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Argentina: Marcha federal educativa y 40 días de paro docente en Neuquén (Audio)

Argentina / 27 de mayo de 2018 / Autor: Mar en Coche

Docentes de todo el país comenzaron la Marcha Federal Educativa que culminará el miércoles en una concentración en Plaza de Mayo en el marco del paro nacional. Entre las principales consignas, los y las educadoras rechazan el techo salarial del 15% y exigen la restitución de la paritaria nacional.

Una de las provincias que mantiene un fuerte conflicto docente es Neuquén. Marcelo Guagliardo, secretario general de la Asociación de Trabajadores de la Educación del Neuquén (ATEN), explica por qué llevan 40 días de paro: “Nuestra situación de conflicto está relacionada con el impacto que tienen las provincias por la firma del Pacto Fiscal, que las provincias aceptaron firmar y que las ha condicionado para discutir; los fondos provinciales están, lo que hay es un condicionamiento político”.

 

 

Fuente de la Entrevista:

MARCHA FEDERAL EDUCATIVA Y 40 DÍAS DE PARO DOCENTE EN NEUQUÉN

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Marta Medina: “La educación inclusiva aporta más a la persona sin discapacidad que a quienes la tienen”

Por Daniel Sánchez Caballero 

Marta Medina tiene algunas cosas claras. Es necesaria más formación docente sobre inclusión para que el profesorado le pierda el miedo a la inclusión. También falta decisión política para abordar la escuela inclusiva.

Doctora en Pedagogía por la Universidad de Jaén, Marta Medina acaba de ver reconocido su trabajo “La educación inclusiva como mecanismo de garantía de igualdad de oportunidades y no discriminación de las personas con discapacidad. Una propuesta de estrategias pedagógicas inclusivas” con el VI Premio CERMI Derechos Humanos y Discapacidad. A sus investigaciones, esta doctora añade el trabajo diario “en el tránsito de estudiantes con discapacidad desde el Bachillerato o la FP hasta la universidad”, donde, asegura, hay “un gran vacío” en este momento. Medina cree que la sociedad española mejora en su aproximación a la diversidad y la inclusión, pero que aún falta camino por recorrer, en lo social y también específicamente en lo educativo, especialmente en la formación de los maestros.

¿Qué es para usted la educación inclusiva?

Para mí es el derecho a la educación de todas las personas. Va más allá de un derecho, es un proceso pedagógico y ético. Una persona que se dedica al mundo educativo está de algún modo obligado a creer en la educación inclusiva, porque no se educa para unos pocos, se educa para todos. El objetivo de la educación inclusiva es generar una estructura social justa, y esto significa ofrecer a todas las personas, con sus necesidades y características, un tratamiento educativo equitativo.

¿Cuáles son los principales problemas que existen a la hora de hacer efectiva la inclusión educativa?

Los principales problemas que he rescatado: la LOMCE en sí misma constituye un obstáculo para conseguir la educación inclusiva, porque se promulga sin contemplar las medidas que contempla la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad de la ONU, de 2006, y de obligado cumplimiento. El contenido de la ley no se ajusta e, incluso, va en contra a veces, no garantiza el derecho a la educación inclusiva. La ley habla de “mejora” de la calidad educativa, pero habla de resultados, categorización, medir.

Otro de los problemas es una especie de incoherencia entre las medidas para atender a la diversidad y lo que supone la inclusión. Por ejemplo, la evaluación psicopedagógica está desnaturalizada. Tuvo una razón de ser muy buena y loable -garantizar la equidad-, pero luego dista mucho de eso.

La escolarización: tener dos sistemas paralelos (centro ordinario y especial) contraviene también la convención.
Podríamos hablar también de la escasa formación del profesorado. Muchas veces el desconocimiento o desinformación hace que tengan prejuicios sobre las personas con discapacidad en torno al modelo de inclusión y hay que dar herramientas al docente.

Falta una definición que establezca una línea de actuación clara sobre qué es la educación inclusiva. Existe mucha literatura, autores que van por una línea, otros por otra, hay una amalgama de definiciones, teorías, supuestos, hay quien habla de que ni siquiera haya que definirla y eso hace que llevemos a la prácticas actuaciones erróneas o contradictorias a la educación inclusiva. También creo que a la Pedagogía le falta Derecho, conocer la norma, hasta qué punto estamos obligados; estamos vulnerando derechos. A la Pedagogía le falta conocer más del Derecho y al Derecho más de la Pedagogía a la hora de legislar. Creemos que es importante más unión entre ambas ramas.

Si su trabajo es con jóvenes con discapacidad en el tránsito a la Universidad, no debe trabajar con muchos jóvenes. Ahí justo (o incluso antes, en el Bachillerato) es donde está el cuello de botella educativa de este sector.

Son pocos. La criba está sobre todo en la ESO. Intentamos rescatar a esos pocos que llegan a Bachillerato y acompañarlos a la universidad. Trabajamos desde la información y los recursos que tiene la Universidad hasta eliminar miedos sobre una institución tan elevada, porque muchos jóvenes piensan que si el instituto ha sido complicado, la universidad será más. Es cierto que trabajamos con pocos, pero también es cierto que a esos pocos los animamos, les damos la información y el apoyo para que lleguen a la universidad. Cada año son más, afortunadamente. La mayoría de los estudiantes con discapacidad en Bachillerato deciden continuar su formación académica en la universidad a distancia, porque piensan que la universidad presencial no va a tener los apoyos y recursos que necesitan.

“Piensan que no tienen apoyos”. ¿Los tienen, realmente?

Es un prejuicio. Si piensan que pelear por más tiempo en un examen en el instituto es complicado, ¿quién le garantiza que les hagan las adaptaciones en la universidad? Es un prejuicio, porque la universidad cada vez más se configura como un entorno educativo inclusivo, se están poniendo las pilas para atender a la diversidad. Eso hacemos en este programa que coordino, explicarles que la universidad garantiza los apoyos y les va a dar las medidas acorde a sus necesidades, aunque aún queda mucho que hacer.

Dice un estudio suyo que la mitad de los profesores (50%) se muestra “indiferente” ante la atención a la diversidad y que uno de cada seis (16%) está en desacuerdo. Parece complicado incluir con estos mimbres.

Es real, pero creo que ocurre porque el profesorado está desboradado con la formación, con los cursos. Aprender sobre inclusión es añadir más cosas, quitarles más tiempo. Creo que lo que hay que hacer es darle herramientas al profesorado y hacerle ver que no es tan difícil, que es sencillo y que es poner en práctica una pedagogía para todos. No es un trabajo que vas a rentabilizar con unos pocos, le viene bien a todos. Hay que hacerle llegar al profesorado que la inclusión es un plus a su formación y que le va a venir bien. Ahí cambiaría esa imagen de indiferencia. Presentarles el contenido de forma atractiva es clave, que vean la utilidad, lo práctico. Y argumentar con las leyes, es un derecho reconocido en la legislación, en la Convención. Hay que ponerla en marcha, creamos o no hay que trabajar en esta línea. Más allá de cualquier cosa es un imperativo legal.

Pero si el que tiene que hacer algo no cree en ello…

Es complicado, uno de las grandes problemas es la actitud del profesorado. Pero con cariño, presentando las cosas de forma sencilla, sin imponer o desboradar. Hay que hacerles ver que estamos obligados por la normativa, igual que están obligados a otras cosas.

Formación del profesorado. Dice que “llama la atención el desconocimiento y confusión en materia de discapacidad”. Suena como un problema grande.

Desconozco un poco en las enseñanzas medias si las administraciones ofrecen planes para trabajar. Creo que se propone formación relacionada con metodologías que va relacionada con la inclusión. En la universidad, cada vez más, el profesorado está más interesado en formarse en estos temas, quieren saber cómo atender a la diversidad, cómo atender a un chico con asperger o la accesibilidad de un chico con poca visión. En la universidad cada vez más se demanda la formación en atención a la diversidad.

Habría que darle una vuelta a los planes de formación inicial, renovar algunos conceptos. Falta. En la formación inicial sería fundamental incidir en estos temas, creo que existen algunas carencias, sobre todo cuando hablamos de los másteres de formación secundaria; hay que enseñarle al especialista en biología o matemáticas, hay que darle las herramientas para que sepan trabajar en un grupo de clase diverso y atender a cada estudiante. La formación debe ir desde la inicial a la continua y la permanente. Aún es poco lo que se está trabajando en esta materia. Hay una iniciativa de la CRUE y Fundación ONCE para implantar en los grados temas de discapacidad, diseño curricular para todas las personas. Trabajan para que en todos los grados hablen de discapacidad y un arquitecto o un farmacéutico sepa trabajar en esto.

En los últimos meses han salido varias sentencias condenando a las administraciones por derivar a alumnos con necesidades educativas especiales a centros de educación especial… ¿Está cambiando algo?

