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Panamá: Métodos para fortalecer la investigación

Centro América/Panamá/18 Diciembre 2016/Fuente y Autor:panamaon

Aportar al campo de información de estudiantes y fortalecer el proceso de investigación en Panamá de los profesionales que cursan el nivel doctoral, fueron parte de los objetivos por los que se realizó el I seminario de actualización, organizado por la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad del Istmo.

La Decana de la Facultad, la Dra. Beatriz Domínguez, destacó que el seminario se efectuó en el marco de fortalecer el conocimiento investigativo que necesitan para consolidar la tesis Doctoral. “Con esta actividad generamos un espacio para el análisis crítico, la disertación de los paradigmas epistémicos y orientaciones metodológicas. Estamos construyendo una cultura de investigación que consolidará la investigación en Panamá”, manifestó.

Por su parte, la Rectora Adriana Angarita, expresó que se impulsarán estos encuentros sobre investigación de manera regular y permanente en la Universidad del Istmo, a objeto de promover la producción de conocimiento investigativo de calidad en Panamá, cumpliendo con la misión de Innovación y Tecnología que caracterizan a esta casa de estudios.

Entre los asistentes al seminario estuvieron participantes del Programa de Doctorado en Educación con énfasis en investigación de las sede Panamá, Santiago, Penonomé, Chitré y Colón. A la vez, asistieron expositores de alto perfil con temas de actualidad como: Nuevas Tecnologías y su Aporte al Trabajo Doctoral por Dr. Miguel Vargas Lombardo; Escenarios de Acción Doctoral por Dr. Adán Vega; Producción de Conocimiento a Nivel Doctoral por el Dr. Pedro Pineda y finalmente, Proceso y Producto de Generación de Tesis Doctoral por el Dr. José Renán García, quienes motivaron a los doctorandos a que publiquen sus investigaciones una vez que terminen sus estudios para aumentar las publicaciones de nuestro país.

 

Fuente de la noticia: http://www.panamaon.com/noticias/educacion/17056-metodos-para-fortalecer-la-investigacion-en-panama.html

Fuente de la imagen:https://www.panamaon.com/m/p/770×410/media/files/20537-media.jpg

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La Función Investigativa en los Docentes del Nivel de Educación Universitaria en la Modalidad a Distancia

Mónica Delgado

En este artículo se destacan tres variables: la función investigativa de los profesores, la educación universitaria o superior, la modalidad de educación a distancia y, finalmente estas tres en la región latinoamericana. Se establece una relación entre ellas con la intención de exponer un panorama de la conexión entre distintos elementos que pueden derivar en políticas públicas o en caracterización de la profesión docente.

La función investigativa, en la profesión docente, se refiere a las habilidades y destrezas que desarrolla la persona durante su formación en la carrera docente y que, posteriormente, le permitirán agudizar su atención y observación ante las distintas situaciones que se desencadenen como producto del ejercicio de su profesión y por lo cual se motivará a indagar un poco más. Según la ACAP (2007), citada por García y García (2014), “la función investigadora (investigativa en este artículo), consiste en la realización de actividades intelectuales y experimentales de modo sistemático con el propósito de aumentar los conocimientos sobre una determinada materia…”. (p.24).

Esta función es intencional e inherente a la profesión docente, es por ello que se considera que el profesional de la educación está llamado a generar conocimiento y comunicarlo, ya que ello ofrecerá respuestas a distintas cuestiones que pueden ser particulares o comunes y que mejoren o favorezcan el proceso educativo y el aprendizaje de los estudiantes, así como aspectos sociales o de otra índole (tecnológicos, curriculares, entre otros). Al respecto, afirma Escontrela (2010) que, “en la perspectiva freireana el proceso de aprender y de enseñar son, antes que nada, procesos de producción de saber, de producción de conocimiento, y no de transferencia de conocimiento.” (p. 95).

El segundo elemento a resaltar es la educación universitaria o superior. En líneas generales, los sistemas educativos están conformados por progresivos niveles, uno de ellos es precisamente el correspondiente a la educación universitaria; éste puede llegar a ser el tercer o cuarto nivel, dependiendo del inicio de la educación obligatoria. Representa el trayecto de la formación en una carrera específica o profesionalización. Este tipo de educación se ofrece en las instituciones destinadas para ello, las cuales pueden ser públicas o privadas. Al finalizar una carrera, los egresados reciben una credencial o licencia que le acreditará como experto en los conocimientos referidos a la carrera y por tanto podrá ejercerla. La educación universitaria puede brindarse en distintas modalidades como lo son presenciales, semipresenciales, virtuales y a distancia. Esta última es, precisamente, el tercer aspecto a resaltar en este artículo.

La modalidad de educación a distancia data desde siempre, ya que, en palabras de García Aretio, (2013):

“una enseñanza a distancia, de una u otra forma, se ha llevado a cabo en la medida en que se ha pretendido transmitir una información, unos valores, una cultura, etc., a otros por medios no directos, es decir, cara a cara: una carta, una obra literaria, una obra de arte…” (p.163).

Ahora bien, como metodología educativa, nace con el principio de masificación de la educación. En palabras de Paradisi, (2011), surge “como una de las vías para responder al reto de la democratización del acceso al nivel de educación superior” (p. 68), y sus primeras experiencias guardan relación con la enseñanza o cursos por correspondencia. Sin embargo, el mayor auge de la educación a distancia ocurrió a mediados del siglo XIX, en las décadas 60 y 70, con la creación de la Open University de Reino Unido y la UNED de España.

