Este libro, en coedición con TNI, consiste en un conjunto de ensayos de autores fundamentalmente de la región de Oriente Medio y el Norte de África que abordan las dimensiones de la transición energética y cómo hacer que este proceso sea equitativo y justo. Los artículos abarcan una gran variedad de países, desde Marruecos, el Sahara Occidental, Argelia y Túnez, pasando por Egipto, Sudán, Jordania y Palestina, a los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Qatar.
La publicación también incluye aportes con una perspectiva regional: sobre las transiciones agrícolas y la lucha neocolonial por hallar diversas fuentes de energía (incluido el hidrógeno verde) en el Norte de África, así como los desafíos y las contradicciones de la transición energética en el golfo Pérsico.
Casi 98 millones de niños africanos no van a la escuela.
La educación tiene un rol primordial en el desarrollo socioeconómico de todos los países. En África, el acceso a la educación sigue siendo desigual y desatiende a una gran mayoría de jóvenes. Esta situación se debe en parte a dos problemas: la situación de seguridad y económico del magisterio.
Tras el inicio del año escolar 2024-2025, varias crisis estallaron en el sector educativo a escala continental: huelgas frecuentes alimentadas por reclamos salariales y mejores condiciones de trabajo de los sindicatos, falta o retraso en las reformas de los programas educativos para garantizar una adecuación formación-empleo, crisis de salud y seguridad. Global Voices investigó en tres países para medir el alcance de las dificultades: Camerún, República Democrática del Congo y Togo.
En Camerún, la división entre francófonos y anglófonos deja a 700 000 menores sin escuela
Pero el aspecto de seguridad es el principal obstáculo al acceso a la escuela para todos. En 2016, empezó un conflicto armado que se opone al gobierno de grupos separatistas en las regiones del noroeste y el suroeste. La marginalización y exclusión de las poblaciones de esa parte del país predominantemente anglófona en beneficio de la francófono es la base principal de ese conflicto que repercute sobre todo en la educación de los niños.
En consecuencia, desde 2016, la educación en el noroeste y el suroeste de Camerún es problemática: el 24 de octubre de 2020, los niños fueron víctimas de esas tensiones cuando hubo una masacre en una escuela que causó la muerte de ocho niños.
Para el nuevo año académico, la situación no parece calmarse. Valentine Semma, presidenta del sindicato de maestros de Camerún indicó a Radio France Internationale (RFI):
Han pasado casi ocho años desde que comenzó la crisis en las regiones noroeste y suroeste de Camerún, en el marco de la lucha por la reforma del sistema educativo, y más concretamente del sistema educativo inglés. Desde entonces, los profesores de estas dos regiones han sufrido amenazas muy graves. Muchos han muerto o han sido secuestrados. Llevamos unas dos semanas encerrados. No podemos ir a la escuela, los niños tienen que quedarse en casa. No podrán empezar las clases hasta el 2 de octubre. (…) La escuela debería ser un lugar libre. El entorno escolar, los alumnos y los profesores no deben ser objeto de amenaza ni daño de forma alguna.
Los impactos son palpables: los establecimientos escolares cierran y los estudiantes se ven privados del derecho a la educación. El sitio web Yenisafak anunció un balance de 700 000 niños que se quedan sin ir a la escuela. En el largo plazo, las repercusiones de esta crisis amenazan el desarrollo del país.
De un lado, la crisis sanitaria vinculada a la viruela del mono, ya presente en todo el territorio, es una amenaza: se registraron 700 muertos desde inicios de septiembre. Las autoridades aseguran que el país ha tomado todas las medidas necesarias para garantizar un mejor ambiente educativo a los escolares. Un artículo de Radio France Internationale (RFI) cita a Raïssa Malu, ministra de Educación de República Democrática del Congo, en estos térrminos:
Me gustaría asegurarles que estamos trabajando estrechamente con el Ministerio de Salud para garantizar que nuestras escuelas sigan siendo seguras. Que las condiciones sean las adecuadas para nuestros escolares en todos nuestros establecimientos. El Ministerio de Salud emitirá una serie de mensajes que nuestra administración transmitirá. En particular, se aconseja a los centros escolares, a los padres y a los alumnos que observen las medidas de barrera.
A eso se agrega otro problema: las condiciones precarias en las que viven los maestros congoleses. La mayoría de los maestros gana menos de 140 dólares estadounidenses al mes, y reclaman un aumento del 400%. Cécile Tshiyombo, presidenta del sindicato de maestros de Congo (Syeco), dijo a RFI:
No hay clases. Dejemos que el jefe de Estado se ocupe de eso, porque puede convertirse en una cuestión política, o de lo contrario se tomarán una serie de medidas. Los profesores, tiza en mano, están sufriendo. Hoy, los profesores exigen que el Gobierno les pague 500 dólares. Hubiéramos preferido dialogar, pero no hubo diálogo.
