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Ciberbullying: recintos de educación deben crear protocolos

Chile / 1 de julio de 2018 / Autor: Vicente Pereira Parra / Fuente: Soy Chile

Seremi del ramo en Los Lagos, Claudia Trillo, señala que es un problema que existe y que muchas veces traspasa los establecimientos.

El ciberbullying es una realidad en los establecimientos educacionales de la región de Los Lagos. Por eso, ahora deberán contar con un protocolo que aborde este tema que afecta a jóvenes y niños, según reconoce la seremi de Educación, Claudia Trillo, quien explica que se trata de una circular enviada desde la Superintendencia.Una medida que a Trillo le parece adecuada y correcta, dado que genera que los recintos deban tener un protocolo de actuación frente a este tipo de acciones.La autoridad describe que hoy existen situaciones que no sólo se presentan al interior de los colegios, sino que a través de redes sociales, WhatsApp o distintos medios por los cuales los niños y jóvenes se insultan y se tratan mal.“Están siendo afectados de una manera anónima, muchas veces; por lo tanto, el llamado es a las familias, que a veces detectan esta situación, es a denunciar en los establecimientos educacionales”, detalla.Más aún, si se considera que estos son los lugares donde los afectados primero buscan un resguardo, un apoyo, como con los encargados de convivencia escolar.Pero también que la institución sepa cómo debe actuar, que tenga un protocolo respecto a los pasos a seguir frente a este tipo de denuncia”.

– ¿Es una exigencia para los colegios?

– Será una exigencia. Esta circular así lo estipula, el que debemos hacernos parte, que no estaba considerado, pero que no puede quedar a la deriva o a la interpretación de cada uno de los establecimientos. Debemos normarlo, es necesario, porque nuestros niños y nuestros jóvenes están siendo afectados por esto.La titular de Educación en Los Lagos reconoce que no es un tema fácil, que tiene muchas complejidades, dado que muchas veces estos hechos ocurren entre pares de distintos establecimientos, por lo que aborda a una mayor comunidad.Para Trillo, sin embargo, es importante que se norme un protocolo de actuación frente a dicha problemática en cada colegio.

– ¿Cuál es la realidad en esta zona?

– Es bastante masivo. Cada vez el uso de las redes sociales y de este medio anónimo de declaraciones que hacen los jóvenes, donde insultan y se tratan muy, muy mal, porque como es a través de una red social, en la que no se ven las caras, es más fácil ser más agresivo, de mucha violencia entre ellos, es algo que hoy está pasando en nuestra sociedad. Cada vez más niños y jóvenes lo están haciendo, por eso es importante hacernos cargo de esta problemática.

– ¿Este protocolo regulará el uso de los celulares?

– No creo que lleguemos a prohibir o a aceptar el uso del celular, a través de una circular, porque se ha dicho que es algo que se debe respetar dentro de los reglamentos de cada una de las comunidades educativas. Por lo tanto hay libertad y cada establecimiento lo establece de alguna manera y lo estipula acorde a su proyecto educativo; pero, sí tiene que ver con el mal uso de este tipo de herramientas a través de las redes sociales. El celular es un buen medio de comunicación e información, el tema es el mal uso.

– ¿Establecerán sanciones con estos protocolos?

– Más que sanciones, lo importante es actuar y en educación el llamado no es a la sanción sino que a la prevención.

Fuente de la Entrevista:

http://www.soychile.cl/Puerto-Montt/Sociedad/2018/06/25/541355/Ciberbullying-recintos-de-educacion-deben-crear-protocolos.aspx

ove/mahv

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“Los estereotipos harán que las mujeres elijan opciones laborales que van a ser una prolongación de las labores domésticas y de cuidados”. Entrevista a Francisco Javier Cano. Profesor de FOL (FP) y Sociología en la Universidad de Valencia:

Entrevista/28 Junio 2018/Autor: Daniel Sánchez Caballero/Fuente: El diario la educación

La socialización de género marca las decisiones de las y los jóvenes a la hora de estudiar en FP (aunque no solo), lo cual repercute en vidas laborales más inestables y en pensiones más bajas.

Profesor de FOL (Formación y Orientación Laboral) en Secundaria y profesor asociado en el departamento de Sociología de la Universidad de Valencia, Francisco Javier Cano se siente “muy cómodo” en torno a la Sociología del Trabajo y la Educación. Cano ha estudiado a fondo la FP y no trae buenas noticias. La segregación por sexo en cuanto a la elección de estudios lleva a las mujeres a las familias profesionales con menos (o peores) expectativas laborales, una situación que, como un efectó dominó, acaba traducida en pobreza en la tercera edad, cuando esta precariedad laboral se manifiesta en las pensiones recibidas, alerta. Cano —que aparte de investigar y enseñar lucha cada día por sus derechos laborales en la huelga que llevan a cabo desde hace dos meses los profesores asociados de varias universidades valencianas y catalanas, aunque esa es otra historia— también lamenta que la FP se siga viendo como la hermana pequeña de la Universidad, y anima a fijarse más en lo que está haciendo Euskadi con esta etapa educativa, que ha convertido en referencia mundial.

Según su análisis, la FP presenta una importante segregación por sexo en sus familias de estudios. ¿Cómo está la situación?

La FP históricamente se ha asociado a la figura masculina, cuando realmente, si se observan los datos de matrícula de este año, la presencia femenina está casi al mismo nivel. Hay casi un 55% de chicos frente al 45% de chicas, pero no es una diferencia para hablar de una etapa masculinizada. Cuando desagregamos los datos y analizamos las figuras profesionales, nos damos cuenta de la segregación de género que hay.

