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“No estamos formando bien a los maestros”: Atilio Pizarro

América Latina – Colombia / 8 de octubre de 2017  / Autor: Redacción / Fuente: El Espectador

Uno de los encargados de los temas educativos en la Unesco le recomienda a Colombia no dejarse llevar por los resultados en los ránquines y usar mejor las estadísticas para tomar decisiones.

Una de las tareas que tiene Atilio Pizarro en la Unesco es manejar las grandes bases de datos sobre educación que envían los ministerios de América Latina. A partir de lo que sugieren esas estadísticas, debe pensar cuál es la mejor estrategia para mejorar los niveles de la región. A menudo, su grupo hace sugerencias sobre políticas públicas luego de hacer detallados diagnósticos.

Este chileno, jefe del área de planificación y evaluación para América Latina y el Caribe en educación, estuvo de paso por Colombia, donde asistió a la XV Asamblea de Empresarios por la Educación. En conversación con El Espectador, asegura que el país debe formar mejor a sus docentes y usar los datos que genera para tomar mejores decisiones. Además, advierte que los gobiernos deben evitar dejarse llevar por los resultados de los ránquines.

América Latina es la región más desigual del mundo, ¿cómo está afectando esa realidad la educación?

De todas las maneras. Eso hace que sea una de las regiones más segregadas. La enorme diferencia de ingresos entre ricos y pobres hace que cada vez más haya escuelas donde van ricos y otras donde van pobres. Es una segregación que tiende a generar sistemas de burbujas, sobre todo en los niños más ricos. Muchas veces no saben cómo enfrentar la realidad. Por el contrario, cuando generas una integración social, hay un mejoramiento sustantivo de quienes tienen capital cultural menor. Y los que tienen más capital social, aprenden qué vive un joven en condiciones vulnerables.

¿Hay algún ejemplo de un país donde esa segregación se esté superando?

Los países que tienen menor nivel de segregación, son los más igualitarios. Uruguay, Costa Rica y Argentina son un buen ejemplo, aunque este último ha estado empeorando sus niveles de igualdad. Eso se ve reflejado en los resultados: Uruguay y Costa Rica siempre se ubican en los lugares más avanzados de estados de aprendizaje. Aunque eso también está asociado a las condiciones materiales: infraestructura, docentes y remuneraciones de los docentes.

América Latina se enfrenta a un momento político de muchos cambios. ¿Puede afectar el futuro de la educación de la región?

Sí. Tiene que haber continuidad en las políticas. En educación los cambios toman tiempo. Y se requieren miradas integrales desde la primera infancia hasta la educación superior y el mundo laboral. No hay que pensar en cómo mejorar la educación superior o primaria, sino hay que pensar en cómo mejorar el sistema educativo. Esa mirada requiere políticas de más largo plazo. Pero, infortunadamente, nuestra región es una región donde más cambios de Ministros de Educación hay. Rotan muy fácilmente. Entonces hay muchos cambios en las políticas que, además, deben ser intersectoriales. Eso requiere una madurez política y social muy grande.

En esas bases de información que maneja la Unesco, ¿qué deficiencias identifican?

Hay varias. Una de las principales es que en prescolar hay pocos docentes certificados para formar a los niños más pequeños que son los tienen necesidades educativas más especiales: requieren educación, cuidado y atención. Solo el 63 % de los docentes están certificados para cuidarlos. Respecto a la educación primaria, entre el 4 % y 5 % de los niños están fuera de las escuelas. Eso son 3 millones de niños. Generalmente eso sucede por vulnerabilidad, discapacidad, aislamiento geográfico o porque pertenecen a étnicas indígenas. En educación secundaria, hay un gran problema: los jóvenes sienten que están recibiendo una educación que no necesitan. Hay muy poco interés en la educación y hay mucha deserción.

Si usted fuera el ministro de Educación de Colombia, ¿en qué centraría sus esfuerzos?

En que prevalezca una mirada sistémica. Tiene que haber una mirada más integral. Aunque, de acuerdo con nuestros estudios, deben reforzar la formación de docentes. La gran mayoría están formados para ejercer un área de especialidad como matemáticas o lenguaje, cuando deberían tener una mirada más integral y generar competencias a los estudiantes que vayan más allá de estas habilidades básicas. También es fundamental todo lo que tiene que ver con las tecnologías de la información y comunicación (TIC). Si bien ha habido políticas para estimular el uso de computadores en la escuela, deben hacer énfasis en la manera como se está usando, en el tiempo de uso y en qué se usa. Es decir, hay mucha inversión, pero no están evaluando los efectos que deberían tener.

Es decir, ¿que no estamos formando bien a los profesores?

Hay muchas deficiencias en su formación inicial. Además, hubo un período donde aparecieron muchas universidades privadas ofreciendo carreras de pedagogía sin estándares nacionales y sin regulación estatal. Tiene que haber un marco normativo. La formación de los docentes es un factor clave; es el alma para mejorar la educación. Tienen que pensar en cómo atraer a los jóvenes a estudiar educación; tratar de que sea una carrera atractiva.

