Saltar al contenido principal
Page 383 of 6794
1 381 382 383 384 385 6.794

To transform education we need a Copernican revolution on how we work together

By Bathylle Missika and Laura Savage

The United Nations General Assembly 2022 was a historic moment for the global education community: this was the first ever UN-convened Heads of State summit focused on the sector. New York’s midtown was full of education policymakers, activists, implementers, researchers and funders, whose calls to recognise a global education crisis exacerbated by the COVID-19 pandemic felt heard.

Yet, when categories of education stakeholders are listed out, philanthropy is not often made distinct and is usually bucketed under ‘funders’, or ‘private sector’, or – more broadly, since the 2021 UNESCO Global Education Monitoring Report – ‘non-state actors’. Philanthropy’s presence at global summits or in country-level system change is not often prominent, for various reasons. The education philanthropy community is diverse, in terms of what it funds, how it funds and who it funds. This year, at the Transforming Education Summit, the global education philanthropy community spoke with one voice for the first time.

More than fifty five philanthropic organisations signed a Statement, facilitated by the OECD’s network of Foundations working on Development (netFWD) and the International Education Funders’ Group (private philanthropy may still sign this through to 30th October).  Sixty-seven actors then came together at a high-level event in New York during the TES to reiterate the perspective and intent of the text. The community expressed that they are:

  • Concerned, about the global education crisis, which underpins so many of the world’s other crises too. Philanthropy applauds the TES as an effort to spotlight this.
  • Committed to respond and to harness the diversity of the philanthropy community around the world to take action, and to support their partners through whom they are seeing real change. There is a strong case for investing in education and the philanthropy community urges others to join this work.
  • Convinced that collaboration is a way to drive the greatest possible impact.

This was not an explicit call to action to other groups of actors, but to themselves. These foundations committed to listen and learn better, to align with national priorities, to further enable an evidence-driven approach, and to fund and engage in partnership in support of SDG4. Beyond these commitments, what emerged was the need and desire across this community for a collective rethink of the ‘how’.

The wider education community (and beyond) would do well to reflect upon the conclusions of the philanthropy community on what it will take to ‘transform’ education:

  • Education goals will not be met by amplifying current siloes and channelling more money into broken pipes. Denis Mizne of the Lemann Foundation warned about ‘status quoism’ as a powerful force in education. We cannot go back to how things have always been, as it would institutionalise learning losses. Working within education across debates, and working outside of education across sectors will be necessary to achieve education – and other – goals.
  • While we see some success, we should not get complacent. As Denis Minze reminded the audience, ‘the future is already here, but it’s not evenly distributed’ (William Golding). We know enough about ‘what works’; now we need to focus – together – on the challenges of bringing these to scale.
  • We must harness our diversity in working together and think collectively. To quote Simon Sommer of the Jacobs Foundation: ‘transforming education is not about 1000 pilots’. Denis Mizne urged ‘let’s be problem, not project, driven’. This community committed to bring foundations from the global South more systematically into the debate, to partner with local actors, and to work to drive up learning outcomes for the most vulnerable children.

These three challenges echoed in our ears as we navigated the rest of UNGA week: we heard too little in wider debate about the need to work across siloes, to collaborate more effectively towards bigger picture goals, and to act with urgency. However, the momentum within the philanthropy community will be quick to pass if we do not walk that talk. As HE Hang Chuan Naron, Minister of Education in Cambodia, put it to the philanthropy community: ‘it is a long way from policy to school’.

If we do not want to look back a year from now and lament missing a turning point, we have to roll up our sleeves and take practical action. How many of us emerged from the TES knowing how we are going to work differently, what we are going to do? OECD’s netFWD and the IEFG will be working with the education philanthropy community to translate these commitments into action. We will help to broker dialogue, codify knowledge and build bridges to policymakers to ensure that philanthropy delivers on its promises: not only those of the Statement but those that we make to ourselves to leave this world a better place for future generations.

The post To transform education we need a Copernican revolution on how we work together appeared first on World Education Blog.

Comparte este contenido:

Jonathan Osborne: “Repetimos que hay que fomentar el pensamiento crítico, pero no podemos juzgar lo que desconocemos”

Empezó en los años 70 enseñando Física en institutos británicos. Ya en los 80, Jonathan Osborne ideó su propia fórmula para conjugar sus dos grandes pasiones, para soldar su corazón partido entre la ciencia y la docencia. Decidió volcarse en enseñar a ser buen profesor de asignaturas científicas. Primero en el prestigioso King’s College de Londres. Y desde 2009, en la aún más pretigiosa Universidad de Stanford (California), donde es catedrático emérito de Educación Científica.

