Cumbre de Sistemas Alimentarios, nuevas tecnologías y el agronegocio recargado

Por: Ecoportal 

La investigación “El secuestro de los sistemas alimentarios” detalla el control de las grandes empresas sobre el agro mundial y la intención de profundizar ese rol corporativo. El rol del Foro Económico Mundial, Syngenta, Google y la Fundación Bill y Melinda Gates. La Cumbre Alimentaria de la ONU no escucha ni tiene en cuenta a campesinos, pequeños productores e indígenas.

La Cumbre de Sistemas Alimentarios de Naciones unidas (FSS) se celebrará el 23 de este mes en Nueva York. Según el informe “El secuestro de los sistemas alimentarios”, de la organización Grupo ETC, se trata de un tipo de cumbre “equivocada”. Advierten que el encuentro no apunta al cambio de los sistemas alimentarios, sino que gira en torno a “apuntalar la cadena alimentaria industrial a expensas de otros sistemas alimentarios”. En este sentido, denuncian el lobby de empresas como Google y Amazon, y la tendencia hacia una digitalización de los sistemas alimentarios.

En verdad no es una cumbre de la ONU. Las cumbres que se han celebrado en los últimos 20 años normalmente se han propuesto por un Estado miembro, un grupo de miembros o un grupo político. Pero en esta oportunidad hubo solo un anuncio informal”, manifestó Neth Daño, del Grupo ETC durante la presentación del informe, realizada el 9 de septiembre. También participaron de la charla, titulada “Desenmascarando el golpe de los Estados al Sistema Alimentario Global”, Jim Thomas y Ronnie Hall, todos de ETC, organización dedicada a la conservación y promoción de la diversidad cultural y ecológica y los derechos humanos.

En la misma sintonía, los tres expositores se preguntan: “¿Quién decidió sobre la cumbre de los sistemas alimentarios?”. En ese sentido, apuntan al Foro Económico Mundial, a fundaciones como Bill y Melinda Gates y a la Rockefeller, y a empresas como Syngenta. La disputa política de esta cumbre es por la gobernanza internacional de los sistemas alimentarios globales. En ese sentido, denuncian la escasa participación que se le dio a los pequeños agricultores y a las poblaciones indígenas. “La idea era tomar decisiones democráticas por parte de los gobiernos.  Hoy no se tiene en cuenta a los pequeños agricultores”, afirman desde ETC.

El Grupo ETC estima que solo el equivalente del 30 por ciento de la población mundial se alimenta principalmente por la cadena alimentaria industrial, mientras que el el 70 por ciento restante obtiene sus alimentos principalmente de las redes alimentarias locales de los pequeños agricultores. La FAO va más allá y sugiere que más del 80 por ciento de los alimentos del mundo es producido por agricultores familiares y sus redes.

La crítica no solo apunta a qué actores quedaron fuera del encuentro, sino también a qué temáticas fueron soslayadas. En ese sentido, se enumera la soberanía alimentaria, los derechos, el cuidado de los suelos, la protección de los pueblos indígenas, los impactos en el ambiente y en la salud humana, la concentración de las grandes empresas en el sistema alimentario mundial.

Vemos que la cumbre FSS es efectivamente una plataforma donde se promueve una nueva narrativa del sistema alimentario: dicen que el sistema está roto pero no aluden a las causas”, afirman desde ETC. “Esa narrativa se basa en los intereses de las empresas, y si esa va a ser la base de las recomendaciones estamos en una situación complicada”, postuló el investigador Jim Thomas.

Otro aspecto cuestionado es que quienes impulsan soluciones en el marco de la nueva Cumbre hablan de soluciones “basadas en la naturaleza o en agroecología” para que los resultados sean más jugosos. “Pero eso no refiere necesariamente a un proceso de transformación sino a una forma de presentarlo de forma agradable. Hablan de agroecología pero en verdad las empresas del agronegocio van a estar en primera fila”, alertan las organizaciones.

El anuncio formal de la Cumbre de Sistemas Alimentarios en octubre de 2019 fue recibido con considerable escepticismo por parte de la sociedad civil, especialmente dada la dudosa procedencia del FSS. Retrasada por la pandemia, más de 550 organizaciones y movimientos de la sociedad civil aún lograron firmar una fuerte declaración condenando al FSS por su falta de transparencia, exclusión de los derechos humanos, y la influencia corporativa indebida del Foro Económico Mundial y la Fundación Bill y Melinda Gates (BMGF). También se cuestionó que la cumbre fuera dirigida por Agnes Kalibata de AGRA (referente del agronegocio en África).

La cumbre previa del FSS, y tal vez incluso la cumbre completa, parecen estar listas para llevarse a cabo casi por completo de manera virtual, con sus resultados elaborados en línea. Sin embargo, es muy probable que reuniones virtuales como esta conduzcan al cierre de las voces de quienes no tienen acceso a teléfonos inteligentes, computadoras e infraestructura digital, y al potencial silenciamiento de las voces críticas con el clic de un botón.

La Cumbre de Sistemas Alimentarios: ¿Un terreno en disputa?

¿Por qué esas empresas quieren tener una cumbre de sistemas alimentarios?”, se pregunta Ronnie Hall, del Grupo ETC. “Hay una tendencia muy clara hacia intentar cambiar la gobernanza de esos sistemas”, responde. Los intereses de las empresas podrían articularse en tres ejes: digitalización, clima y Covid. “Si miramos 25 años atrás, los actores más importantes eran quienes buscaban petróleo o vendían acciones: ahora son los que capturan datos y emplean herramientas web. Esas empresas, como Google, Amazon o Facebook, quieren tener un rol importante en la economía, también en la alimentación”, explica el especialista. Desde la perspectiva de estas empresas multinacionales, el sistema alimentario está lleno de información, datos genéticos de las semillas o estadísticas de los campos o del consumo. Esa información es la que ponen en juego al momento de pedir su tajada de la torta en el contexto de la producción de alimentos global. En ese marco, esos datos disputan también con los saberes populares, campesinos e indígenas, que a niveles locales producen con un criterio comunitario y de cuidado de la salud y el ambiente.

Estamos hablando de semillas producidas de forma digital. Hay empresas como Monsanto, que eran gigantes en el plano de la química y han devenido en gigantes del manejo de datos. De esta forma pueden tener una idea de todo el sistema alimentario y orientarlo a sus intereses”, afirma Neth Daño. Para la expositora, estos sectores del lobby empresarial “esperan que, dentro de diez años, los campesinos formen parte de las plataformas digitales. Para eso necesitan políticas favorables para la extracción de datos”.

Además, denuncian que los arquitectos del FSS “han explotado su creciente influencia política y financiera dentro de las Naciones Unidas para socavar toma de decisiones multilateral y suplantarla con lo que ellos llaman ‘múltiples partes interesadas globales gobernanza’. En definitiva, se trata de una puesta en escena para impulsar su propia agenda dentro de los mecanismos de gobernanza mundial en términos de alimentación.

Seguir la agenda del FSS sancionada por las empresas daría lugar a mayores impactos negativos en soberanía alimentaria y biodiversidad agrícola en los campos de los agricultores, y erosionan rápidamente los sistemas de conocimiento que han sido desarrollados por campesinos, comunidades locales e indígenas a través de generaciones de hacer agricultura. Desde el Grupo ETC afirman que, en este momento de la profundización de la crisis climática y la biodiversidad colapso, no se puede permitir el lujo de ser engañados por corporaciones.

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Medidas para direccionar la política alimentaria internacional

Los defensores del la Cumbre FSS argumentan que el sistema de alimentación “está roto”: que el crecimiento de la población y el cambio climático implican problemas para la provisión de alimentos a toda la humanidad y que -para afrontar esos conflictos- la salida es tecnológica. “Pero esta es una historia cuidadosamente construida por aquellos que se benefician de ella. Está destinada a permitir la expansión de la forma industrial de alimentos controlada por las empresas producción”, asegura el informe Desenmascarando el golpe de los Estados al Sistema Alimentario Global -elaborado en conjunto con la Fundación Rosa Luxemburgo-. El documento cuestiona términos como “agricultura de precisión», “frontera digital”, «producción positiva para la naturaleza», «clima y agricultura inteligente» , entre otras políticas claramente ligadas a un control corporativo de los procesos productivos.

La digitalización de la agricultura en todo el mundo podría borrar rápidamente los conocimientos tradicionales sobre la producción de alimentos, eliminando así soberanía alimentaria, y la independencia de agricultores, pequeños agricultores, pescadores y pueblos indígenas. Esto, a su vez, podría conducir un proceso de descalificación agrícola y agravar la migración rural urbana y los asociados problemas sociales.

