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Entrevista a Gonzalo Pontón sobre La lucha por la desigualdad (I)

Entrevista a Gonzalo Pontón
Por: Salvador LópezArnal
“Había mucha luz en las casas de los ‘ilustrados’, pero las chozas y las viviendas de los pobres seguirían a oscuras durante muchos años”
Presentación: Gonzalo Pontón (Barcelona, 1944) es licenciado en Historia Moderna y Contemporánea por la UB. A los veinte años se incorporó a la editorial Ariel y ha sido fundador de las editoriales Crítica (1976) y Pasado & Presente (2011). Se calcula que a lo largo de 50 años, ha publicado más de dos mil títulos, de los cuales unos mil son libros de historia. En 2016 publicó su primer libro: La lucha por la desigualdad que sido Premio Nacional de Ensayo de 2017 otorgado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Déjeme darle mi más sincera enhorabuena por su libro, por su grandísimo libro (que incluye una cronología magistral). 776 páginas, casi 40 páginas de bibliografía comentada, innumerables notas… ¿Cuánto tiempo ha dedicado a la investigación y escritura de su libro? ¿Desde cuándo lo tenía en mente?

Entre 2009 (fecha de mi jubilación oficial) y 2011 dispuse de dos años, vamos a llamarlos sabáticos, durante los cuales trabajé intensamente, y obsesivamente, en investigar las fuentes de mi tema -la heurística-. Luego necesité cinco años más, no tan acuciantes, para redactar La lucha por ladesigualdad. Una historia del mundo occidental en el siglo XVIII.

De los más de dos mil libros que ha publicado a lo largo de 50 años de trabajo editorial, la mitad son libros de historia. ¿Por qué ese interés tan acentuado por la historia? ¿No le importan tanto la filosofía, la literatura, la biología o las ciencias formales por ejemplo? ¿No tienen tanta importancia para saber a qué atenernos en el mundo de hoy?

El lema de Crítica –su programa- al iniciar su andadura, en 1976, era: “Esta editorial, que pretende contribuir a la formación de una cultura crítica, quiere poner al alcance de todos, junto a obras clásicas todavía vigentes, lo más vivo y valioso del pensamiento contemporáneo”. Un vistazo al catálogo histórico de Crítica puede dar cuenta de si esos propósitos se han cumplido, o no. En cualquier caso, una buena parte de lo que he publicado ahí son colecciones, dirigidas por los mejores especialistas, sobre el conocimiento filosófico, político, económico, social, literario, científico y artístico. Otro tanto puedo decir de Pasado & Presente, donde he seguido publicando libros de esa misma temática, quizá aún con más intensidad, tratando de ser fiel al lema de esta editorial: “Pasado & Presente quiere ofrecer al lector las reflexiones más rigurosas sobre nuestro pasado (histórico, científico y cultural) y al mismo tiempo intervenir, con espíritu crítico y curioso, en el debate intelectual y moral del presente. Esto es, pensar el futuro”. Es cierto que en ambos textos programáticos sobrevuela la voluntad de un cierto historicismo, y es un hecho que debo haber publicado cerca de mil títulos de historia, seguramente por dos razones: primero, por mi propia formación académica y, después, por mi concepción de la historia como ciencia y como arma: para interpretar el mundo y para tratar de cambiarlo.

La lucha por la desigualdad es el título de su libro. ¿Quiénes lucharon por la desigualdad? ¿Con qué objetivos: más dinero, más riqueza, más poder político, voluntad de poder en estado puro?

Entiendo la lucha por la desigualdad en el contexto de la lucha de clases. Cuando la clase dominante ve peligrar su posición por la amenaza de las clases subalternas, utiliza todo el poder que puede conseguir para preservar sus privilegios y la injusticia de su dominio -su desigualdad-, que defenderá a muerte. Así, la aristocracia feudal contra la burguesía; la burguesía contra el proletariado.

El subtítulo del ensayo: “Una historia del mundo occidental en el siglo XVIII”. ¿Qué límites tiene ese mundo occidental al que hace referencia? ¿Por qué el siglo XVIII? ¿Qué tiene de especial ese siglo que solemos llamar el siglo de la Ilustración? ¿Por qué no los siglos de Bruno o Galileo?

La larga sombra del siglo XVIII se proyecta aún sobre el siglo XXI. En aquella época se produjo un salto cualitativo en los niveles de desigualdad europeos, un “equilibrio puntuado”, en términos evolutivos. Hasta entonces la desigualdad tenía bases esencialmente agrarias, las propias del régimen feudal, lo que la hacía permanente, pero estática. Tras la acumulación primitiva de capital que supuso un comercio cada vez más predatorio, el capitalismo inició un nuevo avatar: el manufacturero basado en el carbón y el algodón, los pilares de la Revolución industrial. A diferencia de lo que había ocurrido con el capitalismo comercial, este paso no requirió grandes inversiones, pero sí una mano de obra numerosa e indigente. La encontró en los campesinos, que los terratenientes habían desahuciado del campo, los artesanos de las ciudades, ahora proletarizados tras la destrucción de sus gremios, y en el saldo demográfico que llenaba las ciudades de miserables. La explotación de esa mano de obra cautiva, sobre todo de mujeres y niños, dentro del continente europeo, y la de los esclavos –negros y blancos— que extraían las materias primas en las colonias, fue inmisericorde, pero determinó el espectacular éxito económico de la burguesía.

Dueña del poder político y económico, la burguesía vio en el consumo de artículos y mercancías, que antes había sido exclusivo de la aristocracia feudal, la satisfacción de su éxito. Se lanzó entonces a un sistema de producción cuya única finalidad, como había establecido Adam Smith, era el consumo. Ese modelo económico desde el lado de la oferta, iniciado a finales del siglo XVIII pero que ha llegado a la exasperación en nuestros días, ha llevado a las clases subalternas a supeditar la vida a la consecución de los recursos económicos necesarios para sobrevivir en el capitalismo, a la abolición del ocio y a la renuncia a la educación y la cultura, pero también a la dilapidación, hasta entonces desconocida, de materias primas semielaboradas y a la extenuación de los recursos naturales del planeta, que es aún el modelo de sociedad en que vivimos hoy.

