Page 1555 of 1643
1 1.553 1.554 1.555 1.556 1.557 1.643

La UNESCO denuncia la caída de la ayuda internacional a la educación

www.telecinco.es/25-04-2016/

La ayuda debería multiplicarse por siete para alcanzar el objetivo de garantizar 12 años de calidad educativa para 2030
La Organización para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha denunciado este lunes la caída experimentada por la ayuda internacional destinada a la educación, que ha pasado de suponer el 9,5 por ciento al 8,2 por ciento en 2014.

Según Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo (GEM) de la UNESCO, en 2014 se destinaron 600 millones menos. El apoyo a la educación primaria y secundaria ha descendido un 5 por ciento desde 2013, lo que supone una caída aún mayor en comparación con la que ha sufrido la educación en general. La cantidad de niños que se quedan sin escolarizar asciende a los 59 millones, según las últimas cifras obtenidas por el Instituto de Estadística de la UNESCO.

Ante esta situación, el GEM ha calculado que la ayuda a la educación debe incrementar al menos seis veces para poder cubrir la brecha de 39.000 millones de dólares que supondría alcanzar el objetivo global de ofrecer 12 años de calidad educativa de cara a 2030. Sin embargo, los últimos análisis indican que, en vez de aumentar, los niveles de ayuda se encuentran por debajo del 8 por ciento en relación con los niveles del año 2010. Para llevar a cabo este propósito los niveles de ayuda deberían multiplicarse por siete.

«Es descorazonador ver que la ayuda internacional a la educación está yendo en una dirección totalmente errónea. Esto hará el progreso en educación extremadamente difícil, si no imposible, para muchos países que aún dependen del apoyo económico ofrecido por los donantes. Las indicaciones sobre el flujo de ayuda que va a tener lugar este año no son optimistas», ha comentado el director del Informe, Aaron Benavot.

AYUDAS MAL DISTRIBUIDAS

El apoyo a la educación no llega donde más se necesita. Pequeñas cantidades de ayuda a la educación más básica se han distribuido en los países más pobres, donde la necesidad es mayor, pero se trata de un sexto menos de la asistencia prestada entre 2002 y 2003, según UNESCO.

El balance de ayuda recibida en el África subsahariana descendió de un 49 por ciento en el año 2003 a un 28 por ciento en 2014, a pesar de que la región cuenta con la mitad de los niños sin escolarizar que hay en todo el mundo.

Entre 2013 y 2014, Francia, Japón, Países Bajos y España redujeron las ayudas un 40 por ciento. En el caso de Reino Unido, el descenso fue de un 21 por ciento, lo que desbanca a los isleños como los mayores donantes y sitúa a Estados Unidos a la cabeza, con un aumento de las ayudas a la educación básica del 23 por ciento.

La asistencia destinada a cada niño no está llegando tal y como debería, de acuerdo con la agencia de la ONU. El promedio en Mongolia, donde el número de alumnos en terminar los estudios era del 97 por ciento en 2010, recibe 45 dólares. En Chad, sin emgargo, la cantidad de alumnos que terminaba los estudios en 2010 era del 28 por ciento. Allí cada niño recibe 3 dólares, según datos obtenidos en 2014.

«Los gobiernos de todo el mundo deben comprometerse y prometer visibilidad para la educación durante los próximos 15 años, una planificación que es crucial si se tienen grandes ambiciones en relación al progreso de cara a 2030. ¿Creen que esos objetivos se pueden lograr si no hay suficientes fondos para llevar a cabo el trabajo?», ha aseverado Benavot.

Comparte este contenido:

La autocrítica

Autor: Alfonso G. Nacianceno García

En el béisbol, desentrañar el lenguaje de las señas del rival ofrece un resquicio para marcar diferencias en la pizarra, máxime en juegos reñidos desde el primero hasta el último episodio.

Batear avisado con hombres en bases es una de esas ventajas a las que aludimos. Por ejemplo: si un corredor ancló en segunda —de frente al pedido que le hará el receptor al pitcher— le puede indicar al bateador cuál lanzamiento le tirarán.

