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India: Con el coronavirus Bill Gates lleva a cabo sus planes respecto a la sanidad

Con el coronavirus Bill Gates lleva a cabo sus planes respecto a la sanidad

Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Foto: Vandana Shiva © Romain Guédé

Entrevista a la ecologista india Vandana Shiva, figura de la lucha contra los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) y muy crítica con el “filantrocapitalismo” que encarnan sobre todo Bill Gates y su Fundación.

En su última obra publicada el pasado otoño 1 %, reprendre le pouvoir face à la toute-puissance des riches [1 %, retomar el poder frente a omnipotencia de los ricos] (editado por Rue de l’échiquier, 2019) Vandana Shiva define de la siguiente manera el “filantrocapitalismo”: “El filantrocapitalismo […] tiene poco que ver con la caridad o con hacer donaciones, más bien tiene que ver con el beneficio, el control y el acaparamiento. Se trata de un modelo económico de inversión y de un modelo político de control que asfixian la diversidad, la democracia y las soluciones alternativas, y que atribuyendo ayudas financieras ejercen una dominación y proporcionan nuevos mercados y monopolios a los multimillonarios”. Bill Gates, la segunda fortuna mundial, simboliza este “filantrocapitalismo”. Su Fundación Bill y Melinda Gates, su principal instrumento para las donaciones, está muy activa en India. Su visibilidad mediática frente a la crisis actual y los millones que ha invertido en la investigación de una vacuna la convierten en un objetivo privilegiado de las teorías de la conspiración. No obstante, conviene preguntarse (y criticarlo) por este nuevo poder que ha adquirido el fundador de Microsoft junto a otros multimillonarios como Jeff Bezos (Amazon, primero fortuna mundial), Mark Zuckerberg (Facebook, séptima fortuna mundial) o, en Francia, Bernard Arnault (LVMH, tercera fortuna mundial). Un nuevo poder que está lejos de ser muestra de una generosidad desinteresada.

Esta entrevista, que se realizó antes de que apareciera esta pandemia, se ha actualizado con dos preguntas al principio a las que Vandana Shiva respondió por correo electrónico el 7 de mayo.

Basta ! : ¿Cómo analiza la crisis del COVID-19? ¿Se puede hablar de crisis ecológica?

Vandana Shiva : No estamos ante una sola crisis, hay tres que intervienen simultáneamente: la del COVID-19, la de los medios de subsistencia y, de rebote, la del hambre. Son las consecuencias de un modelo económico neoliberal basado en el beneficio, la avidez y una globalización que llevan a cabo las multinacionales. Esta situación tiene un fundamento ecológico: por ejemplo, la destrucción de los bosques y de sus ecosistemas favorece la aparición de nuevas enfermedades. Estas tres crisis llevan a la creación de una nueva clase, la de las personas a las que denomino “las dejadas a su suerte”, explotadas por el neoliberalismo y la emergencia de dictaduras digitales. Hay que tomar conciencia de que la economía dominada por el 1 % no está al servicio del pueblo y de la naturaleza.

¿Puede la crisis del coronavirus reforzar, precisamente, el poder de este “1 %” y de los “filantrocapitalistas” como Bill Gates, figura central de su libro?

Esta crisis confirma mi tesis. Bill Gates lleva a cabo sus planes de salud, agricultura, educación e incluso de vigilancia. Durante 25 años de neoliberalismo el Estado se ha transformado en Estado-empresa y ahora se observa una transformación en un Estado de vigilancia apoyado por el filatrocapitalism. Este 1 % considerá inútiles al 99 %: su futuro es una agricultura digital sin campesinos, unas fábricas completamente automatizadas sin trabajadores. En estos tiempos de crisis del coronavirus tenemos que oponernos, e imaginar nuevas economías y democracias basadas en la protección de la tierra y de la humanidad.

Usted equipara este control con una nueva forma de colonización e incluso califica a Bill Gates de “Cristóbal Colón de los tiempos modernos”, ¿a qué se debe esa comparación?

A que Bill Gates no hace otra cosa que conquistar nuevos territorios. No es simplemente filantropía, en el sentido de un don a la colectividad, como siempre ha existido en la historia. En realidad son inversiones que le permiten crear unos mercados en los que Gates adquiere unas posiciones dominantes. En el capitalismo hay unos interlocutores que hacen beneficios, pero con la filantropía Bill Gates dona algunos millones ¡pero acaba por tomar el control de instituciones o sectores que valen varios miles de millones! Esto se ve claramente en la sanidad o la educación, que él contribuye a privatizar y a transformar en verdaderas empresas.

También es el caso de la agricultura en la que Bill Gates utiliza las tecnologías digitales como nuevo medio para hacer entrar las patentes. La primera generación de OGM, que se suponía iba a controlar los parásitos y las malas hierbas, no ha cumplido sus promesas, pero Bill Gates continúa poniendo dinero para financiar la edición del genoma, como si la vida no fuera más que un copiar y pegar, como en Word. Impulsa esta técnica e incluso ha creado una empresa especialmente para ello, Editas. Bill Gates quiere jugar a ser el amo del universo imponiendo una sola y única forma de hacer las cosas: una sola agricultura, una sola ciencia, un solo monocultivo, un solo monopolio. Es también lo que trata de hacer ala abordar el problema del cambio climático.

¿Cómo?

Promueve su solución: la geoingeniería, que es la modificación a propósito de las condiciones meteorológicas y del clima. Es una idea estúpida, no es ecológica y es completamente irresponsable porque ataca la luz solar para hacer mecánicamente un “enfriamiento planetario”. El problema no es el sol, que nos es indispensable, sino los combustibles fósiles y nuestro sistema industrial y agrícola. Habla a todos los jefes de Estado de la geoingeniería. Recuerdo sobre todo la COP 21 (Conferencia sobre el Cambio Climático) en París en 2015, en la que estaba por todas partes. Era increíble, estaba en el escenario con los jefes de Estado, se comportaba como si fuera el cabeza de cada gobierno. Nunca había visto algo parecido en 40 años de carrera en las instituciones de la ONU, es una auténtica transformación.

¿Diría usted que ahora es más poderoso que algunos Estados o instituciones internacionales como el FMI o el Banco Mundial?

Es mucho más poderoso. Cuando el Banco Mundial quiso financiar la presa de Sardar Sarovar en India a finales de la década de 1980 hubo protestas y el BM acabó por recular [Narendra Modi inauguró la presa en 2017 gracias a otros circuitos de financiación y se convirtió en la segunda presa más grande del mundo, ndlr]. La impunidad del Banco Mundial tiene sus límites, no se puede librar de sus responsabilidades, mientras que Bill Gates, por su parte, sigue evitando los obstáculos, siempre. Aunque fracase en un lugar, tratará de desregularizar en otro.