En 2020, el Grupo ETC analizó tres iniciativas intergubernamentales independientes que podrían converger para cambiar radicalmente el sistema agrícola multilateral a favor de las empresas. Por un lado, la inminente celebración de la Cumbre de Sistemas Alimentarios (FSS). Por otro, la consolidación del sistema internacional de investigación agrícola en una nueva modalidad de Cgiar (Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional). El Cgiar es un consorcio de centros de estudio cuya labor es “aumentar la seguridad alimentaria, reducir la pobreza rural, mejorar la salud y la nutrición humana y asegurar un manejo sostenible de los recursos naturales”. Coordina la labor de 15 centros, en colaboración con organizaciones asociadas, institutos de investigación nacionales y regionales, la academia, el sector privado y la sociedad civil. En 2020, el control del Cgiar quedó en manos de la Fundación Bill y Melinda Gates (BMGF), la Fundación Rockefeller, la Fundación Syngenta, el Banco Mundial y los gobiernos de Estados Unidos y del Reino Unido.

Un tercera táctica es la creación de de una plataforma internacional para la alimentación y la agricultura digitales (originalmente propuesta como un Consejo Digital Internacional para la alimentación y la agricultura).

El tsunami de la digitalización

Un aspecto muy cuestionado sobre la próxima cumbre es que no fue convocada por los Estados parte, sino que las empresas “se basaron en procesos de gobernanza que ya existían y, por lo tanto, se organizaron en Roma, sede de la FAO y del Comité de Seguridad Alimentaria (CSA)”.

Esto puede explicarse, para organizaciones como ETC y la Fundación Rosa Luxemburgo, en la creciente inquietud empresarial por la aceptación de las agencias con sede en Roma de la importancia de la agroecología, especialmente dentro del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial. Una segunda razón alude al deseo de abrir los sectores de la alimentación y la agricultura a los mercados de carbono y biodiversidad. Una hipótesis más potente postula qué cambios y transformaciones estructurales y de gobernanza global serán necesarios en el mundo de la alimentación y la agricultura para permitir la digitalización de los procesos productivos.

Por ejemplo, en el Norte y en los grandes mercados urbanos del Sur, los sistemas de entrega de comestibles y servicios de alimentos en línea explotaron como resultado de las restricciones de cierre impuestas debido a la pandemia de Covid19 Esto expandió rápidamente el papel de los nuevos actores del sector alimentario digital, incluidos Amazon, Alibaba, Ten Cent, Pinduoduo, FlipKart y otros, colocándolos a la cabeza del grupo de quienes se dedican a la venta y distribución de alimentos. “Estos titanes de datos, que en algunos casos también controlan los servicios en la nube para la agricultura digital, ahora están forjando alianzas y empresas conjuntas con la agroindustria, los filantrocapitalistas y el propio sistema de la ONU”, avisan desde ETC.

En el ámbito rural, en los campos y en las granjas industriales, se están produciendo rápidamente cambios similares, con vigilancia digital, plataformas de datos, drones y la llamada “inteligencia artificial” que vigila y desplaza cada vez más a los trabajadores, toman decisiones agrícolas y reemplazan el conocimiento de los agricultores, pastores y pescadores.

El nuevo plan para desarrollar la «agricultura de precisión» incluye medir el carbono del suelo y el crecimiento de las plantas a través de sensores en las granjas. También propone las llamadas soluciones agrícolas industriales «regenerativas» a través de sus plataformas agrícolas digitales (como el Climate Field View de Bayer o el «centro de operaciones» de John Deere).

En julio de 2020, Bayer -que es propietaria de Monsanto y su subsidiaria The Climate Corporation- lanzó la Bayer Carbon Initiative, que paga a los agricultores que usan su aplicación de agricultura digital si siguen fielmente sus recomendaciones (que incluyen el uso de productos de Bayer) para secuestrar carbono en sus suelos. Estos esquemas digitalizados de producción capturan saberes ancestrales y prescinden de la mano de obra en el ámbito rural. Esa es la disputa política que se juega en la próxima Cumbre Mundial de Sistemas Alimentarios.

“Necesitamos una cumbre diferente”

Necesitamos un cumbre diferente”, afirman las organizaciones sociales. En esa línea, apuntan a “una cumbre genuina, que desafíe el impacto del sistema alimentario industrial sobre la alimentación, la salud, el clima y la biodiversidad; que tengan una mayor participación de campesinos, pequeños agricultores, pastores, pescadores, pueblos indígenas y productores urbanos que alimentan a la inmensa mayoría de población del planeta”. Sus aportes deben ser integrados y contribuir a dar forma a las deliberaciones del Comité de Seguridad Alimentaria de la ONU, que ya tiene asignada la tarea que pretende autoadjudicarse la Cumbre de Sistemas Alimentarios (FSS).

Desde el Grupo ETC prevén que “la Cumbre brinda la estructura, Cgiar es el sistema de entrega y el Big Data es el producto «. “Vemos estos tres procesos marchando rápidamente hacia adelante, potencialmente secuestrando los sistemas alimentarios globales, incluso mientras la pandemia pone patas arriba la vida de las personas”, alertan.

Los impulsores de la Cumbre alertan que el sistema alimentario está “roto” pero -advierten desde el Grupo ETC- no aluden a las causas de esa crisis. “Debe referirse específicamente a la cadena alimentaria industrial, esa parte del sistema alimentario mundial bajo control de intereses corporativos que depende en gran medida de insumos de combustibles fósiles y químicos, produce alimentos principalmente para el mercado comercial en países desarrollados y las clases media y alta de los países en desarrollo”, afirman.

Tal como sostiene el informe presentado, la cadena alimentaria industrial no está simplemente rota, está dañando profundamente. Usa el 75 por ciento de las tierras agrícolas del mundo, consume al menos el 80 por ciento del agua dulce y es responsable de al menos el 90 por ciento de emisiones de gases de efecto invernadero de la agricultura.

Ecoportal.net

 

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Experimento sojero con niños wichí

Por: Silvana Melo

A casi veinte años de la super sopa sojera del derrumbe, el agronegocio propone, una vez más, intervenir en los cuerpos de los niños más frágiles. Y experimentar en la vulnerabilidad extrema de la desnutrición wichí. La creación, desde el Ministerio de Desarrollo Agrario de la provincia de Buenos Aires, de una madalena con sabor a dulce de leche y corazón de trigo y soja, es un salvavidas para la desnutrición de la infancia. Un muffin (en el idioma también colonizado) transgénico, veteado de agroquímicos, testeado en 30 chiquitos wichí salteños. En Santa Victoria Este, donde la infancia está condenada por origen, la agroindustria ensaya su alimento para engorde. Que a la vez es una llave más para producir ganancia con la alimentación no saludable, esta vez a través del estado. En un tiempo sombrío, de hambre y desaliento, el círculo del agronegocio vuelve a 2002, como si nada hubiera sucedido en este extenso camino que se cargó la vida de tantos niños. De pequeñas historias con nombres, caritas y porvenires talados.

Este riñón del capitalismo más feroz ha sido un pauperizador y generador de éxodos, en su ampliación de la frontera agraria para la siembra de commodities exportables. Miles de familias campesinas fueron desterradas y buscaron refugio en los conurbanos de las grandes ciudades. Las villas y asentamientos exhibieron un crecimiento exponencial en dos décadas de transgénesis y divisas aseguradas para un estado que –sin grietas- se sostuvo y se sostiene con la lógica extractiva. La lógica perversa de un sistema productivo que afecta la salud de la gente, que excluye y vulnera.

Los niños wichí se mueren cada veranode a racimos por desnutrición y deshidratación. El agronegocio los dejó sin el monte –el Chaco salteño es la zona más desmontada del país-, los desnudó frente a un mundo que no es el propio, les quitó la farmacia y el almacén (1), los dejó sin aguadas y los confinó a los terrenos más yermos cuando fueron los propietarios de unatierra sin mal. Su cultura no fue de acopio, sino de caza y recolección. Sin el habitat que les arrancaron, la supervivencia es una quimera. Lo más cercano a la salud es un hospital donde nadie habla su lengua. Y donde no se comprende la estrategia sanitaria que bajaba de los árboles y tejían los espíritus.

En Santa Victoria Este “las estadísticas relevadas indicaron una tasa de mortalidad infantil de 17,19 por mil y de menores de 5 años llega al 31,94 por mil, con los niños y las niñas indígenas como principales afectados”, dice la Agencia Tierra Viva.

Los niños no comen y beben agua mala. Se mueren al año de vida, a los dos años, brotecitos apenas de una planta que no crecerá. Hojitas al viento.

El gobierno de Salta los ofrece y los dispone para testear el nuevo juguete alimentario del agronegocio: un muffin super proteico –así lo publicitan los voceros mediáticos- con trigo y soja. Y un regreso al 2002, cuando el reparto de la leguminosa en los comedores populares creó una generación de niños pobres con graves problemas hormonales y de nutrición. Más allá del contenido fatal de agrotóxicos, parte del paquete tecnológico que había introducido Monsanto seis años antes en el país. Con la firma a ciegas de Felipe Solá (2).

