Forman una cadena humana en Hong Kong en reclamo de más democracia

Redacción: Grupo La Provincia

Decenas de miles de ciudadanos de Hong Kong formaron hoy una cadena humana alrededor de la ciudad en una nueva protesta contra el control chino, inspirada en una histórica manifestación que tuvo lugar hace tres décadas en las repúblicas bálticas en pro de la independencia de la Unión Soviética.

Algunos se tomaron de las manos, mientras otros alzaron sus teléfonos encendidos para formar una larga cadena de luces blancas que resaltaban en la ciudad en la que ya se había ocultado el sol.

Los organizadores esperaban que la cadena, que trazó el recorrido de tres líneas de metro, alcanzara una longitud de 40 kilómetros.

Esta es la última protesta del movimiento ciudadano que hace once semanas salió a la calle para reclamar en contra de un proyecto de extradición a China, que con el correr de los días y la brutalidad policial derivó en demandas de apertura democrática y un pedido de investigación independiente a los policías que reprimieron a los manifestantes.

La protesta fue inspirada en la Cadena Báltica, que tuvo lugar el 23 de agosto de 1989, mediante la cual dos millones de personas de Estonia, Letonia y Lituania se unieron y formaron una larga fila en rechazo a la ocupación soviética en la misma fecha hace 30 años.

En Hong Kong, una ciudad dénsamente poblada, los manifestantes debieron sortear algunos obstáculos para formar la cadena humana.

Con los semáforos funcionando normalmente, cada vez que se ponían en verde, los hongkoneses se veían obligados a separarse y volvían a juntarse cuando se ponía en rojo.

Algunas personas portaban carteles con mensajes en diferentes idiomas, como francés, japonés, alemán, italiano y letón, que reflejaban uno de los objetivos de la acción: llamar la atención internacional sobre la situación de Hong Kong.

«Espero que este sea un evento significativo que atraiga la atención internacional sobre los problemas que afrontamos. Necesitamos que el mundo sepa que estamos luchando por nuestra libertad y democracia frente a la represión», sostuvo Yu, una joven hotelera de 20 años, en declaraciones a la agencia de noticias EFE.

Ante la preocupación de que durante este fin de semana se produzcan nuevas protestas que afecten a sectores como el transporte, el Tribunal Superior de la urbe extendió hoy el mandamiento provisional que amplía las medidas de seguridad en el Aeropuerto Internacional, que fue cortado hace unos días por los manifestantes.

Además, la compañía que opera el metro, MTR Corporation avisó que cerrará estaciones si se producen peleas o actos violentos y advirtió que la Policía «podría tener que entrar en las estaciones para tomar las medidas adecuadas de aplicación de la ley cuando sea necesario».

Fuente: https://www.grupolaprovincia.com/internacionales/forman-una-cadena-humana-en-hong-kong-en-reclamo-de-mas-democracia-354777
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El Gobierno afgano ordena el cierre de las escuelas de la provincia de Fará por la violencia talibán

Afganistán/19 de Mayo de 2018/Europa Press

El Ministerio de Educación afgano ha ordenado el cierre temporal, a partir de este viernes, de todas las escuelas de la provincia de Fará (oeste del país), para proteger a los estudiantes del repunte de violencia insurgente que se ha registrado en los últimos días, en particular en la capital del mismo nombre.

La orden permanecerá en vigor al menos durante un mes, hasta el final de la festividad del Eid (el 15 de junio), con el consiguiente aplazamiento de todos los exámenes previstos durante estas fechas, según el comunicado del Ministerio recogido por Tolo News.

El cierre tiene lugar depués de los fuertes enfrentamientos de las últimas horas en Fará capital entre las fuerzas de seguridad del Gobierno y los talibán, que están empleando los domicilios de los civiles como pisos francos.

Los talibán parecen haber centrado sus esfuerzos en el cuartel general de la Policía en la provincia, que han atacado con al menos tres terroristas suicidas desde el pasado martes, cuando más de 2.000 talibán irrumpieron en la ciudad.

Los enfrentamientos se han multiplicado a varios puntos de la capital de la provincia, en combates que, desde el pasado martes, han dejado al menos 25 agentes y más de 300 talibán muertos, según ha informado el gobernador de la provincia, Basir Salangi.

Los talibán parecen haber retrocedido en las últimas horas pero no se descarta que inicien un nuevo ataque a tenor de la gran cantidad de efectivos que han recabado desde provincias como Helmand, Herat, Ghor o Zabul.

De momento se encuentran atrincherados en los barrios periféricos de Shir Koh y Pesht Koh, de nuevo según el gobernador, quien ha confirmado también que en las operaciones de respuesta han participado aviones de combates de la misión Apoyo Resuelto de la OTAN.

Fuente: http://www.europapress.es/internacional/noticia-gobierno-afgano-ordena-cierre-escuelas-provincia-fara-violencia-taliban-20180518105742.html

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Sudan: Resigned Students’ Demands Not Met, Lawyers Show Support

Sudán/24 de Julio de 2017/Allafrica

Resumen: Los policías siguen bloqueando a los cientos de estudiantes que ingresan a Jartum, ya que todavía están alojados en el pueblo de Sheikh El Yagout. Los intentos de llegar a un acuerdo con su universidad sobre la caída de cargos y la readmisión de los estudiantes.

