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La educación como problema

Por Adela Cortina

El problema número uno de cualquier país es la educación. Y en el nuestro el asunto anda revuelto desde instancias diversas que afectan a todos los niveles educativos, incluida la Universidad. Es tiempo de pensar la educación y pensarla a fondo.

La LOE deja la puerta abierta para que las comunidades autónomas recorten horas de materias como la Filosofía, apertura que aprovechan algunas comunidades como la valenciana para reducir su horario; los enfrentamientos por la Educación para la Ciudadanía recuerdan el Motín de Esquilache; Bolonia va a traer una Universidad adocenada, en la que, por mucho que se diga, la calidad acaba midiéndose por la cantidad.

El número de alumnos se ha convertido en decisivo para determinar la calidad de una materia o un postgrado, con lo cual no hay lugar para la especialización. Una cosa es saber mucho de poco, saber cada vez más de menos y acabar sabiéndolo todo de nada; otra cosa muy distinta, saber sólo generalidades, porque eso -se dice- es lo que prepara para adaptarse a cualquier necesidad del mercado.

Acabamos limitando escuela y Universidad a desempeñar tareas, no a asumir la vida

Éste es el mensaje de Bolonia, asumido con inusitado fervor por carcas y progres, y después nos quejaremos del neoliberalismo salvaje.

Los nuevos aires insisten en preparar a los alumnos para desarrollar competencias tanto en los estudios técnicos como en las ciencias y las humanidades. El viejo debate sobre si educar consiste en formar o en informar ha pasado de moda, porque ya sabe cualquier maestro o profesor que lo suyo es preparar chicos y chicas competentes. ¿Competentes, para qué? Para desempeñar ocupaciones asignadas por el mercado laboral, claro está.

Por eso, si usted tiene que diseñar un plan de estudios de cualquier nivel educativo o un postgrado, el apartado más largo y complicado será, no el que se refiere a los contenidos de las materias, sino el que se relaciona con las «competencias». ¿Para qué ha de ser competente el egresado?

Competencia es, al parecer, un conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes, necesarios para desempeñar una ocupación dada y producir un resultado definido. Consulté a un compañero de Pedagogía, excelente profesional, y, con una buena dosis de ironía, me puso un ejemplo muy ilustrativo: alguien es competente para hacer una cama cuando sabe lo que es un somier, un colchón, lo que son las sábanas, se da cuenta de cómo es mejor colocarlas y además le parece algo lo suficientemente importante como para intentar dejarlas bien, sin arrugas y sin que el embozo quede desigual. Era sólo un ejemplo, por supuesto, pero extensible a actividades más complejas, como construir puentes y carreteras, elaborar productos transgénicos, hacer frente a una denuncia, plantear un pleito, curar una enfermedad y tantas otras actividades que corresponden a quien tiene un puesto de trabajo. Preparar gentes para que ocupen puestos de trabajo parece urgente.

Sin embargo, sigue pendiente aquella pregunta de Ortega sobre si la preocupación por lo urgente no nos está haciendo perder la pasión por lo importante. Si en la escuela hay que enseñar a hacer tareas como manejar el ordenador o conocer las señales de tráfico, cosa que los estudiantes van a aprender de todos modos por su cuenta y riesgo, o si hay que incluir en el currículum materias de Humanidades, que preparan para tener sentido de la historia, dominio de la lengua, capacidad de criticar, reflexionar y argumentar. Que no son competencias para desempeñar una ocupación, sino capacidades del carácter para dirigir la propia vida. Nada más y nada menos.

Por otra parte, se insiste, con razón, en que el conjunto de la educación se dirige a formar buenos ciudadanos, y hete aquí que eso no es ninguna ocupación, sino una dimensión de la persona, aquella que le permite convivir con justicia en una comunidad política. No tanto vivir en paz, que puede ser la de los cementerios o la de los amordazados, sino convivir desde la justicia como valor irrenunciable. Y para eso hace falta aprender a enfrentar la vida común desde el conocimiento de la historia compartida, la degustación de la lengua, el ejercicio de la crítica, la reflexión, el arte de apropiarse de sí mismo para llevar adelante la vida, la capacidad de apreciar los mejores valores. Cosas, sobre todo estas últimas, que no pertenecen al dominio de las competencias, sino a la formación del carácter.

No es una buena noticia entonces que se quiera reducir la Filosofía en el Bachillerato, ni lo es tampoco que se pretenda eludir la ética cívica o esa Educación para la Ciudadanía que debería ayudar a educar en la justicia, no sólo a memorizar listas de derechos, constituciones y estatutos de autonomía, que son por definición variables, sino a protagonizar con otros la vida común.

