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Hablamos con Nando López, novelista, dramaturgo y antiguo docente, sobre la importancia de respetar la diversidad dentro y fuera del aula, así como de la necesidad de que el alumnado LGTBI+ tenga referentes literarios.
Los libros de Nando López se dirigen tanto a un público adulto como juvenil y en ellos refleja habitualmente problemas sociales que giran en torno a la vida cotidiana de los estudiantes. En esta entrevista reflexiona acerca de la LGTBIfobia en las aulas y el uso de las redes sociales para evitar el acoso. Además, ofrece recursos e ideas para concienciar sobre el respeto a los demás.
El próximo 15 de noviembre acudirá a SIMO EDUCACIÓN a dar una charla sobre cómo la literatura puede ayudar a dar visibilidad al colectivo LGTBI+.
Pregunta: ¿Cómo percibes que se encuentra la LGTBIfobia en estos momentos en los centros educativos? ¿Ha empeorado o mejorado la situación?
Respuesta: En los últimos años se ha trabajado mucho a favor de la visibilidad LGTBI+ en los centros escolares. Son numerosos los docentes que han impulsado la creación de espacios LGTBI+ en las bibliotecas o que han animado a su alumnado a fundar asociaciones y lugares de reunión en estos mismos espacios. Sin embargo, el repunte de los discursos de odio y su legitimación por parte de ciertos partidos, desde los que se defienden posiciones como el veto parental (entre otras formas de censura), supone una clara amenaza para estos avances que, en cualquier caso, aún son insuficientes. Actualmente, apenas el 30% del alumnado LGTBI+ es visible y las cifras de bullying LGTBIfóbico, así como las ideación suicida, siguen siendo preocupantes. Es importante celebrar lo logrado, pero también recordar que aún nos queda mucho por hacer.
P: ¿Cómo crees que se debe afrontar este problema en las aulas?
R: Es imposible dar una respuesta sencilla a una pregunta como esta, ya que son muchas las acciones que deben llevarse a cabo. En primer lugar, el centro debe tener una política de tolerancia cero frente a cualquier agresión LGTBIfóbica y hacerla pública, de modo que su alumnado LGTBI+ sepa que se encuentra en un lugar seguro. Por otro lado, es necesario fomentar espacios de diálogo que permitan no solo la expresión de las personas LGTBI+ sino también la suma de personas aliadas que quieran trabajar a favor de la igualdad y la convivencia. Crear espacios literarios LGTBI+ en las bibliotecas; celebrar días como el 17 de mayo (Día Internacional contra la LGTBIfobia); ofrecer referentes LGTBI+ en todas las materias; plantear talleres contra la LGTBIfobia; organizar clubes de lectura y cine-fórums con títulos protagonizados por personajes LGTBI+; o fomentar la creación de asociaciones LGTBI+ son algunas de esas acciones. Por último, es importante mencionar la gran labor que hacen todos los docentes LGTBI+ que son visibles en sus aulas: son un referente importantísimo tanto para su alumnado como sus familias.
P: ¿Qué aspectos son más importantes para trabajar este tema en el aula con el objetivo de que el alumnado LGTBI+ se desarrolle de forma plena?
R: Lo esencial es ayudar a acabar con la visión heterocéntrica de la realidad y plantear la diversidad como lo único que realmente nos define como sociedad. Muchas personas LGTBI+ sufren el llamado estrés de minoría al verse excluidas del discurso cisheteronormativo que nos relega a unos márgenes de los que ha costado mucho salir. Es importante que ofrezcamos herramientas a nuestro alumnado para que se reconozca, entienda y abrace su identidad, en definitiva, para que sepa que todos, seamos como seamos, somos válidos.
P: Las redes sociales son un caldo de cultivo para las situaciones de LGTBIfobia, ¿cómo se debe educar al alumnado para un uso correcto y tolerante de estas?
