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Andrew Smart: “Los algoritmos son invenciones culturales: pueden ser más racistas que nosotros”

Entrevista a Andrew Smart

El autor de ‘El arte y la ciencia de no hacer nada’ se pregunta qué podemos entender sobre nuestra conciencia gracias al despertar de la inteligencia artificial

El 16 de abril de 1943, el químico suizo Albert Hofmann se convirtió en el primer hombre en consumir LSD aquella tarde en la que percibió “un flujo continuo de imágenes fantásticas y formas extraordinarias con un juego de colores caleidoscópico”. El 11 de mayo, el ordenador Deep Blue venció en una partida de ajedrez a Gary Kaspárov. Y el 6 de mayo de 2010, el día del “crack relámpago”, el Dow Jones cayó 600 puntos en cinco minutos a causa de un ataque informático. Son tres acontecimientos sin aparente relación que, no obstante, forman parte de la narrativa de ‘Más allá de ceros y unos‘, el último libro del científico e ingeniero Andrew Smart.

En el volumen, el colaborador de la Universidad de York se pregunta acerca del funcionamiento del cerebro humano desde una perspectiva neurológica y filosófica y sobre la posibilidad de que una inteligencia artificial pueda desarrollar una verdadera conciencia; entre nuestro cerebro y el fantasma en la máquina, el LSD se convierte en la bisagra olvidada que nos puede ayudar a entender por fin nuestra subjetividad. Una pregunta pertinente en un momento en los avances en inteligencia artificial nos hacen preguntarnos si en muy poco tiempo no podremos encontrarnos con un robot tan humano como cualquiera de nosotros. Smart no está muy seguro sobre dicha posibilidad, sugiriendo que aunque posible, quizá estemos exagerando las probabilidades.

Pero lo que de verdad interesa a Smart es comprender el funcionamiento de la conciencia humana, mucho más que el producto de un simple órgano gestor de información como la neurociencia actual parece defender. Como él mismo concluye en el libro, no cree “que sea una locura empezar a intentar diseñar ordenadores con el propósito de ofrecerles experiencias psicodélicas, pues es posible que al intentarlo logremos resolver por fin el misterio de la consciencia natural y artificial, y con ello salvar a la raza humana”. ¿De qué? Smart nos da la respuesta a través del correo electrónico.

Asusta que ni siquiera los ingenieros que construyeron esos sistemas puedan explicar cómo funcionan

PREGUNTA. Una idea que se repite en el libro es que estamos aún muy lejos de crear una verdadera inteligencia artificial, y que estamos exagerando las consecuencias negativas de que ello ocurra. Entonces, ¿quién y por qué esta interesado en que pensemos que una inteligencia artificial divina nos gobierne dentro de 30 años?

RESPUESTA. Mi sensación es que la tecnología de aprendizaje de las máquinas está acercándose a lo que los humanos hacen en determinadas áreas, como jugar al Go o reconocer una voz y mantener conversaciones aparentemente humanas. La gente se asusta porque nos estamos acercando al valle inquietante, así que atribuimos poderes mágicos a esos sistemas. Pero es importante recordar que la inteligencia artificial (o el aprendizaje de las máquinas) es una abstracción estadística de unos datos dados. No es más que utilizar una cantidad inimaginable de información con ordenadores súper rápidos y poderosos y algoritmos sofisticados para hacer predicciones cada vez mejores. Por supuesto que asusta que ni siquiera los ingenieros que construyeron esos sistemas puedan explicar cómo funcionan; por ejemplo, el aprendizaje profundo funciona muy bien en ciertas áreas, pero nadie sabe por qué.

La creencia en un Dios de la inteligencia artificial probablemente se deriva de ciertos impulsos religiosos residuales entre algunos grupos de Silicon Valley. Dios, en el sentido religioso, no existe, pero puede que ahora seamos capaces de resucitar (valga la redundancia) esa creencia en fuerzas sobrehumanas. Para mí la idea de una inteligencia artificial divina, como un oráculo que puede predecirlo todo, es ridícula. Es cuestionable si es posible, e incluso si lo es no quiero vivir en un mundo de dioses, sean ordenadores o no. En parte, hablar de dioses de la inteligencia artificial mola en términos de ciencia ficción, y hay mucha gente en Silicon Valley intentando llevar esas fantasías a la vida real.

P. Tendemos a creer a pies juntillas en la metáfora del cerebro como un ordenador. Una vez más, señala que es incorrecto. ¿A quién le conviene? ¿A compañías como Google/Alphabet, que comercian con información?

R. Es cierto que entre la gente que trabaja con la inteligencia artificial hay una visión profundamente arraigada de que el cerebro es, literalmente, un código que ejecuta algoritmos, neuronales en su caso. Intento refutar esta idea en el libro. No estoy seguro de quién puede beneficiarse económicamente de ello, pero es una conjetura popular incluso en la neurociencia –existe un campo llamado neurociencia computacional– que asume que el cerebro es un sistema de ordenador.

El autor, Andrew Smart.
El autor, Andrew Smart.

Esta idea que apenas se ha discutido ha sido reforzada por los recientes avances en inteligencia artificial que han sido inspirados por las teorías sobre el funcionamiento del cerebro. Así que la lógica es la siguiente: desarrollamos algoritmos basados en las teorías del cerebro y funcionan muy bien, así que el cerebro está hecho de algoritmos. En el libro señalo que son modelos. Buenos, pero nada más que modelos. Esto nos lleva al debate filosófico sobre el realismo, y diría que soy un realista científico, pero no entendido como información o algoritmos. Creo que son invenciones culturales: el mundo no está hecho ni de información ni de algoritmos.

P. Al final del libro, recuerda que Google es ya un poco como una inteligencia artificial maligna, al reducir la experiencia humana a algoritmos. ¿Cuál es el peligro de herramientas como esa, ahora y en el futuro?

R. Lo que más asusta es que nuestro comportamiento está influido por nuestras interacciones con los ordenadores en formas de las que no somos conscientes, por lo que los algoritmos se perfeccionan y predicen mejor lo que haremos, lo que nos lleva a hacer aquello que han predicho los algoritmos, y nos empuja a un ciclo de retroalimentación donde nuestra libertad está constreñida a ser consumidores perfectos, clicando en las cosas en las que el sistema quiere que pinchemos. Tengo miedo de que el mundo algorítmico nos haga menos conscientes de nuestras decisiones, y que seamos empujados a patrones predecibles de consumo.

P. ¿Qué piensa de gente como Ray Kurzweil, Sergey Brin, Larry Page o Elon Musk? ¿Creen realmente en lo que dicen sobre el futuro, o simplemente están sirviéndose a sí mismos vendiendo trucos de magia?

R. No creo que crean de verdad en ello; si tienes razón o no, es otra cuestión.

P. Al mismo tiempo, muestra que, al contrario de lo que Kurzweil defiende, hay un gran margen para que ocurran graves errores de funcionamiento en los ordenadores que empleamos, por ejemplo, en el ‘high speed trading‘, que puede tumbar la bolsa en cuestión de segundos. ¿Estamos ciegos ante los problemas a los que podemos enfrentarnos si estos sistemas se viniesen abajo de repente?

R. Sí, es un área de investigación muy activa. Los defensores de la inteligencia artificial piensan que esta corregirá nuestros sesgos y debilidades humanas, pero recientes investigaciones recientes han mostrado que es al revés: el aprendizaje de las máquinas de hecho amplifica nuestros prejuicios. Por ejemplo, en la política predictiva o el sistema de justicia criminal, los algoritmos son más racistas que los policías y jueces humanos. Esto se debe a que los datos que alimentan los algoritmos vienen de informes policiales sesgados, que vigilan especialmente determinados barrios, así que si utilizas dichos datos un algoritmo estadístico preverá que hay más crimen donde hay una mayor presencia policial. Y sí, en términos de sistemas complejos y seguridad, puede haber eventos catastróficos acechando de los que no somos conscientes porque damos por hecho determinadas probabilidades. A medida que somos más dependientes de estos sistemas, más frágil será la economía global.

La creencia de que la naturaleza está formada por información es ideológicamente útil

P. ¿Nos hemos convertido en neoplatónicos que consideran que todo es información? ¿Cuál es el problema con este nuevo paradigma?

R. Científicamente es importante dirigir nuestras conjeturas sobre la naturaleza de la realidad en la dirección correcta, de lo contrario nos perderemos en cuestiones absurdas, por ejemplo, buscando información en el cerebro. El otro problema que veo es que esta creencia de que la naturaleza está formada por información puede funcionar a un nivel ideológico, ya que se supone que todos somos consumidores racionales de información. Esto puede entorpecer los movimientos críticos y la organización social contra el poder del capital. También me resulta interesante la relación entre la información y el capital: nadie piensa que el universo esté formado por capital, y aun así hay una equivalencia entre el capital y la información como ideas abstractas que sin embargo tienen un impacto real en el mundo. ¿Por qué somos tan rápidos al asumir que las cosas están hechas de información, y suena absurdo decir que los átomos son capital?

P. Una de las posibilidades relacionadas con la inteligencia artificial es que terminemos creando algo muy parecido a una conciencia, que hable como una conciencia, se comporte como una conciencia e incluso piense como una conciencia… pero que para nada sea una conciencia. ¿Es imposible saber si hemos creado realmente una conciencia semejante a la humana, o siempre habrá un margen de duda?

R. Es una pregunta muy difícil de contestar pero estoy de acuerdo en que muy pronto tendremos sistemas que no será fácil diferenciarlos de los humanos. No estoy seguro de si habrá un robot humanoide así, pero mientras interactúes con un ordenador, será cada vez más difícil saber si es una persona o una inteligencia artificial. Si no estás seguro, siempre habrá preguntas que solo un humano con cierta experiencia pueda responder. Esta prueba de conciencia subjetiva es muy difícil: por ejemplo, asumimos que todos con los que interactuamos son también conscientes, pero no podemos comprobarlo más que observando un comportamiento que asumimos que el de un humano consciente. Podemos medir toda actividad cerebral relacionada con las distintas etapas de la conciencia; pero incluso en esos casos, no sabemos si “objetivamente” alguien está experimentando algo. Así que una vez los ordenadores comiencen a comportarse de formas cada vez más humanas, ¿cuál es la diferencia? No conozco la respuesta, porque por supuesto, si le preguntas al ordenador si es consciente, te dirá “sí”. Pero a menos que veamos a una persona desmayarse, no le vamos a preguntar “¿estás consciente?”

P. Mientras leía el libro, recordé su anterior trabajo, ‘El arte y la ciencia de no hacer nada‘. Me hizo pensar que quizá no hacer nada, ser un poco vago, puede jugar un papel semejante al del LSD que propone en su libro: ¿podría una inteligencia artificial decidir ser vaga, al igual que los humanos pueden hacerlo? ¿Qué demostraría?

R. Por ahora la inteligencia artificial no tiene sus propios objetivos. La arquitectura de la red neuronal está creada por humanos, así como los datos que los alimentan, y el algoritmo de aprendizaje, y las tareas… y por ahora ninguno ha aprendido a cambiar sus objetivos o su propio algoritmo, pero esto está evolucionando, y probablemente más rápido de lo que algunos creen. Pronto serán capaces de aprender a aprender: es lo conocido como “metaaprendizaje”. Pero no está fuera de nuestras posibilidades que en el futuro cercano un sistema de inteligencia artificial pueda ser capaz de entender algo sobre su proceso de aprendizaje, y entonces darse cuenta que determinadas cosas le pueden ayudar, ¡como descansar! Si esto ocurre, puede ser muy interesante.

