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Libro (PDF): Producción horizontal del conocimiento

Reseña: CLACSO

Este texto ratifica que el conocimiento no pertenece a una disciplina ni a una región determinada del mundo. La Construcción Horizontal del Conocimiento se refiere al vigor que adquieren los conocimientos sociales cuando parten del diálogo disciplinar con las voces de los saberes múltiples que poseen quienes viven y superan los problemas sociales que les aquejan. La investigación que responde horizontalmente a las preguntas sociales aporta de dos maneras: produce nuevo conocimiento, y nuevas relaciones entre las personas.

 

Autor/a:                               Corona Berkin, Sarah 
Editorial/Editor: Bielefeld University Press
CALAS
Año de publicación:  2020

 

País (es): Alemania
Idioma: Español
ISBN : 978-3-8394-4974-5
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Germany won’t allow some nonresidents to enter the country, even with a negative test.

Germany won’t allow some nonresidents to enter the country, even with a negative test.

Germany on Friday announced its plans to restrict incoming travel from a handful of countries, including Britain and Ireland, in an attempt to curb the spread of infectious coronavirus variants, going beyond the measures recommended by the European Union.

“It’s about stopping the entry of a highly infectious virus,” Horst Seehofer, Germany’s interior minister, said on Thursday, a day before the federal cabinet approved the restrictions.

Under the new travel ban — which also applies to passengers coming from Portugal, Brazil, South Africa, Lesotho and Eswatini (formerly known as Swaziland) — German residents will be able to return home, but non-German residents from the areas in question will be refused entry, even with a negative coronavirus test.

While multiple known infectious variants have been found in Germany, including the B.1.1.7 variant at a hospital in Berlin, which then had to go into lockdown, health authorities believe they can still prevent variants from spreading and driving new infections.

The changes will go into effect over the weekend and will be in place until at least Feb. 17. It follows a temporary halt in travel for all passengers coming from the United Kingdom and South Africa, which was lifted a few days after it was enacted. All nonessential travel remains discouraged.

Fuente de la Información: https://www.nytimes.com/2021/01/29/world/germany-wont-allow-some-nonresidents-to-enter-the-country-even-with-a-negative-test.html

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Alemania: Ministro alemán vaticina aumento del trabajo infantil por Covid-19

Europa/Alemania/22-01-2021/Autor(a) y Fuente:www.cronicadigital.cl

El ministro de Desarrollo de Alemania, Gerd Muller, aseguró hoy que la creciente incidencia de la Covid-19 incrementará el trabajo infantil en el mundo.

La crisis provocada por el coronavirus SARS-CoV-2 es una catástrofe para muchos niños en todo el orbe, destacó Muller a la prensa en esta capital y recordó que el 2021 fue declarado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) como Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil.

Cerca de 24 millones de infantes no volverán a la escuela tras la pandemia debido a que tendrán que laborar para sostener a sus familias, de acuerdo con estimaciones de la ONU.

Antes de la aparición de la Covid-19 más de 70 millones de menores en el orbe realizaban trabajos clasificados de peligrosos en condiciones de explotación, según Muller, quien definió ese hecho como esclavitud moderna.

Berlín, 21 de enero 2021
Crónica Digital/PL

Fuente e Imagen: https://www.cronicadigital.cl/2021/01/21/ministro-aleman-vaticina-aumento-del-trabajo-infantil-por-covid-19/

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Libro (PDF) ¿Qué está pasando? : cómo la música le da forma a lo social

Reseña:  CLACSO

¿Qué está pasando?: Cómo la música le da forma a lo social argumenta de manera efectiva que la música sirve como lenguaje central de la cultura negra y la experiencia moderna. Wilfried Raussert nos lleva por un viaje maravillosamente investigado a través de los mundos musicales de Brasil, Jamaica y el Sur de Estados Unidos, entre otros, mientras explora el impacto de la música negra en la política, la cultura, la literatura y los museos. William R. Ferris, Profesor emérito de Historia. Cátedra Joel R. Williamson: University of North Carolina at Chapel Hil

 

Autor/a:                               Kaltmeier, Olaf –  Raussert, Wilfried –  Raussert, Wilfried

 

Editorial/Editor: Center for InterAmerican Studies – CIAS
Año de publicación:  2020
País (es): Alemania
Idioma: Español
ISBN : 978-3-946507-44-4
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Alemania: Coronavirus en asilos: los ancianos necesitan más contacto social

Coronavirus en asilos: los ancianos necesitan más contacto social

En muchos lugares de Alemania los casos de coronavirus están aumentando de nuevo. Pero la mayoría de las personas mayores en el país probablemente no tengan que volver a vivir en confinamiento absoluto.