Finalmente, otra crisis impide una vida normal para docentes y estudiantes. Les consecuencias de la crisis de seguridad que agita al este del país en razón de los ataques del grupo rebelde del M23. En ese contexto de inseguridad en las zonas ocupadas por el M23, las escuelas continúan como refugio para los desplazados, mientras las autoridades del país ordenan que se retomen las clases. Balira Kakule, director de la escuela primaria de Muchungaji, en la localidad de Lubero, en Kivu del Norte, declaró a Congo Quotidien:
Algunos desplazados han expresado el derecho de sus hijos a la educación. Compartirán las aulas con nuestros alumnos. Por la mañana, retiran sus cosas y se limpian las aulas para las clases.
(…) queremos mencionar el diálogo permanente entre el Gobierno y las federaciones de enseñanza, el refuerzo del sistema educativo en términos de calidad de la enseñanza, […] en resumen, las grandes reformas estructurales y funcionales emprendidas por el Gobierno para hacer del entorno escolar togolés un entorno atractivo, propicio para una formación rigurosa y de calidad para obtener resultados creíbles.
Queridos alumnos, (…) observen disciplina (…) sobre usar de los teléfonos móviles en los centros escolares, y eviten ser presa fácil de personas malintencionadas que usan las redes sociales para hacerlos caer en sus trampas.
Ante los recientes incidentes ocurridos al norte del país el 20 de julio de 2024, tras un ataque yihadista en el que murieron más de diez militares, según el diario Le Monde, sigue la inquietud por la seguridad de los establecimientos escolares.
En el inicio del año escolar 2024, la tasa de escolarización de Togo es de 94,6 % en primaria. En secundaría, la tasa es de 76,6% en el primer ciclo y 35,2 % en el segundo ciclo, según las cifras de 2023. En Camerún, la tasa de escolarización en 2022 fue de 66% para niñas y 73% para varones en primaria, y es menor al 50% en el nivel de secundaría. En República Democrática del Congo, las últimas cifras se remontan a 2021, con una tasa de escolarización al nivel de primaria, que es de 79% para niñas y de 86% para los varones. En secundaría, la tasa llega al 44% para niñas y de 70% para los varones.
Casi 98 millones de niños en edad escolar no van a la escuela. Es más, nueve de cada 10 niños escolarizados no saben leer ni comprender un texto sencillo a los 10 años.
Por tanto, ir a la escuela sigue siendo un gran desafío para todos en África.
La movilidad social es la capacidad que tiene un individuo para mejorar su situación socioeconómica respecto a la de sus padres. En este sentido, la igualdad de oportunidades defiende que todo el mundo debería tener acceso a las mismas herramientas y oportunidades, independientemente de su clase social, raza, género u origen.
En Europa y Estados Unidos hace años que se estudia la movilidad social y la transmisión del estatus de padres a hijos. Sin embargo, en otras regiones con problemáticas más complejas y variadas no se ha prestado la atención necesaria, principalmente debido a limitaciones en la disponibilidad de datos.
A partir de encuestas de condiciones de vida y hogares, todas ellas realizadas entre 2017 y 2019, hemos construido una completa base de datos que nos ha permitido identificar a padres e hijos que conviven en el hogar y obtener información sobre su nivel educativo, ocupación e ingresos.
Nuestro principal objetivo ha sido utilizar los datos correspondientes a estas tres variables para analizar el grado de transmisión entre padres o madres y sus hijos, o, dicho de otra forma, el grado de movilidad social entre ambas generaciones.
Mejor educados, igual de pobres
La investigación revela patrones interesantes aunque, en ocasiones, bastante preocupantes. En general, la educación es el ámbito con los niveles más altos de movilidad.
Aunque esto podría parecer alentador, la realidad es que una gran parte de los padres en estos países tiene niveles de educación extremadamente bajos. Así que, aunque los hijos puedan superar a sus padres en términos de educación, muchos reciben una educación muy básica.
Los resultados más desalentadores están en la movilidad de ingresos: es la más baja de los tres ámbitos analizados. Esto sugiere que las mejoras en el nivel de vida en términos de más ingresos son las menos comunes.
Este hallazgo resalta la dificultad de romper los ciclos de pobreza y la necesidad de políticas enfocadas no sólo en la educación y la formación laboral, sino también en la creación de empleos de calidad y bien remunerados.
Movilidad desigual
También se analizó la movilidad en relación a los padres y las madres.