Albert Hofmann.
Albert Hofmann.

P. En el libro defiende que el LSD es una herramienta para comprender cómo funcionan nuestra percepción y conciencia (tanto para humanos como para robots). ¿Cuál es el mito más peligroso que existe sobre el LSD?

R. El LSD, junto a la terapia de conversación, tiene un enorme potencial para ayudar a la gente adicta a otras sustancias o al alcohol. Aunque suene paradójico, hay muchas investigaciones sobre esto en los años sesenta que se han perdido a causa de la histeria que existe sobre la droga en EEUU. Así que durante 50 años podríamos haber disfrutado de un tratamiento muy efectivo para la adicción que nadie podía conseguir a causa de esta controversia sobre la droga. Albert Hoffmann terminó decepcionado por lo que ocurrió con el LSD, ya que realmente creía en su potencial terapéutico y creo que tenía razón. Afortunadamente ahora está resurgiendo esta clase de investigaciones.

P. ¿Qué cree que ocurrirá con el LSD en el futuro inmediato? ¿Volverá a ser investigado desde un punto de vista médico? ¿Se convertirá en una forma habitual de conocernos a nosotros mismos en las sociedades occidentales, quizá poniéndose de moda en Silicon Valley?

R. Sinceramente espero que las investigaciones continúen desde un punto de vista médico, y esto está ocurriendo de forma exponencial. Puede llegar a generalizarse. Sin embargo, espero que la cultura cambie para integrar la experiencia del LSD, en lugar de simplemente utilizarlo para ser más productivo como alguna gente hace con las microdosis. Incluso la gente en Silicon Valley se ha dado cuenta de que estamos en crisis y que se necesita una transformación cultural fundamental para atajar el cambio climático, la desigualdad y la fragmentación/polarización. El LSD por supuesto que podría facilitar esta clase de cambio, como empezó a hacer en los años 60, pero hay poderosos intereses que no desean que se produzca una transformación cultural a un mundo más consciente, medioambientalmente viable, igualitario y justo. Como en los 60, podría haber una especie de reacción si comienza a cambiar la cultura. Lo veo como una coproducción: la cultura debe ser receptiva a ser transformada y el LSD puede conseguirlo.

Fuente: https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2018-06-21/andrew-smart-robots-psicodelia-conciencia_1581609/

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Venezuela: Mujeres por el #AbortoLegal ejercen derecho de palabra ante la Asamblea Nacional

Mujeres por el #AbortoLegal en Venezuela ejercen derecho de palabra ante la Asamblea Nacional Constituyente.

Habla la referente de La Araña Feminista y de ALBA Movimientos, Daniela “China” Hinojosa

Ver video en cualquiera de estos links:

https://www.pscp.tv/w/1mnxeoMAbpPGX

https://www.pscp.tv/alba_tv/1mnxeoMAbpPGX?t=

https://t.co/XboWuMcHKy

Fuente: http://www.resumenlatinoamericano.org/2018/06/20/venezuela/
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«Los alumnos no entienden cómo en el cine ven en 3D y en la escuela siguen usando la tiza»

Entrevista/21 Junio 2018/Autora: Magdalena Cabrera/Fuente: El observador

El consultor en innovación educativa instó a las escuelas a formar personas y no obsesionarse por los contenidos

Xavier Aragay es consultor internacional en innovación de la educación. Llegó a Uruguay invitado por los colegios salesianos, a quienes está liderando en un proceso de innovación. Además, colabora con el movimiento ciudadano Eduy21, que recientemente presentó su proyecto de reforma educativa. En 2010 impulsó en los colegios jesuitas de Barcelona el proyecto Horizonte 2020, una apuesta al cambio sistémico mediante la aplicación de un nuevo proceso de enseñanza – aprendizaje, donde la persona es el centro. En diálogo con El Observador manifestó que «la educación es el ámbito de la sociedad que más tendrá que cambiar» en los próximos años. Para eso invita a imaginar una escuela diferente.
 
¿Cuál es la principal dificultad que se presenta hoy en los sistemas educativos a nivel mundial?
El modelo de enseñar y aprender se diseñó en el siglo XIX: un profesor que se considera que tiene el conocimiento y un alumno que tiene que estar quieto, escuchando, le califican y progresa. Aquel momento era el del enciclopedismo y la industrialización. La escuela nace como una fábrica. El drama es que estamos en 2018, el mundo ha cambiado totalmente, pero el método para transmitir conocimiento no.
¿La educación no se acompasó con el resto de los cambios?
Exacto. Por qué no nos damos cuenta de que la educación es seguramente el ámbito de la sociedad que ha cambiado menos en los últimos cien años y, por tanto, es el que tendrá que cambiar más.
¿Por qué cuesta tanto cambiar la educación? En Uruguay los últimos gobiernos han hecho reformas en la salud, en el sistema tributario. En educación lo prometen, pero no lo hacen.
Es la propia sociedad la que está encasillada en ver la educación de la misma forma, entonces, quién empieza a plantear que la educación debe hacer un cambio. Se necesita un cambio de mirada, no solamente un cambio técnico. Ya no se trata solo de hacer una nueva ley. Con una ley, la educación no va a cambiar. Se necesita un cambio mucho más a fondo porque la educación es un elemento vertebral de la sociedad. Por esta razón, también está cargada de ideología.
En Uruguay en 2008 se aprobó una nueva ley de educación y todo sigue igual.
En España en 30 años se han hecho seis leyes distintas de educación y estamos igual. Es la sociedad la que debe moverse. Aquí también hay un punto de un cierto fariseísmo: decimos que la educación es muy importante, pero después delegamos en los maestros y profesores que resuelvan el tema. Es la sociedad la que debe de involucrarse y decidir qué desea de la educación. En Uruguay, el hecho de que exista Eduy21 ya es una novedad en sí misma. Tener una plataforma cívica al margen de partidos, que son capaces de ponerse de acuerdo y de hacer propuestas, es un buen síntoma porque quiere decir que estamos empezando a ser conscientes del problema que tenemos.
¿Cómo puede hacer el ciudadano común para involucrarse en esto?
En Uruguay ya empieza a haber escuelas que se están planteando cambios, construyendo proyectos pedagógicos y experimentando. Como papá y mamá también puedo ir a la escuela de mi hijo, presionar y preguntar, qué proyectos de innovación tienen. Si un grupo de familias plantea esto, tiene mucho peso. La educación la hemos de cambiar pensando en un niño o niña que este marzo con tres años haya empezado la escuela. Va a salir de la escuela en el 2033 y si va a la universidad, va a terminar en el 2038 y se pondrá a trabajar en el 2040.
¿Cómo se hace para formar para el 2040 en un mundo tan cambiante?
Una cosa muy importante es dejar de obsesionarse por los contenidos. La mitad de los contenidos que le transmitamos a los niños de tres años en los próximos 15 años van a quedar obsoletos. Los contenidos no pueden ser un fin en sí mismo. Han de ser un medio para educar a la persona. La educación del carácter es lo más importante. En la escuela nos dedicamos todo el día a enseñar contenidos y de vez en cuando, nos dedicamos a los valores. Habría que hacer al revés, dedicar los 15 años a construir una persona. Los contenidos son las palancas para llegar a eso. Esta es la verdadera crisis. El verdadero objetivo tiene que ser la persona.
Ud creó una metodología, que tiene como centro a la persona. ¿En qué consiste?
La primera clave para cambiar es imaginar una cosa distinta. No cambiaremos la escuela a base de diagnósticos solamente. El principal problema es qué escuela imaginamos sería posible tener en cinco o diez años. En 2010 junto con ocho escuelas jesuitas de Barcelona presentamos proyecto Horizonte 2020. Tiramos las paredes de las aulas, hicimos grupos grandes, varios profesores dentro, dejamos de trabajar por asignaturas y trabajamos por retos. Ese es uno de los grandes cambios: que el alumno deje de ser un sujeto pasivo y pase a ser un sujeto activo. No es verdad que los jóvenes no quieren aprender. No quieren aprender cómo nosotros queremos enseñarles. Los alumnos no entienden cómo pueden ir al cine y ver en 3D y en la escuela seguimos usando la tiza. Nosotros decidimos acabar con esto.
¿Cómo les fue?
Muy bien. Los alumnos aprenden más y además desarrollan una serie de capacidades personales que con el sistema tradicional no desarrollan. Entre otras cosas, buscamos desarrollar la creatividad. Un niño que hoy tenga tres años va a vivir como 100 años. Va a tener que reinventarse un montón de veces y debo darle herramientas para eso. Si lo formo solamente para que sea contador, dentro de cinco años la inteligencia artificial va a hacer una contabilidad mucho mejor que él.
Fuente: https://www.elobservador.com.uy/los-alumnos-no-entienden-como-el-cine-ven-3d-y-la-escuela-siguen-usando-la-tiza-n1245271
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Entrevista con Claudio Katz. “Nuestros problemas no son únicos e incontrastables, pero deben ser abordados con una mirada de tradiciones locales”

Por: Stefan Pimmer / Claudio Katz. La Haine. 20/06/2018

Claudio Katz, economista e investigador social argentino, es uno de los exponentes más destacados de la teoría marxista de la dependencia en América Latina. Próximamente va a publicar un nuevo libro en el cual reivindica una renovación del paradigma dependentista. Conversamos con él sobre este trabajo en curso, incluyendo su evaluación de los debates dependentistas de los años sesenta y setenta, su reivindicación de la figura de Ruy Mauro Marini, el estado actual del dependentismo en América Latina y el mundo, así como la necesidad de adecuar las reflexiones dependentistas a las particularidades de la fase capitalista actual.

El dependentismo ha sido caracterizado de manera variada, como teoría, escuela e incluso como paradigma. ¿Qué fue para ti ese desarrollo teórico y conceptual?

El debate sobre el estatus analítico de la teoría de la dependencia comenzó junto a la propia aparición de esa concepción. Agustín Cueva rechazó la existencia de leyes propias del capitalismo dependiente, en polémica con Ruy Mauro Marini y Theotônio Dos Santos, que atribuían a sus formulaciones esa condición. Eran dos miradas metodológicas contrapuestas. Posteriormente se tornó evidente que la primera postura era muy restrictiva y que la segunda no era satisfactoria. Entonces aparecieron criterios más flexibles. Cobró fuerza la idea de evaluar al dependentismo como un paradigma, en el sentido de un modelo aceptado por la comunidad de los cientistas sociales. Otros hablaron de una perspectiva, un enfoque, un punto de vista o un programa de investigación. Yo coincido con estas reformulaciones. Lo importante es registrar que el propósito específico del dependentismo ha sido estudiar el funcionamiento de las economías periféricas.

En su debut esa corriente incluyó internamente variantes de las tres principales expresiones del pensamiento económico latinoamericano. Todas asumieron cierta auto-denominación dependentista, aunque expresaban afinidades con el liberalismo, el desarrollismo y el marxismo. Las mismas escuelas que han confrontado en la última centuria polemizaron dentro del universo teórico de la dependencia. El clima radicalizado de esa época explica esa curiosa confluencia en un campo compartido.

La corriente marxista estuvo representada por Marini, Dos Santos y Bambirra. Retomaron ideas sugeridas por Marx en sus análisis de China, India y sobre todo Irlanda. Recogieron de Lenin, Trotski y Luxemburg explicaciones del subdesarrollo conectadas con la confiscación imperial de los recursos de los países atrasados. Y adoptaron miradas similares a Sweezy y Mandel, en la caracterización de los drenajes padecidos por la periferia.