Con el fin de blindar su poder en el tiempo, la burguesía se dotó de referentes doctrinales que sancionaran su legitimidad sin que se alterara el orden social. Se alió entonces con los miembros más proclives del Antiguo régimen y con la intelligentsia, los “ilustrados”, para formar una elite de nuevo cuño que controlara los medios de comunicación y la opinión pública. Esta nueva elite estableció sus propios ámbitos de socialización en los que tejió una red de vínculos familiares, económicos y políticos que le permitió un acaparamiento de oportunidades y el acceso a una bolsa de valores de información privilegiada y exclusiva que impermeabilizó férreamente ante las clases subalternas. Para ello creó instituciones educativas específicas para sus miembros al tiempo que se oponía ferozmente a la alfabetización y escolarización de las clases subalternas, expulsándolas tanto de la formación no deseada como de la información privilegiada. No solo eso: acuñó un lenguaje específico -una “imagen manifiesta” (Dennett)- en contraposición a la realidad, que establecía en la conciencia colectiva una reverencia acrítica hacia las directrices de las elites que se presentaban no solo como infalibles, sino como las únicas posibles, ya que la sola alternativa era la “anarquía”.

Se consiguió, así, consolidar una desigualdad categórica: desigualdad económica, sí; pero también desigualdad intelectual: las dos mordazas del tambor con las que el capitalismo controla, todavía hoy, a la sociedad global.

El prólogo del libro lo ha escrito Josep Fontana. ¿Ha sido profesor, maestro suyo? ¿Qué papel cree usted que ha jugado el profesor Fontana en la historiografía española de estas últimas décadas?

Josep Fontana es, sin discusión, el mayor historiador español de la segunda mitad del siglo XX y de lo que llevamos del XXI. Su obra como historiador, tanto desde la cátedra como en la investigación, es de una amplitud, de una densidad y de una intensidad admirables. Desde sus trabajos sobre las bases económicas y fiscales de las sociedades del Antiguo régimen hasta sus más recientes y comprometidos libros de historia del siglo XX, pasando por sus abundantes reflexiones sobre el oficio de historiador y el papel de este en sociedades en crisis, el profesor Fontana ha conjugado el análisis histórico de sociedades pasadas con el destino de los hombres y mujeres de hoy para denunciar la explotación del hombre por el hombre y la necesidad de seguir luchando para construir un mundo mucho más justo e igualitario, es decir, más humano.

En el prólogo, el doctor Fontana comenta que usted ha construido una máquina de guerra “que desarrolla poderosamente” con el objetivo de demoler los mitos del siglo de las Luces. ¿Cuáles son los principales mitos que, en su opinión, rodean y envuelven al acaso mal llamado “siglo de las luces”?

Las “luces” es un vocablo usado desde el Renacimiento con la misma intención que en el siglo XVIII. No quiere decir nada más allá de que se opone a la pretendida oscuridad de la Edad Media (cf. Dark Ages). Pero bajo la advocación de “siglo de las Luces” se ampara la pretensión burguesa de haber abierto entonces las ventanas a la educación y al conocimiento. Es cierto, pero no es la verdad. “Para que la sociedad sea feliz, y la gente se sienta cómoda en las peores circunstancias, es necesario que existan muchas personas que, además de pobres, sean ignorantes”, escribía Bernard de Mandeville en los años veinte del siglo XVIII. Para luchar por su desigualdad, la burguesía creó instituciones educativas específicas para sus hijos y desdeñó la enseñanza de las viejas e inútiles universidades. Al mismo tiempo, se opuso ferozmente a la alfabetización y escolarización de las clases subalternas, especialmente las campesinas -un trabajo propio de las bestias de carga, según el ilustrado Forney- para que se mantuvieran en el lugar que les había asignado la divina providencia; es decir para que trabajaran sin descanso y para que no pusieran en cuestión el nuevo orden social burgués: “No hay arma más peligrosa que el conocimiento en manos del pueblo al que hay que engañar para que no rompa sus cadenas” (Philippon de la Madeleine).

Había mucha luz en las casas de los “ilustrados”, pero las chozas y las viviendas de los pobres seguirían a oscuras durante muchos años.

Abre usted su libro con una de Cervantes , Don Quijote de la Mancha, 2ª parte, capítulo XX. La copio: “¡A la barba de las habilidades de Basilio!, que tanto vales cuanto tienes, y tanto tienes cuanto vales. Dos linajes solos hay en el mundo, como decía una agüela mía, que son el tener y el no tener, aunque ella al de tener se atenía”. ¿Es una ley histórica universal? ¿Es la conjetura del Manifiesto formulada siglos antes y acaso con otro lenguaje? ¿No hay otra ni puede haber otra?

¿Qué eufemismo usa la lengua inglesa para no tener que decir ‘pobres’ y ‘ricos’?: Los ‘have’ y los ‘have-not’, los que tienen y los que no tienen. Los ‘have’ cada día tienen más y los ‘have-not’ cada día menos. No es una cuestión específica del siglo XVIII. Si en 2007, al empezar la gran recesión, 500 familias disponían de la misma riqueza que la mitad más pobre de la humanidad (3.500 millones de personas), en 2015 se habían reducido a 62 y en 2018 van a ser, quizás, una decena, cuyos nombres son bien conocidos: Jeff Bezos, Bill Gates, Warren Buffett, Amancio Ortega, Mark Zuckerberg, Bernard Arnault, Carlos Slim, Larry Ellison, Larry Page e Ingvar Kamprad, que han ganado, solo en 2017, 149.000 millones de dólares.

Hoy hay más de 1.000 millones de seres humanos que viven en la pobreza extrema; otros 500 millones ganan 1,5 $ al día; mueren seis millones de niños por falta de alimentos y medicamentos cada año y otros 125 millones están sin escolarizar.

En una entrevista de finales de 2017 usted señaló que cualquier opinión sobre un período político debe situarse en el contexto histórico. De acuerdo, muy de acuerdo. Si aplicamos su razonable observación al período que ha estudiado, ¿no es acaso demasiado crítico con el siglo de la Ilustración? ¿No es demasiado exigente cuando afirma (son sus palabras de cierre) que la Ilustración no fue un movimiento original y unitario, paneuropeo, destructor del cristianismo, padre de la democracia, defensor de la igualdad y redentor de los oprimidos? ¿No hay una parte de la Ilustración que sí que fue eso?

