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Las buenas prácticas ante las tres pandemias más mortales del mundo salvan 38 millones de vidas

Reseñas/17 septiembre 2o2o/Autora: Lola Hierro/elpais.com

Juntas matan a más de tres millones de personas cada año, pero los resultados publicados por el Fondo Mundial contra el sida, la malaria y la tuberculosis revelan el progreso de las últimas décadas. Todo está ahora amenazado por la covid-19

Si se quiere, se puede. Este es el mensaje que lanzan los resultados publicados hoy por el Fondo Mundial (The Global Fund) contra la malaria, la tuberculosis y el sida. Desde el inicio de su actividad en 2002 hasta 2019 se salvaron 38 millones de vidas en la lucha contra estas tres grandes pandemias, que juntas matan anualmente a casi tres millones de personas. Es un mensaje positivo y esperanzador que llega en un momento en el que el impacto de la covid-19 en la sociedad, la economía y, muy específicamente, en los sistemas sanitarios, está haciendo temer que se pierdan décadas de progreso en la lucha contra estas enfermedades, entre otros muchos problemas a los que el mundo se enfrenta.

Esta nueva revisión «muestra todo el camino recorrido y lo que podemos lograr», opina en una conversación telefónica Francoise Vanni, directora de relaciones externas del Fondo Mundial, sobre lo que considera unos datos «extraordinarios» por la cantidad de vidas salvadas. «Muestra lo que se puede hacer cuando se trabaja de manera colectiva, coordinada y conla participación de las comunidades; y por otro lado dice que necesitamos movilizarnos ya si no queremos perder todo ese progreso en una cuestión de meses», advierte.

El Fondo Mundial es la herramienta de las Naciones Unidas para acabar con el sida, la tuberculosis y la malaria como tarde en 2030, en cumplimiento con los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados en 2015 y adoptados por casi la totalidad de países del mundo. Está formado por organismos públicos, entidades privadas y Estados; entre ellos, España, que hace ahora un año regresó a su seno después de ocho años de ausencia, aportación de cien millones de euros mediante. Este último informe recoge los logros en la lucha contra las tres enfermedades por separado y casos de éxito concretos que ponen de relieve cómo sí es posible acabar con ellas.

VIH en Esuatini: la escuela como arma de protección

Las huérfanas del sida Pumelele Ndlangamandla (10, derecha) y su hermana Nosipho Ndlangamandla (11) caminan a la escuela en Bhanganoma, en la zona rural de Esuatini. Las cuotas escolares para los huérfanos ahora las paga el Estado, financiado por varios donantes, incluido el Fondo Mundial. Su escuela les enseña tanto materias académicas como habilidades prácticas.
Las huérfanas del sida Pumelele Ndlangamandla (10, derecha) y su hermana Nosipho Ndlangamandla (11) caminan a la escuela en Bhanganoma, en la zona rural de Esuatini. Las cuotas escolares para los huérfanos ahora las paga el Estado, financiado por varios donantes, incluido el Fondo Mundial. Su escuela les enseña tanto materias académicas como habilidades prácticas. GIDEON MENDEL PARA THE GLOBAL FUND CORBIS A TRAVÉS DE GETTY IMAGES

El pasado mes de julio la ONU advirtió que se estaban ralentizando los progresos en la lucha contra el sida, pero no es menos cierto que los esfuerzos globales han logrado reducir la mortalidad por este virus y otras enfermedades relacionadas con él en un 61% desde el año 2000. «Hemos aprendido mucho por el camino, y cada vez más vemos que hay que focalizar esfuerzos, sobre todo, en prevención», subraya Vanni.

El ejemplo de buen hacer del que puede tomar nota el resto del mundo está en Esuatini, antes Suazilandia. Este país diminuto del sur de África, con apenas un millón de habitantes, arrastra una de las tasas de prevalencia de VIH más altas del mundo: un 27% de la población adulta. Y entre mujeres, aún más: un 63%. La buena noticia es que ha sido el primero, junto a Suiza, en alcanzar la meta 95-95-95 de la ONU diez años antes de lo previsto, es decir: el 95% de los afectados por el VIH conoce su estado serológico, el 95% de ellos está en tratamiento y el 95% no presenta carga viral en sangre o esta es indetectable.

La clave del éxito ha sido centrarse en la prevención de uno de los grupos más vulnerables al contagio: las adolescentes y mujeres jóvenes. Ellas, en particular en África subsahariana, tienen una probabilidad de contraer el VIH mucho mayor que sus pares hombres. «El año pasado estimamos que cada día se contagiaban mil mujeres», apunta Vanni. En Esuatini se pensó en cómo reducir la vulnerabilidad de este colectivo, y la respuesta fue desde un enfoque no solo sanitario, sino también educativo. Uno de estos programas se llama Girl Champ y se desarrolló para enseñar a las niñas y adolescentes cómo proteger su salud mediante la creación de espacios seguros y exclusivos para ellas, donde pueden charlar sobre cuestiones de salud vitales, incluida la prevención del VIH. «Hemos visto que, ayudando a las jóvenes a quedarse en la escuela a través de programas educativos y de incentivos económicos, se ha reducido su vulnerabilidad de manera muy exitosa. Lo de Estuatini es un ejemplo muy inspirador, pues se ve cómo a pesar de ser un país con una problemática extremadamente compleja, han podido cambiar la dinámica», celebra Vanni.

Tuberculosis en India: tecnología punta puerta a puerta

Con más de un millón y medio de muertes solo en 2018, la tuberculosis es la enfermedad que más mata, y uno de los principales frentes en la batalla contra esta enfermedad infecciosa es el infradiagnóstico: la inmensa cantidad de gente que vive con ella sin saberlo y que, además de que puedan morirse, también contagian a su alrededor. Pues bien, entre 2014 y 2018 (último año del que se tienen datos) la brecha entre la incidencia que se estima real y los diagnósticos se redujo de un 49% a un 33%, y muy especialmente en algunos de los países donde es más endémica. En esta categoría, India se lleva la palma. «Estamos muy orgullosos del ejemplo de India, porque tienen una carga enorme de tuberculosis en volumen y en proporción hasta el punto de que si no logramos acabar con la enfermedad en este país, no lo lograremos a nivel mundial», avisa Vanni.