En esa recopilación y gestión de datos sobre el sector educativo, ¿qué tan bien está haciendo la tarea Colombia?

Es un tema complejo, porque hay varios mecanismos para recopilar estadísticas. Muchos de los datos que recopilan los ministerios de Educación provienen de las escuelas. Son las que entregan la información, pero los mismos directores de los colegios no saben cómo usarla, no la usan para tomar decisiones. Nuestros estudios sugieren que la evaluación, sacar un buen lugar en un ranquin, se está convirtiendo en un fin. Pero la evaluación es un medio que se puede utilizar para mirar detalladamente qué es lo que está ocurriendo en el sector y sacar conclusiones de las políticas. En cambio, hay muy poco uso de los datos para tomar decisiones.

En resumen: recopilamos muy bien los datos, pero no sabemos usarlos.

Exactamente. Hay un gran desafío muy grande en ese aspecto. La otra dificultad es que los que generan información muy pocas veces conversan con los que generan políticas sobre educación. Tienen que conversar entre los distintos acores. Desde la Unesco, hemos hecho talleres en los que juntamos evaluadores con planificadores y a veces ni siquiera se conocen.

A veces parece que la educación es un tema marginal en la política…

Sí. Nuestros dirigentes hablan sobre su importancia, pero no se preocupan por ella. Todos hablan del valor de la educación, pero invierten más en vías públicas. Hay que entender que la educación es un factor clave para todo lo demás. Se le da un valor, pero no el suficiente. Pero no es solo una responsabilidad del Estado. Es compartida con las familias, el sector privado y la sociedad civil.

En pruebas como las PISA nos solemos comparar con otros países, pero varias de nuestras escuelas pertenecen a contextos muy diferentes. ¿Cómo hacer para lograr un equilibrio?

Insisto: la evaluación no es un fin. Estas pruebas a gran escala no tienen por qué ser un fin. Lo importante no es un ranquin. Las evaluaciones dicen muchas cosas. No hay que hacer énfasis en el lugar que ocupa un país en el ranquin, sino en los elementos que pueden estar explicando los resultados de aprendizaje. Esas pruebas producen muchos datos, en los que se puede hacer investigación, pues muchos de esos análisis muestran dónde hay que invertir. Eso requiere mucha madurez por parte del país para debatir, analizar con todos los actores y decir “no importa, estoy en el último lugar, pero cómo profundizo acorde con el contexto sociocultural de mi país”.

¿Qué le recomendaría al próximo presidente de Colombia?

Que hay que desarrollar políticas de aseguramiento de calidad. Esas requieren más integralidad. No se trata de decir que voy a hacer una reforma curricular o que voy a mejorar la educación de los docentes. Necesitan una mirada integral. Hay que preguntarse cuál es el tipo de persona que quiere formar el país. Hay que hacer evaluaciones permanentemente para ver si nuestras políticas están cumpliendo con las expectativas del tipo de persona que queremos formar.

Fuente de la Entrevista:

https://www.elespectador.com/noticias/educacion/no-estamos-formando-bien-los-maestros-atilio-pizarro-articulo-716632

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«Los alumnos que no compiten tienen una mejor salud mental»

Estados Unidos / 8 de octubre de 2017 / Autor: Ana Torres Menárguez / Fuente: El País

En los años 60 David Johnson (Indiana, 1940) y su hermano Roger comenzaron una cruzada contra el aprendizaje competitivo e individualista que imperaba en las escuelas de Estados Unidos. Su objetivo era dar la vuelta a la creencia de que solo los más aptos sobreviven y demostrar que el aprendizaje cooperativo era la clave para encajar en la sociedad, encontrar un empleo en el futuro y saber sobreponerse a la ansiedad. Fundaron el Centro de Aprendizaje Cooperativo de la Universidad de Minnesota y desde entonces han publicado más de 100 investigaciones y han formado a más de un millón de profesores de diferentes partes del mundo. Hoy tienen centros formativos en Shanghái, Japón, Noruega o España, donde se enseña una metodología desarrollada por ellos y construida sobre cinco pilares. 

Considerados los padres del aprendizaje cooperativo, los hermanos Johnson fueron los primeros en recopilar y contrastar más de 550 estudios publicados sobre el tema desde 1898 para elaborar después sus propias investigaciones, un trabajo por el que han recibido más de una decena de premios, entre ellos el Brock International Prize for Education en 2007, concedido por la Universidad de Oklahoma.

David Johson, profesor de Psicología Educacional en la Universidad de Minnesota, contestó a las preguntas de este diario en el I Congreso de Innovación Educativa celebrado hace dos semanas en Zaragoza y organizado por el Gobierno de Aragón, un foro de dos días al que acudieron 1.400 profesores para intercambiar experiencias sobre las últimas metodologías en el aula.

Pregunta. ¿Qué es el aprendizaje cooperativo y por qué se debería usar en las escuelas?

