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Hallan a las 50 mujeres secuestradas en Burkina Faso, según medios

Las 50 mujeres que fueron secuestradas por terroristas armados entre el jueves 12 de enero y el viernes 13 de enero en el departamento burkinés de Arbinda, en el norte del país, han sido encontradas, según ha podido saber la agencia de noticias AIB.

El gobernador de la región del Sahel, el coronel Rodolphe Sorgho, anunció en un comunicado fechado el 16 de enero que, desde su desaparición, las autoridades habían llevado a cabo una búsqueda para dar con las mujeres «sanas y salvas», recalcan los medios locales.

Un grupo de 41 mujeres fueron secuestradas cuando se dirigían al monte, a cuatro kilómetros de la ciudad, en busca de hojas y frutos comestibles. Un día más tarde, un segundo grupo, de quince mujeres, corrió la misma suerte en las mismas circunstancias.

Más tarde, se conoció que hubo un tercer grupo de mujeres secuestradas, elevando la cifra de personas en paradero desconocido a casi 80, según informó Radio France Internationale, aunque esta cifra no fue confirmada por las autoridades.

La Secretaría general de la ONU, presidida por António Guterres, condenó el martes el secuestro a la par que instó a las autoridades de Burkina Faso a no escatimar en esfuerzos para llevar a los responsables ante la justicia, según informó su portavoz, Farhan Haq, en un comunicado.

Asimismo, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Volker Turk, también pidió en un comunicado el lunes la liberación de las mujeres burkinesas secuestradas en la provincia de Soum.

El departamento de Arbinda ha estado bajo bloqueo terrorista durante varias semanas, teniendo lugar de manera reiterada enfrentamientos entre las fuerzas del Ejecutivo de Burkina Faso y dichos grupos armados.

Fuente: https://www.notimerica.com/politica/noticia-burkina-faso-hallan-50-mujeres-secuestradas-burkina-faso-medios-20230120220502.html

 

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La lucha de muchos estudiantes franceses por sobrevivir y sacar a delante sus estudios

El 20% de los estudiantes franceses vive por debajo del umbral de la pobreza. El aumento del precio de los alimentos y de las facturas de energía agrava su situación. Y sin embargo, Francia concede más ayudas económicas a los estudiantes que muchos otros países europeos.

Nuestra reportera Valérie Gauriat se reunió en París, Rennes y Lyon con algunos de los que luchan por llegar a fin de mes, así como con las asociaciones que les apoyan.

De la covacha a la crisis energética

Los ojos de Baptiste y Mustafa se iluminan al ver los kiwis en su bolsa de la compra. «Los kiwis son un lujo», explica Batiste. Son dos de los mil estudiantes que participaron en el reparto de alimentos organizado en París por COP1, una asociación estudiantil creada durante la pandemia para apoyar a los estudiantes necesitados.

JR A’Weng, director general de COP1, dice que no pensaba que organizarían distribuciones de alimentos después de los cierres covídicos. Pero con la subida de la inflación, «cada vez es más difícil para los estudiantes hacer frente a la situación, y existe una verdadera inestabilidad financiera».

Mayor riesgo de fracaso escolar

Elodie suspendió sus exámenes dos veces en Lyon durante los cierres covid, por lo que perdió su beca. Empezó una nueva vida en Rennes (Bretaña). Pasó un mes en su coche antes de encontrar alojamiento para estudiantes. Aquejada de varias discapacidades, sus gastos médicos, sólo parcialmente cubiertos por la seguridad social, se comen su pequeño presupuesto. Su situación repercute en sus estudios.

» Me duermo durante las clases, falto a clase para ver a un asistente social o para ir a la distribución de alimentos», cuenta.