Con ayuda de la Organización Mundial de la Salud y del consorcio mundial contra la tuberculosis Stop TB, se puso en marcha un programa para acelerar la detección de aquellos casos no identificados, y el resultado es que en 2018 se encontraron 344.000 más que durante el año anterior. Este logro se ha alcanzado mediante la participación de todos los actores —Gobierno, socios a nivel nacional, sector privado, sociedad civil, OMS, Stop TB…— y también mediante el buen uso de la tecnología y las carreteras porque, como subraya Vanni, «hay que ir hacia los casos, no esperar a que los casos vayan a ti».

Así, una flota de furgonetas bien equipadas recorre las zonas rurales remotas y de difícil acceso de India para realizar pruebas diagnósticas pueblo a pueblo y puerta a puerta a cada vecino. La tecnología molecular empleada es más precisa y produce resultados más rápidos que los métodos tradicionales: se ha podido reducir el tiempo de espera de los resultados de ocho días a unas pocas horas y de esta manera, en cuanto se identifica a un paciente se le puede atender inmediatamente.

Malaria en Myanmar: desplegando la red de redes

En la lucha contra la malaria, el número de muertes en el mundo continúa disminuyendo, pero esta caída de la mortalidad y también la rapidez en la reducción del número de casos se ha ralentizado «notablemente», alerta el Fondo Mundial. De hecho, la OMS advirtió recientemente que las muertes se pueden multiplicar e, incluso, doblar con respecto al año anterior por los efectos de la covid-19.

Naw Htay Htay Myint, trabajadora sanitaria de su comunidad, supervisa y registra a un voluntario para trabajar en la campaña contra la malaria en la aldea de Xwe Lay, estado de Kayin, Myanmar.
Naw Htay Htay Myint, trabajadora sanitaria de su comunidad, supervisa y registra a un voluntario para trabajar en la campaña contra la malaria en la aldea de Xwe Lay, estado de Kayin, Myanmar. QUINN MATTINGLY FONDO MUNDIAL

En la otra cara de esta moneda está Myanmar. Hace una década, un millón de personas cada año se contagiaba por la picadura de algún mosquito del género Anopheles y más de 300.000 morían. Hoy, esa cifra se ha reducido a 108.000 infecciones anuales y 170 muertes. La clave está en el reparto masivo de mosquiteras, otra vez casa por casa, familia por familia. Es una iniciativa que se realiza desde hace años en los países endémicos pero que aquí, en este Estado del sureste asiático, ha tenido especial éxito gracias al despliegue de 17.000 voluntarios sanitarios que fueron capacitados y dotados con herramientas para proteger a sus comunidades. Entre estas, pruebas rápidas de malaria y recursos para poder enviar los casos más graves al hospital. Estos voluntarios fueron capaces de llegar a los lugares de más difícil acceso de todo el país y suministraron a sus vecinos mucha información vital y hasta seis millones de mosquiteras tratadas con insecticidas de larga duración.

El impacto de la covid-19

«Las buenas prácticas con las tres enfermedades tienen que seguir, pero además hay que atender la crisis de la covid-19», alerta Francoise Vanni. Desde el estallido de la pandemia se han sucedido los llamamientos internacionales alertando de un retroceso en el progreso conseguido. Las restricciones al movimiento, tanto de personas como de transportes, y el cierre de los colegios están impactando directamente en la labor de quienes persiguen acabar con estas dolencias. En abril, durante el pico mundial de confinamientos, 1.600 millones de estudiantes en todo el mundo no podían acudir a sus escuelas porque estaban clausuradas. Y esto afecta directamente a las labores de prevención y sensibilización que con tanto éxito se han llevado a cabo en lugares como Esuatini.

En el caso de la malaria y la tuberculosis, es fundamental que los trabajadores sanitarios comunitarios puedan seguir yendo puerta por puerta con información, pruebas diagnósticas, mosquiteras y medicamentos. Vanni resalta que la protección de estos trabajadores de la salud es indispensable para mantener los programas. «Si no tienen protección adecuada, pues o no van a querer ir o van a enfermar si van; ahí es donde se tiene que actuar inmediatamente», indica la portavoz del Fondo Mundial. «Si el personal sanitario enferma y se muere, se desploma totalmente el sistema, así que estamos insistiendo mucho en que no todo es tecnología al final; es tener a hombres y mujeres que presten estos servicios de prevención de salud».

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/09/13/planeta_futuro/1599983668_229131.html

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Una alarma para evitar que las escuelas se conviertan en objetivo de guerra

Por: Belén Hernández

En el último lustro, los centros educativos de todo el mundo han sufrido más de 11.000 acciones violentas. Como llamada de atención, la ONU declara el 9 de septiembre Día Internacional para la Protección de la Educación ante Ataques

Sonia Mankongo ha visto el miedo en la mirada de sus alumnos. Miedo a que vuelvan a atacar su escuela y a que tengan que huir de nuevo. Mankongo es coordinadora del programa de educación de la ONG Zerca y Lejos y profesora en el colegio N’drock, en el extremo norte de Camerún. Ese centro educativo es el único que permanece abierto en la zona fronteriza con Nigeria por los continuos ataques y la presencia del grupo yihadista Boko Haram. «Pasamos de tener 300 alumnos a tener 600, sin que el profesorado ni las aulas estuvieran preparados para acoger a estos niños que habían sido agredidos», explica Mankongo al teléfono.

Estudiar bajo la amenaza de un secuestro, de las bombas, o de ser violadas o reclutados como soldados es algo más que habitual en muchos países. Igualmente, una tarea difícil para los gobiernos y las organizaciones internacionales es la de conseguir que las escuelas no se conviertan en trincheras. Más de 22.000 estudiantes y profesores se vieron afectados por alguno de los más de 11.000 ataques que recibieron colegios, institutos y universidades entre 2015 y 2019 en todo el mundo, según señala el informe Ataques a la educación 2020 de la Coalición Global para Proteger la Educación de Ataques (GCPEA en sus siglas en inglés).

Este mismo estudio revela que más de dos tercios de estas acciones violentas fueron de manera directa contra escuelas. La República Democrática del Congo (RDC) y Yemen estuvieron entre los países más afectados, y registraron más de 1.500 incidentes cada uno en este periodo. Los dos lideran el ranking, seguidos de cerca por Afganistán. «Aunque hay un ligero descenso a nivel global, sí que hemos visto cómo en estos últimos años han empezado a producirse asaltos en nuevas regiones geográficas y se han agudizado en otras», asegura Marika Tsolakis, investigadora principal del informe de la GCPEA.