Los resultados muestran que la movilidad tiende a ser más alta cuando se compara con las madres. Ello se debe a que las mujeres tienen una posición especialmente desventajosa en las sociedades africanas. De ahí la importancia de abordar las desigualdades de género como parte de la lucha contra la pobreza y a favor de una mayor movilidad social. no sólo se centren en la educación, sino también en el empleo de calidad.
Sólo a través de un enfoque integral podremos aspirar a un futuro donde el ascensor social realmente funcione.
El Centro de Periodismo Wits junto con la Escuela de Periodismo y Estudios en Medios de Comunicación de la Universidad de Rhodes en Sudáfrica están implementando un nuevo proyecto de la UNESCO, financiado por la Iniciativa Google News, con el propósito de fortalecer las escuelas de periodismo en África.
El proyecto se lanzó oficialmente durante una sesión en una conferencia regional sobre el futuro de la educación y la práctica del periodismo en África Oriental, organizada por la Oficina Regional de la UNESCO para África Oriental y la Universidad de Maseno en Kenia.
La reunión, que se realizó del 8 al 10 de febrero de 2023, analizó el papel de los educadores en medios de comunicación en cuanto a las oportunidades, los desafíos digitales y otras amenazas para el periodismo en la región.
El nuevo proyecto incluirá consultas regionales con formadores de periodismo y educadores de toda África para desarrollar un conjunto de criterios de «excelencia» para la educación periodística en la región. Esto actualizará una iniciativa previa de la UNESCO iniciada en 2007 que exploró el significado de la excelencia en ese período histórico.
Debemos encontrar una manera de armonizar la forma en que enseñamos periodismo en África Oriental para establecer los estándares mínimos para la educación periodística en otras disciplinas como el derecho y la ingeniería. Creo que esta iniciativa de UNESCO-Google contribuye a alcanzar estos estándares en toda África.
Abraham MulwoDecano de la Escuela de Ciencias de la Información de la Universidad Moi en Kenia
El proyecto conllevará cinco debates subregionales con capacitadores y educadores del continente. Luego, se invitará a las escuelas de periodismo a autoevaluar sus programas de educación y capacitación basados en estos criterios, así como solicitar una pequeña subvención para desarrollar respuestas a las brechas que puedan haber identificado.
Un periodista debe responder a las necesidades socioeconómicas, políticas y ambientales de la sociedad. Estamos trabajando por crear centros de excelencia para el periodismo en África y los criterios para establecerlos deben ser consultivos y únicos para la situación del periodismo en África.
Alan FinlayUniversidad de Witwatersrand
Por medio de pequeñas subvenciones, el proyecto ayudará a 10 escuelas de periodismo a mejorar y actualizar sus redes, así como sus planes de estudio y programas de capacitación actuales. A su vez, deberían estar en mejores condiciones de responder a los principales cambios en sus países y regiones.
Durante el proyecto, se estima que 100 escuelas estarán expuestas a nuevas ideas y redes sobre lo que significa la «excelencia» actualmente para las escuelas de periodismo en África. De esta manera, el proyecto tiene como objetivo mejorar la fuerza y la sostenibilidad del ecosistema del periodismo en los países africanos, para ayudar a construir una “comunidad de práctica” entre los profesores y estudiantes de periodismo.
Cómo puede involucrarse
Participar en las reuniones regionales. En marzo y abril se celebrarán reuniones regionales en línea para educadores y formadores de periodismo en cada una de las cinco regiones de África (África meridional, África oriental, África central, África occidental y África septentrional).
Complete la encuesta para ayudarlo a identificar brechas en el programa educativo de su institución.
Posteriormente, solicite durante el año una pequeña subvención de la UNESCO para iniciar una nueva actividad en su institución u organización (solo las instituciones que hayan completado la encuesta en línea podrán solicitarla).
Si desea obtener más información sobre el proyecto o participar en cualquiera de las actividades antes mencionadas, comuníquese con Alan Finlay al correo electrónico: Alan.Finlay@wits.ac.za.