En Lyon, la tercera ciudad más grande de Francia, la federación de asociaciones de estudiantes, Gaelis, gestiona una llamada tienda solidaria donde los estudiantes pueden comprar productos al 10% del precio de mercado. Su presidenta, Laure Morin, explica: «La falta de seguridad económica que constatamos entre los estudiantes es una enorme carga mental para ellos. Los estudiantes se ven obligados a trabajar. Y si los estudiantes trabajan más de 12 horas paralelamente a sus estudios, tienen tres veces más probabilidades de suspender. »

El Gobierno está estudiando una reforma del sistema de becas estudiantiles, pero no se esperan cambios concretos a corto plazo.

Fuente: https://es.euronews.com/2022/12/22/la-lucha-de-muchos-estudiantes-franceses-por-sobrevivir-y-sacar-a-delante-sus-estudios
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¿Cuánta comida puede comprar un maestro en Venezuela con el último bono de Maduro?

La bonificación para los trabajadores del sector educación en Venezuela cubre solo el 6,5 % de la canasta básica alimentaria familiar en ciudades como Maracaibo. Los docentes consideran que esa asignación especial es “una burla” y exigen mejores salarios.

Los educadores venezolanos recibieron en las últimas horas una bonificación especial equivalente a poco menos de 30 dólares del gobierno de Nicolás Maduro, en una medida contra lo que el chavismo llama una “guerra económica” de presuntos agentes extranjeros e internos contra su modelo político.

El oficialismo anunció el domingo pasado el depósito de 580 bolívares a los integrantes de las nóminas del sector educación mediante una plataforma de bonos denominada Patria. El monto es igual a 29,5 dólares según la tasa oficial de cambio del lunes de 19,66 bolívares por dólar estadounidense.

La asignación monetaria a decenas de miles de maestros, empleados y obreros de los diferentes niveles educativos dependientes del poder ejecutivo nacional ocurre en medio de una ola de protestas de ese gremio en los principales estados de Venezuela.

El lunes, un día después de la conmemoración nacional del Día del Educador, proliferaron las críticas de los educadores a la bonificación.

“No quiero bono, no quiero CLAP (una caja de alimentos subsidiados por el gobierno venezolano), yo lo que quiero es un sueldo digno ya”, se escuchó repetir a los manifestantes en regiones como Caracas, Bolívar y Zulia.

Los docentes, obreros, empleados y trabajadores administrativos del sector educativo venezolano demandan que el Estado homologue sus sueldos hasta una cifra que les permita costear, por lo menos, la canasta básica alimentaria.

El gobierno madurista determinó en marzo de 2022 que los salarios de los maestros adscritos a sus nóminas fueran entonces de entre 89 y 106 dólares, si bien serían pagados en bolívares a la tasa oficial de cambio. Esas remuneraciones, sin embargo, se depreciaron desde entonces hasta superar a duras penas los 20 dólares al mes para esos docentes.

Ayuda insuficiente

El salario al que aspira el gremio educativo hoy ronda los 474 dólares, lo que cuesta alimentar a una familia de cinco miembros, de acuerdo con una investigación publicada en noviembre por un organismo dependiente de la Federación Venezolana de Maestros.

Como colofón, ocurre que el costo de la canasta básica alimentaria se incrementa en algunas ciudades como Maracaibo, en el occidente del país, cerca de Colombia. Alimentar a una familia allí costó en diciembre como promedio 8.876 bolívares, es decir, 514 dólares.

Hay un extenso camino por recorrer para lograr que los agentes económicos en nuestro país cuenten con ingresos suficientes”
Gustavo Machado, economista venezolano

El bono depositado desde el domingo a los educadores equivale al 6,5 % del costo de la canasta básica alimentaria familiar en la capital del estado más poblado de Venezuela, Zulia, subraya el economista y docente universitario Gustavo Machado.

“Nos da una idea del extenso camino por recorrer para lograr que los agentes económicos en nuestro país cuenten con ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades, siendo en primera instancia necesario alcanzar un elevado nivel de consenso social para maximizar las posibilidades de avanzar por la ruta más adecuada”, comentó a la Voz de América.

