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Gritar “¡fuego!” no “¡socorro!” y otros trucos de autodefensa feminista

Reseñas/17 Octubre 2019/El país

Cada vez más municipios ofrecen talleres gratuitos para que las mujeres aprendan a protegerse de posibles agresiones

Jóvenes temerosas de volver a casa de noche. Octogenarias que se niegan a ser la presa fácil del agresor. Víctimas de violaciones y acoso callejero. El perfil de las mujeres que quieren aprender a defenderse es variado, pero su miedo es el mismo. Un miedo que ha hecho proliferar los cursos municipales de autodefensa en todo el país. En Madrid, centenares de mujeres se acercan a los más de 20 centros públicos donde se imparten estos talleres gratuitos desde 2016. Hace unas semanas, en Santa Cruz de Tenerife, Francisco Javier Yanes, profesor de yudo y jiu-jitsu, y María del Pilar Machín, psicóloga experta en violencia de género, inauguraron el primer curso en Canarias que combina defensa personal y empoderamiento femenino. En Galicia, 60 municipios –de 313– tienen iniciativas parecidas; 32 concellos más que en el 2018, año en el que más de 2.600 mujeres se inscribieron en este tipo de talleres solo en la Comunidad de Aragón. A todas les une un único denominador común: aprender las herramientas para vivir sin miedo.

Los datos de violencia machista justifican el aumento en la demanda. En lo que va de año, 46 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas. Ya son 1.021 las víctimas mortales desde que comenzó el registro de los asesinatos machistas en 2003. La violación grupal de la Manada o el asesinato de Laura Luelmo resuenan en la memoria de estas mujeres que se apuntan a los talleres «por miedo a ser las siguientes».

Van llegando al polideportivo de Aluche con leggins de colores y botellas de agua. Se saludan tímidas y esperan descalzas en un rincón a que Óscar Sánchez (Madrid, 35 años), profesor de hapkido y taekwondo, empiece la clase. Él carga decenas de paraguas y bolsos vacíos para la temática de hoy: los llamados «útiles de fortuna». Las 23 asistentes –de las cuales nueve son menores de edad–, aprenderán a utilizar los elementos que suelen llevar consigo para defenderse de un posible agresor: una mochila puede servir de escudo, un pintalabios puede alejar a un agresor. Todo vale para ganar tiempo.

Laura González Moro, madrileña de 26 años, vuelve al curso por tercer año consecutivo. Esta vez como monitora. Graduada en psicología y con cinco años de formación en hapkido –arte marcial coreano–, fue víctima de violencia doméstica de pequeña por parte de su padre biológico (con el que ya no mantiene contacto). «Me dije a mí misma que nadie más me volvería a poner la mano encima», explica con la mirada firme. González es una de las dos únicas profesoras –entre los 17 del Ayuntamiento de Madrid– en proceso de formación para impartir métodos de defensa personal. «Nos dimos cuenta de que a las alumnas les chirría que estas clases las dé un hombre», cuenta su compañero Óscar Sánchez. «Por eso estamos intentando formar a más mujeres, aunque cuesta. No hay muchas que tengan formación en artes marciales o autodefensa. También ahí hay cosas que trabajar».

«Agarrad bien los paraguas. Por este lado de aquí para no lastimarte», explica Sánchez a una de las alumnas. Todas están separadas por parejas y se van turnando para interpretar ambos roles: el de agresor y el de víctima. La timidez inicial se disuelve y se van creyendo sus papeles. Gloria Soubrie, de 47 años le dice a su compañera: «Pero agárrame cuando no me lo espere, a ver si me sale de manera natural». Es el segundo curso al que se apunta y cuenta sorprendida cómo el viernes pasado un compañero de trabajo quiso gastarle una broma abalanzándose a sus espaldas sin que ella lo esperara. «Conseguí apartarle con una técnica que aprendí aquí. Me salió de manera instintiva», señala.

Además de la parte física, los talleres también tratan la temática psicológica. De hecho, de las cuatro horas del seminario que imparten Sánchez y González, casi tres se dedican a hablar sobre la violencia de género. Ambos coinciden: «Lo importante no es dar puñetazos. Queremos que entiendan la psicología del agresor y se adelanten a sus pasos». Consejos tan sencillos como gritar «¡Fuego!» en lugar de «¡Socorro!» para atraer la atención de los demás o dónde colocarse dentro de un ascensor en caso de un intento de agresión son algunas de las claves que explican. «También tratamos los ciclos de la violencia machista para que identifiquen si están en alguna situación de riesgo», añade González.

