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Entrevista a los pedagogos Robert Slavin y Nancy Madden: «La cooperación en clase reduce el bullying a cero»

España / 12 de agosto de 2018 / Autor: Carmen Jané / Fuente: El Periódico

Promotores del método basado en evidencias y fundadores de Success for All, una organización que propone una metodología para conseguir el éxito en todas las escuelas y todos los alumnos, Robert Slavin y Nancy Madden, son los gurús de la aplicación de las evidencias científicas en la escuela, destinadas a mejorar el éxito escolar, y del aprendizaje colaborativo. Recientemente visitaron Barcelona invitados por la Fundació Bancària Caixabank.

¿Qué permiten las evidencias?

Slavin: La evidencia permite ver que sea cual sea el método que escoja, funcionará. Cada vez que alguien encuentra una mejora, la puede aplicar. Es utilizar la lógica médica para realizar experimentos en el campo educativo. Buscamos programas replicables, de 12 semanas de duración con al menos 60 alumnos repartidos en dos grupos, uno de control y otro de experimentación, y con estándares admitidos.

¿Cómo definen el éxito en la escuela?

S: En la escuela, que puedan leer bien. Para algunas escuelas esto es un reto, pero también queremos estudiantes felices, motivados, implicados, capaces de relacionarse con otros estudiantes… También que sean capaces de resolver matemáticas.

¿Las pantallas han cambiado cómo los niños aprenden a leer?

S: Quizás en algún punto pero en las pantallas también necesitas leer. No obstante, los niveles de comprensión lectora, al menos en EEUU, no han cambiado desde hace años.

Madden: Lo que tampoco ha cambiado es que hay una gran brecha entre los niños que viven en pobreza, un 18%, respecto a los más ricos. Y eso no solo es una desventaja en la escuela sino en la vida. Y esto hay que cambiarlo.

¿Cómo se hace?

M: Trabajamos con las escuelas como unidad, usando investigación. En los años 90, las autoridades de Baltimore vinieron a pedirnos a la Johns Hopkins University que investigáramos para solucionar el problema del fracaso escolar y saber qué funcionaba en la alfabetización temprana. Empezamos a medir qué funcionaba, cuál era la implicación de las familias, el uso de tutorías, canciones como el Animated Alfabet… Si puedes leer, algo extraordinario tiene que pasar.

¿Cuál ha de ser el liderazgo en una clase así?

S: No solo hay que implicar al director sino también a los profesores en distintos grupos, y a los padres, lo que a veces requiere talleres específicos para ellos. El mejor es poner comida y dejarles traer a los niños, así que no sienten que están siendo enseñados sino que comparten la enseñanza con sus hijos. Tenemos una experiencia llamada ‘La segunda taza de café’, en la que los padres se quedan en la escuela después de dejar a los niños en el colegio, o el Walking School Bus, en el que los padres recogen a los niños de otros para ir a la escuela. Son actividades divertidas, que aseguran que si ves a tu vecino venir a buscar a tu hijo, te encargas de que tu niño esté listo. Hay que buscar maneras positivas de resolver los problemas.

Y las clases han de ser interesantes.

S: Totalmente. Y los niños han de darse cuenta de que avanzan y progresan, lo que resulta muy motivador.

¿Cómo se trabaja con las personalidades y los conflictos entre alumnos?

M: Cuando los niños se implican y tienen que hablar entre ellos como parte de la actividad, no tienen problemas de comportamiento. El primer paso para reducir el ‘bullying’ en clase es la colaboración e implicarlos en el aprendizaje y que vean que su éxito es importante para los profesores y para los otros alumnos. Esto reduce los problemas de conducta casi a cero, y luego darles instrucciones sobre cómo llevarse bien entre ellos, como darse cuenta de lo que les pasa a los demás (la llamada ‘escucha activa’). Hay muchas estrategias en este sentido.

S: Eso lo podemos enseñar también a los políticos (ríe). Es crucial hacerles ver que hay otra foma de comportarse, que puedes ser reconocido como un buen líder o como alguien que enseña a otros estudiantes en lugar de ser mezquino o pelearte. Pero lo más importante es el éxito en sí mismo. Chicos que creen que nunca van a triunfar no hacen nada nuevo. Es una cuestión de autoestima.

¿Su método sirve para aprender también matemáticas?

M: Hemos creado estrategias, aunque es algo distinto. Se usa aprendizaje cooperativo para que se corresponsabilicen de ayudarse.

¿Cómo se aprende a ser cooperativo en un mundo que pide la competición?

M: El mundo es ahora muy colaborativo fuera de la escuela.

S: Los chicos trabajan siempre en equipos, compiten con los demás pero colaboran entre ellos. En su perspectiva, es un elemento importante.

Su método exige cambiar la estructura de la clase. ¿Cuál es su estructura ideal de clase ahora?

