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“Pensar que la mera presencia de todo el alumnado convierte a la escuela en inclusiva es una falacia”. Entrevista a Ignacio Calderón

Entrevista/17 enero 2018/Autor:  Daniel Sánchez Caballero/Fuente: El diario la educación

La inclusión educativa obliga a hacer un cambio de mirada con el que pensar qué escuela queremos tener. Los recursos son importantes después, pero no suficientes. Para Calderón la cllave está en que haya escolarización pero, sobre todo, participación.

Ignacio Calderón, profesor titular de la Universidad de Málaga en el departamento de Teoría e Historia de la Educación y MIDE, cree que en España se practica la inclusividad de boquilla. Está en la ley, se dice que se ejerce, pero no se hace. “Me dedico a investigar la experiencia escolar y educativa y me interesan sobre todo lo procesos de inclusión educativa”, responde cuando se le pregunta quién es. El año pasado publicó Reconocer la diversidad. Textos breves e imágenes para transformar miradas (Editorial Octaedro), el último de una serie de libros sobre inclusividad y escuela que recoge ya desde el título una expresión que utilizará a menudo durante la entrevista: “Cambiar la mirada”, un ejercicio imprescindible, en su opinión, para cambiar el modo en el que concebimos la escuela y pensar los cambios que esta necesita para lograr la inclusividad total.

Para fijar el marco: ¿se practica la inclusión educativa en España?

Se practica de la misma manera que también está muy extendido que la institución escolar es muy excluyente. Se practica en determinados casos y no se practica en buena parte de las instituciones escolares. Estructuralmente, la escuela española no es inclusiva todavía a pesar de que nos llenemos la boca de decirlo.

Y de que debería serlo por ley.

Debería serlo por ley, pero por ley también se impide que lo sea. Como está organizada la escuela es la que impide que sea inclusiva pese a que por ley se dice que deba serlo.

¿Puede elaborar esto?

Me refiero a muchas cosas. Que la escuela sea inclusiva está reñido con que existan modalidades de escolarización excluyentes. ¿La escuela debe ser inclusiva? ¿El Estado español ha firmado la Convención de la ONU sobre los Derechos de Personas con Discapacidad? Sí, pero existen modalidades de escolarización excluyentes que ni siquiera se eligen. La escuela inclusiva es una escuela en la que todas las personas están juntas y se educan juntas. En el momento en el que se hacen escolarizaciones que no lo hacen, la escuela deja de ser inclusiva. Y esto no es anecdótico, está en el ADN de nuestro sistema escolar.

La orientación escolar está organizada en torno a esto, las evaluaciones psicopedagógicas están orientadas en torno a esto, no a otra cosa. ¿La escuela es un espacio en el que construir justicia social? Todo el mundo diría que sí, pero a la vez no. Una cosa es lo que decimos que es la escuela y otra es lo que de hecho es. Y eso tiene que ver con cómo está constituida y construida la escuela. ¿Cómo puede ser la escuela un lugar donde se construye democracia y a la vez se clasifica la infancia? Eso es hablar del sistema escolar en sí. Cada vez que calificamos, clasificamos la infancia. Son funciones que se le están encomendando a la escuela y que los profesionales estamos asumiendo cuando formamos parte de esa escuela, aunque no todas las escuelas ni profesionales lo abordan igual. Yo le puedo preguntar a mis alumnos para qué sirve la escuela y uno me dirá que para formar ciudadanos, otro que para formar trabajadores, otro que para clasificar a la infancia. Y todas las cosas son reales y están en la escuela, aunque no de igual manera en todas.

Mala solución tiene esto, si el ‘enemigo’ es el propio sistema.

El gran enemigo realmente es una forma de organización, es una idea. ¿Qué proyecto estamos haciendo? En parte, la escuela es una gran clasificadora social, pero también podríamos pensar por qué la escuela tiene que asumir ese rol. Cuando pongo un sobresaliente estoy diciendo que ese niño o niña sobresale del resto. El sobresaliente solo tiene sentido cuando tiene alguien debajo. Hemos asumido que la escuela es así, pero, ¿debe ser así siempre? No necesariamente. Estas reflexiones hay que hacerlas si creemos que la escuela debe ser inclusiva.

¿Y usted es partidario de que sea 100% inclusiva?

Sí, por muchos motivos. Porque es de justicia, pero también porque hay evidencia de que una escuela inclusiva es mucho más valiosa que una homogénea.

¿Más valiosa en qué términos?

Educativos, de aprendizaje. Está contrastado que aprendemos de la diferencia. Solo aprendemos de la diferencia. Pensar que la escuela es homogénea, que es lo que nos ha organizado el pensamiento cuando pensamos en la escuela, desde el punto de vista educativo no tiene tanta lógica como creemos. Otra cosa es la complejidad que tenga pensar en cómo deben ser las escuelas de otra manera. Pero esa lógica de la homogeneidad es contraria al proceso de aprender. Se aprende de lo diferente.

En las últimas décadas, el cambio social se ha acelerado mucho. El cambio social afecta a las escuelas. Hemos dicho hace muy poco (en términos históricos) que la escuela es un espacio para todo el alumnado. Con la ley general de 1970 comienza a pensarse que la escuela debe ser para toda la ciudadanía. Y hemos metido a todo el alumnado. Pero, ¿qué ha cambiado dentro de la estructura de la escuela? Un profesor de mi departamento ya fallecido, José Manuel Esteve, explicaba que al profesor le han cambiado el escenario a mitad de función. Eso ha pasado. Ahora hay que pensar qué hacemos dentro de las escuelas. Si ha cambiado al alumnado, eso obliga a que cambiemos lo que hacemos dentro. Mi madre y mi padre no pudieron estar en las escuelas. Esa población de la que formaban parte estaba fuera de las escuelas. Cuando entran, ¿hay algo que cambiar en ella? No tenía sitio el pobre, el inmigrante, la mujer. Cuando decimos que tienen que estar, porque es su derecho, ¿qué cambiamos dentro para que se ejerza ese derecho? Porque una cosa es estar, que es importante, pero ahora la gente debe poder participar, progresar. Ahí está el debate: cómo hacemos para que ese alumnado esté, que no todo está, y que también pueda aprender y progresar dentro de las escuelas. Habrá que preguntarse, por ejemplo, si una persona va en silla de ruedas y ahora tiene derecho a estar en la escuela, ¿está condenada a suspender Educación Física porque no puede correr? Habrá que repensarlo. ¿Y si ese mismo ejemplo ahora lo llevamos al aprendizaje de matemáticas o al lenguaje? Para hacer efectivo ese derecho que tiene toda persona necesitamos que algo o buena parte de lo que ocurre dentro se transforme para que esa persona pueda ver su derecho a estar, pero también a aprender, participar y progresar allí y que se reconozca todo ello.

No es que sean muy habituales, pero se han dado casos de familias que han rechazado que sus hijos compartan clase con niños con autismo o similares. ¿Cree que está la sociedad preparada para la inclusión total?