Se acaba la clase por hoy. Vuelven a calzarse y recogen sus botellas vacías. Salen del seminario con algo más de seguridad aunque con un sabor agridulce. Sara Espinosa, mexicana de 34 años le pone palabras: «Ojalá no tuviéramos que ser nosotras las que aprendemos a defendernos. Ojalá ellos supieran respetarnos. Pero bueno, al menos ya no me bloqueo al salir a la calle».

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/10/08/actualidad/1570530440_333506.html

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“¡Mamá, papá, soy docente!”: creció en la Villa 31, luchó y está por recibirse con las primeras profesoras que se formaron en el barrio

Por: .

 

Gisel Merida es una de las siete mujeres que egresará el título de docente en el Instituto Superior Dora Acosta del barrio de Retiro. Hija de jujeños, sus padres siempre trabajaron para que ella pudiera estudiar y tuviera un mejor futuro. Un tumor de células gigantes la encerró en su casa, pero nunca se rindió y el instituto llegó al barrio para darle una oportunidad

Gisel Merida supo en 2014 que el profesorado llegaba al barrio: el Instituto Superior de Formación Docente Dora Acosta, de la organización social El Hormiguero, se instalaba en Cristo Obrero. Se anotó y hoy está a punto de recibirse con la primera camada de docentes formadas dentro de la Villa 31 (Gustavo Gavotti)

“¿Un profesorado en la villa? ¡Estás loca!”, le contestó Gisel a su amiga Alejandra, aquella tarde de 2014. Incrédula, pero impulsada por unas ganas inexorables de ser docente, al día siguiente caminó hasta la sede del incipiente Instituto Superior de Formación Docente Dora Acosta, de la organización social El Hormiguero, en el barrio Cristo Obrero. Comprobó que era cierto, se anotó y empezó el profesorado para nivel primario. Cinco años más tarde, está a punto de recibirse con la primera camada de docentes formadas dentro de la Villa 31.

La cita para conocer “el profe” -así lo llaman- es a las seis de la tarde en una farmacia de la esquina de la calle doctor Ramos Mejía y Padre Carlos Mujica, al lado de la estación de tren Belgrano Norte, en Retiro. El sol está escondido, el viento es inusual y los gotones, intermitentes. Natalia Aquino, una de las coordinadoras del profesorado, llega a nuestro encuentro para que entremos juntos al mítico barrio que se formó en la década de 30.

Caminamos unos metros, pagamos cinco pesos en efectivo y nos subimos a un colectivo que no es de línea, pero parece. Recorremos algo así como quince cuadras hasta llegar a un puente peatonal. Lo cruzamos, sobre las vías del tren y entre carteles del Gobierno de la Ciudad. Una vez del otro lado, nos saluda Gisel Merida, que sonríe y se apoya en un bastón canadiense para caminar.

“Tengo 32 años. Me crié en la Villa 31. Vivo el barrio YPF”, cuenta al presentarse, mientras avanzamos cuatro cuadras hasta la sede del Profesorado Dora Acosta.

“Viví siempre en la misma casa. Ahora, arriba de la de mis viejos. Al igual que mis hermanos, nos fraccionamos el terreno y construimos. Por suerte es grande. Todas las familias hacemos lo mismo”, asegura Gisel. Y agrega que está en pareja con Eduardo, empleado y estudiante del profesorado, pero con simpatía aclara: “No me casé ni me pienso casar. Tampoco quiero tener hijos”.

El Dora Acosta es una edificación de dos pisos, con rejas en puertas y ventanas. En la planta baja hay dos aulas chicas con bancos individuales, pizarrón de tiza, carteles de cartón y un baño en mal estado. No hay pasillos, ni sala de profesores. Sólo dos aulas contiguas.

“Arriba mejor no subamos porque se cae a pedazos. La humedad hace estragos. Es todo muy precario… Como verás”, asegura Gisel y no hay manera de contradecirla.

Entonces explica que actualmente, el profesorado Dora Acosta funciona el nuevo Centro de Formación Docente Número 28 del Gobierno de la Ciudad, a tres cuadras de ahí y a dónde iremos más tarde. “Estamos pidiendo financiación para la remodelación del profe. Somos más de 70 compañeros estudiando acá y necesitamos un lugar definitivo, no provisorio”, agrega Gisel.

Educada para el compromiso

Hija de jujeños, es la cuarta de cinco hermanos y en su casa siempre que tuvieron algo, fue para compartir. Una bicicleta o un par de patines, siempre para los cinco.

Cuenta que sus padres llegaron a Buenos Aires en busca de oportunidades. Que vivieron un tiempo en provincia, pero alguien les comentó que se estaban vendiendo terrenos en la Villa 31 y aquí compraron hace 34 años.