Policemen continue to block the hundreds of students from entering Khartoum, as they are still hosted at the village of Sheikh El Yagout. Attempts to reach an agreement with their university on dropping charges and readmitting students.

The more than 1,500 Darfuri students of Bakht El Rida University in El Duweim are blockaded on the southern edge of the capital Khartoum after they were stopped by National Intelligence Security Service (NISS) agents from delivering a statement, listing their demands, to the government.

The students, who resigned en masse from the university, demand the release of 10 of their fellow students accused of killing two police officers and want 14 other students who were expelled from the university to be readmitted.

A student leader speaking to Radio Dabanga from Sheikh El Yagout village warned the government against resorting to violent solutions.»Our cause has nothing to do with politics.»

Representatives of the protesting students held a meeting with a committee of White Nile state, including members of the Bakht El Rida administration. Sheikh El Yagout, namesake of the village where the students are being hosted, mediated the meeting.

«We agreed on providing fair trial oppurtunities for the detained students, adjusting the academic status of the students who were unable to sit the exams and dropping the charges against them.»

«The government did not meet our fundamental demand of readmitting the dismissed students.»

The student said that the government committee did not approve their demand to readmit the dismissed students. «But this is a fundamental demand of ours.»

Civil society initiative representatives met with the student leaders yesterday, saying that the solutions proposed by the committee of White Nile are «acceptable in principle» which can be a framework to work forward on. El Sadig Adam Ismael, policy director of the initiative, asked the prosecution to refer the case against the students accused of killing two policemen, to court.

The Democratic Group of Lawyers condemned the security apparatus blocking the students’ way to the capital Khartoum: «A clear violation and depriving them from exercising their constitutional right to move within their country.»

The group said in a statement that it is ready to defend the hundreds of stranded students, against the crisis they deem was caused by Bakht El Rida University. «We follow the cases of the detained students, who have not been brought to trial for more than three months.»

Political issue

While students said to think otherwise, Mohamed Dia, member of the National Committee for the Defence of Darfuri students, finds the students’ issue «a highly political issue.

«We will deal with it politically, and expose it to the media. The sit-in shows a new form of civil disobedience, and a method that should receive support.»

Dia said that his committee opens the headquarters of opposition parties to shelter the stranded students, and stressed the need to form a national committee of lawyers to defend them.

One of the students’ representatives, Abbas El Khair recounted the background of the situation. «It goes back to the defeat of students allied to the ruling National Congress Party in the students’ union elections.» Unrest between student groups followed on 9 May, with two policemen being killed.

He explained that about 72 students were injured in the incidents witnessed by the university in the first day, as well as the arrest of others accused of the murders.

«Agents of the security forces then moved to evict students from the boarding houses and sent-awway about 1,200 male and female students.»

The tension caused students, mainly from Darfur, to resign en masse from the university and move to Khartoum to make their demands clear. «The security service prevented travel buses from transporting the students, however. After walking to Sheikh El Yagout, more than 15 kilometres away, they were denied access to Khartoum again.»

Fuente: http://allafrica.com/stories/201707210725.html
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Las otras caras de la violencia escolar en Latinoamérica

Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia

El Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia (ODEJ) es una plataforma para el pronunciamiento público, impulsado por el campo estratégico en modelos y políticas educativas del Sistema Universitario Jesuita (SUJ). Su propósito consiste en la construcción de un espacio de análisis informado y de posicionamiento crítico de las políticas y las reformas educativas en México y América Latina, arraigado en la realidad social acerca de las injusticas del sistema educativo, y recupera temas coyunturales y estructurales con relación a la agenda educativa vigente.

En un estudio realizado por UNICEF (2011) sobre la violencia escolar en América Latina y el Caribe, se plantea que aún existen escuelas donde se vulneran los principios de la Convención sobre los Derechos del Niño. Se reportan casos de castigos corporales, maltrato emocional, abuso sexual, así como una tendencia creciente del acoso entre pares e inclusive de agresiones de estudiantes y, en algunos casos, de padres contra maestros y autoridades educativas. Los datos arrojados por UNICEF dan cuenta principalmente de estas situaciones y lógicas de la violencia que emergen al interior de las escuelas, reproduciendo maltratos emocionales y físicos que los niños y adolescentes experimentan en su cotidianeidad. El caso del maltrato emocional sistemático entre pares, esto es, entre los mismos compañeros y compañeras de escuela, es motivo de atención en los últimos años, tanto por las políticas públicas, los medios de comunicación y el mismo campo de la investigación educativa. Esto en parte se debe al alto porcentaje de estudiantes que han sido víctimas, o que tienen conocimiento de hechos de maltrato, acoso u hostigamiento escolar, el cual se sitúa entre el 50% y el 70% de la población estudiantil en América Latina (UNICEF, 2011).

La violencia entre pares, más conocida como bullying, es objeto de discusión permanente y es identificada como una de las principales evidencias de la violencia escolar. Aunque se trata de una problemática escolar clave en la configuración de las identidades de los estudiantes y que atenta contra el desenvolvimiento social y cultural de los sujetos, la prioridad que se ha puesto en el análisis y visibilización de este tipo de violencia escolar, ha llevado a ocultar otros procesos significativos vinculados con la violencia que ocurre en las escuelas latinoamericanas.