¿Cómo se prepara eso? ¿Cómo se prepara uno para la interculturalidad si no es a través de la interculturalidad? ¿Cómo se puede respetar a una persona si no creo que es una persona (y esto ocurre)? Esto solo se puede transformar a través del conocimiento. Yo creo que no es una persona a través de un prejuicio. Y el prejuicio solo se combate con conocimiento. Es a través de la formación que podemos aprender a ver las personas (y a nosotros mismos). Me habla de casos en los que a pesar de que se produce el encuentro, no está habiendo realmente contacto con la otra persona. La tarea de los educadores aquí debe ser favorecer ese encuentro. Pero seguimos dando más valor a otras cosas y las ponemos por delante de estas. Por ejemplo, el bilingüismo es un proyecto que está impulsándose con mucha fuerza y que se está poniendo por encima de un derecho humano fundamental, que es el derecho a la educación. Me refiero al proyecto bilingüe como se está entendiendo ahora, que no necesariamente debería ser así. ¿A qué estamos dando prioridades en la escuela? ¿Cuál debe ser el proyecto? En los casos mencionados tenemos un proyecto genuinamente educativo, que es contribuir a que esto trascienda. Pero si como profesionales nosotros nos vemos obligados a volcar nuestros esfuerzos en otras cuestiones, probablemente los proyectos genuinamente educativos no se puedan llevar a cabo.

¿La inclusión se arregla solo con recursos?

No todo son recursos, pero necesitamos recursos. Vengo de una reunión en la que hemos analizado discursos pro inclusión. Y vienen a decir que se trata, sobre todo, de un cambio de voluntad. Y este tiene que ver con un cambio conceptual, un cambio de mirada. Y ese cambio de mirada no es cuestión de recursos. Ahora, los recursos pueden favorecer que se produzcan cambios de miradas. Por ejemplo, hacer formación y acompañamiento del profesorado.

Usted es profesor en la Universidad. ¿Los futuros maestros reciben la suficiente formación sobre inclusión como para practicarla adecuadamente?

Mejor que hace unos años, pero insuficiente. Desde hace un par de años estoy dando clase en el máster de Secundaria. Yo percibo cada día un gran avance en Málaga, y el profesorado lo hace ver. Pero nunca es suficiente. En los planes de estudio de la formación de maestros existen grandes problemas. El primero es que los propios profesores universitarios hemos construido nuestros discursos según el modelo médico de la discapacidad. En Málaga la inclusiva es una mención, no es para todo el alumnado. Si estamos pensando que la escuela tiene que ser inclusiva, necesariamente todo el alumnado debe ser formado desde esta perspectiva inclusiva. Tenemos que llegar a pensar cada materia desde el punto de vista de la educación inclusiva. Ahora son varias asignaturas que se pueden elegir. No quiere decir que no haya formación para todos, pero la propia idea de pensar en una mención en educación inclusiva es problemática. Se trata de formar a todo el profesorado para que ningún profesor pueda pensar: “Este alumnado no es mi alumnado”. Esto ocurre ahora. Ocurre en el profesorado en formación inicial, pero también en las escuelas cuando se derivan a otras modalidades de escolarización. Esto no debería poder ocurrir. Es como hacerse bombero, pero solo de incendios pequeños. O eres médico de dolores leves. No se elige. Como profesor no eliges qué alumnado quieres.

Hay familias que eligen la no inclusión para sus hijos, que prefieren un centro especializado. ¿Cómo se aborda esto? ¿Deben ser obligadas contra su voluntad a escolarizar a su hijo en un centro ordinario?

Esas familias hacen eso después de una experiencia. Y esta experiencia es de exclusión porque han vivido que sus hijos no son suficiente o mínimamente atendidos en los centros ordinarios. Es un problema innegable y, si eso ocurre, cómo no van a pensar así. El problema es que hay que hacer la escuela ordinaria para todo el alumnado. Ahora mismo la escuela ordinaria no es inclusiva, y pensar que la mera presencia de todo el alumnado convierte a la escuela en inclusiva es una falacia. La escuela debe ser un sitio en el que la gente pueda aprender, progresar y participar. Si no, no es inclusiva, aunque esté todo el alumnado. Por ejemplo, las cifras de fracaso del alumnado gitano. El alumnado está, pero la escuela no está siendo inclusiva, es racista. Y diremos que es culpa del niño o de la niña, que no atiende. Eso es la punta del iceberg. ¿Qué ocurre para que se acumule el fracaso escolar en una determinada población? Algo está ocurriendo. No es responsabilidad única de la escuela, claro, pero en el fracaso escolar algo tendrá que ver la escuela.

Supongo además que esto creará una experiencia que se va trasladando de padres a hijos. “Si la escuela maltrata a mi hijo, no lo llevo”. Y así sucesivamente.

Si tienes la experiencia de que tu hijo lo ha pasado fatal en la escuela ordinaria porque ha estado desatendido, ¿cómo vas a querer que vaya a ella? Cuando hablamos de escuela ordinaria hablamos de eso, de una transformación profunda de la escuela.

Está en contra de las adaptaciones curriculares. ¿Puede explicar por qué?

De alguna manera no dejan de ser un legitimador de que todo siga igual. Lo que hacen es que no cambie el currículum, la organización, las metodologías. Solo cambia lo que se le ofrece a este niño concreto. Cuando hablamos de escuela inclusiva hablamos de la transformación de esas formas de organización, de esas metodologías, de lo que es común. Convertirlo en algo individual, que es como se entienden mayoritariamente las adaptaciones, de alguna manera devuelve el problema al terreno personal: el problema es del niño. Pero aquí hablamos de un proceso social, de democratizar la escuela, que hasta hace nada era de unos pocos. Tenemos la obligación legal, pero también moral, de transformar lo que es común, que es lo que queda ignorado cuando hacemos las adaptaciones, porque queda de nuevo ese curriculum homogéneo de eso que hemos llamado “normalidad” y queda como no normal o incorrecto lo de otros chicos que históricamente no han estado en las escuelas.

¿Por dónde comenzaría esta transformación de la escuela de la que habla? Parece difícil cuando, según algunos estudios, un porcentaje importante de los profesores considera que la escuela no debe ser inclusiva y que ciertos niños están mejor en centros especializados. ¿Hay que cambiar esta mentalidad en primer lugar?

Respecto al cambio de mentalidad: hicimos hace no mucho una investigación con un grupo de cien personas para pensar en la escuela inclusiva. Había muchos familiares de personas con discapacidad. Una de las cosas más impresionantes es que para entenderse entre ellas no tuvieron que hablar de las discapacidades de sus hijos. En las escuelas estamos justo en lo contrario. ¿Qué diferencia hay? Estos familiares han asumido algo que es muy necesario y valioso: no cuestionar el derecho de la persona a estar en la escuela. Si esto se hace, habrá que repensar el resto de cosas.

Respecto a transformar la escuela, es sistémico. Da igual por dónde comienzas. Puede ser el proyecto educativo del centro, de la orientación, la metodología, las actividades, los materiales. Cualquiera de las patas vale para volver a pensar el sistema. No se puede pensar en una única cosa que haya que cambiar. Hace falta sobre todo cambiar los procesos, no tanto de formación vertical del profesorado, sino más bien hablar de tiempos para que el profesorado pueda volver a mirar su centro, a pensarlo y ver cómo hacerlo más participativo y democrático. Al final, el proyecto de hacer escuelas inclusivas es hacer de la escuela una herramienta de participación democrática. Los profesionales necesitan espacios en los que puedan aprender de las familias, que unos aprendamos de otros y que entre todos podamos llevar a buen puerto estos procesos ambiciosos. Esto no ocurre porque lo muevan las familias o los profesionales de un centro. Se hace porque entre todos comenzamos a construir algo nuevo, a escucharnos y a escuchar al alumnado. Al alumnado, a las familias, sobre todo a esas que decimos que están totalmente desorientadas. Esas familias tienen cosas que decirnos sobre la escuela que deseamos y necesitamos también.

