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Qué puede hacer la escuela ante la violencia de género

Argentina / 28 de abril de 2019 / Autora: Marcela Isaías / Fuente: Autoeducación Digital

Distintas voces coinciden en que la clave está en la educación sexual integral

Y un día partió, en busca de algo mejor/ Ella sabía que volver sería mucho peor/ Nació en el dolor, se fue detrás de una canción/ Ella cantaba para engañar a su propio dolor..,” dice la letra de Ella #NiUnaMenos de La Berisso. La canción es sugerida por los estudiantes para reflexionar sobre la violencia de género. Esa violencia que causa abusos y femicidios como el de Micaela García. ¿Qué puede hacer la escuela para prevenirla? Distintas voces acuerdan que la clave está en la aplicación plena de la educación sexual integral (ESI).

“Que la educación sexual deje de ser un espacio que se sólo da en los últimos años, en biología y empiece a ser una materia más; que se dicte desde los primeros años y cuente con profesores capacitados para enseñarla”, resume su pedido Julia Alabern, alumna de la Nigelia Soria, integrante del centro de estudiantes de esta escuela.

Sostiene que “para hacerle frente a la violencia de género desde las escuelas, es fundamental la implementación de la ley de educación sexual integral”. Tiene un pedido puntual para las autoridades escolares, con razones bien fundamentadas: que les brinden espacio a los centros de estudiantes, ya que por lo general son los chicos y las chicas quienes toman la iniciativa “de hablar de estos temas tan tabúes”. “Los centros de estudiantes nos permiten organizar cine debate, charlas y diversas actividades de temas tan transversales como lo son la violencia machista y la educación sexual en general”.

Marcos Bomprezzi está en el último año de la escuela obligatoria y participa de la Federación de Estudiantes Secundarios (FES). Sugiere escuchar (con video incluido) el tema de La Berisso para pensar en la dimensión del #NiUnaMenos. También pone el acento en que se respete la ley de ESI. “Para hacerle frente a la violencia contra las mujeres —dice—, en la escuela deberíamos tener formación en género, sobre qué es esta violencia de género y se debería respetar en todas las instituciones educativas la ley de ESI, ley que no es respetada por muchos directivos. También escuchar más a los centros de estudiantes que reclaman que se aplique correctamente esta ley, y muchas veces no se nos escucha”.

La voz del Estado

La voz del Estado llega de la ministra de Educación provincial, Claudia Balagué, que resalta las leyes como la ESI (26.150) y sus lineamientos curriculares, junto con diversos materiales específicos, que acercan “herramientas y perspectivas para trabajar en el ámbito educativo la prevención, detección y erradicación de la violencia contra las mujeres”. Además de las leyes nacional Nº 26.485 (de protección integral a las mujeres) y provincial Nº 13.348 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que se desarrollen sus relaciones interpersonales.

El Programa de ESI —destaca— es el instrumento que permite “problematizar estereotipos de género, abordar las relaciones afectivas entre adolescentes y visibilizar situaciones que vulneren derechos como el abuso sexual” y que posibilita “trabajar para la construcción de relaciones democráticas e igualitarias para la prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres”.

Balagué afirma que Educación provincial desarrolla diversas líneas de acción en las cuales “se aborda la desnaturalización de la violencia contra las mujeres, como también estrategias ante situaciones concretas”. Menciona la capacitación docente, talleres con estudiantes secundarios, producción de afiches y folletos, trabajo articulado entre los equipos ESI y Socioeducativos ante situaciones de violencia de género; además de una jornada de prevención de violencia de género en las cinco mil escuelas provinciales.

Formación docente

Los gremios docentes también se centran en el valor de la aplicación plena de la ESI para hacerle frente a la violencia de género. Ponen el acento en la formación de los docentes, no como una capacitación más sino como un recorrido propio para cada educador y educadora.

“Desde la escuela se puede hacer mucho. Hay cuestiones que no están en debates, como el cuerpo de leyes que protegen derechos”, analiza María de los Angeles Menna, maestra de grado y dirigente de Amsafé Provincial. Cita las leyes de ESI, las de defensa de los derechos de la mujer y de protección de la infancia y adolescencia (26.061) que “ayudan a identificar los tipos de violencias en el aula y los modos en que se expresan”.

Menna, quien también es antropóloga e integra los Equipos Socioeducativos, subraya el carácter obligatorio y horizontal de esta enseñanza. Además de la necesidad de que la formación en ESI llegue a todo el magisterio para que educar en la materia no sea un trabajo ajeno ni una bajada de línea. Al respecto tiene una mirada crítica sobre el acceso al valioso material de ESI producido por Nación (cuadernos por niveles, láminas y cartillas), que enviaba a las escuelas pero que no llegaba porque era cajoneado por la Provincia. También sobre la política provincial de capacitación: “En un tema tan tabú como es el de la sexualidad, esta decisión de seleccionar uno o dos docentes para que participen de la ESI y que sean multiplicadores es casi como dar por tierra con el proyecto. Hay que ser protagonista de este proceso para poder revisar muchas prácticas que están encarnadas en nosotras”. Y recuerda que “muchas veces las propias maestras son víctimas de la violencia de género y no lo pueden asumir”.

La secretaria de Cultura y Derechos Humanos del Sadop Rosario, Silvana Cadahia, también destaca el valor de la ESI, pero con didácticas apropiadas para garantizar su implementación: “A veces se corre el riesgo que al tomarla como un contenido transversal nadie se haga cargo de esta enseñanza”.

Ante la violencia de género, dice que la escuela tiene la doble tarea de fomentar a largo plazo un análisis más estructural de por qué ocurren estas problemáticas y a la vez trabajar sobre lo urgente, como son los femicidios, como pasó con la vida de Micaela García, la estudiante violada y asesinada el primero de abril pasado en Gualeguay.

Se trata —profundiza— de enmarcar el femicidio dentro de un contexto de violencia sistemática, que tiene una intencionalidad sobre los sectores históricamente más vulnerables que son los niños y niñas, los jóvenes y las mujeres.

“La escuela tiene que trabajar —se explaya— con la comprensión de los sistemas de violencia que genera este sistema desigual e injusto. Pero también ir tratando de formar subjetividades que dejen de estar en riesgo, fortalecidas unas con otras, desde la información, desde el empoderamiento colectivo. Para esto se necesitan políticas de Estado urgentes”.

En esas urgencias propone preguntarse por los estereotipos que se replican en la escuela. “Yo Soy Luna se reproduce en la primaria. Hay que tomar conciencia de que convertimos a los chicos y chicas en consumidores de ciertos modelos y también que los exponemos a una erotización temprana de sus cuerpos”, advierte sobre este programa de televisión y otros similares y define que “la escuela tiene una batalla cultural por delante”.

Mujeres de la historia

La diputada provincial Silvia Augsburger (Igualdad y Participación) distingue el papel del Estado y de la ESI para responder a la violencia de género. “La violencia sexista, los femicidios, las violaciones y los abusos sexuales son las versiones más crueles de la subordinación de las mujeres en nuestra sociedad. A lo que estamos asistiendo en este momento es a un incremento y visibilización de la resistencia de las mujeres a esa subordinación histórica. A partir de esas visibilizaciones, la escuela es la principal herramienta que tiene el Estado para derrumbar ese andamiaje cultural y social que subordina a las mujeres”.

¿Qué hacer? Augsburger opina que lo primero es jerarquizar, priorizar fuertemente la ESI. Recuerda aquí parte de las discusiones que se daban en 2006 cuando era legisladora nacional y se debatía el proyecto de ESI: “Venían muchas personas planteando la no exigencia de la ESI para las escuelas confesionales, diciendo que eran las familias quienes debían decidir la orientación de esa educación para sus hijos. El debate lo ganamos mostrando las cifras de abuso sexual infantil que se da mayoritariamente en los entornos familiares y por tanto no se pude dejar libradas a las mismas esta decisión, sino que debe intervenir fuertemente el Estado para garantizar la vida sin violencias”.

Otra tarea para la escuela es “usar un lenguaje inclusivo, no sexista, genérico porque el lenguaje estructura el pensamiento”. También hay que insistir con la enseñanza de la historia de nuestras heroínas, “en las mujeres de nuestra Independencia y en aquellas más recientes que jugaron papeles protagónicos para promover un mundo más justo, como las Madres de la Plaza, las piqueteras, las Mujeres en lucha que pararon los remates en los años 90 que están absolutamente invisibilizadas”. Y considera decisivo terminar con los estereotipos de género: “Seguimos insistiendo en que las nenas son más ordenadas y los nenes más revoltosos, que tienen más interés en determinadas actividades y menos las mujeres. Hay un montón de herramientas que tenemos en nuestras manos para eliminar la subordinación de la mujer en todos los ámbitos”.