La UE califica de profesiones mixtas las que ocupan entre el 40% y el 60% de mujeres u hombres. Según este indicador, la FP es una etapa educativa mixta. Pero cuando se analiza la presencia de mujeres en las familias profesionales se observa una segregación horizontal de género, cuando menos, alarmante. Las mujeres se concentran en cinco familias: administración y gestión, imagen personal, sanidad, servicios a la comunidad y textil y confección (12). Estas cinco familias escolarizan a casi el 75% de las mujeres. Esto no pasa con los varones, que se dispersan por las familias profesionales, aunque principalmente se escolarizan en 15 familias profesionales. Hablamos de actividad física y deportiva, transporte y mantenimiento de vehículos, construcción, electricidad y electrónica sobre todo, informática y comunicaciones.

¿Qué consecuencias tiene esta segregación?

La consecuencia son menores opciones de empelo para las mujeres en general. Pero sobre todo mayor precariedad. Las familias profesionales en las que se encuentran son de una mayor precariedad laboral. Las chicas jóvenes se insertan en sectores de ocupación caracterizados por una alta temporalidad, un alto porcentaje de contratos a tiempo parcial, bajos salarios. Cogiendo el dato de la encuesta de estructura salarial, en el sector servicios, la brecha salarial es del 25%. Es un dato objetivo, del Instituto Nacional de Estadística. Esto impacta negativamente sobre las mujeres y no ocurre en el resto de sectores. En el sector industrial, por ejemplo, nos encontramos mayores salarios y mejores condiciones de trabajo en general. Esa misma encuesta dice que las mujeres de la industria cobran un 114% sobre lo que cobran las del sector servicios. Esto también abre una brecha intragénero entre mujeres y, como consecuencia final, hay que trasladarlo a la brecha futura de las pensiones. Si hay menos cotizaciones porque los salarios son inferiores, habrá pensiones más bajas. Si a estas menores cotizaciones por salarios [más bajos] les sumamos las entradas y salidas en el mercado por la maternidad, penaliza. Se estima que la brecha de género en las pensiones es de 6.000 euros anuales. Si además las pensiones en España no son las más generosas, vamos a la pobreza en la tercera edad.

¿Y cuáles son las causas de esta segregación? ¿Es una cuestión cultural?

A mí me gusta alejarme de la explicación de que la FP es para chicos. En origen a lo mejor, pero se ha producido un cambio social en España en los últimos 40 años que lleva a que esa explicación no sirve. Hay consenso en torno a dos situaciones. Una es la socialización de género. El proceso de socialización es un factor determinante en la orientación hacia los estudios. En este proceso dos agentes fundamentales son la familia y el sistema educativo. El otro sería la elección de estudios, que va a estar condicionada por este proceso de socialización. Las jóvenes, a la hora de elegir  son muy pragmáticas, toman la decisión en función de las expectivativas laborales que creen que van a tener. Pero también aparecen los estereotipos. Me gusta reivindicar la elección condicionada. Es cierto que las jóvenes dicen que eligen lo que les gusta en mayor medida que los hombres, pero ese mayor gusto viene determinado por ese proceso de socialización, que ha generado una serie de estereotipos y al final interiorizan los gustos, las preferencias, como algo natural, cuando están condicionados por la identidad de género.

La identidad de género es la primera que se construye y es el momento en el que se van asumiendo roles sociales determinados. Aquí la familia tiene un peso importante, es el primer agente socializador. Esos roles, que se van asumiendo desde pequeños, van a pesar toda la vida. En ese proceso se dan cuenta de que existen empleos con género y elegirán en función de lo que espera de ellos. Hay que tener en cuenta también, cuando hablamos de elección de estudios, que hablamos de un momento vital de los jóvenes fundamental: la adolescencia. Y los adolescentes buscan ser aceptados por su grupo de iguales. Si toma una decisión que pueda trasgredir esa aceptación, que pueda generar cierto rechazo, le va a condicionar.

Elabore un poco más el rol de la familia y el sector educativo como agentes socializadores y su papel a la hora de determinar la elección de estudios.

Con la familia, en el momento en el que los hijos siguen el rol esperado, no hay problema alguno. En esa elección existen sanciones familiares y sociales para quienes se salen del rol esperado. Hay un estudio dirigido por Empar Aguado en el que otra compañera estudió el caso de mujeres que han optado por trabajar como mecánicas. Hablaban de una chica que había elegido seguir los pasos de su padre porque tenía un taller, y contaba que era su padre sobre todo el que se negaba en rotundo a que eligiese esta profesión. Estas sanciones sociales son más duras para las chicas que para los chicos. En esta socialización de género que realizan la familia, la escuela, las empresas es tan fuerte que creemos que lo que nos gusta es lo que hemos interiorizado, pero realmente vienen marcadas por el aprendizaje que hemos hecho, por esta socialización. Al final son estereotipos que harán que las mujeres tiendan a opciones laborales que van a ser una prolongación de las labores domésticas y de cuidados. De hecho, en la FP las mujeres tienen relación sobre todo con Sanidad, cuidado de enfermos, de dependientes… Los ciclos formativos de educación infantil podríamos decir que son los más feminizados, y al final también es cuidado de los niños.

El sistema educativo es femenino en su composición, podría decirse. ¿Cómo conjuga este hecho con que haya segregación por sexos?

Un poco contradictorio es, desde luego. Pero el sistema educativo es un reflejo de la sociedad en la que vivimos. Los problemas que se generan a nivel social se trasladan también. No por ser docentes estamos más concienciados con determinados valores o situaciones. También somos parte de una sociedad en la que nos vemos reflejados. ¿Es contradictorio que el mayor número de mujeres en el sistema educativo no reme en la dirección opuesta? No me atrevo a decirlo. Remar contra la corriente es complejo, aunque como docentes tenemos una obligación con la educación como elemento de transformación social.

¿Dónde está la solución?

