Por Gipuzkoa
– ¿Ha subido la nota en educación emocional o sigue siendo una asignatura pendiente?
– Vamos mejorando, ya es una signatura de libre configuración en la Comunidad de Canarias, en Castilla-La Mancha se debe evaluar la competencia emocional y cada vez más familias y docentes se forman en este tema. Llevo dando formación en educación emocional más de veinte años y la demanda sigue creciendo, esto significa que cada vez más adultos son conscientes de su importancia. Pero podríamos mejorar la situación si en los planes de estudios de los futuros profesores se tuviera en cuenta dentro del currículum y si en todos los centros educativos se convirtiera en uno de los objetivos dentro del gran objetivo de la educación integral del alumnado.
– Suele referirse a la «mirada de jardinero» del profesorado. ¿Cómo ve en la actualidad a los ‘jardineros’ cuidando de su semillero? ¿Qué déficit apremiantes detecta en el sistema educativo?
– La mayoría de los educadores quiere hacer bien su trabajo pero hay un exceso de tareas administrativas que les llevan demasiado tiempo, tiempo que resta para el trato con el alumno. Por otra parte, el acceso a la docencia exige casi exclusivamente dominar unos conocimientos y no se tiene en cuenta sus habilidades emocionales personales e interpersonales de modo que a algunos docentes solo les interesa dar su asignatura sin tener en cuenta la persona que hay detrás de cada alumno. Por fortuna, cada vez son menos pero no deberían existir. Pienso que debe haber grandes cambios en el sistema educativo para que los profesores se puedan convertir en jardineros que cuiden con amor y conocimientos su particular huerto, que descubran las particulares inteligencias de sus alumnos, las valoren y les ayuden a desarrollarlas para aportar lo mejor de sí mismos a la mejora del mundo.
Fuente de la entrevista: https://www.diariovasco.com/gipuzkoa/educacion-emocional-dentro-20180902000523-ntvo.html