Creo que lo que yo he hecho en mi libro (o, por lo menos, he intentado hacer) ha sido precisamente situar la Ilustración en su contexto histórico, el contexto de las Revoluciones burguesas, y probar que la cultura que prevaleció fue la cultura de las clases hegemónicas. Los burgueses del siglo XVIII obtuvieron la cobertura intelectual que necesitaban de los intelectuales de su clase, no de improbables “intelectuales” plebeyos, que no existían. Los philosophes franceses, los economistas políticos británicos, los pietistas de Prusia, los cameralistas de Austria, los jurisdiccionalistas italianos y hasta algunos de los proyectistas españoles –es decir, los “ilustrados”– defendían sin fisuras una sociedad basada en la libertad, la propiedad, la jerarquía y el orden, dictada por Dios e inmutable en el tiempo. Como escribió Diderot –el más decente de todos los “ilustrados”—: “La sociedad será feliz si la libertad y la propiedad están garantizadas […] En la democracia, incluso en la más perfecta, la igualdad entre sus miembros es una quimera […] El populacho es demasiado estúpido, demasiado miserable y está demasiado ocupado como para ilustrarse”. Y como escribió Voltaire –el más indecente de todos ellos–: “Los hombres están divididos en dos clases, una la de los ricos que mandan y, otra, la de los pobres que sirven. El género humano no puede subsistir sin que haya una infinidad de hombres útiles que no posean absolutamente nada. […] El hombre común ha de ser dirigido, no educado: no merece serlo… Nueve de cada diez ciudadanos deben seguir siendo ignorantes, porque el vulgo no merece ser ilustrado y se le debe tratar como a los monos”.

Por lo demás, permítame insistir, si la Ilustración no fue eso, ¿qué fue entonces en su opinión?

Ya lo explicó Kant en ¿Qué es la Ilustración?, en diciembre de 1783, tan desgraciadamente, y tan parcialmente, traducido al castellano. El texto completo de Kant a la pregunta del pastor Johann Friedrich Zöllner se inscribe en una defensa de la libertad de opinión pública, es decir de la Öffentlichkeit burguesa. Según Kant, los hombres deben abandonar su falta de madurez y utilizar los conocimientos que ya tienen con independencia de lo que digan otros. El famoso Sapere aude! procede de Horacio y se halla en el contexto de una pulsión pragmática y utilitaria, con una apelación a no perder tiempo. Lo que hace Kant es lanzar un reto intelectual a todos aquellos que, disponiendo como disponen de los conocimientos de la Revolución científica, y de las obras filosóficas y económicas de su tiempo, no deben ignorarlas viviendo con la placidez de un rústico, sino que deben ponerse a la tarea sin pérdida de tiempo. ¿Qué tarea? La construcción de la sociedad burguesa, prescindiendo del mundo del Antiguo régimen, porque este no iba a cambiar por sí solo. La Ilustración se erigió, así, en el intelectual orgánico de la burguesía.

Voltaire, Montesquieu, D’Holbach, Locke, incluso Diderot y Rousseau componían una suerte de «gauche divine», según sus palabras, al compartir la misma conciencia de clase hegemónica. Le s horrorizaba, también son sus palabras, “que los niños campesinos fueran a la escuela y dejaran de labrar los campos, no sabían lo que es la solidaridad, apelaban más bien a una vaporosa fraternidad universal”. ¿No podríamos decir que también ellos hicieron o contribuyeron a hacer lo que podía hacerse y que no fue poco, lo mismo que usted ha comentado al hablar de nuestros años de transición en esa entrevista a la que hacía referencia anteriormente?

Empiezo por el final: a diferencia de lo que pasó en la transición (yo prefiero llamarla ‘transacción’), los ilustrados de toda Europa no vivían bajo la amenaza cierta de un golpe militar. Su mayor amenaza era la Iglesia católica (ni siquiera eso en los países protestantes), que no era despreciable, como explico en mi libro, pero que no tenía nada que hacer si el poder burgués del estado decidía intervenir. Sostengo que los que llamamos ilustrados dieron cobertura intelectual a la clase dominante (a la que casi todos pertenecían) y eso me parece totalmente razonable. Pero es radicalmente falso que no pudieran hacer otra cosa. Algunos intelectuales del siglo XVIII como Boulanger, Maréchal o Babeuf, en Francia; John Millar o Mary Wollstonecraft, en Gran Bretaña; Bergk o Erhard, en Alemania; Radicati, en Italia, Ramón Salas, en España, etc. se arriesgaron a perder la cátedra, la libertad e, incluso, la vida para defender una sociedad más justa, más culta, menos desigual. Todos ellos aparecen en mi libro, pero no en el repertorio heredado de la Ilustración que durante más de dos siglos nos ha brindado, sospechosamente, un relato casi sin fisuras sobre sus logros y los pretendidos valores universales que nos legaron sus autores. ¡Qué coincidencia que no aparezca ninguno de los que acabo de citar!. Justamente en línea con mi afirmación de que hay que situarse en el contexto de una época para analizarla, la propaganda burguesa lo ha hecho ignorando las realidades económicas y sociales del contexto en que aquellos intelectuales escribieron sus obras, separándolos de su tiempo en una iconografía exenta e ignorando los textos, los pasajes o los párrafos que no convenían porque desmienten de forma palmaria muchos de los méritos que han atribuido a aquellos intelectuales, hijos, al fin, de su tiempo y comprometidos con él.

Permítame insistir un poco más. ¿No fueron Marx, Engels, Jenny Marx, Bakunin y tantos otros, unos ilustrados heterodoxos? A ellos sí que les importaba que los niños campesinos fueran al colegio. Francisco Fernández Buey tal vez hubiera dicho de ellos que eran “algo más que ilustrados”.

Justamente Marx et alii demuestran lo que acabo de escribir. Todos ellos eran burgueses, como Boulanger, Millar o Erhardt, pero desclasados como ellos. Y no solo no ejercían de tales, sino que se rebelaban contra su clase. El mundo que quería construir Marx no era el de la revolución burguesa, sino el de la revolución proletaria. ¿Quién si no un burgués, con la formación y la educación burguesa, podía escribir El Capital? ¿Acaso hubiera podido hacerlo Helene Demuth, tal vez Friedrich Lessner?

