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Educación y desarrollo

Por: Rosalía Nalleli Pérez-Estrada

Cuando se piensa en la educación para el desarrollo no puede uno evitar pensar en la propuesta inicial que se hacía en los años 50´s cuando se invitaba a considerar a la educación en sus diferentes vertientes:  formal, no formal e informal  y  pensar en cómo ha ido evolucionando y que entre sus objetivos se encuentra el que se logre a ciudadanos que estén informados, que creen conciencia y que participen en sus comunidades contribuyendo con sus fortalezas para que el proceso educativo siga evolucionando constantemente.

La propuesta intentó adaptarse en los diversos contextos y niveles educativos  pero ha faltado profundizar en algunos de sus factores importantes, como buscar explicar la realidad mediante la investigación  aplicada y que esta sea un fenómeno total, de mayoría;  que tenga el mismo impacto de repetitividad como lo tienen el rumor y el caos que se generan en las redes sociales, por gente sin escrúpulos que busca un beneficio directo.

Otra manera de saber que hace falta profundizar en los objetivos para actualizarlos y cumplirlos, es cuando descubrimos que todavía el pensamiento crítico permanece, en algunos contextos,  en su etapa arcaica de pensamiento criticón, y que falta dar un paso gigante para poder analizar, reflexionar y actuar ante cualquier situación que genera incertidumbre. Todavía existen millones de personas que repiten rumores sin cerciorarse de su veracidad porque es más fácil repetir que dedicar tiempo a la indagación mediante la lectura.  Por otro lado, a pesar de que esta educación busca también que exista la igualdad y que se eviten las diferencias sociales,  y que el proceso educativo busque reforzar los conocimientos, las actitudes y los valores que llevan al ciudadano a  convivir y a insertarse de mejor manera en el ámbito laboral,  reforzando las competencias cognitivas, procedimentales y actitudinales para lograr la movilidad social, aún predomina el discurso abierto, poco concreto o asertivo, que lleva a la discusión e incluso a veces hasta a la guerra. Prueba de esto es la publicación reciente de la UNESCO,  del 2015 en el que muestra que aún hace falta que se atiendan aspectos como una mayor inversión educativa que en armas, pues reporta que el gasto militar mundial es el mismo desde el año 2000, y son 1742,000 millones de dólares que se invierten en EEUU y que muchos países dedican gran parte de su PIB a gastos militares que a su educación.

Otro aspecto que no se ha logrado completar en esta educación para el desarrollo es la atención a grupos vulnerables, sugiriendo que se atiendan aspectos de género, pero retomando nuevamente el escrito de la UNESCO, este presenta que la mayoría de las personas viviendo en pobreza extrema son mujeres. Menciona también, que ocupan menos del 20% de los escaños parlamentarios del mundo entero y que tienen menores oportunidades de empleo, con empleos precarios y no cuentan con ninguna protección frente a conmociones de tipo económico. Todo esto se suma a la discriminación contra la mujer en materia de salarios y de desarrollo profesional, Con estos resultados, se pierde el saber ser que proponen seguir considerando,  para que se atiendan en todo el planeta los valores y actitudes relacionados con la solidaridad, la justicia social, la búsqueda de vías de acción para alcanzar el desarrollo humano  y lograr así la posibilidad de una ciudadanía global, donde exista Justicia, equidad y  ordenamiento en  los derechos humanos, pero seguimos inmersos en una brutalidad que asusta, al leer encabezados de periódicos sensacionalistas que prefieren vender que informar.

Si esto continua así, se seguirán repitiendo  patrones del que manda y obedece sin que haya propuesta, pues jamás se logrará profundizar en una educación que verdaderamente desarrolle en todos los aspectos propuestos, y será mucho más difícil lograr resultados positivos, que atiendan problemáticas que se han repetido tras varias generaciones;  por lo que se hace necesario revisar y trabajar en el curriculum desde educación básica y en todos los niveles,  que haga que se respeten sus propuestas iniciales y se les de atención, pero además que se incluyan aspectos urgentes del siglo XXI, como son desarrollar el liderazgo, la toma de decisiones, la inteligencia emocional, la inteligencia financiera, el emprendimiento o el aprendizaje de una lengua extranjera.  Mientras tanto, los que amamos la docencia, debemos de dar nuestro mayor esfuerzo, rebelándonos y trabajando mejor y el doble, mediante la motivación y la actualización constante, en un diálogo que mueva conciencias y que genere actitudes; para lograr mejores resultados en los que si confían en nosotros: los alumnos.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/educacion-y-desarrollo/

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Educar en el aula.

