Luego de una reunión privada con rectores y representantes de las Instituciones de Educación Superior del país, la jefa de cartera, Aurora Vergara Figueroa, confirmó que cuenta con el apoyo de las agremiaciones para la reforma a la Ley 30 que planea el Gobierno
Por Luis Ortiz
El ministerio de Educación recibió luz verde de las agremiaciones para la reforma a la educación. El 14 de julio la ministra Aurora Vergara Figueroa tuvo una concertación con los representantes de cuatro agremiaciones educativas del país, que representan a las 217 instituciones de educación superior privadas.
En la reunión estuvieron presentes integrantes de la Asociación Colombiana de Universidades (Ascún); la Asociación Colombiana de Instituciones de Educación Superior (Aciet); la Asociación Colombiana de Instituciones de Educación Superior con Programas a Distancia (Acesad) y la Asociación de Instituciones de Educación Superior del Caribe Colombiano (Asiesca), con las que se acordaron los ajustes que se le harán al proyecto del Gobierno.
Finalizada la reunión privada con los representantes de las instituciones de educación superior privadas, la ministra indicó que Aciet, Ascún, Acesad y Asiesca ratificaron su compromiso con una transformación de fondo que permita pensar la educación superior como un derecho fundamental de los colombianos y no como un servicio.
“Con el liderazgo de Ascún y las demás asociaciones en educación superior, convocamos a las instituciones estatales y no estatales a realizar una propuesta que entregamos el día de hoy a la Ministra de Educación y que coadyuvará en la construcción de la reforma a la Ley 30. Acompañaremos este proceso de transformación para hacer de la educación el motor de desarrollo social, económico y cultural del país”, declaró José Consuegra, presidente de Ascún.
La reforma busca modificar la Ley 30 de 1992, que organiza el servicio público de la Educación Superior. El objetivo de la administración de Gustavo Petro es aumentar los mecanismos de financiamiento de las instituciones de educación superior, aumentar la cobertura en las capitales y zonas periféricas del país.
Entre los cambios planeados para el sistema de educación en Colombia está la gratuidad para los estudiantes de escasos recursos, dignificar el trabajo de los profesores, fortalecer y transformar la infraestructura educativa de las principales universidades de Colombia.
La ministra de Educación Aurora Vergara se pronunció sobre la reforma a la educación que se planea desde su cartera. Fuente: Ministerio Público
“Desde el Ministerio hemos abierto y liderado diferentes espacios para escuchar, conocer y recibir los comentarios, observaciones, sugerencias y propuestas que nos han permitido hacer un ejercicio robusto de construcción colectiva. En suma, se han adelantado diálogos permanentes por la educación superior regionales, acompañamiento a Asambleas Populares Estudiantiles y encuentros con todos los actores de la vida universitaria”, sentenció la ministra de Educación.
Finalmente, la jefa de la cartera de Estado indicó que el documento final de la reforma que presentará será el resultado de diálogo a nivel nacional con los diversos actores del sector educativo, movimientos estudiantiles, profesorales, el Sistema Universitario Estatal (SUE), la Red de Instituciones Técnicas Profesionales, tecnológicas y universitarias públicas (REDTTU), sindicatos, agremiaciones del sistema mixto, rectores y rectoras de las Instituciones de Educación Superior estatales y privadas.
“Las diversas voces y aportes serán tenidos en cuenta porque buscamos consolidar una Ley de Educación Superior que ofrezca las mejores oportunidades para todas y todos los colombianos”, subrayó Aurora Vergara Figueroa.
Propuesta de pago contingente
En el encuentro también estuvieron delegados del Icetex, que hablaron de un pago contingente como una opción para que las personas que deseen continuar con su formación académica tengan un mecanismo de acceso a la educación superior en Colombia.
Según dijo Mauricio Toro, presidente de Icetex, en el Plan Nacional de Desarrollo se contempla ese mecanismo como una ayuda ofrecida al estudiante para que tenga la posibilidad de pagar su matrícula, de acuerdo con sus condiciones económicas, reduciendo la carga de la deuda.
Al respecto, Hugo Valencia, presidente de Aciet, aseveró: “Es muy valioso este modelo para brindar condiciones de acceso y favorecer los índices de cobertura. Vamos a seguir apoyando este sueño del Icetex, pues estamos seguros de que el beneficio no es para las universidades sino para los estudiantes”.
La oficina de la Unicef con sede en Panamá publicó los resultados de una encuesta en la que los jóvenes de América Latina y el Caribe reclaman más acciones gubernamentales en educación y salud.
De acuerdo con el sondeo practicado entre unas 200 mil personas, y publicado aquí previo a la III Cumbre de la UE-Celac, también los participantes demandan atención en materia de empleo y pobreza.
Para muchos de ellos, apunta el informe den ocasión del foro de jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión Europea (UE), la inseguridad en las comunidades socava su capacidad para desarrollarse y participar.
De otra parte, precisa el documento, cuatro de cada cinco adolescentes y jóvenes consultados creen que los líderes políticos deberían prestarle más atención y considerar sus necesidades.
La encuesta U-Report (una plataforma global) realizada por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia ( Unicef) y la UE también recogió criterios sobre tecnología y cambio climático.
Dos de cada tres consultados piensan que el acceso limitado a las tecnologías digitales dificulta sus oportunidades de aprender, y casi la mitad de ellos proponen más inversiones en infraestructuras.
Mientras tres de cada diez interpelados estiman que la contaminación del aire y del agua son los principales problemas ambientales en sus comunidades, seguido por la basura y su recolección, especialmente en las zonas urbanas.