No, no hubieran podido. Descansemos un momento si no le importa.

De acuerdo.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=241077&titular=%93hab%EDa-mucha-luz-en-las-casas-de-los-

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Expertos en tecnología en educación llegan a Chile a presentar innovadores modelos

Chile/05 de Mayo de 2018/Biobiochile

La tecnología y sus avances han impactado significativamente en la vida de las personas y en ese sentido, los procesos educativos no son la excepción. Los docentes se enfrentan al desafío de enseñar, dentro de un sistema tradicional, a estudiantes altamente digitalizados. Se trata de los llamados “nativos digitales”.

Con la idea de contar con mejores herramientas de aprendizaje e invitar a los docentes a usar la tecnología como apoyo educativo, Seminarium Certificación presenta el primer seminario de “Tecnología en la Educación”.

Seminarium Certificación, es una entidad que busca promover y potenciar el aprendizaje de los estudiantes a través de la vinculación de los educadores con expertos validados en temáticas de vanguardia. Con más de 6 años de experiencia, cuenta con la participación de más de 7 mil participantes en cursos y seminarios.

Tecnología en la Educación

El encuentro, dirigido a docentes e interesados en innovación educativa, contará con la presencia de los expertos internacionales Larry Rosenstock, CEO de High Tech High, entidad radicada en San Diego, Estados Unidos, quien ha aplicado el sistema de aprendizaje basado en proyectos en escuelas secundarias logrando exitosas experiencias en los alumnos. Rosenstock fue ganador del Premio Harold W.Mc Graw y miembro de Ashoka. En su ponencia entregará lineamientos sobre qué deberían aprender los estudiantes en el siglo XXI, y así transformar la realidad educativa de miles de estudiantes.

Para conocer mejores herramientas tecnológicas que fortalezcan el aprendizaje en el aula, y cómo lograr que los estudiantes se involucren con los contenidos, se presenta la ponencia de Hall Davison, Director de Educación en Discovery, creador de programas de integración de matemáticas y tecnologías en la sala de clases, quien, además, es un experto en aprendizaje digital.

Las tendencias emergentes y los principios clave de la enseñanza del siglo XXI estarán a cargo de la ponencia de Richard Culatta, CEO del ISTE, International Society for Technology in Education de Estados Unidos, experto en política educativa y preparación de docentes en innovación educativa, quien presentará los lineamientos sobre cómo y cuándo la educación y la tecnología pueden complementarse mejor entre sí.

“Tecnología en la Educación” se realizará el 9 de mayo de 8:00 a 18:00 horas en el Hotel Plaza El Bosque, Nueva Las Condes. Programa, inscripciones y más información aquí en educacion@seminarium.com

Fuente: http://www.biobiochile.cl/noticias/nacional/region-metropolitana/2018/05/04/expertos-en-tecnologia-en-educacion-llegan-a-chile-a-presentar-innovadores-modelos.shtml

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Norge: En utdanning til arbeidsledighet?

Norge/Mai 05, 2018/rushprint.no

Resumen: Nuestra falta de confianza en la educación de International Stunt Academy obviamente no es mala, escribe Norsk Stuntforening en Norsk Filmforbund, en respuesta a John Kabashi. La industria ha tratado de hacer que Kabashi escuche, pero ha sido un desafío, quieren decir.

Vår manglende tillit til utdanningen til International Stunt Academy skyldes selvfølgelig ikke vond vilje, skriver Norsk Stuntforening i Norsk Filmforbund, i sitt svar til John Kabashi. Bransjen har forsøkt å få Kabashi til å lytte, men det har vært en utfordring, mener de.

For kort tid siden gikk fem erfarne stuntfagfolk ut offentlig der vi uttrykte vår skepsis til det annonserte studietilbudet “Action Actor” ved International Stunt School i Tvedestrand, i forbindelse med at dette tilbudet fikk status som fagskole av NOKUT(Norsk Organ for Kvalitet i Utdanningen) – og dermed kvalifiserer til lån fra Lånekassen.

Vår kritikk er faglig begrunnet, og kan oppsummeres i 6 punkter:

1) Det er ikke behov for eller arbeid til 20 nye “stuntskuespillere” pr år, slik skolen forutsetter og legger opp til. Å starte en slik utdanning er å kaste blår i øynene på unge mennesker som ønsker seg en karriere i film- og TV-bransjen.

2) De ansvarlige for studiet sier de har som mål å skape en “norsk bransjestandard”. Vi fastholder at dette skal og må skje på fagorganisasjonsnivå.

3) En ettårig utdanning kan aldri gi tilstrekkelig opplæring i hverken skuespill og stunt på et slikt nivå at kandidatene blir attraktive for bransjen. Vi har allerede flere 3-årige skuespillerutdanninger i Norge som utdanner flere skuespillere enn bransjen klarer å ta imot.

4) En NOKUT-vurdering som ikke er avprøvd opp mot den profesjonelle bransjen i Norge

– verken hva gjelder bransjens behov eller for å sikre at kvaliteten på utdanningstilbudet holder mål – kan ikke ansees som en kvalitetssikret vurdering.

5) Eier og pedagogisk ansvarlig for stuntemner, John Smith Kabashi, kan ikke dokumentere at han har den kompetansen som kreves for å være pedagogisk leder for et slikt utdanningstilbud.

6) Når vi ikke stoler på Kabashi´s kompetanse, vil vi være tilsvarende skeptiske til å engasjere stuntpersonell utdannet ved skolen hans.

Vi advarer derfor om at dette kan bli en utdannelse til arbeidsledighet, sett fra vårt faglige ståsted.

30. april kom Kabashis tilsvar til vår bekymringsmelding, men noen påstander som avkrever noen kommentarer fra oss:

1) “Denne utdanningen er et viktig skritt i profesjonaliseringen av stuntfaget i Norge”. 

