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Jennifer Klein Es importante hacer un puente entre la pedagogía y el humanismo

Por Jorge Hernán Peláez

Jennifer Klein es experta en temas de educación y tiene una consultoría, ha escrito libros y además tiene una compañía dedicada a que las brechas en la educación se disminuyan y a que la enseñanza se haga de una manera distinta. En entrevista con Al Paredón explicó los retos que tiene el país en esta materia y cómo superarlos.

¿De dónde viene el interés por la educación?
Yo tuve muy buena suerte de ser mandada a escuelas diferentes en esta época, tengo padres que fueron educados en una forma muy tradicional, pero vieron en mí una oportunidad. Lo que hicieron era mandarme a escuelas más centradas en el estudiante, que serían lugares donde podían fomentar mi creatividad, tener una sensación en el sentido de propósito y una sensación de mis pasiones.

El problema llegó cuando me senté con el mundo más tradicional, entonces cuando me hice educadora lo que quería era encontrar un camino en el centro, entre los dos extremos.

Bueno, yo creo que la cosa es prepararlos para las dos cosas. Hay muchos estudiantes que llegan a la universidad, que son muy buenos estudiantes durante toda su historia, pero llegan sin el sentido de porqué están ahí y puede ser que saquen buenas notas, que salgan así exitosos pero eso no quiere decir que tienen esta sensación de que quieren hacer con sus vidas o lo que quieren aportar a sus comunidades.

Entonces para mí hasta la universidad tiene que cambiar algunas cosas y hay muchos buenos ejemplos en Estados Unidos por lo menos de universidades de alto rango como Harvard y Stanford que están utilizando métodos más centrados en los estudiantes donde los jóvenes están realmente aprendiendo a resolver problemas. También en escuelas de medicina se está viendo muchísimo que no ayuda mucho que el doctor tenga libros y libros en la mente si no los puede utilizar en el momento para ayudar al paciente.

En Colombia hay una fuerte crítica porque los que se gradúan se enfrentan a unos trabajos en donde hay mucha distancia entre la teoría y la práctica, ¿qué recomendación daría a la academia?

Desde mi punto de vista las metodologías basadas en proyectos es una de las vías para poder llegar a eso porque la idea de este aprendizaje es que cada proyecto tiene un vínculo con el mundo real, que no sea imaginario, que esté realmente atado a lo que está pasando en el mundo. Por ejemplo, puedo dar algunos ejemplos, nosotros estamos en segundo grado con un proyecto de si podemos hacer del colegio una bio reserva, porque los niños empezaron a ver caer los pájaros del cielo.

Entonces con la profesora de ciencias los analizaron y vieron que estaban en migración. Al final lo que pasó era que los jóvenes empezaron una investigación muy científica pero basada en un hecho real. Es un ejemplo de jóvenes, pero a mí me parece importante que estén teniendo estas oportunidades para acercarse a expertos y realmente entender el problema y tratar de hacer algo para mejorar la situación.

Otro ejemplo que puedo dar es un proyecto nuevo que tenemos donde todos los de 11 ya han tomado un Icfes, entonces lo que estamos haciendo es como un “senior Project” para todos en su último trimestre. Acá cada joven va a escoger su camino según lo que quiere hacer en su carrera, según su pasión. Aunque no sea lo que quiere hacer en su carrera hay muchos casos diferentes y pueden tener todo el trimestre para trabajar en empresas, con expertos, y para realmente entender que es realmente el mundo laboral. En eso, vamos a ver que producen y también todo lo que pueden aprender de realmente empezar a involucrarse en este mundo fuera del aula y estando todavía en la escuela.

Otro problema en colegios y universidades es que los profesores son muy buenos en su materia pero no en pedagogía, ¿cómo lograr que la gente que sabe sea buen profesor?

Eso sí siempre va a ser un problema, la mayoría los profesores que hay en el mundo que son para primaria, realmente estudiaron pedagogía y pedagogía infantil, pero ya subiendo las edades de los estudiantes vemos que más y más su especialidad es la materia en sí.

Bueno, nosotros estamos por un lado tratando de crear una cultura de los profesores también, tratando a los docentes exactamente de la misma manera que ellos deberían de tratar a sus estudiantes, preguntando más que diciendo, mostrándoles cómo se siente uno en una aula donde solo quiere aprender, recordando sus mejores profesores y porqué eran tan buenos, porqué me motivó esa mujer o este hombre, que fue la magia que utilizó en el aula que me convenció a apasionarme con esta materia.

Yo creo que cuando hay una relación entre docentes y estudiantes podemos enseñarles cualquier cosa y lo he visto muchas veces que un estudiante que siente que nadie cree en él o que no tiene ningún adulto que lo quiere dentro el colegio no va para ningún lado, pero si una sola persona le abre el corazón y le da el apoyo que necesita eso es todo. Entonces una parte es la educación en pedagogía, pero otra también es ser humanista y conocer a los estudiantes, entenderlos, hablarles como seres humanos y ver cómo cabe esta materia dentro de todo lo que tiene en mente y lo que le interesa al joven y ver cómo vincular la materia con lo que a él lo motiva.

Fuente: https://www.larepublica.co/empresas/las-universidades-deberian-aumentar-la-ensenanza-basada-en-proyectos-2707000

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Educación en internet: la gran oportunidad para desarrollarnos como personas

Entrevista/19 Septiembre 2018/Autor y Fuente: Semana

Yesmariana Gómez es una de las expertas en el tema de microcredenciales, la nueva tendencia en educación en el mundo digital. ¿Conoce sus beneficios? Hablamos con ella sobre el internet como herramienta para hacer del aprendizaje un proceso más democrático. Este será uno de los temas que se discutirá en la Cumbre Líderes por la Educación.

Reconocimiento de rocas y minerales, Cinco estrategias de mindfulness para potenciar el autoliderazgo, Bases para el desempeño en el quirófano e Introducción al diseño de videojuegos son los nombres de algunos cursos gratuitos disponibles en línea que desde hace años proponen revolucionar el aprendizaje de competencias en internet.

Yesmariana Gómez lidera uno de ellos. Es la jefe de proyecto y responsable de Partners Educativos en MiríadaX, la primera plataforma de moocs (cursos introductorios) iberoamericana que también está incursionando en la oferta de microcredenciales, una especie de nivel intermedio entre los cursos introductorios y las maestrías. Desde su labor promueve el aprendizaje social y colaborativo con miras a la formación de calidad, y al diálogo sobre la educación en el futuro, entre universidades, empresas y usuarios. Semana Educación conversó con ella sobre la naturaleza y los beneficios de este tipo de apuestas y la convivencia entre universidades y cursos on line.

S.E.: ¿A qué necesidades responde un proyecto como MiríadaX?

Yesmariana Gómez (Y. G.): La iniciativa nació en 2013 y fue un esfuerzo conjunto entre Telefónica y Universia, del grupo Santander. Surgió como una respuesta a los proyectos anglosajones de educación en línea que existían en ese momento. Por ejemplo, EDX y Coursera eran dos iniciativas de ese tipo, que nacieron con contenidos únicamente en inglés. MiríadaX fue el resultado de esa búsqueda y es una plataforma que ofrece contenidos en español para el aprendizaje. Universia ya no lidera el MiríadaX, pero el proyecto sigue teniendo dos objetivos: impulsar a la universidad del entorno iberoamericano para superar el complejo “todo lo que viene de afuera es mejor”, y por otro lado darle una respuesta a los alumnos que no tienen formación en inglés, pero que están interesados en aprender en línea.

S.E.: Y actualmente cómo se compone esa comunidad virtual?

Y.G.: Al día de hoy son 5.1 millones de usuarios matriculados: el 10% de nuestros usuarios son colombianos y el 40% son españoles. Hasta ahora se han impartido más de 800 cursos, y del total de universidades con las que tenemos convenio para generar nuestro contenido, 16 son universidades de Colombia.

S.E.: ¿Cómo ha sido la evolución en el contenido en línea que ofrece MiríadaX, y en el mundo de la educación digital a nivel global?

Y.G.: En MiríadaX actualmente tenemos incorporados cursos con formación en inglés, pero promovidos por universidades iberoamericanas. Y aunque los nuestros son completamente gratuitos, existe la opción del pago voluntario por un certificado de superación. Pero no es solo el diploma. Tiene tecnología blockchain y es una evidencia de que aprendió esas competencias y que deja incorporar información que realmente muestra los conocimientos. Además, ya no solo tenemos Mooc’s, sino microcredenciales.

S.E.: En el mundo de la educación están sonando esos dos términos, siendo las microcredenciales la evolución de las Mooc’s. ¿Qué son específicamente y en qué se diferencian?