Por qué es un femicidio

¿Femicidio o feminicidio? “En la Argentina son sinónimos femicidio y feminicidio, pero se usa en general femicidio”, explica la periodista Loreley Flores integrante de la organización “Con X, comunicación plural e igualitaria”. La diferenciación entre un término y otro la sostiene la académica, antropóloga e investigadora mexicana Marcela Lagarde —continúa Flores— quien dice que femicidio es la contraparte de homicidio. Es decir, el primero sería un asesinato a una mujer (por ejemplo, en un robo) y el segundo un asesinato a un varón. Mientras que “feminicidio” es un asesinato a una mujer por cuestiones de género, es decir por ser mujer.

“Sin embargo, en la Argentina usamos el término femicidio con la connotación que le da Marcela Lagarde al término feminicidio. Con lo cual debemos hablar del «Femicidio de Micaela», ya no de asesinato porque no alcanza para decir que fue agredida por ser mujer, donde un varón violento quiso disponer de su cuerpo en una clara relación de dominación de su vida”.

Lecturas para ampliar la mirada

Una serie de lecturas amplían y acompañan el trabajo didáctico de la educación sexual integral, y en particular profundizan en la problemática de la violencia de género.

La diputada Silvia Augsburber sugiere dos académicas y autoras “que tienen un lenguaje sencillo, cotidiano y que permiten de manera inmediata ver qué se puede hacer desde la escuela”: Graciela Morgade y Catalina Wainerman.

La dirigente del Sadop Rosario, Silvana Cadahia, propone sumergirse en literatura temática como “La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en ciudad Juárez”, de Rita Segato; “Historia del pecho”, de Marilyn Yalom; “Mujeres que corren con los lobos”, de Clarissa Pinkola Estés; “Pariremos con placer”, de Casilda Rodrigánez Bustos; “La sexualidad atrapada de la señorita maestra”, de Alicia Fernández; “Cuerpo de mujer y experiencia de Dios”, de María Clara Lucchetti Bingemer y “Mujeres que callan”, de Marta Fernández Boccardo.

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Qué puede hacer la escuela ante la violencia de género

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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 28 de abril de 2019: hora tras hora (24×24)

28 de abril de 2019 / Autor: Editores OVE

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 28 de abril de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

00:00:00 – España: ‘Los 41’, un proyecto de gamificación para salvar la educación

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306877

01:00:00 – H20 – Las redes sociales en la educación (Video)

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02:00:00 – Plantean reforma integral de la educación en Paraguay

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03:00:00 – El Arcón de Clío, educación más humana

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306844

04:00:00 – La libertad de cátedra en riesgo en EE.UU. por décadas de desfinanciamiento y ataques desde la derecha

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307174

05:00:00 – Agendamx: Educación en la Mira – 22 01 19 (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307151

06:00:00 – Reglamento General de Instituciones Educativas de la Provincia de Buenos Aires (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307258

07:00:00 – Los maestros y sus relaciones de poder en el aula

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306849

08:00:00 – Maestros de maestros: Jean Frederich Herbart (1776-1841) -PDF-

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307254

09:00:00 – «La educación pública en México hoy» – Hugo Aboites y el Comité Estudiantil Metropolitano – #SEME (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306897

10:00:00 – Educar hacia la rebeldía

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307236

11:00:00 – Inclusión educativa o el aprender a mirar desde la perspectiva de un nosotros común

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306888

12:00:00 – Argentina: Los docentes se suman al paro del 30 de abril

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307155

13:00:00 – Slauko Dykan – Profesor alemán en Gymnasium (Pensando sobre Educación) -Video-

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307158

14:00:00 – Bolivia: Buscan bajar índice de bachilleres reprobados en las universidades

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307239

15:00:00 – Qué puede hacer la escuela ante la violencia de género

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306885

16:00:00 – Marcela Gaete | Lanzamiento libro Pedagogía en Contextos de Encierro en América Latina (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307242

17:00:00 – Mar Romera: “La escuela del siglo XXI es la del ser y no la del saber”

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307161

18:00:00 – Docentes en Youtube: ¿una nueva forma de aprender?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307233

19:00:00 – 10.000 estudiantes uruguayos se están preparando emocionalmente para los trabajos del futuro

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/306857

20:00:00 – El daño de Peña a la educación, que AMLO promete reparar #ContralíneaTV

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307245

21:00:00 – “La Educación en Movimiento”: Una película sobre la educación popular en América Latina

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307164

22:00:00 – Trabajadores de la educación en Francia rechazan reformas de Macron

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307248

23:00:00 – Colombia: Historias inspiradoras de educación y transformación (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/307171

En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.

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Educación sexual: los chicos piden más horas y ampliar los contenidos

Por: Guadalupe Rodríguez.

 

Es ley desde hace 13 años, pero su aplicación es muy irregular; algunas escuelas lograron tener buenas prácticas e incluso detectaron casos de abuso sexual; en la foto, alumnos de 4° año de la EES N°139, de San Justo, pintaron un mural con las conclusiones de un taller anual de ESI Crédito: Gentileza

En la Argentina, recibir Educación Sexual Integral (ESI) es un derecho avalado por la Ley Nº 26.150 y los alumnos lo saben. Por eso, cada vez que pueden, lo reclaman y expresan sobre qué les interesa hablar.

«Tuvimos un taller en 2° año, pero en 3° y 4° año, nada. Al ser adolescentes todos empezamos a experimentar cosas sobre la sexualidad. Me parece importantísimo que aprendamos lo que sucede y las consecuencias, tanto buenas como malas», dice Gala, de 17 años, que va al colegio porteño Martín Buber. Como ella, son muchos los chicos que piden tener más horas de ESI y que sea transversal a todas las materias.

Una de las preguntas realizadas a los estudiantes en el dispositivo de evaluación nacional Aprender 2017 fue cuáles temas querían que se brindaran en la escuela secundaria y el 80% respondió que necesitaban más contenidos de ESI. A partir de esta respuesta, para la versión 2018 de las pruebas, el Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología decidió indagar e incorporó preguntas específicas sobre el alcance y la aplicación de la temática.

Según los resultados, el 98% de los directivos consultados declaran que en su escuela se trabaja la Ley de Educación Sexual Integral; el 99% de los docentes manifiesta usar materiales para abordar los contenidos en clase y el 72% asegura que recibió capacitación sobre el tema.

«Una cosa son los datos que surgen cuando se les pregunta a directivos y docentes, pero cuando se los interroga a los alumnos surgen otros muy distintos», advierte Mercedes Miguel, Secretaria de Innovación y Calidad Educativa.

Según los resultados, el 98% de los directivos consultados declaran que en su escuela se trabaja la Ley de Educación Sexual Integral; el 99% de los docentes manifiesta usar materiales para abordar los contenidos en clase y el 72% asegura que recibió capacitación sobre el tema

Cuando en Aprender 2018 se les preguntó a los alumnos qué vieron en el aula, el 86% respondió que tuvieron alguna clase sobre el cuidado del cuerpo y la salud, el 79% dijo que hablaron sobre el buen trato en la escuela, el 78% de los derechos de niñas, niños y adolescentes; y el 76% de los cambios del cuerpo. Sin embargo, en temas de mayor complejidad disminuyen considerablemente la cantidad de respuestas. Por ejemplo, solo el 43% mencionó que hablaron acerca de métodos de prevención del embarazo y enfermedades de transmisión sexual, y el 37% sobre cómo evitar un abuso sexual.

El año pasado se generó un debate y cuestionamiento de algunos sectores y padres sobre la enseñanza de ESI, bajo la idea de que se imponen contenidos no apropiados y que se «hipersexualiza» a los niños. Sin embargo, Miguel señala: «Estos temas son de altísima relevancia. Necesitamos que los adultos más comprometidos con el tema se den vuelta con toda esa información que reciben y generen un momento de aprendizaje con lo que los adolescentes necesitan saber: cómo prevenir enfermedades, cómo evitar el embarazo no deseado sabiendo los efectos negativos que tiene en una mujer para su trayectoria social, productiva y académica; cómo reconocer que alguien te está pidiendo hacer algo que no corresponde». De hecho, en muchas escuelas del país se detectaron posibles casos de abuso sexual gracias a lo discutido en clase.