Especialmente Marini reelaboró esos conceptos en forma muy original, combinando el legado marxista con ciertas nociones de la economía latinoamericana trabajadas por Prebisch y Furtado. Estudió detenidamente la forma en que la región reproduce su inserción subordinada en el mercado mundial y aportó un planteo muy esclarecedor de la reproducción dependiente.

¿Cuáles fueron las otras dos vertientes?

La segunda corriente estuvo liderada por Fernando Henrique Cardoso, que presentaba un enfoque en los hechos compatible con el liberalismo. Yo comparto la interpretación de varios autores brasileños, que destacan las viejas raíces de los planteos derechistas adoptados por Cardoso como primer mandatario. Ese giro no fue sólo una improvisación pragmática, del hombre que quemó todo lo escrito antes de ocupar el sillón presidencial. Hubo un elemento de continuidad en su pensamiento. Siempre fue hostil a los proyectos radicales. Coqueteaba con una especie de marxismo weberiano totalmente ecléctico y en su libro con Falleto concibió la problemática de la dependencia en simplificados términos políticos. Expuso una clasificación de regiones en modalidades de enclave o mayor autonomía, pero rechazó la contraposición básica entre dependencia y desarrollo. Postuló una idea de desenvolvimiento asociado con empresas transnacionales y posteriormente profundizó esa propuesta incorporando todos los dogmas del neoliberalismo. Su evolución guarda cierto parentesco con viejo liberalismo socialista que inauguró Juan B. Justo. Mientras que la teoría marxista de la dependencia se ubicaba en las antípodas de las tesis derechistas de la modernización, Cardoso elogiaba las inversiones extranjeras.

La tercera corriente del dependentismo mantuvo nexos con la CEPAL y expresó un momento de gran radicalización del desarrollismo. En cierta medida Osvaldo Sunkel representaba ese enfoque, que constituía una corriente de opinión con exponentes muy variados. Planteaba una combinación de dependentismo e industrialismo. No sólo promovían la intervención del estado en la regulación económica, sino que también convalidaban propuestas de reforma agraria. Fueron los antecesores de las corrientes social-desarrollistas del reciente ciclo progresista.

En síntesis, si se revisa la trayectoria de la teoría de la dependencia en sus años de gestación, puede notarse la convivencia y el choque en su interior de las tres vertientes del pensamiento económico latinoamericano. Esta reconsideración es útil para evaluar también los debates con los críticos del dependentismo. Yo creo que en los años setenta se exacerbaron las divergencias dentro del marxismo en torno a esa concepción. Por eso las fuertes polémicas de inicio se zanjaron con convergencias posteriores.

Agustín Cueva cuestionaba con razón las exageraciones exogenistas y la interpretación del subdesarrollo como un efecto exclusivo de la dependencia externa. Marini respondía objetando la unilateralidad inversa de explicaciones atadas a la dinámica de procesos internos. El trasfondo era la vieja discusión sobre las causas del retraso regional. Una mirada ponía el acento en los grandes latifundios y la otra en la extracción de recursos al exterior. Pero en los hechos ambas posiciones eran complementarias. La combinación de terratenientes y empresas extranjeras era determinante del subdesarrollo. Incidía tanto el despilfarro local como en la succión de los excedentes hacia afuera. Por eso Cueva y Marini convergieron, a medida que se clarificó la confrontación de ambos con Cardoso. Estas líneas divisorias maduraron con el tiempo, superando la inclusión o exclusión inicial en el universo del dependentismo.

Es interesante lo que dices frente a la usual contraposición de la teoría de la modernización (centrada en factores endógenos) con la teoría de la dependencia (preocupada por los factores exógenos). Pero también se afirma que el dependetismo incurrió en un determinismo económico, refutado por la industrialización de los “tigres asiáticos”.

Yo creo que es una visión muy superficial, que desconoce la matriz política de todos los razonamientos del dependentismo marxista. Esta corriente surgió en directa sintonía con la revolución cubana. Sin ese acontecimiento no habría existido en la modalidad que emergió. Lo que determinó el ascenso y descenso de la prédica dependentista fue la incidencia de esa revolución y de su proyecto de gestar el socialismo en toda América Latina. La tesis de Marini constituye una teorización de esa expectativa y de un programa socialista como solución radical al problema de la dependencia. Esa misma percepción estaba presente en Cueva, a pesar de las fuertes divergencias que tuvieron en la definición de los caminos para alcanzar esa meta. Esas diferencias alcanzaron un pico de gran intensidad durante la experiencia de la Unidad Popular chilena. En contraposición a las estrategias de alianza con la burguesía nacional, Marini auspiciaba un proceso ininterrumpido de radicalización socialista.

Como todos los debates presentaban este fuerte trasfondo político, me parece totalmente desubicado calificar al dependentismo de economicista. Los principales exponentes de esa vertiente ni siquiera se consideraban economistas. Marini, Dos Santos y Bambirra pensaban como revolucionarios. Durante la gestación de la teoría estuvieron más comprometidos con la militancia que con el dictado de clases en alguna universidad.

Por otra parte, la problemática de los tigres asiáticos apareció cuando decaían los debates sobre la dependencia. Esa discusión fue previa y signada por otras circunstancias. Además, el impetuoso surgimiento de economías asiáticas no fue previsto por nadie. La omisión achacada al dependentismo valdría también para los economistas neoclásicos y heterodoxos. En realidad quién estuvo más cerca de explicar el fenómeno fueron todos los teóricos marxistas que realzaron la problemática de explotación. El gran capital comenzó a desplazarse al Sudeste Asiático para lucrar con la baratura de una fuerza del trabajo más disciplinada. Es importante situar siempre cada debate en su momento histórico. Cuando se olvida esa contextualización aparecen todo tipo de arbitrariedades.

El desenvolvimiento del dependentismo incluye una extraña paradoja. Ha sido marginalizado en un momento de gran recrudecimiento de la dependencia ¿Cuáles fueron las razones de ese retroceso?

Esa pérdida de influencia tiene una explicación política. América Latina presenta hoy un escenario más dependiente que en los años setenta y la tesis que mejor esclarece esa situación gravita menos que en el pasado. Actualmente impera el extractivismo y la regresión industrial en todos los planos, pero el registro de este hecho es menor. Las razones del divorcio se encuentran en lo sucedido en el plano político.

Tres grandes acontecimientos cerraron el ciclo de la revolución cubana. Primero se consumó la derrota de los movimientos guerrilleros, que buscaban expandir esa transformación social al conjunto de la región. El asesinato del Che simbolizó ese cambio. Luego se registró la frustración de la Unidad Popular en Chile y el renacimiento revolucionario posterior en Nicaragua, quedó cerrado con la derrota electoral del sandinismo. Ahí comenzó a la expansión del neoliberalismo, que fue parcialmente contenido en la última década con el ciclo progresista, pero sin la fuerza suficiente para evitar la ulterior restauración conservadora. En todas las fases de las últimas décadas se verificaron momentos de resurgimiento de la tradición dependentista. Pero en ningún caso se ha revertido el contexto adverso para ese proyecto.

Es interesante que sitúas el declive en el plano político frente a la generalizada creencia en una derrota del dependentismo en el plano teórico.

Esa impresión es totalmente equivocada. ¿Cómo medimos la derrota de una teoría? ¿Por su consistencia interna? ¿Por su capacidad para formular pronósticos acertados? El primer plano se dirime en los debates conceptuales. El segundo plantea un parámetro muy controvertible. Si la teoría de la dependencia no tuvo pronósticos certeros: ¿quién los tuvo? ¿Alguien previó el despegue del Sudeste Asiático?

Estamos considerando fenómenos muy complejos cuya dimensión política es siempre imprevisible.
La caída de la Unión Soviética es otro ejemplo de esa dificultad de previsión. Hay que cuidarse de la típica evaluación retrospectiva de los sucesos del pasado con miradas del presente. La misma objeción de pronósticos fallidos que se expone contra el dependentismo cabría para cualquier otra teoría. No me parece un camino sensato de análisis.

A pesar de un cierto declive la teoría de la dependencia nunca desapareció, y su instrumental incluso ha sido utilizado por algunos economistas europeos. ¿Cuáles han sido los aportes al dependentismo en otras regiones?

Hay varios desarrollos a nivel internacional. Un curso muy fructífero se desenvolvió en el encuentro con la teoría del sistema-mundo de Immanuel Wallerstein. Ese empalme fue interesante, porque no estuvo centrado en ningún caso particular. No investigó lo ocurrido en un determinado país, sino que indagó la consistencia general de nuevos conceptos, como la semiperiferia. Esa noción de formaciones intermedias fue asumida por Marini al distinguir de hecho a Brasil de Haití. Pero también hubo áreas de discrepancia entre las dos concepciones. Marini y Dos Santos eran marxistas clásicos. No razonaban con el modelo cerrado del sistema-mundo, ni con la tesis de un fin predeterminado, con fechas de eclosión del capitalismo.

No estoy muy familiarizado con la recepción del dependentismo en Europa, pero es muy evidente la existencia de problemáticas comunes. Durante la crisis de la deuda en Grecia se generalizaron las comparaciones con lo ocurrido en Argentina. Esos contrapuntos se hicieron con miradas dependentistas. Se reconoció un problema común de la deuda manejada por distintos acreedores. En vez de EEUU actuaba Alemania y en vez del FMI el ajuste era impuesto por la Comisión Europea. Pero la lógica es la misma. Algunos economistas franceses han escrito trabajos muy interesantes con ese basamento teórico, para clarificar la problemática del Euro. Plantearon muy bien cómo el Euro vincula a países con salarios diferentes, generando transferencias de valor desde la periferia al centro de Europa.

En ese caso se quita a los países periféricos la posibilidad de devaluar, generando un desequilibrio enorme. La periferia ya no tiene más válvulas de escape que disminuir el nivel de vida de los trabajadores.

Exacto. Ese mecanismo económico tiene muchas semejanzas con las tesis de Marini. Es la misma idea con otras modalidades operativas. El problema es siempre la transferencia de valor. Se puede consumar por senderos comerciales, financieros o productivos. En la periferia europea (Irlanda, Portugal, Grecia), el Euro consagra desequilibrios comerciales a favor de Alemania, que desembocan en endeudamiento y dependencia. Hay muchos estudios empíricos de esa dinámica.

Pero más allá del impacto que tuvo el dependentismo en Europa hay dos personalidades no latinoamericanas, que tuvieron gran influencia en el desenvolvimiento de esa teoría. Primero André Gunder Frank, un intelectual muy singular que inicialmente canalizó la conexión de las vertientes antiimperialistas de EEUU (asociadas con la revista Monthly Review) con el dependentismo. Desenvolvió una formulación muy popular de esa concepción con la idea de “desarrollo del subdesarrollo” y su libro fue tomado como una gran síntesis de la teoría.

Pero curiosamente Frank abandonó ese enfoque muy temprano. En 1971 quedó fascinado por la teoría del sistema mundial que él contrapuso al dependentismo, cuando Wallerstein convergía con Marini y Dos Santos. Y en una etapa posterior elaboró una exótica concepción sobre el capitalismo milenario con epicentro en China. Fue una figura muy controvertida. Si miramos lo ocurrido en forma retrospectiva, Cueva fue mucho más dependentista. Sus críticas a Frank resultaron acertadas, especialmente en el debate historiográfico sobre el origen del capitalismo en América Latina.