Me he dado cuenta de que lo que logramos detener en India Bill Gates lo financió para implantarlo en otro lugares, como los OGM: por ejemplo, en 2010 Monsanto trató de introducir una berenjena OGM. India ha sido un terreno de experimentación para desarrollar nuevas tecnologías destructoras. El ministro de Medioambiente organizó audiciones públicas para saber qué opinaban de ello los campesinos, los consumidores y los científicos. Siempre digo que es la primera vez que una verdura era objeto de un debate democrático profundo…

La berenjena OGM se prohibió a raíz de estas consultas, pero Bill Gates encontró después un medio de financiarla y promoverla en Bangladesh. Ahora bien, si se aprueba en Bangladesh, inunda obligatoriamente India puesto que se trata de una frontera no controlada. Ahora Bill Gates la emprende con África, donde mete miles de millones de dolares para promover una nueva revolución verde, con productos químicos y OGM, y obligando a los países africanos a cambiar sus leyes para autorizar estas semillas.

¿Cómo explica semejante poder hoy en día?

Gates ha creado e invertido 12 millones de dólares en la Cornell Alliance for Science, que se presenta como una institución científica, pero que no es sino un órgano de comunicación. Cada vez que hay un debate, trae a esta “institución” que elabora una propaganda engañosa a favor de la biotecnología. Como es Bill Gates, el New York Times y CNN hablarán de ello y le dedicarán la portada… Para él la filantropía es solo un pretexto, a través de ella favorece sus propios intereses e influye en las políticas gubernamentales. Es una forma muy inteligente de entrar en el juego sin plegarse a sus normas, porque si una empresa dijera a un gobierno “aquí está mi dinero, haz esto”, no funcionaría, con toda seguridad se echaría a la empresa. Bill Gates, en cambio, juega con su imagen. La gente todavía lo ve a través de Microsoft, como un genio y un gigante de la informática. Sin embargo, hay ingenieros brillantes que lo han hecho mucho mejor y han luchado para mantener softwares de libre acceso y un Internet abierto, al contrario que él. Bill Gates no es un inventor, ha introducido las patentes y así es como ha levantado su imperio.

En su libro insiste también en la utilización de la tecnología y de los algoritmos…

Se ha elevado la tecnología al rango de religión. Se ha convertido en la religión del 1 %, del mismo modo que en Estados Unidos la cristiandad dio legitimidad al 1 % de la época para exterminar al 99 % de las personas amerindias en nombre de la “misión civilizadora”. Actualmente hay millones de personas a las que se quiere “civilizar” con estas nuevas herramientas de comunicación o de pago. Por otra parte, la tecnología es algo más que una herramienta. Es un instrumento de poder muy poderoso para reunir información que después se puede manipular para diferentes propósitos. Estas tecnologías se utilizan a diario, pero son sobre todo otra forma más de controlar.

También detrás de esta revolución digital encontramos a Bill Gates. Por ejemplo, ¡desempeñó un papel fundamental en la desmonetización de India! Obviamente, hacer desaparecer el dinero en efectivo para desarrollar las transacciones digitales es una forma de acelerar la revolución digital de la que él se beneficia. Ahora bien, de la misma manera que las patentes de las semillas son un intento deshonesto cuyo objetivo es poner a los agricultores “fuera de la ley” al declarar ilegal el guardar las semillas, la “desmonetización” perturba directamente las prácticas económicas de la mayoría, que representa el 80 % de la economía real de India. Es una forma de dictadura tecnológica. En ninguno de los dos casos el resultado de ello es una elección soberana del pueblo indio.

Y al mismo tiempo la gente acaba votando en las urnas a los representantes de esta política del 1 %, como, por ejemplo, en India donde Narendra Modi fue reelegido por un amplio margen el año pasado. ¿Es como si hubiera una nueva forma de “servidumbre voluntaria”?

¡Ya no estamos realmente en una democracia electoral honesta, donde la gente vota con pleno conocimiento y conciencia de lo que está en juego! Hoy en día los algoritmos conforman en gran medida al sistema electoral. En las últimas elecciones en India se autorizó a las empresas y a los particulares a hacer donaciones anónimas a los partidos políticos, lo que significa que las mayores empresas del mundo pudieron financiar las elecciones, algo que hasta entonces era ilegal. El resultado de ello es que la gran mayoría de estas donaciones llegaron a las arcas de un solo partido [el BJP, la derecha nacionalista, actualmente en el poder, ndlr]. Las elecciones indias costaron más caras que las estadounidenses, a pesar de que India está lejos de ser un país rico. Por consiguiente, podemos preguntarnos de dónde viene ese dinero… Es imposible tener una democracia honesta y funcional si el pueblo ya no vota de forma soberana. Todo el reto político para el 1 % es esta pérdida de autonomía, en todos los ámbitos.

La elección del término “1 %” puede parecer un tanto simplista, ¿por qué le parece un término apropiado hoy en día?

El 1 % es en sí un valor aproximativo, yo hablo sobre todo de unos pocos multimillonarios que controlan la mitad de los recursos del planeta. Estos miles de millones van directamente a unos fondos de inversión. Antes las entidades más grandes eran algunas empresas: Monsanto, Coca-Cola… Hoy son enanas. Son propiedad de los mismos fondos de inversión: BlackRock, Vanguard, etc. En realidad hay una sola economía, la del 1 %. Ellos son quienes destruyen, los demás, el 99 %, está excluido. Son los parados de hoy y de mañana, los campesinos desarraigados, las mujeres a las que se deja de lado, los pueblos indígenas a los que se asesina. Las personas que conforman el 99 % no son las responsables, son las víctimas. El 1 % es el responsable de los daños. Y nombrar a este “1 %” es formar un “nosotros” que, juntos, puede pedirles cuentas. Tenemos el derecho, el deber y el poder de hacerlo. Es una invitación a la solidaridad y a la acción. Es necesario que el 99 % se alce.

Fuente: https://www.bastamag.net/Vandana-Shiva-fondation-Bill-Gates-philanthropie-capitalisme-neo-colonialisme-covid-Inde

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a los autores, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/con-el-coronavirus-bill-gates-lleva-a-cabo-sus-planes-respecto-a-la-sanidad/

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Uruguay: Uno no sabe si cuando hablamos de ellos, los muertos queridos nos escuchan

Uno no sabe si cuando hablamos de ellos, los muertos queridos nos escuchan

Por Mario Hernandez

M.H.: Eduardo Germán Hughes Galeano, nació en Montevideo el 3 de septiembre de 1940 en el seno de una familia de clase alta y católica de ascendencia italiana, española, galesa y alemana. Fue un niño muy creyente, sabía que esa búsqueda de Dios en los demás permanece, aunque la figura de Dios con mayúscula se le cayó por el agujerito del bolsillo y nunca más lo encontró. Como él mismo recordaba, en ese período místico de la infancia, empezó a garabatear dibujos, en la adolescencia, sus primeras caricaturas fueron publicadas en El Sol, un semanario socialista de Uruguay con el seudónimo “Hughes”. En los 60 fue editor del semanario Marcha y luego director del diario Época. Tenía 31 años cuando publicó Las venas abiertas de América Latina, un texto que encarnó la educación sentimental y política de varias generaciones, un clásico de la izquierda latinoamericana, por el cual fue censurado por las dictaduras uruguaya, chilena y argentina.