Por fas o por nefas, acabamos limitando la escuela y la Universidad a preparar presuntamente para lo urgente, no para lo importante, para desempeñar tareas y no para asumir con agallas la vida personal y compartida.

Fuente del artículo:  https://elpais.com/diario/2008/05/28/opinion/1211925605_850215.html

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Argentina: El desafío de Celaá: la brecha educativa también es pobreza infantil

Argentina/16 de Junio de 2018/El Periódico

Los gestos en política dicen mucho: habrá un Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil y una Vicepresidencia de Igualdad. Por si acaso había dudas, Pedro Sánchez lo explicitó en su discurso al anunciar la composición de su gobierno. El presidente ha marcado las desigualdades sociales, y en especial la pobreza infantil, como prioridades políticas.

Tan importante es combatir la pobreza monetaria como asegurar que esta no condiciona el futuro de los niños y niñas que la sufren, que no se perpetúa a lo largo de la vida y se transmite entre generaciones. Por eso la educación es una dimensión de la pobreza infantil y uno de los ejes de la estrategia integral que la Comisión Europea recomienda a los países para combatirla.

En esto la nueva ministra de Educación, Isabel Celaá, tiene un reto. Los niños y niñas pobres repiten más curso, tienen más probabilidades de no terminar la educación obligatoria y de acabar abandonando el sistema educativo –un 43% del quintil más pobre abandona–. La formación está vinculada con las posibilidades de conseguir un empleo y con el salario. La Comisión Europea ha alertado de este círculo perverso que supone el alto impacto del origen socioeconómico en el progreso educativo en España. No por nada España ocupa el segundo lugar en dos rankings europeos: el de la pobreza infantil y el del abandono escolar. Y ambos están interconectados, generando una creciente ‘brecha educativa’ que deja atrás a un 18% de jóvenes.

Hoy por hoy, la educación en España no logra compensar suficientemente los déficits de una niña o un niño con pocos estímulos en el hogar, que no ha asistido a una escuela infantil, que no tiene ayuda en casa, apoyo en el colegio ni asiste a extraescolares y que estudia rodeado de compañeros con su misma realidad y expectativas.

¿Por dónde empezar? Tres sugerencias para la nueva ministra: becas, segregación y educación infantil. España invierte en becas la mitad que la media europea y no lo hace bien. No están diseñadas para llegar a quienes más las necesitan, las cuantías no son suficientes y los beneficiarios no las reciben a tiempo para favorecer que sigan estudiando. Todavía estamos a tiempo de cambiar la convocatoria del próximo curso.

Segundo, la segregación escolar y la educación inclusiva es una asignatura pendiente. Tres contundentes informes recientes de la ONU  (1,2) y de Save the Children alertan del creciente problema de segregación por origen socioeconómico, por discapacidad y por etnia gitana en nuestras escuelas, que agrava la desigualdad de oportunidades y genera abandono escolar. Esto no puede seguir siendo negado e ignorado por más tiempo, como hizo el ministro de Educación anterior. El Ministerio puede modificar normativa básica de admisión y de conciertos, liderar el debate y acordar políticas con las comunidades autónomas, en el marco de un plan como el que existe para el abandono escolar.

Tercero, el acceso a educación infantil de primer ciclo es una de las políticas educativas más eficientes para compensar las desigualdades. Sin embargo los que menos acceden hoy son los que más necesitan de ella, las familias con pocos recursos. No hay suficientes plazas asequibles.

Que el Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil dependa de Presidencia debe ser no solo un reflejo de la prioridad de la cuestión sino de su carácter transversal a las políticas del Ejecutivo. Confiamos en que esa lucha contra las desigualdades que se originan en la infancia sea un compromiso de todo el gobierno y que por tanto la ministra Celaá lo asuma como propio. Que la equidad esté en el corazón de la política educativa para romper el círculo de la pobreza. Esta batalla se libra desde la trinchera de la ministra de Educación tanto como la del Alto Comisionado.

Fuente: https://www.elperiodico.com/es/sociedad/20180615/el-desafio-de-celaa-la-brecha-educativa-tambien-es-pobreza-infantil-6878564

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Womagis, una historia de magos para empoderar a los niños

España/16 de Junio de 2018/ABC

El libro muestra el valor de las palabras, que no son inocuas

¿Cómo nace todo en esta vida? A través del amor, la primera palabra del universo y de un mundo grande lleno de oportunidades y posibilidades infinitas para vivir y compartir. Éste es uno de los diversos mensajes de este libro lleno de encanto y de empoderamiento de la capacidad creativa del ser humano, empezando por los niños. Una historia en la que el mago Womagis enseña a una niña, Olivia, a ser maga de este mundo y maga de su propia vida.

