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Australia: La gestión de las tierras y el saber de los aborígenes para sobrevivir a los futuros megaincendios

La gestión de las tierras y el saber de los aborígenes para sobrevivir a los futuros megaincendios

Sophie Lamberts

Australia arde. Es un fenómeno completamente sano, normal, orgánico. El país alberga una vegetación combustible y especies animales y vegetales adaptadas al fuego. Claro que estas especies no están aclimatadas a un fuego de esta magnitud y esta intensidad. Los incendios a los que se enfrenta Australia actualmente no tienen precedentes. En pocas semanas, cerca de 10,3 millones de hectáreas, una extensión casi equivalente a la del Reino Unido, han sido pasto de las llamas. Han muerto por lo menos 28 personas, así como 1.250 millones de animales. Mientras que cada vez más gente en Australia condena la gestión de esta crisis sin precedentes por parte de la coalición conservadora del primer ministro Scott Morrison y reclama medidas urgentes en defensa del clima, el gobierno, por su parte, esconde la cabeza.

Los dirigentes conservadores, seguidos de cerca por Rupert Murdoch, accionista mayoritario del imperio mediático News Corporation, se esfuerzan por minimizar el vínculo entre el cambio climático y las condiciones medioambientales extremas del país -continente a golpe de desinformación. Su argumento: los incendios en Australia no representan una “crisis climática”, sino una “crisis de incendios criminales”. En realidad, alrededor del 1 % de las tierras calcinadas en Nueva Gales del Sur se han atribuido oficialmente a incendios provocados.

Nadie quiso escucharnos”

Australia arde y miramos para otro lado. Estos incendios han borrado del mapa bosques enteros y, junto con ellos, la memoria cultural de las comunidades autóctonas. Para numerosos líderes aborígenes, la crisis actual brinda la ocasión de fundar un nuevo paradigma, en el que la cultura autóctona y los saberes adquiridos por las poblaciones indígenas sobre el medioambiente, que habían venido cuidando desde hacía milenios, deben desempeñar un papel central en la futura gestión de las tierras.

Miembro de los bundjalungs, guardianes originarios de la región costera septentrional de Nueva Gales del Sur, Oliver Costello lanza, no sin amargura: “Hace nada que repetimos a la gente que los grandes incendios estaban por venir. Nadie quiso escucharnos.” Las poblaciones aborígenes, primeros seres humanos conocidos que poblaron la parte continental de Australia, han aprendido a gestionar y rebajar los riesgos de megaincendios gracias a un conocimiento concreto de los ecosistemas locales y a quemas planificadas y cuidadosamente controladas.

“Antes de la colonización, las tribus seguían la ley de la tierra gestionando las relaciones de las plantas y los animales locales, que tienen su propia identidad y sus propios comportamientos ante el fuego. Cuando quemas de la buena manera, obtienes buenos animales, buenas plantas y buenas personas en los buenos lugares. Cuando quemas de mala manera, perturbas estas relaciones”, expone Oliver Costello, dirigente de Firesticks, una organización que se propone asegurar la conservación de las prácticas autóctonas de gestión de los incendios y de las tierras.

Un ecocidio perpetrado desde la colonización

Australia fue colonizada por Gran Bretaña en 1788. Los colonos cometieron un genocidio, un etnocidio y un ecocidio en este territorio –ocupado desde hacía más de 40.000 años por los pueblos australes–, provocando así la pérdida de los sistemas de conocimientos tradicionales, basados en varios miles de generaciones de observación de la naturaleza.

Como relata el escritor Bruce Pascoe –de ascendencia indígena, cornuallesa y colonial– en su obra Dark Emu, los colonos se sorprendieron, al descubrir el nuevo continente, ante la fisionomía del paisaje, que compararon entonces con un “parque inglés”, un “parque señorial”, un “parque francés” o un “inmenso parque”. Escaseaban los bosques impenetrables y el espacio estaba aireado, estructurado en una alternancia de praderas, florestas y bosques desprovistos de maleza. Asimismo les asombró la destreza con la que las comunidades aborígenes utilizaban el fuego para mantener el paisaje.

