Abrir el diálogo
Elías Jaua a Panorama: «El pueblo no puede llevarse a inmolar»
Por: www.panorama.com.ve.
El exvicepresidente de la República asegura que no ve a una oposición unida. Dijo que por el contrario observa “el silencio sepulcral de un Henry Ramos Allup y Henrique Capriles (…) y otros dirigentes frente a este intento de (Juan) Guaidó”.
Elías Jaua es chavista hasta los tuétanos. Fue para el comandante Hugo Chávez mano derecha cuando estuvo al frente de la vicepresidencia de la República entre 2010 y 2012. En entrevista con PANORAMA afirma que ante la crisis del país y el urgente reclamo de la población de recuperar su cotidianidad, la dirigencia de todos los bandos, debería comprender que “es el momento de dialogar (…) de volver al marco de la Constitución”.
Sostiene que “lo que ha hecho Juan Guaidó es un precario intento de usurpación, no tiene ni la correlación de fuerzas políticas ni militares para sostener la inconstitucional presidencia interina para la cual se autoproclamó”.
Ve como oportunidad la propuesta de México y Uruguay que ha convocado a una conferencia de países neutrales sobre el conflicto de Venezuela. “Creo que todos como venezolanos deberíamos aprovechar la iniciativa honesta, valiente para promover el diálogo en Venezuela”, destacó.
—¿Es el momento de la negociación o de inmolarse?
—Es el momento de dialogar, de llegar a un gran acuerdo nacional que permita la preservación de la independencia, de la integridad territorial de nuestro país y la paz para nuestro pueblo, a partir de un reconocimiento político de las partes y la construcción de un acuerdo constitucional.
—¿Está eso en maduración?
—El presidente Nicolás Maduro mantiene abierta esa puerta siempre, creo que todos como venezolanos deberíamos aprovechar la iniciativa honesta, valiente y solidaria de los gobiernos de México y Uruguay que han convocado a un foro, una conferencia internacional para promover el diálogo en Venezuela.
—¿Cómo piensa resistir el gobierno aislado?
—En primer lugar es que el problema de fondo es que ningún gobierno venezolano ni en otra parte del mundo puede ser llevado a una situación de ahogo, de asfixia, de manera unilateral, ilegal y violando el derecho internacional, los problemas de Venezuela deben ser resuelto por los venezolanos en el marco de nuestra Constitución y utilizando los mecanismos constitucionales que están previstos para superar situaciones como esta, de manera que más allá de la agresión y el aislamiento internacional al que se nos está sometiendo, no al gobierno, es a toda Venezuela con incluso hechos muy graves como el robo de nuestros activos y recursos por el gobierno de Estados Unidos.
Entonces hay que llamar a un gran esfuerzo de consciencia, de madurez, para que aquí en Venezuela resolvamos esta confrontación demasiada prolongada en el tiempo que ha impactado en la vida de nuestro pueblo, hay que buscar una solución en Venezuela entre venezolanos.
—¿Qué haría usted siendo Nicolás Maduro?
—Al presidente le toca ser presidente de la República, fue electo por más de 6 millones 300 mil venezolanos que votamos por él el pasado 20 de mayo, tiene un mandato para gobernar, y cualquier decisión en ese sentido, en el qué hacer, corresponde a él como presidente de la República, no puedo yo ponerle, en esta situación los juristas no valen.
—¿Cuándo usted llamó a la cordura, de bando y bando, pensaba que se iba a desatar toda esta tensión en el país?
—Sí, sin duda, yo vengo alertando, escribiendo desde el último trimestre pasado, decía de evitar de llegar a esta situación y cuando digo frenar la locura me refiero a anteponer los intereses de Venezuela y del pueblo por encima de cualquier interés político de cualquiera de los actores, digamos, los que estamos participando de esta confrontación.
—¿Entonces por qué el gobierno de Maduro no termina de resolver el caos económico, sobretodo si sabe que tiene un problema político?