El año pasado se generó un debate y cuestionamiento de algunos sectores y padres sobre la enseñanza de ESI, bajo la idea de que se imponen contenidos no apropiados y que se «hipersexualiza» a los niños

Más allá de Biología

Una de las barreras que más cuesta atravesar es sacar la enseñanza de la ESI del dominio de la Biología e incorporarla de manera transversal en distintas asignaturas. Si bien la ley es clara y dice que hay que trabajar todos los ejes y abordar también los derechos sexuales y reproductivos, la valoración de la diversidad, los roles de mujeres y varones, según los jóvenes esto no se cumple.

«Los chicos reciben algunas horas, mínimas, y algunos contenidos muy biologicistas. Entonces cuando vamos a dar los talleres, lo primero que nos dicen es que no les volvamos a hablar del ciclo reproductivo femenino y masculino. En cambio, preguntan sobre el placer, qué es la frigidez y otras cosas que tienen que ver más con su presente y no tanto con la genitalidad», cuenta Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), una ONG que lleva años trabajando junto a las escuelas en este aspecto.

Grupo de estudiantes de la Escuela Secundaria N° 14, de La Plata, que crearon su propio manual de Educación Sexual Integral.
Grupo de estudiantes de la Escuela Secundaria N° 14, de La Plata, que crearon su propio manual de Educación Sexual Integral. Crédito: Gentileza

Este recorte en los contenidos fue lo que impulsó a un grupo de estudiantes de la Escuela Secundaria Nº 14 Carlos Vergara, de La Plata, a desarrollar y publicar ¿Dónde está mi ESI?, su propio manual de Educación Sexual Integral. «Creemos que la Ley Nº 26.150 no se implementa de manera total en las escuelas de todo el país, o solo se tiene en cuenta la parte biológica-reproductiva, más no una visión que necesita estar enfocada en la perspectiva de género», escriben los estudiantes en la introducción. Son 180 páginas que recorren los ejes de la ley complementados con fragmentos de cuentos y canciones, recomendaciones de películas, preguntas para abrir discusiones y artículos periodísticos.

Los chicos reciben algunas horas, mínimas, y algunos contenidos muy biologicistas. Nos dicen que no les volvamos a hablar del ciclo reproductivo femenino y masculino. Preguntan por el placer

Mabel Bianco (Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer)

«Los jóvenes tienen inquietudes y preguntas, y lo más importante es que les habiliten la palabra. Muchas veces los adultos se recuestan en que los chicos saben un montón y que por eso no necesitan clases de ESI. Este es un error enorme, la información no está completa y sobre todo lo que no hay son espacios de conversación. Es clave permitir la circulación de la palabra para hablar también de lo que se siente», advierte Eleonor Faur, parte del equipo de investigación de «Escuelas que enseñan ESI», un relevamiento llevado a cabo junto a Unicef en 20 colegios de la Argentina que implementan correctamente la ley (ver aparte).

Acompañar a los docentes

Según Bianco, las capacitaciones online a los docentes no llegan a darles las verdaderas herramientas, es una comunicación unidireccional donde no hay posibilidades de discutir, entrar en detalle o sacarse dudas, y esto hace que no se sientan seguros para tratar ciertos temas frente a la clase. En este punto, distintas ONG como FEIM son de gran ayuda, porque trabajan junto al docente, planifican con ellos los contenidos y los acompañan en la presentación.

Organizaciones como FEIM trabajan junto a los docentes en los contenidos y brindan talleres.
Organizaciones como FEIM trabajan junto a los docentes en los contenidos y brindan talleres. Crédito: Gentileza

El año pasado, frente a la disparidad en la percepción de los contenidos entre los adultos y los jóvenes, el Ministerio de Educación aprobó la Resolución Nº 340/18 que no solo crea los núcleos prioritarios para el nivel inicial, primario y secundario sino también equipos ESI por escuela. Para monitorear la implementación, firmaron un convenio con Unicef y conformaron la Mesa Federal de Educación Sexual Integral que está integrada por referentes de ESI de cada provincia.

«Ponerse al hombre la ESI es algo más que cumplir una ley, es abrir un espacio para que las chicas y los chicos sean más felices, para que no tengan relaciones que no sean consentidas, para que no se apresuren. Muchas veces se piensa que cuando hay ESI las relaciones empiezan antes y lo que dice la evidencia internacional es que es todo lo contrario, comienzan después porque se dan a partir de decisiones fundamentadas», concluye Faur.

La voz de los alumnos

«Me parece buena, pero son pocas horas»

ESI en mi escuela se ve de una a dos veces por año, depende del grupo y cómo se comporten en la charla. Los talleres suelen durar una hora y media, son guiados pero los chicos pueden ir preguntando cosas y se va hablando lo que a nosotros nos interesa. Vengo teniendo ESI desde primaria y te hablan según lo que sería apropiado aprender para la edad que tengas. El año pasado me aportó un montón el taller que tuvimos, me gustaría que haya más, me parece muy poco uno solo en el año

Valentina, 15 años, 5° año, escuela católica, Ramos Mejía

«Hacemos proyectos anuales y proponemos temas»

Trabajamos con talleres, por lo menos dos anuales, y cada materia tiene un proyecto individual extra. La escuela también participa de un proyecto anual de ESI, el año pasado se hizo un mural. Los temas los proponemos los alumnos, según las dudas que tengamos. Nos sirve porque nos enseña sobre algún tema de sexualidad que no conozcamos, métodos de prevención e igualdad de género. Me parece que es importante saber todo lo posible para prevenir algún problema o enfermedad.

Gonzalo, 15 año, 4° año, EES N°63, Villa Luzuriaga

El año pasado, los alumnos de 4° año de la EES N° 63, de Villa Luzuriaga, trabajaron en un taller anual junto a su profesora de Biología, expusieron un trabajo en un encuentro interescolar y pintaron un mural.
El año pasado, los alumnos de 4° año de la EES N° 63, de Villa Luzuriaga, trabajaron en un taller anual junto a su profesora de Biología, expusieron un trabajo en un encuentro interescolar y pintaron un mural. Crédito: Gentileza

«Nos explicaron qué era el abuso»

En el cole la psicopedagoga viene cada 15 días al aula y nos da ESI. Vimos las diferencias entre una mujer y un hombre, cómo nos desarrollamos y cómo se hacen los bebés. No me da vergüenza el tema pero mucho no participo. Usamos láminas y empezamos en 4° grado con estas clases. Me gustaría aprender sobre las diferentes elecciones de las personas y una vez hablamos de que en la calle tenemos que estar atentos a lo que nos dicen los adultos y si hay algo raro, no hacerles caso.

Simona, 10 años, 5° grado, NEA 2000, CABA

«Es superútil porque nos enseña cómo cuidarnos»

Había tres profes de Espacios de Definición Institucional (EDI) hasta el año pasado y este año les sacaron las horas. Ellas daban contenidos de ESI en este espacio. Los temas que vimos fueron anticonceptivos, género, identidades, sexo, etc. En Biología también vimos aparato reproductor. Es superútil porque nos enseñan cómo cuidarnos a la hora de tener relaciones y acerca de nuestros derechos. Aprendo, aunque gran parte lo sabía de los talleres de primaria, pero ahora los temas se profundizan.

Fermín, 16 años, 4° año, escuela Julio Cortázar, CABA

«No todos pueden hablar estos temas en sus casas»

No trabajamos mucho ESI en la escuela. Una vez vino a hablar alguien, creo que una ginecóloga. Cada tanto sale el tema entre los alumnos. Nunca hablamos de los métodos anticonceptivos, la charla siempre es más científica, explicada desde la Biología. Me parece muy importante que se dé ESI en el colegio porque no todos lo pueden hablar en sus casas, con sus familias. La única vez que vinieron aprendí cosas que me aportaron mucho. Supuestamente este año vamos a hablar sobre trata de personas.

Julieta, 15 años, 3° año, Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, CABA

«No nos dieron materiales ni cuadernillos»

Vimos el cuerpo humano, los cambios de niño a adulto. Los temas los deciden los profes. En Artes Visuales hicimos un trabajo sobre las mujeres y armamos unas láminas para el aula con los distintos tipos de familias. Nunca nos dieron material aparte ni cuadernillos sobre estos temas, siempre los hicimos nosotros. Me gustaría saber sobre el uso del preservativo que no vimos. ESI es muy útil, porque mirá si vos quedás embarazada y no sabés qué hacer. Aprendo bastante.