Respuesta. Mucha gente tiene una idea equivocada. Juntar a personas en la misma habitación, sentarlas en círculo y decirles que son un grupo no quiere decir que vayan a cooperar de forma efectiva. Es necesario que se den cinco elementos esenciales que son los que integran nuestra metodología. El más importante es la interdependencia positiva, que implica que todos los integrantes del grupo perciban que el éxito individual no se dará si no triunfan todos. Si uno falla, todos pierden. La clave es entender que los esfuerzos individuales no serán en beneficio propio, sino del grupo. Este método de trabajo consigue que las personas se preocupen por el éxito de los demás, un elemento básico para la convivencia. Si las escuelas promueven la cultura de ser el número uno, a la vez están animando a esos mismos alumnos a desalentar y obstruir los esfuerzos de los otros. En las competiciones solo ganan unos pocos.

P. Sus estudios han demostrado que la competitividad entre alumnos no mejora los resultados académicos. ¿Por qué sigue instalado ese sistema en las escuelas?

R. A mediados de los sesenta cuando Roger y yo comenzamos a interesarnos por el tema, la competitividad y el individualismo dominaban los sistemas de enseñanza en primaria, secundaria y en la Universidad. Era el llamado darwinismo social, que consiste en aplicar la teoría de la evolución de Darwin al campo educativo: los estudiantes tienen que aprender a sobrevivir en un mundo en el que unos se comen a otros y solo los más aptos sobreviven. En ese momento, el aprendizaje cooperativo era relativamente desconocido e ignorado por los educadores. Afortunadamente, hoy es una de las metodologías escogidas en todos los niveles educativos. Es muy raro encontrar a un profesor que no conozca este tipo de aprendizaje.

P. ¿Cuál es el principal problema que se da en las aulas?

R. Se ignora completamente la interacción entre los estudiantes. Los programas de formación del profesorado destinan la mayor parte del tiempo a enseñar a los docentes a lidiar con los alumnos y les muestran cómo deben reaccionar a los materiales de clase. Sin embargo, la interacción entre los alumnos es esencial y dice mucho de cómo aprenderán o de cuánta autoestima serán capaces de adquirir. No tiene sentido que los estudiantes compitan entre ellos para ver quién saca un sobresaliente y se sitúa por encima de los demás. Ese modelo ha caducado y hasta las empresas tecnológicas como IBM contratan a los que saben trabajar en grupo. A principios de los 2000 una investigación de una consultora señaló que el principal motivo por el que los estadounidenses dejan su trabajo es la falta de habilidades sociales de su jefe. El individualismo ya no vale.

P. ¿Por qué se les considera los padres del aprendizaje cooperativo? ¿Qué han aportado que no hicieran las investigaciones previas?

R. Se nos puede considerar los pioneros del aprendizaje cooperativo de la edad moderna, pero antes de nosotros hubo decenas de autores. El filósofo romano Séneca abogaba por este tipo de aprendizaje con afirmaciones como Qui docet discet, que quiere decir que el que enseña aprende dos veces. En el movimiento por la escuela pública de los Estados Unidos de comienzos del siglo XIX también hubo una fuerte defensa de esta corriente. No es algo nuevo. El hecho de enfrentarse a puntos de vista opuestos genera incertidumbre y conduce a la persona a buscar más información para conseguir una conclusión más refinada y razonada. Además, nuestros estudios demuestran que el alumno debe reestructurar la información para retenerla en la memoria y una forma de lograrlo es explicar algo en voz alta a un tercero.

P. De sus estudios se desprende que el aprendizaje cooperativo exige más esfuerzo y pese a ello resulta más atractivo para los estudiantes.

R. Los beneficios se pueden dividir en tres grandes grupos: un mayor esfuerzo para el logro, una mejora de las relaciones interpersonales y también de la salud psicológica. El cooperativo es más complejo que el individualista porque el alumno tiene que conectar al mismo tiempo con la tarea que debe realizar y con el grupo. Los miembros del equipo tienen que aprender a liderar, a decantarse por un punto de vista, a comunicar o a manejar los conflictos. Nuestras investigaciones demuestran que trabajan más duro cuando lo hacen en grupo que en solitario. Aumenta la retención de información, tienen mayor capacidad para desarrollar argumentos, mayor motivación para seguir aprendiendo después de clase y mejores estrategias para la resolución de problemas.

P. Parece que los estudiantes que cooperan saben manejar mejor su carácter y tienen mayor resistencia a la ansiedad. ¿Por qué?

R. Cada vez que dos estudiantes trabajan juntos, la relación cambia: se entienden mejor, se aceptan y se apoyan mutuamente tanto en lo académico como en lo personal. Cuando no compiten, mejora su salud mental; ganan autoestima y mejora su habilidad para lidiar con el estrés. El grado de vinculación emocional entre los estudiantes tiene un profundo efecto en su comportamiento en el aula. Cuanto más positiva es esa relación, menores son las tasas de absentismo y de abandono. El sentimiento de responsabilidad sobre el grupo incentiva las ganas de emprender proyectos de mayor dificultad y mejora la motivación y la persistencia para alcanzar una meta conjunta. El grupo se siente unido frente a ataques externos o críticas y crece el compromiso por el crecimiento personal y académico del resto de miembros del equipo. Los niños que requieren tratamiento psicológico suelen tener menos amigos y sus amistades son menos estables a largo plazo. La esencia de la salud psicológica es la habilidad de construir, mantener y modificar las relaciones con los demás para conseguir determinados objetivos. Los que no son capaces de gestionarlo suelen presentar mayores niveles de ansiedad, depresión, frustración y sentimientos de soledad. Son menos productivos y más inefectivos en combatir la adversidad.