En ese sentido, piden a los Ejecutivos que promuevan la educación ambiental, leyes y políticas para proteger a la naturaleza.
Para la comisaria europea de Asociaciones Internacionales, Jutta Urpilainen, los jóvenes y adolescentes deben tener asientos en las mesas de toma de decisiones, tal como lo establece el primer Plan de Acción para la Juventud de la UE.
En la nación belga este lunes darán la bienvenida oficial a las delegaciones de la Celac y tendrá lugar la sesión inaugural de la III Cumbre, copresidida por el titular del Consejo Europeo, Charles Michel, y el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, en su calidad de presidente pro tempore de ese mecanismo integrado por 33 naciones.
¿Cómo afecta el desarrollo del lenguaje el uso de pantallas?
Las pantallas, como las de los teléfonos, tabletas y televisores, pueden tener un impacto en el desarrollo del lenguaje de los niños pequeños
Cuando los niños pasan demasiado tiempo frente a las pantallas, puede haber interferencias en su capacidad de comunicarse y aprender a hablar. Esto se debe a que el tiempo que pasan mirando las pantallas es tiempo que no dedican a interactuar y comunicarse con otras personas. El lenguaje se desarrolla a través de la interacción y la comunicación con los demás, por lo que si los niños pasan mucho tiempo mirando pantallas, pueden perder oportunidades para practicar y desarrollar sus habilidades lingüísticas.
Además, las pantallas tienden a ser pasivas y no requieren una respuesta activa del niño. Por ejemplo, cuando un niño ve un programa de televisión, simplemente se sienta y mira, no necesita responder ni interactuar con lo que está viendo. Esto es diferente de una conversación con otra persona, donde el niño necesita escuchar, responder y participar activamente. La falta de interacción activa en las pantallas puede limitar el desarrollo del lenguaje y la comunicación en los niños.
También se ha encontrado que el uso excesivo de pantallas puede retrasar el desarrollo del lenguaje expresivo en los niños. El lenguaje expresivo es la capacidad de poner en palabras los pensamientos y sentimientos propios. Cuando los niños están expuestos principalmente a la comunicación a través de pantallas, pueden tener menos oportunidades de practicar y desarrollar su propio lenguaje expresivo.
Es importante mencionar que no se trata de eliminar completamente el uso de pantallas en la vida de los niños, ya que pueden ser herramientas útiles y divertidas en ciertas situaciones. Sin embargo, es importante encontrar un equilibrio saludable y fomentar otras formas de comunicación y juego interactivo. Limitar el tiempo frente a las pantallas y fomentar la interacción y la comunicación activa con los demás puede ser beneficioso para el desarrollo del lenguaje de los niños pequeños.
Fuente de la Información: https://aptus.com.ar/como-afecta-el-desarrollo-del-lenguaje-el-uso-de-pantallas/
UCCAEP levanta la mano para “adoptar” centros educativos del país
Autor: otto.vargas.masis@mep.go.cr
• Sector se compromete a impulsar el plan “Adopte un centro educativo”, previsto como parte de la Ruta de la Educación 2022-2026
• Presidente de la Unión de Cámaras lanzó un llamado para que más empresarios ayuden a mejorar escuelas y colegios del país
El Ministerio de Educación Pública y la Unión de Costarricense de Cámaras y Asociaciones del Sector Empresarial Privado (UCCAEP) se dieron la mano para impulsar la iniciativa “Adopte un centro educativo”, estrategia que volcará sobre las escuelas y colegios del país el abrazo protector y solidario de la sociedad.
La Ministra de Educación, Anna Katharina Müller Castro y el presidente UCCAEP, José Álvaro Jenkins, firmaron este día el convenio de cooperación que les permitirá coordinar acciones que impacten, de forma positiva, la educación costarricense.
El acuerdo estipula que los centros –que serán seleccionados en conjunto– se verán beneficiados con proyectos de infraestructura educativa, conectividad, mobiliario escolar y equipamiento de comedores estudiantiles, entre otros.
La Ministra destacó la importancia de tener aliados para lograr que los niños, niñas y jóvenes de Costa Rica vivan en un país mejor y tengan la educación que merecen.
“Hemos despertado el interés de colaborar de muchos aliados, como hoy lo hacemos, felizmente, con UCCAEP. Si nos unimos con un mismo propósito y trabajamos de forma sistematizada, atenderemos las necesidades de los centros educativos en Costa Rica. Todos debemos aportar”, expresó la Ministra.
El presidente de UCCAEP calificó el convenio como “histórico”. “Quiero invitar a todo el sector empresarial del país a contribuir para adoptar una escuela o un colegio en su comunidad. No solo se trata de reconstruirla, sino de cuidarla para que se mantenga en condiciones óptimas. Los chiquitos necesitan recibir clases en lugares agradables y seguros, y esa también es una responsabilidad del empresariado”.
En el convenio, que se enmarca como parte de los objetivos previstos en la denominada Ruta de la Educación 2022-2026, las partes se comprometen a promover alianzas que favorezcan el mejoramiento de la calidad de la educación costarricense, a cerrar brechas para el talento y a incentivar la participación en procesos de atención de los desafíos de la educación pública.
La alianza tendrá, en principio, una duración de tres años.