Hace cuatro años que Osborne también preside el comité de expertos sobre la parte de ciencia del examen PISA. Recientemente publicó, junto a un equipo multidisciplinar, un informe —con versión en español— sobre cómo servirse de la (buena) educación científica para combatir una de las lacras de nuestro tiempo: la posverdad y sus fake news que se viralizan en las espesas aguas de la desinformación. Osborne estuvo en Madrid invitado por FECYT en el congreso que organizó junto al INTEF la semana pasada

Afirma que el pensamiento crítico está sobrevalorado en educación. Solo podemos pensar críticamente sobre aquello que conocemos bien. Y solo podemos conocer bien unos pocos ámbitos.

Se repite como un mantra: hay que educar a los alumnos en el pensamiento crítico. Yo no puedo pensar críticamente sobre, digamos, el ajedrez. Si no entiendo bien un tema —en especial si es científicamente complejo— no puedo aportar gran cosa. Lo importante es construir una cierta humildad intelectual, que los jóvenes se den cuenta de nuestras limitaciones cognitivas y que, por tanto, aprendan a respetar a los expertos. Podemos enseñar a juzgar la credibilidad del experto, pero no su trabajo científico. Esto cambia por completo la naturaleza de la educación científica. Hay que formar para evaluar a los expertos, no para ser intelectualmente autónomos.

Así que el pensamiento crítico quedaría, en la educación científica, acotado a saber diferenciar entre buena ciencia, mala ciencia y pseudociencia.

En especial a detectar esos mensajes que utilizan argumentos supuestamente científicos para justificar conclusiones disparatadas. No es tarea fácil. Esta mañana eché un vistazo a la página web de una sociedad de terraplanistas; habían publicado algo sobre por qué la teoría de la relatividad de Einstein demuestra que la tierra es plana. Mi reacción instintiva es: “¡Qué basura es esta!”. Pero si no tienes ni idea sobre la teoría de la relatividad, quizá llegues a la conclusión de que hemos sido engañados.

Insiste en la importancia de aprender a identificar consensos científicos. Pero en la mayoría de temas, esto es en sí mismo un gran desafío para el común de los mortales. Creemos saber que hay un consenso porque se dice que hay un consenso.

La gran pregunta es de quién me fío, qué fuentes de información nos resultan creíbles. En ocasiones, son los medios de comunicación, en mi caso el Financial Times: me fío porque llevo muchos años comprobando que publican periodismo de alta calidad. Todos tenemos nuestros fuentes predilectas. Pero si tienes dudas sobre algo, sigue buscando en otros lugares, contrasta, ten (como decía antes) humildad intelectual.

La pandemia ha provocado mucha confusión, con medidas contradictorias supuestamente apoyadas en recomendaciones de expertos. Durante mucho tiempo, la falta de consenso ha sido la norma. ¿Se ha abonado un terreno fértil para una larga cosecha de posverdad? ¿Se ha lanzado un mensaje negativo a las nuevas generaciones?

Ciertamente ha sido un terreno fértil para la posverdad. Pero también para la educación científica, para desmontar esa imagen de certidumbre en torno a la ciencia que se genera en las escuelas. Cuando hacemos ciencia sobre la marcha, ante una situación inesperada y novedosa, lo normal es que exista mucha incertidumbre. Así ha ocurrido con las mascarillas, donde sigue sin existir consenso, con diferentes conclusiones dependiendo de en qué evidencias nos fijemos.

Su propuesta anima a flexibilizar las clases de ciencia para abordar estos temas cuando son más relevantes. Sin embargo, lamenta en su informe, con tanta carga de puro conocimiento se desaprovechan oportunidades como las que nos ha brindado la pandemia.

Los alumnos tienen que aprender que el mundo es complejo y que la ciencia trata de dar respuestas lo mejor que puede. En algunas cosas, digamos las leyes de Newton, hay consenso pero, en otras, no. Quizá en el futuro haya consenso sobre el uso de mascarillas, como ya lo hay, al menos muy mayoritariamente, sobre las vacunas. Pero la gente se volvió paranoica porque hubo una muerte entre un millón, cuando firman sin problemas formularios para operaciones estéticas u otras intervenciones con riesgo mucho más alto. De esto tendríamos que haber hablado en las clases de ciencia durante los últimos dos años.

A la gente le encantan las explicaciones simples porque les gustaría que el mundo fuera simple. Pero resulta que el mundo es altamente complejo

¿Son los nuevos expertos científicos que siguen ahora los jóvenes —tiktokers, youtubers etc— hijos de su tiempo? Ahora se estilan las soluciones (y explicaciones) fáciles para problemas complejos. En política, antes cuestiones sociales, y también en ciencia.

A la gente le encantan las explicaciones simples porque les gustaría que el mundo fuera simple. Pero resulta que el mundo es altamente complejo. No es algo nuevo, siempre hemos buscado explicaciones simples. Lo que cambia es que las redes sociales han dado un megáfono a muchas personas que ofrecen soluciones fáciles a problemas difíciles. Déjeme insistir en la idea de humildad intelectual, en normalizar el estar equivocado —que es más habitual que tener razón— y en que la escuela allane el camino en la búsqueda de verdades científicas.