—Pero es que el gobierno ha hecho esfuerzos, pero en la medida en que se profundiza la confrontación política, la agresión internacional, la económica, no hay margen para poder solucionar los problemas económicos, en este momento frente al robo de nuestros ingresos nacionales vía petrolera en los Estados Unidos, el secuestro de nuestras reservas en oro en Inglaterra, reduce prácticamente el margen de maniobra porque la estrategia es derrocar al gobierno de Venezuela e imponer uno desde el extranjero, y ese es el punto en el que estamos ahorita, por eso la insistencia no solo mía sino de muchos actores de evitar haber llegado a esta situación donde no hay posibilidad de estabilizar económicamente, políticamente y socialmente en medio de este conflicto y mucho menos si hay una guerra, de una ocupación militar, si eso pasa los problemas económicos se elevarán a la enésima potencia.
Hay la disposición de Nicolás Maduro de acercarse, aparentemente del lado de la oposición no la hay y muchos más allá de la oposición está Estados Unidos al frente de esta agresión inédita.
—¿La oposición y Juan Guaidó renacieron como el Ave Fénix?
—Yo creo que lamentablemente lo que estamos viendo es una intervención extranjera, es la ejecución de un plan político, económico dirigido directamente por las altas autoridades del gobierno de Estados Unidos, lo que ha hecho Juan Guaidó es un precario intento de usurpación, no tiene ni la correlación de fuerzas políticas ni militares para sostener la inconstitucional presidencia interina para la cual se autoproclamó, yo no diría un fortalecimiento, no veo una oposición unida; por el contrario veo el silencio sepulcral de un Henry Ramos Allup y Henrique Capriles; entre otros dirigentes, frente a este intento precario de Guaidó de usurpar la presidencia de la República por órdenes de un gobierno extranjero.
—¿Si el diálogo no se abre, qué le preocupa a usted, qué escenarios intuye?
—Sin duda alguna estamos ante una escalada trazada por el gobierno de Estados Unidos que puede llevar a una agresión militar donde la paz del país se perdería, se pondría en riesgo nuestro territorio y nuestra unidad como pueblo, eso hay que evitarlo, es este el momento de la responsabilidad, de la madurez, toda la dirigencia política, la revolucionaria y de la oposición que tenga amor por esta patria se sienten para un acuerdo nacional que permita un reconocimiento político, retomar el funcionamiento de las instituciones en el marco de la Constitución, avanzar en un programa económico, antiinflacionario, un plan de producción nacional, de los derechos de nuestro pueblo.
Creo que eso es lo que corresponde a una dirigencia que tenga sentimiento patrio, el pueblo no puede ser llevado al sacrificio y a inmolarse, el pueblo deber ser preservado y cuidado, los dirigentes políticos tenemos que actuar como padres frente a circunstancias como esta. Estoy con mi palabra, mi opinión a que se imponga el derecho de los venezolanos (…).
—¿Qué opina del chavismo disidente que está llamando a elecciones presidenciales?
—Yo creo que no son acciones aisladas, creo que se requiere de un gran esfuerzo nacional de todos los sectores, primero de la reunificación de todos los patriotas, de los que profundamente amamos a esta patria, en torno a la necesidad de llegar un acuerdo en el marco de la Constitución(…).
—¿Le hace ruido hablar de proceso de transición, elecciones generales, es la ruta que la oposición ha presentado?
—Yo he escuchado al presidente decir insistentemente decir que él reitera su llamado a sentarse en la mesa de diálogo en una mesa abierta en el marco de la Constitución, en eso acompaño a Maduro, en sentarse a discutir todo los escenarios que hayan que discutirse en el marco de la Constitución, entre venezolanos y acompañado por una comunidad internacional que respete (…) como venezolano expreso mi agradecimiento a México y a Uruguay.
—¿Usted cree que prospere el planteamiento de México y Uruguay?
—Es una puerta abierta que todo venezolano y sobretodo los dirigentes políticos del país debemos aprovechar, la buena voluntad, respetuoso de nuestra soberanía está ofreciendo los gobiernos de México y Uruguay, creo que es una gran oportunidad de sentarnos acompañados por estos dos gobiernos y otros que de buena voluntad respetando la soberanía nos permita sentarnos para una cuerdo nacional que permita el reconocimiento político, la recuperación económica, la ampliación y garantías de los derechos sociales (…).
—¿Su salida del ministerio de Educación fue forzada?
