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«El uso de las distinciones» por Jacques Rancière

Por: Jacques Rancière.

Ponencia de Jacques Rancière en Colegio Internacional de Filosofía. Jornada organizada en torno de la “partición de lo sensible” el 5 de junio de 2004, una la iniciativa de Jean-Clet Martin, publicado en la revista Failles, nº2, primavera 2006.

Debo entregarme aquí a un ejercicio complejo. Tengo que responder, como autor de mi discurso y poseedor de su significación a las interpretaciones que otros han propuesto y a las críticas que ellos le han dirigido. Pero también debo tomar yo mismo la posición del otro, tratar de instalarme en la distancia desde donde sería posible fijar una perspectiva sobre mi trabajo y proponer una posible coherencia.

Para responder a esta doble obligación, trataré de apuntar, en los objetos de mi trabajo y los procedimientos que les aplico, ciertas constantes a las cuales responden otras constantes en las cuestiones críticas que ha podido suscitar. Comenzaré con un punto modal que es mi uso de las distinciones conceptuales: por ejemplo política y policía o bien régimen estético y régimen representativo del arte. Dos rasgos las caracterizan: primeramente, estas distinciones se proponen en lugar de otras distinciones, y contra ellas. Operan menos una clasificación diferente que una desclasificación. Esto quiere decir, y este es el segundo rasgo unido al primero que intentan volver a poner en cuestión la distribución recibida de las relaciones entre lo distinto y lo indistinto, lo puro y lo mezclado, lo ordinario y lo excepcional, lo mismo y lo otro.

Tomemos la distinción que ha hecho correr más tinta: la que opone política y policía. Se la ha tomado a menudo por una nueva versión de oposiciones conocidas: espontaneidad y organización o acto instituyente contra orden instituido. Se trataría, en pocas palabras, de oponer una esfera de actos puros de la igualdad al orden del mundo. Se responde entonces que estos actos puros están condenados sea a permanecer en su espléndido aislamiento, sea a perderse en lo instituido, aunque inscriban la nostalgia de lo instituyente.

Yo he contribuido sin duda a acreditar esta interpretación. Pero sin embargo la introducción de este par conceptual se operó en un contexto bien definido que le da un sentido totalmente diferente. Este contexto es el de una crítica del tema dominante de los años ochenta: el «retorno» de la filosofía política. Criticando este retorno, es la idea misma de filosofía política la que he tomado como blanco. Es cierta idea de la política «en sí misma» y cierta manera en que este propio de la política se ha opuesto a un otro. La distinción política/policía dice que la política viene siempre después, incluso si su principio -la igualdad- es lógicamente primero, que ella no es nunca un acto originario sino una identidad paradójica de los contrarios. En efecto toda propiedad común de la que se querría deducir la comunidad política se presenta dividida, como he mostrado a propósito de la deducción aristotélica del animal lógico al animal político, y de la división misma del primero según que él posea el hexis o sólo el aisthesis del lenguaje. Entonces, si esta oposición aísla la política, es para separarla de todo principio uno de la comunidad del que ella sería la efectuación directa.

Ahora bien, separar este uno, es también separar dos figuras del dos, dos maneras de oponer la pureza de la política a una cierta impureza. La primera figura refutada es la que fue vehiculada por la tradición marxista. Ésta opone la pureza ilusoria de los significantes y de las instituciones de la política a la realidad impura de la que ella es la expresión y la máscara. Ella opone a sus apariencias la realidad de los procesos económicos y los conflictos de clase. Tras el joven Marx, ella apela de la democracia formal a la democracia real, y de la revolución política a la revolución «humana».

Oponiéndose a esta distinción, la pareja política/policía refuta también la otra gran figura del dos que no es en el fondo más que la inversión del esquema marxista. Esta segunda figura se presenta como la oposición entre la distinción _y entonces la libertad_ política y la indistinción _o la necesidad_ social, o incluso como la oposición del «vivir juntos», del «bien vivir» o del «bien común» al simple vivir. Mis Tesis sobre la política toman por blanco explícito el ideal arendtiano de la «vida política», su oposición de la política y de lo social. Mi objeción fue que es precisamente la lógica anti-política, la lógica de la policía la que aísla así una esfera propia reservada a los actos políticos _esto es, finalmente, a los seres para los que la política es su asunto o su destinación propia. Tal como yo la entiendo, la política es, al contrario, la actividad que vuelve a trazar las líneas, que introduce casos de universalidad y de las capacidades para formular lo común en lo que era el universo privado, doméstico o social.

La oposición política/policía vuelve a poner en cuestión todo principio de una repartición positiva de las esferas y de las maneras de ser. No hay dominio de lo político opuesto al de la oscuridad doméstica y social. De igual modo, no hay la apariencia de un lado y la realidad del otro. La apariencia no es la máscara de una realidad. Es una configuración efectiva de lo dado, de lo que es visible, y entonces de lo que puede ser dicho de lo dado y hecho en relación a lo dado. Se sigue igualmente que no hay de un lado la esfera de las instituciones policiales, y del otro las formas de manifestación puras de la subjetividad igualitaria auténtica. No está la comedia «democrática» y parlamentaria de un lado, y del otro, la potencia comunitaria heterogénea encarnada en un grupo o un mundo colectivo propio. Desde el momento en que la palabra igualdad se inscribe en el texto de las leyes o en los frontones de los edificios, desde el momento en que un Estado instituye procedimientos de igualdad ante una ley común o de recuento por igual de las voces, hay una efectividad de la política, incluso si esta efectividad está subordinada a un principio policial de distribución de las identidades, de los lugares y de las funciones. La distinción de la política y de la policía opera en una realidad que conserva siempre una parte de indistinción. Es una manera de pensar la mezcla. No hay un mundo político puro y un mundo de la mezcla. Hay una distribución y una redistribución.

