Page 60 of 1646
1 58 59 60 61 62 1.646

Así muere un colegio público en España

POR: J. A. AUNIÓN

El cierre por falta de alumnos de una escuela en un barrio humilde de Mérida evidencia el incipiente problema que la caída de natalidad extiende por toda España. Padres y docentes rechazan los argumentos de la Junta, que asegura que el centro no garantiza la inclusión

El colegio público Juan XXIII ocupa un edificio enorme en mitad del barrio de San Juan, uno de los más humildes de Mérida. El jueves, en el recreo, solo un puñado de alumnos ocupa el patio, que incluye una pista de baloncesto y otra de fútbol. Construido en 1985 con capacidad para más de 400 estudiantes, hoy solo están matriculados allí 39, repartidos entre todos los cursos de infantil y primaria. Esa es la parte que nadie discute; a partir de ahí, sin embargo, parece que la Consejería de Educación de Extremadura y los padres del centro estuvieran hablando de colegios distintos. La Administración describe una especie de gueto que hay que cerrar (ha decidido hacerlo al final de curso) porque, con altas tasas de absentismo y repetidores, no garantiza la “igualdad de oportunidades ni la inclusión” de los pocos chicos, todos “especialmente vulnerables”, que se concentran allí. Ana León, empleada pública, madre de una niña con altas capacidades, y Mari Carmen Muñoz, auxiliar de enfermería, madre de un chico con discapacidad intelectual, defienden que, muy al contrario, se trata del único colegio que ha sabido garantizarles una buena educación. Explican que el compromiso de los profesores y, precisamente, lo exiguo del alumnado lo convierten en un “laboratorio de buenas prácticas” que merece la pena conservar, igual que se mantienen abiertos centros rurales con muy pocos estudiantes para no matar a los pueblos.

Pero las cuentas no salen —el centro “está funcionando al 8,7% de su capacidad”, dice una portavoz de la consejería— y la decisión —”necesaria y responsable”, aunque también “dolorosa y de último recurso”, continúa— ya está tomada. La directora del colegio, Cecilia Chamorro, admite con dolor que “quizás es ya tarde”, aunque probablemente “se podrían haber intentado muchas cosas antes”. El Juan XXIII lleva más de 20 años desangrándose, poco a poco, con esa imagen de puertas adentro y la otra, infinitamente peor y más poderosa, hacia fuera, perdiendo alumnos por el descenso de la natalidad y la competencia de dos colegios concertados que hay, a 350 y 800 metros, en los dos extremos del barrio.

Patio del colegio Juan XXIII, en la barriada de San Juan de Mérida. Patio del colegio Juan XXIII, en la barriada de San Juan de Mérida.ROBERTO PALOMO

Una reflexión que puede servir para Mérida, para toda Extremadura y en casi cualquier punto de España. En las próximas dos décadas, la curva descendente de natalidad hará que el alumnado de enseñanza obligatoria (hasta 16 años) disminuya un 23,4%, según los cálculos del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad Autónoma de Barcelona. El ambicioso informe del Gobierno España 2050, que trata de fijar una estrategia de país a medio y largo plazo, va más allá: prevé que a mitad de siglo el país “tendrá unos 800.000 estudiantes menos de entre 3 y 15 años”, lo que “equivale a tener unas 33.000 aulas de 24 alumnos menos que en 2019″. El texto propone aprovechar ese descenso para mejorar la calidad de la enseñanza. Pero, en el camino, puede significar el cierre de muchos colegios.

Ya está ocurriendo. En Badajoz todo el mundo tiene en la cabeza la clausura en 2020 del colegio público El Cristo de Villanueva de la Serena, un centro de características similares al Juan XXIII. En la Comunidad de Madrid, cerraron el curso pasado dos colegios públicos y un instituto de secundaria en Alcalá de Henares. En Huelva, hará lo mismo el año que viene el colegio Tres Carabelas, en La Orden, el barrio más poblado de la ciudad. Y en toda Andalucía se suceden desde el año pasado las protestas por el cierre de aulas públicas.

En el País Vasco, el debate ha sido tan intenso que uno de los puntos del pacto educativo que acaban de firmar los partidos que representan el 88% del Parlamento autónomo habla de “la racionalización de la planificación que, en este contexto de bajada de natalidad, haga una oferta ajustada a las necesidades de la demanda, evitando las sobreofertas, y las infraofertas, que puedan dar ocasión a un aumento de la segregación”.

El recrudecimiento de las clásicas tensiones entre la pública y la concertada parece inevitable, pues en muchos lugares la supervivencia de unos u otros dependerá de las decisiones que se tomen a partir de ahora. De hecho, uno de los grandes conflictos durante la tramitación de la ley educativa aprobada en diciembre de 2020 fue la eliminación de una frase que había introducido la anterior norma, del PP, que decía que la programación de la oferta escolar tendría en cuenta “la demanda social”. Esto, en la práctica, significaba reconocer el derecho a obtener o mantener un concierto siempre que haya demanda.

Menos alumnos por clase

La frase se eliminó, pero lo cierto es que la pública sigue en desventaja a la hora de decidir dónde aplicar la tijera, opina el profesor de Sociología de la Universidad de Barcelona Xavier Bonal. “La pública se rige por decisiones políticas y la concertada, por contrato y, si le quieres cerrar una o dos líneas, se van al juez y en 10 minutos las tienen otra vez puestas. Los conciertos, o los retocas cuando tienen que renovar, cada seis años, o durante ese periodo, aunque haya alteraciones demográficas, tienes muy poco que hacer”. Bonal aboga por una buena planificación que ajuste la oferta de plazas a la demografía. “Lo que es negativo para la desigualdad y la segregación es hacer un mero seguimiento de la demanda, hay que tener capacidad de planificar y para ello hay que jugar con las ratios”, dice en referencia a las bajadas del número máximo de alumnos que por ley puede haber en un aula, que además pueden servir para intentar mejorar la educación. El problema, de nuevo, es que los concertados tienen que aceptar voluntariamente esa reducción si se produce antes de la revisión de sus contratos, añade.

La concertada, en todo caso, parece que está por la labor. “La caída de la natalidad afecta a todos. Todo el mundo está muy preocupado”, dice Pedro Huerta, secretario general de Escuelas Católicas, entidad mayoritaria en la red concertada, antes de abogar por esas bajadas de ratio como una de las posibles soluciones. Esa medida no solo permitiría mantener las mejoras producidas durante la crisis de la covid —“Se atiende mucho mejor, los profesores están más a gusto y los alumnos reciben una atención mucho más personalizada”—, sino que también serviría “para evitar que esto se acabe convirtiendo en una guerra, a ver quién se lleva más alumnos, a ver quién convence a más padres…”, asegura. “Dejar las cosas como están y que sean las familias las que al final resuelvan solas el tema no hace ningún favor ni a la educación ni a las mismas familias”, añade. Eso sí, si se bajan ratios, opina que debería ser de forma flexible —“La caída de natalidad no afecta a todas las zonas igual”— y que los centros que las apliquen deberían recibir más subvención. En todo caso, cree imprescindible que se llegue a un acuerdo entre el ministerio y todas las comunidades para que las medidas sean consensuadas. “Ahora mismo, cada Administración autonómica está tomando decisiones con criterios diferentes”, protesta.

De momento, si uno se fija en cómo ha caído el alumnado de tres a cinco años desde que empezó a notarse en la estadística de 2012-2013 la curva de natalidad, la bajada de alumnos en la pública hasta 2020 fue del 14% y del 7,9% en la concertada. En primaria, donde los estudiantes empezaron a descender en el curso 2017-2018, la caída ha sido del 1,3% y del 0,5%, respectivamente.

Lo que parece claro es que si no se reorganiza la oferta con una mirada de conjunto y a medio plazo, cuando lleguen las situaciones al límite, el centro más débil tendrá todas las de perder. Sin más. Tal y como ha ocurrido con el Juan XXIII de Mérida. Un jueves, cuando suena allí a las 14.00 el timbre, no sale ningún niño; todos se quedan al comedor. A quien se ve pasar es a media decena de chicos y chicas con el uniforme de uno de los centros concertados del barrio camino de sus casas. Una de ellas, justo enfrente del colegio público.

