuse-de-recibo/1338992

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Vídeo: El docente asombroso por Adriana Araque Bermúdez

Por: TEDxUCundinamarca.

Con una charla llamativa por el dinamismo que proyecta, Adriana Araque nos habla de todo lo que considera debe saber un docente de este siglo. El eje de su propuesta: formar docentes capaces de generar experiencias de aprendizaje que no sólo estimulen la capacidad de asombro de los estudiantes, sino que también les inspire en la creación de nuevos conocimientos y en la solución de los problemas reales de su entorno.  Adriana Araque Bermúdez. Docente, Comunicadora Social, Periodista Docente apasionada por aprender y compartir nuevas metodologías orientadas a la creatividad y la innovación en la enseñanza This talk was given at a TEDx event using the TED conference format but independently organized by a local community. Learn more at https://www.ted.com/tedx
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El hombre como relación

Por: Gerardo Barbera.

 

RESUMEN

Este trabajo está escrito tipo ensayo filosófico, trata sobre una propuesta antropológica, con la finalidad de fundamentar las opciones humanista que suelen proponerse en diversos trabajos y tesis de grado. En este estudio el hombre se concibe como esencialmente en relación con el otro; es decir, no existe el hombre como individuo, sino como complementado por la presencia del otro ser humano. Por otra parte, el artículo muestra los diferentes tipos de relación que vive la persona a lo largo de su vida, algunas relaciones son destructivas y otras son constructivas de la personalidad de cada sujeto. Finalmente, se presenta los niveles de la relación desde el amor como el proyecto que da sentido a la existencia del hombre y de la humanidad.

PALABRAS CLAVES: HOMBRES, RELACION, AMOR, CONFIANZA

EL HOMBRE COMO RELACIÓN: UNA OPCIÓN ANTROPOLÓGICA

(FUNDAMENTO FILOSÓFICO PARA UNA INVESTIGACIÓN)

El sistema filosófico por el cual se opta en este trabajo  es el Humanismo, entendido como la opción antropológica que coloca al hombre como centro, protagonista y razón de ser de todo proceso de aprendizaje,  como  fundamento de las opciones éticas y como horizonte desde el cual se le da sentido existencial a la vida. Dentro de este orden de ideas, Segura (2002), refiriéndose al caso de la Facultad de Ciencias de la Educación, de la Universidad de Carabobo, plantea lo siguiente:

El hombre en su constante búsqueda de conocimiento, ha rebasado límites geográficos, planteado nuevos paradigmas y definido diferentes estrategias, como una alternativa de alcanzar la sinergia que le permita hacer más eficiente el proceso de enseñanza y aprender. Dentro de este contexto, la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Carabobo, y particularmente la Escuela de Educación, desde su creación ha revertido un cúmulo de ideas, teniendo como norte la integralidad tanto del docente como del alumno. El currículo como herramienta de materialización  de ideas e ideales, ha mostrado en todas sus reformas, la necesidad constante de alcanzar el equilibrio entre el conocimiento y las habilidades adquiridas, sin soslayar como base filosófica el Humanismo (p89)

Cabe señalar, que el término “humanismo”, tiene en común, el hecho de centrar la reflexión filosófica desde el hombre; pero, he ahí el problema: ¿Qué es el hombre?, y de la respuesta que se le dé a esta pregunta, surgirán diferentes “tipos de humanismos”, que subrayan algún aspecto especial de la persona entendido  como el elemento esencial que define la condición de humanidad en el hombre.

Se plantea entonces, una concepción antropológica, que parte del hecho de que el hombre no sólo existe en el mundo, como si fuese una isla solitaria, sino que se relaciona con el mundo, y de manera especial, con los otros hombres. De tal forma, que la existencia se interpreta como un convivir en esencia, y es precisamente esta forma de existir, en y desde la convivencia  la misma esencia que pertenece a lo más íntimo del yo personal, no se trata por lo tanto, de una condición secundaria del hombre, sino, de una dimensión constitutiva del ser persona. En este sentido, Rodríguez (1987) afirma lo siguiente: “La existencia es un convivir, un vivir con los otros. Se evidencia esta convivencia en la transformación del mundo, en las decisiones culturales, políticas, en el trabajo como condición fundamental de la existencia, en el lenguaje como comunicación” (p. 5)

Dicho de otro modo, el ser humano no existe, ni puede desarrollarse como persona, sino en la intercomunicación personal. En efecto,  el yo íntimo de la persona, sólo es tal, en la medida en que se trasciende a sí mismo en la intersubjetividad. Sin duda, que la presencia dialogal  del tú al yo es esencial en el proceso de ser persona desde la misma concepción biológica, hasta la el fin de la existencia el hombre es en sí mismo efecto de la relación intersubjetiva; es decir, el hombre es relación con el otro.