Armados con sus antorchas y un sólido conocimiento de las condiciones climáticas, del régimen de vientos y de la biología de las plantas, los y las aborígenes practicaban las quemas planeadas según un calendario coordinado entre las tribus y organizadas en vastas cuadrículas. La clave de esta práctica radica en un conocimiento y una comprensión profunda del paisaje, su vegetación, las especies animales que lo pueblan, la topografía y el clima.

Las quemas permiten controlar el crecimiento de los arbustos, alimentar con cenizas los vegetales de los que se alimentan, organizar el paisaje a su gusto y despertar los granos de su letargo. Es el caso de las flores silvestres banksia, que necesitan el estímulo del fuego para abrirse. “La quema cultural consiste en aplicar un fuego determinado a determinado territorio. El fuego es beneficioso para el terreno cuando se lo contempla de manera holística”, explica Oliver Costello. Por ejemplo, las hojas, las hierbas secas y las ramas que tocan el suelo en las zonas en que pueden declararse incendios de la maleza pueden quemarse de forma controlada con el fin de reducir su combustibilidad potencial.

Técnicas occidentales menos eficaces

La desestructuración de las antiguas prácticas de gestión ha hecho que la vegetación resulte más inflamable y las poblaciones más vulnerables. Ya en 1990, el investigador Phil Cheney, miembro del Commonwealth Scientific and Industrial Research Organisation, publicó un artículo científico sobre la gestión actual de los incendios forestales en Australia: “Dado que los bosques que no eran mantenidos por los servicios forestales están siendo gestionados por los departamentos de parques y jardines, que tienen poca experiencia en la gestión del fuego, existe la posibilidad de que veamos en el futuro grandes incendios más frecuentes y probablemente más destructivos. El público, en sentido amplio, se ve privado de competencias de gestión del fuego que se han adquirido con esmero y esfuerzo desde hace más de cien años.”

En el sistema político federal australiano, la gestión de los incendios es responsabilidad de cada Estado y territorio. Si las brigadas de protección contra incendios están bien organizadas y son eficaces en determinadas regiones muy pobladas, no son tan competentes en las regiones con poblaciones dispersas de las zonas áridas y subtropicales del norte de Australia. Contrariamente a las técnicas occidentales, la quema cultural parte de un enfoque holístico sincronizado con las estaciones, los periodos de gestación de los animales y las épocas de siembra y plantación. A esto, los occidentales lo llaman ecosistema; los aborígenes utilizan la palabra parentesco. Se trata de un sistema complejo que determina la manera en que los seres vivos interactúan entre ellos y sus funciones, responsabilidades y obligaciones de unos con otros y con la tierra.

El respeto de las estaciones es otro elemento fundamental. Con la colonización se impuso el calendario gregoriano y la división del año en cuatro estaciones. Sin embargo, las nociones europeas de verano, otoño, primavera e invierno son totalmente inadecuadas para clasificar las estaciones australianas, que están muy diversificadas. Por ejemplo, en la tierra de la tribu wardaman, al oeste de la ciudad de Katherine, en el Territorio del Norte, actualmente estamos en yijilg, un final de verano marcado por fuertes precipitaciones. Determinados territorios conocen seis estaciones diferentes al año, otros más y otros menos.

“Los occidentales se basan en las fechas y en el estado del combustible para saber cuándo quemar. No utilizan los valores, el parentesco, las leyes culturales que rigen en el territorio y acaban aplicando muy a menudo el tipo de fuego inadecuado”, deplora Oliver Costello. “Muchas veces, los fuegos son demasiado calientes y destruyen y queman el dosel arbóreo. De este modo, el suelo queda al descubierto, expuesto a la luz del sol. Esto acelera la regeneración de los arbustos, que desplazan las hierbas, gramíneas, helechos y otras especies terrestres y permiten crecer más materia combustible.” Es un círculo vicioso.

