Saltar al contenido principal
Page 528 of 6793
1 526 527 528 529 530 6.793

Los retos de la educación del futuro

Por: theconversation.com

La educación asume retos cada vez más complejos, más allá de los cambios de urgencia que se han producido por la pandemia y el aumento de las vulnerabilidades de toda la comunidad educativa. Al plantearnos el futuro de la educación, debemos tener claros los retos del presente.

No solo ha cambiado la sociedad, el entorno, la forma de organizar las aulas, las diferentes etapas académicas y las formas de guardar y acceder a la información: el papel del maestro, cómo es percibido en el barrio, pueblo, o en la sociedad en general, ha sufrido una transformación profunda.

Primer reto: alcanzar la autoridad

La autoridad del maestro ya no viene dada por el hecho de ser el maestro. Hace años, cuando el acceso a la educación no era universal, ciertas profesiones tenían un reconocimiento por el saber cultural que podían conllevar y el conocimiento que certificaba su profesión. Las personas con esas profesiones eran personas singulares de cada pueblo o barrio: el maestro, el sacerdote, el abogado, el del banco… en su mayoría hombres.

Los cambios sociales, la incorporación de la mujer al mercado laboral, la introducción y exponencial incremento del uso de las nuevas tecnologías en educación y la extensión del uso de internet, entre otros factores, han ido provocando cambios en el perfil de la figura del maestro, siendo actualmente en su mayoría mujeres en infantil y primaria.

Cambio de relación

Estos cambios han provocado también modificaciones en la relación entre el maestro y la familia y los alumnos, porque también ha generado cambios en las estructuras de relación de la institución educativa y la familiar. El acceso a la educación de los actuales padres, entre muchos otros factores sociales, contribuye a una necesaria corresponsabilidad de los aprendizajes de los niños y jóvenes.

La posición de autoridad del maestro, aunque siga siendo regulada por un marco normativo que la ampara, precisa ahora ser reconocida por los alumnos y consentida por ellos así como por sus familiares; ello implica no confundir la autoridad con el poder.

Mediador y orientador

El maestro necesita conllevar el ser mediador cultural, con el respeto y el acompañamiento. Debe ser consciente en todo momento de cómo la orientación y la tutoría suponen aspectos transversales a cualquiera de las materias que estén impartiendo. Debe saber generar la autonomía completa del alumno a través del conocimiento, y también transmitir el saber vivir en sociedad, compartiendo normas.

En contraposición a una docencia transmisora de conocimientos centrada en las explicaciones magistrales, acostumbramos a hablar de que el alumno es la parte activa del aprendizaje. Pero se hace necesario huir de este falso dilema.

Segundo reto: transmitir responsabilidad y convivencia

Lo verdaderamente importante es la relación que se establece entre el profesor y el alumno y la relación de ambos con la cultura y el saber. Cual vértices de un triángulo, alumno, docente y saber interaccionan entre sí. Esto es lo que genera el verdadero aprendizaje, que supone convertir los alumnos en adultos autónomos y que sepan convivir en sociedad.

La relación maestro–alumno debe contribuir a la construcción de personas flexibles, abiertas y críticas. También debe situar la responsabilidad de los aprendizajes en los alumnos: los docentes deben ser capaces de crear situaciones y condiciones que favorezcan estos aprendizajes.

Tercer reto: participación

La situación actual nos dibuja un docente que precisará una gran flexibilidad y empatía para poder hacer frente a una complejidad cada vez mayor. Se trabaja con ratios altas de alumnos, incluyendo todas las diversidades, las desigualdades y las grandes dificultades.

Es preciso priorizar el desarrollo competencial, entender el acceso al conocimiento como algo universal y libre, y poderlo hacer en colaboración y cooperación no sólo con otros profesionales de la educación sino también teniendo en cuenta el papel de la familia, de otros profesionales, y escuchando la voz del propio alumno.

Cuarto reto: tecnologías

El microcosmos de la escuela no puede dar la espalda a una sociedad donde las redes sociales, las aplicaciones móvil, y otras muchas herramientas tecnológicas cada vez tienen más presencia.

Por ello, en este, como en otros temas, será necesario ir un paso por delante de las demandas de la sociedad, contribuyendo a la formación digital docente y al desarrollo competencial del alumnado en esta área. Debemos combinar la inmersión en estas tecnologías y redes con el aprendizaje de su uso responsable.

De hecho, su uso educativo ha ayudado a implementar metodologías colaborativas en los alumnos y favorecen un mejor clima de participación.

Pero habrá que tener en cuenta que los denominados nativos digitales no acceden de forma crítica a estas herramientas. Los docentes necesitan actualizar sus conocimientos de manera permanente y estar atentos a los alumnos que no tienen el mismo acceso a las tecnologías para evitar su marginación.

Último reto: inclusión

La escuela del futuro será inclusiva o no será. Una educación que en el presente ya contempla las diversidades debe seguir caminando hacia la verdadera inclusión, más allá incluso de la integración.

Tendrá que incluir las desigualdades, las grandes dificultades, generar metodologías que favorezcan el aprendizaje en diversas modalidades, esforzarse por convertir los centros educativos en espacios seguros y de protección para todo el alumnado y que garanticen el máximo desarrollo de todos sus miembros.

https://theconversation.com/los-retos-de-la-educacion-del-futuro-175352

Comparte este contenido:

Ecuador: Pocos niños de educación inicial asisten a sus clases en las aulas

Pocos niños de educación inicial asisten a sus clases en las aulas

La maestra Marcela Gutiérrez trabaja en clases presenciales con apenas siete de los 25 estudiantes que acuden a la Unidad Educativa Paccha. Foto: Lineida Castillo / El Comercio

Aunque se insista en que las escuelas no son focos de contagio de covid-19, el miedo de los padres se refleja en las aulas. Pocos niños, menores de 5 años, asisten a las clases presenciales en Educación Inicial Centros de Desarrollo Infantil del país.