Y.G.: Una Mooc es un curso introductorio muy corto con información general. La microcredencial, en cambio, es el punto intermedio entre una mooc y una maestría, y es un curso con un nivel de información más profundo. Si una mooc tiene un crédito de micro reconocimiento y un máster tiene 60 créditos, una microcredencial puede tener alrededor de 15 créditos.

Las Mooc’s llevan muchos años al servicio de los usuarios de internet. Pero las microcredenciales se crearon apenas entre 2016 y 2017 y ha sido una tendencia que ha estado liderada en mayor medida por el mundo anglosajón. Entonces sí es una transformación en el mundo digital, pero es una evolución que se va dando poco a poco en el sector educativo. No creo que hayan resistencias de ningún tipo. Lo que pasa es que los cambios, hasta hace algún tiempo, no se daban tan rápido.

S.E.: Entonces, ¿cuáles son los beneficios de hacer una microcredencial?

Y.G.: Una persona que tome una microcredencial podrá desarrollar una macrocompetencia de todo un tema. Además, da mucha agilidad a la hora del “reciclaje profesional”. Es un curso que permite generar competencias que se han ido desarrollando con el tiempo, pero que se necesitan en tu desempeño laboral. Permite flexibilidad para acceder al conocimiento, aunque no esté dentro del círculo académico en una institución física y clases magistrales. Con las microcredenciales el crédito no es el fin, sino demostrar que las personas adquirieron las habilidades que les fueron enseñadas.

S.E.: Adelántenos un poco sobre su ponencia en la Cumbre Líderes por la Educación.

Y.G.: Los títulos del futuro, cómo sobrevivir a las microcredenciales es una ponencia para socializar la tendencia de las microcredenciales. Nosotros la lanzaremos en nuestro website en octubre. En el caso de las universidades colombianas, la mayoría de ellas que tenemos asociadas no sabían qué era una micro credencial, o al menos no conocían el término. Sin embargo, Colombia es un país que, incluso desde lo gubernamental, está trabajando muchísimo en todo el tema digital.

Entonces, de momento la ponencia expondrá una tesis: el cambio de paradigma no se acabó cuando llegó el mundo digital. No es suficiente una plataforma para dar clases, sino que es un movimiento que todavía tiene camino por recorrer. Lo que se puede lograr en internet, y en especial las micro credenciales, hacen parte de esa gran oportunidad que existe ahora mismo de generar una respuesta que nos permita seguir creciendo como sociedad. También, que nos permita el desarrollo de las personas. Es una enorme oportunidad que hay que apoyar y apropiarse de ello, de empoderarnos y liderar este tipo de movimientos desde América Latina.

S.E.: ¿Y cuál es el rol de las universidades en este tipo de procesos y oportunidades que brinda el mundo digital? ¿Ya no se necesita ser profesional?

Y.G.: Si bien el mundo está mutando y algunos sectores del mercado laboral no requieren carrera profesional sino competencias y habilidades, la universidad sigue teniendo un rol muy importante. El aprendizaje y su legitimación con certificados dinamiza la educación y genera una nueva apuesta de la educación terciaria. Pero, la universidad es un espacio para la generación de conocimiento y tiene, ante todo, un rol social. La gente se queda con ideas como “si estudio periodismo (un ejemplo), nada más voy a aprender eso”. Pero la universidad también pone a disposición herramientas que son transversales a las disciplinas.

Es una simbiosis perfecta, un complemento, porque permite que en la universidad las personas enriquezcan su conocimiento, pero que estén al tanto de las exigencias del mundo, unas que piden ser ágiles. Ya no nos podemos permitir diez años estudiando únicamente.

S.E.: ¿Entonces cuál es el desafío frente a la generación de conocimiento?

Y.G.: El conocimiento es una herramienta fundamental. Pero es eso. Es decir, el conocimiento en sí mismo es necesario, aunque no suficiente. El desafío está en hacerlo útil para mejorar la vida. Eso es lo fundamental. El reto es ayudar a la gente a poner eso que sabe en valor. Para que se desarrolle la sociedad en la que se vive. Al fin y al cabo, las competencias incluyen el saber, pero también el saber.

Este será uno de los temas a tratar en la Cumbre Líderes por la Educación 2018, el evento más esperado del sector. Se llevará a cabo en Bogotá el próximo 19 y 20 de septiembre en el centro de convenciones Ágora.

Imagen: https://static.iris.net.co/semana/upload/images/2018/9/3/581853_1.jpg

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/la-educacion-en-internet-democratica-y-con-mas-posibilidades/581857

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Entrevista a Richard Sennett: “Lo gratuito conlleva siempre una forma de dominación”

Por: El País. 05/09/2018

La vida intelectual de este sociólogo, chelista y escritor transcurre entre Harvard, el MIT y la London School of Economics. En su vida privada se añade Nueva York, desde Washington Square, donde domina el Manhattan bohemio. A sus 75 años, este antropólogo de la vida cotidiana repasa su vida, desde Hannah Arendt hasta Bernie Sanders; critica a Obama y a Trump y disecciona una sociedad en la que las nuevas tecnologías esclavizan más a las personas que nunca.

SON MUCHAS LAS CUESTIONES que definen nuestra sociedad que él vio antes que nadie. El sociólogo Richard Sennett(Chicago, 1943) lleva varios ensayos alertando contra los peligros del trabajo flexible que deriva de la autoexigencia y la falta de arraigo. Alejado de las estadísticas, utiliza la sociología como literatura. En una docena de libros —Construir y habitar. Ética para la ciudad es el más reciente, de próxima publicación en Anagrama—, Sennett descubre qué tipo de sociedad somos y cómo hemos llegado hasta aquí.

En su luminoso apartamento en Washington Square, Sennett anuncia que nunca se retirará. Hace cinco años sufrió un infarto. Ha perdido peso, pero no ha dejado de beber café. Ni de escribir. Ni de tocar el piano. Pasa las primaveras en Nueva York, ahora dará clase en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y en Harvard. Durante los inviernos enseña en la London School of Economics, “donde he encontrado los estudiantes más implicados en cuestiones públicas mientras los americanos se inclinan hacia la parte académica”.

De todas sus ocupaciones —fue también chelista profesional—, escribir se ha convertido en su rutina. “Soy una persona de rituales. Escribo por la mañana y tengo mi vida en el mundo después de comer”.

¿Cuánto tiempo se ganó la vida tocando el chelo?Cinco años. No había cumplido 20 cuando empecé con un grupo que tocaba música barroca de cámara en ambientes no burgueses: iglesias, fábricas —un lugar horroroso para tocar— o en asociaciones de mineros.

¿Ya no toca en público? Tengo un grupo en el que solo se puede entrar si has fracasado como músico. Tocamos para nosotros: un director de periódico, el decano de una universidad… Si no hubiera tenido la lesión en la mano, hoy sería director de orquesta, como Toscanini.

¿Qué hizo que su madre le apuntara a la famosa Juilliard School de Nueva York? No lo hizo. ¡La odiaba! La idea de que me convirtiera en músico la aterrorizaba. Quería que fuera médico o abogado, pero con 16 años me vine a Nueva York a vivir solo. En las familias europeas judías tocar un instrumento es parte de tu educación. Pero la posibilidad de que te obsesione es un desvío en esa educación. Y yo estaba obsesionado. Cualquiera que se dedica a tocar lo está.

Richard Sennett: “Lo gratuito conlleva siempre una forma de dominación”
ERIK TANNER
 Sus abuelos llegaron de Europa. Ambos eran judíos, uno alemán y el otro ruso, y se casaron con mujeres cristianas.Esa “atrocidad social” de casarse fuera de la fe amplió mi mundo.

En sus ensayos ha adelantado muchos de los problemas de la sociedad actual: la fragmentación de las experiencias, los peligros de la flexibilidad que nos iba a mejorar la vida y ha acabado llevando el trabajo hasta cada minuto y rincón de nuestra vida privada… Simplemente veo lo que sucede. Muchas veces la gente ve más con la imaginación que con los ojos.

¿Qué ha pasado para que lo que entendíamos como derechos hoy sea visto como privilegios? El capitalismo moderno funciona colonizando la imaginación de lo que la gente considera posible. Marx ya se dio cuenta de que el capitalismo tenía más que ver con la apropiación del entendimiento que con la apropiación del trabajo. Facebook es la penúltima apropiación de la imaginación: lo que veíamos como útil ahora se revela como una manera de meterse en la conciencia de la gente antes de que podamos actuar. Las instituciones que se presentaban como liberadoras se convierten en controladoras. En nombre de la libertad, Google y Facebook nos han llevado por el camino hacia el control absoluto.