Creo que la clave está en ir haciendo, visibilizando el problema, al menos. Que lo veamos y sepamos que hay que trabajar sobre él. Lo primero que tenemos que hacer es intentar romper esos estereotipos de género que casi toman las decisiones por nosotros. Yo soy partidario de visibilizar las aportaciones de las mujeres, pero no solo. También visibilizar a las mujeres que se salieron de la norma, que transgredieron y avanzaron contracorriente. En un curso reciente de emprendimiento social hablábamos de que la primera cooperativa en el mundo fue la de los pioneros de Rochdale en el Reino Unido, pero no. La primera cooperativa se había formado casi un siglo antes, una sociedad de hilanderas en un pueblo británico. Pero siempre se pone como ejemplo la de los pioneros de Rochdale. Hay que dar un paso más. El problema es que aquí queremos dejarlo todo en manos de los libros de texto, que reproducen el currículum, pero hay cierto peligro en esto porque hay unas empresas con su línea editorial, hay que tener cuidado con esto. También se pueden hacer campañas contra los roles de género. No tengo datos del impacto que tienen, pero que estas campañas estén en la calle, en los centros educativos, hay que valorarlo. Y también formación del profesorado. Tiene que tener muy claro la importancia de estas acciones. E igual que cuando en un aula de la ESO hablas de racismo o sexismo y se monta, tenemos que saber lidiar con esto. Trabajamos con adolescentes y es complicado, pero hay que formarse para hacerlo. También creo que es importante la orientacioón profesional para la igualdad o integral. Es fundamental, antes de que los chavales elijan, que tengan una orientación abierta, sin distinción o género. Tenemos los profesionales adecuados, no hay problema. También podemos promocionar la FP entre las jóvenes, en Valencia llevamos seis convocatorias de ayudas económicas para las jóvenes que entran en los ciclos más masculinizados. El que está haciendo cosas en esta línea es el Gobierno vasco. Se plantean por ejemplo el cuarto plan vasco de FP y en el objetivo 1 ya introducen una línea de actuación en la que hablan de romper la brecha de género en los estudios y de forzar que las alumnas se matriculen en los ciclos con mayor proyección profesional. Es destacable y básico, estaría bien mirar en aquella dirección.

¿Esto es una cosa española o pasa en otras partes?

En Bachillerato, si analizamos las modalidad, las chicas se ubican en Ciencias Sociales y Humanidades, y los chicos en Ciencias y Tecnología. Las diferencias no son tan grandes, de unos diez puntos porcentuales. Esto ya te marca cuando vas a la universidad y hay que tener en cuenta que los datos de rendimiento educativo son favorables a las mujeres. Esto lo trasladas a la universidad y los datos europeos se repiten. En matrículas universitarias, el 62% de las mujeres van a Ciencias Sociales y el 72% a Ciencias de la Salud. Si ponemos en comparación Ciencias de la Salud con las ingenierías, los datos se invierten con un 72% de hombres en ingenierías. Y esto se repite por toda Europa.

El sistema patriarcal marca la línea y no es solo en España, es a nivel europeo. De hecho, los datos de igualdad de los países nórdicos se dice que son mayores porque las tareas que tienen que ver con los cuidados las asume el estado, con lo que libera a las mujeres de esa carga que aquí no y entonces los asumen las mujeres.

Con estos datos no sé si tiene mucho sentido preguntar por la evolución en el tiempo de la FP en este aspecto.

La FP ha triplicado los alumnos en las últimas décadas. Como en todos los procesos de cambio o adelanto, se tenía que haber gestado ese cambio de mayor presencia de mujeres en todas las ramas profesionales, pero han pasado dos décadas y seguimos igual que al principio. Con los porcentajes que tenemos no vale la pena mirar de dónde venimos, mucho no ha cambiado. El ejemplo de la informática, una familia de nueva creación donde no se han invertido los números, dice mucho. En el caso vasco, la patronal, que no es sospechosa de ser feminista radical, tiene muy claro que no introducir a la mujer en la industria es perder el 50% del talento. Es una cuestión de competitividad. Cuando a veces oyes declaraciones de la patronal estatal en el sentido contrario da que pensar. Los vascos se están planteando temas serios y aquí no lo veo. También es cierto que el peso industrial de los vascos en el sistema productivo no se da en el resto de España.

¿La FP sigue viéndose como el sitio en el que acaban los que ‘no valen’ para la Universidad?

Desgraciadamente, sí. Seguimos teniendo ese estigma. Se revirtió un poco con la LOGSE, que puso la FP en valor, o al menos sentó las bases, principalmente porque exigía titulaciones para la entrada (Secundaria para el grado medio, Bachillerato para el superior). Esto significó que la gente que entraba lo hacía con cierto nivel. Pero yo doy clase en el instituto, y en el imaginario social, incluso dentro del sistema educativo, es que los buenos tienen que ir a la universidad. Yo tuve una alumna en el ciclo formativo de Integración Social, que venía rebotada de la universidad porque había elegido en función de la decisión de sus padres. Ella hizo lo que le dijeron, se metió en Telecomunicaciones y se encontró con un mundo ajeno a ella. Lo pasó bastante mal y lo dejó, pero no porque no pudiera. Luego entró en el ciclo, lo acabó, siguió estudios en las ramas sociales (vuelve a la feminización, sí, pero el ejemplo servía para el tema de alumnos buenos a la universidad). El estigma de ser una etapa educativa de segunda no nos lo quitamos. Hay que volver a mencionar a los vascos, que se están desmarcando. Y aplican el mismo currículum que el resto de España, pero están siguiendo un modelo y desarrollando unas líneas. En algunos ciclos están conectados con la universidad y les convalidan asignaturas si saltan de un ciclo formativo a la universidad. En el resto de España estamos peleando aún con las convalidaciones.

¿Qué tiene la FP vasca que es tan alabada por todo el mundo?

La están poniendo de modelo en toda Europa, vienen de EEUU a verla… No me atrevo a darte un secreto, pero creo que se creen lo que están haciendo y están apoyándolo.