Fuente de la Información: https://www.mep.go.cr/noticias/uccaep-levanta-mano-%E2%80%9Cadoptar%E2%80%9D-centros-educativos-pais
Yúfera es lingüista, consultora en comunicación y profesora en la Facultad de Educación y en la Facultad de Derecho de la Universitat de Barcelona. En esta entrevista, aborda por qué las mujeres son menos escuchadas y propone que cada cual analice de qué manera recibe una intervención si es una mujer o un hombre. Insiste en que todavía hoy perduran los estereotipos y se relaciona más al hombre con la capacidad de decisión y a la mujer con la amabilidad.
El libro habla de un concepto, el de la violencia comunicativa contra las mujeres, que se produce cuando no se las deja hablar, cuando no se las escucha o cuando no se las mira a la hora de hacer un discurso en el que hay hombres y mujeres. ¿Es un concepto un poco invisible pero muy cotidiano?
Es un concepto que articula bastante el libro, por eso el título es este, “Quien habla y quien calla“. Es decir, sin intención de banalizar el concepto de violencia, sí que hay unas fuerzas, por decirlo de alguna manera, que empujan a las mujeres hacia lugares de más silencio que a los hombres. Y esto lo podemos ver en diferentes ámbitos, sobre todo en los públicos, que son los que más interesan en el libro. Es decir, a pesar de que hemos partido del ámbito doméstico, porque también hemos intentado hacer este recorrido comunicativo en la vida de las mujeres, y hemos partido del hogar, obviamente, es en el espacio público, donde más vemos que a pesar de que nuestra presencia sea cada vez mayor, la paridad numérica se va consiguiendo o se va acercando, pero la paridad discursiva todavía queda muy lejos.
Todavía las mujeres tenemos más problemas para tomar la palabra, arriesgamos más cuando tomamos la palabra, intervenimos en estos contextos de interacciones más formales, más profesionales, muchas veces para decir que aquello que ha dicho otro nos ha gustado o que es interesante, es decir, para apoyar a otros turnos en la interacción, pero intervenimos todavía menos que nuestros colegas hombres para aportar nuestro conocimiento, nuestro punto de vista, nuestra pericia, nuestra opinión.
En comunicación muchas veces se habla de género, de personas, de ellos y de ellas, de médicos y de médicas, de profesores y profesoras, pero también comentáis que, si eso no va más allá, queda vacío, queda solo en unas palabras.
Efectivamente, de hecho, este es el punto de partida desde el cual consideramos que hacía falta el libro, que había que dedicar unas páginas, una obra, a la reflexión sobre esta cuestión de mirada, no quedarnos en el código lingüístico, sino de abrir la mirada a todo el entorno de la comunicación, a todo el contexto comunicativo. Esto la lingüística lo ha hecho. Históricamente, primero empezamos estudiando las pequeñas piezas que componen el lenguaje, cómo están formadas, cómo se forman las palabras, cómo se forman las frases… Sí, el código. Pero, a partir de hace un tiempo, nos dimos cuenta de que con el lenguaje no solo pasamos una comunicación, una información, sino que hacemos cosas.
Cuando alguien dice que se ha acabado la reunión, eso es también un acto. No son solo las palabras, sino que aquello es el final de la reunión. O cuando alguien dice, ‘declaro abiertas estas jornadas’, es este acto, que son palabras, es este acto comunicativo, el que hace que las jornadas empiecen. Es decir, el lenguaje tiene también este valor de hacer cosas en el mundo. Lo que íbamos viendo desde hacía algunos años con mis compañeras era que quedarnos con el código, desde perspectiva de género, no nos permitía ver que hay otros muchos elementos en la comunicación que invisibilizan a las mujeres, por decirlo con una expresión que se ha hecho muy popular, o, como decíamos antes, que dejan a las mujeres en situaciones de más marginalidad comunicativa que los hombres. Y nos interesaba reflejar estos otros elementos. Es decir, cuando hay una interacción, como el hecho de ser hombre o mujer, determina qué pasa en aquella interacción. Nos interesaba preguntarnos esto. Hubo el interés de la editorial, también, y por eso nos pidió que hiciéramos el libro.
“Hay unas fuerzas, por decirlo de alguna manera, que empujan a las mujeres hacia lugares de más silencio que los hombres”. | Pol Rius
A nivel comunicativo y cotidiano, ¿qué podemos hacer para mejorar esta igualdad que no es tan real como nos gustaría?
Yo creo que hay, como mínimo, dos elementos que a mí me parecerían muy interesantes. Por un lado, tomar conciencia. Es decir, intentar darnos cuenta precisamente de esto, de ‘hoy he estado en una reunión, ha pasado esto, ¿habría pasado exactamente igual si quien hablaba hubiera sido un hombre, en el supuesto de que fuera una mujer la que estaba hablando, habría estado exactamente igual sí…? ¿Cómo han intervenido aquí el hecho que se tratara de un hombre y una mujer? ¿Qué ha determinado esto?’ Nos lo tendríamos que ir preguntando. O, por ejemplo, ‘uf, esta mujer no me está gustando como está planteando esto, es como muy seca, es un poco autoritaria’. Para un momento. ¿Si fuera un hombre y se hubiera comportado comunicativamente exactamente así, habrías hecho esta misma valoración o no? ¿O habrías considerado una manera normal de comunicarse por la función que está ejerciendo esta persona? A veces, tenemos una doble vara de medir el comportamiento comunicativo de hombres y mujeres. Y de esto es muy importante que nos demos cuenta.