El proyecto ha sido creado y escrito por Marta Villegas, que ya demostró su amor por la literatura infantil con El mago del desierto, ilustrado por Ulrike Hasseloff y publicado por Random House-Mondadori bajo el sello Beascoa, y como coautora de El nombre de la ballena del prestigioso Fondo de Cultura Económica Mexicano. Además, está ilustrado por la reconocida ilustradora de literatura infantil Mónica Carretero, galardonada con numerosos premios en la London Book Fair, Latin Book Awards en EE.UU. y la American BookExpo en Nueva York y con docenas de libros publicados en España, Reino Unido, Corea, Líbano, Francia, Australia o EE.UU.

La publicación como instrumento de juego

Pero además, Womagis es una idea única para un mercado donde no hay productos similares en este momento. Es más que una publicación, es un concepto y la transmisión de una manera de ver y estar en el mundo, así como la posibilidad de leer por primera vez una publicación en 18 idiomas al mismo tiempo (alemán, árabe, chino, coreano, español, francés, griego, hebreo, hindi, holandés, inglés, italiano, japonés, portugués, suajili, sueco, turco y ruso) en cualquier rincón del planeta.

Y es que los niños que hablan más de un idioma podrán leerlo simultáneamente, los padres con diferentes nacionalidades tendrán la posibilidad de leer el mismo libro con sus hijos, una clase con niños de diferentes orígenes lo disfrutará al mismo tiempo, los niños que desean aprender otros idiomas podrán dar sus primeros pasos con Womagis y en el proceso hacer que se den cuenta de que existen otros alfabetos y culturas que forman el mundo. Todo en una historia llena, a la vez, de realidad y de magia. Como la propia vida. Womagis es una publicación única para crear lazos estrechos con el entorno en el que vivimos que desde el 26 de mayo se podrá adquirir tanto en formato ebook como en papel a través de Amazon.

Un libro con juegos y actividades

Womagis muestra el valor de las palabras, que no son inocuas, y su capacidad para crear o destruir, para amor u odiar, incidiendo en la importancia de usarlas bien y para bien, y revela cómo es posible crear un mundo mejor a través de ellas, haciendo que el lenguaje universal del amor domine el mundo. Un poder concedido a los niños, que pueden convertirse en Womagis y crear un idioma de amistad, de paz, y un nuevo lenguaje inventado por ellos mismos, pues en el momento en que un niño se hace lector del libro se convierte en Womagis, aportando nuevas palabras.

Por eso la historia da un paso más allá, puesto que además de aceptar el entorno multicultural en el que nos criamos, inspira a crear un idioma y una voz propia a través de las actividades que propone, creadas por la pedagoga Andrea Ramos. Entre ellas, hacer que los mejores sentimientos se conviertan en palabras inventadas, en «palabras Womagis»; recortar una pluma mágica y pegarla al lápiz para escribir esas palabras mágicas; construir códigos nuevos que funcionen en familia; un alfabeto pictográfico; o investigar cómo se dice «te quiero», «te admiro», «te valoro», en idiomas de otros amigos, potenciando la curiosidad por otras culturas.

Womagis llega también con una web dinamizada con la pretensión de crear una red Womagis on line para todos los lectores y pequeños magos Womagis del mundo. Todo ello gracias a juegos para que los niños puedan expandir su imaginación, compartir su propio idioma y una identidad que les ayude a ser quienes son.

Para comprender el mundo en el que vivimos

Inspirado en la propia experiencia personal de la autora, que ha visto cómo miembros de su familia se convertían en expatriados, el libro nace como una necesidad de dar la bienvenida a la próxima generación: sus sobrinas, hijas nacidas de dos nacionalidades, criadas en un país con diferentes idiomas y la lucha por transmitir sus raíces. Son los llamados niños Third Cultural Kids, un número que demográficamente sigue aumentando con más de 230 millones de expatriados en todo el mundo y un solo reto, la integración y la diversidad cultural: niños que crecen con padres de diferentes nacionalidades o en otro ambiente muy distinto al de sus padres, maestros que tratan de incluir a todos los niños con diferentes idiomas y culturas. Womagis llega, por fin, con una historia que incluye a todos, que celebra la diferencia y permite que el multiculturalismo se disfrute en cada uno como ciudadanos del mismo mundo, independientemente de dónde provengamos.

Por eso Womagis es un libro único en el mercado para comprender el mundo en el que vivimos, compartirlo y ser partícipe de él, sabiendo que hay un lugar para cada uno de nosotros y que todos tenemos la capacidad para mejorarlo. Es la historia, la herramienta, el juego y el universo para una nueva generación que está buscando un mago para crear y crecer.