El año 2022 fue sombrío por el estallido de la guerra en Ucrania, el aumento del hambre o el retroceso en el desarrollo humano. Hubo también personas e iniciativas que ayudaron a mejorar el mundo. Esta son algunas de ellas
El reciente estallido de contagios de covid-19 en China es un tsunami que arrastra las esperanzas de dar por zanjada la pandemia, casi tres años después de iniciarse. Así acabó el que iba a ser considerado el año de la recuperación. Aunque 2022 ya se había truncado en febrero, por la ofensiva de Rusia en Ucrania, una nueva guerra en Europa que desencadenó el mayor y más rápido éxodo de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial, y desestabilizó los mercados alimentario y energético globales, dejando a millones de personas sin comida suficiente. El hambre aumentó. Y, ante una comunidad internacional incapaz de abordar las numerosas y diversas crisis (no olvidemos el cambio climático), el desarrollo humano retrocedió a los niveles de 2016, situando a la humanidad casi en el punto de partida de la aprobación de la Agenda 2030 de la ONU para un mundo mejor, más sostenible y pacífico para esa fecha. Sin embargo, se produjeron también acontecimientos para la esperanza, pequeñas y grandes historias de personas que lograron progresos. Ellas iluminaron un 2022 sombrío. Planeta Futuro les pone rostro con una selección de la hemeroteca más positiva:
El empeño en hacer del mundo un lugar mejor
La turca Dilek Demir, obligada a casarse a los 14 años, se ha convertido en símbolo de la lucha contra los matrimonios infantiles en su país. “Jamás permitiré que casen a una niña”, prometía. Hoy, Demir, a sus 49 años, es muhtar de Müradiye, un barrio del distrito de Diyarbakir. Los muhtar son representantes electos, sin adscripción política, cuya función es servir de enlace entre los vecindarios y la Administración. Y lo primero que hizo fue colocar un buzón de quejas y chivatazos. Y de él “han salido 80 vidas”, como expresaba ella con cierta poesía el número de personas a las que ayudado. La mitad eran niñas a las que iban a casar siendo menores; otras 25, de niños que sufrían violencia y abusos sexuales en sus familias; las restantes, de jóvenes a los que ha conseguido alejar de la adicción a las drogas.
Otro ejemplo es el deAleva Ndavogo Jude, de Yamena (Chad), un enamorado de la danza. Le encantaba bailar y su pasión le llevó a abandonar los estudios y a afrontar el repudio de su familia. Tras vivir dos años como un sin techo y tras mucho esfuerzo, se convirtió en un bailarín y coreógrafo de éxito, creando su propio grupo. Pero dio un paso más: fundó una asociación para motivar a los niños que viven en las calles y reintegrarlos en la sociedad. “Bailando, se sienten libres”, dice.
Desde Barcelona, llega la historia de Afropoderossa, la influencer que planta cara al racismo. Arrasa en sus cuentas de TikTok e Instagram, con casi 400.000 y más de 100.000 seguidores respectivamente. Nacida en Guinea Ecuatorial hace 31 años y asentada en el barrio del Poblenou de Barcelona desde los 12, en sus redes comparte información sobre África y sus culturas y trata de desmentir estereotipos y prejuicios. Reivindica, además, el derecho de las mujeres negras a salirse del canon de belleza occidental. TambiénCharity Ekezie usa el humor y Tik Tok contra los estereotipos sobre África, pero desde Nigeria. “La gente cree que vivimos en casas de madera y chozas de barro, pero yo nunca he vivido en una. Piensan que no tenemos nada más que tierra seca, que no hay agua y que por eso somos duros”.
Otra iniciativa que ha contribuido a mejorar el mundo es la que la ONG Bicicletas sin Fronteras ha puesto en marcha en Senegal, donde ha facilitado que 7.000 alumnos africanos sin transporte escolar se desplacen a los centros educativos y obtengan mejores notas gracias alas baobikes.
Hay muchos más ejemplos:
La defensora de árboles de mil años en Perú. Desde Madre de Dios, la ingeniera forestal Tatiana Espinosa lidera la protección de los últimos shihuahuacos, que son codiciados por su madera dura. Con su tarea, trata de evitar que este árbol milenario de la Amazonía se extinga en forma de parqués, muebles y carbón.
La mujer que quiere tomarle la temperatura al mar. La senegalesa Lala Kounta, primera doctora en oceanografía en su país, busca financiación para instalar un sistema de observación que le permita medir, predecir y prevenir el impacto del cambio climático en la costa africana.
Los jóvenes se alzan contra la crisis climática
El 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente. Y ese día presentábamos a 10 jóvenes de África, Asia, Latinoamérica y Oceanía que están escribiendo el presente y el futuro de las acciones de defensa del planeta. Tienen rostros menos famosos que Greta Thunberg, pero la misma convicción de que pueden cambiar el mundo. Los llamamos Los paladines de la lucha contra el cambio climático y todos tenían en ese momento menos de 25 años, como Melati Wijsen, nacida y criada en Bali. Allí empezó con sus paseos, cuando era niña, por las playas y los campos de arroz. A pesar de que tenía el cielo delante de ella, sus ojos no veían más que bolsas de plástico abandonadas. Y decidió empezar su lucha contra ese desastre. Así, a los 12 años creó, junto a su hermana menor, Bye Bye Plastic Bags. El proyecto, que surgió como una aventura entre compañeros de colegio, es hoy la principal ONG juvenil de Indonesia y ha conseguido que el Gobierno local de Bali prohíba las bolsas de plástico, las pajitas y el poliestireno. Time ha incluido a esta joven entre los adolescentes más influyentes del mundo y Forbes, entre los 30 menores de 30 años más importantes del planeta.