El reciente depósito en las cuentas de los docentes y empleados del gremio educativo se concreta luego de un año en el que Venezuela registró la peor inflación de América y una de las más notorias en todo el mundo, de 305,7 %, de acuerdo con los registros del opositor Observatorio Venezolano de Finanzas, a falta de cifras recientes del Banco Central.

Bonificación insuficiente para maestros venezolanos. 1
Bonificación insuficiente para maestros venezolanos. 1

Bonificación insuficiente para maestros venezolanos. 2
Bonificación insuficiente para maestros venezolanos. 2

¿Cuánto cuesta la comida?

El lunes, un cartón de 30 huevos costaba 6,1 dólares, un precio similar al kilo de carne de res de primera. Apenas 200 gramos de pechuga de pavo rebanada costaban 4,3 dólares en un supermercado de Maracaibo, mientras un litro de aceite reflejaba un precio de 5,69 dólares.

Un kilo de pasta costaba 2,3 dólares a inicios de semana y era necesario invertir entre 1,3 y 1,5 dólares por la misma cantidad de un arroz blanco y una harina de maíz. Un kilo de pollo entero costaba cerca de 4 dólares por kilo, al mismo tiempo que 900 gramos de mayonesa tenía un precio marcado en un mercado del norte marabino de 9,5 dólares.

El queso blanco es uno de los productos más caros. Un solo kilogramo de su versión mozzarella premium costaba 9,6 dólares y el semiduro estaba disponible por 10 dólares.

Con esos precios, según la tasa de cambio de 19,66 bolívares, un docente invertiría su bono de 29,5 dólares en tan solo un kilo de carne, otro de pollo entero, uno más de pasta, harina y arroz, 500 gramos de queso y un poco de jamón rebanado.

“Este bono representa una burla, el desprecio que tiene el gobierno de Venezuela a la educación. Es un absurdo”, expresó a la VOA la profesora de la Universidad del Zulia, Molly González, quien hasta inicios de año era la líder de su gremio en esa institución.

Disponer de poco menos de 30 dólares en un mercado o panadería de Venezuela “no representa absolutamente nada” en beneficio de las alacenas de los docentes, opina. “¿Qué puedes comprar tú con 20 dólares en una Venezuela dolarizada totalmente?”, cuestionó González. Una familia de 4 miembros no puede resolver su problema alimentario con 20 dólares”, aseguró.

Tanto la bonificación especial de las últimas horas como las protestas constantes de los docentes venezolanos ocurren en momentos en los cuales el poder ejecutivo de Maduro ha anticipado que anunciará en breve medidas económicas relevantes.

Los expertos independientes han interpretado esa previsión gubernamental, hecha por la vicepresidenta Delcy Rodríguez, como la antesala a un nuevo aumento del salario mínimo en Venezuela, que hoy apenas ronda los 6,6 dólares por mes o 130 bolívares.

Como lo apunta Carmen Teresa Márquez, presidenta electa de la Federación Venezolana de Maestros, los profesores de todos los niveles educativos esperarán tales decisiones en la calle, exigiendo pacíficamente la asignación mensual de un sueldo “digno”.

Fuente: https://www.vozdeamerica.com/a/venezuela-bono-maestros-comida-/6921930.html

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¿Soberanía o dependencia?: la necesidad de un ambientalismo antisistémico

Por: Florencia Trentini, Nicolás Castelli

En las últimas semanas el debate sobre la explotación de hidrocarburos en el mar Argentino y en paralelo la ola de calor que azotó al país pusieron sobre la mesa la discusión sobre el modelo de desarrollo. ¿Es posible que el desarrollo económico dialogue con el cuidado del ambiente y además garantice inclusión social?

La crisis climática se hace sentir cada vez más fuerte y frente a esto el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), grupo científico reunido por las Naciones Unidas para monitorear y evaluar toda la ciencia global relacionada con el cambio climático, sostuvo en su último informe publicado que las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando. Ante este escenario, los planes actuales no van a alcanzar para limitar el calentamiento a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales, umbral que los científicos consideran necesario para evitar impactos aún más catastróficos.