Este es para mí el primer elemento importante en el libro, o que podríamos intentar poner en práctica. Y el otro es la escucha. A pesar de que la lingüística se ha ocupado muchísimo de qué decimos, de qué hacemos o de la producción del lenguaje, y se ha ocupado menos de este aspecto más receptivo del lenguaje, pero es fundamental porque es el motor de las interacciones. Si yo ahora estuviera hablando y pensara que tú no me estás escuchando, que estás pendiente del móvil, que en realidad tienes la cabeza en otro lugar, yo poco a poco iría dando respuestas cada vez más cortas y finalmente callaría, porque no tiene sentido que yo produzca lenguaje si no llega a ninguna parte.
Tenemos que escuchar a las mujeres con el mismo respeto, con el mismo interés, dándoles la misma credibilidad que damos a los hombres
Todavía ahora tenemos evidencias empíricas que nos muestren que la voz de los hombres, para nosotros, culturalmente, continúa siendo el tipo de voz más vinculado a la autoridad, al conocimiento, a la legitimidad, a la razón. Y estos espacios, la voz de las mujeres, los tienen que ir conquistando. Yo creo que es importante que empecemos dándonos cuenta de que tenemos que escuchar a las mujeres con el mismo respeto, con el mismo interés, dándoles la misma credibilidad que demos a los hombres.
De alguna manera, por lo que comentas, ¿tendríamos que hacer todos y todas, todo el mundo, un poco de autocrítica porque, de hecho, recibimos inputs desde que nacemos?
Sí, para mí no es tan crítica. El libro tiene un determinado toque que es muy buscado. No teníamos ningún interés en reñir. No nos interesaba señalar qué mal que haces esto. No nos interesaba de este modo, porque no queremos que se reciban estas ideas como con aversión o con animadversión, sino que queríamos que fuera más bien propositivo, que fuera más bien una invitación a pensar. Para mí, lo que es importante no es tanto hacer autocrítica como hacer autoanálisis y conocernos mejor en cuanto que personas que nos comunicamos y decidir si hay algunos elementos que queremos modificar ligeramente.
No hay culpa. ¿Por qué? Porque nacemos en una cultura, porque nacemos dentro de un contexto comunicativo que lleva muchos años de tradición y es inevitable que todas las personas tengamos estos sesgos, estos estereotipos. Entonces, para mí no es interesante culpabilizar ni criticar, sino más bien analizar, describir y dar recursos porque modificamos aquello que pensamos que nos puede ir mejorando de otro modo.
Sobre estos elementos de tomar conciencia y de los inputs que recibimos desde que nacemos, en el libro habláis de diferentes ámbitos. Uno es la escuela. ¿Cómo, desde el equipo docente, desde que entramos en la escuela, ya empezamos a recibir estos estereotipos? ¿Qué ejemplos podríamos poner?
De hecho, los estereotipos los tenemos desde mucho antes, desde antes de nacer. En la escuela lo que vemos, por parte de los docentes, es que sencillamente se valoran determinadas cosas de las niñas y se valoran determinados aspectos y determinadas maneras de hacer de los niños. Y se les refuerzan diferencialmente estos aspectos. De las niñas se valora que sean comprensivas, que sean empáticas.
Yo, como madre, puedo hablar de las entrevistas que tenía, tengo un hijo y una hija, y de mi hija lo que más se me decía era que se llevaba bien con todo el mundo, incluso con aquellos niños y niñas de la clase que eran más rechazados. Y, de mi hijo, no. Mi hijo era mucho más introvertido y no tenía toda esta faceta social de cuidar a los otros y, entonces, se valoraban otras cuestiones, pero no se le pedía esto. Es decir, pedimos y valoramos cuestiones diferentes. Y esto incluso se ha analizado con los apelativos que dirigimos a niños y a niñas. Las niñas están muy guapas y son muy buenas niñas, y los niños son valientes, son fuertes. Vamos como contribuyendo a que se vaya desarrollando este estereotipo que nos lleva a valorar que una persona que se comporta de una determinada manera se ajusta a lo que esperamos que sea una mujer y una persona que se comporta de una determinada manera se ajusta más o menos a lo que esperemos que haga si es un hombre.
Y desde el punto de vista de la docencia, ¿crees que esto está cambiando?
Sí, sí, sí. En general, en el libro también, yo pienso que se nota que somos optimistas, que valoramos los cambios, y que para mí los cambios no vienen tanto porque en las escuelas se usa un lenguaje inclusivo, sino porque precisamente cada vez se toma más conciencia de esto. Las niñas, ¿por qué no tienen que jugar a fútbol? Que no hay actividades que sean de niños y actividades que sean de niñas. Que a la cocinita van igualmente los niños y las niñas. Yo creo que desde la escuela se hace mucho trabajo.
Se permite con más tranquilidad que los niños y las niñas jueguen a aquello que realmente los apetece
¿Desde la escuela y desde el juego, por el ejemplo que estás poniendo?
Claro, es que el juego es un elemento fundamental en los primeros años de la escolaridad y, en este sentido, a pesar de que creo que todavía pueden quedar pequeñas barreras, se ha avanzado mucho, se permite con más tranquilidad que los niños y las niñas jueguen a aquello que realmente los apetece.
También tratáis sobre diferencias que todavía existen en el trabajo, en el mundo laboral, siempre generalizando, y con excepciones. Por ejemplo, comentáis que, a la hora de valorar el talento, de ellos todavía existe la idea de que se dirigen a la acción, mientras que las mujeres tienen un cariz de más amabilidad.