La fase con más contagios de coronavirus en marzo y abril fue un momento especialmente malo para muchas personas mayores en Alemania. En los asilos tuvieron que soportar semanas sin casi ningún contacto con el mundo exterior. El sistema de atención domiciliaria, en el que muchos cuidadores provienen de otros países de Europa del Este, pareció entonces estar al borde del colapso.

Según el Instituto Robert Koch, el 86 por ciento de las personas que murieron en relación con COVID-19 en Alemania, tenían, hasta el 18 de septiembre de 2020, 70 años o más. «La política y la sociedad han aprendido mucho, y ahora son más sensibles con el tema de la libertad de los residentes de los asilos», dice Helene Maqua, quien dirige el departamento de cuidado de ancianos en la Asociación Diocesana de Caritas del Arzobispado de Colonia. Después de las numerosas quejas sobre las medidas, a veces, muy estrictas, se han adoptado otro plan de actuación.

Aislamiento prolongado, perjudicial para la salud

Desde mediados de marzo hasta principios de mayo de 2020, de acuerdo al Reglamento de Protección contra el Coronavirus del estado de Renania del Norte-Westfalia (NRW), se prohibieron, con solo unas pocas excepciones, todas las visitas «que no fuesen atención médica o de enfermería o necesarias por razones legales» en los asilos. Tuvieron que comer solos en sus habitaciones. No fue una situación fácil, especialmente para los residentes con demencia, quienes no podían entender por qué tenían que mantener distancia, y los familiares no los visitaban.

Entre tanto, como en la mayoría de los otros estados federales, las visitas están de nuevo permitidas en NRW, aunque por un tiempo limitado, con mascarilla y a distancia, porque rápidamente quedó claro el enorme estrés que supuso la ausencia de visitas para los ancianos.

Cuando los cuidadores van a casa

También las personas mayores que viven en casa y reciben cuidados por parte de un servicio a domicilio o de 24 horas, tuvieron que aceptar ciertas restricciones: el llamado distanciamiento social. En una entrevista con el diario Frankfurter Rundschau a finales de abril, el investigador de envejecimiento Hans-Werner Wahl dijo: «Las emociones positivas, la sensación de ser necesitado, la ternura, todo eso se ha ido ahora. Es muy estresante».

Esto hace que el contacto con los enfermeros y cuidadores sea aún más importante para estas personas mayores. Sin embargo, al comienzo de la pandemia, el personal tuvo también sus propias dificultades, como informa Renata Föry. «Cuando se cerró la frontera germano-polaca a mediados de marzo, fue un caos absoluto, nadie sabía nada y algunas de nuestras cuidadoras se fueron por su propia cuenta a sus países de origen», dice la directora de Seniocare24, una agencia de contratación de cuidadores polacos. En ese momento, se decidió pagar un bono coronavirus de 300 euros para incentivar que se quedaran en Alemania. A finales de marzo, el Ministerio del Interior alemán dejó claro que los cuidadores (y conductores de camiones) de Europa del Este podían viajar a Alemania. Fue una excepción.

Senioren | Besuchscontainer eines Altenheim

Corona revela deficiencias en la atención domiciliaria

Para proveedores de cuidados sanitarios, como Seniocare24, la situación, en gran medida, se ha normalizado. Sin embargo, según una estimación de la asociación industrial VHBP, en los 300.000 hogares alemanes en los que los cuidadores viven con las personas a las que cuidan, más del 90 por ciento ni siquiera trabaja para tales agencias, lo hacen ilegalmente.

Es probable que estos trabajadores ilegales hayan regresado a sus países de origen en marzo y no regresen durante mucho tiempo. Durante esta fase, «muchos de los que anteriormente contrataban cuidadores de Europa del Este recurrieron a nosotros», afirma Föry. Sin embargo, desde la apertura de la frontera en junio, cada vez más clientes le han dicho que han «encontrado a alguien en privado», lo que suele ser sinónimo de ilegalidad.

Föry no teme a condiciones similares a las de marzo, aunque la cantidad de infecciones por coronavirus está aumentando nuevamente. Después de una breve fase de caos, los políticos actuaron

rápidamente: «Estoy muy agradecida al señor Spahn por ello».

