Europa/España/09-04-2021/Autora: Laura Mayordomo/Fuente: www.elcomercio.es
Protestan por la calidad de los menús y el tamaño de las raciones, mientras la adjudicataria dice ceñirse a las indicaciones nutricionales del contrato.
Los niños salen del colegio con hambre». Es una afirmación que reiteran varias asociaciones de padres y madres de centros públicos de Gijón. AMPAS como las de los colegios Atalía, Antonio Machado, Xove, Honesto Batalón o García Lorca a las que, a lo largo del curso, las familias han ido trasladando sus preocupaciones por el contenido y la cantidad de los menús que se sirve a sus hijos en los comedores escolares. Consideraciones como que «las raciones son escasas», «en muchos casos no tienen opción de repetir», «la comida es poco atractiva visualmente» o que «es comida de hospital, sosa y que no sabe a nada».
Podemos-Equo Xixón planteó recientemente esta cuestión al equipo de gobierno tras mantener una reunión con once AMPAS de centros públicos. «Las problemáticas que nos han trasladado necesitan de soluciones que no se dilaten en el tiempo, pero evidencian algo más importante: la necesidad de recuperar modelos de comedores con cocina propia para garantizar la calidad de un servicio tan básico como la alimentación de la infancia», defendió la portavoz del grupo municipal, Laura Tuero. Solo cuatro colegios gijoneses -el Alfonso Camín, el Cabueñes, el Tremañes y el Jacinto Benavente- cuentan con cocina propia para dar de comer a sus alumnos.
Serunion asegura que ésta es la única queja que ha recibido por el tamaño de las raciones que sirve y que, en ese caso, se debió a «un error»: poner en el táper solo un trozo de pescado cuando debería haber llevado dos. Niega la empresa concesionaria que la cantidad de comida que se sirve sea escasa y subraya que, tal y como se acordó en una de las reuniones mensuales de la comisión de comedores, las raciones para los alumnos de Primaria se preparan teniendo en cuenta cuál sería el consumo «de un niño de diez años».
«Salen pidiendo la merienda»
La cuestión es que madres como Olga González, miembro de la AMPA del García Lorca, asegura que su hija, que con diez años mide casi metro setenta «y además es de buen comer, sale a las cuatro pidiendo la merienda porque dice que en el colegio pasa hambre». Eva García, del Antonio Machado, apunta que «hasta de los que comen bien los padres nos preguntan qué pasa con el comedor porque los hay que van a buscar a los hijos a las tres y media y a esa hora les están pidiendo un plato de comida, no un bocadillo».
Al AMPA del Honesto Batalón han llegado comentarios en la misma línea: «Nos dicen que los platos son pequeños, que solo pueden repetir si sobra comida y que muchos, sobre todo los de sexto, quedan con hambre», cuenta su presidenta. «Es que la comida es muy poco apetecible», apunta Ana Méndez, del Atalía,
Como en todo, hay disparidad de opiniones. María González Feito, del Príncipe de Asturias, asegura haber probado el menú escolar. Lo encontró «soso», pero considera que «para ser línea fría, el sabor era bastante bueno». «Es comida sana, con todo lo que eso conlleva, lo que puede dificultar que a algunos críos les guste», anota Brezo del Riego, del AMPA de los Pericones.
El director regional de Serunion, Luis Gómez, reconoce que los platos que se sirven en los colegios públicos de Gijón son «difíciles» y «exigentes» para los niños. Son los términos que emplea para referirse a la dieta «nutricionalmente equilibrada» que el Ayuntamiento detalló en el pliego de condiciones del contrato y al que se atienen para elaborar los menús semanales. Unos menús que «han cambiado mucho» y en los que no hay lugar para los fritos ni las grasas animales (salvo el compango que acompaña a la fabada), las legumbres se sirven estofadas y la comida, en general, «está sosa» porque se cocina con el 50% de la sal que se utilizaría para el consumo de un adulto.
«¿Los niños están entusiasmados con el comedor? No. La comida que les gusta no la van a encontrar todos los días. Pero es que lo que les gusta ya lo comen los fines de semana en casa. El objetivo en el comedor es enseñarles a comer de todo. Y se consigue. Se ve sobre todo cuando empiezas a trabajar con los más pequeños, ofreciéndoles variedad de menús y texturas», asegura Luis Gómez.
Fuente e Imagen: https://www.elcomercio.es/gijon/ninos-salen-colegio-hambre-familias-comedor-escolar-20210405000558-ntvo.html