Creo que las personas con discapacidad y sus familias, el movimiento social alrededor, ha cambiado mucho, y eso hace que la gente cada vez más reivindique sus derechos. No sé si ahora ocurre más que antes, pero sí es cierto que ahora se habla de ello porque el movimiento asociativo cada vez es más beligerante y lucha más por ver reconocidos sus derechos. Creo que se ayuda mucho haciendo público este tipo de sentencias, ayuda mucho a conseguir el modelo de educación inclusiva.

¿Está la sociedad preparada para la inclusión?

Creo que por eso hay que trabajar desde la base, desde la educación. Es la pescadilla que muerde la cola. Para que la sociedad está preparada necesitamos formar personas que normalicen, que entiendan la diferencia, la diversidad, y las necesidades de las personas como una riqueza, como lo normal que es. Ese es el objetivo de la educación, ahí hay que poner el punto de mira. Estamos obligados a conseguir sociedades más justas. El desconocimiento hace que las personas tengan prejuicios y crean que un chico, por ejemplo, con asperger, ralentiza el crecimiento de sus hijos. Para que la sociedad esté preparada tienen que estar en la misma aula. Quizá ahora mismo la sociedad no esté preparada, pero por eso hay que preparar a las sociedades futuras, para conseguir un modelo social de derechos humanos.

¿Se cumple en España la Convención Internacional sobre los derechos de personas con discapacidad?

Se debería cumplir más. A pesar de que forma parte del ordenamiento jurídico español, todavía queda un poco.

¿A qué lo achaca?

Creo que es una cuestión de desconocimiento. También es verdad que somos un país que legisla mucho y si a las órdenes, decretos, reales decretos, le sumamos una norma internacional como la Convención, queda para lo último. Aunque sea un texto de cabecera para las personas con discapacidad o que trabajan con personas con discapacidad. Cualquiera que trabaje con chicos con discapacidad debería conocer la Convención. También por lo que traslada, habla de un modelo social, deja caer una concepción de las personas con discapacidad que deja muy atrás el modelo de asistencialismo, es un texto muy interesante de leer para quienes trabajamos con personas con discapacidad.

Las aulas específicas dentro de centros ordinarios, ¿son inclusión u otra forma de exclusión?

Es un camino hacia la inclusión. Me resulta insuficiente. Es un gran paso, pero desearía que se diese un paso más.

¿Y los centros de educación especial?

Eso me parece un retroceso. Esos centros deben utilizarse como centros de recursos. Los profesionales que allí trabajan saben mucho de atención a personas con discapacidad, pero creo que los chicos con y sin discapacidad tienen derecho a educarse y convivir en un entorno único. Si no conviven, si el chico sin discapacidad no sabe que existen chicos con otras necesidades, estamos muy lejos de conseguir el modelo social al que aspiramos. La educación tiene un papel importantísimo en conseguir este modelo. Esa es la magia de la educación inclusiva, aporta más a los chicos sin discapacidad que a los que la tienen. Si conviven con la diferencia no van a tener prejuicios, no les va a parecer raro ver a alguien en silla de ruedas, no van a tener problemas en contratar a alguien ciego. La campaña de la Fundación ONCE “No seas mi límite” deja claro ese mensaje. La inclusión hace que no tengamos prejuicios. Los centros de educación especial no ayudan a los chicos con discapacidad, pero menos aún a construir una sociedad justa. Eso solo se va a conseguir desde la educación como agente principal de socialización, con lo que los chicos tienen que estar juntos.

¿Es posible la inclusión real en España con los medios que hay?

La educación inclusiva no necesita de más medios. Es ordenar lo que hay. Tenemos personal muy cualificado, tenemos el movimiento asociativo, el CERMI como comité representante con un equipo de personas muy formada que puede asesorar, están los centros de educación especial con recursos. Hay que organizarlo y tener voluntad política.

¿No hay?

Sería necesaria voluntad política. Con los medios que tenemos sí podríamos implementar un modelo de educación inclusivo. Más sería mejor, siempre. Pero con lo que tenemos podríamos implementarlo. Hace falta quererlo.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/05/21/la-educacion-inclusiva-aporta-mas-a-persona-sin-discapacidad-que-a-quienes-la-tienen/

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“El derecho a la educación no es simplemente el derecho a pasar o a sufrir 12 años de escolaridad”. Entrevista a Oscar Jara

Entrevista/24 Mayo 2018/Autor: Pablo Gutiérrez del Álamo/Fuente: El diario la Educación

La educación popular cada vez tienen más la vista puesta en la necesidad de la transformación social desde la formación. Mirada analítica, crítica que busca la mejora social.

Oscar Jara ha dedicado toda su vida docente dentro del campo de la educación popular, de la educación transformadora que está llamada a generar cambios en la sociedad para mejorarla. Durante lago más de una hora habla con emoción sobre la necesidad de una pedagogía más anclada en la realidad del alumnado, que lo que les rodea entre en el aula, para generar curiosidad, interés en investigar, para generar aprendizajes duraderos y formas de hacer a lo largo de la vida. Algo que también debe estar presente en el profesorado, siempre dispuesto a aprender con y de su alumnado, creativo y listo para cambiar sus métodos en función de las necesidades del momento.
Oscar Jara siempre tiene a Paulo Freire en la memoria. Sobre sus postulados comenzó a desarrollar su labor docente alfabetizando adultos en los 70. Hoy, entre otras cosas, preside el CEAAL, el Consejo de Educación Popular de América Latina. Aprovechamos su visita a nuestro país para hablar con él.

¿Qué es la educación popular?

La educación popular en América Latina es un fenómeno sociocultural que existe desde hace muchísimos años y que ha ido cambiando. Tenemos una educación popular, tras las colonias, cuando nacen las repúblicas. Se le llama popular a la instrucción pública. Luego, en el inicio del siglo XX con las experiencias de las universidades populares obreras aparece vinculada a procesos de movilización obrera: dirigida a una educación de clase.

En los años 60-70, con el aporte de Paulo Freire, surge la noción de una educación crítica. Habla de una educación liberadora en dos sentidos: de las cosas que nos atan de forma dominante y para liberar las potencialidades que tenemos. Surge una forma de entender el proceso educativo vinculado a procesos organizativos, con perspectiva transformadora y de liberación.

Durante mucho tiempo se pensaba que esta educación popular se hacía con personas adultas y de manera no formal. Pero a partir de este siglo, tiene la característica de ser problematizadora, crítica, liberadora y busca que las personas seamos protagonistas de los procesos de transformación en nuestra vida. No es una educación para adaptarnos al sistema, a la realidad, sino procesos educativos que desarrollan nuestra capacidad de cambio vinculada a cambios sociales, culturales, de mentalidad.

¿Un ejemplo?

Puedes hacer una educación que sea adaptativa a las condiciones vigentes, con contenidos preelaborados o generar capacidad de aprendizaje, de cuestionamiento, de análisis… en un proceso preescolar con niños y niñas que van trabajando su creatividad, su capacidad relacionarse, de vincularse con el medio, de preguntarse cosas… eso en primaria, secundaria o universidad, poniendo como eje la idea de generar cuestionamiento, pensamiento propio y acción colectiva.

Parece fácil, pero no debe serlo…

Supone muchas veces ir a contramano de un sistema educativo, donde el énfasis está en la enseñanza; en la educación popular el énfasis está en los aprendizajes. El rol del educador o educadora popular no es de transmisor de contenidos, sino de promotor de capacidades de aprendizaje. El educador desarrolla sus condiciones de ser aprendiz. Para dar procesos de aprendizaje tienes que estar abierto a descubrir cosas nuevas.

Va a implicar un proceso de aprendizaje individual y otro colectivo. Aprendemos personalmente, pero en un entorno en el que tenemos la capacidad de generar diálogo de saberes; es la intencionalidad transformadora, por eso la educación popular, como toda educación, es política, pero dirigida a procesos de transformación. También hay una educación que es política dirigida a que no transformes nada, que te adapte.

En España se habla de la necesidad de despolitizar la educación…

Es imposible despolitizar la educación. Ya decir eso es una afirmación política.¿Qué significa la política? Relaciones de poder. Y están presentes en todos los espacios de la vida.

Una educación en la que tienes que someterte a la lógica dominante, donde hay un valor uniforme que es el que se debe aplicar y en el que no se permite la diversidad… todo esos son elementos políticos en los cuales se genera una reproducción de la lógica de poder dominante. Si generas capacidad de cuestionar, de imaginar cosas distintas, generas una capacidad políticamente distinta.

Como educador, si me dicen que hay que despolitizar, no sabría qué hacer,. De hecho, si no hago nada, políticamente estoy dejando que las cosas sigan como están.

El mercado laboral exige una acreditación de los saberes aprendidos. No sé si hay encaje entre la educación popular y estas acreditaciones…

El tema de la acreditación y la relación con el mercado laboral es algo que hay que considerar. El problema está en que vivimos en una sociedad en la que se entiende por educación solamente la acción escolar. Esta está estratificada y dirigida a la formación mediante contenidos preestablecidos; se hace, muchas veces, de manera autoritaria, vertical, unidireccional en donde hay un saber constituido que se transmite y tiene que ser supervisado. Yo lo transmito, el educando lo recibe y debe dar cuenta de si lo aprendió, tal como se lo dijeron. Y ahí viene la acreditación.