M: Usamos instrucción psicológica efectiva, en la que el profesor presenta un reto que los alumnos evalúan en grupos. No hay filas, todos en corro.

¿Y cómo integran los ordenadores?

R: En tutorías, sirven para reforzar habilidades y complementar al profesor. Lo usamos para el trabajo en parejas, con Barrio Sésamo.

Fuente de la Entrevista:

https://www.elperiodico.com/es/educacion/20180805/entrevista-a-robert-slavin-y-nancy-madden-6942264

ove/mahv

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“Los alumnos que no compiten tienen una mejor salud mental”. Entrevista a David Johnson

Europa/España/24 Mayo 2018/Autor: Fuente externa: Fuente: Elige educar

El pionero del aprendizaje cooperativo David Johnson cuenta en esta entrevista las razones por las que todas las escuelas deberían implantar esta estrategia.

En los años 60 David Johnson (Indiana, 1940) y su hermano Roger comenzaron una cruzada contra el aprendizaje competitivo e individualista que imperaba en las escuelas de Estados Unidos. Su objetivo era dar la vuelta a la creencia de que solo los más aptos sobreviven y demostrar que el aprendizaje cooperativo era la clave para encajar en la sociedad, encontrar un empleo en el futuro y saber sobreponerse a la ansiedad. Fundaron el Centro de Aprendizaje Cooperativo de la Universidad de Minnesota y desde entonces han publicado más de 100 investigaciones y han formado a más de un millón de profesores de diferentes partes del mundo. Hoy tienen centros formativos en Shanghái, Japón, Noruega o España, donde se enseña una metodología desarrollada por ellos y construida sobre cinco pilares.

Considerados los padres del aprendizaje cooperativo, los hermanos Johnson fueron los primeros en recopilar y contrastar más de 550 estudios publicados sobre el tema desde 1898 para elaborar después sus propias investigaciones, un trabajo por el que han recibido más de una decena de premios, entre ellos el Brock International Prize for Education en 2007, concedido por la Universidad de Oklahoma.

David Johson, profesor de Psicología Educacional en la Universidad de Minnesota, contestó a las preguntas de este diario en el I Congreso de Innovación Educativa celebrado hace dos semanas en Zaragoza y organizado por el Gobierno de Aragón, un foro de dos días al que acudieron 1.400 profesores para intercambiar experiencias sobre las últimas metodologías en el aula.

Pregunta. ¿Qué es el aprendizaje cooperativo y por qué se debería usar en las escuelas?

Respuesta. Mucha gente tiene una idea equivocada. Juntar a personas en la misma habitación, sentarlas en círculo y decirles que son un grupo no quiere decir que vayan a cooperar de forma efectiva. Es necesario que se den cinco elementos esenciales que son los que integran nuestra metodología. El más importante es la interdependencia positiva, que implica que todos los integrantes del grupo perciban que el éxito individual no se dará si no triunfan todos. Si uno falla, todos pierden. La clave es entender que los esfuerzos individuales no serán en beneficio propio, sino del grupo. Este método de trabajo consigue que las personas se preocupen por el éxito de los demás, un elemento básico para la convivencia. Si las escuelas promueven la cultura de ser el número uno, a la vez están animando a esos mismos alumnos a desalentar y obstruir los esfuerzos de los otros. En las competiciones solo ganan unos pocos.

P. Sus estudios han demostrado que la competitividad entre alumnos no mejora los resultados académicos. ¿Por qué sigue instalado ese sistema en las escuelas?

R. A mediados de los sesenta cuando Roger y yo comenzamos a interesarnos por el tema, la competitividad y el individualismo dominaban los sistemas de enseñanza en primaria, secundaria y en la Universidad. Era el llamado darwinismo social, que consiste en aplicar la teoría de la evolución de Darwin al campo educativo: los estudiantes tienen que aprender a sobrevivir en un mundo en el que unos se comen a otros y solo los más aptos sobreviven. En ese momento, el aprendizaje cooperativo era relativamente desconocido e ignorado por los educadores. Afortunadamente, hoy es una de las metodologías escogidas en todos los niveles educativos. Es muy raro encontrar a un profesor que no conozca este tipo de aprendizaje.

P. ¿Cuál es el principal problema que se da en las aulas?

R. Se ignora completamente la interacción entre los estudiantes. Los programas de formación del profesorado destinan la mayor parte del tiempo a enseñar a los docentes a lidiar con los alumnos y les muestran cómo deben reaccionar a los materiales de clase. Sin embargo, la interacción entre los alumnos es esencial y dice mucho de cómo aprenderán o de cuánta autoestima serán capaces de adquirir. No tiene sentido que los estudiantes compitan entre ellos para ver quién saca un sobresaliente y se sitúa por encima de los demás. Ese modelo ha caducado y hasta las empresas tecnológicas como IBM contratan a los que saben trabajar en grupo. A principios de los 2000 una investigación de una consultora señaló que el principal motivo por el que los estadounidenses dejan su trabajo es la falta de habilidades sociales de su jefe. El individualismo ya no vale.