Estos regímenes de fuegos alteran asimismo la estructura del suelo, la humedad, la luz y la abundancia de los bosques. “Quemar de la manera inadecuada comporta más riesgos y altera e equilibrio entre las especies. Así, hoy nos encontramos con especies, recursos alimentarios y tótems culturales amenazados”, añade Oliver Costello. Este experto en gestión de incendios lucha desde hace años para que se apliquen los sistemas de conocimiento de los pueblos aborígenes a las preocupaciones contemporáneas en materia de gestión de incendios a que nos enfrentamos, desde California hasta Sidney. Desde diciembre de 2019, la red nacional Firesticks recibe muchas llamadas de bomberos, responsables políticos y periodistas.

Este aumento del interés por la gestión del fuego por parte de los pueblos indígenas es una señal implícita de que muchas gentes australianas reconocen el valor de lo que está a punto de perderse. “Necesitamos un diálogo internacional con las poblaciones autóctonas en una perspectiva occidental. Si no comprendéis vuestra responsabilidad para con vuestro país y vuestra comunidad, la tierra se pone enferma. Es inevitable.”

Fuente de la Información: https://vientosur.info/spip.php?article15549https://www.nodal.am/2020/01/colombia-27-lideres-asesinados-en-un-mes-segun-el-instituto-de-estudios-para-el-desarrollo-y-la-paz/

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Coronavirus: Schools told to keep staff and students recently in China away from classroom

Oceania/ New Zealand/ 28.01.2020/ Source: www.stuff.co.nz.

 

School principals are being urged to delay the start of the school year for staff or students who have recently been to China over fears of coronavirus.

Education Secretary for the Ministry of Education, Iona Holsted said the ministry had warned school principals to «err on the side of caution» with the .

On Monday Ministry of Health officials said there was a «high likelihood» of coronavirus reaching New Zealand, with a moderate chance that it would spread when it arrives.

The new virus originated in the Chinese province of Wuhan in December and has rapidly spread to other countries, including Australia.

Cabinet is expected to make the virus a notifiable disease on Tuesday, giving public health officials the power to quarantine people suspected of infection.

Children and young people were currently returning to classrooms and the health of students and staff was a priority, Holsted said.

Official advice for principals included a list of steps to take that advised keeping students away from school if they had been in China.

«For any staff member or student who may be at high risk of exposure because they have recently been to China or have been in close contact with someone confirmed with the virus, I encourage you to ask that the staff member or parent/caregiver of the student delay the start of their school year for 14 days and voluntarily stay away.»

The advice states that anyone who was unwell should not be at school or at their early learning service and provided a number for Healthline.

If a student still attends school while showing symptoms, the principal of a state school could preclude them if they believed on reasonable grounds they may have a communicable disease, her advice said.

«The student has to stay away for the infectious period of the specific disease.»

This did not apply for private schools but principals could request that a student with an infectious disease or is suspected of having an infectious disease, did not attend.

Principals can also request that a staff member with an infectious disease or was suspected of having an infectious disease, did not attend.

Meanwhile, National Party education spokeswoman Nikki Kaye has written to the Education Minister asking about what support was in place for schools, early learning centres and tertiary institutions.

She sought the sought urgent advice on Sunday but was yet to get a response.

«Tens of thousands of international students will be arriving in New Zealand to study over the coming weeks, some of them from places which have been affected by the outbreak.

«There needs to be clear advice for host families, parents, schools and teachers about what they should do if an outbreak were to occur.»

Some schools started back on Monday and more will be starting on Tuesday and later this week.

The University of Canterbury (UC) expected «several hundred» new Chinese students to enrol in person from February 11 to 13. It was exploring late enrolments for students whose travel from China was disrupted.

The university had urged staff and students to reassess whether planned trips to China were essential and had «contingency plans» in case the situation changed, a spokeswoman said.

Kaye said: «It’s time the Government gave clear advice about will happen if this virus reaches New Zealand.»

«The Government is missing in action while the rest of the world is taking this seriously. It’s time for action.»

Source of the notice: https://www.stuff.co.nz/national/politics/119085941/coronavirus-schools-told-to-keep-staff-and-students-recently-in-china-away-from-classroom

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Australian bushfires drive education group to hatch climate action plan

Oceania/ Australia/ 21.01.2020/ Source: www.studyinternational.com.