Interesante. ¿Escuchamos demasiado a la gente que le ha ido todo muy bien y por tanto quizá no tenga una opinión tan informada respecto a qué falla en la escuela?

Yo aprendí un montón cuando vi que el mismo profesorado que había sido estupendo para mí no lo fue para mi hermano.

Imagen y fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/01/10/pensar-que-la-mera-presencia-de-todo-el-alumnado-convierte-a-la-escuela-en-inclusiva-es-una-falacia/

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“Si no se aprende a mirar socialmente a la adolescencia siempre la enfocaremos desde el conflicto”. Entrevista a Jaume Funes

Entrevista/16 Enero 2019/Autor: Adrián Cordellat/Fuente: El país

Psicólogo, educador y periodista, Jaume Funes lleva más de cuatro décadas dedicado a escuchar, comprender y ayudar a los adolescentes, un grupo de población del que, dice, ha aprendido “cada día”. De ese aprendizaje surge Quiéreme cuando menos me lo merezca…porque es cuando más lo necesito: una guía para padres y maestros de adolescentes (Paidós), que Funes considera “algo parecido a un testamento vital”. Un libro que cree el último porque, como afirma en sus páginas, “es bueno dejar paso a otras miradas”. En él comparte gran parte de lo aprendido en estos cuarenta años rodeado por las capacidades, angustias e incomprensiones de los “encantadoramente insoportables adolescentes”.

PREGUNTA. No podía dejar de preguntarle en primer lugar por el título del libro. ¿Necesitan nuestros hijos más cariño que nunca en esta etapa en la que, paradójicamente, más nos sacan de nuestras casillas y más parece rehuir nuestro cariño?

RESPUESTA. El título lo que viene a decir es “soy insoportable, merecería que me dieras una hostia, pero…” (risas). Al final es un “pobre de ti si me das un beso, pero pobre de ti si no estás cerca por si necesito un abrazo”. Y eso es lo que más desquicia a los adultos: ¿En qué quedamos? ¿Me quiere o no me quiere? ¿Me necesita o no me necesita? Te necesita, pero no le demuestres que te necesita. La pregunta de fondo es: ¿Cómo enseñas a un adolescente que cree que lo sabe todo para que aprenda lo que no sabe sin tener que reconocer que no lo sabe y, además, sin reconocer que le has enseñado tú?

P. Qué locura, ¿no?

R. Es una locura para los adultos porque nunca sabes qué distancia mantener. Cuando te acercas demasiado te dan un “soplamocos” y “bufan”, pero si te alejas te dicen que ya no les quieres. Son las contradicciones propias de la entretenida vida con adolescentes.

P. Ante estas contradicciones escribe en la introducción del libro que “no existe un manual de buen padre o buena madre” y que todo el mundo lo es “en la medida en que no pasa de sus hijos y se para pensar cómo puede hacerlo mejor”, pero a la vez asegura que “no vale cualquier manera de educar a los adolescentes” y que algunas formas de hacerlo “generan desastres”. ¿Qué no vale con los adolescentes?

R. No vale, por ejemplo, querer imponerles un modelo de vida, pensar que la única vida buena es la que tú has llevado como adulto. Tampoco vale pretender que cambien de un día para otro, no tener paciencia. Tampoco quererlo resolver todo con la norma, con la imposición, porque muchas cosas se tienen que solucionar con mano izquierda, a través del diálogo. Y tampoco vale, entre otras muchas cosas, querer imponer valores en vez de permitir que ellos los descubran por sí mismos.

P. Como dice, no podemos pensar que la única vida buena es la que nosotros hemos llevado como adultos, pero ¿no tiene la sensación de que cada generación de padres y abuelos teme y menosprecia a la generación de adolescentes actual? Como si la nuestra siempre hubiese sido mejor.

R. La mayor parte de los adultos se olvidan de que fueron adolescentes. Muchas veces se lo tengo que recordar: “Oye, que tú fuiste adolescente, hiciste padecer a tus padres y, sin embargo, has llegado a ser una madre o un padre razonable”. Y por otro lado siempre tendemos a idealizar. Cuando recordamos nuestra adolescencia solemos recordar siempre la parte positiva. No recordamos si lo pasamos mal o el padecimiento que causamos a otras personas. Al final con esto pasa como con todo: “Yo hice la Revolución y estos son unos vagos”, “yo a tu edad ya trabajaba y tú no te esfuerzas”…

P. ¿Por qué ese concepto y esa imagen pública del adolescente y de la adolescencia? ¿Por qué tienen tan mala prensa?

R. Llevo cuarenta años trabajando con adolescentes y siempre vemos en ellos un problema y no un adolescente. Yo empecé trabajando cuando había un problema muy grave de violencia entre bandas, luego vinieron las drogas, luego las discotecas… Al final los convertimos en etiquetas: drogadictos, discotequeros… Aún hoy sigue costando mucho que los adultos no vean un problema, sino un adolescente que, por definición, está perfilando su propia personalidad, intentando diferenciarse de los adultos. Lo que pasa es que esta especie de “plantar cara”, de reafirmarse, hace que el adulto no quiera ver que simplemente es un adolescente que se reafirma y, por el contrario, acabe viendo a un puñetero maleducado.

P. La mirada hacia el adolescente de la que habla en el libro.

R. Es que es fundamental. Si de entrada ya miramos al adolescente como un problema hipotético real, ya no hay nada que hacer. Hay que abrir los ojos y ver que es nuestro hijo, nuestro sobrino, nuestro vecino, un niño que hasta hace nada considerábamos un encanto. Si no se aprende a mirar socialmente la adolescencia siempre la enfocaremos desde el conflicto. Y a todo esto, por cierto, hay que sumarle ahora un añadido.

P. Explíqueme.

R. Hasta ahora buena parte de la educación se basaba en una cierta lógica de pensar que lo que había sido bueno en un determinado momento de la vida, tenía que serlo por fuerza ahora. Sin embargo, en un mundo tan cambiante como el actual, la mayoría de los padres y las madres están perdidos porque el pasado les sirve de poco.

P. Justo lo dice en el libro, que hoy criamos a adolescentes “dinámicos y que se transforman” y que además viven en un mundo “aceleradamente cambiante”. ¿Qué nos exige como padres esta adolescencia de nuestros hijos vivida en un entorno tan cambiante?