Confinamientos probablemente solo a nivel local

Helena Maqua, de Caritas, piensa de forma similar. Solo al principio, las instituciones se sintieron abandonadas con la responsabilidad, lo que luego llevó a la excesiva cautela en algunos lugares. Pero ahora ya no se esperan confinamientos generalizados de asilos. Además, el estado de Renania del Norte-Westfalia ha establecido grandes existencias de materiales de protección; al comienzo de la pandemia, la escasez de guantes, máscaras u otra ropa fue un verdadero problema.

Los centros de ancianos también deben estar en cuarentena si se producen casos de coronavirus, pero con la ayuda y consideración de todos, estos pueden seguir siendo casos aislados. El virólogo Hendrik Streeck también enfatizó, durante una entrevista con la Agencia Alemana de Prensa, que él cuenta con «que la gente asume la responsabilidad, no solo de sí misma, sino también de otras personas. Casi todos conocemos a personas mayores o personas de riesgo, para las que el coronavirus puede ser peligroso».

Fuente de la Información: https://www.dw.com/es/coronavirus-en-asilos-los-ancianos-necesitan-m%C3%A1s-contacto-social/a-55110670

 

 

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Así han abierto los colegios en Alemania, Noruega y Finlandia

Europa/13 Agosto 2020/https://www.niusdiario.es/

  • Renania del Norte-Westfalia, el Land más poblado de Alemania, celebra su vuelta al cole este miércoles

  • Lo hace después de que otros cinco Länder hayan hecho lo propio en medio de un interminable debate sobre cómo hacer frente a la COVID-19 en las aulas

Este miércoles vuelven a abrir tras las vacaciones de verano las escuelas de Renania del Norte-Westfalia (oeste germano). Es una vuelta al cole masiva. A dos millones y medio de alumnos les espera allí una “nueva normalidad” escolar en la que la mascarilla es obligatoria.

En Renania del Norte-Westfalia, que gobierna el presidente conservador Armin Laschet, se ha optado por instaurar antes de la vuelta al cole la obligatoriedad de la mascarilla incluso en las horas de clase. La decisión del Ejecutivo de Laschet, al que muchos reprochan aquí su gestión laxa frente al coronavirus, llama la atención porque en ninguno de los otros estados en los que ya se ha vuelto al cole es obligatoria la mascarilla en las horas de clase.

En realidad, el país de Angela Merkel todavía debate cómo afrontar un curso 2020-2021 que, como el anterior, estará marcado por la COVID-19. Así, en Berlín, Brandeburgo, y Schleswig-Holstein, tres Länder que tenían su vuelta al cole el lunes, hay que utilizar la mascarilla en las instalaciones de los centros pero no durante las clases.

La semana pasada, la ciudad-estado de Hamburgo y el Land de Mecklemburgo Pomerania Occidental eran los primeros en llevar a cabo el descrito como “experimento” que supone volver a abrir las escuelas cinco días a la semana para los escolares en plena pandemia. Tampoco en estos dos Länder es obligatorio llevar la mascarilla en horas de clase.

Está previsto que, a medida que se abran las escuelas en el país de Angela Merkel, se forme un paisaje escolar heterogéneo en lo que respecta a la lucha en las aulas contra el coronavirus. La evolución de la enfermedad en cada estado suele servir de explicación para explicar estas diferencias regionales.

Renania del Norte-Westfalia, por ejemplo, es el Land que encabeza la lista de Länder en número de infectados. Según los datos del Instituto Robert Koch (RKI), la agencia federal para la prevención y control de enfermedades, esta región del oeste alemán presentaba el martes 52.175 casos desde que comenzó la pandemia. De los 966 nuevos casos registrados el lunes en todo el país, 413 procedían de allí.

Por otro lado, en Mecklemburgo Pomerania-Occidental se han contado apenas 943 casos desde el inicio de la pandemia, según las cuentas del RKI. Ese estado alemán es el menos golpeado por la COVID-19.

Ante la falta homogeneidad en la vuelta al cole alemana hay quién ha calificado la situación de “test de estrés para el federalismo educativo”, de acuerdo con los términos utilizados en declaraciones al Frankfurter Allgemeine Zeitung por el diputado socialdemócrata Ernst Dieter Rossmann. Él es de los que pide “claridad” a los estados federados frente a la pandemia en esta vuelta al cole.

Primeros cierres de escuelas por COVID-19

La disparidad de medidas en unos Länder respecto a otros invita a la incertidumbre. También lo hace que en la primera semana de la vuelta al cole en Mecklemburgo Pomerania-Occidental ya se haya registrado el cierre temporal de dos escuelas por haberse confirmado un par de casos de coronavirus.