Las redes sociales son el arma de las jóvenesinfluencers en las que pusimos el foco durante la COP27, un grupo de mujeres brasileñas que optaron por defender el medio ambiente entre sus miles de seguidores en vez de tratar de venderles productos. “Somos la última generación que puede salvar el planeta”,publicaba en su cuenta de Instagram, Zaya (21 años), la primera modelo indígena que pisó la alfombra roja del Festival de Cine de Venecia en septiembre, durante la proyección de la película The Territory, distribuida por National Geographic.
Destaca también la historia de Olivia Mandle, una joven barcelonesa de 15 años que lucha por los animales marinos y el bienestar del planeta. ¿Cómo? Ha inventado la Jelly Cleaner, un artefacto que flota y que recoge partículas plásticas de la superficie de su amado mar Mediterráneo. Asegura que funciona. También ha iniciado una campaña para que Gobierno español cierre escalonadamente los delfinarios y sueña con crear el primer santuario para estos cetáceos en la costa Brava.
Los que no se rinden
Estas son las historias de las personas que no se rindieron ante la adversidad. Es lo que en términos de las organizaciones humanitarias se llama resiliencia, la capacidad humana de aguantar y volver a levantarse. Es lo que hizo el nepalí Kishan Adhikari, nacido en Katmandú hace 31 años. Huyó de la heroína que devoraba a otros jóvenes en su barrio, lo perdió todo en Reino Unido, recaló en España y empezó a cantar en el metro de Madrid. Su voz enamoró a una pareja que le dio trabajo en el teatro, lo que le permitió conseguir su permiso de residencia. Hoy es cantante, actor y cocinero.
Otra resiliente es Enyonam Mary Sleysor, de Togo. Una inyección mal puesta, según le cuentan, le paralizó las piernas. Tenía tres años. Las opciones terapeúticas y de atención para las personas con discapacidad son escasas en su país, pero ella no se rindió. Volvió a moverse por sí misma apoyada en unas muletas, estudió Sociología y hoy trabaja en una ONG.Es la mujer que aprendió a volar porque no podía caminar, y lo hizo con prácticamente todo en contra, pero arropada por el amor de su familia.
En Burkina Faso, un país del que apenas llegan noticias de la violencia yihadista que padece, conocimos a Awa Baguia. Tiene 37 años y es la primera mujer invidente del país que ha logrado terminar los estudios de Sociología. Hoy es funcionaria tras aprobar con éxito las oposiciones y gracias a que una ley determina que debe existir una cuota reservada de puestos de trabajo del 10% para personas discapacitadas. “Hasta mis 18 años era vidente y entonces tuve un glaucoma. Primero veía borroso, luego perdí toda la visión en un ojo. Como a la togolesa Mary Sleysor, el amor de su familia la ayudó a continuar. Cuando perdió por completo la vista, su madre la llevó a un centro para personas invidentes en el que pudo aprender a leer en braille: “Pasé tres años en este centro y acabé la secundaria. Mi madre fue la persona que más fuerza me dio en esos tiempos difíciles… Me ayudó a aceptarme y a que los demás me aceptaran”.Ella es la voz de la clarividencia.
En esta lista de quienes se reinventan, destacan las alquimistas del índigo, integrantes de la cooperativa GIE Solidaire de Confection et Artisanat del barrio de Sam Sam III en Pikine, Senegal. Estas mujeres han abierto una nueva línea de negocio en sus actividades con la recuperación de la técnica tradicional del teñido y elaboración de tejidos para fabricar vestidos, fulares, mantelerías o complementos de moda. Así se sostienen a sí mismas y a sus familias. Detrás de esta agrupación se encuentra la hermana Regina Casado, que lleva la mayor parte de sus 82 años empoderando a las mujeres de Camerún y Senegal. “Me voy a ir con los más pobres para que no los aplasten”, aseguró a este periódico para explicar su vocación.