Fuente de la Entrevista:

https://elpais.com/economia/2017/10/02/actualidad/1506942650_496359.html

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“El reto común de los sistemas educativos es que cada alumno tenga la opción real de aprender”

España / 8 de octubre de 2017  / Autor: G. Montañéz / Fuente: Noticias de Gipuzkoa

“El buen sistema educativo es el que brinda oportunidades”, dice Renato Opertti, sociólogo que esta semana participó en Pamplona en un proyecto de la Federación de Ikastolas

Renato Opertti (Montevideo, 1962) asegura que el interés por la docencia le viene de familia. Con una madre maestra y directora de escuela y un padre profesor universitario, estudió Sociología y realizó un máster en Investigación educativa, porque asegura que le interesaba cómo la educación contribuye a la “igualdad de oportunidades”.

Opertti trabaja desde 2005 en la Unesco (la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), donde es el coordinador del programa de Innovación y Liderazgo, en Curriculum, Aprendizaje y Evaluación, en la Oficina Internacional de Educación de esta entidad. El pasado miércoles, ofreció en Civican, en Pamplona, la conferencia Repensar sistemas educativos y competencias del alumnado a la luz de un mundo en turbulencia, que está vinculada al resultado de un programa europeo, Keycolab, para definir esas competencias, un trabajo en el que han participado representantes educativos de Finlandia, Bélgica, Reino Unido y Rumanía, y que en Navarra ha encabezado la Federación de Ikastolas.

Trabajar en la Unesco le permitirá tener una perspectiva de diferentes sistemas educativos. ¿Afrontan retos comunes?

-Creo que sí, que hay un reto fundamental, y común, que es cómo garantizar que cada alumno tenga una oportunidad real de aprender. Pero la diferencia está en la trayectoria de los países en la evolución de la educación. Algunos están en etapas más avanzadas de discusión de los temas educativos. Esas diferencias tienen que ver con los momentos políticos, económicos, sociales… y con cómo los países han colocado de forma histórica la educación como prioridad.

¿Esa prioridad se ha puesto en jaque con la crisis económica?

-Creo que sí. Pero el debate no puede ser solo sobre la cantidad, sino también sobre cómo esa inversión tiene que ver con unos objetivos educativos. Y sobre su calidad.

Pero calidad y fondos van a menudo asociados.

-Claro. Pero una situación de restricción [se refiere a la económica] puede llevar a repensar prioridades.

En Pamplona ha hablado sobre las competencias básicas del alumnado. ¿Cuáles tienen que ser y cómo han cambiado en los últimos años?

-Los jóvenes responden a problemas en la vida. Y no lo hacen empaquetado en una disciplina, sino integrando conocimientos diversos. Las competencias son herramientas que permiten a las personas actuar ante estos desafíos. Y hay grandes bloques de competencias. Uno sería la alfabetización fundamental, como base del aprendizaje, que antes eran la Lengua y las Matemáticas, y hoy son las segundas lenguas, la educación en Ciencia, Tecnología y Matemáticas, la Educación para la ciudadanía… También hay que enseñar en las herramientas para responder a desafíos, por ejemplo en el pensamiento crítico, en aprender a aprender, a cómo comunicarse con los demás para resolver un problema…

¿Esas cuestiones no están muy marcadas por el futuro laboral? Porque entonces una crítica habitual es que no se piense en el estudiante como una persona en formación, sino como alguien productivo.

-No son dos trayectorias. En un contexto muy incierto, donde la mayoría de los niños que están en la escuela van a trabajar en tareas que hoy no existen, hay que formarlos en la capacidad de adaptabilidad. La formación para el trabajo es una dimensión de la formación ciudadana, no se trata de formarlo en una tarea, sino para que sea competente en su trabajo, cualquiera que sea el área en la que trabaje. Y esas competencias son cada vez más universales.

¿Y cómo se mide el éxito de un sistema educativo?

-Las categorías tradicionales en las que pensamos la educación no tienen mayor sentido. Igual que no podemos diferenciar entre enseñar y aprender, tampoco podemos hablar de competencias blandas y duras porque todo es importante, también podemos decir que la nota en sí no significa nada, sino que lo que importa es la capacidad de la persona de poder desarrollarse de forma competente para afrontar problemas. Y las respuestas que se pueden dar no son encasillables en correcto e incorrecto, sino que hay diferentes respuestas con diferentes visiones.

Sin embargo, en evaluaciones como PISA la clave es la nota.

-No hay que ni que demonizar PISA ni transformarla en la palabra única. Es un elemento de referencia sobre cómo está un sistema educativo en el contexto global, pero no mide todo lo que es importante en un sistema educativo. Puede ser un instrumento formidable para encontrar los problemas del sistema, aunque no sea lo único.