A ellos siempre les pareció importante que yo estudiara. Mi papá cursó hasta tercer año de Agronomía pero lo detuvieron durante la dictadura. Por las secuelas, no pudo volver a la facultad. Siempre trabajó”, comenta Gisel y apunta que recién cuando estaba en el profesorado supo de su militancia.

“Ellos eran mis compañeros. Todos están muertos”, le dijo Alfredo una noche cualquiera, mientras miraban un documental sobre el Ingenio Ledesma en Canal Encuentro.

“Hasta ese momento en casa no se hablaba del tema y yo tampoco preguntaba. Supe lo que había vivido cuando entré al profesorado, empecé a militar en El Hormiguero y a querer saber más. Pero aún hoy tampoco cuenta demasiado”, asegura Gisel. Sin embargo, agrega que en uno de los tres viajes que hizo en su vida a Jujuy, para visitar a su abuela de 91 años, su padre le mostró el lugar dónde estuvo detenido. Que cayó a pesar de no tener una militancia intensa, pasó cuatro años preso y terminó trasladado a La Plata. ¿Su mamá? Antonia no vivió aquello, pero también sabe de luchas. Sólo pudo hacer el primario, trabaja desde los ocho años y se dedicó a la limpieza en oficinas.

Gisel cursó el prescolar y la primaria “en la periferia del barrio”: en la Escuela French y Beruti, de Juncal y Basavilbaso. Hasta segundo año fue a una escuela en San Telmo. Y cursó tercero, cuarto y quinto en “La Banderita”, en la entrada a la Villa 31

Gisel cursó el prescolar y la primaria “en la periferia del barrio”: en la Escuela French y Beruti, de Juncal y Basavilbaso. Hasta segundo año fue a una escuela en San Telmo. Y cursó tercero, cuarto y quinto en “La Banderita”, en la entrada a la Villa 31

Gisel cursó el prescolar y la primaria “en la periferia del barrio”: en la Escuela French y Beruti, de Juncal y Basavilbaso. Hasta segundo año fue a una escuela en San Telmo. Y cursó tercero, cuarto y quinto en “La Banderita”, en la entrada a la Villa 31.

“Recién ahí me involucré con la gente y descubrí que tiene cosas lindas. Hasta ese momento, yo sólo salía de mi casa para ir a la periferia y pensaba que todo lo bueno estaba afuera. Mis padres, por protegerme, me transmitían eso. Pero cuando empecé a estudiar en mi barrio me hice amigos y encontré un espacio de contención. Tengo los más lindos recuerdos”, revela sobre su etapa de alumna.

Cuando terminó el secundario, Gisel se anotó en el Normal 1 para hacer el terciario de maestra inicial. Además, empezó a trabajar como repositora y cajera en un supermercado de Almagro. Logró entrar a pesar de lo difícil que suele ser conseguir trabajo para aquellos que tienen domicilio en la Villa más emblemática de la Capital Federal.

“Mucha gente cambia de barrio porque las empresas no te toman. Lo comprobé. Yo no decía dónde vivía. Si lo decís, te hacen a un costado. Los prejuicios siempre están”, asegura Gisel.

“Mucha gente cambia de barrio porque las empresas no te toman. Lo comprobé. Yo no decía dónde vivía. Si lo decís, te hacen a un costado. Los prejuicios siempre están”, cuenta

“Mucha gente cambia de barrio porque las empresas no te toman. Lo comprobé. Yo no decía dónde vivía. Si lo decís, te hacen a un costado. Los prejuicios siempre están”, cuenta

Sin embargo, en segundo año del terciario y cuando “tenía por delante una carrera que le permitiría hacer lo que quisiera”, le descubrieron un tumor en la rodilla izquierda. “Tenía 20 años. Me hablaron de un quiste, pero me caí, me fracturé el fémur y me llevaron al Hospital Fernández. Ahí me hicieron una biopsia y me dijeron que se trataba de un tumor de células gigantes. Me operaron. Casi me amputan la pierna. Pasé tres meses internada. Me devastó”, relata sobre el diagnostico que siguió con un año de kinesiología.

Y sigue: “Estuve mucho tiempo sin salir de casa. Volví al Normal 1 pero no había ascensor y me costaba mucho subir las escaleras. Entonces dejé. Y no poder estudiar me puso muy mal. Todo se cerraba. Mis viejos tenían sus energías depositadas en mí. Habían trabajado toda la vida para que yo pudiera estudiar”.

Fue entonces cuando su amiga Alejandra le comentó que estaban por abrir el profesorado. Gisel caminó los 20 minutos que separan su casa del barrio Cristo Obrero -que no conocía-, hasta llegar al Dora Acosta.