Maite, 9 años, 5° grado, Mariano Acosta, CABA

«Hablamos de los cambios en el cuerpo, es aburrido»

Empezamos en 5º grado con estas charlas que se dan como cinco por año. Tuvimos un buzón en el aula durante 15 días y ahí podíamos ir poniendo preguntas anónimas. Mayormente hablamos sobre los cambios del cuerpo. Tenemos un espacio que se llama Tutoría donde se tratan temas como el maltrato, la violencia de género, la identidad sexual. Todavía no nos hablaron de cómo cuidarnos en las relaciones sexuales. La verdad que las charlas son un poco aburridas.

Oliverio, 12 años, 7° grado, NEA 2000, CABA

«Creo que es útil para cuando sea más grande»

Trabajamos las partes del cuerpo y el lenguaje inclusivo con los maestros. El año pasado empezamos a hablar del tema porque un compañero encontró un condón y a partir de ahí nos hablaron. Con la profe de Lengua y con la de Sociales hicimos un afiche con los cuerpos de un hombre y una mujer. Este año la profe de Naturales nos dijo que vamos a trabajar ESI. No me da vergüenza hacer preguntas, porque quiero saber. Me parece útil para cuando sea más grande. Por ahora, lo que vimos ya lo sabía.

Pedro, 11 años, 6° grado, Mariano Acosta, CABA

«No nos dan los talleres, hay debates de alumnos»

Actualmente en el colegio no tenemos ESI, solo tuvimos un taller en 2° año y una materia que se llama Educación para la Salud que hablaba de muchos temas, y uno fue educación sexual. Sería muy útil tenerla ahora y bien implementada, es muy necesaria. Estaría bueno que la dieran todos los años y enfocada para cada edad. Tres veces al año hay jornadas con un montón de charlas y algunas tienen una perspectiva de género. Las organizamos nosotros, los debates son entre las y los alumnos.

Amparo, 17 años, 5° año, Nacional Buenos Aires, CABA

«Aprendí a no contagiarme enfermedades»

Mi escuela trabajó ESI de una manera bastante particular. Antes la llamaban Orientación sexual, y se hablaba de anticonceptivos y procreación. Después en 2018, el consejo estudiantil le propuso al rector tener ESI. El colegio lo aprobó y vinieron distintos especialistas. Se presentaba un tópico y dentro de eso hacíamos preguntas. Gracias a eso aprendí a no contagiarme enfermedades, cómo tratarlas en el caso que pase algo o cómo cuidar a la otra persona. Se aprende bastante.

Facundo, 17 años, 5° año, escuela Lange Ley, CABA

Escuelas que tuvieron buenas prácticas

En Formosa, los directivos de la escuela Pablo Pizzurno les piden a los docentes que desarrollen al menos un contenido de educación sexual por semana. En el colegio Hipólito Yrigoyen de Mendoza se llevó a cabo un proyecto conjunto entre la maestra de 7º grado y el profesor de Informática para abordar el tema del ciberbullying, y en los patios y pasillos se observan afiches que hacen evidente que los distintos grados trabajan sobre contenidos de ESI.

Entre las estrategias que desarrolla la escuela cordobesa Páez Molina, cuentan con contenidos sobre abuso infantil a lo largo de los distintos grados de primaria y esta especial atención a la temática les permite detectar casos y aplicar un protocolo. En un colegio de Neuquén, tener una niña trans en el alumnado motivó la búsqueda de materiales para trabajar la transexualidad, uno de los ejes de ESI. En una escuela de San Pedro de Jujuy, la maestra de séptimo grado y el maestro se sexto formaron una pareja pedagógica para trabajar todos los viernes ESI con ambos grupos. Una docente de Alto Comedero, en Jujuy, aprovechó la «Maratón de lectura», para trabajar poesías referidas a la igualdad de género.

Estos hechos surgen de una investigación que hicieron Unicef y el Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología para saber en qué medida la ESI está llegando a las escuelas argentinas. Visitaron 10 escuelas estatales primarias y 10 secundarias en cinco provincias del país (Córdoba, Jujuy, Mendoza, Formosa y Neuquén) donde existe un proyecto sostenido de ESI.

La conclusión a la que llegaron es que el éxito depende de la frecuencia y la sistematicidad con las que se abordan los contenidos. En todas estas escuelas la ESI es parte del Proyecto Educativo Institucional (PEI), atraviesa las distintas materias, muchas veces los directivos asumen el desafío, pero también son los maestros quienes impulsan la implementación; complementan los materiales del Ministerio de Educación con otros recursos, realizan acciones con las familias y entienden que el trabajo se potencia cuando se realiza desde una visión de género.

¿Qué contenidos propone el Ministerio de Educación?

Nivel inicial

Vocabulario para nombrar los órganos genitales; gestación y nacimiento; diversidad de familias; concepto y cuidado de la intimidad; decir «no» frente a interacciones inadecuadas con otros

Primaria

Cambios en la pubertad; equidad de género; métodos anticonceptivos; vulneración de derechos, abuso sexual y violencia de género, prevención del grooming, entre otros

Secundaria

Embarazo no intencional, métodos anticonceptivos y prevención de infecciones de transmisión sexual; marcos legales para el acceso a los servicios de salud; violencia, acoso, abuso y maltrato

Un programa que busca prevenir el embarazo adolescente

Uno de los puntos fundamentales de abordaje de la ESI tanto desde el Gobierno, las ONG y los especialistas es prevenir el embarazo no intencional en la adolescencia, la mayoría consecuencia de abuso sexual, que propicia el abandono escolar y dificulta la futura inserción laboral de las chicas.

Por esta razón los distintos ministerios vienen trabajando en el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (ENIA) que busca vincular a las escuelas con los centros de salud.

Según datos del Plan ENIA, 91.600 adolescentes y 2500 niñas menores de 15 años tuvieron un hijo o hija en 2016, lo cual representa el 13,4% de los nacimientos anuales. En los últimos cinco años este porcentaje se mantuvo estable alrededor del 15%.

Además, siete de cada 10 embarazos en adolescentes de entre 15 y 19 años no son intencionales; y en menores de 15, asciende a ocho de cada 10, la mayoría por abuso sexual. La maternidad temprana es la causa por la que el 30% de las jóvenes abandonan el secundario.

Según la socióloga Eleonor Faur, las investigaciones de todo el mundo muestran que incorporar una mirada de género es la clave para una educación sexual que tenga buenos resultados en relación con los derechos y la prevención de violencias y embarazos no intencionales.

Fuente del artículo: https://www.lanacion.com.ar/comunidad/educacion-sexual-chicos-piden-mas-horas-ampliar-nid2235684?utm_medium=Echobox&utm_source=Facebook#Echobox=1554810646

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Documentar la prostitución y la trata para combatirla: «Las mujeres hemos carecido de épica»

Redacción: Valencia Plaza

Decía la filósofa española Amelia Valcárcel que las mujeres hemos carecido de épica. Es decir, de héroes, de figuras a las que admirar y a las que querer representar. ¿Y eso por qué? La cineasta y activista Mabel Lozano comentaba ayer en su paso por la UJI que esta ausencia de roles femeninos se debe, en parte, a «la no épica que ha fomentado el cine». «Las mujeres somos para él, las hermanas, las esposas, la víctima, las amantes…No somos las protagonistas de nada», manifestaba de forma rotunda. No obstante, no sería justo atribuirle toda la responsabilidad a la industria cinematográfica y, en efecto, la visita de la misma directora se enmarcaba dentro del Congreso Internacional Feminismes. Desafiaments en temps d’amor i còlera que la Universitat Jaume I inauguró este miércoles y que todavía celebra hoy.