Por: Antonio J. Mialdea Baena

No voy a entrar en el concepto general de educación porque requeriría un espacio y un tiempo del que no dispongo. En cualquier caso, mis lectores competentes no lo necesitan y para aquellos que no lo sean, puede bien servir este artículo como una invitación a descubrir los tesoros etimológicos de nuestra lengua. Lo esencial ahora es un análisis experiencial, no en vano y en lo que se refiere a la escuela, se trata de la actividad vocacional y profesional que desarrollo y por la que he decidido compartir con los lectores algunas de las reflexiones que desde hace tiempo sobrevuelan mi espacio aéreo. Por tanto, valgan estas líneas como una jornada de puertas abiertas a lo que seguro, muchos de vosotros ya habéis pensado antes que yo, bien en acuerdo conmigo, bien en desacuerdo, bien perdidos o encontrados, o en camino como yo me encuentro.

Tampoco voy a realizar una reflexión sobre nuestro sistema educativo. Necesitaríamos más tiempo que para el análisis etimológico. Además la brecha entre el aula y la política está más abierta que nunca. Y no sólo hablo de la brecha entre el aula y la política sino entre las políticas, las internacionales, las europeas, las nacionales y las autonómicas. Aquí, y sobre todo en lo que concierne a materia educativa, cada cual hace de su capa un sayo. Y así nos va, y no por lo que diga el informe PISA del pasado 2015 (el último del que disponemos), informe al que cada vez, sinceramente, presto menos atención, sino porque mis alumnos me «gritan» cada día que algo no va bien. Muchos me dicen que escucho demasiado a los alumnos y enseguida me hago dos preguntas, la primera cuánto es mucho y la segunda, si no los escucho a ellos ¿a quién debo escuchar, a quien me lo dice? Por eso he decidido hablar desde la experiencia, la cotidiana, la que me hace compartir seis horas, a veces más, con unos cuantos cientos de adolescentes con unas características muy particulares y que, no os quepa duda, son muy diferentes en algunos aspectos, me refiero a los educativos, al adolescente que yo era y a lo que buscaba en la escuela. Si la cifra que manejo a diario no te parece significativa, lo siento de veras aunque es mi experiencia y su valor está precisamente ahí.

 Lo que yo buscaba en la escuela era información, referentes, amigos y un horizonte de expectativas. Y os puedo asegurar que encontré esos cuatro pilares, incluso del tercero puedo decir que durante un tiempo más o menos extenso frecuenté amistades de esas que los padres califican de poco recomendables para sus hijos, lo que, sin duda, me convertía a mí también en un ser poco recomendable para los padres de mis amigos. Posiblemente los amigos es lo único que hoy buscan, en común conmigo, todos estos jóvenes que cada día visitan nuestras aulas. La información y los referentes los obtienen sin tener que moverse de sus casas. Horizonte de expectativas apenas tienen. Y para encontrar amigos, como nos descuidemos un poco, ni siquiera necesitan la escuela. Decidme, si no, cuántos de estos jóvenes no se relacionan con otros a quienes ni siquiera conocen. Una alumna me contó hace unos días que la única relación que tiene con otro compañero es absolutamente virtual. Cuando se cruzan por los pasillos o en el patio ni se miran a la cara. Me lo contaba con total normalidad.

Con este panorama, ¿qué podemos hoy ofrecer quienes los acompañamos como docentes durante seis o más horas al día e incluso a quienes los padres, por motivos fundamentalmente laborales aunque a veces también por desesperación, nos han confiado parte de sus propias responsabilidades como progenitores? Esa es la pregunta que me ronda desde hace tiempo. Con la información se aburren. Cuando les hablamos de futuro ni nos creen ni tampoco es que seamos muy creíbles. Ya no somos sus principales referentes. Para encontrar a sus amigos tampoco nos necesitan como mediadores. Y encima para forjar en ellos un espíritu crítico nuestro sistema educativo español se encarga de suprimir aquellas materias que ayudan a esta labor. Así que ahora mismo estoy en camino aunque algo desorientado. Hay quienes prefieren hacer, como solemos decir, la vista gorda, y seguir con lo de siempre. Visto desde sus laderas siguen creyendo que esto funciona y se agarran a la palabra ¡esfuerzo! como quien se agarra a un clavo ardiendo y me consta que aquellos que lo hacen no lo hacen solo por el salario de final de mes pero han arrojado la toalla porque están convencidos de que ese esfuerzo debe correr solo a cargo del alumno.