—Eso no importa ahorita, importa el país, no es la suerte individual de uno u otro dirigente, la suerte de un país no puede estar ligada a la suerte personal de ningún dirigente, de un sector, importa la suerte de un pueblo, de defender el camino pacífico, democrático y electoral al que Chávez nos convocó en 1997, en ese sentido, el pueblo tiene que reivindicarse en su derecho a vivir en paz, en democracia, en esa estabilidad que logramos en la primera década de este siglo con Chávez.
—¿Vuelve al gabinete de gobierno?
—Eso no está previsto, a mí nadie me lo ha dicho, insisto eso no es lo importante, estoy jugando el rol que me corresponde como militante revolucionario, dirigente nacional de la revolución, de articular a nuestro pueblo, en función de que se preserve la paz, que emergen los lideres auténticos con moral en cada comunidad, espacio, sector, para lograr en cualquier circunstancia las transformaciones y recuperar los derechos que habíamos logrado en la primera década con nuestro comandante Hugo Chávez.
—Pero en medio de un conflicto entre poderes…
—Hay que volver al marco de la Constitución, cuando hubo la primera confrontación en 2002, 2003, y cómo se solucionó, pues dialogando y conversando en el marco de la Constitución, y después que volvimos y utilizamos uno de los mecanismo en aquel momento que fue el referéndum revocatorio se abrió un amplio período de estabilidad política, económica y social, Chávez pudo gobernar y realizar las cosas maravillosas que hizo en materia social, se incrementó el PIB, la producción industrial, agrícola.
—¿Y usted comparte la tesis de Maduro que hay un golpe de Estado?
—Sin duda, lo que pasa que es un golpe precario sin correlación militar ni popular, lo que ha hecho Guaidó es un golpe de Estado, autoproclamarse presidente de la República apuntalado por una potencia extranjera es un golpe de Estado, el único antecedente a eso que tenemos es Juan Vicente Gómez, pero incluso con alguna formalidad porque era él vicepresidente de la República (…) es realmente una vergüenza para la historia lo que ha hecho Juan Guaidó.
Fuente de la entrevista: https://www.panorama.com.ve/politicayeconomia/Elias-Jaua-a-PANORAMA-El-pueblo-no-puede-llevarse-a-inmolar-20190203-0001.html
El diálogo es el camino
Por: Aurora Lacueva
Pasó el 30J y, con independencia de lo que pensemos de esa jornada, lo cierto es que el diálogo entre gobierno y oposición sigue siendo el único camino que nos puede permitir llegar a una convivencia pacífica y democrática. La actual Constitución continúa vigente hasta que el pueblo decida eventualmente aprobar otra nueva. Los diferentes factores políticos siguen allí. Y es que los líderes deben hablar claro a sus seguidores y seguidoras: el bando contrario no va a desaparecer de la escena, a menos que se esté dispuesto a desarrollar una guerra aniquiladora con la esperanza de resultar el vencedor. Cada tendencia política tiene derecho a existir y a aspirar al apoyo popular mayoritario para alcanzar el poder.
Una vez alcanzado, ese poder no es eterno, sino que se renueva o se pierde según la decisión popular expresada en elecciones periódicas mediante voto universal, directo y secreto: es decir, no por voto sectorial, ni de segundo grado ni de mano alzada en asambleas. Hoy, el diálogo entre gobierno y oposición debe asegurar un cronograma electoral satisfactorio para todas las partes, junto a la solución de la situación en que se encuentra la Asamblea Nacional. También debe conducir a la liberación de personas presas por acciones políticas. Y desembocar en consensos básicos sobre medidas económicas y sociales necesarias para ir resolviendo la actual crisis.
La forma como se convocó la Constituyente no respetó el protagonismo popular planteado en nuestra Constitución. En todo caso, su existencia puede ser fuente de nuevas tensiones y enfrentamientos, al tomar medidas represivas que intenten aplastar todo disenso o, por el contrario, puede constituirse en un nuevo espacio para el diálogo, con participantes adicionales que aporten mayores propuestas y abran la posibilidad de otras salidas.