Mapa de los países donde se han producido más ataques en sus escuelas.pulsa en la foto
Mapa de los países donde se han producido más ataques en sus escuelas. GCPEA

Uno de los lugares donde la violencia se ha agudizado es Camerún. El país africano se ha visto azotado en los últimos años por el terrorismo del grupo yihadista Boko Haram, en los que la práctica habitual, además de quemar casas y aterrar a la población local, era la de raptar niños. «Son presas fáciles y, una vez caen en sus manos, también los usan como bombas«, se lamenta Mankongo.

«Cada día, en nuestra clase, algunas con hasta 300 alumnos, vivíamos una situación violenta: hombres con machetes, navajas o pistolas nos amenazaban y secuestraban a los alumnos. Muchos de ellos no volvían nunca, otros morían y, los más afortunados, aquellos cuyas familias podían, eran rescatados a cambio de dinero». Este relato de terror lo hace a través del teléfono Williamson Kajibwami, profesor de francés en República Democrática del Congo. «He puesto en peligro mi vida muchas veces», explica este congoleño de 46 años que ejerció como docente durante 11 en el sur y el norte de la convulsa región de Kivu. Una carrera profesional que acabaría en 2009. Los rebeldes quemaron su casa y amenazaron con matarlo. En ese momento huyó caminando durante tres días desde Goma hasta la frontera de Bunagana, en Uganda. «Estamos traumatizados por los ataques y el Gobierno no apoya la Educación ni a los profesores, que somos los que velan por el futuro de las nuevas generaciones», se lamenta Kajibwami.

Presentación del informe Educación bajo ataque 2020 / CGPEA

Pero África Subsahariana no es la única región afectada por la violencia contra la educación. El 40% de escuelas en Siria están dañadas o destruidas desde que comenzó la guerra; Sri Lanka, Filipinas, India, Irak, Venezuela, Indonesia y hasta 34 regiones más han visto como sus colegios acababan siendo usados como centro militar. De los 37 países que se han estudiado en el informe, al menos 21 han denunciado casos de abusos sexuales y otras agresiones contra mujeres y niñas, entre los que están Colombia, Myanmar, Nicaragua, Nigeria y Pakistán.

Ataques a la educación 2020 es el último estudio que se ha realizado sobre la violencia ejercida contra las escuelas, profesorado y alumnos en el mundo y que respalda la Coalición Global para Proteger la Educación de Ataques. La iniciativa está integrada por 104 países y organizaciones internacionales como Unesco, ACNUR, Save the Children, Plan Internacional y Unicef, entre otras, que desde 2010 vela por las infraestructuras y el personal educativo en conflictos y emergencias. El último gran paso de esta coalición ha sido la aprobación del Día Internacional para Proteger la Educación ante Ataques que la ONU ha establecido que se celebre cada 9 de septiembre. “Sin educación no podemos acabar con la pobreza y la desigualdad, ni promover la paz o luchar contra el cambio climático”, aseguraba António Guterres en la ceremonia virtual que se celebró el pasado miércoles. El secretario general de Naciones Unidas señaló la necesidad de utilizar las tareas de recuperación ante la covid-19 como una oportunidad para construir un mundo mejor, también dentro de las aulas.

Más incidentes en el Sahel central, a pesar de la covid-19

La pandemia y el cierre de la práctica totalidad de las escuelas en el mundo no han sido obstáculos para que los ataques contra las escuelas continuasen, especialmente en el Sahel central, formado por Malí, Burkina Faso y Níger. «Más de 90 incidentes tuvieron lugar en los primeros siete meses de 2020 y parece que se produjeron a un ritmo similar al del año pasado», señala la CGPEA en otro nuevo informe centrado en la zona.

Burkina Faso, Malí y Níger viven un contexto de inseguridad en el que los grupos armados se oponen a la educación en francés administrada por el Estado y apuntan explícitamente a las escuelas públicas, la mayoría de las veces quemando y saqueando instituciones educativas y amenazando, secuestrando o matando a profesores.

Niños de una escuela en Burkina Faso ensayan un simulacro de ataque.
Niños de una escuela en Burkina Faso ensayan un simulacro de ataque. TANYA BINDRA UNICEF

En Mali se identificaron 31 incidentes y 27 de ellos sucedieron en junio, cuando los colegios reabrieron para los exámenes, además de 500 amenazas contra profesores y centros de enseñanza. En Níger se denunciaron 15 ataques entre enero y marzo, y otros dos incidentes en mayo y junio. Burkina Faso fue el país que más registró en ese periodo, con más de 40. Estas cifras se recopilaron en un contexto de pandemia en el que obtener información fue difícil por el aumento de la inseguridad, las restricciones de movilidad y el cierre de centros.

La vuelta paulatina a las aulas tras el confinamiento, tanto en el Sahel central como en otras partes del mundo, preocupa a las organizaciones. Por eso, la Coalición ha instado a los gobiernos a garantizar que se lleven a cabo evaluaciones de riesgo antes de la reapertura y se apliquen las medidas de seguridad adecuadas con el fin de minimizar el riesgo de sufrir violencia tanto de estudiantes como profesores. Y en los casos en que la vuelta a las clases no pueda hacerse de forma segura, se deberán adoptar medidas de enseñanza alternativa y a distancia. «A medida que se desarrollan programas y políticas para apoyar la continuación de la educación durante la crisis sanitaria, existe una oportunidad de garantizar que incorporan mayor protección e incluyen a los estudiantes excluidos del aprendizaje debido a ataques pasados», ha reivindicado Diya Nijhowne, directora ejecutiva de la GCPEA. Es una oportunidad única para evitar una catástrofe generacional, con escuelas abiertas y sin trincheras.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/09/08/planeta_futuro/1599555131_678951.html

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Libro(PDF): «Arte y ecología política»

Reseña: CLACSO

En la literatura, las artes plásticas y el cine, igual que en la acción democrática, lo que está en juego es la posibilidad de alterar las formas hegemónicas de experiencia del mundo y así dar visibilidad a todo aquello que suele ser excluido de los marcos consensuales de percepción.