L’Institut Universitari d’Estudis Feministes i de Gènere Purificación Escribano celebra una década de trabajo, si bien su trayectoria se remonta a hace 27 años cuando se creaba la propia universidad. Para ello, su aniversario no podía ser otro que el de reflexionar, dialogar y debatir sobre la situación del feminismo en la actualidad, abordando para ello aspectos tan heterogéneos como la trata y prostitución, la mujer en el periodismo o la mujer en el arte. «Sin duda parece que es una buena época para el feminismo, por los progresos que se están haciendo en políticas de igualdad y por la propia aceptación del feminismo. Ya no da miedo reconocerse como tal, por eso es tiempo de amor. Lo que ocurre es que también es tiempo de cólera, porque las noticias dolorosas sobre mujeres no cesan y porque futuros representantes políticos hablan de la violencia contra las mujeres poniendo en duda las propias políticas contra esa violencia», explicaban las directoras del congreso Sonia Reverter y Sora Sales.Igualmente, la rectora de la UJI, Eva Alcón, aseguraba que «la muerte de todas las mujeres es una derrota social». «Hemos de decir basta, no podemos permitir esta lacra. Eso no es amor», reiteraba.

Precisamente, Mabel Lozano empezaba su discurso citando a Lily, una mujer de 30 años que falleció en el Raval de Barcelona a manos de su proxeneta, tras cinco años sometida a la prostitución y con solo 30 años de vida. «Lily no pudo hacer nada porque nadie le ayudaba. Vivía con la coacción de que sus hijos estaban secuestrados y amenazados en su hogar de origen. Terminó cansada, hinchada por los golpes y con una enfermedad terminal. Ha sido asesinada por el sistema prostitucional que la compraba cada día a pesar de su cara amoratada. ¿Qué es lo que veían los prostituyentes? Carne fresca, putas». La cineasta insiste en lo importante que es, en este sentido, no marcar una diferencia entre la trata y la prostitución, puesto que ambas se retroalimentan.

«Soy cineasta y como cineasta entiendo este arte como una herramienta de transformación social. Suelo mostrar realidades como la trata y la prostitución. Mi lucha es además continúa para tratar de llegar, especialmente, a los más jóvenes». Mabel Lozano empezó a dedicarse al audiovisual desde que en 2007 diera un giro a su vida para comenzar una carrera como documentalista por los derechos humanos, centrada sobre todo en el tráfico y la explotación sexual de mujeres. «El cine es una industria más de esta sociedad y como una industria más, como sabéis, está masculinizada. Las mujeres en el cine somos menos de un 38% del total de profesionales. Y aunque es cierto que se hacen contenidos muy buenos y hay directores que quieren romper con esta invisibilidad, lo cierto es que estamos viendo un cine tuerto, un cine solo por un ojo. No se corresponde con una sociedad que es plural. Todavía falta perspectiva de género, ya que se aborda con total complacencia temas como la prostitución, la trata o la violencia machista», denuncia la profesional.

El cine enfocado a la mujer víctima

Para trazar su propio cambio en la sociedad y el imaginario de la misma, Mabel Lozano publicó un primer documental en 2005 centrado en el rostro y la voz de las mujeres sometidas a la prostitución: #EXIT, el cual formaba parte de una campaña de La Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP). A través del él, la cineasta y sus testimonios tratan de combatir la idea de que tras la prostitución hay mujeres independientes que escogen voluntariamente este como su trabajo. «Muchas de las mujeres no se reconocen como víctimas porque dijeron que sí y parece que por ello deban aceptar las amenazas y palizas. Pero estas consintieron este trabajo porque son pobres, porque no tienen recursos o porque tienen hijos. No hay voluntad, hay consentimiento», señalaba Lozano, la cual apuntaba que la situación por la que pasan las víctimas de trata es tal que -según afirmó una fiscal de Madrid- «estas representan las mismas secuelas, psicológicas y físicas, que los judíos que sobrevivieron al holocausto».

Con ello, el objetivo de su reportaje es visibilizar las pocas posibilidades que estas mujeres tienen de escapar del burdel o «calle» en la que viven, y es que a muchas de ellas las han colocado en este mercado sus propias familias o parejas. «Hay que vestirlas de derechos, pero nuestra legislación es muy laxa, no tenemos siquiera una ley integral contra la trata, sino simples planes. Cuando hace falta una ley con perspectiva de género, porque sí, es un crimen que va contra las mujeres por el simple hecho de serlo», expone Lozano.

El cine desde la corresponsabilidad del prostituyente

Sin demanda no hay oferta, suena frívolo pero es así. Desde el documental Escúchame (2014), esta vez Mabel Lozano pone el foco en la relación que los clientes tienen con las mujeres prostituidas. Un mercado que, inexplicablemente, cada vez más es frecuentado por jóvenes. «La prostitución no es el mito de Pretty Woman, es mucho más sórdido. En cambio, los jóvenes se han incorporado al sexo de pago porque la pornografía se ha democratizado, la ven desde sus móviles. Vale que es difícil poner puertas al campo, pero aunque sea unas vallitas… hablamos de un cine violento que plasma la sumisión de la mujer. Y los jóvenes se incorporan a este ambiente porque es barato, afectivamente y económicamente. A última hora de la noche si un proxeneta quiere, vende el cuerpo de una mujer por cinco euros. Cuando vale esto tu cuerpo, tu vida no vale nada».

Tras su rodaje, la cineasta fue catalogada como una «directora minimalista» por la forma con la que grabó las imágenes del documental. Sin embargo, es importante entender el porqué el reportaje fue grabado sin que apareciese el rostro y el cuerpo de las mujeres: «Si hubiera puesto la cámara arriba, mostrando cómo la mujer es violada por diferentes prostituyentes se hubiera visto el cuerpo desnudo uno y otra vez. Hubiera hecho pornografía de su sufrimiento, se habría visto la desnudez de su cuerpo. Pero poniéndola abajo me centro en la desnudez de sus derechos».

Escúchame refleja con ello la involución en una sociedad que cree absolutamente en la libertad sexual. «Pero esto no tiene nada de libertad ni de sexualidad», tal y como apostilla Lozano. Optar por ir a un club en la despedida de un amigo es normalizar «la mujer en propiedad» e ir de fiesta en fiesta por ‘camisetas mojadas’, puede terminar en futura clientela. «Nadie les ha creado un pensamiento crítico cuando eran pequeños porque no se habla de la sexualidad en las casas. Estos creen que forma parte de su divertimento, buscando que les hagan lo que no les hará sus novias. Pero esto denota ignorancia absoluta hacia la trata, no conocen la realidad o la conocen a medias y no quieren saber más. Y los dueños de los burdeles necesitan el relevo generacional».

El cine en los ojos del proxeneta

Con El Proxeneta. Paso corto, mala leche (2018), Mabel Lozano apunta en el discurso hacía la voz que origina todo este puzzle. Miguel ‘El músico’, fue proxeneta y dueño de algunos de los más importantes macroburdeles de España. Fue condenado y sentenciado a 27 años de cárcel, aunque solo cumplió tres años de condena a pesar de traficar con más de 1.700 mujeres (incluidas mejores). Es decir, estuvo menos de medio día por mujer. Pero, en el documental explica cómo ha evolucionado la prostitución en España y en el mundo, y cómo a finales de los años 80 surgió el negocio de la trata y se empezó a secuestrar mujeres de “deuda”, cuya única salida era la prostitución. Así mismo, tras su ingreso en prisión y al enamorarse de una mujer prostituida, Miguel empezó a colaborar con la policía para desarticular redes del Este y dio una vuelta en su vida. Una parte que materializa en este reportaje con el que, según alerta Lozano, «se juega la vida».

Es en efecto la parte más ardua de todas ya que se pone al descubierto todo el sistema que hay detrás de la trata y de la prostitución, cómo se blanquea el dinero, la falta de legislación que hay y la «complicidad» que existe entre empresarios y ayuntamientos. «Literalmente para ellos las mujeres son basura, por eso contar cómo las captaban o las trasladaban les da igual», explica la directora. El mismo citado afirma en el documental que su delito «no estaba mal visto, a pesar de hacer más daño que un violador». Por ello, es importante poner al descubierto el sistema que hay tras los burdeles. «Hemos hecho un trabajo endogámico con las nuevas generaciones. Esta es una oportunidad para que vean que los necesitamos como compañeros. Salid de la manada y reconoced lo que está mal», ha concluido Mabel Lozano, en su vista.

Fuente: https://valenciaplaza.com/DocumentarlaprostitucinylatrataparacombatirlaLasmujereshemoscarecidodepica1

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Acoso callejero en grupo: estos son los relatos de cientos de mujeres

Un informe analiza testimonios de niñas y jóvenes de cinco ciudades en el mundo para reflexionar sobre los insultos y presiones que reciben en exteriores

Una chica de Madrid, 16 años: “Estaba volviendo a mi casa a las nueve de la noche, cuando un coche se detiene y dos hombres se bajan. Me empezaron a seguir y yo me puse a correr hasta que llegué a casa”. Este es uno de los 750 comentarios analizados en un informe de la ONG Plan Internacional, publicado este martes, en el que se analiza el acoso callejero en grupo en cinco ciudades: Madrid, Kampala, Sidney, Nueva Delhi y Lima.