No resulta llamativo que sean los propios gobiernos latinoamericanos, quienes aducen la importancia de erradicar el bullying escolar, asumiéndolo como la principal problemática sociocultural y comunicativa de las escuelas, mediada por la violencia física y emocional entre los mismos estudiantes. Sin embargo, esta no es la única evidencia de violencia escolar. El foco puesto en los niños y adolescentes como protagonistas de los actos de violencia, pese a que retrata una situación crítica y bisagra de las escuelas latinoamericanas, contribuye al mismo tiempo a la gestación de dinámicas de estigmatización y criminalización de los niños y jóvenes que asisten a la escuela. La identificación de alumnos problemáticos, por lo general, pertenecientes a sectores extremadamente vulnerables, construye una perspectiva estigmatizante de los jóvenes, a quienes se les segrega y atribuye la condición de mal comportamiento. Esta atención puesta en la culpabilidad de los niños y jóvenes en la ejecución de los actos de violencia, silencia e invisibiliza otras caras de la violencia escolar, que tienen como principal responsable a los gobiernos latinoamericanos y a su complicidad con actividades ilícitas. Tal es el caso de la inserción de los aparatos represivos estatales en los propios espacios escolares y la expansión de las redes de narcotráfico y guerrilla que atenta directamente al derecho a la educación de miles de niños y jóvenes latinoamericanos e incumple, por lo tanto, otros derechos básicos y libertades fundamentales.

La destrucción de instituciones educativas por explosiones detonadas, morteros y cohetes, bombardeos aéreos, incendios y saqueos; la ocupación de escuelas por las fuerzas militares, de seguridad, la policía armada o los grupos del crimen organizado, así como el secuestro de niños para ser reclutados forzosamente a las filas de esos grupos criminales, son algunas de las problemáticas a las que se enfrentan cotidianamente las escuelas más vulnerables de Latinoamérica y el Caribe.

Estos incidentes violentos implican el uso de la fuerza en formas que interrumpen y disuaden la provisión educativa, poniendo a educadores y estudiantes en riesgo en ambientes que deberían ser seguros y fuentes de protección. Aún más si se tiene en cuenta que la escuela ha sido identificada históricamente por su papel decisivo en la transformación de los patrones de violencia y para promover el desarrollo de habilidades pacíficas. Esta función se encuentra en crisis, sobre todo a causa de las políticas estatales que, coadyuvadas al mercado privado internacional, la corrupción y la complicidad con el narcotráfico, han hecho de la escuela latinoamericana un escenario sumido en la violencia, la devastación y la privación de derechos fundamentales.

En el caso de Haití, los abusos sexuales contra escolares y mujeres continúa siendo una táctica común en algunos conflictos, los cuales se producen como resultantes de secuestros y ataques a los centros educativos. Estos secuestros son llevados a cabo por bandas criminales armadas y se producen cuando los niños están en camino hacia o desde la escuela. Las niñas representan casi la mitad de las víctimas menores de edad (UNESCO, 2010).

En Brasil, en 2007, ocho escuelas municipales y guarderías de Río de Janeiro, fueron ocupadas sin previo aviso por la policía armada. “Estas instalaciones se utilizaron como base para un ataque de tipo militar contra las bandas de narcotraficantes armados, convirtiéndolas en blanco de ataques mientras los estudiantes seguían asistiendo a clases” (UNESCO, 2010: p.179).

Esta operación involucró a 1.300 policías militares y civiles, además de soldados de la Fuerza Nacional. Los edificios escolares sufrieron grandes daños, y en una ocasión las granadas habían explotado en el patio de la misma escuela.

Por su parte, en Colombia, en 2006, la UNESCO (2010) documentó que las guerrillas de las FARC habían incendiado una escuela en Puerto Jordania, utilizada anteriormente como centro de votación para las elecciones. La denotación de granadas y el incendio de establecimientos educativos es una práctica cotidiana de estos grupos armados, así como el reclutamiento de niños para integrarse a las fuerzas paramilitares.

En México, maestros de seis escuelas de Ciudad Juárez fueron amenazados por miembros de un cártel. “En una serie de advertencias escritas colocadas en las paredes de la escuela a partir del 12 de noviembre de 2008, las bandas de narcotraficantes armados amenazaron con secuestrar a estudiantes si los maestros no pagaban bonos de navidad a los traficantes” (UNESCO, 2010: p. 209)

El 17 de marzo de 2009, en la región de Triqui, San Migel Copola, en el estado de Guerrero, se encontraron más de 20 cartuchos de alto calibre en el campus de un instituto de bachillerato de Oaxaca tras una incursión de bandas armadas en la comunidad. Esto obligó a las escuelas secundarias y primarias de la región a suspender las clases por cierto periodo.

Pese a los diferentes instrumentos legales, así como a la existencia de las Directrices para Prevenir el Uso Militar de Escuelas y Universidades en Conflictos Armados, la violación de los derechos de los niños y jóvenes más vulnerables sigue en aumento. Incluso, estas directrices, aunque constituyen disposiciones vigentes del derecho internacional, no tienen carácter vinculante en sí mismas, por lo que los estados latinoamericanos no están obligados a ejecutarlas.