En Argentina y a lo largo de América Latina, la reciente expansión de la frontera extractiva ha puesto en jaque los derechos territoriales y la salud colectiva. Es preciso poner en discusión esa lógica sacrificial que subordina la vida humana y no humana a la apropiación y explotación intensiva de la naturaleza. Es una tarea que requiere repoblar nuestra imaginación para hacer lugar a mundos alternativos. Arte y ecología política constituye el primer volumen de su tipo pues reúne ensayos, crónicas e investigaciones que bucean en diferentes aspectos estéticos y expresivos que hacen espacio a otras formas de vivir más justas y sustentables.

Autor (a): Gabriela Merlinsky. Paula Serafini. [Editoras]

Gabriela Merlinsky. Paula Serafini. Silvana Buján. Eduardo Molinari. Azul Blaseotto. Aurelio Kopainig. Julia Mensch. Pablo D’Alo Abba. Abelardo Cabrera. Juan Pablo Lepore. Yasmín Dávalos. Felipe Gutiérrez Ríos. Iconoclasistas. Julián Pellegrini. Anahí Méndez. Gabriela Massuh. Florencia Tola. [Autores y Autoras de Capítulo]

Editorial/Edición: CLACSO. IIGG – Instituto de Investigaciones Gino Germani.

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina

ISBN: 978-950-29-1858-7

Idioma: Español.

Descarga: Arte y ecología política

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=2225&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1419

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Boxing Sisters: un club deportivo para curar a la yazidíes refugiadas

Reseñas/10 Septiembre 2020/elpais.com

Este grupo de jóvenes se hacen llamar Hermanas del Boxeo, pues esta actividad las ha ayudado a recuperarse de la pérdida de sus casas y vidas, de la violencia del Estado Islámico que las empujó a huir hasta acabar engrosando el censo de desplazados en el campo iraquí de Rwanga

Para aprender a boxear, a Husna le basta con una caseta pequeña y mal iluminada. En el campamento de refugiados de Rwanga, donde vive, no hay gimnasio. Durante una hora al día, ella y sus «hermanas boxeadoras» convierten este barracón en su club deportivo. El proyecto Boxing Sisters intenta mejorar la salud física y mental de las refugiadas a través de este deporte. Lotus Flower, una organización británica sin ánimo de lucro, lo puso en marcha en 2018. La ONG trabaja en los campamentos del norte de Irak para desplazados internos y se dedica a devolver la fuerza y la confianza a las mujeres cuya vida se ha visto afectada por el conflicto y el abandono de sus hogares, que han perdido a sus seres queridos en la guerra, o que han sido testigos o víctimas de actos de violencia, también sexual.

Las mujeres del campo de refugiados de Rwanga comparten un pasado similar. Unas 15.000 personas, la mayoría perteneciente a la minoría religiosa yazidí, viven en las instalaciones desde 2014. Son familias que tuvieron que abandonar sus hogares ante el avance implacable del Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL o ISIS por sus siglas en inglés).

Cuando el ISIS atacó el pueblo de Husna en Sinjar, su familia tuvo que huir dejándolo todo para salvar la vida. «A las siete de la mañana, mi tío recibió un mensaje de uno de nuestros parientes que vive en otro pueblo. Le decía que el ISIS se dirigía hacia el nuestro y que teníamos que marcharnos inmediatamente. Cuando intento recordar aquellos días, mi corazón empieza a latir tan deprisa que me cuesta respirar y me mareo», cuenta Husna. Los recuerdos siguen persiguiéndola en el campamento de Rwanga. Varias hermanas boxeadoras han perdido a sus familiares en la guerra. Otras han vivido cosas peores: el ISIS las hizo prisioneras y las esclavizó.

Ahuyentar el miedo con los puños

Ahora, Husna y varias docenas de mujeres tienen un sitio para ellas. Las clases de boxeo no tardaron mucho en convertirse en su actividad preferida.

Cathy Brown, campeona de boxeo femenino, se involucró en el proyecto desde sus comienzos. Brown promociona el boxeo como un arma terapéutica que empodera y restituye la confianza; a ello se dedica en Londres y por ello recibe el apodo de «entrenadora de almas». La deportista visitó el campamento y entrenó a Husna y a otras chicas yazidíes durante 10 días.

El proyecto tuvo una buena acogida, y fue creciendo. Docenas de refugiadas se apuntaron a los cursos siguientes. Cathy Brown y otras entrenadoras pronto reconocieron el talento de Husna, y al cabo de un año de práctica diaria, la joven se convirtió en entrenadora de las principiantes.

En su cuenta de TikTok, Husna publica a menudo vídeos de sus sesiones de entrenamiento. En ellos se la ve a ella y a sus alumnas golpear, atacar y aguantar en guardia mientras rugen, gritan y se ríen. «Aquí me siento como si tuviese una segunda familia. Todas hemos pasado adversidades parecidas, y eso nos acerca, tanto como si fuésemos hermanas», explica la joven, que también reconoce que varias compañeras y ellas misma han notado que gracias a este deporte ha mejorado su salud física y mental. Hacer ejercicio con regularidad conservaba su buen humor… Hasta que el nuevo coronavirus llegó a Kurdistán.

El coronavirus y las boxeadoras

La propagación de la covid-19 puso fin al proyecto. Los administradores del campo temían que un brote en las abarrotadas instalaciones con población vulnerable fuese catastrófico, y limitaron las actividades colectivas. También restringieron el contacto de los refugiados con las ciudades cercanas, donde cada día se informa de nuevos casos de infección. Eso significa que, por ahora, Husna y otras hermanas boxeadoras se ven obligadas a pasar el día en sus pequeñas casetas.

La joven entrenadora piensa que no se puede ahuyentar al coronavirus con los puños. «Pero no es el fin del mundo, intento aprovechar el tiempo lo mejor que puedo». Husna está muy ocupada con sus estudios. Dentro de unas semanas terminará el bachillerato, y estudiar en el campamento no es fácil. Las jornadas escolares ya eran intermitentes antes de la pandemia de covid-19. Ahora, Husna se está preparando para los exámenes finales. Asiste a clase a través de un teléfono móvil conectado a una línea de Internet muy poco fiable. A pesar de ello, la joven no pierde la motivación: «Mis notas medias son altas, y me gustaría seguir así. Quiero seguir estudiando e ir a la universidad», afirma.

