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¿Qué pasa dentro de la mente de un procrastinador? (Vídeo)

Por: Unilingo.

 

Tim Urban sabe que la dilación no tiene sentido, pero que nunca ha sido capaz de librarse de su hábito de esperar hasta el último minuto para hacer las cosas. En esta charla divertida y perspicaz, Urban nos lleva en un viaje a través de atracones de YouTube, festines de Wikipedia y vueltas al mundo a través de una pantalla… y nos invita a preguntarnos qué estamos postergando, antes de que se nos acabe el tiempo.

Fuente de la reseña: https://www.youtube.com/watch?v=PG6oFK0a1NA

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¿Qué diferencias hay entre realidad aumentada, virtual y mixta?

Por: Marta Moreno. 

El uso de tecnologías inmersivas como la realidad virtual, la realidad aumentada y la realidad mixta dentro del aula es cada vez más frecuente. Según el Informe del Observatorio de Innovación Educativa del Instituto Tecnológico de Monterrey, estas tecnologías experimentarán un crecimiento exponencial en los próximos tres años dentro del mundo de la educación. El mismo informe amplía la información añadiendo que por sí solas no incluyen ninguna ventaja en el aprendizaje y que, para que éste surja, “los recursos tecnológicos deben ser parte de una actividad cuyo diseño es responsabilidad del docente”.

La principal característica de estas tecnologías es que crean un espacio virtual (independiente del mundo real o combinando elementos de éste) en el que es posible vivir una experiencia única en primera persona. Aunque tienen algunos puntos clave similares, entre ellas existen algunas diferencias esenciales que es necesario conocer para decantarse por una u otra a la hora de diseñar alguna actividad o proyecto.

La realidad aumentada completa el espacio real con elementos imaginarios. Con este tipo de tecnología se busca enriquecer el entorno mediante la adición de imágenes, audios, textos u objetos interactivos. Y todo esto se puede consultar a través de la pantalla de un móvil, un ordenador con webcam o una tableta, pues es necesario contar con una cámara que “vea” la realidad en la que se superpone la información deseada. También se puede acceder a la realidad aumentada a través de códigos QR, es decir, imágenes en blanco y negro que, al ser reconocidas por la cámara, despliegan el contenido asociado a la misma.

Con ayuda de la realidad aumentada se puede explorar cualquier asignatura y en cualquier nivel educativo. “Enriquece la realidad y la contextualiza con información multimedia, y esto permite elaborar actividades didácticas prácticas gracias a su interactividad, a la vez que fomenta el learning by doing, la resolución de problemas y el carácter multifacético de las actividades del aprendizaje”, comenta Javier Sánchez Bolado, profesor en el ESADE Language Learning. Este tipo de metodología no es solo apta para las clases de ciencias o tecnología: se trata de una herramienta que permitirá ver más allá también en Matemáticas, Historia e incluso Lengua. Por supuesto, hay diversasaplicaciones de realidad aumentada ya diseñadas y listas para usar, pero crear contenido propio y adaptado al grupo con el que se trabaja también es posible.

Otra dimensión

Existe una tecnología inmersiva que va un paso más allá de la realidad aumentada: la realidad virtual. Con ella el usuario puede sumergirse en un mundo digital con el que puede interactuar. Este método permite vivir una experiencia estimulante con ayuda de unas gafas virtuales que aíslan al participante de su entorno para enfocar su atención en el mundo virtual. Además, estas gafas no tienen que suponer una inversión costosa, ya que se pueden crear con una plantilla de cartón y un smartphone.

¿Qué beneficios se pueden obtener? Juan Luis Moreno, profesor en la escuela The Valley Digital Business School, nos recuerda que “gracias a la realidad virtual, los estudiantes pueden retener hasta un 90% de lo que perciben, un porcentaje muy superior a lo que obtendrían con la simple visualización o mediante la memorización de un texto escrito. ¿El motivo? La memoria es selectiva y más receptiva ante estímulos que llaman la atención”. De hecho, en España diversas escuelas han incorporado esta tecnología para trabajar aptitudes como la oratoria en público o viajar por el mundo sin moverse de clase. Una de las experiencias que se han realizado ha sido la llevada a cabo por Bernardo Jareño, docente en el Colegio Alberto Sols de Alicante. Consiguió que los estudiantes de 3º de Primaria visitasen diferentes puntos clave de su ciudad sin salir de clase.

Dos mundos combinados

Además de las dos anteriores, existe una tercera tecnología inmersiva fruto de la mezcla de la realidad virtual y la realidad aumentada: la realidad mixta. Gracias a ella es posible crear un mundo donde interactúan elementos del mundo real con otros virtuales. Es muy útil en el proceso de enseñanza-aprendizaje ya que hace visible lo invisible: “Permite introducir en el aula elementos que, de otro modo, los estudiantes no podrían conocer en primera persona como, por ejemplo, trabajar con un corazón a tamaño real o visualizar las diferentes partes de una célula”, explica Ewout Warringa, profesor holandés pionero en el uso de esta tecnología en educación.