El sistema de acreditación termina siendo un proceso de fiscalización sobre el conocimiento preestablecido, con lo que tiene muchos límites, además de que puede ser discriminatorio. Muchas veces los exámenes compulsivos, en vez de ser oportunidades de aprendizaje son creadores de traumas.

Yo no empiezo a interesarme por un tema, a profundizar, a buscar las posibilidades para relacionarlo con mi vida sino para tratar de contestar a las preguntas que me van a hacer y poder salir y luego decir: “Uf, pasé”. La cosa es poder salir de esa lógica, de competencia, donde supuestamente la matriz que nos domina señala que solo quienes cumplen con eso y acreditan son las que tendrán éxito en una sociedad.

En lugar de que sea un proceso de certificación de conocimiento, de saberes útiles, de capacidades de socialización, se convierte en un refuerzo de mi capacidad de dominio sobre una sociedad vertical y estratificada. El sistema de acreditación, en sí mismo, no es que sea negativo. Es la lógica global en la que está integrado.

¿Cómo debería ser en la educación popular?

Supondría pensarlo de otra manera. Pensar el trabajo, la formación laboral y colectiva de otra manera, y pensar en una sociedad que se desarrolla con otros parámetros. Hablamos de cosas que parecen inviables en esta sociedad… Pues eso… esta sociedad no es viable. Los inviables no somos nosotros, es este esquema.

Existen experiencias muy interesantes en donde las evaluaciones las hacemos colectivamente, donde hay otros criterios que no son solo los cognitivos… Y son sistemas en los que no está ausente la disciplina. Ni el respeto.

Muchas veces se ha confundido el respeto o la disciplina con autoritarismo. Puede haber una disciplina colectiva, democratizadora, autocrítica… y podemos tener espacios de socialización democráticos que nos permitan vivir relaciones de otro tipo. Por eso la importancia de un trabajo educativo democrático. Si nos formamos en la lógica de solidaridad, nos chocará mucho vivir en una sociedad en la que esto no ocurre.

Esto lo sufren los alumnos: les hablamos de democracia en un sistema escolar muy jerarquizado. En educación popular se habla de la relación casi de iguales profesor-alumno…

Tenemos que ser diferentes, por eso cuesta. Confundimos autoridad con punición y se piensa que el respeto es obedeciendo y es de un solo lado.

Si cualquier persona le preguntamos cuál es el profesor o la maestra que más le impactó seguramente vamos a encontrar como referencia a alguien que nos trató con mucho respecto, a quien nosotros respetamos y que nos ayudó a descubrir cosas. No tanto a alguien a quien tuvimos que obedecer.

Significa tener un estilo de relación horizontal. No sé si utilizaría que de pares, sí horizontal, donde esta persona educadora tenga disposición de aprendizaje, para aprender con, no solamente para dictar y transferir.

Paulo Freire habla de esto de una manera interesante. Le preguntaron qué le parecía aquello de que el educador no enseña. Freire dice que quien diga que el educador no enseña o es un mentiroso o es un demagogo. Porque el educador tiene una resposabilidad de enseñar, dice él. Pero enseña como parte de un acto mayor: el de aprender. Lo que yo enseño no es lo absoluto, sIno que es parte de un proceso, y por eso, yo como educador tengo que disponerme a aprender. Disponerme a investigar, a preparar, no solo lo que voy a decir, sino alguna pregunta que surja del alumnado y que me obligue a mí y a ellos a investigar. Y convertir una clase en una sesión de descubrimiento, donde yo mismo me coloco como aprendiz. Ahí me gusta la noción de ser desafiador o desafiadora.

¿Cómo debe hacer esa figura?

El primer desafío del educador cuando tiene un grupo de personas es saber qué cosas saben, qué quieren saber, qué les motiva, cómo viven, con qué se relacionan, qué imagen tienen de mí… y en el tiempo educativo en el que yo participo, qué desafío me plantea incorporar eso dentro de mi proceso de aprendizaje. Cada vez que voy al aula me tengo que preguntar qué ha pasado desde la anterior sesión. Cada persona tendrá y ahí está el arte de convertir eso en un hecho educativo. Tengo la responsabilidad de desafiarles con una pregunta, haciendo alguna propuesta de trabajo, buscar cosas que no han imaginado y que yo puedo contribuir.

Lanzo una pregunta para ver qué saben, y de la conversación salen temas que yo no sabía. ¿Qué hago? Ahí viene un desafío de creatividad que en última instancia es el arte de la educación. No solo hay una ciencia. También la posibilidad de convertir eso en algo nuevo.

Hay una responsabilidad que tiene el educador y la educadora que le hace ser distinta a la persona que asiste, el educando. Pero no es la responsabilidad de quien sabe todo y lo enseña, si no la de quien sabe algo y también quiere saber lo que saben los demás.

En ese proceso tenemos que ser horizontales. De ahí viene la idea de la innovación pedagógica, de tener esa creatividad para dejar de lado las cosas que tenía pensadas, para adecuarme al proceso. En la medida en que soy coherente con lo que quiero proponer como aprendizaje y donde siento el desafío, ahí tengo que innovar al punto que mis procedimientos preestablecidos los tengo que dejar de lado y me tengo que poner a investigar. Mi tarea se convierte en algo interesante en lugar de una cosa aburrida.

Habrá quien te diga que es muy estresante tener que repensar la profesión a cada momento…

Pero fíjate qué diferencia tener esta otra disposición, el desafío de la aventura, de creación de lo nuevo. Pero tenemos que prepararnos. El problema es que si nos han preparado para que nada más repitamos, sentimos esto como imposible, que nos estresan.

Imagínate qué distinto es para un educador decir,: “Bueno, hoy voy a enseñar estas cuatro cosas y aprendo, anoto lo que voy a decir…”; frente a: “Y sobre este tema, ¿qué aprendizaje podríamos generar? ¿O qué es lo que voy a aprender?”. Nos coloca en una actitud distinta. ¿cómo vincular esto con un currículo preestablecido? Ahí viene la segunda parte, el arte de la transformación. En última instancia, si tenemos una visión holística de la realidad, todos los temas están vinculados. Supongamos que hoy toca, no sé, los artrópodos… qué diferencia habría entre lo que me hizo a mí mi profesor de zoología de aprenderme las clasificaciones (que ni me acuerdo) a que yo empezara a llevar a clase mañana tal insecto y vamos a analizarlo: por qué se llama así y qué otros conocemos, cuáles hay en nuestra casa, cuáles hacen daño… todo tema es susceptible de ser vinculado con algo de la realidad.

Para la educación popular esto es clave, el anclaje con la realidad…

Como punto de partida y de llegada. Podemos tocar cualquier tema. Podríamos partir del botón de la camisa para hablar sobre su material, dónde se produce, por qué se usan y quién usa camisas y quién no, por qué las mujeres usan camisas con botones a la izquierda y los hombres a la derecha, por qué está producido con un hilado, quién inventó los hilos y el algodón, dónde se produce el algodón y cuánto cuesta… podríamos empezar del botón de la camisa e ir hasta la física cuántica, no sé… (risas)…

Una cosa es tener un currículo preestablecido totalmente estructurado y otra, tener elementos que podemos articular, dependiendo del nivel de curiosidad, del grado de aprendizaje del educando… y de sus condiciones. Porque una cosa es que yo tenga 8 años y sea hombre a que sea mujer, a que tenga 45 y sea trabajadora doméstica o sea una persona que está siguiendo un máster porque quiere hacer una especialización. De repente el tema podría ser el mismo, pero la manera de crearlo y trabajarlo podría ser muy diferente.

Destrozar el paquete, convertir los elementos estructurados en oportunidades de búsqueda de aprendizaje, de investigación, de curiosidad, de desarrollo de capacidad cognitiva, de preguntarse cosas…

Vivimos en estos años entre enseñar competencias básicas y las evaluaciones estandarizadas que reducen mucho qué y cómo se enseña…

Hay un problema de incoherencia. Generar la idea de aprendizaje de capacidades a lo largo de la vida es buenísimo como aspiración. Ahora, ¿cuál es la coherencia en un proceso político pedagógico concreto? ¿De qué manera desarrollamos esas capacidades de aprendizaje?

Hay que mirar más allá del sistema educativo. Tradicionalmente se piensa que lo que aprendemos en la escuela es fundamental, nos crea la identidad, es donde aprendemos el saber; pero la escuela debería ser de ventanas y puertas abiertas, de manera que todo lo que ocurre a fuera estuviera dentro.

Ahora, buscar la coherencia político pedagógica supone buscar los dispositivos que permitan una pedagogía de la pregunta, de la curiosidad, de la sensibilidad colectiva… y, por lo tanto, tener esos dispositivos pero sabiendo que pueden ser modificados, recreados, de manera que debe haber un margen de creatividad mayor.