V.Z.L.: Hermoso recuerdo que hacés de Eduardo, a través de algo muy importante, abrevar en la infancia. Porque ahí es donde podemos afirmar, estar seguros, se juega a cara o cruz el destino de la gente.

Me parece muy bien que empieces esta recordación de Eduardo, que tendría de estar vivo con 80 años, para la que me convocaste, a partir de contar datos de su vida infantil que en general no son muy tomados en cuenta por los lectores que se lanzan a la obra escrita en general aunque, por supuesto, siempre hay alguno que le interesa conocer un poco más de quién está detrás de ese libro.

Ahí está Eduardo, también nombraste un libro que es fundamental en la cultura latinoamericana como Las venas abiertas de América Latina aunque te cuento, porque he tenido muchas charlas con Eduardo a partir de nuestra amistad, pero también muy importante en la vida cotidiana de uno el compartir el trabajo, y nosotros hemos sido durante años compañeros de trabajo, dirigimos en distintos momentos la revista Crisis, y también en el final de la primera etapa la hemos dirigido en conjunto, hemos trabajado mucho juntos. Eso da un conocimiento más profundo de las personas.

Y terminando lo que había empezado sobre Las venas abiertas de América Latina recuerdo que una noche habíamos ido a comer, estábamos sentados y de golpe se levanta una pareja de jóvenes y se acercan a hablarle del libro y de cómo los había influido en su vida. Cuando se fueron le dije “qué fuerte que ha sido lo que sembraste con ese libro” y él me contesta “sí pero llega un instante en que preferiría que la gente se acerque a preguntarme por las otras cosas que he escrito, porque pareciera que quedo pegado para siempre a un solo libro”.

No es así, porque si bien la figura de Eduardo empezó a difundirse en América Latina, en España y otras partes donde se tradujo su obra que tuvo un gran ímpetu en Occidente en ese momento, también es cierto que a veces uno deja con algo de nuestra vida una huella tan profunda, que sin prejuicio que luego se pueda decir desde el punto de vista más estrictamente literario, artístico, uno pueda elegir algún otro texto de algún otro momento de la vasta escritura de Eduardo, también es cierto que ese libro, si bien toca zonas muy políticas, ideológicas, ya desnuda que Eduardo tenía un talento muy potente para el arte de la escritura.

M.H.: Libros que marcan, como a vos te ha marcado tus Conversaciones con Enrique Pichon Rivière ¿no?

V.Z.L.: Sí. Son de la misma época. Tengo conciencia que ese libro, por el tema que abordaba estaba dirigido a un público no tan extenso como Las venas…, sin embargo, también había un auge del psicoanálisis y una lectura social de lo que podían llamarse los conflictos de cada sujeto  y pocas personas como Pichon habían navegado por ese río y que me cruzara con él, siendo yo joven con todas las preguntas y desafíos y el coraje para desafiar a un maestro, rindió su fruto y fue también una obra que por ser de un género no común, porque no son habituales los libros de diálogo, siguiendo el camino de Platón, que sus diálogos marcaron todo un estilo en la cultura de Occidente; pero es cierto, a veces uno queda marcado con un libro.

Pero en el caso de Eduardo, si bien Conversaciones…, ya que los comparaste, tuvo una gran difusión, también es cierto que Las venas abiertas de América Latina tuvo una difusión por fuera de lo común de los escritores latinoamericanos. Debe ser uno de los libros más, me atrevo a sospechar, difundidos en las últimas décadas del siglo pasado y que ahora sigue siendo material de lectura para muchos jóvenes.

M.H.: Voy a mencionar, para no quedarnos solo en Las venas abiertas de América LatinaVagamundo y otros relatos de 1973, Memorias del fuego de 1982, El libro de los abrazos de 1989, Las palabras andantes de 1993, Patas arriba. La escuela del mundo al revés de 1998, Una historia casi universal de 2008 y Los hijos de los días de 2012, entre otros.

Mencionaste la juventud, no te voy a preguntar por la pinta que tenían ustedes, tanto vos como Eduardo, me imagino que no solamente se acercaban parejas de jóvenes, seguramente también hermosas mujeres en aquellos años. Pero no quiero introducirme en estos temas que son muy privados, no quiero que Regine se enoje. Pero quiero referirme a temas personales, porque me acabo de enterar que jugaban al fútbol en Palermo, en el circuito KDT, vos, Eduardo, Jorge Asís, Kovadloff, cosa que me sorprendió porque lo tengo muy ubicado en otro espacio y lugar intelectual y político.

V.Z.L.: Sí, pero la gente cambia. Yo lo quiero a pesar de que tenemos una mirada distinta sobre el mundo, porque hemos compartido miradas parejas en aquellas épocas. Además le debemos todos, en general, las gigantescas traducciones que hizo de la obra de Güimaraes Rosa uno de los más grandes escritores latinoamericanos y que él lo tradujo con una dedicación y una perfección que nos abrió la puerta a una obra que es de las pocos que me alcanzan los dedos de una sola mano para mencionar entre las que me han tocado profundamente el alma.

Su traducción es de un nivel impecable, porque Güimaraes Rosa inventa una lengua brasilera para reflejar la vida de una zona muy dolorosa, desértica, brutal, única del Brasil. Con un lenguaje muy especial, casi como un dialecto del portugués. Yo leí con mucho cuidado la obra en ese portugués especial y no una vez, porque estaba enamorado de ese libro, con gigantescas dificultades.

Ese es un libro que marca la cultura latinoamericana y Kovadloff fue capaz de traducirlo y recrear en español. También Eduardo Galeano, que fue el que lo convocó para la revista lo quería mucho. Y volviendo al fútbol, se podían dar la mano entre Galeano y nuestro amigo traductor para ver quién jugaba peor, los dos estaban muy entusiasmados, pero la verdad es que uno desde la literatura y el otro desde la filosofía han curtido obra importante, pero en la historia del fútbol, ni en el submundo aparecerían.

Por más que Eduardo después escribió un libro sobre el fútbol que también fue muy leído. Después de haberlo visto jugar, porque jugábamos en el mismo equipo, no leí su libro, jugaba tan mal que cuando me enteré que iba a sacar un libro del tema no lo leí. Él amaba el fútbol y las pasiones más populares.