En Berlín, el martes ya había ocho personas de una escuela del distrito de Neukölln en cuarentena por un caso positivo de COVID-19 en un centro escolar. Se trata de un padre que había estado en contacto con esas ocho personas al contribuir a las tareas previas preparativas del centro para el nuevo curso escolar.

En Berlín precisamente se habían hecho notar los padres de los alumnos los días previos de la vuelta al cole pidiendo a través de la organización que los representa frente a las autoridades escolares el hacer obligatorio llevar mascarilla en clase y poner a disposición de menores y profesores más capacidad para hacer tests. Por su parte, desde las escuelas iban más allá. Pedían más medidas de higiene y destinar más recursos económicos a la limpieza de las aulas.

Temor a un gran “caos”

Señalados están los responsables de los Länder en materia escolar y de educación. “Es molesto que los responsable no hayan utilizado las vacaciones de verano para sensibilizar y preparar de manera fiable las clases en tiempos de coronavirus”, decía el presidente del Consejo Federal de Padres, Stephan Wassmuth, al diario Welt tras darse a conocer los cierres de las dos escuelas de Mecklemburgo Pomerania-Occidental.

A finales de julio, Heinz-Peter Meidinger, presidente de la Asociación Federal de Profesores, avisaba de la posibilidad que que la vuelta al cole acabe en un “gran caos”. En su organización, según sus términos, se temía “una fase de incertidumbre” en las escuelas. El marco de medidas de higiene propuesto por los Länder no parecían satisfacer a Meidinger, algo que no ha impedido la vuelta al cole.

Tampoco lo ha evitado el escepticismo que existe entre la población y que señalan algunas encuestas. Por ejemplo, un sondeo del dominical Bild am Sonntag previo a la vuelta al cole señalaba que sólo un 49% de la población consideraba que los centros estaban preparados para la vuelta a la normalidad. Eso sí, el 79% estaba de acuerdo en afirmar que era importante ese regreso a la actividad normalizada de las escuelas.

Sin “semáforo noruego”

En esa vuelta al cole no existe, en cualquier caso, algo parecido al “semáforo” impuesto en mayo en las escuelas de Noruega por iniciativa del Instituto para la Salud Pública de ese país nórdico, según informa la edición noruega de The Local.

Desde mayo, las escuelas noruegas pueden estar bajo luz verde, amarilla o roja. La verde les permite desarrollar su actividad con normalidad. La luz amarilla implica tomar medidas de distanciamiento social y de higiene, mientras que con la luz roja se reduce el número de estudiantes por clase y se pueden tomar decisiones individuales sobre horarios.

En Alemania, el debate sobre la preparación de las escuelas o acerca de si ha de ser o no obligatoria la mascarilla en clase parecen no tener fecha de caducidad. A todos los efectos, lo que se impuesto es esta constatación: “el encuentro personal es indiscutiblemente de especial importancia en el éxito del aprendizaje”. Así lo ha dicho al Frankfurter Allgemeine Sonntag la ministra alemana de para la Educación, la conservadora Anja Karliczek.

Esta defensa de las clases presenciales está en parte justificada por los datos negativos que arrojan los estudios sobre la experiencia de la reapertura de los colegios tras los cierres temporales decretados en marzo.

El Homeschooling no basta

Un estudio reciente del prestigioso instituto IFO publicado hace unos días señalaba que, durante el periodo de Homeschooling al que se recurrió en Alemania, “el tiempo que los niños dedicaron al trabajo escolar a diario durante la pandemia del coronavirus cayó de las 7,4 horas al día [de la escuela, ndlr.] a 3,6 horas al día”.

Esos días de Homeschooling pusieron de relieve en Alemania que el país no está todo lo preparado que muchos desean para poner en marcha el aprendizaje a distancia. Con este tipo de aprendizaje, de hecho, hay un segmento social – el de las familias menos favorecidas –, al que no se llega por medios tecnológicos. “A éstos alumnos no se llega lo suficientemente bien con formatos de aprendizaje digital”, según ha reconocido Karliczek.

En este contexto, los hay en Alemania que miran ahora más que nunca los ejemplos nórdicos, donde no parece haber sido especialmente traumático el paso de enseñanza presencial a enseñanza en línea en tiempos de coronavirus. Pero incluso en Finlandia, que pasa por ser un modelo internacional en materia de educación reconocen la importancia de las clases presenciales.

Ya lo decía allá por el mes de marzo a la televisión pública alemana ARD Jaako Salo, del sindicato de profesores fineses: “Uno no puede olvidar que los niños en edad escolar son muy diferentes. Cuando uno les da deberes, el desafío es que puedan trabajar de manera autónoma. Pero en toda clase los hay que necesitan ayuda de forma continua”.