Nuestras sociedades han exacerbado la importancia de la apariencia. Tener una imagen chula aporta automáticamente —quizá más que antes— mayor credibilidad entre las nuevas generaciones, que han crecido en plena batalla por captar su atención. ¿Está venciendo la superficie al fondo?

Gente que mola, páginas web muy diseñadas… Las clases de ciencias tienen que lograr que los alumnos se pregunten qué se dice por ahí, qué se les pide que crean. Y no se trata, como decía, de fomentar el pensamiento crítico, sino una disposición crítica ante lo que se van a encontrar. Pensemos en Gwyneth Paltrow, que lanza desde su página web hallazgos científicos muy locos. ¡De qué es experta esta mujer! ¡En serio te vas creer lo que dice! Hay que poner a los alumnos a trabajar estas cuestiones colaborativamente, a debatir entre ellos escépticamente. “Aquí tenéis tres páginas web sobre el cambio climático. ¿De cuál os fiais más?”. Este tipo de ejercicios.

Al elegir en clase entre el conocimiento puro y el debate en torno a asuntos científicos, ¿se podrían aprovechar las grandes polémicas históricas (Galileo, Darwin…) para conciliar ambos?

Podría ser una buena idea. El problema es que la mayoría de profesores de ciencias no saben demasiado sobre la historia de sus materias, al menos en EEUU. Ayudaría contar con buenos materiales curriculares sobre este tipo de polémicas históricas. Me viene a la mente otra: la idea de pangea [que todos los continentes formaban originalmente parte de la misma masa de tierra] formulada por [el geólogo alemás Alfred] Wegener. ¿Qué pasó para que fuera rechazada unánimemente en 1912 y aceptada, casi de un día para otro, en 1968? Sería excelente para trabajar en clase esa idea de consenso científico que comentábamos antes.

El mayor problema actualmente es que muchos profesores prefieren, por el cariz político que ha adquirido el tema, no tocar el cambio climático por temor a molestar a algunos padres

Con la creciente influencia del fundamentalismo cristiano en la vida pública, ¿son malos tiempos para la educación científica en EEUU?

Pienso que el movimiento para enseñar en las escuelas, al mismo nivel que el darwinismo, el diseño inteligente [versión pseudocientífica del creacionismo] ha ido perdiendo poder. Hay sentencias que niegan, con extensos argumentos, que eso sea ciencia, por lo que no se puede exigir a los profesores que lo enseñen en sus clases. El mayor problema actualmente es que muchos profesores prefieren, por el cariz político que ha adquirido el tema, no tocar el cambio climático por temor a molestar a algunos padres. Esto me preocupa. Los profesores de ciencias tienen que asumir que son, en cierto sentido, representantes de la ciencia. Tienen la responsabilidad de comunicar qué es una verdad científica y por qué. Han de tomar partido por la ciencia sin pedir perdón a nadie.

De nuevo, la escuela lidiando con problemas que se originan fuera de ella. En este caso, la piel fina de algunos.

No sé en España, pero en EEUU la educación está cada vez más politizada. Y existe una tendencia al alza entre los profesores a no abordar ciertas cuestiones. O hacerlo sin convicción, dando a entender que están obligados a ello. Mal servicio hacen los profesores a sus alumnos si no se comprometen con la ciencia. Si no la defienden ellos, ¿quién lo hará?

En los últimos años han resurgido enfoques científicos sobre cómo mejorar la escuela. Lo que ahora se llama aprendizaje basado en evidencias. ¿Estamos yendo demasiado lejos en nuestro afán por cuantificar una actividad tan multifactorial como la educación?

Las evidencias en educación no son exactamente lo mismo que las que se obtienen en las ciencias naturales. El contexto siempre es variable, es difícil llevar a cabo experimentos de control. Pero sí hay investigación educativa que ha llegado a conclusiones inequívocas. La más famosa, por lo que yo conozco, es una sobre el tiempo de espera cuando los profesores hacen preguntas a sus alumnos. Lo habitual es que no esperen más de un segundo. Pero si esperan deliberadamente hasta tres segundos, la calidad de las respuestas aumenta considerablemente. Pienso que deberíamos seguir investigando lo que ocurre en clase. Sobre todo para profesionalizar la docencia. En cualquier profesión existen acuerdos sobre qué funciona mejor, estrategias que se sabe son efectivas. Si los profesores no poseen ese conocimiento compartido, ese lenguaje común, ¿qué los diferencia de alguien de la calle?

The post Jonathan Osborne: “Repetimos que hay que fomentar el pensamiento crítico, pero no podemos juzgar lo que desconocemos” appeared first on El Diario de la Educación.

Comparte este contenido:

Fugas, un podcast que cuenta historias de escapes de cárceles en América Latina

La producción argentina de Anfibia incluye un episodio sobre la Operación Estrella, que resultó en la mayor evasión de una prisión de mujeres.