Algo parecido acontece en la cotidianidad. Hermanadas en la historia, la crítica y la autocrítica llegan hasta nuestros días para contribuir al mejoramiento humano. Sin embargo, hoy asistimos al espectáculo de quienes batean avisados ante un auditorio donde alguien “muy servicial” le adelantó que debía autocriticarse fuerte en la reunión para esquivar el peso de la reprimenda colectiva.

Entonces, tras robarse la arrancada, el encartado tiene la opción de mostrarse honesto, profundo, armado de razones e ideas, dispuesto a corregir su gestión junto a los compañeros bajo su dirección; o apreciamos que —presumiendo un vendaval de opiniones en su contra— el señalado asume la ofensiva y descorre el telón de la farsa: se constriñe en la silla, pone cara de carnero degollado, e inicia una melopea hueca, cobijado por una imagen desdibujada casi siempre resumida en la frase: “¡yo no estoy defendiendo mi puesto!”.

Ante esta última escenificación existen dos alternativas. ­O los convocados exigen profundidad y objetividad en el análisis; o escuchan inertes la apología a “mí mismo”, ya sea porque entre ellos hay intereses creados y no quieren conflictos; o porque han recibido dádivas comprometedoras que supeditan la justa opinión crítica a los designios de un jefe capaz de vajear a una parte del colectivo. Como consecuencia, allí convive el temor de ir al fondo del problema para resolverlo con la manga al codo.

No será la reiterada alabanza al buen hacer lo que enaltezca al hombre. Se prefiere a quien mirándonos a los ojos pone su mira y disparo sobre los puntos susceptibles de perfección en la obra colectiva, que aquel aprovechado —experto en lisonjear— avivado en no perderle ni pie ni pisada al jefe, casi siempre para distraer la atención, desviarla de sí, porque a derechas él no es un buen trabajador.

Desempeñarse con dedicación, entusiasmo y realismo al frente de un colectivo, velar por el rendimiento en cada jornada, atender a los problemas personales de sus integrantes, pudieran ser quizá las claves para emprender relaciones interpersonales llevaderas, pero si quienes lo dirigen entronizan inmerecidas ventajas para algunos de sus componentes —ya sea en el trato o por el otorgamiento de beneficios materiales sin sustento comprobado— ahí crecerá la discordia. La protesta no será hija de una excesiva susceptibilidad de los excluidos, sino porque en esta época, cuando se enfatiza en elevar la productividad y la producción para entonces aspirar al incremento salarial, molestan en grado sumo los reconocimientos no avalados por el esfuerzo cotidiano.

No cabe duda que cualquiera recibirá con beneplácito un elogio frente a una desaprobación de su proceder. Es humano y eleva la autoestima, pero si a menudo nos miráramos en el espejo y algún día vemos reproducida una imagen fuera de foco, existirá la posibilidad de echarle mano a la rectificación de los actos propios y de los estados de ánimo y de conciencia.

Parecerse a uno mismo, tomando muy en cuenta lo que los demás esperan de nosotros, implica practicar el rigor del autoanálisis crítico, ese sí es capaz de poner nuestra imagen en foco.

Comparte este contenido:

Educar hoy, mirando a los más pequeños

Por: Miguel Ángel Pérez

Para Mónica, Sara
y a todo esa generación dorada
de educadoras reflexivas
de la UPN en Jalisco

onuEn cada debate internacional en el seno de las cumbres mundiales sobre cualquier cosa, en cada manifiesto planetario se reconoce que la educación es la clave para superar todos los problemas, para resolver todos los conflictos y para generar ejes que garanticen un verdadero desarrollo que beneficie a pueblos y comunidades. Sin embargo, educar hoy se ha tornado en una tarea compleja y cada vez más difícil; en donde el reto no es sólo el desarrollo armónico de las capacidades y potencialidades de los sujetos escolares.

Educar también en el presente se ha tornado en un escenario inédito de lucha constante entre los que educamos en contra de muchos agentes y actores que se toman contrarios a toda iniciativa educativa o a la aparición de esquiroles del hacer educacional. Las agencias de gobierno como la SEP, el SNTE, junto con organismos civiles o empresariales como Mexicanos Primero y Televisa se hacen presentes en el debate educativo nacional pero para generar contrapropuestas o propuestas ausentes de compromiso social y de inviabilidad educativa histórica.