El problema nutricional de los niños argentinos no se soluciona con soja. Ni con los delirios de Abel Albino en Salta. Sino con una alimentación saludable y variada, con acceso a las frutas y verduras sin veneno, a distancia del ultraprocesamiento industrial. Los ingredientes cambian: en el lugar de la soja, soberanía alimentaria.

Cuando la presidencia de Eduardo Duhalde, jaqueada por el poder de la agroindustria y una situación social dramática con una pobreza que superaba largamente el 60%, lanzó la soja solidaria, las consecuencias de disponerla en el centro de la alimentación no eran todavía públicas. Sin embargo la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) consideró que no debían consumirla los niños de entre 2 y 5 años porque “generaba alteraciones hormonales”.

El médico entrerriano Darío Gianfelici, en su consultorio del gran Paraná, observó una mudanza en el perfil sanitario de sus pacientes, coincidente con la profusión sojera en los comedores, como respuesta a la pauperización explosiva. “Noté problemas en los nacimientos, cáncer en personas de menos de 40 años, esterilidad, labio leporino, malformaciones”. Y no sólo: “en los primeros años, cuando los productores llevaban soja a los comedores escolares, la cantidad de hormonas hacía que los nenes tuvieran desarrollo mamario y las nenas comenzaran a menstruar aceleradamente”. En 2003 estaba asistiendo a las consecuencias del plan “soja solidaria”, que alimentaba a los pobres creados por la perversidad sistémica con una experimentación transgénica de resultados inciertos.

Luis Sabini escribió en enero de 2003: “el 99% de la soja que se produce en el país se exporta. Justamente porque no está incorporada socialmente a la dieta nacional. Una mitad aproximadamente va a los mercados de consumo del este y sudeste asiático, para humanos. Otra mitad va primordialmente a Europa, como forraje. La soja que se ofrece a los indigentes y pobres del país es la más barata. Es la forrajera. La que se exporta para cerdos y vacas europeas. Esa soja puede contener legalmente, hasta cien veces más restos agroquímicos que la destinada al consumo humano”. Gianfelici y Sabini formaban parte de las voces solitarias de esos tiempos.

“Son datos oficiales en Argentina que el 99,86 % de la soja que se produce en el país es transgénica y fumigada con agrotóxicos, principalmente con glifosato”, dice la organización Naturaleza de Derechos. Y es contundente: “en los 49 controles realizados por el SENASA, entre los años 2017 y 2019, sobre residuos de agrotóxicos en los cultivos de soja, se detectaron 5 principios activos (2.4-D, Glifosato, Pirimifos-metil, Malation, Ditiocabamatos). El 60 % de las sustancias peligrosas encontradas son posibles o probables agentes cancerígenos, el 80 % alteradores hormonales y el 40 % afectan el sistema nervioso”.

Casi veinte años después, resolviendo el círculo fatal del agronegocio como meta-poder en el corazón del estado, regresa la experimentación sojera con el hambre de la infancia confinada, expulsada de los brillos del sistema. Con treinta niños wichí que, se habrá considerado, poco tenían que perder.

Y es política pública, es decisión estatal. Desde la oficina de dios en la mismísima provincia de Buenos Aires.

(1) Las medicinas para todos los males surgió ancestralmente de la naturaleza. Y los alimentos, de la caza, de la pesca, de los frutos y de los vegetales.
(2) 108 de los 136 folios del expediente fueron los informes de Monsanto, nunca traducidos del inglés.

Fuente de la información e imagen:  Pelota de Trapo

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Entrevista a Daniela Dubois de la Red Federal de Docentes por la Vida: “¡Fuera el agronegocio de las escuelas!”

Por: Sandra Lario

“¡Fuera el agronegocio de las escuelas!”

La Red Federal de Docentes por la Vida (Argentina) y una apuesta por la agroecología y la soberanía alimentaria en las escuelas

 

En estos días circula un documento impulsado desde la Red Federal de Docentes por la Vida, que pretende visibilizar y denunciar, en plena pandemia, la intromisión de empresas del agronegocio en la escuela. Conversamos con Daniela Dubois, para que nos cuente cómo vienen trabajando en este momento.

¿Cómo se formó esta red?

-Ana Zavaloy fue una docente rural que sufrió varias fumigaciones con agrotóxicos en su escuela cuando era directora. Era la escuelita N° 11 en San Antonio de Areco, provincia de Buenos Aires, Argentina. Ella denunció estas fumigaciones en un momento histórico que que todavía no era un tema que circulara, ni existían pronunciamientos contundentes en contra. Ella fue la primera docente en la provincia de Buenos Aires en generar denuncias públicas. El registro data del año 2014. En ese momento un acompañamiento de los sindicatos docentes, a nivel del estado provincial o de la jefatura distrital. Comenzó a reunirse con otras docentes de la provincia de Buenos Aires y en el año 2017, en agosto, la Red se presentó por primera vez en el Encuentro Nacional de Pueblos Fumigados, en la comisión Educación y Escuelas Fumigadas. Ese año fue la sentencia en el juicio por la fumigación a la escuela en Entre Ríos, sentencia histórica obtenida por la lucha pionera de María Leyva de AGMER Paraná, que también forma parte de la red.

Desde ese momento se sumaron 200 personas de otras provincias y la red comienza a  tomar fuerzas, a generar denuncias a divulgar materiales didácticos contra las fumigaciones con agrotóxicos, en particular, pero también dando cuenta de todo el sistema extractivista, como la megaminería y el fracking.

¿Cuál es la importancia de la educación para ustedes?

Anita siempre tuvo muy claro que la escuela era un espacio de socialización de las comunidades y un espacio que puede ser motor de cambio. Lxs docentes tenemos un rol en la transformación tenemos que poder acompañar los procesos, así como dar cuenta de que la educación es siempre situada, con los pies en la tierra. En cada territorio se está llevando a cabo una labor educativa y pedagogía considero y toda pedagogía con tina política y en ese sentido apuntamos a construir en un interés común, el de vivir en un ambiente sano, de poder gozar del derecho a la educación y a la salud. Son cuestiones fundamentales que en el ámbito educativo se ponen en debate y se puede producir conciencia. Sin una educación que sea emancipadora en esos sentidos es muy difícil que se garanticen los derechos. También hay que tener en cuenta que hay saberes que ya traen las niñas, niños y adolescentes, tanto como sus familias, cuando también se acercan a las instituciones educativas. Entonces, la soberanía alimentaria deja de ser meramente un concepto sino también es algo que valoran las mismas personas, en ese ámbito educativo para decidir ¿qué se desea comer? ¿Qué es un alimento y qué no es un alimento? ¿Cómo se producen los alimentos? ¿Cómo llegan a nuestra mesa? Todas esas cuestiones por ejemplo son maneras en que la educación puede poner en jaque al agronegocio y al extractivismo en general.

¿Cómo pensar la escuela en este contexto de fumigaciones en plena pandemia?

En este momento particular de pandemia, la salud cobra relevancia. Encontramos un nexo no solamente porque se dice que el origen de este virus es zoonótico -pasó los animales a los humanos-, sino también ésto tiene relación con la expansión de la frontera de producción de alimentos de manera agrobiotecnológica. Con el modo en que los animales se han ido expulsando de esos ambientes naturales. Además, está la cuestión no sólo del origen de este virus sino que este mismo sistema de producción es inmunodepresor para las personas.

Entonces si la sociedad está haciendo un esfuerzo enorme para cuidarnos, también es necesario que no se nos fumigue con agrotóxicos, ya que degradan muchísimo el estado de salud de la población en los pueblos fumigados. Muchas docentes están difundiendo esta situación donde las docentes rurales que acercan los módulos de alimentos a las casas, encuentran a las familias encerradas. Es una situación muy triste y en la cual hay que tratar de seguir llevando protección e información a esas familias.

Afortunadamente hay un crecimiento de la agenda de estos temas en educación. Se están trabajando más sobre estos temas en la escuela. Son ejes que se trabajan y no han dejado de trabajarse aún en medio de esta virtualidad. Desde cada lugar las personas que elegimos el rol educador o educadora tenemos que seguir insistiendo con estas temáticas porque es muy importante lo antes posible transformar el modo en que se produce para poder vivir realmente en un ambiente sano.

¿Cómo se da la intromisión de las corporaciones del agronegocio en las escuelas?

También así como va ganando en el ámbito educativo la problemática y desde hace tiempo, las corporaciones del agronegocio están tratando de introducirse en la educación capacitaciones a docentes y proyectos educativos programas para que los estudiantes generen proyectos también. ¡Hay cosas que no se pueden creer! ¡Se hacen “Campeonatos de fumigaciones”! Es una forma de instalar que sean los próximos peones. Justamente, los peones son quienes no tienen la mayor responsabilidad en este modelo, y muchas veces son muy perjudicados y perjudicadas. Cuando hablamos con las familias nos cuentan se ven afectados directamente sus puestos de trabajo por este sistema. Están en un lugar muy difícil y sufren también las consecuencias de este sistema. Es delicado y hay que ver de qué manera hablarlo.