Fugas: el plan perfecto no existe es una producción de Anfibia Podcast en la que se relatan, desde la voz de sus protagonistas, fugas de cárceles de América Latina. En la primera temporada recorrieron varias fugas, entre ellas la que ocurrió en la cárcel de Punta Carretas en 1971, en los años previos a la dictadura, cuando 111 presos políticos hicieron un túnel y consumaron la fuga organizada más grande de la historia, según el registro de los Record Guinness.

La segunda temporada de Fugas estrenó su primer episodio el martes 12 de julio en todas las plataformas y se publica semanalmente. Uno de los capítulos, llamado “38 luciérnagas”, está dedicado a la Operación Estrella, la fuga más grande de mujeres de la historia. Ocurrió en Uruguay el 30 de julio de 1971: las 38 presas políticas se fugaron de la Cárcel de Cabildo. La Operación Estrella fue simultánea a la de los varones de Punta Carretas.

“La cárcel de mujeres de Cabildo, en Montevideo, está de festejo: algunas presas tocan el bombo y otras bailan. Mientras celebran un falso cumpleaños, esperan ansiosas la señal que inicie la Operación Estrella, la fuga de mujeres más grande de la historia”, afirman en la promoción. A pesar de su magnitud, según plantean desde Anfibia, “casi pasa al olvido”, tal vez por haber sido protagonizada por mujeres. Por eso un episodio de Fugas “la rescata”.

Las 38 mujeres, en su mayoría integrantes del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, escaparon de la cárcel por una red cloacal. Aprovechando las cloacas de la zona, cavaron un túnel de un metro veinte por ochenta centímetros. Para fugarse, “en una fila perfecta caminaron 14 metros entre la tierra, el agua y la mierda en estricto silencio y sólo alumbradas por las linternas que cada una llevaba”. El capítulo cuenta con las voces de tres de sus protagonistas: Graciela Jorge, María Elia Topolansky y Lía Maciel.

Historia relegada

Sebastián Ortega, periodista y editor de Revista Anfibia, cuenta que buscaban hacer un podcast narrativo “sobre crímenes que tuviera la particularidad de que pudiera generar cierta identificación con los personajes”. La fuga de prisión encaja con la idea porque “es uno de esos elementos en los que uno puede contar una historia y sentir esa identificación con un detenido, sobre todo en los casos de presos políticos, que solamente tienen tiempo y la voluntad o el deseo de libertad”.

“Uno va acompañando esa estrategia y esa creatividad, y todo un plan detrás de eso, con lo que termina buscando es esa empatía entre el oyente y los protagonistas”, afirma Ortega. “Eso hace que uno quiera que terminen concretando o tratando de generar esa fuga, porque siente también cierta injusticia en la detención y todo lo que se desarrolla en la creatividad, la estrategia y la paciencia que tiene la puesta en marcha de un plan de fuga”, asegura. Así surgió la posibilidad de contar la fuga de los 111 presos políticos de la cárcel de Punta Carretas.

Mientras que la primera temporada abarcó episodios de Uruguay y Argentina, en la segunda temporada estaba la idea de extenderlos a toda América Latina, siempre con la premisa de que fueran las y los protagonistas quienes contaran las historias.

“La elección de la fuga de Cabildo tiene que ver con eso. Sobre todo con que cuando hicimos la de los 111 presos políticos sentíamos que de alguna manera la historia oficial de los tupamaros dejaba relegada, o de alguna manera olvidada, esa otra hazaña que era la de la fuga de mujeres más grande de la historia”, dice Ortega.

“De hecho, en el episodio una de las entrevistadas plantea que al lado de la fuga de varones, en la que aparecían todos los nombres de los líderes tupamaros propagandeados, esta termina quedando olvidada y son las propias fugadas quienes después terminan narrando su propia historia. Acá había algo de eso: buscar que fueran ellas quienes contaban esa historia que, a pesar de los libros como 38 estrellas, de Josefina Licitra, que recuperan esa historia, sentíamos que era una historia que había quedado relegada de la historia oficial de los tupamaros por un montón de motivos”, agrega.

“Era importante conseguir las voces de las propias protagonistas de esta historia, que dieran cuenta no solamente de un plan de fuga sino también de un contexto político, social y económico del país. En general, hacemos eso en todas las fugas: buscar narrar el contexto en el que se produce, pensando en que no son fugas aisladas, sino que se dan en un tiempo y en un espacio determinado”.

El episodio “38 luciérnagas” se presentará en Uruguay el domingo 9 de octubre a las 20.00 en Magnolio Sala (Pablo de María 1015). Será una experiencia sonora inmersiva y la entrada es gratuita. Para inscribirse, hay que enviar un correo electrónico a podcast@magnolio.uy.