“Esto que ves ahora estaba mucho peor. No había piso. Las ventanas estaban rotas y el techo era de chapa. Todo se hizo a pulmón. Tomábamos clases sentados sobre tarros de pintura. Una mesa dada vuelta con un afiche funcionaba como pizarrón”, asegura sobre el espacio que empezó a funcionar en 2014 y que al año siguiente, con mucho esfuerzo fue reconocido oficialmente como profesorado.

Junto a sus compañeros en el instituto

Junto a sus compañeros en el instituto

Gisel empezó a cursar con doce chicas de las que sólo quedaron dos. Después se fueron sumando otras. Y ahora son siete mujeres las que se reciben en esta primera camada del profesorado Dora Acosta: Alejandra, Rosa, Marta, Elba, Lina y Ruth, además de Gisel.

“Varias quedan en el camino porque tienen que atender al marido… Sigue pasando. Aunque suene loco. Todavía vivimos en una sociedad todavía muy patriarcal. Todas lo hacemos con mucho esfuerzo y de manera colectiva. No pagamos cuota. Sólo los apuntes, entre todas. Si una no tiene, la de al lado le presta. Así funcionamos”, se enorgullece Gisel y reflexiona: “El Dorita es sinónimo de oportunidad. Ahora, terminás el secundario y tenés más opciones que ser empleada doméstica u obrero”.

Cuestión de oportunidades

Esquivando charcos y pozos, Gisel nos guía por las típicas calles angostas dónde los cables atraviesan balcones y el movimiento de gente disminuye una vez que bajó el sol.

“¡Chau, seño!”, le grita un chico y Gisel no ve la hora de estar como titular al frente de un aula. “Es que me crié en el barrio. Hay empatía. Entiendo los problemas que pueden surgir. Los nenes y nenas faltan porque las calles se inundan. O porque hubo una pelea de bandas entre adultos y los chicos no pueden cruzarse en el colegio”, comenta.

Desde hace tres años Gisel trabaja cuatro veces por semana como maestra comunitaria en el programa CAI, que depende del Gobierno de la Ciudad. “Hago acompañamiento de chicos del barrio durante su proceso educativo. Soy apoyo escolar, pero además nexo entre la escuela y la familia, además del club, los Boy Scouts o la actividad que realizan”, detalla y cuenta que incluso desde el secundario, daba apoyo escolar a los vecinos.

Por estos días, Gisel está haciendo las prácticas finales de la carrera en “La Banderita”, dónde ella misma terminó el secundario. “Amo mi barrio. Acá construí mi identidad”(Gustavo Gavotti)

Por estos días, Gisel está haciendo las prácticas finales de la carrera en “La Banderita”, dónde ella misma terminó el secundario. “Amo mi barrio. Acá construí mi identidad”(Gustavo Gavotti)

Después de caminar tres cuadras y que cambie la fisonomía del barrio en el nuevo sector La Containera, un empleado de seguridad nos abre la puerta en el Centro de Formación Docente (CFD) del Gobierno de la Ciudad, dónde todo es moderno. Gisel nos presenta a sus compañeras de camada: “Cursamos de 7 de la tarde a 10 de la noche. Aquellos que trabajan en la construcción salen a trabajar a las 5 de la mañana. Las empleadas, en general a las 6. Todos volvemos a nuestras casas a la tarde. Y, de ahí venimos a cursar de noche. ¡Imaginate las que tienen hijos! Estudiar y ser docente es muy gratificante, pero también sacrificado”.

Por estos días, Gisel está haciendo las prácticas finales de la carrera en “La Banderita”, dónde ella misma terminó el secundario. “Amo mi barrio. Acá construí mi identidad”, asegura.

Y cuenta cómo seguirá su camino. “Me gustaría ser docente de primer ciclo en alguna escuela pública de la ciudad, idealmente acá adentro. Lo que más me apasiona son las prácticas del lenguaje”. Convencida de que los logros son colectivos o no son, reflexiona: “Nos estamos por recibir a pesar de todo pronóstico: somos mujeres, trabajadoras y villeras”

Fuente de la reseña: https://www.infobae.com/sociedad/2019/10/09/mama-papa-soy-docente-crecio-en-la-villa-31-lucho-y-esta-por-recibirse-con-las-primeras-profesoras-que-se-formaron-en-el-barrio/
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“Hay que enseñar Inteligencia Artificial desde los primeros niveles educativos”

Por: Marta Moreno.

Para Jorge Calvo, asesor y formador en tecnología educativa y director de proyectos educativos en European Valley, introducir la Inteligencia Artificial en el aula no requiere de grandes conocimientos técnicos por parte del docente. Al contrario, cree que el secreto es saber enseñarla como una actividad más, mediante un proceso lúdico.