Fuente de la reseña: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/realidad-aumentada-virtual-y-mixta/97214.html

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Principios de aerodinámica para construir la Siria del futuro

Por: Álvaro Zamarreño.

El exilio sirio busca formar a sus más pequeños para que sean los líderes que puedan levantar su país

Ni siquiera hace falta disimularlo. Para preguntar la dirección a la que vamos, no usamos el turco sino el árabe. En Reyhanli la presencia de refugiados sirios es tan abrumadora que las posibilidades de encontrar a alguien que hable en ese idioma son mayores que en el idioma del país en que nos encontramos, Turquía. La proporción es de 90000 frente a 120000 sirios. Está tan cerca de la frontera que apenas a unos pocos metros de la carretera principal está el muro que Turquía levantó, ya en guerra, para evitar el paso de refugiados a su territorio.

En un barrio de las afueras llegamos a una casona de dos pisos recién arreglada y rodeada por un jardincito. Es Beit Karam’, algo así como la casa de la generosidad. Dentro todo tiene un aspecto nuevo, luminoso y agradable. En diferentes salas distribuidas por todo el edificio grupos de chicos y chicas adolescentes trabajan en diferentes talleres.

Nada, una chica sirio-estadounidense que nos hace de guía, explica que no son talleres de vocación profesional, o de innovación, sino talleres en los que mediante la creatividad los más jóvenes se desarrollen desde un punto de vista humano. “No se trata de enseñarles programación -nos dice- sino de que tomen problemas de la vida real”. Y pone el ejemplo de una actividad reciente en la que pidieron a los médicos sirios que les aportaran casos que necesitan prótesis complejas por amputaciones debidas a la guerra. “Les planteamos el caso a los chavales, que buscan y rebuscan una solución”.

Nada Hashem junto al retrato del premio Nobel Ahmed Zaweil

Nada Hashem junto al retrato del premio Nobel Ahmed Zaweil / Álvaro Zamarreño

“El futuro de Siria está en grave peligro, nos explica uno de los tutores -no quieren usar la palabra profesor-, porque hemos perdido a grandes pensadores y profesionales que están encerrados o bajo tierra”. Hani al Sheij es ingeniero, tiene 30 años y trabaja en Beit Karam desde hace unos meses. Para él es un motivo de orgullo estar preparando a una generación de jóvenes para enseñarles que no son meros elementos pasivos por ser refugiados, sino que pueden construirse su futuro: “Les enseñamos principios de física o de aerodinámica, pero también a tomar sus propias decisiones y a ir por la vida con confianza”.

Les enseñamos principios de física o de aerodinámica, pero también a tomar sus propias decisiones y a ir por la vida con confianza

Toda esta gente -entre los 14 y 18 años- eran niños cuando sus familias salieron corriendo. Primero por la persecución del régimen a los manifestantes, luego ya por una guerra en que tanto el ejército como otras muchas milicias han atormentado a la población civil. “Han sufrido un hueco enorme en su educación -explica Nada- y han tenido que luchar para rellenarlo”. En lo peor de la guerra, la ong Save the Children calculó que tres millones de niños sirios habían quedado fuera del sistema educativo.

Aunque se han hecho notables esfuerzos para que los refugiados puedan enviar a sus niños a la escuela, el problema es mucho mayor. Porque toda sociedad necesita poder proporcionar acceso a secundaria y a estudios universitarios. Y eso, reconocen todos los actores implicados, no es fácil. Turquía, por ejemplo, permite que los jóvenes sirios se matriculen en sus universidades como un estudiante más.

Pero las familias no tienen los fondos necesarios y, sobretodo, no pueden prescindir del sueldo que una persona joven deja de percibir si se dedica a estudiar.En uno de los talleres, este de creatividad, Imán, una chica de 16 años, nos explica en un inglés aprendido de ver videos en youtube que le gustaría ser odontóloga, pero que está buscando becas que le permitan estudiar cuando acabe el bachillerato.

El enfoque de Beit Karam -una fundación creada por la diáspora siria para ayudar a sus propios refugiados- es el de no sólo centrarse en aspectos pragmáticos, sino en que los 300 jóvenes que simultáneamente participan en sus actividades, mantengan su identidad como sirios, sus vínculos con su cultura y con la construcción de una Siria mejor en algún momento.

“No se puede separar la asistencia humanitaria del contexto político en que se produce”, insiste Nada. Beit Karam no es una organización política, pero si de activismo social. Defiende la democracia para su país -uno de sus programas se llama “Diez mil líderes para el futuro”- y la igualdad de género, haciendo que todo el mundo participe sin distinción con la idea de que, de mayores, los chicos asuman con naturalidad el contacto con sus compañeras.