Hace un año, esta organización puso en marcha el proyecto Free To Be, una web con mapas interactivos en los que las mujeres podían señalar los puntos de sus respectivas ciudades que les parecían inseguros y dejar comentarios sobre lo que les había sucedido en ellos. Un año después de un primer estudio de los mismos, Plan Internacional profundiza en los que se refieren a acoso en grupo —desde comentarios lascivos hasta agresiones físicas— para sacar conclusiones sobre la seguridad de las mujeres en las calles. La ONG ha llevado a cabo esta labor en colaboración con Lab XYX de la Universidad de Monash (Australia).

Acoso callejero en grupo: estos son los relatos de cientos de mujeres

El proyecto Free To Be recogió más de 7.000 comentarios, pero para esta investigación se seleccionaron los 750 que se referían explícitamente a agresiones en grupo. Una de las conclusiones es que los intercambiadores de transporte, las estaciones de tren y las paradas de autobús son lugares en los que se producen más escenas de “manoseo” y acoso. Otra se refiere a la sensación que tienen las jóvenes de “indiferencia” o “insuficiente acción” de las autoridades y la sociedad en general. Para luchar contra esto, la sociedad también se moviliza. Para muestra, la reciente iniciativa de tres asociaciones feministas de Madrid que se han organizado contra el acoso verbal y sexual que sufren a diario en sus barrios.

Acoso callejero en grupo: estos son los relatos de cientos de mujeres

Los autores del estudio añaden que, mientras en Madrid y Sidney los comentarios entran en detalles, los de Nueva Delhi suelen ser más vagos y generales. En India, la violencia sexual contra la mujer es un verdadero problema nacional. La salvaje agresión en grupo a una estudiante en 2012 levantó una ola de protestas en todo el país y un activismo que no ha parado. Un amplio informe en el que participaron 550 expertos dictaminó que India es el país más peligroso para ser mujer. “Las denuncias de los crímenes contra mujeres en el país asiático han crecido un 83% entre 2007 y 2016, cuando se dieron cuatro casos de violaciones por hora”, especificaba el estudio.

Acoso callejero en grupo: estos son los relatos de cientos de mujeres

El informe refleja un gran número de casos de acoso grupal a niñas y jóvenes en el trayecto de ida y vuelta de la escuela, especialmente en Delhi (37% de los testimonios). En algunos países las agresiones en el camino al colegio son una lacra tan grande, que las niñas y adolescentes acaban por abandonar los estudios ante la posibilidad de ser agredidas físicamente. “Cuando el camino no es seguro, los padres optan por dejar a las niñas en casa, con lo que las tasas de escolarización femeninas se quedan atrás desde muy pronto y ellas acaban así relegadas a ser madres y esposas”, recogía el último informe de Unicef sobre violencia en las escuelas. “Siempre que voy a la escuela los chicos me molestan, me llaman cosas. Me hace sentir incómoda, no sé qué se debería hacer”, cuenta una niña de Kampala.

Las participantes de Free to Be eran en muchos casos jóvenes. “En las cinco ciudades, el 55% de las que relataron comentarios de acoso grupal tenían 20 años o menos”, especifica el informe. Algunos de los testimonios reflejan también situaciones de homofobia. “Querían pegarme por ser trans”, cuenta una mujer transexual de 27 años de Lima. “Estaba con mi novia bajando la calle y un grupo empezó a insultarnos, llamándonos putas lesbianas y gritando cosas […] Lo pasamos fatal”, relata una veinteañera de Madrid.

Acoso callejero en grupo: estos son los relatos de cientos de mujeres

La mayor parte de las denuncias recogidas en este estudio se refieren a agresiones verbales, desde gemidos hasta “expresiones más violentas”. La lucha contra el piropo no consentido se ha hecho notar en algunas ciudades. El sindicato de la construcción de Montevideo (Uruguay) acordó a finales del año pasado acabar con esta práctica. “Los compañeros nos decían cosas como que la culpa la tiene ‘el inventor de la calza’ [pantalón ajustado] o la culpa la tienen ustedes por vestirse así”, contaba la responsable sindical Laura Alberti en octubre. Andalucía también lanzó una campaña que, bajo el lema No seas animal, iba dirigida a condenar actos que “van desde el piropo que cosifica hasta la realización de fotos o los roces en transportes públicos”.

El informe de Plan recoge también testimonios de agresiones en el transporte. “Subí a un autobús del servicio público de transporte y un par de tipos dijeron algo sobre mi culo, les planté cara pero nadie en el autobús me apoyó”, escribe una joven de Lima. Cuatro capitales de América Latina crearon hace tres años una red de ciudades comprometidas con la igualdad de género en el transporte. Seis de cada diez mujeres han sufrido algún tipo de acoso mientras se desplazaba en la región, tal y como recogía una encuesta de Thomson Reuters. Las medidas que adoptaron estas urbes iban desde las aplicaciones móviles antiacoso hasta las zonas habilitadas especialmente para ellas en el metro y autobuses.

Acoso callejero en grupo: estos son los relatos de cientos de mujeres

El acoso grupal que se muestra en el informe de Plan Internacional sucede en mayor medida por la tarde y «hasta altas horas de la noche” (un promedio del 44%). Este porcentaje se eleva al 58% en Madrid y al 60% en Sidney. “Preguntarnos cómo y dónde ocurre el acoso en grupo es el primer paso para crear ciudades más seguras para las niñas y mujeres. Hay evidencias de que hay hombres solo acosan cuando están con otros hombres, para reafirmar una identidad grupal y su masculinidad como ‘sexo dominante’”, asegura Nicole Kalms, directora del Lab XYX de la Universidad de Monash.

¿Qué hacer a partir de los testimonios? Emilia Sánchez-Pantoja, directora de incidencia política de Plan Internacional España, afirma que los hombres tienen que ser parte de la solución: “Ya que algunos de ellos son quienes ejercen el acoso, los chicos y los hombres pueden ser catalizadores del cambio en el comportamiento en las calles. Las niñas y mujeres no deberían ser quienes cambien sus comportamientos y sus hábitos para protegerse y sentirse seguras”. Y concluye: “Los hombres y los niños deben reconocer que estas actitudes sexistas son intolerables y aprender a respetar a las niñas y mujeres como iguales. Si no eres parte de la solución, eres parte del problema”.

Imagen tomada de: https://ep01.epimg.net/elpais/imagenes/2019/04/08/planeta_futuro/1554735886_019173_1554747274_noticia_normal.jpg

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/04/08/planeta_futuro/1554735886_019173.html

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Colombia: Acoso sexual en universidades: estudiantes ponen el tema sobre la mesa

América del Sur/ Colombia/ 02.04.2019/ Fuente: www.eltiempo.com.

Grupos de apoyo en redes sociales, denuncias públicas y hasta mensajes en las paredes son algunos de los mecanismos que han tenido que implementar estudiantes para exigir que se tomen acciones concretas ante las situaciones de acoso o abuso sexual en las universidades del país, que cada vez se hacen más visibles.

Aunque no sabe con exactitud cuál es el tamaño del problema, EL TIEMPO consultó ocho de las principales universidades del país para tomarle el pulso a esta situación. De las instituciones consultadas (Universidad de los Andes, Externado, Nacional de Colombia, Distrital Francisco de Caldas, del Valle, Cauca, Rosario y Pedagógica Nacional), solo la mitad respondió cuántos casos había registrado de acoso sexual y laboral.

De las cuatro que contestaron, el número de casos oscila entre cuatro y 18 quejas en los últimos dos años, que involucran a profesores y estudiantes. Por su parte, la Fiscalía tampoco tiene datos precisos sobre este tipo de sucesos y argumentó que “por el sistema de información que tiene no puede clasificar de una manera tan específica esos datos (delito de abuso sexual en universidades)”.

Aun así, el número de testimonios, a veces anónimos, sigue creciendo. “Me seguía en el campus y me esperaba después de las clases para decirme cosas abusivas. Incluso recuerdo que, una vez, yo estaba en un pasillo, y él me tomó violentamente de los brazos para que lo escuchara y dejara de ignorarlo”, relató una estudiante víctima de acoso, a través de una página de Facebook a la que tuvo acceso este diario.

