“La Buena Vida, lo fundamental a lograr, es la sabiduría que permite elaborar y orientar en conjunto la praxis de la comunidad»

Entrevista a Joaquín Miras Albarrán sobre Praxis política y Estado republicano. Crítica del republicanismo liberal

Entre otras muchas cosas, algunas de ellas recordadas y comentadas en anteriores conversaciones aquí publicadas, Joaquín Miras Albarrán es miembro-fundador de Espai Marx y autor deRepensar la política y Praxis política y Estado republicano.

 

***

Estábamos aquí, en la afirmación de que las costumbres religadas, las religationes, seguían existiendo. El concepto, hemos hablado de ello, me lo ha recordado un amigo economista muy leído, lo expone Zubiri de forma definitiva en El hombre y Dios, Madrid, 1984, pp. 75-112.

Sí, de acuerdo. Por lo demás, permíteme que insista, las costumbres religadas, las religaciones, siguen existiendo; no existe ninguna sociedad –solo las gafas liberales y positivistas pueden distorsionar la interpretación de la realidad, y negarlo-, no existe ninguna sociedad cuya reproducción no esté producida por un saber hacer práxico compartido y puesto en obra por la sociedad. Solo que, por lo menos, en la actualidad, son religaciones producidas por ethos cuya explicación de sentido no depende de la existencia de un ser trascendente, o de instituciones religiosas establecidas. El mundo del capital funciona porque todos nosotros sabemos cómo actuar a cada momento, cotidianamente. Sabemos qué quiere decir «mercancía» y qué quiere decir «salario» y «contrato», y entendemos por justo e injusto cosas que a un habitante de la Polinesia –si es que todavía existen esas culturas «incontaminadas»- le dejaría asombrado. Lo mismo que les dejaría asombrados –de existir, insisto- la diferencia que practicamos entre actividades, unas de las cuales son consideradas por nosotros, trabajo -porque producen plusvalía, hecho muy real, nada ideológicamente «economicista»- y otras no. Todos esos saberes no son «científicos» –la ciencia, ex post, los estudia- sino éticos, son el ethos que nos religa, que compartimos. El capitalismo somos nosotros es este ethos, esta religación en común, puesta en obra que genera su propia antropología individual y sus propias necesidades. Unas necesidades cuya solución óptima es interna e inherente a ese ethos. No se puede creer uno que está en contra del capitalismo pero en favor de ese modelo de vida, de esas necesidades antropológicas, orgánico suyo. Querer un cambio de sociedad implica querer ya un cambio de vivir, de eticidad, de ethos; estar ya en el proceso práxico por cambiarla.

Mientras te escuchaba me ha venido a la mente una conferencia de Sacristán que impartió en 1983, en Sabadell, sobre «Tradición marxista y los nuevos problemas». Casi al final de su primera intervención (habló luego largo y tendido en el coloquio), apuntó ideas que tienen que ver con lo que acabas de señalar. ¿Te importa que las recuerde?

En absoluto, todo lo contrario. Adelante.

Son estas. Son sus palabras de cierre de la conferencia.

Al final de este repaso [de la tradición y lo que entonces llamábamos nuevos movimientos sociales: ecologismo, feminismo, pacifismo] tengo interés en indicar un denominador común de una razonable y vital respuesta socialista a los problemas nuevos y que tal vez pueda parecerles un poco demasiado filosófica y poco científica, pero que, en cambio, me parece muy arraigada en la tradición marxista.

Todos estos problemas tienen un denominador común que es la transformación de la vida cotidiana y de la consciencia de la vida cotidiana. Un sujeto que no sea ni opresor de la mujer, ni violento culturalmente, ni destructor de la naturaleza, no nos engañemos, es un individuo que tiene que haber sufrido un cambio importante. Si les parece, para llamarles la atención, aunque sea un poco provocador, tiene que ser un individuo que haya experimentado lo que en las tradiciones religiosas se llamaba una conversión.

Era un terreno, señaló, en el que no había más remedio que expresarse en términos que podían parecer un poco utópicos. No importaba. Había que tener la decisión de no ponerse colorado por ello. Luego continuó en estos términos.

