América del Sur/Argentina, 5 de agosto de 2017. Fuente: La Nación. Autor: Daniel Santa Cruz/ Nota: Soledad Acuña
Acceso pleno a la educación, menos docentes, más tecnología, redes sociales más sofisticadas, clases personalizadas, realidad virtual, materias flexibles, formación continua que no culminará con la graduación en el nivel superior, alumnos obligados a ser mínimamente bilingües, aulas con otro formato donde las hileras de bancos desaparecerán…. Estos son algunos de los cambio que varias investigaciones internacionales conciben como parte vital de la escuela dentro de 25 años.
Otra guía para imaginar la escuela del futuro se puede encontrar en el Observatorio de Tendencias Coolhunting Community, que presentó a principios de este año un informe titulado «10 Tendencias en Educación». La primera de las tendencias habla de «empoderar a los alumnos», con el objetivo de estimular su talento y su vocación. Otra, el desarrollo de la actividad física. Y aparece en el futuro la meditación como una novedad escolar. También la tecnología se hace presente varias veces en estas tendencias al señalar que la escuela del futuro creará plataformas virtuales donde alumnos, docentes y padres estarán conectados de modo permanente. Dentro de estas tendencias aparece la llamada «gamificación educativa», que llegará para quedarse con mucha fuerza y consistirá en implementar juegos en el aula con premios y recompensas con el fin de dinamizar el aprendizaje y afianzar los conocimientos.
¿Qué pasará en la Argentina?
«Estamos seguros de que, dentro de 25 años, las escuelas argentinas van desarrollar estructuras mucho más flexibles», dice a LA NACION Soledad Acuña, ministra de educación de la Ciudad de Buenos Aires, y agrega: «Más flexibles respecto a la sociedad, es decir que tendrán mayor capacidad para adaptarse a los cambios y ofrecerán respuestas a las necesidades tanto del mercado del trabajo como del mercado laboral, acompañando los valores que la sociedad le va imprimiendo. Pero también escuelas más flexibles respecto a los estudiantes, porque van a tener perspectivas mucho más personalizadas en relación al potencial y a los intereses de cada uno».
«No creo que sea tan distinta a la actual. Tiene que ser una escuela que contenga a los chicos, que les dé un marco sano y democrático de crecimiento y les enseñe saberes básicos», dice Gustavo Iaies, especialista educación, y añade: «Me imagino una escuela ordenada, con maestros y directores más respetados por chicos y padres y más ajustados en sus intervenciones. Es una escuela que tiene que garantizar que esos aprendizajes básicos los adquieran todos, para poder indagar e innovar en el mundo en el que deberán vivir y desarrollarse después».
«Dependerá mucho de la capacidad del Estado de impulsar políticas educativas con financiamiento, creatividad y retroalimentación con el sistema», señala por su parte Axel Rivas, co-director -del Programa de Educación del Cippec.»Para qu las brechas entre lo público y lo privado no se expandan, es clave el rol del Estado en la creación de ecosistemas de innovación dentro del sector público y el desarrollo de una plataforma estatal de contenidos digitales llenos de posibilidades, creatividad y belleza. Hay que aprovechar las posibilidades de llegar a todos desde lo público», remarca.
«Uno de los desafíos de la escuela en los próximos años es que los chicos puedan seguir aprendiendo a lo largo de toda su vida y puedan ir adaptándose a los cambios enormes que la velocidad de la tecnología nos va imprimiendo. Nos imaginamos una escuela provocadora de talentos», reafirma Acuña.
¿Las nuevas tecnologías cambiarán la escuela argentina?
Según estos informes, la tecnología cambiará todo. Hoy ya existen muchas aplicaciones y dispositivos educativos que permiten crear nuevas experiencias educativas. Se cree que en el futuro existirán recursos en el aula, como por ejemplo la realidad virtual. Así el alumno podría caminar virtualmente por un museo, cruzar un puente, recrear un hecho histórico o ver presentaciones en 3D. Los videos, sonidos y textos interactivos formarían parte de las herramientas de aprendizaje.
Vera Rexach, Especialista en TIC y Educación de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), no cree que la tecnología cambie demasiado en la educación argentina en 25 años. «Tampoco lo hará en otros países. No es solo cuestión de tecnologías digitales: las escuelas, como todas las instituciones arraigadas, cambian a ritmos más lentos, lo que no es indicador de inmovilidad, sino de dinámicas diferentes», expresa.