Ojalá se oriente por este último camino. El liderazgo político debe tomar conciencia de que es urgente resolver el enfrentamiento y llegar a acuerdos, para poder abocarnos como sociedad a la superación de nuestros problemas en lo económico y lo social: necesitamos mejores políticas monetarias, fiscales y cambiarias, y también paz para el trabajo constante, diario, fértil, de millones y millones de ciudadanas y ciudadanos. Evitemos la tragedia de más muertos y heridos.
Fuente: http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion-mini-site/aurora-lacueva-dialogo-camino/
México: XXVIII Encuentro Nacional de Investigación Educativa
América del Norte/México/Noviembre de 2016/Fuente: Sistema Michoacano de Radio y Televisión
El Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación (IMCED) llevará a cabo los días 24, 25 y 26 de noviembre el XXVIII Encuentro Nacional de Investigación Educativa, que tendrá como tema “La reforma educativa necesaria y posible en México», lo que generará la interacción de especialistas y estudiosos provenientes de diferentes estados de la República.
El propósito de este encuentro es posibilitar un espacio para el análisis, discusión, socialización e intercambio de experiencias y saberes en torno a la educación en general y, específicamente, de los avances alcanzados en materia de investigación y de la reforma educativa, así como los nuevos debates en este tema.
A través de conferencias magistrales, talleres temáticos y mesas de trabajo, entre otras actividades, se buscará consolidar con otras instituciones, tanto del estado como del país, vínculos de intercambio académico, que le posibiliten al instituto un impacto y una presencia de mayor cobertura a la que ya se tiene.
Asimismo, será posible estimular procesos de diálogo de análisis crítico propositivo en torno a cada uno de los trabajos académicos que los participantes presenten en el encuentro.
De acuerdo con el director general del IMCED, Javier Irepan Hacha, se podrán conocer las tendencias, perspectivas, discursos y líneas de investigación que trabajan y desarrollan investigadores y especialistas en cada una de las instituciones educativas participantes, así como fortalecer los programas de licenciatura y postgrado del IMCED mediante los intercambios de experiencias institucionales, de instancias nacionales y extranjeras, públicas y privadas.
Señaló que este encuentro será el escenario para abordar el tema de la reforma educativa de manera abierta e imparcial, a efecto de que todas las voces tengan presencia, en la justa dimensión de la diversidad de conocimiento, pensamiento y reflexión. A la vez, se propiciará el análisis, la crítica y el cuestionamiento.
El directivo destacó que se espera la llegada de entre 600 a mil 200 participantes, provenientes de los estados de Guanajuato, Durango, Querétaro, estado de México y del interior del estado.
Entre las actividades a realizar destacan conferencias magistrales, ponencias en mesas de trabajo, talleres temáticos especializados, actividades artísticas y culturales y presentaciones de libros.
Fuente: http://sistemamichoacano.tv/noticias/76-educacion/12023-en-puerta-xxviii-encuentro-nacional-de-investigacion-educativa
Una democracia de abstinentes. En Colombia ganó el “no te metas
Comprender la guerra, sus causas de horror y de odio, sus consecuencias de muerte y dolor, es una tarea que simplemente escapa a los límites de la razón. A la guerra no se la comprende, se la sufre, se la encarna, se la desprecia, se la odia. Más aún cuando se trata de la peor de todas las guerras, de una guerra entre hermanos, que ha costado más de 7 millones de víctimas durante 52 larguísimos años.
¿Qué podrá escribirse o interpretarse sobre el trágico desenlace del plebiscito del pasado 2 de octubre que no sea una obviedad y, al mismo tiempo, un indescifrable acertijo? ¿Quién podrá explicar por qué un puñado de colombianos le ha dicho que no a la paz? ¿Por qué han elegido seguir el camino de la muerte en un país que ha vivido casi siempre rodeado de violencia, de injusticia e ignominia, tratando de hurgar en los pliegues de la memoria las razones de esa incansable pulsión de muerte y destrucción que la ha constituido como nación?
Tratar de comprender una guerra entre hermanos es insoportable, inimaginable, infinitamente doloroso y cruel. Nada de lo que digamos será relevante. Pero todo lo que digamos será necesario para tratar, al menos, de conjeturar cómo seguir a partir de aquí. No se trata sólo de saber dónde llegará Colombia, sino desde donde partirá ahora, después de esta nueva derrota. Colombia, ese país que obstinadamente pretende ejercer su derecho soberano a vivir en paz, como si renacer fuera su destino, como si saber regresar del infierno fuera su más heroica virtud.