A raíz de la gran acogida de esta modalidad en la sociedad actual, la educación a distancia ha variado en cuanto a su denominación y con respecto al uso de medios para la entrega de la oferta académica y la enseñanza. Es así que pueden señalarse los siguientes nombres: enseñanza flexible, educación abierta y a distancia, autoformación, más recientemente educación virtual. Para definirla, se debe tomar en cuenta su denominación, la intención, método y medio de entrega, entre otros aspectos. Sin embargo una definición más o menos general que resalta aspectos en común es aquella que expresa que:

“se trata de una enseñanza mediada por la distancia y fundamentada en el autoaprendizaje. Es decir, una modalidad educativa que no está regida ni por el espacio (no se imparte en un aula concreta), ni por el tiempo (el ritmo de aprendizaje lo estipula cada alumno), constituyéndose como fundamento de su estudio una serie de materiales especialmente diseñados para guiar el autoaprendizaje.” (García Aretio, 2013, p. 172).

La educación a distancia presenta las siguientes características:

  • Uso cada vez más prominente de las TIC´s. aunque no es sinónimo de educación virtual.
  • La comunicación es asincrónica. Se pospone la respuesta por un corto tiempo. Por ejemplo, una consulta mediante el correo electrónico no se responde inmediatamente.
  • El docente y el estudiante no están presentes al mismo tiempo en el mismo lugar. Aunque no niega los encuentros cara a cara.
  • El aprendizaje es mediado por los distintos instrumentos como el material instruccional ya sean en físico o en formato electrónico/digital.
  • Cuenta con servicios de soporte o apoyo al estudiante como asesoría y orientación.
  • Los requisitos para el ingreso son flexible en comparación con las exigencias para el ingreso a la educación universitaria en la modalidad presencial.
  • El estudiante es sujeto activo y responsable de su proceso de estudios, planifica el tiempo y espacio que dedicará al mismo, además de organizar la compatibilidad de éste con el resto de sus actividades diarias.

En líneas generales, en la educación a distancia no se omite la relación profesor- alumno sino que se cambia la modalidad y frecuencia porque éste pasa a ser un facilitador del aprendizaje, un creador de situaciones con medios innovadores que permitan al alumno lograr los cambios de conducta y desarrollo de habilidades y destrezas necesarias en su ámbito personal y profesional. (Urbina, 2009).

Hasta aquí se ha presentado de forma sucinta, información sobre los tres elementos que dan origen a este artículo; ahora, vamos a la idea central, la cual se conforma por la relación entre estos tres elementos en la región latinoamericana.

Es importante lo que al respecto señala Escontrela (2010),

“En la Conferencia Mundial de Educación Superior UNESCO 2009, se hizo énfasis, entre otros aspectos, en la necesidad de ofrecer más oportunidades de investigación para el personal académico, buscar áreas de investigación y docencia relacionadas con el bienestar de la población, establecer bases para la ciencia y la tecnología pertinente para el ámbito local y crear asociaciones que reporten beneficios mutuos con las comunidades para facilitar el intercambio de conocimientos apropiados”. (p.97).

De un tiempo para acá, el tema de la función investigativa en los docentes de enseñanza superior o universitaria ha formado parte de los temas destacados en materia educativa; y, en la modalidad a distancia no es diferente, pues esta función es una de las tres que definen el rol de las universidades en conjunto con docencia y extensión.

La investigación es un elemento indispensable en todo el trayecto del ejercicio de la carrera docente, es por ello que en relación con la idea anterior afirma Freire (2016), citado por Escontrela (2010), que “…lo que nada tiene que ver con la investigación es la docencia que está hecha únicamente por medio de discursos verbales” (p.97).

Con ello se quiere resaltar la importancia, en la enseñanza superior, de la función investigativa mediante con la cual se espera que genere nuevos conocimientos. Con esta función, ligada siempre a la docencia, se debe crear conocimiento y no ser meros repetidores del conocimiento ya generado, aunque, la comunicación de los nuevos descubrimientos, conocimientos, tecnologías, deben ser difundidos.

Afirma Escontrela (2010), que para Freire, dentro de los sistemas educativos, especialmente en las universidades, hay una separación entre enseñar el conocimiento ya existente y producir nuevo conocimiento. Esta separación ha desencadenado la distancia entre docencia e investigación.

En la región latinoamericana, en lo que respecta a la modalidad a distancia, la función investigativa, en los últimos años, ha adquirido un destacado lugar en cuanto a la producción de conocimiento. El origen de ello, de acuerdo con García y García (2014), “está asociado a la investigación y la docencia o bien a las actividades académico universitarias de carácter transversal que de igual manera fundamentan los saberes científicos a través de la práctica”. (p.204). En este sentido, las tendencias en materia de investigación en la modalidad es, precisamente, la modalidad.

De acuerdo con García y García (op. cit), la revisión de la literatura en materia de producción científica como fruto de la función investigativa en las instituciones de educación a distancia, muestran estudios y análisis a partir de las publicaciones en revistas científicas, los cuales se orientan hacia profundizar acerca de medios, métodos e innovaciones tecnológicas que pueden ser implementados en la educación a distancia, entre otros temas, como aquellos que se relacionan con la calidad educativa del sistema a distancia, caracterización del alumnado, servicios de apoyo.

Esta tendencia de revertir la función investigativa sobre la misma modalidad, ha permitido conocer la diversidad de modelos de educación a distancia que se manifiestan en la región latinoamericana (así como en otras latitudes), lo cual representa un amplio panorama donde varían los niveles de incorporación de los componentes virtuales y presenciales. Esto permite, al mismo tiempo, expresar la diversidad de relaciones entre los componentes tecnológicos y los componentes docentes (Lupion y Rema, 2010).

En otro orden de ideas, la producción científica también guarda relación con la naturaleza de las carreras que se oferten en los sistemas a distancias; sin embargo, se refleja con frecuencia la relación que pueda existir entre algún aspecto de la carrera y la manera de ser enseñado o abordado desde la formación.