Es por ello que suena sugerente pensar dentro de dicho debate en educar mirando y atendiendo a los más pequeños y pequeñas. La educación inicial junto con la educación preescolar son los únicos espacios institucionales exitosos de nuestro país, en donde la creatividad y la innovación superan los desaciertos gubernamentales.

Educar hoy mirando a los más pequeños se traduce, en trazar un horizonte formativo en donde a cada niño y niña se le blinde para un mejor futuro, ausente de violencia o permeado por una convivencia de vida sana, en donde las ideas valiosas, originales y chuscas de los niños y niñas preescolares puedan incluirse en el currículum de la educación formal. Y también donde el preescolar se desligue de las prescripciones y formalidades absurdas y permita generar un curriculum mucho más flexible para garantizar que la práctica de las educadoras se adapte mucho mejor a lo que hacen, proponen, sueñan, fantasean e incluso sufren los niños y niñas preescolares. Cada niño y niña es un mundo dentro del cual no siempre caben satisfactoriamente en el aula de preescolar y en la racionalidad y el trabajo de muchas educadoras.

Es por ello, que la exigencia deberá ser mayor educar desde los más pequeños, para que los grandotes aprendamos de ellos y también para que nos comprometamos a que sus sueños no terminan con la intervención de los adultos en el jardín de infantes, sino que en términos educativos apenas ahí comienza.
La educación preescolar es un espacio institucional el cual deberá concebirse más como un laboratorio que como un espacio predecible de educar, esperar lo inesperado, en donde todo o cualquier cosa puede pasar desde la perspectiva de la lógica infantil. La educación preescolar deberá hacerse más creativa y menos esquemática dando lugar a la llegada de cuenta cuentos, profesores chiflados, experimentos científicos, debates infantiles en donde entre niños y niñas se construyan y circulen las ideas sobre el mundo de hoy y sobre otro mundo posible para el mañana.

En educación nada cambia mágicamente si no es validado y legitimado desde la práctica de los y las educadoras, hace algunos años el debate era si había o no contenidos en preescolar, hoy sabemos que existen 6 campos formativos con la integración de 50 competencias a desarrollar a lo largo de cada curso, pero ¿y la imaginación, la creatividad, los sueños infantiles, las propuestas para superar conflictos, en dónde quedan?

Los conflictos y las recientes guerras de Siria, de Medio Oriente, las amenazas de Donald Trump, las guerras absurdas de este tercer milenio nos reclaman y nos comprometen a garantizar una mejor educación planetaria, es necesario que comencemos con los más pequeños, para garantizarles otro mundo y al mundo garantizarle mejores seres humanos.

Publicado primeramente en: http://www.educacionfutura.org/educar-hoy-mirando-a-los-mas-pequenos/

Comparte este contenido:

España: Deja abierta la puerta a que se publiquen ‘rankings’ de colegios.

www.politica.elpais.com/abril-2016/por: Pilar Alvarez

Méndez de Vigo promete que no habrá clasificaciones pero la LOMCE las permite y su normativa no blinda evitarlas. Castilla y León, también del PP, sí lo explicita por escrito

Falta menos de un mes para que los alumnos de 6º de Primaria (11 y 12 años) se enfrenten a un examen externo que hasta ahora no hacían: la evaluación de final de etapa incluida en la Ley Orgánica para la mejora de la Calidad Educativa (LOMCE). Esta prueba, que ha provocado un profundo desencuentro entre el ministerio y algunas comunidades que amenazan con no ponerla en marcha, es polémica principalmente por un aspecto: la posibilidad de que se establezcan rankings de colegios con los resultados de los estudiantes.

El ministro de Educación en funciones, Íñigo Méndez de Vigo, ha declarado públicamente en Televisión Española y en la Cadena Ser que se compromete a evitar las clasificaciones y «a que no se hagan públicos los resultados de las evaluaciones, si ése es el problema». Pero lo cierto es que no hay sustento legal tras sus declaraciones.