La otra figura ha sido Samir Amin. Es el teórico vivo más importante del dependentismo y construyó la obra más consistente. Tuvo quizás la paradójica ventaja de razonar fuera del condicionamiento latinoamericano. Trabajó desde Europa, Asia y África con una mirada distinta y un enfoque más global. Partió del problema de viejas sociedades orientales sometidas al colonialismo europeo y no de un Nuevo Continente capturado por esa dominación. Por eso su análisis de las formaciones tributarias es tan distinto de la clásica controversia sobre el feudalismo y el capitalismo colonial.

Ha combinado como pocos autores la esfera de la historia con la economía y también razonó con otras referencias políticas. Mientras que el dependentismo latinoamericano estuvo signado de la revolución cubana, Amin partió de Bandung y la convergencia del nacionalismo revolucionario con el socialismo en Asia y África. Sin lugar a dudas expresa otra vertiente muy fructífera de la teoría de la dependencia.

Y también está el caso del dependentismo en el Caribe, donde se registró una recepción bastante interesante y poco investigada.

Si. Fue distinta por su peculiar mezcla con tradiciones múltiples. Ahí aparece el problema de la negritud que no es estrictamente latinoamericano. La relación de dependencia con el indigenismo conceptualizada por varios autores andinos, adoptó en el Caribe otro tipo de conexiones, insertas en la huella de los jacobinos negros y la revolución haitiana. Pero ahí también se observa la mayor proximidad de la revolución cubana. La teoría de la dependencia articuló esa diversidad de problemáticas con la especificidad de economías muy fragmentadas. Lo que Marini pensaba para Brasil no se aplica a Jamaica, pero ambos países están conectados a la misma dinámica de la reproducción dependiente.

Quería preguntarte sobre las distintas trayectorias dentro del dependentismo latinoamericano.

Yo considero necesario estudiar con detenimiento a Marini que elaboró un razonamiento integral. Indagó el caso de Brasil que en los años sesenta era una formación intermedia en proceso de industrialización. Compartió las mismas preocupaciones de los teóricos de la CEPAL sobre Argentina y México y analizó la dinámica de esas economías. En ese abordaje introdujo categorías muy novedosas y polémicas, como la superexplotación, el ciclo dependiente y el subimperialismo. Lo que Cueva estudiaba para países como Ecuador, Bolivia o Perú –aún centrados en la problemática del campesinado y el latifundio– Marini lo indagaba para una sociedad como Brasil, ya signada por los desequilibrios de la industrialización. Eran dos escenarios distintos de la lógica de la dependencia.

Me parece importante rescatar también la figura de Theotônio dos Santos que acaba de fallecer. En los años 60-80 aportó ideas claves sobre el estado, las clases y también la estrategia socialista. Razonó de otra forma, con menos apego a la elaboración abstracta de Marini, que seguía rigurosamente las pistas de El Capital y de todas las categorías de Marx.

Es decir, pensaba el dependentismo a partir de la ley del valor.

Si. Claramente en Marini. Pero en Theotônio prevalece más bien el estudio combinado de la dimensión económica y política. Desarrolla una visión más familiar al abordaje que inauguró Lenin. No hay tanta preocupación por definir las contradicciones de un modelo de la reproducción ampliada, sino por detectar cuáles son las fuerzas sociales actuantes en cada escenario. Ahí aparece esa reflexión sobre las relaciones entre el estado, las clases dominantes y la burocracia, que en la obra posterior de Dos Santos asumieron connotaciones más controvertidas. Quizás a la hora de los homenajes conviene también recordar las interesantes clasificaciones que desarrolló Bambirra, sobre distintas economías latinoamericanas.

En mi opinión hay que revisar la originalidad y consistencia de cada aporte teórico, pero con alguna tesis ordenadora. De lo contrario, nos deslizamos hacia la simple descripción o hacia la reivindicación ritual. Mi balance subraya la síntesis entre Cueva y Marini y la consiguiente confluencia del endogenismo con el exogenismo marxista. Observo los aspectos problemáticos de ambas vertientes, pero no pierdo de vista que ese empalme define un enfoque integral y rival del pensamiento liberal o desarrollista. En ese trípode se concentran las grandes divergencias teóricas que perduran hasta la actualidad.

En los años ochenta el dependentismo experimentó un fuerte revés y partir del nuevo milenio se observa una ligera recuperación. ¿Cómo caracterizarías ese acotado resurgimiento?

Yo creo que efectivamente hay una cierta recuperación del dependentismo. Ese rebrote acompañó al ciclo progresista de la última década y sobre todo al surgimiento del chavismo. La teoría de la dependencia estuvo muy presente en el universo conceptual de Chávez y también en muchos razonamientos Evo Morales. No es la mirada de Lula, ni tampoco de Cristina Kirchner, que son tolerantes pero no afines al dependentismo. Con el mismo énfasis que postuló la actualidad del comunismo y del socialismo, Chávez reivindicó la teoría de la dependencia.

En términos más generales, todas las propuestas teóricas que aparecieron en los últimos años como el “socialismo del siglo XXI”, el “bolivarianismo” o el “buen vivir” rescatan elementos de la teoría de la dependencia. Por eso hemos visto homenajes a sus principales figuras y una interesante reedición de libros. No se repite el clima intelectual de los 70, pero resurgió el pensamiento crítico. Han aparecido además muchos núcleos de investigación especialmente en Brasil, mientras que en México continúa la elaboración de los autores que fueron discípulos de Marini. Hay muchas variantes de estos replanteos en distintos puntos de América Latina. Incluso en Argentina, dónde nunca tuvo raíces significativas.

En la actualidad se verifica también un llamativo contrapunto entre los defensores de la teoría de la dependencia tal como fue formulada por Marini, y los críticos marxistas de ese enfoque, que conforman la vertiente antidependentista. Retoman los cuestionamientos que aparecieron desde los años 80, especialmente en Inglaterra. Son planteos con cierta resonancia en el mundo académico de Argentina.

Pero también existe una corriente que reivindica una renovación de la teoría marxista de la dependencia.

Si. Yo me ubico en ese terreno de reivindicación de la teoría, señalando al mismo tiempo la necesidad de introducir importantes actualizaciones y modificaciones. En este plano hay varios temas en discusión. El primero es la superexplotación. En sus últimos trabajos Marini sostuvo que ese rasgo ya no constituía una peculiaridad de América Latina o la periferia, sino que integraba las características del capitalismo globalizado. Esa reformulación abrió un debate entre quienes ampliamos y reconsideramos la dinámica de ese principio y los autores que defienden su formato tradicional.

El segundo tema –que todavía no suscitó polémicas abiertas pero que seguramente va a derivar en intensas discusiones– es la renta. Algunos pensadores cuestionan la teoría de la dependencia por omitir esa categoría y otros responden que no tiene relevancia específica. Yo coincido con la tesis de reintegrar el concepto al dependentismo, con una caracterización peculiar de la renta agraria y petrolera a escala internacional. Este problema tiene importantes consecuencias para la evaluación de la economía argentina o venezolana.

También se ha renovado el viejo debate sobre el intercambio desigual, ya no con las referencias de los años 70 al modelo de Emmanuel, sino considerando las nuevas modalidades de la división global del trabajo. Hay investigaciones muy interesantes, sobre la forma en que la plusvalía es transferida a empresas ubicadas en la cúspide de la cadena de valor. El mismo proceso se verifica en las maquilas y en ciertas empresas transnacionales. Las ideas dependentistas son muy gravitantes en estos terrenos.

Un tercer problema en debate es la validez o alcance del concepto de subimperialismo. Hay llamativas evaluaciones de Brasil y Sudáfrica y sobre todo del papel de los BRICS. Yo creo que esa categoría rige más bien para países como Turquía o India. No es una noción meramente económica. Es un concepto geopolítico, referido a la capacidad de una potencia intermedia para actuar en el plano militar. Es lo que hace Turquía en Siria contra los kurdos. Brasil ha quedado situado en otro plano, desde que perdió capacidad de acción autónoma. Otro tema muy conectado a estos debates es la configuración actual de China. La controversia gira en torno a su clasificación dentro del denominado “Sur global”.

Y en ese caso si el comercio entre América Latina y China expresa una cooperación sur-sur o una nueva forma de dependencia.

Exacto. Hay trabajos muy recientes de autores estadounidenses sobre el tema. Abordan la globalización productiva desde la óptica dependentista, con acertadas evaluaciones de la nueva dinámica del arbitraje global del trabajo. Analizan cómo el valor generado en un punto del planeta se realiza en otro. Pero justamente ahí aparece el problema geopolítico del status de China. No creo que esa nueva potencia forme parte del “Sur global”. Es la segunda economía del mundo y actúa como un imperio en formación.

En uno de tus textos más recientes reivindicas entonces la renovación del paradigma dependentista. ¿Cómo se concretaría ese replanteo?

El punto de partida es evaluar las enormes transformaciones registradas en el capitalismo, en comparación a la época de Marini. Estamos en una etapa neoliberal completamente distinta, luego del ocaso del periodo keynesiano. Necesitamos conceptualizar el funcionamiento del capitalismo mundial de nuestro tiempo.

Ese sistema se basa en una agresión permanente contra los trabajadores, asentada en el predominio de las empresas transnacionales. Hace cuarenta años ya era un capitalismo mundial pero sin cadenas de valor. Ahora predomina la globalización productiva, que define las formas de expansión de la mundialización financiera y de los nuevos mecanismos de extracción de plusvalía. La distinción entre explotación del centro y superexplotación en la periferia ya no constituye un criterio acertado. Hay expresiones de ambos tipos en ambos polos de la economía mundial, con fuertes diferencias en el status del trabajo formal e informal.

También la estructura jerárquica mundial y las redes de transferencia de valor son diferentes. Por eso necesitamos una comprensión del nuevo capitalismo mundial, que opera con una inédita dinámica de recorte del empleo. No sólo destruye más puestos de trabajo que los generados. Consuma esa demolición a una velocidad muy superior a todo lo conocido. Theotônio dos Santos era un pensador muy abierto a estudiar estos problemas. Pero esos procesos eran desconocidos en el auge de la teoría de la dependencia. La revolución digital sólo era imaginada en la ciencia ficción.

Además el universo geopolítico actual es totalmente distinto. Desapareció la Unión Soviética, surgió China y existe una controversia irresuelta sobre el declive EEUU, en un contexto de remodelación de todos los dispositivos imperiales. El capitalismo y el imperialismo son distintos a los imperantes en los años de Marini. Sin afrontar el tipo de transnacionalización pura que conciben algunos pensadores, tampoco prevalecen las viejas configuraciones nacionales. Más bien predomina una modalidad híbrida de mundialización productiva, sin correlato equivalente en las clases sociales y los estados.

Esta mutación nos obliga a re-conceptualizar muchos problemas. Por ejemplo, el estricto paralelo entre subimperialismo y semiperiferia ya no se verifica con la misma sintonía. Hay modalidades combinadas en todas las formaciones intermedias. Una semiperiferia como Corea del Sur carece de rasgos subimperiales y difiere de Turquía, que a su vez no tiene el grado de integración global de la economía del Sudeste Asiático.

Por lo tanto hay que reacondicionar muchas categorías en la tradición teórica del dependentismo, pero sin fascinarse con un sólo pensador. Y por eso conviene observar a esa escuela como un momento de evolución de todo el marxismo, con un aporte específico en la indagación de la lógica del subdesarrollo. Quizás lo más interesante es retomar las tesis del ciclo dependiente, como mecanismo de transferencia de valor hacia economías más desarrolladas. Marini fue un buen teórico de la maquila mexicana. Pero hay otros fenómenos que en su momento exageró o que eran válidos para su época y no para la actualidad.