En líneas generales, la función investigativa de los docentes de educación universitaria en la modalidad a distancia, sigue la misma finalidad que en los sistemas presenciales: generación de conocimiento. Sin embargo, lo ideal es orientar dicha producción a resolver problemas sociales aunque ello signifique que se aborden otras cuestiones distintas al proceso educativo. Al respecto, comenta Escontrela (2009):

Se está configurando toda una visión emergente de la investigación que concibe la producción de conocimiento como un proceso que debe responder, no solo a los fines de la universidad, sino también a las necesidades del cuerpo social en el cual está inserta. Deben generarse espacios que permitan indagar sobre la realidad social y producir conocimiento socialmente válido y fundamentado en un diálogo de saberes que hagan posible el desarrollo de investigaciones con alta pertinencia social. (p. 98).

En este sentido, la función investigativa en los docentes – tanto en la modalidad a distancia como en la presencial-, debe estar casada con la función docencia de manera que el desarrollo de habilidades y destrezas para la investigación cristalicen en un proceso de generación de conocimientos que, a su vez, favorezca el desarrollo de estas habilidades en los estudiantes universitarios. Un ejemplo de ello puede ser la propuesta de Malaver (2003) para la Maestría en Educación Abierta y a Distancia, Universidad Nacional Abierta (Venezuela), dentro del área de incumbencia el adulto en situación de aprendizaje, de la línea Interacción en la educación a distancia y desarrollo de habilidades y destrezas para investigar, la cual surge de la necesidad de sistematizar la actividad de investigación en la maestría.

Esta línea de investigación, aunque vinculada a la educación a distancia, tiene la finalidad de generar un conjunto de conocimientos científicos, organizados y sistemáticos relacionados con las características del estudiante, de profesores y de la interacción entre ellos, como factores que inciden directamente en el desarrollo de habilidades y destrezas para investigar.

Es así como la función investigativa en la educación universitaria o superior, sitúa al docente en una posición activa y comprometida con el desarrollo de destrezas investigativas en sí mismo y en los estudiantes, con miras a resolver cuestiones referidas a la modalidad, al entorno social, el hecho educativo y la región latinoamericana.

 

Referencias

Escontrela, (2010). ¿Investigación para qué? Algunas claves para construir una agenda de investigación. En: Revista de informe de investigaciones educativas, Vol. XXIV, año 2010. Pag. 95-99.

García Aretio (2013). Educación a distancia; ayer y hoy. Disponible: http://www.quadernsdigitals.net/datos_web/biblioteca/l_1400/enLinea/10.pdf. [Consulta: 2016, septiembre 26].

García, M y García, L. (2014). Líneas de investigación y tendencias de la educación a distancia en América Latina a través de las tesis doctorales. En: Revista Iberoamericana de Educación a Distancia, Disponible: http://revistas.uned.es/index.php/ried/article/view/11581/11048. [2016, septiembre 13].

Leal O., N. (2009). Líneas de investigación de la Universidad Nacional Abierta en el marco de la Maestría en Educación a Distancia. En: Educación a Distancia en la UNA de Venezuela. Tomo I.

Lupian y Rama (2010). La educación superior a distancia en América Latina y el Caribe. Realidades y tendencias. Disponible: http://virtualeduca.org/observatorio/oevalc_201_(tendencias).pdf.

Paradisi, A., (2011). Caracterización de algunas dimensiones de la interacción didáctica en la modalidad de educación a distancia. Caso: Universidad Nacional Abierta de Venezuela. Tesis doctoral. Disponible: http://biblio.una.edu.ve/docu.7/bases/marc/texto/t37807.pdf. [Consulta: 2016, septiembre 19].

Urbina (2009). El profesor a distancia en la UNA. Caso: el docente de la carrera ingeniería industrial como generador del conocimiento. Fundamentos y desafíos. En: Educación a Distancia en la UNA de Venezuela. Tomo I.

Fuente de la imagen:https://blogclasedeespanol.files.wordpress.com/2012/11/ead.jpg

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Programa Fulbright en tiempos de paz

Por: Ignacio Mantilla

La mirada a la Región Amazónica desde este espacio académico internacional no sería una importante noticia, si no se tratara de un hecho histórico que debe ser destacado suficientemente, por cuanto es una evidente consecuencia de la finalización del conflicto armado con las Farc y, por lo tanto, del nuevo país que se observa desde el exterior; atractivo también como destino académico y científico.

En efecto, no de otro modo sería posible reunir hoy, cada vez en más regiones colombianas y con mayor frecuencia, a invitados internacionales de diferentes nacionalidades para adelantar seminarios, ofrecer cursos o realizar pasantías de diversa duración, con la venia de sus gobiernos o embajadas para trasladarse e interactuar libremente en nuestro país.

Un buen ejemplo de este cambio es el que ha experimentado este año el programa Fulbright del Departamento de Estado de los Estados Unidos, uno de los más importantes programas de movilidad académica en el mundo. Fue creado en 1945 y está presente en 157 países. Hoy cuenta ya con más de 360 000 exbecarios.

La Comisión Fulbright se apresta a celebrar en 2017 los primeros 60 años de su establecimiento en el país. Durante este periodo se han beneficiado hasta el año pasado, 2.618 becarios colombianos en Universidades de los Estados Unidos y 1.344 becarios estadounidenses en Colombia. Algunos de los exbecarios colombianos son hoy profesores e investigadores de gran reconocimiento, vinculados a las universidades colombianas, de modo que el efecto multiplicador de los programas de Fulbright para nuestro país es indiscutible.

De acuerdo con la directora ejecutiva de Fulbright Colombia, Adriana Gaviria, durante los últimos 10 años el número total de visitantes apoyados por Fulbright ha sido en promedio 44 cada año. Pero en este año se ha alcanzado la sorprendente cifra de 101 investigadores, que han visitado el 63% del territorio nacional y por primera vez han llegado a departamentos como Huila, Norte de Santander y Amazonas.