SIETE COMUNIDADES RECHAZAN HACER LA PRUEBA
La reunión técnica que celebró este miércoles el Ministerio de Educación para aclarar, entre otros puntos, aspectos de la prueba de sexto y de otros apartados de la LOMCE debió ser una de las más solitarias de la historia. Los representantes de 11 comunidades faltaron a la cita. De todas ellas, hay siete que a día de hoy rechazan hacer la evaluación externa prevista en el mes de mayo. Son Cantabria, Extremadura, Castilla La Mancha, Canarias, Cataluña, País Vasco y Navarra. Juntas suman 158.842 alumnos, más de un tercio de los 460.025 estudiantes convocados para el examen. Cataluña o Navarra dicen que harán una prueba propia. País Vasco señala que aprobó los currículos en enero y no ha tenido tiempo de elaborarla. Cantabria hará un examen muestral, no censal como obliga la ley. Andalucía, la que tiene más alumnos, no está en este grupo. Su consejera de Educación, Adelaida de la Calle, ha declarado que le encantaría saltarse la prueba pero que «la insumisión no va con Andalucía». Extremadura la ha frenado “de momento” a la espera de que el ministerio convoque una conferencia sectorial, la reunión a la que acuden los representantes políticos. El ministerio señala que la convocará “en los próximos días”.

La LOMCE eliminó una referencia contra los rankings de la ley anterior, la Ley Orgánica de Educación que elaboró el PSOE. El artículo 144.3 de la LOE recogía sobre las evaluaciones externas. “En ningún caso, los resultados de estas evaluaciones podrán ser utilizados para el establecimiento de clasificaciones en los centros”. Esa referencia ya no existe.

Educación tampoco ha hecho una manifestación explícita para Ceuta y Melilla, los dos únicos territorios que dependen directamente del ministerio para las pruebas. En la orden que les ha enviado a ambas ciudades autónomas en la que regula la realización de esa evaluación (a la que ha tenido acceso este periódico y que aún es un borrador pendiente de su publicación en el Boletín Oficial del Estado) no figura ninguna referencia expresa a este particular. Un portavoz del ministerio señala que la orden solo regula cómo debe aplicarse la prueba.

Sin embargo, sí existe ese enunciado explícito, por ejemplo, en una de las comunidades autónomas que gobierna el PP y que celebrará esta prueba en mayo. La orden que ha enviado Castilla y León a sus centros para la organización del examen, señala: “Los resultados de las evaluaciones individualizadas no serán objeto de publicidad a los efectos de establecer una clasificación de centros”.

El consejero de Castilla y León, Fernando Rey, también ha hecho declaraciones públicas contra las clasificaciones. “No haremos ránkings de colegios porque ese no es el objetivo. Lo principal es conocer en qué debemos mejorar”, señaló el pasado 22 de marzo en su parlamento regional. Una portavoz de su departamento señala que incluyen ese aviso en su normativa para dejarlo claro a la comunidad educativa y fijar el compromiso con los centros y públicamente.

«Las palabras duran lo que dura un ministro»

El portavoz del ministerio señala además que el ministro se ha comprometido públicamente a que no se hagan ránkings y que no tiene por qué ir regulado en la orden que han enviado a Ceuta y Melilla. “Las palabras de un ministro duran lo que dura ese ministro”, considera Carlos Utrera, representante de la federación de inspectores de educación ADIDE. “Lo que aparece en una orden es de obligado cumplimiento, es lo que da el principio de seguridad jurídica”, añade el inspector, que señala que tener una normativa clara “es lo que permitiría acudir a los tribunales en caso de que se incumpla”.

El antecesor de Méndez de Vigo, José Ignacio Wert, fue quien propuso ya antes de la aprobación de la LOMCE que se hicieran públicos los resultados de los colegios en las pruebas finales de evaluación para que las familias pudieran consultarlos.