No vivimos en un espacio de anarquía absoluta, existe un sistema educativo, no es malo que la mayoría de la gente asista a la escuela. El tema es cómo salimos de él. El derecho a la educación no es simplemente el derecho a pasar o a sufrir 12 años de escolaridad. Supone que yo sea mejor persona por haber pasado por él.

Pero tenemos una sociedad que no nos ayuda a apreneder, que no nos estimula, si no a repetir y a hacer cosas para aislarnos de las personas o para ir por encima de los demás. .

A veces pienso queuna escuela trabsformadora debería dedicar tanto tiempo a la educación de los padres de familias que a la de los chavales…

Pensaba justo en las familias, que a veces son las más reticentes y que presionan más a los docentes para que la educación sea lo más homogénea posible…

Por qué no discutir eso con los padres de familia, qué esperamos. Hay mucho que cambiar. En América Latina hemos hablado mucho sobre la importancia del cambio social; estos no son tan fáciles ni rápidos. El cambio social político, social, cultural, la construcción de una nueva hegemonía supone procesos de aprendizaje históricos más largos que momentos de cambio de gobierno, o de revolución. Esto puede hacernos pensar en dejar las cosas como están. El día que hagamos eso será el día que le demos el triunfo a la ideología dominante, que quiere que nos conformemos y resignemos, y que seamos uno más de ese rebaño.

¿Es más difícil? Lo es. Hay que romper cercas, frenos que tenemos por todos lados, sí, efectivamente, pero digamos que es la apuesta de vida por la cual tiene sentido trabajar en educación, y le da dignidad, sentido, valor a cualquier cosa que hagamos, mucho más que el número de personas graduadas.

¿Cuál es el encaje de la educación popular en un sistema educativo convencional?

Pienso que van a ser procesos que no se van a cerrar. Supondría tener centros educativos en los que la relación administración-profes, profes-profes, profes-alumnos, alumnos-administración vayan geenerando otro tipo de relación. Creo que es posible y exixte.

Segundo: la formación del profesorado no ser vista como algo hecho, sino algo que estamos permanentemente haciendo. Hay que sistematizar las experiencias. No podría dar una respuesta absoluta, pero sí podría decir que en la medida que esas experiencias, a través de narrativas docentes o sistematizaciones involucren gente se podrá ir creando sistemas educativo más adaptados.

Tercero, está el análisis de experiencias de otros países. En costa rica no vamos a hacer lo que hacen en Finlandia, pero podríamos aprender así como que de repente Finlandia podría aprender cosas que hacemos en Costa Rica. El tema es cómo generar procesos de interaprendizaje que nos permitan renovar nuestras teorías pedagógicas y mejorar nuestras capacidades.

Supone una transformación del sistema educativo, empezando a trabajar no por series de grados sino por currículos abiertos, intertemáticos…

Siempre Paulo Freire es una inspiración… Decía que cada vez que sobre una situación concreta logramos crear un contexto teórico, estamos haciendo escuela en su sentido radical. En la medida en que podamos desarrollar una capacidad reflexiva que nos permita descubrir los sentidos y las interrelaciones de ese contexto y sus vínculos, estaremos ante la posibilidad de generar capacidades de aprendizaje racional, emocional, físico, corporal, artístico, imaginativo.

Tú empezaste alfabetizando mujeres en Perú y en el gobierno sandinista de Nicaragua, ¿Está mejor la situación educativa en América Latina?

Yo creo que hay más oportunidades que hace 30 años. Estoy pensando en educación popular. Hay cuestionamientos que están más presentes en las adminsitraciones. Pero también hay más resistencias. La lógica dominante trata de impedirlo. Estamos en un contexto de mucha más polarización, nos está quedando claro que las alternativas democráticas solo pueden ser posibles desde procesos de cambio. Las clases dominantes en América Latina son cada vez más profundamente antidemocráticas y que bajo formas de dictaduras de hace años, ahora en formas veladas de golpes suaves, bajo apariencia de legalidad democrática se viven relaciones mucho más antidemocráticas. Copiamos los moldes que nos vienen de Europa o EEUU sobre lo que debe ser la formación, la educación. Eso influye en el profesorado. Es un espacio en disputa. ¿Nos vamos a adaptar a eso o vamos a tener capacidad de inspirarnos mutuamente generando un movimiento que gane mayor convencimiento por parte de la gente? Yo estoy más por la segunda.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/05/24/el-derecho-a-la-educacion-no-es-simplemente-el-derecho-a-pasar-o-a-sufrir-12-anos-de-escolaridad/

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“Los alumnos que no compiten tienen una mejor salud mental”. Entrevista a David Johnson

Europa/España/24 Mayo 2018/Autor: Fuente externa: Fuente: Elige educar

El pionero del aprendizaje cooperativo David Johnson cuenta en esta entrevista las razones por las que todas las escuelas deberían implantar esta estrategia.

En los años 60 David Johnson (Indiana, 1940) y su hermano Roger comenzaron una cruzada contra el aprendizaje competitivo e individualista que imperaba en las escuelas de Estados Unidos. Su objetivo era dar la vuelta a la creencia de que solo los más aptos sobreviven y demostrar que el aprendizaje cooperativo era la clave para encajar en la sociedad, encontrar un empleo en el futuro y saber sobreponerse a la ansiedad. Fundaron el Centro de Aprendizaje Cooperativo de la Universidad de Minnesota y desde entonces han publicado más de 100 investigaciones y han formado a más de un millón de profesores de diferentes partes del mundo. Hoy tienen centros formativos en Shanghái, Japón, Noruega o España, donde se enseña una metodología desarrollada por ellos y construida sobre cinco pilares.

Considerados los padres del aprendizaje cooperativo, los hermanos Johnson fueron los primeros en recopilar y contrastar más de 550 estudios publicados sobre el tema desde 1898 para elaborar después sus propias investigaciones, un trabajo por el que han recibido más de una decena de premios, entre ellos el Brock International Prize for Education en 2007, concedido por la Universidad de Oklahoma.

David Johson, profesor de Psicología Educacional en la Universidad de Minnesota, contestó a las preguntas de este diario en el I Congreso de Innovación Educativa celebrado hace dos semanas en Zaragoza y organizado por el Gobierno de Aragón, un foro de dos días al que acudieron 1.400 profesores para intercambiar experiencias sobre las últimas metodologías en el aula.

Pregunta. ¿Qué es el aprendizaje cooperativo y por qué se debería usar en las escuelas?

Respuesta. Mucha gente tiene una idea equivocada. Juntar a personas en la misma habitación, sentarlas en círculo y decirles que son un grupo no quiere decir que vayan a cooperar de forma efectiva. Es necesario que se den cinco elementos esenciales que son los que integran nuestra metodología. El más importante es la interdependencia positiva, que implica que todos los integrantes del grupo perciban que el éxito individual no se dará si no triunfan todos. Si uno falla, todos pierden. La clave es entender que los esfuerzos individuales no serán en beneficio propio, sino del grupo. Este método de trabajo consigue que las personas se preocupen por el éxito de los demás, un elemento básico para la convivencia. Si las escuelas promueven la cultura de ser el número uno, a la vez están animando a esos mismos alumnos a desalentar y obstruir los esfuerzos de los otros. En las competiciones solo ganan unos pocos.

P. Sus estudios han demostrado que la competitividad entre alumnos no mejora los resultados académicos. ¿Por qué sigue instalado ese sistema en las escuelas?

R. A mediados de los sesenta cuando Roger y yo comenzamos a interesarnos por el tema, la competitividad y el individualismo dominaban los sistemas de enseñanza en primaria, secundaria y en la Universidad. Era el llamado darwinismo social, que consiste en aplicar la teoría de la evolución de Darwin al campo educativo: los estudiantes tienen que aprender a sobrevivir en un mundo en el que unos se comen a otros y solo los más aptos sobreviven. En ese momento, el aprendizaje cooperativo era relativamente desconocido e ignorado por los educadores. Afortunadamente, hoy es una de las metodologías escogidas en todos los niveles educativos. Es muy raro encontrar a un profesor que no conozca este tipo de aprendizaje.

P. ¿Cuál es el principal problema que se da en las aulas?

R. Se ignora completamente la interacción entre los estudiantes. Los programas de formación del profesorado destinan la mayor parte del tiempo a enseñar a los docentes a lidiar con los alumnos y les muestran cómo deben reaccionar a los materiales de clase. Sin embargo, la interacción entre los alumnos es esencial y dice mucho de cómo aprenderán o de cuánta autoestima serán capaces de adquirir. No tiene sentido que los estudiantes compitan entre ellos para ver quién saca un sobresaliente y se sitúa por encima de los demás. Ese modelo ha caducado y hasta las empresas tecnológicas como IBM contratan a los que saben trabajar en grupo. A principios de los 2000 una investigación de una consultora señaló que el principal motivo por el que los estadounidenses dejan su trabajo es la falta de habilidades sociales de su jefe. El individualismo ya no vale.

P. ¿Por qué se les considera los padres del aprendizaje cooperativo? ¿Qué han aportado que no hicieran las investigaciones previas?