Ahí dejo, pues, estas reflexiones, como digo, en jornada de puertas abiertas. La reflexión es para todos, padres, profesores, alumnos incluso que tampoco tienen claro lo que quieren encontrar en el aula, y, que no se me escapen, políticos para que dejen de pensar en cómo convertir a nuestros jóvenes en marionetas y dejen que sean ellos los que puedan pensar cómo construir su propio futuro.

Fuente: http://www.diariocordoba.com/noticias/opinion/educar-aula_1112147.html

Imagen:  http://repositorioimagen-download.educ.ar/repositorio/Imagen/ver?image_id=73419bd2-2df0-4223-ab2d-93ba033f77a6

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Uruguay: Liceos perdieron 513.500 horas de clase por faltas de docentes

América del Sur/ Uruguay/ Autor: Carlos Tapia/ 12 Diciembre 2016/ Fuente: El País.com

En el caso de Primaria, se registraron 733.309 inasistencias y en UTU fueron 250.810.

Para muchos, el ausentismo es uno de los principales problemas que tiene la educación en Uruguay. Pero aunque éste suela vincularse a los alumnos, éstos no son los únicos que faltan. Las inasistencias de los profesores también preocupan a las autoridades y se convierten en un problema para el desarrollo de las trayectorias educativas de los estudiantes.

Pese a que desde la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) se sostiene que se ha mejorado el contralor de las faltas de maestros y docentes, lo cierto es que 2015 —un año marcado por una fuerte conflictividad gremial—, se llegó a récords históricos en cuanto a la cantidad de inasistencias en escuelas y liceos. En contrapartida con esto, las faltas de los educadores de UTU son cada vez menos.

A los docentes de liceos les fueron descontadas 513.500 horas de trabajo, que corresponden a la misma cantidad de horas de clase, durante 2015. La cifra es la mayor al menos desde 2004, según datos brindados a El País por el Consejo de Educación Secundaria (CES), en respuesta a un pedido de acceso a la información pública.

En el cómputo de las inasistencias se incluyen licencias por enfermedad, maternidad, estudio, pases a comisión y otras causas.

El CES acotó que «en 2015 los datos se comportan de forma atípica dado el alto índice de conflictividad sindical», debido a la ola de paros que hubo en torno a la discusión por el presupuesto quinquenal. De hecho, las inasistencias gremiales el año pasado ascendieron a 278.437.

La puja entre los gremios y el gobierno se dio principalmente porque los primeros reclamaban salarios mínimos de $ 30.000 (por 20 horas semanales) y el Poder Ejecutivo ofrecía $ 25.000. La pulseada la ganó el gobierno, que se plantó en esa cifra, pero no pudo evitar casi 30 días de paro en los liceos públicos de Montevideo y algunos menos en los departamentos del interior del país.

Este año ya se nota una disminución de la cantidad de inasistencias, aunque las cifras no dejan de ser alarmantes. De enero a octubre de 2016 se registraron 236.487 descuentos de horas docentes. En 2014 habían sido 253.635 en todo el año. Y en 2013, 300.808.

Los números dan cuenta, además, de un incremento de las faltas de los profesores en la última década. En 2004 se descontaron 121.293 horas y en 2005 fueron 93.914.

Pese a estas cifras, para Secundaria «los descuentos por inasistencias han disminuido considerablemente», según advierte en la respuesta a la solicitud de información. Y añade que «es importante mencionar que se mejoraron los procedimientos de contralor y descuento en el último período».

Masivo.

Las faltas también son un problema en las escuelas públicas. En 2015 se registraron 733.309 inasistencias de maestros, lo que también implica un aumento con respecto a años anteriores.

En 2014 habían sido 575.441 las faltas de los maestros y en 2013, 629.321. En el primer semestre de 2016 se llegó a 213.057 faltas.

Cuando un maestro falta suele hacerlo por partida doble, pues es común que trabaje en el turno de la mañana y en el de la tarde.