Calle de San Pedro de Mérida, que conduce al Juan XXIII en la barriada de San Juan.
Calle de San Pedro de Mérida, que conduce al Juan XXIII en la barriada de San Juan.ROBERTO PALOMO

Cuando hace algo más de dos años Ana León y Raúl Fernández decidieron llevar allí a su hija, M., multitud de amigos y conocidos les llamaron para tratar de convencerles de que no lo hicieran. “Nos decían que si estábamos locos”. La mala fama del centro, de conflictivo, casi marginal, se extendía desde mucho tiempo antes por toda la ciudad. Pero no siempre fue así.

Aislada entre una carretera nacional (la avenida de Felipe VI) y el río Albarregas, en el límite noreste de Mérida, el visitante despistado puede pensar que está entrando en un polígono al llegar a la barriada de San Juan, por la cantidad de talleres que encontrará a la entrada. Una vez dentro, sin embargo, aunque siguen menudeando las naves y edificios que albergan alguna tapicería, distribuidora de bebidas o artículos de hostelería; se abren paso las casas de dos plantas, modestas pero en su mayoría bien cuidadas. Todo habla de sus orígenes, los de un barrio levantado de forma irregular, como en tantas ciudades de España, por emigrantes llegados de los pueblos en los años sesenta en busca de los trabajos que prometía la industria. Con el paso del tiempo, los hechos consumados obligaron a las administraciones a ir legalizando las construcciones y dotando al barrio de los servicios básicos de agua, luz, alcantarillado…

El colegio llegó a finales de los sesenta, con la ayuda de la parroquia local y el esfuerzo de los vecinos, que lo construyeron en un solar donado por uno de ellos. Con la fórmula público-privada de aquellos tiempos —la gestionaba un patronato y el Estado pagaba a los maestros—, el centro fue ganando fama y creciendo, atrayendo a alumnos de barrios vecinos. Hasta que en los ochenta, convertido ya en colegio público, se trasladaron a un flamante nuevo edificio, sin duda uno de los más grandes del vecindario, que es el que ocupa ahora. En esta página de Facebook, se puede recorrer la historia sentimental del centro a través de las fotografías que cuelgan antiguos profesores y antiguos alumnos.

Algunas de las imágenes del grupo de Facebook Escuela de la Campana, cedidas por su administradora.
Algunas de las imágenes del grupo de Facebook Escuela de la Campana, cedidas por su administradora.

Sería difícil saber exactamente en qué momento empezaron las dificultades a hacerse evidentes. Y sería injusto echarle la culpa a una sola cosa, o a dos, pues seguramente son muchas y entremezcladas las razones. El envejecimiento del barrio y la falta de niños porque las segundas generaciones crecen y se van a vivir a otra parte, los realojos que se produjeron en los noventa en el vecindario de al lado, la nueva legislación que resta dos cursos (7º y 8º de EGB se van al instituto como 1º y 2º de ESO), la presión creciente de los concertados del barrio, que van ganando la fama que poco a poco pierde el Juan XXIII…

Un plan de mejora del centro redactado por el propio colegio en 2008 lo explica así: “Alumnado: con bastantes problemas de aprendizaje […] Poca capacidad para el estudio y con expectativas muy limitadas. Porcentaje significativo de alumnos de etnia gitana. Las dificultades del alumnado se han ido acrecentando en los últimos años, disminuyendo progresivamente los alumnos procedentes de las familias de la barriada y llegando otros de las limítrofes, más marginales y, consiguientemente, con más problemas educativos. Se observa también un creciente absentismo escolar.

“En mi colegio aprendo. Me gustan mis maestras”

El caso es que para cuando Ana León y Raúl Fernández decidieron llevar allí a su niña en noviembre de 2019, tuvieron que vencer muchas resistencias de gente cercana. Pero estaban decididos, después de una larga y mala experiencia en un colegio público del centro de Mérida, donde los resultados y el comportamiento escolar de M. nunca fueron buenos, aseguran sus padres, porque nunca tuvo la atención que requería por sus altas capacidades, ni siquiera cuando por fin le fueron diagnosticadas. “Un conocido, que había formado parte del equipo de orientación del Juan XXIII, nos comentó que allí trabajaban muy bien. Llamé a Cecilia, la directora, un día a las 11.00 y a las 14.00 estábamos en el centro hablando con ella. No nos lo podíamos creer. Al director del otro colegio nunca llegamos a conocerle”, cuenta Fernández. “Nos dijo: ‘Yo no tengo ninguna experiencia con altas capacidades, pero si la traéis me formo y formo a mi equipo”. No hizo falta más, de un día para otro, con el 4º de primaria ya empezado, M. se cambió al Juan XXIII.

Hoy está en sexto y sus padres aseguran que la niña está muchísimo mejor en todos los sentidos, académica y personalmente. Por todo esto, mandaron un escrito a la consejería pidiendo que no se cierre el colegio. El texto contiene la siguiente reflexión de la propia chiquilla: “En mi colegio aprendo. Me gustan mis maestras, su cariño. Siempre te ayudan y no te gritan. Me quieren. Hablo mucho con ellas y me escuchan. Las actividades que hacemos son divertidas. Me gusta hacer los trabajos que nos mandan. Saco buenas notas. Mi mejor amiga es una niña refugiada, de Georgia, leo mucho y rápido. El último libro ha sido Harry Potter y las reliquias de la muerte. De mayor quiero ser diseñadora de moda y psicóloga porque me gusta solucionar los problemas de mis amigos y se me da bien”.

Desde hace algunos años, las clases no están divididas por cursos, sino por etapas: una de todo infantil, otra de 1º y 2º de primaria, otra de 3º y 4º y otra más de 5º y 6º. La segunda planta hace tiempo que no se utiliza, y han reaprovechado muchas de las aulas que aun así sobran para hacer una biblioteca, sala de informática, taller… Tenían un huerto, pero no se les daba muy bien, admite Chamorro, que destaca algunos proyectos que han puesto en marcha, como las cotutorías, las tertulias dialógicas (todos los niños van leyendo y comentando un libro al mismo tiempo) o su iniciativa de aprendizaje de servicio, que trata de integrar proyectos escolares en la vida de un barrio donde el único servicio público es el colegio. “Los niños seleccionaron y prepararon, por ejemplo, una exposición de fotografía en el local de la asociación de vecinos sobre el empoderamiento de la mujer rural. Ellos mismos contactaron con la autora”, cuenta Chamorro.

Algunos de los profesores del Juan XXIII. Desde la izquierda, Mercedes Galán, Izaskun Gil, Juani Ramírez, María José Delgado, Cecilia Chamorro, Ina Fuerte (conserje) y David Casco.
Algunos de los profesores del Juan XXIII. Desde la izquierda, Mercedes Galán, Izaskun Gil, Juani Ramírez, María José Delgado, Cecilia Chamorro, Ina Fuerte (conserje) y David Casco.ROBERTO PALOMO

La clave de su trabajo, insiste, es dar a cada niño lo que necesita. “A veces se enfadan porque permito a uno algo que no permito a los demás, o regaño a otro por una cosa que le dejo hacer a su compañero… Yo siempre les digo: ‘No sois todos iguales. Sois todos distintos. Pero eso es lo bonito”. Ella es cotutora de la clase de 5º y 6º, donde están tanto M. como A., un chico diagnosticado con trastorno generalizado del desarrollo (TGA) y discapacidad intelectual.