Fuente: https://ladiaria.com.uy/cultura/articulo/2022/10/fugas-un-podcast-que-cuenta-historias-de-escapes-de-carceles/

Comparte este contenido:

Estudiantes brasileños anuncian acciones contra recorte educacional

Las organizaciones estudiantiles acusan al presidente Bolsonaro de tomar fondos destinados al sector educativo para financiar su campaña electoral.

Estudiantes brasileños coordinados por sus principales organizaciones, fueron convocados a actos de protesta para los días 10 y 18 de octubre contra los recortes educacionales anunciados por el Gobierno encabezado por el presidente Jair Bolsonaro.

La Unión Nacional de Estudiantes (UNE), la Unión Brasileña de Estudiantes Secundarios (UBES) y la Asociación Nacional de Estudiantes de Posgrado (ANPG) son los principales promotores de la iniciativa.

Además de los mencionados actos nacionales estarían programadas otras sesiones plenarias y manifestaciones en universidades e institutos federales.

«Vamos a organizar el movimiento más grande en las universidades y en las calles y en las urnas. El 30 pondremos a Bolsonaro en la basura de la historia» dijo la presidenta de la UNE, Bruna Brelaz.

Asimismo, acusó a Bolsonaro de estar tomando dinero de la educación para presupuestar su “campaña fallida”, refiriéndose a la derrota del bolsonarismo en la primera ronda de los comicios.

De hecho, ya en Salvador de Bahía, docentes de la Universidad Federal de Bahía (UFBA) protagonizaron una protesta en el barrio Canela, frente a la rectoría según informaron medios locales.

Ahora, un nuevo bloqueo establecido este cinco de octubre quitaría cerca de 1.000 millones de reales (191 millones de dólares aproximadamente) a la educación superior y afecta tanto a esta que las universidades públicas se arriesgan a no tener suficiente dinero para pagar a sus empleados y otros gastos.

Con las medidas contra le educación, incluido el bloqueo temporal de fondos, la educación ya ha perdido cerca de 2.400 millones de reales (aproximadamente 460 millones de dólares).

El recorte contra el presupuesto educacional había sido anunciado el pasado viernes, dos días antes de la primera vuelta electoral

El texto publicado por la Asociación Nacional de Directores de Instituciones Federales de Educación Superior (Andifes) pormenorizó que el total de los fondos recortados para los gastos universitarios sería de 328 millones de reales (más de 62 millones de dólares).

Fuente: https://www.telesurtv.net/news/estudiantes-brasilenos-manifestaran-recorte-educacional-20221006-0033.html

Comparte este contenido:

Los suplementos educativos de los diarios. Reflexiones motivadas por las meditaciones del Dr. David Velázquez Seiferheld.

Por: José Yorg y Ana María Ramírez Zarza

“La relación de los chicos con los medios de comunicación ha sido escasamente explorada en todo el mundo. Menor aún ha sido la preocupación por conocer el vínculo y la apropiación que hacen los chicos de sectores populares de los medios”. Roxana Morduchowicz.

“Incorporar los medios en la escuela significa integrar, revalorizar y resignificar la cultura ordinaria de los alumnos, en la que la radio, el diario, la revista, el cine y la televisión ocupan un lugar fundamental”. Roxana Morduchowicz.

Las redes sociales son valiosas si las sabemos utilizarlas convenientemente, podemos aprender y enseñar mucho, también podemos tener deleites literarios o informativos sustanciosos entre otros. Ejemplo de ello es lo que nos ocurrió con la lectura de unas reflexiones de nuestro querido amigo Dr. David Velázquez Seiferheld que aborda sobre “Los suplementos pedagógicos o educativos de los diarios”. Capaz de producir melancolía, admiración y reconocimiento por la iniciativa educativa de los medios periodísticos.

Nos ilustra David Velázquez Seiferheld que “Los suplementos pedagógicos o educativos de los diarios, son parte de un concepto mayor: el de la prensa educativa, o, si se quiere aún más amplio, el de comunicación educativa. En España, las primeras publicaciones dirigidas a niños y niñas aparecieron desde fines del siglo XVIII (La Gazeta de los Niños, 1798)”.

“En el Paraguay, la prensa educativa e infantil coincidió, ya que durante décadas, predominó la idea de que el niño era equivalente a niño escolarizado. Los demás niños, no escolarizados, casi siempre eran objeto de comentarios despectivos y de visiones fatalistas sobre su futuro. Parece ser que la primera revista específicamente infantil fue la revista Kavure’i, aparecida entre 1917 y 1921, dirigida por el maestro Juan R. Dahlquist; aunque las revistas y periódicos de temas de interés general también incorporaban notas relativas a la niñez”.

“La prensa paraguaya comenzó a especializar su tratamiento de temas didácticos, pedagógicos, educativos, a través de los suplementos escolares. Según testimonios, estos suplementos han sido muy valiosos como parte de la educación: paliativos y hasta sustitutos de los libros de texto; fuente de material didáctico para el desarrollo de clases; complemento gráfico para tareas; material de actualización para docentes… ¿Tendremos alguna vez un estudio más amplio de la prensa educativa, o –actualmente, y con los medios digitales– de la comunicación educativa?”.