¿Cómo detectar el peligro en las nuevas tecnologías sin convertirse en un paranoico que sospecha de todo? Uno debe indagar sobre lo que se presenta como real. Eso es lo que hacemos los escritores y los artistas. Yo no sospecho. Sospechar implica que hay algo oculto y yo no creo que Facebook tenga nada oculto. Sim­plemente no lo queremos ver. No queremos afrontar que lo gratuito implica siempre una forma de dominación.

En tiempos de redes sociales, ¿cómo preservar la intimidad? Lo que ocurrió con Cambridge Analytica es un delito: alguien robó y vendió información privada. No hay misterio. Es un negocio ilegal que han camuflado con charlas sobre protección de datos. Quien recibió la información pagó por ella. Pero el truco es llevar una discusión que no debería existir a los medios de información. Los delitos deben ser castigados.

¿Sus ensayos se leen de otra manera después de la quiebra de Lehman Brothers? Tras ese colapso, las ventas de mi libro La cultura del nuevo capitalismose dispararon. Hasta entonces las críticas al orden económico eran consideradas nostálgicas. Muchas de las cosas que están pasando son tan increíbles que tendemos a no creerlas, aunque las tengamos delante.

“Obama hablaba con una elocuencia maravillosa, pero la desigualdad aumentaba. Hubiera sido un gran juez del Supremo, pero no un gran presidente”

A Trump no lo anticipó. Ni al Brexit tampoco.Quedaron más allá de mis poderes. Aunque sí tuve una intuición. El problema de Obama es que hablaba con una elocuencia maravillosa, pero la desigualdad seguía aumentando. No logró controlarla. Apoyó la sanidad pública, pero el resto se quedó en palabras. Y eso es muy peligroso. Hubiera sido un gran juez del tribunal supremo, pero no actuó como un gran presidente.

¿De qué maneras pueden actuar hoy los políticos para defender los derechos de los ciudadanos frente a las presiones de los poderes económicos?La historia lo explica. Hace 100 años Theodore Roosevelt decidió que el Estado debía romper los monopolios. Era conservador. Pero era el presidente de todos los americanos. El capitalismo tiene tendencia a pasar con gran facilidad del mercado al monopolio. Y ahí, con la represión de la competencia, empiezan los grandes problemas, la gran desprotección. Con monopolios, el capitalismo pasa de ser el sistema de la competencia a ser el de la dominación. Aumentar la brecha salarial entre los ricos y los pobres tanto como está sucediendo ahora es la vía para todos los populismos. Eso ha sido Trump. En Reino Unido tuvimos el equivalente a Obama en Tony Blair. Peor que Obama. Obama es un hombre de total integridad personal. Y Blair es solo un político.

¿Por qué el Estado de bienestar solo parece sostenible en los países nórdicos? Me resisto a esa idea. No se necesita ser rico para que ese sistema prospere y se mantenga. En Colombia existe con muchos menos recursos. En Botsuana hay un modelo justo, aunque la equidad cuando tienes poco significa poco. Bismarck construyó el Estado de bienestar en Alemania con malas intenciones: quería evitar que los trabajadores se rebelaran. Con el Estado de bienestar la gente se vuelve conservadora. La destrucción de esas políticas que se está dando en España es una tragedia. ¿Sabe que mis padres lucharon en la guerra civil española?

He leído que por ser hijo de brigadistas le ofrecieron la nacionalidad española. Ojalá. Escriba eso: ojalá. La aceptaría enseguida. Soy americano y británico, pero también me gustaría ser español. Escríbalo.

Se levanta para contárselo a su esposa, la socióloga Saskia Sassen, que trabaja en la habitación de al lado. “Ya sabes lo que van a preguntar nuestros amigos españoles: ‘¿Española o catalana?’. Tenemos que tener cuidado”, contesta ella.

Creció en un barrio pobre de Chicago, Cabrini Green. Mi madre era trabajadora social. Trabajó para el partido comunista y fue perseguida por McCarthy hasta que, como casi todos los comunistas americanos, se dio cuenta de en qué se había convertido el comunismo soviético y dejó de ser comunista. Dedicó casi una década a idear la legislación para un sistema público de salud pionero. Pero ella y mi padre eran los típicos comunistas burgueses.

¿A su padre lo conoció? No. Y eso es parte de mi drama personal. Conocí a su hermano mayor, mi tío Bill, que también luchó en España con los republicanos.

¿Supo por qué se fue su padre? Estoy seguro de que fue por otra mujer. Mi madre no me dio ninguna explicación. Pero, ya que pregunta, el momento de mayor tensión con mi madre no fue por eso. Fue por mi decisión de convertirme en chelista profesional. Tenía miedo a cualquier cosa que se apartara de esa seguridad. Y veía la música como una vida bohemia.

Pero usted eligió esa vida. Tuve un lustro de vida bohemia en Nueva York. Luego regresé al orden. Me llamaron a filas para ir a la guerra de Vietnam y decidí evitarlo regresando a Chicago para volver a la universidad. Luego, en Harvard, me operaron porque el túnel carpiano en la mano de muchos músicos y algunos atletas se tensa de tal manera que los músculos se enrollan unos con otros. En los últimos 40 años, he tenido que encontrar maneras de compensar la debilidad de algunos dedos cuando toco el chelo. Eso me apartó de la música profesional.

En La corrosión del carácter describe la falacia de que la flexibilidad laboral mejora la vida. ¿Qué tipo de carácter van a producir Uber o Deliveroo?Vidas sin columna vertebral. Un carácter cuyas experiencias no construyen un todo coherente. Algo muy circunscrito a nuestro tiempo y preocupante porque los humanos necesitamos una historia propia, una columna vertebral.

¿Cómo ve el futuro de sus estudiantes? Trato de quitarles de la cabeza que la vida intelectual depende de las universidades. En cualquier profesión uno puede y debe tener una vida intelectual activa. Es fundamental que cualquier persona tenga conciencia de su capacidad intelectual y de su necesidad de contribuir a ese desarrollo. Incluso si no tiene una carrera universitaria.

Usted no parece un teórico. Como sociólogo se sirve del trabajo de campo, no de las estadísticas. Habla de personas con nombres y apellidos…Siempre me he sentido arraigado en la antropología de la vida cotidiana. Eso era sospechoso para la Escuela de Fráncfort de los años treinta, excepto para Benjamin, que usaba sus propias experiencias para tratar de entender el mundo. Por eso sufrió el desprecio de la Escuela de Fráncfort. La única persona que lo protegió fue Hannah Arendt.

“Trato de quitar de la cabeza a los jóvenes estudiantes que la vida intelectual depende de las universidades”

Se le considera discípulo de Arendt. ¿Qué recuerda de ella? La conocí en 1959. Mi grupo tocaba los cuartetos de Bartók en la Universidad de Chicago y al terminar una mujer pequeñita subió al escenario a felicitarnos. Dijo que había conocido a Bartók. Cuando volví a Chicago, cogí su curso de estética y odié la estética. Creo que la defraudé y que ella significó mucho más para mí de lo que yo supuse para ella.

¿Qué significó para usted? Fue una piedra de toque intelectual en mi trayectoria. Pero le enseñé un borrador de mi libro El declive del hombre público y lo odió. Fue ese tipo de relación… Ella tenía una conexión mejor con gente que era filosóficamente más sofisticada que yo. Por eso me da miedo que se sobrevalore esta relación. Me hubiera gustado ser su discípulo, pero no creo que lo sea. Creo que a la gente le resulta difícil entender que alguien pueda influirte profundamente sin ejercer un rol posesivo sobre ti. Sentí una gran tristeza hacia ella cuando publicó Eichmann en Jerusalén y se convirtió en una paria ante la mayoría de la comunidad judía que había huido de los nazis.

Ha escrito que los maestros ofrecen lecciones y los grandes maestros dudas. Usted terminó cuestionando a ­Arendt. Lo que me chocaba de ella es que tenía cierta sordera cultural. Estaba en contra de forzar algunas formas de integración racial en América. Escribió un artículo muy oscuro sobre eso. No ignoraba que los negros necesitaban forzar esa vía. Pero se quedaba en el análisis de la propuesta abstracta: ¿Deben los negros ser forzados a convivir con los blancos? Theodor Adorno dijo que odiaba el jazz porque era una música primitiva. Pues lo mismo, para mí esa generación de filósofos tenía un problema: la sordera ante el presente. Lo vimos con la generación de nuestros padres: a ellos les costaba entender que no cayéramos rendidos en los brazos del partido comunista. En su ecuación, ser anticomunista era igual a ser nazi, o algo así.