Es inevitable hacer mención a la Inteligencia Artificial cuando se habla de progreso y futuro. Pero, ¿cómo se puede explicar a los estudiantes de qué trata esta tecnología? Para hacerlo posible, Jorge Calvo, director de proyectos educativos en European Valley, confía en hacerlo a través de la gamificación. En SIMO EDUCACIÓN, que se celebra del 5 al 7 de noviembre en IFEMA, comentará a los docentes diferentes herramientas para enseñar esta tecnología desde primeros niveles educativos y trabajarla en el aula de manera transversal.

Pregunta: ¿De qué tratará su taller en SIMO EDUCACIÓN 2019?

Respuesta: Contaremos cómo incluir una tecnología como la inteligencia Artificial (en adelante IA) a las aulas, pero no desde el punto de vista del usuario o administrador, si no como una actividad de aula. Además, enseñaremos a los docentes a crear y usar diferentes metodologías en clase basadas en los beneficios de la IA.

Jorge Calvo enseñar Inteligencia Artificial

Acercaremos la idea de cómo una máquina es capaz de ‘pensar’ y ‘aprender’ por sí misma y qué lugar ocupa la persona en su funcionamiento.

P: ¿Cómo lo pueden aplicar los docentes presentes en su día a día en el aula?

R: La IA es hoy en día una tecnología compleja desde el punto de vista más técnico y, por ese motivo, cuando hablamos de trasladarla al aula, debemos descenderla hasta el punto más práctico o empírico en el que tanto los profesores como estudiantes se sientan cómodos en su uso y resultado.

Para ello, hay muchos ámbitos de la vida cotidiana y del día a día de las aulas donde la IA ya se usa, aunque no seamos consciente de ello. Con este taller usaremos actividades reales de aula en las que usan aplicaciones y dispositivos conectados a internet para explicar, mostrar y enseñar diferentes contenidos. Además, veremos cómo el uso de esta tecnología nos abre un abanico de recursos para ser aún más transversales y efectivos en esas nuevas líneas de aprendizaje.

Jorge Calvo enseñar Inteligencia Artificial

P: ¿Qué conocimientos debe adquirir un docente que quiera trabajar con Inteligencia Artificial?

R: La IA aún es compleja en su parte más técnica, pero realmente ese no es el objetivo o foco cuando la llevamos al aula. La idea es no cargar al profesor con grandes conocimientos de esta tecnología, si no verla desde un punto de vista más práctico. Mi objetivo es que cualquier docente pueda aplicar este tipo de actividades en su aula con unos conocimientos básicos de las TICs.

P: ¿Cómo es posible aunar gamificación con Inteligencia Artificial?

R: La inteligencia artificial es un recurso educativo más, no es una metodología de trabajo como tal. Por tanto, debe ir siempre unida a una actividad o método de trabajo diseñado por el profesor y unificarla con procesos lúdicos nos hace tener un abanico más amplio de herramientas. El uso del reconocimiento facial en juegos de identidad o de retratos en la clase de arte, el uso de reconocimientos de patrones en los dibujos o incluso la predicción de terremotos, nos permite crear nuevas gamificaciones con nuevas perspectivas que antes no se podían alcanzar.

P: ¿Por qué es importante enseñar a los estudiantes a manejar la Inteligencia Artificial?

R: En mi opinión creo que debemos empezar a dar conocer la IA desde los cursos más pequeños y seguir un proceso escalar en los cursos sucesivos, pasando no solo por enseñar la IA, sino mostrar y hacer entender que es una gran herramienta para mejorar y trabajar en cualquier entorno de la vida cotidiana y laboral. Debemos ofrecer a nuestros estudiantes la enseñanza de un gran conjunto de recursos para que con su conocimiento, creatividad y actitud puedan aplicarlas de una manera correcta y efectiva en el futuro ámbito donde se desenvolverán.

Fuente de la reseña: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/ensenar-inteligencia-artificial-niveles-educativos/115902.html

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ESI, jornada extendida y federalización educativa, propuestas del Frente de Todos

Por: María Elena Polack.

Cumplir «a pleno» la Enseñanza Sexual Integral (ESI), aprobada en 2006 por el Congreso, repensar la jornada escolar y hacer un mapeo para conocer a fondo la situación en las provincias, reglamentar la educación intercultural bilingüe y el capítulo de enseñanza cooperativa y social comprendido en la ley nacional de educación 26.206, lograr que el Consejo Federal de Educación funcione como un espacio de discusión y pueda diseñar políticas educativas, desarrollar formas de participación de los estudiantes, evitar la precarización laboral docente. No es el programa educativo de campaña del Frente de Todos, pero podría tomárselo como la columna vertebral de la intención de ese espacio liderado por Alberto Fernández, luego de un encuentro de pedagogos, funcionarios de educación de 15 provincias y referentes gremiales que debatieron ayer en 10 mesas los aspectos más destacados una eventual presidencia del kirchnerismo.