Y desde esa perspectiva de una renovación intervienes en los debates sobre la superexplotacion.

Si. Pero en esas discusiones deberíamos tener cuidado para no repetir los errores del pasado, cuando se extremaron contraposiciones entre partidarios de la misma concepción. Como es un debate entre defensores de la misma tradición dependentista deberíamos mensurar las divergencias en juego. Estas polémicas no pueden tener la intensidad de las controversias con nuestros enemigos del neoliberalismo o con nuestros adversarios de la heterodoxia.

En los últimos años, una de las nociones más frecuentadas en los debates sobre el desarrollo en América Latina ha sido el extractivismo, pero curiosamente emerge con grandes desencuentros con el dependentismo. ¿Por qué?

También ahí existe una dualidad de situaciones. Hay por un lado un gran espectro de convergencias entre ambas corrientes, en la denuncia de la reprimarización y en la defensa del medio ambiente. Muchos autores trabajan con razonamientos de las dos concepciones. El desencuentro se ubica con lo que podríamos denominar post-desarrollismo. Hay vertientes anti-extractivistas que objetan la idea del desarrollo, en contraposición al programa marxista de forjar otro desarrollo. Esa meta es clave en América Latina como corolario directo de la crítica al subdesarrollo. Además, existe una fuerte divergencia con las perspectivas localistas, meramente comunitarias y anti-estatales de esas corrientes. La teoría de la dependencia se inscribe en una tradición de intervención estatal radical, con la mira puesta en la gestación de una sociedad socialista. El post-desarrollismo se opone a esa perspectiva.

El fin del ciclo progresista es uno de los temas de mayor actualidad en la región. ¿Cuál sería la lectura dependentista de ese proceso?

Desde una óptica dependentista cabría señalar que el ciclo progresista se frustró por no encarar la superación del subdesarrollo. Y eso vale para Argentina, Brasil, pero también para Venezuela. No se ha logrado transformar la renta agraria o petrolera en una fuente de desarrollo inclusivo y equitativo.

Desde la misma tradición es igualmente clave distinguir el radicalismo de Chávez o Evo Morales del centroizquierdismo convencional de Lula o Kirchner. También corresponde aclarar que esos procesos no están clausurados. Debemos extraer un balance de lo ocurrido hasta ahora sabiendo que la disputa sigue en pie.

¿Y cuáles son para ti las posibilidades y los límites del nuevo auge del neoliberalismo en América Latina?

Yo soy muy cauto con cualquier pronóstico. Lo que está claro es el diagnóstico. Estamos en un momento de restauración conservadora con gobiernos neoliberales que afrontan tres grandes problemas. El primero es económico. Pretenden afianzar la primarización y el extractivismo, en un contexto internacional adverso por el estancamiento de los precios de las materias primas. Implementan una adaptación pasiva al libre-comercio, cuando Trump y Macron revisan todos los aranceles. Además, el comprador de las materias primas es China y no EEUU, y los presidentes derechistas de la región han quedado desubicados por su primitivismo ideológico pro-norteamericano.

El segundo problema es político. Son gobiernos con legitimidad reducida, basados en un esquema de constitucionalismo muy limitado. Cada día se corrobora algún nuevo rasgo regresivo de sistemas políticos autoritarios con elementos pro-dictatoriales. La consistencia de esos regímenes para implementar la reorganización neoliberal que ambicionan es muy dudosa. El tercer aspecto es la resistencia social. Todos enfrentan el rechazo en las calles. En Argentina esa oposición es fuerte y ha limitado el proyecto de Macri. En otros países es más limitada, pero todos los regímenes derechistas deben lidiar con el movimiento popular. Qué no hayan logrado destituir a Maduro es otro indicio de los límites del neoliberalismo. Bolivia, Venezuela, Cuba siguen en pie, demostrando la persistencia de los bastiones que la derecha no ha podido remover.

Por último, quisiera preguntarte sobre el alcance del dependentismo. ¿Puede trascender el contexto latinoamericano y posicionarse frente al capitalismo mundializado?

Me parece que sí. Pero ese problema remite a una vieja disyuntiva de los pensadores sociales de la región, que han buscado evitar tanto el puro singularismo como la disolución de la especificidad latinoamericana. Nuestros problemas no son únicos e incontrastables, pero deben ser abordados con una mirada de tradiciones locales. Por eso es tan fructífera la herencia de Mariátegui.

La teoría de la dependencia justamente evitó esos dos errores. Compartió las trayectorias del marxismo latinoamericano y se mantuvo alejado del exotismo regional y de la simple copia de enfoques elaborados en otros escenarios. Confluyó con pensadores de África y Europa, integró exponentes de EEUU y nunca tuvo pretensiones latinoamericanistas excluyentes. Pero al mismo tiempo evitó la mera absorción de un dogma elaborado fuera de la región.

El dependentismo construyó una teoría para explicar el subdesarrollo y por eso despertó tanto interés en otras regiones de la periferia. Brindó instrumentos para comprender las polaridades mundiales y también las bifurcaciones. Este último aspecto es clave por la relevancia actual de las semiperiferias frente a la mera contraposición entre centro y periferia. No basta con explicar las distancias que separan a EEUU de Guatemala. También debemos entender a Corea del Sur, en la pista aportada por Marini para indagar a Brasil.

Yo creo que hoy es interesante estudiar por qué ciertas economías industriales declinan, y otras avanzan. Es justamente el contrapunto entre Corea del Sur y Brasil. Ese cambio sólo se explica en la lógica de la mundialización productiva y por eso es decisivo renovar el dependentismo.

Finalmente una observación política. La actualización de la teoría de la dependencia empalma en mi opinión con el resurgimiento del antiimperialismo. Esta bandera es clave en una era signada por la agresiva brutalidad de Trump. También debería converger con tradiciones internacionalistas de acción común de los pueblos sin distinción de nacionalidades. Son dos raíces que siempre nutrieron al dependentismo. La lucha contra el imperio y la batalla contra el capitalismo. En esas dos acciones aparecerán nuevos problemas y nuevas respuestas que afianzarán la renovación de la teoría marxista de la dependencia.

Fuente: https://www.lahaine.org/mundo.php/hacia-una-renovacion-del-paradigma

Fotografía: La Haine

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Breve historia de la huelga de un maestro palestino

Entrevista con H. Mezna Qato y Mai Abu Moghli

En febrero y marzo de 2016, casi 35.000 maestros y maestras palestinas iniciaron una serie de huelgas en Cisjordania. Se suspendieron las clases, se manifestaron por las calles de Ramala y organizaron sentadas ante las oficinas del Ministerio de Educación. Aunque fue breve, la huelga tuvo gran repercusión porque los y las maestras utilizaron su menguante capital social como no lo habían hecho desde la segunda Intifada y animaron a otros sindicatos a convocar huelgas, particularmente después de la ratificación de la Ley 6 de la Seguridad Social, de 9 de marzo de 2016.

Fue la mayor huelga de maestros de la historia palestina y sin embargo, no solo no la organizó su sindicato, la Unión General de Maestros Palestinos (UGMP) sino que se organizó a pesar de la UGMP.

Con anterioridad ya se habían organizado huelgas sin el respaldo del sindicato. En 2012, entre 400 y 500 maestros se declararon en huelga durante 25 días en contra de la dirección sindical. Se prolongó más allá de la huelga de dos días que simbólicamente convoca cada año la UGMP para expresar su frustración por el estancamiento de los salarios y de las pensiones de los docentes. La huelga de 2012 terminó cuando la Autoridad Palestina (AP) aceptó una serie de reivindicaciones y, con la intermediación de la UGDP, firmó un acuerdo (efectivo desde el 1 de enero de 2013) que prometía incrementos concretos. Pasaron los meses y aunque el gobierno posponía la ejecución del acuerdo los huelguistas siguieron en las aulas convencidos de que la AP lo aplicaría.

Un año después del acuerdo inicial con la UGMP, la AP aplicó unilateralmente una medida provisional agregada mediante una anotación en las nóminas de los maestros, que prometía que todos los maestros cualificados recibirían un aumento del 5% en el salario base tan pronto como hubiera fondos disponibles. Para la mayoría de los maestros este aumento suponía entre 170 y 220 NIS (nuevo sheqel israelí) al mes. Los docentes se opusieron porque el aumento era menor que el estipulado en el acuerdo y porque no era retroactivo al acuerdo original de 2013. Pero aún no se ha cumplido: allí sigue la nota agregada en sus nóminas indicando que el pago se realizará “cuando el dinero esté disponible”.

Para septiembre de 2014, después de constantes demoras y con una UGMP cada vez menos implicada y más mediadora de la AP que defensora de los miembros del sindicato, el Comité de la Conferencia de la UGMP envió una carta a la secretaría del sindicato y al Secretario General, Ahmad Suhwail. La carta detalla los casi dos años de negociaciones y acuerdos entre la UGMP y la AP. La UGMP respondió asegurando que el acuerdo se aplicaría el 1 de enero de 2015. Aplacados, inseguros sobre los siguientes pasos que debían dar y sumidos en fracturas políticas internas, los maestros y maestras suspendieron las acciones previstas. Para el 5 de febrero de 2015, sin embargo, quedó claro que la AP no tenía intención de pagar los salarios atrasados. Se envió una carta a todos los maestros y maestras indicando que la AP les debía un promedio de 5.000 NIS, lo que excedía en mucho su presupuesto para los 42.000 maestros y maestras de Cisjordania.

La UGMP negoció un aumento salarial de 600 NIS mensuales para cumplir con algunas reivindicaciones concretas. Aunque la AP estuvo de acuerdo, cada maestro solo recibió 20 NIS adicionales en su siguiente nómina. Las noticias de la mísera cantidad circularon rápidamente por Cisjordania.

Las presiones a la UGMP para que convocase una huelga se incrementaron. Los maestros y maestras rechazaron la espera que solicitaba el sindicato y al final, la UGMP se vio obligada a anunciar una huelga general de dos días a mediados de febrero. Al final del primer día, la UGMP hizo un llamamiento a los maestros para que volvieran a la escuela porque habían acordado con la AP que todos los sueldos retroactivos se pagarían en mayo de 2016. Luego se produjeron declaraciones contradictorias del Ministerio de Educación que indicaban que los pagos serían incrementales y comenzarían en abril. No obstante, las declaraciones emitidas por otros funcionarios del sector daban a entender otras fechas.

150 maestros y maestras se negaron a volver al trabajo el primer día de la huelga ilegal. Uno de ellos era H., maestro de una escuela de niños de Belén y miembro del Comité Electoral de la UGMP.

Hemos hablado con H. varias ocasiones durante dos años: cuando comenzó la huelga de los maestros en febrero de 2016, cuando la huelga estaba en marcha, y finalmente en enero de 2018.

¿Cómo comenzó la huelga y cómo os organizasteis?

El movimiento de los maestros y maestras comenzó espontáneamente. Usamos las redes sociales para discutir nuestras reivindicaciones colectivas y los pasos concretos para exigirlas. Sin embargo, no avanzamos hasta que no fuimos varios miles loa dispuestos a ir a la huelga. La espontaneidad de la acción colectiva aseguró que las re¡vindicaciones no se fragmentaran y que los partidos políticos no apoderaran se las movilizaciones. Exigimos justicia e igualdad. Nuestro lema es “dignidad para todos los maestros y maestras”. Una de las expresiones de la amplia popularidad de nuestro movimiento y de nuestra convicción sin fisuras de que solo somos leales a nuestras reivindicaciones colectivas y no a ninguna facción o partido político, es nuestra renuncia generalizada a la UGMP. Algunos maestros no se han sumado a este llamamiento de renuncia masiva principalmente por su estrecha relación política con el partido gobernante y otros intereses a él ligados.