Alrededor del 90% del dióxido de carbono -el peor de los gases de efecto invernadero (GEI)- emitido en la actualidad proviene de la combustión de petróleo, carbón y gas natural. Estos se usan para la obtención de la energía para sostener las actividades industriales, producir alimentos, garantizar el funcionamiento de los medios de transporte, calefaccionar o refrigerar hogares y lugares de trabajo, etc. Para evitar un colapso ecosocial no solo será necesario reducir las emisiones, sino también eliminar parte del carbono que ya está en la atmósfera.

Y lejos de ser necesaria una innovación tecnológica aún no creada, la solución para esto ya existe naturalmente y se llama fotosíntesis. Sí, ese proceso mediante el cual las plantas absorben el dióxido de carbono del aire y lo almacenan en sus raíces y en el suelo. Se estima que las plantas podrían proporcionar casi un tercio de las reducciones de emisiones para lograr el umbral de 1,5°.

Es decir, nuestra forma de habitar el planeta modificó el ciclo del carbono: emitiendo mediante algunas actividades humanas mayor cantidad de gases de los que son posible de absorber naturalmente, y destruyendo con otras actividades humanas los territorios (bosques, selvas, humedales) que podrían absorber más emisiones. Solo en Argentina, entre 1990 y 2015 se arrasaron 7,6 millones de hectáreas de monte nativo para dar lugar al agronegocio y el extractivismo. O en otro nivel de la problemática, las plazas de la Ciudad de Buenos Aires tienen cada vez más cemento y menos árboles, mientras se cuentan canteros como superficies verdes. Esto tiene un correlato directo en la temperatura, que en algunos casos puede variar más de 20 grados dentro de la misma ciudad, entre zonas con espacios verdes y zonas sin ellos.

El informe del IPCC también deja en claro que las responsabilidades por este desastre son desiguales: los países más ricos son responsables de una mayor cantidad de emisiones, pero las consecuencias se sienten con mayor impacto en los países más pobres. EE.UU. y Haití pueden sufrir huracanes, pero cómo cada país afronte este hecho va a depender de sus condiciones socioeconómicas y estas son resultado de desigualdades estructurales.

Con EE.UU. a la cabeza, las mayores emisiones históricas de GEI se concentran en diez países y un puñado de grandes empresas transnacionales. Esta desigualdad se ve claramente cuando se discute la transición energética y la descarbonización de las economías. Actualmente solo el 15% de la energía proviene de fuentes bajas en emisiones de GEI. Esto es la energía eólica, hidroeléctrica o solar, y aproximadamente un 4% corresponde a energía nuclear. La transición energética ya es un hecho en pleno desarrollo. En esta carrera de sustitución de hidrocarburos por energías limpias -que por el momento dominan las grandes potencias europeas- se plantean diversos problemas y desafíos para los países del sur global.

Desde un neodependentismo económico y tecnológico hasta convertir a la región en depositaria de los pasivos socioambientales de la descarbonización de las economías del Primer Mundo, el riesgo de profundizar asimetrías y desigualdades está presente. Ahora bien, esta discusión se da mientras el 13% de la población del mundo no tiene acceso a servicios modernos de electricidad, cerca de 3 mil millones de personas dependen del carbón para cocinar y el 29% de los hogares del mundo no tiene acceso a servicios públicos modernos.

A nivel internacional, el accionar frente al cambio climático se categoriza en dos ejes: la mitigación y la adaptación. La primera se refiere a las acciones que buscan reducir la concentración de GEI, mientras la segunda a las medidas que se adoptan para hacer frente a los cambios del clima, con el objetivo de evitar o limitar los daños. En la última Conferencia de las Partes (COP) realizada en Egipto, una de las mayores discusiones se centró en quién debe pagar los daños y las pérdidas en los países en desarrollo vulnerables a los efectos del cambio climático. En el caso de adaptación se logró la reafirmación del compromiso adoptado en Glasgow, Escocia, para duplicar los recursos destinados a estas acciones. En el caso de mitigación no se lograron avances claros sobre la reducción de emisiones de GEI, porque esta discusión implica la transformación del modelo de desarrollo actual.