El argumento de los representantes es que aún no están vacunados contra el virus y el Ministerio de Educación dispuso que para esta población la asistencia sea voluntaria, dice la maestra Marcela Gutiérrez, de la Unidad Educativa Paccha, de Cuenca.

En el país son 4 309 139 estudiantes, de los cuales 299 555 pertenecen al nivel de inicial, menores de 5 años. Pero se calcula que menos del 10% asiste a las aulas. Por ejemplo, en la escuela de Paccha hay tres paralelos con 64 estudiantes, pero solo asisten 15 niños. Ellos trabajan con la modalidad híbrida. Los lunes y miércoles, de 07:30 a 12:00, llegan los niños de la presencialidad, y los martes y jueves, de 08:00 a 10:30, se conectan los de la virtualidad.

Los viernes llegan todos, pero por horarios de dos horas y grupos de nueve. Según Gutiérrez, con esto buscan ir preparando y adaptando a los niños al trabajo en las aulas, y a los padres darles la confianza sobre el cuidado y las medidas de bioseguridad.

A Gutiérrez, los padres le han expresado el deseo de que sus hijos se integren cuando se vacunen contra el covid-19.
El Ministerio de Salud Pública (MSP) convocó, para este lunes 21 de febrero, a los niños de 3 años de edad hasta los que tengan 4 con 11 meses y 29 días. Ellos recibirán el biológico Sinovac y el proceso se coordina con el Ministerio de Educación, que ya elaboró el cronograma de asistencia.

En el caso de Cuenca, los padres deberán asistir al Poliforo de la Universidad Politécnica Salesiana de Cuenca, de lunes a sábado, de 09:00 a 16:00. Deben llevar la carta de consentimiento informado y la cédula de identidad del menor.
Eso lo sabe la azogueña Ángela Bueno, quien tiene previsto vacunar a su hija el lunes para que se reintegre a la educación regular. “El año anterior en mi casa se contagiaron casi todos y fue terrible”.

Fuente de la Información: https://www.elcomercio.com/actualidad/ecuador/ninos-educacion-inicial-clases-presenciales.html

 

Comparte este contenido:

Alfredo Sánchez: «Estamos perdiendo el norte. A los cuatro años es imposible aprender a programar»

Por: Carlota Fominaya

Entrevista con Alfredo Sánchez, profesor, divulgador y autor del blog Serhumanodigital.com.

Campamentos y extraescolares de robótica y programación, términos como «scratch», robots «WeDo» de LEGO o «BeeBot» (robots-abeja)… La oferta tanto desde el colegio como fuera es enorme y, lo que es más llamativo, para alumnos cada vez más pequeños, incluso para niños a partir de los dos años. Pero para Alfredo Sánchez, ingeniero, profesor de la Escuela Libre Micael y divulgador, «estamos perdiendo un poco el norte. Más importante que aprender a programar es saber qué programar, o qué estructura necesitas para saber programar. Y la respuesta es sencilla: requiere de un procesamiento cerebral muy complejo, para el cual los más pequeños no están preparados». Pese a todo, el autor del blog serhumanodigital.com cree también que es «importante dejar claro que, efectivamente, ningún niño debería salir del sistema educativo sin saber programar»

¿No está de acuerdo con acercar la programación a niños tan pequeños?

Es que el sector educativo está transmitiendo mucho ese mensaje de «aprender a programar, cuanto antes mejor». No comparto esa visión. Hay que centrarse en qué necesitas para saber programar, qué tipo de estructura cerebral necesitas. Hay una diferencia entre aprender programación como algo que te lleva a conseguir objetivos, a utilizar la programación como instrumento dinamizador en el aula. Así sí puede ser interesante. La programación como juego a lo mejor sí que se puede introducir antes, si te ayuda a dinamizar estructuras de aprendizaje más tradicionales… Pero lo que es programar, requiere de un procesamiento cerebral muy complejo.

Ese procesamiento cerebral necesario para programar, ¿a qué edad se produce? ¿Cuál es la mejor edad para introducir esta materia?

En el colegio donde doy clases se introduce a los 14, los 15 años. En ese momento es súper fluido. Lo entienden, cogen la estructura, prueban, a nadie le desagrada… Tienen otra capacidad para enfrentarse con voluntad a las cosas, no desde la postura del «me tiene que divertir». En un tercero o cuarto de la ESO ya tienen un pensamiento más crítico y desarrollado. Les muestras cómo funcionan los algoritmos de Google y enseguida detectan por qué el buscador les enseña unos vídeos concretos y no otros. Tienen un acercamiento a su día a día y, aunque sea intuitivamente, lo comprenden.

Creo que es importante dejar claro que, efectivamente, ningún niño debería salir del sistema educativo sin saber programar. Es muy importante y se debería meter obligatoriamente la asignatura de programación, pero en la ESO y no para que se conviertan en programadores. Deben salir con unas nociones a este mundo, porque al final son usuarios de tecnología y han de saber cómo funciona para manejarla adecuadamente. Pero eso no es adelantarla a Educación Infantil.

Lo que argumentan es, precisamente, que acercan la programación jugando.

Si la estructura de acercamiento es realmente a través del juego, y muy adecuada, creo que es una buena herramienta a través de la cual se pueden aprender muchas cosas. Pero estoy en contra de aprender a programar desde los cuatro años. Un niño tiene que jugar, más que programar.