Fuente e imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/06/28/los-estereotipos-haran-que-las-mujeres-elijan-opciones-laborales-que-van-a-ser-una-prolongacion-de-las-labores-domesticas-y-de-cuidados/

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“El sistema educativo debería ser un arma cultural de empoderamiento de la juventud”. Entrevista a Darío Shehadeh

Entrevista/28 Junio 2018/Autor: Pablo Gutiérrez del Álamo/Fuente: El diario la Educación

Darío Shehadeh, un joven de 19 años que acaba de terminar 2º de Bachillerato tiene unas cuantas ideas muy claras sobre cómo debería ser el sistema educativo. Nos las cuenta aquí.

Darío Shehadeh Díaz-Peñalver es un joven de 19 años. Acaba de terminar 2º de Bachillerato, y en estos días se está planteando hacer la EVAU. Para tener el cuadro completo podríamos decir que Darío es un chico homosexual y además, su padre es de origen sirio. Este sería el retrato perfecto para definir algunos de las líneas maestras de su relación con el sistema educativo. Pero después de una hora hablando con él, Darío es mucho más que esto.

Nos encontramos en su instituto. Ir a un IES, una vez terminadas las clases, tiene ese aire de desasosiego y abandono de los lugares concebidos solo para un uso que cierra durante meses. Paseamos por los pasillos de paredes de baldosas verdes que podrían ser los mismos de algunos hospitales vetustos, en la madrugada de un martes.

Solo el hall y el pasillo de dirección tiene movimiento. Reclamaciones y matrículas de última hora atraen a chicas y chicos, a sus madres. Allí algunas y algunos docentes ultimando el curso, haciendo memorias después de meses de intenso trabajo. En el aire, las ganas de cerrar un poco el libro.

Quedamos con Darío y una de sus profesoras de la ESO (y que prefiere quedar en un discreto segundo plano) en la biblioteca del centro. Un lugar luminoso, en contraste con el resto del edificio, tranquilo. Casi agradable. Queremos hablar de cómo es el paso por un instituto visto por un chaval que sale ahora, y que como él mismo dice, alguien que ha vivido lo bueno y lo malo de ese sistema educativo.

Si encajas, tiene sus partes buenas

Su llegada a la secundaria la recuerda como positiva. Era un niño con buenas notas en primaria que tiene la suerte de seguir esa estela durante los cuatro años de la secundaria obligatoria. Termina ese periplo con una nota de 8,9.

Darío, a sus 19 años, eso sí, muestra una madurez discursiva que ya hubiéramos querido otros a su edad. Y no precisamente por lo bien que todo salió entre 1º y 4º de ESO.

Su preocupación, cuando echa la vista atrás a toda su etapa en el instituto, se centra no en lo académico precisamente, si no en la vida, que queda fuera de la institución. “Pero bueno, si dentro de lo que cabe encajas, que no mucha gente puede, tiene sus partes buenas”.

No es que sea un cínico, pero echa de menos que en las aulas se haga más espacio para que chicas y chicos puedan tratar sobre lo que les pasa, sobre cómo se encuentran, sus preocupaciones e intereses. También más fomento del pensamiento propio. “Desde las aulas no se fomenta el espíritu crítico, que la gente piense por sí misma”.

Su paso por la ESO, como él mismo explica, fue bueno. “Termino mi etapa muy bien: ‘Qué chico tan excelente’. Me encontraba emocionalmente bien porque no habían salido todos esos fantasmas del pasado que no había encontrado cabida para solucionar dentro del instituto”. ¿Qué fantasmas?

“Ser un chico homosexual con ciertas características más afeminadas que no son aceptadas”. Esto, que no había tenido peso hasta ese momento, parece estallar en la cara de Darío en su paso a 1º de Bachillerato. Y pasa de ser un chico modélico con una nota de sobresaliente a alguien que suspende cinco materias al año siguiente. Resumiendo, después de superar mal que bien ese primer año, ha de cursar 2º dos veces.

En ese momento en el que tus relaciones personales se tambalean, o sigues como hasta el momento, o te conviertes en “el malote, porque quiero que la gente me acepte y siendo el afeminado no lo consigo”.

Tienes carencias emocionales

“Con 12 o 13 años necesitas verte aceptado por tu entorno social; para que la gente te vea como un chico fuerte tomas el camino de buscar movidas, hacerte el duro. Porque tienes unas carencias emocionales”. Lo tiene bastante claro.

Y es aquí donde el sistema educativo pincha. “Aquí tú eres una persona que viene a estudiar y tienes que sacar el currículo”, eso a pesar de la situación personal, social, emocional en la que te encuentres. “Tengo que cumplir con lo que se me manda desde el instituto y no me encuentro en disposición”; aunque “de ninguna manera echo la culpa a los profesores que son un peón más de toda esta estructura, pero te encuentras solo de alguna manera”.

Eso sí, escuchar a Darío es escuchar a una persona que ha sacado tiempo para pensar en las repercusiones de todo lo que le ha ido pasando en estos años. “He podido ver las dos caras del sistema: qué pasa cuando eres el chico excelente, que saca buenas notas y tienes todo a tu favor” y qué pasa cuando fracasas en lo académico. “¿De verdad pensamos que hay chicos que no estudian porque no les gusta aprender?”.

“Creo, a lo mejor me equivoco, que es muy poca gente la que no tienen ningún interés por aprender nada. ¿De dónde viene entonces el fracaso escolar?”, preguna. Y se responde que, entre los varios factores, “nos están inculcando temarios que no resultan atractivos para los alumnos (no sé hasta qué punto para los profesores)”.