Estas son otras historias que dejan una huella positiva:
Una foto cambió la vida a Mohamed Yousif, el poeta en las protestas de Sudán.El fotógrafo japonés Yasuyoshi Chiba retrató a un adolescente de 15 años en las manifestaciones contra el régimen sudanés de 2019. La instantánea, galardonada con el World Press Photo, atrajo la atención internacional hacia las protestas y hacia el potencial del joven, que acabó recibiendo fondos para estudiar en Países Bajos. De regreso a su país, planea ser el presidente de la nación más joven del mundo.
De delincuente juvenil en Nairobi a recibir un premio de la reina de Inglaterra. Douglas Mwangi, un joven de un suburbio de la capital keniana que se dedicaba a “perpetrar actividades delictivas” para sobrevivir, decidió cambiar de vida y fundó el primer centro digital comunitario de su barrio, pensado para facilitar a los jóvenes el acceso a la educación y al trabajo remunerado. Su labor le llevó a recibir en 2018 el Premio a los Jóvenes Líderes, que le entregó la reina británica Isabel II.
Las ganas de estudiar de Mahgul, a pesar de todo. Grace Armstrong, especialista en educación en emergencias de Unicef, conoció a Mahgul, una niña de 11 años brillante y con muchos proyectos, en una clase comunitaria de un pueblo rural en la provincia de Faryab, en el norte de Afganistán. Ansiosa por compartir su experiencia, Mahgul le contó cómo visitaba su aula casi todos los días mientras estuvo cerrada por covid-19 durante los primeros meses de 2021. Preguntada por las dificultades que había encontrado para recibir formación, respondió: “El único motivo que podría impedirme estudiar sería que mi padre no pudiera permitirse pagarme los estudios. Quiero ser ingeniera o doctora”.
Un arquitecto que nació en una aldea sin electricidad gana el mayor premio de su sector. Diébédo Francis Kéré es el primer africano en recibir el galardón Pritzker 2022 de arquitectura, el mayor premio internacional del ramo. Nacido en Gando, una aldea remota de Burkina Faso, explica su origen tradicional, su amor por la naturaleza y su persistente voluntad de cambiar la vida de sus compatriotas.
También en 2022, un campo de refugiados de Sudán del Sur acogió la primera campaña de vacunación del mundo contra la hepatitis E. Así, 25.000 personas, incluyendo gestantes, recibieron entre marzo y abril las dos primeras dosis en el campo de desplazados de Bentiu, el más grande del país. También llegaron buenas noticias para quienes padecen la infección doble de leishmaniasis visceral y VIH. Antes era una sentencia de muerte. “Ahora, ya puedes decirle al enfermo que tiene esperanzas”, sentencia el doctor español Jorge Alvar, quien lidera los programas globales contra la leishmaniasis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Olvidadas (DNDi por sus siglas en inglés). Un nuevo tratamiento aprobado por la OMS, basado en los resultados de los primeros estudios clínicos en Etiopía e India, reduce el tiempo de tratamiento de 38 a 14 días y se aumenta la eficacia desde un promedio de 50% hasta alrededor del 90%.
En julio, se alcanzó un acuerdo internacional que hará accesible la medicación preventiva del VIH a 90 países en desarrollo. Y poco después, en septiembre, el Fondo Mundial para el VIH, la malaria y la tuberculosis lograba la mayor recaudación de su historia: 14.250 millones de dólares
En 2022, Ruanda mostró el camino para derrotar a la malaria. Allí, la voluntad política, la financiación, la investigación y una robusta red comunitaria han permitido al país africano reducir un 76% sus casos de paludismo en cuatro años. En Perú, la esperanza de la salud viajaba (y aún lo hace) en barco. A él nos subimos para compromobar cómo, allí donde no llegan fácilmente los médicos, en el fondo de la Amazonía, el Forth Hope lleva curación, alivio, vacunas y prevención.
Las mujeres ganan terreno
Con las gafas moradas siempre puestas, en Planeta Futuro hemos sido testigos de cómo las mujeres del mundo, y las del Sur Global en particular, han avanzado en diversas áreas: política, social, personal. Dedicamos un especial a destacar la labor de una decena de lideresas africanas, con poder y mando para transformar sus países. Y contamos la historia de cuatro mujeres brillantes de Kenia, quienes, pese a tener todo en contra, han llegado a lo más alto del sistema educativo.
También en Kenia, nos topamos con las chicas de Nakuru. Mientras el mundo seguía con interés las elecciones presidenciales de aquel país de África oriental, en agosto de 2022, algo extraordinario sucedía: en los ámbitos local y regional salieron elegidas más mujeres que nunca, un logro histórico y un paso más hacia la igualdad de género.
El Cuerno de África atraviesa la peor sequía en décadas. Análisis del profesor Hans Hurni, experto en la región, a la que ha dado seguimiento desde hace cincuenta años.