Este proyecto fue presentado personalmente a Carmen Balcells cuando aún era una idea sin forma concreta e inmediatamente dijo «sí», alentando a la escritora, Marta Villegas, que siguió investigando cómo materializarlo hasta llegar a una idea de incluir los 18 idiomas, eligiéndolos en función del número de hablantes y su alcance. El proyecto ha recibido el apoyo de Emprendelibro, programa de apoyo al emprendimiento en el sector editorial realizado conjuntamente por Factoría Cultural y la Fundación Germán Sánchez Ruipérez con la ayuda del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte para entidades sin fines de lucro que promueven y fortalecen la industria editorial.

Ahora, Womagis comenzará su andadura tras haber sido respaldada positivamente por una investigación de mercado, probada en más de 200 niños de diferentes escuelas, incluyendo padres y maestros.

La segunda y la tercera parte de la historia ya están en proceso de escritura, y tratarán de idiomas que ya no se hablan o idiomas que están a punto de desaparecer, sólo hablados en zonas remotas del mundo. Una trilogía que conducirá a los niños a través de la historia de los idiomas, ampliando sus puntos de vista y su imaginación sobre el mundo, y aumentando sus formas de comunicación. Porque, en realidad, todos podemos ser Womagis…

Fuente: http://www.abc.es/familia/educacion/abci-womagis-historia-magos-para-empoderar-ninos-201805290048_noticia.html

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España: Asociación LGTB organiza encuentro por la diversidad en el ámbito educativo

España/16 de Junio de 2018/La Vanguardia

 Kif-kif, la asociación de migrantes y refugiados lesbianas, gais, transexuales y bisexuales de la Comunidad de Madrid, organizó el 15 de junio un encuentro con el objetivo de promover herramientas e iniciativas para evitar la discriminación en los centros educativos.

El «II Encuentro por la Diversidad: claves para una buena convivencia educativa» busca generar espacios de debate y reflexión con toda la comunidad educativa con el objetivo de promover herramientas e iniciativas para trabajar los conflictos en las escuelas.

Actualmente, según un comunicado de Kif-kif, hay problemas de convivencia escolar que tienen una multiplicidad de razones, pero que, en su mayoría, confluyen en el rechazo a la diversidad.

Entre los grupos «vulnerables» en las aulas, se encuentran las personas con una orientación sexual, expresión o identidad de género diversa, así como las migrantes o racializadas.

Según los datos de la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, dos de cada tres encuestados lesbianas, gais, bisexuales y transexuales (LGTB) ocultaron o disimularon su condición LGTB en el centro escolar, aproximadamente el 60 por ciento sufrieron ‘bullying’ y el 80 por ciento fueron testigos de estas conductas.

Las personas migrantes o racializadas también son víctimas de discriminación, ya que el 10 por ciento del colectivo gitano declara haber sufrido discriminación en el centro, así como, el 8 por ciento de las personas norteafricanas y el 6 por ciento de las subsaharianas.

Kif-kif aboga por combatir la LGTBfobia y el racismo, a través de la educación, y por considerar la diversidad de orientación, expresión o identidad, procedencia o etnia como «elementos positivos que generan enriquecimiento cultural».

La entidad ha realizado desde enero hasta ahora 223 talleres en 36 centros de Alcalá de Henares, Getafe, Leganés y Madrid, en los que ha formado a 3.863 estudiantes.

Este colectivo organiza varios tipos de encuentros con el profesorado, las familias y otras organizaciones sociales, con el objetivo de implicar a toda la comunidad educativa en el abordaje de los problemas de convivencia.

Fuente: http://www.lavanguardia.com/local/madrid/20180614/45107292955/asociacion-lgtb-organiza-encuentro-por-la-diversidad-en-el-ambito-educativo.html

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España: Paro y fracaso escolar ralentizan el avance de las familias más pobres

España/16 de Junio de 2018/Diario Sur

Los niños nacidos en hogares con menos ingresos tardan hasta cuatro generaciones en alcanzar el nivel medio de los países desarrollados

El ascensor social se ha quedado atascado en España. La movilidad entre los diferentes segmensos familiares que representa ese aparato no funciona aún al ritmo de lo que lo hace en los países más desarrollados, aunque se encuentra en mejor estado que en otros territorios similares de la OCDE. Así lo indica el último informe de esta organización que titular ‘¿Un ascensor social roto? Cómo promover la movilidad social’.

En ese texto se indica que los niños nacidos en una familia con pocos recursos tardarían al menos cuatro generaciones en alcanzar el ingreso promedio del país. En esa misma situación se encuentran otros vecinos europeos, como Grecia, Bélgica o los Países Bajos, así como potencias como Canadá y Japón. Sin embargo, hay territorios donde esa convergencia entre hogares se alcanza en apenas dos generaciones, como Dinamarca, o en tres, como ocurre en los nórdicos Noruega, Finlandia y Suecia.