Pero también apunta a la situación personal de chicas y chicos. A ese mantra de que el colegio, el instituto, no educa, que la educación ha de venir desde casa. “Pongamos que en su casa tiene un entorno muy desfavorecido, con alguien alcohólico en casa… ¿Me quieres decir que ese chico ha de venir a la escuela educado?”.

Darío no espera que las altas esferas hagan los cambios necesarios para mejorar ciertas situaciones, pero sí cree que desde los claustros se pueden hacer cosas para dar voz a estos jóvenes en situaciones complicadas. “El temario es importante, pero el temario y los exámenes no van a salir bien si los alumnos no están cómodos, si no se sienten bien”.

Aquí interviene su profesora: “Yo creo que muchas veces los docentes nos ponemos más cadenas de las que tenemos, que tendríamos que soltar lastre y sentir que somos nosotros quienes llevamos las riendas de cada día y que más importante que la inspección, los currículos y tal son los chicos y chicas que tenemos delante… eso pasa por delante de todo”.

De lo indivudual a lo colectivo

E igual que pide cierta responsabilidad al docente, Darío cree que el alumnado también tiene su papel en esta historia. Chicas y chicos deben “abanderar un cambio en la estructura de las clases”. Para ello, claro, lo primero sería “crear lazos entre nosotros y así crear una exigencia (nosotros somos los protagonistas aunque desde el sistema se intente enmascarar)”.

Y vuelve a mirar hacia el mundo adulto. Es necesario que algún, alguna profesora ponga la semilla en el alumnado, cree el caldo de cultivo necesario para que chicas y chicos vean la posibilidad de cambiar las cosas. También cree que desde la dirección de los centros se pueden tomar medidas para generar tiempos y espacios para que el alumnado, desde 1º de ESO hasta Bachillerato, pueda compartir conversaciones y puntos de vista.

“El sistema educativo ha de ser un arma cultural, una herramienta de empoderamiento de la gente”, afirma, seguro de lo que dice. El sistema sirve para “culturizarnos, pero culturizarnos, ¿para qué?”, pregunta. Y como en otras ocasiones, se responde a sí mismo: para hacer algo ante una injusticia y “para saber comunicarnos entre nosotros y saber crear estructuras”.

Y todo ello ha de conseguirse generando espacios dentro del sistema, del instituto, para que el alumnado pueda hablar… Sacando 15 minutos en algunas clases para solucionar los problemas que hayan podido surgir, para poner en común las preocupaciones de cada cual. Y no solo en las tutorías. “Lo he  vivido, en 4º de la ESO, llega la hora de tutoría y te dicen: ‘¿Os queréis is a casa?’. Las tutorías se ven como espacios para hablar del sexo de los ángeles, pero son las clases que de verdad deberían currarse”. “Necesitamos profesores que hayan sufrido como alumnos las carencias del sistema”.

La resiliencia

De las palabras de Darío se desprende sin parar, no solo una capacidad de resiliencia espectacular, una apertura a lo nuevo icnreíble, sino también un compromiso ético y político envidiable.

“Creo que cuando la vida no te da hostias, es muy difícil que intentes cambiar las cosas”.  Y él se ha llevado algunas. Eso sí, ha sido capaz de sacar cosas en claro. “Agradezco el haber pasado esto para ver las partes tan podridas que tiene el sistema y poder ser parte, ser instrumento para cambiarlo”.

Y estas ganas de lucha le vienen en parte dadas por el hecho de que el bachillerato haya sido para él especialmente complicado. “Para mí 2º de bachillerato fue un infierno a nivel emocional” a lo que se suma la presión por la EVAU. “Yo lo pasé mal, pero pienso en lo mal que lo han tenido que pasar otras personas. Me da rabia”.

Y aquí vuelve, de nuevo, sobre el compromiso ético y colectivo, apuntando también al profesorado. “En vez de inculcar el miedo (a la EVAU), habría que inculcar el amor, en el sentido de que digan: ‘Haced lo que podáis, somos un equipo (que creo que es lo que falta, no ver a sujetos individuales que cada uno tienen que sacar la PAU); somos un grupo en un año complicado que ojalá no tuviéramos que vivir, pero tenemos que hacer piña y tirar para adelante”.

“Claro que es algo complicado y que hay que tomárselo en serio, es un aro por el que tienes que pasar. Pero vamos a orientarlo de otra manera, no vamos a cojonar a los chavales, porque eso creo más individualismo”.

Y ahora, ¿qué?

Cuando nos encontramos con Darío en uno de los pasillos del instituto, está prácticamente aterrizado de Baleares, en donde ha tenido su primera experiencia laboral. Viene contento, aunque solo sea por el cambio con respecto a lo que ha vivido hasta ahora.

Tiene dudas, claro, sobre unas cuantas cosas. Su profesora intenta convencerlo de que ha de presentarse a la EVAU, aunque no sepa si quiere o no estudiar una carrera, por el hecho de tenerla, como una llave para más adelante. Él no parece tenerlo del todo claro, y baraja la posibilidad de lanzarse a algún Grado Superior.

Una hora después, ante la pregunta de ¿y ahora qué? contesta: “Creo que iré a la Universidad”, pero no tanto por los estudios que pueda sacar. La razón principal es por conocer a más gente. “Es un centro neurálgico de gente con tus mismos intereses”. “Es otro ambiente, me apetece vivirlo”.

Aunque lo ha postpuesto todavía un poco. “No me encuentro todavía, tengo que terminar cosas. Todo eso no ha sido un maratón por los estudios, sino un maratón para conocerme y ver lo que necesitaba. Ahora no me veo capaz (de ir a la universidad el próximo año). He aprendido a permitirme cuándo no puedo”.

“No voy a estar a la sopa boba, voy a aprender pero de otra manera”.