Crisis socioecológica y crisis económica: siempre pierden los mismos

Ahora bien, Argentina, además de ser parte de esta crisis climática a nivel mundial se encuentra viviendo una crisis económica, y muchas veces el ambiente y los bienes comunes parecen ser una respuesta para salir de la misma. De hecho, algunas personas suelen sostener que oponerse a algunas actividades extractivas es condenar a nuestro país al hambre y la pobreza. En otros casos se sostiene que el problema no son las actividades extractivas sino la disputa por la soberanía. En este mundo desigual, donde los países ricos del norte a través de sus formas de desarrollo extractivista casi nos dejaron sin planeta, parecería ser casi un acto de justicia poder ahora explotar en nombre de la patria nuestros propios recursos y lograr así nuestro desarrollo económico.

En los últimos tiempos esta discusión ha llevado a que quienes se autodefinen como ambientalistas se peleen entre elles, supuestamente entre posiciones más o menos desarrollistas o más o menos patrióticas y posturas más o menos cancelatorias de ciertas actividades productivas. El problema es que mientras estas discusiones suceden nuestros bienes comunes siguen siendo saqueados, la gente que vive en las zonas extractivas sigue sufriendo las consecuencias en sus territorios, cuerpos y vidas, y los dólares siguen yendo a otro lado. Sin duda los grandes ganadores de estas dicotomías ambientales son quienes jamás se van a definir como “ambientalistas”.

Más allá de estas posiciones, la realidad es que es una falacia pensar que el problema de la Argentina es la falta de divisas. Porque aunque éstas hoy se piensen en función de las metas de ajuste impuestas por el FMI para cumplir con el pago de una deuda odiosa y fraudulenta, lo cierto es que hay un problema estructural de redistribución de la riqueza y los ingresos. Ya van tres años de crecimiento macroeconómico sostenido, pero hace siete años que la puja distributiva de los ingresos viene siendo cada vez más regresiva para el conjunto de la clase trabajadora dejando a los sueldos cada vez más retrasados con respecto a los precios.

Esto provoca, entre otras variables, que la recuperación económica no llegue al conjunto de la población, sino que, por el contrario, recaiga sobre los bolsillos de los trabajadores y trabajadoras formales y de la economía popular. Entonces, ¿es posible conciliar los objetivos de la sostenibilidad económica y ambiental, y además hacerlo con inclusión y justicia social? Lejos de una simple dicotomía entre dependencia y soberanía el problema es la discusión sobre el modelo de desarrollo, porque aun soberano podría seguir teniendo las mismas graves consecuencias para humanos y no humanos.

En nuestro país una clara muestra de la desigualdad social se refleja en la caída de la participación de los trabajadores y trabajadoras en el PBI que pasó de ser del 51,8% en 2016 a un 43,1% en 2021. Pero esto también es evidente en políticas concretas como las del dólar soja, un nuevo tipo de cambio equivalente a 230 pesos que resultó en un beneficio al agropower para que liquiden sus dólares mientras los trabajadores y trabajadoras de la economía popular, el eslabón más precarizado de la clase obrera, recibirá un mísero bono de fin de año.

El avance de la frontera sojera es sin dudas uno de los grandes problemas ambientales de la Argentina por su extensión: millones y millones de hectáreas de soja y pueblos enteros fumigados con agroquímicos para garantizar la producción, pero que a la vez causan daños irreversibles en la salud humana. A esto hay que sumarle la deforestación que se necesita para su desarrollo y las consecuencias ecológicas posteriores, como la erosión hídrica.