Usted dice que deben aprender otros aspectos antes de aprender a programar. ¿Cuáles?

Quizá en un primer lugar se puedan aprender habilidades muy necesarias para el aprendizaje de la programación a posteriori, como el ‘aprender a aprender’, tener pensamiento crítico o estratégico, juegos de mesa… La programación tiene más que ver con las matemáticas, para lo cual hay que saber descomponer problemas y acometerlos por etapas y, como digo, eso se da más tarde.

En conclusión…

Mi mensaje es: desde luego que la programación es una herramienta potentísima, y en Ciencias -o incluso en otras asignaturas como la Filosofía- ayudará mucho a fortalecer otros conceptos. Pero a la edad adecuada. Iniciarlo antes… No. Habrá gente que en clase consiga hacer cosas muy potentes, pero se suele perder el objetivo de solo enseñar a programar y acabar convirtiéndolo solo en un juego. «Jugando» a lo mejor enseñas Biología, Sociales…

A los dos años es imposible aprender a programar. Los programadores de hoy a lo mejor fueron precoces, pero seguro que no aprendieron a esa edad. Como tampoco se puede aprender en teoría a montar en moto, y hay gente que compite a los 10 o a los 12. Cada persona es un mundo pero, como principio general, el pensamiento de programación es abstracto, y hasta los 11 años no se empieza a desarrollar bien la estructura mental del pensamiento abstracto, aunque depende mucho del niño a la niña.

Se puede ver en la asignatura de Matemáticas. Hasta los 12 años se hace cálculo numérico, pero el álgebra, que es abstracto, no se explica hasta ese momento porque antes no lo cogen. Y la programación tiene mucho de álgebra.

¿Por qué cree hay tanta presión social a la hora de incluir el aprendizaje de programación cuanto antes?

Esa imperiosa necesidad creo que responde, de alguna forma, al déficit de mano de obra técnica. Las empresas intentan cubrir esos puestos, y son perfiles muy caros o que, directamente, no encuentran cómo cubrirlos. Fruto de esta situación, muchas compañías están destinando energías y recursos a crear programas que incitan a la sociedad a aprender programación. Al final si seguimos por esta senda, a medio plazo habrá más perfiles con conocimientos de programación y la inversión media que una empresa deba asumir será menor. Es muy lógico que hagan esa apuesta pero al final hace que perdamos un poco el norte. En el futuro, si no está ocurriendo ya, los programadores sean una especie de peones. Eso no quiere decir que no haya gente que disfrute con ese puesto. Programar es una habilidad muy buena, pero por sí sola tiene poco valor. Más importante que saber programar es saber qué programar.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-estamos-perdiendo-norte-cuatro-anos-imposible-aprender-programar-202202090010_noticia.html

Comparte este contenido:

Aborto legal y seguro en Colombia hasta las 24 semanas

Otras Voces en Educación

La Corte Constitucional de Colombia votó este lunes a favor de despenalizar la interrupción voluntaria del embarazo hasta la semana 24 de gestación, un paso «histórico para América Latina», que han empujado organizaciones feministas para la protección de la vida y la salud de las mujeres.

Este lunes 21 de febrero la Interrupción Voluntaria del Embarazo hasta la semana 24 de gestación, una decisión impulsada por el movimiento Causa Justa. A partir de hoy, se podrá abortar hasta los seis meses de embarazo sin que la mujer reciba castigo penal, sin embargo, el tribunal dijo que la práctica no se eliminará del Código Penal y será juzgada si se realiza después de ese tiempo y fuera de las tres causales existentes hasta ahora. Cada año, unas 400 mujeres eran procesadas en el país por abortar y miles se ven abocadas a clínicas ilegales.

Desde 2006 y hasta este lunes, el aborto era considerado un derecho en tres causales solamente: cuando el embarazo implica un riesgo para la salud física o mental de la mujer, en caso de violación o incesto y malformación del feto.

En el resto de los casos (no querer ser madre, un accidente, falta de anticoncepción, etc.) el aborto estaba penado con hasta cuatro años y medio de cárcel.

Por el fin del estigma al aborto

La decisión de este lunes fue adoptada gracias a los votos de los magistrados Alberto Rojas, Diana Fajardo y José Fernando Reyes y del conjuez Julio Andrés Ossa, quien fue elegido para desempatar la votación en la Corte.

La demanda del movimiento Causa Justa de eliminar del todo el aborto del Código Penal no se logró, por lo que a partir de la semana 24 de gestación, la mujer podrá ser castigada penalmente si se realiza un aborto que no entra dentro de las tres causales ya mencionadas.

La decisión de la Corte Constitucional es un gran paso en un país donde, según un informe del colectivo la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, “alrededor de 400 casos son llevados ante la justicia penal anualmente y que son las mujeres, adolescentes y niñas en situación de vulnerabilidad quienes están en mayor riesgo de ser criminalizadas. De esta manera, un 12,5% de los casos de aborto perseguidos por la justicia colombiana corresponden a mujeres entre los 14 y 17 años; y un 24% de los casos que derivan en condena, corresponden a mujeres menores de edad”.

Otras cifras indican que, en 2020, al menos 4.268 niñas de entre 10 y 14 años fueron madres en Colombia, donde este tipo de relaciones sexuales son consideradas violaciones y que por tanto podrían entrar dentro de las causas del aborto legal.