Está por ver si en Alemania, en caso de volver al escenario de Homeschooling ante una eventual segunda gran ola de contagios, mejora el rendimiento del pasado curso escolar.

Fuente: https://www.niusdiario.es/internacional/europa/debate-alemania-sobre-como-abrir-escuelas-colegios-medio-pais-abiertos_18_2993295225.html

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Entrevista a Maja Göpel: Una perspectiva ecosistémica frente a la crisis

Por: Claudia Detsch

En esta entrevista, la economista Maja Göpel plantea la necesidad de desarrollar un enfoque progresista ante la crisis climática y ambiental. Centrada en la realidad de Alemania, asume que la perspectiva de salida a esta problemática debe ser ecosistémica.

Su libro Unsere Welt neu denken [Repensar nuestro mundo, Ullstein, 2020] sobre la futura interacción entre economía, ecología y sociedad está, desde hace varios meses, en las listas de los más vendidos. ¿Eso también se debe a la crisis del coronavirus?

Creo que fue simplemente el resultado de la iniciativa Scientists for Future: esa necesidad de explicar de manera diferente y más fácil cómo se relacionan las cosas. Esa era también mi intención para el libro. También se trataba, para mí, de desintoxicar el discurso. Es por eso que he incluido especialmente los términos «Estado» y «mercado», «prohibiciones» y «desistimiento». Suelen usarse en el debate sobre la sostenibilidad para torpedear una discusión abierta. Pero lo que hay que preguntar primero es qué objetivos se deben alcanzar, para luego ver qué instrumentos resultan útiles. Así que miremos el contexto y no demonicemos un instrumento per se. Por cierto, creo que el éxito del libro también tiene que ver con el coronavirus. La gente necesita informarse porque siente que las cosas están cambiando rápidamente.

¿De dónde debemos partir en el camino hacia un nuevo modelo económico y social?

En las sociedades occidentales solemos tener un punto de vista que describimos como individualismo metodológico: observamos elementos individuales y de ello derivamos cómo funcionará un sistema general. Sin embargo, en muchas áreas, hemos notado que esto no funciona. Este es uno de los puntos críticos de la forma clásica de economía: no se indaga de dónde provienen realmente la orientación y la calidad de los elementos ni cómo estas cambian con el tiempo. Si hemos desarrollado todas las estructuras de la sociedad de tal manera que se habla del comportamiento de un homo oeconomicus, entonces no debería sorprendernos que lo que sale a la luz sea cada vez más el comportamiento del homo oeconomicus.

El segundo punto crítico se llama incorrección de la agregación: el desarrollo social no se puede predecir simplemente haciendo una sumatoria de comportamientos individuales. En su lugar, debo tener una visión sistémica que se centre principalmente en los circuitos de retroalimentación y los desarrollos no lineales, es decir, en las relaciones entre los elementos. El punto de la reflexividad también es importante en los sistemas humanos: cómo nuestras narrativas guían nuestra visión del mundo y nuestras acciones, y cómo las usamos para crear futuro y realidad. Tomar conciencia de esto una y otra vez es el impulso esclarecedor de una sociedad liberal y en aprendizaje. Entonces, si las condiciones marco han cambiado radicalmente, sería aconsejable volver a observar empíricamente qué modificaciones opera ese cambio en mis ideas y modelos de buen desarrollo.

Hemos visto durante la crisis del coronavirus que de pronto era posible dejar de lado viejas certezas de un día para otro. ¿Por qué la crisis climática aún no ha tenido una urgencia comparable?

No se puede comparar la crisis del coronavirus con el cambio climático porque la crisis del coronavirus afecta a la propia población en el corto plazo. Hay circuitos de retroalimentación muy claros que combinan una acción –el confinamiento– con una causalidad –el menor número de decesos– relativamente bien, y especialmente en el corto plazo. De todos modos, ahora hemos aprendido que tiene sentido intervenir en muchos de los sistemas antes de que las consecuencias se hagan sentir; de lo contrario, estas se escapan de control. Por lo tanto, no se puede suponer que en el momento en que todos nos quedemos en casa la infección se detendrá inmediatamente, o que en el momento en que detengamos el uso de combustibles fósiles que emiten dióxido de carbono podremos detener el cambio climático de inmediato. Hemos entendido este pensamiento anticipatorio y preventivo.