¿Cómo ven la cuestión del discurso de las “Buenas Prácticas Agropecuarias”, tan en boga en este momento?

AAPRESID, la asociación de siembra directa Argentina, los grupos CREA vienen tratando de instalar estas capacitaciones y programas, tal como indicamos en esta denuncia y bueno la virtualidad obviamente no lo frena. Estos contenidos que introducen, están definidos por sus intereses. Por ejemplo, tematizan  la producción o el cuidado de los suelos, sin mencionar las graves consecuencias que generan, los problemas de la salud, la contaminación, la pérdida de fertilidad de los suelos. Venden todo el discurso de las Buenas Prácticas Agrícolas, un eufemismo para que las personas no se preocupen porque “si se hace bien no pasa nada”. No olvidemos que se trata de tóxicos y una vez que se liberan al ambiente no se pueden controlar. En el caso de las familias de la comunidad educativa, quienes manejan el mosquito o trabajan con este sistema obviamente que es mejor que conozcan cómo protegerse, o que pueden hacer como para minimizar los riesgos. Pero sabemos que sigue siendo muy peligroso. Todo lo que aleje las fumigaciones, las limitaciones en las condiciones, las distancias mínimas y los vientos, todo lo que permite que una fumigación no sea tan dañina, como por ejemplo, identificar los vientos, tenemos que tratar de tomarlo a favor para frenar lo más posible esas prácticas. Pero no son “Buenas Prácticas”; la única buena práctica agrícola que existe es la ecología, la que produce sin agrotóxicos.

A continuación compartimos el documento elaborado e invitamos a sumar adhesiones al siguiente correo reddocentesporlavida@gmail.com

 

 

Fuera el Agronegocio de las Escuelas

 

Desde la Red Federal de Docentes por la Vida, hemos denunciado en reiteradas oportunidades la intromisión de las empresas del agronegocio, y del extractivismo en general, en los distintos niveles de la educación formal, fundamentalmente en las escuelas técnicas agrarias, mediante el otorgamiento de pasantías, el desarrollo de jornadas como “Escuelagro” o las “olimpiadas de pulverización”.

En esta oportunidad AAPRESID (Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa) y FEDIAP (Asociación Civil de Escuelas, Bachilleres e Institutos Agrotécnicos, Centros de Formación Rural, Escuelas de la Familia Agrícola e Institutos Superiores) convocan a una gran aula virtual a desarrollarse el día 14 de octubre, con el objeto de disertar sobre una “agricultura sustentable” basándose en lo que estos actores denominan “Buenas Prácticas Agrícolas” y el desarrollo de tecnologías a fin de potenciar la productividad, sin considerar las externalidades de este modelo: venenos que invaden suelo, aire, agua y nuestros cuerpos; el deterioro del ambiente y la concentración de la tierra que sigue generando desarraigo y descampesinización. 

De manera similar grupos CREA (Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola) junto a Bayer/Monsanto convocan con el proyecto “Así son los suelos de mi país” a escuelas primarias y secundarias a trabajar en torno a la sostenibilidad de los suelos sin considerar tampoco una reflexión o crítica sobre la contaminación, erosión y pérdida de fertilidad que generan la agricultura de insumos (basada en agrotóxicos y fertilizantes de síntesis química).

Las distintas actividades por la cuales ingresan las empresas a las aulas se encuentran avaladas por los organismos estatales. Es por todo lo expuesto, que solicitamos a los gremios docentes que se pronuncien a favor de los derechos de los y las estudiantes y trabajadores/as de la educación afectada gravemente por el agronegocio y nos acompañen en esta denuncia y pedido de firmas para que no se permita la intromisión de las empresas en las aulas.

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Argentina: El gobierno del agronegocio: de la manipulación de las políticas públicas a la toma del poder

Biodiversidad América Latina

El agronegocio en el poder. Puertas giratorias, leyes a medida y manipulación de políticas públicas.

La presencia de CEOs y dirigentes empresarios dentro de los gobiernos es un rasgo distintivo del extractivismo en la región. Tienen un perfil antiestatal, antipolítico y promercado, convencidxs de que el sector privado debe liderar los procesos de desarrollo, dejando al Estado en un rol subsidiario.

Aunque los argumentos públicos que esgrimen lxs ejecutivxs para justificar esta práctica de entrada y salida de cargos públicos (denominada “puertas giratorias”) pasan por la supuesta profesionalización, eficiencia y modernización del sistema, la razón principal del paso de estxs actores desde el sector privado al público obedece a la decisión de incidir en el accionar del Estado en favor del sector empresario.

El imaginario publicitado es que si construyeron carreras laborales exitosas en el mundo privado, son lxs mejores; que como ya tienen posiciones económicas acomodadas no buscarán enriquecerse a costa del erario público; que como no provienen de la política partidaria son más independientes para aplicar medidas tecnocráticas; que los criterios de administración privada son extrapolables a la función pública; y que los criterios del sector privado son los más modernos y eficientes.

En Argentina, siempre hubo representantes del agronegocio en los ministerios, pero la gestión de Cambiemos (presidencia de Mauricio Macri, 2015-2019) superó todo lo anterior. El 31% de los funcionarios de ese Gobierno ocupó alguna vez un puesto de alta o media/alta gerencia en el sector privado. La mayor incidencia empresaria se dio en los ministerios de Agroindustria, Energía, Hacienda y Producción.

En Agroindustria, la mitad de los altos funcionarios (13 sobre 26) fueron dirigentes de corporaciones agropecuarias, en particular de Confederaciones Rurales (CRA), de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal) y de la Sociedad Rural Argentina (SRA).

Una investigación reveló que, en los intentos de modificar la ley de semillas, existían al menos treinta funcionarixs con conflictos de intereses por sus vínculos con las compañías que serían beneficiadas con la ley. El estudio también denuncia el rol de ONG y fundaciones que se presentan como “apolíticas” y “científicas” pero son financiadas por las empresas dedicadas a productos transgénicos. Las organizaciones involucradas son Aapresid (Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa), Aacrea (Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola), Argenbio (Consejo Argentino para la Información y el Desarrollo de la Biotecnología), ASA (Asociación Semilleros Argentinos), Asacim (Asociación Argentina de Ciencia de las Malezas), Arpov (Asociación Argentina de Protección de las Obtenciones Vegetales), Casafe (Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes), Red BPA (Buenas Prácticas Agrícolas), ILSI (Instituto Internacional de Ciencias de la Vida) y Fundación Barbechando, entre otras.

Un caso paradigmático es el de la Comisión Nacional de Biotecnología (Conabia), responsable técnica-científica de aprobar los transgénicos y que ya hemos presentado en el Capítulo 1.

Tweets sugeridos:

#AtlasOGMConoSur | La presencia de CEOs y dirigentes empresarios dentro de los gobiernos es un rasgo distintivo del extractivismo en la región. Tienen un perfil antiestatal, antipolítico y promercado.

#AtlasOGMConoSur | En Argentina, siempre hubo representantes del agronegocio en los ministerios, pero la gestión de Cambiemos (presidencia de Mauricio Macri, 2015-2019) superó todo lo anterior.

#AtlasOGMConoSur | El 31% de los funcionarios de ese Gobierno ocupó alguna vez un puesto de alta o media gerencia en el sector privado.

#AtlasOGMConoSur | El agronegocio en Bolivia funciona operado desde el poder político regional de Santa Cruz. No se aplica el concepto de “puertas giratorias”.

#AtlasOGMConoSur | En Brasil, históricamente, los ministros de agricultura han sido grandes terratenientes, involucrados en el agronegocio y activos en las organizaciones del agro empresariado, con particular influencia de la CNA.

#AtlasOGMConoSur | En Paraguay la clase dominante está constituida por la oligarquía terrateniente agroexportadora. Como señalaba Tomás Palau, todo gobierno tiene que ser funcional a los mecanismos instalados de acumulación de riqueza.

#AtlasOGMConoSur | Desde la instalación del agronegocio, el sector empresario logró leyes, resoluciones y decretos a medida de lo solicitado por las compañías.

#AtlasOGMConoSur | La lucha de las organizaciones campesinas en cada uno de los países logró importantes victorias también en el terreno legislativo.

– Pueden descargar el capítulo (PDF) aquí

Fuente e imagen:  Biodiversidad América Latina

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Nuevos virus, cerdos y debates urgentes

Mundo/15/07/2020/Autor y Fuente:  huerquen.com.ar

 

“Cualquiera que pretenda comprender por qué los virus se están volviendo más peligrosos debe investigar el modelo agro-industrial y, más específicamente, la producción ganadera plantea Rob Wallace, autor de “Grandes granjas crean grandes gripes”. Y continúa: “El capital está encabezando la apropiación de tierras en los últimos bosques primarios y zonas de cultivo de pequeños propietarios en todo el mundo. Estas inversiones impulsan la deforestación y conducen a la aparición de enfermedades por patógenos previamente encerrados, que se extienden a las comunidades locales de ganado y humanos”. En la pandemia actual, tanto por gobiernos como medios y comunidad científica, se minimiza el análisis de las causas. El virus zoonótico, que “saltó” de una especie silvestre acorralada por destrucción de su ambiente natural y cambios en el clima, ya mató a más de 500.000 personas en todo el mundo, y está lejos de ser contenido.