Además, en promedio, cerca de 400.000 abortos se realizan en Colombia anualmente y menos del 10% son llevados a cabo en instituciones que cumplan con todas las garantías sanitarias, por lo que la Interrupción Voluntaria del Embarazo es la cuarta causa de mortalidad materna en Colombia.

Imágenes de la web

 

Comparte este contenido:

Treinta cortos sobre educación sexual que quieren destronar al porno

Por: Mónica Zas Marcos

La segunda edición del festival de cortometrajes Sex Education apuesta por una ficción responsable en un terreno tan huérfano como el sexo, donde la pornografía (machista) ha cubierto la falta de enseñanza.

Cuando HBO estrenó la serie Euphoria en 2019, se elogió la desmitificación que hacía por fin del sexo entre adolescentes. Hay violencia, pero también cuidados. Representa los peores estereotipos patriarcales, pero también la homosexualidad, la transexualidad y los cuerpos diversos. Los protagonistas son torpes e inseguros, algo que impregna sus relaciones sexuales y sociales. En definitiva, había intención de no repetir los sucesivos errores de la ficción en este terreno. Incluso Élite, con sus muchos complejos, superó en algunos capítulos la nociva idealización del sexo entre menores.

¿Tiene la ficción el cometido de ser una fuente de enseñanzas sexuales? ¿Debe ser un sexotuto? Este término lo propone uno de los cortos que compiten en el festival Sex Education, que se celebra desde el 21 al 25 de febrero en Barcelona. Desde luego es un requisito para los 30 proyectos escogidos entre los 220 que se presentaron a la segunda edición del evento: tener un compromiso con la educación sexoafectiva desde muchas perspectivas distintas.

«Hay que tener en cuenta que los adolescentes y los adultos aprenden de sexualidad a través del porno, que también es una ficción y además una muy machista», señala Nadia Gumà, cofundadora del festival. También regenta una tienda de productos de bienestar sexual en Barcelona, donde cada día es testigo de los múltiples problemas que genera la intimidad en nuestro país. «Me encuentro a mucha gente que quiere llegar a ser como los actores y actrices porno, y con muchos problemas emocionales por no poder convertirse en esa figura ficticia», reconoce.

Los adolescentes y los adultos aprenden de sexualidad a través del porno, que es una ficción y además una muy machista

Andrea Gumà — Directora del festival Sex Education

A raíz de sus experiencias y hablando con Iván Albacete, profesor de instituto, ambos llegaron a la conclusión de que querían crear un proyecto con una función social. «Por eso quisimos hacerlo desde el cine, porque educar con algo divertido ayuda a retener mejor los mensajes», afirma Gumà. La elección de que fueran cortometrajes, y no películas, responde a esa misma necesidad: captar la atención de los más jóvenes de un vistazo.

Más del 50% de los adolescentes entre 14 y 17 años consumen pornografía por internet y para el 30% de los niños entre 8 y 12 años, esta es la única vía de educación sexual. «El problema no es el porno en sí, que es un mercado con una razón de ser: buscar la excitación o el placer en el adulto, pero no educar. Los chavales recurren al porno porque les surgen preguntas y acceden con mucha facilidad, pero no están capacitados para entender que lo que sale ahí no es real. Ni las cantidades, ni las dimensiones ni las maneras de hacerlo», cree la sexóloga Verónica Vivero, que participa en una de las charlas del Sex Education Film Festival.

De hecho, el corto A better porn propone una inmersión en los deseos de siete personas que luchan contra la herencia heteropatriarcal por medio del porno feminista. El proyecto incluye imágenes explícitas pero «desde un punto de vista más femenino y hechas para una sociedad que necesita más educación sexual y menos presión de los poderes».

Fotograma de ‘Sexotuto’, corto que participa en la sección ‘Teens’

«Mucha gente no conoce su cuerpo, no explora y no habla de sexo. Son un cúmulo de cosas que te provocan problemas contigo mismo, entre las parejas y en la sociedad. Al final, la violencia de género y la homofobia también se dan por desconocimiento y falta de aceptación», añade la directora del evento. Además de una lacra social, esto se ha convertido en una sanitaria: algunas ETS se han duplicado en el último lustro entre los jóvenes.

Para la experta en educación sexual, «los cortos ofrecen de una manera breve las distintas formas de vivir la sexualidad». Vivero comentará A tomar x culo las bragas, un proyecto en el que «se ven esas primeras citas y las nuevas formas de relación que tienen los jóvenes a través de las apps«, pero también «los prejuicios y falsas creencias sobre el feminismo» y el estigma hacia la bisexualidad, «que es discriminado incluso dentro del propio colectivo LGTBI». Pero este es solo uno de los 30 que se proyectarán durante la semana en el Cine Catalunya de Terrassa.

Familias y religión, en contra de la educación sexual

En esta edición llegaron cortos de 35 países distintos, entre los que han sido seleccionados España, Francia, Italia, Suiza, EEUU y Australia. Las temáticas también son diversas. Tanto, que han creado una sección adulta (Adults) y otra para adolescentes (Teens). La intención es que los chavales entiendan y empaticen con el contenido, ya que para muchos será la única clase de educación sexual que recibirán.

«En nuestro país llevamos mucho tiempo alzando la voz para que se empiece a impartir en las escuelas, y no como una sesión extracurricular. Con suerte tienen una hora al año con un profesional», critica Verónica Vivero. En esta edición se han inscrito siete centros educativos de Barcelona, 12 escuelas y 1.800 alumnos, que participarán en los coloquios posteriores al visionado. «El festival nos está ayudando a promover y crear conciencia social», agradece la sexóloga.