Hoy ¿dónde se sitúa usted políticamente? Atravesé un periodo muy conservador. Fui liberal. Pero ahora estoy de nuevo a la izquierda. Soy un socialista de Bernie Sanders.

¿Por qué la izquierda ya no conecta con la voluntad de cambio de la gente? Eso es lo que me pone tan triste sobre la izquierda española. Los intereses de los partidos de izquierdas —de derechas ya no hablamos— han pasado a ser más importantes que los intereses de la población. Y así no se puede avanzar.

¿Qué va a pasar después de Trump? Es evidentemente un criminal. La cuestión es si será considerado responsable de sus delitos o no. El mundo está lleno de criminales sueltos. Y puede que él se una a ese grupo. Lo único que me consuela es que Trump es un juez tan penoso de los demás que eso le lleva a cometer grandes errores. Cuando uno llega a ser tan egocéntrico, deja de ver al resto. Pero… de momento es el hombre más poderoso del mundo. Incluso sus votantes saben que es un delincuente.

¿Y por qué lo apoyan? Es un enigma. Pero no es un fenómeno únicamente americano. Ya lo vivimos con Berlusconi. La gente sabía cómo era y, aun así, lo querían para mostrar su enfado, para fastidiar. Trump es la expresión de la política del agravio. En este país hemos dejado ya atrás la idea de cazarlo. Ya ha sido cazado. Lo que no sabemos todavía es si pagará o no por ello. Berlusconi fue capaz de destrozar el sistema judicial italiano. Y puede que Trump consiga hacerlo aquí.

¿Hoy la creatividad es clave en todos los trabajos?Sí. En sociología, creativo es buscar una voz propia. Pero uno solo la tiene cuando le habla a alguien. No se tiene voz propia para hablar solo.

Fotografía: El País

https://elpais.com/elpais/2018/08/09/eps/1533824675_957329.htm

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Susana Gisbert: «Toda educación que diferencia entre niños y niñas choca frontalmente con la Constitución

Por Loreto Ochando

Susana Gisbert es fiscal especializada en Violencia Sobre la Mujer. Entró en la sección hace más de diez años cuando se aprobó la Ley Integral y, por consiguiente, la creación de los juzgados especializados. Gisbert es fiscal, madre, escritora, portavoz de la Fiscalía Provincial, feminista y una tuitera empedernida. Utiliza las redes sociales para luchar contra la violencia contra la mujer y en pro de la igualdad lanzando cada día diversos tuits sobre estas materias. Valencia Plaza ha querido entrevistarla para saber qué opina de una lacra que casi ha superado en muertes al terrorismo de ETA.

-¿Qué opina del Decreto Ley del 3 de agosto sobre violencia de género?

-La verdad es que le he dado muchas vueltas y me ha suscitado muchas cuestiones. En cuanto al fondo, me parece adecuado y da un empuje que era necesario para el casi paralizado pacto de estado contra la violencia de género. En cuanto a la forma, y desde un punto de vista estrictamente jurídico, la fórmula del Decreto Ley puede resultar excesivamente forzada. La interpretación del concepto de «extraordinaria y urgente necesidad» puede plantear dudas –aunque es una fórmula ampliamente utilizada sin ninguna reserva en las legislaturas anteriores-. Asimismo, puede plantear dudas la regulación por medio de Decreto Ley de una materia que afecta a la paternidad y filiación, reservada a ley ordinaria. Quizá hubiera sido deseable emplear otra fórmula jurídica que diera lugar al debate parlamentario, pero, lamentablemente, es difícil que en la situación actual se dé el ambiente de consenso respecto a la violencia de género que hubo en 2004 para aprobar la ley integral.

-¿Cree que se va a declarar inconstitucional?

-Aunque no tengo una bola de cristal, creo que, como he dicho, hay cuanto menos varias cuestiones que plantearán serias dudas al respecto, más en cuanto a la forma que en cuanto al fondo.

-¿Se salta la presunción de inocencia?

-Teniendo en cuenta que la presunción de inocencia afecta al ámbito penal, no creo que ésa sea la cuestión. La acreditación de la condición de víctima a que hace referencia se circunscribe ámbitos ajenos al Derecho Penal, cosa que por otra parte se hacía en algunas materias como la Seguridad Social a la hora de conceder una pensión, o en el ámbito laboral. Otra cosa es cómo y por quién se acredite esa condición y que grado de preparación conste para efectuarla.

-¿Existe un problema real con la violencia de género en menores?

-Por supuesto que existe. Es inadmisible y hasta sorprendente que entre los jóvenes de hoy haya más violencia de género que en generaciones anteriores. Aquí hay un problema de educación, y los recortes y la falta de iniciativa para aplicar medidas de educación en igualdad en el ámbito educativo que hemos sufrido durante mucho tiempo son la semilla de la que ahora recogemos los frutos.

-¿Tiene datos?

-No dispongo de datos concretos, pero mi experiencia en el juzgado de guardia de violencia sobre la mujer me constata cada día lo preocupante que es este tema. Tanto en parejas donde ellas son menores de edad y ellos ya han alcanzado la mayoría de edad, como en parejas en las que ambos son menores.

Foto: Estrella Jover

Foto: Estrella Jover

-En una ocasión usted habló de terminar con las subvenciones a colegios que segregan. ¿Sigue opinando lo mismo?

-Sí, Sigo pensando que toda educación que diferencia entre niños y niñas choca frontalmente con lo establecido en la Constitución. Si bien podría admitirse al amparo de la libertad de enseñanza, lo que nunca debe ser es asumirla y financiarla con fondos públicos. Nadie admitiría un colegio público donde solo se admitiera a alumnado de raza blanca, por ejemplo.

-¿Qué opina de las princesas Disney?

-Creo que han hecho mucho daño. El mito del príncipe azul, de la mujer que solo despierta si la besa el príncipe o no tiene más fin en la vida que casarse con él es un modelo que en nada beneficia el empoderamiento de las niñas. Además, nunca he entendido que comer perdices sea un requisito para ser feliz.

-En Twitter es usted una auténtica personalidad. Usted tuitea con nombre y apellido ¿Qué opina de sus compañeros que tuitean con seudónimo?

-Respeto que cada uno use las redes sociales como tenga a bien. Pero creo que es más honesto hacerlo con mi propio nombre, salvo que el anonimato sea por cuestiones de seguridad personal. Como digo siempre, ni tengo nada que esconder ni nada de qué avergonzarme. Y ser fiscal, como ser bombero o tornero fresador, es una profesión más. Ni somos dioses, ni estrellas de cine.

Foto: Estrella Jover

Foto: Estrella Jover

-¿Qué opina de la sentencia de la Manada?

-Lo he dicho otras veces. Respeto, pero no comparto el contenido de la resolución. Al igual que la fiscal del caso, entiendo que a esos hechos probados corresponde anudar la consecuencia jurídica de la calificación jurídica de violación, y no del abuso sexual. Otra cosa es el voto particular, del cual no comparto ni forma ni fondo. Para expresar que no se consideran probados unos hechos, es innecesario descalificar a la víctima.

-¿Y de la de Juana Rivas?

-No soy partidaria de las vías de hecho y, por tanto, creo que su conducta, fruto de un asesoramiento inadecuado, era ilícita. Ahora bien, creo que es una sentencia excesivamente dura y que no ha tenido en cuenta las circunstancias de la investigada. También creo que eran absolutamente innecesarias las alusiones a que las mujeres utilicen las denuncias para lograr supuestos beneficios. Creo que, además, que, en lo que tiene de generalización, esa alusión era improcedente y parece arrojar una sombre de duda sobre todas las mujeres que denuncian malos tratos.

-¿Piensa que las campañas contra la violencia de género están bien enfocadas?

-Pienso que no. Creo que ya es hora de que dejemos de poner el acento en lo que debe hacer la víctima, que bastante tiene con lo que tiene, y desplacemos el foco hacia el agresor y el total reproche al mismo. Y, por supuesto, estimo que deben enfocarse a todas esas personas cercanas a las víctimas que, en muchas ocasiones, miran hacia otro lado.

-Sobre esto último, ¿qué importancia le da a que las familias denuncien?

-Creo que es esencial y que nos queda mucho trabajo en esta dirección. Las familias en muchos casos miran hacia otro lado en pro de una pretendida paz familiar que nada tiene de paz ni de familiar. También es importante que aprendamos a identificar los síntomas, porque muchas veces miramos sin ver.

-¿Falta educación en igualdad? ¿Cómo es posible que las generaciones que se han criado con más libertad sean las que más justifican la violencia contra la mujer?