Y ya que hablás del amor y las compañeras, hay una parte positiva en esto, yo le presenté a quien fue la mujer de su vida, con quien se casó y vivió desde 1974 hasta el final de su vida. Una historia de amor muy fuerte con Elena Villagra, abogada, que había sido esposa de Rodolfo Ortega Peña, con quien estaba el día del atentado a Rodolfo. A ella también le pegaron un tiro en la cara, la bala entró y salió, pudo haber muerto también, como Rodolfo que falleció ahí en Arenales y Carlos Pellegrini.

Elena quedó muy conmocionada, yo era muy amigo de ella y obviamente mucho más de Rodolfo Ortega Peña, habíamos armado un grupo de intelectuales que defendíamos los Derechos Humanos y editábamos libros y revistas, junto también con Gustavo Roca, el hijo de Deodoro Roca, el de la gran Reforma Universitaria; con Eduardo Luis Duhalde, su gran compañero en el trabajo pero también en la escritura y en la edición; han editado hermosas revistas históricas y de militancia como Militancia y De frente. Y como yo era muy amigo de Eduardo y más todavía de Ortega Peña, conocía a Elena y después de la muerte de Ortega, ella todavía conmovida no solo por esto sino porque ella también había sufrido ese brutal ataque de la Triple A y llevaba en su rostro la marca de esa bala.

Ella estaba muy angustiada, muy marcada por su tragedia, me llamaba y hablaba con ella, íbamos siempre a un mismo bar a charlar para tratar de ayudarla para salir a flote de esa angustia. Un domingo a la mañana, me llama Elena para charlar, recuerdo que ese día yo también estaba muy caído por algunas cosas personales que me habían pasado, entonces sentí muy fuerte tener que ir a encontrarme con Elena y escuchar otra vez la historia del atentado y todo su dolor, y se me ocurre llamarlo a Eduardo. Lo llamé y le conté quién era Elena, lo mal que estaba y lo mal que estaba yo también para ir a juntar dos tristezas. Le pedí que me diera una mano y como él era muy generoso vino, nos pusimos a charlar los tres y yo había quedado en ir a almorzar a la casa de Federico Vogelius.

M.H.: Que había sido el mentor de Crisis.

V.Z.L.: Claro, el fundador de la revista que lo había invitado a Eduardo a dirigirla y luego a mí a ser parte de la revista y a hacerme cargo de la dirección cuando Eduardo por razones políticas tuvo que alejarse de Buenos Aires. Entonces le digo a Eduardo que lo conocía mucho a Vogelius también, que viniera a comer y la invitamos a Elena. Nos fuimos a San Miguel a la quinta de Vogelius, almorzamos todos juntos y como él era un hombre de mil actividades simultáneas se tuvo que ir, pero nos invitó a quedarnos ahí hasta el día siguiente. Eso hicimos.

A la noche tomamos unos vinos, seguimos una hermosa conversación, yo vi que ellos seguían conversando y yo estaba muy cansado y me fui a dormir. Serían las 5 am antes de que amaneciera, me golpean en la puerta y era Elena que me dice “perdón Vicente, somos nosotros” los hago pasar y entran tomados de la mano. La voz de Eduardo en nombre de ambos me dice que se habían enamorado y que le había propuesto que se casaran. Y que como yo había generado ese encuentro y también había sido amigo de Rodolfo O. Peña, tenía que ser algo así como un padrino y me pidieron mi “bendición” a ese encuentro porque en poquitos días iban a arreglar sus papeles y se iban a casar.

Yo pensé que Eduardo había tomado algo, pero Elena estaba muy emocionada y nada de bebida. Eduardo tampoco, porque tampoco era de tomar mucho. Así que me desperté un poco mejor y me sentí parte de una historia de amor. O sea que sí, es cierto que Eduardo era muy buen mozo, le gustaba vestir bien, desprolijo, pero elegante; Elena también era una mujer hermosa y muy inteligente e hicieron una fantástica pareja que duró hasta hace cinco años cuando Eduardo murió.

M.H.: Siempre sacás un conejo de la galera, no dejás de sorprenderme.

V.Z.L.: Mejor recordar a Eduardo desde un lugar que tal vez la gente no conoce, porque es un recuerdo íntimo y además un recuerdo feliz, porque recordar a los amigos y compañeros muertos no es fácil.

La última vez hablamos de otro gran amigo, que también era muy amigo de Eduardo, Julio Cortázar, ahí quise recordar esa gigantesca tarea en el campo de los Derechos Humanos que él siempre mantuvo en secreto pero de la que fui testigo porque trabajábamos juntos en ese campo. Ahora de Eduardo quiero recordar esto.

Y ya que estoy, también quiero hablar del cariño que supe que Eduardo me tenía, por más narcisista que suene, porque hay un libro que se llama Días y noches de amor y de guerra donde cuenta historias de gente que conoció, un libro con mucho éxito. Son historias cortas, algunas del Che Guevara, otras de Juan Gelman, de revolucionarios, artistas que él conoció, de gente también muy humilde pero que provocaron impacto en él. Y si prestás atención vas a ver que de todos cuenta una historia, pero de mí cuenta cuatro historias muy fuertes que él conoció y que le impresionaron mucho de mi vida, que no las he contado. Porque yo le conté algunas, otras las vivió conmigo.

Eduardo escribía tan hermosamente bien, que por más que el personaje soy yo y que me nombra y todo, son historias que yo nunca cuento ni jamás escribí. Él las convirtió más que en algo mío, en cuatro historias de un personaje, en el que él me convirtió. Entre ellas cuenta un partido de fútbol, del equipo del que hablábamos antes.

Fuimos a un campeonato de distintos diarios y revistas y nos inscribimos como “Crisis”. Y yo en general, por más que amo el fútbol y lo he jugado mucho, como era domingo y yo los sábados me acostaba tarde por hábito y porque tenía una intensa actividad política, hasta revolucionaria me atrevo a decir, que hacía que los sábados fueran de reuniones que terminaban muy tarde.

Recuerdo que el viernes anterior a ese domingo estábamos con Eduardo en la revista preparando el último número y me dice “Vicente este partido no lo podemos perder”, me hace la cabeza y después me dice “y nos falta uno porque (no me acuerdo cuál amigo periodista no iba a poder ir) no conseguimos a nadie, así que por más que vayas con un ojo medio abierto y el otro cerrado vení que tenés que jugar”.

Yo fui con los dos ojos abiertos porque arreglé mis cosas para dormir temprano, fui al partido y puse toda mi pasión como solía hacerlo. También es cierto que comparado con el resto de “Crisis” adquirí ahí un protagonismo, porque los otros jugaban bastante mal. La cosa es que por suerte, porque la suerte interviene mucho en el fútbol, íbamos cero a cero y como en las películas para chicos, jugábamos con alma y vida, ellos jugaban mejor pero no podían hacernos un gol. Y ya cuando terminaba el partido veo que uno del equipo nuestro corre y siento que es la oportunidad, corro y me quieren agarrar pero llego hasta el arco y le pego a la pelota en el aire y de cabeza metí el gol.