Su madre, Mari Carmen Muñoz, también relata una mala experiencia previa, en su caso, en un concertado donde se resistieron, asegura, a diagnosticarle la discapacidad. Además, describe algunos espeluznantes episodios de acoso. Explica que, por sus apreturas económicas —en su casa solo cuentan con su sueldo de auxiliar de enfermería—, hubo momentos en que no pudo comprar material escolar para sus cinco hijos. “O comíamos o comprábamos libros. Y en el otro colegio me tuvieron a dos niños un curso entero sin ellos. En el Juan XXIII no hemos tenido ningún problema y, si alguna vez no he tenido para un lápiz o un cuaderno, pues se lo han dado”. Desde este curso, los cinco van al colegio de San Juan. El padre, Marco Antonio Caballero, que admite que él era el que tenía más dudas sobre si llevarlos allí —”Es que se oían tantas cosas…”—, es hoy uno de los más movilizados para intentar que la consejería no cierre el centro.

Tanto su familia como la de León y Fernández apoyan la propuesta del sindicato del profesorado PIDE, que además de revisar y eliminar todos las plazas concertadas innecesarias de la ciudad, reclama mantener el colegio abierto, reflotándolo por medio de un plan que incluya cambiar desde el nombre hasta convertirlo en una comunidad de aprendizaje (un modelo que aplica experiencias de éxito en la mejora del aprendizaje y la convivencia). Además, reclaman, para atraer a más familias, integrar en el colegio el primer ciclo de educación infantil (menos de dos años) y 1º y 2º de ESO. Dos medidas que el propio centro ha pedido en distintos momentos, pero la Administración ha rechazado.

La Consejería de Educación no ha permitido a este diario entrar en el Juan XXIII. Tampoco ha respondido a la pregunta de si han valorado la propuesta para mantener abierto el centro ni ha aportado los datos solicitados de oferta y demanda de plazas en los colegios concertados cercanos del barrio.

Fuente de la información e imágenes: https://elpais.com

Comparte este contenido:

La educación sexual y la emocional

La educación formal pretende el desarrollo integral de las personas, esto quiere decir que los niños y niñas han de adquirir conocimientos conceptuales (saber), procedimentales (saber hacer) y actitudinales (saber ser). Han de aprehender los saberes culturales, científicos, históricos, filosóficos sin olvidar los temas transversales, encaminados a que los pequeños pasen de ser meros individuos a convertirse en ciudadanos democráticos. El objetivo final es que estos alcancen una serie de capacidades cognitivas, motrices, comunicativas, sociales, éticas y emocionales que les sirvan para desenvolverse con soltura en su día a día. Para alcanzar esta meta contamos con la educación emocional y la educación sexual. Ambas tienen elementos comunes que pueden desplegarse en las aulas de manera conjunta.

Preguntamos a dos expertos de la educación emocional qué elementos comunes pueden existir entre la educación sexual y la emocional. Hablamos con Rafael Bisquerra, doctor en Ciencias de la Educación, pedagogo y psicólogo y con Ana Peinado doctora en Psicología.

En primer lugar, Rafael Bisquerra comenta que solamente la palabra sexo, ya activa emociones en muchas personas. Las relaciones interpersonales íntimas y profundas tienen una carga emocional muy potente. En educación sexual, en la práctica, se suelen trabajar aspectos como la anatomía sexual, la prevención de embarazos, los métodos anticonceptivos, las enfermedades de transmisión sexual (principalmente el sida), y otros aspectos biológicos y relacionados con la salud. Según Bisquerra, estos conocimientos están muy bien; pero para él, deberíamos añadir (ya que de momento no suele estar presente), la dimensión afectiva, con elementos como: ¿Qué es el amor realmente? Analizar los diversos tipos de amor (amor erótico, romántico, cortés, maternal, paternal, filial, fraternal, de pareja, solidaridad) matices como ternura, cariño, atracción,… y sobre todo apego, dependencia emocional, autonomía emocional; el empoderamiento femenino en las relaciones de pareja; la convivencia en las relaciones de pareja; independencia, libertad y compromiso en las relaciones de pareja; la gestión del conflicto y el perdón en las relaciones de pareja, etc. Rafael concluye avisándonos de que hemos de tener presente que muchos problemas de pareja tienen más que ver con la dimensión emocional y de convivencia que no con los aspectos estrictamente sexuales, por esto conviene hablar de educación afectivo-sexual, que es mucho más amplia que la educación estrictamente sexual centrada en aspectos biológicos.

Por su parte, Ana Peinado también observa elementos comunes entre educación sexual y emocional. Para ella, es difícil entender la educación sexual sin la educación emocional y viceversa. Según nos comenta, elementos de la educación sexual como el desarrollo de la identidad sexual está estrechamente relacionado con el desarrollo de la autoestima; la prevención de situaciones de abuso sexual con el establecimiento de límites; la prevención de conductas violentas en las relaciones afectivas con el aprendizaje de la autorregulación; las relaciones afectivas sanas con la puesta en práctica de aptitudes de empatía y asertividad, termina exponiendo Ana.

https://www.laopiniondemurcia.es/pequeopi/2022/04/05/educacion-sexual-emocional-64653728.html

Comparte este contenido:

España: Los profesores se suben al Tren de la Fresa en su nueva temporada Los profesores serán los prot

Los profesores se suben al Tren de la Fresa en su nueva temporada

Los profesores serán los protagonistas del arranque de la nueva temporada de los trenes históricos de la Comunidad de Madrid y se subirán al Tren de la Fresa en la primera circulación de la nueva temporada, que cambiará por un día de destino y viajará a Alcalá de Henares al coincidir con la celebración del Día Internacional del Libro.

La Fundación de los Ferrocarriles Españoles (FFE) quiere reconocer al profesorado el esfuerzo realizado para mantener la educación durante los tiempos de la pandemia. El pasado año, el tributo fue para los sanitarios por su trabajo contra el Covid.
Para ello, los docentes que deseen participar en el viaje de inicio de campaña de trenes históricos de la Comunidad de Madrid, que tendrá lugar el próximo 23 de abril a las 10 horas, tienen que enviar un correo electrónico a trendelafresa@ffe.es, indicando su nombre, DNI y el centro educativo para el que trabajan. Cada profesora podrá viajar con un acompañante.
Los participantes en el tren recibirán un ejemplar del libro con los relatos y poesías ganadores de ‘Los Premios del Tren Antonio Machado 2021’, editado por la FFE.
A partir del 24 de abril, el Tren de la Fresa abandonará las orillas del Henares para recuperar las del Tajo y su recorrido habitual, que rememora el recorrido del primer ferrocarril de la Comunidad de Madrid que, en el año 1851 por orden de Isabel II, unió la capital con el Real Sitio de Aranjuez.
La temporada del Tren de la Fresa terminará a mediados de noviembre y ya dispone de una nueva web con toda la información, venta de billetes o material audiovisual como el nuevo vídeo elaborado por la Fundación en colaboración con Renfe, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Aranjuez.
TRENES PATRIMONIO MUNDIAL MADRID
La presentación de los trenes histórico-turísticos de la Comunidad de Madrid tuvo lugar esta semana en el Museo del Ferrocarril de Madrid, ubicado en la Estación de Delicias, que el pasado miércoles cumplía 142 años.
El director gerente de la Fundación, José Carlos Domínguez Curiel, recordó en la presentación el primer Tren de la Fresa que, en 1984, partió de la Estación de Delicias con una locomotora de vapor y diez coches.
«Treinta y siete ediciones después, interrumpidas solo por la pandemia, sumamos diez mil viajeros, con una ocupación media del 80 por ciento, y seguimos buscando la excelencia», destacó.
«Tras la experiencia del año pasado, en la que arrancamos la temporada invitando a sanitarios por su es esfuerzo durante la Covid, este año hemos decidido rendir homenaje a nuestras maestras y maestros. La sanidad y la educación son pilares de nuestra sociedad», concluyó Domínguez Curiel.
Fuente de la Información: https://madridpress.com/art/302875/los-profesores-se-suben-al-tren-de-la-fresa-en-su-nueva-temporada

 

Comparte este contenido:

Europa: Sobre la paz posible

Sobre la paz posible

Víctor M. Sánchez

La conmoción causada por la agresión rusa ha impulsado a la mayoría a vociferar pidiendo el envío de armas –y algunos de tropas– a Ucrania, imaginando –pues de pura imaginación se trata– que Ucrania por sí misma puede ganar la guerra, olvidando así lo verdaderamente importante: conseguir la paz.