R. Exige lo de siempre, una revisión de qué demonios significa ser padre o madre en el contexto en el que te toca vivir la experiencia. Hace 20 años podías preguntarle a un chaval que dónde había ido o que con quién había estado. ¿Pero ahora qué le pregunto? ¿Cuál es la última foto que has colgado en Instagram? Esta nueva realidad me obliga a mirar sus gestos, a dejar que me enseñe, a no fisgarle demasiado. Antes le podían “preocupar” a las madres las malas amistades o los peligros de la calle, pero ahora debe preocuparnos cómo es nuestro hijo en internet, lo que obliga a otro tipo de relaciones que pasan por dejarse enseñar, por preguntarle como aquel que no sabe nada para que te explique. Al final lo más importante es que sepan que nos importan sus vidas.

P. Me ha gustado mucho una reflexión del libro que enlaza con mucho de lo que hemos hablado ya: “choca la inestabilidad vital y vitalista adolescente con la madurez adulta, que tiende con facilidad hacia el conservadurismo”.

R. Los mayores nos hemos ido construyendo la vida sobre la base de unos ciertos andamios. Sabemos que tenemos muchas contradicciones, así que hemos ido apuntalando esos andamios con una cierta coherencia de la vida que tiene mucho de incoherencia. Y en ese punto aparece un adolescente y nos hace ver que realmente somos unos falsos, nos descoloca en todos los sentidos, y entonces echamos mano de estrategias de educación antiguas y conservadoras. Pero, ¿qué es educar? Educar es ayudarles a sentirse bien, ayudarles a descubrir el mundo, ayudarles a descubrir al otro. Y tenemos que encontrar la forma de hacerlo, porque antes la idea de fondo era buena, pero no la forma en la que se educaba.

P. Me ha llamado especialmente la atención la parte del libro en la que habla de aquello que podemos esperar de un adolescente y aquello que no. ¿Son las expectativas incumplidas de aquello que pensamos que pueden darnos/hacer, pero para lo que realmente no están preparados todavía, lo que provoca muchas de las fricciones en esta etapa?

R. Sí. Entre padres e hijos y entre adolescentes y los propios profesionales. Observa que muchos colegas de la educación y del mundo de la salud mental necesitan tener una especie de definición previa, un manual de clasificación. Y claro, si tú aplicas esos manuales, todos los adolescentes están para encerrarlos (risas). Y en el caso de los padres sucede igual. Esperamos que sean educados, que se dediquen a estudiar, que hagan los deberes, que aguanten las horas de escuela infumable, que en casa protesten pero poco… Y claro, entonces no serían adolescentes. No tiene sentido que se comporten ya como algún día nos gustaría que acabasen siendo. Nuestro ideal sobre su vida igual se acaba cumpliendo, pero eso en todo caso será mucho más adelante.

P. Y por último, y volviendo al conservadurismo, muchas de esas fricciones tienen su base también en otro tema que explica: “ellos y ellas ven sus conductas con altas dosis de atractivo. En cambio, nosotros, sus adultos, enseguida detectamos un riesgo innecesario”. Y entonces les contamos nuestras batallitas de juventud con moraleja final.

R.  Nuestras batallitas no sirven de nada. Nosotros tenemos experiencia, que es una supuesta virtud pero que no sirve para ellos, porque son ellos los que deben construir sus propias experiencias. Pero sí que hemos de estar disponibles porque ellos y ellas también están angustiados y a veces, cuando dudan, dejan caer sus dudas para que tú, sin querer darles lecciones ni consejos, les expliques tu experiencia. Es decir, no aceptarán de su madre que ponga pegas al novio o a la novia que tienen, pero sí aceptarán que, en determinado momento, sin querer dar lecciones, les explique de quién se enamoró, cómo y por qué, que les cuente por qué le entusiasmaba su padre. Es decir, es compartir tu vida sin pretensiones de consejo moralista, porque lo otro no conduce a nada.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/12/24/mamas_papas/1545633882_665223.html

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Entrevista a Amilton: Las escuelas de Mozambique, un golpe de realidad (Audio)

Redacción: Cadena Ser/16-01-2019

Escuchar en: https://play.cadenaser.com/audio/1546604329_124443/#

Amilton es profesor en la Escola Ignacio de Loyola en Mozambique, conocemos el día a día de la educación, la ratio de alumnos y hasta su vinculación con el Deportivo, gracias a la entreviata con  Mayte Gonzalez  en Hoy por Hoy A Coruña.

Fuente: https://cadenaser.com/emisora/2019/01/05/radio_coruna/1546646400_980171.html

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Gregorio Luri: “La Filosofía es exactamente el núcleo de la identidad europea”

Por: M. Martínez.

Gregorio Luri (Azagra, Nafarroa, 1955) es doctor en Filosofía y licenciado en Ciencias de la Educación, pero el papel que reivindica es el de maestro de escuela

BILBAO– ¿Qué lugar debería ocupar la Filosofía en la educación?

-Eso depende de nuestras aspiraciones colectivas, pero para mí, la cuestión esencial respecto a la Filosofía es la siguiente: es imposible entender quiénes somos como europeos si no entendemos lo que supone la Filosofía. La Filosofía es exactamente el núcleo de la identidad europea.

¿Por qué?

-A diferencia del resto de civilizaciones, que todas tienen su libro sagrado intocable, en Europa no ha habido ningún libro que no haya estado tarde o temprano sometido al debate. Lo único sagrado es precisamente ese debate, ese diálogo. Si negamos esto, estamos negando la esencia de nuestra cultura. Obviamente, ninguna herencia está garantizada, por lo tanto podemos decir que estamos cansados de ser europeos y que eso ya no nos interesa.

¿Qué nos aporta la Filosofía?

-Creo que cualquier actividad escolar bien realizada te ayuda a pensar y a desarrollar tu pensamiento crítico. Lo que te proporciona la Filosofía es un ejercicio de segundo grado: ¿Qué es pensamiento crítico? ¿Qué es pensar? La auténtica Filosofía no es tanto la que nos permite encontrar la respuesta como vivir la dimensión de esa misma pregunta.

Sin embargo, muchas veces se ha caído en el error de reducir la Filosofía a la enseñanza de cuatro o cinco autores.

-Eso es una cuestión dolorosa. La Filosofía, si es algo, es el intento de superar la opinión para sustituirla por el razonamiento. Cuando veo que los alumnos de Italia trabajan a Hegel, cuando veo los exámenes de Filosofía de Francia, me parece que tenemos todo un campo de ambición que desarrollar. La Filosofía si no es ambiciosa no es Filosofía.

“La Filosofía no es tanto la que nos permite encontrar la respuesta como vivir la dimensión de la pregunta”

“La escuela se ha convertido en el lugar en el que la sociedad vierte todas sus frustraciones”

¿Qué opina sobre el eterno debate sobre la asignatura de valores cívicos?

-Los valores que puede transmitir un centro están en la conducta de este propio centro. Creo básicamente que lo que llamamos valores se adquieren mucho más por el ojo que por el oído. Son los ejemplos valiosos los que nos ayudan a encontrar esos valores. La escuela y el sistema escolar se han convertido en el lugar en el que la sociedad vierte todas sus frustraciones. Si tenemos problemas de equidad, la escuela;si tenemos problemas de género, la escuela;si tenemos problemas de ecología, la escuela. Y la escuela es, a la vez, la institución que más está siendo criticada y a la que más se le exige para que resuelva todos los problemas que la sociedad no puede encarar.

Usted reivindica su papel de maestro de escuela.