Es este el caso del profesor estadounidense Richard Wallace, quien ha estado vinculado durante el último semestre a la Sede Amazonia de la Universidad Nacional. Es la primera vez que un científico norteamericano, financiado por un programa estatal, con contrapartida de la Universidad Nacional, recibe el aval para una estancia de un semestre en un campus de nuestras fronteras.

Lo anterior no hubiese sido posible hace tres años, por ejemplo, si se tiene en cuenta que las recomendaciones sobre la seguridad y las restricciones para ir a ciertas zonas del país, eran barreras insuperables para que los investigadores vinieran y desarrollaran sus proyectos en algunos lugares, teniendo que privarse ellos y nosotros de adelantar investigaciones científicas de interés mutuo.

Además de esta nueva presencia académica, nos llena de satisfacción saber que en el año 2016 se otorgó el mayor número de becas Fulbright a colombianos, con un total de 228. Esto ha sido posible también gracias al nuevo acuerdo entre el ICETEX y la Comisión Fulbright Colombia, que permite el financiamiento de especialistas y estudiantes para promover la formación, la investigación y la docencia en estancias y pasantías de múltiples tipos y de diversa duración.

Otros programas de Fulbright han duplicado también este año su apoyo a estudiantes de nuestro país. Y en especial el programa de bilingüismo dobló   la participación de Asistentes de Enseñanza en Ingles (English Teaching Assistants – ETAs).

Todas estas positivas y alentadoras noticias demuestran un mejoramiento en el nivel de confianza hacia nuestro país y, especialmente, en las capacidades humanas y en el potencial académico de los colombianos que cada vez vemos más cerca la paz. No obstante tengo que decir que la respuesta a otros programas es reprochable y va en contra de una política de internacionalización académica como factor esencial para ser un país mejor educado. Tal es el caso del programa «Jóvenes Ingenieros», dirigido a estimular a estudiantes talentosos de los distintos programas de ingenierías de las universidades colombianas para realizar una pasantía de práctica o de investigación, hasta de un año, en universidades de Europa. Este programa financiado principalmente por Francia y Alemania está condenado a desaparecer, pues las contrapartidas del Ministerio de Educación y de Colciencias fueron suspendidas. El mismo riesgo se corre con otras iniciativas que exigen contrapartidas como manifestación real de interés recíproco por parte de los organismos encargados.

Si los recursos que se destinaban a la guerra van a ir realmente a la educación, como lo ha reiterado en distintas ocasiones y diversos escenarios el presidente Santos, los aportes para cooperación internacional y movilidad académica de los colombianos no pueden verse estancados, disminuidos o eliminados de las contrapartidas correspondientes, justo ahora, cuando los gobiernos extranjeros y sus agencias y servicios de intercambio académicos manifiestan un decidido apoyo, con real aumento de financiación y oferta de nuevos y audaces programas, que facilitarían al gobierno la obligación de llevar a la práctica sus propuestas para tiempos de paz y pos acuerdo, en materia de educación superior.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/programa-fulbright-tiempos-de-paz

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Colombia: ¿Qué investigan las universidades del Caribe?

América del Sur/Colombia/20 Noviiembr 2016/Fuente y Autor: El Espectador

Desde un programa de desarrollo psicoafectivo para niños hasta el hábitat de los pepinos de mar hacen parte de las temáticas en las que profundizan las universidades de la región.

El Caribe es un territorio en el que confluyen saberes de todo tipo, por su inmensa diversidad. A pesar de ello, es poca la inversión para proyectos académicos. Las universidades de los ocho departamentos de la región acogen a 492 de los 3.473 grupos de investigación reconocidos, es decir, el 12,4 % a nivel nacional, de acuerdo con las cifras de Colciencias.

Aunque no es un territorio en donde haya una proliferación de estudios, sobresale la capacidad de sus profesionales para hacer investigaciones de calidad que impactan en la región. Por eso quisimos dar una mirada a algunos de los trabajos de las universidades y el resultado fue sorprendente: desde cuidar el agua en el Cesar, pasando por una revisión histórica de las relaciones internacionales de Colombia, hasta la intención de reproducir una especie marina, hacen parte de los proyectos que hoy se emprenden con esfuerzo.

Para Raúl Román, historiador e investigador de la Universidad Nacional, sede San Andrés, si bien estamos en un momento en el que la región Caribe es protagonista, pues ha aumentado su producción en conocimiento, aún existe un “andinocentrismo” (exceso de protagonismo del centro del país) que se ve reflejado en el ejercicio académico y que en muchas ocasiones ha llevado a que se demerite el trabajo de las regiones. “Ciudades como Cartagena fueron más ilustradas que Bogotá durante mucho tiempo. Lo que pasa es que tuvieron ventajas estatales con grandes inversiones que les ayudaron a crear una mejor infraestructura educativa”, asegura.

Lo mismo opina Adriana Rodríguez, bióloga marina e investigadora de la Universidad del Magdalena, quien considera que es momento de que el Estado se meta la mano al bolsillo para colaborar con investigaciones que con seguridad podrían contribuir a la prosperidad del país.

Todos concuerdan en que ese dinero serviría para la compra de equipos de calidad, el mejoramiento de la infraestructura y los subsidios a estudiantes que no cuentan con suficientes recursos. Según Antonio Rudas, de la Fundación Universitaria del Área Andina, esa sería la forma de saldar la deuda con esta parte del país.