Ese gol y esa jugada Eduardo la registra en Días y noches de amor y de guerra. Pasan los años y cuando alguna gente joven me habla de fútbol yo cuento que jugaba bien, pero como ahora soy un hombre grande, con el pelo todo blanco me miran como si mintiera o tuviera grandes fantasías. Entonces yo esgrimo la prueba fundamental y los mando a leer ese libro y ese cuento. Así que Eduardo, aunque uno no sabe si cuando hablamos de ellos los muertos queridos nos escuchan, yo gracias a él pude más de una vez decir con emoción y orgullo que cuando jugaba al fútbol jugaba bien.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/uno-no-sabe-si-cuando-hablamos-de-ellos-los-muertos-queridos-nos-escuchan/

 

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Colombia: Entrevista con Alex Beard: «Ser maestro debe ser el trabajo más importante del siglo XXI»

Entrevista con Alex Beard: «Ser maestro debe ser el trabajo más importante del siglo XXI»

Alejandro Millán Valencia

Alex Beard era maestro en una escuela en el sur de Londres hasta que, después de un tiempo de sentirse estancado en su oficio como profesor, decidió partir en búsqueda de nuevas alternativas.

Y ese viaje, que incluyó más de 20 países, le sirvió a Beard para encontrarse con escuelas que incuban los principales métodos para afrontar los retos que presenta el siglo XXI.

Su recorrido terminó en el libro «Otras formas de aprender» (Natural Born Learners), en el que no solo recoge los ejemplos más destacados sino también reflexiona sobre lo que tal vez son los temas más importantes que afrontará la educación en las próximas décadas.

«La creatividad, la capacidad de resolver problemas y la importancia de los maestros son los grandes desafíos de las escuelas. Y todo esto, envuelto bajo la gran incógnita de cómo manejar las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial», señaló.

Esta es la entrevista de Beard con BBC Mundo con motivo del Festival Hay en Cartagena.

¿Cuáles son los peores errores que se están cometiendo en educación estos días?

Es una buena pregunta, que nos tenemos que hacer con urgencia. Mira, yo comencé como maestro en una escuela del sur de Londres, en Kent Road -que, para que te des una idea, en el juego Monopolio es la propiedad más barata- y ahí me golpeó el hecho de que enseñaba con los métodos que utilizaba Sócrates en el ágora hace unos 2.000 años a unos niños que tenían sus celulares y vivían en el futuro.

Creo que ese es el mayor error que estamos cometiendo actualmente: las escuelas se quedaron en el pasado y, bajo estos métodos caducos, nos pasamos 12 años dentro de las aulas, por lo que es muy difícil cambiar nuestras ideas sobre cómo debe ser la escuela.

El segundo reto que afronta la educación de hoy es que no sabe con claridad en qué debe enfocarse, en qué debe centrarse teniendo en cuenta el futuro. Cuando me veo de nuevo en un aula de clases, me veo como un profesor que entrena a los niños para que superen un examen.

Para que saquen una nota aceptable, que es lo que necesitan, si hablamos en términos prácticos, para pasar de grado en el colegio.

«Las escuelas está viviendo en el pasado y bajo estos métodos nos pasamos 12 años dentro del colegio, por lo que es muy difícil cambiar nuestras ideas sobre cómo debe ser la enseñanza».

Y eso no tiene nada que ver con formar profesionales del futuro…

Exactamente, los estamos entrenando para empleos y oficios que en el futuro van a poder hacer los robots. Me queda claro que no los estoy preparando para nada de lo que viene. Y el error que estamos cometiendo es que ponemos mucha de esa culpa en los maestros.

Lo que creo que debemos hacer es convertir al maestro o maestra en una de las personas más importantes de la sociedad. Porque al final son ellos los que van a moldear nuestra creatividad, nuestra cohesión social, los que van a sentar las bases que lleven a crear una economía fuerte y sostenible.

Debemos esforzarnos por darles autonomía y fortalecer su profesionalismo, en vez de culparlos porque las generaciones más jóvenes no dan la talla.

En ese sentido, ¿qué habilidades deben enseñar los maestros en las aulas para afrontar el futuro?

Creo que los niños requieren tres cosas. La primera es aprender a pensar, pero de una manera acorde a los retos del futuro. Deben pensar de forma crítica sobre el mundo, sobre el rol que quieren ejercer a partir de un conocimiento profundo de ellos mismos.

Lo segundo es aprender a actuar, pero especialmente cómo ser unas personas creativas. Ahora estamos afrontando retos inmensos en cuestiones ambientales, el aumento de la desigualdad, un escenario donde los trabajos actuales serán reemplazados por máquinas… Así que allí vamos a necesitar que los niños desarrollen a fondo su creatividad.

Y eso significa que los niños no solo deben aprender a ser creativos, sino también a trabajar, con la ayuda de las nuevas tecnologías, en conjunto con otras personas.

¿Los maestros serán reemplazados por robots? Beard cree que no será así.

Y lo tercero, aplicar esa creatividad en la resolución de problemas que afronta el mundo moderno. Para cuidarse a ellos mismos y a las personas que los rodean.

Mientras la sociedad se polariza cada vez más, los estudiantes necesitan desarrollar su inteligencia emocional para ser capaces de conectar y sentir empatía con otras personas, ya sean de su comunidad o a nivel global.

Pero sobre todo que aprendan a comprender su propio desarrollo emocional, para que sean capaces de manejar su bienestar en un mundo en el que cada día es más difícil vivir.

Hay un tema que está presente en su libro «Nuevas formas de aprender»el papel de la educación en ayudar a buscar «el sentido en las cosas que estamos haciendo».

Una de las cosas que está transformando la forma en que entendemos la educación es la investigación sobre cómo funciona nuestro cerebro, en el campo de la psicología, el desarrollo temprano e incluso la neurociencia.

Y una de las cosas que los científicos cognitivos han encontrado es que hay una jerarquía en nuestras experiencias cuyos resultados nos llevan a aprender. Si insistimos en repetir y memorizar, entonces vas a retener una cierta cantidad de conocimiento y vas a aprender en alguna medida.

Pero, pero si las cosas que estás aprendiendo te causan una reacción emocional – o sea, te hacen sentir entusiasmado, triste, confundido, te estremecen y así- es posible que retengas más conocimiento que a través de la memorización.

Robot educador

«Las escuelas hoy en día no saben con claridad en qué deben enfocarse, en qué deben centrarse teniendo en cuenta el futuro»

Lo más importante de eso es que tanto los investigadores como los psicólogos han llegado a la misma conclusión: que si ese aprendizaje tiene un sentido para los estudiantes, es entonces cuando realmente ocurre.

