Por: Alejandro Moreno Lozano
El Plan y Programas 2022 incorpora el eje articulador de la Inclusión para mantener una visión que todas y todos accedan al aprendizaje en las mejores condiciones dentro de las instituciones educativas, en las cuales, cada maestra y maestro deben llevar a cabo una práctica docente diaria con las Niñas, Niños y Adolescentes, ya sea con o sin discapacidad, trastornos o síndromes.
Es fundamental comprender que dentro de la diversidad humana es natural que nazcan Niñas y Niños con características diferentes en términos intelectuales, emocionales y por supuesto físicas. Esta comprensión se convierte en un punto de partida para que los que se dedican a la educación puedan brindar una educación de calidad con el objetivo de suprimir o reducir las Barreras para el Aprendizaje y la Participación, las cuales obstaculizan o impiden a algunos estudiantes acceder, progresar y completar su educación de la mejor manera posible.
Contenido
La inclusión educativa se materializa en los planes y programas de 2022 como un movimiento educativo avanzado que busca superar la exclusión que ha afectado tanto a las personas con diferencias físicas e intelectuales, con el objetivo de aprovechar la educación como un bien social del cual todos, sin distinción, debemos disfrutar.
La exclusión social y educativa, es un constructo con bases históricas que se fundamenta en características fácilmente perceptibles por los seres humanos, quienes califican, denigran y excluyen sin más motivo que la diferencia que creen de mayor valía que la dignidad de la persona. La Proclamación de los Derechos Humanos de 1948 establece que el simple hecho de que un individuo nazca dentro de la comunidad humana es totalmente suficiente para que sea considerado en dignidad por sus progenitores, familiares, comunidad y todos los demás que, al igual que él, han nacido humanos.
La materialización de los derechos humanos fundamentales requiere del esfuerzo de los profesionales implicados, especialmente en el ámbito educativo. Entre ellos se encuentran los trabajadores de la educación especial, a quienes se les confiere la responsabilidad de brindar atención y diseñar estrategias pedagógicas y de sensibilización para lograr la inclusión educativa, mitigando los efectos perjudiciales de las Barreras para el Aprendizaje y la Participación (BAP) que tanto afectan al Niño, Niña, Adolescente o Joven (NNAJ) en su ingreso, permanencia y exitosa finalización de la educación básica, media superior y superior en México.
La incorporación de estos aspectos en los planes de estudio de 2022 tiene como objetivo primordial cumplir con la Agenda 2030 de la ONU, especialmente en lo que respecta a los objetivos: 4 (“Educación de calidad”), 10 (“Reducción de las desigualdades”) y 16 (“Paz, justicia e instituciones sólidas”). Superar la exclusión implica un proceso continuo, no es un punto de llegada. Este proceso se lleva a cabo a diario en acciones que parecieran invisibles y, a veces, mediante denuncias directas de los actos que invisibilizan, destruyen o obstaculizan los derechos de los niñas, niños y jóvenes del disfrute pleno de su derecho a la educación.
El nuevo plan de estudios tiene la intención de orientar la inclusión como un eje que guíe las acciones de todos los maestros de México, con el fin de mejorar las condiciones de la población en riesgo, que incluye a los Niños, Niñas, Adolescentes y Jóvenes con alguna discapacidad, síndrome o trastorno, ya sea del Espectro Autista o de Déficit de Atención. También se incluyen otras categorías en riesgo, como aquellos que tienen orientaciones sexuales diferentes o pertenecen a culturas o religiones minoritarias.
El papel del docente es hacer que la palabra plasmada en el papel adquiera dinamismo y se convierta en realidad a través de sus acciones. El maestro es quien, mediante el ejemplo, sensibiliza a otros estudiantes, padres y a la sociedad en general. Hagamos de la acción docente el norte de la inclusión
Conclusiones
Incluir el Eje articulador de la inclusión en en plan de estudios 2022, es una oportunidad que nos permite seguir avanzando en el amplio horizonte de posibilidades. Cada acción que realicemos en armonía con el contexto se convierte en una oportunidad que nos acerca, como sociedad, a la reducción de las Barreras para el Aprendizaje y la Participación (BAP), las cuales obstaculizan el pleno disfrute de la experiencia de aprendizaje por parte de las Niñas, Niños y Adolescentes en la Educación Básica, Media Superior y Superior en México y el mundo.
Tenemos la oportunidad de transformarnos como sociedad en agentes inclusivos, capaces de generar cambios significativos en la vida de todas y todos. Esto implica estar dispuestos a adaptar nuevas visiones y prácticas, fomentar entornos inclusivos y brindar apoyo personalizado para garantizar que todos los estudiantes, sin importar sus diferencias, tengan igualdad de oportunidades y apoyos específicos para aprender y desarrollarse.
Los profesores de los niveles de educación básica, tienen el poder de promover la igualdad, el respeto y la valoración de la diversidad en el aula, generando espacios seguros y acogedores donde cada estudiante se sienta aceptado y valorado por lo que es. Al hacerlo, estaremos construyendo una sociedad más inclusiva y equitativa, donde todos tengan la oportunidad de desarrollar su máximo potencial.
La inclusión educativa es un proceso continuo y desafiante, pero también es una oportunidad para marcar la diferencia en la vida de todas y todos en la construcción de un futuro más justo y equitativo. Aprovechemos esta oportunidad para transformar nuestra sociedad y convertirnos en agentes de cambio en el ámbito educativo.
Fuente de la información e imagen: https://revistaaula.com