En Formosa.

Hablamos en un punto de estas reflexiones que pueden-entre otras-producir admiración, reconocimiento y melancolía, en efecto, todo eso sentimos al recordar en nuestros primeros años de maestros rural con las tan valiosas “Mañanitas escolares”, el suplemento del diario “La Mañana”.

Más adelante de nuestras trayectorias educativas cooperativas escolares nos sostuvimos en los diferentes medios de comunicación social para desarrollar verdaderos procesos de enseñanza, convirtiendo, vía generosa, a esos medios en Escuelas abiertas.

Cabe expresar con el corazón un enorme reconocimiento, pero sobre todo agradecimiento a todos los medios periodísticos.

Una mención espacial cabe señalar a “Expresito escolar”, suplemento escolar del Diario Formosa Expres.

Por último, sumamos nuestro interrogante a la que David Velázquez Seiferheld expuso.” ¿Tendremos alguna vez un estudio más amplio de la prensa educativa, o –actualmente, y con los medios digitales– de la comunicación educativa?”.

Fuente de la información e imagen:  https://insurgenciamagisterial.com

Comparte este contenido:

El hiyab y el derecho a decidir

Por: Sasha Hilas

 

Rompiendo la distancia geográfica, durante las últimas semanas, circulan fotografías que nos acercan la lucha de las mujeres iraníes por la autonomía corporal y el derecho a habitar los espacios públicos con la cabeza descubierta, luego del brutal femicidio de Jina Mahsa Amini. En paralelo, en el estado indio de Karnataka, activistas como Muskan Khan reafirman su derecho a llevar hiyab, niqab y burka en instituciones educativas, en rechazo a las prohibiciones estatales que coartan la expresión religiosa de la minoría musulmana en el país. En ambos casos, el Estado decide qué y cómo deben vestir las mujeres para no ofender la moral nacional y pública. Lo que las activistas reclaman, en uno u otro caso, es decidir por ellas mismas.

El hiyab como tema de discusión sobre la autonomía corporal de las mujeres está lejos de ser una cuestión limitada territorialmente en Oriente y temporalmente en estos tiempos. Post 11 de septiembre, en la avanzada de una ola antimusulmana, una serie de leyes en Europa restringieron en el espacio público la visibilidad de elementos pertenecientes a diversas religiones. La ley francesa, conocida como la ley del velo, se situó a la cabeza como aquella que “permitía” a las mujeres musulmanas ser libres de las imposiciones religiosas obligándoles a quitarse el hiyab, en una paradójica mezcla entre libertad progresista y coerción estatal. En marzo de 2021, Suiza se sumó a Francia, Bélgica, Austria, Dinamarca y Países Bajos en la prohibición del uso de burka y niqab en los espacios públicos. Leyes celebradas por gran parte de la comunidad internacional, incluso por organizaciones feministas de dichos países (Francia, Holanda y Estados Unidos). En paralelo, algunos Estados de Medio Oriente, entre los cuales se encuentra Irán, han vuelto más rígidos los códigos de vestimenta, impidiendo a las mujeres acceder a la libre elección del uso de hiyab, niqab y burka.


En respuesta a la coerción que implican las leyes sobre el hiyab, las mujeres árabes, kurdas y musulmanas ocupan el espacio público ejerciendo, fuera y en contra de la ley, su derecho a la elección. El debate en torno al velo y los códigos de vestimenta es otro capítulo más de una serie de luchas que ponen al cuerpo como centro de la discusión política. En nuestra época contemporánea, el espacio público está constituido por diferentes tipos de exclusiones y de limitaciones al acto de aparecer frente a los demás. Acceder a la calle y a los espacios públicos mueve los engranajes de la disputa por tener ese derecho a aparecer.  Rebelarse contra la ley positiva significa hacerlo contra las normas que condicionan el ingreso a la esfera pública: a la plaza, a las calles, al centro, a las instituciones del Estado. 


Pensando en torno a las minorías, Hannah Arendt supo argumentar que existen dos tipos de derechos anteriores al estado de derecho otorgado por el derecho nacional e internacional. Estos son “el derecho a pertenecer a algún tipo de comunidad organizada” y “el derecho a tener derechos”. Ambos discuten la exclusión presente en el dominio de la ley. El “derecho a tener derechos” se trata de la articulación de derechos que todavía no se tienen (y no hay garantía de que se obtengan de hecho), pero que se ejercen de todas formas. Las activistas en Irán y en India representan esa articulación de un derecho que no se tiene, pero que se ejerce, en contra de la ley positiva. No solo ejercen el derecho a la elección sobre el uso del hiyab, sino también a la igualdad y a la libertad, en la medida en la que luchan tanto contra la coerción estatal como por un acceso al espacio público en condiciones de igualdad.

