Desde su creación, la Asociación Española de Escuelas de Segunda Oportunidad ha abrazado la misión de no solo intervenir en la vida de los jóvenes que abandonan prematuramente el sistema educativo, sino también de investigar las causas y variables que rodean este fenómeno. Hablando con García, queda claro que este compromiso con la mejora continua ha sido fundamental desde el inicio.
“Entendemos que es necesario investigar las causas y variables que rodean este fenómeno”, explica García. “Hemos buscado siempre colaboración con equipos de investigación para mejorar nuestras actuaciones y servir como base para posibles modificaciones en las políticas educativas”.
La pandemia del COVID-19 añadió una capa adicional de complejidad a esta tarea. “La situación pandémica provocó otra variable más que podía dificultar la construcción de itinerarios con colectivos más vulnerables”, señala García. Esta preocupación llevó a impulsar un estudio para comprender el impacto de las escuelas de segunda oportunidad en tiempos de crisis.
Hoy, la asociación E2O celebra un encuentro en Madrid en el que se presentarán los datos de una nueva investigación que han realizado desde la entidad para intentar conocer el impacto de su trabajo en la vida de los y las jóvenes con quienes trabajan.
La presentación de los resultados se centró en dos líneas principales de investigación. La primera se enfoca en los jóvenes, identificando elementos que facilitan su acceso a la formación y las dificultades para mantener itinerarios formativos efectivos. La segunda línea se centra en el funcionamiento de las escuelas, y ha tratado de identificar algunas de las prácticas clave de este tipo de centros, entre lo educativo, lo social y lo laboral. García destaca “la capacidad de tener una mirada integral o ecológica de las escuelas de segunda oportunidad”
La flexibilidad es una de las características distintivas de estas escuelas. García destaca que “trabajamos cuestiones académicas, sociales, personales y de vivienda con una mirada integral hacia la persona”. Además, las metodologías pedagógicas innovadoras y la conexión con el tejido empresarial del territorio son elementos esenciales para preparar a los jóvenes para la vida laboral y social.
“Los jóvenes abandonan porque el sistema fracasa: es inflexible y protocolario”
Otro de los puntos fuertes que han detectado es su capacidad de trabajar con ciertos perfiles. Buena parte de sus usuarios son jóvenes de origen migrante entre quienes hay personas que no tienen una situación administrativa clara en el país. Es decir, no tienen todos los papeles en regla.
En ciertas comunidades autónomas, esto dificulta o impide (a pesar de ser un derecho humano) que chicos y chicas tengan acceso a la formación reglada o formal. Para los centros de segunda oportunidad, al estar en los márgenes del sistema educativo convencional, no es un problema.
Sin embargo, la relación con las administraciones públicas presenta desafíos. Aunque estas reconocen la labor de estas escuelas, aún no existe un reconocimiento oficial a nivel estatal o autonómico de la figura de las escuelas de segunda oportunidad. García reconoce esta paradoja y destaca la necesidad de una mayor claridad y apoyo institucional.
Impacto vital
Lo más impactante son las historias de transformación personal. García describe la experiencia de los jóvenes como “transformadora” y subraya el papel clave de las escuelas en su crecimiento personal y social. “La mayoría de ellos ven una situación antes y después de la escuela completamente transformadora de su situación”, afirma.
En este sentido García explica que los chicos y chicas con quienes han contado para el estudio, así como los profesionales de las escuelas, han señalado como uno de los puntos importantes de los centros “la construcción de una experiencia, digamos, valorada por el colectivo como positiva y como constructiva y como útil para sus procesos”.
“Muchos tienen una experiencia escolar previa negativa. Y sin embargo, claramente en las escuelas de segunda oportunidad esa experiencia escolar se transforma y pasa a ser una experiencia positiva, útil”, añade.
En este sentido, a investigación saca a la luz que chicas y chicos valoran las relaciones entre iguales que se establecen en los centros, así como las que se forman con el personal docente. Este tipo de lazos, explica García, “son elementos preventivos o correctores del abandono educativo temprano”, el factor fundamental y que da carta de naturaleza a los centros de segunda oportunidad.
Todos estos factores, además, redundan en “una sensación de motivación positiva y sentimiento de empoderamiento sobre su propio itinerario no solo formativo, sino también social y personal”, explica García.
Estas escuelas no solo están llenando un cierto vacío en el sistema educativo español, sino que también están cambiando vidas. Con un enfoque integral, flexibilidad y compromiso con la innovación, estas instituciones están allanando el camino para un futuro más brillante para los jóvenes marginados de la sociedad.
La investigación la ha realizado el Equipo Transiciones de la Universidad de Valladolid con el que la asociación E2O ya había colaborado en otras ocasiones.
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