En su respuesta a El País, el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) explicó que solo entregó información desde 2013 porque recién a partir de este año empezó a tener «datos fidedignos» gracias a la implementación del programa Gurí, que funciona a través de las computadoras del Plan Ceibal y que sirve, entre otras cosas, para monitorear las faltas de maestros y alumnos.

En el caso del Consejo de Educación Técnico Profesional (CETP-UTU) la situación es diferente. Se viene notando una disminución en la cantidad de faltas de los profesores a partir de 2013. Ese año se registraron 276.310 inasistencias; en 2014 272.895; en 2015, 250.810; y en el primer semestre de 2016 122.830, siempre según la respuesta a El País.

Horas vacantes.

Pero más allá de los días que se pierden por las inasistencias de los profesores, Secundaria se enfrenta al problema de tener una gran cantidad de horas vacantes, que corresponden a grupos que nunca tuvieron un profesor a cargo.

El año 2015 se cerró con 3.696 horas vacantes —la cifra es la mayor al menos desde 2011. La más grande carencia de profesores se dio en Informática (el año terminó con 784 horas libres de esta materia), le siguió Inglés (462), Idioma Español (351), Matemática (345) y Física (212).

En 2014 habían sido 3.670 las horas vacantes; en 2013, 3.173; en 2012, 3.162; y en 2012, 2.846.

En tanto, hasta el primer semestre de 2016 había 2.501 horas sin docente, la mayoría de ellas en Informática (930), seguido por Inglés (239).

Secundaria destacó en su respuesta «una disminución significativa de la cantidad de horas vacantes, lo cual demuestra que las acciones llevadas adelante por la institución tuvieron su correlato en la mejora de la cobertura educativa».

Esta versión de los hechos es a veces refutada por los sindicatos, que sostienen que la participación de ellos a partir de 2015 en la organización de la elección de horas docentes es lo que ha mejorado la situación.

Sin embargo, lo cierto es que todavía sigue habiendo una gran cantidad de grupos que pasan todo el año sin tener un profesor.

Pero más allá de la falta de docentes, Secundaria se enfrenta a otro problema, que también se desprende de la respuesta al pedido de acceso a la información pública, y es que de los profesores que hay muchos no cuentan con el título.

En 2015 el 36,2% de los docentes de Secundaria no tenía su carrera terminada. En 2016 esta cifra es aún mayor, con el 37,3%.

Fuente: http://www.elpais.com.uy/informacion/liceos-perdieron-horas-clase-faltas.html

 

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Australia’s real education problem is the equity gap

Australia/Diciembre de 2016/Autora: Kelsey Munro/Fuente: The Sydney Morning Herald

RESUMEN: Ahorre un pensamiento para los 15 años de Australia. Si no tienen suficiente para enfrentarse, entre las exigencias inmediatas de Snapchat y el futuro de los robots robando sus empleos, ahora tienen que soportar el peso del orgullo despreciado de una nación. Los últimos resultados de PISA están fuera, y no son buenos. Las habilidades de resolución de problemas de la vida real de los adolescentes de Australia están disminuyendo en los campos de matemáticas, ciencias y lectura, de acuerdo con el Programa Mundial para la Evaluación Internacional de Estudiantes que es tomado por más de medio millón de jóvenes de 15 años. Los estudiantes australianos han retrocedido en relación con sus pares internacionales, pero también con respecto a los australianos de 15 años de edad, en 2000, cuando PISA comenzó.

Spare a thought for Australia’s 15-year-olds. If they don’t have enough to contend with, between the immediate demands of Snapchat and a future of robots stealing their jobs, now they have to bear the brunt of a nation’s slighted pride.

The latest PISA results are out, and they are not good.

The real-life problem-solving skills of Australia’s teenagers are declining in the fields of maths, science and reading, according to the global Programme for International Student Assessment that’s taken by over half a million 15-year-olds.

Australian students have gone backwards relative to their international peers, but also relative to Australian 15-year-olds in 2000 when PISA started.

This has implications for literally everything, from the way we fund schools, to our future competitiveness in the global innovation economy, to the way we market ourselves as a major exporter of quality higher education to the world.

The data churned out by PISA is rich and deep, and education experts will be wading through it for years to come. Rather like the postmortem of an election, interested parties can slice and dice the data in many ways to find evidence to back their preferred argument.