Sí, efectivamente, que ellos son más resolutivos. Como que son más asertivos, tienen más recursos para liderar equipos, por ejemplo, mientras que las mujeres están más dotadas, desde el estereotipo, desde la mirada más estereotipada, para generar buenas relaciones. Y esto tiene muchas consecuencias, y las vemos cuando hacemos formaciones. Las otras autoras del libro y yo, cuando hacemos formaciones, por ejemplo, a mujeres profesionales, nos damos cuenta de que, cuando los proponemos de hacer un role play, por ejemplo, tú eres la jefa de un grupo a tu departamento, tú lideras este equipo de personas, y tienes a este hombre que no hace el trabajo como tú dices que se tiene que hacer. Y tú ya lo has advertido, ya le has dicho algunas veces qué es lo que esperarías de él. Ahora dile ya de una manera más definitiva, comunícale que si no cambia su actuación tendrá consecuencias. Y lo primero que dicen las mujeres es ‘es que esto no lo sé hacer’. Y yo les digo, ‘de acuerdo, no sabes, no importa, porque lo trabajaremos, tú hazlo’. Y lo hacen magníficamente bien.
“Nos dimos cuenta que con el lenguaje no solo pasamos una comunicación, una información, sino que hacemos cosas” | Pol Rius
Lo que pasa es que se quedan muy mal. Se sienten muy mal, esto se lo llevan a casa, es esto lo que nos dicen estas mujeres. ‘De acuerdo, yo lo he hecho, lo he sabido hacer, creo que se ha entendido el mensaje, creo que he transmitido lo que quería transmitir, pero ahora me quedo muy mal’. ¿Por qué te quedas muy mal? Porque te estás comportando según aquello que se espera de ti como mujer, que es que comprendas el otro, que le ayudes si el otro tiene un problema, pero es que tú llevas intentando esto muchos meses, y tu departamento no se puede permitir esto. Tú tienes a este hombre en tu cabeza muchísimas horas, más que las personas de tu grupo, que están funcionando muy bien, no es justo.
Todo esto hay que pensarlo, tenemos que darnos cuenta, y hace falta también acordar y encontrar conjuntamente, en estas formaciones lo hacemos en grupo, maneras de tirar delante estas situaciones comunicativas que no nos hagan más vulnerables, que no nos vengan en contra, que nos permitan lograr nuestros objetivos y dormir bien por la noche, que son temas importantes. Y en estas formaciones sale mucho la necesidad de pensarnos comunicativamente.
Has mencionado el tema del liderazgo. ¿Qué está pasando para que todavía hoy en día, cuando una mujer, generalizando, tiene un cargo importante, un cargo de poder, se le dice que es demasiado blanda o que es demasiado agresiva?
Exacto. Las mujeres profesionales, las que llegan a determinados cargos, tienen esta paradoja. Si comunicativamente se comportan según aquello que tradicionalmente entendemos como un estilo comunicativo femenino, no están capacitadas para liderar grupos, no son bastante resolutivas, no sacan adelante el trabajo, no logran los objetivos, etcétera. Si se comportan de una manera que es más asertiva, que tiene que ver más con lo que tradicionalmente hemos entendido como un estilo comunicativo más masculino, las odian.
Las encuentran mandonas que imponen, si me permites la vulgaridad y el barbarismo, bordes. ‘¡Qué borde esta mujer!’ Es un adjetivo que a veces, te dices, no lo escucho respecto de un hombre que se comporta igual.
¿Qué podemos hacer?
Tenemos que encontrar maneras de comunicar desde lugares de liderazgo que nos parezcan adecuados y que calificamos de eficaces, independientemente del sexo de la persona que nos las esté mostrando. Y en este sentido sí que animamos mucho a los equipos a explicitar esta manera de hacer comunicativamente. Es decir, a poner en valor, porque necesitamos estos modelos, sobre todo si vienen de mujeres. Es decir, ‘lo has dicho, era difícil, lo has hecho así, nos ha parecido muy bien’, porque las mujeres después generalmente no tenemos este feedback.
Tenemos que encontrar maneras de comunicar desde lugares de liderazgo que nos parezcan adecuados
Es interesante que vayamos encontrando modelos de comunicación, que yo no sé hasta qué punto coincidirían con los de la supuesta comunicación masculina, pero es que quizás este estilo de comunicación masculino es que no es masculino, es que tiene que ver precisamente con el poder, con la necesidad de mandar, de dar instrucciones, de dar órdenes, que son acciones comunicativas que todavía se reciben mejor si las hace un hombre que si las hace una mujer. Porque la mujer más bien tendría que ser esto, igual, empática, no colocarse en un lugar superior de jerarquía, sino en la empatía, en la igualdad, al lado. No por sobre, sino al lado. Y cuando, por el que sea, por responsabilidad profesional, estamos encima, uf, tenemos muchos problemas.
¿Habría una tendencia más hacia la horizontalidad, cuando son las mujeres las que mandan?
Lo que creo es que hay una expectativa de más horizontalidad, pero a veces la horizontalidad no es eficaz. Habría que valorar cada entorno profesional. No creo que haya necesariamente, por el hecho de que una mujer esté en el poder, más horizontalidad. Pero sí que creo que es lo que se espera. Y si no es así, esta mujer es muy criticada. Y quizás no es así porque ella considera que no puede ser así en aquel momento. Quizás lo podría considerar un hombre, pero si fuera un hombre, no recibiría tanta crítica como si fuera una mujer.
Un ámbito muy cotidiano es el de la salud y el del análisis del médico. Comentáis que muchas veces, cuando un hombre y una mujer tienen problemas de salud, ¿qué pasa a la consulta?