La presentación de las conclusiones de 10 grupos de trabajo estuvo a cargo de Adriana Puiggrós, ex directora general de Escuelas bonaerense en la gobernación de Felipe Sola; Sonia Alesso, secretaria general de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Cterea); Flavia Tariggi, investigadora y docente de la Universidad Nacional de General Sarmiento; los rectores Adrián Cannelloto (Universidad Nacional Pedagógica) y Nicolás Trotta (Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo), y Luis Scasso, director adjunto de la oficina regional Buenos Aires de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).

«Se mueren las pibas. No puede haber una cuestión de conciencia. La ESI no puede esperar. Hay que educar para una vida más feliz y más saludable. Lo tenemos que discutir respetuosamente», planteó Alesso y despertó el aplauso más fuerte de los asistentes al auditorio de la UMET, en Sarmiento 2037 de esta ciudad. Entre presentes y adherentes al encuentro, figuraron los responsables de educación de La Pampa, María Cristina Garello; María Cecilia Velázquez (Santa Cruz), Mariela Nassif (Santiago del Estero), Juan Pablo Litchmajer (Tucumán), Marcela Mosqueda (Chaco), Paulina Calderón (San Luis), Alberto Zorrilla (Formosa), Daniel Gutiérrez (Catamarca), Cristina Storioni (Neuquén), Juan Luna (La Rioja), Ivonne Aquino (Misiones), Marta Irazábal de Landó (Entre Ríos), Diego Romero (Tierra del Fuego) y Felipe de los Ríos (San Juan).

Mejorar la educación

La dirigente gremial docente fue la que tuvo definiciones políticas más fuertes. «Tenemos la obligación de mejorar la educación y nos hemos hartado del debate berreta del macrismo», dijo Alesso y arreciaron los aplausos. Aunque no hizo referencia a las razones por las cuales, por ejemplo, en gobernaciones conducidas por el kirchnerismo como Santa Cruz, las huelgas docentes de los últimos años han sido récords de cantidad de días sin clases en las aulas de gestión pública, anticipó que vendrá «una nueva etapa en la educación argentina». Y advirtió: «Los trabajadores hemos sufrido mucho en estos cuatro años de macrismo». Y, sin datos precisos, habló no solo de las condiciones salariales de los docentes, sino también de los problemas de infraestructura. «Hay paredes electrocutadas (sic)», sostuvo y planteó que deben darse «condiciones dignas para enseñar y para aprender.

No solo habló de educación. «Debemos darnos como ciudadanos y docentes una primera discusión sobre cómo caemos repetidamente en el pasado y nos hundimos. Hay que construir una institucionalidad para que cada cuatro años no tengamos que pagar endeudamientos externos», dijo Alesso, que señaló que «los mejores pedagogos de la Argentina están identificados en este espacio de pensamiento».

Institucionalidad

Adriana Puiggrós trató de sintetizar en varios puntos todos los temas de debate de las mesas de discusión para dar un cierre al encuentro. «Hay un clamor para tener un país federal. No diseñado por los unitarios», señaló al pedir la «plena vigencia de las leyes» vinculadas con el sistema educativo, entre las que se encuentran, por ejemplo, la de Enseñanza Sexual Integral, que ha sido cuestionada por varias provincias por cuestiones de conciencia religiosa.

En cambio, ninguno de los expertos planteó iniciativas pendientes de aprobación como la ley de obligatoriedad de la sala de 3 años, que en 2017 tuvo el voto unánime de la Cámara de Diputados y nunca fue analizada para su aprobación definitiva en el Senado. Ni tampoco sobre cómo lograr el objetivo de los 190 días de clase acordado por el Consejo Federal de Educación hace casi una década. Las huelgas docentes, los feriados nacionales, provinciales o municipales básicamente les restan tanta cantidad de días de aula a los estudiantes argentinos que ni siquiera se logran cumplir las 180 jornadas previstas antes de la ley nacional de educación.

Al hacer referencia a las deficiencias del sistema educativo, que se han verificado tanto en evaluaciones internacionales como nacionales que se han desarrollado en la última década, no se confirmó si tendrán continuidad como ya se las conoce. Fue Nicolás Trotta quien hizo alguna mera mención al respecto. «Pensar la calidad no se vincula con las pruebas estandarizadas que se buscan imponer. Todos se llenan la boca hablando de mejorar la educación, para eso hace falta dinero y un nuevo contrato social».