En este contexto, los casos de militarización de las escuelas, abusos sexuales y el secuestro y desaparición forzada para reclutamiento no solo violenta y censura la garantía del derecho a la educación, sino principalmente el derecho internacional humanitario, destinado a limitar y evitar el sufrimiento humano en tiempo de conflicto armado.

El arrebato de las condiciones dignas de infraestructura y seguridad edilicia son algunos de los rasgos más visibles de esta problemática. El uso militar de las escuelas, tanto como base militar y objetivo de conflicto, termina acechando la propia infancia: familias quebradas por el reclutamiento forzoso de sus niños e identidades forjadas por el miedo y la inseguridad permanente. El temor de trasladarse a la escuela por el uso militar que se hace de ellas, así como de todas las situaciones violentas que se desencadenan de este factor, es una constante en miles de niños. Casualmente este es un aspecto estructural que no se encuentra lo suficientemente investigado, a diferencia, por ejemplo, del estudio de la fobia escolar que responde más a aspectos psicosociales que a las condiciones materiales de existencia, como el conflicto armado y la guerra.

La omisión de todos estos casos a los ojos de los gobiernos latinoamericanos, ejemplos de la violencia que se ejerce hacia las escuelas, no es casual. Sólo se alude a la relación entre el narcotráfico, la militarización y las escuelas, cuando se pretende estigmatizar y criminalizar a determinadas comunidades. Tal es el caso de la desaparición de los estudiantes de la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa. Desde el gobierno mexicano, se intentó aducir, como causa de su desaparición, que los estudiantes se encontraban involucrados con una red de crimen organizado. La insistencia del gobierno por instalar en el imaginario esta perspectiva criminalizante de los jóvenes de Ayotzinapa, ha sido una constante. De esta manera se advierte que la única alusión que se hace desde la política pública a la relación entre el narcotráfico y la violencia escolar, se ejecuta bajo un manto de estigmatización y criminalización de los jóvenes utilizada, en este caso, como una estrategia más de ocultamiento de la responsabilidad y complicidad estatal.

La importancia de la visibilización de las otras caras de la violencia escolar, esto es, de la militarización de las escuelas latinoamericanas, convertidas en escenarios de guerra, es fundamental para la garantía del derecho a la educación, clave e inalienable. En las poblaciones más pobres y vulnerables de Latinoamérica, este derecho se encuentra negado, al estar instaladas en territorios permanentes de conflicto armado.

A sabiendas que los estados latinoamericanos están imbricados en esta problemática y que las reformas educativas actuales desatienden estos factores, ¿qué papel tiene la investigación educativa en este contexto? ¿cómo transformar los análisis lineales y unilaterales que se realizan sobre violencia escolar, de manera que se incluya la mirada de las comunidades y escuelas violentadas por la guerra y el conflicto? ¿qué papel tienen los organismos internacionales en este proceso, aún más si se tiene en cuenta que estos poseen información precisa sobre esas otras caras de la violencia escolar? ¿cómo hacer exigible el derecho a una educación libre de violencia y abusos?

Referencias

UNICEF (2011). Violencia escolar en América Latina y el Caribe: Superficie y fondo.  Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF)

UNESCO (2010). Education Under Attack. Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).

 

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/las-otras-caras-de-la-violencia-escolar-en-latinoamerica/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2016/08/tumblr_m3vfxe6PpY1rvr5wko1_500.jpg

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India: Incendios dejan a miles sin escuela en Cachemira

Asia/ India/ 6 Diciembre 2016/ Autora: Stella Paul/ Fuente: IPS.

Shugufta Barkat y su hermano Rasikh Barkat, exmaestra y alumno, respectivamente, en la escuela secundaria pública de Kulgam, uno de los centros de enseñanza de Cachemira que fueron incendiados recientemente. Crédito: Stella Paul / IP

Mariya Sareer, de 12 años, intenta leer lo más posible antes que oscurezca. Ya pasaron casi cinco meses desde que la alumna de séptimo grado de Shurat, un pueblo 70 kilómetros al sur de la ciudad de Srinagar, fue a la escuela por última vez debido al violento conflicto político que azota al norteño estado de Jammu y Cachemira, en India.

“Estudiar así es difícil. No sé en qué concentrarme. Mis resultados no serán tan buenos como antes”, comentó la joven, que siempre ha sido la mejor de su clase. Sus hermanos Arjumand, de nueve años, y Fazl, de seis, que asisten a la misma escuela, asienten con la cabeza.

Mariya sigue siendo más afortunada que muchos de sus amigos. Aunque su escuela -el Instituto Taleem-Ul-Islam Ahmadiyya- está cerrada desde hace más de cuatro meses, el edificio sigue en pie. Pero miles más ya no tienen aulas a las que volver porque las mismas fueron destruidas por incendios intencionales.