¿Y qué significa que el aprendizaje tenga sentido?

Puede que una enseñanza tenga sentido porque hay un trabajo en particular que quieres tener y quieres que las cosas que aprendes te ayuden a conseguirlo y a ejecutarlo.

Pero esa es una visión muy estrecha del aprendizaje. Puede tener mucho sentido para ti porque es algo que amas hacer. Es importante para ti como persona. Tal vez ames las matemáticas, aprender nuevos idiomas, la música.

Y, cuando comienzas a hacer estas cosas que amas, tienen sentido para ti porque tienen que ver con tu identidad y tu manera de expresarte.

La gente incluso puede encontrar su propia autoexpresión en crear códigos. Por ejemplo, donde esta idea se convierte en una búsqueda creativa o donde puedes encontrar significado en lo que haces al ver que ayuda a resolver un problema sobre cosas que te importan en el mundo.

Por lo tanto, es posible que te interese el cambio climático, que te importe la creciente desigualdad dentro de la sociedad y si puedes aplicar el aprendizaje que se está llevando a cabo en el aula a intentar resolver problemas relacionados con esos temas que a ti te importan, entonces encontrarás significado en el aprendizaje y en la aplicación de ese aprendizaje.

Uno de los únicos recursos ilimitados que tendremos en el futuro será nuestra creatividad.

El libro habla de la conexión entre el aprendizaje, la tecnología y la inteligencia artificial ¿es posible que el ser profesor pueda ser considerado una profesión obsoleta en el futuro?

Bueno… una de las razones por las que emprendí este viaje es que cuando trabajaba como profesor en Londres sentía que estaba estancado.

Veía cómo las nuevas tecnologías, las redes sociales y el surgimiento del big data estaban tomándolo todo alrededor y, de un momento a otro, mi principal interés fue saber cómo esas nuevas tecnologías, entre las que se cuenta la inteligencia artificial, se aplicaban en el campo de la docencia. Si realmente las nuevas tecnologías podían transformar el modo en que aprendemos.

Por eso, si la premisa era que los robots nos iban a quitar nuestro trabajo, mi primer destino fue Silicon Valley. Yo pensaba que, tras la estrepitosa derrota de Gary Kasparov ante Deep Blue en 1997, la inteligencia artificial iba a arrasar con todo.

Pero mi visita al Silicon Valley me enseñó otra cosa. Y allí vi por primera vez a un robot profesor. Y no era un androide que estaba de frente a un salón de clases: era, en cambio, un software de inteligencia artificial dentro de un ambiente de aprendizaje por internet.

«El problema es que yo enseñaba con los métodos que utilizaba Sócrates en el ágora hace unos dos mil años a unos niños que tenían sus celulares y ya viven en el futuro»

¿Cómo funcionaba eso?

Ellos tenían un laboratorio de enseñanza donde había un profesor y unos diez niños de 5 años, cada uno frente a un computador, con audífonos. Todos los niños estaban callados, concentrados en su computadora, donde había programas diseñados para ayudarles con su aprendizaje de lengua o con la solución de problemas matemáticos.

Lo interesante allí era que mientras el programa ayudaba a los estudiantes, a la vez «aprendía» con los datos que obtenía en cada sesión cuáles eran las debilidades y fortalezas de esos niños y automáticamente adaptaba esa experiencia para la siguiente sesión.

Así que al final se ofrecía un trabajo casi personalizado de aprendizaje, a la vez que estos datos se pasaban a los profesores, que contaban así con más información sobre cada uno de sus estudiantes.

Este es un ejemplo de lo que ha ocurrido: la inteligencia artificial no ha sobrepasado a los maestros, sino que se ha convertido en una herramienta útil, en un complemento muy necesario.

Otro ejemplo: en 2013, un estudio de la Oxford Martin School reveló que había 700 profesiones que podrían ser reemplazadas por robots en el futuro, pero ninguno de los trabajos relacionados con la docencia -o sea, maestro de primaria, preescolar, profesor bachillerato e incluso universitario- iban camino a desaparecer. Y es verdad. Y eso ocurre porque enseñar es el proceso humano definitivo.

«Silicon Valley es sede de grandes avances en el tema de la educación para el futuro.»

¿Y no hay riesgos en esas convivencias con los datos y la inteligencia artificial?

Aunque haya inteligencia artificial o robots, la educación depende de la interacción humana. Aprendemos de manera natural, pero nacemos para aprender en sociedad. Nosotros conocemos las cosas de otras personas. Y en el futuro, vamos ver muchos avances tecnológicos, pero van a ser incorporados y utilizados por los maestros.

El gran riesgo es que esa inteligencia artificial logre ser mejor que los peores maestros en algunas zonas del mundo. Y el riesgo existe porque la inteligencia artificial es barata. Y tal vez no sea la mejor educación que un maestro pueda dar, pero al menos va ser más barata. Y eso es un gran peligro.

Pero esa es mi versión pesimista del futuro. Yo creo que podemos evitarla si invertimos más en los maestros, en su formación, que dé como resultado profesores más expertos y mucho más capaces de manejar adecuadamente las herramientas tecnológicas.

Pero hablando de eso, varias veces has dicho que los profesores son bastante reacios a aceptar esas nuevas maneras de enseñar, ¿por qué ocurre esto y cómo se puede resolver?

Creo que, en primer lugar, la enseñanza va ser el trabajo más importante del siglo XXI.

Estamos viviendo una era en la que los recursos de la Tierra se están agotando, nos estamos quedando sin nada.

Y lo único que es ilimitado, el único recurso ilimitado que tenemos, es la inteligencia humana, el ingenio humano, nuestra capacidad para resolver problemas. Los maestros son los que cultivan ese potencial humano.

Maestro ayudando a un niño

«El único recurso ilimitado que tenemos es la inteligencia humana, nuestra capacidad para resolver problemas y los maestros son los que cultivan ese potencial humano»

Así, sostengo que enseñar es el trabajo más importante de nuestro siglo. No tengo ninguna duda al respecto, pero por el momento no estamos preparando a los maestros para que tengan el mayor índice de éxito posible en ese trabajo.

Podemos tomar el caso de Finlandia: el curso más difícil de acceder es el de maestro de primaria. Y si entras, la carrera en sí es bastante rigurosa. Es difícil de aprobar y graduarse.

En mi mundo ideal, yo formaría a los profesores de la misma manera en que se enseña a los médicos. Es decir, los profesores se graduarían de la universidad y después deberían pasar tres años combinando la enseñanza con el aprendizaje de otros profesores más experimentados.

De ese modo, en su primer día como maestros no solo estarían aplicando lo que recibieron en la universidad, sino que además continuarían con su proceso en compañía de otro profesor que le ayudaría a mejorar sus capacidades.