1. Inflación de charlatanes, ausencia de Ciencia

Uno de los magníficos escritos de H. M. Enzesberger, titulado “La tribu de los charlatanes”, empezaba con una afirmación: “nuestra cultura sufre una inflación desmesurada” de charlatanes, por supuesto[1]. En estos momentos vivimos inmersos en una de esas hinchazones. Comprensible, pero de la que hay que sobreponerse cuanto antes para hacer las cosas con racionalidad.

Al margen de la brutalidad, uno de los elementos distintivos de la guerra de Ucrania actual ha sido la emergencia inmediata de un grupo numerosísimo de oradores ambulantes, que pasan de tertulia en tertulia sin haber leído una página sobre todo lo que se mueve alrededor de la Guerra y la Paz; menos aún del propio conflicto de Ucrania que tanto nos horroriza. Hacen ver que ellos sí se enteran de lo que pasa en el Mundo y ahí están para contarlo. Lo cierto es que, si se intenta buscar y rebuscar en las biografías de la inmensa mayoría de ellos –en especial de esos que ayer hablaban también sesudamente, pongamos, de las granjas intensivas de cerdos– se torna transparente enseguida  que lo que hace que sepan tanto es el ignorante atrevimiento. Es el “Tomate, tomate” de las tertulias políticas habituales que, por desgracia, ahora orientan en la comprensión de la realidad internacional a un segmento relevante de la población en un asunto que es de vida o muerte y, por ello, nos interesa a todos racionalizar adecuadamente.

La política interna es una regla de tres simple y, hasta nos la podemos tomar a pitorreo, como se hace tan a menudo; la Política Mundial es una ecuación de cuarto grado, con elementos de física cuántica, en la que la sociedad se juega una Guerra total si se acumulan pequeños errores en la toma de decisiones políticas, como sucedió en la I Guerra Mundial. Se explica muy bien en The Sleepwalkers: How Europe Went to War in 1914, del historiador Christopher Clark (Sonámbulos, Galaxia Gutemberg, 2019). Una agregación paulatina de representaciones erradas de la realidad, malentendidos y señales equívocas acaban enfangando gradualmente a Europa en una guerra espantosa. Así que tu mente, en manos de todo aquel ruido, está irremediablemente perdida.

Si se declara fuego en un edificio de oficinas, lo que salva más vidas es respetar las reglas y protocolos de evacuación fijados por expertos, no seguir a los que más gritan y gesticulan, provocando una marabunta que bloquee las salidas. Hay fuego y sangre reales en Ucrania, y los políticos y la sociedad debieran obrar con la máxima prudencia para evitar que el desastre civil y militar, ahora inevitable, se acreciente. Hay que conjugar lo emocional con lo racional para alumbrar más rápidamente un camino hacia la paz y la libertad. Por este orden natural.

2. Vida y libertades humanas frente al misticismo numantino: la paz posible

Sin duda, la compasión es una de las emociones que nos hace humanos en un sentido positivo. Y toda la población de Ucrania la merece a raudales. Pero también necesita la esperanza de que pronto podrán volver a sus casas, las que queden en pie, y de que la solidaridad de la Europa occidental llegará inmediatamente para aliviar su situación y reconstruir las derruidas por la barbarie militar. Pero para retener esa esperanza hay que sobrevivir primero, y a este fin se orienta la obtención de un alto el fuego rápido y las negociaciones para una paz amarga, aunque paz al fin y al cabo, distinta a la de los cementerios, que permita soñar con un futuro mejor. Sin futuro, no hay ni esperanza ni libertad, solo desolación. Claro, la vida humana, por desgracia, no es solo amor y compasión.

Desde el Antiguo Testamento, sabemos que también la pasión humana nos conduce irreflenamente a la tentación por el mal. El incumplimiento de la Ley nos expulsó del Jardín del Edén para siempre; y el primogénito de los pecadores, Caín, del que venimos al parecer, nos legó un segundo pecado capital, el asesinato de Abel, su hermano. Incumplir leyes y asesinar son así también pasiones humanas originales negativas que, con los precarios conocimientos del Bien y del Mal que adquirimos tras aquel mordisquito bíblico, debemos evitar y, cuando no se consigue, expiar. Difícil tarea. Más aún si nos dejamos llevar por la inflación belicosa que se propaga por los Mass Media y en las redes, incluso entre colegas académicos. A los típicos rambos de café y salón se les han unido los de la tertulia televisiva y el wasap. Todo ese belicoso griterío de ocas, como lo llamaría Rubén Darío, en nada ayuda ahora al restablecimiento urgente de la paz, aunque sea precaria. Toda paz es precaria por definición, como la vida que se nos regala. Y luego, cada cosa por su orden. Paz primero y Libertad después. Sin lo primero nunca es posible lo segundo. O no es posible el tipo de libertad al que me refiero aquí; la de los vivos. No aquella que llama a liberar las almas de decenas de miles de personas de sus respectivos cuerpos; esa, en mi diccionario, está en la voz muerte y forma parte de las visiones místicas de la experiencia vital humana cuestionadas, justamente, por el médico de guerra Julien Offre de La Mettrie en su obra magistral Homme a machine (1748): afirmó que no se puede disociar el alma del cuerpo.

Las soluciones intuitivas y emocionales, o puramente oportunistas como las de P. Sánchez, especialmente en Política Mundial, conducen a situaciones peores que las que se quieren superar. Es peor el remedio que la enfermedad. Son todos esos castillos en el aire que dibujan los militares de salón que solo han visto la guerra en videojuegos o en el cine. Hay que taparse los oídos al estruendo de esa cultura violenta y escuchar lo más profundo de nuestra conciencia y razón. Lo que nos empuja a vivir más para ser más libres; no a odiar y matar para liberar el alma, aunque esto sea una reacción humana comprensible en la situación en que viven los ucranianos. En el mundo complejo de los Estados soberanos la mera coexistencia es lo más parecido a la paz. Y sin embargo es algo tan complejo y difícil de conseguir, que no ha habido un solo año en la historia de la Humanidad, desde los Anales de Mursili de circa 1356-1319 a. C. (A. Gótze, Die Annalen des Mursilis, Leipzig, 1933) hasta hoy, en el que no se hayan enfrentado bélicamente entidades soberanas territoriales, derramando la sangre de soldados y civiles.

Los hay que, sin embargo, llaman naîves o ilusos a los que se arriesgan a hacer discursos en favor de la paz, mientras hacen sonar su trompetería de guerra y de muerte. ¡Cuánta ignorancia antropológica! Toda guerra acaba con una paz, de uno u otro tipo, que es lo que buscan ambos contendientes, agresor y agredido; unos más desesperadamente que otros. Y ahora un discurso sobre la paz solo aspira a trazar la paz menos lesiva para Ucrania; no aspira ni diseña paraísos en la tierra, que tiende por naturaleza al Valle de Lágrimas. De hecho, los discursos sobre la paz sólo tienen sentido pleno durante las guerras, para acelerar la llegada de la mejor paz posible; y en tiempos de guerra los lanzaron gigantes como Isócrates (V-IV a.c), Jesucristo (s. I), Erasmo (s.XVI), Kant (s. XVIII) o, N. Angel (s. XX), entre otros. Este es uno más, aún muy defectuoso, minúsculo y modesto. Basta que sea útil para quien lo lea y le hayan hecho dudar sobres sus convicciones pacifistas en el caso concreto.

3. Inutilidad y efectos contraproducentes de las sanciones económicas colectivas

Entre los aspectos abordados a la ligera por el coro de engatusadores está su tratamiento de las sanciones económicas contra Rusia. La idea es muy primaria, para que cale hondo con facilidad: Rusia está recibiendo unas sanciones económicas (comerciales, financieras) tan fuertes que está a punto de tirar la toalla, noqueada en el rincón del Ring Mundial. Es falso. Eco falso. El Editorial Conjunto Occidental (ECO) propagandístico. Desde los estudios académicos serios (Hufbauer et al, Economic sanctions reconsidered, Peter Institute for International Economics, 2008; Janes Lee, Societies under siege: exploring how international economic sanctions (do not) work, Oxford University Press, 2015), los expertos indican que este tipo de medidas: a) No logran modificar la acción exterior del Gobierno castigado por ellas a corto plazo; b) Causan daño, sí, a la sociedad del Estado, aunque ésta se acomoda con el paso del tiempo (¡qué remedio!); c) Y, en realidad, todas han acabado invariablemente reforzando el poder político-económico afectado. Le empuja a restringir libertades públicas, reafirma su control de la economía y del espacio público, neutraliza con más facilidad la pluralidad política.