Conocer el océano

Ya pasaron más de cuatro años desde que Adriana Rodríguez, una bióloga marina de Bogotá, visitó La Guajira por trabajo y conoció una realidad escondida: “Encontré a unos pescadores que estaban capturando unos pepinos de mar y los dejaban en poncheras. Luego los lavaban, los secaban en el sol y los cocinaban. Me comentaban que había unos comercializadores asiáticos que se los compraban. Me puse a investigar y encontré que es un recurso apetecido en Europa y Asia y muy bien pago. En ese entonces, un kilo costaba US$150 en el mercado internacional. Ellos se los compraban a $2.000”.

Desde entonces se ha dedicado a investigar los pepinos de mar en nuestro mar Caribe y ha logrado, junto con un grupo de ingenieros pesqueros y biólogos marinos de la Universidad del Magdalena, reproducir en cautividad a esta especie que pertenece a la familia de los equinodermos. Para quienes no saben mucho de ellos, estos animales se encuentran en el fondo del mar y tiene una función muy importante porque remueven el sustrato y son como filtradores que mejoran la calidad de los ecosistemas.

También gozan de propiedades nutricionales interesantes y ayudan a la prevención de enfermedades como los tumores y la artritis. Y, como si fuera poco, tienen importancia socioeconómica, pues son consumibles y un producto muy costoso en los mercados internacionales

Toda esta información se ha logrado determinar con sus estudios. De hecho, hace poco registraron una nueva especie de esta zona marina, parecida al pepino de mar. “Encontramos la diferencia al hacer un estudio más profundo en biología molecular y genética”, agrega Rodríguez.

Para esta investigadora, su búsqueda por entender a esta especie hace parte de la idea que tenemos de una riqueza marina inmensa que podemos explotar de manera sostenible y que nos podría ayudar al desarrollo del país, pero que no conocemos.

Lecciones para entender a los niños

“Pisotón es un programa de desarrollo psicoafectivo y educación emocional. Salió de una investigación que parte de una tesis doctoral en la que se buscaba entender las necesidades afectivas de los infantes junto con padres y maestros. Aunque es un área de desarrollo importante, normalmente no se tiene en cuenta y es causal de muchas de las situaciones de violencia social, política y familiar que vivimos en el país”.

Esas son las palabras de Ana Rita Russo, la creadora de uno de los programas más importantes de infancia del país, que nació en las aulas y ahora tiene un gran impacto en la sociedad.

El planteamiento de sus estudios doctorales era que si los educadores y los familiares de los pequeños conocen el proceso de desarrollo y entienden los comportamientos de la infancia, se puede criar un ser humano con mayor armonía, paz, regulación, conocimiento de sí mismo y reconocimiento del otro. Así nació este proyecto que surgió en Cartagena.

Con diplomados se les enseña a las figuras de autoridad a regular las emociones naturales de los niños. “Los mordiscos, pataletas, la curiosidad sexual no son algo anormal, así que les enseñamos cómo manejarlas”, agrega. Con los niños se utilizan kits con cuentos, juegos, manuales y títeres.

En la región Caribe hacen presencia en siete departamentos. La formación de los maestros y las madres comunitarias es constante y la aceptación del programa es altísima. En estas zonas se encontró que los niños tienen mucha ansiedad y temor a la pérdida o la separación

“Había situaciones como que los padres debían pasar a Venezuela a buscar recursos para la manutención del hogar. Los niños se quedaban con sus abuelos, pero no hacían el desplazamiento de amor hacia ellos. Nuestro impacto ahí fue enseñar que no era un abandono, sino una proyección, y los ayudamos a desplazar ese amor de sus padres a sus figuras sustitutas”, cuenta Russo.

El éxito de esta investigación, según su creadora, es que pudo pasar a la realidad y se mantiene viva gracias a los estudios que se hacen en territorio. También, a que no sólo se limita a la descripción de los fenómenos, sino que les enseña a los demás a manejarlo. Así lo resumió un papá hace poco: “Ustedes no sólo enseñan el qué, sino el cómo”.

El ciudado de las cuencas

En el departamento del Cesar se están desarrollando grandes proyectos de infraestructuras para el país, como la Ruta del Sol, la Línea Férrea de Chiriguaná y los puertos de los ríos Magdalena. Eso ha demandado enormes cantidades de material de arrastre para las obras, que se han sacado de este territorio.
El problema, advierte Antonio Rudas Muñoz, director del Centro de Investigación y Desarrollo de la sede de la regional de Valledupar de la Fundación Universitaria del Área Andina, es que su explotación se hace sobre los cauces de los ríos y eso afecta el ambiente, sobre todo la calidad del agua.

Con este argumento, un grupo de investigadores decidió crear un modelo de sistemas de extracción sostenible. “Hacemos todo de manera manual: buscamos una imagen de satélite, delimitamos la cuenca hidrográfica, empezamos a buscar la información climática para saber mediante estadísticas cuáles serían las condiciones de máxima precipitación en un período de retorno de 100 años. Eso nos genera una inundación y es ahí cuando se ven dónde están los materiales de arrastre. Vamos con los geólogos y hacemos perfiles del suelo para saber qué cantidad hay, cuál es su calidad y la extensión de yacimientos en sitios distintos al cauce”.

Ahora trabajan para que una compañía de tecnología los ayude con la construcción de la automatización del modelo, que podría disminuir la contaminación de los ríos y mejorar la explotación de estos materiales, pues con los diagnósticos el proceso sería más eficiente.

Escudriñar en las relaciones diplomáticas

A raíz del fallo de la Corte de La Haya en 2012 sobre el litigio entre Colombia y Nicaragua, Raúl Román y Silvia Mantilla realizaron un estudio de las relaciones diplomáticas de Colombia en el Caribe. Fue un trabajo que abarcó del siglo XIX al XX, para entender el origen de las confrontaciones actuales con Nicaragua, Costa Rica e islas.

“Encontramos que tenemos un país que reacciona frente a las ofensivas o movimientos de resolución de fronteras y de definición de los territorios de estos estados centroamericanos. Como consecuencia, nunca hubo una política estatal que visionara la importancia estratégica del territorio y sus negociaciones internacionales”, explica Román.