Desde que se liberó el uso de la soja transgénica a mediados de los noventa, las plantaciones del “oro verde” cubrieron el 60% de las superficies aptas para el cultivo. Incluso en 20 años, el uso de agrotóxicos aumentó un 800% generando altos niveles de cáncer, abortos espontáneos, niños y niñas que nacen con malformaciones, enfermedades respiratorias y de piel, entre otras. El lado oscuro y mortal del “boom de los commodities”.

Mientras se beneficia a estos grandes señores del campo que tienen la posibilidad de almacenar su producción del monocultivo de soja en silobolsas y esperar, mientras especulan y manejan los ritmos de la venta y sus precios, los pequeños productores y productoras de la agricultura familiar están sufriendo las consecuencias de la crisis climática que pone en riesgo su ciclo productivo y su economía. Las tormentas de las últimas semanas, en algunos casos con temporales de viento y granizo, se suman a las sequías extremas que se viven en algunas regiones del país, y a los incendios que afectan a distintas provincias. Estos eventos impactan directamente en la calidad, cantidad y en los precios de sus producciones, vulnerando sus derechos y su calidad de vida.

El problema radica en que mientras se siga apostando a una política de concesiones a los grupos económicos y a la desmovilización, con claras consecuencias que terminan pagando siempre las mayorías populares, las discusiones entre ambientalistas sobre la forma de explotar nuestros bienes comunes solo sigue dividiendo lo que podría unirse en busca de una alternativa que ponga a discutir, por ejemplo, la gestión social de esos bienes o la participación popular en el control de los mismos. De lo contrario, el debate se seguirá dando en una cancha marcada de antemano por un modelo global, capitalista, patriarcal, androcéntrico y colonial. En este sentido, el ambientalismo -como el feminismo y la economía popular- tiene la posibilidad de imaginar y construir una respuesta antisistémica que modifique el rumbo de aquello instituido y que a su vez plantee soluciones diferentes a las acostumbradas.

Fuente de la información e imagen:  https://primera-linea.com.ar

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El 1 por ciento más rico de la población acapara los dos tercios de la riqueza producida en el mundo desde 2020

La nueva edición del Foro Económico Mundial de Davos arranca hoy en Suiza, con la participación española de los empresarios Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola), Josu Jon Imaz (Repsol), Rafael del Pino (Ferrovial), Francisco Reynés (Naturgy), Ana Botín (Banco Santander), José María Álvarez-Pallete (Telefónica) y Carlos Torres (BBVA), entre otros. La cita de 2023 reunirá a 52 jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos Pedro Sánchez, y alrededor de 2.700 representantes “destacados” de 130 países. Políticos y empresarios, o sus comisarios. El objetivo del Foro es “reforzar la cooperación entre gobiernos y sectores empresariales, creando las condiciones para una recuperación sólida y duradera [de la guerra en Ucrania y la pandemia]”, ha declarado el fundador y presidente ejecutivo del Foro, Klaus Scwab.

En este contexto, ha sido la reputada organización internacional Oxfam Intermón quien ha querido advertir precisamente hoy de que el “1% más rico acumula el 63% de la riqueza producida en el mundo desde 2020” y que “esto se suma a una década de ganancias históricas en la que el número de milmillonarios y su riqueza se han duplicado”. La fortuna de los milmillonarios ha crecido a un ritmo de 2.700 millones de dólares al día.

En España, el valor de conjunto de la riqueza de los milmillonarios desde 2020 ha aumentado aproximadamente tres millones de dólares al día. Mientras, los trabajadores siguen perdiendo poder adquisitivo —un mes de salario en los últimos dos años— en una situación inflacionista, que afecta aún más a los trabajadores precarios y personas vulnerables—el 26% de los hogares, según Oxfam, viven devorados por la inflación—. En el mundo, 1.700 millones de trabajadores viven en países donde la inflación crece por encima de los salarios, añade la organización.