Det finnes allerede norske profesjonelle. Noen av oss har jobbet med dette fagområdet i mer enn 20 år. Og opplæring – erfaringsbasert og bransjerelevant sådan – foregår innenfor de ulike stuntteamene som allerede eksisterer og er tilpasset norske og nordiske forhold og produksjonsvirkelighet. En skole hvor studieplanen er satt sammen av en entusiast med begrenset faglig erfaring og innsikt og uten kontakt med fagmiljøet her til lands, er etter vår vurdering ikke en videreutvikling av stuntfaget i Norge.

Det er heller ikke noe særegent i Kabashis påstand om at han har et stort internasjonalt kontaktnett, det har naturligvis alle vi som har jobbet lenge i stuntfeltet. I tillegg til samarbeid på produksjoner, bruker vi også dette nettverket til å holde oss faglig oppdaterte. Bare de siste årene har stuntmiljøet avholdt fagkurs her i Norge med størrelser som Joe Perez, Eric Chen og Carrie Thiel – for å nevne noen.

Ikke noe av det Kabashi bringer til torgs er veldig nytt. Heller ikke tanken om en stuntskole. Kabashi gikk selv på Zin-Lit Stunt Academy i Ystad, Sverige, hvor han var elev i 2008, men han fullførte ikke utdanningen. Denne skolen hadde ambisjon om å rekruttere elever fra hele Norden, men skolen gikk likevel inn i 2010 på grunn av for få søkere.

2) “Deres mistro skyldes mer misforståelser og mangel på innsikt i vår planlagte drift enn vond vilje.”

Vår manglende tillit til utdanningen til International Stunt Academy skyldes selvfølgelig ikke vond vilje. Men vi vet at Kabashi har drevet stuntskole før, da han hadde sin private skole i Moss. Her gikk enkelte elever til søksmål mot skolen da de ikke opplevde at de fikk den undervisningen de var blitt lovet. Det var også lite kontakt mellom dette forrige skoleinitiativet hans og det norsk fagmiljøet, men det skyldtes heller ikke uvilje fra vår side – i utgangspunktet. Men det som gjentatte ganger opplevdes som manglende seriøsitet fra skolens side, gjorde at lysten til å undervise her forsvant. Og for å vise at dette ikke er et særnorsk fenomen, her er et sitat fra den svenske stuntkoordinatoren Seth Ericsson:

“Finns mycket att säga om detta. John kontaktade mig för kanske 4 år sedan gällande en förfrågan att jag skulle bli utbildningsansvarig för deras stuntutbildning men jag avböjde av framför allt professionella skäl. Väldigt tråkigt att en så oerfaren person lyckas snacka till sig denna positionen. Han var bra på att prata men allt var väldigt tunt när man började ställa lite frågor.”

3) “De (-) stiller blant annet spørsmålstegn ved min egen bakgrunn i stuntfaget ved å vise til få krediteringer på imdb.com.”

Kabashi´s forklaring på at han har såpass få meritter som faktisk kan spores på f.eks. imdb.com, er at han “primært har jobbet med kortere formater som ikke automatisk blir registrert i databasen (reklamefilm, o.l.)”. Det høres jo ut som dette er noe han har satset bevisst på. Vi mener imidlertid det er et minstekrav at en stuntperson også må ha jobbet med spillefilm. Og særlig en som skal være pedagogisk leder av en utdanning, og inneha nok faglig tyngde, bredde og dybde til å lede opplæring av andre i stuntfaget.

Vårt arbeidsfelt kan deles inn i A, B og C-produksjoner; A er spillefilm og TV-drama, dvs de store, tunge produksjonene. B er kortere, men stadig profesjonelle (honorerte) formater som kortfilm, enkeltepisoder for TV, samt reklame. C er lav- og nullbudsjettproduksjoner, entusiast-filmer og elevfilmer ved filmskoler; som oftest handler det her om gratisjobbing. C-kategorien er den desidert letteste typen produksjoner å komme seg med på. Og ingenting galt i det, men man lister bare unntaksvis slike på en proff CV.

4) “Jeg er pedagogisk ansvarlig ved skolen, men selvfølgelig ikke eneste lærer og instruktør.”

Vi tviler ikke på at han har med seg flinke folk. Det kan man kjøpe for penger, og studiet koster kr. 87.500.- pr elev. Krumtappen i enhver utdanning er likevel pedagogisk ansvarlig. Kabashi har selv laget læreplanen for stunt, han setter sammen lærerteamet, han skal følge opp studenter, han skal bedømme læreres kompetanse og undervisning, og han må ligge i forkant når ting kan gå galt, og sørge for at de ikke gjør det. Når han selv ikke kan vise til tilstrekkelig skolering, spesialisert trening eller erfaring, har vi ikke tillit til at dette er godt nok ivaretatt.

5 ) “At de fem også stiller spørsmålstegn ved NOKUT og deres sakkyndige, som har godkjent vår fagskolesøknad, synes jeg faller på sin egen urimelighet.”

Hvorfor det? Dette er et skoletilbud som hovedsaklig er filmrettet. Vi reagerer på at de sakkyndige som ble oppnevnt til å vurdere tilbudet (og som Kabashi takket ja til), selv har sin faglige hovedvekt fra teaterregi og skuespill, ikke film. Og da følgelig heller ikke noen tung stuntbakgrunn. Noen kompetent fagfellevurdering er det ikke snakk om her. Er det ikke vår plikt å si fra om det?

6) “Parallelt med at de har reist kritikk mot vår skole har de fem opprettet et eget fagutvalg for stunt innenfor Norsk Filmforbund (NFF). “

Dette har ikke skjedd “parallelt». Vi har jobbet med en slik faggruppe siden 2015, ikke minst for å takle de nye utfordringene insentivordningen gir oss, med flere utenlandske produksjoner i Norge. Ikke på grunn av International Stunt Academy.

7) “Jeg synes det er flott at NFF fremhever stuntfaget og at de kan bidra i vårt arbeide med å etablere bransjestandarder, men det må være under forutsetning av at faggruppen ikke bare blir en mekanisme for å beskytte etablerte aktører mot konkurranse fra nye.”

Det er særlig på dette punktet Kabashi demonstrerer manglende bransjekunnskap. En bransjestandard for stuntarbeid, med egne HMS-retningslinjer osv, settes og opprettholdes av oss, det aktive fagmiljøet, ikke av en skole. Kartet skal tilpasses landskapet, ikke omvendt.