El ejemplo más ilustrativo es el de Cuba desde que EEUU le aplicó un embargo general en 1960. ¿Es acaso ahora más benévola que cuando empezaron a aplicar las sanciones? No, solo se ha conseguido reducir su esperanza a una vida digna; y su tejido socio-político vive en un coma permanente, porque su dependencia del Estado es ahora total.

En contraste, los mismos orates pasan por encima la sistematización correcta de las consecuencias que, a cambio del valor puramente simbólico de las sanciones del que piensan sacar provecho los políticos, vamos a tener que soportar en las próximas horas, días y meses, si no se para la guerra y se retiran pronto. De esto te tienes que informar como el barco que se encuentra sorpresivamente con un iceberg en alta mar. De sopetón, vas a cargar el depósito de gasolina, y chocas con él. Hombre, pues no. Allá los rusos con su brazo extirpado por las medidas coercitivas, a mi me preocupa más el pie o la mano que me cercenan. Es lo que me dolerá y es innecesario perderlo puesto que, pasado el efecto simbólico que anestesia el dolor, empeora nuestra situación, no mejora la de la Ucrania agredida, y nos gangrena socialmente y, me temo, políticamente. Crea pobreza, vamos. Serás más pobre. Mucho más pobre, y tu drama no saldrá en ningún lado. Quedará difuminado en estadísticas y datos agregados de inflación, decrecimiento o estanflación. Por ello, como los expertos saben de antemano que no afectará el curso de la guerra, las sanciones aplicadas hay que juzgarlas con otros criterios de racionalidad social, política y ética, y rechazarlas de plano.

Según la prestigiosa Economic Intelligences Unit (UK) estas son las consecuencias económicas de un alargamiento numantino de la guerra de Ucrania y de las sanciones que nos aplicaremos recíprocamente, puesto que donde las dan las toman; nosotros aplicaremos sanciones económicas, que tendrán un efecto negativo para Rusia y para nosotros; y también recibiremos las sanciones de Rusia, con el mismo efecto mutuo. Todas se habrán cumplido una a una cuando leas este artículo, escrito a finales de febrero:

a) Los precios de las materias primas se mantendrán elevados durante meses. Tantos como duren las sanciones, y algunos más. Es una de las consecuencias que ya sentimos. Se debe a que hay dificultades de suministros por la destrucción de la infraestructura física y las sanciones. Si se imponen prohibiciones a la exportación de hidrocarburos por Rusia, no solo se disparan los precios del petróleo y del gas, también los de los metales y los del grano por las necesidades energéticas para su producción. Cuando se estrecha un mercado, se encarece el producto afectado directamente y todos los conectados a él a través de la cadena de producción.

b) Como Rusia produce también metales básicos y nos los exporta (aluminio, titanio, paladio y níquel), todos estos subirán sus precios e impactarán negativamente en los sectores industriales que los utilizan, entre otros, la industria automotriz europea y española. Habrá cierres parciales de estas industrias por su encarecimiento o escasez.

c) Esta subida también se proyecta sobre los productos básicos agrícolas (trigo, maíz, cebada y colza) cuyos precios se dispararán, y todas las cadenas de alimentación o producción a las que contribuyan, humanas o animales. Aquí, la suma de Ucrania y Rusia representa más de una cuarta parte del comercio mundial de trigo. Las interrupciones de las rutas comerciales en el Mar Negro aumentan aún más la presión sobre los precios de los cereales Y será superior aún si este año baja la cosecha de Ucrania por la continuación de la Guerra y Rusia exporta hacia mercados no europeos las suyas. La campaña de siembra de esta primavera en Ucrania está en peligro severo. Se habrán interrumpido las tareas de preparación del campo y la compra y distribución de semillas.

d) Más en general, todas las cadenas de suministro quedarán afectadas y algunas se interrumpirán, lo que encarecerá muchos bienes y reducirá la producción de otros. Tanto las terrestres, como las aéreas y marítimas. Las sanciones financieras tienen impacto en las cadenas de suministro porque afectan mucho a la operatividad de las empresas comerciales y de transporte. La posible destrucción de algunas infraestructuras de transporte (especialmente los puertos de Ucrania) agravaría estos problemas. Otras quedarán paralizadas o muy reducidas sin necesidad de daños materiales. Hay rutas terrestres entre Asia y Europa que pasan por Rusia y Ucrania. La nueva “Ruta de la seda” se entorpece. El cierre recíproco de espacios aéreos acrecienta esa carestía.

e) Con todo ello, el paro en España aumentará –y debe ser de los más altos de la UE–, lo que junto con la inflación generalizada, aumenta la posibilidad de que se produzcan desórdenes internos por razones sociales en aquellos países más afectados por las consecuencias de las sanciones. No creo que nuestros transportistas puedan aguantar el aumento brutal de los costes del gasoil que por ahora nadie subvenciona. De ahí a la falta de abastecimiento de productos básicos en supermercados media un paso. Es una constante que suele acompañar a este tipo de situaciones, conforme a la experiencia histórica acumulada.

f) La situación, a corto y medio plazo, nos volverá también a nosotros más vulnerables a posibles injerencias externas y podría lesionar nuestra estabilidad política, forzando a decretar el estado de alarma, de excepción, o similares, o a comportarse como si estuvieran decretados. Los partidos políticos extremos subirán en las bolsas parlamentarias. Eso empobrecerá también la calidad de nuestra democracia.

Oirás pronto, si se continúa por esta senda, expresiones como “pactos de salarios”, “sacrificios sociales”, “congelación de pensiones”, “ahorro energético individual”, y otros eufemismos. Ahí están, también, los curiosos asaltos masivos a nuestra frontera Sur. No han sido aleatorios. E insisto, nuestro sufrimiento no alterará en nada la campaña militar de Rusia. Las medidas aplicadas por la UE y el Gobierno de P. Sánchez sólo tienen un efecto simbólico, el de calmar nuestra conciencia pensando que se hace algo útil para los ucranianos asediados. No es así. Lo que hacen es, en realidad, simplemente, tapar la incompetencia y errores de nuestra diplomacia europea y gubernativa.

4. Dudosa ética de las sanciones

Por ello, además de los motivos humanitarios, que siempre son los más determinantes –evitar más víctimas mortales, más desplazamientos internos y más refugiados–, y a los que me he referido en otros escritos[2], hay motivos económicos, sociales, políticos y éticos suplementarios que debieran empujar a la UE a trabajar sin denuedo por obtener un alto el fuego entre los beligerantes, agresor y agredido, en lugar de empujarlos a alargar la guerra con la venta de armamentos a Ucrania apelando a su derecho a la defensa o supervivencia.

Lo tiene. Pero si alguien se está ahogando en un lago, mejor lanzarle un salvavidas desde la orilla que tirarse al agua a rescatarlo sin saber nadar, aunque te pida a gritos que nades en su salvación y no comprenda tu falta de arrojo. E incluso si sabes nadar, mejor lanzar el salvavidas también si no has hecho cursillos de salvamento en el agua; y no los hemos hecho. Pero es peor que eso; el Editorial Conjunto Occidental ya te ha persuadido de que lo óptimo es arrojarles unas botas militares de hierro. Juzga tú mismo donde irá a parar el que se las ponga. Qué libertad le ofreces. Las medidas coercitivas impulsadas por la UE además de políticamente contraproducentes son éticamente dudosas, ambiguas e inconsistentes. También para la sociedad rusa.