A medida que el número de maestros y maestras involucrados en el movimiento aumentaba, nos dimos cuenta de que era necesario contar con un mecanismo de coordinación para garantizar una representación transparente e igualitaria. Fue entonces cuando establecimos los comités de coordinación. Los comités están estructurados de la siguiente manera: se eligen dos maestros de cada escuela en cada gobernación. Luego se eligen catorce maestros para crear el Comité de Reivindicaciones Básicas en cada gobernación (hay 18 gobernaciones en Cisjordania). De esos catorce, tres maestros son elegidos como un sub-grupo para reunirse regularmente en Ramala y ofrecer valoraciones a los Comités de Reivindicaciones Básicas. Se ha elegido a un maestro como portavoz del movimiento pero no tiene autoridad para comunicarse con el gobierno a menos que lo autoricen los Comités de Reivindicaciones Básicas. [1]

¿Cuáles son esas reivindicaciones?

Son seis reivindicaciones principales: 1) Exigimos que el gobierno pague a los maestros el aumento salarial retroactivo que viene prometiendo desde 2012. 2), Queremos un aumento de nuestro salario básico que corresponda al aumento del coste de la vida. 3) Exigimos que el gobierno permita la promoción de los maestros. Las promociones se han congelado durante los últimos quince años. 4) Exigimos que el salario de jubilación de los maestros sea igual que los salarios de jubilación de otros funcionarios. 5) Queremos que todas las personas que trabajan en el sector sean consideradas como personal de educación, sin diferenciar entre director, consejero escolar, conductor de autobús escolar o conserje. 6) Queremos un verdadero sindicato que se preocupe por los maestros y maestras. Queremos que se reestructure la UGMP y que todos y cada uno de los maestros y maestras estén representados y tengan la oportunidad de participar en las elecciones sindicales. No queremos un sindicato monopolizado por el partido gobernante que se alinea con la AP y su gobierno contra los maestros, contra sus intereses y su bienestar.

A pesar de que nuestras reivindicaciones también conciernen a los maestros de la Franja de Gaza y aunque forman parte de la UGMP, no están participando en las movilizaciones. Primero porque Hamas no les permitirá ningún activismo. Pero también porque los maestros de Cisjordania prefirieren que los de Gaza no se unan para evitar que la AP acuse a los cisjordanos de tener “agendas extranjeras” o de estar afiliados a Hamas. Sin embargo, aspiramos a tener un sindicato de maestros y maestras que sea verdaderamente nuestro, no manipulado o monopolizado por la AP; un sindicato representativo de todos los maestros palestinos en Palestina y en la diáspora. En resumen, lo que queremos es una representación verdadera e igualitaria, que rinda cuentas, con transparencia y dignidad para todas y todos los maestros. Lamentablemente, mientras exista la división entre Cisjordania y Gaza no podremos tener un movimiento fuerte, coherente y sostenible. La AP es consciente de la fortaleza de los comités de coordinación y utiliza mecanismos varios y técnicas opresivas para reprimirlos e infiltrarlos.

¿Cómo ha respondido la AP a la huelga?

La supresión y la represión de cualquier movimiento de maestros independientes comienza con la UGMP. Cuando aumenta el malestar, la UGMP y el gobierno acuerdan un par de días de huelga para liberar parte de la tensión y evitar un cambio real. A los maestros que mantienen la huelga fuera del paraguas de la UGMP se les castiga reduciendo sus salarios o con amenazas de despido o de traslado que en muchos casos se han cumplido.

Cuando el movimiento de maestros comenzó a principios de 2016, éramos unos 10.000. Organizamos una concentración ante el Consejo de Ministros en Ramala. No hubo mucha respuesta ni por parte de la AP ni de la gente en general. El gobierno salió rápidamente al paso denunciando que nuestra acción estaba enmarcada en cuestiones políticos. Pero no nos hemos rendido y hemos organizado concentraciones diarias ante las oficinas del Ministerio de Educación en diferentes ciudades de Cisjordania. Todos los martes nos concentramos coincidiendo con la reunión semanal del Consejo de Ministros. La segunda semana, cuando nos dirigíamos a la concentración de Ramala, los aparatos de seguridad de la AP nos hicieron frente y confiscaron nuestra documentación y nos retuvieron en un punto de control de la AP hasta tres horas. Este intento de frustrar la concentración justo cuando comenzaba a ganar visibilidad no funcionó y seguimos hasta Ramala donde vimos que habían convertido la ciudad en un complejo militar. Contábamos con que nos pondrían impedimentos pero no esperábamos tal nivel de violencia. No esperábamos que nos obligaran a bajar de los coches y de los taxis y nos dejaran en la calle durante horas. No esperábamos que la policía de la AP multara a los automóviles que llevaban maestros a Ramala. Confiscaron las licencias de los taxistas que llevaban maestros. Fue un momento muy triste para nosotros, maestros, porque muchos de los policías habían sido alumnos nuestros.

Y dado el grado de violencia de la AP y de sus fuerzas fue desalentador comprobar que, al menos al principio, la sociedad civil no reaccionaba. Pero visto en retrospectiva, casi fue mejor que ninguna organización se solidarizase públicamente con nosotros porque la AP solo estaba esperando alguna excusa para incriminarnos y acusarnos de mantener y seguir agendas extranjeras. Estaban esperando cualquier oportunidad para dirigir una campaña de desprestigio contra nosotros.

¿Qué significa la huelga para la movilización en Cisjordania y en Palestina en general?

A medida que se extienden nuestras movilizaciones recibimos más solidaridad. Padres y alumnos se unen a nuestras manifestaciones. Llevan carteles con lemas como “Nuestra dignidad proviene de la dignidad de nuestros maestros”. En las universidades de Birzeit y An-Najah, los estudiantes y los profesores nos apoyan. También nos apoyan organizaciones ciudadanas populares y varios miembros del Consejo Legislativo Palestino, incluido el parlamentario Najat Abu Baker (sancionado por la AP por hacerlo). Otros sindicatos también se han solidarizado con nosotros, especialmente el Sindicato de Funcionarios Públicos que también se están planteando ir a la huelga.

El movimiento es fuerte. De un total de 42.000 maestros y maestras más otros 13.000 administrativos, más de 35.000 se han unido a la huelga. Se trata de la mayor demostración de fuerza de funcionarios de Palestina desde el ataque al sector público el Día de la Tierra en marzo de 1976. Las cifras no tienen precedentes y tampoco nuestra capacidad para mantener la huelga durante tanto tiempo. Creo que realmente golpeamos a la AP y la obligamos al menos a re-calibrar su relación con el sector educativo y con el sector público en general.

¿Qué conclusión extraéis sobre la Autoridad Palestina?

Este movimiento nos ha enseñado muchas cosas. En la dirección política hay confusión. No están preparados para lidiar con ningún movimiento social eficaz. El liderazgo de la AP ha respondido con violencia y ha utilizado un lenguaje inapropiado en los medios. Nos calificaron de colaboradores ingenuos y antipatrióticos. Nos han acusado de incitación, de ser títeres de Hamas, del FPLP (Frente Popular para la Liberación de Palestina), de los sirios y de los iraníes. Todo bastante ridículo.

La ironía, por supuesto, es que la mayoría de los maestros están afiliados a Fatah. Desde que se aplica la política de “seguridad institucional” todos los funcionarios públicos han sido investigados. Lo que significa en términos reales que te investigan para saber que eres de Fatah. Algunos de los huelguistas miembros de Fatah intentaron en vano razonar con la AP y explicarles que se trataba de una huelga legítima y legal.

Intentamos ser razonables. Propusimos una serie de iniciativas y concesiones pero desafortunadamente el Primer ministro Rami Hamdala dijo condescendientemente que él solo negocia con la UGMP: “Con esos otros maestros, yo no hablo”. En otras palabras, no reconoce ni las quejas y ni la presencia de 35.000 maestros y maestras movilizados. Solo reconoce a los 7.000 que que son miembros del sindicato y que no hacen huelga. No importa. Continuaremos nuestra lucha más allá de la huelga. En una ocasión, Hamdala nos dijo que aceptaría nuestra reivindicación de un aumento de 60 NIS mensuales cuando encontrase un pozo de petróleo. Nos trata con absoluto desprecio.

Pero debo decir que no queremos estar en huelga constantemente. Queremos volver a nuestras escuelas y a las clases. Echamos de menos a los estudiantes cuando estamos en huelga. No queremos que pierdan clases y estén en las calles. Pero al final, estamos luchando por nuestra dignidad y por nuestros derechos. Nos negamos a que nos humillen con estos rechazos permanentes.

Con todas estas complicaciones, ¿cómo ves tu papel en el cambio social y político?

Es una pregunta difícil y angustiante. Es obvio que solos no conseguiremos que la AP se mueva. No conseguiremos que nada cambie a menos que todos salgamos a la calle. Como ves, 35.000 personas no son suficientes. La ecuación está clara. Según la AP, o estás conmigo o contra mi. La AP ha sido implacable para retener el poder. En este punto, nuestra única opción es la desobediencia civil.

¿Es una posibilidad?

No lo sé. Cisjordania está tan fragmentada geográficamente, los puestos de control, las invasiones… La ocupación abre y cierra las líneas de comunicación a su antojo, y la AP sabe que la ocupación le protege. Mientras estábamos en huelga los oficiales de la AP nos dijeron: estamos aquí para proteger a la AP, no a la gente. La división entre Cisjordania y Gaza será nuestro fin. Las facciones políticas son las que nos dividen, quién es de Hamas, quién es de Fatah, etc. Es destructivo. Necesitamos reconstruir lo que nos conecta para poder ser ciudadanos de esta causa.

La huelga terminó en abril de 2016 con una nueva promesa de la AP de cumplir con algunas de sus reivindicaciones iniciales en enero de 2018. Ahora que el plazo ha vencido, ¿hay novedades? ¿cuáles son vuestros siguientes pasos?

Me temo que no hay buenas noticias. El gobierno prometió pagarnos un aumento salarial retroactivo en enero de 2018 pero lo último que hamos sabido es que lo pospondrán una vez más. Así viene ocurriendo desde los últimos ocho años. En parte fuimos a la huelga por eso. Por lo tanto, no esperamos que ocurra nada en realidad.

El Ministerio del Interior se ha negado a otorgar la licencia para crear un nuevo sindicato de maestros alegando que el sindicato existente, la UGMP, forma parte de la OLP y no puede ser reemplazada. Dijimos: vale, pero haced que sea representativo. Eso es lo que les asusta. Les preocupa que si hay elecciones libres y justas ganará la oposición, ya sean islamistas o de izquierda. Les asusta porque el sindicato es la única institución de la OLP verdaderamente operativa y ellos la controlan.

Las amenazas del aparato de seguridad de la AP fueron eficaces. Amenazaron con encarcelar a cualquiera que participara y así silenciaron a muchas personas. Muchos de los principales dirigentes de la huelga, como los presidentes de los comités de reivindicaciones básicas y otros, han desaparecido. A otros les dieron cargos en la AP. Los maestros considerados parte del movimiento han sido reasignados a otras áreas para aislarlos de sus compañeros. Otros vieron cómo les aumentaban sus cargas laborales. Y a otros los despidieron. Fueron contra nuestro medio de vida y como nuestro supuesto sindicato no respaldó la huelga, no pudimos continuar. Los maestros están desilusionados y se sienten traicionados. Estamos agotados.