La oposición de los régimenes estético y representativo del arte es, del mismo modo, una manera de volver a poner en duda identidades y alteridades: identidad del arte y oposiciones en el seno de las cuales se le ha hecho funcionar o que se hecho funcionar en su seno. Se trata de poner en duda la univocidad ahistórica de nociones como «el arte» o «la literatura» y, correlativamente, la manera en la que se definen los cortes temporales. Pues el discurso dominante sobre el arte _el discurso modernista_ hace un uso muy extraño de la relación entre el tiempo y la eternidad. Plantea la ahistoricidad del concepto, separando lo propio del arte de los discursos sobre el arte. Pero este arte ahistórico aparece, a la inversa, como el término de una teleología histórica: con Mallarmé, Mondrian o Schönberg, el arte se convertiría finalmente en su realidad en esta actividad autónoma que siempre ha sido en su concepto. Así la pretendida recusación del «historicismo» conduce al uso masivo de una teleología de la historia. Planteando régimenes históricos de identificación, trato precisamente de recusar esta ligazón de lo ahistórico y lo teleológico. Por un lado el arte no siempre ha existido, en singular, como realidad unívoca. Siempre ha habido artes, en el sentido de saber-hacer. Ha habido a veces divisiones como la que opone las artes liberales a las artes mecánicas. Pero el arte o la literatura, tal como nosotros los conocemos, no existen sino desde hace dos siglos apenas. Existen no como maneras de hacer radicalmente nuevas, sino como regímenes de identificación nuevos. Cuando Madame de Staël lanza, en su nuevo sentido, la palabra literatura, se cuida mucho de precisar que con ella no propone ningún cambio a las poéticas codificadas por los teóricos de las Bellas Letras. Todo lo que ella cambia, es, dice, la concepción de la relación entre las Letras y las sociedades. No hay, de hecho, ningún punto histórico de ruptura a partir del cual sería imposible escribir o pintar a la antigua manera o necesario hacerlo a la nueva, ningún punto de no-retorno donde se bascularía de un arte de la representación a un arte de la presencia o de lo irrepresentable. En su lugar hay una lenta reconfiguración que da a las mismas maneras de hacer _una metáfora, una pincelada, un uso de la luz y las sombras_ una visibilidad y una forma de inteligibilidad nuevas a partir de las cuales las nuevas maneras de hacer se imponen. Dicho de otra manera, la concepción de los régimenes del arte recusa la idea de una ruptura histórica en los constituyentes del arte. Recusa así los juegos de oposición bajo los cuales se ha querido pensar la idea de la «modernidad» artística: transitivo/intransitivo, presencia/representación, representación/irrepresentable. Estos conceptos pretenden designar entidades constitutivas o principios constituyentes distintos entre dos momentos y dos formas del arte.

Pero la distinción es puramente imaginaria. No efectúa ninguna distinción real. «El sol comenzaba a alzarse», la frase que abre Las olas de Virginia Wolf no es más intransitiva que «la aurora de rosáceos dedos» homérica. Y la primera frase de La especie humana de Robert Antelme «Fui a mear; todavía era de noche» no tiene más que ver con lo irrepresentable que el verso de Ifigenia que es su modelo lejano: «Sí, soy Agamenón, soy tu rey que te despierta».

Las nociones de transitivo y de intransitivo no designan ninguna diferencia real, repiten solamente la presuposición de que a partir de cierto momento el arte ya no es lo que era y que, no siendo ya lo que era, se convierte finalmente en lo que es en sí mismo, en una clara oposición a lo que no es: una inmovilidad opuesta a una circulación, una realidad autónoma opuesta a lo que no es más que un medio para otra cosa.

Queda por saber lo que vuelve esta presuposición de la identidad del arte y de la diferencia del arte nuevo tan insistente. Mi respuesta es la siguiente: esta insistencia resulta precisamente del quebrantamiento de los sistemas de distinciones por los cuales las cosas del arte eran clasificadas y juzgadas. Pues es precisamente esto lo que «representación» significaba: no un tipo de procedimiento artístico, un constituyente propio o una textura ontológica específica de las cosas del arte, sino un conjunto de leyes de composición de los elementos, comprendidos en un régimen de identificación de lo que hacen las artes y lo que las distingue de las otras maneras de hacer. Esta es la paradoja de la autonomización del arte: significa el desvanecimiento de toda frontera estatutaria entre el adentro y el afuera. Para que la no-representación o lo irrepresentable pueda plantearse como esencia del arte, hace falta que el arte, a la inversa, sea sometido a un régimen dominante donde todo es representable, y representable de cualquier manera. Es precisamente ahí donde no hay diferencia normativa entre buenos y malos temas, géneros nobles y viles, expresiones propias e impropias, es ahí donde la «diferencia» del arte viene a decirse como imposibilidad o prohibición de la representación y donde nace la preocupación de inventar un modo de lenguaje propio a la literatura. Se podría hablar de una ilusión transcendental en sentido kantiano: una ilusión de algún modo necesaria, inducida por el funcionamiento mismo de nuestras categorías ordenadoras.

Pero el hecho de que una ilusión sea necesaria no vuelve más válida su pretensión de hacernos conocer algo. Por un lado, los criterios de lo «propio» del arte y de lo propio de la modernidad artística tienen un valor cognitivo nulo. Repiten solamente la presuposición de este propio. Pero también este propio del arte no le es en nada propio. Las parejas presencia/representación o transitivo/intransitivo sólo hacen funcionar dos veces la simple diferencia de lo mismo y de lo otro, invirtiendo los valores de lo positivo y de lo negativo. Pero, detrás de este juego formal, es fácil reconocer las figuras dominantes de la tradición religiosa occidental: la «presencia», es el espíritu convertido en carne que anula la distancia entre la letra y la ley; lo irrepresentable, es el nombre impronuciable del Dios infigurable que habla en la nebulosa. Del mismo modo que la ahistoricidad del arte tiene por complemento la teleología, la afirmación de lo propio del arte conduce a identificar este simple propio a la figura de la alteridad religiosa. Distinguir regímenes entonces, no es decir que a partir de tal o tal momento no se puede hacer arte de la misma manera, que en 1788 se estaba en el régimen representativo y en 1815 en el régimen estético. La distinción no define épocas sino funcionamientos; no oposiciones de principios constituyentes sino oposiciones de lógicas, de leyes de composición, de modos de percepción y de inteligibilidad; no principios de exclusión sino principios de coexistencia. Se puede definir históricamente la emergencia del régimen estético del arte como ley de funcionamiento global, pero sus elementos tienen temporalidades diferentes y la ley global autoriza todos los «anacronismos» de funcionamiento: la abstracción pictórica es en principio una manera de ver el Corro nocturno de Rembrandt o un Descenso de la Cruz de Rubens; e inversamente las directivas de los grandes productores hollywoodienses a sus directores son fieles a los principios según los cuales Voltaire y Diderot podían corregir a Corneille o a Greuze. Lo que caracteriza el régimen estético del arte, es la multi-temporalidad, la ilimitación de lo representable y el carácter metafórico de sus elementos. No hay un momento en el que las gamas de color cazan a las mujeres desnudas y a los caballos de batalla (Maurice Denis). Hay más bien un principio de sustituibilidad ilimitada entre un brochazo, una mancha de azul, una blusa, un efecto de luz, un reflejo, la representación de un cuerpo de mujer, un testimonio de la vida burguesa en Holanda o las distracciones populares parisinas, el homenaje de un pintor a otro pintor, etc.; entre un amor, una metáfora, una dosis de ultravioleta (Epstein), un ralentí, una aceleración, una caída de frases o un corte entre dos planos.

Esto no quiere decir que estemos en el reino de «no importa qué». O más bien, el «no importa qué» es una relación determinada entre un quod, una importancia y una negación. Esta relación determinada de los contrarios define lo que yo he llamado un sensible de excepción, un sensible diferente de sí mismo habitado por un pensamiento diferente de sí mismo. De las fórmulas de los artistas a los enunciados de los filósofos es una constante del régimen estético esta coincidencia de lo hecho y lo no hecho, de lo sabido y de lo no sabido, de lo querido y de lo no querido.