Mientras la gente siga pensando que tener un automóvil es fundamental será incapaz de construir una sociedad comunista, una sociedad no opresora, una sociedad pacífica y una sociedad no destructora de la naturaleza. ¿Por qué? Porque se trata de bienes esencialmente no comunistas como diría Harich. Imagínense ustedes a 1.000 millones de chinos, cada familia, con su coche; a 4.000 millones de habitantes de la tierra, cada familia, con su coche. Eso es insostenible. La Tierra sólo puede soportar eso si muchos no tienen coche… por tomar el ejemplo del coche, que podría tomar muchos otros como es obvio. Podría tomar el decisivo, el consumo de energía per capita de los Estados Unidos, que es el dato decisivo. Pero, en fin, tomamos el coche. El automóvil sólo puede funcionar en la Tierra, digámoslo así, si sólo tienen automóvil una parte de los pueblos privilegiados. Pero si llenan ustedes África, Asia, América y Oceanía de automóviles es obvio que la Tierra no lo soporta, no lo soporta el recambio atmosférico. Y así todos los ejemplos que ustedes quieran.

Así, pues, proseguía, los cambios necesarios requerían una conversión, un cambio del individuo por así decir. No se alejada con ello de la tradición.

Y debo hacer observar, para no alimentar la sospecha de que me ido muy lejos, muy lejos de la tradición marxista, que eso está negro sobre blanco en la obra de Marx desde los Grundrisse, la idea fundamental de que el punto, el fulcro de la revolución, es la transformación del individuo.

En los Grundrisse se dice que lo esencial de la nueva sociedad es que ha transformado materialmente a su poseedor en otro sujeto y la base de esa transformación, ya más analítica, más científicamente, es la idea de que en una sociedad en la que lo que predomine no sea el valor de cambio sino el valor de uso, las necesidades no pueden expandirse indefinidamente, que uno puede tener indefinida necesidad de dinero por ejemplo, o en general de valores de cambio, de ser rico, de poder más, pero no puede tener indefinidamente necesidad de objetos de uso, de valores de uso.

De modo que esta reflexión final que me permitía hacer, en un terreno que podía parecer utópico, lo sea o no, en todo caso está muy abiertamente en el clásico iniciador de la tradición marxista, es decir, en el propio Marx.

Perdona la digresión. Me he ido del tema. 

Nada que perdonar. Todo lo contrario. Déjame señalar algo más. Se me ha ocurrido mientras hablabas.

Adelante 

Desde luego, siempre es señal del éxito de un modo de organizar la vida y de reflexionarla que la propia religación ética aparezca como «natural», no como obra producida en y por el hacer en común, y así ocurre con el ethos del capital. Tal y como nos lo explica Marx, en la actualidad el saber cotidiano mediante el que todos, con convicción, iniciativa, y voluntad, y creyéndonos libres, constantemente ponemos en obra y constantemente reproducimos el capitalismo, es un saber hacer que tenemos naturalizado, que consideramos que es inherente a este mundo porque es inherente a todo vivir. Pero es una religión cuya divinidad es interna al hacer, y al propio saber hacer puesto en obra, es un Fetiche. Marx lo denomina el Fetiche de la Mercancía.

El fetichismo de la mercancía.

Exacto. Y ese fetiche, ya no trascendente, es el que cimenta nuestra Religación, la religación ética, el ethos capitalista. Las nuevas religaciones éticas, siguen siendo aún, algo que se nos impone, todavía no tenemos la capacidad de elaborarlas conscientemente, ni de comprender rectamente que son producto nuestro; pero ya no se nos imponen como resultado de la voluntad de un ser superior omnipotente y divino, trascendente.

Quería señalar esto, porque ese primer capítulo de El Capital, que es de introducción y establece la hermenéutica de lectura de toda la obra –eso trata de hacer- es bien explícito. En él, la «ideología» no es un «sobrestructura», sino un saber hacer interno a la praxis y al que el asalariado se entrega voluntaria y entusiásticamente, sintiéndose libre, en uso de su libertad, para, luego, acompañar al capitalista a la fábrica, tal como explica Marx en dicho capítulo. El capitalismo es un saber hacer, un ethos que nos religa y que ponemos en obra, capilarmente, todos nosotros, según esta introducción de El Capital. Todo mundo humano se basa en un saber hacer compartido, en una Religación o Ethos, también el capitalismo.

Hace unos días escuchaba un documental de un estudioso mexicano de Gramsci, ya mayor –Piñol-.

No lo conozco.

No es muy conocido aquí. Parecía decir cosas anodinas, pero que consideradas desde estas premisas del ethos, de la eticidad, sin embrago, tienen un hondo calado. Decía el charlista que el concepto de «hegemonía» en Gramsci, era instrumental, era de procedimiento. Porque su fin era, vendría a ser, reflexionar sobre cómo organizar un sujeto mayoritario empeñado en querer cambiar de vida, en cambiar de vivir. O sea, de eticidad. Es así entendido correctamente.

¿Por qué es así entendido correctamente?