-Creo que falta muchísimo trabajo en este sentido. Por un lado, se ha bajado la guardia y por otro, ha faltado voluntad política en implantar un modelo transversal de educación en igualdad. No basta con una charla el 25 de noviembre o el 8 de marzo para cubrir el expediente. Es un trabajo de cada día, y no solo en los centros educativos, sino también en los hogares o en los medios de comunicación.

Foto: Estrella Jover

Foto: Estrella Jover

-¿Ha tenido algún problema para ascender en su carrera por el hecho de ser mujer?

-Problema en sí no he tenido ninguno concreto, aunque las dificultades de conciliar la vida personal y familiar siempre entorpecen las carreras profesionales, y casi siempre las de las mujeres. También sigo viendo que se valora más a los hombres que a las mujeres por hacer exactamente el mismo trabajo.

-¿Qué les diría a las feministas que les acusan de no preocuparse por las mujeres debido a la cantidad de casos archivados en los juzgados especializados?

-Pues, como feminista que también soy, las invitaría a ponerse en mi piel. En la jurisdicción penal –que es a la que pertenecen los juzgados especializados- se trabaja con pruebas, no con intuición ni con impulsos. Es muy duro tener que archivar un asunto por falta de prueba pese a la convicción de que esa mujer es víctima, y eso es algo que nos pasa a diario cuando las mujeres se acogen a la dispensa legal que les permite no declarar contra su marido.

-¿Falta perspectiva de género en la Justicia Española?

-Sin duda alguna. No hay más que ver las reticencias para la especialización y formación desde muchos sectores para darse cuenta de ello. Si no se admite el diagnóstico, es difícil atajar la dolencia.

-¿Cómo la implementaría?

-Con formación, tanto en general como, con mayor motivo, en los juzgados especializados. Y con una inversión seria en los juzgados de violencia de género para que todos fueran especializados y no juzgados que tienen añadida a las muchas materias que llevan, la de violencia de género. También quiero añadir que cuando hablo de formación no me refiero solo a conocer las leyes y la jurisprudencia –algo que está al alcance de todos y que se nos presupone- sino a otras materias relacionadas con el modo de tratar a las víctimas.

-¿Qué opina sobre que los juzgados especializados tengan formación específica pero no la Audiencia Provincial y mucho menos los penales?

-Creo que es un fallo tremendo. De nada sirve exigir especialización a quienes instruyen las causas si no se le exige a quienes van a poner las sentencias instruidas por ellos. La ley integral sí que lo preveía, pero en su implementación nos hemos quedado a medias.

Foto: Estrella Jover

Foto: Estrella Jover

-Hábleme de las denuncias falsas

-Creo que es una falacia peligrosísima. Desde determinados sectores existe el empeño en sembrar la duda sobre toda mujer que denuncia, amparándose en una presunción de inocencia del agresor que luego deniegan a la víctima. Que haya una absolución no implica que exista una denuncia falsa, sino que los hechos no se han considerado probados. Hay una estadística bajísima de denuncias falsas que se sigue poniendo en duda porque no conviene a quienes esgrimen estos argumentos. Las víctimas de violencia de género son las únicas víctimas de delito sobre las que se arroja la duda sobre su veracidad con carácter generalizado.

-¿Cree que los medios de comunicación hacen un buen trabajo con la violencia sobre la mujer?

-Pues de todo hay, pero queda mucho camino por recorrer. En general, hay mucha prensa escrita que trata adecuadamente los temas, pero todavía hay titulares que dejan mucho que desear, del tipo «una mujer muere apuñalada y detienen a su marido» como si no hubiera relación de causalidad sino de casualidad. Por otra parte, otros medios distintos a informativos, tales como programas o series de televisión, ofrecen modelos sexistas que son absolutamente inasumibles. No obstante, hay que reconocer la labor de los medios de comunicación que, a partir del asesinato de Ana Orantes, tuvieron mucho que ver en el avance en esta materia. (Una de cal y una de arena)

-¿Nos dejamos algo en el tintero?

-Una cosa por la que siempre abogo. Ni el pacto de estado ni la última reforma lo han abordado, a pesar de que se viene reclamando desde Fiscalía y CGPJ. Hay que reformar el precepto de la Ley de Enjuiciamiento criminal que permite a las mujeres acogerse a la dispensa a declarar contra su marido o su pareja. Más de una muerte de las que nos hemos lamentado venía precedida de una «retirada de denuncia» al amparo de este artículo.

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Entrevista: Carme Torras, «Confío en la unión de persona y máquina”

Por Marta Ricart

Matemática, doctorada en Informática, profesora, Carme Torras puede dar una visión única de la automatización, porque además de investigar sobre robots es una pionera de la roboética, la introducción de aspectos éticos en la creación de máquinas inteligentes. Y por si fuera poco, escribe ciencia ficción. A partir de una novela suya, la editorial del MIT le encargó material para la formación ética de ingenieros y programadores, una preocupación que en los últimos tiempos recorre el mundo de la tecnología.

Carme Torras (Barcelona, 1956) se licenció en Matemáticas, pero le interesaba más cómo funciona el cerebro. Guiada por un libro con predicamento, Cerebros, máquinas y matemáticas, de Michael Arbib, se fue a estudiar con ese científico a la Universidad de Massachusetts (EE.UU.) modelos neuronales para trasladar a la inteligencia artificial. A su regreso, en 1981, como en España no se hacía nada parecido, se recicló en robótica en el Institut de Cibernètica de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). En su sucesor, el Institut de Robòtica i Informàtica Industrial (IRI, de la UPC y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas), en Barcelona, Torras dirige un grupo que investiga, principalmente, los llamados robots asistenciales.

“Confío mucho en la simbiosis persona-máquina, que permite ampliar las capacidades humanas, pero la decisión final debe tomarla la persona”

Podría decirse que Torras tiene una doble vida porque además de estudiar cómo hacer que los robots vean, escuchen, aprendan y hagan determinadas tareas, escribe ciencia ficción (ha ganado varios premios). Ahora, poco, aunque quizás publique un libro de relatos cortos. Una de sus novelas, La mutación sentimental, dibuja un futuro con unos humanos sin emociones y que apenas saben vivir sin sus robots asistentes. Diez años después de publicarse, ha sido reeditada en inglés (The Vestigial Heart) por MIT Press, editorial del Instituto Tecnológico de Massachusetts, que también pidió a la autora que elaborara material didáctico complementario para formar en ética a los ingenieros y los programadores de máquinas inteligentes.

Porque hace años que Torras –que dejó la carrera de Filosofía en el penúltimo curso– trabaja la roboética, aspecto hoy en auge en el mundo tecnológico. Su material (unas 100 páginas, plasmadas asimismo en una presentación) lo usará la UPC también, y otros profesores de distintos países se han interesado. Con él, la experta en robótica plantea reflexionar sobre cómo de humanizados deben hacerse los robots o quién deberá programar los asistentes educativos –los habrá, asegura, robots de refuerzo de los profesores–, entre otros muchos aspectos.

¿Los robots nos dejarán sin empleo?
Espero que no. Pero cambiará el tipo de trabajo que haremos. Los empleos que no desaparecerán son los que requieren empatía, contacto humano, resolver problemas inesperados, adaptarse a situaciones cambiantes… Esto es muy difícil de automatizar. También habrá muchos trabajos que haremos con un asistente robótico. Ya sucede, por ejemplo, en cirugía. Confío mucho en esta simbiosis, la combinación persona-máquina, que permite ampliar las capacidades humanas, pero la decisión final debe tomarla la persona.

¿La progresiva automatización empeorará la especie humana porque iremos dejando de ejercer determinadas habilidades y capacidades?
Es un riesgo; espero que no ocurra. Pero veo que hay quienes utilizan la tecnología para ampliar sus capacidades y conocimientos, para enriquecerse como persona, y quienes la usan sólo como entretenimiento. Surge una fractura entre quienes se benefician de ella y quienes simplemente se dejan llevar, que, y estos sí, perderán capacidades. Con el GPS o Google Maps ya nadie ejercita la orientación espacial ni tiene el plano de una ciudad en la cabeza; la ortografía, la memoria… podrían dejar de ejercitarse. Ahora, también es cierto que se crean nuevas capacidades como atender a muchos estímulos a la vez, me maravilla la gente que es capaz de hacerlo, sobre todo son los jóvenes. Variarán nuestras capacidades tanto psíquicas como afectivas.

“Robots con funciones de ayuda a personas con deterioro cognitivo leve se popularizarán rápido; preveo un plazo un poco más largo para los que impliquen contacto físico, porque exigen
mayor seguridad”

¿Qué mundo vislumbra dentro de 10 años? ¿Cuánto más automatizado?
Bueno, ya empieza a estarlo. La atención vía internet de las empresas, por ejemplo, se ha popularizado en nada, aunque yo considero importante que siempre se pueda recurrir a una persona o hay gente que queda excluida.