Rexach recuerda otros informes internacionales que analizaron el impacto de tecnologías emergentes en educación. «En ellos se viene hablando hace un buen tiempo de cuestiones como gamificación y videojuegos en el aula, realidad virtual, robótica, impresión 3D, flipped classroom. Se preveía que para 2014-2015 estas tendencias estarían más o menos integradas en las currículas escolares, y si bien algunos de esos conceptos nos parecen conocidos, no podemos decir que son lo usual en la mayoría de las escuelas», argumenta la especialista.
«La tecnología obviamente va a estar mucho más presente, pero no como un fin sino que tendrá que ser un mediador del proceso de aprendizaje, una herramienta para aprender. El lenguaje de la programación va a ser el segundo idioma natural y los campus virtuales y las plataformas interactivas serán las organizadoras del proceso de aprendizaje», sostiene la ministra Acuña.
¿La tecnología reemplazará a los docentes?
«No. Las escuelas tendrán la misma cantidad o más docentes pero con otro rol, con un perfil de guía o de facilitadores de los procesos de aprendizaje. Estarán enfocadas más en las capacidades que en los contenidos curriculares, no tantas asignaturas en compartimentos estancos sino más bien en áreas de conocimientos relacionadas y donde los docentes tendrán un rol de tutores o facilitadores de los procesos de aprendizaje», concluye la ministra porteña.
«No debería reemplazarlos», señala, en tanto, el ex ministro de educación Andrés Delich.»Desde hace siglos que los chicos aprenden conocimientos transmitidos por adultos preparados. Luego comenzó a reunirse un grupo básico de esos conocimientos y a agruparlos en lo que conocemos como currícula. La fórmula docentes-currícula se mantuvo y resistió a todos los cambios a los largo del tiempo. ¿Por qué deberían ser reemplazados ahora? Sí se va a modificar y a adaptar su rol a la nueva era», asevera.
El futuro llegó hace rato
Según las investigaciones citadas, la relación entre los maestros y las familias será más intensa en el futuro con la utilización de aplicaciones y redes sociales más sofisticadas.
Este modelo de comunicación moderna ya cuenta con algunas experiencias en algunas escuelas privadas de nuestro país y está pronto a llegar a las escuelas públicas. «En dos meses lanzaremos una APP Para Familias», cuenta a LA NACION Diego Meirino, subsecretario de planeamiento e innovación educativa porteño, y detalla: «Los padres podrán bajar esa APP que les permitirá desde su celular seguir y conocer desde el presentismo hasta las notas que obtienen sus hijos y sus tareas. Y contarán también con un sistema de alertas y un muro para interactuar con los docentes».
Para Meirino no se trata de renunciar al contacto personal entre los padres y los docentes, que define como «ideal», pero cree que hay que generar otras vías de contacto. «En muchos casos y por distintas razones, a los docentes les cuesta mucho reunir a todos los padres», asegura.
Las nuevas tendencias disparan los primeros desafíos para la escuela
«Algunas tendencias empiezan a combinar el uso de las plataformas adaptativas con inteligencia artificial y la gamificación, como incentivos para el aprendizaje con gratificación inmediata. Algo parecido a los videojuegos. Esta tendencia será tentadora, pero peligrosa. Puede llevarnos a extender el aprendizaje a toda hora del día pero difícilmente desemboque en capacidades críticas de reflexión histórica, social y científica sobre el mundo. Puede generar sujetos más especializados, pero me cuesta pensar en este modelo formando ciudadanos críticos y comprometidos», advierte Axel Rivas.
Vera Rexach señala que uno de los primeros desafíos «será entender que los cambios serán de abajo hacia arriba». En ese sentido describe algunos retos a tener en cuenta, como «la portabilidad, las tecnologías móviles en los bolsillos y mochilas de los estudiantes, las tendencias hacia una cultura más colaborativa, la necesidad de rediseñar los espacios para nuevas infancias y nuevas juventudes, la posibilidad de utilizar inteligentemente las analíticas de datos, el convencimiento de que un aprendizaje profundo será más beneficioso y conveniente que uno puntual y basado en la aprobación de exámenes».
«No será la tecnología la que transforme la escuela. Será la sociedad, seremos todos», finaliza la especialista.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/2046872-el-futuro-de-la-escuela-mas-tecnologia-y-menos-docentes