Imponer a los ciudadanos rusos una sanción colectiva es éticamente injusto si decimos que la agresión internacional a Ucrania es “la guerra de Putin el autócrata”. Si Putin es el responsable único, a él solo, y a su cúpula de poder político-económico implicada en las decisiones, se debería dirigir el daño causado por las sanciones. En el mundo moderno las sanciones éticamente correctas son individuales (inteligentes), no colectivas (torpes); queda para el Antiguo Testamento eso de castigar a los hijos por los errores de los padres hasta la tercera y cuarta generación (Éxodo. 20:5; Deuteronomio. 5:1-11.)

Mantenerlas para que se subleven los sujetos a su poder y tomen al asalto la Plaza Roja de Moscú, como dicen también los opinadores y políticos europeos, es, además de un pensamiento mágico más, una retorsión a los civiles moralmente reprochable. ¡Vamos a hacerles pasar hambre, se indica con jolgorio! De nuevo me remito al caso de Cuba. Y aceptar, a su vez, que debemos laminar nuestro Estado de bienestar, ya muy malogrado tras dos megacrisis económicas consecutivas, es irracional, lo diga J. Borrell. Von der Leyen, P. Sánchez, J. Biden o el sursum corda. Castigamos a un tercero, cortándole el brazo, automutilándonos la mano.

Como individuos racionales, mejor rebelarse. La Democracia y los Derechos Humanos se crearon para que pudiéramos rechazar la sumisión a un poder absurdo e incompetente, aunque se le haya votado. Ninguno de nuestros oligarcas políticos europeos va a sufrir ni de refilón las medidas que nos obligan a aceptar como necesarias. Tampoco Putin.

Ellos celebran sus festejos internacionales de luxury believe class y la sociedad plebeya pone el sacrificio. Ellos harán sus “reuniones en la Cumbre”, adoptarán decisiones idiocias, y nosotros tendremos que pasar frío en casa para poder pagar el recibo de la luz. Tú y tus hijos enfermáis por el frío que produce apagar la calefacción que no puedes pagar. Ellos viajan en Jets y beben champagne en copas de cristal de murano. Te piden que lo hagas además “durante los próximos años”, mientras se desarrollan adecuadamente alternativas energéticas más caras. Ellos se subirán sus salarios de clase política bienpensante, “por el trabajo bien hecho”, nosotros veremos como la inflación se come nuestros ingresos y pequeños ahorros.

5. Sistema de Seguridad Colectiva de la ONU vs. dinámicas de Bloques militares

La brutalidad de la operación especial militar de agresión de Rusia contra Ucrania ha cubierto también un tupido velo sobre otro aspecto relevante del conflicto: la marginación del único Sistema de Seguridad Colectiva universal en vigor, la Carta de las Naciones Unidas (1945). No se han hecho respetar adecuadamente sus decisiones desde 2014 en el largo conflicto de Ucrania. Y este factor forma parte del problema. El art. 1.4 de la Carta de la ONU indica que es ésta, y no la OTAN o la UE, el “centro que armoniza los esfuerzos de las naciones por alcanzar estos propósitos comunes.” Fuera de la ONU no se armoniza, ni se pacifica, ni se gana seguridad colectiva internacional, sino que se tensionan las relaciones internacionales hasta que revientan con violencia, como prueba lo sucedido en Ucrania.

El 17 de febrero de 2015, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó la Resolución 2202 (2015) que daba la bienvenida y apoyaba explícitamente los Acuerdos de Minsk (2014-2015) como marco de solución de la controversia entre Ucrania y Rusia. El Gobierno ucranio de Zelensky, desde su toma de poder hasta el 30 de enero de 2022, al igual que todos los gobiernos ucranianos anteriores desde 2014-2015, fue afirmando públicamente que no tenían ninguna intención de respetarlo. Y, en efecto, así hicieron durante siete años consecutivos, sin grandes protestas de la UE. Sin embargo, los Acuerdos de Minsk eran un acuerdo internacional de paz plenamente vinculante para Ucrania que nunca estuvo a su disposición dejar de cumplir, puesto que estaba comprometido jurídicamente a ellos por su propia firma y políticamente por la resolución del Consejo de Seguridad que lo respaldaba. A la misma habrá que volver para recolocar a Rusia en la casilla negociadora.

Además, la Resolución A/ES-11/L.1 de la Asamblea General de la ONU, de 2 de marzo, que tanto consuelo ha traído porque condena la agresión de Rusia y pide que retiren sus tropas, no aprueba sanciones contra ésta; pide un alto el fuego; y en su punto 14 “insta a la inmediata resolución pacífica del conflicto entre la Federación de Rusia y Ucrania mediante el diálogo político, las negociaciones, la mediación y otros medios pacíficos”. Hay que cumplir así, el espíritu y la letra de la resolución, que refleja el mínimo común denominador existente en la ONU en estos momentos, y no quedarse solo con la parte que nos agrada. Otras propuestas de aplicar sanciones a Rusia fueron descartadas durante su redacción y debate.

La UE debe así atenerse al espíritu y la letra de la Carta, la reciente Resolución aprobada por la Asamblea General de la ONU, la más antigua del Consejo de Seguridad, y a sus propios tratados constitutivos, que cuando delimita sus funciones en materia de acción exterior y seguridad común afirma que “La acción de la Unión en la escena internacional se basará en… el respeto de los principios de la Carta de las Naciones Unidas” (22.1 y 22.2 c) TFUE).

Así, condenando la agresión de Rusia, tendría el deber de:

a) No enviar armas al conflicto, y retirar a la mayor brevedad de tiempo posible las sanciones financieras y comerciales que castiguen severamente a la población rusa, a la población española y a la población europea del Sur en general, para dejarlas circunscritas a Putin y su cúpula gubernativa, por el bien de la ciudadanía en general, que ni allí ni aquí ha decidido lanzarse a la guerra y, por ello, no es responsable de la misma. Además de que, empobreciendo a esa sociedad, se refuerza a Putin y su círculo decisorio interno, los que impulsan esta guerra de agresión.

Le estamos restando fuerzas a la sociedad rusa, inclusive a las partes de esa “oligarquía” más occidental que podría mover hacia una política exterior rusa diferente, y no lo contrario que es lo que quieren hacerte ver que se consigue al aplicar esas sanciones indiscriminadamente. Como muestran los datos del Yuri Levada Analitycal Center (https://www.levada.ru/en/ratings/), está aumentando el apoyo social a Putin en Rusia. Y no hay “una” oligarquía rusa; es múltiple y plural en su visión de Rusia y el Mundo: los hay globalistas y occidentalistas, pero también aislacionistas nacionalistas. La UE machaca a los primeros y deja intactos a los segundos.¿Cómo entonces influirán a Putin si pasan, empobrecidos, a ser irrelevantes?

b) Instar a ambas partes a aceptar un alto el fuego inmediato, que paralice la situación militar en el momento en que se encuentra ahora; y que facilite la celebración de negociaciones bilaterales o con mediador que se orienten hacia la salida de las tropas de Rusia del territorio de Ucrania, que no estaba bajo su tutela o dominio antes del inicio de la agresión; la neutralidad militar de toda Ucrania; y un arreglo temporal sobre Dombás y Crimea, que deje las espadas en alto sobre su soberanía –así será aunque el acuerdo final diga lo contrario, ex inuiria non ius oritur–, y que a la vez, impida ad calendas graecas que se vuelvan a cruzar violentamente las armas.

c) Y llevar a cabo lo único que la UE ha hecho y sabe hacer en cuestiones relativas a la paz y seguridad internacionales con eficiencia: prestar socorro a los refugiados y desplazados internos y prepararse para reconstruir Ucrania sobre bases económicas, militares y de seguridad más firmes a largo plazo, teniendo en cuenta que el Oso de la taiga, cuando vuelva a ella, seguirá vigilando para que nadie prenda antorchas cerca de su bosque. Ni cerillitas siquiera.