Si los comunistas, si los socialistas y anarquistas deseamos socializar los medios de producción, nacionalizar esto, municipalizar aquello, estatalizar lo de demás allá, o, simplemente democratizarlo, es porque son condiciones indispensables para poder cambiar el vivir. Y solo si se quiere cambiar el vivir, la praxis de vida, el saber hacer común que nos religa, el Ethos Religador, las necesidades, hay cambio de sociedad.

Pero me he extendido en exceso y aún no te he respondido a lo que me preguntas sobre el nomos.

No te has extendido en exceso pero adelante con el nomos.

Podríamos traducirlo por «ley». Pero resulta una traducción pobre. Para nosotros la ley, y en especial la ley suma, la constitución, es la que instaura un régimen. Si nos dejamos imbuir por las teorías neopositivistas del derecho, por Kelsen, nada hay en la sociedad por encima del derecho. Es este el que nos constituye como ciudadanos, y no existen derechos, ni existe soberanía al margen de él. Al contrario, los derechos de los individuos, la misma soberanía, son constituidos le son otorgados al ciudadano por el derecho entendido como Ley, etcétera. Pensamos la ley con independencia del mundo de vida, de la vida cotidiana. Es la metafísica filosófica del liberalismo, según el cual –y esto es ideología en el sentido malo del término- las costumbres son algo propio y particular que cada individuo decide privadamente, de forma individual. Pero para los griegos, para Aristóteles, lo que instaura y define a un régimen es la especificidad de su vivir en común, asentada a su vez, sobre una correlación de fuerzas que la elabora en uno u otro sentido. Ese es el régimen. Y la ley es orgánica del mismo. La ley además, define derechos que no pueden ser incumplidos; son lo que hoy día denominaríamos derechos subjetivos de cada persona. Además, la ley está en continuidad con el ethos en el sentido de que el uso o costumbre es generadora de ley, hay leyes no escritas consideradas leyes: el mundo del ethos genera ley.

Sí, está muy bien visto.

Sí es cierto que en la antigua Grecia, grandes levantamientos populares, contra la esclavitud por deudas, impusieron la creación de nueva legislación; pero fue ese mundo ético, en el que se organizan y producen esos levantamientos, el que –ellos lo saben- instaura nueva ley orgánica de los mismos.

No otra cosa ocurre en la historia cada vez que asistimos a un cambio radical de mundo, claro. La Revolución Francesa no hubiese sido posible sin la existencia de una larga historia de casi 100 años, o más, de luchas y resistencias de la comunidad campesina, generadas y generadoras de un ethos, de una cultura, de una «economía moral de la multitud», para decirlo con E. P. Thompson, y con Florence Gauthier. Cultura religada de comunidades que en 1771, durante la denominada Guerra del Trigo, a la que ya me he referido, si mal no recuerdo, genera en toda Francia movilizaciones con manifestaciones comarcales en el campo de más de cuarenta mil personas y más, y que impone que el rey cese al ministro Turgot. O explican la denominada «Grande Peur» etcétera.

Pero -y vuelvo a lo que me preguntas sobre la ley o nomos-, al menos actualmente, tenemos el término «ley», que si bien, con otros matices, expresa algo al menos semejante. Sin embargo la ideología liberal, que ha triunfado, nos induce a creer que vivimos en un mundo en el que no existe religación cultural de la comunidad social. Nos hace creer que una parte del hacer está determinando por instancias naturales, el mercado, a su vez, orgánico de una naturaleza humana, la propugnada por la metafísica denominada individualismo antropológico, y que la vida de cada individuo, a partir de aquí es asunto individual privado. Por eso carecemos de términos adecuados, y creo interesante tratar de poner en uso alguno que nos haga conscientes de que eso no es así: eticidad, o ethos…

Muy bien visto esto que acabas de señalar. Cuando hablas de Aristóteles afirmas que para él y para el pensamiento griego en general la ética forma parte de la política. ¿Qué significa eso de que la ética forma parte de la política? ¿Puedes precisarlo? ¿Qué englobaría entonces la política aparte de la ética? El ser honesto con las personas de nuestro entorno, por ejemplo, ¿es un asunto político?

La referencia de Aristóteles que indicas se encuentra al comienzo de una de las obras más importantes del pensamiento político, y la obra más hermosa de Aristóteles, con serlo toda su obra, y a pesar de la particular fuerza deslumbrante de su Política –o de su Metafísica-.

La está traduciendo Miguel Candel al catalán en el momento en que hablamos.

Sí, me lo has comentado.

¿De qué libro hablabas antes?