P. ¿Por qué se les considera los padres del aprendizaje cooperativo? ¿Qué han aportado que no hicieran las investigaciones previas?

R. Se nos puede considerar los pioneros del aprendizaje cooperativo de la edad moderna, pero antes de nosotros hubo decenas de autores. El filósofo romano Séneca abogaba por este tipo de aprendizaje con afirmaciones como Qui docet discet, que quiere decir que el que enseña aprende dos veces. En el movimiento por la escuela pública de los Estados Unidos de comienzos del siglo XIX también hubo una fuerte defensa de esta corriente. No es algo nuevo. El hecho de enfrentarse a puntos de vista opuestos genera incertidumbre y conduce a la persona a buscar más información  para conseguir una conclusión más refinada y razonada. Además, nuestros estudios demuestran que el alumno debe reestructurar la información para retenerla en la memoria y una forma de lograrlo es explicar algo en voz alta a un tercero.

P. De sus estudios se desprende que el aprendizaje cooperativo exige más esfuerzo y pese a ello resulta más atractivo para los estudiantes.

R. Los beneficios se pueden dividir en tres grandes grupos: un mayor esfuerzo para el logro, una mejora de las relaciones interpersonales y también de la salud psicológica. El cooperativo es más complejo que el individualista porque el alumno tiene que conectar al mismo tiempo con la tarea que debe realizar y con el grupo. Los miembros del equipo tienen que aprender a liderar, a decantarse por un punto de vista, a comunicar o a manejar los conflictos. Nuestras investigaciones demuestran que trabajan más duro cuando lo hacen en grupo que en solitario. Aumenta la retención de información, tienen mayor capacidad para desarrollar argumentos, mayor motivación para seguir aprendiendo después de clase y mejores estrategias para la resolución de problemas.

P. Parece que los estudiantes que cooperan saben manejar mejor su carácter y tienen mayor resistencia a la ansiedad. ¿Por qué?

R. Cada vez que dos estudiantes trabajan juntos, la relación cambia: se entienden mejor, se aceptan y se apoyan mutuamente tanto en lo académico como en lo personal. Cuando no compiten, mejora su salud mental; ganan autoestima y mejora su habilidad para lidiar con el estrés. El grado de vinculación emocional entre los estudiantes tiene un profundo efecto en su comportamiento en el aula. Cuanto más positiva es esa relación, menores son las tasas de absentismo y de abandono. El sentimiento de responsabilidad sobre el grupo incentiva las ganas de emprender proyectos de mayor dificultad y mejora la motivación y la persistencia para alcanzar una meta conjunta. El grupo se siente unido frente a ataques externos o críticas y crece el compromiso por el crecimiento personal y académico del resto de miembros del equipo. Los niños que requieren tratamiento psicológico suelen tener menos amigos y sus amistades son menos estables a largo plazo. La esencia de la salud psicológica es la habilidad de construir, mantener y modificar las relaciones con los demás para conseguir determinados objetivos. Los que no son capaces de gestionarlo suelen presentar mayores niveles de ansiedad, depresión, frustración y sentimientos de soledad. Son menos productivos y más inefectivos en combatir la adversidad.

Imagen: El país

Fuente: http://www.eligeeducar.cl/los-alumnos-no-compiten-tienen-una-mejor-salud-mental

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Ángels Domingo: “Novedad e innovación no son lo mismo”

España / 15 de abril de 2018 / Autor: Andrea Giraldez / Fuente: Educación 3.0

La innovación es algo deseable en todos los ámbitos, entre ellos la educación. Sin embargo, desde hace algún tiempo la cantidad de propuestas parece haberse multiplicado a un ritmo tan vertiginoso que difícilmente hay tiempo y espacio para la reflexión.  Gamificación, flipped learning, aprendizaje basado en proyectos, aprendizaje servicio, design thinking, aprendizaje cooperativo, aprendizaje basado en problemas o aprendizaje basado en el pensamiento son algunas de las metodologías que integran un largo listado.

¿Es posible y positivo intentar probar con todas ellas? Y si lo fuese, ¿esto supondría una verdadera innovación? ¿No estamos cambiando mucho para no cambiar nada? ¿No sería más útil detenernos a pensar en qué y para qué queremos cambiar, y luego decidir el cómo? Estoy convencida de que la reflexión es necesaria y por ello, para responder a algunas de estas preguntas, invité a alguien que sabe mucho sobre este tema, Ángels Domingo, fundadora y directora de la Plataforma Internacional Práctica Reflexiva. Sus ideas seguramente podrán ayudarnos a repensar el tema de la innovación.