R. Se nos puede considerar los pioneros del aprendizaje cooperativo de la edad moderna, pero antes de nosotros hubo decenas de autores. El filósofo romano Séneca abogaba por este tipo de aprendizaje con afirmaciones como Qui docet discet, que quiere decir que el que enseña aprende dos veces. En el movimiento por la escuela pública de los Estados Unidos de comienzos del siglo XIX también hubo una fuerte defensa de esta corriente. No es algo nuevo. El hecho de enfrentarse a puntos de vista opuestos genera incertidumbre y conduce a la persona a buscar más información  para conseguir una conclusión más refinada y razonada. Además, nuestros estudios demuestran que el alumno debe reestructurar la información para retenerla en la memoria y una forma de lograrlo es explicar algo en voz alta a un tercero.

P. De sus estudios se desprende que el aprendizaje cooperativo exige más esfuerzo y pese a ello resulta más atractivo para los estudiantes.

R. Los beneficios se pueden dividir en tres grandes grupos: un mayor esfuerzo para el logro, una mejora de las relaciones interpersonales y también de la salud psicológica. El cooperativo es más complejo que el individualista porque el alumno tiene que conectar al mismo tiempo con la tarea que debe realizar y con el grupo. Los miembros del equipo tienen que aprender a liderar, a decantarse por un punto de vista, a comunicar o a manejar los conflictos. Nuestras investigaciones demuestran que trabajan más duro cuando lo hacen en grupo que en solitario. Aumenta la retención de información, tienen mayor capacidad para desarrollar argumentos, mayor motivación para seguir aprendiendo después de clase y mejores estrategias para la resolución de problemas.

P. Parece que los estudiantes que cooperan saben manejar mejor su carácter y tienen mayor resistencia a la ansiedad. ¿Por qué?

R. Cada vez que dos estudiantes trabajan juntos, la relación cambia: se entienden mejor, se aceptan y se apoyan mutuamente tanto en lo académico como en lo personal. Cuando no compiten, mejora su salud mental; ganan autoestima y mejora su habilidad para lidiar con el estrés. El grado de vinculación emocional entre los estudiantes tiene un profundo efecto en su comportamiento en el aula. Cuanto más positiva es esa relación, menores son las tasas de absentismo y de abandono. El sentimiento de responsabilidad sobre el grupo incentiva las ganas de emprender proyectos de mayor dificultad y mejora la motivación y la persistencia para alcanzar una meta conjunta. El grupo se siente unido frente a ataques externos o críticas y crece el compromiso por el crecimiento personal y académico del resto de miembros del equipo. Los niños que requieren tratamiento psicológico suelen tener menos amigos y sus amistades son menos estables a largo plazo. La esencia de la salud psicológica es la habilidad de construir, mantener y modificar las relaciones con los demás para conseguir determinados objetivos. Los que no son capaces de gestionarlo suelen presentar mayores niveles de ansiedad, depresión, frustración y sentimientos de soledad. Son menos productivos y más inefectivos en combatir la adversidad.

Imagen: El país

Fuente: http://www.eligeeducar.cl/los-alumnos-no-compiten-tienen-una-mejor-salud-mental

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“Las adolescencias cambian constantemente con una única constante: adultos desconcertados”. Entrevista a Jaume Funes

Europa/España/24 Mayo 2018/Autora: Sandra Vicente/Fuente: El diario la educación

El educador Jaume Funes, autor del libro ‘Quiéreme cuando menos lo merezca… por que es cuando más lo necesito’, aborda la adolescencia desde una premisa simple: «para ayudarles a construirse, tienes que estar a su lado cuando descubran «, afirmación aplicable a tabúes como el sexo, las drogas o, incluso, el adoctrinamiento.

El psicólogo, educador y periodista Jaume Funes ha dedicado buena parte de su vida a trabajar con adolescentes. Comenzó en 1973, cuando “la adolescencia todavía no existía y le llamábamos pubertad”, recuerda. Su experiencia en una etapa compleja de la vida -tanto, que a veces asegura que preferiría ser “especialista en pequeña infancia” -le ha llevado a agotar en menos de 10 días la primera edición de su libro Quiéreme cuando menos lo merezca … porque es cuando más lo necesito.

Y es que hablar de adolescencia es hablar de la infancia pero también de la edad adulta. De contradicciones y de descubrimientos, de rebeldía y del amor. Así, hablamos de sexo y drogas, de nuevas tecnologías, influencers e, incluso, de adoctrinamiento, en la misma conversación. Todo ello, con un único hilo conductor: la adolescencia.

Es hablar de adolescencia y mucha gente se estresa: ¿por qué es una etapa tan convulsa, tanto para los propios jóvenes, como para los adultos que les rodean?

Hace más de cuarenta años que trabajo esta etapa vital: empecé en el año 73 del siglo pasado. He visto muchas adolescencias, incluso cuando éstas no existían como concepto universal, hasta las adolescencias online que tenemos hoy. En estos años ha habido muchos cambios sociales pero siempre se ha mantenido una constante: adultos desconcertados. La primera reacción siempre es convertir el cambio en problema y tendemos a construir el control. Pero no se puede intentar poner barreras ni leyes a lo que es incontrolable.

Mi batalla como profesional siempre ha sido intentar que los adultos aprendan a mirar a los adolescentes. No puedo decir que no generen problemas: yo mismo he vivido intensamente la época de la heroína y muchos de los chavales con los que he trabajado ahora están muertos. Pero no aportamos nada si enfocamos esta etapa vital desde el conflicto: debemos aprender a ayudar a unas personas que piden ayuda, pero no de la manera que nosotros quisiéramos o entenderíamos. No son drogatas ni delincuentes; antes que nada son adolescentes que se complican, o no, la vida de una determinada manera y que nos la complican, o no, a nosotros.

Habla de una época en la que no existía la adolescencia como concepto universal, pero jóvenes en transición los ha habido siempre

Cualquier profesional de la educación y la salud ha estudiado la pubertad y el cambio biológico y fisiológico que de ella se deriva. Pero no es sólo físico, sino que está tremendamente relacionado con las condiciones sociales. La manera cómo vivimos la primera menstruación o el despertar sexual tiene que ver con el contexto. Piensa en estos cambios en los años sesenta y setenta, cuando muchos chicos no tenían tiempo de observar y reflexionar, sino que debían ocuparse de la casa, ponerse a trabajar … La contemplación de estos cambios y , con ellos, la posibilidad de vivir la adolescencia, sólo era posible para los jóvenes con dinero y recursos.

¿La adolescencia no puede ser sin ocio?

Es una etapa que va ligada al tiempo para ser adolescente, un tiempo no dedicado a ser un sujeto productivo explotado por el trabajo. Además, también se caracteriza por unas dosis mínimas de consumo porque, aparte de contemplar la adolescencia, también debes consumir como tal. La lógica psicológica de la adolescencia pasa por sentirse diferente, no querer ser un niño ni tampoco un adulto, y uno de los mecanismos para salir de estas incertidumbres es identificar a los que son como tú y compartir esa vivencia en comunidad.

Esta conformación de grupo se basa en comuniones de estilo de vida que van desde las tribus urbanas a los lenguajes, pasando por las maneras de vestir o la música. Las construcciones sociales se hacen a través del ocio, que no debemos confundir con tiempo de diversión: son espacios que no están destinados al trabajo. Y es que buena parte de los mecanismos que los adultos interpretamos como diversión, son simplemente cuestiones de relación. Uno de los más tópicos es el botellón: los adolescentes no se juntan para beber, sino para relacionarse en un espacio en el que no hay adultos.

Siempre que abordamos esta práctica desde la perspectiva del alcohol olvidamos que es un mecanismo de relación. Así como el consumo no es lo más importante de estos encuentros, tampoco debemos olvidar que nos encontramos en una sociedad, precisamente, de consumo que aspira a fidelizar adolescentes. Al igual que los partidos políticos y las iglesias, el capitalismo intenta que los jóvenes comulguen con su manera de consumir y entender el mundo. Porque el consumo relacionado a determinados estilos de vida que se hacen fuertes a partir de la adolescencia luego se hacen muy difíciles de cambiar. Tu consumo acaba definiéndote así que, de alguna manera, los adolescentes acaban siendo las grandes víctimas del mercado.

¿Los adultos tendemos a magnificar los conflictos resultantes de la adolescencia?

A veces me veo como un digestólogo, que ayuda a digerir adolescencias difíciles a familias desconcertadas. Es vivir con una persona que te cuestiona continuamente, pero es que los adultos tampoco asumimos que la mayor parte de nuestras certezas son incertidumbres con seguridades artificiales. Y en el fondo nos consolamos pensando que quien nos está cuestionando es una criatura que no sabe lo que dice que sabe y que se la pegará seguro.

Pero asumir esto no significa dejar de estar a su lado. Al contrario, quiere decir estar dispuesto a enseñar a una persona que dice que lo sabe todo -y que nunca reconocerá que no sabe algo- y conseguir que aprenda -aunque no lo reconozca- para que cuando aprenda nunca te den las gracias. La función del adulto debe estar detrás de las bambalinas: debe ser quien le ayude a construir preguntas para buscar las respuestas. Pero quien quiera dirigir la vida de un adolescente deberá asumir demasiados conflictos.