La propuesta de Wert fue rechazada por las comunidades gobernadas por el PSOE, las mismas que ahora reprueban el examen de 6º de Primaria y que, tras las elecciones regionales de 2015, son mayoría. Tres de las ocho comunidades gobernadas por los socialistas -Cantabria, Extremadura y Castilla la Mancha- han señalado que no harán el examen. Este miércoles han plantado al ministerio en una reunión técnica para preparar esas pruebas. También han dicho que no realizarán la prueba Canarias, Cataluña, País Vasco y Navarra. El ministro Méndez de Vigo les ha recordado que tienen que hacerla porque “está en la ley”. La misma ley que no incluye que esas pruebas no acaben como una clasificación de centros.

Informacion de la imagen: El ministro de Educación, Cultura y Deportes, Íñigo Méndez de Vigo, en un acto el pasado 18 de abril. Chema Moya EFE.

 

Comparte este contenido:

Película: La Guerra de Botones

Guerra de los botones es una historia que ha sido llevada al cine en repetidas ocasiones. Está basada en una novela publicada en 1912 de LOUIS PERGAUD . La primera adaptación se hizo en 1964, la segunda en 1994, bajo la dirección de John Roberts  y  ha sido dirigida y coescrita por el francés Christophe Barratier.
La historia de la película está ambientada en Francia, en la época en la que aumentó drásticamente la cantidad de judíos refugiados en el país franco. En medio de la tensión por el desarrollo de la Guerra de Argelia, en una zona rural de Francia.

resena-la-guerra-de-los-botones

Es un delicioso relato de aventuras infantiles y juveniles, en el cual dos grupos de amigos de sendas poblaciones vecinas, se enfrentan en batallas campales y juegan con todo tipo de estratagemas para derrotar y hacer caer en ridículo a sus enemigos. No se trata de una guerra reamente encarnizada o violenta, sino más bien de enfrentamientos de personalidades, de liderazgos y de símbolos, que sin embargo llegan a altos grados de animosidad y de inteligencia guerrera.

Es una “guerra” larga, por lo que han inventado que quien tenga la mayor cantidad de botones, quitados a los “soldados” del otro bando, será el vencedor. Cuando uno o varios “combatientes” son despojados de sus botones, no hay manera de sujetar sus ropas, así que salen humillados del campo de batalla y con la posibilidad de una tremenda reprimenda al llegar a su casa.

Quien está al mando de uno de los grupos, es un jovencito, el más alto y el peor estudiante de todos. Sin embargo tiene carisma y poco a poco se va interesando por las batallas clásicas de los griegos y espartanos, ayudándole a generar estrategias para poder vencer.

Como complemento la ha entrelazado con la historia paralela de una guerra de verdad, que se llevaba a cabo en la clandestinidad de la resistencia francesa contra la ocupación alemana y sus colaboradores locales.

Del juego de la guerra se pasa a una batalla con un enemigo más real, cuando deben proteger a una compañerita judía para que no sea capturada por el ejército francés y entrega a los nazis.

 

La guerra de botones es una película con una buena historia, contada de una manera carismática para disfrutar del humor, de la picardía y de la inocencia de los niños en tiempos difíciles. Los llevara de la realidad llena de guerras y de miserias humana, a la fantasía e imaginación llena de travesuras infantiles.

Créditos de las imagenes la web.

 

Comparte este contenido:

Exministro de Educación de España , Ángel Gabilondo: «La educación no es hacer empleados dóciles, sino ciudadanos activos y libres»

España/ 24 de abril del 2016/ Alante

El exministro de Educación y portavoz socialista en la Asamblea de Madrid, Ángel Gabilondo, no acepta que España necesita un gran cambio en la educación “porque no es un desastre”. Pero alerta de la progresiva mercantilización de la educación, donde se está imponiendo de manera “peligrosa” términos como competitividad y rentabilidad. “Claro que estoy a favor de la excelencia, pero desde la igualdad de oportunidades. La educación tiene que fomentar el derecho a la diferencia, pero sin diferencia de derechos”.

Gabilondo ha lanzado estos mensajes durante su conferencia Humanizar la vida, con la que ha cerrado en Bilbao una serie de mesas redondas organizadas por la Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras Euskadi bajo el lema ¿Qué sociedad, qué educación, qué sindicato?. El exministro ha comentado sobre la situación de la educación en España: “El desafío que tenemos, ya que se ha logrado la universalización, es hacerla compatible con la calidad, mejorando el proceso educativo pero sin perder lo que tanto ha costado lograr, un sistema educativo inclusivo, diversificado, universal, una gran conquista social”.