Eso no significa que nos hayamos dado por vencidos. Algunos de nosotros todavía seguimos hablando, reuniéndonos y manteniéndonos en contacto. Queremos revivir la coordinación y los comités de reivindicaciones básicas. En esta etapa, creemos que es mejor que pedir un sindicato nuevo o reformado. Tenemos que seguir descentralizados y con un perfil bajo pero queremos estar listos para cuando legue el momento adecuado. Estamos atentos a lo que sucede con los maestros y maestras de todo el mundo, a las huelgas en Estados Unidos y en Latinoamérica, y nos sentimos alentados.

Hace un tiempo, Salam Fayyad, el ex primer ministro, dijo que nos haría hacer cola en los cajeros automáticos… y así estamos, pensando en lo que nos van a pagar nos queda poco tiempo para pensar o participar en cambios sociales y políticos. Ese era su objetivo. Y aquí estamos…
 

Notas

1. Estas estructuras políticas se desarrollaron de esta manera porque: a) reflejan las experiencias tradicionales de los maestros y maestras palestinas en movilizaciones sectoriales democráticas y horizontales, particularmente durante la Primera Intifada; b) sus mecanismos de organización se diferencian a propósito de las jerarquías de la UGMP afiliada a la AP; c) están en mejores condiciones para dar cuenta de las múltiples áreas geográficas de los educadores palestinos en Cisjordania, en Gaza, en Israel, en la región y en la diáspora en general.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=242826

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Entrevista a Luis Bonilla-Molina: El derecho humano a la educación superior está en una nueva encrucijada en America Latina y El Caribe.

Luis Bonilla-Molina en entrevista exclusiva para la CLADE sobre la III Conferencia Regional de Educación Superior, realizada en Córdoba, Argentina

19 de junio de 2018

Organizada por el Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC UNESCO) y la Universidad Nacional de Córdoba, se realizó en Córdoba, Argentina, la III Conferencia Regional de Educación Superior (CRES2018). La cita más importante del sector universitario de la década se realizó entre el 11 y el 14 de junio de 2018 en los espacios académicos que hacen 100 años fueron escenarios del Grito rebelde de Córdoba y su Manifiesto Liminar.

Organizaciones de la sociedad civil miembros de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) estuvieron allí presentes, entre ellas la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, que es también integrante del Consejo de Gobierno del IESALC UNESCO. Luis Bonilla-Molina, coordinador internacional de la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, nos concedió una breve entrevista sobre esta importante reunión de los y las universitarios/as en la región.

¿En cuáles paneles y actividades de la CRES2018 has participado y que balance haces de estas discusiones?

La CRES2018 es una construcción temática y organizativa en la cual he estado involucrado en los dos últimos años. Primero en su definición conceptual y esquema organizativo en mi condición de presidente del Consejo de Gobierno del IESALC UNESCO (2015-2017) y luego como miembro pleno de esta instancia, desde el 2018. Me correspondió participar activamente en el diseño y sistematización del Foro virtual de la CRES2018 que se desarrolló entre junio y noviembre de 2017, en el cual participaron casi 900 foristas quienes desarrollaron aproximadamente 20.000 interacciones en los siete ejes temáticos de la Conferencia (Vea síntesis de este foro virtual aquí).

En el encuentro central de la CRES2018 se estructuraron los siguientes ejes temáticos a) la Educación Superior como parte del sistema educativo en América Latina y el Caribe; b) la Educación Superior, diversidad cultural e interculturalidad en América Latina; c) la Educación Superior, internacionalización e integración regional de América Latina y el Caribe; d) el Rol de la Educación Superior de cara a los desafíos sociales de América Latina y el Caribe; e) la investigación científica y tecnológica y, la innovación como motor del desarrollo humano, social y económico para América Latina y el Caribe; f) el papel estratégico de la educación superior en el desarrollo sostenible en América Latina y el Caribe; g) a cien años de la reforma de Córdoba. En mi caso, me correspondió participar en los paneles sobre el rol de la educación superior de cara a los desafíos sociales en ALC y, coordinar la mesa referida al “impacto de las nuevas tecnologías en la educación superior”. Además, tuve la oportunidad de participar en múltiples encuentros con estudiantes y organizaciones tanto estudiantiles como académicas.

¿Cuál es la importancia de esta Conferencia y que implicaciones tiene este debate para el movimiento académico y estudiantil universitario a nivel regional?

La CRES2018 es un movimiento singular de la corriente histórica social universitaria continental. Es la continuación de las reuniones de La Habana, Cuba (1996), y Cartagena, Colombia (2008), que impulsaron la realización de las dos ediciones de la Conferencia Mundial de Educación Superior organizadas por UNESCO y realizadas en París (1998-2008). Quizá abusando de la síntesis, podríamos señalar que mientras la primera Conferencia expresó la especificidad de la mirada Latinoamericana y Caribeña respecto al desembarco del neoliberalismo y la tercera revolución industrial, la segunda expresó la vocación unitaria de las y los universitarias/os de la región en defender la educación universitaria como un bien público y un derecho humano.

La CRES2018 se convoca asociada al centenario del más importante hito de la historia universitaria regional como lo fue el movimiento de la Reforma de Córdoba de 1918, en un momento en el cual el neoliberalismo acentúa y reconfigura sus orientaciones para el sector, queriendo impulsar una neo privatización del mundo universitario en el marco de la reestructuración del modo de producción capitalista como resultado de la cuarta revolución industrial. La CRES2018 se realiza en medio de inusitadas iniciativas de los organismos económicos globales para privatizar el conocimiento, virtualizar la enseñanza superior y convertir los contenidos de aprendizaje en simples repositorios en la nube tecnológica, con una lógica de mercancía y mercado.

Si bien es cierto que las instituciones universitarias en la región superan el número de las 13000 y en muchos lugares la cobertura alcanza el 50%, también es cierto que esta dinámica se concentra fundamentalmente en cuatro países con una marcada expansión del sector privado de la enseñanza en ALC. La ideología del mercado y la educación superior como mercancía, desembarcaron bajo el discurso de las competencias y ahora tiene un capítulo especial en los rankings universitarios que orientan para la lógica del capital la actividad del sector. Esto afecta las dinámicas académicas y la propia libertad de pensamiento de las y los estudiantes. Por ello, transversalmente en cada uno de los debates de la CRES2018, se expresaron estas tensiones con un protagonismo de profesoras/es y estudiantes en las resistencias contra la imposición de la lógica del mercado en lo universitario.

Córdoba 2018 expresa un balance de lo actuado en materia de defensa de la educación universitaria como bien público y derecho humano fundamental, pero nos muestra también retos y desafíos en su sostenimiento que demandan la unidad de todos los actores sociales interesados. La CLADE está llamada a desarrollar una articulación especial en esa dirección en los próximos años. Córdoba también expresó las tensiones que generan las nuevas narrativas del capital interesado en novedosas formas de privatización y mercantilización que en muchos casos apenas si son percibidas y analizadas por quienes construimos alternativas.

¿Cuáles son los principales desafíos para la enseñanza universitaria a nivel regional, según los diálogos de la Conferencia?

En la CRES2018 se manifestó una conciencia generalizada respecto a pasar definitivamente de las declaraciones a un plan de acción regional que permita unificar los esfuerzos por una educación pública, gratuita y de calidad comprometida con la transformación regional y la justicia social. Buena parte de la construcción de ciencia, conocimiento y referencia ética regional sigue pasando por el mundo universitario, quedando en evidencia en los debates la necesidad de actualizar sus dinámicas y performance a las nuevas realidades del siglo XXI si queremos seguir teniendo este rol estelar.

Desde mi perspectiva el gran desafío está en la actualización de las narrativas de resistencia a la ideología del mercado, para dar cuenta del impacto del mundo tecnológico no solo en la educación como derecho humano, sino en la sociabilidad, el encuentro y la posibilidad de construir juntos el futuro. Son enormes las oportunidades para la educación superior que se abren con el desarrollo tecnológico, pero es urgente prevenir respecto a las pretensiones de sectores del capital global, que no trabajan para usar sus bondades en los procesos de enseñanza-aprendizaje, sino para virtualizar el mundo universitario en su totalidad. A muchos sectores progresistas esto les parece una posibilidad remota y no real y tangible en el corto plazo, eso puede afectar estratégicamente la defensa de la educación como derecho humano para aprender a convivir y construir juntos un mundo mejor. Cada momento histórico tiene sus tareas nuevas para estudiantes y profesoras/es comprometidas/os con el cambio social y este no es la excepción.

¿Cuál es el rol de la academia y la educación superior en la transformación de nuestras sociedades para que estas sean más justas, sostenibles e igualitarias?

Hace 200 años la segunda revolución industrial anunció mayores niveles de bienestar para la humanidad. Hoy 1300 millones de personas, es decir una séptima parte de la humanidad no tiene acceso a la electricidad. La tercera revolución industrial nos anunció que la internet posibilitaría mayores niveles de democratización de la comunicación y la información, pero hoy solo el 38% de la población tiene acceso a la conectividad y en la región este porcentaje cae brutalmente. Es hora de que la ciencia, la tecnología y el conocimiento sean realmente democratizados y sirvan para alcanzar justicia social en equilibrio con la naturaleza. La universidad no puede ser una fábrica de tituladas/os sin compromiso social ni puede estar ajena a las crecientes desigualdades que está generando el neoliberalismo en el siglo XXI. De allí que el plano ético del mundo universitario y su compromiso con fomentar un pensamiento crítico actualizado estén a la orden del día en la agenda de transformaciones.

La universidad tiene que repensarse a sí misma. Por ejemplo, atreverse a pensarse en sus orígenes y procesos ya no como una universidad limitada en la práctica a lo formativo, sino dar el auténtico salto a lo investigativo enraizado con las aspiraciones del movimiento popular como epicentro de su actividad. Debemos romper con los prejuicios anti científicos que esconden la aceptación sumisa a la diferencia y atrevernos a construir otras formas de usar los avances científicos para romper desigualdades y alcanzar una sociedad donde el bienestar se democratice realmente. Debemos atrevernos a interrogarnos respecto a la universidad que requiere el presente en el continente, en clave de superación de la concentración de la riqueza. Tenemos que atrevernos a desafiar el peso de la costumbre, atreviéndonos por ejemplo a pensar si la universidad del presente no debe ser más bien una universidad del territorio que rompa con las franquicias derivadas de universidades nacionales. Los desafíos conceptuales y operativos son múltiples y considero que la CLADE puede jugar un papel estelar en el futuro cercano en la reconfiguración de estos debates.

¿Cómo garantizar la educación superior como derecho humano fundamental y desde la perspectiva de derechos, en un escenario regional con fuertes tendencias a la privatización e instrumentalización de esta etapa de enseñanza?

Lo urgente para resistir es actualizar nuestros análisis. Hay una mutación radical del modo de producción capitalista que impactará en el corto plazo al mundo universitario. No es osado pensar que la universidad como espacio de encuentro, sociabilidad y construcción compartida de un destino común está amenazada por “nuevas” formas de aprendizaje centradas en lo cognitivo y no en lo social. La privatización de la segunda década del siglo XXI desarrolla nuevas expresiones y formas que era imposible prever en la década de los noventa del siglo XX. Si usamos argumentos del pasado para enfrentar las ofensivas del presente los esfuerzos en defensa de la educación superior como derecho humano, pueden verse limitadas o resultar insuficientes para enfrentar la mercantilización del presente.