So the federal education minister Simon Birmingham will quite reasonably point out that at a systemic level we have record levels of funding, but that money hasn’t led to improved results.

But Labor, who suspects the government of sophistry to justify not funding the full Gonski, will see confirmation of why it introduced needs-based funding in the first place.

Researchers will point out that the money has often not been going where it would make the most difference.

Some will blame teachers, or the shortage of qualified maths teachers, or the education unions, who themselves will point out that our culture undervalues teachers compared with high-performing countries like Singapore and South Korea. And places a higher burden of paperwork on them.

And some will argue with the ref: questioning the cultural bias or methodology or legitimacy of the test.

One problem with that, though. Countries reasonably comparable to Australia did better than us, like Canada and Ireland. (Even though some are sliding backwards too.)

The international league tables get the headlines – can we really have been beaten in maths by obscure upstarts like Estonia? Poland? Vietnam? And, god help us, New Zealand?

But there’s actually a bigger problem than being worse at maths, reading and science than literally all of east Asia.

It’s buried in the Results by Student Background part of the report.

If you compare Australian students in the top and bottom quarter by their parents’ socio economic background, the bottom 25 per cent are on average three years of schooling behind the top 25 per cent.

That’s in all three tested areas in PISA: scientific, mathematical and reading literacy. And it means that a kid born poor, by no fault of their own, is on average getting a far crappier education than a kid born rich. The achievement gap is almost as bad for indigenous kids.

You don’t need to smash your PISA results to see that’s deeply unfair, and a waste of human potential.

As Dr Sue Thomson from the Australian Council for Education Research points out, we’re just not dealing with the equity gap.

«I was quite saddened to look at that data,» she said. «There’s no difference over 16 years of reading, 13 years of maths – no changes. We are still not attending to those gaps.»

So why is this everyone’s problem? If you’re not moved by the fairness argument, try broad self-interest.

The PISA results deal in averages.

«The deterioration in Australia’s performance is because we now have more low performing students and fewer high performing students,» as Dr Jennifer Buckingham from the Centre for Independent Studies said.

So just leaving the bottom quartile to languish drags the whole system down, and that impacts on everyone.

But there is no future in promoting anti-elitism in the name of egalitarianism, either.

We have to do both: improve Australia’s results by lifting the bottom end, as well as the top. An OECD report from 2012 revealed that the world’s best-performing education systems actually have both high quality and high equity, or access for all.

As for the top end, most of the states have a gifted and talented education policy, but there’s virtually no systemic investment or resources to back it. That needs action. Needs-based funding should extend to the needs of high-potential kids too.

As for the bottom, the evidence suggests two things will make the most difference. Systemic investment in universal high quality early childhood education; and needs-based funding.

So the policy debate circles back to Gonski. A genuine sector-blind, needs-based funding model would distribute government funding by metrics of student need, with additional loading for remote and regional schools, disabled students, indigenous students and low SES students, wherever they are at school.

If there is to be no more money than the government has already committed for school funding, then that means one thing: redistributing the funding available on a more effective and equitable basis.

Easy, right?

But there’s logic, and then there’s political reality. The school funding debate is at a stalemate.

The country’s education ministers have their work cut out for them at COAG next week.

Fuente: http://www.smh.com.au/comment/australias-real-education-problem-is-the-equity-gap-20161206-gt5jwh.html

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Trump y la derrota educativa

Por: Pedro Flores Crespo

A Indra y Alessandro, porque construyan lugares sin trumpismo.

Lo que no deseábamos ocurrió: Donald J. Trump fue elegido por el pueblo estadunidense como su próximo presidente. Ricas y diversas lecturas políticas, sociales y culturales empezaron ya a circular de esto que juzgo como un profundo retroceso para la humanidad. ¿Es exagerado verlo así? No creo. Aquí explicaré por qué, pese a que para el gobierno mexicano, en voz de la canciller, Claudia Ruiz Massieu, el triunfo de Trump representa “una oportunidad” para el país (Entrevista en Expansión, 13.11.16). Ojalá pronto los priistas dejen de hacer FODAS, leer literatura empresarial barata y enfrenten la realidad.