Gumà reconoce que, si bien la participación de este año es un récord, hay escuelas que siguen rechazando participar por presión de los padres o por la propia política del instituto. «España es uno de los países donde la religión está más arraigada y esto desfavorece la educación sexual», dice la directora.

Me alarma mucho que los chavales no sepan identificar chantajes o abusos y que tengan normalizadas dinámicas muy tóxicas

Verónica Vivero — Sexóloga

Aunque ambas reconocen que el cine y las series están explorando nuevos caminos para hablar de sexualidad, no creen que ninguna ficción pueda sustituir a la educación sexual. Con la salvedad, en todo caso, de la serie Sex Education. «Actualmente el cine está hipersexualizado, pero esta nos ha gustado mucho. Trata todas las orientaciones sexuales y las primeras relaciones de una forma muy sana. Todo el mundo necesita el sexo y hay que hablar de él de forma natural», destaca Gumà.

Dinámicas tóxicas y preocupantes

Vivero, que suele trabajar con jóvenes en talleres de sexualidad, ha identificado una tendencia preocupante entre sus alumnos: «Generan unas vinculaciones tóxicas basadas en el amor romántico y que no son del todo sanas». En algunas de sus prácticas, la sexóloga propone un juego de rol para identificar comportamientos. De hecho, la Fundación FAD Juventud infirió que uno de cada cinco adolescentes varones cree que la violencia de género es solo un «invento ideológico».

«Me alarma mucho que no sepan reconocer chantajes o abusos y que tengan normalizadas dinámicas muy tóxicas», admite, por lo que ella siempre intenta que «aprendan a relacionarse desde la igualdad y desde el respeto».

Fotograma del corto ‘A tomar x culo las bragas’, que compite en la sección ‘Adults’

Esta es solo una de las enseñanzas que se imparten en la educación sexual y que prevendría muchos problemas socioafectivos modernos. «La gente suele poner por delante lo afectivo, pero es que nosotros educamos desde los afectos. No son solo las prácticas, sino las maneras de vincularte, de enamorarte y de que los chavales aprendan a reconocer y a gestionar sus emociones», reivindica la experta. «Si tuviéramos todos una base, nos relacionaríamos de otra manera».

No es un problema que se quede en la edad adolescente. De hecho, esa también es la intención del Sex Education Film Festival: que llegue a esos adultos que no recibieron a tiempo una educación de calidad y que ahora tienen que enfrentarse a un mundo cambiante. «Uno de mis cortos favoritos se llama Fairyocious, es francés, y trata de un niño de siete años que quiere ir disfrazado de hada a la escuela. Su madre le dice que no porque se divide entre hacerle feliz o protegerle del rechazo y del bullying», relata Nadia Gumà.

La educación es fundamental y el papel de los adultos no se puede desvincular. Hay que eliminar muchos prejuicios adquiridos para que «cada vez se sumen más colegios y más padres al festival y a la promoción de la enseñanza sexual», piden los organizadores. Hay que entender el sexo más allá del coito y relacionarlo a la responsabilidad afectiva, el consentimiento, las identidades de género y la tolerancia. Y, por lo pronto, hay 30 cortos que cumplen una bonita labor.

Fotograma del corto ‘Dans la natura’, que compite en la sección ‘Teens’
https://www.eldiario.es/cultura/cortos-educacion-sexual-porno-euphoria_1_8766357.html
Comparte este contenido:

Entrevista a Remedios Zafra: “La libertad de pensamiento está en crisis por la privatización del conocimiento”

Por: Ekaitz Cancela

Una imagen de destrucción creativa del capitalismo se encuentra presente en la obra de Remedios Zafra(Córdoba, 1973), incluso en los fondos de los retratos que la autora escoge para la presentación de su último libro: El entusiasmo (Anagrama, 2017)La sensación de estar ante las ruinas de una época obnubila en ocasiones que ha emergido otra nueva, que ya estamos en ella. Pero aún no hemos dirigido nuestra mirada hacia esa realidad. No nos encontramos aún en esa elevada etapa en la que somos capaces de valorar si nos agrada ese mundo, o si es mejor demolerlo. Una tesitura que está dando lugar a una plétora de nuevos ensayos que nacen con la intención de representarlo. Como explica Zafra en esta entrevista, ella trata de describir un “ahora y hacer reflexiva la realidad observada”. Lo cual le ha granjeado nada menos que un premio Anagrama de Ensayo. En la siguiente conversación profundiza en su obra y explica su elección sobre la forma de representarla, tarea que por otro lado cumple con excelente prosa y delicada atención a detalles cruciales sobre el espacio digital.

Una de las cosas que más me llamó la atención en un libro sobre el trabajo es que no haya ninguna referencia a Marx, pero sí continuas referencias al capital. ¿Qué papel ha jugado ese autor en la formación de su pensamiento?

El marxismo ha estado presente en mi formación como antropóloga y también en mi trabajo docente, aunque mis influencias teóricas vienen más del feminismo marxista y de figuras de la antropología económica y el socialismo críticas con el capitalismo (e influenciadas por Marx) como Mauss y Polanyi. De manera premeditada no hay referencias a Marx, y quizá llame más la atención que no las haya a Engels, cuyo trabajo sobre la opresión de las mujeres como instrumento de producción es más profundo que el de Marx, si observamos sus ideas sobre el origen de la familia, la propiedad privada y el Estado.Este ensayo, sin embargo, no se construye como una investigación ortodoxa y documentada que pretenda situar unas bases teóricas ni establecer un recorrido histórico y comparativo sobre la economía capitalista. Como habrá visto, es la mirada “sincrónica” a la realidad la que protagoniza El entusiasmo, un enfoque más propio del trabajo etnográfico que busca describir un “ahora” y hacer reflexiva la realidad observada. Y quienes lo protagonizan no son “grandes pensadores desprovistos de cuerpos, con sus famosas biografías y su perspectiva histórica”, sino vidas cotidianas cargadas de contradicción, conflicto, piel y píxeles.Hay además en mi escritura cierta incomodidad de raíz feminista que busca huir de la mirada logocentrista que predomina en la forma en la que construimos discurso en el contexto académico. En El entusiasmo me motiva la libertad del ir “de la realidad a la teoría” y no a la inversa.