El informe de la OCDE achaca a dos realidades netamente españolas que impiden una aproximación más rápida entre las rentas familiares con diferentes ingresos. Por una parte se encuentra el «alto nivel de paro de larga duración». El desempleo es, en muchos estratos sociales, un problema crónico, sobre todo a raíz de la última crisis económica. El texto señala que «las personas desempleadas que toman un trabajo tienen menos posibilidades de ascender en la escala de ingresos ya que muchas veces acceden a contratos de corto plazo».

Además, el sistema educativo juega, según la OCDE, un papel importante para determinar el correcto funcionamiento del ascensor social. Y es que, a pesar de las «mejoras» de los últimos años, España sigue teniendo «la mayor incidencia de abandono escolar temprano de la Unión Europea», reza el documento. El ratio de ese fracaso escolar se aproxima al 20% de los estudiantes y, además, sus habilidades «son bajas», especialmente entre los jóvenes.

Fuente: http://www.diariosur.es/economia/paro-fracaso-escolar-20180616003230-ntvo.html

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Colombia: Balance y declaración de la CRES 2018: Del optimismo a la desilusión

Colombia/16 de Junio de 2018/Observatorio de la Universidad de Colombia

 Terminó la III Conferencia Regional de Educación Superior en Córdoba -Argentina- con más silencios que aplausos y ninguna ovación, tras la lectura de la Declaración de Córdoba que no presenta ningún desafío ni propuesta novedosa ni sustancialmente diferente de las planteadas en la Conferencia de 2008, en Cartagena. La situación política y fiscal de la universidad pública argentina opacó la realidad de otros países, incluido el colombiano, cuyos rectores asistentes concluyeron que si bien Colombia tiene dificultades, hace tiempo se superó la excesiva ideologización política y se han logrado desarrollos más técnicos y de calidad.

Ver el texto del preámbulo de la Declaración de Córdoba al final

La gran expectativa que significó reunir a los más importantes directivos de la región en educación superior, terminó en un debate más ideologizado que técnico, sin propuestas concretas ni desafíos reales para los sistemas de educación superior como el colombiano.

Pedro Hernández Guajardo, director de IESALC – UNESCO; Francisco Tamarit, coordinador de la Conferencia, y el rector anfitrión de la Universidad Nacional de Córdoba, Hugo Juri, dieron lectura de la que llaman hasta ahora propuesta de una declaración, que será “pulida” en próximas semanas, y caracterizada por ser un llamado endogámico a la gratuidad universal de la educación superior, las plenas libertades el acceso libre y el reconocimiento a la diversidad en todas sus expresiones.

Uno de las frases inspiradoras del Movimiento Reformista de Córdoba, de 1918, cobró vigencia: “Los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan”. La pregunta es si, de darse, la solución de esos “dolores” (financiamiento, libertades, cogobierno, participación política…) se asegura que la universidad latinoamericana responda adecuadamente a los retos de la educación superior de esta época.

La Declaración de Córdoba considera que la educación superior debe ser un medio de igualización y no de mantenimiento de privilegios y reitera muchos de los postulados planteados por Declaración de Cartagena, hace 10 años.

Frente a los ojos de terceros, la impresión es que la educación superior latinoamericana, en el periodo comprendido entre 2008 y 2018, hubiera experimentado una década perdida y de retrocesos en la región; como si la universidad privada no existiera o toda fuera de pésima calidad o mercantilista, y si la universidad pública no hubiera sido capaz de avanzar en sus procesos de financiamiento y relacionamiento con el Estado y su único rol fuera el de sobrevivir para dar educación gratuita, reconocer las diferencias de todos y crear una cultura investigativa, patrimonial y de conocimiento única de la región, con un carácter más local que universal (así entienden la pertinencia).

La inevitable, imperativa e innegable presencia y protagonismo de la virtualidad y las nuevas tecnologías parecen no haber “tocado” a la universidad latinoamericana, que -a la luz de la declaración- se niega a avanzar en la materia, así como en la aceptación plena e impulso de éstas, de las reformas curriculares,de  la evolución postgradual, de la revisión de los tiempos de los planes de estudios, de la movilidad internacional, del reconocimiento de títulos, de la articulación con el sector productivo, de una ciencia y tecnología con impacto mundial, y de la evolución en indicadores de calidad, entre otros aspectos.

En cambio, en lo que se reiteró la Declaración y los debates de la Conferencia fue en ratificar la educación superior como un bien social y un derecho humano que el Estado tiene la responsabilidad de garantizar a través de la gratuidad y el acceso universal. Esto conlleva, adicionalmente, a pedir no sólo la matrícula libre y la revisión, o eliminación, de mecanismos de acceso, sino también a que haya becas para el sostenimiento de los estudiantes.