Lo digo especialmente, por los puristas sobrevenidos del Derecho Internacional. Hay que recordar que el art. 52 de la Carta de la ONU solo acepta la existencia de organizaciones regionales cuyo fin sea entender en los asuntos relativos al mantenimiento de la paz si sus actividades son compatibles con los propósitos y principios de la ONU. Es dudoso que esto se esté cumpliendo cuando el art. 53.1 de la CNU indica taxativamente que “no se aplicarán medidas coercitivas en virtud de acuerdos regionales o por organismos regionales sin autorización del Consejo de Seguridad”.

La UE carece de esta autorización en estos momentos y no la obtendrá. Esta autorización no es aplicable a la aplicación de sanciones económicas y financieras en asuntos relativos al mantenimiento de la paz, pero sí lo es al envío de armas a un escenario de guerra entre terceros estados, salvo que la UE esté formalmente en guerra con Rusia. Si fuera así, debería explicar con qué base jurídico-competencial ha alcanzado esa posición, puesto que carece explícitamente de tales atribuciones, lo que es una violación también del art. 5.1 TUE, algo que genera, ipso iure, una vulneración grave de la Constitución Española. En ella se fija con claridad que “Al Rey corresponde, previa autorización de las Cortes Generales, declarar la guerra…”. No se ha celebrado esa sesión en el Congreso ni hemos visto al Rey declarándonos beligerantes contra Rusia. Ni a nadie, por cierto. Y esa competencia jamás se trasladó a la UE a través del art. 93 de la Constitución Española.

6. La paz amarga es posible, como en tantas otras ocasiones…

“All novelty is but Oblivion”, decía Bacon (Essays, 1597). Desde la creación de la ONU (1945) ha habido muchas guerras y se han creado muchos espacios territorialmente problemáticos como el que emergerá de esta crisis. Entre otros los Territorios Ocupados de Palestina (1948), que siguen ocupados por Israel; la Isla de Taiwán (1949), por EEUU; el Sahara Occidental, por Marruecos; Chipre del Norte (1979) por Turquía; Kosovo (1999), por EEUU; Osetia del Sur y Abjasia (2009) por Rusia, etc.; y aún hay otros más antiguos como las Islas Malvinas, en disputa por su soberanía entre Gran Bretaña y Argentina; o el mismo Peñón de Gibraltar, cuya soberanía reclamamos a los británicos cada año desde el s. XVIII. Si lo que piden que ahora hagamos es realmente racional, justo, ético y necesario, propongo, para ser consistentes, aplicar medidas del mismo tipo al resto de Estados ocupantes ilegales previa agresión internacional en violación del Derecho. Lo demás es doblez pasada por altura de miras.

Así que, sí o sí, se va a sumar Ucrania al largo listado de desaguisados gravísimos de la Política Mundial creados desde 1945 y quizá, quizá, si se trabaja a futuro más en el seno de la diplomacia multilateral que representa la ONU, y menos en el fortalecimiento de alianzas militares regionales como la OTAN o la UE –que es en lo que quieren convertirla también, sin serlo ahora–, se pueden evitar otros a futuro y sacar muy lentamente del saco los acumulados para que la pus que supuran no reviente en el futuro, con las mismas consecuencias trágicas que hoy padece Ucrania.

Rusia ha cometido un acto de agresión internacional. Debe retirar sus tropas de Ucrania. Se puede alcanzar una solución diplomática en la senda de los Acuerdos de Minsk (2014-2015) que fueron respaldados por el CS de la ONU, aunque esta posibilidad se reduce cuanto más se alargue la guerra. Conviene declarar el territorio de Ucrania como espacio internacional militarmente neutral a través de una Resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. La UE, sus miembros, y todos como seres humanos debemos hacer el mayor esfuerzo posible para prestar socorro humanitario a todos los refugiados y desplazados internos. La UE tiene un bagaje sobre el terreno encomiable para la reconstrucción de Ucrania, puesto que ha desarrollado con éxito decenas de misiones de paz y reconstrucción con esperanzadores “cascos blancos” de paz. Es su sitio, es nuestro europeísmo constitucional, el auténtico, y no aventuras militaristas redundantes a la que supone la OTAN.

Víctor M. Sánchez es Doctor en Derecho Internacional Público y CEO Byron Books, Huygens Editorial.

Notas:
[1] H. M. Enzesberger, Las máscaras de la razón, Círculo de Lectores.
[2] Artículos de prensa, “Una salida para Ucrania”, Crónica Global, 20 de marzo de 2014; «Estado de guerra», E-noticies, 7 de marzo de 2022; «ECO», en Economía Digital, de 10 de marzo de 2022.1995.

Fuente: Revista nº 411 – Abril 2022 de El Viejo Topo.

Fuente de la Información: https://www.elviejotopo.com/topoexpress/sobre-la-paz-posible/

Comparte este contenido:

Italia: El Papa Francisco de Malta habla a Europa: la lógica del rearme aleja la paz. Y pide más humanidad hacia los migrantes

El Papa Francisco de Malta habla a Europa: la lógica del rearme aleja la paz. Y pide más humanidad hacia los migrantes

“Los problemas globales requieren soluciones globales. Ayudémonos unos a otros a escuchar la sed de paz del pueblo”. Así lo dijo el Papa Francisco en su discurso a las autoridades, la sociedad civil y el Cuerpo Diplomático, en el Palacio del Gran Maestre en La Valeta. “Estamos trabajando para sentar las bases de un diálogo cada vez más amplio, volvemos a reunirnos en conferencias internacionales por la paz, donde el tema del desarme es central, ¡con la mirada puesta en las generaciones venideras!”, subrayó el Pontífice quien remarcó: “Y los enormes fondos que se siguen asignando a armamentos deben convertirse en desarrollo, salud y nutrición”.

De hecho, según Francisco, la guerra, “una vez más”, “se prepara desde hace algún tiempo con grandes inversiones y negocios de armas”. En cambio, “los ingentes fondos que se siguen destinando a armamento deberían convertirse en desarrollo, salud y nutrición”, pidió Francesco, que hace unas semanas canceló su participación en un encuentro promovido por la CEI en Florencia porque entre los organizadores había un ejecutivo del cartel Finmeccanica Leonardo. Y hoy citó a Giorgio La Pira que alzó la voz contra la corriente respecto a la lógica militarista “hace más de sesenta años, ante un mundo amenazado por la destrucción, donde los contrastes ideológicos y la lógica férrea de los alineamientos, desde la cuenca del Mediterráneo, dictaban las ley”.

Una lógica, la del rearme, que, dijo Francisco, “resurge abrumadoramente en las seducciones de la autocracia, en el nuevo imperialismo, en la agresión generalizada, en la incapacidad de construir puentes y salir de los más pobres. Hoy es tan difícil pensar con la lógica de la paz, estamos acostumbrados a pensar con la lógica de la guerra. Desde aquí comienza a soplar el viento helado de la guerra, que -señaló el Papa- se ha vuelto a avivar a lo largo de los años. Sí, la guerra se viene preparando desde hace tiempo con grandes inversiones y comercio de armas”. “Y es triste -prosiguió- ver cómo el entusiasmo por la paz, que surgió tras la Segunda Guerra Mundial, se ha desvanecido en las últimas décadas, al igual que el camino de la comunidad internacional, con unos pocos poderosos yendo solos, para buscar espacios y zonas de influencia. Y así no solo la paz, sino muchos temas importantes, como la lucha contra el hambre y la desigualdad, han sido desclasificados de facto de las principales agendas políticas”.

En Malta, el Papa quiso “agradecer a las autoridades y a la población la acogida reservada a los inmigrantes en nombre del Evangelio, de la humanidad y del sentido de la hospitalidad típico de los malteses”. Según la etimología fenicia, Malta significa ‘puerto seguro’. Sin embargo, ante la creciente afluencia de los últimos años, los temores e inseguridades han generado desánimo y frustración. Para abordar adecuadamente el complejo tema de la migración, debe situarse dentro de perspectivas más amplias de tiempo y espacio. Del tiempo: el fenómeno migratorio no es una circunstancia del momento, sino que marca nuestro tiempo. Lleva consigo las deudas de injusticias pasadas, de tanta explotación, del cambio climático, de conflictos lamentables cuyas consecuencias se pagan. Del sur pobre y poblado, masas de personas se desplazan hacia el norte más rico: es un hecho, que no se puede rechazar con cierres anacrónicos, porque no habrá prosperidad e integración en el aislamiento”.