Eres una de las pocas personas especialista en Práctica Reflexiva (PR). ¿En qué consiste?

Àngels Domingo
Àngels Domingo es fundadora y directora de la Plataforma Internacional Práctica Reflexiva

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La PR es un modelo de aprendizaje profesional cuyos elementos de partida son principalmente las experiencias de la persona en su contexto profesional y la reflexión sistemática sobre su práctica para mejorarla.

¿Por qué es importante para los docentes?

Porque la experiencia es una fuente potentísima de conocimiento profesional y el exclusivo conocimiento teórico nos haría incompetentes para esta profesión de alta complejidad. Es una propuesta de formación permanente en el escenario profesional, extraordinariamente asequible a todos los maestros que están comprometidos con la mejora constante de su práctica educativa.

En los últimos años, hemos asistido a metodologías que prometen ser la solución a todos los problemas educativos. ¿Cuál es su opinión al respecto?

«Confundimos modelo pedagógico con metodologías docentes»

Confundimos modelo pedagógico con metodologías docentes; el modelo deja autonomía metodológica para que el profesor decida qué hacer en cada momento. En cambio, las metodologías que deciden otros son itinerarios rígidos que no siempre se adecuan al docente o a los alumnos. El marketing educativo ‘vende’ metodologías para ganar clientes, es decir, matrículas. Paradójicamente, el modelo pedagógico de una institución es lo que otorga valor y diferenciación en el modo de plantear el aprendizaje y la formación de los estudiantes.

¿Son realmente ‘nuevas’ estas metodologías?

Esta pregunta me permite comentar una de mis inquietudes como formadora de docentes. Hay que reconceptualizar el término innovación. Novedad e innovación no es lo mismo. He aquí unos cuantos ejemplos.

En primer lugar, innovar no es hacer cosas nuevas. Es hacer algo de una manera distinta a como solemos hacerlo, sea esto que hacemos algo nuevo o algo tan antiguo como el método socrático de la escuela griega de antes de Cristo.

«Hay que reconceptualizar el término innovación. Novedad e innovación no es lo mismo»

En segundo lugar, yo puedo innovar en mi aula utilizando la clase-paseo del gran legado de Freinet en el siglo pasado. ¿La clase-paseo es algo nuevo? ¡No! ¿Es innovación utilizar la clase-paseo freinetiana para una unidad didáctica en una escuela urbana del siglo XXI? Sí.

¿Es mejor maestro el que usa constantemente las llamadas metodologías innovadoras y si son varias mejor?

No. El mejor maestro es el que lograr generar aprendizaje en sus alumnos dentro y fuera del aula. No importa tanto qué medios utilice sino que logre el fin y se muestre competente cuando enseña. A mi entender, el mejor maestro es aquel que tiene un perfil creativo, siendo capaz de diseñar a medida y en contexto procesos de aprendizaje para adaptarlos y lograr el objetivo principal: que el aprendizaje se produzca.

¿Qué supone ser un profesor innovador en el siglo XXI?

No llevar el piloto automático puesto en clase y aprender a desaprender.

¿Por qué los docentes deberían desarrollar su competencia reflexiva?

Respondo glosando un sabio pensamiento de Confucio: “Aprender sin reflexionar es malgastar energía”.

¿Cómo podrían desarrollarla?

Existen distintas modalidades como la reflexión sistemática individual, la práctica reflexiva grupal y colaborativa, los métodos, y los modelos y herramientas para una reflexión sobre la práctica. En definitiva, se desarrolla cuando intencionadamente el docente decide integrar la reflexión sistemática sobre su práctica como sistema de desarrollo profesional.

¿Qué propones para iniciarse en la práctica reflexiva como metodología formativa?

Dos de los modelos que mayor efectividad formativa han demostrado en contextos de formación docente de diferentes países son el Método R5 de Práctica Reflexiva y El Modelo ATOM para indagar sobre la propia práctica docente. En la web que da soporte a la Plataforma Internacional Práctica Reflexiva están disponibles y son de descarga gratuita.

Fuente de la Entrevista:

Ángels Domingo: “Novedad e innovación no son lo mismo”

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España: Jornadas educativas de innovación, participación y ecología

España/27 de Noviembre de 2017/Este de Madrid

El mayor evento educativo de la localidad se celebrará durante los días 28 y 29 de noviembre en el salón de actos de la Escuela Municipal de Música.
 
El Ayuntamiento de Pinto, a través de la Concejalía de Educación, e impulsada por la iniciativa de Presupuestos Participativos, organiza las Jornadas Educativas de Innovación, Participación y Ecología. El objetivo de las mismas es crear un espacio de reflexión y de intercambio de experiencias educativas innovadoras para toda la Comunidad Educativa de Pinto (docentes y familias). Se realizarán distintas actividades durante los días 28 y 29 de noviembre en el Salón de Actos de la Escuela de Música de Pinto (calle Francisco Bores, s/n).