Claramente la educación con cobro, las alianzas universidad – empresa, las consultorías, la investigación financiada por terceros, las universidades privadas con lucro, los rankings, e incluso hasta la incidencia del inglés en el desarrollo académico, son vistas como “demonios” del neoliberalismo que hay que expulsar de la Universidad.

El plan de acción que acompaña la declaración resulta siendo un listado de buenas intenciones (promover, propugnar, fomentar, fortalecer..) sin respuesta precisa al cómo, así como algunos de sus enunciados, más ideológicos que técnicos (“cambiar las relaciones históricas de poder en la región, sin una transformación de conocimientos”) o más genéricos y obvios que de concreciones efectivas: articular sistemas virtuales y educación a distancia; homologar y reconocer trayectos educativos, impulsar la acreditación regional…

Como se preveía, la Declaración, que incluso fue matizada por petición de algunos rectores y sectores de la universidad privada, tiene un estilo de mendicidad hacia los estados y exigencia permanente, que no consulta la realidad fiscal de la región, los problemas técnicas, la opinión del sector productivo, ni la dinámica de los gobiernos.

Con menos pretensión, afirman algunos, la Declaración de Salamanca de hace pocas semanas, avanzó más al reconocer y llamar la atención a la universidad sobre la perentoria necesidad de cambiar ella misma, pues reconoce la urgencia de implementar cambios frente a los desafíos del entorno.

Tal vez, por eso mismo, el Ministerio de Educación Nacional de Colombia no se movió a participar en la CRES. Salvo una funcionaria asistente, ni la ministra Giha ni la viceministra Ruiz se decidieron a ir al encuentro de ministros de Educación que se organizó en la Conferencia.

En síntesis, la declaración de la tercera CRES poco aporta para la definición de un norte claro de la educación superior colombiana.

Preámbulo de la Declaración de Córdoba

Mujeres y hombres de nuestra América, los vertiginosos cambios que se producen en la región y en el mundo en crisis nos convocan, a luchar por un cambio radical por una sociedad más justa, democrática, igualitaria y sustentable.

Hace un siglo, los estudiantes reformistas proclamaron que “los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan” y no podemos olvidarlo, porque aún quedan y son muchos, porque aún no se apagan en la región la pobreza, la desigualdad, la marginación, la injusticia y la violencia social.

Los universitarios de hoy, como los de hace un siglo, nos pronunciamos a favor de la ciencia desde el humanismo y la tecnología con justicia, por el bien común y los derechos para todas y todos.

La III Conferencia Regional de Educación Superior de América Latina y el Caribe, refrenda los acuerdos alcanzados en las Declaraciones de la Reunión de la Habana (Cuba) de 1996, la Conferencia Mundial de Educación Superior de París (Francia) de 1998, y de la Conferencia Regional de Educación Superior celebrada en Cartagena de Indias (Colombia) en 2008, y reafirma el postulado de la Educación Superior como un bien público social, un derecho humano y universal y un deber de los Estados. Estos principios se fundan en la convicción profunda de que el acceso, uso y democratización del conocimiento es un bien social, colectivo y estratégico esencial para poder garantizar los derechos humanos básicos e imprescindibles para el buen vivir de nuestros pueblos, la construcción de una ciudadanía plena, la emancipación social y la integración regional solidaria latinoamericana y caribeña.

Reivindicamos la autonomía que permite a la universidad ejercer su papel crítico y propositivo frente a la sociedad sin que existan límites impuestos por los gobiernos de turno, creencias religiosas,  el mercado o  intereses particulares. La defensa de la autonomía universitaria es una responsabilidad ineludible y de gran actualidad en América Latina y el Caribe y es, al mismo tiempo, una defensa del compromiso social de la universidad.

La educación, la ciencia, la tecnología y las artes deben ser así un medio para la libertad y la igualdad, garantizándolas  sin distinción social, género, etnia, religión ni edad.

Pensar que las tecnologías y las ciencias resolverán los problemas acuciantes de la humanidad es importante pero no suficiente. El diálogo de saberes para ser universal ha de ser plural e igualitario, para posibilitar el diálogo de las culturas.

Las diferencias económicas, tecnológicas y sociales entre el norte y el sur y las brechas internas entre los Estados no han desaparecido sino que han aumentado. El sistema internacional promueve el libre intercambio de mercancías, pero aplica excluyentes regulaciones migratorias. La alta migración de la población latinoamericana y caribeña muestra otra cara de la falta de oportunidades y la desigualdad que afecta, sobre todo, a las poblaciones más jóvenes. La desigualdad de género se manifiesta en la brecha salarial, la discriminación en el mercado laboral y en el acceso a cargos de decisión en el Estado o en las empresas. Las mujeres de poblaciones originarias y afrodescendientes son las que muestran los peores indicadores de pobreza y marginación.