Las paredes de Beit Karam están decoradas con grafitis de escritoras, científicos o pensadoras árabes. Los rostros del premio Nobel de química Ahmed Zewail, el poeta palestino Mahmud Darwish, la intelectual siria Razan Zeitune, sirven de inspiración a quienes se forman entre estas paredes.

Hay más de cinco millones y medio de sirios que han huido de su país. Sólo en Turquía son más de 3.5; las dificultades que tienen por delante son enormes. Y mucha más la incertidumbre. “Los sirios han pasado por el infierno, pero han elegido vivir -dice Nada- y esa es su verdadera revolución”. Mantienen el sueño de volver, pero necesitan compaginarlo con la lucha por su día a día.

Hani, el ingeniero, salió de su ciudad de Homs hace algo más de un año, cuando un acuerdo entre el régimen y las milicias que quedaban en la ciudad supuso la rendición y salida de hombres armados, pero también de los activistas políticos que se habían quedado. Él es uno de ellos. Tiene a su familia desperdigada por medio mundo y sabe que no puede volver (“ya estuve detenido y no quiero volver a pasar por eso; he perdido a demasiados amigos en esta revolución”). Por eso su pequeña contribución en este rincón de una pequeña ciudad fronteriza turca es mucho más que trabajar. Es una manera de ayudar a quienes serán los sirios del futuro.

Fuente de la reseña: https://cadenaser.com/ser/2018/12/17/internacional/1545061094_656578.html

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Augustine Charvin: La francesa que fundó la educación preescolar en El Salvador

Por: Carlos Cañas Dinarte.

Gracias a la educadora francesa Augustine Charvin, a inicios de 1884 y en San Salvador, fue puesto al servi-cio del público el Jardín de la Infancia, primer kindergar-ten nacional y centroamericano.

Cuando el 2 de abril de 1879 la educadora francesa Augustine Charvin desembarcó en el puerto de La Libertad tenía 41 años de edad. Nacida en la ciudad de Nancy, antigua capital de la provincia de Lorena, el 28 de agosto de 1838, llegaba contratada por el gobierno presidido por el doctor Rafael Zaldívar y formaba parte de un segundo grupo de personal francés que se necesitaba para reforzar las áreas educativas y militares del país.

Esta nueva oleada francesa había sido seleccionada en París por el abogado y escritor colombiano José María Torres Caicedo, nacido en Santafé de Bogotá en marzo de 1829. Miembro fundador de la Academia de la Lengua de Centro-América, germen sansalvadoreño de la primera Academia Salvadoreña de la Lengua, entre 1875 y 1885 fungió como representante diplomático salvadoreño ante los gobiernos de Francia, Santa Sede, Bélgica, Holanda, Inglaterra, España y Alemania. Redactor de la prestigiosa revista El correo de ultramar, fue uno de los creadores del término Latinoamérica o América Latina, en oposición a la América Hispana o Hispanoamérica impulsada por la corona española. Tan destacado personaje para nuestras relaciones internacionales terminó sus días el 25 de septiembre de 1889, preso en las redes de la locura, amarrado al pie de un poste, en el asilo para orates de Charenton.

Con un currículo magisterial de más de 14 años, el propósito original de la señorita Charvin era abrir una institución educativa superior para las mujeres salvadoreñas, cuyo intento más reciente había sido hecho el 15 de noviembre de 1868 por las institutrices francesas María Lesquoy y Lucía Poupinelle, llegadas a la capital salvadoreña el 30 de octubre de ese mismo año.

El nuevo Colegio Normal de Señoritas fue fundado en septiembre de 1879 y la señorita Charvin lo dirigió hasta noviembre de 1882, cuando dicho plantel fue puesto al mando de Laura Hall y Refugio Morán, quienes renunciarían a sus cargos en diciembre de 1885.

Con su nombre castellanizado a Agustina y ya alejada de la formación media de las mujeres salvadoreñas, la educadora gala gestionó ante el mandatario Zaldívar para que se le permitiera fundar una institución educativa que velara por la educación de la niñez de aquel El Salvador finisecular.

Así fue como, a inicios de 1884, fue puesto al servicio del público nacional el Jardín de la Infancia, primer kindergarten nacional y centroamericano, inspirado en la institución preescolar iniciada en 1837 por Friedrich Fröbel (1782-1852) en Blankerburg, localidad alemana de donde el término (kinder, niños y garten, jardín), llevado en manos y mentes de sus discípulos, se expandió por el oeste de Europa, Estados Unidos y América Latina entre 1850 y 1870.