Las actividades que forman parte del programa son:
.- MARTES 28 DE NOVIEMBRE: Seguridad y Responsabilidad en Internet desde Familia y Escuela 16:30: Acto de Inauguración
16:45 a 20:00: Mesa redonda en la que se tratarán los temas:
“Las Tecnologías de la Información como Herramienta Educativa”. Ponente: Jorge Flores Fernández, Fundador y Director de Pantallas Amigas.
“Riesgos y Responsabilidades en la Red”. Ponente: Héctor Galindo Olmos, Plan Director y Guardia Civil “Cómo Ciberproteger desde la Familia y la Escuela”. Ponente: Estrella González. Cibercooperante de INCIBE (Instituto Nacional de Ciberseguridad de España).
.- MIÉRCOLES 29 DE NOVIEMBRE: Experiencias y Buenas Prácticas Educativas
16:30: Mesa redonda en la que se abordarán temas como:
“Metodología Monstessori en la Primera Etapa”. Ponente: María Giménez, Guía Montessori y Directora pedagógica del Colegio Montessori Village La Moraleja.
“Aprendizaje Cooperativo”. Ponente: Javier Pariente, Director del CEIPSO Maestro Rodrigo de Aranjuez.
“Flipped Clasroom y Gammificación”. Ponente: Carlos Represa, Director de Proyectos en la Fundación BIAS
“Participación de padres y madres en el Centro Educativo, Cauces y Funciones”. Ponente: Camilo Jené,
Presidente de la FAPA Giner de los Ríos.

Los más pequeños podrán realizar talleres ecológicos en la Ecoludoteca que permanecerá abierta durante el horario de las Jornadas y será totalmente gratuita. Es imprescindible realizar una inscripción previa para participar en las Jornadas y el servicio de Ecoludoteca en: educacion@ayto-pinto.es, Concejalía de Educación (calle Italia, 6) o en el 91 248 38 07.

Fuente: http://www.estedemadrid.com/noticia/48858/pinto/jornadas-educativas-de-innovacion-participacion-y-ecologia-.html
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«El sistema educativo actual ya no vale, le sobra rigidez y le falta creatividad»

España / 8 de octubre de 2017  / Autor: Claudia Darder / Fuente: Diario de Mallorca

El Club de este diario acogió ayer un debate sobre educación en el que los ponentes coincidieron en que hay un movimiento fuerte que intenta renovar la manera de enseñar de las escuelas tradicionales 

´¿Qué le falta y qué le sobra al sistema educativo?´. Intentar dar respuesta a esta pregunta fue lo que reunió ayer en el Club Diario de Mallorca a cerca de 50 personas para escuchar a Antonio Tarabini, sociólogo y presidente de Gadeso, Rafael Barea, director del colegio Ágora Portals, Virginia Creixell, directora de La Akademia y Guillem Ferrer, director de Fundació Educació per la vida.

Barea fue directo: «al sistema educativo le sobra rigidez y le falta creatividad». Le sobra rigidez, dijo, porque «establece exactamente lo que hay que hacer». Y no solo es que le falte creatividad sino que «la mata», porque «todos tienen que hacer lo mismo y de la misma forma, y así se mata la posibilidad de expresión de los pequeños». Según él, «el sistema educativo actual se preocupa mucho en dar conocimientos cuando lo que le falta es enseñar a desarrollar habilidades, como el saberse expresar».

Barea no era el único de la mesa que pensaba de esta forma. Antonio Tarabini, se mostró y declaró «muy crítico» con el sistema educativo actual, pues para él no educa a las niñas y los niños «para el mundo de hoy». Un mundo donde todo es muy diferente a cuando él era joven. «Alemania ahora está aquí al lado», decía bromeando para explicar que la gente hoy en día se mueve mucho más y, por tanto, en los colegios se tendría que formar a gente «con la mente abierta, con capacidad de adaptación. Pero esto no pasa». Por eso, continuó, «hay que obligar al sistema a cambiar.»

Los cambios, sin embargo y aunque no lo parezca, están llegando. Están pasando en este mismo momento. Lo dijo esperanzado Guillem Ferrer, cuando explicaba la cantidad de gente que se interesa por el encuentro anual de Pollença que organiza la ´Fundació Educació per la vida´. Según Ferrer, se está creando poco a poco una «comunidad de aprendizaje», gente con las mismas inquietudes y que también ha asumido que el sistema educativo actual no nos vale.

Ferrer se sinceró con la sala, sin miedo alguno, y explicó que antes de llegar había estado escuchando la naturaleza. Allí, el entorno le dijo «que no tenía ningún sentido ganarle al mundo y perder el alma. Es un absurdo». Para él, esto significa que «esta educación actual dirigida solamente a la cabeza, a este pensamiento que nos hace ser consumidores y no creadores, ya está agotado». Hay que empezar, entonces, a educar el alma, empezar a «ser», porque, afirmó Ferrer, «primero tenemos que ser y luego hacer».