La ciencia, las artes y la tecnología deben constituirse en pilares de una cooperación para el desarrollo equitativo y solidario de la región, basadas en procesos de consolidación de un bloque económicamente independiente y políticamente soberano.

Las débiles regulaciones de la oferta extranjera han profundizado los procesos de transnacionalización y la visión mercantilizada de la educación superior, impidiendo cuando no cercenando, en muchos casos, el efectivo derecho social a la educación. Es fundamental revertir esta tendencia e instamos a los Estados de América Latina y el Caribe a establecer rigurosos sistemas de regulación de la educación superior y de otros niveles del sistema educativo.

Frente a las presiones por hacer de la Educación Superior una actividad lucrativa es imprescindible que los Estados asuman el compromiso irrenunciable de regular a las instituciones públicas y privadas, cualquiera sea su modalidad y promoviendo la diversidad institucional, para hacer efectivo el acceso universal, la permanencia y la titulación de la educación superior, atendiendo a una formación de calidad con inclusión, diversidad y pertinencia local y regional.

De manera similar al año 1918, actualmente “la rebeldía estalla” en América Latina y el Caribe, y en un mundo donde el sistema financiero internacional concentran a las minorías poderosas, y empuja a las grandes mayorías a los márgenes de la exclusión, la precariedad social y laboral.

Con todo y los enormes logros que se han alcanzado en el desarrollo de los conocimientos, la investigación y los saberes de las universidades y de los pueblos, un sector importante de la población latinoamericana, caribeña y mundial, se encuentra sin acceso a los derechos sociales básicos, al empleo, a la salud, al agua potable o a la educación. En pleno siglo XXI millones de niños, jóvenes, adultos y ancianos, están excluidos del actual progreso social, cultural, económico y tecnológico. Aún más, la desigualdad regional y mundial es tan pronunciada, que en muchas situaciones y contextos existen comunidades que no tienen acceso a la educación superior, porque ésta aún sigue siendo un privilegio y no un derecho, como anhelaron los jóvenes en 1918.

En el Centenario de la Reforma, no somos ajenos al sufrimiento humano ni al mandato de la historia. No podemos seguir indiferentes al devenir del orden colectivo, a la lucha por la verdad heroica y al anhelo trascendente de la libertad humana. La Educación Superior debe constituirse desde los liderazgos locales, estatales, nacionales e internacionales, tal y como ahora están aquí representados plenamente.

Desde estos posicionamientos, será posible llevar a cabo una nueva e histórica transformación de la educación superior desde el compromiso y responsabilidad social, para garantizar el pleno ejercicio al derecho a la educación superior pública, gratuita y de amplio acceso.

En consonancia con el cuarto Objetivo de Desarrollo Sustentable (ODS) de la Agenda de Desarrollo adoptada por la UNESCO (2030), instamos a los Estados a promover una vigorosa política de ampliación de la oferta de educación superior, la revisión en profundidad de los procedimientos de acceso al sistema, la generación de políticas de acción afirmativas —con base en género, etnia, clase y capacidades diferentes— para lograr el acceso universal, la permanencia y la titulación.

En este contexto, los sistemas de educación superior deben pintarse de muchos colores, reconociendo la interculturalidad de nuestros países y comunidades, para que la educación superior sea un medio de igualación y de ascenso social y no un ámbito de reproducción de privilegios. No podemos callarnos frente a las carencias y dolores del hombre y de la mujer, como sostuvo Mario Benedetti con vehemencia, “hay pocas cosas tan ensordecedoras como el silencio”.

Hace un siglo los estudiantes Reformistas denunciaron con firmeza que en una Córdoba y en un mundo injusto y tiránico, las universidades se habían convertido en el “fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad senil”. Ha pasado el tiempo y ese mensaje cargado de futuro nos interpela y nos atraviesa como una flecha ética, para cuestionar nuestras prácticas. ¿Qué aportamos para la edificación de un orden justo, la igualdad social, la armonía entre las Naciones y la impostergable emancipación humana?; ¿Cómo contribuimos a la superación del atraso científico y tecnológico de las estructuras productivas?; ¿Cuál es nuestro aporte a la forja de la identidad de los pueblos, a la integridad humana, a la igualdad de género y al libre debate de las ideas para garantizar la fortaleza de nuestras culturas locales, nacionales y regionales?