Sobre la situación de la educación en España, Gabilondo lleva mal las comparaciones que de manera recurrente se hacen, por ejemplo, con Finlandia. “En 1900, en Finlandia no había analfabetos. En España, hace 40 años un 30% de la población no sabía leer ni escribir. Hay que tener en cuenta el esfuerzo que han hecho tantos maestros y maestras, a los que a veces se desanima diciendo que esto es un desastre. Hay mucho que mejorar, el sistema de formación del profesorado, sus incentivos, pero yo no acepto la tesis de que España necesita un gran cambio en la educación porque esto es un desastre”.

“No es un desastre. Se puede hacer mejor pero no es un desastre. No desanimemos con encuestas de organismos que dicen cosas que a veces no son solamente educativas. PISA es una evaluación que se hace desde la OCDE, que es una organización económica que tiene una visión determinada de la educación, que yo respeto pero yo tengo una distinta. La educación no es hacer dóciles empleados, sino ciudadanos activos y libres”, ha recalcado.

Huir del resentimiento

Gabilondo ha apostado por un futuro pacto educativo, que es “indispensable; es una demanda social extraordinaria, hay más de un 90% de los ciudadanos que quiere un pacto social y político sobre educación. Primero el social, con las comunidades educativas, familias, profesores, estudiantes, agentes sociales… el pacto ocurrirá, que no sea como la LOMCE”.

El exministro también abogó para que la educación sirva para huir del resentimiento y de la venganza. “Sobre el resentimiento no se puede construir nada, jamás. Nunca hay que olvidar, siempre hay que preservar la memoria, pero nunca desde el resentimiento”

Comparte este contenido:

La educacion, o el suicidio cultural de occidente.

Por:  ALICIA DELIBES

En 1964 el prestigioso filósofo y sociólogo francés Pierre Bourdieu publicaba Los herederos, que estaba llamado a convertirse en la biblia de todos los pedagogos sesentayochistas. En ese libro, que tanta influencia va a tener después, Bourdieu, como buen marxista, dio una vuelta de tuerca más a la teoría de la lucha de clases como motor de la historia. Y esa vuelta de tuerca fue considerar que las clases no sólo vienen determinadas por la posesión de bienes materiales, sino también por la diferencia de conocimientos y hábitos culturales. De manera que, igual que un marxista convencido debía luchar por acabar con las clases sociales, también debía esforzarse por acabar con esas diferencias culturales, que eran otra expresión de la opresión de unos privilegiados sobre el resto.

Cincuenta años después de su publicación, François-Xavier Bellamy, nacido en 1985, profesor de Filosofía formado en la Escuela Normal Superior de París, ha escrito Les déshérités (Los desheredados), un libro en el que el autor clama por la recuperación de la escuela como transmisora de conocimientos. Según Bellamy, aquellos estudiantes que en mayo de 1968 tomaron las calles de París reclamando una escuela libre y democrática, al convertirse en padres y maestros han renunciado a transmitir a sus hijos y alumnos el legado cultural que ellos habían recibido.

El libro de Bellamy comienza con el emocionante relato de lo sucedido en la Ópera de Roma el 12 de marzo de 2011. Se conmemoraban los 150 años de la unidad italiana con la representación del Nabucco de Verdi, dirigida por el maestro napolitano Riccardo Muti. Al poner fin al coro de los hebreos, el famosísimo Va, pensiero, entre los ensordecedores aplausos se alzaron varias voces pidiendo el bis. «De pronto, -escribe Bellamy- se hace el silencio. (…) un escalofrío recorre el patio de butacas. El maestro se vuelve hacia la multitud: ‘Estoy de acuerdo'». [En el vídeo, a partir del minuto 7]

No es amigo Muti de hacer concesiones al público. Una decisión tan extraordinaria exigía una explicación y se la dio al público:

«Ya no tengo treinta años, he vivido mi vida; pero como italiano que ha recorrido mucho mundo, me avergüenzo de lo que pasa en mi país. Accedo a vuestra petición de bis por Va, pensiero. No es solo por la alegría patriótica que me hace sentir, sino porque esta tarde, mientras cantaba el coro «Oh mi país, tan bello y perdido», he pensado que, si continuamos así, vamos a matar la cultura sobre la cual la historia de Italia ha sido construida. Y si es así, nuestra patria estaría verdaderamente «bella y perdida», y nosotros con ella».