8) “Jeg håper (-) at NFF kan ønske vår skole og våre studenter velkomne i bransjen, slik arbeidsgivernes organisasjon, VIRKE Produsentforeningen, allerede har gjort.”

Norsk Filmforbund er naturligvis prinsipielt opptatt av og positiv til god utdanning og utdanningstilbud som møter bransjens behov. Det ser vi dessverre ikke at denne utdanningen gjør.

Leder for Virke, Torbjøn Urfjell, forutsetter at HMS-krav blir profesjonelt ivaretatt, men bifaller ellers etableringen på prinsipielt grunnlag (Nordlys 15.03.18). For arbeidsgiversiden virker det kanskje som en god idé med 20 nye, håpefulle stuntutøvere i året, klare for innsalg. Men det vil ikke gjøre film og TV som arbeidsplass tryggere.

Som filmarbeidernes fagorganisasjon er Norsk Filmforbund derimot svært skeptisk til denne nyskapningen. Den skepsisen bør man lytte til. For det er ikke produsenten som står der på sett når en kabel ryker, en bil skjener ut eller en kropp ramler forkjært. Det er film- og TV-arbeiderne, som stuntutøvere også er en del av, som bærer den direkte risikoen ved arbeidsulykker.

Til avslutning

Kabashi inviterer til dialog. Det er vel og bra, men da må han også være forberedt på å lytte. Det har tidligere vist seg å være en utfordring. For han har fått sine sjanser i miljøet. Siden han var 19 år har medlemmer av stuntfaggruppen gitt ham tips og råd på hvordan han burde gå frem. Rådene gikk på hvordan han best kunne utvikle seg som stuntutøver, og hvordan komme seg inn i bransjen – på en etterrettelig og profesjonell måte.

Vi opplever heller ikke det norske stuntmiljøet som lukket, slik Kabashi beskriver det, men inkluderende og med plass til nye folk. Vi samarbeider mer enn noen gang tidligere, nye som gamle, og lærer opp potensielle utøvere, gitt at de utviser profesjonalitet og ydmykhet for faget. Men vi setter et ufravikelig krav til sikkerhet, kvalitet og etterrettelighet i alle ledd.

Vi stuntfolk er av natur en diskré gjeng, men vi har dannet en faggruppe innenfor NFF også for å synliggjøre vårt fag og våre standarder. Og samtidig, på lik linje med andre fagorganisasjoner, for å kunne holde useriøse aktører på armlengdes avstand.

Hilsen

Kai Kolstad Rødseth – Stunt og Spesialeffekter AS. Kristoffer Jørgensen – Arctic Action AS. Otto Tangstad – STUNTMAN Otto Tangstad. Pål Morten Hverven – Norsk Stuntgruppe/Fiksern. Christel Jørgensen – Scandinavian Stunts (alle er medlemmer av Norsk Stuntforening, et fagutvalg under Norsk Filmforbund)

Fuente: https://rushprint.no/2018/05/en-utdanning-til-arbeidsledighet/

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La educación en el este de Ucrania, una víctima más del «fuego cruzado»

Ucrania/05 de Mayo de 2018/Europa Press

Cientos de escuelas están destruidas o dañadas y unos 200.000 niños se ven obligados a aprender en ambientes militarizados en la zona este de Ucrania, escenario de un conflicto desde hace cuatro años, ha advertido el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), que señala al sistema educativo como una víctima más del «fuego cruzado».

El riesgo derivado de los enfrentamientos esporádicos y los artefactos de guerra sin estallar marca el día a día de unos menores que «aprenden en escuelas con agujeros de bala en las paredes y sacos de arena en las ventanas, refugios antiaéreos en los sótanos y metralla en sus patios», ha explicado la representante de UNICEF en Ucrania, Giovanna Barberis, en un comunicado.

Al menos 45 escuelas han sufrido daños en los últimos 16 meses, lo que se sumaría a las más de 700 que ya se habían visto afectadas por el conflicto desde abril de 2014. UNICEF y sus aliados han registrado ocho casos de zonas militares y asentamientos milicianos a 500 metros de jardines de infancia o escuelas y otras dos ubicaciones donde la distancia es de apenas unos metros.

Desde el comienzo del actual curso escolar, la agencia de la ONU ha supervisado seis antiguos centros educativos que han sido ocupados o utilizados por grupos militares o armados. «Todas las partes en conflicto deben respetar el Derecho Internacional Humanitario y garantizar que las escuelas sean lugares seguros para que los niños aprendan», ha recordado Barberis.

Los peligros se suceden a ambos lados de la ‘línea de contacto’ que separa el territorio controlado por los rebeldes separatistas del dominado por el Ejército leal a Kiev, pero es en las inmediaciones de dicha división donde los choques son más intensos y el peligro, mayor.

AYUDA ESCASA

La sucesión de bombardeos mantiene a los niños «extremadamente nerviosos» y es precisamente el apoyo psicosicial uno de los enfoques clave de la ayuda que brinda UNICEF en el este de Ucrania, donde también apoya la rehabilitación de escuelas y jardines de infancia dañados y distribuye suministros educativos vitales como kits educativos, mobiliario y equipamiento deportivo.

La organización ha lanzado un llamamiento de casi 20 millones de euros para proporcionar asistencia humanitaria urgente a las víctimas del conflicto en el este de Ucrania este año, pero por ahora solo se han cubierto un 15 por ciento de dichas necesidades.

Fuente: http://www.europapress.es/internacional/noticia-educacion-ucrania-victima-mas-fuego-cruzado-20180504123700.html

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Estudio: Los jóvenes siempre conectados: menos rebeldes, menos felices y nada preparados para la vida adulta

Estados Unidos/05 de Mayo de 2018/Religión/Reseña de Investigación

Después de “la generación del milenio”, los célebres millennials, llega “la iGeneración”: han nacido entre 1995 y 2012 y son los primeros que entran en la adolescencia con un teléfono móvil en las manos y una conexión virtual continua y en permanente evolución de posibilidades.

¿Ventajas? Las hay, pero el hecho de que el móvil o celular constituya una forma de vida en sí mismo más que un instrumento limitado por un fin también tiene consecuencias: “Los chicos super-conectados de hoy crecen siendo menos rebeldes, más tolerantes, menos felices y absolutamente nada preparados para la vida adulta”.