Fuente de la Entrevista:

http://www.noticiasdegipuzkoa.com/2017/10/03/sociedad/el-reto-comun-de-los-sistemas-educativos-es-que-cada-alumno-tenga-la-opcion-real-de-aprender

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El curso escolar, en el curso de la recuperación

Cuba / 8 de octubre de 2017 / Autor: Margarita Barrios / Fuente: Juventud Rebelde

El sistema nacional de enseñanza sufrió una fuerte afectación con el paso del huracán Irma, pero con el decisivo aporte de los maestros y sorteándose no pocas dificultades, el actual período lectivo ha continuado

Irascible y sin compasión alguna, con su frenético vendaval y su fuerza destructora, el huracán Irma causó no pocos estragos en una buena parte del territorio nacional. Muchas instituciones educativas no escaparon a la furia del poderoso evento meteorológico y resultaron dañadas, justamente a menos de una semana de haberse iniciado el presente curso escolar.

«La situación se tornó bien compleja», comenta ahora, en entrevista exclusiva con Juventud Rebelde, la viceministra primera del Ministerio de Educación (Mined), Cira Piñeiro Alonso.

«Un total de 2 264 escuelas se vieron afectadas, o sea, el 21,2 por ciento del total de las instituciones educacionales del país. De ellas, seis fueron derrumbes totales: dos en Holguín, igual número en Ciego de Ávila, una en Villa Clara, así como la escuela especial de Santa Cruz del Norte, en Mayabeque, y la Dirección Municipal de Educación de Yaguajay».

Sin embargo, a la semana siguiente del paso de Irma el empeño fue reiniciar las clases, para que no se atrasaran los programas de estudio y darle la tranquilidad a la familia de que sus hijos estaban de nuevo en las escuelas, expresó.

«Eso conllevó un esfuerzo grande, porque muchos de nuestros maestros, directivos y trabajadores de los centros escolares habían perdido sus viviendas o tenían serias dificultades. Aunque hay una disposición especial para los trabajadores que están en esa situación, les pedimos un esfuerzo y hubo una respuesta positiva.

«De la labor de los maestros dependía que la familia pudiera dedicarse a la recuperación. Con los muchachos en la escuela       tenían más tiempo para resolver los problemas de la vivienda, ayudar en el acondicionamiento de sus centros laborales o incorporarse a la producción y los servicios, lo cual era fundamental», precisó.

El reinicio de las actividades educacionales no fue una decisión a nivel de país, sino que partió de la evaluación de cada Consejo de Defensa, puntualizó la directiva.

«La enseñanza más afectada fue la primaria, porque es la que tiene mayor número de centros escolares, incluso en lugares intrincados de la geografía cubana. Pero se buscaron varias alternativas», subrayó.

Una de las principales fue reubicar a los estudiantes en los centros que no tenían daños de consideración y alternar los grupos en las aulas. Se organizó una sesión de clases, y en la otra, actividades deportivas, culturales, políticas. Llegaron a realizarse trabajos de recuperación en la propia escuela o en la comunidad.

Otra iniciativa, precisó Cira Piñeiro, fue el acondicionamiento de locales de organismos e instituciones del territorio. También 133 familias prestaron espacios de sus casas para impartir la docencia. «En estos momentos solo tenemos dos instituciones que no han podido reiniciar sus actividades. Son círculos infantiles de la provincia de Camagüey, que por las características de las edades de los niños es más difícil reubicarlos cuando no es posible hacerlo en un centro de ese mismo nivel educativo», destacó.

—En los centros dañados, ¿cómo han enfrentado el proceso de recuperación? ¿En qué estadío se encuentran esas labores?

—Tenemos 1 017 instituciones educacionales que ya han sido recuperadas. Hay que reconocer el esfuerzo realizado por brigadas constituidas fundamentalmente por trabajadores de los propios centros, en las cuales han participado también estudiantes de los politécnicos de las especialidades de    Construcción y Electricidad.

«Se trató de reutilizar todo lo  posible, para así no gastar tantos recursos: los techos de zinc, los ventanales… Los consejos de defensa municipales y provinciales han apoyado con mucha prioridad el proceso de recuperación de las instituciones escolares».

La Viceministra primera destacó que los recursos que tenían las escuelas fueron puestos a buen recaudo, por lo cual no se perdieron computadoras, televisores, videos, entre otros medios que son costosos. Hay una parte del material escolar que la tienen los niños en sus casas.

Explicó que los alumnos se llevaron esos materiales a los centros de evacuación, otros los preservaron en casas de vecinos que estaban seguras, o los dejaron en los centros escolares. «Siempre hubo pérdidas, argumentó, pero disponemos de una cobertura en los municipios de educación para su redistribución», resaltó.

—Algunas instituciones escolares sirvieron como centros de evacuación y todavía hay personas albergadas…

—Sí, tuvimos un grupo importante de instalaciones que se utilizaron como centros de evacuación. Tenemos todavía 15 escuelas de los territorios de Mayabeque, Matanzas, Villa Clara, Ciego de Ávila y Camagüey con personas albergadas. Los alumnos de esos centros se han reubicado, y algunas de las escuelas que sirven de alojamiento son muy grandes, por lo que se mantienen en ellas ambas funciones.