Jaume Funes | Sandra Vicente

Esta actitud requiere paciencia que, en su defecto, se sustituye por autoridad. ¿Qué piensa de la autoridad?

Quienes educan de manera sensata olvidan el poder o la autoridad, que sería el equivalente al “te aguantas, la vida es dura”, “mientras vivas en mi casa mando yo”, etcétera. El poder no es una herramienta, es un desastre: debemos asumir que nosotros y nuestros conocimientos, valores y criterios, dejan de ser un referente cuando los niños tienen 10 años. A partir de entonces, usar la autoridad significa imponer, adoctrinar.

Más allá de las manipulaciones que pueda haber de las informaciones, debemos saber que todos los poderes aspiran a adoctrinar a las nuevas generaciones para que piensen de una determinada manera. No deben cerrarse la puerta a estas informaciones, al contrario, lo que tenemos que hacer es incentivar que las escuchen y guiarlos para que entiendan que ellos mismos han de discernir y descubrir su criterio. Es un proceso larguísimo que no se puede imponer.

Y esto ocurre en todos los ámbitos de la educación: tenemos un power point que deben aprender. Tú te lo empollas, yo te evalúo, tú lo olvidas, yo te doy un certificado y ya, partir de ahí, eres un buen ciudadano porque vas asumiendo una serie de conocimientos. Pero si queremos que se interroguen por lo que sucede a su alrededor, no podemos obligarlos a aprender lo que creemos que se debe aprender, sino que debemos cultivar sus propios intereses. Los adolescentes no son el proyecto de nadie.

¿Tendemos a infantilizar a los jóvenes cada vez que hablamos de adoctrinamiento?

Puedes montar un cirio hablando sobre que el día 1 de octubre pasaron un montón de bestialidades pero tienes ante ti personas a las que, si no has estado presente en su vida, si no te has preocupado de ellos y si no les hablas continuamente sobre lo que ocurre a su alrededor, ya les puedes meter el mitin que quieras, que será inútil. Sólo convencerás al convencido. Quienes hablan de adoctrinamiento están dando poder a un profe que, fíjate qué casualidad, hasta ayer era un inútil y hoy es un adoctrinador.

Los maestros deben respetar pero explicar la desigualdad social: que ha cerrado una fábrica echando a no sé cuántas personas, que los Mossos han ido a no sé dónde y han hecho no sé qué, que el banco ha desahuciado a una familia … con eso les dices a los chavales: vigilad, que hay algo que se llama intereses económicos que afectan diferente a todos. Quien explica esto de esta manera no adoctrina, sino que ayuda a leer la actualidad de manera crítica.

¿Hoy deberíamos hablar de los palestinos masacrados por Israel? Claro, y las escuelas que hablen de lo que pasa en la vida lo harán. Y seguro que saldrá un filo-israelí diciendo que se adoctrina en el antisemitismo. Pero el drama no es ese, el drama es que la mayoría de chavales pasen de escuchar cuando se habla sobre chicos de su edad que han sido asesinados. No debemos focalizar en si eres propalestino, proisraelí, independentista o unionista. Tienes que ser pro-pensamiento, porque las irracionalidades las encontramos partes.

Hablemos de los grandes tabúes de la adolescencia: por mucho que cambien los tiempos, el sexo y las drogas siguen estando ahí. Y continuamos afrontándolas mal. ¿Por qué?

El sexo siempre ha sido pecado mortal, enfocado desde la moralidad. Siempre he tenido que hacer educación sexual y, así como en los años 70 no podía hacerlo sin saber qué fotos de señoras del Interviú se pasaban bajo el pupitre, ni sin conocer los consultorios sentimentales del Pronto, hoy no puedes hacer educación sexual sin conocer las nuevas tecnologías ni la pornografía.

Estos elementos para descubrir y gestionar el despertar sexual siempre estarán y el papel de los adultos siempre debe ser el mismo: ayudar a construir una sexualidad feliz, atractiva y equilibrada para que durante el resto de su vida una fuente significativa de placer y felicidad venga de la sexualidad. Pero para que con cincuenta años todavía disfruten follando, abrazándose y acariciándose, antes deben haberse equivocado, preguntado …

Y para ello necesitamos adultos que no se escandalicen y que tengan una vida equilibrada, porque la especialidad de los adolescentes es desequilibrar al adulto. Si no se afronta esta etapa de manera serena, ya les puedes decir lo que quieras, esto es como el adoctrinamiento: les podemos decir que el sexo es malo, que deben mantenerse vírgenes … pero ellos ya descubrirán qué piensan, nos guste o no. Y si los queremos ayudar a construirse, debemos estar a su lado cuando descubran. Para que te crean cuando les digas que el sexo no es sólo penetración, sino que te lo puedes pasar bien acariciándo, no les puedes ir diciendo “pobre de ti que folles”, porque entonces no confiarán en ti.

Prohibir lo que los adultos hacen o consumen nunca ha sido una buena táctica

Las drogas y el sexo estarán siempre y parte del proceso de maduración de los jóvenes pasa por ir descubriendo cómo relacionarse con los riesgos. Los chavales tienen que ir descubriendo que hay una gran diferencia entre un kalimocho Don Simón y un Gran Reserva. Pero, aunque yo sepa que no vale la pena agarrarse un pedo monumental con vino de un euro, no seré yo quién les diga que no lo hagan. Porque es un pedo que se debe agarrar antes de llegar a la conclusión de que no compensa.

¿Que el alcohol es malo? Desde el punto de vista neurológico es una droga muy potente. Tú mismo, destroza tus neuronas como quieras, pero debes saber que el alcohol también sirve para pasarlo bien. Yo disfruto mucho con un buen whisky, pero no diré nunca que para pasarlo bien necesito beber.

No podemos pensar que los adolescentes pasarán de la inocencia de la infancia a la estabilidad de la edad adulta sin trasiegos. Esta etapa de transición, al contrario, debe ser bastante entretenida y la deben vivir intensamente, porque si no, los problemas vendrán luego. Hay que tener en cuenta, eso sí, que es un proceso de aprendizaje terrible si no se encuentra ningún adulto que ayude a hacerlo.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/05/18/las-adolescencias-cambian-constantemente-con-una-unica-constante-adultos-desconcertados/

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Entrevista a Mariano Fernández Enguita: «El aula está muy lejos de la marcha del cambio social, del mundo real»

Entrevista en Málaga Hoy y otros diarios del grupo andaluz Joly

-¿Más escuela y menos aula parte de la premisa de que el modelo actual ya no funciona? ¿Por qué?

-Este modelo fue pergeñado por Comenio y desarrollado por los monjes moravos, jesuitas, escolapios, lasallianos y otros. Comenio admiraba la imprenta, el primer sistema de fabricación en serie de la historia, y quiso aplicarlo a una educación también en serie. El libro es unilateral, estático, igual para todos… y, si es libro de texto, también es superficial: hectáreas de extensión y un centímetro de profundidad. Así es hoy el aula. Pero el ecosistema digital es interactivo, ilimitado, abierto, cambiante… como la vida misma hoy. Un nuevo ecosistema informacional y comunicacional debe traducirse en un nuevo ecosistema del aprendizaje; es posible un nuevo ecosistema, el viejo ya es insostenible.

-¿Qué cambios serían necesarios?

-Hay que romper con lo que podríamos llamar la estructura básica del aula tradicional. Lo he resumido en la idea de la hiperaula: fusión de grupos, docencia compartida, trabajo tanto en grupo o en equipo como individual, presencial o en línea, en espacios más abiertos y adaptables y con una organización del tiempo menos fragmentaria y más flexible, con un uso más inteligente de la tecnología y en colaboración con la comunidad.

-¿Cree que ahora el alumno está desmotivado, que no ve una finalidad a sus estudios?

-Creo que hace un siglo, o incluso menos, la escuela era la ventana al mundo para una mayoría de escolares, pero hoy se ocupa más de bajar las persianas para evitar que otros focos los atraigan, una batalla perdida. Es cierto que vivimos una sobrecarga de información, pero lo adecuado no es ignorarla, pues en todo caso no lo harán los alumnos, sino enseñarles a moverse en y con ella. El resultado de esa inercia de la escuela, como muestran varias investigaciones, es que los alumnos la adoran cuando entran pero van perdiendo interés hasta prácticamente detestarla.

-Y está obligado a permanecer en el aula hasta los 16, lo que usted denomina «conjunto explosivo»…

-Así es. Cuando estás disconforme con algo tienes dos posibilidades: hablarlo o marcharte. La escuela es una institución en sentido fuerte (una obligación, además de un derecho): diez años legalmente y quince en la práctica, por lo que el alumno tiene cerrada la opción de marcharse; el resultado es que la disconformidad se vuelca dentro, como rechazo, sea activo (desorden, etcétera) o pasivo (desenganche, falta de atención…). Otro aspecto negativo es que ni el centro ni el profesor reciben el feedback más elemental, ya que tienen un público cautivo y no ven lo más elemental: hasta qué punto lo han perdido.