Tenemos que romper la “pulsión de fuga” que se expresa en la apelación a viejos análisis y consignas que hoy pueden resultar significantes vacíos si no los actualizamos. Mi gran preocupación reside en la constatación que mientras los intereses centrados en el mercado usan la innovación para impulsar sus iniciativas, buena parte de las resistencias al modelo educativo del mercado se están quedando petrificadas en la tradición. Es urgente asociar tradición con innovación en los análisis y la articulación de iniciativas en defensa de la educación superior como derecho humano.

*Fuente: http://v2.campanaderechoeducacion.org/es/noticias/853-2018-06-19-16-09-38.html

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ENTREVISTA | Edward Snowden «El Gobierno y las empresas se han aprovechado de nuestra ignorancia, pero ahora lo sabemos»

Cinco años después de la mayor filtración de documentos secretos de la historia, Edward Snowden no se arrepiente de nada. Estados Unidos lo tiene en la lista de personas más buscadas. Vive exiliado en Rusia. Sin embargo, se siente satisfecho con la forma en que sus revelaciones sobre vigilancia masiva han sacudido a gobiernos, agencias de inteligencia y las mayores empresas de internet.

En una entrevista telefónica con motivo del aniversario del día en que The Guardian publicó la noticia por primera vez, Snowden recuerda aquel día en que su mundo –y el de muchos otros en el planeta– cambió para siempre. Se fue a dormir en un hotel en Hong Kong y, cuando se despertó, la noticia de que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) había estado absorbiendo los datos de millones de móviles estadounidenses llevaba horas en los titulares.

Snowden supo en ese momento que su vida que conocía había acabado. «Me dio miedo, pero a la vez fue liberador», señala. «Tenía la sensación de que era algo definitivo. Ya no había vuelta atrás».

¿Qué ha pasado en los últimos cinco años? Snowden es uno de los fugitivos más famosos del mundo, se ha filmado con su historia  un documental ganador de un Oscar, una  película de Hollywood y se han escrito al menos una docena de libros. Los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido, a causa de sus revelaciones, han sido llevados a los tribunales para cambiar las leyes de vigilancia. Ambos países han tenido que aprobar nuevas leyes. Las empresas de internet, gracias a la reacción popular en torno a la privacidad, han hecho que el cifrado sea algo generalizado.

Snowden, evaluando los cambios, afirma que algunos activistas por la privacidad se han mostrado decepcionados con la forma en que se dieron los acontecimientos, pero él no está de acuerdo con eso. «La gente dice que no ha cambiado nada, que todavía hay vigilancia masiva. Pero así no es como se miden los cambios. Mira la situación previa a 2013 y mira todo lo que ha pasado. Todo ha cambiado».

Según él, el cambio más importante ha sido la conciencia pública: «El Gobierno y el sector empresarial se han aprovechado de nuestra ignorancia. Pero ahora lo sabemos. La gente es consciente. La gente sigue sin tener poder para detenerlo, pero lo estamos intentando. Las revelaciones han hecho que la lucha sea más de equilibrada», explica.

Snowden asegura que no se arrepiente de nada. «Si quisiera estar a salvo, no me habría ido de Hawái» (donde había sido destinado cuando trabajaba para la NSA, antes de marcharse a Hong Kong).

Su propia vida está marcada por la incertidumbre, quizá ahora más que nunca, dice. Su asilo en Rusia depende de un cambio de opinión del gobierno de Putin, y las agencias de inteligencia estadounidense y británica no le han perdonado. Para ellas, el asunto está más candente que nunca. Dicen que su traición les ha perjudicado a un nivel que el público no llega a comprender.

Esto se reflejó en una inusual declaración de Jeremy Fleming, director de la agencia de vigilancia británica  GCHQ que, junto con la estadounidense NSA, fue el principal objetivo de la filtración. Respondiendo a una pregunta de The Guardian por el aniversario de la filtración, Fleming alega que la misión de GCHQ era mantener Reino Unido a salvo: «Lo que hizo Edward Snowden hace cinco años fue ilegal y puso en peligro nuestra capacidad de proteger Reino Unido, provocando un daño real e innecesario a la seguridad del país y a nuestros aliados. Debería pagar por lo que hizo».

El peligro de lo no publicado

La furia de la comunidad de inteligencia en Estados Unidos y Reino Unido no es sólo por lo que se ha publicado –que representa poco más del 1% de los documentos– sino también por lo que no se ha publicado. Explican que han tenido que trabajar suponiendo que toda la información a la que tuvo acceso Snowden ha sido comprometida y la han tenido que desechar.

Las agencias tuvieron otro trabajo más. Al haber tenido que desechar tanta información, tuvieron que desarrollar e instalar nuevos y mejores sistemas, más rápido de lo planeado. Otro cambio llegó en el área de transparencia. Antes de Snowden, las preguntas de la prensa a la GCHQ se encontraban con respuestas de «sin comentarios», mientras que ahora tienen más voluntad de colaborar. El hecho de que Fleming haya respondido con una declaración demuestra ese cambio.

En su declaración, Fleming expresa su compromiso con la transparencia, pero deja claro que eso no es mérito de Snowden, porque el cambio es anterior a 2013. «Es importante que sigamos siendo tan abiertos como podamos y estoy comprometido con los cambios que hemos comenzado hace más de una década para lograr mayor transparencia».

Otras personas de los servicios de inteligencia, especialmente en Estados Unidos, admiten a regañadientes que fue por Snowden por lo que comenzaron a debatir sobre dónde se debía trazar la línea que separa la vigilancia de la privacidad. El exdirector adjunto de la NSA, Richard Ledgett, cuando se jubiló el año pasado, afirmó que el Gobierno debería haber hecho pública la información de que poseía una gran cantidad de datos telefónicos.

Manifestación a favor de Snowden frente al Congreso de EEUU en Washington en octubre de 2013.
Manifestación contra el espionaje por la NSA y a favor de Snowden frente al Congreso de EEUU en Washington en octubre de 2013. SCOTT APPLEWHITE / AP

El exdirector de la GCHQ, David Omand, está de acuerdo con la afirmación de Fleming sobre el daño causado, pero admite que Snowden ha contribuido a que se introduzca legislación nueva. «Ahora tenemos un marco legal mejor y más transparente para la recolección de datos de inteligencia. Por supuesto que esto habría sucedido de todas formas, pero indudablemente sus acciones aceleraron el proceso», señaló Omand.

El Congreso estadounidense aprobó la Freedom Act en 2015, que limita la recogida masiva de datos telefónicos. Un año más tarde, el Parlamento británico aprobó la polémica  Investigatory Powers Act (Ley de Poderes de Investigación).

Ross Anderson, un importante académico especializado en seguridad informática y privacidad, cree que las revelaciones de Snowden fueron un momento trascendental. «Las revelaciones de Snowden fueron uno de esos momentos luminosos que cambian la forma en que la gente ve las cosas», explica Anderson, profesor de Ingeniería de Seguridad en el laboratorio informático de la Universidad de Cambridge. «Quizá no cambiaron mucho en Reino Unido por nuestra cultura de idolatrar a James Bond y todo lo que hace. Pero en el resto del mundo hizo que la gente comprendiera realmente que la vigilancia es un asunto serio».

Los legisladores y gran parte de los medios de comunicación británicos no se han comprometido al mismo nivel que sus colegas en otros países europeos, en Estados Unidos, América Latina, Asia y Australia. Entre las excepciones está el diputado liberal demócrata Julian Huppert, que presionó por este tema hasta que perdió su escaño en las elecciones de 2015. «Las revelaciones de Snowden fueron un golpe tremendo, pero han hecho que logremos mayor transparencia en algunas de las agencias sobre su trabajo», sostiene.

«El contraataque acaba de comenzar»

Una de las revelaciones que más impacto tuvo fue sobre el nivel de colaboración entre las agencias de inteligencia y las empresas de internet. En 2013, las empresas estadounidenses aventajaban a la UE en las negociaciones sobre protección de datos. Las filtraciones de Snowden cayeron como una bomba en medio de las negociaciones y la ley de protección de datos que se aplicó el mes pasado es una consecuencia de ello.

Uno de los efectos más visibles de las revelaciones de Snowden fue la pequeña señal amarilla que comenzó a aparecer en el servicio de mensajería WhatsApp en abril de 2016: «Los mensajes y llamadas en este chat ahora están protegidos con cifrado de extremo a extremo».

Antes de Snowden, este cifrado lo usaba poca gente. «Si pudiera regresar a 2013», explica Jillian York, directora del departamento internacional por la libertad de expresión del grupo por los derechos digitales de la Fundación Electronic Frontier, «yo quizá en mi teléfono tendría TextSecure, la versión previa de la comunicación cifrada de la aplicación Signal. Tendría otra herramienta de cifrado de correo electrónico, PGP, pero no la usaría nadie». La única gran excepción era el iMessage de Apple, que ha estado cifrado de extremo a extremo desde su lanzamiento en 2011.

Los desarrolladores en las grandes empresas tecnológicas, escandalizados por las revelaciones de Snowden, comenzaron a ponerse en acción. Algunos, como los de WhatsApp, aplicación que fue comprada por Facebook un año después de que salieran a la luz las filtraciones, implementaron su propio cifrado. Otros, como Alex Stamos, de Yahoo, dimitieron antes que apoyar más espionaje (Stamos es ahora director de seguridad de Facebook, pero ha anunciado que saldrá pronto de la compañía).

«Sin Snowden», cuenta York. «no creo que Signal hubiera conseguido financiación. No creo que Facebook hubiera conseguido a Alex Stamos, porque se habría quedado en Yahoo. Estas pequeñas acciones provocaron acciones mayores. No es que estas empresas de pronto dijeran ‘nos importa la privacidad’. Creo que no tuvieron otra opción».

Otros cambios en el sector tecnológico demuestran que la influencia de Snowden ha sido limitada en muchos aspectos. El ascenso del «altavoz inteligente», ejemplificado en el Echo de Amazon, ha dejado perplejos a muchos activistas defensores de la privacidad. ¿Por qué, sólo unos años después de un escándalo mundial sobre vigilancia a manos del Gobierno, la gente acepta instalar en sus hogares micrófonos que permanecen siempre encendidos?

«El reciente dilema de privacidad que representa instalar un aparato que puede literalmente oír todo lo que dices es una escalofriante innovación en la era de las cosas conectadas a internet», escribió el año pasado Adam Clark Estes, de Gizmodo.

Hacia el fin de la entrevista, Snowden recuerda uno de sus primeros alias, Cincinnatus, en homenaje al romano que regresó a su granja tras servir a la sociedad. Snowden explica que él también siente que, una vez cumplido su rol, se ha retirado a una vida tranquila, pasando el tiempo desarrollando herramientas para ayudar al periodismo a proteger sus fuentes. «Creo que nunca me había sentido tan realizado», afirma.

Sin embargo, aclara que no celebrará el aniversario como un triunfo. Todavía queda mucho por hacer. «El contraataque acaba de comenzar», asegura Snowden. «Los gobiernos y las empresas llevan mucho tiempo en este juego y nosotros acabamos de comenzar».

Traducido por Lucía Balducci

Fuente:  https://www.eldiario.es/theguardian/gente-sigue-tener-poder-ahora_0_779372531.html

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