SWI swissinfo.ch: Las organizaciones humanitarias alertan sobre una amenaza de hambruna catastrófica en el África Oriental. ¿Qué sucede?
Hans Hurni: Las sequías de origen climático no son un fenómeno nuevo en la región, ocurren periódicamente desde hace siglos. La región es la prolongación Oriental del área del Sahel y se caracteriza por escasas precipitaciones en las tierras bajas. Cuando de manera consecutiva varias temporadas de lluvia no se producen, como ha sido el caso durante los últimos tres años, la situación rápidamente se vuelve precaria. Actualmente, 36 millones de personas se ven afectadas y 20 millones dependen de la ayuda alimentaria solamente en Etiopía. Esas son cifras enormes.
¿Se trata de una crisis debida al cambio climático?
Sí, pero no solamente. Muchos vínculos de causa y efecto no están claros. El Océano Índico se está calentando más de lo previsto, lo que tiene un impacto negativo en las precipitaciones en el Cuerno de África. El efecto invernadero ciertamente juega un papel, aunque honestamente, todavía sabemos poco para comprender el fenómeno con precisión. Los modelos climáticos globales son demasiado imprecisos para esta región.¿A qué se debe?En África Oriental hay menos datos científicos que en otros lugares. No es información que cae del cielo, hay que ir a recogerla. Necesitamos personas formadas e instituciones modernas. La débil presencia de científicos (as) es un problema en toda el África. A esto se suma la falta de infraestructura como estaciones de medición. Se habla mucho de la crisis climática en el continente, pero no conocemos muy bien el contexto.A grandes rasgos, podemos decir que en la región -es decir, en Etiopía, Eritrea, Somalia y Kenia- en el futuro hará más calor y las precipitaciones sufrirán variaciones más extremas, aumentando o disminuyendo.
¿Deberíamos, por tanto, esperar que crisis similares se repitan en el futuro?
Viajo por la región desde hace casi 50 años. En ese tiempo, la población se ha cuadriplicado. Durante la gran hambruna de 1984, diez millones de personas se vieron afectadas. Hoy, solamente en Etiopía, más del doble dependen de la ayuda alimentaria.El problema es que el desarrollo de los países no ha ido a la par del crecimiento demográfico. Según una estimación aproximada, alrededor del 80% de las personas todavía trabajan en una agricultura de bajo rendimiento, mientras que los sectores de servicios e industrial están poco desarrollados y concentrados en las ciudades. No es así como una economía nacional puede progresar de manera sostenible.Los agricultores (as) no se quedaron de brazos cruzados y aprendieron y aplicaron nuevos métodos de cultivo utilizando los recursos naturales de una manera más respetuosa. Este conocimiento provino inicialmente del exterior, mientras que las autoridades locales – por ejemplo en Kenia y Etiopía- se concentraron principalmente en el desarrollo de las ciudades. Era importante, pero unilateral.La crisis actual afecta principalmente a las poblaciones nómadas que ven desaparecer su ganado. En los últimos dos años, millones de animales han muerto de sed o hambre. Estas sociedades pastoriles -la mayoría de las cuales vive en tierras bajas inhóspitas y están amenazadas particularmente por el cambio climático-, atraviesan una crisis enorme y muchas personas buscan abrigo en campos de refugiados o en ciudades. Un retorno a un estilo de vida nómada puede resultar difícil en tales circunstancias.>>>>
¿Qué papel juegan la pandemia y la guerra en Ucrania en este contexto?
La pandemia naturalmente ha creado problemas, como lo ha hecho en todas partes. La desaceleración de la economía global también afecta a los Estados menos integrados en las cadenas de suministro globales. Paralelamente, los conflictos locales llevan años desestabilizando sociedades y agravando la situación. Es el caso del conflicto de Tigré, en el norte de Etiopía. Combinado con la sequía tiene efectos brutales.La guerra en Ucrania también es un gran problema. Es bien sabido que Rusia y Ucrania se encuentran entre los principales países exportadores de cereales. Gran parte de su producción se destina a países emergentes como China, mientras que los países más pobres sufren mucho por la subida de precios y la incertidumbre en la planificación. En el acuerdo sobre las exportaciones de granos de Ucrania, solo se garantizó una pequeña parte a África Oriental.
¿Veremos mayores movimientos de personas refugiadas?
Ya están ocurriendo, entre diferentes países, pero también a nivel regional. Es, en mi opinión, una de las razones por las que esta crisis no se percibe mucho en Occidente. Casi nadie de allá llega hasta nosotros, ya que estas poblaciones son simplemente demasiado pobres para emprender un viaje tan largo.