-Yo hice Magisterio en Pamplona, y de ahí me vine a Barcelona. Hice otras cosas, doctorado en Filosofía y no sé cuantas cosas más. Pero todo eso lo considero notas a pie de página del titulo honorable que es el de maestro.

¿Qué papel juega el maestro en la vida del niño?

-Luis Lizasoain, de la Universidad del País Vasco, está analizando los resultados de distintas escuelas comparándolas con las expectativas que su medio socieconómico proyectaría. Y nos está mostrando que en cualquier medio social hay centros educativos que tienen resultados muy por encima de sus expectativas y otros que están muy por debajo de sus expectativas. Los primeros son los que realmente nos deberían servir de guía. No hay institución ni política educativa que tenga más posibilidad, más capacidad transformadora que una buena escuela.

¿Cómo valora el estado de la educación en España?

-Creo que en España no hay un sistema educativo, hay como mínimo dos. Si valoramos, por ejemplo, Castilla y León, La Rioja y Navarra, la conclusión sería que tenemos un sistema educativo cojonudo. Los resultados de estas tres comunidades están a la altura de los países más altos de OCDE. Pero si valorásemos nuestro sistema educativo por los resultados de Extremadura, Canarias, Andalucía o Mallorca, diríamos: tenemos un sistema educativo desastroso. Lo curioso es que las primeras tienen buenos resultados con las mismas leyes educativas generales que las segundas. Por lo tanto, la pregunta que debemos hacernos es: ¿Cuál es la incidencia real de las leyes educativas sobre la mejora efectiva de los centros? Insisto en que debemos aprender de las buenas prácticas.

¿Y cuáles son?

-La formación profesional en Gipuzkoa es excelente, por lo tanto ahí tenemos un referente. El absentismo escolar en el País Vasco está a la altura de los países con menor absentismo en Europa. Habrá que reconocer lo que hacemos bien, y felicitarnos por eso, y también pensar qué nos pasa en el País Vasco (a excepción de Navarra) para que no acabemos de generar la excelencia que debería estar en nuestras manos. Yo no tengo la respuesta, simplemente lo constato.

Fuente de la entrevista: https://www.deia.eus/2019/01/13/sociedad/estado/la-filosofia-es-exactamente-el-nucleo-de-la-identidad-europea

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Pigna: “La mujer está poniendo en cuestión el origen del mundo”

Por: Qué Digital.

El historiador estuvo en Mar del Plata para presentar su libro “Mujeres Insolentes I y II” y habló de la revolución feminista, del rol de la mujer en la historia, de educación sexual y de lenguaje inclusivo.

Las mujeres que refleja Felipe Pigna en su libro hicieron historia. Igual que muchos hombres. Pero a ellas se les mezquinó la memoria de sus actos. Tardaron en aparecer en los libros, en las revistas, en los manuales de la escuela, en las conmemoraciones y ser reconocidas a nivel popular. Fueron mujeres valientes, arriesgadas, talentosas, capaces de ir contra lo que su época decía que había que hacer. Estuvieron a la altura de una historia que luego las arrumbó en un costado, fueron las “insolentes” en ese mundo.

***

Bajo esa premisa, esta semana el reconocido historiador y escritor Felipe Pigna estuvo en Mar del Plata para presentar “Mujeres insolentes de la historia I y II”, un libro que -en forma didáctica y acompañado por las ilustraciones de Augusto Costhanzo- le propone a quien se zambulle en sus páginas descubrir personajes increíbles y busca que las lectoras se imaginen a sí mismas “como valientes protagonistas de su propia historia”.

En el marco del ciclo de escritores “Verano Planeta 2019”, el historiador dialogó con QUÉ Digital y en una entrevista ahondó acerca de la revolución feminista, se refirió al rol de la mujer en la historia, destacó la importancia de la educación sexual en las escuelas, habló de la necesidad de perspectiva de género en el periodismo (y en todos los ámbitos) y hasta hizo sus consideraciones acerca del lenguaje inclusivo.

La mujer al poner en cuestión el poder patriarcal está poniendo en cuestión el origen del mundo, el modelo capitalista y esto es lo que jode. Rompe el paradigma y en esto se equivocan aquellos que creen que solamente la Iglesia se opone a esto: no es solamente la Iglesia, es el sector conservador y va mucho más allá. Es el poder puesto en cuestión, cuando cuestionás el orden patriarcal estás cuestionando el poder y el modelo de reproducción”, resumió Pigna.

FELIPE PIGNA (2)

– ¿Por qué contar la historia de las ‘mujeres insolentes’ y por qué este formato de libro?

– Primero, porque el libro nació con mi visita a escuelas primarias. Yo voy mucho a escuelas primarias con mi colección de historietas, que se está usando mucho en las escuelas y ahí las chicas y los chicos me preguntaban por qué no veían en sus libros la historias de las mujeres. Entonces me pareció lindo hacer un libro pensado especialmente para los chicos, con un guiño infantojuvenil pero para todo público.

Por eso recurrí a mi amigo Augusto Costhanzo que es un gran ilustrador. Un poco lo hicimos juntos, yo le iba contando los perfiles de estas mujeres y él iba haciendo los bocetos que se convirtieron en estos dibujos maravillosos, que la verdad sintetizan perfectamente lo que uno quiere contar. Hay algunos guiños para quien lo agarra, como “El séptimo sello” de Ingmar Bergman, en el caso de Alejandra Pizarnik. Nos dimos todos los gustos, es un libro que nos dio mucho placer hacer y pasan cosas muy lindas con él. Me llegan fotos aInstagram de nenas leyéndole a sus madres el libro. Una lectora me contó la historia, que vinieron por Ruta 2 y la nena le venía leyendo el libro en vez de escuchar la radio o cosas al revés, como lecturas nocturnas. Estoy muy contento con el libro.

– Y como historiador, ¿qué visión tenés respecto al rol que se le da a la mujer en la historia?

– Hoy justamente es el cumpleaños de Simone de Beauvoir, que fue la mujer que escribió hace setenta años “El segundo sexo”, donde ella habla de cómo el primer sexo -obviamente lo nombra así irónicamente-, el sexo masculino, definió según sus gustos, sus placeres, aspiraciones sexuales, su forma de ver a la sociedad, al segundo sexo. En ese contexto ella habla también de cómo se contó la historia y estas frases tremendas como “detrás de todo hombre hay una gran mujer”, siempre detrás. Así que creo que eso explica mucho cómo se ha contado la historia y cómo se sigue contando, porque el periodismo cuenta cotidianamente la historia, se sabe que el periodismo es la primera versión de la historia.

Se sigue viendo en cómo se escribe sobre un femicidio, cómo se habla mal de la víctima, se la reta. O en una violación, cuando se dice “la chica estaba donde no tenía que estar”, cosas increíbles que seguimos escuchando, porque hay una falta de educación en estos temas. Por eso creo que es importante una Ley de Educación Sexual Integral donde realmente hablemos de lo que es la sexualidad hoy.

“El periodismo cuenta cotidianamente la historia, se sabe que el periodismo es la primera versión de la historia”.