Así lo sentencia Jean Twenge, de 46 años, profesora de Psicología en la Universidad de San Diego (California) e –importante también como experiencia personal sobre el asunto– madre de tres hijos. Esa frase es el subtítulo de su último libro, iGen [iGeneración], donde explica cómo el tiempo que emplean estos jóvenes en las redes sociales en detrimento de otras actividades y –sobre todo- de las relaciones personales reales les está llevando a niveles sin precedentes de ansiedad, depresión y soledad.

La base de su estudio son once millones de respuestas procesadas a lo largo de años de investigación, así como un número relevante de entrevistas en profundidad para comprender la mentalidad de los adolescentes de hoy. Twenge, profesionalmente especializada en las relaciones intergeneracionales, ya hizo un estudio similar en 2006 sobre los millennials (el bestseller Generation Me [La Generación Yo]) y acaba de publicar en español, en colaboración con W. Keith Campbell, La epidemia del narcisismo (Cristiandad).

Los chicos de la “iGeneración” se caracterizan porque les obsesiona la seguridad, no soportan la desigualdad, son poco religiosos y muy tolerantes y su desarrollo personal y emocional es lento: se comportan con 18 años como generaciones anteriores a los 15. Es una síntesis del trabajo descriptivo de la profesora Twenge, pero ¿cómo valorar moralmente esa realidad?

Christopher Tollefsen, profesor de Filosofía en la Universidad de Carolina del Sur, lamenta en The Public Discourse los “déficits intelectuales y morales” de estos jóvenes, y apunta cuatro fundamentales.

Salud mental
Como se desprende del estudio de Twenge, hay una correlación directa entre el tiempo empleado en pantalla y la depresión, y en consecuencia el suicidio. Por tres causas principales:

-A mayor tiempo de conexión, mayor riesgo de ciberacoso.
-A mayor tiempo de conexión, menor tiempo y calidad del sueño.
-A mayor tiempo de conexión, menor extensión e intensidad de las relaciones personales.

La autora de iGen propone la solución obvia: limitar el uso del móvil. Tollefsen añade una reflexión: cuanto más tarde se le compre un celular a los hijos, mejor para ellos.

Incomprensión de la realidad
Los adolescentes enganchados al teléfono y a la multiconexión que facilita hunde su interés por las relaciones personales serias. Los espacios virtuales son el principal lugar de encuentro.

Pero no solo padece la sociabilidad interpersonal. También el encuentro con Dios. Twenge dedica un capítulo de su libro a la decadencia de la vida religiosa entre estos adolescentes: en 2016, de los chicos estadounidenses estudiados entre 18 y 24 años, una tercera parte no creía en Dios, lo que ella atribuye al individualismo que las nuevas tecnologías hacen crecer.

Y en tercer lugar, la valoración del conocimiento, solo apreciado en función de su aptitud para convertirse en dinero: una instrumentalización de la educación, en particular en el ámbito de las humanidades, que en última instancia se traduce en desinterés por la verdad, pues conocerla deja de ser un objetivo que valga por sí mismo.

Tollefsen señala, como anécdota, que por primera vez en su larga carrera docente se está encontrando con estudiantes realmente interesados en la célebre “máquina de las experiencias” que proponía, como estímulo para la reflexión, el filósofo libertario Robert Nozick (1938-2002): un aparato, a modo de Matrix, que nos hiciese vivir las cosas mentalmente en vez de auténticamente. ¿Sería legítimo conectarse a él? Según Tollefsen, empiezan a llegarle alumnos convencidos de que sí.


Matrix (Andy y Larry Wachowsky [ahora Lilly y Lana tras su cambio de sexo], 1999; en la escena, Keanu Reeves y Carrie-Anne Moss) plantea una hipótesis similar a la de Nozick. ¿Sería ético renunciar a la experiencia real a cambio de los placeres de la experiencia artificial? El experimento mental del filósofo norteamericano se planteaba como un argumento sobre el hedonismo y la respuesta obvia parecía negativa. Para las nuevas generaciones ya no está tan claro.

Seguridad a toda costa
La “iGeneración”, sostiene Twenge, no tiene ganas de “crecer” (esto es, de asumir responsabilidades) ni nadie la presiona para que crezca. Aprender pronto a conducir y ganar pronto algo de dinero, dos elementos característicos de la juventud norteamericana, están en decadencia. El deseo de seguridad no es solo físico, añade: se extiende al deseo de evitar “riesgos intelectuales, sociales y emocionales”.

Esto explica la proliferación en las universidades de Estados Unidos de los denominados “espacios seguros”, que nacieron como parte de la estrategia LGTBI (un lugar donde estuviesen libres de acoso, real o supuesto), pero se han generalizado como entornos donde toda discrepancia está prohibida porque se considera “odio”.

El símbolo que caracteriza los «espacios seguros» en las universidades norteamericanas. ¿Qué quedaría de la universidad si en todo el campus se identificase debate con odio? Ya está ocurriendo.

Algo que muchos han señalado como contrario a la esencia de la vida universitaria, pues sin debate y contraste de ideas son imposibles el saber y la investigación, máxime cuando la tendencia es que los “espacios seguros” no sean puntos localizados, sino que se extiendan al campus entero.
Un alegato del profesor Jordan Peterson contra los «espacios seguros» que busca la iGeneración. Él mismo ha sido víctima de ellos.

Twenge señala asimismo la tendencia a equiparar la palabra con la violencia física. En esas condiciones, la maduración es imposible: “No están preparados para ser independientes, quieren que la universidad sea un entorno de protección, seguridad y comodidad como su casa”. “Para la Generación del Baby Boom, para la Generación X e incluso para la Generación del Milenio”, añade, “la universidad es un lugar para aprender y explorar, lo que implica estar expuesto a ideas diferentes de las tuyas. Para la iGeneración, la universidad es un lugar para prepararse para una carrera profesional en un entorno seguro”.

El relativismo
Los jóvenes enganchados al móvil son muy “inclusivos”, describe Twenge: apoyan la ideología de género y la causa LGTBI y el matrimonio entre personas del mismo sexo, y se alejan de la religión porque “tiene demasiadas reglas”, y muchas conciernen al sexo. No es que la iGeneración esté muy interesada en el sexo real (el porno es más “seguro”), pero sí se oponen a cualquiera que les diga cómo tienen que vivir su vida. No son, sin embargo, nada tolerantes ni inclusivos con la controversia o la discrepancia, convertidas en “microagresiones”.