A esto hay que sumar otros hechos, como la doctrina de neutralidad que se pregonó en el trascurso de los dos últimos siglos: “No intervenimos en los asuntos de otros países y ellos esperaban la solidaridad colombiana contra los grandes imperios que siempre tuvieron intereses en el territorio. Eso generó un deterioro en el relacionamiento”, explica Román.

Según su revisión, estas relaciones también se vieron afectadas a causa de que en Colombia no logró construir su soberanía interna, pues nunca edificó un Estado y sólo mantuvo gobiernos.

Finalmente concluyeron que hay un enfoque inadecuado del Gobierno para manejar este tipo de conflictos. Pero además, después de un trabajo de campo, entendieron cómo se afectaron las comunidades de Colombia y Nicaragua, que antes tenían un mar compartido y ahora están polarizadas.

Fuente de la noticia: http://mba.americaeconomia.com/articulos/reportajes/que-investigan-las-universidades-del-caribe

Fuente de la imagen:

 http://mba.americaeconomia.com/sites/mba.americaeconomia.com/files/styles/article_full_width/public/field/image/pexels-photo-70252.jpeg?itok=ouddZ26q

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Función de la crítica

Por: Graziella Pogolotti

Hace poco escuchaba yo la entrevista televisada de Amaury Pérez Vidal a Lu­ciano Castillo, posiblemente el más acu­cioso investigador de la historia del cine. Al final, como suele ocurrir, la conversación cayó en el tema de la crítica, tan frecuente en lo que concierne al arte y la literatura, como a los problemas de nuestro transcurrir social.

Sin dudas, necesario, el debate parece empantanarse en la referencia martiana al ejercicio del criterio o al enfrentamiento entre elogio complaciente y ne­gación absoluta. Para avanzar en la discusión, sería conveniente centrarla en las herramientas requeridas para el ejercicio de la crítica y la función de esa práctica, según su destinatario explícito o implícito.

En todos los casos, el crítico debe disponer de un conocimiento técnico, de una visión histórica y social apta para valorar contextos y de cierta claridad expositiva.

Para traducir mi punto de vista en términos concretos, vuelvo a la entrevista de marras. En su extensa Cronología del cine cubano (título muy modesto) Lu­ciano Castillo ha revelado detalles olvidados sobre el ingreso del cine en nuestra vida cotidiana. Nuestra vocación mo­dernizadora favoreció que su aparición promoviera un proceso expansivo fulgurante, acompañado por esfuerzos heroicos dirigidos a fomentar una producción propia. Sin embargo, la fundación del Icaic fue acogida como un verdadero comienzo. Fue una visión compartida por una generación entera, forjada a través de circunstancias culturales.

En sus inicios, el cine fue recibido co­mo un entretenimiento privado de las je­rarquías de las manifestaciones artísticas mayores. Constituyó el punto de partida de las llamadas industrias culturales. Parecía estar en desventaja en el plano artístico. Los directores se interesaron por definir las especificidades de su lenguaje. Algunos lo asociaron a mo­vimientos que marcaron el siglo XX, como ocurrió con el expresionismo y el surrealismo. Los cineastas del momento se colocaban a contracorriente del comercialismo y el sistema de estrellas. En ambas orillas del Atlántico, se hizo sentir la influencia del neorrealismo italiano y de la nueva ola francesa, propuestas todas que reivindicaban valores artísticos en una pantalla que invitaba a la reflexión.

El gran negocio dispuso de recursos para preservar su dominio en la distribución. En la actualidad el reclamo del entretenimiento ha recuperado su su­premacía. Contribuye a modelar valores, vida cotidiana, cercena el fluir de las ideas y se convierte en factor determinante de la política.

El entrelazamiento entre cultura, imagen, expectativas de realización humana y debate de las ideas en lo económico y social subraya el papel de la crítica en el ámbito de las artes y en el espacio pú­blico más amplio que concierne a todos. Limitar su función al elogio o la descalificación la coloca al servicio de los intereses dominantes.

La utilidad de la crítica trasciende el arte y la literatura. Debe incorporarse su práctica para rectificar el camino, para atajar a tiempo los errores a fin de reducir costos. Tiene que convocar al análisis en el espacio público y convertirse en hábito incorporado al accionar de todos los días. Tiene que integrarse a la conciencia colectiva como contribución al bienestar de todos.

El entendimiento de la función de la crítica, del modo de ejercerla y de su utilidad práctica es una de las carencias de nuestro contexto contemporáneo. Asu­mirlo implica romper con mentalidades formadas a lo largo de los años. Exige deshacerse del pensar rutinario y entender  que en la vida todo es perfectible y que la modestia es el elemento integrante de la verdadera sabiduría. Ur­ge, por tanto, desarrollar una nueva pedagogía social que intervenga simultáneamente en lo cotidiano, lo laboral y en el impulso al conocimiento científico para ir derrumbando poco a poco los universos parcelados.

El comienzo está en la relación alumno, padre y maestro que se establece en la escuela.

La crítica en la institución docente es­tá sembrando futuro en una criatura en proceso de formación. La crítica en el plano de la comunidad llevada a sus últimas consecuencias ante las autoridades correspondientes favorece la disminución de la agresividad y, entre muchas cosas de primera importancia, puede mejorar la higiene y poner coto al resurgir de epidemias. El desarrollo de una crítica ciudadana constructiva re­quiere un diálogo transparente con las instituciones.