Mientras, los trabajadores siguen perdiendo poder adquisitivo en una situación inflacionista que afecta aún más a los trabajadores precarios y personas vulnerables: el 26% de los hogares, según Oxfam, viven devorados por la inflación

Es la ley del más rico, considera Oxfam Intermón. “Las élites se están reuniendo en un contexto en el que la riqueza y la pobreza extremas en el mundo se han incrementado simultáneamente por primera vez en 25 años”, afirma Franc Cortada, director de la organización.

Cortada sitúa la actual crisis de precios como la “crisis de desigualdad” más grande vivida desde la II Guerra Mundial. Según las estimaciones de la organización, 95 empresas de energía y alimentación han más que duplicado sus beneficios en 2022, generando unos beneficios extraordinarios de 306.000 millones, destinando 257.000 de esos millones (el 84%) a remunerar a “sus ricos accionistas”. “Esta codicia alimenta la inflación”, resume.

La tónica capitalista no distingue de hemisferios: tanto en Australia como en Estados Unidos y Reino Unido, la organización calcula que esos enormes beneficios han contribuido, “como mínimo”, al 50% del crecimiento de la inflación. La dinastía familiar Walton, propietaria del 50% de la multinacional Walmart, recibió 8.500 millones de dólares en dividendos a los largo del pasado año, apunta a modo de ejemplo. Ese mismo año, la riqueza del milmillonario Gautam Adani, propietario de grandes compañías energéticas, se incrementó en 42.000 millones de dólares —un 46%—.

“Estamos ante una crisis alimentada porque algunas de las grandes empresas y los súperricos se han aprovechado del contexto de incertidumbre, la pandemia y la guerra en Ucrania y están sacando tajada, inflando precios y márgenes, a costa de una gran mayoría”, apunta Cortada

Hacia una desigualdad estructural

Oxfam señala que la concentración de riqueza en España ha avanzado rápidamente desde 2008: mientras que aquel año el 1% de la población que acaparaba más riqueza concentraba el 15,3% de la riqueza neta total, en 2021 acumulaban hasta el 23,1%. Aproximadamente, uno de cada cuatro euros.

“La evolución de la desigualdad en España es un fenómeno preocupante: mientras los salarios pierden peso y capacidad de poder adquisitivo, las grandes empresas aumentan beneficios y la riqueza en España sigue concentrándose en manos de unos pocos”, alerta Cortada. Tanto es así que en 2021 consiguieron unos beneficios un 63% superior que en 2019 y en 2022 se han disparado otro 30%.

En el análisis de la situación de la nueva estructura de la desigualdad en España, la organización advierte de que, al igual que ya sucedió durante la crisis de 2008, “los milmillonarios también se han visto afectados por la actual crisis”, y aunque el valor de su riqueza cayó en momentos, “logran que sus ganancias se recuperen rápidamente, por encima del crecimiento del país”. En millones de hogares sucede todo lo contrario: cada vez les resulta más difícil llegar a final de mes. Concretamente, al 26% de la población española.

“Estamos ante una crisis alimentada porque algunas de las grandes empresas y los súperricos se han aprovechado del contexto de incertidumbre, la pandemia y la guerra en Ucrania y están sacando tajada, inflando precios y márgenes, a costa de una gran mayoría”, apunta Cortada.

Por ello, Oxfam solicita al Gobierno español que, “de manera inmediata”, impulse un pacto de rentas que profundice en la reforma fiscal elevando los tipos aplicados sobre las rentas de capital hasta equipararlas al tratamiento fiscal del trabajo; que se refuerce la lucha contra la evasión y elusión fiscal; que revise de forma “permanente” los impuestos a los beneficios caídos del cielo; que amplíe la cobertura del Ingreso Mínimo Vital, y que incremente el apoyo público a los autónomos y pequeñas y medianas empresas. “Es esencial garantizar que los salarios puedan recuperar su poder adquisitivo”, concluye Cortada.