Es por eso que creemos fehacientemente que nuestras instituciones deben comprometerse activamente con la transformación social, cultural, política, artística, económica y tecnológica que es hoy imperiosa e indispensable. Debemos educar a los dirigentes del mañana con conciencia social y con vocación de hermandad latinoamericana. Forjemos comunidades de trabajo donde el anhelo de aprender y la construcción dialógica y crítica del saber entre docentes y estudiantes sea la norma. Construyamos ambientes democráticos de aprendizaje, donde se desenvuelvan las manifestaciones vitales de la personalidad y se expresen sin límites las creaciones artísticas, científicas y tecnológicas.

La educación superior a construir debe ejercer su vocación cultural y ética con la más plena autonomía y libertad, contribuyendo a generar definiciones políticas y prácticas que influyan en los necesarios y anhelados cambios de nuestras comunidades. La educación superior debe ser la institución emblemática de la conciencia crítica nacional de nuestra América.

Las instituciones de educación superior están llamadas a ocupar un un papel preponderante en la promoción y fortalecimiento de las democracias latinoamericanas, rechazando las dictaduras y atropellos a las libertades públicas, a los derechos humanos y a toda forma de autoritarismo en la región. Expresamos nuestra solidaridad con las juventudes, de nuestra América y del mundo, cuya vida celebramos, y reconocemos, en sus luchas y anhelos, nuestras propias aspiraciones a favor de la transformación social, política y cultural.

La tarea no es simple, pero es grande la causa e ilumina el resplandor de su verdad. Se trata, como profetizó el Manifiesto Liminar, de mantener alto el “sentido de un presagio glorioso, la virtud de un llamamiento a la lucha suprema por la libertad”.

Mujeres y hombres del continente, miremos hacia el futuro y trabajemos sin pausa en la reforma educacional permanente, en el renacer de la cultura y de la vida de nuestras sociedades y pueblos.

Fuente: http://universidad.edu.co/utemporal/balance-y-declaracion-de-la-cres-2018-del-optimismo-a-la-desilusion/
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Un proyecto europeo para acercar la formación a quienes no pueden ir a clase

España/16 de Junio de 2018/Heraldo

El centro de educación de adultos Ricardo Sola, situado en Cariñena y con 12 aulas en distintas localidades, trabaja desde este curso con seis países

El Centro Público de Educación de Personas Adultas (CPEPA) Ricardo Sola funciona en Cariñena desde 1985 y su ámbito de actuación engloba a localidades de la comarca del Campo de Cariñena y de la Mancomunidad del Bajo Huerva. Más de tres décadas en las que la enseñanza se ha ido adaptando a los nuevos tiempos.

Este centro participa, junto a otros seis países (Alemania, Austria, Bulgaria, Francia, Italia y Suecia) en un proyecto europeo que busca propiciar el acceso a la oferta educativa de aquellos que tienen dificultades para asistir a clase en días y horas determinadas. La directora, Cristina Mediel, cuenta que los motivos pueden ser variados, desde problemas de salud o familiares o transporte.

Profesores de los distintos países trabajan codo con codo para examinar las necesidades de cada territorio y compartir las metodologías utilizadas con éxito en las aulas. El proyecto, que tiene una duración de tres cursos, comenzó el pasado septiembre, y tendrá como producto final la difusión por Europa de estos nuevos planteamientos educativos.

La coordinación entre los centros es constante, aunque se basan en gran medida en encuentros presenciales regulares en los diferentes países, que hasta ahora se han celebrado en Viena (Austria) y Lovech (Bulgaria).

El centro Ricardo Sola, que está compuesto por 12 aulas situadas en diferentes localidades próximas a Cariñena (y que cuenta con 756 alumnos), inició una fase de debate interno, que permitió identificar tres grupos de atención: jóvenes sin formación ni empleo, mayores de 65 años y alumnos con carencias de cualificación profesional. Después, se seleccionaron tres buenas practicas que se están desarrollando actualmente, que son la enseñanza a distancia en Aula Mentor, el proyecto de alfabetización de Codef y su Encuentro de Educación de Adultos. Además, este centro ha elaborado un díptico de difusión del proyecto Erasmus, que se presentó en la reunión celebrada en Lovech en abril. En esa ciudad búlgara, además, se evaluó la reunión anterior y se aprobó el calendario de los próximos meses. Está pendiente la realización de una web del proyecto, que permitirá mostrar los avances realizados

Durante los próximos meses se abordarán las nuevas formas de enseñanza y se llevará a cabo en agosto la tercera reunión en Suecia de países socios para seguir avanzando.

Fuente: https://www.heraldo.es/noticias/aragon/zaragoza-provincia/2018/06/13/un-proyecto-europeo-para-acercar-formacion-quienes-no-pueden-clase-1248946-1101025.html

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