Volver a vivir en zona de guerra

Husna cree que sus perspectivas de futuro son «un poco preocupantes». Su familia está pensando en volver a su pueblo, en Sinjar y empezar una nueva vida de cero. «Allí no quedó nada», lamenta Husna. «No hay colegios ni universidades».

Además, Sinjar no es totalmente seguro. Nunca lo ha sido. La patria de los yazidíes se encuentra en una encrucijada estratégica entre Siria, Turquía e Irak, y ha sido siempre campo de batalla de las guerras más cruentas. El yazidismo es una fe heterodoxa que combina elementos del sistema de creencias abrahámicas con religiones antiguas como el zoroastrismo y el mitraísmo. La religión de los yazidíes se ha utilizado históricamente como excusa para demonizar a sus practicantes y convertirlos en objetivo.

Aunque la presencia del ISIS ha sido barrida de Sinjar desde hace ya un par de años, las bombas siguen cayendo sobre los pueblos y matando a civiles. Esta vez las arroja el ejército turco en su persecución al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Al parecer, en los últimos meses los ataques aéreos turcos han matado al menos a tres civiles.

Es poco probable que las habilidades para la autodefensa que Husna ha adquirido gracias al boxeo la protejan de las bombas que caen del cielo.

«Mi familia no puede vivir eternamente en el campamento», dice. Husna es consciente de ello. No obstante, no sabe cómo podrá cumplir sus sueños en Sinjar. La violencia recurrente ha impedido el desarrollo de la zona. La guerra ha causado graves daños a las infraestructuras, y los milicianos del ISIS robaron las pertenencias y el ganado de los habitantes del pueblo y destruyeron sus casas. Con los bombardeos y las operaciones militares ocasionales de Turquía, la perspectiva de desarrollo y estabilidad sigue siendo incierta.

El campamento de Rwanga nunca fue un hogar permanente para Husna y las hermanas boxeadoras. Aun así, el breve periodo de estabilidad que la vida en él les proporcionó fue precioso para ellas. Husna terminó sus estudios y se convirtió en entrenadora de boxeo. Otras Boxing Sisters adquirieron nuevas capacidades. Su fuerza y su confianza aumentaron, y ayudaron a otras mujeres.

Pero mientras Sinjar no sea seguro, el talento y las ambiciones de Husna correrán peligro de muerte entre escombros y ataduras.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/09/04/planeta_futuro/1599218578_763293.html

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Un profesor único para una escuela de altura

Reseñas/08 septiembre 2020/elpais.com

Gonzalo Durand Zamalloa tiene 58 años y es profesor en Markuray, una comunidad indígena de Perú. Los inicios para él no fueron fáciles, pero su vocación ha podido con todos los obstáculos que ha encontrado a su paso. Y estos han sido muchos. Una historia inspiradora

    • Su nombre es Gonzalo Durand Zamalloa, tiene 58 años y nació en Urubamba, uno de los pueblos más grandes del Valle Sagrado de los Incas ubicado en Cuzco, en el sur de Perú. Gonzalo pisó por primera vez estas tierras al poco de nacer, y nunca se ha separado de ellas. Su sueño desde que comenzó a tomar conciencia del mundo en el que vivimos es hacer algo para que éste sea un poco mejor.Gonzalo estudió para ser docente y opositó hace 21 años por una plaza de profesor en el sistema educativo público peruano. Obtuvo buenas notas, así que pudo elegir destino. Se quedó con la escuela de Phiri, un pueblo cercano a Ollantaytambo, a media hora de donde él residía por entonces, y a pie de carretera.

      Un día estaba charlando con una compañera que no había sacado buenas calificaciones, y esta se lamentó de que le había tocado aceptar la escuela de Markuray, una alejada comunidad indígena cuyo centro educativo no tenía medios y cuyos pobladores apenas habían salido de ella. Por aquel entonces, Gonzalo tenía esposa y cuatro hijos, pero comprendió que para cambiar el mundo un ser humano no puede estar encadenado a nada y decidió, para sorpresa de su compañera, proponerle un cambio de destino. Ella no dudo ni un solo segundo en aceptar la proposición.

    •  En Perú, las tasas de analfabetismo de hombres y mujeres indígenas de las áreas rurales oscilan del 2,8% de ellos al 7,3% de ellas (frente al 0,6% y 1% respectivamente en las áreas urbanas) según datos de la División de Población de la Comisión económica para América Latina y El Caribe (Cepal). Los comienzos no fueron fáciles para Gonzalo, pues Markuray, ubicada a 3.700 metros sobre el nivel del mar, le quedaba a unas cuatro horas de camino desde su casa en Urubamba. Este hecho hacía inviable para Gonzalo llevar una vida normal, ya que no podía pasar siete u ocho horas viajando a Markuray cada día. Entonces, tomó la decisión de quedarse a vivir allí de lunes a viernes, a pesar de que eso implicaba alejarse de su mujer e hijos y que, a largo plazo, le acabaría costando su matrimonio. Otro problema que encontró es que la escuela de Markuray apenas contaba con material para la enseñanza, así que Gonzalo decidió invertir su sueldo en mejorarla, convirtiéndola así en una apuesta personal a la que dedicar su vida. Actualmente los niños de Markuray ven en este colegio un hogar y en Gonzalo a un padre y a un amigo.
      2En Perú, las tasas de analfabetismo de hombres y mujeres indígenas de las áreas rurales oscilan del 2,8% de ellos al 7,3% de ellas (frente al 0,6% y 1% respectivamente en las áreas urbanas) según datos de la División de Población de la Comisión económica para América Latina y El Caribe (Cepal). Los comienzos no fueron fáciles para Gonzalo, pues Markuray, ubicada a 3.700 metros sobre el nivel del mar, le quedaba a unas cuatro horas de camino desde su casa en Urubamba. Este hecho hacía inviable para Gonzalo llevar una vida normal, ya que no podía pasar siete u ocho horas viajando a Markuray cada día. Entonces, tomó la decisión de quedarse a vivir allí de lunes a viernes, a pesar de que eso implicaba alejarse de su mujer e hijos y que, a largo plazo, le acabaría costando su matrimonio.Otro problema que encontró es que la escuela de Markuray apenas contaba con material para la enseñanza, así que Gonzalo decidió invertir su sueldo en mejorarla, convirtiéndola así en una apuesta personal a la que dedicar su vida. Actualmente los niños de Markuray ven en este colegio un hogar y en Gonzalo a un padre y a un amigo.