Según las innovadoras propuestas del educador germano, todo kindergarten debía estar basado en la idea de la importancia del juego en la formación de los niños y niñas, en un ambiente en que se pudieran educar libres y sanos, mediante juegos, canciones, materiales especialmente elegidos para trabajar e historias dirigidas a las necesidades de las personas de más corta edad.

Conocedoras ya de esa filosofía educativa, ese primer Jardín de la Infancia de toda el área centroamericana fue cofundado por la señorita Charvin, la mentora vicentina Victoria Aguilar y la profesora Carmen Menéndez. Debido al estado civil de las tres educadoras, es más que probable que de él se derivara la costumbre tan extendida en El Salvador de llamar “señoritas” a todas las educadoras de nivel parvulario o preescolar.

Mediante los aspectos lúdicos sugeridos por el método pedagógico de Fröbel (Froebel), esa primera institución parvularia nacional utilizaba el juego para desarrollar los cursos de Lectura, Aritmética –que incluía el uso del sistema métrico decimal, adoptado oficialmente por El Salvador hasta el año siguiente-, Lecciones objetivas, Geografía, Francés, Historia natural, Principios de fisiología e higiene, Gramática castellana, Religión, Calistenia y Piano.

Algunas de estas materias contaban con el auxilio de un museo escolar y de varios mapas, de fabricación europea, para tratar temas de geografía física, política y meteorología.

Compuesto por tres secciones con dos grados cada una –establecidos bajo el criterio de los conocimientos y no el de la edad-, al Jardín de la Infancia asistía más de medio centenar de niñas y niños, número que en 1887 se triplicaría.

Entre aquel cúmulo de energía y algarabía se encontraban José Mejía, Luz Gómez, Clotilde Fiallos, Mercedes Mejía, Lucía Dreyfus, Adela Delgado, Concepción Peralta, Dolores Castañeda, Ángela Hidalgo, María Luisa y Enrique Pawski, Josefa Delgado, Fernando Párraga, Carlos Leiva, Maura Alfaro, María Teresa Mendiola, Salvador Jirón, Emeterio Paredes, Héctor Blanco, Federico Posada, Francisco Zaldívar, Estanislao van Severen, Jorge Esquivel; Ignacio y Carlos Zepeda; Leonor, Elena y Carmen Meléndez; Sara Lemus, Isabel Romero, Ester Meza, Coralia Trigueros, Soledad Castillo, Laura y Carmen Bousquet; Etelvina Ambrogi, Alfredo Trigueros, Alberto Bueron; Ricardo y Héctor Moreira; Miguel Fuentes, Manuel Fiallos, Francisco Lagos, Berta Dreyfus; Concepción y Ángela Manzano; Mercedes Barraza, Dolores Ayala y Margarita Bernabéu; Vicente Sol, Juan Ramón Uriarte, Carlos Leiva, Víctor Jerez y Manuel Castro Ramírez.

Según lo reporta el Diario oficial del viernes 12 de diciembre de 1884, la mayoría de estos niños y niñas se presentó a los salones de la antigua Universidad de El Salvador (ahora Predio Universitario, contiguo a la Catedral de San Salvador). Entre el 24 y 29 de noviembre de ese año, allí se sometieron a diversos exámenes públicos, ante un jurado evaluador compuesto por los doctores Rafael Reyes, Jorge Aguilar y Esteban Castro. Finalizado ese requisito de ley, el día 30 aquellos alumnos y alumnas fueron honrados y premiados por el entonces Ministerio de Instrucción Pública.

La misma fuente periodística del lunes 21 de diciembre de 1885 reporta que en los exámenes desarrollados entre el 1 y el 7 de diciembre de 1885 sobresalió la alumna sordomuda Mercedes Peralta, instruida con grandes empeños y progresos por la profesora Victoria Aguilar. Pocos años más tarde, la señorita Peralta entró a trabajar como empleada en el mismo centro educativo. Ese fue el origen de la educación especial, orientada a la población salvadoreña con minusvalías y discapacidades.

Hasta 1890, el Jardín de la Infancia estuvo localizado cerca de la Iglesia de La Merced, sobre la calle del Calvario, ahora 6ª. calle Oriente. En 1895 se trasladó a un nuevo local, situado sobre la antigua 9ª. avenida Sur, frente al Hotel Inglés.

Instalado en su nueva sede y siempre bajo la dirección de la señorita Charvin, el Jardín de la Infancia desarrolló sus actividades de este año lectivo entre el 1 de febrero y el 25 de noviembre. Asistían en ese momento 30 alumnos de tres a 10 años -quienes podían acudir en calidad de externos o medio internos-, al igual que con 49 alumnas de tres a 14 años, integradas al régimen del plantel en calidad de externas, medio internas o internas.