Mucho se ha destacado, con razón, que el plebiscito sobre los acuerdos de paz era una gran apuesta democrática. Lo que parece incomprensible es que, si lo era, no se hayan generado las condiciones institucionales para que gran parte de los ciudadanos y ciudadanas colombianas acudieran a votar el 2 de octubre, evitando así que la esperanza fuera derrotada por el miedo, por la indiferencia y la apatía. Es que el domingo no ganó el rechazo a los acuerdos de paz. Ganó el “no me meto”: casi 63% de los colombianos y colombianas en condiciones de votar, no lo hicieron. Algunos sostuvieron que en los días de lluvia, la gente vota menos. ¿De esto dependía la paz?
Un poco más de 13 millones de colombianos votaron a favor del sí o a favor del no. Pero más de 21 millones no lo hicieron ni por uno ni por otro. Entender esto quizás sea una de las claves para entender por qué la paz se resiste a nacer en esa tierra cruel y generosa, despiadada y amable, desalmada y utópica. Una paz que no han querido parir los poderosos y que nunca consiguieron engendrar los que decían luchar por la justicia y la igualdad. Todo parecía que iba a cambiar a partir de ahora, pero más de 21 millones de colombianos y colombianas decidieron no votar y así ejercer su derecho a perpetuar un presente de incertidumbre y desconsuelo. Simplemente, decidieron ejercer su derecho a gritar un ensordecedor silencio, transformando a la democracia en el imperio de los abstinentes; de los que se pronuncian no estando; de los que expresan su existencia, invisibilizándose; de los que se esconden en un muro transparente contra el cual todo se choca y desintegra, especialmente la esperanza.
La Registraduría Nacional del Estado Civil, el organismo colombiano que cuenta oficialmente los votos del plebiscito, posee un “ranking de abstención”, una especie de cementerio de la democracia; o sea, de la paz. En La Guadalupe, una ciudad de nombre bello y de futuro espectral, en el Departamento de Guainia, donde Colombia se encuentra al mismo tiempo con Brasil y con Venezuela, nadie votó: nadie.
En Uribia, conocida como “la capital indígena colombiana”, en La Guajira, frente al Mar del Caribe, casi 97% de los votantes se abstuvieron. Uribia recibió su nombre en homenaje al político liberal, Rafael Uribe Uribe, asesinado en 1914 y de quién el ex presidente y mercader de la guerra, Álvaro Uribe Vélez, es su sobrino tataranieto.
En Aracataca, departamento de Magdalena, casi el 95% de los que podían votar a favor de la paz, decidieron no hacerlo. El dato no debería ser más o menos significativo que en otras de las tantas ciudades colombianas donde más del 80% de los posibles votantes decidieron silenciar su participación. No lo sería si no fuera allí donde nació Gabriel García Márquez, ese inventor de historias y de realidades mágicas, que tanto nos enseñó a soñar con una Colombia más justa y humana. ¿Qué había en Aracataca aquel 6 de marzo de 1927 en que Gabo nació? ¿Qué había que hoy se perdió? ¿Qué había hoy que la guerra lo envenenó?
En Medellín, una ciudad que se ha transformado en ícono de la reforma urbana democrática, votó menos de la mitad de la población y el 62,97% lo hizo contra los acuerdos de paz.
Como quiera que sea, aunque el mundo estaba expectante y ansioso, la gran mayoría de los colombianos no votó el 2 de octubre. ¿Por qué?
Quizás por miedo, quizás por indiferencia. Quizás por no entender, quizás por haber entendido. Quizás por desconfianza, quizás por tener demasiadas certezas. Habrá que saberlo y habrá que saberlo pronto, ya que esto podría condenar al fracaso más de cinco años de complejas negociaciones y de importantísimos avances en el diálogo entre el gobierno colombiano y las FARC.