Me refería a su Ética Nicomáquea. El paso se halla al comienzo de la obra, justo cuando habla de que somos arqueros que apuntan a un blanco, el fin de nuestra actividad, que es la buena vida (1094 a, 1094 b). Una frase muy repetida por su potencia figurativa. Que la inmensa mayoría de los políticos desconozcan esta obra, y también la Política, que los cuadros políticos de la izquierda no la hayan leído, e incluso desprecien y sospechen de su lectura, permite comprender nuestra actual situación de indigencia intelectual y moral, de ridiculez y extinción. Extinción ridícula de la izquierda. Lo vemos, lo acabamos de ver, ahora en Cataluña.

¿Y qué es lo que acabamos de ver en Cataluña?

Que se ha aplicado la vieja concepción política derrotada en el siglo XlX –se ha aplicado encima sin consciencia y por simple seducción, o seducción-acojonamiento (con perdón de nuestros lectores) ante el poder ideológico burgués- denominada por Marx «revolución permanente»: convertirnos en el apéndice o ala izquierda radical de un movimiento movilizado burgués: letal. Ahí están los resultados. Bueno: cómo poder repensar la política sin recurrir a los textos ontológicos fundamentales, y fundantes, de la misma. Y es que estamos en manos de una nueva clase política que ha tomado por asalto, no el cielo, sino la izquierda, -no me refiero tan solo a los santos de los últimos días, sino a un fenómeno que tiene ya a sus espaldas dos, si no tres, generaciones- cuya antropología es una extraña síntesis del personaje de la Antígona, de Anouilh, «lo quiero todo y de inmediato» -je veu tout et toutsuite- y de película de humor: «agarra el dinero y corre». En fin, bodas que fueron famosas del Pingajo y la Fandanga, que hubiera dicho Rodríguez Méndez.

No la dejas muy bien.

Es una izquierda sin consciencia de ethos, sin consciencia de alternativa de vivir, que revela la potencia ejercida por la hegemonía intelectual liberal burguesa, y que asumió el proyecto modernizador desarrollista del capitalismo, considerando que la alternativa era la distribución material y la extensión de los modelos de vida orgánicos del mismo, y que no tuvo, salvo honrosas y minoritarias excepciones: Lukács, Gramsci, Pasolini, Ernst Bloch-, la capacidad de concebir que su tarea era auspiciar un cambio de modo de vida

Vuelvo a la Ética.  

Cuando quieras, pero no ha estado mal la digresión

En dicha obra Aristóteles nos dice que el ser humano, que es un ser activo, práxico, generador de enérgueia, tiene como fin el Buen vivir –eú zen/ εῦ ζῆν-, que es condición necesaria, pero no suficiente para alcanzar la felicidad –por ahora, podemos dejarlo así-. Ese buen vivir no está garantizado por nuestra naturaleza, depende de la comunidad y de la actividad que todos generamos en común. Y como ese es el fin superior, la Buena Vida, es lo fundamental a lograr, aquel saber que permite elaborar y orientar en coparticipación la praxis de la comunidad, es el pensamiento fundamental, en tanto que pensamiento que orienta la praxis a su verdadero fin. Ese pensamiento cuyo «fin» es orientar la prosecución y logro de «el Fin», es la Política. Un pensamiento deliberativo, la política, se apresura a decir Aristóteles, que es un saber experiencial, y que es ridículo pedirle al que reflexiona políticamente y trata de persuadir a los demás, que recurra a las demostraciones matemáticas, lo mismo que sería ridículo pedir al matemático que recurriera a la persuasión retórica para tratar de su materia.

La política por tanto, que posee claridad de consciencia de que nuestro buen vivir es consecuencia de la actividad en común, tiene como fundamental axiología de valor lo que nosotros ahora denominamos o entendemos por ética, por moral: qué le corresponde a cada cual.

Me suena mucho esto de «qué le corresponde a cada cual».

Si, como opina Aristóteles, le corresponde «a cada cual lo que le toca» -a cada cual según su trabajo es frase en que resuena el aforismo clásico- o a todos y cada uno por igual, etcétera. Y en consecuencia, se pone en primer lugar la reflexión sobre los deberes para con los demás miembros de nuestra comunidad. La injusticia, la deshonestidad son enemigos acérrimos de la política porque destruyen la comunidad, sin la que estamos perdidos.