Fuente de la Información: https://www.farodiroma.it/el-papa-francisco-de-malta-habla-a-europa-la-logica-del-rearme-aleja-la-paz-y-pide-mas-humanidad-hacia-los-migrantes/

 

Comparte este contenido:

Afrontar la guerra de Ucrania en las aulas

Por: Educación 2.0

La guerra que se está librando en Ucrania ha supuesto un duro golpe para el continente europeo. La proximidad del conflicto y la gran cantidad de información disponible, está provocando que sea uno de los temas habituales de conversación cada día, incluido en las aulas de los centros educativos, donde poco a poco se empiezan a ver caras de niños ucranianos que han tenido que dejar su país por culpa del conflicto.

Segú ACNUR, se estima que ya son más de dos millones y medio de ucranianos los que han abandonado su país. En nuestro país, se estima que viven más de 112.000 ciudadanos ucranianos, por lo que el conflicto también nos golpea muy de cerca, ya no solo a los adultos, sino también a los niños.

Un conflicto ampliamente cubierto a través de los medios de comunicación, pero también a través de las redes sociales, donde las desinformaciones y los bulos campan a sus anchas. Precisamente por ello, en los centros educativos ha surgido la necesidad de redoblar esfuerzos para resolver las dudas y preguntas que pueden surgir entre los más jóvenes.

La mayoría de los niños en nuestras aulas han oído hablar de que hay una guerra en Ucrania. Saben que algo grave está pasando, y además de escucharlo en conversaciones y noticias, muchos de ellos tienen acceso a internet y redes sociales, y pueden estar recibiendo informaciones sin el filtro adecuado a su nivel de madurez”, señala Ana Herrero, Coordinadora de los departamentos de Orientación del grupo Brains International Schools.

Educar en valores y la resolución de conflictos

La labor del profesorado pasa no solo por resolver las dudas que puedan surgir entre los alumnos, sino por dotarles de confianza y seguridad en el proceso de comprensión de esta guerra, para evitar que surjan el miedo y la ansiedad ante el conflicto. Una tarea en la que es necesario:

  • Preguntarles qué saben, qué han oído sobre este conflicto y ayudarles a expresar qué sienten. La expresión emocional es una incorporación relativamente reciente a las aulas, pero su importancia es cada vez mayor. Un bloqueo emocional conlleva a un bloqueo intelectual, por lo que es importante guiar y acompañar a los estudiantes en el proceso de expresión de sus emociones, como una labor de autoconocimiento, pero, sobre todo, como una vía hacia la empatía con los demás.
  • Ayudarles a diferenciar entre los ciudadanos y sus gobernantes. La deshumanización y estereotipación son dos de las primeras consecuencias de un conflicto bélico. Los alumnos han de ser conscientes de cuál es el papel de la ciudadanía en una guerra, generalmente víctima directa del conflicto en ambos bandos, y cuál puede ser nuestro papel activo como ciudadanos en la preservación de la paz y la democracia.
  • Detectar las fake news y fomentar el pensamiento crítico. Los alumnos más mayores, en muchos casos con acceso directo a fuentes de información y redes sociales, han de ser capaces de discernir si la información que reciben son bulos o propaganda. La verificación de fuentes oficiales y el acceso a medios de comunicación contrastados son dos de las herramientas que se han de inculcar entre los estudiantes. Además, el profesorado puede, a través de preguntas, desarrollar este modelo de pensamiento crítico, que les ayude a valorar la información relevante, y poder alcanzar sus propias conclusiones de forma autónoma e independiente.
  • Recalcar la Educación en Valores. Brains, como colegio internacional, apuesta por la riqueza que aporta conocer otras culturas, la mentalidad abierta, la tolerancia y la solidaridad. Estos valores, transversales al método educativo Brains, deben reforzarse en ocasiones como esta, como la única vía para la formación de los ciudadanos del futuro y la creación de sociedades más justas y pacíficas.
  • Valorar la resolución pacífica de conflictos. Es necesario poner en valor competencias como la escucha activa, la comprensión desde la perspectiva del otro, la negociación, la asertividad, buscando siempre soluciones respetuosas, tal y como trabajan en el colegio sus propios conflictos.
  • Poner en marcha propuestas de acción social y solidaria con los refugiados y víctimas del conflicto. Fomentar la solidaridad y tener un rol activo en catástrofes humanitarias como las que producen las guerras es posible. Porque toda ayuda, por pequeña que sea, puede marcar la diferencia en situaciones de conflicto. Además de recogidas de ropa, alimentos y abrigo, la llegada de refugiados a nuestro país requerirá de labores de asistencia y acompañamiento, que además de inestimable ayuda para los afectados, son una valiosa lección para los más pequeños.

“No podemos dejarles en la incertidumbre o el silencio, que puede producir más ansiedad o miedo. Pero es necesario que hagamos un ejercicio de serenidad y de calma, para poder tratar este tema tan doloroso con un tono tranquilizador, fomentando la reflexión, la expresión de sus dudas y sentimientos, y siendo sinceros cuando no sepamos dar respuesta. No podemos mentirles, aunque es conveniente evitar darles excesiva información o sobreexposición al tema”, concluye Ana Herrero.

Fuente de la información e imagen:  https://educacion2.com

Comparte este contenido:

Ministro de Educación de Francia: “Nuestra primera prioridad fue reabrir lo más pronto posible las escuelas”

Jean-Michel Blanquer, quien cuenta con casi cinco años en el cargo, compartió la experiencia de su país y los retos que se afrontaron para reabrir las escuelas en plena pandemia de la COVID-19.

El ministro de Educación de FranciaJean-Michel Blanquer, reconoció que la pandemia de la COVID-19 significó “una especie de freno” a todas las reformas que su Gobierno estaba emprendiendo en el sector; motivo por el cual -sostuvo- una de sus prioridades fue el retorno a clases presenciales.

“Nuestra primera prioridad a partir de marzo 2020, cuando hubo el primer confinamiento, fue de reabrir lo más pronto posible (las escuelas) y de tener distintas medidas permitiendo de tener una política de escuela abierta, diciendo que el niño era la prioridad absoluta del funcionamiento social”, dijo en el programa especial Regresemos a clases de RPP Noticias.

En ese sentido, el funcionario galo aseguró que la escuela “es la columna vertebral de la sociedad”, porque la prepara para el futuro “y da sentido a la transmisión de saberes entre generaciones”. “La escuela es la institución central”, manifestó.

Jean-Michel Blanquer consideró que, pese a los efectos negativos de la pandemia, se puede rescatar que permitió revalorizar el sentimiento “de la absoluta necesidad de la escuela para todos los niños de un país y la necesidad de tenerla abierta”.

“Debemos hacer de un fenómeno negativo algo positivo, que es el reforzamiento de la adhesión de la sociedad en su escuela”, resaltó.

Los primeros en volver

Francia fue uno de los primeros países del mundo en volver a clases presenciales, decisión que el Gobierno galo adoptó -dijo Blanquer- al encontrar los efectos negativos del estudio remoto en la población escolar.

“A partir del mes de abril (del 2020) tuvimos la consciencia que la situación era muy negativa para los niños, a pesar de los esfuerzos en materia de enseñanza a distancia”, refirió.

“El momento más difícil fue en abril y mayo del 2020, cuando el presidente de la República tuvo que tomar la decisión de reabrir las escuelas a pesar de muchos avisos científicos y políticos; y lo hicimos con medidas un poco duras para la vida cotidiana”, sentenció.

Fuente: https://rpp.pe/mundo/europa/ministro-de-educacion-de-francia-nuestra-primera-prioridad-fue-reabrir-lo-mas-pronto-posible-las-escuelas-noticia-1396675

Comparte este contenido:
Page 60 of 1646
1 58 59 60 61 62 1.646