En este contexto las declaraciones de la Cancillería que encabeza Felipe Solá del avance en el “acuerdo estratégico” con China, que involucra la provisión de carne de cerdos al gigante asiático son preocupantes.

Hacinamiento de animales en los feedlot industriales, verdaderas fábricas de virus y bacterias

 

Chanchos Chinos

En agosto de 2018 se declaró oficialmente el estallido de un fuerte brote de la Peste Porcina Africana (PPA) en China que diezmó la población de cerdos de ese país. Según GRAIN “Sólo una pequeña porción de este desastre se registró en las estadísticas oficiales. El estado chino afirma que un 1,2 millones de cerdos fueron sacrificados, pero al interior de la industria se dice que el número real de cerdos muertos por el brote de PPA está cerca de los 200 millones. Se estima que la república popular podría tardar entre 5 y 10 años en controlar la enfermedad.

El brutal colapso de las poblaciones de cerdos chinos obligó a aumentar las importaciones de carne para abastecer la demanda interna. El aumento del PIB per cápita disparó allí el surgimiento de una enorme clase media que empezó a cambiar su dieta incorporando proteína animal, carne. Como sabemos, la alimentación es infinitamente más que la ingesta de nutrientes, y representa el hecho cultural más importante de nuestra especie. Pero satisfacer las aspiraciones de esas 440 millones de personas tiene y tendrá impactos en la realidad, sobre todo si se hace con la lógica del capital de la que habla Wallace.

Sobre llovido mojado: El descubrimiento de un nuevo virus de influenza porcina que infecta a humanos acaba de ser anunciado en “el imperio del centro”. Entre 2011 y 2018, se hicieron miles de hisopados nasales a cerdos de granjas industriales detectando una gran cantidad de virus (179) y entre ellos uno llamó particularmente la atención: una cepa de la famosa “gripe porcina” que golpeó con fuerza al mundo en 2009. Tiene el aséptico nombre de “G4 EA H1N1” y se ha convertido en predominante en las poblaciones porcinas desde 2016. Al testear a los trabajadores de las plantas descubrieron que muchos tenían anticuerpos; es decir que fueron infectados por ese virus. Aunque todavía no contagia de humano a humano, el hacinamiento de cerdos en granjas industriales es la condición ideal para nuevas mutaciones.

Los autores del estudio indicaron que los virus G4 tienen todas las características esenciales de un candidato a virus pandémico  y la OMS ya envió equipos para profundizar la pesquisa.

Cultivo de virus A (H1N1) de la pandemia del 2009 – Foto: Reuters

 

¿Importar pandemias?

El mito de la “Argentina supermercado del mundo” sigue alimentando espejismos y riesgos. Además de proveer millones de toneladas de soja transgénica y derivados para que coman los chanchos, la gula corporativa también moldea nuestros territorios como proveedores de esa carne que falta en el oriente. China ya es el destino principal de las exportaciones de carne Argentina. Delegaciones de funcionarios chinos viajaron para las inspecciones que a posteriori habilitaron a más de 50 frigoríficos para la exportación. Aves, cerdos, vacas: “China es una aspiradora de la carne argentina” celebran los portales del agronegocio.

El 6 de julio la cancillería argentina difundió la comunicación entre Felipe Solá y el ministro de Comercio de la República Popular China Zhong Shan, brindando algunos detalles de la “asociación estratégica”. Sobre producción de carne porcina anuncia “inversión mixta entre las empresas chinas y las argentinas” para “producir 9 millones de toneladas de carne porcina de alta calidad”, lo que “le daría a China absoluta seguridad de abastecimiento durante muchos años”. “Ya llegaron a un acuerdo sobre este proyecto la Asociación China para la Promoción Industrial y la Asociación Argentina de Productores Porcinos” concluye. Esas 9 millones de toneladas de carne representarían 14 veces el total de lo producido por el país en todo el 2019.

La propia experiencia China y mundial debería hacernos encender alarmas, y ayudarnos a ampliar la mirada.

En todo el mundo cada brote en enfermedades como la PPA implicó sacrificar enormes cantidades de animales, lo que llevó a la ruina a pequeños y medianos productores, y generó mayor concentración en la nueva estructura productiva. Se estima que en Argentina la agricultura familiar campesina e indígena produce casi la mitad de la carne de cerdo que se consume en el país, con formas muy distintas a los feedlot industriales.

En términos ambientales la ganadería industrial no sólo es responsable de la destrucción de ambientes naturales, sino también de enormes emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Aunque las grandes compañías se cuidan de ocultar los datos, GRAIN y IATP estiman que las 20 primeras corporaciones de carnes y lácteos producen más GEI que Alemania, Canadá, Australia, Reino Unido o Francia; y que las 5 más grandes del rubro (JBS, Tyson Foods, Cargill, Dairy Farmers y Fonterra) emiten juntas más que la Shell, Exxon Mobil, o British Petroleum.

Por último el aspecto sanitario: estamos en medio de una pandemia mundial con millones de infectados y cientos de miles de muertes; que sucede superpuesta a la epidemia de fiebre porcina que liquidó la mitad de la población total de cerdos en China, y estamos encendiendo alarmas por nuevos virus. Sorprende entonces el entusiasmo de algunos sectores.

¿Vamos dejar que el capital nos siga arrastrando de crisis en crisis, de pandemia en pandemia?

Canciller Felipe Solá – Foto difundida por Cancillería

Debates en tiempos de vacas flacas

En estos más de 100 días de aislamiento la luz no se ha ubicado lo suficiente sobre la producción industrial de carnes, y más en general sobre el modelo agroalimentario dominante del que habla Wallace. Esto es gracias a las cortinas de humo que proveen los multimedios socios del agronegocio, y también por las especulaciones en torno a la crisis económica actual.

En nuestro país la pandemia va dejando un dramático tendal sobre un tejido productivo ya desflecado por la gestión neoliberal de Macri, al tiempo que se renegocia la deuda pública que dejó con los lobos de Wall Street. A los millones de pobres que había, se están agregando nuevos contingentes a los que el Estado asiste en parte, pero no alcanza… Toda esta tensión tiñe cualquier discusión económica, sobre todo alrededor de la generación de divisas que el país necesita. Muchos sectores de adentro y afuera del gobierno, apuestan a la agroindustria para salir del pozo, y aunque la reflexión sobre la soberanía alimentaria ganó mucho espacio en nuestra sociedad también podríamos retroceder merced a esta crisis. Por eso ahora es clave aportar reflexiones de amplio espectro.

Criar cerdos para el afán (acomodado y extranjero) de proteína animal, asumiendo todos los riesgos y externalidades de ello, claramente no es Soberanía Alimentaria. Si es verdad que “el virus no te busca a vos, sino que vos vas a buscar al virus” (Alberto Fernández dixit) es fundamental asumirlo para no comprar llave en mano nuevos desastres.

Frente a la crisis las organizaciones populares están haciendo una cantidad de propuestas muy importante que necesitamos conocer y amplificar: el llamado Plan San Martín, el Ingreso Universal Ciudadano, las Colonias Agrícolas Integrales de Abastecimiento Urbano, la Empresa Pública de Alimentos, las EPAS en Santa Fe; nuevos ordenamientos y defensa de los territorios; garantía de derechos junto a urgentes reformas estructurales.

Si de los laberintos se sale por arriba, empecemos a trepar con ellas.

Fuente e imagen: http://huerquen.com.ar/virus-cerdos-y-debates/?fbclid=IwAR2y0vnz735CinzOzMF5O3MMrwUw6US5UWpE0V-zDwMrGZ1-iQdIJRzTHMw

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Brasil: Ganadería industrial y soja transgénica queman la Amazonia

Silvia Ribeiro
NODAL

Cerca de 79 mil incendios en la Amazonia, principalmente en Brasil, Bolivia e importantes áreas de Paraguay, han avanzado por semanas, quemando más de un millón de hectáreas de bosque tropical y arrasando territorios indígenas, muchos de los cuales habían sido invadidos legal o ilegalmente por la ganadería, la agricultura industrial y la minería.

Hay un millón 500 mil habitantes de comunidades indígenas que están amenazados o ya sufriendo los impactos de esta grave crisis que está devastando amplias regiones amazónicas, su fauna, flora y diversidad biológica única.