Pero la política, capacidad inherente a todo polites, a todo ser humano por el mero hecho de serlo, -diríamos ahora-, su doxa u opinión, formada por la experiencia de la praxis y de la deliberación, es interna al ethos, del que constituye parte. No por el hecho de ser reflexión sobre el ethos y reflexión sobre cómo llevar a buen puerto los fines asumidos por todos, es externa y superior al ethos. Es inherente al ethos, solo que se denomina política a la capacidad de auto dirección de la comunidad, para cumplir sus objetivos, y sus fines. Una capacidad que, en cuanto a los objetivos –al menos en cuanto a estos, según Aristóteles- tiene la capacidad de registrar el fracaso o la insatisfacción de los objetivos precedentes, y anularlos y deliberar y crear otros. No hay aquí fijismo ético. Precisamente los atenienses tenían fama de estar constantemente innovando su forma de hacer. Es lo que Tucídides nos explica, precisamente, en el discurso de los corintios a los lacedemonios, en el libro primero de Historia de la guerra del Peloponeso, -68 y siguientes-, en el que los corintios encomian a los enemigos atenienses por su capacidad de innovar tanto la praxis como la poiesis, o técnica, por lo que son los mejores en imaginar nuevas formas de hacer.

Lo dejamos aquí si te parece. Hoy nos hemos extendido mucho.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=236861&titular=%93la-buena-vida-lo-fundamental-a-lograr-es-la-sabidur%EDa-que-permite-elaborar-y-orientar-

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La visión de Rusia sobre Trump

Por: Rómulo Pardo Silva

Putin percibe al presidente estadounidense de manera muy distinta a lo que difunde el poder occidental y algunos portales progresistas.

Habría que buscar por qué se omite la perspectiva rusa.

El gobierno ruso tiene claro que Occidente rodea su país con bases, tropas y misiles. Vive bajo amenaza nuclear.

En el marco del Foro Económico de San Petersburgo, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha afirmado ante directores de medios internacionales que Moscú no se quedará de brazos cruzados y que reaccionará «de manera adecuada» al acercamiento de las bases de la OTAN a sus fronteras occidentales, y al aumento de sus contingentes. Asimismo, el mandatario ruso se ha mostrado «muy preocupado» ante el despliegue de los sistemas de defensa antimisiles de EE.UU., que, según él, «rompe el equilibrio estratégico en el mundo». «Sin embargo, el mundo guarda silencio, como si no pasara nada», se ha lamentado el presidente ruso. RT

Hace responsable principal a Estados Unidos.

 El presidente de Rusia, Vladimir Putin, describe a la OTAN de ‘instrumento de EE.UU.’ que a su juicio, no tiene aliados, sino ‘vasallos’. “Hoy en día [la OTAN] es un instrumento de la política exterior de Estados Unidos, no tiene aliados, solo tiene vasallos”, declaró el viernes el mandatario ruso en una entrevista con Oliver Stone, un presentador de la televisión estadounidense. De acuerdo con Putin, cuando un país se convierte en miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), “ya le resulta muy difícil resistir la presión de un país tan grande como EE.UU., líder de la OTAN”. En estas circunstancias puede “aparecer fácilmente cualquier cosa”, por ejemplo, detalló, sistemas antimisiles, nuevas bases militares, e incluso nuevos complejos de ataque “si es necesario”, destacó. HispanTv

 Putin revela por qué Merkel se ofendió con EE.UU. «Es una ofensa acumulada desde hace mucho tiempo: la soberanía de la Unión Europea es limitada», ha afirmado el presidente ruso, Vladímir Putin, en el marco del Foro Económico Internacional de San Petersburgo 2017. Además, el líder ruso ha recalcado que la soberanía de Berlín está «oficialmente» limitada «en el marco de sus alianzas políticas y militares», donde está escrito qué puede hacer y qué no. «Pero en la práctica es aún más estricto», ha agregado Putin. En su intervención en el Foro, Putin ha subrayado que con estas palabras sobre Alemania no quería «ofender a nadie». «En el mundo no hay muchos países que tengan soberanía», ha proseguido el mandatario, que ha añadido que en Rusia «se valora el hecho de que poseemos esta soberanía». RT

 

 Sin embargo sus opiniones sobre Trump no van en la línea de culparlo. Lo disocian de esa estrategia bélica expansionista. Dejan la responsabilidad sobre otros.

 El presidente Putin reconoció que, en general, le gusta la gente como Trump, que habla «directo y abierto», características que, en su opinión, no tienen los políticos tradicionales. «No se le puede poner en la misma categoría que los políticos tradicionales. Le veo grandes ventajas porque tiene una mirada fresca», subrayó Putin quien mostró su deseo de querer tener «una relación de negocios y personal normales» con Trump al igual que con los demás líderes del mundo. A continuación, evocó los comentarios de Trump durante su campaña electoral sobre la necesidad de restablecer unas buenas relaciones entre las dos potencias mundiales y, por lo tanto, expresó su intención de llevar a cabo un diálogo con su homólogo norteamericano como primer paso en ese camino. HispanTv

 

 Para Putin la humanidad necesita unidad porque los problemas que la amenazan son muy graves.