¿Qué distingue este pensamiento de otros pensamientos de la excepción artística? Tomemos como punto de comparación una fórmula de Alain Badiou: «La verdad de la que el arte es el procedimiento es siempre verdad de lo sensible en tanto que sensible».

La diferencia es que no hay para mí sensible en tanto que sensible. Lo que nos enseña Kant, es que hay sensibles. Un sensible siempre es una cierta configuración entre sentido y sentido, un cierto sentido de lo sensible. Y, en particular, lo sensible del arte y lo sensible de lo bello no se conjuntan que según un modo disensual, ya que el arte no puede hacer otra cosa más que saber y querer mientras que lo bello no puede ser pensado sino como lo que no resulta de un saber y de un querer. Hay entonces dos maneras de pensar esta separación. Se puede tratar de reducirla con el fin de plantear una esencia unívoca del arte que sea «verdad de lo sensible en tanto que sensible». Esta reducción de la alteridad de lo sensible a sí mismo no se puede entonces hacer sino en provecho de un mismo que toma la figura del otro. La verdad de lo sensible es entonces la de ser «acontecimiento de la idea». Traducido en términos kantianos, toda estética es estética de lo sublime, una estética auto-desvaneciente, esto es, en definitiva, una ética. La segunda manera consiste en habitar la separación. Es lo propio de lo que Kant llama «idea estética» y de lo que yo por mi parte he llamado frase-imagen. Las ideas estéticas son invenciones que transforman lo querido en no querido, lo sabido en no sabido, lo hecho en no hecho. Son invenciones que dan al arte su sensible, sea eso que podemos llamar su ontología. Dicho de otra manera, la ontología del arte bajo el régimen estético, es eso que tejen las invenciones de las artes instituyendo su disenso, poniendo un mundo sensible en otro: el mundo sensible donde la imaginación obedece al concepto en el mundo sensible donde entendimiento e imaginación se relacionan la una con la otra sin concepto. Esta ontología tiene entonces una estructura notable: las invenciones artísticas construyen la efectividad de la diferencia ontológica que ellas mismas presuponen. Construir la efectividad de eso que se presupone, se llama verificación. Las artes verifican en su práctica la ontología que las vuelve posibles. Pero esta ontología no tiene otra consistencia que la que es construida por las verificaciones.

En la distinción de los regímenes de las artes, como en la de la política y de la policía, mi enfoque es el mismo: el de un pensamiento crítico, en el sentido kantiano: pensamiento de eso que vuelve posibles las diferencias que instituyen tal o tal dominio sensible, lo que quiere decir también tal o tal dominio inteligible, como el arte o la política. Un pensamiento crítico, es también un pensamiento que permite pensar estos dominios como instituidos por operaciones críticas, por disensos. Esto quiere decir que estos dominios tienen una existencia litigiosa. No descansan sobre ninguna diferencia fundada en la naturaleza de las cosas o la disposición del Ser.

Su existencia diferencial está sometida a formas de verificación que son siempre alteraciones, procesos de pérdida de un cierto mismo: procesos de desidentificación, de desapropiación o de indiferenciación.

Lo que diferencia lo que yo he tratado de hacer de lo que han hecho cierto número de otros que tienen una experiencia histórica cercana y problemas o formulaciones vecinas, es una distancia en el pensamiento de lo heterogéneo, una manera de pensarlo sin asignarlo a una potencia ontológica otra. He tratado de pensar la heterogénesis bajo la forma de un pensamiento y de una actividad que producen choques de mundos, pero choques de mundos en el mismo mundo: redistribuciones, recomposiciones o reconfiguraciones de los elementos. Está claro, en efecto, que la preocupación del disenso me es común a muchas otras personas.

Pero yo la he comprendido de otra manera a ellas. Casi todos los autores, vivos o muertos, que construyen hoy la actualidad del disenso comparten en efecto una misma idea del consenso y dan el mismo nombre a su figura política. La llaman democracia.

Pensadores tan diferentes como Arendt y Lyotard, Badiou, Agamben o Milner tienen en común cierta idea del consenso como democracia, esto es como la igualdad aritmética de Platón, el régimen de la mezcla indistinta o indiferente. La democracia es para ellos el régimen del recuento indiferente, parecido a la circulación de las mercancías o al «goteo uniforme de tinta» que caracteriza el periódico según Mallarmé. Ella es el poder del mal múltiple que circula intercambiándose en suma nula y reproduciéndose de manera idéntica. Estos pensadores oponen la potencia de la diferencia: el buen múltiple, el que contiene un principio de alteridad, una potencia suplementaria. Ésta puede ser una superpotencia: potencia arendtiana del comienzo o vitalidad de las múltitudes

(Negri), o bien una suplementariedad no intercambiable (el acontecimiento de verdad de Badiou o el uno-de-más de Milner). Fundan entonces la política sobre esta superpotencia o este suplemento o bien le oponen otro principio de la comunidad (el gobierno pastoral de Milner). Oponen a la democracia un principio de heterogeneidad. La heterogeneidad puede ser una figura del ser del ente _infinito o multitudes, fundando una verdadera política o una superación de la política en el comunismo. Puede, al contrario, identificarse a otra cosa que el ser, haciendo encallarse a la potencia comunitaria. Yo, por mi parte, he tomado esta lógica a contrapié. He tomado el partido singular de dar a la potencia de lo heterogéneo o del uno-de-más el nombre de démos y de plantear en consecuencia la democracia como opuesto del consenso. Es una manera de decir que no hay heterogéneo real, no hay principio ontológico de la diferencia política o de la diferencia en relación a la política, no hay arkhè o anti-arkhè. Hay, en su lugar, un principio de igualdad que no es lo «propio» de la política y que no tiene mundo propio más que el que trazan sus actos de verificación. Los sujetos políticos no están definidos por el ejercicio de una potencia otra o de una superpotencia sino por la manera en que las formas de subjetivación reconfiguran la topografía de lo común. Esto es que la heterogeneidad política es de composición y no de constitución.

Esta concepción de lo heterogéneo descansa sobre otra idea de lo homogéneo, otra idea del consenso. Desde mi punto de vista, lo que define al consenso, no es la mezcla indiferente de los equivalentes. Es la idea de lo propio y la distribución de los lugares de lo propio y de lo impropio que esta idea implica. Es la idea misma de la diferencia entre lo propio y lo impropio, que sirve para separar lo político de lo social, el arte de la cultura, la cultura del comercio, etc. Lo que entonces rompe el consenso ejerciendo el poder del uno-de-más, es la sustituibilidad. Es, en arte, la posibilidad para una metáfora o para un juego de luz y de sombra de ser sólo una metáfora o un efecto de luz o de ser la potencia de un amor o un testimonio sobre un tiempo y un mundo. Es la posibilidad de ser una obra pura y una mercancía. En política, es el démos como abolición de toda arkhè, de toda correspondencia entre los lugares de gobernante y de gobernado y una «disposición» a ocupar estos lugares. El uno-de-más es la potencia de lo indistinto que deshace las particiones recusando la fijeza de los lugares de lo mismo y de lo otro.