El fuego se expande siguiendo la ruta de las trasnacionales de ganadería y agronegocios. Se talan y queman bosques para abrir espacio a la soja transgénica de Bayer-Monsanto y a la cría de ganado para JBS, la mayor trasnacional de producción industrial de carnes a escala global, que tiene una negra trayectoria de diversas violaciones legales, entre otras, por comerciar ganado criado con la deforestación del Amazonas.

La Vía Campesina Brasil declaró que esta serie de incendios están directamente ligados al avance del agronegocio, y por los enormes daños que provoca a comunidades y naturaleza debe considerarse un crimen contra la humanidad. Entre el 10 y 11 de agosto, que fue declarado Día del fuego por los hacendados de la región que queman el bosque para sembrar soja transgénica y pastura, los incendios aumentaron 300 por ciento.

Denunció también que imágenes satelitales muestran un avance no visto desde la década de 1980 de la minería ilegal en territorios indígenas, que ha sido estimulada por el gobierno. (https://tinyurl.com/y3rq9d4j)

En efecto, no se trata de factores climáticos o mala suerte: hay causas y actores concretos. El principal motor de la tragedia es la siembra de monocultivos y de pasturas para ganadería a gran escala y la deforestación que causan. Brasil es el primer exportador mundial de soja transgénica, con extensas zonas en las áreas incendiadas y aledañas, en su amplia mayoría su destino es para forraje de cerdos, pollos y vacas en confinamiento, principalmente en Europa y China.

Pero ni los monocultivos de soja (u otros) ni la ganadería industrial son necesarias para alimentar a la población mundial (https://tinyurl.com/yxv3dz8s). Son solamente negocio de trasnacionales con grupos económicos que se han asegurado políticas muy favorables de producción y exportación desde el Sur global, acompañadas de diversos estímulos para aumentar adrede el consumo de cárnicos en muchas partes del mundo. Esto, pese a que tanto los monocultivos agroindustriales como la ganadería intensiva están entre los factores más altos de emisiones de gases que producen el cambio climático. Y eso, sin contar el aumento de emisiones de carbono que significan los incendios ahora en curso.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien llegó al gobierno apoyado por la llamada bancada ruralista de ese país (latifundistas, sembradores de monocultivos de caña, soja, maíz y grandes ganaderos), ha manifestado repetidamente que conservar la Amazonia es un desperdicio de recursos que pueden ser aprovechados por esas y otras industrias, como mineras, hidroeléctricas y petroleras. A todas ha facilitado avanzar en esa región, con una mezcla de legalización de despojos, desmantelamiento de medidas de protección y saboteo de la fiscalización ambiental.

Para ocultar los síntomas del desastre que se avizoraba, a principios de agosto de este año, Bolsonaro despidió de su cargo a Ricardo Galvão, director del Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE), por informar que la deforestación en la Amazonaa aumentó a un ritmo alarmante y mucho mayor que el año anterior. Bolsonaro negó que esto fuera verdad y poco después, cuando ya no pudo negar la crisis de incendios en la Amazonia, lanzó burdas mentiras, como que el fuego era causado por organizaciones ambientalistas para acosarlo. Como si los incendios no fueran causados por la misma gente que alentó y cobija.

Si el fuego sigue propagándose –advirtió la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica–, no solamente están en peligro los habitantes de 350 pueblos indígenas que habitan el Amazonas, también serían afectados 6.7 millones de kilómetros cuadrados de bosques, 44 mil especies de plantas, 2 mil 200 especies de animales, 2 mil 500 especies de peces de agua dulce y de 17 a 20 por ciento del total del agua dulce del planeta, además de que la pérdida de follaje de este ecosistema representa hasta 10 por ciento de las emisiones de carbono global. (https://tinyurl.com/yxasfvd4)

Una investigación de la organización Trase, con The Guardian y Repórter Brasil (2 de julio 2019), evidenció que JBS vende, a sabiendas, ganado criado en áreas devastadas de la Amazonia (https://tinyurl.com/y4yxtfhn). Seguramente alimenta otras instalaciones de ganado con soja que también viene de la Amazonia. Bayer-Monsanto enfrenta más de 18 mil juicios en Estados Unidos por causar cáncer a ese número de víctimas, a sabiendas de los efectos cancerígenos del glifosato, agrotóxico usado para la siembra de transgénicos. Tal como plantea La Vía Campesina, se trata de crímenes contra la humanidad, en Amazonia y más allá.

Silvia Ribeiro es investigadora uruguayo-mexicana del Grupo ETC.
Autor: Silvia Ribeiro
Fuente de la Información: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=260239&titular=ganader%EDa-industrial-y-soja-transg%E9nica-queman-la-amazonia-
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Argentina: «Las estrategias tecnológicas que prometían las grandes empresas semilleras han fracasado»

El 16 de junio, se cumplieron 73 años del nacimiento de Andrés Carrasco (1946-2014), científico que presidió el Conicet entre 2000 y 2001. Fue Jefe del laboratorio de Embriología de la UBA y el primero que estudió los efectos del glifosato. No solo comprobó lo devastador que es el químico pilar del modelo sojero, sino que trabajó para difundir el estudio que respalda lo que tantas familias de zonas rurales fumigadas del país denuncian. Por eso el 16 de junio se conmemora el Día de la ciencia digna. Para homenajearlo compartimos la última entrevista que le realizamos a quien fuera columnista de nuestro programa radial “Metrópolis” que se emite por FM La Boca (90.1) -Buenos Aires– Argentina, los martes de 21:00 a 22:00.

(PARTE I)

Mario Hernandez (MH): Estamos escuchando a María José Cantilo interpretando “Depredadores”, tema con el cual recibimos al Dr. Andrés Carrasco con quien la última vez que nos comunicamos recién comenzaba la lucha de Malvinas Argentinas, el bloqueo a la planta de Monsanto, que hasta ese momento no había tenido mucha repercusión pero luego tomó una trascendencia muy importante.

Quisiera que nos aclarara algunas cuestiones científicas. Estuve viendo que en esta planta que intenta instalar Monsanto quieren producir una semilla de maíz llamada “Intacta”, aprobada por el gobierno, que es una semilla MON89034, una versión mejorada del MON810 que sintetiza tres venenos diferentes para matar orugas, mariposas y vaquitas de San Antonio.

Andrés Carrasco (AC): Tiene tres insecticidas más un herbicida.

MH: Resistente al glifosato y al glufosinato.

AC: Tiene cinco modificaciones genéticas.

MH: Quisiera que me explicara en qué consiste esta semilla.

AC: Es la nueva generación de semillas. Uno debería advertir a la audiencia que las grandes empresas semilleras cuando salieron al mercado hace 15 o 20 años con este tipo de tecnología, este tipo de estrategia tecnológica para producir insecticidas dentro de las semillas o porotos, decían que esa estrategia iba a ser superada por otras y que en los próximos 10 o 15 años a más tardar, no iban a utilizar ningún tipo de químicos.

Está visto que esas estrategias que prometían producir alimentos en forma intensiva, con monocultivo, no fueron exitosas. Entonces, lo que Ud. tiene hoy es una profundización de aquella vieja estrategia de usar químicos o sustancias tóxicas en el campo. A mi modo de ver, implica un fracaso de las estrategias empresariales que pensaron que eso lo iban a poder superar y cuando el ruido de hiciera muy, muy grande iban a salir con una novedad que iba a calmar los ánimos, pero no han sido exitosos. Por eso, Ud. ve que hoy en vez de tener un gen contra insectos tiene tres. Uno no le alcanza. Tampoco le alcanza con el glifosato solo, por lo tanto, tiene que agregar glufosinato. Seguramente en el futuro aparecerá el glifosato combinado con el LicanB o con 4D, lo cual nos dice de la profundización de la estrategia tecnológica de usos químicos para producir semillas.

Aprovecho para aclararle que las semillas no se producen en la planta de Córdoba sino en San Luis o alguna otra región más al suroeste. La planta de Monsanto, que parece está parada, que no va a ser fácil seguir construyéndola aunque la empresa haya dicho que van a hacer otro informe ambiental, porque el primero fue rechazado, ahí van a procesar y manipular la semilla, la van a tratar, van a usar otros químicos.

MH: Podríamos decir que la van a “curar”.

AC: Así es, le pondrán nuevos químicos y la van a embolsar para venderla.

MH: ¿La van a curar con insecticidas?

AC: Algunos plaguicidas y hongo fungicidas tienen que usar porque sino una semilla puede ser atacada por algún bicho.

MH: Leí, aunque confieso que soy bastante ignorante sobre el tema, que van a curarlas con dos insecticidas de Bayer: Pancho y Gaucho.

AC: Puede ser, no sé los detalles.

MH: Se trata de dos agrotóxicos prohibidos en Europa y se van a utilizar 108.000 litros de Pancho.

AC: Es muy probable.

Lo importante es que la planta de Monsanto en Malvinas Argentinas está congelada

MH: ¿Qué significan estas cifras?