Al ver ganar a Trump uno se pregunta: ¿cómo puede ser posible que un país que ha hecho grandes aportaciones científicas y tecnológicas al mundo haya elegido a un “psicópata” (Krauze)? ¿Cómo explicar que en una de las democracias más consolidadas del orbe se imponga un personaje “grosero, arrogante y violento” (Berman)? Ante el triunfo del demagogo, ¿qué vigencia deberá adquirir el clásico, Democracia y Educación (1916) del gran pedagogo John Dewey? ¿Qué lecciones educativas recogemos de este grave acontecimiento?

El triunfo de Trump es una muestra más de la necesidad de promover y defender las finalidades amplias de la educación. Esto es necesario porque no son pocos los gobiernos, comentócratas, empresarios, especialistas y padres de familia que guiados por los ideólogos del capital humano, le asignan una función única (y estrecha) a la educación: aquella de ser “exitoso” por la vía de la acumulación de la riqueza material.

Sentirse auto suficiente gracias al “talento” hace pensar a algunos personajes tan despreciable como Trump que ser “rico” lo convierte automáticamente a uno en una “estrella” con el derecho de manosear a cualquier mujer. Este será, tristemente, el “modelo de éxito” que dirigirá a la nación más poderosa del mundo. Dígame usted si no estamos ante un grave retroceso en términos humanos. El racista y acosador será encumbrado.

Hacer que la educación responda solo a los requerimientos del empresariado, la industria o la economía nos ha dejado varias taras. La primera ha sido estar tuertos y por consiguiente, no hemos podido ver la capacidad que puede tener el conocimiento para mantener viva nuestra democracia, como bien observa Martha Nussbaum. En aras de darle “relevancia” a la educación superior, no pocas universidades han modificado sus planes de estudio para que respondan primordialmente a las necesidades del mercado laboral porque se asume que institución académica que no “coloca” a sus egresados en puestos para los que estudiaron es un fracaso, una “fábrica de desempleados”.

Pero aún más grave de esta imagen fabril —que es errónea— , está el riesgo de convertirnos en una nación de descerebrados. Estudiar en la universidad puede también contribuir a formar ciudadanos. ¿Y esto qué significa? Según Nussbaum, un ciudadano es aquel que sabe pensar por sí mismo y no repetir como perico lo que dicen los demás; aprender, por medio del razonamiento, a criticar la tradición y a la autoridad y yo agregaría, a no dar nada por sentado. Todo por tanto es cuestionable.

Ser ciudadano implica también, y de acuerdo con la filósofa de la Universidad de Chicago, aprender a ser compasivos con los logros y sufrimientos de las personas por medio de la imaginación que nos ofrecen las artes, la literatura y las humanidades. No podemos relacionarnos socialmente bien, dice Nussbaum, con puro conocimiento técnico. La inteligencia académica es por tanto limitada.

Aunque fue mayor el porcentaje de graduados universitarios que rechazó la opción política que representaba Trump (52%), es importante preguntarse: ¿qué pasó por la cabeza —y por el corazón— del 43 por ciento restante para apoyarlo? Seguramente no la intención de criticar la tradición. Recordemos que el lema de campaña del republicano fue “hagamos grande a América de nuevo”. Tampoco creo que Trump y sus seguidores tuvieran mucha compasión por los conciudadanos mexicanos que migraron al norte en busca de mejores oportunidades. ¿En qué tipo de razonamiento se asienta el presidente electo de los Estados Unidos para afirmar que los mexicanos que emigran ilegalmente son todos criminales y violadores? Con Trump, el prejuicio, odio y exacerbado nacionalismo fueron expresados abiertamente y no solo ello, se convirtieron en parte de una opción política-electoral y lo peor: su representante fue electo. Parece que estamos entonces frente a una clara derrota de la educación para la democracia.
Y si esto ocurrió en Estados Unidos que mantiene a algunas de las mejores y más elitistas universidades del mundo y en donde viven grandes intelectuales y humanistas, ¿qué nos espera en México en 2018? ¿La corrupción e irresponsabilidad ya completamente normalizadas con un nuevo gobierno del PRI? ¿Más muertes e impunidad transexenal con Acción Nacional o el regreso al pasado con otro demagogo como Andrés Manuel López Obrador?