Quemando el futuro de una generación

Las escuelas de Cachemira cerraron el 6 de julio para Eid ul Fitr, un día festivo musulmán, pero estaba previsto que reabrieran poco después. Pero la violencia estalló en todo el valle cuando Burhan Wani, un joven guerrillero, fuera abatido por las fuerzas de seguridad el 8 de ese mes. En medio de manifestaciones multitudinarias, lanzamiento de piedras y pedidos de “liberación” del dominio de India, los partidos separatistas reclamaron la huelga general de la región.

Esta impidió que los 1,4 millones de estudiantes de la zona regresaran a las aulas.

Unas semanas más tarde, el 6 de septiembre, se reportó el primer incendio escolar, en la localidad de Mirhama, en el distrito de Kulgam. Pronto se conocieron denuncias similares por todo el valle. Hasta el momento el fuego destruyó a más de 30 escuelas, públicas y privadas, la mayoría en Cachemira del Sur, donde murió Burhan Wani.

Una de ellas es la secundaria pública Nasirabad, en Kulgam, que se incendió el 16 de octubre. Aunque la población local y la policía intentaron apagar las llamas, estas destruyeron la biblioteca, el gimnasio, las computadoras, el laboratorio y los escritorios. Los habitantes de la zona afirman que los incendiarios querían impedir la reapertura de la escuela, por eso quemaron el piso superior y no la planta baja, que tenía pocos equipos.

La profesora Shugufta Barkat sostiene que la escuela era de las mejores del distrito. “Están quemando el futuro de los niños”, dijo a IPS, visiblemente emocionada.

A diferencia de otros ataques extremistas, los incendios siguen siendo un misterio, sin que nadie haya asumido la responsabilidad.

Los separatistas y el gobierno se culpan mutuamente, y algunos dicen que son obra de “elementos marginales” de la sociedad que solo quieren causar trastornos. La policía realizó algunos arrestos, pero en cada caso el acusado ha sido identificado como un “separatista” sin vínculos claros con grupos guerrilleros.

Con el aumento de casos de incendios, el gobierno pidió a los maestros que protejan sus escuelas durante las horas nocturnas, para lo cual las instituciones adoptaron “turnos nocturnos” que los docentes deben cumplir.

Malestar en una comunidad minoritaria

Basharat Ahmed Dar es el jefe de Asnoor, una aldea de la minoritaria comunidad musulmana  ahmadiyya, en Kulgam. En un estado de turbulencia política, violencia, asesinatos y torturas, esta comunidad defiende el amor, la paz y la armonía. Sus principios les han ganado el respeto mundial, así como el desprecio de muchos, especialmente de los radicales.

La comunidad fomenta la educación como un camino sano para el progreso y también dirige cinco escuelas en Cachemira del Sur. Las escuelas – que admiten a todo tipo de alumnos, no solo a ahmadiyyas, – son conocidas por su alto nivel educativo y superior infraestructura.

Desde que comenzó la huelga general, los jóvenes ahmadiyyas, incluidos algunos de los maestros, hacen guardia frente a sus escuelas para repeler posibles ataques e incendios. El patrullaje continuará hasta que empiece a nevar, dice Dar.

“No llueve desde hace meses, así que todo está muy seco y propenso a tomar fuego. Pero una vez que empiece la nevada, no será tan fácil que el fuego se propague”, explicó.

Promociones masivas e incertidumbre constante

El año lectivo comienza en abril y termina en noviembre en Cachemira, justo antes de que empiecen los tres meses de vacaciones de invierno. Los exámenes anuales se llevan a cabo a finales de octubre. Sin embargo, este año ninguna de las escuelas pudo realizar sus pruebas finales. Ante la situación, el gobierno declaró la promoción de todos los estudiantes del primer al noveno grado.

Las escuelas privadas decidieron tomar exámenes, aunque solo completaron alrededor de 40 por ciento del programa de estudios.

Farooq Ahmed Nengroo, profesor de una escuela privada, califica las promociones colectivas de “error peligroso”.

“También en 2014, después de una inundación en el valle, los estudiantes tuvieron una promoción masiva aunque solamente fueron afectadas de dos a tres por ciento de las escuelas. En el futuro, definitivamente habrá un vacío de conocimientos y habilidades en la fuerza de trabajo del estado “, advirtió.

Mientras tanto, la joven Mariya Sareer reza para que cesen la huelga general y los incendios y así pueda recuperar su vida.  “Solo quiero volver a la escuela, estudiar y jugar al cricket”, explica.

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2016/11/incendios-dejan-a-miles-sin-escuela-en-cachemira/

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Abusos, racismo, venganza y muerte: el rompecabezas de la violencia en Estados Unidos

América del norte / Estados Unidos / 10 de julio de 2016 / Por Gabriela Esquivada de Infoabe.com

 

El asesinato de cinco policías blancos de Dallas a manos de un afroamericano veterano de la guerra de Afganistán, días después del homicidio injustificado de dos afroamericanos por sendos policías blancos, comprobó el sentido de un dicho común en el idioma inglés: two wrongs don’t make a right, la suma de dos actos malos no da por resultado un acto bueno.

«En Dallas una persona enojada por lo que él percibió como una injusticia cometió actos criminales», dijo a Infobae Ken E. Williams, un policía retirado experto en los temas del uso de la fuerza pública y la reforma policial. «No se puede creer que si uno asume la violencia, si uno se convierte en un criminal, no puede recuperar su credibilidad. Eso no es justicia, en absoluto».