Hoy en día todo el mundo se enfrenta a desafíos sistémicos y duraderos, declaró el presidente de Rusia, Vladímir Putin. «Nos enfrentamos a retos duraderos, cuyas consecuencias son difíciles de pronosticar, no debemos ni tenemos derecho de gastar fuerzas y tiempo en nimiedades, discordias, discrepancias y juegos geopolíticos», dijo Putin en el marco del Foro Económico Internacional de San Petersburgo. Sputnik

 

 En ese contexto Putin pide apoyo en Estados Unidos para Trump. Lo considera un socio válido para esa gran causa.

 El presidente ruso instó a los empresarios de EEUU a que ayuden a la administración de Donald Trump en el restablecimiento del diálogo entre Moscú y Washington. «Ayúdennos a restablecer un diálogo político normal. Me dirijo a la parte estadounidense y lo pido en nombre de Rusia: ayuden al jefe de la nueva administración, al presidente de EEUU, dijo Putin al intervenir este viernes en un panel sobre el diálogo empresarial ruso-estadounidense en el marco del Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF). El mandatario ruso constató que «los cimientos de la cooperación entre Rusia y EEUU han quedado prácticamente destruidos en los últimos años». «Nuestras relaciones están en el punto más bajo desde la Guerra Fría», afirmó. Sputnik

Putin cree en el diálogo con Trump

El Presidente ruso, Vladimir Putin, instó a todo el mundo a trabajar junto a Donald Trump sobre el clima e insistió en que no «juzga» al Presidente estadounidense por haber decidido sacar a su país del Acuerdo de París. «Yo no juzgaría a Obama, perdón, quiero decir Trump, por la decisión que tomó» declaró Putin durante el Foro económico de San Petersburgo, y precisó que habría preferido una renegociación de los acuerdos firmados a una salida de éstos. «No deberían hacer un escándalo sobre esto, sino que deberían crear las condiciones para un trabajo conjunto», declaró el Presidente ruso. Sin ese trabajo conjunto, «será imposible llegar a un acuerdo» dijo Putin. El Presidente ruso destacó asimismo: «También hay otro aspecto, hay que pensar en lo que se debe hacer con quienes van a perder su trabajo (debido a la lucha contra el calentamiento del clima), no debemos dejarlos abandonados». Emol

Hay pasos de Trump que confirman la interpretación del presidente ruso.

Washington está dispuesto a reanudar el diálogo con Moscú sobre la estabilidad estratégica, declaró el asesor especial del presidente estadounidense, Christopher Ford. Sputnik

Y trascendidos que hablan de una oposición del poder real occidental a las propuestas del presidente en la Casa Blanca.

La Administración Donald Trump se preparaba a levantar las sanciones contra Rusia tras la investidura del nuevo presidente, pero diplomáticos de carrera que eran parte del Gobierno anterior opusieron resistencia a ese plan, informó el portal Yahoo News que cita a dos ex altos cargos del Departamento de Estado. Sputnik

El poder fáctico empresarial está contra Rusia y Trump. Pero Trump y Putin no son enemigos.

Los proyectos políticos de ambos implican cambios que socavan el conservadurismo imperialista.

Es imposible que Putin si considera a Trump parte de una guerra en preparación a su patria diga “pido en nombre de Rusia: ayuden al jefe de la nueva administración, al presidente de EEUU”.

Los socialistas tienen la obligación intelectual y política de incorporar al análisis todos los datos.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=227481&titular=la-visi%F3n-de-rusia-sobre-trump-

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El plebiscito en Colombia: una oportunidad perdida

Por: Atilio Borón

El resultado del plebiscito colombiano reveló la profundidad de la polarización que, desde el fondo de su historia, caracteriza a la sociedad colombiana. También, la grave crisis de su arcaico sistema político incapaz de suscitar la participación ciudadana que ante un plebiscito fundacional -¡nada menos que para poner fin a una guerra de más de medio siglo!- que apenas si logró que una de cada tres personas habilitadas para votar acudiera a las urnas, una tasa de participación inferior a la ya de por si habitualmente baja que caracteriza a la política colombiana. La del día de ayer fue la mayor abstención en los últimos veintidós años y su resultado fue tan ajustado que hizo que la victoria del NO, como hubiera ocurrido ante un eventual triunfo del SI, sea más un dato estadístico que un rotundo hecho político. Los partidarios del SI habían dicho que lo que se necesitaba para consolidar la paz era una amplia victoria, que no bastaba simplemente con superar en votos a los partidarios del NO. Lo mismo cabe decir de sus oponentes. Pero nadie logró ese objetivo, porque la diferencia de un 0.5 % a favor del NO podría sociológicamente ser considerada como un error estadístico y que un nuevo recuento de votos podría eventualmente llegar a revertir.