Usted escribe que “toda creación siempre es atravesada por los espacios que habitamos. ” Y no cesa de apelar a quienes abusan de lo ‘público’. ¿Cree que el fenómeno de la privatización del espacio público digital ha pasado más desapercibido que otras consecuencias de internet?

Mi impresión es que sigue pasando desapercibido porque ha sabido valerse de la interiorización como “único espacio digital” al que nos deriva la vida contemporánea. Desde un primer momento, los poderes públicos parecen haber cedido a que el espacio digital sea un dominio privado que se nos ofrece bajo espejismo de zona pública. A mí me parece inquietante esta cesión y el dominio que se otorga porque la vida es cada vez más una vida mediada por pantallas, que acontece en la red, y rara vez advertimos que a veces somos, y podemos ser, más producto que ciudadanos. No extraña que suela pasarse por alto, porque esta privatización se vale de esas formas de poder invisibles y silenciosas que rara vez dicen “no,” sino que operan atravesando las decisiones y expectativas de las personas, normalizándose. Pocas veces, excepto en los casos de censura expresa (casi siempre sexista o mojigata: esos pechos, ese pene, ese cuerpo desnudo…), el poder de la empresa que gestiona se deja ver.

La habitación en la que representa usted constantemente al personaje de Sibila me parece muy pertinente para describir esa sensación de estar encerrado y sin salida. ¿Qué quería transmitir cuando la escribía?

Quizá porque habito la mayor parte del tiempo en un cuarto propio conectado, su potencia me fascina tanto como preocupa. Creo que las habitaciones conectadas ilustran como pocas cosas algunas de las contradicciones de la época. Conformándose como espacios que, frente a la distracción del exceso digital, nos permiten recuperar “tiempos de concentración”, frente a un verlo todo, un recuperar el “párpado” y una (posible) conciencia crítica. Sin embargo es también donde se gestan los nuevos escenarios de autoengaño y resignación, cuando la pantalla opera como “marco de fantasía” y nos vemos limitados en nuestra vida real. Ante el miedo que provoca un mundo que nos visibiliza las constantes amenazas posibles (terroristas, ecológicas, accidentes, desempleo, precariedad…), la habitación conectada parece protegernos sin aislarnos. Y resulta curioso cómo ambos polos los provoca el mismo dispositivo: primero, la pantalla satura de imágenes de injusticias que paralizan, después permite ese refugio del conectarnos con otros sin exponernos demasiado. Creo que para la mayoría es más refugio que cárcel, y que no podemos despojar nuestras historias hoy de su materialidad, entre otras cosas porque las erosiones de las que habla este espacio tienen que ver con una profunda transformación de la vida humana (erosión de las esferas pública y privada, intersección de espacios de producción, recepción y circulación, confluencia de la presentación y representación de los sujetos, entre otras…).

Junto al ‘espacio’, en el libro habla del ‘tiempo’: “donado al consumo e indirectamente a hacernos datos”. Solo encontré  en su libro una referencia a Google, una de las empresas que más datos extrae de nosotros. ¿Cree que tiene algo que ver con ese “poder como forma indirecta” que a veces no define?

Sí, claro. Google sería un claro ejemplo de ese poder que se nos muestra siempre como un minimalista y amable entorno increíblemente servicial, dispuesto a contestarlo absolutamente todo, haciéndose imprescindible en nuestras vidas, ampliando nuestra memoria, ubicándonos en el espacio, proporcionando datos e información, ayudándonos a escribir, a traducir, a identificar a esa persona… Tanto nos da como tanto recibe de quienes con nuestras búsquedas, datos y usos proporcionamos alimento a la máquina. Un alimento que por sí solo no tiene más interés que fragmentos de privacidad, pero que puesto en conjunto con los millones de usuarios ofrece panorámicas big data que permiten visualizar tendencias y pronosticar cambios, intereses, miedos y mercado, que posibilitan sobre todo “gestionar el poder como nunca”. Hay una obra de Leonardo Solaas titulada Variaciones Google que me interesa mucho y ayuda también a responder a su pregunta, puesto que hace algo necesario con Google: “ayudar a visibilizarlo”, identificar posibles mecanismos de opresión antes de idealizarlo. Una de sus claves es presentarse como motor que visibiliza mundo e “invisibiliza lente”. Esa lente no es neutral, su parcialidad vestida de disponibilidad y filantropía se sustenta en una industria configurada como uno los grandes poderes globales.

¿No cree, no obstante, que el poder en forma de datos sobre los ciudadanos que monopolizan varias compañías se ejerce de una manera muy ‘directa’: la dependencia hacia sus servicios? De alguna forma es como si trabajaremos, de forma creativa o no, para Google u otras empresas de internet.

La dependencia es una seña de identidad de aquellos servicios que se convierten en necesidades de época.