No hay entonces sujeto que tenga como propia la potencia de ruptura o de desconexión, no hay sujeto que ejerza una potencia ontológica de la excepción. La excepción es siempre ordinaria. Querer, a la inversa, realizar la excepción de lo «propio», es comprometerse en un proceso donde este propio acaba por desaparecer en la indiferenciación ética. Evocaré brevemente aquí dos ejemplos de esta dialéctica de lo propio. Es, por un lado, la auto-anulación de la diferencia política a la Arendt en Agamben; por otro lado, la auto-anulación del pensamiento modernista de lo propio del arte en Lyotard. Se sabe cómo Agamben retoma la crítica arendtiana de los Derechos del Hombre y del ciudadano, esto es la idea de un engaño inherente a la división misma del sujeto político entre hombre y ciudadano. Retoma la estructura del dilema que Arendt aplica a estos Derechos: o bien los derechos del ciudadano son los derechos del hombre. Pero el hombre como tal, el hombre desnudo, simplemente hombre, no tiene ningún derecho como muestra el ejemplo de los refugiados. Luego los Derechos son puro engaño. O bien, a la inversa, los derechos del hombre son de hecho los derechos del ciudadano, los que le corresponden por su pertenencia a un Estado. La diferencia es entonces una simple tautología. La razón de este dilema, es, para Arendt, la confusión entre la política y la vida no política, la confusión de las dos vidas (bios y zoè). Desde mi punto de vista, hay política precisamente donde se pone en cuestión esta partición. Y el intervalo entre hombre y ciudadano es el operador de esta repartición. Si, al contrario, se quiere separar realmente las dos vidas, distinguir realmente lo político y lo social, el resultado no puede ser sino asimilar lo «político puro» a la esfera de la acción estatal. Esto puede hacerse, a la manera dulce: el «retorno» de lo político y las peroratas sobre el «vivir juntos» y el bien común finalmente destinadas a la exaltación del plan Juppé. Esto puede hacerse al modo pesimista de la teoría del estado de excepción donde el habeas corpus y los Derechos del Hombre encuentran su verdad en el genocidio nazi, el cual se revela homogéneo a nuestra ordinaria democracia.

Estado de excepción y vida nuda son entonces los nombres de una modernidad donde todas las diferencias se suprimen y donde no se deja ningún intervalo para la práctica política.

Es la misma dialéctica la que está en obra cuando Lyotard opone las producciones del arte, puestas bajo el signo de lo sublime, a las formas de la circulación cultural y mercante. Reenvío aquí a su polémica contra el trans-vanguardismo. Mezclar sobre una misma tela motivos realistas, abstractos e hiperrealistas, es, según dice, hacer triunfar el gusto de los críticos y de los marchantes. Ahora bien, este gusto no es un gusto. Hay que postular entonces una diferencia real entre el sensorio del arte y el del «comercio» cultural y mercante. Pero sólo hay un medio para conferir a un sensible una diferencia real: es hacer de él el lugar de la manifestación de una potencia heterogénea, de una potencia suprasensible dicho de otra manera. Es exactamente lo que pasa en Lyotard. La potencia heterogénea se da en principio como el choque del aistheton. Pero este aistheton que se presenta en principio como el quale de un dato sensorial irreductible se revela de hecho un puro indeterminado: «el acontecimiento de una pasión», dice Lyotard: la pura potencia de lo insustituible o de lo no-reciprocable, la potencia de lo que no circula. No hace falta mucho tiempo entonces para que, por la mediación de la Cosa lacaniana, el choque del aistheton se acabe pagando a cuenta de la ley mosaica. Lo «propio» del arte que se trataba de preservar es pura alienación: es propio en cuanto puro testimonio de la potencia del Otro y de una deuda irredimible respecto de esta potencia. Querer realizar, contra la mezcla «democrática», comunicacional o mercante, la pura diferencia del arte conduce a abismar esta diferencia en la posición ético-religiosa de la relación al absolutamente Otro.

Ahí se encuentra lo que me parece caracterizar nuestro presente: la desaparición tendencial de las diferencias de la política y del arte, pero también del derecho y de la moral, en la indistinción ética. Ahora bien, este devenir-indistinto me parece poder ser rigurosamente pensado como el resultado paradójico de una absolutización de la distinción. Es el integrismo de lo propio que se invierte en fundamentalismo de lo absolutamente otro. La voluntad de realizar la distinción obliga a confiar el poder de distinguir a una superpotencia del disenso o de la ruptura. La escena filosófico-político-estética se convierte entonces en la del conflicto de las superpotencias: superpotencia de las multitudes que son el corazón del Imperio y la fuerza que lo destrozará (Negri); de la verdad infinita que transita en los colectivos políticos o las obras de arte (Badiou); del estado de excepción que dispone la vida nuda (Agamben); de la Cosa y de la Ley (Lyotard); de la libertad abisal que se experimenta en el encuentro con el horror de la Cosa (Zizek). Todas estas superpotencias en competición son el precio de una sola y misma superpotencia: esa superpotencia de lo verdadero que antaño estaba garantizada por la superpotencia de las «fuerzas productivas» que se garantizaba a su vez en la célebre fórmula de Lenin: «La teoría de Marx es todopoderosa porque es verdadera». Hubo un tiempo feliz en el que esta todo-potencia definía una bella cadena de equivalencias. La potencia de la teoría era la potencia de lo verdadero, que era potencia de la estructura, la de las masas y la de la historia. Cuando estas potencias se disyuntaron, la superpotencia tomó diversas figuras. Está en primer lugar la figura dominante que sirve de referencia o de tope a las otras: la potencia de la estructura se ha convertido en la potencia de la Cosa , la de la verdad como alteridad irreductible que agujerea la cadena del saber. La self-fulfilling prophecy de Lacan se ha cumplido grosso modo: los revolucionaron que buscaban una verdad maestra la han encontrado en esta figura de la absoluta alteridad. Este enfrentamiento ha dado lugar a diversas estrategias. Estrategias de desvío, como la que ha exigido a otro psicoanálisis y a otro inconsciente el medio de reafirmar la superpotencia inmanente de las fuerzas productivas (Negri); estrategias de desvío y de forzamiento, como la polimerización de la pegada de lo verdadero en el procedimiento de las verdades infinitas (Badiou) o el retorno del horror en la afirmación de la libertad abisal (Zizek).