«También en estos planteles tuvieron un papel importante los trabajadores de la educación, pues no solo preservaron los centros, sino que atendieron a los evacuados.

«De manera especial, acotó, estamos ocupándonos de los estudiantes que están evacuados, para que asistan al centro escolar que les queda más cerca del lugar donde residen temporalmente ahora. Si es una instalación educacional y hay matrícula suficiente, allí mismo se les imparten las clases», destacó la Viceministra.

—¿Fueron afectadas las instalaciones pioneriles?

—Un total de 43 centros de este tipo sufrieron daños. De ellos se han recuperado diez con recursos propios. Algunos tenían condiciones constructivas muy difíciles y se han incluido en los planes territoriales de inversiones. Ahora se incorporan a los programas de recuperación.

«Es necesario que estén listas lo más rápido posible, porque constituyen un apoyo fundamental para la formación vocacional y la orientación profesional, que es una prioridad de nuestro sistema educativo».

—El sistema nacional de enseñanza había propuesto comenzar el proceso de Perfeccionamiento de manera experimental en 154 escuelas de todos los niveles. ¿Cómo van a enfrentar esa tarea?

—El grueso de las escuelas que se escogieron para ese proceso están en los municipios cabecera y no han tenido grandes afectaciones. Ahora, en los primeros días de octubre funcionarios del Ministerio de Educación realizarán un recorrido por todo el país para revisar cómo va el proceso docente-educativo, y uno de los temas que se revisarán es, justamente, este.

—¿Qué enseñanzas dejó para el Ministerio de Educación  la situación vivida tras el paso del huracán?

—La temporada ciclónica coincide con el inicio del curso escolar, por lo tanto es imprescindible sacar experiencias para perfeccionar el trabajo. Hay medidas que fueron efectivas porque se pudieron proteger los recursos principales; pero, por ejemplo, en lo referido a la base material de estudio que tiene el alumno en su casa, hay que establecer una normativa para su protección.

Explicó la Viceministra que si la escuela no tiene una cubierta fuerte, hay que garantizar al menos un local con un techo que resista, para poder resguardar allí los medios de enseñanza y no tener que trasladarlos, que toma mayor tiempo y recursos.

«Será necesario también pensar en cómo proteger el mobiliario escolar, pues las mesas si se mojan se dañan, y no es lo mismo amontonar libros, objetos más pequeños. Para los muebles se necesita un mayor espacio», destacó.

En su análisis puntualizó la necesidad de tener focalizados los lugares alternativos para reiniciar las actividades docentes en caso de que la escuela esté dañada, así como analizar la posible reubicación de centros escolares situados en zonas de inundación.

«Nos afectó mucho la falta de fluido eléctrico. Siempre se puede comenzar sin utilizar los medios, porque tenemos el maestro con la tiza, pero el bombeo de agua para el saneamiento del centro es fundamental. La poda de árboles es fundamental. Por no prever esta acción se dañaron muchas de nuestras instalaciones. Algunos de estos temas nos trascienden, por lo que será necesario un análisis más amplio e integral para buscar las soluciones», argumentó.

 

Perjuicios en datos

277 círculos infantiles

1 183 escuelas primarias

105 escuelas especiales

313 secundarias básicas

100 preuniversitarios

6 facultades obrero-campesinas

130 politécnicos

8 escuelas pedagógicas

43 instalaciones pioneriles (palacios o campamentos)

3 entidades subordinadas al Mined

96 instalaciones de diferentes tipos (almacenes, dependencias de las direcciones municipales de Educación, bibliotecas)

Fuente: Mined

Fuente de la Entrevista:

http://www.juventudrebelde.cu/cuba/el-curso-escolar-en-el-curso-de-la-recuperacion

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Guillem Ferrer: «El sistema educativo está colapsado y hay que dejar que vaya muriendo»

España / 8 de octubre de 2017 / Autor: Lola Sampedro / Fuente: El  

Guillem Ferrer lleva desde 1998 intentando cambiar el mundo poco a poco, como se llama el movimiento activista que él mismo fundó ese año, Poc a Poc. Despacio pero sin pausa, dedica sus días a trabajar para mejorar la educación, la base de todo para él. Los días 14 y 15 de octubre, su fundación Educació per la Vida, celebrará la 13ª edición del encuentro Terra, ànima y societat, en Pollença, un espacio donde aprender y compartir esa nueva forma de aprender, esa nueva educación a la que algunos llaman holística.

P. ¿Cómo ha cambiado en estos años el sector educativo?
R. Hay mucha diferencia. Podemos decir que en Mallorca se está viviendo una revolución; no sólo lo digo yo, sino gente que viene de todo el mundo. Los profesores se han implicacdo. En las escuelas hay una revolucón, en las familias aún no, ahí es más lento, pero los padres que llevan a sus hijos a las escuelas holísticas sí se implican. El Govern también, sobre todo en estos últimos años, pero muy lentamente.