Es en realidad un rompecabezas, como definió Valerie Adams-Bass, parte de la Curry School of Education en la Universidad de Virginia. Un rompecabezas con piezas como una historia trágica de racismo, un problema de violencia armada de nivel nacional, la existencia real del crimen y el abuso policial no menos verdadero.

«Hay personas que hablan de la violencia porque el delito existe, pero el delito en las comunidades está asociado a los altos niveles de desempleo y de analfabetismo», dijo la experta. «En cuanto al racismo, nuestro país tiene una larga historia, y una herencia que se aloja en nuestros prejuicios, nuestra educación y también nuestro sistema judicial. Se ve en los niveles de encarcelamiento, abuso y muerte de afroamericanos, en comparación con, por ejemplo, los blancos. El problema es una especie de rompecabezas que causa frustración y enojo, algo que no da a las comunidades la posibilidad de cerrar el trauma».

—¿Y con respecto al accionar policial?

—Si se mira el rompecabezas en su conjunto, para que el país pueda seguir adelante, veremos que quizá no se trata de abuso en la aplicación de la ley, sino en el modo en que los oficiales son entrenados y en los estereotipos raciales negativos que influyen en sus encuentros con las personas negras.

Con el perpetrador, a quien los oficiales volaron con un robot-bomba detonado a distancia, la tensión racial combinada con la violencia armada causó seis muertos más, y otros siete heridos en el ataque contra los policías. Y del mismo modo que el asesinato de los policías Rafael Ramos y Wenjian Liu en 2014 no cambió el hecho horroroso de la muerte del vendedor callejero negro Eric Garner por un policía blanco, las balas deMicah Xavier Johnson no se acercan al concepto de justicia por los asesinatos de Alton Sterling y Philando Castile, por los cuales se realizó la manifestación en Dallas.

Las muertes de Alton Sterling y Philando Castile fueron los últimos abusos policiales que despertaron las protestas.
Las muertes de Alton Sterling y Philando Castile fueron los últimos abusos policiales que despertaron las protestas.

Problema antiguo, tecnología nueva

Desde el surgimiento del movimiento Black Lives Matters (Las vidas negras importan) en 2014, se ha generado una mayor atención pública a una tragedia que, en realidad, no es reciente. La historia del racismo en los Estados Unidos es profunda y sus traumas impregnan innumerables capas de la sociedad, desde las autoridades a los niños de kindergarten.

«Ahora es guerra«, tuiteó —y prontó borró— el comentarista político y ex representante republicano por Illinois Joe Walsh. «Cuidado, Obama. Cuidado, basura de Black Lives Matter. Los verdaderos Estados Unidos van a por ustedes». Y —declaró el jefe de la policía de Dallas, David Brown—, Johnson dijo que se sentía molesto por los acontecimientos de Baton Rouge, Louisiana, y Saint Paul, Minnesota, y que quería matar uniformados blancos.

«Lo que ha aumentado no es la violencia sino la conciencia que las personas tienen del problema«, dijo la académica para establecer un contexto en lo que parece una escalada pero no lo es. «La agresión a los hombres negros no es novedosa: esto ha sucedido de diferentes maneras en la historia de los Estados Unidos».

—¿Qué ha cambiado?

—Hoy tenemos tecnología: los casos que antes quedaban en las comunidades negras, como una acción brutal contra un miembro de la familia, o su abuso o su muerte a manos de un oficial de la policía —en síntesis, casos que no eran de alto perfil—, hoy reciben atención. Casi todo el mundo tiene un teléfono celular con cámara. Y las redes sociales son un canal que permiten que las situaciones se hagan públicas. Y también somos conscientes de los peligros de la estigmatización.

—¿A saber?

—Creo que también hay miedo al prejuicio cultural, a los estereotipos que provocan la pregunta sobre qué hizo la víctima para instigar a que un oficial de la policía le disparase. Los medios estereotipan a los hombres negros como iracundos, violentos, y afectan la percepción de las personas —y los oficiales— que luego entran en contacto real con ellos.

Hoy tenemos tecnología: los casos que antes quedaban en las comunidades negras, hoy reciben atención. Casi todo el mundo tiene un teléfono celular con cámara.

Las personas de carne y hueso no responden a esa imagen del prejuicio negativo. Williams brindó un ejemplo: «Vi gente que participaba de la marcha del movimiento Black Lives Matter que huían de los tiros y contaban a la prensa lo que habían visto, y estaban en shock, y estaban preocupados por la pérdida de vidas policiales también. El odio siempre va a ser malo, pero la falta de compasión es todavía peor. Porque eso es el caos, y el desorden, y nada bueno puede surgir de allí».

Los manifestantes repudiaron las muertes de Alton Sterling y Philando Castile. Luego estalló la locura (Reuters)
Los manifestantes repudiaron las muertes de Alton Sterling y Philando Castile. Luego estalló la locura (Reuters)

La desigualdad ante la ley

«Los afroamericanos se sienten frustrados con el sistema judicial», siguió Adams-Bass. «Los entristece y los enoja la muerte repetida de hombres, mujeres y niños negros que sucede sin condenas».