Ahora bien, con el ocaso del cosmocentrismo y del geocentrismo, la reflexión filosófica se ha fijado directamente  sobre el ser del hombre como persona, desde su experiencia cotidiana, en sus gozos y angustias, en sus esperanzas y fracasos, entre sus signos de vida y signos de muerte. Por esto, desde una actitud fenomenológica y existencial, el hombre de la sociedad actual se plantea las preguntas sobre el sentido de la vida: ¿Qué es la vida? ¿Qué es la muerte? ¿Qué es el hombre? ¿Qué es la felicidad? ¿Por qué la muerte? ¿Por qué la injusticia? ¿Por qué el amor? Evidentemente, las preguntas surgen de un yo personal  y la comprensión de las respuestas responden a un yo íntimo, que no puede ser reducido a ninguna otra totalidad. En este contexto,  Gevaert (1976) plantea lo siguiente:

Los interrogantes sobre la esencia del hombre y sobre el significado de su existencia, tanto hoy como en el pasado, no nacen en primer lugar de una curiosidad científica, encaminada al aumento del saber. Los problemas antropológicos se imponen por sí mismos, irrumpen en la existencia y se plantea por su propio peso. La existencia, al hacerse problemática, requiere una respuesta y obliga a tomar posiciones (p. 14)

De este modo, el hombre se descubre a sí mismo, como un ser inconforme, que no está acabado, que no responde determinado por sus instintos animales, que no posee respuestas terminadas a todos sus planteamientos, como un ser que necesita por esencia salir de sí, conocer, proyectarse, transcenderse a sí mismo constantemente; pero siempre en relación con los demás, ya sea en una relación de conflictividad o de comunión, de identidad o de lucha, de iguales o de contrarios, de amigos o de enemigos, en una relación de vida o de muerte; pero lo cierto es, que el hombre al ser en sí mismo relación siempre busca respuestas al sentido de su vida en compañía del otro, desde cualquier tipo de relación.

Por otro lado, cabe señalar, que en la existencia concreta, no puede el hombre dejar de ser un yo íntimo en relación con los demás; sin embargo, se pueden dar dos opciones radicales, que son en realidad dos formas alienantes de entender la naturaleza del ser humano. En este sentido, se puede  señalar dos formar exageradas  en la que la persona pierde su identidad: el yo egoísticamente concebido como un centro en torno al cual gira lo existente, un yo como lo más importante del mundo; y el yo difuminado en la masa, ya sea desde una opción política, o desde una opción religiosa, en donde la persona no es más que parte  insignificante de una totalidad material o espiritual.

Por esto, se hace necesario establecer los niveles de significación y tipos de relación en que se desarrolla el ser humano, en este sentido, se señalan los siguientes niveles de relación interpersonal:

– La relación de dominio: es la relación en donde se establece una lucha de destrucción entre el yo y el tú, de tal forma, que el crecimiento personal es hacia la muerte, el yo sobrevive en la medida en que destruye y domina al otro. De hecho,  es la relación que se establece desde la perspectiva del pragmatismo radical, en donde el otro se convierte en lo manipulable, en lo que me produce utilidad, provecho, placer; en definitiva, la relación de dominio es donde el otro se convierte  un objeto, y se le niega su ser como persona. Dentro de este contexto, Barbera (1987) señala lo siguiente:

En este tipo de sociedad basada en el ansia de tener, se imponen necesariamente unas relaciones interpersonales de explotación, donde el otro está en función de mi tener, se convierte en un objeto que me produce. Esto se explica porque en el hombre existe una fuerza que lo lleva a ser siempre más, a superarse cada vez más; y  si el ser es convertido en tener, entonces el hombre desea tener  siempre más. Es claro que desde esta posición es imposible una relación de sujeto a sujeto (p. 93)