Es prematuro brindar una explicación acabada de lo ocurrido. Habría que contar con información más pormenorizada que por el momento no está disponible. Pero no deja de ser sorprendente que el anhelo de la paz, que era algo que cualquiera que haya visitado Colombia podía percibir a flor de piel en la gran mayoría de su población, no se haya traducido en votos para ratificar esa voluntad pacifista y refundacional de un país sumido en un interminable baño de sangre. En lugar de ello la ciudadanía reaccionó con irresponsable indiferencia ante la convocatoria para respaldar los acuerdos trabajosamente conseguidos en La Habana. ¿Por qué? Algunas hipótesis deberían apuntar, en primer lugar, a la baja credibilidad que tienen en Colombia las instituciones políticas, corroídas desde largo tiempo por la tradición oligárquica, la penetración del narcotráfico y el papel del paramilitarismo. Este déficit de credibilidad se expresa en una retracción del electorado, tanto más importante cuanto más alejadas se encontraran de las zonas calientes del conflicto armado las regiones en las cuales el NO triunfó con holgura. En cambio, aquellos departamentos que fueron teatro de operaciones de los enfrentamientos se manifestaron mayoritariamente a favor del SI. Para decirlo en otros términos: allí donde los horrores de la guerra eran experimentados sin mediaciones y en carne propia –principalmente las regiones agrarias y campesinas- la opción por el SI triunfó de manera aplastante. Tal es el caso del Cauca, con el 68 % votando por el SI; el Chocó, con 80 % por el SI; Putumayo, 66 % por el SI; Vaupes, 78 % por el SI. En cambio, en los distritos urbanos en donde la guerra era apenas una noticia que divulgaban los medios, satanizando de manera implacable a la insurgencia, quienes acudieron a las urnas lo hicieron para manifestar su rechazo a los acuerdos de paz.

Lo anterior remite a una segunda consideración: la debilidad del esfuerzo educativo hecho por el gobierno colombiano para explicar los acuerdos y sus positivas consecuencias para el futuro del país. Esta falencia había sido señalada por diversos observadores y protagonistas de la vida política de ese país, pero su llamado de atención al presidente Juan M. Santos fue desoído. El confiado optimismo que primaba en los círculos gubernamentales (y también en algunos sectores cercanos a las FARC-EP) unido a la imprudebte confianza puesta en los pronósticos de las encuestas -que, una vez más, fracasaron escandalosamente- hizo que se subestimara la gravitación de los enemigos de la paz y la eficacia de la campaña basada en el visceral rechazo a los acuerdos promovida por el uribismo. El papel desempeñado por la derecha vinculada al paramilitarismo y los medios de comunicación, mismos que reprodujeron sin cesar las acusaciones de “traición” dirigidas al presidente Santos, galvanizaron un núcleo duro opuesto a la ratificación de los acuerdos que pese a ser minoritario en el conjunto de la población logró prevalecer porque sus adherentes acudieron masivamente a las urnas, mientras que sólo una parte de los que sí la querían se atrevieron a desafiar las inclemencias del tiempo y fueron a votar. Persuasiva resultó ser pues la “campaña de terror” orquestada por la derecha, que en sus ominosas caricaturas presentaba al comandante Timoshenko ya investido con la banda presidencial y presto a imponer la dictadura de los “terroristas” sobre una población indefensa y sumida en la ignorancia, misma que encontró en el voto por el NO el antídoto necesario para conjurar tan pavorosa amenaza.