Los de menor edad en ese grupo estudiantil recibían clases diarias de Lectura, Escritura, Dictado, Francés, Aritmética, Geografía general, Clase objetiva, Moral y urbanidad, Recitación, Calistenia y Labores de mano. Mientras, los niños y niñas ya mayores eran instruidos en Lectura explicada, Escritura, Dictado, Traducción, dictado y gramática francesa, Aritmética, Geometría, Geografía de El Salvador, Historia de Centro América, Clase objetiva, Moral y urbanidad, Historia sagrada y Labores de mano.

Poco a poco, la educación parvularia brindada por esa primera institución centroamericana había ido calando hondo en las mentes de la población salvadoreña, tan reacia muchas veces a los cambios positivos. Pero el tiempo también había realizado su labor en la persona de la señorita Charvin y sus colaboradoras, por lo que hubo necesidad de establecer un kindergarten en la ciudad capital.

Esta nueva institución, llamada también Kindergarten no. 2, fue fundada en mayo de 1896 por el Ministerio de Instrucción Pública, presidido entonces por el humanista integral Francisco Gavidia. Con sueldos mensuales de 70 y 50 pesos, las educadoras Asunción Álvarez y Jesús Peña fueron nombradas como directora y subdirectora de ese nuevo plantel.

Tras muchos años de efectiva labor docente, Augustine Charvin se retiró de la dirección del kindergarten que ella fundara. En reconocimiento a su labor, en la sesión plenaria del 14 de marzo de 1900, la Asamblea Legislativa acordó entregarle un diploma de honor al mérito “como débil muestra de gratitud por sus servicios a la Patria en la noble carrera del magisterio”.

Rodeada de pobreza, cerró sus ojos hacia la eternidad en San Salvador, el viernes 4 de marzo de 1921. Llorada en sentidos artículos por los periódicos de la época, también recibió el homenaje del gobierno nacional, que el sábado 5 emitió el acuerdo ejecutivo en que declara su fallecimiento como “sensible pérdida para el Magisterio Nacional”.

Sus restos fueron depositados en una tumba del Cementerio General, pero su recuerdo y su legado educativo permanecieron en las mentes y corazones salvadoreños durante muchas décadas.

Veinte años más tarde, su compañera Victoria Aguilar también le rendía cuentas a la vida en San Salvador, el jueves 25 de septiembre de 1941, a los 72 años de edad. Fruto de su unión matrimonial con el ingeniero y educador Pedro Bedoya Larrave fue María Agustina Bedoya Aguilar, quien fungió durante muchos años como directora del kindergarten capitalino “Agustina Charvin” y como inspectora capitalina de educación parvularia. Por sus notables aportes en esta rama educativa, su nombre lo ostentan tres jardines de la infancia, situados respectivamente en Cojutepeque, en la 19ª. avenida Norte y en la calle 5 de noviembre, estas dos últimas del área urbana de San Salvador.

Niñez alojada en la Sala Cuna, institución de 1904 aún existente en la avenida Cuscatancingo, San Salvador. / DEM

Para 1940, las cifras estatales arrojaban la existencia de 51 instituciones parvularias (ocho oficiales, dos municipales y 41 particulares) y 2,717 estudiantes, de un total nacional de 1,285 centros educativos, con una población escolar estimada en 89,900 educandos. A partir de febrero de 1942, a muchas de esas escuelas comenzaron a llegar letras y partituras de más de un centenar de canciones infantiles, traídas desde México por la inquieta educadora y recitadora salvadoreña Lydia Villavicencio Olano. Ella adquirió esos materiales educativos de manos de un trabajador veracruzano de la radiodifusora XEW. Aquel hombre se llamaba Francisco Gabilondo Soler (1907-1990) y ya era conocido en toda Hispanoamérica como “Cri-cri, el grillito cantor”.

Según las estadísticas del Ministerio de Educación, para el año 2017 la tasa neta de cobertura en educación parvularia fue del 56.3 %, con atención para 225,431 niñas y niños entre cuatro y seis años de edad. En el caso de la educación inicial de cero a tres años de edad, la tasa neta cubría apenas el 5.1 % (29,009 niños y niñas) hasta agosto de 2017. Así, más de 190 mil infantes quedan fuera, año con año, de los jardines de infancia privados y públicos.

Pese a los cuestionamientos en cuanto a la calidad de la educación impartida y recibida, es indudable que se ha hecho un notable avance frente al 27.45 % de cobertura que había en 1994 y mucho más respecto a las cifras de 1940, 1887 y 1884.

Aunque ahora el olvido histórico bate sus alas sobre sus nombres, la señorita Charvin, sus colaboradoras y sus discípulas en el arte de educar a las mentes más jóvenes pueden descansar en paz.