Todos estos reajustes de la todo-potencia de lo verdadero tienen un punto en común. Resitúan la potencia del disenso como un principio ontológico de la diferencia real: prolijidad del Ser, paso del Infinito, pegada de la Idea , encuentro del Horror y/o de la Ley. Afirman una potencia ontológica _o eventualmente contra-ontológica_ del Otro que autoriza el salto fuera de la serie ordinaria de la experiencia consensual. Se funda aquí esta extraña figura contemporánea del dogmatismo apofántico que da los buenos nombres y las buenas fórmulas al nombre de lo Real que dispersa todos los nombres. Sucede que, mientras se operaban estos encuentros con la superpotencia y estos desvíos de la superpotencia, yo estaba ocupado en otra parte, en otra cosa. Trataba entonces de comprender la potencia de algunas palabras como proletario o emancipación. Trabajaba sobre los encuentros, fronteras y pasajes que tuvieron el efecto de separar individuos de la esfera de la experiencia sensible que les estaba asignada. Más entonces que sobre el nombre del Otro y la forma matricial del encuentro con el Otro, yo trabajaba sobre procesos de alteración, de redistribución de los lugares y de recomposición de las formas de la experiencia. Más que a la superpotencia de lo verdadero desgarrando el tejido del saber, yo me dedicaba a las presuposiciones y a las verificaciones de la igualdad de las inteligencias. No era una distancia de principio.

Simplemente, las cosas pasaron así. Para pensar lo que era mi asunto en ese momento, la reformulación de la superpotencia que se hacía en otra parte, sin que se me informara, no podía servirme de nada. Me ocupé entonces solamente en elaborar las nociones y las distinciones que me permitían dar cuenta de estos procesos de alteración y de estos procedimientos de verificación.

Con el tiempo, me pareció que esta limitación o este defecto tenía también sus virtudes. Por una parte permitía comprender cierto número de cosas que permanecían opacas en las dramaturgias de la superpotencia o que éstas debían ignorar para limitarse a los casos ejemplares sobre los cuales podían funcionar sus axiomas de ruptura. Por otra parte, sustituyendo una topología de los posibles, de sus desplazamientos y recomposiciones, a los protocolos de la eficacia de la superpotencia, mantenían abierto el espacio de las invenciones de la política y del arte en el momento crítico en el que las grandes teleologías se invertían, en el que la necesidad económica marxista se convertía en la necesidad del mercado mundial capitalista, en el que «el retorno de la política» era la bandera cubriendo la empresa consensual del borrado de la política, en el que las promesas de emancipación atribuidas a la modernidad artística se transformaban en testimonios de la alienación inmemorial, y en el que resonaba un poco por todas partes el discurso del final. En esas circunstancias, afirmar la potencia de la igualdad de las inteligencias y la exigencia de su verificación, la dispersión democrática de la lógica circular de la arhkè y la tensión de los contrarios en el seno del régimen estético del arte me pareció más provechoso que profundizar en la experiencia supuestamente radical de lo heterogéneo. He podido, en efecto, observar, como todos nosotros, la manera en que las formas supuestamente más radicales de afirmación de la diferencia artística o política se transformaban en su contrario, la radical indistinción ética: inversión de la radicalidad modernista en el culto nostálgico de la imagen o del testimonio; inversión de la pureza reivindicada de lo político en puro consentimiento a la gestión de la necesidad económica, incluso en legitimación de las formas más brutales del imperialismo guerrero.

Me he visto conducido entonces a considerar que mi rechazo a ontologizar un principio de lo heterogéneo, mi rechazo de las ontologías de la superpotencia no era una capitulación vergonzosa ante los deberes de la filosofía o el ejercicio parasitario de la histérica viviendo de la deconstrucción del discurso del amo, sino el ejercicio consecuente de otra idea de la filosofía. Esta idea de la filosofía es homogénea a lo que he podido desarrollar como idea de la política o del arte. Concibe la filosofía no como el edificio que hay que construir para dar a las diversas prácticas su dominio y sus principios, ni como una tradición histórica meditando sobre su clausura sino como una actividad accidental. No una actividad necesaria inscrita en la naturaleza de las cosas, exigida por el requerimiento del Ser, apelada por las necesidades de las otras ciencias y actividades, o conducida por un destino historial, sino una actividad aleatoria, suplementaria que, como la política o el arte, habría podido del mismo modo no ser. Una actividad sin legitimidad y sin lugar propio, porque su nombre propio es ya un homónimo problemático, en el cruce de diferentes discursos y diferentes razones. Este cruce se realiza bajo el signo del desacuerdo, como lo he definido en el opúsculo que lleva ese nombre: el conflicto sobre los homónimos, el conflicto entre el que dice blanco y el que dice blanco.

La filosofía, tal como la concibo, es el lugar de esta actividad, condenada por una homonimia problemática a trabajar sobre las homonimias: hombre, política, arte, justicia, ciencia, lenguaje, libertad, amor, trabajo. Ahora bien, hay dos maneras de tratar los homónimos. Una es proceder a su purificación, definir el buen nombre y el buen sentido que ahuyenta los malos. Es a menudo la práctica de las ciencias llamadas humanas o sociales, que se jactan de dejar a la filosofía los nombres vacíos o definitivamente equívocos. Es a menudo también la tarea que se dan los filósofos mismos. La otra manera considera que toda homonimia dispone un espacio de pensamiento y de acción, que el problema entonces no consiste en restituir los prestigios de la homonimia ni en situar los nombres en indeterminación radical, sino en desplegar los intervalos que ponen a trabajar la homonimia.

Así se define cierta práctica disensual de la filosofía como actividad desclasificante que pone en cuestión la policía de los dominios y de las fórmulas, no por el solo placer de deconstruir los discursos del amo, sino para pensar las líneas según las cuales las fronteras y los pasajes se construyen, según las cuales son pensables y modificables. Esta práctica crítica de la filosofía es indisolublemente una práctica igualitaria, o anarquista, que devuelve el argumento, el relato, el testimonio, la investigación o la metáfora a la igualdad de invenciones de la capacidad común en la lengua común. La crítica de las particiones instituidas abre entonces la vía de una interrogación renovada sobre lo que podemos pensar y lo que podemos hacer.

Fuente del artículo: https://www.bloghemia.com/2019/07/el-uso-de-las-distinciones-por-jacques.html

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Henry Giroux: «Defender que la educación tiene que ser neutral es decir que nadie debe rendir cuentas de ella»

Por: João França.

Una entrevista al fundador de la pedagogía crítica Henry Giroux sobre el sentido de la educación, la sospecha ante la neutralidad, la ideología neoliberal y el hecho de que la incertidumbre actual puede ser un motor para repensar y generar nuevas posibilidades.

La educación siempre juega un rol central –de forma visible o de forma velada– en cualquier proyecto ideológico. Para quien apuesta por transformar el mundo en un lugar más justo, solidario y democrático, la educación es clave; pero quien cree que para el buen funcionamiento social son fundamentales las lógicas del mercado también tiene su propio proyecto educativo. Todo esto, además, no pasa solo en el aula, sino que empapa toda la sociedad. Aprovechando su participación en el ciclo «Imaginar el mundo», hablamos de todo esto con uno de los fundadores de la pedagogía crítica, Henry Giroux (Providence, EEUU, 1943), que ha dedicado su vida a investigar estas cuestiones.

A veces parece que solo podamos hablar de educación en positivo, pero Henry Giroux pone nombre también a lo que queremos dejar atrás, y por esto habla de «pedagogías de la represión». «La educación no procura solo empoderar a las personas, la práctica de la libertad; bajo ciertas formas también puede procurar matar la imaginación», asegura Giroux. «Vemos pedagogías que enseñan a responder exámenes, basadas en estándares objetivos, que están diseñadas para limitar la posibilidad de pensamiento crítico del alumnado.»