También la directora de La Akademia consideró que el sistema actual ha variado poco en forma y métodos desde la era industrial, que «ya es historia, y por eso la educación basada en la de esa era ya no nos sirve». Creixell, presentó a grosso modo el cambio de paradigma educativo con el que trabajan en La Akademia, el proyecto altruista donde a partir de cursos intentan enseñar a los jóvenes a educar su parte emocional, «a fortalecer su confianza, o a potenciar su autoestima».

Creixell se situó en la misma línea que Ferrer al considerar que «hay movimiento» y en que «tenemos que ser positivos, porque cada vez hay más gente interesada en enseñar creatividad».

Planteamiento distinto

Una de las propuestas que, por ejemplo, el director de Àgora Portals plantea de manera diferente, es la manera de sentar los alumnos en una clase. «En muchas de nuestras clases los alumnos se sientan de cuatro en cuatro y trabajan por grupos o por equipos». Esto se llama, según Barea, «aprendizaje cooperativo», de manera que los niños no solo colaboran, sino que cooperan, aportando cada uno algo diferente. Una de las cosas que no ha conseguido pero no se cansa de intentar encontrar la fórmula, es incluir en el aprendizaje el mindfulness, una práctica para enseñar a los jóvenes a relajarse y a meditar. «A escucharse».

Para Guillem Ferrer, es importante el hecho de «salir del aula». «Enseñarles lo que es el bosque en el mismo bosque». A veces no se hacen cosas por miedo a no saber si funcionarán. Ferrer lo tiene claro: «Esta es una de las claves: tenemos que hacer una transición del miedo a la confianza, porque el miego nos hace rígidos y nos impide actuar, y el activismo es lo que nos hace diferentes y creativos, es la renta que hay que pagar para vivir en este mundo».

Fuente de la Reseña:

http://www.diariodemallorca.es/mallorca/2017/10/05/sistema-educativo-actual-vale-le/1253118.html

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«Los alumnos que no compiten tienen una mejor salud mental»

Estados Unidos / 8 de octubre de 2017 / Autor: Ana Torres Menárguez / Fuente: El País

En los años 60 David Johnson (Indiana, 1940) y su hermano Roger comenzaron una cruzada contra el aprendizaje competitivo e individualista que imperaba en las escuelas de Estados Unidos. Su objetivo era dar la vuelta a la creencia de que solo los más aptos sobreviven y demostrar que el aprendizaje cooperativo era la clave para encajar en la sociedad, encontrar un empleo en el futuro y saber sobreponerse a la ansiedad. Fundaron el Centro de Aprendizaje Cooperativo de la Universidad de Minnesota y desde entonces han publicado más de 100 investigaciones y han formado a más de un millón de profesores de diferentes partes del mundo. Hoy tienen centros formativos en Shanghái, Japón, Noruega o España, donde se enseña una metodología desarrollada por ellos y construida sobre cinco pilares. 

Considerados los padres del aprendizaje cooperativo, los hermanos Johnson fueron los primeros en recopilar y contrastar más de 550 estudios publicados sobre el tema desde 1898 para elaborar después sus propias investigaciones, un trabajo por el que han recibido más de una decena de premios, entre ellos el Brock International Prize for Education en 2007, concedido por la Universidad de Oklahoma.

David Johson, profesor de Psicología Educacional en la Universidad de Minnesota, contestó a las preguntas de este diario en el I Congreso de Innovación Educativa celebrado hace dos semanas en Zaragoza y organizado por el Gobierno de Aragón, un foro de dos días al que acudieron 1.400 profesores para intercambiar experiencias sobre las últimas metodologías en el aula.

Pregunta. ¿Qué es el aprendizaje cooperativo y por qué se debería usar en las escuelas?

Respuesta. Mucha gente tiene una idea equivocada. Juntar a personas en la misma habitación, sentarlas en círculo y decirles que son un grupo no quiere decir que vayan a cooperar de forma efectiva. Es necesario que se den cinco elementos esenciales que son los que integran nuestra metodología. El más importante es la interdependencia positiva, que implica que todos los integrantes del grupo perciban que el éxito individual no se dará si no triunfan todos. Si uno falla, todos pierden. La clave es entender que los esfuerzos individuales no serán en beneficio propio, sino del grupo. Este método de trabajo consigue que las personas se preocupen por el éxito de los demás, un elemento básico para la convivencia. Si las escuelas promueven la cultura de ser el número uno, a la vez están animando a esos mismos alumnos a desalentar y obstruir los esfuerzos de los otros. En las competiciones solo ganan unos pocos.