Sin embargo, con el cambio climático, queda el desafío de que las consecuencias siguen llegando desfasadas en tiempo y espacio. Tenemos que implementar el cambio estructural ahora. Esto genera costos de transacción. Es incómodo. Pero los efectos de la inacción solo podrían retrasarse. Especialmente aquellos que se benefician del statu quo dicen: ¿por qué tenemos que hacerlo ahora? Eso cuesta empleos y ganancias de corto plazo, incluso si el balance es positivo para ambos a largo plazo. Por lo tanto, necesitamos buenas políticas y acuerdos que opongan al cortoplacismo estructural una agenda de transformación vinculante.

Al comienzo de la crisis del coronavirus se habló de un cambio de era, incluso del fin del capitalismo. Esa euforia parece haber vuelto a aplacarse. ¿Entonces todo puede volver a ser como siempre?

Sí, esa posibilidad es real. En investigación, siempre hablamos de dependencias del camino, estructuras que nos empujan a todos en una dirección, incluso si hemos decidido individualmente que no nos gustan. Se necesita tiempo para salir de estos caminos. No sorprende que estén funcionando nuevamente las mismas estructuras. La pregunta es si continuaremos así hasta que la próxima crisis rompa otra vez nuestras rutinas. O si, habiendo aprendido, lograremos anticiparnos. Hoy vivimos en un sistema económico degenerativo, en una sociedad de riesgo mundial, pero nos gustaría vivir en una sociedad con seguridad de suministros, estable y confiable. ¿Cómo llegamos allí?

En el contexto de sus demandas, ¿cómo califica los programas de rescate actuales para empresas y empleados?

El programa actual dice: hay que liberar de cadenas a la economía. Pero sigue sin estar claro en qué dirección hacerlo. Se promueven algunas tecnologías, pero indiscriminadamente y sin apuntar a una economía circular, como es el núcleo del Green Deal [Pacto Verde]. En este momento se está otorgando mucho dinero, pero los más beneficiados son los actores que ya dominan en el camino actual. Si no cambiamos también el marco político, entonces es probable que sigamos manteniendo muchas de las estructuras que realmente queríamos transformar: reemplazar todos los automóviles a combustible por automóviles eléctricos e impulsar el uso de hidrógeno no configura un cambio rotundo en la movilidad.

Por lo tanto, me falta la estrategia rectora, tanto a escala sectorial como regional. Esto solo pudo haber sido el comienzo. Ahora tenemos la oportunidad de dar a las inversiones una dirección clara y sostenible, crear nuevos mercados según conceptos de utilización y no de propiedad, y estimular en las empresas procesos de reestructuración orientados a la economía circular. Para ello también debe haber objetivos vinculados al dinero. Es mucho más fácil lograrlo con el paciente capital estatal que con capital privado. Es por eso que un enfoque como el Green Deal es extremadamente importante para mí. Durante el otoño [boreal] discutiremos posiblemente el próximo programa. Entonces necesitamos una orientación clara.

¿Cómo es esto en la práctica?

Tome el sector automotriz como ejemplo. Este sector sabe que la electromovilidad producirá desplazamiento y reducción de puestos de trabajo. Alzar la voz como se hace ahora, solo porque el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) ya no quiere seguir promoviendo el motor de combustión, obedece puramente a motivaciones políticas. No se contempla honestamente qué le deparará el futuro a esta industria. La pregunta es cómo planificar los procesos de transición.

Pero en la sociedad también crece la protesta contra medidas ecológicas de largo alcance, como en el caso de Francia y los «chalecos amarillos». Por último, pero no menos importante, los populistas de derecha han descubierto el tema y se postulan como abogados de los ciudadanos de a pie, quienes deben pagar. ¿Cómo puede ganarse el favor de los escépticos para reestructurar la economía?

En primer lugar, me gustaría señalar que muchos estudios muestran que, por ejemplo, los sistemas de energías renovables o la agricultura regenerativa crearán más empleos que las soluciones actuales. Con la digitalización, que se declara como incuestionablemente necesaria, es diferente, pero en este caso nadie grita. Por lo tanto, se trata de intereses y procesos de transición, de garantizar un enfoque solidario. Solidaridad significa una mejor participación de los afectados en las decisiones y la implementación de estrategias de transformación, pero también igualdad de oportunidades para aquellos que no gritan tan fuerte o están menos organizados políticamente. Creo que son llamativas las fuertes quejas por la pérdida inminente de puestos de trabajo en la industria. Por otro lado, a todos los que trabajan como autónomos creativos o pequeños se les dice: ¡Ey, el acceso a subsidios por desempleo como ALG I y Hartz 4 se ha simplificado! ¿Por qué resulta inaceptable que un empleado de la industria automotriz acceda al ALG I? Se trata más bien de dejar de lado la estigmatización del subsidio por desempleo, que también se muestra en la discusión en torno de un ingreso básico.