Hay mucha sintomatología parecida que si quien la manifiesta es una mujer, por parte del profesional o la profesional de la medicina, esta sintomatología tiene tendencia a asociarse con cuestiones relacionadas con el estrés, la salud emocional o la salud mental. Y, por tanto, la propuesta que se hace de tratamiento o de tratamiento de la sintomatología tiene más que ver con ansiolíticos, con tranquilizantes, mientras que por la misma sintomatología, que puede ser un dolor, por ejemplo, en el caso de los hombres, la respuesta es, en más casos, una respuesta de ‘haremos pruebas porque buscaremos una cosa física’. Aquí hay todo un estereotipo. Aquí, a quien hemos seguido más de cerca es a la doctora Carme Valls, que lleva muchos años hablando de los sesgos de género en medicina y explicando, por ejemplo, que las medicinas se testan sobre todo con hombres y los efectos secundarios en las mujeres son diferentes pero son más desconocidos. Estamos progresando mucho, pero era interesante ponerlo de manifiesto.
Después de acabar el libro, un día escuchaba un podcast muy interesante, muy bien hecho, en el que una mujer explicaba que había tenido un problema de salud muy grave y que se le había complicado de una determinada manera y que ella había ido a explicar en el centro médico esto que le estaba pasando varias veces. No le hacían demasiado caso, le decían que se esperara porque quizás tenía que ver con el tratamiento. Y, un día, abrió su expediente y vio que una de las cosas que había puesto el médico o la médico, no sé si era un hombre o una mujer, en el expediente era ‘ansiosita’, que como palabra lo encuentro bastante terrible. Es decir, sí, seguramente esta mujer tenía ansiedad, se estaba encontrando mal, estaba yendo una y otra vez al centro médico y no recibía la respuesta que le hacía falta. Y lo que era todavía más interesante en esta entrevista, era que ella tenía un amigo que estaba sufriendo una situación muy parecida y que llegó al diagnóstico mucho antes que ella. Mucho antes. Y esto, en principio, tendremos que encontrar formas de revertirlo.
Tiene que ver con la escucha, ¿no?
Todo nos vuelve a este gran elemento de la escucha, a escuchar a una mujer como escuchas a un hombre.
¿Y con el entorno a esta persona que va al médico? No es solo la enfermedad que uno sufre, sino el entorno social en el que está, o familiarmente, o en el trabajo.
Supongo que puede tener que ver con la posibilidad que tiene esta mujer de reivindicar, más o menos como haya sido educada o cual sea su rol en otros entornos. Seguramente le hace más o menos fácil exigir, por ejemplo. Que es una cosa que nos cuesta mucho a las mujeres, ¿no? Exigir. ‘No, es que no me iré. Quiero un diagnóstico o quiero que me hagan unas pruebas’. Esto se tiene que mirar caso por caso, también.
“Todo nos devuelve a este gran elemento de la escucha, a escuchar a una mujer como escuchas a un hombre” | Pol Rius
El libro lo has escrito con la Estrella Montolio y con Elisa Rosado. ¿Cómo ha sido trabajar a seis manos?
Ha sido un placer. Ha sido un lujo. Tuve muy claro, cuando me encargaron el libro, que prefería hacerlo con ellas. ¿Por qué? Porque, de hecho, este trabajo a seis manos viene de mucho más lejos que el encargo del libro. Con Estrella Montolio hace muchos años que hacemos formaciones en perspectiva de género en diferentes instituciones, organismos, empresas. Y con ella es con quien yo he construido toda la reflexión que tengo alrededor de estos temas, de la comunicación en perspectiva de género. Con Elisa nos conocemos, somos colegas desde hace menos años, y también hemos hablado mucho de estas cuestiones. Y yo, cuando escuchaba a Elisa hablar sobre estos temas, pensaba que su perspectiva podía enriquecer lo que queríamos decir.
Por lo tanto, les propuse que participaran, me dijeron que sí enseguida, yo me encargué de hacer el índice, un poco de proponer qué temas podían tratar y de distribuirlos. Después, nos hemos leído y nos hemos hecho aportaciones las unas a las otras, pero tenemos una excelente relación personal, que también es una cuestión que quiero decir explícitamente, porque también está el estereotipo de que las mujeres, entre nosotras, somos muy competitivas y nos hacemos la puñeta. Ha sido un placer trabajar con ellas, y el libro ha quedado mucho más rico que si lo hubiera hecho yo sola.
¿La colaboración y la confianza son claves para escribir libros como “Qui parla i qui calla“?
Y tanto, yo diría que sí. Para mí siempre es mucho más rico que haya visiones diversas y que haya ideas que salen de cabezas diferentes.
El ELN y el Clan del Golfo tienen acorraladas a 300 personas en una zona rural.
El alcalde de Segovia, Didier Alexander Osorio, pidió con urgencia la ayuda del Gobierno nacional. En zona rural de ese municipio, en un lugar conocido como Rancho Quemado, hay 300 personas confinadas, escondidas, por el accionar violento e intimidatorio de los grupos armados.
“Solicitamos urgentemente al Ministerio de Defensa, del Interior, y especialmente la Alta Consejería para la Paz, la intervención cuanto antes que permita el retorno seguro de estas comunidades”, dijo el mandatario.
Y es que el drama no es menor. Hay 100 niños que no han podido volver a la escuela por esta situación. No menos grave es que, según relató el alcalde, ya hay hambre entre la población, pues las personas no pueden salir a hacer sus jornales ni comprar alimentos.
Por eso, el alcalde reiteró que la ayuda del Gobierno Nacional es apremiante. Aunque el Ejército hace presencia en la zona, no ha sido suficiente para calmar la zozobra de los habitantes de la región. Los desplazados son de las veredas Arenales, Jagua, El Aguacate; Monte Frío y San José del Pesca. Por ahora, a los afectados los están atendiendo la alcaldía y la Unidad de Víctimas, que han entregado seis toneladas de alimentos, 200 colchonetas y 300 kits de aseo.