Al pedagogo le preocupa que hoy en día muchos de los debates sobre educación sean sobretodo metodológicos. Lo considera «una estupidez pedagógica», ya que centrarse exclusivamente en los métodos deja de lado el sentido de la educación.

El sentido de la educación es realmente la producción de agencia, es establecer qué narrativas produciremos que permitan al estudiante ampliar sus perspectivas sobre el mundo y sobre la relación con los otros y consigo mismo. Partir de los métodos es ignorar completamente cuestiones más fundamentales de la educación: ideología, cultura, poder, autoridad… ¿Cómo se constituyen estos elementos? ¿De qué forma hablan a un futuro determinado? Porque toda educación es, de alguna forma u otra, una introducción al futuro, es una lucha para establecer qué tipo de futuro queremos para la juventud. Los métodos contienen una especie de silencio sobre las peores formas de represión, porque niegan la misma idea de que los estudiantes están vivos.

La pedagogía crítica pone sobre la mesa que no hay una educación que se pueda considerar ideológicamente neutral, sino que la noción de neutralidad esconde lo que realmente implica la educación.

Esta defensa de una neutralidad siempre me ha parecido la base para un tipo de política fascista, porque esconde el rol ideológico de la educación, el rol que juega a la hora de producir formas particulares de conocimiento, de poder, de valores sociales, de agencia, de narrativas sobre el mundo… Es imposible que la educación sea neutral, y quien defiende que debe serlo lo que está diciendo es que nadie debe rendir cuentas de ella, que las personas que producen esta forma de educación se vuelven invisibles cuando dicen que es neutral. Por lo tanto, no puedes identificar los procesos ideológicos, políticos, de poder. Esto es precisamente lo que quieren, porque, en sus peores formas, el poder se hace invisible, y la noción de que la educación es neutral es una forma de hacer que las personas que tienen el poder se vuelvan invisibles y que no podamos identificar la propaganda.

Un concepto que permite entender la importancia de lo invisible es lo que se llama «currículum oculto»: todo lo que se enseña en el aula y no se explicita en los currículums. «Hay cosas que se enseñan pero de las que nunca se habla, y el mensaje real es invisible», nos dice Giroux.

Cuando pones a las criaturas en fila y les dices que no pueden hablar y deben escucharte a ti como profesor, el currículum oculto que se transmite es que no tienen derecho a hablar, no tienen derecho a ser parte de la forma de educar. Cuando un docente se levanta y dice que tiene la autoridad en clase y que nadie puede cuestionarla, lo que no se dice es que les está enseñando a ser pasivos y a no pedir responsabilidades al poder; no lo dice, pero el currículum oculto es muy claro. Si examinas lo que realmente se enseña allí, ves que la educación es una forma de silenciamiento.

Henry Giroux lo vivió en primera persona al inicio de su carrera, cuando era profesor de secundaria. En el aula hacía que los estudiantes se sentaran en círculo, hasta que un día un vicedirector del instituto le dijo que dejara de hacerlo, que les hiciera sentarse en filas rectas y les enseñara qué era la autoridad. «Yo no podía darle una respuesta teórica sobre lo que estaba experimentando desde el punto de vista pedagógico», lamenta. Esto cambió al cabo de poco, cuando leyó Pedagogía del oprimido, del pedagogo brasileño Paulo Freire: «Me cambió la vida, pues me dio un lenguaje que permitía entender la educación como un proceso político. Es un libro que cambió la concepción sobre qué significa trabajar con personas a las que normalmente se considera “sin voz”, y permitió entender que tienen una voz y se pueden narrar a si mismas.» Más tarde, el académico pudo trabajar con Freire durante quince años, y le recuerda como «un hombre humilde, el más humilde que haya conocido, porque lo importante no era él, lo que le preocupaba era como hacer de la educación un recurso valioso para dar voz a las personas».

Justamente el país de Paulo Freire, que en 2012 le proclamó patrón de la educación brasileña, es uno de los escenarios en los que es más visible actualmente la disputa entre modelos educativos. El gobierno del militar de ultraderecha Jair Bolsonaro está abiertamente dirigido a poner fin al financiamiento de las facultades de ciencias sociales o humanidades. Hablando de ello, Giroux cita a Hannah Arendt para decir que todos los fascistas creen que el pensamiento crítico es peligroso.

Lo que quiere hacer la gente como Bolsonaro es utilizar el lenguaje de emprendimiento del mercado para justificarlo. No salen y dicen: «No quiero que pienses porque en una dictadura no se puede pensar, porque en un estado fascista pensar es peligroso.» Lo que dicen es: «Nos queremos asegurar de que tienes trabajo, de que puedas trabajar en Wall Street.» Quieren que seas un sujeto pasivo en esta sociedad tecnocrática donde lo único que importa es que ganes dinero.

En esta línea, si vamos más allá del aula, este referente de la pedagogía crítica entiende el neoliberalismo no solo como un modelo económico, sino también como una «pedagogía pública» que lo impregna todo.

El neoliberalismo opera sobre la asunción de que la economía debe gobernar no solo el mercado, sino también toda la vida en sociedad, y produce una ideología cuya idea más peligrosa es que todos los problemas son individuales, que no hay problemas sociales. Además, normaliza una cultura de la crueldad, porque sugiere que la compasión, la preocupación por el otro o la justicia son valores despreciables, ya que se interponen en el camino del mercado. No hay ninguna noción de responsabilidad que sugiera que tienes que conectar tu experiencia del mercado con el coste social. Definitivamente, es una ideología, no es solo una serie de estructuras económicas, y, a parte del feudalismo, es probablemente la ideología más fuerte que jamás hayamos visto.

Frente al triunfo del neoliberalismo, Giroux defiende que «la educación tiene que ser central en cualquier discurso sobre la democracia, y es aquí donde han fallado las izquierdas. Las izquierdas han fallado cuando han considerado que las estructuras de dominación más importantes son exclusivamente económicas». Para el pedagogo es fundamental priorizar todos los elementos que permiten cambiar consciencias, persuadir o generar identidades.

No obstante, el profesor se muestra esperanzado, sobretodo en lo que concierne a las nuevas generaciones. Giroux denuncia que actualmente vivimos una guerra contra la juventud, de entrada «porque la juventud es una inversión a largo plazo, y el neoliberalismo se basa en inversiones a corto plazo». Habla de tres guerras: una basada en la criminalización de la juventud; otra comercial, que les dice que deberían definirse a través de mercancías; y una de vigilancia, en la que «les están haciendo creer que pueden perder derechos en nombre de la seguridad».