¿Qué otro sector se podría automatizar rápidamente? ¿El robot asistencial se extenderá rápido?
Hay aplicaciones que irán muy rápido: personas con deterioro cognitivo leve podrían seguir viviendo solas con ayudas puntuales, para comunicarse, que les recuerden apagar el fogón o tomar la medicación… Nosotros trabajamos con la Fundación ACE (atiende a personas con alzheimer y otras demencias) para avanzar en este campo, y creo que los robots con estas funciones se popularizarán rápido. Serán desde una ampliación de los medallones de ayuda hasta robots que vayan a buscarte las gafas a la habitación… Preveo un plazo un poco más largo para los robots que impliquen contacto físico, pues exigen estándares de seguridad muy elevados: un robot que ayude a vestirse a una persona deberemos asegurarnos que no le dañará el brazo, por ejemplo. Nuestro grupo trabaja en este tipo de robots, que ayuden a vestirse, a comer…

¿Y dentro de 50 o 100 años estará todo automatizado?
¡Es difícil de predecir! Por esto me gusta recurrir a la ciencia ficción, porque te permite diseñar escenarios libremente, el utópico, el distópico, analizar cuál nos conviene más como sociedad, cuál lleva a un mayor bienestar y cuál se debe evitar. Un futuro distópico es el de la película Wall-E, en que los humanos ya no hacen nada, todo lo hacen las máquinas; es una sociedad del ocio absoluto, pero también del vacío. Yo no veo ese escenario de futuro pesimista, pienso que hay mucho talento en la humanidad, inteligencia colaborativa…

Su visión es positiva; si no, no se dedicaría a la robótica, pero ¿qué aportan los robots?
Evidentemente que mi visión es positiva. Veo que nos pueden dar mucho tiempo. Este es un paso más de las revoluciones (agrícola, industrial…) que ha habido para mejorar las condiciones de la humanidad. Ahora no sabríamos vivir sin lavadora. Nos ha dado tiempo para dedicarlo a otras cosas. Para mí, la tecnología tiene este sentido de permitirnos usar nuestro tiempo en cosas que nos enriquezcan y evitarnos las tareas pesadas, mecánicas. Siempre digo que el robot puede ser muy bueno mientras se vea como… por decirlo de alguna manera, un electrodoméstico muy sofisticado, pero nunca un sustituto emocional. El robot que desarrollamos para ayudar a dar de comer a personas que no pueden hacerlo solas lo enseñamos en una residencia geriátrica y nos dijeron que iría perfecto porque a las horas de comer no dan abasto. Imagine que el robot da de comer y el cuidador da conversación. ¿No sería mejor? Y la persona que necesita ayuda también lo puede recibir mejor, no es igual que te acompañe al baño un cuidador o tu hijo que un robot…

¿Los robots deben ser antropomórficos, tener una forma humana?
Sólo en la medida de lo necesario para las tareas que deban realizar. Se diseñan así para que se adapten mejor a entornos donde actúan las personas. Pero no hace falta ponerles una cara de persona que pueda inducir a engaño, sobre todo a menores o a alguien de edad avanzada, que les lleve a pensar “es un ser vivo que se preocupa por mí; ya no necesito a otras personas”. De esto no soy partidaria. Sería nefasto.

“El robot puede ser muy bueno siempre que se vea como… por decirlo de alguna manera, un sofisticado electrodoméstico, nunca como sustituto emocional”

¿Y deben dotarse de emociones?
Es lo mismo. Deben captar las emociones humanas para dar respuestas adecuadas, pero no deben demostrar emociones que induzcan a engaño, que la persona piense que le quiere, que sustituye a otras personas.

Pero robots que se van conociendo y comercializando, en Japón por ejemplo, apuntan a este tipo más humano. 
La cosa no debería ir por ahí…, lo que no quiere decir que no vaya por ahí. Hago la salvedad de un anciano, en una residencia, que tenga un robot que sea como una mascota; es un sustitutivo, sí, pero si no hay nada mejor… Con niños lo veo mal, porque si sólo se relacionaran con aparatos mecánicos no adquirirían la capacidad de empatía. Y si unos padres lo permiten, hacen dejación de sus funciones. En Japón se comercializa un robot niñera, y en la web de la empresa leí que una madre decía estar encantada porque ya no hace falta que acompañe al hijo a la cama y le lea un cuento, que lo hace el robot y ella se dedica a otra cosa. Y dice que el niño está contentísimo. Pues yo soy contraria a algo así.

¿Por qué últimamente salen creadores de tecnología arrepentidos de haberla hecho adictiva o se cuestiona si muchos de los usos de la tecnología son éticos?
La tecnología nos da grandes oportunidades que debemos saber aprovechar, pero tiene unos riesgos. Y como ahora ya está muy extendida, ha llegado a la cotidianidad –las apps y los móviles han sido para mí la gran revolución–, la gente se ha vuelto consciente de que los datos se filtran, que la opinión se puede manipular para unas elecciones… y se interesa por qué principios éticos rigen. En biotecnología o ingeniería genética, sí, pero en la tecnología informática y robótica no se ha trabajado tanto la ética, la legislación, derechos de los usuarios y, en cambio, la tecnología ha penetrado mucho en nuestra vida.

¿Qué principios éticos deberían existir? 
Ya hay algunos. Mi material didáctico, el curso Ética en Robótica Social e Inteligencia Artificial, va en esta dirección de dar pautas sobre qué líneas rojas no se pueden cruzar, qué es deseable… Hay muchas cuestiones abiertas que se deben debatir y no hay una posición clara. Como si los robots deben tener programada una moralidad. Yo creo que se les pueden programar unos principios básicos, pero más allá no habría acuerdo en qué principios morales son válidos universalmente. Porque incluso una misma persona en una u otra circunstancia pensará diferente. Aun así, existen algunos principios: el Parlamento Europeo aprobó que los robots deben tener un botón rojo para desconectarlos si hubiera una disfunción. Otro es no inducir a engaño, sobre todo a colectivos vulnerables. Hay aspectos sobre privacidad: una cosa es que tú cuelgues información personal en una red social y otra que tengas un robot en casa que ve y oye lo que hace y dice la familia y puede difundir esa información. Hace poco salieron unas muñecas conectadas a internet que registraban lo que los niños hablaban…“Hay muchas cuestiones que se deben debatir y no hay una posición clara. Como si los robots deben tener programada una moralidad”

“Hay muchas cuestiones que se deben debatir y no hay una posición clara. Como si los robots deben tener programada una moralidad”

¿No debería haber un debate social o unos organismos encargados de establecer esas líneas rojas? No se pueden mantener sólo los principios de Isaac Asimov de que los robots no dañen a las personas…
Es que son utópicos. Por ejemplo, un coche autónomo ¿debe elegir entre no atropellar a una persona en la calzada y subir a la acera donde puede atropellar a otra? Es un dilema artificial, ficticio, los vehículos incorporarán unas normas básicas de circulación que no podrán saltarse.

Pues ¿cómo resolver los aspectos éticos?
Se trabaja mucho en ello. El Instituto de Ingeniería Eléctrica y Electrónica (IEEE), una asociación mundial, tiene un comité de estándares que impulsa una iniciativa. Hay grupos sobre el entorno laboral, el educativo, el doméstico, la apariencia, las emociones… Cada grupo reúne a profesores universitarios, expertos en robótica, abogados, filósofos, ejecutivos de empresas… y se trabaja en abierto, cualquiera en internet puede aportar ideas. De aquí debe salir un documento de doscientas páginas de líneas rojas y recomendaciones. En Gran Bretaña, otro comité hace algo parecido, en Corea del Sur hicieron unas normas… Se dirigen a creadores de robots y sistemas informáticos y a usuarios. Porque un usuario también puede hacer un mal uso.

Quien programa al robot es una persona…
No necesariamente: ya se usan muchos algoritmos que hacen que las máquinas aprendan de la interacción con las personas. Microsoft puso un chatbot (un programa capaz de simular una conversación humana) en Twitter y a las 16 horas lo retiró porque se había vuelto racista, homófobo, sexista… Lo programaron para dialogar sobre los temas que salían, pero como había usuarios que tuiteaban barbaridades e insultos, el bot les imitó. Todos somos responsables. Nuestras interacciones en la red tienen repercusiones, no son inocuas, y debemos ser conscientes de ello.