lucha-mujeres-iran-derecho-hiyab-niqab-burka-3
(Imagen: A/D)

En sintonía con Arendt, las teóricas feministas Judith Butler y Gayatri Spivak argumentan que los derechos a la igualdad y a la libertad surgen y se ejercen en la medida en la que las personas se reúnen y hacen algo en el mundo de manera plural para cambiar las condiciones de vida existentes, en busca de formas políticas más democráticas. Aunque el derecho a tener derechos no es parte de la ley positiva (estatal o internacional), pertenece a la naturaleza de la igualdad.

lucha-mujeres-iran-derecho-hiyab-niqab-burka-2
(Imagen: A/D)

Las activistas en Irán y en India nos recuerdan que ejercer un derecho que no se tiene y en contra de una autoridad que las excluye implica exponer que tanto la libertad como la igualdad pueden y deben ir más allá de sus articulaciones existentes presentes en la ley. Su puesta en práctica empieza por apropiarse de ambas antes de que sean otorgadas y, en esa misma articulación del derecho, se anula el hiato que hay entre su ejercicio y su realización. De este modo, libertad e igualdad no tienen un contenido predeterminado, no pueden ser apropiados por un slogan estatal o cultural en relación con lo que los cuerpos en la calle deben ser: usar o no usar el hiyab, representar a una buena mujer musulmana o a una buena mujer laica según determinados códigos de vestimenta. Son acciones llevadas a cabo con otrxs, ejercicios que impugnan los límites de lo que se debe ser, mostrando otras articulaciones de lo que podemos.


Tanto Amini como Khan expresan estos modos, hechos cuerpo, de las luchas políticas contemporáneas, en una disputa con la ley por derechos que aún no se tienen, pero se ejercen.


Que la norma y la ley siempre excluyan es, paradójicamente, la posibilidad misma de su falla. Es su fracaso y la oportunidad de una desobediencia. El derecho a tener derechos es un ejercicio de disputa colectiva por horizontes más democráticos, aunque estos no estén garantizados. Persistir en la lucha por la libertad y la igualdad implica atender a la posibilidad de que la norma falle y que la oportunidad de un mundo más justo pueda entrar por la puerta. Una puerta que, aunque pequeña y disimulada, es la base de nuestra obstinación o de nuestra esperanza.

Imagen de portada: A/D.Ciencia en todos lados

Este artículo fue realizado en el marco del taller de escritura “Ciencia en todos lados”, brindado por el medio La tinta, en articulación con el Centro de Investigaciones María Saleme de Burnichon (CIFFyH), la Secretaría de Extensión de FFyH (UNC) y el Instituto de Humanidades (IDH).

Fuente de la información e imagen:  La Tinta

Comparte este contenido:

Saberes de los territorios: cómo es el trabajo de tejedoras e hilanderas de la Patagonia

Por: Lorena Bermejo

 

Desde la Línea Sur de Río Negro hasta Bariloche, 170 mujeres trabajan con sus manos y sus saberes, de forma individual y colectiva, en un oficio tan ancestral como fundamental para la actividad textil y la cultura. El trabajo cooperativo para el lavado de la lana, el hilado, la confección de prendas y la comercialización.

En cooperativas o en la individualidad del hogar, las tejedoras e hilanderas de la Patagonia se hacen lugar dentro de la compleja trama de la industria textil. Según un relevamiento que realizó la Mesa de Tejidos, un espacio interinstitucional creado para detectar los problemas del rubro y generar mejores condiciones de trabajo, son más de 170 las mujeres que se dedican a esta actividad en la ciudad de Bariloche y alrededores.

Sandra Martínez es presidenta de la Cooperativa Gente de Somuncurá, un colectivo de más de 100 mujeres tejedoras e hilanderas que habitan en distintos parajes y localidades de la Línea Sur de Río Negro. Criada en una familia numerosa en la localidad de Sierra Colorada, Sandra sabe hilar y lavar la lana desde los 12 años. “Aprendí de mis tías, viendo cómo lo hacían, y después viendo a otras compañeras. De chica me sumé al grupo Colin Mahuida; éramos veintidós mujeres del pueblo que trabajábamos la lana. Volvía de la escuela y me ponía a hilar, hilaba todo el día porque nunca quise tener patrón”, relata la mujer, que hoy trabaja en la coordinación de toda la cadena del tejido, desde las hilanderas que lavan y preparan la lana, hasta las tejedoras que hacen los productos.

Trabajar en cooperativa no es fácil, y mucho menos en la estepa, donde las distancias y los tiempos dificultan los procesos para la comercialización de los tejidos. Gente de Somuncurá fue fundada en 2003, cuando para este grupo de mujeres el tejido dejó de ser un servicio y se transformó en un trabajo.