Esa misma noche, en Asnières-sur Seine, banlieu del oeste de París, un chico de 15 años era asesinado en la puerta del liceo en el que, curiosamente, Bellamy había empezado su vida profesional como profesor de Filosofía. Un liceo conflictivo de los muchos en los que la educación francesa muestra su tremendo fracaso. «Si no se encuentra un remedio», escribe el profesor Bellamy, «Francia, como Italia, tendrá que entonar el canto fúnebre de la cultura».

Para Bellamy la crisis que atraviesa la enseñanza francesa es fruto de una opción deliberada según la cual la escuela debe dejar de transmitir el legado cultural de nuestros antepasados. «La crisis de la cultura, de la educación, de la familia, de las autoridades tradicionalmente investidas de la responsabilidad social de la transmisión, no es un fracaso. Al contrario, es el resultado de un trabajo reflexionado». Bellamy señala aDescartes, Rousseau y al citado Pierre Bourdieu como responsables intelectuales de las políticas que han llevado a ese desprecio oficial de la transmisión de saberes.

El Discurso del método (1637) de René Descartes fue «el primer acontecimiento de una revolución (…) cuyas consecuencias serán inmensas». Descartes, que había sido un extraordinario alumno del colegio real regentado por los jesuitas, La Flèche, y que gozaba ya entonces de una gran reputación intelectual en toda Europa, en El discurso del método pone en cuestión todo lo que había aprendido a lo largo de su educación. Había sido el mejor alumno del mejor colegio de Francia en el siglo más avanzado y, sin embargo, sentía que una creciente inseguridad se apoderaba de sí mismo. Era tanta la información que tenía, había leído tanto lo que otros habían escrito que temía que otros hablaran por su boca y que ninguno de sus pensamientos fuera propiamente suyo. No soy yo el que piensa, otros lo hacen por mí. Llega así a la conclusión de que la transmisión de los saberes y de la cultura ofusca la razón y dificulta la creatividad. Para Descartes, la educacióndebe poner buen cuidado en preservar la inteligencia natural del hombre, «no buscar otra ciencia que aquella que se puede encontrar en uno mismo», preservar «la luz natural de la razón».

Cien años después, Rousseau, en el Discurso sobre las ciencias y las artes (1750), cuestiona el valor de los saberes transmitidos con el argumento de que «cuanto más perfeccionado está el hombre por la cultura, más se aleja de la naturaleza». Más tarde en Emilio (1762), el libro que más influencia ha tenido en la pedagogía moderna, explicará cómo educar a ese hombre para que no se aleje de la naturaleza, cómo mantenerle en la feliz ignorancia. Emilio deberá crecer lejos de la influencia de padres y preceptores, sin amigos, sin libros, sin estudios. El educador no debe enseñarle nada más que aquello que precise para sobrevivir. Pues para Rousseau «más vale la pureza de la ignorancia que la alienación de la transmisión».

El tercer paso de esta revolución anticultural lo dará dos siglos más tarde Bourdieu con el citado Les héritiers (1964), un libro que fue leído por los estudiantes del 68 como si fuera el evangelio. Bourdieu aporta todo tipo de datos estadísticos para demostrar que los hijos de la clase dominante tienen más posibilidades de triunfar en la escuela que los hijos de familias desfavorecidas. El conocimiento, la cultura, es un capital que se lega de padres a hijos y, por tanto, ser una persona culta es un privilegio de la clase dominante.

En 1979 se publicó un nuevo libro de Bourdieu sobre la escuela tituladoLa distinction. Aquí se sirve de la estadística para demostrar que la transmisión de conocimientos impide la movilidad social. La cultura entendida como el conjunto de saberes, costumbres y formas de comportarse en el mundo viene impuesta por la clase dominante y se utiliza para hacer distinciones entre los hombres. Aquellos que pertenecen a la clase burguesa aspiran a adquirir la cultura de las élites, mientras que la clase obrera se tiene que conformar con aprender lo necesario para sobrevivir.