AC: Que todavía siguen dependiendo de agregar nuevos químicos para mantener el modelo productivo y que evidentemente a futuro eso no va a disminuir o ser sustituido por otra cosa, por lo tanto, para cultivar esas semillas van a usar más químicos o más modificaciones genéticas cuando tengan que procesarlas en los 160 silos que hay, porque son semillas para 3.500.000 de hectáreas, es una producción formidable.

Pero lo importante es que la planta está congelada, no han podido avanzar, lo cual supone otra reflexión porque el problema ahora lo tiene Monsanto. Ellos necesitan esa planta para su negocio.

MH: Tengo entendido que iba a ser la mayor planta de Monsanto en el mundo.

AC: Ellos necesitan procesar semillas para fraccionar y vender a los agricultores argentinos y de otras partes del continente, para lo cual necesitan una planta de ese tamaño. Si la gente se resiste y no la pueden construir tienen un problema de estrategia empresarial. ¿Dónde la van a hacer? Estarán pensando en irse a otro país, no sé, tampoco importa demasiado, importa que no pudieron progresar en base a la resistencia de las Madres de Ituzaingó y de Malvinas Argentinas.

MH: Quiero volver sobre la cifra de 108.000 litros de Pancho y 112.000 litros de otro insecticida que se llama Nativo. ¿Qué hacen con los desechos líquidos?

AC: Eso nunca lo aclararon. En un Impacto Ambiental tienen que decir qué hacen con los desechos después de usar esas sustancias y no es fácil trajinar con ellos, cuesta caro y seguramente pensaron que podrían engatusar fácilmente a la gente pero ésta se plantó. No conozco los procedimientos pero sé que no es fácil.

Por alguna razón el Impacto Ambiental que presentaron muestra su impunidad, su desprecio por la gente, porque seguramente hicieron una cosa que no sirve para nada, pero también su omnipotencia, su soberbia, porque dijeron los arreglamos con esto, pero no pudieron. La Secretaría de Medio Ambiente de Córdoba lo rechazó. Ahora tendrán que hacer otro, pero es más difícil porque van a tener que hacerlo en serio, a menos que tengan fuerza para cambiar leyes provinciales que los eximan de los requerimientos de las normativas actuales.

El sistema de evaluación es una trampa que el Conicet sabe jugar muy bien

MH: Cuándo un científico denuncia este tipo de situaciones, ¿qué pasa?

AC: Uno se liga palos por todos lados. En general los productores, asociaciones como la Asociación Argentina de Productores de Siembra Directa (Aapresid), con Gastón Fernández Palma a la cabeza, quien dice que es médico, gente como Trucco, que son importantes jugadores en este negocio, Huergo de Clarín se enojan y usan toda la munición que tienen. La principal es la descalificación y el ninguneo. Como tienen muchos medios en general lo hacen en ausencia y no hay debate, es sumamente arbitraria.

En definitiva los empresarios están defendiendo sus intereses económicos y tienen enredados, empastados en el sometimiento a ese modelo a científicos. No solo científicos sueltos sino, en la misma dirección y con mayor grado de gravedad, pedazos grandes del INTA, de las Universidades de Santa Fe y Rosario y del Conicet, que es un fiel subordinado y obsecuente jugador a favor de darle la razón a estos intereses, por lo tanto, no quiere tener científicos que estén diciendo cosas que no le cierran con sus alineamientos.

Hay distintas formas de tirarles munición, pero el Conicet tiene una muy pesada que tiene que ver con lo laboral porque uno es miembro de la carrera de investigador y cumple con una serie de requisitos, es evaluado periódicamente, le pagan un sueldo para compensar esa dedicación, radicado en el sistema de evaluaciones ya sea por promociones, becarios, subsidios, etc., que les permite ejercer discriminaciones sin ningún empacho. Por ejemplo, le pueden poner a uno que está en contra de los transgénicos y viene hablando hace años y tiene cosas hechas al respecto, como evaluador a alguien que trabaja con transgénicos y los desarrolla y que públicamente se ha expresado en un polo diferente. Eso no debería existir en el sistema de evaluación. Es una trampa que el Conicet sabe jugar muy bien.

En el proceso de evaluar a una persona ya sea para darle un becario, un subsidio, promoverlo, es donde ellos juegan y emiten dictámenes y decisiones que pretenden ser disciplinadoras. Negando un becario, una promoción, más allá de los méritos que uno tenga, ellos juegan con ese sistema de evaluación, no al servicio de la ciencia sino del juego político de la institución.

Hay muchos científicos que trabajan con Huergo, Trucco, etc. y tienen organizaciones, fundaciones y plata como, por ejemplo, la de Grobocopatel, aunque por detrás también deben estar las transnacionales. Hay una imbricación profunda en los lugares de investigación como en Santa Fe y Rosario donde a los institutos privados no se los puede separar de los oficiales porque están involucrados científicos del Conicet, no vaya a creer que contra su voluntad. Si miramos la totalidad de la masa de investigadores en el país, los que están en este juego es una pequeña porción, pero son muy poderosos porque en general son prestigiosos y sino el mismo Conicet les construye el prestigio año a año para que su palabra sea legitimadora.

Hay todo un mecanismo que la industria transnacional y los productores argentinos han explorado con picardía y ellos necesitan para seguir adelante con estos negocios y modelos productivos que científicos supuestamente no sospechados de estar mezclados con ningún interés, los legitimen a través de su expresión pública. Hay unos cuantos y cada vez va a haber más porque el proceso de legitimación también está desafiado por el discurso contrario, entonces ahí se va a establecer un debate que va a durar un tiempo hasta que alguno encuentre la manera de saldarlo. No es difícil hacerlo, el problema es que ellos no debaten, enuncian y dicen ‘el que no está con los transgénicos está entorpeciendo la ciencia’ y eso es una barbaridad, pero como hay mucho cholulismo en los sectores medios argentinos, las palabras de algunas personas están sobrevaluadas, se hacen sentir.

También es un espacio de ida y vuelta. Uno prevé que en el futuro las instituciones tendrán que dar mayor grado de precisión acerca de qué están apoyando, qué es lo que están facilitando, qué están subvencionando. Yo creo que tarde o temprano esto se termina, tardará más o menos, pero se termina, porque es una construcción muy virtual.

Hoy, uno ya está convencido que la tecnología transgénica, más allá de los efectos tóxicos de los agroquímicos, es una tecnología sumamente rudimentaria, que tiene muchos problemas de sustentabilidad biológica, desafíos por solucionar y que no lo van a poder hacer porque no tienen en cuenta determinadas y más modernas hipótesis de cómo funcionan los organismos vivos. Entonces, es una tecnología, no es ciencia.

Si un científico que trabaja en el laboratorio y hace demostraciones científicas dice a un diario que criticar a los transgénicos es una actitud anticientífica está negándose a sí mismo porque uno podría esperar ese tipo de afirmaciones de alguien que no sepa. Es un juego que tiene un alto contenido político.

MH: Se me terminó el programa pero me quedé con algunas preguntas y Ud. con algunas respuestas cuando estaba por hablar del componente político, por eso lo invito a continuar esta charla el martes que viene.

AC: No hay problema.

Creo que nunca nos terminamos de ir del neoliberalismo de los ‘90

(PARTE II)

Mario Hernandez (MH): Una cortina musical un poco más prolongada de lo habitual porque estábamos tratando de comunicarnos con el Dr. Andrés Carrasco para completar la entrevista del martes pasado (PARTE I) porque no nos alcanzó el tiempo y al Dr. Carrasco le quedaron pendientes respuestas y a mí preguntas. Cuando cortamos la comunicación la semana anterior se iba a referir a cómo la política influye sobre la investigación científica. Por mi parte, como ya se lo he comentado, me estoy desasnando en una temática sobre la que conozco bastante poco, aunque la difusión de estos temas me ha valido recibir el premio “Lanín de Oro” a Mejor Programa Ecológico por “Fe de erratas” en 2012 que se emite en FM La Boca (90.1) los miércoles de 9:00 a 10:00.

Días pasados, recordando lo que comentaba en nuestra charla anterior, el martes 15, el filósofo Santiago Kovadloff aduló sin eufemismos la gestión del Ministro de Ciencia y Técnica, Lino Barañao, en el programa televisivo de Alfredo Leuco “Le doy la palabra”. Yo comenté, confieso que con cierta brutalidad, que Barañao sostiene que se puede tomar un vaso de Round Up y no pasa nada. Con esta introducción podríamos continuar desarrollando los aspectos políticos que influyen en la investigación científica.

Andrés Carrasco (AC): Así es, podríamos empezar por el ejemplo que usted trae. Leuco es un periodista no-oficialista, más bien todo lo contrario, un crítico y Kovadloff, quien escribe para el empresariado, también. Tiene textos muy neoliberales. Días atrás se dio a conocer una declaración de un grupo empresarial que pide volver al neoliberalismo de los ’90. Aunque yo creo que nunca nos fuimos, hay grupos empresarios que desean que la política gubernamental sea mucho más transparente. Le están pidiendo al gobierno que profundice sus rasgos neoliberales y los haga claros.