FELIPE PIGNA (5)

Lo que uno advierte con mucha alegría cuando va a las escuelas es que para los chicos no es un tema, porque no tiene que ser un tema, tiene que ser algo natural; cuando lo convertimos en un tema encerrado en sí mismo vamos provocando problemas, psicopatías y demás, y los pibes lo viven con total naturalidad. Hablan del novio de mi tío, la novia de mi tía, los nuevos modelos sexuales, los nuevos géneros con total naturalidad, como tiene que ser.

Yo creo que eso debería ser completado académicamente y pedagógicamente por la educación, ampliando conocimientos, hablando de anticoncepción, de placer, una de las cosas que parece estar ausente cuando hablamos de sexualidad, que no es otra cosa que eso en definitiva y viene muy relegado. Fijate lo que se tardó, en los discursos previos, para que en el Congreso alguien hablara del placer, al debatirse la Ley de Aborto. Hubo una mujer que habló del placer como tema central en la cuestión de la sexualidad.

Ni hablar de los adolescentes, yo estoy hablando de los niños. Igual hay que cuidarlos y ahí debería estar el Estado. Sabemos que estamos en presencia de un Estado voluntariamente ausente en estas cosas, porque está presente en otras. Por eso uno tiene que bregar porque se convierta en algo formal porque de hecho pasa.Tengo 35 años de docencia y la realidad entra por la ventana, por debajo de la puerta, uno en el aula habla de la cotidianidad independientemente de los atrasados, ridículos y vetustos programas de estudio que se siguen tramitando, pero es imposible no hablar de la realidad. Esto tiene que tener una formalidad, tiene que tener un marco teórico.

– Hablaste sobre el debate por la interrupción voluntaria del embarazo. Como historiador, ¿cómo viste ese momento?

– Pocas veces en la historia argentina la gente estuvo tan expectante y con un tema tan delicado. Tan debatido por suerte previamente, porque el debate parlamentario fue lamentable. Pero el debate previo de especialistas, filósofos, científicos fue riquísimo. No así el parlamentario con grosas excepciones. Es un momento histórico muy interesante y uno puede equivocarse si cree que es un fenómeno mundial: la verdad es que es un fenómeno bastante argentino. Yo tengo la suerte de viajar por Europa y América Latina y no es una oleada mundial, está creciendo, pero no pasa en Italia, en España pasa menos porque es un país extremamente conservador y católico y no llega a permear las costumbres, no está esta preocupación que denota la sociedad, ya sea por hipocresía o porque realmente lo cree.

“Pocas veces en la historia argentina la gente estuvo tan expectante y con un tema tan delicado. Es un momento histórico muy interesante y uno puede equivocarse si cree que es un fenómeno mundial: la verdad es que es un fenómeno bastante argentino”.

Me parece fundamental que la discusión no sea segmentada y que fue realmente lo que pasó y va a pasar porque seguramente se va a tratar, habrá que ver cómo se comportan estos señores y señoras. Creo que es muy importante y hay un antes y un después, ya está instalado y no se vuelve para atrás. Por ejemplo, en otro contexto la nota que salió en Clarín (sobre la violación ocurrida en el Camping El Durazno de Miramar) hubiera pasado desapercibida. Sin embargo el diario tuvo que salir a aclarar y soportar un reto muy fuerte de la sociedad.

De todas formas, lo que no tenemos que repetir es que fue “una cuestión de incorrección”, porque es algo que no corresponde, que tiene que ver con que todavía los medios no consideran apropiado dar una formación en género a sus periodistas, que se pueden equivocar, yo no cargo las tintas sobre ese periodista. Ese periodista labura en un contexto donde nadie le dice nada, donde nadie revisa con una mirada con perspectiva de género qué es lo que corresponde.

Hay que dejar de permitir que el femicidio sea una información morbosa, para pasar a tratarla como una información tremenda que llame la atención para terminar con esto, para bajar los niveles de violencia verbal, visual, que vivimos todos los días. Lamentablemente creo que sigue tratándose el tema desde el morbo, la carga es sobre la víctima: qué hacía, qué no hacía, cómo era su Twitter, cómo era su Facebook, cómo se vestía, qué fotos provocativas publicaba. Todas esas barbaridades; ni siquiera hay forma de debatir eso, es inadmisible. Al que hay que investigar es al victimario, no a la víctima.

– En un volumen similar de “Mujeres Insolentes”, ¿a qué mujeres contemporáneas incluirías?

– Están ahí en revisión, vamos a ver cómo se portan  (risas). Al panteón histórico con suerte acceden las guerreras, quedan afuera las artistas, científicas, feministas, docentes que incluí en este tomo. Me parece fundamental y por eso era muy difícil seleccionar 58 en estos dos tomos, por eso elegí mujeres por época y por rubro, que un poco simbolizan a todas las demás. Esa es la idea y por supuesto alguna mujer debe haber quedado afuera y siempre hay lugar para ponerlas en un futuro volumen.

SOBRE LENGUAJE INCLUSIVO

Durante la entrevista, Pigna dio también su visión respecto al lenguaje inclusivo, ese que puso en debate a la sociedad argentina durante el 2018 y que utiliza la letra “e” como reemplazo de las desinencias genéricas masculinas, en busca de generar un cambio, en busca de una lengua -y por ende una sociedad- más inclusiva.

“Es un debate muy interesante y a mí me parece que hay que llegar a eso, cuesta porque es una cuestión de revolución del lenguaje, de costumbres, de cómo uno habla. Me parece que es absolutamente lógico que uno no diga “los doctores” y esté hablando de mujeres. Evidentemente eso hay que cambiarlo, sé que nos va a costar pero no por mala voluntad sino porque me parece que hay que ir adaptándolo”, reflexionó el historiador, quien a modo de ejemplo, propuso: “Hay casos más graves, comocuando decimos ‘la historia del hombre’ ¿Cómo la historia del hombre? La humanidad en todo caso. Pero bueno está instalado así y me parece perfecto que se llegue a ese nivel de cuestionamiento”.

FELIPE PIGNA (4)

En esa misma línea, Pigna ahondó sobre el rol de la mujer en el siglo XXI y el crecimiento del movimiento feminista a nivel global. Así, recordó a un sociólogo, que se preguntaba quién sería el protagonista de los cambios en este siglo XXI: “Murió hace poco y no llegó a ver que la protagonista es la mujer. La mujer al poner en cuestión el poder patriarcal está poniendo en cuestión el origen del mundo, el modelo capitalista y esto es lo que jode. Rompe el paradigma y esto es lo que jode y en esto se equivocan aquellos que creen que solamente la Iglesia se opone a esto: no es solamente la Iglesia, es el sector conservador y va mucho más allá. Es el poder puesto en cuestión, cuando cuestionás el orden patriarcal estás cuestionando el poder y el modelo de reproducción Insisto que no tiene vuelta atrás y hay que hacer lo posible para que no la tenga.

Fuente de la entrevista: https://quedigital.com.ar/cultura/felipe-pigna-en-mar-del-plata-la-mujer-esta-poniendo-en-cuestion-el-origen-del-mundo/

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Pilar Sordo: «La educación actual forma jóvenes emocionalmente analfabetos»

Por: Belen Filgueira.