    •  Gonzalo no solo se dedicó a la escuela, sino que hizo importantes gestiones para Markuray. Consiguió que se construyese una carretera para los vehículos hasta la localidad y que llegase la energía eléctrica. También logró la construcción de un campo de fútbol, una capilla, la dotación de utensilios modernos para muchos hogares, etc. La carretera no se construyó bien y en temporada de lluvia es prácticamente intransitable debido a los derrumbes, pero facilita mucho la llegada a Markuray. Gonzalo tarda unos 90 minutos en llegar a la comunidad. En época de lluvias va en moto hasta Sogma, una localidad cercana, y luego sube a pie la montaña, lo que puede llevarle hasta dos horas y media.
      3Gonzalo no solo se dedicó a la escuela, sino que hizo importantes gestiones para Markuray. Consiguió que se construyese una carretera para los vehículos hasta la localidad y que llegase la energía eléctrica. También logró la construcción de un campo de fútbol, una capilla, la dotación de utensilios modernos para muchos hogares, etc.La carretera no se construyó bien y en temporada de lluvia es prácticamente intransitable debido a los derrumbes, pero facilita mucho la llegada a Markuray. Gonzalo tarda unos 90 minutos en llegar a la comunidad. En época de lluvias va en moto hasta Sogma, una localidad cercana, y luego sube a pie la montaña, lo que puede llevarle hasta dos horas y media.