¿Pero cómo se controla que un programador no le pase su sesgo racista o machista a la máquina?
Es complicado, sí. Por eso yo, más que en la regulación, creo en la educación y ya hace años que me empecé a preocupar de elaborar materiales éticos para formar a estudiantes de ingeniería, de informática…

“Al extenderse la robótica del sector industrial al de servicios ha crecido el número de mujeres, pero a cierto nivel no somos muchas, no”

Dadas las pocas mujeres que trabajan en este ámbito, igual acabamos teniendo un mundo de máquinas con sesgo masculino…
En los congresos, en las sesiones de robótica social o asistencial, hay más mujeres que en las de pura mecánica. Al extenderse la robótica del sector industrial al de servicios, ha crecido un poco el número de mujeres. Pero sí, en general, la mayoría son hombres, y también en los comités de programas de los congresos. En el 2015 la máxima organizadora del gran congreso anual fue una mujer e hizo un comité sólo de mujeres. Estábamos todas, unas 40, para visibilizar nuestra presencia en la comunidad robótica…

¿En la élite mundial de la robótica sólo hay 40 mujeres?
Pues a cierto nivel, en mi franja de edad, sí… Hay algunas más, más jóvenes, pero no somos muchas, no.

¿Cómo se interesó usted por la roboética?
Hace unos 15 años, la UE convocaba unas reuniones para debatir qué líneas de investigación convenía financiar, buscar ideas innovadoras. Una vez surgió la idea de diseñar robots que fueran autosuficientes, pues una verdadera inteligencia no es tal si no es autónoma. Debían circular libremente, organizarse por sí mismos… Yo pensé: “Como idea de investigación es un reto, pero ¿nos interesa como humanos?” Empecé a darle vueltas y a partir de ahí escribí La mutación sentimental. En parte buscaba definir qué robótica quería yo para las generaciones futuras. En la novela construí una sociedad dentro de 100 años… Recuperé lo estudiado en Filosofía, me documenté sobre ética, me adentré en el tema, empecé a dar charlas…

¿La ficción le sirve para canalizar sus miedos o expectativas sobre la ciencia?
Siempre me había interesado la ciencia ficción, pero empecé a escribir porque es una herramienta que te permite especular. La ciencia y la ficción son para mí áreas de inspiración mutua.

¿Trabaja en una novela nueva? 
No tengo mucho tiempo para escribir; me han concedido un proyecto grande del European Research Council, con una dotación de 2,5 millones de euros y bastante libertad. Se llama Clothilde (Cloth Manipulation Learning from Demonstrations), para manipular ropa con robots. La industria se ha automatizado mucho en lo relacionado con objetos rígidos, pero no con los deformables, cuando el entorno doméstico, por ejemplo, está lleno de ellos. Queremos hacer una teoría general y tres aplicaciones. Una es robots para ayudar a vestirse a personas con problemas de movilidad. Gracias a un proyecto previo, I-Dress, ya tenemos algunos resultados. Luego, en la venta por internet de ropa, la gente compra, se la prueba y la devuelve. La logística para poner de nuevo esas prendas en la cadena de distribución es muy manual, y se trataría de automatizarla más. Y la otra aplicación es sacar ropa de la lavadora, doblarla, guardarla, hacer camas… Clothilde es ahora nuestro mayor proyecto.

“Las normas deben ser para creadores de robots y para usuarios, que también pueden hacer un mal uso… Todos somos responsables. Nuestras interacciones en la red tienen repercusiones”

¿Qué retos tiene la robótica? 
Esta manipulación de objetos deformables. La seguridad en la interacción robot-persona e interpretar la intención de los humanos: si alguien hace un mínimo gesto, ya vemos que irá a la derecha, cogerá algo… los robots aún deben aprenderlo. Y luego está la personalización: un robot vendrá de fábrica con unas habilidades, pero deberá adecuarse a cada usuario, y este no va a ser un programador. Debemos poder instruir al robot por voz, mostrándole qué hacer… y de manera fácil. En esto trabajamos en mi equipo. Hasta que se resuelvan estos aspectos no habrá una expansión masiva de robots asistenciales.

¿Tiene una película de ciencia ficción preferida?
Uso muchos ejemplos en las charlas de ética. Como Un amigo para Frank.

¿A ese escenario vamos? Cada anciano, con un robot asistente… 
Creo que sí. La película es muy divertida porque el robot lo interpreta todo de forma literal. Se dice que los robots no tienen sentido común, pues responden a lo que les ordenen literalmente. Otra película que me gusta es Los sustitutos.

Y me encanta la serie televisiva Black Mirror. Cada capítulo puede ser muy crudo porque lleva aspectos tecnológicos al límite, como el ciberbullying. Respecto a esto, me gusta dar charlas a jóvenes, porque a menudo cuelgan fotos, opiniones en la red y no son conscientes de que puede volverse en su contra, les puede impedir acceder en el futuro a un empleo… Intento que usen internet y las redes sociales con una actitud crítica.

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La educación emocional «dentro del currículo»

Por Gipuzkoa

– ¿Ha subido la nota en educación emocional o sigue siendo una asignatura pendiente?

– Vamos mejorando, ya es una signatura de libre configuración en la Comunidad de Canarias, en Castilla-La Mancha se debe evaluar la competencia emocional y cada vez más familias y docentes se forman en este tema. Llevo dando formación en educación emocional más de veinte años y la demanda sigue creciendo, esto significa que cada vez más adultos son conscientes de su importancia. Pero podríamos mejorar la situación si en los planes de estudios de los futuros profesores se tuviera en cuenta dentro del currículum y si en todos los centros educativos se convirtiera en uno de los objetivos dentro del gran objetivo de la educación integral del alumnado.

– Suele referirse a la «mirada de jardinero» del profesorado. ¿Cómo ve en la actualidad a los ‘jardineros’ cuidando de su semillero? ¿Qué déficit apremiantes detecta en el sistema educativo?

– La mayoría de los educadores quiere hacer bien su trabajo pero hay un exceso de tareas administrativas que les llevan demasiado tiempo, tiempo que resta para el trato con el alumno. Por otra parte, el acceso a la docencia exige casi exclusivamente dominar unos conocimientos y no se tiene en cuenta sus habilidades emocionales personales e interpersonales de modo que a algunos docentes solo les interesa dar su asignatura sin tener en cuenta la persona que hay detrás de cada alumno. Por fortuna, cada vez son menos pero no deberían existir. Pienso que debe haber grandes cambios en el sistema educativo para que los profesores se puedan convertir en jardineros que cuiden con amor y conocimientos su particular huerto, que descubran las particulares inteligencias de sus alumnos, las valoren y les ayuden a desarrollarlas para aportar lo mejor de sí mismos a la mejora del mundo.

Fuente de la entrevista: https://www.diariovasco.com/gipuzkoa/educacion-emocional-dentro-20180902000523-ntvo.html

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Protagonista de “Merlí”: “La serie recupera la filosofía como necesaria para una sociedad que nos convierte en ciudadanos pasivos”

España/ Autor:  / Fuente: El Desconcierto

Francesc Orella habla con El Desconcierto sobre la importancia de la filosofía en las aulas, el intento de retirarla en Chile y los temas de actualidad que aborda la serie, como el aborto y la transexualidad. Responde también a quienes la tildaron de «machista».

Cuando el pasado mes de febrero el Consejo Nacional de Educación (CNED) puso en duda la enseñanza de la asignatura de filosofía en 3º y 4º medio, inmediatamente se reabrió el debate sobre la importancia de esta materia en los colegios y liceos.

Colectivos de profesores y estudiantes se activaron para defender el derecho a la filosofía en las aulas y la campaña impulsó también un aumento del interés por la serie catalana “Merlí”, que relata las pericias de un profesor de filosofía de un liceo de Barcelona y de sus alumnos. “Quiero que os empalméis con la filosofía”, larga el docente nada más pisar el aula durante su primera clase. “Merlí” plantea algunos de los desafíos que enfrenta el sistema educativo actual, los problemas de la adolescencia y la respuesta que la filosofía puede dar ante algunas de las crisis que transitan los personajes.

Precisamente, Francesc Orella (Barcelona, 1957), el actor protagonista que interpreta a Merlí Bergeron, el polémico docente, fue una de las voces que se posicionó en defensa de mantener esta asignatura en la malla curricular chilena. Orella no dudó en participar de la campaña #DerechoALaFilosofía levantada por la Red de Profesores de Filosofía de Chile. “Recibí un correo de un profesor de filosofía [de Chile] que era fan de la serie y luego me explicó que, en su país, se querían cargar a la filosofía. Me propuso que si quería colaborar con un pequeño video con su movimiento de defensa para mantener la filosofía. Evidentemente, me sumé”, explica el actor catalán a El Desconcierto.