¿Qué se puede hacer ahora?
A corto plazo, está claro que se necesita ayuda rápida. Cientos de miles de personas están seriamente amenazadas por el hambre. Las organizaciones humanitarias están bien implantadas en el lugar, lo han estado desde hace tiempo y siempre han logrado intervenir en caso de crisis. Por lo tanto, las estructuras para la distribución de artículos de primera necesidad están activas.Sin embargo, hay una irónica paradoja: debido a que la ayuda contra el hambre funciona bien, vemos imágenes de hambruna menos dramáticas que en el pasado, a pesar de que el número de personas afectadas por la penuria de alimentos es mucho mayor. Como resultado, la voluntad de donar disminuye y eso es un gran problema actualmente.
¿Y a largo plazo?
Es mucho más complejo. El crecimiento y la composición de la población no cambiarán en el corto plazo. Por lo tanto, el tema debe abordarse en su conjunto: educación, salud, industrialización, estabilidad política. Sin sociedades robustas, será difícil superar los desafíos del cambio climático. En la agricultura, el uso sostenible de los recursos naturales limitados sigue siendo un tema central.Pero no soy solamente pesimista. Lo que vemos hoy es sin duda el resultado de una combinación de desafortunadas influencias climáticas e inestabilidad política. Sin embargo, según algunos modelos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), las condiciones climáticas podrían incluso mejorar a mediano plazo y los desastres podrían disminuir. En cualquier caso, los países no tendrán más remedio que desarrollar sus propias capacidades de resiliencia.
La organización Save the Children les pidió a los gobiernos intensificar sus esfuerzos para hacer de las escuelas espacios seguros de aprendizaje.
ANKARA
Los niños en África han perdido el acceso a la educación debido a la pandemia de la COVID-19 y los conflictos armados en diferentes naciones, informó este miércoles 16 de junio la organización Save the Children.
Los niños «están enviando un mensaje claro y urgente a los gobiernos y donantes: ‘Salven nuestra educación y hagan que las escuelas sean seguras'», expresó la organización en un comunicado.
La ONG ha lanzado una campaña denominada 100 Días de Acción justo cuando África conmemora el Día del Niño Africano y el 30 aniversario de la Carta Africana sobre los Derechos y el Bienestar del Niño (ACRWC).
“Incluso antes de que ocurriera el cierre de escuelas por COVID-19, millones de niños en los países africanos afectados por la crisis y el conflicto estaban perdiendo la educación. Los niños de la África subsahariana han perdido, en promedio, 69 días de educación debido al cierre de escuelas y la falta de acceso al aprendizaje a distancia”, destacó Save the Children.
“La COVID-19 me ha afectado de muchas maneras. Pero el mayor problema que tuve durante el cierre de la escuela fue la depresión. No puedes ver a tus amigos, ni ir a la escuela. Estar encerrado en la casa fue muy duro para mí», dijo Yakob, un estudiante etíope de 16 años, citado por la organización.
Otra niña, Fatima, de 15 años, que es miembro del parlamento infantil en Malí, sostuvo que “las autoridades, los legisladores y los donantes necesitan, como primer paso, averiguar qué es lo que realmente falta en las escuelas y luego proporcionar un presupuesto que pueda cubrir las necesidades».
“La educación de los niños en las zonas de conflicto es desastrosa. ¡Imagínense a un niño que va a la escuela y la ve en llamas! Por supuesto que no querrá volver, pensará que no es un lugar seguro. Y lamentablemente, esto existe en nuestro país”, agregó.
En Somalia, donde más de 3 millones de niños no van a la escuela por motivos que incluyen conflictos y crisis relacionadas con el cambio climático, se citó a Farhiya, de 16 años, que afirmó: “Cuando sea mayor, quiero ser médico, pero estoy preocupada por no completar mis estudios debido al cierre de escuelas y la pandemia».
«He visto a niños abandonar la escuela porque han perdido su fuente de ingresos y porque sus familias no pueden pagar las tasas escolares, o porque las niñas se casan durante el cierre de la escuela», mencionó Farhiya.
Eric Hazard, director de Save the Children en África, declaró: “Si bien felicitamos a la Unión Africana por los avances logrados en el cumplimiento de las aspiraciones de la ACRWC, y sabemos que los gobiernos aún están lidiando con la crisis de salud, necesitamos que la educación sea una prioridad en su agenda para un mundo post-COVID. Antes de la COVID-19, los presupuestos de educación en toda la región estaban disminuyendo y los gobiernos no deben dejar de priorizarlo más aún cuando tienen que tomar decisiones difíciles».
*Daniela Mendoza contribuyó con la redacción de esta nota.
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