Por: Paulette Delgado
Actualmente las mujeres superan en número a los hombres en las universidades estadounidenses. Sólo el 40 % de los estudiantes universitarios en Estados Unidos son hombres.
Los expertos en educación en Estados Unidos se encuentran alarmados ya que la brecha de género en la educación superior va al alza. Según información del National Student Clearinghouse, un grupo de investigación sin fines de lucro, los hombres representan sólo el 40 % de los estudiantes universitarios en el periodo 2020-2021. Esto es algo que viene sucediendo desde años atrás. En los últimos cinco años, los hombres han representado más del 70 % de la disminución de estudiantes que entran a las universidades en Estados Unidos.
Esta brecha de género en la universidad atraviesa la etnia, la geografía y el entorno económico. Antes, los hombres blancos eran el grupo predominante en las instituciones americanas, sin embargo, ahora las tasas de matriculación de los hombres blancos pobres y de clase trabajadora son más bajas que las de los jóvenes negros, latinos y asiáticos de los mismos orígenes económicos, según un análisis de datos del censo realizado por el Pell Institute.
Conforme a información del Wall Street Journal, después de entrar a la educación superior en el 2012, el 65 % de las alumnas recibieron su título universitario en el 2018, en comparación con el 59 % de los hombres durante el mismo periodo. Esto es corroborado por el director del National Student Clearinghouse, Douglas Shapiro, “en los próximos años, dos mujeres obtendrán un título universitario por cada hombre, si la tendencia continúa”.
Antes, muchos de los empleos que realizaban las mujeres no requerían un título universitario. Sin embargo, a partir de los años 70, las mujeres empezaron a ingresar a trabajos que requerían más educación y algunas de las profesiones que antes no requerían estudios universitarios ahora lo hacen, lo que las empujó a entrar a la universidad. Pero ¿por qué 40 años después, hay más mujeres que hombres en las universidades?
En promedio, los niños tienen calificaciones (GPA) más bajas
Según la organización ACT, que se encarga de realizar exámenes estandarizados para conocer qué tan listos están los estudiantes para entrar a la universidad, los hombres suelen tener calificaciones más bajas, lo que termina perjudicándolos en el proceso de admisión. Hay dos razones principales por las cuales sucede esto; en primer lugar, el sistema educativo americano se enfoca en seguir las reglas y la organización sobre el aprendizaje activo; y segundo, hay una escasez de maestros y consejeros universitarios varones, especialmente que pertenezcan a alguna minoría. Aunque siempre han existido estos factores, se han visto agraviados por los cambios en el mercado laboral de las últimas décadas.
Asimismo, el promedio de calificaciones universitarias no se registra con regularidad pero, según los datos de 2009 recopilados por el Wall Street Journal, es de aproximadamente 3.10 de 4 para las mujeres, frente a 2.90 para los hombres. La brecha de género es particularmente grande en las materias de inglés, pero ellas también tienen calificaciones más altas en matemáticas, ciencias sociales y ciencias. Sin embargo, según ACT, esto no se refleja en sus pruebas ya que, aunque las mujeres siguen dominando en inglés y ciencias sociales, los hombres tienen mayores niveles de rendimiento en matemáticas y ciencias.
Aunque tanto las calificaciones como los puntajes de las pruebas miden el rendimiento académico, las primeras reflejan el desempeño diario del alumno en una disciplina académica, pero son afectadas por factores no cognitivos que no son medidas directas del aprendizaje académico. Por ejemplo, dar puntos por participación, reducir puntos por mal comportamiento, falta de atención o por entregar tareas atrasadas. Para los autores de la investigación, los alumnos masculinos obtienen calificaciones más bajas porque tienen más problemas de conducta. En contraste, los resultados de las pruebas ACT son una estimación más puntual del rendimiento académico.
La habilidad de seguir reglas
Para Jayanti Owens, profesora de sociología en la Universidad Brown, muchos niños enfrentan una desventaja en la escuela desde temprana edad, y cuando llegan a la preparatoria y aplican para entrar a la universidad, ese obstáculo es aún más grande. Un estudio del 2011 para la revista Social Science Research, encontró que las niñas empiezan su educación con habilidades sociales y de comportamiento más avanzadas, lo que les da ventaja durante los primeros seis años de escolaridad; mientras que los niños tienen problemas para prestar atención o quedarse quietos en clase.
Según describen los autores, los psicólogos clasifican muchas de estas habilidades en las categorías de autorregulación cognitiva, autodisciplina, control esforzado o función ejecutiva. Estas habilidades incluyen la planificación, el mantenimiento de la atención, el control esforzado de la atención o la acción, la perseverancia en la tarea y la inhibición de las respuestas impulsivas. Además, los psicólogos incluyen un segundo conjunto de habilidades, las de «autorregulación emocional» que se refiere a la capacidad de manejar la ira, la tristeza, la alegría y otras reacciones emocionales.