P. Sus estudios han demostrado que la competitividad entre alumnos no mejora los resultados académicos. ¿Por qué sigue instalado ese sistema en las escuelas?

R. A mediados de los sesenta cuando Roger y yo comenzamos a interesarnos por el tema, la competitividad y el individualismo dominaban los sistemas de enseñanza en primaria, secundaria y en la Universidad. Era el llamado darwinismo social, que consiste en aplicar la teoría de la evolución de Darwin al campo educativo: los estudiantes tienen que aprender a sobrevivir en un mundo en el que unos se comen a otros y solo los más aptos sobreviven. En ese momento, el aprendizaje cooperativo era relativamente desconocido e ignorado por los educadores. Afortunadamente, hoy es una de las metodologías escogidas en todos los niveles educativos. Es muy raro encontrar a un profesor que no conozca este tipo de aprendizaje.

P. ¿Cuál es el principal problema que se da en las aulas?

R. Se ignora completamente la interacción entre los estudiantes. Los programas de formación del profesorado destinan la mayor parte del tiempo a enseñar a los docentes a lidiar con los alumnos y les muestran cómo deben reaccionar a los materiales de clase. Sin embargo, la interacción entre los alumnos es esencial y dice mucho de cómo aprenderán o de cuánta autoestima serán capaces de adquirir. No tiene sentido que los estudiantes compitan entre ellos para ver quién saca un sobresaliente y se sitúa por encima de los demás. Ese modelo ha caducado y hasta las empresas tecnológicas como IBM contratan a los que saben trabajar en grupo. A principios de los 2000 una investigación de una consultora señaló que el principal motivo por el que los estadounidenses dejan su trabajo es la falta de habilidades sociales de su jefe. El individualismo ya no vale.

P. ¿Por qué se les considera los padres del aprendizaje cooperativo? ¿Qué han aportado que no hicieran las investigaciones previas?

R. Se nos puede considerar los pioneros del aprendizaje cooperativo de la edad moderna, pero antes de nosotros hubo decenas de autores. El filósofo romano Séneca abogaba por este tipo de aprendizaje con afirmaciones como Qui docet discet, que quiere decir que el que enseña aprende dos veces. En el movimiento por la escuela pública de los Estados Unidos de comienzos del siglo XIX también hubo una fuerte defensa de esta corriente. No es algo nuevo. El hecho de enfrentarse a puntos de vista opuestos genera incertidumbre y conduce a la persona a buscar más información para conseguir una conclusión más refinada y razonada. Además, nuestros estudios demuestran que el alumno debe reestructurar la información para retenerla en la memoria y una forma de lograrlo es explicar algo en voz alta a un tercero.

P. De sus estudios se desprende que el aprendizaje cooperativo exige más esfuerzo y pese a ello resulta más atractivo para los estudiantes.

R. Los beneficios se pueden dividir en tres grandes grupos: un mayor esfuerzo para el logro, una mejora de las relaciones interpersonales y también de la salud psicológica. El cooperativo es más complejo que el individualista porque el alumno tiene que conectar al mismo tiempo con la tarea que debe realizar y con el grupo. Los miembros del equipo tienen que aprender a liderar, a decantarse por un punto de vista, a comunicar o a manejar los conflictos. Nuestras investigaciones demuestran que trabajan más duro cuando lo hacen en grupo que en solitario. Aumenta la retención de información, tienen mayor capacidad para desarrollar argumentos, mayor motivación para seguir aprendiendo después de clase y mejores estrategias para la resolución de problemas.

P. Parece que los estudiantes que cooperan saben manejar mejor su carácter y tienen mayor resistencia a la ansiedad. ¿Por qué?

R. Cada vez que dos estudiantes trabajan juntos, la relación cambia: se entienden mejor, se aceptan y se apoyan mutuamente tanto en lo académico como en lo personal. Cuando no compiten, mejora su salud mental; ganan autoestima y mejora su habilidad para lidiar con el estrés. El grado de vinculación emocional entre los estudiantes tiene un profundo efecto en su comportamiento en el aula. Cuanto más positiva es esa relación, menores son las tasas de absentismo y de abandono. El sentimiento de responsabilidad sobre el grupo incentiva las ganas de emprender proyectos de mayor dificultad y mejora la motivación y la persistencia para alcanzar una meta conjunta. El grupo se siente unido frente a ataques externos o críticas y crece el compromiso por el crecimiento personal y académico del resto de miembros del equipo. Los niños que requieren tratamiento psicológico suelen tener menos amigos y sus amistades son menos estables a largo plazo. La esencia de la salud psicológica es la habilidad de construir, mantener y modificar las relaciones con los demás para conseguir determinados objetivos. Los que no son capaces de gestionarlo suelen presentar mayores niveles de ansiedad, depresión, frustración y sentimientos de soledad. Son menos productivos y más inefectivos en combatir la adversidad.