Su obra no ha sido en vano. En estas dos décadas recorridas del siglo XXI, siempre hay y habrá niños y niñas a quienes el juego y las demás actividades compartidas educarán y desarrollarán en sus áreas socioafectiva, psicológica, motora y cognoscitiva. Así adquirirán las herramientas necesarias para que penetren en el futuro cercano al vasto universo del conocimiento.

Fuente de la reseña: 

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Bajo rendimiento escolar: 10 Pautas para evitar el fracaso escolar

España / Autor: Celia Rodríguez Ruiz / Fuente: Educa y Aprende

El  fracaso escolar o bajo rendimiento escolar es aquella situación en la que el estudiante no consigue los logros esperados según sus capacidades. Esto afecta a su personalidad influyendo en otros aspectos de su vida. Son varios los elementos que interactúan en esta problemática, entre ellos la autoestima y autoeficacia, la motivación y las expectativas.

Una autoestima académica baja mediante la cual el estudiante se percibe incapaz de obtener buenas calificaciones, va a generar una falta de motivación e interés por los estudios y un temor por alcanzar las expectativas esperadas.

¿Por qué es importante aprender a aprender?


Obtener el rendimiento esperado puede ser complicado cuando no sabemos cómo hacerlo. Es fundamental desarrollar la habilidad de aprender a aprender. Esta habilidad implica desarrollar aspectos cognitivos, es decir capacidades que permitan al alumno conocer y regular sus propios procesos de aprendizaje y al mismo tiempo, desarrollar actitudes para aceptar los errores y para ser capaz de afrontar y superar el bajo rendimiento escolar.

 

¿Cómo podemos enseñar a los niños y niñas a aprender a aprender?

Más que una serie de técnicas de estudio para desarrollar esta habilidad de aprender a aprender, debemos partir de la reflexión del propio estudiante. Es muy importante que como protagonista del proceso reflexione sobre cuál es su meta y sobre cómo crear su propio aprendizaje. Esto va a permitirle aprender a gestionarse y aprender a aprender.

Trabajar la autoeficacia es el siguiente paso, siendo el punto clave de todo el proceso.

 

10 Pautas para evitar el bajo rendimiento escolar y las malas notas


  1. Fomenta la reflexión sobre el propio aprendizaje. Haz que el niño/a se pregunte que quiere aprender, porque quiere aprenderlo y cómo va a hacerlo.
  2. Trabaja la autoeficacia y la autoestima ofreciéndole tareas que supongan un reto, pero que sea alcanzable. Deben tener alguna dificultad pero al mismo tiempo que puedan solventar.
  3. Ante nuevos aprendizajes, ayúdale a comenzar analizando los conocimientos previos que tenga sobre el tema. Aprender a aprender significa poder establecer relaciones con otros contenidos y basarse en ellos, de esta forma se produce un verdadero y significativo aprendizaje, distinto a la memorización o copia.
  4. Deja que sigan su propio ritmo. Cada persona es distinta y el aprendizaje se construye, esto implica un proceso que cada cual ha de seguir con su ritmo personal.
  5. Favorece su papel activo en la construcción de aprendizajes. Ante la tarea de aprender el protagonista es el sujeto que aprende y su papel por lo tanto ha de ser activo en la creación de estos aprendizajes. Para ello, permítele e incítale a la práctica, la indagación y el desarrollo de las competencias o el saber hacer.
  6. Enséñale a evaluar el desarrollo de su aprendizaje. Esto implica la reflexión durante el desarrollo del proceso de aprendizaje. Es decir haz que reflexione y que se dé cuenta de que es lo que aprendido y como lo ha hecho.
  7. Muéstrale que el error es una fuente de aprendizaje.Enséñale a aprender de los errores reflexionando sobre los mismos.
  8. Dale apoyo emocional y autoestima para afrontar las dificultades que surjan durante el proceso y se enfrenten al fracaso sin abandonar.
  9. Despierta su interés y su motivación, hazle ver la utilidad de lo que aprende y trata de aportarle medios y materiales para que se produzca una verdadera situación de creación de aprendizajes.
  10. Ayúdale a reflexionar sobre sus avances en el proceso. Es importante que vean los logros alcanzados.

Fuente de la Reseña:

Bajo rendimiento escolar: 10 Pautas para evitar el fracaso escolar

ove/mahv

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Neoliberalismo educativo: educando al nuevo sujeto neoliberal*

España / 13 de enero de 2019 / Autor: Pedro López López / Fuente: Crónica Popular

En el ámbito educativo, Enrique Díez es uno de los puntales de la resistencia contra ese proyecto antisocial, antihumano y depredador del planeta que es el neoliberalismo, y no cesa de denunciar desde hace años las consecuencias de este modelo en la educación. Como profesor y activista social, participa en plataformas e iniciativas como Uni-Digna (unidigna.org), Redes por una Nueva Política Educativa (porotrapoliticaeducativa.org) o la Marea Verde, y, por supuesto, se ha posicionado contra esa estafa educativa perpetrada en la universidad bajo el nombre de Proceso de Bolonia; pero también está comprometido con la memoria histórica (Foro por la Memoria de León), con el movimiento por la igualdad entre hombres y mujeres, con la abolición de la prostitución, con el movimiento laico (forma parte del Grupo de Pensamiento Laico, que publica sus artículos en el diario Público), y es un lujo para Izquierda Unida tenerlo como coordinador del área federal de Educación.