En tiempos de incertidumbre, Henry Giroux envía un mensaje a las personas más jóvenes:

Los momentos de incertidumbre pueden ser de gran ansiedad, pero también de grandes oportunidades. Tiempos para repensar el lenguaje de la política, de la lucha, de la solidaridad. El poder no es exclusivamente dominación. También es resistencia. La gente joven tiene mucho poder. Pueden detener la sociedades, pueden bloquear las calles, participar en acciones directas, educar a los padres… Son una fuerza política muy potente y lo que tienen que hacer es reconocer esta potencia. Tienen que actuar, porque un discurso de la ansiedad debe dar paso a un discurso de la crítica, y este, a su vez, debe dar paso a un discurso de las posibilidades. Y un discurso de las posibilidades significa que puedes imaginar un futuro muy distinto del presente.

Fuente de la entrevista: http://lab.cccb.org/es/henry-giroux-defender-que-la-educacion-tiene-que-ser-neutral-es-decir-que-nadie-debe-rendir-cuentas-de-ella/?fbclid=IwAR3URrqOZNBYSY8GDnt7BftjzLHY6yjT1neG0-MyhAryhixec-Ntg6yVCR8

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España: Estudiar en la universidad pública ha subido 15 veces más que los salarios

España / 21 de julio de 2019 / Autor: Redaccción / Fuente: Contrainformación

El precio de la universidad pública ha subido 15 veces más de lo que lo han hecho los salarios desde que el Gobierno de Mariano Rajoy abrió la puerta a la subida de las tasas universitarias en 2012, según un análisis realizado por ElDiario.es desde fuentes oficiales de la Universidad del Ministerio de Educación y las salariales de la EPA (Encuenta de Población Activa) que elabora el INE (Instituto Nacional de Estadística).

El precio de estudiar un grado ha subido un 29,2% de media en España, con grandes diferencias regionales. El gobierno popular permitió a las comunidades autónomas subir los precios y estas abrazaron la posibilidad que les brindó Rajoy.

Está forma de subidas sin control significó que en un solo curso, el coste de estudiar un grado en Catalunya pasó a triplicar al de hacerlo en Galicia, cuando hasta entonces era similar (un 15%, la de 13,1 euros el crédito a 11,3). Hoy en día, la Generalitat catalana cobra 2.010 euros por un curso completo, mientras en Galicia cuesta 760 euros. En cifras absolutas, eso significa que estudiar un curso completo de una carrera en España pasó de costar, de media, 816 euros en el curso 2011-12 a 1.050 euros este 2018-19, aunque ha habido cursos anteriores más caros.

En el mismo periodo, desde 2012, en el que las universidades han subido su coste un 30%, los salarios se incrementaron un 2,5%. Las nóminas se mantuvieron básicamente planas en ese periodo: de 1.841 euros mensuales han pasado a 1.888 euros.

La consecuencia de todo esto es la precarización: la figura del profesor asociado. Estos profesores ya suponen un cuarto de los docentes e imparten habitualmente tres o seis horas semanales de clase más otras tantas de tutoría por 300 o 600 euros al mes. Una hora de docencia equivale, entre preparar las clases y corregir trabajos y exámenes, a cinco de trabajo.

Otra consecuencia muy señalada en su momento fue una supuesta pérdida de alumnado en las universidades por la imposibilidad de pagar las matrículas. En conjunto, la universidad empezó a perder estudiantes el verano que se aplicaron las subidas de tasas y la tendencia continuó hasta el curso 15-16. Ese año, en el que algunas regiones empezaron a deshacer tímidamente las subidas de precios, el número de universitarios dejó de caer hasta hoy, cuando ha recuperado el nivel que tenía el año anterior a los recortes.

Fuente de la Noticia:

Estudiar en la universidad pública ha subido 15 veces más que los salarios

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España: El fracaso del plan andaluz contra el fracaso escolar

España / 21 de julio de 2019 / Autor: Javier Martín-Arroyo / Fuente: El País

La consejería de Educación solo logra el 2% de alumnos previstos para su plan estrella veraniego contra el abandono temprano

Andalucía encabeza con un 22% la tasa de abandono educativo temprano solo por detrás de Baleares y Murcia (24%), según los últimos datos del Ministerio de Educación de 2018, basados en la Encuesta de Población Activa. La comunidad está cuatro puntos por encima de la media nacional y el fracaso escolar es una obsesión de Imbroda, que lo equipara a la tasa de paro (21,1%) como causa-efecto, según repite a su equipo. Sin embargo, las familias andaluzas y la comunidad educativa han tildado de “parche, improvisación y fracaso” el primer plan del consejero.

Educación difundió el pasado mayo que se habían apuntado 3.657 alumnos para recibir cinco horas diarias de lengua, matemáticas, inglés y actividades deportivas en julio. Ahora, en el ecuador del programa, la cifra de niños ha caído a 1.940 y 509 maestros en 160 colegios e institutos, según las cifras provisionales de la Junta.

La Unión Europea iba a aportar 10 millones del total de 12 millones previsto para el plan y los padres pagan 15 euros por cada alumno. Tras haberse desinflado, el presupuesto es una incógnita que la Junta desconoce de momento. Los 509 profesores cobran 30 euros por cada una de las dos horas y media al día que imparten durante una quincena o todo el mes de julio, lo que arroja un coste laboral estimado de entre 500.000 y 900.000 euros.

“Es demasiada inversión para muy poco rendimiento. Se podrían haber reforzado los estudios durante el curso, pero atacamos en verano y 15 días [ampliable al mes de julio completo], que en realidad son 10 días laborables, no es nada para niños con problemas endémicos. Las familias de los alumnos que dejan el sistema educativo no se preocupan de llevarles a una escuela de verano”, censura bajo anonimato un director de un colegio de Jaén. En esta provincia hay solo 70 alumnos en cinco centros, la mitad de los 10 previstos.

La asociación andaluza de directores de centros, Asadipre, censuró la falta de criterios científicos del plan y que fuera aplicado en primaria, cuando la tasa de abandono escolar es superior en secundaria. De 300 directores consultados por la asociación, el 91% no veía “adecuado” el programa para combatir la tasa de abandono escolar temprano. “Una de las causas más comunes y contrastada en todos los estudios sobre zonas desfavorecidas, es la poca implicación de las familias… ¿Y se deja a la voluntad de la familia solicitar o no el programa para sus hijos?”, se preguntaba Asadipre en una carta abierta a Imbroda.

Entre los criterios para seleccionar los centros han primado las instalaciones deportivas para poder hacer ejercicio en verano y su situación geográfica para abarcar todo el territorio, según fuentes de la Junta. Sin embargo, los colegios e institutos escogidos en las ocho capitales andaluzas están alejados de los barrios más humildes y con tasas más altas de fracaso escolar. Y los 160 centros seleccionados en Andalucía [87.268 kilómetros cuadrados] «han obligado a 1.717 familias a desistir del plan debido a las distancias», lo que lo hace “discriminatorio”, critican los sindicatos.

“Un proyecto sin consenso sindical y desconocimiento de los equipos directivos de los colegios y las familias no parece la mejor manera de atacar el fracaso escolar. Educación no asume los datos objetivos de que lo han hecho mal”, censura Francisco Hidalgo, del sindicato mayoritario CSIF. José Ábalos, de la central sindical Ustea, añade: “Para combatir el fracaso hay que desdoblar los grupos escolares, bajar el número de alumnos por clase y organizar grupos flexibles”.