The International Education Association of Australia (IEAA) is developing a carbon-neutral policy in response to the nation’s most dire bushfire disaster to date.

As experts across various industries met in Canberra last Wednesday to discuss the issue, the IEAA had already begun developing a joint statement and action plan. This effort involved international education representatives from all eight states and territories, as well as education and trade departments.

Speaking ahead of the crisis conference he chaired, Education Minister Dan Tehan said, “The federal government will work to fast track the support we can provide to the sector as a result of today’s meeting.”

“We will work with the sector to harness the many good ideas that will make a difference to the education and mental well-being of children in bushfire affected areas,” he assured.

In the past, the IEAA was responsible for creating the Council for International Education’s Collaborative Marketing Framework. The framework provides a guide to critical incident response and ensures the equal distribution of resources in times such as this.

IEAA chief executive Phil Honeywood, who led the creation of the Collaborative Marketing Framework, believes the bushfires call for greater attention and action on mitigating carbon footprint within the education sector.

Among his suggestions are encouraging webinars and teleconferences instead of travelling across borders for work. If a flight is necessary, the least that can be done is donating towards tree replanting efforts.

Honeywood also indicated that the policy developed in this regard is expected to be approved by the end of February 2020.

Academic institutions step up

International education representatives expressed views and ideas on the most pressing matters in light of this national crisis, including health, safety, and stability of school communities as well as the impact on academic research.

Caroline Perkins, executive director of the Regional Universities Network, said research on ecosystems located within the area affected by the bushfire would inevitably be harmed. She called for special considerations for affected researchers, in hopes to mitigate the ruinous impact on their studies.

This series of Australian bushfires has been raging across 10 million hectares since June 2019 and only began to alleviate this week with the help of downpour in affected areas. For comparison, England’s entire land area is 13 million hectares.

The fires are predicted to continue blazing until March.

Throughout this climate disaster, several Australian universities have stepped up to provide crisis accommodation for firefighters and evacuees while serving as fundraising centres for relief efforts. This includes the University of Wollongong (Batemans Bay and Bega campuses) and Charles Sturt University.

 

Source of the notice: https://www.studyinternational.com/news/australian-bushfires-climate-action-plan/

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Llega a 29 la cifra de muertos por los incendios que asolan a Australia

Oceanía/Australia/20-01-2020/Autor(a) y Fuente: www.publimetro.co

La Policía australiana informó este domingo del fallecimiento de un hombre de 84 años que era tratado por las quemaduras sufridas durante los incendios que asolan el país y que con este ya ha causado 29 muertos.

El hombre, residente de la población de Cobargo, permanecía desde el 31 de diciembre ingresado en un hospital de Sídney, capital del estado de Nueva Gales del Sur, donde murió la mañana del sábado.

En incendio en Cobargo, de 776 habitantes, también causó la muerte a otras dos personas, un padre y su hijo, de 63 y 29 años, respectivamente.

Llega a 29 la cifra de muertos por los incendios que asolan a Australia

La lluvia y la bajada de las temperaturas de los últimos días han ayudado a los bomberos a contener las decenas de focos activos en Victoria y Nueva Gales del Sur, el estado más afectado donde se han registrado 21 de las víctimas mortales.

Desde el septiembre pasado, los incendios han arrasado una superficie de más de 80.000 kilómetros cuadrados, mayor que la de Irlanda o Panamá, incluidas más de 2.000 viviendas.

Además, hasta mil millones de animales, principalmente mamíferos, aves y reptiles, se habrían visto afectados a raíz de estos devastadores incendios, según la estimación de ecologistas australianos.

Fuente e Imagen: https://www.publimetro.co/co/noticias/2020/01/19/llega-a-29-la-cifra-de-muertos-por-los-incendios-que-asolan-a-australia.html

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La influencia del modelo económico de Australia en los incendios

Oceanía/Australia/19-01-2020/Autor(a) y Fuente: telesurtv.net

Australia será considerada para el 2030 como el país que más contribuye a emisiones contaminantes en el planeta, en caso de conservar sus proyectos de expansión sobre la industria extractivista de combustible fósiles.