Fuente e Imagen de: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/06/27/el-sistema-educativo-deberia-ser-un-arma-cultural-de-empoderamiento-de-la-juventud/

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“Las escuelas públicas fueron abandonadas por el Estado”. Entrevista a Jason Beech

América del sur/Argentina/27 junio 2018/Autor: Pablo Esteban/Fuente: Página 12

El especialista Jason Beech analiza el sistema educativo argentino

Es doctor en Educación (Universidad de Londres) y docente-investigador de Sociología de la Educación. Aquí describe el desguace de las instituciones públicas, debate acerca de la formación docente y descarta el proyecto de la Legislatura porteña para crear la UniCABA.

Todos podríamos coincidir en que la educación es un tema fundamental al que debemos prestarle atención. Aunque nadie sabe muy bien cómo apagar el incendio; en el bazar de las incertidumbres, “los docentes que no están bien formados” y “los pibes que no prestan atención a nada” se llevan la peor parte. El Estado se oculta bajo la sombra de “un problema estructural” de raíces robustas, mientras importa fórmulas de organismos internacionales que fomentan recetas pedagógicas de aires renovados con profesores hipercreativos y receptivos al cambio. En medio de la niebla, algo queda claro: se pretende una escuela a la Finlandia aunque se pagan sueldos a la Argentina. Alumnos, maestros, sindicatos, gobernantes, entidades mundiales, todos –a su modo– condimentan un plato que sabe a poco. ¿Y el pueblo? ¿Le interesa la realidad del sistema educativo? El pueblo es ese colectivo tan sagrado como difuso, acostumbrado a reclamar pero desprovisto del don de la autocrítica.

Jason Beech es doctor en Educación (Universidad de Londres) y docente-investigador de Sociología de la Educación, Educación Comparada y Problemas Educativos Contemporáneos en la Universidad de San Andrés. En esta oportunidad, analiza las políticas educativas actuales, describe el desguace de las instituciones públicas, debate acerca de la formación docente y descarta el proyecto de la legislatura porteña para crear la UniCABA.

–Usted se especializa en sociología de la educación y educación comparada. En concreto, ¿qué le interesa?

–Me interesa el análisis sociológico de las políticas educativas, así como también los vínculos que se pueden trazar entre educación, estratificación social y desigualdad. Todo eso, examinado en un marco de globalización que marca el pulso de las relaciones entre los diferentes países.

–¿Cómo es la educación argentina en comparación a otros países?

–Si bien en el pasado los abordajes vinculados a la educación comparada buscaban describir y evaluar las características de dos sistemas educativos distintos (por ejemplo, entre el argentino y el brasileño), desde hace décadas, los enfoques incorporaron a otros actores de peso internacional cuyo rol es fundamental en la definición de líneas de acción en el área (Unesco, OCDE, Banco Mundial). En siglos precedentes, veíamos cómo Domingo Sarmiento o Pedro Varela (ex presidente de Uruguay) se tomaban barcos para observar cómo trabajaban los educadores en Prusia y Francia. Extraían lo que les gustaba y lo aplicaban en las escuelas de la región. Sin embargo, ese mecanismo tan personalizado y artesanal se transformó con el tiempo. La presencia de organismos internacionales –a partir de la 2° Guerra Mundial, ante la necesidad de resolver conflictos que excedían las fronteras nacionales– abre el juego a una dinámica muy distinta en el campo de las políticas educativas.

–¿Qué características tiene esa dinámica en la actualidad?

–A partir de aquel momento fueron los organismos internacionales los que marcaron y –aún marcan– las reglas del juego. A mediados de siglo XX, representantes de la Unesco analizaron la currícula y los contenidos de los manuales de cada país, en plan de suavizar las relaciones entre las diferentes naciones. Eran épocas en que se debía promover la paz y fomentar una mirada cosmopolita.

–¿Cuáles son los peligros de adoptar programas que se diseñan en otras latitudes?

–Lo que hacen estas agencias internacionales es tomar conceptos e ideas provenientes de la academia, las sobresimplifican y, luego, las venden como recetas a los decisores de las políticas en países como el nuestro. Más allá de que Unesco asuma rasgos más humanistas y el Banco Mundial más economicistas, las estrategias que adoptan son similares. De este modo, cuando se observan las políticas educativas en Latinoamérica puede advertirse de qué manera todos los países hicieron más o menos lo mismo. Luego, vemos cómo los conflictos comienzan cuando esas propuestas generales interactúan con los contextos locales.

–¿Algún ejemplo?

–En los noventa, el mandato era fomentar la autonomía curricular de los docentes. Sin embargo, en Argentina estaban acostumbrados a un plan pedagógico muy prescriptivo, un guion que funcionaba como una normativa que los maestros respetaban al detalle. Entonces, los docentes eran reticentes a la libertad que se les proponía, al tiempo que los sueldos que recibían (y el tiempo del que disponían) no eran suficientes como para estimularlos a preparar sus clases con mayores innovaciones. Como resultado, al no disponer de las guías, comenzaron a emplear los índices de las editoriales privadas.

–De modo que a pesar del mandato de autonomía curricular, los docentes reemplazaron las guías del Estado por las de las editoriales privadas. Cambiaron el patrón pero siguieron obedeciendo.

–Exacto. Y repito: esto no ocurre por una decisión del docente que no quiere mejorar sus clases, sino por condicionamientos de tipo estructural. Cuando lo que prescribe la política pública está tan distante del sitio en el que se va a implementar, se agranda más la brecha que habilita la emergencia de efectos inesperados.

–Por eso es tan importante la intervención estatal en las políticas educativas.

–Más allá de todas las fallas que pueda tener el sistema democrático, siempre voy a preferir que sean los gobernantes, a través del Estado, los que dicten las políticas educativas antes que un puñado de editoriales privadas. En la actualidad, vivimos momentos de incertidumbre muy grandes, no se sabe muy bien qué hay que hacer con la educación.