Por eso, resulta sorprendente que la primera reacción del presidente Juan Manuel Santos haya sido sostener que convocaría “a las fuerzas políticas, en particular a las del NO, para escucharlas, abrir el diálogo y determinar el camino a seguir”. Santos ha dado muestras cabales de su voluntad por la paz y de su vocación al diálogo. Entre tanto, después de semejante derrota, debería mostrarse más preocupado en dialogar y encontrar el camino hacia la paz con los millones de colombianos y colombianas que el 2 de octubre no acudieron a las urnas, por el motivo que sea. No será convenciendo a las fuerzas políticas de los que militaron contra el acuerdo con las FARC que se conquistará la paz, sino con el apoyo de los 6.377.482 personas que votaron por el sí y de los 21.833.898 que podrían haberlo hecho y decidieron quedarse en su casa. Esa es la inmensa mayoría que está o debería estar hoy a favor de la paz. Quizás lo hubieran estado, si el gobierno se hubiera dedicado a convencerlos de que este es el mejor camino para construir el futuro de una Colombia más democrática y más libre.
También resulta sorprendente que, habiendo realizado la arriesgada apuesta de una consulta popular, el presidente Santos no haya dispuesto de los mecanismos que contribuyeran a desarticular la peligrosa trama de desmovilización que alejó de las urnas a millones de potenciales votantes. Tampoco es concebible que el tema se le pasara por alto al gobierno colombiano y a las propias FARC. ¿Puede el presidente Santos haberse sorprendido como cualquiera de nosotros ante un índice de abstención de más del 62%? Y si lo sabía, ¿por qué no blindó o protegió la consulta popular ante una eventual derrota como la que sufrió? Después de todo, nada lo obligaba a consultar a la mayoría de los colombianos sobre un asunto acerca del cual no se interesarían, no se animarían o no querrían opinar. Santos le ofrece así al mercader de la guerra, el ex presidente Álvaro Uribe, la oportunidad que necesitaba para ganar un protagonismo que amenaza con dilapidar buena parte de los importantísimos avances logrados.
52 años de guerra no pasan en vano.
Las huellas de una violencia que aún no ha terminado, siguen horadando la sociedad colombiana. El gobierno nacional debería haber construido los anticuerpos de una abstención que seguramente tiene orígenes complejos, pero una de cuyas motivaciones es la despolitización y la apatía. Si se sabía que esto podría ser así, no haber hecho nada es un síntoma de profunda torpeza que podrá tener para Santos un inmenso costo político. Y para Colombia, el costo de centenas de vidas desperdiciadas, de miles de jóvenes abandonando nuevamente el país, de millones de esperanzas rotas.
La abstención electoral nunca ha fortalecido las instituciones democráticas y ha sido siempre un bálsamo para las aspiraciones regresivas de los sectores más reaccionarios de la sociedad. Pasa esto en Colombia, como está pasando también en España. La democracia, mientras se vacía de electores que ejerzan libremente su derecho a la pereza, al hartazgo y a la indiferencia política, se vacía también de contenido, fragilizándose y trivializando sus resultados. Una democracia vacía, postergada, inocua, impotente.
El domingo ganó el “no me meto” y se afirmó una democracia de abstinentes que podrá desestabilizar los inmensos avances logrados por el gobierno del presidente Santos y las FARC. El gran desafío de la paz habrá que ganarlo en la calle, puerta a puerta, cara a cara, mirándose a los ojos, movilizando a la sociedad y a sus organizaciones, a las escuelas, a las universidades y a los sindicatos; a las organizaciones populares y a los organismos de derechos humanos; a los colectivos juveniles, a los estudiantes, a los campesinos, a los pueblos indígenas y a los afrocolombianos; a las mujeres feministas y a las no feministas; a los militantes de todos los partidos que han apoyado y contribuido a construir la paz; a los trabajadores y a las trabajadoras de toda Colombia; a los empresarios honestos y comprometidos con la construcción de un país más justo y democrático; en definitiva, a esos millones de colombianos y colombianas que siempre sufrieron las consecuencias de la guerra, el horror de la violencia, de la muerte, de las desapariciones, del desplazamiento forzado, de la destrucción y del abandono. En Colombia, la paz será con ellos y gracias a ellos. O no será nada.
Fuente: http://blogs.elpais.com/contrapuntos/2016/10/una-democracia-de-abstinentes.html
Imagen: blogs.elpais.com/.a/6a00d8341bfb1653ef01b8d224f7ac970c-550wi