Para Williams, quien también trabaja en revertir sentencias equivocadas —por las cuales muchas personas, mayoritariamente negras y/o pobres, recibieron condenas por delitos que no cometieron—, las fallas del sistema judicial no son nuevas y contribuyen al problema. «Tenemos una representación excesiva de los afroamericanos en la población encarcelada. Y cuando se encarcela a una persona se afecta a una familia y a una comunidad».

—¿De qué modo?

—Si uno de cada tres hombres de la comunidad negra va a la cárcel, las familias resultan devastadas, reducidas al ingreso único de la madre y con los niños obligados a crecer sin padre. El hombre, a su vez, queda estigmatizado porque cuando sale libre y va a buscar un trabajo tiene un antecedente penal. Y al mismo tiempo se disminuye la seguridad de las comunidades porque una vez que se desestabilizan las familias se crea un potencial mayor para el delito. Es un ciclo muy malo.

La profesora de la Universidad de Virgina cree que se a acumulado la tensión a lo largo de los últimos cinco años. «Caso tras caso se ha generado una frustración porque la gente percibe una falta de debido proceso con quienes han sido victimizados por la brutalidad policial. Y los policías se han convertido en víctimas, pero utilizar la violencia como plataforma para provocar un cambio no es la mejor forma de lograrlo».

—¿A qué se atribuye esa falta de debido proceso con las minorías, en este caso los afroamericanos?

—En los Estados Unidos tenemos una historia de racismo, y también el hábito de soslayar el trauma que han experimentado las comunidades negras. El trauma repetido por distintos actores sociales de distintas maneras se da en este caso por los actos de los oficiales de policía. Eso deja una percepción de falta de justicia, una aplicación desigual de la ley a diferentes personas.

Un caso capital en la saturación pública de ese sentimiento fue, para la experta, del de Treyvor Martin, asesinado por el vigilante (un miembro de una patrulla armada vecinal) George Zimmerman, quien no fue condendo por eso.

«Pensemos en el perfil de este muchacho que vivía en un barrio cerrado, que visitaba a su padre, que no tenía antecedentes penales… era un adolescente promedio. Creo que su perfil como víctima es lo que instigó los orígenes de este movimiento».

—¿Por qué?

—Toda la comunidad se vio afectada: Treyvor Martin era un adolescente como cualquiera, que resultó ser afroamericano. Eso es lo que conmovió: ese adolescente promedio podía ser yo, mi hijo, mi hermano, porque hoy existe una generación más joven con menos paciencia y menos tolerancia. Son más pragmáticos y tienen la tecnología y las redes sociales a mano. Esa juventud ha impulsado el movimiento Black Lives Matter.

Una oficial de policía en la noche de Dallas en la que murieron cinco de sus compañeros (AP)
Una oficial de policía en la noche de Dallas en la que murieron cinco de sus compañeros (AP)

El crimen de la portación de aspecto

Durante 2015 los jóvenes negros tuvieron nueve veces más probabilidades que cualquier otro grupo estadounidense de morir por fuego policial, según una investigación de The Guardian. Ellos, entre los 15 y los 34 años, son el 2% de la población del país, pero representan más del 15% de todas las muertes causadas por las autoridades que se registraron.

Según el diario británico, en total la gente negra fue asesinada dos veces más que la blanca, la hispana y la nativa. Uno de cada 4 afroamericanos muertos por balas policiales no tenían armas.

Durante 2015 los jóvenes negros tuvieron nueve veces más probabilidades que cualquier otro grupo estadounidense de morir por fuego policial

Williams observó la cuestión de una manera global. «En el país tenemos un problema de violencia armada, y los policías son ciudadanos de esta nación, al igual que las personas asesinadas por ellos. Cualquier violencia va a ser mala para la sociedad, en particular la violencia armada. Las armas se han usado largamente para controlar a las personas y los policías usan las armas si es necesario, si perciben una amenaza. Y pueden usar fuerza mortal».

Otro aspecto general, desde la perspectiva de la experta de la Universidad de Virginia, se halla en los medios. Cuando The Drudge Report —un medioonline poderoso y vocero de una derecha intolerante— tituló «Black Lives Kill» («Las vidas negras matan») o el diario sensacinalista The New York Post eligió «Civil War» («Guerra de Secesión») no sólo renunciaron a la seridad informativa, ni tuvieron el menor impacto en la profesión policial.

«Esos titulares son mecanismos decisivos que se emplean para instigar miedo y reforzar las percepciones negativas sobre la gente negra», dijo Adams-Bass. «Refuerzan los estereotipos y para algunos justifican los homicidios trágicos y la fuerza excesiva cuyo uso contra la gente negra se ha documentado. El racismo sigue influyendo las interacciones sociales y los intercambios interraciales en los Estados Unidos».

—¿De qué modo?

—Los retratos que la televisión ofrece de los afroamericanos son negativos, de modo tal que cuando alguien blanco —un policía blanco— se relaciona con ellos en persona no tiene una idea verdadera de los varones negros, las mujeres negras, las familias negras, las comunidades negras. No lo ve como el ser humano que es sino como el temor que representa debido al estereotipo que los muestra, por ejemplo, como peligrosos o predadores. Recordemos que hubo momentos de la historia de nuestro país en el que no se los consideraba humanos.