Fuente de la Entrevista:

https://elpais.com/economia/2017/10/02/actualidad/1506942650_496359.html

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En el aprendizaje cooperativo la diversidad es un valor añadido, en el aprendizaje tradicional, un problema

De Juan Domingo Farnos

Con el fin de crear un entorno en el que el aprendizaje cooperativo puede tener lugar, tres cosas son necesarias. En primer lugar, los estudiantes necesitan sentirse seguros, pero también cuestionado. En segundo lugar, los grupos deben ser lo suficientemente pequeño que todo el mundo puede contribuir. En tercer lugar, los estudiantes trabajan juntos en tareas deben estar claramente definidas. Las técnicas de aprendizaje cooperativo y colaborativo que aquí se presenta debe ayudar a que esto sea posible para los maestros.

Además, en pequeños grupos de aprendizaje cooperativo proporcionar un lugar donde:

-los alumnos participan activamente;

-los maestros se conviertan en aprendices a veces, y enseñar a los alumnos a veces;

-el respeto se da a cada miembro;

-proyectos de interés y las preguntas y desafiar a los estudiantes;

-se celebra la diversidad, y todas las contribuciones son valoradas;

-los alumnos aprenden técnicas para resolver los conflictos que puedan surgir;

-los miembros recurren a su experiencia pasada y al conocimiento;

-los objetivos están claramente identificados y se utiliza como una guía;

-las herramientas de investigación tales como el acceso a Internet están disponibles;

-los estudiantes se invierten en su propio aprendizaje y son los RESPONSABLES del mismo (cambio de roles)

El aprendizaje cooperativo tiene lugar cuando los estudiantes trabajan juntos en el mismo lugar en un proyecto estructurado en un pequeño grupo. Los grupos de habilidades mixtas pueden ser especialmente útiles para los estudiantes en el desarrollo de sus habilidades sociales.

Las habilidades necesarias para trabajar juntos en grupos son muy distintas de las utilizadas para tener éxito en escribir un artículo por su cuenta o completar la mayoría de las tareas o asignaciones de «asiento». En un mundo donde ser un «jugador de equipo» es a menudo una parte clave del éxito empresarial, el aprendizaje cooperativo es una herramienta muy útil y relevante.

Debido a que es sólo uno de un conjunto de herramientas, sin embargo, se puede integrar fácilmente en una clase que utiliza múltiples enfoques. Para algunas tareas el trabajo individual puede ser más eficiente, mientras que para otros los grupos cooperativos funcionan mejor.

Los críticos del aprendizaje en grupos pequeños a menudo apuntan a problemas relacionados con objetivos vagos y pobres expectativas de rendición de cuentas. El trabajo en grupos pequeños, afirman algunos, es una evitación de la enseñanza. Según estos críticos, la división de la clase en pequeños grupos permite al profesor escapar de la responsabilidad.

Vicki Randall (1999), quien ha enseñado a estudiantes de primaria, secundaria y universitaria, advierte contra el abuso y uso excesivo del trabajo grupal. Según Randall, los muchos beneficios del aprendizaje cooperativo a veces nos ocultan sus desventajas. Ella identifica las siguientes prácticas como debilidades comunes:

Hacer que los miembros del grupo sean responsables por el aprendizaje de cada uno. Esto puede suponer una carga demasiado pesada para algunos estudiantes. En los grupos de habilidad mixta, el resultado es a menudo que los estudiantes más fuertes son dejados para enseñar a los estudiantes más débiles y hacer la mayor parte del trabajo.

Fomentar sólo el pensamiento de nivel inferior e ignorar las estrategias necesarias para la inclusión del pensamiento crítico o de nivel superior. En grupos pequeños, a veces sólo hay tiempo suficiente para centrarse en la tarea en su nivel más básico.

Las recomendaciones de los defensores del aprendizaje cooperativo para abordar los temas que plantean los críticos incluyen:

1. . Asegurándose de identificar preguntas claras desde el principio y mostrar cómo estas preguntas se relacionan con los intereses y habilidades de los estudiantes y los objetivos de la enseñanza;
2. . Resolver los conflictos de grupos pequeños tan pronto como se presenten y mostrar a los estudiantes cómo prevenir problemas en el futuro;
3. . La creación de rúbricas 1 al comienzo de cualquier tarea y su uso para guiar el proceso de aprendizaje y para evaluar el trabajo final;
4. . Ayudar a los estudiantes a reflexionar sobre su progreso de manera regular;
5. . Esperando la excelencia de todos los estudiantes y dándoles a conocer que usted cree en ellos y su capacidad para producir un trabajo excelente.

En el aprendizaje cooperativo la diversidad es un valor añadido, en el aprendizaje tradicional, un problema.

Fuente: https://www.facebook.com/juandon/posts/10214167871577173

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