    • Julián Sueldo, que ha salido temprano para recoger leña, regresa a pie a Markuray cargando con un pesado fardo a sus espaldas a pesar de sus 91 años. La longevidad y la fortaleza de los habitantes de esta localidad montañera se debe a que han estado alejados de la civilización, algo que también les ha permitido ser más ajenos a la contaminación y a los alimentos procesados, ambos perjudiciales para la salud. Los indígenas se benefician de algunos programas del Gobierno como el llamado Pensión 65, que les aporta 200 nuevos soles al mes, unos 50 euros, pero aseguran que en muchas ocasiones no les llega el subsidio, algo que atribuyen a una mala gestión de la institución. El 26% de la población peruana es indígena, según el Banco Mundial y casi la mitad de los habitantes del país viven en áreas rurales.
      4Julián Sueldo, que ha salido temprano para recoger leña, regresa a pie a Markuray cargando con un pesado fardo a sus espaldas a pesar de sus 91 años. La longevidad y la fortaleza de los habitantes de esta localidad montañera se debe a que han estado alejados de la civilización, algo que también les ha permitido ser más ajenos a la contaminación y a los alimentos procesados, ambos perjudiciales para la salud. Los indígenas se benefician de algunos programas del Gobierno como el llamado Pensión 65, que les aporta 200 nuevos soles al mes, unos 50 euros, pero aseguran que en muchas ocasiones no les llega el subsidio, algo que atribuyen a una mala gestión de la institución. El 26% de la población peruana es indígena, según el Banco Mundial y casi la mitad de los habitantes del país viven en áreas rurales.
    • Casi llegando a Markuray, tres jóvenes labradores descansan después de una jornada cultivando. En esta región, abajo en el valle, hay tierras comunitarias que se reparten entre diversas comunidades indígenas. Estos chicos bajan por la noche para aprovechar las primeras horas del día, cuando hace menos calor, para trabajar. La agricultura y la ganadería de Markuray es de subsistencia, y apenas quedan excedentes para el intercambio o la venta. La débil situación económica empuja a los más jóvenes a trabajar como porteadores en el Inca Trail o Camino del Inca, llevando los pesados equipajes de los turistas. Si una agencia cobra a un turista 120 euros por contratar un porteador, la agencia paga al porteador unos 120 nuevos soles, o 30 euros, por un trabajo de cuatro días.
      5Casi llegando a Markuray, tres jóvenes labradores descansan después de una jornada cultivando. En esta región, abajo en el valle, hay tierras comunitarias que se reparten entre diversas comunidades indígenas. Estos chicos bajan por la noche para aprovechar las primeras horas del día, cuando hace menos calor, para trabajar. La agricultura y la ganadería de Markuray es de subsistencia, y apenas quedan excedentes para el intercambio o la venta. La débil situación económica empuja a los más jóvenes a trabajar como porteadores en el Inca Trail o Camino del Inca, llevando los pesados equipajes de los turistas. Si una agencia cobra a un turista 120 euros por contratar un porteador, la agencia paga al porteador unos 120 nuevos soles, o 30 euros, por un trabajo de cuatro días.
    • De los 3,8 millones de personas que viven una situación de pobreza extrema, 2,1 millones son niños y niñas. Del total de 10,2 millones de menores de 18 años, más de 6,5 millones viven por debajo de la línea de la pobreza, según Unicef. Si los padres se ausentan para trabajar, las mujeres se quedan a la cabeza de las labores del hogar y necesitan la ayuda de sus hijos, por lo que estos dejan de ir a la escuela. Este es uno de los principales problemas que se le han presentado a Gonzalo, que ha tenido que discutir mucho con los padres de los menores de edad para que les dejaran asistir a clase. Ahora, al llevar tanto tiempo en Markuray y haber sido el profesor de muchos de esos padres cuando eran pequeños, estos entienden las intenciones del profesor. Gonzalo ha conseguido que casi ningún niño pierda clases. En la imagen, Dina, de cuatro años, que ayuda a su familia con la ganadería cuando sus padres se marchan a trabajar fuera.
      6De los 3,8 millones de personas que viven una situación de pobreza extrema, 2,1 millones son niños y niñas. Del total de 10,2 millones de menores de 18 años, más de 6,5 millones viven por debajo de la línea de la pobreza, según Unicef. Si los padres se ausentan para trabajar, las mujeres se quedan a la cabeza de las labores del hogar y necesitan la ayuda de sus hijos, por lo que estos dejan de ir a la escuela. Este es uno de los principales problemas que se le han presentado a Gonzalo, que ha tenido que discutir mucho con los padres de los menores de edad para que les dejaran asistir a clase. Ahora, al llevar tanto tiempo en Markuray y haber sido el profesor de muchos de esos padres cuando eran pequeños, estos entienden las intenciones del profesor. Gonzalo ha conseguido que casi ningún niño pierda clases. En la imagen, Dina, de cuatro años, que ayuda a su familia con la ganadería cuando sus padres se marchan a trabajar fuera.
    • La llegada de la energía eléctrica abrió un mundo de posibilidades a los habitantes de Markuray. En la imagen posa en su hogar Ignacia, una de las personas más activas por el bienestar del pueblo y gran aliada de Gonzalo en su proyecto. Hasta hace unos años nadie imaginaba que podría ver la televisión desde su casa. El progreso se mezcla con la tradición y la familia vive entre pequeños roedores, los cuis, que tienen una de las carnes más cotizadas de Perú por su exquisito sabor.rnrn
      7La llegada de la energía eléctrica abrió un mundo de posibilidades a los habitantes de Markuray. En la imagen posa en su hogar Ignacia, una de las personas más activas por el bienestar del pueblo y gran aliada de Gonzalo en su proyecto. Hasta hace unos años nadie imaginaba que podría ver la televisión desde su casa. El progreso se mezcla con la tradición y la familia vive entre pequeños roedores, los cuis, que tienen una de las carnes más cotizadas de Perú por su exquisito sabor.
    • En Markuray se habla quechua y solo los más jóvenes entienden y hablan el castellano. En la imagen, un anciano de Markuray muestra su radio, a la que considerada un pequeño tesoro. Dice que le encanta escucharla, aunque apenas entiende lo que dicen los locutores. Para él fue chocante que este aparato llegase a sus manos cuando ya tenía 80 años. Gonzalo mantiene una pelea constante para que en los hogares no solo se hable quechua, sino que se facilite el aprendizaje el castellano a los niños.
      8En Markuray se habla quechua y solo los más jóvenes entienden y hablan el castellano. En la imagen, un anciano de Markuray muestra su radio, a la que considerada un pequeño tesoro. Dice que le encanta escucharla, aunque apenas entiende lo que dicen los locutores. Para él fue chocante que este aparato llegase a sus manos cuando ya tenía 80 años. Gonzalo mantiene una pelea constante para que en los hogares no solo se hable quechua, sino que se facilite el aprendizaje el castellano a los niños.
    • La llegada del progreso ha llevado la confusión y el cambio a muchas comunidades nativas. La imagen del indígena joven trabajando feliz su chacra (su tierra) es cada vez más difícil de encontrar. Gonzalo trabaja por mantener la identidad de Markuray, pero sabe que es una batalla perdida. El progreso, literalmente, arrolló a Markuray y a muchas otras comunidades. En las ciudades, no todos son tolerantes con los indígenas: en ocasiones son insultados y los más jóvenes terminan avergonzándose y quieren olvidar a toda costa su pasado, buscándose la vida en las ciudades y malviviendo.
      9La llegada del progreso ha llevado la confusión y el cambio a muchas comunidades nativas. La imagen del indígena joven trabajando feliz su chacra (su tierra) es cada vez más difícil de encontrar. Gonzalo trabaja por mantener la identidad de Markuray, pero sabe que es una batalla perdida. El progreso, literalmente, arrolló a Markuray y a muchas otras comunidades. En las ciudades, no todos son tolerantes con los indígenas: en ocasiones son insultados y los más jóvenes terminan avergonzándose y quieren olvidar a toda costa su pasado, buscándose la vida en las ciudades y malviviendo.
    • Gonzalo siempre ha intentado inculcar valores a través del deporte. Con mucho esfuerzo y dedicación construyó junto con los vecinos de Markuray el Maracaná, un campo que hoy es la envidia de todas las comunidades aledañas. En este campo de fútbol los niños juegan y hacen deporte tanto en horario escolar como fuera de él.
      10Gonzalo siempre ha intentado inculcar valores a través del deporte. Con mucho esfuerzo y dedicación construyó junto con los vecinos de Markuray el Maracaná, un campo que hoy es la envidia de todas las comunidades aledañas. En este campo de fútbol los niños juegan y hacen deporte tanto en horario escolar como fuera de él.
    •  La escuela de Markuray es el territorio de un soñador, Gonzalo, y el lugar en el que los niños fantasean en ser como él. Las instalaciones fueron nuevamente construidas y ahora el centro es más grande, tiene mejor material escolar, sillas y mesas adecuadas, buenas pizarras, cocina y, recientemente, han instalado algunos ordenadores. Debido a la altitud donde está ubicada Markuray, el agua de su manantial está helada y los niños a menudo se resisten a asearse. Gonzalo mantiene una lucha diaria para que los alumnos se laven las manos antes de comer o los pies. En su escuela todos pasan descalzos para mantenerla limpia. La escuela también da de desayunar a los niños y, si no lavan sus cuencos y tazas, se quedan sin él.
      11La escuela de Markuray es el territorio de un soñador, Gonzalo, y el lugar en el que los niños fantasean en ser como él. Las instalaciones fueron nuevamente construidas y ahora el centro es más grande, tiene mejor material escolar, sillas y mesas adecuadas, buenas pizarras, cocina y, recientemente, han instalado algunos ordenadores.Debido a la altitud donde está ubicada Markuray, el agua de su manantial está helada y los niños a menudo se resisten a asearse. Gonzalo mantiene una lucha diaria para que los alumnos se laven las manos antes de comer o los pies. En su escuela todos pasan descalzos para mantenerla limpia. La escuela también da de desayunar a los niños y, si no lavan sus cuencos y tazas, se quedan sin él.