Un oficial de policía durante la protesta de Dallas (Reuters)
Un oficial de policía durante la protesta de Dallas (Reuters)

Del trauma de la esclavitud a Dallas

Como ex oficial de la policía, Williams encontró «elementos raros» en el comportamiento de los oficiales en los casos de Sterling y Castile; actos que no cumplen el protocolo de seguridad, por ejemplo, con que un policía se debe acercar a un sospechoso, o respuestas apresuradas.

Sin embargo, coincidió con la académica en la necesidad de aplicar un enfoque histórico: «Es un problema antiguo. Si no vamos al comienzo mismo no podemos ver cómo se originó el problema, ni saber si ha mejorado o empeorado».

—¿Cuál sería ese origen?

—Contra su voluntad y bajo la amenaza de un arma la gente negra fue forzada a una posición de servidumbre. Ese es el origen del control del orden en los Estados Unidos. La ley sobre milicias de 1792 decía que cualquier varón blanco de entre 18 y 45 años debía portar armas, realizar tareas de patrullaje y evitar insurrecciones de las personas negras. El uso de las armas fue para controlar a la gente negra; el arma se utilizó para controlar a un grupo en beneficio de otro grupo. Y eso perdura.

—¿Hoy?

—Un ejemplo: en 1968 antes de la guerra contra las drogas, en el país había 200.000 agentes del control del orden. Desde entonces y hasta hoy la cantidad de agentes ha crecido a más de un millón. Tenemos 800.000 más; también más jueces y más fiscales; construimos más prisiones. Años atrás la gente negra creaba empleo para todos los blancos sobre la base de realizar un trabajo por el cual no se le pagaba. Y a pesar de la Guerra de Secesión y las declaraciones de derechos que garantizaron la libertad para todos, tenemos el mismo sistema: crear servidumbre negra para crear trabajo para gente blanca. Es lo único que puede explicar la disparidad de detenciones de la población negra.

Fuente original: http://www.infobae.com/america/eeuu/2016/07/10/abusos-racismo-venganza-y-muerte-el-rompecabezas-de-la-violencia-en-estados-unidos/

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Protesta magisterial: un callejón sin salida

Por. Gilberto Guevara

No deja de provocar desconcierto lo que ocurre en México. La CNTE tiene más de dos años realizando actos violentos de manera impune, y cuando la violencia se desborda y hay muertos, entonces las autoridades los invitan a negociar. La moraleja o enseñanza que se infiere es funesta para nuestra democracia y para la legitimidad del Estado.

La verdad es que durante décadas las autoridades no han sabido (o no han querido) hacer frente con seriedad y rigor a protestas colectivas que violan la ley y derivan en violencia, porque temen repetir el síndrome de 1968: no saben si, al reprimir a un grupo, la protesta pueda escalar y adquirir dimensión nacional.

El caso es que la CNTE ya doblegó a las autoridades y hay mesa de negociaciones. Sin embargo: ¿qué se quiere negociar? ¿La reforma educativa? Creo que la reforma educativa no es perfecta, puede mejorarse, como hace días lo afirmó Sylvia Schmelkes, presidenta del INEE. La reforma ha tenido fallas que se pueden corregir.

En ese caso, que se negocie. Pero ¿Está dispuesta la CNTE a negociar la reforma educativa? No hay indicio de que así sea. La demanda de la CNTE nunca ha sido negociar, sino derogarla. ¿Acaso los líderes de la CNTE conocen las leyes que dan sustento a la reforma?

¿Cuál sería entonces la materia a negociar? La reforma ha sido evaluada, ha habido incluso evaluación de las evaluaciones, o sea que existe información significativa que recoge las fallas de la reforma y que puede dar sustento a propuestas rigurosas de mejora.

cnteEl problema, sin embargo, no es este. El problema de fondo, y que preocupa a todos, es que no existe ningún ánimo palpable por parte del grupo que dirige la coordinadora para negociar la reforma. Su juego es al todo o nada. O mis adversarios se rinden ante mí o yo continuaré mi protesta violenta impunemente.

Ese juego ha sido un obstáculo, incluso para que las autoridades den respuesta al movimiento magisterial. Echar abajo, de golpe, toda la reforma acarrearía daños mayúsculos a la educación nacional, daños que ni las autoridades ni la sociedad entera están dispuestos a aceptar.

El riesgo de que las cosas continúen así es muy grave. Si la violencia continúa se estará empujando a las autoridades a asumir la postura que debieron haber asumido desde 2013, cuando la CNTE inició su cadena de actos violentos. Es decir, a reprimir. Y cuando se reprime en México, todos lo sabemos, la probabilidad de un desastre aumenta.

¿Vamos a esperar a que ocurra una nueva fatalidad, un desastre mayor, un Tlatelolco que seguiremos lamentando durante cinco décadas?

* Integrante de la Junta de Gobierno del INEE y ex dirigente estudiantil de 1968

Fuente: http://www.educacionfutura.org/protesta-magisterial-un-callejon-sin-salida/

Imagen :http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2015/06/cnte_chiapas-e1433347291491-300×162.jpg

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