P. ¿Ve una apuesta del Govern por este tipo de educación?
R. No totalmente, no como yo creo que debería ser. El sistema educativo está colapsado y sólo hay que dejar que poco a poco vaya muriendo, no hay que ponerle más energía. Ahora ya sabemos que una mejor educación es posible. Sabemos leer, escribir y aritmética, pero no sabemos quiénes somos.

P. ¿Los que fuimos a escuelas tradicionales somos un desastre?
R. Por lo general, esta educación espiritual y ecológica no es tan habitual en la escuela tradicional. No hablo de la religión, sino de la espiritualidad. Eso se ha obviado, igual que la educación ecológica. Por eso tenemos este desastre ecológico, porque la gente que está en el poder no tiene en cuenta la ecología, no la entiende. Enviar a tu hijo a una de estas escuelas ayuda mucho. Yo impulsé la escuela Sa Llavor en mi pueblo, en Mancor, y nos hemos dado cuenta de que los propios niños están cambiando a los padres.

P. ¿Es difícil ser coherente con ese estilo de vida las 24 horas del día todos los días del año?
R. Ahora mismo es difícil, porque no nos han educado así. La educación tiene que empezar desde el mismo momento en que el niño está en el vientre materno.

P. ¿Los padres que recibimos educación tradicional estamos preparados para criar a niños desde la educación holística?
R.  No. Hay que recuperar el espíritu, cada uno tiene que buscarse y la meditación es el camino. Cuando entras en el silencio empiezas a entender algo, hay una voz que te dice que no puedes escuchar estudiando matemáticas o geometría o viendo una película. Necesitas el silencio. Y la meditación ayuda en ese camino, para descubrir qué pasa en tu mundo interior.

P.  La mayoría de esas escuelas son privadas, hay que pagar mucho dinero para llevar a tus hijos a una. ¿Existe el riesgo de que se conviertan en colegios elitistas?
R. Todas estas escuelas quieren ser públicas, pero no pueden. Tienen que ser independientes porque no les dejarían hacer la educación holística. En Mallorca hay una pública en Sóller, Ses Marjades.

P. ¿Qué cambios tienen que darse en la escuela pública?
R.  Lo más importante es la formación de profesores y la creación de escuelas experimentales públicas. Dicho así, escuelas experimentales, parece que estemos usando a esos niños como conejillos de indias. En sentido positivo. Ya sabemos desde hacemos muchos años que este tipo de educación sale bien. Nosotros vamos atrasados, pero en otros países como Finlandia o Bután hace muchos años que implantaron la educación holística. También tenemos el ejemplo de Finlandia.

P. Allí los profesores cobran más y gozan de mucho prestigio.
R. Claro, pero no se trata de que tengan que cobrar más. Tenemos que valorarlos más, creer en ellos. Hay que entender que no podemos dejar que la educación recaiga por completo en los maestros. Es un error, la clave es la familia y se tiene que acompañar de los maestros y de los «grandes maestros», los animales, los ríos, los árboles… La naturaleza es el gran libro del que tenemos que aprender, no en un aula cerrada. Por eso en Sa Llavor cada día van al huerto y allí aprenden geometría, geografía, matemáticas, relaciones, astronomía… Y cada día van al bosque y en los 12 años nunca se ha caído un niño de un árbol. Las escuelas llenas de cemento, en las que quitaron los árboles para que no se cayeran los niños, son inhumanas. Eso tiene que cambiar.

P. ¿Con ese discurso no cree que demoniza a las escuelas tradicionales?
R. No. No quiero que suene a que me quejo, yo no me quejo de nada. Esa educación es la que tenemos y la respetamos, pero ya sabemos que hay una mejor, hay que caminar en ese sentido, no ir en contra de lo que hay.

P. Habla de que en Mallorca se está viviendo una revolución. ¿Por qué surge?
R. Porque los profesores se han implicado, ahora falta que se impliquen las familias y el Govern. Es un proceso lento, pero las semillas que se están sembrando son muy poderosas, están basadas en algo profundo. Hemos entendido que necesitamos el autoconocimiento, que no es suficiente con la aritmética o la escritura.

P. ¿Esa semilla se siembra igual sea cual sea el color político del Govern balear?
R. En la nueva educación no hay colores, no hay separación; unimos. Pasamos del competir al compartir. Tú no eres mi enemigo, eres mi amigo porque somos una gran familia.

P. ¿Cuál es el papel de la religión en la educación holística?
R. Creo que hay una confusión entre la religión y la espiritualidad. La espiritualidad es conocerte, saber
quién eres. Una vez te conoces, puedes necesitar o no la religión, eso es opcional, complementario. Esa es una de las grandes diferencias entre la educación actual y la nueva: la actual enseña conocimiento y la holística te conecta con la sabiduría.

P. ¿Cree que se corre el peligro de que muchos padres escépticos recelen porque ven en el discurso de esa nueva educación una pátina new age?
R. Debes tener fe, si no la tienes, no entiendes nada. La fe es lo innombrable en acción. Los que venimos de la educación tradicional asociamos estudiar con hincar los codos, con el éxito académico. Nos cuesta entender que existe otra manera de aprender. ¿Cómo se supera ese miedo, cómo podemos dejar de recelar? Tienes que tener fe.