-¿Qué tipo de enseñanza requiere esta sociedad global, digital y líquida, como usted la denomina?

-La escuela debe, primero, asegurar el cuidado de niños y adolescentes, que es mucho más que la mera custodia. Debe hacerles llegar y que se apropien de ello, que no es lo mismo que transmitírselo, lo mejor del legado de la cultura. Debe formarlos como futuros ciudadanos, parte esencial de lo cual es también hacer de ellos trabajadores cualificados, pues nadie es libre si no está en condiciones de buscar y obtener sus propios medios de vida. Y debe, y esto es quizá lo nuevo, formarlos para moverse dentro de la avalancha informativa. Lo resumiría en una expresión, algo fuerte, que tomo de Ernest Hemingway: que aprendan a filtrar o detectar la mierda, es decir, a distinguir la verdad, la información fiable, las opiniones fundamentadas, etcétera de los estereotipos, la propaganda, la morralla opiniática, la pseudociencia, las leyendas urbanas, las fakenews, las burbujas ideologizadas…-¿Qué tipo de enseñanza requiere esta sociedad global, digital y líquida, como usted la denomina?

-¿El aula da respuestas a las preguntas de hoy?

-El aula sigue empeñada y enfrascada en las preguntas de ayer y, como solía decir o citar Benedetti, «cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas». El aula está hoy muy lejos de la marcha del cambio social, del mundo real de niños y adolescentes o de lo que sabemos o prevemos del futuro inmediato.

-¿Qué opina de la profesión docente?

-El fracaso escolar y la repetición son los fallos principales del sistema…-La paradoja es que la profesión docente, funcionarizada como está, la que prepara a nuestros hijos para un futuro acelerado e incierto, está entre las más blindadas contra el mismo y más tentadas de entregarse a la inercia. Tenemos que reforzar drásticamente la formación inicial, establecer y controlar la iniciación, asegurar la formación continua y, sobre todo, reformar las condiciones de trabajo. Hay que olvidarse del docente como transmisor de conocimientos, pero también como mero acompañante ajeno al nuevo ecosistema, para repensarlo como un diseñador de entornos, experiencias, proyectos y trayectorias de aprendizaje.

-Repetición y fracaso son el resultado de una cultura profesional, y hasta cierto punto social, heredada. La repetición no tiene lógica alguna, nada en el mundo funciona así; hay que detectar necesidades, dificultades o deficiencias lo antes posible y obrar sin que el alumno deje nunca de avanzar. El fracaso es la consecuencia de una idea performativa, la constante macabra, la convicción de que no todos valen para estudiar.

*Fuente: http://blog.enguita.info/2018/05/el-aula-esta-muy-lejos-de-la-marcha-del.html

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Entrevista a Vera Sacristán sobre el informe: ¿Quién financia la universidad? Comparación entre comunidades autónomas en España, Europa y la OCDE, 2009-2015 (y II)

“La sociedad debe tomar conciencia de las graves consecuencias de la situación actual de sus universidades y movilizarse para enderezarla”
Por: Salvador López Arnal
El viejo topo
Vera Sacristán Adinolfi (Barcelona, 1958) es profesora de matemáticas de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC); su especialidad es la geometría computacional. Fue vicerrectora de Personal de la UPC (2002-2006) y miembro del grupo de trabajo sobre Personal Docente e Investigador de la Comisión Académica Sectorial de las Universidades Españolas, organismo de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas. Ha publicado diversos artículos e informes sobre política universitaria y ha coordinado un libro sobre el mismo tema. Se encuentra entre las personas que fundaron el Observatorio del Sistema Universitario (OSU), un organismo que tiene por objetivo el análisis documentado y crítico para la mejora del sistema universitario en España, y actualmente es su presidenta.

***

Nos habíamos quedado en este punto. España, afirma usted, se sitúa como el sexto país de la UE (de un total de 28) que gasta una proporción más pequeña de su riqueza en sus universidades (el 1,08% de su PIB). Sólo Eslovenia, Eslovaquia, Italia, Hungría y Luxemburgo gastan una proporción de su PIB inferior. ¿No sorprenden también esas cifras en el caso de Italia y Luxemburgo? ¿Siempre ha sido así o la situación se ha acentuado-complicado en los últimos años?

No lo digo yo, lo dice la OCDE. El caso de Luxemburgo es atípico, pues dedica mucho dinero a su universidad. Lo que ocurre es que su PIB es tan alto que esa gran cantidad que dedica resulta ser una proporción pequeña de su inmenso PIB. Por eso muchas veces no se tiene en cuenta Luxemburgo en este tipo de estudios, ya que distorsiona las medias de la OCDE. El caso de Italia, en cambio, es preocupante: hace ya años que infra financia sus universidades.

Dos comparaciones, por arriba y por abajo. ¿Qué porcentaje de su PIB dedica Alemania a la financiación de sus universidades públicas? ¿Se ha incrementado o disminuido en este último período? Le pregunto lo mismo para el caso de Portugal.

Por lo que se refiere al total de gasto de las universidades, España gastó en 2014 el 1,08% de su PIB, Alemania el 1,23% y Portugal el 1,36%. Cinco años antes, en 2009, los porcentajes eran 1,11% en España y 1,16% en Alemania. La OCDE no ofrece datos de Portugal para 2009.

En cuanto a la financiación pública, los últimos datos de que disponemos los acaba de suministrar el Public Funding Observatory de la European University Association. Corresponden a 2016 e indican que la financiación pública universitaria en Alemania representa el 0,96% de su PIB, y ha estado subiendo año tras año de forma sostenida, sin interrupciones. En Portugal es el 0,38% y, tras un descenso notable en el período 2010-2013, también está subiendo cada año desde entonces. En España el porcentaje es el 0,65% y lleva cayendo desde 2009 salvo por un repunte de 1 punto porcentual entre 2014 y 2015.

¿Su estudio da pistas sobre la excelencia de la calidad de la enseñanza en una universidad u otra? Podría decirse, aunque no lo diga yo, que las familias catalanas o valencianas pagan más tasas porque la enseñanza que reciben es de mejor calidad.

En nuestro estudio no hemos analizado esta cuestión. Sin embargo, a este respecto caben algunas observaciones básicas. En primer lugar, que los ingresos constituyen, probablemente, el elemento más relevante a la hora de configurar una universidad de calidad, puesto que de ellos dependen los medios materiales y humanos con los que cuenta la universidad para llevar va cabo su tarea docente e investigadora. Pero no son el único, puesto que la organización de la universidad y la selección de su personal docente e investigador también juegan un papel importante. En todo caso, el papel que jueguen los ingresos en la calidad de una universidad depende del total de los ingresos y no de qué parte de éstos sea aportada por sus estudiantes en forma de tasas y precios de matrícula.

A día de hoy (o, mejor dicho, en la última fecha de la que existen datos públicos disponibles, que es 2015) las universidades mejor dotadas económicamente están en La Rioja (10.000 € de ingresos totales por estudiante), Cantabria (9.954 € por estudiante) y el País Vasco (9.934 € por estudiante). Las comunidades en las que los estudiantes pagan más en promedio (destacadamente, Cataluña y la Comunidad de Madrid, seguidas de la Comunidad Valenciana, Castilla y León y Aragón) no se cuentan entre las de mayores ingresos totales por estudiante.

Tras su investigación, tras los resultados obtenidos, ¿cree usted que las luchas que se han llevado a cabo estos últimos, por parte de estudiantes y profesores, han sido útiles? ¿Se ha conseguido algo? ¿Qué si su respuesta fuera positiva?

Claro que sí. Cada vez que en España habido una protesta universitaria en los últimos años, las autoridades han reaccionado modificando sus planes iniciales.

¿Recuerda los encierros de estudiantes de 2008? Algunos duraron meses, como el de la Universidad Complutense o el de la Universidad de Barcelona. Unos acabaron pacíficamente, otros no, y esto último es lo único que se suele recordar. Sin embargo, al finalizar el curso ocurrieron dos cosas muy novedosas. Por un lado, el Ministerio de Educación puso en marcha las llamadas “becas salario”. A pesar de que su dotación fue escasa, era la primera vez que un gobierno reconocía que quien estudia debe ser compensado por ello. Por otro lado, aquel año la Comisión de Política Universitaria, en la que participan todos los consejeros autonómicos con competencias sobre universidades junto con el ministerio, acordó no subir los precios de matrícula por encima del IPC. Es el único año, de una larga serie, en que esto ocurrió.

Y ¿qué pasó cuando, en 2013, los estudiantes de Cataluña empezaron a protestar cuando descubrieron que los precios de matrícula de las ingenierías habían subido, a pesar de que el gobierno de la Generalitat había afirmado que todos los precios estaban congelados? El Parlament se hizo eco de su protesta y el Govern tuvo que rectificar (aunque lo cierto es que no modificó los precios, sino que introdujo una nueva modalidad de disminución de precios que denomina “beca equitat”).