Desde la Consejería, un portavoz defiende la buena marcha del plan a pesar de su limitado alcance, del 2% del alumnado previsto. “La gente está súper contenta y las familias están intentando apuntar a niños nuevos. El grado de satisfacción es alto, tanto por parte de las familias como de los profesores. Los plazos han sido los que han sido. El año que viene llegarán antes los listados a los colegios”, avanza un portavoz. La Junta estima que casi 250.000 alumnos andaluces necesitan refuerzo en materias troncales y defiende el plan como “una primera medida de un plan integral para luchar contra el abandono escolar”.

Esperanza García, maestra de educación especial y coordinadora del programa en el colegio Silos de Alcalá de Guadaíra (Sevilla), destaca que están «contentos» con la evolución de las clases y los niños están «motivados», a pesar de que ve lagunas en el programa. «Se notan las ganas de los profesores y tenemos cosas novedosas como los contenidos del viaje de Magallanes y actividades en grupo. Eso sí, no tenemos un manual guía, el proyecto no está muy adaptado al primer ciclo (1º y 2º de primaria) y el material para empezar nos llegó ayer mismo. El año que viene estará mejor difundido», confía.

María Márquez, portavoz de Educación del PSOE, critica: “De plan estrella a plan estrellado, absolutamente. Es el primer consejero que ha logrado ponerse en contra a toda la comunidad educativa, incluso la concertada y la privada, por actuar sin consenso. Es una verdadera chapuza y una imagen lamentable de caos”. Mientras, Codapa, la confederación que reúne a 2.700 asociaciones de padres y madres, censuró su improvisación, falta de consenso y una “gran falta de información” que impidió su difusión entre los padres, que se enteraron de la oferta por la prensa.

UN PLAN CONTRA EL FRACASO QUE PRIORIZA A LOS MEJORES ALUMNOS

A pesar de combatir el fracaso escolar, el Programa de Refuerzo Educativo y Deportivo recoge en sus instrucciones un procedimiento de selección de alumnado contrario a su objetivo principal: los estudiantes con más asignaturas suspendidas quedaban relegados frente a los que solo hayan suspendido una o dos, según el baremo oficial. Esta paradoja priorizaba a los mejores alumnos pese a que el plan está enfocado a paliar el fracaso escolar.

“No ha hecho falta, se ha admitido a todo el mundo con asignaturas suspensas”, matizan fuentes de la Consejería de Educación. El diputado de Podemos José Ignacio García, censura: “Es el mundo al revés, pero en realidad es su concepción del éxito educativo, ellos priorizan y dicen ‘nos quedamos con los mejorcitos con alguna dificultad y olvidamos a los desastres”.

Fuente de la Noticia:

https://elpais.com/sociedad/2019/07/16/actualidad/1563299567_029370.html

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Libro: Desarrollo psicológico y educación 1. Psicología evolutiva (PDF)

España / 21 de julio de 2019 / Compiladores: Jesús Palacios, Álvaro Marchesi y César Coll / Fuente: Google Books

Primer volumen de la serie «Desarrollo psicológico y educación»: se incluyen adultez y vejez, al tiempo que se mantienen y profundizan el análisis conceptual introductorio y el estudio de infancia y adolescencia. Esta obra completamente renovada será el texto de referencia más relevante de la psicología evolutiva española en los comienzos del siglo XXI.

Links para la descarga:

Coll, Palacios, Marchesi – Desarrollo Psicológico y Educación – 1. Psicología Evolutiva (1)

ó

https://drive.google.com/file/d/1ARkMW8jyI5Iyy1vQqKUg-NOV_b79zaOZ/view?fbclid=IwAR15j08w988_niyZILiE0yE-vQ_PFSz_lCNXSVKl4ORVTbvvtV60VkH6xjg

Fuente de la Reseña:

https://books.google.com.mx/books/about/Desarrollo_psicol%C3%B3gico_y_educaci%C3%B3n_1.html?id=30KUBQAAQBAJ&source=kp_book_description&redir_esc=y

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Ventajas y desventajas de las redes sociales en educación #infografia #socialmedia #education

España / 21 de julio de 2019 / Autor: Alfredo Vela / Fuente: TICs y Formación

Hola:

Una infografía sobre las Ventajas y desventajas de las Redes Sociales en Educación. Vía

Un saludo

 

 

Fuente de la Infografía:

https://ticsyformacion.com/2016/03/16/ventajas-y-desventajas-de-las-redes-sociales-en-educacion-infografia-socialmedia-education/

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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 21 de julio de 2019: hora tras hora (24×24)

21 de julio de 2019 / Autor: Editores OVE

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 21 de julio de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

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Chile: Séptima semana de paro: negociaciones entre profesores y gobierno están suspendidas

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/316068

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Ventajas y desventajas de las redes sociales en educación #infografia #socialmedia #education

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/315944

02:00:00

Brasileños marcharán en rechazo al plan de privatización de la educación superior

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/316269

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Las otras reformas para las otras educaciones

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/315938

04:00:00

Perú: Plantean que proceso de titulación en universidades públicas sea gratuito

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/316272

05:00:00

Educación virtual vs. Educación presencial: Infografía

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/316071

06:00:00

Informe: ¿Qué tendencias afectarán a las bibliotecas universitarias de todo el mundo en los próximos 5 años? (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/316065

07:00:00

Una educación significativa y alternativa es posible

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/316062

08:00:00

Libro: Desarrollo psicológico y educación 1. Psicología evolutiva (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/316303

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Wilson Netto: nunca hubo tantos jóvenes pobres como hoy en el sistema educativo y educación media

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/316287

10:00:00

Mitos y realidades de la Educación Online (Infografía)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/316293

11:00:00

¿Cualquiera puede enseñar?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/315941

12:00:00

Argentina: Macri le bajó el presupuesto a Educación a la vez que aumentó el que va a Defensa y Seguridad

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/316278

13:00:00

Idel Vexler: “No precaricen carrera pública magisterial”

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/316300

14:00:00

En periodo neoliberal hubo embestida contra educación pública en México: AMLO

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/316275

15:00:00

El Ecuador y el Aprendizaje a lo Largo de la Vida

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/316307

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Brasil busca aumentar la inversión privada en universidades

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/316281

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Sistema educativo de italia #infografia #infographic #education

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/316311

18:00:00

España: El fracaso del plan andaluz contra el fracaso escolar

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/316284

19:00:00

Desconcierto para la Educación Superior Pública

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/315935

20:00:00

Universidades de Colombia inician campaña de prevención contra el acoso sexual

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/316290

21:00:00

Aprendizaje Basado en Proyectos – Un Proceso de 7 Etapas | Infografía

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/316314

22:00:00

España: Estudiar en la universidad pública ha subido 15 veces más que los salarios

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/316297

23:00:00

¿Cuáles son los beneficios de la Educación Basada en Competencias? (Infografía)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/316317

En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.

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