Esta situación de zozobra comenzó hace dos semanas, cuando el ELN y el Clan del Golfo se enfrascaron en enfrentamientos por el control del territorio. Según versiones oficiales, las autodenominadas Autodefensas Gaitanistas de Colombia, más conocidas como Clan del Golfo, estaban controlando el ingreso a la vereda Cañaveral y se registraron hostilidades armadas ante la llegada de integrantes de la guerrilla del ELN, siendo esta, al parecer, la razón por la que comenzaron los enfrentamientos.
El gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria, ha dicho en varias ocasiones que toda la fuerza del Estado caerá sobre los grupos que tienen acorralada a la población civil. Sin embargo, hasta la fecha no hay una solución efectiva y el alcalde, en su desespero, hace un llamado al Gobierno nacional.
La situación es apremiante, toda vez que las familias afectadas van a cumplir tres semanas sin poder llevar su vida con normalidad. En varias ocasiones se ha cuestionado la intención de paz del ELN, que está en una mesa de diálogo con el gobierno y hace poco firmó un cese al fuego, y el Clan de Golfo, que también está dentro de las conversaciones de la paz total.
Por ahora, en el campo antioqueño no se respira la paz.
Cuba reforzó el marco legislativo para enfrentar la violencia de género, pero falta implementarlo en forma concreta, acciones complementarias para cerrar brechas y cambios socioculturales que eliminen las condiciones que propician el acoso sexual y las agresiones.
Denia valoró como uno de los momentos más amargos la noche cuando un hombre la siguió mientras caminaba hacia una fiesta de su facultad, por una calle del céntrico barrio de Vedado de La Habana.
“Ocurrió siendo estudiante, hace 12 años. Me hablaba en tono irónico, preguntando si tenía miedo. Sentí pánico”, recordó esta comunicadora que ahora tiene 33 años y quien, al igual que otras mujeres que compartieron testimonios con IPS, solicitó omitir su apellido.
Explicó que “al distinguir un custodio en las afueras de una institución estatal me le acerqué a preguntarle algo. El acosador siguió de largo. En años siguientes me han importunado en la calle varios hombres, algunos con groserías”.
Si bien “el acoso existe en todas partes del mundo, puede haber distintos modos de enfrentar este problema, pero lo primero es denunciarlo y muchas mujeres prefieren no hacerlo por temor a ser mal interpretadas”, consideró Paula, una periodista de 57 años, quien también vive en la capital cubana.
Refirió que un colega solía molestarla constantemente con comentarios subidos de tono hasta un día en que lo amenazó con denunciarlo públicamente en la empresa. “Nadie puede decir que yo te estoy dando razones, porque me conocen, le dije. Se puso pálido y no lo hizo más”, detalló.
“Las violencias basadas en género y sexualidad son un problema multidimensional, multicausal y transversal; las acciones para frenarla paulatinamente también deben seguir esas líneas”: Alina Herrera.
Yamilka, una economista de 28 años y residente en la oriental ciudad de Holguín, reconoció haber sufrido violencia a través de las redes sociales.
“Hombres me han solicitado fotos íntimas o sexo virtual. Como no he accedido, me han insultado y amenazado. Los bloqueo, pero una se atemoriza, porque no se sabe si luego puedan intentar algo más”, subrayó.
Dos adultas mayores transitan por una céntrica calle de La Habana. La crisis multidimensional que atraviesa Cuba influye en la precarización de la vida cotidiana, crecimiento de la pobreza y la posibilidad de que grupos como las mujeres y personas con identidades no hegemónicas –mucho más si son mestizas o negras-, sean víctimas de violencia de género, según expertas. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS
Marco legal
La Encuesta Nacional de Género de 2016, cuyos resultados fueron publicados en 2019, arrojó que 39,6 % de las mujeres cubanas de 15 a 74 años han sufrido alguna forma de violencia en algún momento de su vida.
En contraste, solo 3,7 % de las víctimas en relaciones de pareja ha acudido a alguna institución o servicio a pedir ayuda.
Apenas 10,5 % de las personas encuestadas identificó la violencia como un problema para las mujeres, y fueron las residentes en las cinco provincias del este de Cuba quienes más lo señalaron así, en comparación con las de las restantes regiones.
Si bien este país insular del Caribe de 11 millones de habitantes carece de una ley específica sobre violencia de género, un reclamo de numerosas feministas, en los últimos años sí se adoptaron importantes políticas al respecto.
La Constitución vigente desde abril de 2019 establece la igualdad de derechos y responsabilidades de hombres y mujeres, y encarga al Estado protegerlas de la violencia de género en cualquiera de sus manifestaciones y espacios.
Ya en 2022, en septiembre, entró en vigor el Código de las Familias y dos meses después el nuevo Código Penal, que reforzaron las acciones contra la violencia machista, además de nuevas leyes que transversalizan el enfoque de género.
“Las violencias basadas en género y sexualidad son un problema multidimensional, multicausal y transversal; las acciones para frenarla paulatinamente también deben seguir esas líneas”, explicó a IPS la abogada cubana Alina Herrera.
En América Latina y el Caribe, países como Brasil, México y Argentina cuentan con importantes instrumentos jurídicos dirigidos a eliminar la violencia de género o darle un tratamiento especializado. Sin embargo, los índices de violencia por razones de género no disminuyen a corto plazo.