–Ya que no se sabe muy bien qué hacer con la educación, ¿dónde se debe poner el ojo? Lo más fácil es echarle la culpa a los docentes que no están formados o a los pibes que no prestan atención…

–En las últimas décadas, los sectores medio-bajos han huido de la escuela pública a la privada. No me refiero al quintil más desfavorecido de la escala social, sino a aquellos grupos que, ni bien consiguen una situación favorable, cambian a sus hijos de institución. De este proceso participan múltiples factores: por un lado, hay una noción cultural que señala que lo privado funciona mejor que lo estatal; y por otra parte, algo mucho más preocupante, que las escuelas públicas fueron abandonadas por el Estado. Para colmo, aunque la educación que los pibes reciben en la privada –en muchos casos– no es mejor a la estatal; a los padres les garantiza un escenario muy valioso: abren todos los días y siempre un adulto estará enfrente de sus hijos para darles clases.

–En este sentido, además de su rol educativo, las escuelas funcionan como guarderías.

–Sí, claro. En el último tiempo, también, los docentes debieron parar para discutir el aumento de sueldos y las clases comenzaron tarde. Asimismo, el estado de deterioro de los edificios es preocupante. No hace falta ser un experto en educación para advertir cuán desprotegidos están nuestros colegios públicos, a diferencia de los privados (religiosos) que reciben subsidios muy importantes. Esto no es un problema de falta de presupuesto sino de prioridades en la gestión, es decir, es la culpa de los ministros de educación del pasado y del presente; pero también de la sociedad: cuando a la gente se le pregunta qué es lo que más le preocupa, el sistema educativo no surge como una de las prioridades. La educación es parte del sistema social, de modo que es muy difícil que la exclusión, el aumento de la pobreza y la desigualdad no la perjudiquen.

–¿De qué manera se forma a los docentes? La brecha entre lo que se enseña en los institutos y la realidad de las aulas, a menudo, se vuelve importante.

–Los docentes fueron formados para actuar en contextos que han mutado de una manera abismal en los últimos veinte años y convierten a la educación en una actividad mucho más compleja. La autoridad de los maestros ha mermado y, en simultáneo, los programas de cursada son cada día más ambiciosos ya que se busca que los chicos aprendan educación sexual, vial y tantas cosas más. La escuela pareciera ser un elixir capaz de resolver cualquier problema, aunque nunca se le brindan recursos.

–Por último, he visto su presentación en la legislatura porteña y el rechazo al proyecto de creación de la UniCABA. ¿Por qué sería inviable?

–Por varios motivos. Si quisiera estudiar para ser docente y me mandan a la universidad, quizás preferiría estudiar derecho o arquitectura, así que es una falacia total que se generarían más vocaciones. En efecto, si la idea es jerarquizar la educación y profesionalizarla, la mejor estrategia sería comenzar por pagar bien a sus protagonistas. Estoy de acuerdo en que nuestra formación docente necesita un cambio, pero creer que existe la bala de plata y que el modelo de Singapur solucionará nuestros problemas es erróneo. Si vamos a copiar el modelo de Finlandia, que paguen los salarios que ganan los docentes finlandeses.

Imagen: https://i.ytimg.com/vi/4mMLhrFP5Dk/maxresdefault.jpg

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/118082-las-escuelas-publicas-fueron-abandonadas-por-el-estado

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Entrevista: Roger Schank, “El álgebra es como una religión y no enseña a pensar”

Europa/España/26.06.18/Fuente: el pais.com.

Experto en Inteligencia Artifical y exprofesor en Yale, aboga por un cambio radical en la educación con programas abiertos

Roger Schank (Nueva York, 1946) cree que el actual sistema educativo se creó hace más de un siglo para la élite y los ricos; que se ideó para los intelectuales. Critica que en el instituto se estudie la obra de Cervantes o de Shakespeare que, en su opinión, no ayudan en nada a lo largo de la vida, y no se enseñe a saber buscar un trabajo. Su objetivo es tumbar el actual sistema educativo y construir una escuela online global con más de 500 programas académicos que permitan al alumno escoger lo que le interesa.

Sus palabras no serían tomadas en serio de no ser por los más de 30 años que dedicó a la docencia en universidades como Stanford. Considerado uno de los principales investigadores del mundo en Inteligencia Artificial, fue profesor de Ciencias de la Computación y Psicología en Yale y en los setenta se dedicó a investigar cómo educar a los ordenadores para que se comportasen como humanos. Cuando sus hijos comenzaron la escuela cambió el foco de su trabajo; se dio cuenta de que el verdadero reto era descubrir la mejor fórmula para educar a los humanos. A finales de los ochenta creó el Instituto de Ciencias de la Educación en la Universidad de Northwestern, en Chicago.

Hoy ofrece sistemas alternativos de aprendizaje basados en la enseñanza virtual desde su empresa Socratic Arts y dirige Enginees for Education, una organización sin ánimo de lucro que asesora a los estudiantes en la búsqueda de su vocación.

Pregunta. ¿Cuál es su principal crítica al sistema educativo actual?

Respuesta. La mayoría de la gente cree que las materias que se estudian en el colegio son las que hay que aprender y eso no es así. El programa académico de los institutos en Estados Unidos fue diseñado en 1892 por el entonces presidente de Harvard, Charles Eliot. Escogió biología, química, física, álgebra, trigonometría, geometría, literatura, historia y lengua extranjera. ¿Te resulta familiar? Esos eran los campos que se estudiaban en Harvard y la intención de Eliot era hacer la vida más fácil a los profesores de esa universidad, garantizando que los alumnos que entrasen lo harían con una buena base. Hoy se enseñan más de 150 programas en Harvard pero en los institutos todavía no hay asignaturas de programación o ingeniería medioambiental. ¿Cómo se explica eso?