Como ensayista, Enrique Díez destaca por sus lúcidas y didácticas reflexiones sobre las nefastas consecuencias de la aplicación de las recetas neoliberales, reflexiones que difunde tanto en conferencias como en artículos de prensa, en participaciones en congresos o en libros y capítulos de libro. Uno de sus libros, La globalización neoliberal y sus repercusiones en la educación, publicado en 2007, hace un análisis magistral del modelo neoliberal de globalización y sus consecuencias, tanto en la sociedad en general como en el medio educativo. El texto que comentamos ahora es un ensayo breve, de apenas un centenar de páginas. En él, el profesor analiza capítulo a capítulo la transformación del derecho a la educación en un negocio, acompañada del falso lema de la “libertad de elección”, y, por tanto, la comercialización de la educación, los valores potenciados por el actual modelo educativo y funcionales al capitalismo financiero, la macdonalización de la educación, la apropiación privada del conocimiento público, la construcción del sujeto neoliberal –al que ha dedicado más de un trabajo anterior- y, por último, un capítulo dedicado a “otra educación es posible”. Valga alguna cita para animar a los futuros lectores; en la página 84 se dice:

Antes que ver la enseñanza como una práctica técnica, la educación debe ser considerada una práctica moral y política bajo la premisa de que el aprendizaje no se centra únicamente en el procesamiento del conocimiento recibido, sino en la transformación de este como parte de una lucha más amplia por los derechos sociales, la solidaridad y la construcción de un mundo más justo y mejor

Frente a los presuntos “neutrales” (que se lo creen de verdad o que intentan estafar con esa etiqueta), se advierte: “El problema no es si la educación pública ha llegado a contaminarse con la política, sino que toda educación es ya de por sí un espacio de la política y el poder, lo queramos o no”. El mito interesado de la “neutralidad” está al servicio, se dice, del mantenimiento y consolidación de “una visión ideológica determinada de la realidad, la que consolida el poder establecido y su reproducción. Por eso debemos asumir la responsabilidad de conseguir que toda la ciudadanía esté políticamente alfabetizada”.

Como la conquista por la fuerza es costosa y siempre inestable, las élites prefieran dominar por la persuasión, y el éxito del neoliberalismo (“un capitalismo sin contemplaciones”, dice Enrique Díez; “sin complejos”, que diría Aznar) consiste en colonizar el sentido común. Un “sentido común” que se ha instalado gracias al soporte que le dan el sistema educativo y los medios de comunicación (ya advertía Malcom X que si el pueblo no está prevenido con los medios, amará al opresor y odiará al oprimido, como estamos viendo con demasiada frecuencia en el éxito del discurso contra los inmigrantes).

El libro tiene tres partes, con cierto desequilibrio en cuanto a la extensión, ya que la primera abarca 56 páginas, la segunda 12 y la tercera 21; un desequilibrio que no afecta a la calidad del contenido. En la primera parte (“El mercado educativo neoliberal”), se recorren los mecanismos para potenciar

la “oferta” privada, los valores y la ideología de la pedagogía neoliberal, la “macdonalización” (término que puso en circulación con notable éxito el sociólogo George Ritter) que prima en la gestión de los centros, con la eficacia y eficiencia por bandera (incremento a toda costa del rendimiento de profesores y estudiantes de cara a rendir pleitesía ante un mercado cada vez más exigente), así como la cohorte de indicadores y rankings que acompañan al proceso, y, por último, un apartado dedicado a la educación superior, con su crítica al Plan Bolonia, verdadero caballo de Troya en la universidad para introducir el llamado “capitalismo académico”: “universidades cada vez más comprometidas en una competencia de tipo comercial, en busca de fuentes de financiación complementarias, ofreciendo su espacio público para que lo rentabilicen marcas comerciales…”. Acompañando a este proceso depredador va la apropiación privada del conocimiento y la distorsión de la investigación.

En la segunda parte (“El nuevo sujeto neoliberal”), el autor comenta cómo se inyecta la ideología neoliberal en el sujeto a través del sistema educativo apoyado por otros medios de socialización (publicidad, medios de comunicación, cine videoclips….). Aparte de la legitimación del saqueo, la ideología neoliberal es “productora de una forma de vivir y de relacionarse socialmente, de una cosmovisión y comprensión del mundo y de un imaginario social; de un tipo, en definitiva, de subjetividad determinada”.