De allí pues, que en este tipo de relación el alumno es el que depende del profesor, el que no sabe, el que tiene que ser dominado, moldeado según criterios ajenos a su propia persona; es decir, el alumno no tendría libertad de ser. Por otra parte, el profesor es concebido como el dominador, el que representa la autoridad, el que siempre tiene la razón y el poder  dentro del proceso educativo. En consecuencia, se establece una relación de dominio, que implica el dominio de uno sobre el otro.

– La relación de indiferencia: es el tipo de relación, en donde el otro puede ser cualquiera, en donde cada individuo se transforma en un número, en un código, en un dato, en uno más de la masa; en un voto, en un soldado, en un compañero, en el chofer, en el panadero, en el vecino sin nombre, etc., de allí pues, que en la relación desde la indiferencia las personas desaparecen como tales, nada importa, un muerto, tres muertos, da lo mismo; de tal manera, que en este  tipo de relación, el alumno sería uno más de la lista, y el profesor no pasaría de ser un empleado más de la educación , que pudo haber sido cualquiera.

– Relación desde el entenderse:   este nivel de relación se presenta como el primer tipo de relación intersubjetiva de carácter constructivo, en donde se establece un acercamiento sincero entre dos o más personas que están dispuestas a compartir ideas, ideales, criterios y formas de vida.  Es por ello, que cuando dos personas se entienden, el otro tiene un rostro definido, posee un nombre particular y significativo; es el amigo, el compadre, mi profesor, mi maestra, mi vecina.

 Dicho de otro modo, en este tipo de relación el yo se siente importante para los demás, se siente respetado, con derechos y deberes; de igual manera, el yo reconoce la presencia del otro, como una persona significativa, a quien conoce, con quien comparte, a quien le desea lo mejor. En este sentido, Albornoz (1980)  presenta el comentario siguiente:

Repasando un poco mi vida, mis experiencias, recuerdo que me sentí feliz aquel día de mi cumpleaños cuando me miraron con cariño, me sentí feliz cuando una persona me miró con cariño y me dijo: “esto es para ti, consérvalo como signo de aprecio”, pero sobre todo me sentí feliz cuando al dar algo de mí, hice que una lágrima se transformara en sonrisa y que un hombre saliera de la oscuridad. En pocas palabras, parece que la felicidad está ligada a los otros, y a la capacidad de poder darme a los demás (p. 50)

 Evidentemente, en este tipo de relación el profesor y el alumno se conocen por el nombre, mantienen una relación que va más allá del aula de clase, los dos se reconocen significativos el uno para el otro, ya no da igual quien sea el alumno, ni quien sea el profesor, se establece el conocimiento entre ambos, en una relación positiva  de crecimiento personal

– Relación desde el amarse: esta forma de relación es personal, se vive desde la intimidad, va más allá del entenderse, tiene que ver con otras dimensiones de la existencia que trasciende lo profesional, lo familiar, lo vecinal, lo establecido, en efecto, el amarse es un tipo de relación que está más allá de lo explicable, y penetra en el misterio de la persona humana. Es por ello, que el amor se da sin razones; muchas veces sin entenderse, se da y punto. Sin embargo, el amor no hace que desaparezca el yo enajenado en la figura del otro, eso sería una relación de dominio, y no de amor.

 De allí pues, que la verdadera relación de amor es aquella en donde la persona se realiza como tal, se respeta y respeta, se ama y ama al otro. Por lo demás, la relación de amarse queda marcada por la necesidad de estar con el otro, y por sentirse comprometido con la existencia del otro, hasta el punto de dar la vida, si fuese necesario; de ahí, que el prototipo del amarse es el amor de la madre, quien lo entrega todo por los hijos, más allá de la razón y del entenderse.  Dentro este orden de ideas, Albornoz (1980) plantea lo siguiente:

Pero una vez que sucede el encuentro, ¿cómo se manifiesta el amor? Se manifiesta como deseo de estar juntos, de compartir la vida, de no separarse. Por eso la madre no quiere separarse de su hijo, ni el hijo de su madre; los hermanos se escriben si están lejos, pidiendo noticias o se invitan con frecuencia; los amigos se pasan la mayor parte de su tiempo juntos, los novios se quiere ver todas las tardes y la mente está siempre ocupada en imaginar la presencia    del otro (p. 51)

Ahora bien, dentro del marco del proceso educativo, la relación desde el amor no puede ser evaluada, ya que este tipo de relación es íntima y personal. Sin embargo, una manifestación de la relación desde el amor en el desempeño docente, se puede dar cuando el educador ama su profesión, quiere y desea vivir para la educación, le gusta y desea estar en su lugar de trabajo, y se siente feliz cuando realiza su tarea educativa, le parecen cortas las horas cuando está  con sus alumnos; en definitiva, cuando concibe que su felicidad está determinada por su ser educador, y no se ve a sí mismo viviendo de otra manera.

– La relación desde el confiarse: es el nivel de relación más profundo que pueda experimentar la persona, no es fácil llegar a este tipo de relación ya que no es espontáneo como el amor, y, sin duda, trasciende el entenderse. En efecto, el confiarse exige una capacidad de entrega de la misma intimidad, de lo oculto, de lo que solamente se guarda para nosotros, de eso que no compartimos, de nuestros secretos. Es por ello, que este nivel de relación exige la presencia de un tú que no sea capaz de fallarnos. Es decir, exige una capacidad de entrega de la misma intimidad en una persona ajena a nosotros que no sea capaz de fallarnos jamás. De esta manera, se puede entender al otro, pero ¿debo confiar mi intimidad a todos mis amigos que comparten ideales, a todos los profesores que conozco, a todos los vecinos, a todos mis compañeros? Por otra parte, se puede amar a las personas, a la pareja, a los padres, a un a migo, a una amiga; pero, ¿puedo confiarles, en nombre del amor, lo íntimo, mis secretos? ¿Hasta qué punto puedo confiar en el otro? ¿Hasta qué punto el otro es garantía de mi confianza? Ahora bien, algunos piensan que los únicos que son capaces de alcanzar este nivel de relación desde la confianza son los niños, de ahí, que a fuerza de relaciones negativas, en donde el otro ha fallado, y nosotros hemos fallados, se pierde lentamente, a lo largo de la historia personal la capacidad de confiar plenamente en el otro.

Por lo demás, existe una metáfora que ilumina la profundidad de la relación desde la confianza plena en el otro, que se parece al nivel de confianza que el niño tiene, cuando el papá lo lanza al aire repetida veces   y lo atrapa en su juego paternal, al niño nunca le pasa por la mente la idea de que el padre lo va a dejar caer,  confía ciegamente en los brazos de su padre, por eso ríe y es feliz, no teme, sabe que nunca su papá lo dejará caer;  de tal manera, que cuando nosotros confiemos en otra persona, con ese mismo nivel de confianza que  le tiene el niño a su padre, se llegará a este tipo de relación.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Albornoz, J (1980)  La persona humana en algunas de sus dimensiones constitutivas, Anthropos, (1), 49-60.

Barbera, G.(1987) Críticas socio-educativas de Ivan Illich, Anthropos, (15), 85-106

Gevaert, J. (1976) El problema del hombre. Salamanca: Sígueme

Rodríguez, J (1987) Hacia Dios desde las relaciones intersubjetivas,    Anthropos ,   (15), 5-24.

Segura, E. (2002) Vigencia del humanismo en la Facultad de Ciencias de la Educación  de la Universidad de Carabobo. Revista Ciencias de la Educación, (19), 89-106.

Fuente del artículo: https://trascendencia2000.blogspot.com/2015/11/el-hombre-como-relacion.html

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Libro: Amazonas, vidas en peligro Pueblos indígenas de Brasil

Por: CLACSO.