Así fue cómo, según Bellamy, la propia cultura francesa engendró el instrumento de su destrucción. Descartes soñaba con un hombre que hubiera nacido con la plenitud de su inteligencia y que nunca hubiera sido niño, Rousseau puso como modelo un hombre que siempre permanecería niño, contribuyendo así a la creación de la emblemática figura del buen salvaje. Finalmente, Bourdieu llevó a la escuela la lucha de clases.

El hombre sin cultura no es un hombre. Un país que se niega a transmitir su herencia cultural está abocado a caer en la barbarie. Eso es lo que Riccardo Muti quiso decir aquella noche en la Ópera de Roma y eso es lo que quiere mostrar Bellamy con este libro. Los saberes, los conocimientos que adquiere un niño a lo largo de su educación configuran su personalidad. Sin ellos no es nada.

Bellamy critica a los pedagogos posmodernos que han encontrado en las tecnologías la coartada perfecta para enterrar definitivamente la enseñanza tradicional. El profesor Google puede facilitar toda la información que el alumno precise en un tiempo récord. ¿Para qué entonces malgastar el tiempo y el esfuerzo en transmitir conocimientos? Hoy los niños lo que tienen que hacer en la escuela es aprender a aprender. La tecnología viene así a completar la revolución anticultural iniciada por Descartes hace cuatrocientos años.

La cultura que uno adquiere a lo largo de su vida, dice Bellamy, no es como una maleta que se va llenando de contenidos, uno es lo que sabe, lo que ha aprendido a lo largo de su vida. Sin civilización el hombre sería el más desvalido de los animales, sin cultura carecería de humanidad. El esfuerzo por aprender, por recordar, por leer, por escribir, construye al individuo como ser humano. Y para aprender, para construirse a sí mismo el niño necesita maestros, necesita libros y necesita condiscípulos.

«Hemos decretado que la lengua era fascista, la literatura sexista, la historia chovinista, la geografía etnocentrista y las ciencias dogmáticas -y ahora no comprendemos por qué los niños terminan por no saber nada». Y al final, sin saberes, sin cultura, ¿qué quedará del hombre?, se pregunta Bellamy. Cuando ya se haya destruido toda la cultura «sólo quedará la barbarie».

El autor cerró el último capítulo de su libro con una llamada de urgencia: «Podemos superar la crisis de la transmisión, pero hay que hacerlo pronto, porque la desculturización progresiva y de cada vez más gente solo puede significar que el mundo se hace cada vez más salvaje».

Era el final del verano de 2014. Quince meses más tarde añadió un post scriptum (que ya aparece en la reedición francesa que yo he leído): «No sabía hasta qué punto los inviernos que siguieron iban a confirmar mi sombrío presentimiento». El 7 de enero diez periodistas y dos policías son asesinados en un atentado a la sede de la revista Charlie Hebdo; el 8 de enero un policía es asesinado en Montrouge. El 9 de enero, cuatro clientes de un supermercado de Vincennes son asesinados. Algunos meses más tarde, el 13 de noviembre, varios terroristas siembran de muertos las calles de París. «Víctimas, sin duda, de la locura de los criminales; pero víctimas también, y al mismo tiempo de nuestras propias abdicaciones».

La gran diferencia entre los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York y estos de París, dice Bellamy, es que estos crímenes han sido cometidos por jóvenes nacidos en Francia que han estado sentados durante años en los bancos de nuestras escuelas. «Hace falta que el mal sea muy profundo para que, después de miles de horas pasadas en la escuela de la República, un joven se revuelva con tanta violencia contra su propio país, contra el hombre, y contra lo que hay en él mismo de humano».

Publicado primeramente en: http://www.expansion.com/actualidadeconomica/analisis/2016/04/24/571c68d1e2704e37048b4570.html

Comparte este contenido:
Page 1555 of 1643
1 1.553 1.554 1.555 1.556 1.557 1.643