    • El trabajo de Gonzalo es revisado rigurosamente por el Gobierno regional y hoy es día de examen. Una vez al año, se escoge a cuatro niños de secundaria al azar y estos hacen un examen que, para casi cualquier estudiante de una ciudad, sería un pasatiempo. Pero para los de Markuray es muy difícil por su dificultad para entender castellano. Este año, el encargado de hacer la prueba y supervisar el trabajo es Eder. Gonzalo explica las reglas del examen y hace hincapié en que no se debe copiar.
      12El trabajo de Gonzalo es revisado rigurosamente por el Gobierno regional y hoy es día de examen. Una vez al año, se escoge a cuatro niños de secundaria al azar y estos hacen un examen que, para casi cualquier estudiante de una ciudad, sería un pasatiempo. Pero para los de Markuray es muy difícil por su dificultad para entender castellano. Este año, el encargado de hacer la prueba y supervisar el trabajo es Eder. Gonzalo explica las reglas del examen y hace hincapié en que no se debe copiar.
  • A pesar de haber sido claro con los chicos, durante el examen estos no pueden evitar a veces la tentación de intentar copiar cuando se quedan atascados. Eder, comprensivo, sonriente y amable, vuelve a explicar las normas y se portan bien hasta el final de la prueba.
    13A pesar de haber sido claro con los chicos, durante el examen estos no pueden evitar a veces la tentación de intentar copiar cuando se quedan atascados. Eder, comprensivo, sonriente y amable, vuelve a explicar las normas y se portan bien hasta el final de la prueba.
  • Una vez finalizada la dura prueba para estos niños, Eder corrige los exámenes y comenta cómo ha sido el año lectivo con Gonzalo. Hubo avances y se reconoce el trabajo del maestro, pero ambos, especialmente Gonzalo, saben que hay que seguir trabajando muy duro. Un año más, el profesor ha conseguido cumplir los objetivos. Un año más, Gonzalo ha superado la prueba junto a sus alumnos.rnrn
    14Una vez finalizada la dura prueba para estos niños, Eder corrige los exámenes y comenta cómo ha sido el año lectivo con Gonzalo. Hubo avances y se reconoce el trabajo del maestro, pero ambos, especialmente Gonzalo, saben que hay que seguir trabajando muy duro. Un año más, el profesor ha conseguido cumplir los objetivos. Un año más, Gonzalo ha superado la prueba junto a sus alumnos.
  • Gonzalo ha conseguido que los niños quieran estudiar, y ha convertido la modesta escuela de Markuray en una pequeña fábrica de sueños en la que nueve de cada diez niños aseguran que de mayores quieren ser como él. Este héroe anónimo ha conseguido cambiar la imagen del alumno esforzándose por la del niño que quiere y disfruta aprendiendo a escribir y a leer. Este es su objetivo cumplido.
    15Gonzalo ha conseguido que los niños quieran estudiar, y ha convertido la modesta escuela de Markuray en una pequeña fábrica de sueños en la que nueve de cada diez niños aseguran que de mayores quieren ser como él. Este héroe anónimo ha conseguido cambiar la imagen del alumno esforzándose por la del niño que quiere y disfruta aprendiendo a escribir y a leer. Este es su objetivo cumplido.Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/08/31/album/1598876119_263447.html#foto_gal_15

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Libro(PDF): «Contraofensiva neoliberal. La Escuela Austríaca de Economía en el centro estratégico de la disputa»

Reseña: CLACSO

Este libro analiza aquellos documentos, instituciones y actores donde se acuña en algunos de sus momentos iniciales el concepto neoliberalismo. Sus impulsores entienden que la vigencia del capitalismo está en peligro debido al ascenso de formas sociales e interpretaciones de la realidad social y de la historia antagónicas a sus intereses. Con el propósito de enfrentar estas tendencias, elaboran y difunden un entramado conceptual destinado a descalificarlas y a legitimar el ordenamiento neoliberal que aspiran instaurar.

Se retoman aquí los enunciados forjados en el seno de la Escuela Austríaca de Economía para tal disputa. Fundamentalmente, su embestida en el campo teórico y epistemológico así como su arribo al espacio local argentino, efectivizado a través de la revista Ideas Sobre la Libertad. Su análisis permite observar -de manera más concluyente- que esos enunciados se expanden a otros campos, como el humorístico, el religioso y el moral, en un intento de hegemonizar todas las modalidades expresivas.

Esta publicación fue elaborada a partir de la tesis doctoral de la autora, desarrollada en el marco del Doctorado de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, con financiamientos de becas doctorales y posdoctorales CONICET.

Autor (a):María Paula de Büren.

Editorial/Edición: Instituto de Investigaciones Gino Germani. CLACSO.

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina

ISBN: 978-950-29-1845-7

Idioma: Español.

Descarga: Contraofensiva neoliberal. La Escuela Austríaca de Economía en el centro estratégico de la disputa

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=2223&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1416

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Informe GEM Report 2020: «Inclusión y educación todos, sin excepción»

Reseña:

Conforme a su mandato, el Informe GEM 2020 evaluará el progreso hacia el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS 4) sobre educación y sus diez metas, así como otras metas relacionadas con la educación de la agenda ODS. El Informe también abordará la inclusión en la educación, llamando la atención sobre todos los excluidos de la educación, debido a sus antecedentes o habilidades. El Informe está motivado por la referencia explícita a la inclusión de la Declaración de Incheon de 2015, y el llamado a garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa en la formulación del ODS 4, el objetivo global para la educación. Nos recuerda que, no importa qué argumento pueda construirse en sentido contrario, tenemos un imperativo moral para garantizar que se cumpla el derecho de todos a una educación adecuada de alta calidad.

El Informe también explorará los desafíos que nos impiden alcanzar esta visión y señalará ejemplos concretos de políticas de países que lograron abordarlos exitosamente. Estos incluyen diferentes interpretaciones de la palabra inclusión, la falta de apoyo para los maestros, la ausencia de datos sobre aquellos excluidos de la educación, infraestructura inapropiada, la persistencia de sistemas paralelos y escuelas especiales, la falta de voluntad política y apoyo comunitario, el financiamiento no dirigido, una gobernanza descoordinada, leyes incompatibles entre sí, y políticas que no se aplican plenamente.

Para complementar su base de datos en línea sobre las Desigualdades en la Educación (WIDE), en enero de 2020, el Informe GEM lanzará una nueva herramienta de seguimiento en línea –El progreso en educación– que cuenta la historia detrás de los datos del ODS 4 utilizando las últimas tecnologías de publicación y visualización de datos en línea.

En abril de 2020 se lanzará una nueva plataforma en línea complementaria de Perfiles de Educación preparada por el equipo del Informe GEM que describe las leyes y políticas de los países sobre inclusión y educación.

En 2020, el Informe GEM también lanzará dos informes regionales especiales producidos en colaboración con socios regionales. Los informes ofrecerán una inmersión profunda en la inclusión y la educación en América Latina y el Caribe (junio de 2020) y Europa Central y Oriental, el Cáucaso y Asia Central (diciembre de 2020).

Descargar: https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000373718

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