Ojalá cuaje una candidatura independiente y ciudadana para 2018 cuyo plan de gobierno refleje una comprensión profunda de la crisis por la que atravesamos, escuche el disenso, responda a las múltiples razones del descontento y sea audaz para defender la idea de que una educación de calidad no solo es aquella que forma trabajadores diestros, sino también ciudadanos dispuestos —por su conocimiento y humanidad — a fortalecer y mantener viva nuestra democracia. El riesgo es muy grande.

Fuente: http://campusmilenio.mx/index.php?option=com_k2&view=item&id=5202:trump-y-la-derrota-educativa&Itemid=152

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EE.UU: ¿Eliminará Trump el Departamento de Educación?

América del Norte/EE.UU/13 Noviembre 2016/Fuente:Univision /Autor:Randy Nieves-Ruiz

Es un viejo sueño de los conservadores pero mucho más difícil de cumplir que lo que muchos se imaginan. ¿Cuáles serían las consecuencias?

Abolir el departamento de Educación es un viejo sueño de los políticos conservadores estadounidenses y con la llegada al poder de Donald Trump, que ha dicho que quiere eliminarlo, ese sueño parece estar cerca aunque tal vez sea imposible de realizar.

El departamento es un gigante burocrático de más de 4,000 empleados con un presupuesto de 73,000 millones de dólares cuyos deberes principales son establecer políticas para distribuir los fondos federales para la educación, distribuirlos y vigilar cómo se usan; recoger datos sobre las escuelas y hacer investigaciones; llamar la atención sobre asuntos que afectan a la educación; prohibir la discriminación en las escuelas y asegurarse de la igualdad de acceso a la educación.

La dependencia gubernamental fue creada en 1980 por el entonces presidente demócrata Jimmy Carter y su sucesor, el republicano Ronald Reagan, intentó eliminarlo pero no pudo porque el Congreso, en manos demócratas, se lo impidió. Esta vez los republicanos tendrán vía libre en la legislatura.

Los gobiernos de George Bush y George W. Bush no se interesaron en el tema, e incluso este le dio más poder al gobierno federal sobre la educación con la ley No Child Left Behind.

En 2016, los aspirantes republicanos a la presidencia Ted Cruz, Mike Huckabee, Rick Perry, Marco Rubio y Rick Santorum también afirmaron que lo eliminarían de ser electos.

Trump, por su parte, ha dejado claro que esa es su intención.

“Mucha gente cree que hay que eliminar el departamento de Educación. Deshacerse de él. Si no lo eliminamos por completo ciertamente debemos recortar su poder y alcance. La educación debe ser administrada a nivel local”, escribió Trump en su libro ‘Great Again: How to Fix Our Crippled America’,publicado hace un año.

Agregó que los programas del departamento de Educación “les quitan las decisiones a los padres y a las juntas escolares locales. Estos programas les permiten a los progresistas en el departamento de Educaciónadoctrinar, no educar, a nuestros niños”.

Un sueño «casi imposible»

Pero Alexander Holt, analista de política pública educativa de la New America Foundation, la abolición del departamento es una promesa “casi imposible” de cumplir, por razones políticas y legales.

“Sí, los republicanos controlan todo, pero es erróneo decir que a los republicanos no les gustan las funciones del departamento de Educación”, dijo Holt.

El experto explicó que abolir el departamento implica eliminar programas tan populares como la financiación de la ley IDEA, que autoriza la educación especial para niños con discapacidades; las Becas Pell, que son la principal fuente de financiación de los estudios superiores en el país y los programas de préstamos estudiantiles federales a bajo interés.

Sin Becas Pell ni préstamos las instituciones educativas con fines de lucro dejarían de existir porque dependen de ellas para funcionar, así como las universidades privadas, y los estudiantes universitarios acudirían en masa a las universidades públicas financiadas por los estados.

Ese aumento en la demanda por universidades públicas aumentaría la presión sobre los estados para aumentar la cantidad de espacios disponibles y pagar por ellos mediante aumento de impuestos, algo contrario a la ideología conservadora.

El colapso de las universidades privadas y e instituciones con fines de lucro golpearía fuertemente a las comunidades en donde operan y a las ciudades universitarias, y provocarían “por lo menos una ligera recesión”, dijo Holt.

“Los republicanos, tanto como los demócratas, son muy sensibles a los deseos y necesidades de los colegios y universidades en sus distritos”, agregó el experto.

¿Es necesario el departamento?