Sin embargo, ambos trabajadores, el empleado de la industria automotriz y el creativo, corren el riesgo de perder el trabajo. A la gente pudiente le va mejor. Incluso después de esta crisis, se puede ver una imagen ya familiar: aquellos que ya estaban bien se beneficiarán aún más, por ejemplo, a través de ganancias bursátiles. Y los pobres lo serán cada vez más, tanto en Alemania como a escala mundial.

En la crisis del coronavirus siempre hacemos la analogía con la Segunda Guerra Mundial. Después de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, se hizo un análisis sistemático de cómo estaba repartido el esfuerzo. Creo que es dañino que ya se vuelva a especular sobre cómo reducir el endeudamiento. No tenemos ahora cómo hacer pronósticos en el ámbito macroeconómico: no sabemos cómo se comportarán las exportaciones y las cadenas de suministro, qué sucederá geopolíticamente este año, si habrá una segunda ola en otoño o si el público mostrará el mismo nivel de consumo, incluso si hay una baja transitoria de los precios.

Este es un momento extremadamente interesante para la economía porque los supuestos básicos de los modelos no funcionan. Lo que está sucediendo actualmente en las bolsas de valores no refleja la economía real. Se forman burbujas especulativas y el poder de mercado de algunos grupos empresariales sigue creciendo. Esto ya no tiene mucho que ver con la economía de mercado o con el comportamiento socialmente responsable de las empresas. Una distribución futura del esfuerzo debe indicar claramente estos efectos y corregirlos en consecuencia. No hay escasez de dinero, ni de buenas ideas, ni de tecnologías. Necesitamos voluntad política y responsabilidad de aquellos que pueden ceder.

¿Cómo ve la división de tareas entre el Estado y la sociedad? ¿Quién es la gran fuerza impulsora, el Estado o los movimientos de la sociedad civil como Fridays for Future?

Hasta ahora, se ha observado claramente que la política está reaccionando y no actuando. Es realmente desconcertante cuando nos fijamos en el discurso de algunos partidos políticos que no quieren dejarles el tema del clima a los Verdes solo porque hay protestas públicas. Desde una perspectiva científica, me produce consternación. No puede ser que se vea la importancia del problema del clima solo cuando la gente grita. Simplemente tengo que decir, sobre la base del conocimiento científico y según mi leal saber y entender, que tenemos un problema. Y si no queremos verlo como cuestión ambiental, sino como una cuestión de equidad de recursos, de estabilidad económica o de sana gestión de riesgos o de balances, ¡genial! Luego, cada partido debe presentar su propio marco para que haya una opción viable de abordaje del tema. Es esto lo que para mí significa asumir la responsabilidad política.

¿Cómo deberían reaccionar los sindicatos sobre una materia tan sensible?

Los sindicatos tienen que preguntarse qué procesos se necesitan ahora para que las personas afectadas por el cambio estructural hacia la sostenibilidad puedan desempeñar algunos de los trabajos del futuro. Por cierto, esto también se aplica a los efectos de la digitalización, que, sorprendentemente, casi no recibe críticas. Durante la crisis del coronavirus se ha hecho de pronto visible una flexibilidad completamente diferente. Antes siempre se decía: no podemos producir otra cosa, mucho menos a corto plazo: y, súbitamente, se hizo. Durante la crisis del coronavirus se le sacó la careta a todo este «No funciona» y se mostró el «No quiero» que escondía, es decir, hubo un desenmascaramiento de la comodidad y la preservación de privilegios adquiridos.

Pero estos cambios necesitan tiempo y los sindicatos tienen aquí una visión cortoplacista de la prevención de daños. ¿No es esa su misión?

Se trata de pensar: ¿cuál es la función del trabajo en nuestras sociedades? Los sindicatos no deberían tratar de preservar obstinadamente todos los empleos que existen hoy en día, sino defender los derechos de los trabajadores frente a la política. Luego tengo que ocuparme de los procesos de recapacitación, de los programas de calificación, de la cooperación creativa a escala regional entre Estado, ciencia, empresas y sociedad civil para que puedan surgir nuevos clusters e identidades. Pero, por supuesto, esto no debe suceder desconectándose de la sociedad. No sirve de nada si a los nuevos asentamientos industriales o a las oficinas centrales de Amazon llegan del exterior empleos bien pagos y la población local lo nota especialmente por el aumento de los alquileres.