Las autoridades australianas han confirmado que desde el inicio de los masivos incendios en septiembre pasado, han sido arrasadas más de 10 millones de hectáreas en el país, así como el fallecimiento de 28 personas y un aproximado de mil animales muertos.

Transportados en helicópteros, unidades de rescate lanzan vegetales y tubérculos a los animales salvajes sobrevivientes de los incendios que azotan principalmente el estado de Nueva Gales del Sur (sudeste).

“Las valoraciones iniciales de los incendios indican que el hábitat de varias poblaciones importantes de ualabíes fue arrasado por los recientes incendios forestales. Los ualabíes suelen sobrevivir a los fuegos, pero se quedan abandonados y con poco alimento natural, ya que el fuego destruye la vegetación en su rocoso hábitat”, indicó el encargado de Medio Ambiente en Nueva Gales del Sur, Matt Kean.

4.096 personas están hablando de esto

El pasado viernes 11 de enero, centenares de personas se pronunciaron en las calles del país para exigir la renuncia del primer ministro, Scott Morrison, quien acusan de no tomar precauciones sobre los incendios forestales. «Hay cosas que se podrían haber manejado mucho mejor sobre el terreno», agregó Morrison.

Modelo económico como causal de la tragedia

De acuerdo a analistas experto en ecología, Australia será considerada para el 2030 como el país que más contribuye a emisiones contaminantes en el planeta, en caso de conservar sus proyectos de expansión sobre la industria extractivista de combustible fósiles.

Actualmente, la Nación aporta cinco por ciento del total mundial de contaminación climática, sumando emisiones a nivel doméstico de gases que provocan efectos invernaderos (1,4 por ciento) y exportaciones de gas, combustibles y carbón, equivalente a 3,6 por ciento.

Tom Kucharz@tomkucharz

Cientos de miles en la huelga por el clima en Melbourne, Australia. Demandan:
1. Ningún nuevo proyectos de carbón, petróleo o gas.
2. Electricidad 100% renovable en 2030.
3. Financiar una transición justa y creación de empleos dignos para las comunidades afectadas.

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Carbón: La principal mina está situada en la región de Queensland (noroeste), ahí la cifra se triplicaría en poco más de una década debido a los grandes proyectos mineros. «Con las expansiones previstas de los proyectos de carbón y gas, Australia puede ser responsable del 17 por ciento de las emisiones globales para 2030”, aseveró un delegado de la Fundación Australiana de Conservación (ACF, en inglés), Gavan McFadzean.

– Gas: La explotación de reservas de gas es fuertemente criticada por organizaciones sociales, los proyectos implican la quema indiscriminada de carbón y gas, «las quemas son la primera causa de la crisis climática y Australia es la primera exportadora de ambos, con cantidades que aumentarán dramáticamente en los próximos años”, apunta McFadzean.

Los animales son los principales afectados

El biólogo y docente de la Universidad de Sídney, Chris Dickman, indicó que desde septiembre aproximadamente han fallecido 480 millones de animales.

«Calculamos que sólo en los tres millones de hectáreas que se han quemado en Nuevo Gales del Sur en los últimos 10 días, es probable que hasta 480 millones de mamíferos, reptiles y aves han resultado directamente afectados por los incendios», explicó Dickman.

No obstante, las autoridades en el estado de Nueva Gales del Sur indicaron recientemente, que la cifra de animales muertos asciende a mil millones en todo el país.

Respecto a las especies, el koala está en riesgo de extinguirse, por el momento han fallecido 8.000 y en el último mes 3.000

Fuente e Imagen: https://telesurtv.net/news/australia-modelo-economico-papel-masivos-incendios-20200115-0019.html

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Australia: La guerra climática está aquí

La guerra climática está aquí

 Pip Hinman

El horror de los devastadores incendios apocalípticos en los Estados de Nueva Gales del Sur y Victoria (Australia) no solo ha aguado los ánimos festivos de Año Nuevo, sino que ha avivado la indignación por la evidente incapacidad del gobierno para responder a la emergencia climática. La peineta dedicada por el cantante Tex Perkins al primer ministro durante el concierto de Nochevieja fue un fiel reflejo de lo que pensaba la gente en aquel momento. Sin embargo, la clase gobernante está decidida a librar la guerra climática en nombre de las empresas de combustibles fósiles.