R: Educar en las redes es algo que no solo debemos hacer con nuestro alumnado, también con el mundo adulto que ejerce esa misma violencia que tratamos de erradicar. Es importante que seamos conscientes (alumnado, docentes y familias) de nuestra responsabilidad en las redes sociales y del modo en que lo que decimos en ellas afecta a las personas a quienes va dirigido. En ese sentido, creo que la literatura, y quizá por eso acabé siendo escritor, es una herramienta muy valiosa para trabajar la empatía. En novelas como ‘En las redes del miedo’, ‘Cuál es tu lucha’ o ‘Las durmientes’ abordo este asunto desde muchas ópticas y, a menudo, basándome en testimonios y vivencias reales.
P: ¿Qué papel deben adoptar las familias de los menores en estos casos?
R: Su papel, ante todo, es acompañar. No tienen nunca que imponer, solo escuchar y ofrecer ayuda y apoyo, sin juzgar jamás la realidad identitaria que exprese ese menor: nadie puede decidir quiénes somos ni tiene derecho a ello, ni siquiera nuestra familia. Es importante que esos menores sepan que pueden mostrarse sin miedo tal y como son y que, desde el principio, se les eduque en la diversidad. De nuevo, la literatura puede ser una forma de mostrarles familias diversas así como diferentes formas de ser y de sentir.
P: Tu obra ‘La Edad de la Ira’ ha sido adaptada como serie de televisión y muy pronto se estrenará ‘Red Flags’, ¿opinas que el soporte audiovisual ‘cala’ más en los adolescentes que los libros?
R: Creo que ambos conviven y, es más, ahora mismo las cifras de lectura no dejan lugar a dudas: los adolescentes leen mucho más que los adultos. Por mi experiencia, lo que sé es que tienen sed de ficción y que les gustan las historias que les provocan, emocionan y desafían, no las que les ofrecen moralinas y respuestas fáciles a problemas complejos.
P: Aparte de la lectura, ¿qué otros recursos son efectivos en el aula para concienciar a los estudiantes sobre el respeto y los derechos de las personas?
R: Creo que los talleres teatrales son un recurso muy útil para favorecer la empatía: ponernos en la piel de otra persona ayuda a entender la realidad y, además, la máscara de la ficción permite hablar libremente de temas que, de otro modo, podrían resultarnos más complicados. Es importante tener en cuenta que no todas las personas LGTBI+ deciden ser visibles en el mismo momento y nuestra labor no debe ser jamás obligar a que lo sean, sino propiciar un entorno seguro donde sepan que pueden hacerlo. Por ello, emplear el teatro es una manera de que, sin necesidad de que nadie deba decir cómo es o siente, toda la clase aborde la realidad LGTBI+ desde el respeto y la empatía. Ese es el motivo por el que he escrito obras como ‘#malditos16’ o ‘Nunca pasa ‘(para 3º y 4ºESO) o ‘Por qué tiene que ser todo tan difícil’ y ‘Multiverso Shakespeare’ (para 1º y 2ºESO), porque creo que el ejercicio teatral puede ser una herramienta muy útil para la convivencia.
P: En tu última obra, ‘Las durmientes’, hablas de la cultura de la violación. ¿Crees que los jóvenes reciben la suficiente información en el aula para combatirla?
R: Es un tema del que es preciso hablar mucho más. La educación sexual es una de las grandes asignaturas pendientes en nuestro sistema educativo. Con esta obra quería hablar tanto del daño que provoca esa cultura de la violación como de la necesidad de construir una cultura del consentimiento. También de lo difícil que resulta hacerlo cuando la edad media de consumo de pornografía está en los 10 años. ‘Las durmientes’ es una novela construida a partir de testimonios tanto de víctimas de agresiones sexuales como de profesionales expertas en acompañarlas en el proceso posterior. Me parecía esencial crear una historia que, sin caer en el morbo y el sensacionalismo, hablase sin tapujos de un problema que cada vez es más evidente y que da lugar a agresiones a edades más tempranas.
- Autor: Nando López
- Editorial: Santillana