 

Con sus libros y conferencias motivacionales, la destacada psicóloga y escritora chilena, elegida como una de las cien mujeres líderes de su país, recorre Latinoamérica. De visita a la Argentina y en exclusiva con Infobae brinda una mirada cautelosa para entender la educación, desde lo familiar hasta lo social

Los seres humanos manejan cada vez más información y se perfeccionan más a nivel profesional, pero, paradójicamente, se vuelven más ignorantes emocionalmente, al perder la conexión con ellos mismos. Esta terrible disociación puede generar angustia y desesperanza, pero es un escollo que fácilmente se puede superar si se utilizan las herramientas adecuadas. Para la psicóloga Pilar Sordo, educar para sentir es el único camino posible para formar a los seres humanos que el futuro necesita.

Durante los últimos treinta años el mundo ha sufrido muchas transformaciones en todos los ámbitos, incluyendo las demandas que las empresas y el mundo laboral tienen de sus trabajadores. Los empleadores buscan personas empáticas, solidarias, sensibles, sin prejuicios, que sepan trabajar en equipo y resolver conflictos. Pero ¿de dónde sale esta gente si la educación que estamos dándoles a nuestros niños no incorpora la estimulación de ninguna de las mal llamadas «habilidades blandas»?

Basada en su último libro Educar para sentir, la autora presenta su nueva conferencia «Educar para sentir, sentir para vivir» en la Ciudad de Buenos Aires, una mirada para entender la educación desde lo familiar hasta lo social.

La autora busca entender esta contradicción y, para ello, recorre en detalle todas las instancias educativas –formales e informales–, y analiza qué sucede con las emociones, cómo los seres humanos las van bloqueando tanto en la familia como en la escuela, la educación superior y el propio entorno laboral.

Educar con las emociones: una materia pendiente

Gracias a la profundidad de sus conocimientos, su personalidad carismática y el éxito de charlas y libros en distintos países latinoamericanos, Pilar Sordo fue elegida como una de las cien mujeres líderes de Chile en los años 2006, 2007, 2010 y 2013, y forma parte del cuadro de honor de las veintiuna personas más influyentes en Chile.

La psicóloga y escritora chilena con una destacada y reconocida experiencia en el área de la psicología clínica, desarrolla su actividad prestando asesorías y realizando charlas en colegios, empresas, universidades, fundaciones, centros culturales o comunitarios, municipalidades e intendencias, tanto en Chile como en el resto del mundo. En paralelo a su actividad clínica, es creadora y presidenta de la Fundación Cáncer Vida, que ayuda a enfermos y familiares transitan por el camino de esta enfermedad.

-¿Cuál es a tu entender la situación actual de la educación en América Latina?

-Creo que la situación es pareja en los distintos países de Latinoamérica: hay una crisis en la educación pública, es decir una crisis de calidad, de selección, de recursos, y de preocupación por el sistema. Ni hablar de la desautorización masiva del rol del profesor,principalmente en la parte Centro y Sur. El desprestigio y la descalificación de las familias hasta de las instituciones hacia el profesor hace que sea una tarea muy difícil de hacer. No solo por los sueldos bajos, sino por los tratos que reciben.

“En las instituciones educativas, a nivel del alumnado existe una sobrevaloración de lo cognitivo”

“En las instituciones educativas, a nivel del alumnado existe una sobrevaloración de lo cognitivo”

Para la experta, en las instituciones educativas, a nivel del alumnado existe unasobrevaloración de lo cognitivo que ha ido en desmedro de la valoración de lo emocional.»Por tratar de formar gente que habla inglés nos olvidamos de formar buenas personas. La educación actual forma jóvenes emocionalmente analfabetos, sin habilidades transversales o emocionales. Estamos en una sociedad que lo mide todo y que ha dejado de medir qué sucede con eso», aseguró.

Para Sordo, la expresión de las emociones es clave en el desarrollo de cualquier ser humano que vaya a desempeñarse en el mundo de hoy y del futuro. Según advierte la experta, existen cuatro emociones básicas que el ser humano debiera saber reconocer en el cuerpo, expresar y registrar todos los días y en los demás: la rabia, la pena, el miedo y la alegría.

A menudo, reírse mucho es visto como un signo de inmadurez, liviandad, de ser poco inteligente, poco culto y poco serio, además de poco creíble. «Desde los cuatro años en promedio ya no nos podemos reír y es asombroso cómo nuestros niños nos ven y nos escuchan reírnos a carcajadas cada vez menos». La alegría y la risa son sancionadas como un signo de inmadurez y de poca cultura o educación; en términos psicológicos es casi una falla en el control de impulsos.

A menudo, reírse mucho es visto como un signo de inmadurez, liviandad, de ser poco inteligente, poco culto y poco serio, además de poco creíble (Gety Images)

A menudo, reírse mucho es visto como un signo de inmadurez, liviandad, de ser poco inteligente, poco culto y poco serio, además de poco creíble (Gety Images)

La rabia se expresa de manera diferente según los géneros. «Cuando lo masculino – explicó-, que no es lo mismo que los hombres, expresa la rabia, socialmente lo reforzamos como un signo de masculinidad y de carácter o personalidad; en cambio, cuando lo expresa lo femenino, se asume como una especie de alteración neurótica».

“Las competencias personales o también llamadas habilidades blandas deberían ser las más importantes a la hora de educar. El mundo laboral exige las habilidades técnicas en sus trabajadores pero les reclama no contar con las blandas”.

Cuando las emociones no se expresan en forma sana y oportuna, la angustia tiende a expresarse como una manifestación de algo que que está trabado. Para la experta, resulta difícil pensar que existiendo tantos problemas en la expresión de las emociones el desarrollo de las habilidades que los seres humanos debemos aprender para activar nuestras competencias personales se produzca de forma fluida y fácil.

La familia como agente educador de las emociones

“La escuela va a ser el segundo hogar cuando la familia vuelva a ser la primera escuela” (Getty)

“La escuela va a ser el segundo hogar cuando la familia vuelva a ser la primera escuela” (Getty)

En una sociedad en constante evolución las estadísticas son alarmantes: la soledad, la baja autoestima, y la adicción a los celulares son una llamada de atención para cada padre, educador y responsable de las generaciones futuras.

Sordo asegura que se estableció en la sociedad una percepción errónea de la autoridaddonde aplicar reglas claras pareciera que está ligado a ser rígido. Los niños necesitan límites amorosos y es allí donde se dará el encuadre necesario para empezar a educar.

«Los padres deberían proponerse como objetivo desarrollar la generosidad, la bondad, la paciencia, la tolerancia y el esfuerzo en sus hijos. Y la realidad es que no son contenidos que estén conscientes en la paternidad actual porque existen otros temas que están como primordiales. Para el resto, pareciera que debieran educarse solos», advirtió.

El rol de la tecnología y los dispositivos móviles

“La educación se suplanta por dispositivos que anulan la interacción con el otro y son innecesarios”

“La educación se suplanta por dispositivos que anulan la interacción con el otro y son innecesarios”

La experta sostiene que todo aquello utilizado por los más chicos que implique pantallas es «un distractor de la educación». Para los padres es como tener una niñera las 24 horas del día. Se despreocupan porque sus hijos están entretenidos, pero se olvidan de que de esa manera se pierden en su búsqueda de la creatividad.