Para tal transformación, insisten analistas, además de desmontar estereotipos e imaginarios culturales discriminatorios, urge cerrar brechas de desigualdades económicas, laborales y sociales de las mujeres y personas lesbianas, gay, bisexuales, transexuales, intersexuales y queer (Lgbtiq+).
Una conductora de un vehículo eléctrico en La Habana espera la llegada de pasajeros. Junto con el fortalecimiento del marco legal, especialistas en género indican que debe operarse un profundo cambio cultural y educativo que garantice de manera efectividad la equidad social en Cuba donde, al igual que otras latitudes, prevalece una arraigada cultura machista, patriarcal. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS
Incorporar otras herramientas
A juicio de Herrera, si bien las leyes son imprescindibles para consolidar políticas, son necesarias otras herramientas dirigidas a la prevención, como las medidas de emergencia, educativas e institucionales, entre otras.
“Entre las emergenciales se encuentran las casas de acogida o refugios; las líneas telefónicas de auxilio o de emergencia de violencias de género de forma exclusiva; la policía especializada en género y sexualidad; los botones de pánico”, detalló la también activista feminista y antirracista residente en México.
Agregó que “se trata de habilitar todas las opciones posibles para salvar una vida en peligro inminente o en peligro potencial. Ninguna de esas tiene Cuba. A pesar de que el PAM supera los dos años de aprobado”.
Incluso, abundó la investigadora, acciones educativas como el Programa de educación integral en sexualidad, con enfoque de género y derechos sexuales y reproductivos para el sistema escolar, está aplazado desde septiembre de 2021.
“Hace falta que con urgencia se restablezca. Los productos televisivos esporádicos son importantes, pero no suficientes para el ámbito educacional y cultural”, remarcó.
Una mujer alimenta a los animales en la finca ganadera Murgas, en el municipio de Boyeros, en La Habana. La violencia de género tiene un carácter estructural, derivado de las históricas relaciones de desigualdad y asimetrías de poder entre hombres y mujeres, coinciden especialistas en igualdad de género en Cuba. Imagen: Jorge Luis Baños / IPS
Observatorio
El 8 de junio se presentó el Observatorio de Cuba sobre Igualdad de Género que, responde a una de las necesidades planteadas en el PAM de utilizar correctamente el enfoque de género en la construcción de indicadores y captación de estadísticas, así como realizar análisis integrales, cuantitativos y cualitativos, en materia de igualdad, que contribuyan a la adopción de políticas públicas.
Esta “herramienta imprescindible”, valoró Herrera sobre el nuevo instrumento de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (Onei), tiene el mérito “de agrupar varias dimensiones de las desigualdades de género… Proyecta una dimensión estructural de la violencia y eso es importante”.
Otro acierto, opinó, “ha sido visibilizar variables imbricadas al género como la condición racial o color de la piel, y el territorio. Sin embargo, queda una gran omisión para las identidades de género y las orientaciones sexuales no heteronormativas”.
La publicación del Observatorio ocurrió después que en mayo el Tribunal Supremo Popular anunció la confirmación de las sanciones de privación perpetua de libertad contra dos hombres que asesinaron a igual cantidad de mujeres.
Se trató de la primera ocasión, al menos de conocimiento público, en que se aplicó el artículo 345 del nuevo Código Penal que establece sanciones de 20 a 30 años, privación perpetua de libertad o muerte, a quien prive de la vida a una mujer como consecuencia de la violencia de género al considerarse un agravante.
En Cuba, en los estamentos oficiales se usa el término de femicidio y se desestima el mayoritariamente usado internacionalmente de feminicidio, por considerar que este último implica de alguna manera la existencia de una responsabilidad del Estado.
Ante la ausencia de estadísticas oficiales continuas sobre muertes de mujeres por razón de género, el Observatorio de Género de la plataforma independiente Alas Tensas, en alianza con otras plataformas civiles no reconocidas por el gobierno, publican desde hace tres años su Informe Anual sobre Feminicidios en Cuba.
Creado en 2019, y con el apoyo de una red de observadoras de todo el país encargada de confirmar la información con diversas fuentes, incluida la familia y amistades de las víctimas, ese observatorio verificó 14 casos en 2019, 32 en 2020, 36 en 2021 y 36 en 2022, para un total de 118 en cuatro años.
Desde enero y hasta este jueves 6 de julio, esa plataforma independiente contabiliza 47 feminicidios este año. Según los procesos judiciales resueltos en los tribunales de la isla en 2022, 16 mujeres fueron asesinadas por su pareja o expareja, informa ese Observatorio del Onei recién establecido.
“Un aspecto urgente a solucionar es el cálculo de la tasa de feminicidios”, alertó Herrera, quien consideró “desacertado” que la base de cálculo hayan sido solo sentencias penales dictadas para establecer esos homicidios por razón de género, que en algunas leyes de países latinoamericanos se tipifica también en ocasiones como femicidio.
Argumentó que el conteo de feminicidios “es un proceso de rigor que enlaza varios momentos y referencias del resultado de esos crímenes… los procesos penales hasta dictarse una sentencia pueden demorar y no adecuarse al año natural correspondiente”.
En abril, el presidente Miguel Díaz-Canel enfatizó que Cuba no reconoce el término feminicidio, “porque aquí hay una voluntad expresada, una voluntad política y una manera de accionamiento a nivel social en contra de la violencia de género”.
No obstante, admitió que sí existen los femicidios, mientras exhortó a construir “una cultura, una manera de hacer que nos permita prevenir y evitar que cualquier mujer pueda llegar a esa situación.
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