Otro estudio también del 2011 de la Oficina Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos (NBER por sus siglas en inglés), corrobora los resultados. Su evidencia sugiere que el déficit de estas habilidades en los niños podría ser un factor principal que les impide completar la universidad. Además, la mayor tendencia que tienen para presentar problemas de conducta se vuelven factores relevantes para su relativa ausencia. Incluso desde preescolar se ve la brecha de género ya que los niños tienen cuatro veces más probabilidad de ser expulsados, según el Centro Nacional de Salud y Bienestar en la Primera Infancia. El problema también es que, entre más suspensiones tiene su escuela, menor es la probabilidad de acceder a la universidad.
Por su parte, la profesora Owens realizó una investigación sobre el tema en el 2016 donde demuestra que los desafíos de comportamiento que se ven desde preescolar pueden ser predictores significativos de si los niños abandonan la escuela secundaria o decidirán no ir a la universidad. Aunado a esto, ella considera que los niños tienen problemas de conducta porque el sistema de educación temprana prioriza el autocontrol y apegarse a las reglas. «Realmente es necesario tener altos niveles de autorregulación y autocontrol para poder sentarse y prestar atención durante tanto tiempo», dijo Owens a Business Insider International. «Entonces, parte de esto es que las niñas son más capaces de hacer eso, en promedio, y esto hace que los maestros respondan a los niños que no lo hacen como alborotadores o traviesos. Eso puede llevar a una especie de autoprofecía cumplida, por la cual los niños que reciben este mensaje terminan actuando más, en parte porque no tienen las habilidades de atención, y en parte porque se rebelan contra la idea de que no son buenos en la escuela”.
Hay estudios que están de acuerdo con que los maestros a menudo clasifican a los niños como más problemáticos que las niñas. El estudio de NBER incluso menciona que las familias suelen leerles más a sus hijas que a sus hijos, y son más propensas a administrar castigos corporales en ellos que en ellas. Además, la manera en que son vistos los hombres ayuda a disuadirlos de buscar ayuda académica. Si los maestros se expresan negativamente de ellos y crecen creyendo que no son buenos estudiantes estos temen buscar ayuda. Y este miedo puede reflejarse desde el tercer grado de primaria.
Debido a que no tienen tan desarrolladas sus habilidades de autorregulación cognitiva y emocional, muchos niños son clasificados como “malos”, haciendo que los educadores y consejeros les tengan paciencia o los guíen, lo que resulta en que no sepan qué clases tomar o qué exámenes presentar para mejorar sus probabilidades de entrar a la universidad. Algunos descubren qué necesitan hasta el penúltimo o último año de preparatoria, cuando es demasiado tarde.
Los hombres se ven obligados a trabajar por problemas financieros
Además de enfrentarse a problemas de conducta y falta de habilidades, muchos jóvenes enfrentan la necesidad de mantenerse a ellos mismos o a su familia. Anteriormente, los hombres de bajos ingresos eran los menos propensos de cualquier grupo demográfico a inscribirse en la universidad, sin embargo, debido al COVID-19, las preocupaciones monetarias se han exacerbado.
Otro factor es el costo de la matrícula universitaria. Muchos alumnos ven la educación superior como un problema porque no tienen el dinero suficiente para pagar sus estudios, útiles, libros, y mantener su estilo de vida. Adrian Huerta, profesor asistente de educación en la Universidad del Sur de California, dijo a Business Insider que «las tensiones financieras hacen que los jóvenes digan: ‘la universidad es realmente cara. ¿Quién va a pagarla? ¿Quién va a pagar por mis libros? ¿Quién va a pagar por mi auto?'».
La profesora Owens añade que “si eres un niño que proviene de bajos ingresos, es posible que tengas modelos a seguir a tu alrededor que se hayan dedicado a los oficios o que se hayan dedicado a otras ocupaciones no profesionales. Ese es el ejemplo que tienes frente a ti». Para muchos jóvenes es más fácil seguir ese camino conocido que atreverse a hacer las cosas de otra forma.
¿Qué se puede hacer?
Debido a la pandemia, el sistema educativo estadounidense tiene acceso colectivo a miles de millones de dólares en fondos de ayuda COVID-19. Para Huerta, la mejor manera de usar ese dinero es poniendo dos o tres consejeros universitarios en las preparatorias, incluidos hombres de color. Actualmente hay uno por cada 424 estudiantes. Tener más acceso a recibir ayuda temprana puede ser una gran ventaja para los estudiantes varones.
Para Owens, los fondos deben enfocarse en la educación temprana para que los estudiantes de preescolar tengan proyectos más activos y prácticos en lugar de pedirles quedarse quietos en sus sillas. Reclutar más maestros varones en ese nivel también es fundamental, agregó. Esto ayudaría a preparar a los niños con habilidades de autorregulación cognitiva y emocional.
El Wall Street Journal reportó que la solución de varias universidades para balancear la escala es enfocarse en aceptar solicitantes masculinos, pero para Pell Institution, el problema no está en limitar las admisiones de las instituciones sino en analizar los factores que hicieron que existiera en primer lugar. ¿Cuál crees que podría ser una solución a esta brecha de género? ¿Consideras que el éxito de los jóvenes puede garantizarse desde el bachillerato o debe hacerse algo desde preescolar? Déjanos abajo tus comentarios.
Fuente de la información e imagen: https://observatorio.tec.mx