En cuanto a las barreras legales, el departamento de Educación tiene un mandato del Congreso para ejecutar las leyes aprobadas por la rama legislativa y renunciar a su deber abriría la puerta a demandas en los tribunales.

El nuevo gobierno también necesita al departamento para que distribuya los 20,000 millones de dólares que Trump prometió para su programa de libre elección de escuelas, o «school choice», para que los 11 millones de niños en edad escolar que viven en la pobreza puedan asistir a las escuelas públicas, privadas o religiosa que elijan.

Para Holt, el descontento de algunos conservadores con el departamento tiene más que ver con la percepción de que el secretario de Educación tiene mucho poder sobre los distritos escolares locales, en los niveles de kinder a duodécimo grado (K-12).

Algo irónico, considerando que hace casi un año fue un presidente demócrata quien proclamó la nueva ley educativa Every Student Succeeds (ESSA), que le devuelve la autoridad a los estados y los distritos locales sobre el desempeño de las escuelas, tras 14 años de estricto control federal bajo No Child Left Behind, proclamada por un republicano.

Por su parte, Neal McCluskey, director del Centro para la Libertad de la Educación del conservador Instituto Cato, opina que el Congreso debe dejar de financiar la educación en los niveles K-12 y abandonar las reglamentaciones vinculadas a esos fondos.

“La ayuda federal en última instancia es financiada por los contribuyentes que viven en los 50 estados y no es gratuita. De hecho, los estados solo reciben de vuelta el dinero con condiciones, mientras pierden miles de millones de dólares en burocracia derrochadora”, escribe McCluskey en un artículo para el instituto.

Para el experto, eliminar la financiación de las escuelas permitirá pasarle los ahorros a los contribuyentes para que estos decidan si, por ejemplo, quieren enviar a sus hijos a escuelas privadas.

Los fondos para la educación pública, por su parte, deben quedar en poder de las autoridades estatales y locales “que están más cerca de la gente que las escuelas deben servir y pueden decidir cuál será el mejor uso que pueden darle a los dólares para la educación pública, ya sea reducir el tamaño de las clases, pagarles más a los maestros o darles a los padres más control poniendo en vigor programas de libre selección”.

Fuente de la noticia: http://www.univision.com/noticias/politica-de-educacion/eliminara-trump-el-departamento-de-educacion

Fuente de la imagen: http://cdn1.uvnimg.com/dims4/default/5302793/2147483647/thumbnail/1240×698/quality/75/?url=http%3A%2F%2Fcdn1.uvnimg.com%2F39%2Fee%2F1e53498c432eae68f89ec967d690%2Felection-student-walk-niev.jpg

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El futuro de la historia de la UNESCO

Europa/Francia/Noviembre de 2016/Fuente: UNESCO
Cuándo, hora local: Viernes, 4 noviembre 2016 –

10:00am11:30am
Dónde: Francia, Paris
Tipo de evento: Evento especial

Hace 70 años, el 4 de noviembre de 1946, entró en vigor la Constitución de la UNESCO tras la ratificación del 20º Estado Miembro.  Para celebrar esta fecha, la UNESCO presenta tres libros sobre la historia de la Organización publicados en el último año:

“From Ideas to Actions. 70 Years of UNESCO (De las ideas a la acción, 70 años de la UNESCO). Ediciones UNESCO, 2015.

“A History of UNESCO. Global Actions and Impact”.(Una historia de la UNESCO, acciones mundiales e impacto). Editado por Poul Duedahl. Palgrave Macmillan, Londres, 2016.

“Patrimoines mutilés – ces trésors de l’Humanité défigurés par la folie des hommes” (Patrimonios mutilados, esos tesoros de la humanidad desfigurados por la locura de los hombres ) Mounir Bouchenaki, Ediciones Erick Bonnier, 2016.

La Directora General abrirá la sesión de presentación de los libros y a continuación habrá una serie de intervenciones cortas sobre cómo la historia de la UNESCO puede contribuir y alimentar el futuro.

Las prioridades actuales de los programas de la UNESCO tienen su eco en la historia. La historia de la UNESCO no es simplemente una cuestión institucional, es también la historia del mundo en el que las ideas y acciones de la UNESCO han emergido y dentro del cual son hoy en día esenciales para el futuro.

Los detalles del programa, en esta página.

Fuente: http://es.unesco.org/events/futuro-historia-unesco

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