Para Beard, la educación siempre va a necesitar el elemento humano para ser efectiva.

Hablando de la región, ¿cuál crees que son los principales desafíos que enfrenta la educación en América Latina?

El principal es el tema de la inequidad. Creo que el sistema educativo en América Latina es significativamente desigual en el mayor nivel con relación al de los niveles más bajos.

Hay unos colegios excelentes, pero la gran mayoría de ellos solo son accesibles para el sector pudiente de la sociedad. Y al mirar hacia el otro lado del espectro, tienes unas escuelas que realmente están luchando por sobrevivir.

Esa desigualdad es mucho más evidente entre centros urbanos y zonas rurales. Y ése es un desafío al que debe prestarse atención no solo de manera integral, sino urgente.

El otro gran desafío creo que es el acceso a la educación misma para muchos niños. Ya ni hablar de educación de calidad: hay lugares donde los niños solo tienen acceso a cinco años de colegio, no más.

Y el tercer punto, creo que el más crítico, son los maestros. Que es el mayor desafío también alrededor del mundo. Hay que resolver los problemas de formación, pero no solo eso, sino de capacitación, de fomento de la vocación y de que no dejen el oficio por otros trabajos mejor pagos.

Creo que tenemos que hacernos la preguntas sobre varios aspectos: ¿cómo podemos formar mejores maestros dentro de las escuelas?¿Cómo podemos hacer que la enseñanza sea una profesión atractiva para las personas?

«En América Latina hay unos colegios excelentes, pero la gran mayoría de esas instituciones solo son accesibles para la parte pudiente de la sociedad»

Muchas de las escuelas en América Latina tienen un cariz religioso o confesional, ¿eso no es un obstáculo para un proceso de aprendizaje óptimo?

Bueno, creo que hay dos elementos que son fundamentales en el trabajo que realiza la escuela hoy en día.

Por un lado, ayuda a los estudiantes a entender quiénes son como ciudadanos, como miembros de una comunidad. Y transmite los valores de esa comunidad.

Y por otro lado, está el objetivo de formar personas creativas y comprometidas con la sociedad y que deseen acceder a la mayor cantidad de conocimiento posible.

Los colegios religiosos, en la mayoría de los casos, hacen muy bien lo primero, pero el error en el que no pueden caer estos colegios es el de limitar la ejecución de proyectos educativos excitantes que ayuden a desarrollar las habilidades necesarias para afrontar el siglo XXI.

La capacidad de crear proyectos colaborativos serán fundamentales para los desafíos que trae el siglo XXI.

Yo estoy convencido de que lo pueden hacer. También sé que es difícil porque requiere un cambio cultural, pero si logras separar estos aspectos es posible que puedas llegar a desarrollar proyectos maravillosos.

Por ejemplo, hay un colegio en Barcelona que se llama «Escola Nova 21», que es dirigido por religiosas pero a la vez es una de las escuelas más futuristas e interesantes de todas las que visité para documentar el libro.

Allí están verdaderamente conectados con el tema de la tecnología, con que los estudiantes lleven a cabos proyectos basados en temas de la vida real, donde aprenden a colaborar entre ellos para resolver problemas en un entorno de aprendizaje natural.

Pero, a la vez, todas las maestras son monjas. Y ellas viajan por el mundo hablando sobre la educación en el siglo XXI, sobre cómo preparar a los jóvenes para afrontar desafíos económicos y sociales actuales, como la inequidad y el calentamiento global.

Otro de los proyectos del que hablas en tu libro es la Academia Khan, que en América Latina funciona, por ejemplo, en algunas lugares del Amazonas.

Sí, uno de los retos que constantemente enfrentan los lugares como América Latina es que hay algunos lugares donde el acceso desde los centros urbanos es casi imposible.

Por esa razón se deben crear nuevos modelos, para que los niños y jóvenes puedan tener una buena educación en lugares donde es muy difícil que lleguen los maestros

En mi mundo ideal, yo formaría los profesores de la misma manera en que se le enseña a los médicos»

Y el ejemplo de la Academia Khan es muy bueno porque logra utilizar de forma adecuada las nuevas tecnologías para crear proyectos de educación a distancia, que les funcionan muy bien y que pueden ayudar al buen desempeño de los estudiantes.

Pero lo cierto es que la idea de la Academia Khan necesita de una infraestructura de acceso a internet para funcionar. Y además, aunque tengas la infraestructura, uno de los grandes desafíos que enfrentaba este lugar es la baja retención que tenían los cursos de educación a distancia.

Así que es revolucionario lo que están haciendo allí, porque entendieron el proceso de educación a distancia pero no se olvidaron de la importancia de los maestros para optimizar la educación que se imparte.

«Nos estamos moviendo hacia una sociedad que comparte sus ideas, desde una fuente de conocimiento sin restricciones», esa es una frase tuya, ¿cómo se traduce ese concepto en la educación del futuro?

Uno de los grandes problemas que tiene el sistema educativo actual es que establece una especie de competencia constante entre los estudiantes.

En Corea del Sur -que es uno de los países que visité para escribir el libro- hay un ejemplo extremo de esto: los estudiantes practican un examen a los 18 años para establecer un rango nacional que casi decide cuál es el trabajo que puedes tener y a qué universidad puedes ir.

Básicamente, toda tu salud, riqueza y felicidad, y todo el sistema educativo hasta ese momento es esencialmente una carrera para llegar tan alto como sea posible.

Y esto causa una serie de comportamientos terribles. Los cuatro o cinco años antes del examen, los jóvenes deben pasar estudiando 15 horas diarias los días de semana y el fin de semana, 12 horas. Se vuelven muy competitivos en estos centros de entrenamiento.

El siglo XXI debe ser el inicio de proyectos menos competitivos y mucho más colaborativos.

Allí no comparten el conocimiento. No hay colaboración. Les aterra la idea de hacer un proyecto alterno, porque eso significa que en el tiempo que ellos dedican a eso, los otros están preparando el examen.

Y eso crea un ambiente cerrado, de poca creatividad, nula colaboración. Y ahora sabemos que esos tres valores, apertura, creatividad y colaboración, son fundamentales para el mundo actual.

Estamos enfrentándonos a desafíos que solo podrán ser superados mediante la colaboración y la imaginación humana. Eso nos obliga a contar con personas que estén diseñadas para desarrollar una inteligencia colectiva más allá de una inteligencia individual.

Pero todavía vemos que en nuestros sistemas educativos los estudiantes no comparten el conocimiento ni colaboran porque están compitiendo. Incluso hay maestros que no aceptan que nadie venga a decirles cómo pueden hacer su trabajo mejor.

Una de las cosas que más me impactó cuando era maestro es que ningún colega venía a mi salón de clase y yo tampoco iba al salón de otros colegas. Parece que lo que estamos haciendo es tan vergonzoso que no merece que lo vea nadie. Personalmente, creo que hay que abrir nuestras aulas.