«Lo que hagamos hoy se vincula con la Argentina que vamos a ver construida en 20 a 30 años. Nos debe llenar de dolor haber dejado un 27 por ciento de pobreza», admitió Trotta al referirse a las cifras del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, y recordar el actual guarismo de 35,4 y anticipar que «hay que romper la mediocridad de hoy».

Trotta también hizo referencia a la relación de tensión que hubo entre el gobierno de Mauricio Macri y los docentes. «Se dedicó a enfrentar [a los gremios] evitando el debate de fondo de qué modelo queremos para el país». Consideró que «hay que federalizar la educación para romper las asimetrías del desarrollo», aunque admitió que «no se puede resolver todo en el corto plazo».

«Fin de la banalización»

A su turno, Flavia Terigi denunció que «el Ministerio de Educación ha perdido una gran porción de cuadros técnicos» y fue aplaudida al sentenciar: «Estamos finalizando una etapa de banalización de los problemas educativos». Puso como buen ejemplo la reforma del nivel secundario que encara Río Negro al destacar que el Ministerio de Educación provincial promovió «la figura de profesor por cargo que implicó un 30% de aumento del presupuesto» en ese rubro.

Aunque no brindó detalles, incluyó la necesidad de «discutir el espinoso tema de la calidad de la educación y del tema salarial» y cuestionó la existencia del servicio cívico voluntario impuesto recientemente por el gobierno macrista.

«[El Gobierno] deja una suerte de principio de cambio cultural que habrá que revisar, como la innovación como ocurrencia individual o el emprendedurismo», señaló Terigi al pronosticar que «el Ministerio Nacional de Educación debiera fortalecer políticas sobre todo en las provincias que tienen mayores deficiencias educativas. Las normas que ya existen son potentes desde el punto de vista del reconocimiento».

Adrián Cannellotto destacó que en las mesas de trabajo hayan participado tanto la Unipe, de gestión estatal, como la UMET, privada y cuestionó los intentos de tomar modelos educativos exitosos en otros países para aplicarlos en la Argentina. «Copiar no es la solución, está demostrado. La educación tendrá que repensar la federalización que le pega de lleno a la educación», indicó al añadir que en la actualidad «se conjuga una enorme deuda externa y una enorme deuda interna social y que hay que acercar la idea de un pacto social para pensar los temas que son relevantes para el futuro».

En su condición de funcionario de un organismo internacional, Francisco Scasso hizo un repaso sobre los indicadores educativos de América Latina, admitió que «hacer rankings no tiene mucho sentido» y deslizó su opinión de que se ha hecho «poco para educar en contexto de calle». A su criterio, «hay que recuperar la integralidad de la política pública como primer desafío y la educación, como segundo desafío».

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Formas activas de trabajar en las aulas

Por: transformarlasecundaria.

 

Una de las banderas de la transformación que impacta más visiblemente en las escuelas secundarias es cambiar la manera de enseñar y de aprender. Por ello, es fundamental trabajar en el diseño de estrategias didácticas que renueven nuestra manera de construir y transmitir conocimientos.

A Subsecretaría de Promoción e Igualdad y Calidad Educativa (SPIYCE) del Ministerio de Educación de la provincia de Córdoba, ha venido haciendo un trabajo realmente formidable alrededor de identificar y profundizar en distintas maneras de trabajar en lo cotidiano de las aulas, buscando que, sea cual fuere el formato elegido, se haga de la mejor manera.

Acaban de difundir una serie de cápsulas audiovisuales en las que presentan diferentes formatos de trabajo explicando brevemente cada uno de ellos y presentando ejemplos concretos llevados adelante por docentes de diferentes escuelas de la provincia. La colección lleva por nombre «Formatos curriculares y pedagógicos».

Creemos que se trata de una producción excelente para profundizar en serio en esta bandera de la transformación.

Invitamos a nuestra comunidad a conocerlas, profundizarlas y trabajarlas en cada escuela.

Los formatos abordados son:

    • Trabajando por materias/Asignaturas
    • Los Seminarios
    • Trabajando por Módulos
    • Enseñando por Proyectos (EABP)
    • Los Ateneos
    • El Laboratorio
    • Trabajando en Taller
    • El trabajo de campo
    • El Observatorio

Los invitamos a conocer las «cápsulas audiovisuales» correspondientes a cada uno de los formatos mencionados.

  • Trabajando por materias/asignaturas.