La serie, de tres temporadas y 40 episodios, se estrenó en la Televisión de Cataluña (TV3) en septiembre de 2015, y posteriormente dio el salto a Netflix, a finales de 2016. Desde entonces, su éxito en Suramérica ha sido incuestionable.

– ¿Cuáles son las claves del éxito de “Merlí”?

Es una carambola de aciertos. De partida, la ‘bíblia’ de la serie –el argumento principal– es muy atractivo y novedoso. Trata la enseñanza de la filosofía a los adolescentes y la vincula a cuestiones de actualidad, que no sólo afectan a los adolescentes, sino a toda la sociedad. Lo hace a través de un profesor provocador, diferente, crítico, gamberro y con muchas virtudes y defectos. El personaje era muy atractivo. También influyó como se escribieron los diálogos, las tramas. El hecho de hacer en cada capítulo un filósofo y a partir de las reflexiones de estos pensadores trabajar un tema concreto, que combine humor con temas más serios y drama, es pedagógico sin ser pretencioso. El otro gran éxito fue el equipo artístico y técnico. La energía y la entrega también fue total e hizo que todo rodara muy bien.

– ¿Qué pensaste el primer momento que cayó en tus manos el guión que hablaba sobre un profesor de filosofía?

Al principio fue una sorpresa y encontré muy original que el personaje central fuera un profesor de filosofía. Me atrajo. Luego cuando leí los guiones y me hicieron la propuesta ya me di cuenta que era muy interesante de hacer. Intuí que podía ser una novedad en TV3 y gustar a la audiencia. Lo que no sabía fue el éxito que tendría. Fueron muchos elementos que daban que pensar que si se hacía bien podía gustar. Tratamos de cuidar el material que teníamos entre manos.

– Más allá del éxito, es evidente que la serie ha despertado un interés de los jóvenes por la filosofía. ¿Cuál es para ti la importancia de esta asignatura en las aulas?

Ha sido fantástico comprobar que después de la primera temporada hubo un aumento en las matrículas de la carrera de filosofía. Lo encuentro cojonudo. Creo que las asignaturas humanistas están maltratadas desde hace tiempo. El sistema educativo ha potenciado desde siempre las materias más técnicas y científicas, está todo enfocado hacia la producción. Las asignaturas humanistas o artísticas son las de segundo o tercer orden. En concreto, la filosofía -que parece que no sirve para nada, que no tiene una salida laboral clara- es una asignatura incómoda porque motiva a la reflexión y análisis crítico del ser humano, de la vida y de la sociedad en la que vivimos. Enseña a tener espíritu crítico y un criterio propio sobre las cosas, a cuestionar todo y no creernos todo lo que nos venden. Y eso incomoda y molesta mucho a los poderes fácticos. El acierto de la serie ha sido volver a poner en valor el tema de la filosofía, pero también la enseñanza y el trabajo de los profesores.

– ¿En qué sentido?

Creo que hacen un trabajo muy importante, tienen mucha responsabilidad, sobre todo en las edades de la serie, en las que los adolescentes son una esponja y es muy importante lo que se les mete en la cabeza y el tipo de educación que reciben. Que a esta edad se les plantee que la filosofía se debe aplicar a la vida real para cuestionarse las cosas lo encuentro cojonudo. El acierto de la serie es que recupera la filosofía como materia interesante y necesaria para una sociedad a la que quieren meter todo con calzador, nos convierten en ciudadanos pasivos y consumidores. Lo que la filosofía propone es ser ciudadanos activos y críticos.

– ¿Preparaste tu interpretación leyendo alguno de los autores de la serie?

No, porque ya tuve mucho trabajo para memorizar los guiones. La primera temporada, en el 85% de las secuencias aparecía Merlí. O sea, el volumen de texto y guión para memorizar fue acojonante. Tras la jornada de grabación, que era hasta media tarde, yo tenía que seguir mi trabajo en casa para memorizar lo del día siguiente. El ritmo de trabajo ha sido muy alto. Después, cuando le tomé el ritmo y la serie me ofreció la posibilidad de conocer filósofos contemporáneos que desconocía, sí que me interesaron algunos de ellos e hice algunas lecturas aparte de algunos de ellos. Fue como un reciclaje.

serie Merli

– Sobre los temas que se abordan y que son parte de la agenda social y política en Chile, destaca, por ejemplo, la trama del personaje de Oksana, que tiene un hijo. En un momento determinado, a propósito de su caso, se plantea el debate del aborto. ¿Qué opinas sobre esa discusión?

Soy partidario absolutamente de que las mujeres decidan sobre su maternidad. Lo tengo clarísimo: soy pro aborto. La maternidad tiene que ser deseada en tres causas y en todas las demás. Es un tema que los adolescentes tienen que tener muy claro para enfocar sus relaciones sexuales y tiene que hablarse en familia, al colegio y donde sea. Los adolescentes tienen que tener información sobre eso y poder ser libres para decidir sobre sus vidas y sus cuerpos.

– Hay un capítulo dedicado a Judith Butler en el que se aborda la transexualidad a partir del personaje de Quima. Éste tema ha traspasado mucho a la opinión pública en el último tiempo, sobre todo después del Oscar a “Una Mujer Fantástica”. Se ha visto claramente que la producción cultural puede influir en la agenda política. ¿Qué opinas de este rol que tiene la industria audiovisual?

Es evidente que el cine y la televisión llegan a mucha gente y los que nos dedicamos a esto tenemos esta posibilidad y responsabilidad. Es un privilegio tener la oportunidad de influir en decisiones, sobre todo en esta materia. Ahora, hay que utilizar bien los medios, porque es positivo que en la sociedad se hable de lo que es tabú. Tendríamos que estar al servicio de la buena información, de la información neutra y del debate. A parte de entretener y emocionar, en ficción también tenemos este objetivo de concientizar y crear opinión.

– ¿Qué opinas de las críticas que tildaron a la serie de machista y “macho centrista”, argumentando que las mujeres tenían roles muy secundarios, criticando algunos diálogos concretos y calificando al personaje de Merlí de “macho alfa”?

Me hace reír un poco. Las otras temporadas [segunda y tercera] desminiteron estas primeras opiniones. Para mí ‘machista’ no es la palabra. Yo distingo ‘machista’ de ‘masculinizante’. Es cierto que hay más chicos que chicas en el aula y hubieron más tramas masculinas, pero después estos se fue matizando. Como personaje, Merlí no es machista, sino que es un tipo de hombre que existe en nuestra sociedad, un mujeriego, un Peter Pan o lo que quieras. Pero no es para ensalzar el machismo, sino para retratar un tipo de hombre que existe en nuestra sociedad y cultura, sin entrar a juzgar si esto es bueno o no. El espectador es suficientemente adulto como para sacar sus propias conclusiones sobre este tipo de comportamiento y de hombre. A unos les dará risa y a otros no, el espectador es libre de opinar. No estamos en un parlamento, no es una cuestión de paridad, es una serie de ficción que refleja la sociedad.

– ¿Qué opinas del reflejo que la serie entrega al mundo de la sociedad catalana de hoy? Existió una polémica por la militancia independentista del personaje de la profesora de inglés.

Me parece perfecto porque la situación en Cataluña también es un tema de actualidad. La serie ocurre en Barcelona, en la Cataluña actual y los problemas de nuestra sociedad aparecen, quizás de forma tangencial, pero están, como el tema del independentismo. La serie no ha hecho bandera de nada, ni de una cosa ni de otra. Está esta profesora y luego otro que se ríe de ella. Que este debate haya traspasado fronteras y océanos y haya tenido el eco tan brutal es buenísimo porque da a conocer la realidad de nuestro país. He dado unas 40 entrevistas a medios argentinos y siempre me preguntan sobre esto: la lengua, el movimiento independentista… Además, es muy positivo para el audiovisual catalán y para mostrar el nivel de nuestros profesionales.

– ¿Qué es lo que más rescatas de esta experiencia, con qué te quedas?

Ha sido un regalo para mí. Es una serie que me cayó en un momento determinado de mi vida profesional y personal, con una edad determinada. A nivel personal y como actor, trabajar con gente joven, hablar de los temas que se hablaron, reflexionar sobre el ser humano y sobre la vida como un objetivo del personaje me ha llenado mucho. Merlí me acompañará mucho tiempo.

serie Merli

Fuente de la Entrevista:
http://www.eldesconcierto.cl/2018/07/09/protagonista-de-merli-la-serie-recupera-la-filosofia-como-necesaria-para-una-sociedad-que-nos-convierte-en-ciudadanos-pasivos/
ove/mahv
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