Tejedoras e hilanderas de la Patagonia
Foto: Eugenia Neme

“Trabajar de forma colectiva requiere de mucho trabajo por el que no cobramos nada, y mientras tanto tenemos que seguir produciendo. Pero después entendemos que es necesario. Necesitamos conectarnos con las ciudades, para poder comercializar, y con las instituciones, para capacitarnos en cómo gestionar proyectos y organizarnos”, señaló Martínez.

Este mes, por ejemplo, tuvieron un excedente de lana y la mandaron al Mercado de la Estepa, ubicado en la localidad de Dina Huapi. Una de las demandas de las tejedoras de Bariloche es justamente la falta de conexión con el ámbito rural, lo que dificulta el acceso a la materia prima —la lana preparada para tejer— que producen las hilanderas. “El hilado se hace con una técnica antigua y cuesta encontrar gente que quiera hacer ese trabajo. La lana llega en crudo y se lava a mano, se seca, se peina y después recién se hace el hilado con la rueca, a mano o eléctrica”, detalla Martínez.

El acceso a los insumos es un problema en los sectores productivos de la región. La oferta es acotada y los costos son altos. Y, si bien hay algo de producción regional, es muy poca porque la mayor parte de la producción lanera de la provincia se vende afuera, explica Laura Ferman, responsable de la división de Trabajo Asociativo dentro de la Secretaría de Producción, Innovación y Empleo de Bariloche, que participa de la Mesa de Tejidos junto al Ministerio de Trabajo de la Nación, el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y referentes del tejido local.

Además del relevamiento, desde la Mesa de Tejidos impulsaron un espacio de exhibición y comercialización colectiva llamado Ovillo, que a principios de agosto tuvo su tercera edición en la que participaron 23 tejedoras. “La potencialidad está en lo colectivo, en resolver de esa manera. Este tipo de experiencias además de nuclear gente nos permite generar valor y profesionalización al oficio”, agrega Ferman.

Tejedoras e hilanderas de la Patagonia
Foto: Eugenia Neme

“Acá está la materia prima, acá está el frío y acá está la demanda. Sin embargo nos cuesta mucho conseguir por ejemplo fibra natural. No hay una conexión entre lo rural y las necesidades que tenemos las tejedoras de acceder a la materia prima”, advierte Graciela Barrientos, tejedora independiente de Bariloche. Ella empezó con su proyecto en Córdoba, donde vivía hace ocho años. Al principio, por necesidad, empezó a vender pashminas hechas en macramé y con los años se fue capacitando y adquiriendo otras técnicas.

“Un día mi mamá me dijo: ‘por qué no probás con la máquina de tu abuela, que es una máquina knittax de los ’70’. Y ahí seguí y con el tiempo decidí que iba a dedicarme a esto, y que si quería crecer, en Córdoba no tenía posibilidades, así que volví a Bariloche, que al final era mi lugar, donde me crié y donde mi abuela vendía sus tejidos en esa época”, relata Barrientos.

Si bien al principio tuvo que vender en locales, ahora que tiene una casa más grande (donde pudo instalar su taller) puede dedicarse a vender de forma independiente. “El trabajo del tejido es muy individual y al no saber cómo ponerle precio a las cosas que hacemos muchas veces nos cuesta valorarlo. Al conocernos entre nosotras de a poco empezamos a compartir cierta información, sobre proveedores por ejemplo, o secretitos que son típicos de este mundo, qué técnica usás, cómo hacés tal terminación, detalles que pueden alimentar nuestros trabajos”, señala la tejedora barilochense.

Tejedoras e hilanderas de la Patagonia
Foto: Eugenia Neme

Otra de las técnicas típicas de la región es el telar mapuche. En Sierra Colorada sólo quedan dos mujeres que aún tejen de esa forma ancestral. Dentro de la cooperativa que integra Sandra, las demás mujeres que saben hacer telares viven en el paraje Treneta, al pie de la meseta de Somuncurá, donde a pedido de ellas la cooperativa organizó un taller de capacitación en telar mapuche. “En siete meses aprendieron a hacerlo, y después seguimos con más cursos para perfeccionar. Ahora en el paraje hay seis tejedoras que saben la técnica y hacen ponchos, ruanas, caminos, alfombras y otros objetos de decoración”, explica Martínez.

Para Barrientos el tejido es tanto una forma de vida como un trabajo elegido: “Disfruto de conectarme con los materiales, de hacer cada tejido. No me da lo mismo tejer una cosa que otra, es algo completamente personal, aunque haga cientos de prendas sé qué me generó cada sweater, y si veo a alguien en la calle vestido con una prenda mía sé que yo lo hice, que eso estuvo en mis manos”.

Tejedoras e hilanderas de la Patagonia
Foto: Eugenia Neme

Fuente de la información e imagen: Agencia Tierra Viva

Comparte este contenido:
Page 383 of 6794
1 381 382 383 384 385 6.794
OtrasVocesenEducacion.org