A base de protestas, la Comunidad de Madrid ha acabado bajando los precios de las matrículas universitarias (lleva ya dos años haciéndolo), Cataluña ha incrementado su sistema de disminución de precios y Andalucía ha puesto en marcha un sistema de bonificación del 99% del precio de los créditos aprobados en primera matrícula.

Son victorias muy modestas que, sin embargo, indican dos cosas: que las movilizaciones obtienen resultados y que, hasta ahora, la correlación de fuerzas no ha sido suficientemente favorable a los defensores de una universidad pública gratuita y mejor financiada.

¿Me corrige si me equivoco? ¿Las denominadas “clases medias” han hecho un importante esfuerzo en el período estudiado para que sus jóvenes pudieran seguir cursar carreras universitarias (especialmente en comunidades como Cataluña, Madrid y la Comunidad Valenciana)?

Los estudiantes universitarios y sus familias han hecho un esfuerzo económico muy considerable. En un estudio que hicimos hace unos años ya, calculamos el precio de una carrera completa, teniendo en cuenta el porcentaje medio de créditos que los estudiantes repiten en cada carrera (no hay que olvidar que las matrículas se encarecen todavía más conforme se repiten asignaturas), el precio de la emisión del título universitario al finalizar los estudios,… en fin, teniendo en cuenta todo lo que en promedio, llega a pagar un estudiante a su paso por la universidad. En Cataluña, descubrimos que alguna carrera había casi cuadruplicado su precio, y una gran mayoría lo había más que duplicado entre el curso 2007-08 y el 2013-14.

Parece razonable pensar que, en algunos casos, jóvenes de origen obrero no han accedido a carreras universitarias y se han decantado por ciclos formativos de grado superior por razones no académicas. ¿Sabemos en cuántos casos?

Desde 1960, el crecimiento de la universidad española ha sido exponencial: hasta los años 90, el número de estudiantes casi se duplicaba cada década. El máximo se alcanzó el curso 1999-2000, con casi 1.600.000 estudiantes. A mediados los años 80 del pasado siglo, justo tras la aprobación de la primera ley universitaria de la democracia, la tasa de escolarización universitaria de los jóvenes de entre 18 y 24 años de edad era del 19%. El curso pasado fue del 47,6%. Hemos asistido, pues, a un proceso enorme de democratización del acceso a la universidad.

Sin embargo, en el año 2010, ya antes del importante aumento de los precios de matrícula de 2012, el acceso a la universidad estaba social y económicamente muy sesgado. Los hijos de los trabajadores manuales constituían el 26,9% de los estudiantes universitarios, mientras que los trabajadores manuales constituían el 47,8% de los varones de entre 40 y 60 años (esto es, de los padres potenciales de estudiantes universitarios). En el otro extremo, los hijos de profesionales eran el 25,2% del estudiantado universitario, mientras que los profesionales tan sólo conformaban el 11,9% de la población masculina de entre 40 y 60 años.

Cabe suponer que el incremento substancial de los precios de matrícula no habrán ayudado a equilibrar los datos anteriores, pero no dispongo de datos actualizados.

En el apartado de conclusiones, señala usted hablando de 2009: “La financiación pública por estudiante varió entre los 5.406€ de Extremadura y los 10.301€ del País Vasco. En relación con el PIB, destacaron de nuevo la Com. Valenciana (1,08%) y Andalucía (1,01%). El valor más bajo se dio en Illes Balears (0,31%), seguida de Navarra (0,34%)”. ¿Cómo pueden explicarse estas enormes desigualdades? ¡Casi el doble en el caso de Extremadura y el País Vasco!

Precisamente, en el informe analizamos los ingresos de cada tipo no sólo en su totalidad, sino también por estudiante y como porcentaje del PIB, con el objetivo de entender si las diferencias tienen que ver con el tamaño de las universidades en cada comunidad autónoma o con su riqueza. Lo que constatamos es que la financiación pública es muy distinta por CCAA también cuando se analizan los importes por estudiante (el País Vasco casi duplica a Extremadura) o como porcentaje del PIB (la Comunidad Valenciana más que triplica a Baleares). Semejantes desproporciones se explican, en parte, por motivos de riqueza relativa y, en parte, por las decisiones políticas de priorización de los distintos gobiernos autonómicos.

¿Vivimos en un país justo, que no puede hacer más de lo que hace, en estos asuntos de la financiación pública de las universidades y de las aportaciones de las tasas familiares?

La comparación con el resto de países Europeos indica que en España se podría hacer mucho más. Recomiendo consultar los datos que anualmente publica la Comisión Europea sobre precios universitarios y ayudas al estudio. Las veces que los hemos analizado desde el Observatorio del Sistema Universitario hemos constatado no sólo que España está evolucionando hacia precios muy altos en comparación con el resto de Europa, sino que, además, el sistema de ayudas al estudio en forma de becas es débil y el resto de ayudas que se dan en Europa son aquí inexistentes (becas salario, desgravaciones fiscales, subsidios, alojamiento subvencionado, comedores subvencionados, tarifas especiales o gratuidad del transporte público).

¿Prolongará su estudio? ¿Veremos publicado un informe sobre fuentes de financiación en el período 2016-2020 pongamos por caso? ¿Está estudiando otras cuestiones?

Es muy difícil prever ahora lo que estaremos analizando dentro de cinco años. Nuestros planes de trabajo actuales se centran en tres temas: la equidad en el acceso a los estudios universitarios, la proliferación de estudios de grado y la situación de las universidades privadas en España. De todos modos, solemos ir adaptando los planes a medida que observamos que se producen novedades en el ámbito universitario, con el objetivo de ofrecer datos sobre los temas más candentes.

Voy finalizando. Como usted sabe, una parte muy sustantiva del profesorado de las universidades españolas, los profesores no titulares, están en una situación precaria o muy precaria. Sus condiciones laborales son duras y el trabajo intenso. ¿No es posible una política universitaria que les tenga más en cuenta? ¿Quiénes han tomado las decisiones que han conducido, que siguen conduciendo a su proletarización? ¿Su situación no le recuerda a los antiguos PNN,s?

La precarización de las plantillas de profesorado en las universidades españolas es una evidencia: los contratos temporales y los contratos a tiempo parcial llevan, desde hace ya años, una trayectoria ascendente. Ello es el resultado de varios factores. Por una parte, el gobierno de España ha impuesto tasas de reposición nulas o muy bajas durante varios años. Aún hoy, es ilegal que las universidades repongan las bajas y jubilaciones de los años pasados. Por otra parte, los gobiernos de algunas comunidades autónomas han añadido ulteriores restricciones y, en todo caso, han reducido la financiación de las universidades. De hecho, algunas universidades incluso han despedido profesorado, bajo la forma de no renovación de contratos. En estas circunstancias, muchas universidades han optado por contratar de la forma más barata posible, que en la universidad es a tiempo parcial.

En un informe que publicamos hace poco más de un año, en el que analizábamos la evolución de las plantillas de profesorado en las universidades públicas catalanas, se encuentran muchos más detalles sobre los cambios ocurridos en este aspecto. Una de las cosas que destacábamos en él, además de la cuestión de la precarización de las condiciones de trabajo, es la falta de renovación generacional. Durante casi una década, las universidades españolas no han podido contratar profesorado joven, en fase de tesis doctoral o en fase postdoctoral, con el que alimentar y renovar sus grupos de investigación y su actividad docente. La pérdida de toda una cohorte de personas bien formadas para nuestras universidades puede acarrear consecuencias graves para la calidad de la universidad en un futuro cada vez más próximo.

En todo caso, para revertir esta situación se requieren dos cosas: voluntad política y financiación.

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A diferencia de otras crisis, las medidas adoptadas en el marco de esta última han inducido cambios que no parecen reversibles a corto plazo. Nuestras universidades públicas se encuentran infrafinanciadas. Tanto la reducción de la financiación pública como el incremento de los precios de matrícula han sido substanciales, produciendo un cambio en la estructura de los ingresos de las universidades públicas españolas.

Todo ello, claro está, no es bueno para el estudiantado ni para el personal de la universidad. Pero, sobre todo, no es bueno para la sociedad española y su futuro, porque un país que quiera ser avanzado cultural, social y económicamente necesita una universidad de calidad, de cuya docencia pueda beneficiarse quien tenga la capacidad y la motivación para hacerlo y cuya investigación contribuya al aumento de la productividad, el bienestar y la sostenibilidad. Al conjunto de la sociedad le conviene tomar conciencia de las graves consecuencias de la situación actual de sus universidades y movilizarse para enderezarla.

Remarco esto último que ha señalado. Muchas gracias.

Fuente: El Viejo Topo, n.º 363, abril de 2018.

Nota de edición:

 Primera parte de esta entrevista: Entrevista a Vera Sacristán sobre el informe: “¿Quién financia la universidad?» (I). “La disminución de la financiación pública de las universidades ha sido muy fuerte en España, entre 2009 y 2015 un 27,7 % en términos reales” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=241632

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