En este sentido, nos dice el autor, el sistema neoliberal ha pasado de la disciplina al nuevo modelo de “gobierno-por-la-mente”. Del ser humano del cálculo individual, en un modelo económico que entiende el egoísmo prácticamente como un deber social (que por intrincados mecanismos revierte en el interés general, según el modelo liberal del “homo oeconomicus”), se pasa, a través de la empresa como modelo general que define una nueva ética, al emprendedor, ese sujeto que se convierte en empresa en sí mismo, siendo portador de un talento-capital individual que tiene incesantemente que revalorizar.

El problema de este modelo es la cantidad de fracasos individuales que lleva consigo, con la consiguiente secuela de patologías (depresión, aumento del consumo de medicamentos, suicidios), además de la corrosión de la solidaridad. Y su victoria ha sido el éxito de la estafa de la neutralidad ideológica: el capitalismo neoliberal niega ser ideológico y se considera la “razón” misma.

La tercera parte, bajo el título “Otra educación es posible”, aborda la necesaria lucha que hemos de entablar en el campo de batalla de la educación para comprometer a las nuevas generaciones con valores alternativos a la erosión social que conlleva el ideario neoliberal. Para ello, es necesario contemplar la enseñanza no -o no solo- como una práctica técnica, sino como “una práctica moral y política”, considerando que el aprendizaje no debe consistir solo en el procesamiento del conocimiento recibido, sino que debe ponerse al servicio de una lucha por los derechos sociales, por la solidaridad y por la construcción de un mundo más justo y mejor.

En esta parte, el autor reflexiona brevemente sobre los dos proyectos ideológicos en liza en el mundo actual, el capitalista, con su ideal de vida como una competición permanente y descarnada, y el democrático, con valores como la inclusión, la equidad, la solidaridad y todos aquellos que deben llevarnos a ese mundo más justo. Evidentemente, en el trasfondo está la educación concebida como un negocio por el primer modelo, o como un derecho en el segundo.

El libro termina citando un decálogo de principios y prácticas que incluye la planificación democrática de la educación, la inclusión que promueva la igualdad y atienda a la diversidad, la educación laica que respete la libertad de conciencia, la educación democrática, el rechazo de la gestión empresarial de los centros educativos, etc., decálogo que debe traducirse a su vez en el desarrollo de un currículum, una metodología y una formación inicial del profesorado que también se comenta en otros diez puntos.

Y, para finalizar, uno de los párrafos se refiere a la necesidad de construir colectivamente un discurso que desmonte el lenguaje neoorwelliano que emplea el poder. Parafraseando a Rosa Luxemburgo, la disyuntiva es educación o barbarie (neoliberal), no hay neutralidad posible.

El libro viene precedido por un magnífico prólogo del propio autor que abre el apetito para cogerlo con verdadera avidez, describiendo una serie de anécdotas sacadas de sus vivencias en la universidad durante tres días consecutivos, anécdotas que conforman categoría y que se refieren a la creciente colonización del espacio público que alientan las universidades públicas en favor de marcas e intereses comerciales, una colonización en la que no solo se trata de la ocupación del espacio físico, sino -y esto es más grave- de cómo a través de la persuasión se va formando la mentalidad de las nuevas generaciones fabricando un nuevo “sentido común” neoliberal.

Materiales como los que aporta Enrique Díez nos ayudan a trabajar la resistencia contra este modelo de capitalismo tóxico para el ser humano y el planeta, nos aporta un valioso argumentario para desmontar los mitos neoliberales. Esta obra es tan útil como necesaria para toda la comunidad educativa (profesores, estudiantes, sindicatos estudiantiles y de trabajadores, activistas sociales…). Solo me resta celebrar que el autor sea tan prolífico y que, por su edad, todavía le quede mucha guerra que dar a un sistema que está condenado a desaparecer, pero que hace falta que le empujemos para que no tarde demasiado en hacerlo.

Neoliberalismo educativo, Enrique Javier Díez Gutiérrez, Editorial Octaedro, 2018, 112 páginas.

Fuente de la Reseña:

https://www.cronicapopular.es/2019/01/neoliberalismo-educativo-educando-al-nuevo-sujeto-neoliberal/

ove/mahv

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Trenzar. Revista de Educación Popular, Pedagogía Crítica e Investigación Militante N°1 (octubre 2018 -marzo 2019) – PDF

Chile / 13 de enero de 2019 / Autor: Daniel Fauré / Fuente: Latinoamericana Revistas

Editorial

Entrevistas

Fuente de la Reseña:

http://latinoamericanarevistas.org/2019/01/04/trenzar-revista-de-educacion-popular-pedagogia-critica-e-investigacion-militante-n1-octubre-2018-marzo-2019/

ove/mahv

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