Tax the rich

Por todo ello, Oxfam Intermón ha lanzando una campaña comunicativa de denuncia, bajo el hastag #taxtherich y el emoticono de la bandera rojo, con el objetivo de señalar “prácticas y políticas que son comportamientos propios de relaciones socioeconómicas tóxicas”, como que “los ultra ricos se aprovechen de las crisis para aumentar su riqueza, que vendan y contaminen aquí pero declaren en un paraíso fiscal, que aumenten sus beneficios pero no suban los salarios de su plantilla o que facturen millones pero apenas paguen impuestos”.

Foro de Davos

El Foro de Davos arranca hoy en esta ciudad suiza hasta el viernes 20 de enero. Debatirán sobre los riesgos “inminentes” para los dos próximos años que, a su juicio, son “la escasez de alimentos y de energía”, así como el aumento de los precios y el coste de la vida. Consideran que los efectos de la crisis sanitaria y de la guerra en Ucrania son “especialmente visibles” en Europa y que “amenazan con socavar” los “esfuerzos” para hacer frente a los riesgos a más largo plazo, “especialmente los relacionados con el cambio climático, la biodiversidad y la inversión en el capital humano” y genera riesgos “conexos” como la recesión, el sobreendeudamiento, la polarización social debida a la desinformación y el auge de las guerra geoeconómicas.

Para ello, la jefa de gestión de Marsh, Carolina Klint, ya ha sugerido cambios para “proteger la cadena de suministro”, lo que comportaría relocalizaciones, y afianzar, aún más, las alianzas “público-privadas”.

Fuente de la información e imagen:  El Salto

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Reseña: Enseñar pensamiento crítico. bell hooks (PDF)

Por: Selene Kareli/CII-OVE

Enseñar pensamiento crítico es un texto de bell hooks, mismo que fue publicado en 2022 y consta de 32 enseñanzas. Cabe destacar que bell hooks fue escritora y activista feminista radicada en Estado Unidos, quien tomó como postura política la interseccionalidad, esto quiere decir, sosteniendo la lucha por la emancipación de las mujeres desde una perspectiva crítica de clase, raza y género. Asimismo, Enseñar pensamiento crítico, consta de 233 páginas y con número ISBN: 978-84-17925-77-2.

Las enseñanzas que hooks nos comparte se centran en los siguientes temas: pensamiento crítico, educación democrática, pedagogía del compromiso, descolonización, integridad, propósito, colaboración, conversación, contar historias, compartir historias, imaginación, dar o no dar clases magistrales, humor en el aula, hora de llorar, conflicto, revolución feminista, negra, mujer y académica, aprender a superar el odio, respetar a los profesores, docente contra la docencia, autoestima, el placer de la lectura, vida intelectual, escribir libros infantiles, espiritualidad, contacto, volver a amar, la transformación feminista, ir más allá de la raza y el género, hablar de sexo, enseñar como una vocación profética y sabiduría práctica.

En el presente texto, hooks comparte parte de su experiencia respecto al transitar por las escuelas que segregaban a las personas negras ―ella incluida― y cómo a partir de ello fue reflexionando y apostando a una educación inclusiva: una «buena educación», lo cual, desde sus palabras, no consistía solo en transmitir conocimientos y preparar para ejercer una profesión, también se volvía necesario fomentar un compromiso indisoluble con la justicia social y, en especial, con la lucha por la igualdad racial. bell creía firmemente que los profesores deben ser siempre compasivos. De igual manera, hooks expresa que, coincidió y compartió con profesores que le enseñaron que la educación era el camino más adecuado para alcanzar la libertad; de esa historia de segregación y resistencia surgen estas 32 enseñanzas, la cual también es una invitación a caminar y construir la «buena educación», aquella en la que la pluralidad cultural, la diversidad de géneros y la libertad en general tienen cabida.

Enlace para su descarga:  https://drive.google.com/file/d/142fhpLqddgLxh4Tlknffag9HeHUeIwim/view?usp=sharing

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