La dependencia es una seña de identidad de aquellos servicios que se convierten en necesidades de época. Claramente Google ha conseguido que deleguemos en él funciones como la memorística, pero también ha ampliado y creado otras ayudándonos a “gestionar” mundo digital. Pero esa fabulosa potencia no debe eclipsar el poder y monopolio que estas empresas tienen. Por ejemplo, esos datos propios que pensamos no pueden ser de utilidad para nadie salvo para nosotros mismos, se convierten en pieza de la gran masa que gestionan empresas como Google. Como para la sociología o la estadística cuando tenemos grandes cantidades de datos, estos se vuelven significativos, son capaces de identificar lo que nos une (esa mirada de lejos que nos iguala), las tendencias de la mayoría, lo que hacemos y preguntamos “cuando creemos que estamos solos” (una adolescente que quiere abortar, alguien desempleado que busca, una persona diagnosticada de cáncer que pregunta…). La intimidad hoy es compartida con Google antes incluso que con las personas cercanas. Google responde sin juzgarnos. Su conocimiento y su poder es, al mismo tiempo, extraordinario y terrorífico, porque en él delegamos cada vez más nuestras dudas y en él confiamos cuando posiciona y crea “valor” de las cosas con algoritmos no exentos de ideología. Y siempre existe una contrapartida, cada servicio ofrecido por Google lo ofrecemos también nosotros; en cierta forma, trabajamos para ellos.

Por eso me llamó la atención su reflexión: “la libertad de pensamiento como modelo de privatización”. ¿Es posible ser creativo sin estar dentro de las leyes que impone el mercado?

A lo que yo apunto es a cómo la libertad de pensamiento está puesta en crisis por los vigentes modelos de privatización del conocimiento. Es un asunto esencial que debemos garantizar. El conocimiento, para serlo, debe ser libre, si no estará sesgado y orientado hacia quienes tienen intereses por mantener formas de poder.

Sobre su pregunta, creo que cabría cuestionarse: “¿Qué tipo de creatividad es la que propicia el mercado?”. Yo sí creo que es posible ser creativo fuera de esas leyes; gran parte de la práctica artística política se sustenta en esta idea. Hipotecarse al mercado puede propiciar obras ingeniosas, interesantes, efectistas, entretenidas, pero difícilmente obras que perturben, critiquen y hagan pensativo ese sistema que les acoge. Es una de las funciones que hoy cabe esperar de la creatividad artística: que no cambie unas verdades por otras, sino que ayude a hacer reflexivas las formas en que se diseñan hoy las verdades.

El circuito de privatización en que se apoya el modelo mercantilista de conocimiento pone en riesgo lo más importante: la libertad de pensamiento. Obviar que esta apropiación no vendrá exenta de desigualdad es como pasar por alto que en el mundo la pobreza y la violencia no han modificado de manera profunda “la cualidad de nuestra conciencia”.

Siguiendo esa línea, sobre las formas de valor del trabajo creativo apunta que el riesgo es “la pérdida de la libertad que convierte a la creatividad humana en algo transformador”. ¿Qué debe “transformar” realmente la creatividad en este momento de hegemonía capitalista a nivel global?

La potencia de la creatividad humana no debería tener fines exclusivamente comerciales

La potencia de la creatividad humana no debería tener fines exclusivamente comerciales ni estar sólo movida por el capital y el mercado, sino por la justicia social, la vida de todos, el arte o la poesía. A mi modo de ver, el trabajo creativo debiera poner su energía en la salud de todos y no en las enfermedades de los ricos, en la vida del planeta, en la creación de un mundo de mayor igualdad social, de respeto a la diversidad cultural y donde logremos mayores grados de libertad. Movilizar esa deriva empieza por terminar con la precariedad que neutraliza a muchos trabajadores creativos en la temporalidad, la frustración, tareas burocratizadas y subordinación a un mercado laboral absolutamente desajustado e incapaz de aprovechar su potencial intelectual. La hegemonía capitalista debiera subordinarse a la política y no al contrario, dejar de mirar el mundo desde las ganancias de unos pocos y su perpetuación en el poder, y pasar a un compromiso ético con el mundo, el progreso y la justicia social. Recuperar los vínculos éticos despojados del intercambio capitalista me parece un asunto importante.

Señalaba que la ética del capitalismo digital trata de una cultura sobre otra cultura. ¿Pero con qué cultura hemos de saldar cuentas? ¿Basta con el neoliberalismo, o lo que algunos llaman la lógica cultural del capitalismo tardío?

Me refiero a que, frente a otros tiempos caracterizados por el colonialismo de unas culturas sobre otras, hoy la territorialización digital trata de una cultura sobre parte de la misma cultura, y más concretamente cuando hablamos de “mundos virtuales”, trata de la vida sobre la imaginación. Una cultura escindida, mutante y liberada en pactos de evasión y temporalidad que nos pregunta por las posibilidades y gradientes de repetición o imaginación del mundo. Los cambios acontecen hoy en un marco todavía neoliberal caracterizado por esa lógica cultural de una enésima forma de capitalismo (cultural, cognitivo, informacional e incluso afectivo, son caras de una realidad poliédrica definida por la globalización y la cultura-red). ¿Con quién hemos de saldar cuentas? Creo que no se puede exigir un comportamiento heroico a las víctimas de la desigualdad. No hay que saldar cuentas con la cultura sino con el poder que la domina.

Habla usted de la reinvención del sujeto creativo en la red como vía para la emancipación. No me queda claro si se refiere a la emancipación del individuo alienado o de que pueda vivir emancipado en una especie de ecosistema digital más comunal.

Ambas cuestiones estarían implícitas en esa reinvención. De un lado la que empieza por la subjetividad y el uno mismo y apunta, como sugiere, a la emancipación del sujeto creativo. De otro, la reactivación de los vínculos entre iguales como forma de recuperar las alianzas colectivas y políticas que permiten transformación social. Algo parecido a lo que sí está consiguiendo el feminismo en Internet.