Hay muchos estudios y muy serios que demuestran la efectividad de los sistemas abiertos, donde se fomenta la creatividad, donde se generan más ideas, Y eso nos lo enseña la propia naturaleza: mientras un animal va creciendo, logra ser mucho más efectivo a la hora de concretar y canalizar la energía que necesita para sobrevivir.

Este artículo es parte de la versión digital del Hay Festival Cartagena, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza en esa ciudad colombiana entre el 30 de enero y el 2 de febrero de 2020

Fuente de la Infformación: https://www.bbc.com/mundo/noticias-51229314?fbclid=IwAR1UwBPTA-kTqyQtcrVO68KE7bOerNl-7o54f4J-mzQzmsaRx-dMverZXjI

 

 

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Libro(PDF): «La religión ante los problemas sociales. Espiritualidad, poder y sociabilidad en América Latina»

Reseña: CLACSO

Nadie puede negar el papel cada vez más destacado que tienen los movimientos religiosos en nuestro continente, así como las transformaciones a las que están siendo expuestos. SinLibro(PDF): » embargo, no se ha producido aún una reflexión sistemática en torno a los modos en que las religiones operan sobre sectores y sujetos sociales caracterizados como vulnerables: indígenas, mujeres en situación de prostitución, campesinos, migrantes, pobres, huérfanos y ancianos. ¿Qué conflictos desatan estas intervenciones? En estas páginas, las discusiones surgidas en el Grupo de Trabajo Religiones, espiritualidades y poder en América Latina y el Caribe inauguran nuevas líneas temáticas y perspectivas de análisis para quienes están interesados en uno de los temas cruciales del siglo XXI: cómo incide la fe en los modos en que percibimos y actuamos sobre el mundo y los otros.

Autor (a):   Verónica Giménez Béliveau. [Compiladora]

Verónica Giménez Béliveau. Carlos Alberto Steil. Rodrigo Toniol. Joaquín Algranti. Mariana Bordes. Lucí Faria Pinheiro. Fabio Lozano. María Soledad Catoggio. Rolando Pérez. Cristian Parker Gumucio. Gabriela Robledo. Reneé de la Torre. Aldo Ameigeiras. Fortunato Mallimaci. Damian Setton. Mariela Mosqueira. [Autores y Autoras de Capítulo]

Editorial/Editor: CLACSO

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina.

Idioma: Español.

ISBN: 978-987-722-424-5

Descarga: La religión ante los problemas sociales. Espiritualidad, poder y sociabilidad en América Latina

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=2125&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1400

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Libro(PDF): «La colonia soberana. Deportes olímpicos, identidad nacional y política internacional en Puerto Rico»

Reseña: CLACSO

Cedido a Estados Unidos bajo los términos del Tratado de París al finalizar la guerra del 1898, Puerto Rico ha permanecido desde entonces como un territorio colonial. No obstante, a pesar de esta experiencia colonial, los puertorriqueños han logrado asegurar una representación olímpica nacional desde los años 1930 y a consecuencia de esto vigorosamente nutrir ideas nacionalistas.

Al examinar cómo el movimiento olímpico se desarrolló en Puerto Rico, Antonio Sotomayor ilumina el profundo rol que los deportes juegan en el proceso político y cultural de una identidad desarrollada dentro de una tradición autonomista en vez de una tradicional independencia política. Principalmente, fue precisamente en el ámbito olímpico que los puertorriqueños encontraron formas de participar y mostrar su orgullo nacional, a veces usando sus mismas limitaciones coloniales –y el reclamo de valores democráticos estadounidenses– a su ventaja. Beneficiándose de una extensa investigación de archivos, tanto en la isla como en Estados Unidos, Sotomayor revela la historia de un pueblo que lucha escapar de la periferia colonial a través de los deportes y el nacionalismo, balanceando a su vez los beneficios y limitaciones de esa misma situación colonial.

La colonia soberana demuestra las sorprendentes negociaciones que dieron vida a una soberanía olímpica en una nación colonial, un caso único en Latinoamérica, y usa el deporte olímpico como una vitrina para observar asuntos más amplios como construcción de nacionalidad e identidad, hegemonía, pos-colonialismo, diplomacia internacional, y relaciones entre Estados Unidos y Latinoamérica.

Autor (a):  Antonio Sotomayor

Editorial/Editor: CLACSO

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina.

Idioma: Español.

ISBN: 978-987-722-615-7

Descarga: La colonia soberana. Deportes olímpicos, identidad nacional y política internacional en Puerto Rico

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=2151&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1400

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Texto: Una Didáctica Activa

Reseña: Este texto paralelo se conforma de diez capítulos, el primero analiza una pedagogía con sentido, invitando a cambiar la enseñanza tradicional; el segundo demuestra una alternativa para mediar en las relaciones presenciales; el siguiente hace referencia a la evaluación, aspecto muy delicado y esencial para saber si la institución, docentes y estudiantes están avanzando por el camino adecuado; se continúa con un análisis sobre aprender y desaprender los medios, luego se realiza un análisis en torno a la violencia y se concluye analizando a los estudiantes posmodernos, puntos fundamentales para realizar el trabajo docente de una manera activa y efectiva.

Main Author: Romero Romero, María de Lourdes
Other Authors: Quintuña Alvarez, Jorge
Format: Tesis de Maestría
Published: Universidad del Azuay2014

Fuente: http://dspace.uazuay.edu.ec/handle/datos/3392

Descargar: http://dspace.uazuay.edu.ec/bitstream/datos/3392/1/09322.pdf

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Texto: Pedagogía salesiana de la organización popular

Reseña: La experiencia de desarrollo comunitario en Salinas de Guaranda, nace de un llamado del obispo salesiano Mons. Cándido Rada, a «anunciar, celebrar y construir» el Reino de Dios, en la zona norte de su diócesis, caracterizada por una extrema pobreza y la dominación de la hacienda. Es fácil leer la presentación del director de la Fundación Familia Salesiana de Salinas, Lcdo. Carlos Méndez a la luz de la pedagogía de Don Bosco. De mi parte me limito simplemente a señalar, en forma de introducción, los elementos fundamentales del estilo educativo salesiano, que han guiado nuestros pasos en forma progresivamente siempre más clara y definida, en su aplicación a los retos del desarrollo.

 

Main Author: Polo, P. Antonio sdb
Format: Artículos
Published: 2015
Subjects:
Online Access: http://dspace.ups.edu.ec/handle/123456789/10904

 

Descarga: https://dspace.ups.edu.ec/bitstream/123456789/10904/1/Pedagogia%20salesiana%20de%20la%20organizacion%20popular.pdf

Fuente:https://dspace.ups.edu.ec/handle/123456789/10904

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