En política y negocios, es importante superar la estrechez corporativa y reorganizar la participación; actuar y planificar nuevamente junto con los ciudadanos en lugar de hacerlo tomándolos solo como destinatarios. Usted mencionó antes el caso de Francia. Fue muy alentador que Emmanuel Macron dijera después de las protestas: haremos una convención ciudadana sobre política climática. Los participantes fueron seleccionados entre el público en general y se aprobaron 150 medidas y recomendaciones, que son mucho más radicales que lo que se discutió en el gobierno. Al mismo tiempo, los participantes informaron que habían aprendido mucho sobre diferentes perspectivas y ahora entendían cuánto necesita cambiar la sociedad y cuánto le importa a cada uno determinado cambio. Eso la gente lo toma en serio.

Tenemos una comprensión limitada de la innovación en esta república. El dinero y la tecnología dominan el paquete de estímulo económico. Pero estos son medios para un fin. Incluso se supone que la digitalización la que salvará al sistema de salud y no una nueva cooperación social que comience por la pregunta de por qué los empleados están allí siempre al límite de sus fuerzas y preocupados por la calidad. Así es como los afectados sienten que se los toma en serio, y no cuando los economistas calculan que la compensación o inversión total es suficiente.

¿Cómo ve el papel de la digitalización? ¿Cómo es posible asegurar que impulse la reestructuración social-ecológica y que no se convierta en su ataúd?

Resulta interesante que la Unión Europea proporcione actualmente orientación sobre este asunto. Los tres temas claves fueron fijados con los tres vicepresidentes y vicepresidentas: Green Deal, cuestiones digitales y cuestiones sociales. Al mismo tiempo, se puso el foco en la cooperación. Ahora están pasando muchas cosas especialmente en las áreas del Green Deal y la agenda digital. Es una característica distintiva y puede convertirse en una ventaja para Europa si la digitalización respalda los procesos de creación de valor ecológico y social. Los grandes grupos empresariales estadounidenses de tecnologías de la información operan en parte un sistema muy parasitario que se está expandiendo rápidamente, evitando la responsabilidad por las consecuencias, no pagando impuestos y teniendo un poder monopólico mediante efectos de red. Para sus propietarios, se han convertido en máquinas de enriquecimiento a las que no se les puede permitir seguir funcionando así. Lo que está ocurriendo allí ya no es una disrupción en el sentido de romper incrustadas dependencias del camino, sino una destrucción absoluta de estructuras sociales negociadas durante mucho tiempo y una estructura competitiva que apunta al mercado. A menudo no se trata ya de productos individuales, sino de infraestructuras que surgen allí. Ahí se debe, entonces, regular con coraje.

Además de cuestionarnos los modelos de negocio, también debemos preguntarnos qué problemas deberían ayudarnos a resolver las innovaciones digitales. ¿Plataformas de compras aún mejores y más mundos online? ¿O pueden la inteligencia artificial, la tecnología de sensores y el big data permitirnos comprender realmente bien los ecosistemas y el reciclado de materiales y su gestión transparente? Para esto se necesita dar un nombre a la misión: es nuestra versión europea de la digitalización. Debe tomar en serio los derechos civiles y servir a una economía social de mercado y, por lo tanto, cumplir con los objetivos de una mayor calidad de vida y respeto de las fronteras planetarias.

Actualmente, los populistas de derecha están en el poder en muchas partes del mundo. ¿Cómo puede Europa ejercer un contrapeso?

Reflexionando sobre los objetivos establecidos en los tratados de la Unión Europea. El punto de partida fue: nunca más guerra. Y alta calidad de vida y seguridad de la población. Para mí, esto implica una revolución educativa integral y honestidad. Siempre se nos dice que somos utopistas porque queremos una sociedad sostenible. Siempre pienso: ¿quién es el utopista aquí? ¿Cómo es posible suponer que se puede seguir así? El escenario de que todo continúe igual no es una opción deseable en ningún estudio que trate de manera diferenciada cuestiones ambientales o de justicia. Por el contrario, los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados por casi todos los países del mundo relacionan objetivos sociales y ecológicos entre sí y plantean la cuestión de cómo podemos hacerlos compatibles mediante innovaciones integrales: culturales, sociales, políticas, económicas y tecnológicas. Esta es una agenda muy concreta tanto para los conservadores como para los progresistas, por lo que nadie tiene que temer quedarse atrás. Solo tenemos que tomarla en serio y ponernos a trabajar.

Traducción: Carlos Díaz Rocca

Fuente e imagen: IPG

 

 

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