En suma: es imposible abstraerse de la sensación de frustración que provoca este resultado. Como se dijo una y mil veces, la paz en Colombia es la paz en América Latina. Tremenda responsabilidad le cabe a las FARC-EP ante este deplorable resultado electoral. La sensatez demostrada por la guerrilla en las arduas negociaciones de La Habana deberá ahora pasar por una nueva prueba de fuego. Y es de esperar que la tentación de retomar la lucha armada ante el desaire electoral sea neutralizada por una actitud reflexiva y responsable que, desgraciadamente, no tuvo la ciudadanía colombiana. Las declaraciones del comandante Timoshenko ratificando que ahora las armas de la insurgencia son las palabras permiten albergar una semilla de esperanza. Lo mismo las manifestaciones de la dirigencia del ELN y la alocución del presidente Santos poco después de conocidos los resultados del plebiscito. Ojalá que así sea y que esta guerra de más de medio siglo, que a lo largo de estos años tuvo un costo equivalente a casi la mitad del PBI actual de Colombia; que despojó de sus tierras y desplazó de sus hogares a casi siete millones de campesinos; que produjo 265.000 muertes oficialmente registradas; que victimizó por la vía indirecta a dos millones y medio de menores de edad; que esa pesadilla, en suma, que ha enlutado a la entrañable Colombia pueda hundirse definitivamente en el pasado para abrir esas grandes alamedas evocadas por el heroico presidente Salvador Allende por donde habrán de pasar los hombres y las mujeres de Colombia para construir una sociedad mejor . Ayer se perdió una inmejorable oportunidad para avanzar por el camino de la paz. Habrá otras, sin duda alguna.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=217461

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La “ambivalente” conducta de EE.UU hacia Cuba

Por Patricio Montesinos

A pesar del inicio del proceso de normalización de relaciones entre Estados Unidos y Cuba, y el incremento de los contactos entre ambos gobiernos y diversos sectores de sus respectivas sociedades, Washington conserva intacto el bloqueo contra su vecina antillana, e insiste además en aplicar programas de subversión destinados a erosionar la Revolución en la nación latinoamericana.

La  “determinación” de la Casa Blanca de “avanzar” en sus nexos con La Habana,  pero al mismo tiempo mantener vigente su propósito  de  desmoronar  el sólido proceso revolucionario en Cuba, demuestran  su  histórica y nada  difusa  conducta hacia la Isla.

Mientras hombres de negocios y alcaldes de diferentes Estados norteamericanos,  como el de Houston, Sylvester Turner, dicen estar  “ansiosos por construir una fuerte relación” con las autoridades cubanas, instituciones de Washington continúan persiguiendo a empresas  y  bancos en el mundo que desean  o tienen vínculos con el decano archipiélago caribeño.

La aplicación de multas millonarias y el acoso a tales entidades indican  que  el régimen  del  poderoso  imperio  del norte no ha variado su política de guerra económica, comercial y financiera contra  la mayor  de las Antillas, que se prolonga por casi ya 60 años, no obstante el rechazo unánime de la comunidad internacional.

Aparentemente, el saliente ocupante de la Casa Blanca Barack Obama  ha  tenido  temor en utilizar  los poderes presidenciales que posee para al menos amainar el bloqueo, pero lo real es que se ha  abstenido de hacerlo  porque el  cerco a Cuba  sigue  siendo  parte del  frustrado plan de destruir su Revolución, nacida el 1 de enero de 1959.

Ese plan incluye, en esta nueva fase no menos escabrosa de las relaciones  entre ambos países,  un programa de “becas de verano” para  jóvenes cubanos, promovido por  la supuesta Organización No Gubernamental (ONG) “World Learning” y dirigido a “formar líderes”, como similar hacen en diferentes naciones latinoamericanas.

Detrás de ese  proyecto ilegal está la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), un engendro de  la Agencia Central de Inteligencia (CIA) con múltiples tentáculos,  que tiene el único fin de perturbar el orden en cualquier parte del mundo, y especialmente en la Patria Grande.

En el caso concreto de la nación caribeña, la CIA a través de la USAID  busca desesperadamente  crear “líderes de  opinión”  dentro de su territorio  que respondan a los intereses  del Pentágono,  y “sustituyan” a los “representantes” de una minúscula “oposición interna”, pero además desvencijada y desprestigiada.

Washington sigue equivocándose con Cuba porque el  proyecto injerencista de la “World Learning” ha recibido como respuesta el rechazo generalizado de los más jóvenes en la mayor de las Antillas.

Parafraseando  a José Martí, su Héroe Nacional,  los cubanos conocen muy bien “al monstruo y sus entrañas”. No por gusto han enfrentado  y  resistido  al  bloqueo,  a  las permanentes  agresiones y acciones terroristas, y a innumerables planes subversivos y campañas mediáticas difamatorias orquestadas desde Estados Unidos.

Erran también aquellos que piensen que Washington verdaderamente tenga intenciones de cambiar su política hacia la isla caribeña, más aun observando a  los  dos candidatos que  se disputarán la presidencia en las próximas elecciones  norteamericanas, y  el ultraconservadurismo  dominante en esa sociedad.  Ver para creer.

Fuente: https://montesinos2010blog.wordpress.com/2016/09/28/la-ambivalente-conducta-de-ee-uu-hacia-cuba/

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