En ese contexto aparece el elogio de Kovadloff a Lino Barañao que puede estar en un gobierno supuestamente progresista como el actual pero también en otro neoliberal extremo. Esto sirve para reflexionar, ¿será que esta política es realmente progresista? ¿La política de Ciencia y Técnica (CyT) es progresista? Yo empezaría por ponerlo en duda, primero por el ejemplo que usted me sirve en bandeja y después podríamos empezar a analizar aspectos de su política y ver cómo el Ministerio de CyT acordona todas sus instituciones y las pone para que sirvan de soporte al sector privado, en particular al agronegocio, la megaminería contaminante y eventuales negocios que siempre traen dudas porque, en general, mediante la transferencia de tecnología ponen a los investigadores en situación de generar conocimiento para las grandes transnacionales.

Se lo digo claramente, de hecho el último anuncio que se hizo ayer de otorgar una exención impositiva a los biodiesel o el de Mar Azul que involucra a la industria pesquera. Como ya terminaron la política de instalar el modelo extractivista en la tierra, ahora van a estudiar el Mar Argentino. Esto no se hace para favorecer a la nación sino a los grandes negocios. Le pueden poner el color que quieran, pero cuando una política como la tecnológica está atada a los intereses de las grandes empresas debería ser puesta en debate.

Argentina no ha sabido nacionalizar el financiamiento científico

Hay otros aspectos que anuda el Ministerio de CyT que son menos públicos, por ejemplo, que no se haya desembarazado de los préstamos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para sostener la investigación en Argentina. Todos nosotros estamos atados a conseguir financiamiento que viene del BID para poder seguir manteniendo la infraestructura en equipos. Argentina no ha sabido nacionalizar el financiamiento científico. O los procesos de asociar nuestra ciencia a monstruos como Alemania a través del Instituto Max Planck o cosas más grandes como el Laboratorio de Biología Molecular. Son proyectos de asociación, intercambio, formación de recursos humanos que también tienen aspectos políticos que habría que discutir porque pueden crear una especie de abrazadera a la decisión política argentina acerca de cómo conducir sus decisiones políticas, qué tipo de proyectos y a quién van dirigidos.

Cuando el estado nacional anunció con bombos y platillos en el 2007 que iba a hacer una sociedad con el Max Planck, edificio de por medio, que por supuesto lo pagamos todos nosotros, significaba atarnos a las políticas del Max Planck que no solo es un instituto de investigación, sino aplicada a la industria. Ellos están orgullosos en Alemania, nació para eso, además a los alemanes les viene bien pero, ¿por qué tenemos que trabajar nosotros para la industria alemana? Me consta que fue hecho para patentar, para transferir tecnología.

MH: Quisiera profundizar esto porque se habla mucho de las empresas, por ejemplo, lo hicimos en nuestra charla anterior sobre Monsanto, pero resulta que han aparecido en distintos parlamentos de América del Sur en 2012, 2013, una cantidad de proyectos de Leyes de Semilla, todos muy parecidos. ¿Tiene algo que ver con esto el Ministerio de Agricultura de EE.UU?

AC: Yo empezaría por casa. ¿Por qué el Ministerio de Agricultura argentino promueve esa tendencia? Lo mismo pasa en Ecuador, en Brasil, en México, todas las leyes de semillas conducen a formar un marco normativo legal que favorece y cuida los intereses de las empresas, no solo de ganar dinero, vendiendo y cobrando regalías, sino de apropiarse de las semillas, es decir, ellos son los propietarios de las semillas y nosotros usamos las que ellos nos venden. Estamos atados a eso porque en realidad lo que hacen es proteger la propiedad de las empresas que desarrollan esas semillas. Habría que poner en debate si eso conduce a la soberanía o a un grado de dependencia. Lo llamativo, que usted marca muy bien, es que muchos países latinoamericanos tengan proyectos de ley, en algunos casos peores que el argentino, en la misma dirección: instalar las semillas transgénicas como insumo para la producción de alimentos para exportar alimentos-mercancía y asegurar la propiedad de esas semillas, que no haya disputas.

En Argentina hay una situación muy particular porque las patentes no corren en las semillas, por lo menos por ahora. El gobierno le prometió a Monsanto sacar una ley que se parezca a las otras que dice usted.

Yo no puedo dejar de pensar que en realidad los que están conduciendo este tipo de actividades productivas no son los Ministerios de Agricultura sino los intereses de las grandes empresas. Obviamente, la Secretaría de Agricultura de EE UU con sus organismos de control, participa de todo esto puesto que Monsanto y otras empresas son americanas. No sería una sorpresa que sus intereses sean defendidos en cada país por los embajadores estadounidenses. De esto hay una larga historia en América Latina.

Eso no me llama la atención, el asunto es preguntarse por qué los Ministerios de Agricultura de nuestros países son obediente a los intereses de las empresas aunque les impongan a los productores que van a usar semillas por las cuales van a tener que pagar patentes y no las van a poder utilizar de un año para el otro, el uso propio como lo llaman en el campo, si no pagan esas regalías que las empresas le van a cobrar al productor aunque no les compre las semillas y las produzca él para usarlas en la cosecha siguiente.

Además, aparece la figura de la patente que hasta ahora no se había aplicado. Sería como si alguien recibe a un hambriento y le regala la comida uno, dos, tres, cuatro días al mes y después se la empieza a cobrar. Nos acostumbramos durante 20 años a usar semillas que les permitieron entrar también en Bolivia, Paraguay, Brasil, Uruguay, pero las próximas deberían tener ese nuevo marco. Deberíamos discutir si eso conduce a mayor soberanía o a mayor dependencia.

Esta batalla nunca tiene fin

MH: Otro de los temas políticos fue cuando hacía referencia a la lucha que se libró en Córdoba contra Monsanto y allí ahora hay en debate una nueva Ley de Ambiente.

AC: Esa es la carta que debe haber sacado Monsanto a las autoridades para modificar la ley actual y poder instalarse. Evidentemente, con la ley bastante deficiente que tienen hoy día no es suficiente para que Monsanto pueda instalarse en Córdoba. Esa es una técnica que viene de los ’90: desarmar los marcos normativos que impiden o ponen corralitos a las grandes empresas. Esa ha sido la tarea del neoliberalismo en los ’90 para que suceda la presión de las grandes empresas extractivistas como pasa hoy en América Latina, tanto con el petróleo como minerales de todo tipo, alimentos, etc. Cuando Menem destruía la Junta Nacional de Granos tenía un objetivo. Si hoy la tuviéramos funcionando como en aquel momento tendríamos herramientas desde el Estado que harían difícil el desbloqueo. Hoy hablaba con un especialista que reconocía que habría que crear una Junta de Granos, pero no es fácil hacerlo en medio de un estado de conflicto. Estas construcciones necesitan un apoyo político muy serio para que el rebote de una medida así no le haga un agujero debajo de la línea de flotación del propio barco. Cuando se fundó la Junta Nacional de Granos en la época del primer peronismo había mayor acumulación política en el gobierno. No obstante, parecería ser que ahora es el momento para recuperar esa institución que fue desmontada.

Como no es suficiente tienen que ir agregando otras medidas de desmonte de instituciones regulatorias. Ahora hay que cambiar la Ley de Semilla que es mala pero suficientemente restrictiva como para que a las empresas no les convenga, necesitan una más flexible.

Esto también nos enseña otra cosa: esta batalla nunca tiene fin porque hoy van a querer cambiar la ley en algunos aspectos y si lo logran dentro de algunos años, por alguna situación nueva, esa misma ley les va a dificultar un nuevo desarrollo productivo y van a pretender cambiarla nuevamente y la van a escribir ellos para que nadie les meta una coma de más.

Eso es pérdida de autonomía porque siguen desmontando y, cuando doblegan a las instituciones para que hagan determinadas cosas, también están haciendo lo mismo. Cuando hablábamos de los investigadores vinculados a estos desarrollos tecnológicos crean un estado de condicionamiento. ¿Cómo se vuelve de eso? Es como desmontar una ley, porque si uno metió una quinta columna de un sistema de producción científica, después cómo la saca y además con esta noticia que la oposición, que supuestamente quiere ganar las elecciones en 2015, está alabando a Lino Barañao, lo cual es una pésima noticia, porque quiere decir que está haciendo “bien” las cosas y se juega a perdurar, lo cual va a ser catastrófico porque si ahora es malo, en manos de esta otra tendencia se va a desatar. Hay que recordar que el ministro es un hombre de izquierda y progresista. Así lo declaró toda su vida, que viene de la izquierda socialista. Parece un chiste de mal gusto.

MH: Lo entendimos perfectamente. Le agradezco mucho haber podido completar la entrevista del martes pasado.

AC: Cuando quiera o necesite acá me encuentra. Un abrazo.

Autor: Mario Hernández

 

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