 

 

Fuente de la reseña: http://www.transformarlasecundaria.org/formas-activas-de-trabajar-en-las-aulas/

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Madre-hija, el vínculo más fuerte según la ciencia

Por: Fanny Leroux.

 

De todos los lazos familiares, un estudio estadounidense demostró que el de madre-hija sería el más poderoso de todos. Es la explicación de los resultados de una investigación que trataba de demostrar otra cosa.

En los fundamentos de la psicología del adulto y del niño, se le da prioridad al estudio de la relación de cada individuo con su familia. Unos investigadores estadounidenses decidieron abordar este tema analizando cada vínculo por separado. El objetivo de este estudio, publicado por The Journal of Neuroscience, era demostrar por qué y cómo se transmitían ciertas patologías dentro de la familia. Constataron que la transmisión se producía particularmente entre madre e hija, demostrando así la fuerza del vínculo entre ellas. Una relación que podría explicar muchas cosas.

Konstantin Yolshin | Shutterstock

Detalles del estudio sobre los vínculos familiares

Los investigadores de California seleccionaron previamente 35 familias en buena salud: sin trastornos neurológicos o psiquiátricos, sin antecedentes de consumo de medicamentos fuertes o drogas, sin contraindicaciones para la resonancia magnética (IRM). De hecho, gracias a este examen que pasó cada uno de los participantes, se creó un “mapa” del cerebro.

Mediante el análisis de las distintas zonas reactivas y la realización de test conductuales, los resultados podrían ser reveladores.

Los análisis abarcaban las relaciones padre-hija, padre-hijo, madre-hijo y madre-hija en cantidades casi equivalentes.

El propósito del estudio era principalmente entender por qué y cómo la depresión y los trastornos del estado de ánimo parecían pasarse entre los miembros dentro de las familias, particularmente entre madres e hijas.

Shutterstock / Tymonko Galyna

Unos resultados interesantes

La investigación llegó a la siguiente conclusión: madres e hijas tienen una anatomía idéntica en la parte del cerebro que gobierna las emociones.

Por supuesto, esta semejanza también se encuentra entre madre e hijo, padre e hija, padre e hijo. Sin embargo, es mucho más importante entre madres e hijas.

Por ello, la transmisión del esquema emocional será muy fuerte entre ellas, hasta el punto de sentir las cosas de la misma manera y también estar sujetos a las mismas patologías.

Shutterstock

Una comprensión mutua reforzada 

La buena noticia es que hay una persona en la tierra que podría entenderte perfectamente. Esta similitud en la materia gris entre madre e hija promueve la comprensión mutua.

Las madres son más capaces de identificar y asimilar las emociones de sus hijas y viceversa. Es también a veces por esta razón que las relaciones madre-hija no siempre son fáciles, porque están demasiado cerca en el plano emocional.

Por supuesto, esta investigación deja ahora mucho espacio para nuevas posibles investigaciones, teniendo en cuenta quizás a personas con diversas patologías; en una muestra más grande de familias…

Mientras tanto, esto puede explicar por qué incluso siendo adultas, nuestras madres pueden seguir siendo nuestras personas de confianza preferidas.

Fuente de la reseña: https://es.aleteia.org/2018/01/08/el-vinculo-madre-hija-es-mas-fuerte-que-los-demas-segun-la-ciencia/

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Libro(PDF): «Educación y construcción de ciudadanía. Estudio de caso : en una escuela de nivel medio de la ciudad de Córdoba – 2007-2008»

Reseña: CLACSO

Al interrogarnos cómo se aprende a ser ciudadano, seguramente estamos abriendo un espacio en el que se nos aparecen múltiples voces y múltiples argumentos. Y esto es así en tanto la ciudadanía es una construcción que se desarrolla durante toda la vida de un sujeto. No es menos cierto reconocer que existen en la sociedad un conjunto de instituciones y actores que, con propósito manifiesto o latente, promueven o coadyuvan a la construcción de la ciudadanía. Frente a este abanico de posibilidades, optamos por focalizarnos en la Escuela Secundaria porque, a pesar de las dificultades por las que atraviesa la escuela pública argentina, confiamos en que la educación constituye el principal camino a través del cual se puede contribuir en la sociedad a la construcción de ciudadanía, entendida en términos de libertad y autonomía individual. De ejercicio real y no de modo formal, es decir, contando con los medios para conseguirlo.

Autores (as):  Blanas, Georgina E.

Editorial/Editor: Centro de Estudios Avanzados

Año de publicación: 2014

País (es): Argentina

Idioma: Español

ISBN: 978-987-1751-19-8

Descarga: Educación y construcción de ciudadanía. Estudio de caso : en una escuela de nivel medio de la ciudad de Córdoba – 2007-2008

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