P. ¿Cree que habría que eliminar contenidos como el álgebra?

R. El álgebra es como una religión, todo el mundo cree que tiene beneficios pero no existe evidencia científica. No te podría decir la cantidad de personas que me han dicho que el álgebra enseña a pensar mejor, cuando no existe ninguna investigación que lo demuestre. Por eso digo que es como una religión; te dicen que Jesús visitó una montaña y, aunque no hay evidencias, la gente lo cree. Una vez terminado el instituto, nadie recuerda esos temas porque son inútiles y el 99% de los adultos nunca los han utilizado. Muchos estudiantes se sienten idiotas por no entender ese tipo de contenidos, genera frustración, hace a la gente llorar e incluso abandonar la escuela.

P. ¿Qué contenidos cree que se deberían enseñar en la escuela?

R. Te tienen que enseñar cómo tener una vida mejor y ser más feliz. Sin embargo, el sistema te dicta erróneamente lo que debes saber. Por poner un ejemplo, estudiar El Quijote en el instituto es un error. No te ayuda ni un segundo en tu vida, más allá de poder mantener una conversación sobre Cervantes. Es un sistema pensado para los intelectuales, pero hoy hacen falta otras competencias, como saber programar o conseguir un trabajo. Es importante ayudar a los niños a descubrir lo que más les gusta y para ello hay que ofrecerles programas abiertos y dejarles que decidan. Si un estudiante quiere ser médico, con programas de realidad virtual se pueden simular operaciones con pacientes reales y así puede descubrir si realmente le apasiona.

P. ¿Cuál es el principal freno para la modernización de la escuela?

El 99% de los adultos no ha usado el álgebra para nada en su vida

R. Siempre digo que todos los problemas de la educación empiezan por p: políticos y padres. Una vez tuve una discusión con el ministro de Educación de Italia porque presumía de ser el único país de Europa que exigía saber latín. Yo le dije que ese era el motivo por el que estaban tan atrasados. Si hablamos de los padres, se echarían a la calle si les decimos que sus hijos ya no van a estudiar trigonometría. Evitan el cambio porque presumen que la escuela que tenemos es la correcta. Que me enseñen la evidencia de que ayuda al mejor desarrollo del cerebro.

P. Universidades como la de TexasRutgers o la de Mondragón en México ya están utilizando sus plataformas online de aprendizaje. ¿En qué se diferencian de la metodología tradicional?

R. Soy psicólogo y he estudiado el funcionamiento de la mente toda mi vida. Los humanos comunican mejor las historias reales, son las que recuerdan, por eso las clases magistrales no funcionan. En las conversaciones reales se toman turnos y cada uno de los participantes no suele hablar más de dos minutos. Eso explica por qué somos capaces de mantener la atención. He analizado cómo funciona el aprendizaje y la base es hacer preguntas, intentar hacer cosas, fallar, pedir ayuda e intentarlo otra vez. Es lo que llamamos learning by doing (aprender haciendo) y es lo que hace mi plataforma; simula experiencias que permiten a la gente practicar, identificar qué hacen mal y corregirlo. Nadie quiere ser enseñado. Los niños aprenden solos, simulan construir ciudades con bloques, imaginan cómo ser padres con muñecos y ocasionalmente piden ayuda. En nuestra plataforma se trabaja por proyectos en lo que llamamos Story Centered Curriculum -programa basado en historias-. Tenemos ya uno de análisis de datos y ahora estamos diseñando otro en ciberseguridad.

P. Critica la fórmula de las universidades y sin embargo trabaja con ellas.

R. Tengo que confesarte que ya no queremos seguir trabajando con universidades porque no quieren romper con lo establecido, quieren continuar con las clases magistrales y los exámenes. Ahora nos interesa más ofrecer los programas directamente a grandes empresas que quieren enseñar a sus empleados a hacer bien su trabajo y ponerse al día con nuevas técnicas de análisis de datos. Esta es mi forma de ganarme la vida, pero mi interés real es destruir el sistema educativo.

P. ¿Cómo casa su forma de pensar con la cantidad de años que dedicó a docencia en universidades de élite como Yale?

R. Cuando llegué a Yale, pensaba que era uno de los mejores lugares del mundo para trabajar. Con los años, renuncié como profesor porque me di cuenta de que estábamos generando un perjuicio intentando ir de algo que no éramos. Un docente de Yale es sobre todo un investigador que publica en revistas científicas y da charlas. Su misión es hacer de los estudiantes futuros investigadores y si ellos no quieren serlo, se equivocaron de universidad. Ellos no saben que están en la mejor escuela, pero de investigación.

El sistema educativo en Estados Unidos se ha arruinado por universidades como Harvard, que recomienda ser muy bueno en materias como álgebra o trigonometría para sus pruebas de admisión, basándose en el programa de 1892. Los institutos mantienen ese programa para intentar generar potenciales alumnos para Harvard. Es una fórmula que hace mucho más fácil cribar entre 30.000 solicitudes anuales, pero está desfasada.

P. ¿Qué le recomendaría a un chaval de 18 años?

R. Que se tome unos años antes de la universidad para descubrir todo lo que no le ha permitido el sistema educativo, para que entienda quién es y qué le gusta. Cuando llegan con 23 o 24 años son mejores estudiantes porque saben por qué están ahí. Mientras tanto, cualquier opción es buena: voluntariados en otro país, trabajo o prácticas. En mi país hablamos de sexo, drogas y rock & roll, eso es lo que les toca a esa edad. ¿Alguien cree que tiene sentido pagar 50.000 dólares de matrícula para hacer eso?

Fuente de la noticia: https://elpais.com/economia/2016/07/26/actualidad/1469530199_692638.html

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Ninguno de los candidatos entiende de educación: Gilberto Guevara

México / 24 de junio de 2018 / Autor: Bertha Becerra / Fuente: El Sol de Puebla

En México, la educación nunca ha sido un tema importante. Ha habido un debate educativo muy pobre, asegura

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