El mensaje de Año Nuevo del primer ministro Scott Morrison de que Australia es “el país más asombroso de la Tierra” se refirió a la manifestación de buena voluntad que mostró la gente durante los incendios. Era un intento desesperado de calmar los ánimos, pero si cree que esto le permitirá encubrir la inacción de su gobierno con respecto a la emergencia climática, mejor que se lo replantee. Es cierto que si no fuera por los esfuerzos heroicos, sobre todo, de la gente voluntaria que fue a combatir el fuego, del personal de emergencia y de otros esfuerzos comunitarios, habrían perdido la vida más personas y habrían sido destruidas más casas en Nueva Gales del Sur y Victoria.

¿Qué clase de sistema es este que tiene que recurrir al voluntariado para llevar a cabo tareas peligrosas de primera línea en situaciones de crisis? ¿Qué clase de sistema fracasa de modo tan espectacular a la hora de movilizar los recursos urgentemente necesarios para responder con rapidez a lo que constituye sin duda un estado de emergencia sin precedentes? La respuesta es: un sistema en crisis.

Conocemos los peligros que comporta la emergencia climática desde hace décadas. Los bomberos vienen advirtiendo desde hace meses, por no decir años, que el calentamiento del planeta causa muchos más problemas que simplemente un verano más caluroso. A pesar de todo ello, la planificación de cara a esta temporada de incendios ha sido desastrosa; la gente voluntaria ha evitado que todo fuera peor; hasta hace poco no se ha movilizado al ejército. Claro que después de años de recortes presupuestarios, no hay gente suficiente ni equipos suficientes. Las comunidades se han visto forzadas a aportar fondos para un servicio que nunca habían consentido en cercenar.

Hasta este momento, la temporada de incendios se ha cobrado, en toda Australia, la vida de 18 personas, bomberos incluidos, y ha destruido más de 1.200 viviendas. Por otro lado, se han salvado más de 16.000 hogares. En Victoria, hasta 4.000 personas han tenido que refugiarse en la playa, perseguidas por el fuego. Los focos han generado microclimas que han provocado nuevos incendios. El coste devastador en animales salvajes, incluidas muchas especies en peligro de extinción, ni siquiera ha empezado a contabilizarse.

Los gobiernos estatales y el gobierno federal cuentan con recursos significativos que no han movilizado, o lo han hecho demasiado tarde. El sector empresarial dispone de recursos suplementarios que también podrían haberse socializado para hacer frente a la catástrofe. Cediendo a los intereses empresariales, el ayuntamiento de Sidney y el gobierno del Estado de Nueva Gales del Sur decidieron mantener el espectáculo de fuegos artificiales de la Nochevieja, perdiendo así una gran oportunidad para alimentar el nuevo debate nacional sobre la naturaleza de las acciones reales necesarias para afrontar la emergencia climática.

La incapacidad del sistema de responder está generando muchos debates. Cada vez más personas concluyen que cualquier sistema de prioriza los beneficios por encima de las personas y del medioambiente será incapaz de responder como es preciso. Por otro lado, intervienen importantes medios que defienden el status quo –incluidos los que dicen que necesitamos bomberos voluntarios y que los incendios acabarán cuando caiga algo de lluvia– y tratan de frenar esta tendencia.

Para evitar la pérdida de confianza del público en el sistema fallido se alegarán toda clase de excusas y se proferirán falsas disculpas para parar lo que realmente hace falta: foros de emergencia en todo el país para debatir sobre soluciones reales. El debate nacional sobre las causas de la incapacidad del Estado de proteger a las comunidades frente a los incendios favorecidos por el cambio climático abre la puerta a un debate más profundo sobre las medidas necesarias para abordar seriamente el problema de la emergencia climática.