Los espacios informativos demandan una efectiva pedagogía crítica. Por distintas vías, se describen fenómenos que perturban el funcionamiento de la so­ciedad y que, en muchos casos, entrañan incumplimientos de lo establecido por las normas de la legalidad y perjuicios a personas naturales y jurídicas. Sucede también que noticias de interés público se comunican por vía del ru­mor con la frecuente distorsión de los acontecimientos reales. A veces sale a la luz lo obvio, el fenómeno que todos conocen por experiencia personal. El papel de la crítica no se reduce a señalar fenómenos.

Tiene que traspasar ese estadío primario y avanzar en la investigación de los contextos, las causas, contribuir mediante el análisis a deshacer nudos que afectan el adecuado vivir ciudadano. Es conveniente reunir criterios de especialistas y, en algunos casos, proponer soluciones para lo urgente y para lo que se nos viene encima a me­diano plazo. Afrontamos enormes dificultades económicas. Sin embargo, los problemas objetivos generan actitudes subjetivas que se reflejan en el modo de administrar los recursos, en el empleo eficaz de las potencialidades existentes y en la capacidad de atajar a tiempo los focos infecciosos. Sin esperar por un ma­ñana impreciso, iniciemos nuestro aprendizaje de pedagogía crítica.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2016-10-30/funcion-de-la-critica-30-10-2016-21-10-57

Imagen: http://www.ruthmujica.com/p/blog-page_12.html

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Aprender al enseñar

Pedro Flores Crespo

“¿Qué es lo que confiere a un hombre o a una mujer el poder para enseñar a otro ser humano?”
—George Steiner en Lecciones de los maestros

La docencia es una fuente de importantes experiencias para el investigador. Tal sentimiento lo ratifico al impartir un Seminario de Investigación dentro del programa de la Maestría en Comunicación y Cultura Digital (MCCD) de mi universidad: la Autónoma de Querétaro.

Gracias a los temas de investigación que desarrollan los estudiantes de ese posgrado me doy cuenta de lo desafiante y complejo que resulta estudiar los fenómenos de la comunicación bajo los métodos de investigación tradicionales. ¿Cómo analizar un fenómeno virtual que se caracteriza por ser profundamente móvil y efímero? ¿Podemos darle veracidad a lo que ocurre en Facebook o en Twitter? ¿Cómo se reconcilian lo virtual y lo real, pregunta acertadamente Christine Hine, ex presidente de la Asociación Europea para el Estudio de la Ciencia y la Tecnología?

Un tema de estudio que ha atraído a no pocos jóvenes es la manera en cómo las redes sociales han contribuido a impulsar movilizaciones políticas en países como Túnez, Egipto, Guatemala y México. Dentro de las primeras naciones se tuvo, en 2010, una amplia manifestación llamada “Primavera Árabe”, mientras que en nuestro vecino país del sur, el presidente Otto Pérez Molina renunció al cargo en 2015 en medio de una polémica por corrupción. En esto, parece ser que las redes sociales, en específico, Twitter sirvió de enlace entre la dimensión de tipo aspiracional y la virtual, según estudia Margarita Marroquín. En México, por otra parte, algunos estudiantes de comunicación de la Ibero le prepararon, en 2012, un recibimiento no grato al entonces candidato priista, Enrique Peña Nieto, y todo ello fue posible gracias al manejo del espacio virtual.

¿Es ese espacio una nueva estructura sobre la cual el individuo interviene y tiene, por lo tanto, un poder de transformación mayor? ¿Podremos cambiar los seres humanos nuestros entornos sociales más fácilmente cuando hacemos uso de las redes sociales? Con simpatía recuerdo una tesis dirigida por la doctora Miriam Herrera (UAQ) que mostraba que algunos jóvenes, al utilizar los recursos de socialización de Facebook, reducían su nivel de pena y vergüenza. Las relaciones sociales entonces ya no son lo mismo con la proliferación de las redes sociodigitales.

Otro tema que está en constante revisión bajo la perspectiva virtual es la construcción de la identidad. ¿Quién soy? ¿Cómo he llegado a ser lo de ahora? Bajo un análisis social clásico, se diría que gracias al contacto físico con nuestros grupos de referencia, uno forma los rasgos de la propia personalidad; sin embargo, Enrique Iturralde, otro brillante egresado de la UAQ, mostró en su tesis de Maestría en Ciencias Sociales que la identidad también puede configurarse dentro del espacio virtual que representa Twitter.

Esta identidad puede servir para perseguir ciertos fines políticos, según recuerdo.
Pero lo gratificante de dar clases en el posgrado de la UAQ puede tornarse preocupante cuando se tienen que diseñar los aparatos metodológicos para que los estudiantes respondan, de manera sistemática, a sus preguntas de investigación. Dado el carácter efímero de los fenómenos rastreados en las redes sociales, ¿podemos seguir utilizando y confiando en los estudios de tipo transversal? Como usted sabe, este tipo de estudios realizan observaciones en un momento determinado. Imagínese lo complicado que puede ser entonces medir y validar la popularidad de un político por medio de los recursos que ofrece Twitter y de Facebook (likes). En estos espacios, según me ha enseñando Tania Rivera, es muy difícil controlar el efecto de los “paleros virtuales”, también conocidos como bots. Si la investigación social clásica no pone atención a estas nuevas prácticas y realidades, la información presentada en una tesis o en una investigación puede ser errónea.

Dada la complejidad de los fenómenos estudiados por la comunicación, parece ser cada vez más necesario revisar, por un lado, nuestras teorías sociales “contemporáneas” y por otro, renovar nuestros encuadres metodológicos. Ante la realidad virtual que afecta nuestras vidas, los temas de objetividad e imparcialidad adquieren mayor relevancia. Ante el manejo mediático que hacen algunos actores, el amplio alcance de las redes sociales aún está por discutirse. Ante la necesidad de formar más jóvenes universitarios capaces de reflexionar y actuar sobre su realidad, la enseñanza en el posgrado de la UAQ es un reto profundamente gratificante. Por ello, no tengo duda alguna de que se aprende mucho al enseñar.