P. ¿Esos niños entrarán con normalidad en la universidad una vez hayan terminado la escuela holística?
R. Es de sentido común. Esos niños aprenden que primero somos y luego hacemos. Cuando te conoces, tienes confianza en ti mismo y no tienes miedo a nada. En la escuela holística pasa eso. Una vez terminas, vas a buscar trabajo y tienes confianza en ti mismo, no te preocupas. Una de las claves es hacer la transición del miedo a la confianza. Estos niños sabrán relacionarse.

P. ¿Qué les diría a los que aseguran que esos niños salen raritos?
R. Eso son formaciones mentales equivocadas. Cada vez que me encuentro a una persona sabia y le pregunto por qué no somos felices, por qué el mundo no funciona, todos coinciden en que es un problema de relaciones. No sabemos relacionarnos con nosotros mismos, porque no sabemos quiénes somos. Tampoco sabemos hacerlo con los demás, por eso tenemos problemas en casa, en el trabajo y en la sociedad. Ni con el medio que nos sustenta. Contaminamos. Si tú comprendes esa relación, entiendes que la vida es sagrada y dejas de contaminar, de hacer daño.

P. ¿Dónde entra la disciplina en esta nueva educación?
R. A través de la sabiduría, de la espiritualidad. Es una disciplina con armonía.

P. ¿Cómo se aprende a hacer una ecuación de tercer grado con espiritualidad?
R. En la educación holística aprendes a leer, a escribir y también a resolver ecuaciones. Y aprendes algo más que no adquieres en la tradicional. No elimina nada sino que añade.

P. ¿Cree que estamos criando una generación blandiblú, como muchos afirman?
R. Me hablas del pasado, de una educación que no funciona. Ahora está emergiendo un campo con biodiversidad en medio de un desierto; un oasis en una sociedad acostumbrada a educar a los niños para que tengan éxito, dinero y riqueza. En esta educación ya sabemos que la verdadera riqueza es saber quién eres, los bosques, los mares y las montañas. Nada tiene que ver con acumular dinero. El dinero es un medio, nunca un fin.

P. Pero necesitamos mucho dinero para poder enviar a nuestros hijos a esos colegios privados
holísticos.
R. Te voy a poner un ejemplo. Yo era una persona con un buen sueldo, pero dejé mi trabajo, cambié de vida. Te puedo decir que hoy soy muchísimo más feliz. Ahora vivo con un mínimo de dinero. El dinero importa, pero no es lo más importante. Algunas familias montan la escuela en casa; otras llevan a sus hijos a una pública y los educan de forma holística en el hogar. Esa es la clave, hay que educar en casa, la escuela es un complemento. Justificamos lo de ganar dinero para hacer cosas que igual no son necesarias. Consumir es destruir, estamos dando un mal ejemplo a nuestros hijos. En Sa Llavor hay algunos padres que no pagan, hacen trueque, por ejemplo. Sin dinero, la imaginación es más poderosa.

P. ¿Cuál es el papel de los padres en esas escuelas?
R. En la nueva educación se va más lejos que en los otros colegios. Son comunidades educativas. Se unen a las familia, a los profesores, a los niños y al pueblo. Para mí, ese es el futuro.

P. ¿Hay que trasladar ese tipo de educación a la universidad?
R. Sin duda. En el momento en que esté infantil, primaria y secundaria, tendrá que estar en la universidad, si no, no querrán ir.

P. ¿Qué papel juegan las nuevas tecnologías en la nueva educación?
R. Yo no tengo móvil y estoy vivo. Tampoco veo la televisión y estoy bien. Hay que educar en su uso, en equilibrio y armonía.

P. Antes de dedicarse al activismo desde el movimiento Poc a Poc, trabajaba como jefe de diseño en Camper. ¿Cuál fue su formación?
R. ¡Yo soy un caso muy curioso, no he tenido educación, he tenido inspiración. A los 11 años le dije a mi padre que no quería estudiar más. No he ido a la universidad ni terminé el Bachillerato. Mi educación es una educación del saber, de la calle, de conectar con personas, un camino hacia el interior. Yo nunca he tenido que desaprender. Nunca me entró nada en el tiempo que fui al colegio, por eso yo estoy limpio y he podido volar.

P. ¿Tiene hijos?
R. No, pero mi pareja tiene tres. Yo no he tenido por diversas circunstancias, pero eso no es importante. Además, con la superpoblación mundial que sufrimos, no está claro que es mejor si tenerlos o no tenerlos. Yo no tengo, pero pongo toda mi energía en la educación y además gratis, porque estoy en una época de servicio, sin expectativas, sin esperar nada a cambio. Lo hago desde el amor y la libertad. El gran cambio vendrá del corazón, no de la mente.

P. ¿Hay una parte evangelizadora en su trabajo?
R. No, yo no soy un predicador. Esa es una percepción equivocada. Mi labor es espiritual, sale de mi verdadero ser, de mi interior. Yo hablo desde la humildad, no tengo nada que vender.

Fuente de la Entrevista:

http://www.elmundo.es/baleares/2017/10/01/59d0c33ae5fdea37738b461b.html

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