El movimiento de defensa del clima ha crecido rápidamente durante el año pasado, y podemos confiar en que seguirá creciendo en la medida en que la temporada de incendios continúa alargándose. Quienes ya forman parte de este movimiento han de ser receptivas a nuevas iniciativas y buscar la unidad de componentes dispersos en intersecciones cruciales en torno a soluciones concretas, como por ejemplo la retribución de los bomberos rurales, un fuerte aumento del presupuesto para combatir los incendios y la rápida descarbonización de nuestra energía.

El movimiento organizado de defensa del clima todavía es demasiado débil. Es preciso que se expanda rápidamente, y para ello necesita nuevos y nuevas activistas, jóvenes y mayores, que ayuden a la gente a juntarse para la acción. Es preciso que construyamos una respuesta a la emergencia climática sobre la base del espíritu práctico y generoso que se ha puesto de manifiesto durante semanas a raíz de estos incendios catastróficos. Vivimos en una época de guerra climática, fruto de un sistema capitalista tóxico en el que priman los beneficios privados. La única esperanza que tenemos de sobrevivir a la larga en este planeta pasa por parar los pies a la pequeña elite negacionista y restablecer el control social colectivo sobre los recursos de la sociedad.

Fuente de la Información: https://vientosur.info/spip.php?article15523

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Australian education bodies take action as bushfires still rage

Australian education bodies take action as bushfires still rage

International education association considers its frequent flyers footprint, as university representative body joins crisis talks

Australia’s international education representative body is vowing to curb its carbon emissions, as the bushfire emergency elevates climate consciousness across the scorched country.

The International Education Association of Australia is developing a carbon neutral policy to mitigate the climate impacts of globetrotting education leaders. Meanwhile the leading university body is joining education minister Dan Tehan’s crisis meeting on the bushfires.

Mr Tehan said Prime Minister Scott Morrison had asked him to call the meeting of the sector’s representatives “to hear first-hand how the bushfires have impacted education, and how our government can help”.

The summit, scheduled for 15 January, echoes similar forums of key players in other sectors. It will focus primarily on schools and childcare centres, where the summer break ends much earlier than at universities.

But Universities Australia chief executive Catriona Jackson said the meeting offered an opportunity to thrash out how her members could continue supporting affected communities.

“University expertise is being deployed to help the community make sense of the crisis, across almost every aspect,” she said.

Ms Jackson highlighted the need for clear communication with international students during the crisis. She said students heading for Australia should contact their prospective universities if they had queries or concerns, while those already in the country should “reach out to university support services if they feel distressed or anxious”.

The support has not all been one-way, with international students among those contributing to the relief effort. International media has carried a story about Mark Yeong, a Singaporean student at the University of Sydney who joined a volunteer firefighting brigade.

International education representatives from Australia’s eight states and territories are also putting together a joint statement on the bushfire emergency, in collaboration with the education and trade departments and IEAA.

Its primary focus is ensuring the safety of current and incoming foreign students, in line with provisions outlined in a “collaborative marketing framework” developed a year ago by the Council for International Education, which is convened by IEAA chief executive Phil Honeywood.

The provisions are designed to coordinate the sector’s responses to critical incidents, and to ensure that jurisdictions do not profit from each other’s misfortunes in situations like the bushfire crisis.

Mr Honeywood said the disaster had also presented an “appropriate time to have a comprehensive look at the carbon footprint situation and to lead by example”. He said that given their considerable domestic and overseas travel, international education representatives needed to find ways to alleviate the climate impact.

This included encouraging webinars and teleconferences as an alternative to international travel. When flying became unavoidable, education representatives should support measures offered by airlines to mitigate the carbon footprint, such as paying for trees to be planted.

He said the industry should also look at ways of reducing the far greater carbon footprint generated by the international travel of students themselves. An obvious measure was to put more resources into branch campuses rather than focusing on onshore recruitment.

“Australia has not been very good on transnational education,” he said. “Surely it’s part of our mission as a sector to be more accessible to the largest number of students possible…to provide world class education in countries where it’s not readily available.”

He said the policy was expected to be approved by the end of February.

Fuente de la Información: https://www.timeshighereducation.com/news/australian-education-bodies-take-action-bushfires-still-rage

 

 

 

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