Precisamente, las redes sociales se han convertido en una herramienta masiva de denuncia. Florence Thomas, activista feminista, explica que, entre otras razones, eso es una consecuencia del movimiento mundial #MeTooque invita a las mujeres a denunciar sus casos de abuso y acoso a través de redes sociales con dicho ‘hashtag’. “Como es natural, en Colombia, las réplicas a esas tendencias han crecido, y los estudiantes tienen ahora más fuerza para manifestarse en contra de esa violencia contra la mujer”, dice.

Uno de los casos de denuncia más sonados en las dos últimas semanas es el del profesor Freddy Monroy, de la Universidad Nacional de Bogotá, quien en medio de una investigación por presunto acoso sexual a la estudiante Lizeth Sanabria, fue ascendido a profesor titular (máxima categoría). Aunque el hecho no se había dado a conocer públicamente, un documento filtrado en Twitter generó dudas de ese proceso.

Por eso, profesores y estudiantes de esa institución presentaron una carta, con más de 800 firmas, en la que le piden al Consejo Superior Universitario suspender la promoción del docente hasta que se resuelva el caso disciplinario. “Las personas y organizaciones firmantes realizamos esta solicitud dada la contundencia de las pruebas conocidas, y como gesto decidido de la voluntad de las directivas de la universidad de enfrentar decididamente todo tipo de violencia basada en el género, así como el acoso sexual dentro y fuera del campus”, reza la misiva.

Entre tanto, como respuesta a este tipo de casos se han creado diferentes colectivos, sobre todo liderados por mujeres, que buscan visibilizar situaciones de violencia.

Una de estas iniciativas es No es Normal, que se creó en la Universidad de los Andes para dar a conocer dicha problemática. “Iniciamos publicando testimonios en Facebook, y muchas estudiantes comenzaron a sentirse identificadas. Luego nos preguntaban por las rutas de denuncia”, señala María A. Díaz, integrante de la iniciativa.

Esta semana, este colectivo fue noticia debido a un video que circuló en redes sociales y en el que se mostraba a algunos estudiantes leyendo denuncias anónimas en un acto público en la U. de los Andes. El evento, llamado ‘La olla comunitaria de denuncias’, se realizó en el Día de la Mujer y llamó la atención una historia que reveló presuntos acosos de Adolfo Amézquita, actual director de Ciencias Biológicas de esa universidad.

“Esta historia se inició en 2015, cuando vi la materia Fisiología Animal, dictada por el profesor Adolfo Amézquita. Debido a mi gusto por la fisiología, comenzamos a hablar con mayor frecuencia (…). En una salida de campo en el 2016, él me dijo que estaba preciosa por una camisa rosada que estaba usando. Luego, recostados en una roca viendo las estrellas, me tomó una fotografía. Ahí decidí dejarle en claro que no quería tener nada con él, porque para mí él era casi una figura paterna”, reza la historia que leyó un estudiante durante el acto público.

EL TIEMPO se comunicó con Amézquita para conocer su opinión al respecto y negó las acusaciones en su contra. “Jamás tuve ni expresé algún interés personal por ella (denunciante), no recibió una propuesta de mí, jamás una invitación, insinuación ni cualquier otro comportamiento inapropiado de mi parte”.

Luego de las denuncias de presunto acoso laboral y sexual en dicha universidad, Pablo Navas anunció que se realizarán las investigaciones pertinentes.

El de los Andes y la Nacional son algunos ejemplos de lo que han logrado los estudiantes. Según Alba Nubia Rodríguez, directora del Centro de Estudios de Género, Mujer y Sociedad de la Universidad del Valle, las denuncias por parte de los estudiantes están creciendo porque “hay mayor formación de género, y ese conocimiento lleva a una mayor sensibilización ante esos casos”.

Otro de los colectivos que se han creado para visibilizar ese tipo de violencia es Malva, de la Universidad Nacional, sede Medellín. Manuela Gómez, una de las líderes del colectivo, dice que la falta de acción de la institución en donde estudia es uno de los motivos que la llevaron a ella y a otras dos compañeras a crear un colectivo para “poner en tela de juicio las situaciones, la violencia de género o sexual, que se vive en el plantel”.

Para Gómez, las universidades todavía no saben cómo lidiar con los casos que se empiezan a hacer públicos. Un ejemplo de eso fue lo que ocurrió en el Día Internacional de la Mujer de este año –parecido a lo que pasó en los Andes–, cuando unas representantes estudiantiles de la U. Nacional, sede Medellín, hicieron una actividad de sensibilización y pegaron unos papeles con nombres de profesores que presuntamente eran “acosadores” en las instalaciones del ‘alma mater’.

Ante ese hecho, la universidad respondió en un comunicado, dirigido a toda la comunidad educativa, que “el escarnio público no tiene lugar ni como sanción social ni como práctica pedagógica. La justicia, para serlo, tiene que ser objetiva y no puede buscarse por mano propia”, señala el comunicado.

Ante la pregunta de qué deberían hacer las universidades en este tipo de manifestaciones públicas, Rodríguez cree en la necesidad de que exista una entidad que vigile el cumplimiento de los protocolos universitarios.

¿Existe una norma?

Una de las alertas que han lanzado los expertos al respecto es que mientras exista una ley sancionada en el 2008, la 1257, que le dicta al Ministerio de Educación que se encargue de velar porque las instituciones de educación superior, implementen políticas y programas para sensibilizar a la comunidad académica en la violencia contra las mujeres.

Sin embargo, por la naturaleza autónoma de las universidades, no hay manera de obligarlas a cumplir creando dichas estrategias. Una de las pioneras en la implementación de una política de equidad de género fue la Universidad Nacional, la cual entró en marcha en el 2012. No obstante, el resto de instituciones todavía tienen esa tarea pendiente, y hasta el momento solo se han diseñado unos protocolos de atención y prevención. “Después de varias situaciones en las que me sentí acosada, nunca intentamos reportarlo a la universidad porque los procesos son larguísimos. Yo siento que realmente no hay una ruta a seguir”, puntualiza una joven que decidió permanecer en el anonimato.

Los pasos por seguir: expertos

Teniendo en cuenta que todavía queda mucho por hacer con respecto a los casos de acoso y abuso sexual y laboral en las universidades, este diario consultó algunas voces de expertos sobre cuáles deberían ser los pasos por seguir para enfrentar esta problemática.

“Las violencias contra las mujeres en los ambientes universitarios deben ser identificadas y caracterizadas como un asunto fundamental, ya que estas situaciones repercuten en las dinámicas laborales y se convierten en actos que vulneran los derechos humanos”, opina un experto de la U. Pedagógica.

Además de identificar los casos, es necesario socializar los derechos de las víctimas y su acompañamiento. “También es una obligación sensibilizar a la comunidad universitaria en los temas de sanción existente y prevención”, señala Deibar René Hurtado, vicerrector de Cultura y Bienestar de la U. del Cauca.

En esos procesos también creen que es clave que haya campañas y estrategias de prevención. “Como parte de estos planes se crean espacios de discusión y reflexión con el objetivo de mantenernos en una constante autoevaluación sobre nuestro actuar frente a este tipo de situaciones”, plantea Ana María Restrepo, decana del Medio Universitario de la Universidad del Rosario.

Fuente de la noticia: https://www.eltiempo.com/vida/educacion/acoso-sexual-en-universidades-343888

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Estados Unidos: La paradoja de #MeToo. El movimiento que hace caer solo a los más poderosos

Redacción: New York Time

El movimiento #MeToo ha traído un reconocimiento a algunos de los hombres más poderosos de la tierra, desde políticos y magnates de películas en los Estados Unidos hasta titanes de negocios y leyendas de Bollywood en la India. El último ejemplo fue el ex presidente de Costa Rica, Óscar Arias Sánchez, un premio Nobel que fue acusado la semana pasada de conducta sexual indebida por parte de múltiples mujeres.

Sin embargo, el movimiento ha tenido poco efecto en el problema más amplio del abuso sexual, el acoso y la violencia por parte de hombres que no son ni famosos ni particularmente poderosos.

Según Sarah Khan, científica política de la Universidad de Yale, en un concepto, los científicos sociales lo denominan “conocimiento común”: la idea de que el cambio sistémico está formado tanto o más por las percepciones de las personas de las creencias y valores de los demás como lo hace. Es por su propia cuenta.