«Es una tragedia que desde su rol de padres no prohíban los artefactos celulares en diferentes instancias para que los niños se nutran de otros tipos de experiencia. La educación se suplanta por dispositivos que anulan la interacción con el otro y son innecesarios», afirmó.

-¿Cómo padres o educadores cómo podemos educar emocionalmente a nuestros hijos?

-Para educar como padres primero hay que desarrollar conciencia educativa, es decir, entender que se está formando un ser humano que necesita consolidar ciertas conductas que lo lleven a ser buena persona. Para eso, los modelos comienzan en los hogares: es necesario expresar emociones en la casa, hablar con los niños acerca de las cosas que les provocan pena, rabia y alegría. Es fundamental generar el hábito de la conversación en el ámbito de la familia.

En las aulas, recomiendo la práctica de los 5 minutos. Antes de comenzar con los contenidos teóricos, que los niños puedan conversar, preguntar y también contar sus propias experiencias personales ayuda mucho. Debería convertirse en una política de escuela poder expresar las emociones. Así, el conocimiento se sembrará en un lugar limpio por haberse expresado.

Para concluir, la especialista aseguró que existen dos fuerzas que en la educación pelean constantemente. En primer lugar, la supremacía de lo cognitivo y, en segundo se encuentran quienes valoran la posibilidad de expresar y amar lo hacen, de buscar vocación. De «llenar el corazón y no el bolsillo, porque el bolsillo se llena cuando se llena el corazón».

Fuente de la entrevista: https://www.infobae.com/tendencias/2019/01/12/pilar-sordo-la-educacion-actual-forma-jovenes-emocionalmente-analfabetos/

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Clara Cordero: “Móviles en el aula, sí “

España / 13 de enero de 2019 / Autor: Miguel Ángel Ruíz Domínguez / Fuente: Yo Soy tu Profe

Hoy tenemos el placer de entrevistar a Clara Cordero, muy conocida en redes sociales por su perfil como @AgoraAbierta. Ella es maestra de infantil y diseñadora de experiencias de aprendizaje.

Su trayectoria demuestra una amplia experiencia profesional en el mundo educativo centrada en la innovación. Además, mantiene una apuesta por el desarrollo de procesos activos que puedan mejorar la calidad y la eficacia de la enseñanza.

Aquí la entrevista a Clara Cordero:

Pregunta. Es conocida en las redes como “Ágora Abierta”, ¿en qué consiste este proyecto? ¿cómo surgió?

Respuesta. Este “proyecto” comenzó como un blog educativo donde plasmar mis experiencias y mis aprendizajes como estudiante y maestra de educación infantil. Necesitaba ampliar mi campo de acción hacia lo digital que siempre me había atraído y pensé que de esta manera podría incluir algunos recursos digitales propios o testados de diferentes plataformas para que otros docentes aprovecharan mis experiencias y seguir explorando el universo digital. Poco a poco, y al mismo tiempo que mi desarrollo profesional, ha ido adaptándose permitiéndome compartir mi lado más profesional, desde mi faceta de eterna aprendiz hasta mis reflexiones sobre lecturas, recursos, etc.

P. Comparte diariamente su trabajo en redes, ¿qué le ha aportado como docente la divulgación en estos espacios?

R. En realidad, estoy presente diariamente en redes porque mucho de mi trabajo es diseñar contenidos multimedia, lo que me hace estar delante del ordenador mucho tiempo y me permite interactuar fácilmente. En general, mi labor profesional en redes se dirige a compartir recursos y oportunidades para otros docentes. Aquello que me llama la atención o veo útil es lo que comparto porque realizo una curación diaria de contenidos, filtrando la información que creo puede resultar útil.

En ocasiones, profundizo sobre ello en mi web o bien utilizando la herramienta o recurso para diseñar contenidos y dar muestra del potencial. Más que divulgar lo que quiero que prevalezca es el hecho de compartir. Creo que fomentar la creación de comunidades de práctica y de aprendizaje es muy importante y las redes me han permitido comprobar que los docentes que allí se encuentran tienen una tendencia positiva hacia ello, beneficiándose toda la comunidad educativa. Por otro lado, si me gusta difundir experiencias o buenas prácticas para que otros se motiven e impulsen a otros a seguir creciendo en su desarrollo profesional.

P. – En su opinión, ¿quién aprovecha mejor el uso de estas herramientas, los docentes o los alumnos?

R. En mi experiencia diría que los docentes tienden a probar y testar más fácilmente las herramientas de diseño. Diría que han encontrado una necesidad en su aula y buscan y comparan como presentar los contenidos de una manera más atractiva y amigable a su alumnado. Claro, que a partir de ahí, de introducirlo en el aula, los alumnos también se benefician de esa inspiración y pueden convertirse también en creadores. Lo fundamental es lograr que sean activos.

Estoy aprendiendo a ver el `caos como animal de compañía´ “

P. – Apuesta por el “Visual Thinking” o la “Gamificación”, ¿por qué cree que se debe innovar con estas técnicas?

R. No creo que se deba innovar con estas técnicas, lo que creo es que son buenas oportunidades para introducir cambios de mejora en el aula desde una perspectiva social y siempre con el foco en el alumnado. El visual thinking es una estrategia muy fácil de poner en práctica que implica tomarse las cosas de otra manera, atender otros ritmos, contemplar otras vías de aprendizaje y facilitar el camino al aprendizaje de contenidos largos o difíciles. Aprovecha competencias creativas y analíticas que facilitan el aprendizaje a largo plazo, entre otras cosas. Mejora la atención y la retención y, como solemos decir, si sabes dibujarlo es que lo has comprendido.

Con la gamificación lo que logramos es guiar al alumnado de una manera motivada, precisamente, en sus intereses. Facilitar que la carga cognitiva se reduzca desglosando los contenidos y proponiendo retos que supongan un significado para el alumno. Darle sentido a contenidos obligatorios y favorecer el desarrollo de competencias. Sin embargo, considero que casi todas las técnicas, estrategias o metodologías son buenas e incluso complementarias, pero siempre habrá que estar a lo que necesite tu alumnado.

“Móviles en el aula sí “

P. – Una pregunta un poco comprometida: móviles en el aula, ¿sí o no?

R. Soy digital 100%. Móviles en el aula sí pero con normas de actuación concretas, como en casi todo. Para favorecer un entorno seguro de aprendizaje se imponen unas normas “de convivencia”, con el móvil ocurre lo mismo. Puede resultar una fantástica herramienta en el aula y además considero que es necesario educar en su uso, aprender a gestionar los tiempos y los recursos que ofrece. Prohibir las cosas no suele acabar bien. Lo mejor, educar al respecto.

P. Por último, con respecto al futuro, ¿podría augurar cómo será la educación el día de mañana con las tecnologías digitales?

R. No soy adivina y la realidad es VUCA (volátil, incierta, compleja y ambigua), totalmente cambiante, asi que no me atrevo a augurar nada. De hecho, suelo sorprenderme con facilidad y estoy aprendiendo a ver el “caos como animal de compañía”. Pero tengo claro que lo digital es presente, y por tanto, tendrá repercusión en el futuro.

Fuente de la Entrevista:

Clara Cordero: “Móviles en el aula, sí “

ove/mahv

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