Ricardo Stuckert. Pablo Gentili. [Editores]

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ISBN 978-987-722-420-7
CLACSO. FLACSO Brasil. CEDALC.
Buenos Aires. Rio de Janeiro. Medellín.
Septiembre de 2019

 

Este libro captura momentos de la vida cotidiana de algunos de los principales pueblos indígenas de Brasil. Lo hace a través de imágenes, recordándonos que la fotografía es siempre el fragmento de una historia que no ha podido ser silenciada, de una historia que se resiste a ser olvidada. Ricardo Stuckert, uno de los grandes fotógrafos latinoamericano contemporáneos, nos ayuda a mirar lo que el poder colonial invisibiliza. Con su cámara, revela lo que tenemos derecho a mirar, o sea, lo que tenemos derecho a conocer y que los poderosos aspiran a silenciar. Con su cámara, ilumina el espejo en el que se refleja nuestra ignorancia sobre los otros, o sea, sobre nosotros mismos.
Fuente del documento: Amazonas vidas en peligro
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Educación para el desarrollo sostenible

Por: Christopher J. Nytch.

En estos días se celebra en la Organización de las Naciones Unidas la Semana de los Objetivos del Desarrollo Sostenible; comúnmente conocidos como las Metas Globales. Estas metas representan una gran visión mundial a la cual aspiramos llegar como miembros de la comunidad Tierra para el 2030.

Mientras, Puerto Rico recordó el paso del huracán María enfrentando enormes desafíos fiscales, políticos, ecológicos, tecnológicos e hidro-climáticos, entre otros factores existenciales. El país se encuentra en una coyuntura crítica respecto a su futuro desarrollo. Además, hay una inminente necesidad de aumentar el diálogo público de esta naturaleza. ¿Cómo se logra? ¿A quién le pertenece?

Presentamos que la raíz de ese diálogo puede ser la Educación para el Desarrollo Sostenible (EDS), la cual es imprescindible para Puerto Rico, si deseamos aumentar la resiliencia frente a los grandes retos que experimentamos.

La EDS es una educación integrada que se alinea con las Metas Globales establecidas por las Naciones Unidas y promueve un balance entre el bienestar económico, sociocultural y ambiental, que son interdependientes.

Es, además, una educación que cruza fronteras, vinculando las distintas disciplinas y sectores de la sociedad para construir una plataforma participativa que fomente la conciencia sobre el desarrollo y manejo apropiado de nuestro entorno.

En esencia la sostenibilidad es algo profundamente íntimo; se trata de comida saludable, agua y energía limpia, la libertad de elegir y el trabajo digno, entre otros valores fundamentales. Comienza al nivel del individuo y luego se despliega en la familia, el barrio, el municipio, el país, hasta que llega a las Naciones Unidas, como la joven sueca Greta Thunberg, quien en días recientes lideró una huelga global contra el cambio climático, y que llevó a jóvenes y personas interesadas en Puerto Rico a manifestarse frente al capitolio.

Al presente hay varias rutas y estrategias que podemos seguir. La sostenibilidad se realiza a través de distintos caminos que conforman las condiciones relevantes a cada pueblo.

Así mismo, la EDS nace por los acertados esfuerzos de diversas entidades colaborando para trabajar esta transformación educativa. Ofrezco como ejemplo la iniciativa de crear en Puerto Rico un Centro Regional de Excelencia en la Educación para el Desarrollo Sostenible (Regional Center of Expertise, RCE por sus siglas en inglés), que otorga la Universidad de las Naciones Unidas. Este Centro nos daría acceso a una poderosa red de organizaciones privadas y sin fines de lucro, agencias públicas, oficinas gubernamentales, grupos comunitarios, instituciones académicas y otros actores que están encaminados a usar la educación formal e informal como herramientas para fomentar la sostenibilidad en la isla a través de múltiples escalas de gobernanza. Esperamos que el RCE-Puerto Rico esté en funciones el próximo año y fortalezca estas iniciativas.

Mientras los líderes globales se reúnen para considerar las cuestiones de interés mundial, debemos hacer lo mismo a nivel local.

Contemplemos cuales acciones podemos tomar en nuestros hogares, escuelas, iglesias, trabajos y comunidades para desarrollar un futuro común que sostenga la vida y nos permita prosperar. La clave y la fuerza reside en la acción colectiva.

Fuente del artículo: https://www.elnuevodia.com/opinion/columnas/educacionparaeldesarrollosostenible-columna-2520701/

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