Eso significa que reducir la conducta sexual inapropiada presenta un tipo de problema de coordinación. No solo debe cambiar el punto de vista de las personas sobre el problema, también debe mostrarles que los puntos de vista de otras personas han cambiado de la misma manera.

Pero mientras #MeToo ha tenido éxito en crear conocimiento común sobre la conducta indebida de hombres poderosos como Harvey Weinstein, ha fracasado, de manera crucial, en cambiar el consenso en formas más importantes.

# La capacidad de MeToo para crear conocimiento común más allá de los Harvey Weinsteins del mundo se ha visto limitada, en parte, por los desequilibrios de poder que dejan a las mujeres vulnerables al abuso sexual en primer lugar.

Michael Chwe, un científico político de la Universidad de California en Los Ángeles, argumenta que la creación de conocimiento común generalmente requiere “rituales públicos”: reuniones, eventos en los medios de comunicación y otras experiencias compartidas que no solo pueden persuadir a las personas sino mostrarles lo que otros creen.

Un estudio en México encontró que cuando las personas escuchaban en privado una radio y televisión con un mensaje contra la violencia doméstica en sus hogares, sus creencias cambiaban poco. Pero cuando el programa se jugó en lugares públicos, para que los aldeanos supieran que sus vecinos también habían recibido el mensaje, la tolerancia al abuso de las mujeres se redujo significativamente.

La historia de Weinstein fue interrumpida por dos mujeres que trabajan para The New York Times, Jodi Kantor y Megan Twohey. Ashley Judd, la actriz, estaba dispuesta a dejar constancia de sus experiencias.

Óscar Arias Sánchez, el premio Nobel y ex presidente de Costa Rica, se encuentra entre los numerosos hombres de alto estatus acusados ​​de conducta sexual inapropiada bajo #MeToo.
CréditoVictor Ruiz Garcia / Reuters

Óscar Arias Sánchez, el premio Nobel y ex presidente de Costa Rica, se encuentra entre los numerosos hombres de alto estatus acusados ​​de conducta sexual inapropiada bajo #MeToo. CréditoVictor Ruiz Garcia / Reuters

Eso, a su vez, estimuló un cálculo de cuentas similar para otros hombres de alto perfil, generando una mayor cobertura de los medios.

Pero el movimiento #MeToo no ha demostrado el consenso de que los abusadores en todos los ámbitos de la vida deben ser responsables de la mala conducta. En cambio, parece haber generado un conocimiento común solo de que los perpetradores deben mantenerse fuera de los roles de estatus extremadamente alto, como el jefe del estudio de cine o el senador de los Estados Unidos .

La mayoría de las mujeres no tienen la riqueza o el poder de las actrices exitosas de Hollywood (cuyo poder, por supuesto, no se acerca al de los hombres de la industria) que pueden forzar este tipo de nuevo consenso sobre el bien y el mal. Entonces, aunque #MeToo se extendió por todo el mundo y llegó, por ejemplo, a las actrices de la industria cinematográfica de Bollywood en la India, no ha ayudado a muchas mujeres comunes y corrientes.

Si un trabajador de una fábrica estadounidense o una víctima mexicana de agresión sexual intenta llamar a un perpetrador individual, y quizás incluso a una cultura más amplia de abuso, no puede contar con mujeres y aliados poderosos para que la ayuden. A menudo, el abuso queda impune y la cultura más amplia de hostigamiento no se modifica.

«Puedo ver a personas mirando un caso de alto perfil y diciendo: ‘Nunca obtendría este tipo de apoyo solo por hablar en contra de la persona X, que está en mi red social pero no tiene una posición social alta'» La Sra. Khan dijo.

#MeToo ha tenido otros momentos en el centro de atención en América Latina, incluidas las acusaciones de una destacada actriz argentina de que un compañero del reparto la había agredido, y de decenas de mujeres en Brasil que dicen que un sanador de la fe conocido como Juan de Dios abusó de ellas.

Sin embargo, incluso en Costa Rica, donde al menos nueve mujeres han acusado al Sr. Arias de mala conducta, desde tocar con las piernas hasta forzar una penetración forzada con sus dedos, las mujeres enfrentan una batalla cuesta arriba para ser escuchadas.

Yazmín Morales, una ex Miss Costa Rica que ha dicho que Arias la buscó a tientas y la besó a la fuerza, ha luchado por encontrar un abogado que la represente en sus reclamos. Tres abogados penales diferentes se negaron a tomar su caso; ella cree que no están dispuestos a enfrentarse al poderoso ex presidente.

En otras partes de la región, las mujeres son menos capaces de contar con el apoyo y la influencia de otras mujeres poderosas.

Y en países con una historia de dictaduras de derecha que utilizan la violencia sexual como un medio de control social y represión, como Guatemala y Argentina, existe un legado de trauma y abuso que hace que el tema sea aún más complejo de abordar.

Incluso los grandes movimientos de protesta, como la promoción en los últimos años por parte de grupos de derechos de las mujeres como Ni Una Menos («Not One Less») en América Latina, pueden tener consecuencias no deseadas.

Mujeres marchando en San José, Costa Rica, la semana pasada en apoyo de los acusadores del Sr. Arias.CréditoJeffrey Arguedas / EPA, a través de Shutterstock

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Mujeres marchando en San José, Costa Rica, la semana pasada en apoyo de los acusadores del Sr. Arias. CréditoJeffrey Arguedas / EPA, a través de Shutterstock

Si no logran crear un ajuste de cuentas para los perpetradores, pueden enviar un mensaje un tanto desalentador: que hay poco interés por el cambio sistémico entre los que están en el poder, y pocas consecuencias cuando no lo hacen.

«Las restricciones a la movilidad de las mujeres a menudo se enmarcan en términos de seguridad», dijo Khan. En lugar de tratar de reducir el acoso y la violencia, dijo, los tomadores de decisiones masculinos que escuchan sobre tales problemas a menudo toman la actitud de que los lugares de trabajo no son seguros, «así que mantengamos a las mujeres alejadas de ellas».

Ella cree que en la India, donde está realizando un estudio de larga duración sobre el efecto del conocimiento común sobre la violencia contra las mujeres, una mayor conciencia de los riesgos que enfrentan las mujeres en público es una de las razones por las que su participación en la fuerza laboral  ha disminuido en los últimos años, incluso aunque el país ha experimentado un rápido crecimiento económico.

Luego está el problema de que los hombres perciban #MeToo como potencialmente peligrosos para ellos mismos, y se retiren de la tutoría o colaboren con colegas femeninas. Eso dificulta aún más la capacidad de las mujeres para ascender en las filas.

Y muchos episodios de #MeToo han contribuido a una forma negativa de conocimiento común que existe desde hace mucho tiempo: que las mujeres que dan un paso adelante con acusaciones de mala conducta deben anticipar ser acosadas, menospreciadas y vergonzosas.

Culpar a las víctimas, campañas de desprestigio y amenazas directas son una forma de preservar el status quo del dominio masculino.

Christine Blasey Ford, la profesora que testificó en la audiencia de confirmación ante el Tribunal Supremo del entonces juez Brett M. Kavanaugh que la había agredido sexualmente en la escuela secundaria, recibió amenazas tan serias que la obligaron a abandonar su hogar.

Siguiendo sus pasos apenas parece atractivo para nadie. Pero para las mujeres con pocos recursos, que no pueden salir de sus hogares o tomar otras medidas costosas para mantenerse seguras, puede parecer absolutamente imposible.

Una madre soltera que trabaje en un trabajo de fábrica, considerando si hablar contra el acoso por parte de un supervisor, podría ver pocas posibilidades de sobrevivir a ese tipo de reacción.

Las mujeres desfavorecidas en muchos países en desarrollo pueden ser aún más vulnerables a los costos de una reputación dañada.

En India o Pakistán, por ejemplo, una mujer que es pobre y sin educación, y que carece de la movilidad o las conexiones que le permitirían abandonar su comunidad, puede temer que revelar que ha sido violada o agredida podría perjudicar sus perspectivas de matrimonio.

«Esos costos no son solo costos materiales», dijo Khan. «Son estos tipos de costos de estado los que son más difíciles de cuantificar».

Fuente: https://www.nytimes.com/2019/02/11/world/americas/metoo-ocar-arias.html?ref=nyt-es&mcid=nyt-es&subid=article

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