Por último, he de confesar que me fascinó la metáfora del camino que nos guía pero que se esconde por el exceso de brillo y las sombras, empleada por usted para describir la experiencia en la red. ¿Ve ese ‘entusiasmo’ que deriva en ‘cansancio’ y después en ‘desorientación’ como un síntoma que marca el agotamiento del Siglo de las Luces?

Comparto con usted que esta época tiende a excluir las “luces” propias de una primacía del pensamiento en beneficio de la intuición y la emotividad, que viajan más rápido y se ajustan mejor a los vigentes modelos de neoliberalismo digital (caracterizados por hiperproducción, velocidad, exceso y caducidad). Y esto me parece un riesgo.

El entusiasmo tiene que ver con esa exaltación frente a una saturación de estímulos y referencias que en muchos casos terminan por llenar nuestros tiempos y espacios hasta desorientarnos. La imagen de los paisajes boscosos y tupidos, plagados de referencias visuales, puede ser ilustrativa de esta forma de “ceguera” a la que apunto y que paradójicamente surge de un exceso de imagen y estímulo como el de ahora. Allí donde la red se presentaba como una esperanza de horizontalidad, donde todos podíamos por fin tener voz propia, el reverso de esta potencia nos vomitó un mundo apretado y excesivo de voces. Este sería el background de los entusiastas precarios, entretenidos en “sí mismos” y sus pantallas, y cansados de antemano de sus trabajos temporales como para concentrarse y “profundizar”, pero también cansados para hacer la revolución. Sí, puede que estén desorientados, pero quiero pensar que solo de momento.

Fuente de la información e imagen: https://ctxt.es/es

Comparte este contenido:

Gautemala: Ministerio de Educación perdió el tiempo

Prensa Libre

Antes de la pandemia y, por coincidencia temporal, antes del período de la actual titular de Educación la excusa más usual para la falta de remozamiento de planteles educativos era que por el ciclo de actividades escolares se hacía difícil efectuar trabajos si no se trasladaban las clases a otra parte. Era una excusa repetitiva, que evidenciaba falta de planificación, pero tenía cierta lógica. Con la suspensión de clases desde el 13 de marzo del 2020, se tuvo cuando menos un año y medio para emprender un vasto programa de recuperación, equipamiento y modernización.

Por canales oficiales se promocionó el remozamiento de algunos centros y unas cuantas donaciones de equipo para clases virtuales. A pesar de contar con un presupuesto que rozó los Q18 mil millones con todo y ampliaciones en el 2021, la cartera educativa fue incapaz de asignar más fondos a este rubro. Peor aún, de los Q89.6 millones destinados para mejoras físicas de las instalaciones se ejecutó menos del 10%, pese a que abundan las escuelas en ruinas por todo el país en donde el actual gobernante hizo campaña.

Para mayor agravante de este incumplimiento, en los meses finales del 2021 se avizoraba el posible retorno a clases. Con un poco de voluntad y visión estratégica, bien se pudo acelerar la ejecución de obras dirigidas a lo más valioso que tiene el país: la niñez y juventud, para proveerles un ambiente digno, didácticamente adecuado para el cultivo de sus intelectos. La pausa de la pandemia pudo ser esa ventana de oportunidad para apostar por la transformación de tantos edificios escolares e incluso impulsar la demolición de estructuras inadecuadas, para crear verdaderos centros locales de desarrollo humano. Se desperdició el tiempo.

Eso sí, la ministra Claudia Ruiz y su equipo se ocuparon oficiosamente de sentarse a pactar con el dañino dirigente Joviel Acevedo, a escondidas de la ciudadanía, un incremento salarial, sin requisitos de evaluación ni mayor exigencia de mejora en la calidad educativa. Otro síntoma deplorable de este clientelismo surgió a principios de este 2022, cuando la Universidad de San Carlos anunció la suspensión del programa de formación de docentes, al señalar que el Mineduc no ha contratado ni un solo egresado, pese a que se trata de un factor fundamental para una mejora a mediano y largo plazo. Solo contratan a los apadrinados por el grupo de Acevedo y, por si fuera poco, hay supervisores departamentales que solo se limitan a dar una indicación a los directores: que sigan las instrucciones del sindicato magisterial, que hasta hoy no ha dado una sola muestra de que le importe el futuro de la Nación.

En un gobierno ordenado y bajo un liderazgo claro, la repartición de refacciones escolares no debió ser hecha por el Mineduc, sino por la cartera de Desarrollo, pero esta tiene también sus propios lastres, omisiones y conflictos de interés. Quizá tenía que asumirlo la ministra, pero junto con ello debía asegurarse de que los maestros efectuaran su labor en todo el país, que las guías entregadas cumplieran con la meta de dar continuidad al aprendizaje.

¿Cómo iba a hacerlo si tácitamente cedió el sistema educativo a un dirigente venal con el cual firmó un incremento salarial sin condiciones? ¿Cómo iba a exigir calidad si la misma no figura dentro de tan lesivo pacto? ¿A quién va a culpar de no haber respondido a la altura de los tiempos? No bastaría ni siquiera ir vestida de negro a pedirle perdón, uno por uno, a tantos niños que perdieron dos años irrecuperables, sobre todo en zonas donde hace tanta falta la educación competitiva.

Ministerio de Educación perdió el tiempo

Comparte este contenido:
Page 528 of 6793
1 526 527 528 529 530 6.793
OtrasVocesenEducacion.org