No se implican cívica ni políticamente (su mayor compromiso consiste en compartir algo en Facebook, crear un hashtag o atosigar al discrepante): “No les apasionan las noticias y están considerablemente menos informados que sus predecesores”, dice Twenge, lo que contribuye a su polarización y, obviamente, a su manipulación.

Aunque, en última instancia, Tollefsen ironiza con que no es la mejor noticia para las causas políticamente correctas el que su apoyo provenga, no del estudio y de la argumentación, sino “del sentimiento irracional y de la pereza intelectual”.

Twenge señala, por último, algo en lo que numerosos profesores en todo el mundo coinciden: los jóvenes que han nacido y crecido en permanente conexión a la red llegan a la universidad sin experiencia lectora, no ya de libros, sino incluso “de artículos largos”, y son incapaces de concentrar su atención en un vídeo que dure más de tres minutos. He ahí un problema a resolver, concuerda Tollefsen, “de modo que puedan alcanzar la formación intelectual que les permita participar en debates de cierta significación nacional e internacional”.

 

Fuente: https://www.religionenlibertad.com/los-jovenes-siempre-conectados-menos-rebeldes-menos-felices-nada-preparados-64085.htm

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4 lecciones de la Unesco para mejorar la Educación

España/04 de Mayo de 2018/Universia

El organismo internacional solicita el compromiso de todos para mejorar los sistemas educativos

  • No sólo una cuestión gubernamental, la comunidad entera debe involucrarse en mejorar su cultura y su educación.
  • Estas nuevas cuestiones a tener en cuenta van más allá de las aulas y los docentes.
  • El gran objetivo de la UNESCO es lograr una educación inclusiva y equitativa de calidad para todos en 2030.

Uno de los principales derechos sociales que puede otorgar un gobiernos democrático a sus ciudadanos es ofrecerles una educación da calidad. Así lo tenemos interiorizado y así lo exigimos ante nuestros correspondientes líderes políticos, pero nosotros también podemos participar activamente para alcanzarla.

EL último informe de la UNESCO entiende que para obtener mayores beneficios en el plano educativo es necesaria la implicación de toda la sociedad. Sólo el compromiso entre nosotros mismos hará posible que los estudiantes se hagan con las herramientas y el apoyo necesario para crecer como personal en el plano académico.

Es verdad que la mayor responsabilidad recae en los poderes gubernamentales, pero hace falta la participación de los ciudadanos, organizaciones de la sociedad civil e instituciones de investigación para ejercer un poco de presión y obligarlos a que presten la atención correspondiente a las mejoras en la educación.

Así la UNESCO indica 4 puntos fundamentales a tomar en cuenta por todas las personas interesadas en mejorar la educación de su comunidad local.

Máxima atención en los libros de texto

Hay que mirar con detalle a los materiales didácticos que se utilizan para alcanzar los objetivos de la asignatura. Si la información ahí expuesta es errónea, o no corresponde con los valores culturales de los estudiantes, no sacarán ningún partido de ello. Lo mismo sucede con los nuevos programas educativos digitales que están apareciendo los últimos años.

Es el Gobierno el principal responsable de elegir las editoriales que producen este material, pero si estudiantes, profesores y padres de familia exigen alternativas más conformes a su realidad, tendrán que ser escuchados.

Evitar la marginación para conseguir resultados deseados

En muchos casos se utiliza el sistema de premio y castigo para obtener los resultados deseados en cuanto al rendimiento académico global. Así, los estudiantes más aventajados se ven premiados con una educación de calidad mientras que otros con menos suerte son escondidos o alejados del sistema educativo. Los mismo puede ocurre con los docentes, a quienes se premia con mejores puestos o acceso a la investigación.

En lugar de eso, la UNESCO plantea en crear una comunidad de aprendizaje en el que se premie la solidaridad y no la competencia. Los últimos modelos educativos van en esa línea, interesados en la educación personalizada y el desarrollo de programas interdisciplinares.

Fuente: http://noticias.universia.es/cultura/noticia/2018/05/04/1159311/4-lecciones-unesco-mejorar-educacion.html

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Maestros de Guatemala exigen mejor presupuesto y salarios

Guatemala/05 de Mayo de 2018/Telesur

El líder del Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala (STEG), Joviel Acevedo, afirmó que las peticiones deben ser aprobadas por el Congreso.

Maestros guatemaltecos marcharon este jueves en la capital del país para exigir la aprobación de los fondos para el Ministerio de Educación, así como el aumento de los salarios básicos, en el marco del paro que mantiene el gremio desde hace un mes.

Desde las 08H00 (hora local), miles de profesores se concentraron en la emblemática Plaza Obelisco en Ciudad de Guatemala (capital) para exigir al Congreso la aprobación del Pacto Colectivo del Magisterio, que incluye la entrega de fondos adicionales para la inversión en el área educativa y el reajuste salarial.

Los maestros llegaron desde distintos lugares del país, para marchar hasta el centro histórico de la ciudad. Foto: prensalibre.com

“Le estamos pidiendo a cada diputado un voto para ampliar el presupuesto del Ministerio de Educación”, dijo el líder del Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala (STEG), Joviel Acevedo.

¿Qué demandan los maestros?

Desde abril pasado, seis de los 22 estados del país centroamericano han paralizado las clases de manera indefinida hasta conseguir la aprobación de sus demandas salariales. Además, siete municipios mantienen las aulas cerradas por la falta de seguridad y los hechos violentos que afectan al gremio.

– La aprobación de más de 128 millones de dólares adicionales para mejorar el sistema educativo.

–  Aumento salarial digno.

– Incrementar los recursos para los estudiantes.

– Garantías de seguridad y protección.

Los docentes recordaron que, el pasado mes de marzo, dos profesoras fueron asesinadas durante un ataque a un autobús donde viajaban 18 maestros más.

Fuente: https://www.telesurtv.net/news/guatemala-maestros-marchan-presupuesto-aumento-salarial-20180503-0043.html

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