 

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/aprender-al-ensenar/

Fuente de la imagen:http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2016/10/54af56fc83668.jpg

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Los intelectuales en la República neocolonial

Por: Graziella Pogolotti

A la memoria de mi padre

La carencia de una investigación debidamente contextualizada ha tenido un velo de silencio sobre el papel de los intelectuales durante la República neocolonial. Habría que comenzar por definir el término. Desde mi punto de vista, incluye a artistas, escritores, científicos y maestros. Algunos se dejaron vencer por la desilusión y el acomodamiento. Quienes sufrieron en carne propia la castración independentista, optaron por caminos diversos, padecieron el desengaño, se refugiaron en sus provincias para hacer obra a pesar de todo o dejaron testimonios de las luchas mambisas.

A mi entender, el punto de giro se produce en la década del 20, cuando se constituyen las organizaciones obreras, estudiantiles y femeninas y se funda el primer Partido Comunista. Al propio tiempo, un grupo heterogéneo, bajo el signo del llamado minorismo, formula el primer documento programático que imbrica arte, nación y sociedad. La obra de Fernando Ortiz empieza a madurar. Salvando el obstáculo de su posición política, Ramiro Guerra publica un texto medular, llamado Azúcar y población en las Antillas. Emilio Roig sigue documentando su ideario antimperialista. Está emergiendo con claridad la crisis estructural de la economía cubana. La dictadura de Machado es el detonante de un estallido en el que apuntan causas económicas, sociales y políticas.

Rubén Martínez Villena pasa del liderazgo intelectual al político. Pero sus amigos del minorismo mantendrán la coherencia de una vanguardia que procura el punto de encuentro entre renovación artística, lucha política a escala latinoamericana, junto a la necesidad de dotar de un cuerpo real al espíritu de la nación.

Desde la cultura, la generación de la vanguardia introdujo un cambio sustancial en los fundamentos de la nación. Reconoció la esencial contribución africana y reveló, apropiándose de la obra de Fernando Ortiz, el tema de la transculturación como factor decisivo en lo que somos. Bajo los auspicios del gran etnólogo, promovió los estudios del folclore. Por su parte, Roldán, Caturla y Carpentier incorporaron los ritmos llegados de África a la sinfonía, y Nicolás Guillén, José Z. Tallet, Regino Pedroso y Emilio Ballagas lo hicieron en la poesía.

En el amplio universo de la historia queda mucho por valorar. Apenas me atrevo a citar unos pocos nombres como el de José Luciano Franco, visionario del Caribe, o los acercamientos económicos de Julio Le Riverend y Raúl Cepero Bonilla.

Independientemente de la orientación ideológica de sus impulsores, se produjo, a lo largo de medio siglo, contra viento y marea, ante la incuria de las instituciones oficiales, un esfuerzo por preservar y rescatar un legado. En condiciones muy precarias, se fundaron el Archivo, la Biblioteca y el Museo nacionales. Este último parecía un almacén de objetos heterogéneo, pero ahí se guardaron. Frecuenté la Biblioteca en el Castillo de la Fuerza. Sin tener nombramiento de director, José Antonio Ramos, un intelectual ejemplar, sostenía una batalla agónica por ordenar los fondos. Escribió novelas, ensayos, teatro, en un indoblegable combate por entender su país, movido en lo esencial por principios éticos. Sus ideas se fueron radicalizando hasta alcanzar una perspectiva marxista.

Pocos cubanos pudieron conocer la obra de Martí después de su caída en Dos Ríos. El autor de los Versos Sencillos tampoco valoró en su justa medida el pensamiento que había fecundado en infinidad de trabajos dispersos en la prensa latinoamericana. Así lo revela su testamento literario enviado a Gonzalo de Quesada, su albacea, desde Santo Domingo. Durante la República se inició el lento y trabajoso rescate, labor que solo a partir del triunfo de la Revolución habría de sintetizarse con respaldo institucional.

La tarea anónima de nuestros maestros merece incluirse en nuestra tradición intelectual. Me contaba Enrique Oltuski, hijo de judíos polacos, instalado definitivamente en Cuba desde los siete años, que aprendió a ser cubano con la maestra negra de su escuela pública. Lo fue tanto que integró el Movimiento 26 de Julio en la clandestinidad, trabajó junto al Che y entregó la vida toda a las responsabilidades que le confió la Revolución. Por ahí anda todavía su excelente obra testimonial. Obra humana. La historia sujeta a impredecibles coyunturas, la historia está hecha de luces y de sombras. Pero la historia y la cultura nos fueron haciendo lo que somos.

Hemos modelado nuestro idioma. No platicamos al modo mexicano. Hay palabras de uso corriente entre nosotros, impronunciables en otros países de nuestra lengua. Nuestra condición es la resultante de la asunción de numerosos componentes, del choque de contradicciones y de un origen colonial devenido neocolonial cuando emergía el imperialismo, como lo advirtió Martí y lo definió Lenin en términos de fase superior del capitalismo. Por esos motivos, urge entender que la historia no se limita a una cronología. Tampoco debe esquematizarse en polos positivos y negativos, aunque no puede abordarse desde una falsa neutralidad imposible e inexistente.

Su riqueza y su utilidad estriban en descubrir las marcas de un proceso complejo, que sigue haciéndose ante nuestros ojos. De ella formamos parte como actores conscientes y, a veces, como presencias peligrosamente inconscientes. Cerrar los ojos, aferrarnos a la rutina y evadir los desafíos de la contemporaneidad constituye una actitud suicida.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2016/05/31/los-intelectuales-en-la-republica-neocolonial/#.V-GxgBJGT_s

Imagen: http://www.paginapopular.net/intelectuales-del-mundo-con-scioli-zannini/

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